LAS CONTRIBUICIONES DE HUMBERTO MATURANA...

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1 LAS CONTRIBUICIONES DE HUMBERTO MATURANA PARA LA PSICOLOGÍA CLÍNICA: el terapeuta como co-constructor de significados Maria Clara Carneiro Santiago Belo Horizonte, Brasil Diciembre/2013

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LAS CONTRIBUICIONES DE HUMBERTO MATURANA PARA LA PSICOLOGÍA

CLÍNICA: el terapeuta como co-constructor de significados

Maria Clara Carneiro Santiago

Belo Horizonte, Brasil

Diciembre/2013

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A mis clientes, - hoy y mañana – con cariño

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AGRADECIMIENTOS

A la Escuela Matríztica de Santiago, por la viabilidad del encuentro con Humberto

Maturana, por la oportunidad de un rico aprendizaje y por el interés de publicar este

trabajo.

Al Dr. Humberto Maturana, por la preciosidad de su obra, que genera en mí

grandes reflexiones.

A la profesora Paula Bedran (Pontificia Universidad Católica de Minas Gerais),

por su postura muy atenta acompañándome en este trabajo y por saber ser maestra y

amiga.

A mis clientes, que me enseñan, todos los días, el verdadero significado de este

oficio.

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Uno sólo puede vivir cerca unos de otros, y conocer a otra persona, sin el peligro de odio, si

tenemos amor. Cualquier amor que ya es un poco de salud, una ruptura en la locura.

(Guimarães Rosa, 1993)

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RESUMEN

Esta es una investigación sobre la obra de Humberto Maturana, creador de la biología del

conocer, el cual, a través de sus supuestos, propone espacios de reflexión que también se

denominan por el autor como Matriz-Biológico cultural de la existencia humana. Se

presenta cuestiones fundamentales establecidas por Maturana para estudiar los orígenes

del ser humano : la noción de autopoiesis ; nuestro operar en el lenguaje ; distinciones

como las operaciones que constituyen la realidad, las emociones como configuraciones

que fluyen en la dinámica de nuestra vida , el amor como una emoción básica del humano,

las culturas como redes de conversaciones . Desde el panorama de la teoría de Maturana,

buscamos identificar las contribuciones del autor para la práctica del psicólogo clínico,

teniendo en cuenta la imposibilidad de distanciamiento del observador que observa el

sistema y no se puede escapar de su auto-referencia. Por lo tanto, pone de relieve la

condición de co - constructor de la terapeuta en el sistema terapéutico. Con este texto,

tenemos la intención de permitir la comprensión acerca de la perspectiva ofrecida por

Maturana y algunas formas de pensar, a partir de esta, sobre el hacer del terapeuta.

Creemos que este entendimiento se produce de manera efectiva en la medida de nuestra

voluntad de poner la mirada en el origen en conocimiento de nuestro funcionamiento

como seres humanos vivientes.

Palabras clave: Humberto Maturana. Biología del conocer. Auto-referencia. Co-

construcción. Terapeuta.

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ABSTRACTO

1 INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………7

2 LA TEORÍA NUEVO-PARADIGMÁTICA DE HUMEBRTO MATURANA: LA

BÚSQUEDA DE LA COMPRENSIÓN DEL VIVIR HUMANO………………….10

3 LA BIOLOGÍA DEL CONONER DE HUMBERTO MATURANA Y LAS

RESONANCIAS EN LA TERAPIA SISTÉMICA…………………………………..20

4 CONCUSIÓN……………………………………………………………………......31

REFERENCIAS…………………………………………………………………….…34

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1 INTRODUCCIÓN

Este trabajo es el resultado de una fuerte atracción por la teoría de Humberto

Maturana, biólogo contemporáneo, quien, en sus estudios, trata de comprender la vida

humana, teniendo en cuenta el papel del individuo en la creación de su propia realidad.

Su desarrollo realimentó particular interés en la práctica del psicólogo clínico, ya que

permitió una rica articulación de las ideas de este autor y varias preguntas que la práctica

en este campo plantea.

Aunque la obra de Humberto Maturana sea considerada una importante

contribución al desarrollo de la gran revolución paradigmática iniciada en el siglo pasado,

no podíamos dejar de notar la falta de literatura sobre la conexión de los supuestos

inauguradas por el autor con la psicoterapia y, más específicamente, con el papel del

terapeuta y las posibilidades de conocimiento del mismo acerca del sistema terapéutico.

Las ideas de Maturana son subsidios con el fin de reflexionar sobre nuestra vida

en una cultura, lo que permite una mejora de nuestros hechos, como seres humanos,

insertos en un contexto particular. En este sentido, la práctica clínica es considerada como

un hacer del psicólogo y, por lo tanto, es necesario analizar sus múltiples cruces. Así,

frente a la poca literatura teórica sobre la práctica terapéutica articulada a la Biología del

Conocer - el nombre dado al conjunto de los conceptos presentados por Maturana - surge

una inquietud: ¿cómo pensar la práctica clínica y el papel del terapeuta? El tema

presentado contrasta con una práctica clínica en que poco se cuestiona a respecto de la

consideración del terapeuta como participante y colaborador en el sistema en el cual

opera. Esto va en dirección a lo que nos proponemos en este estudio: reflexionar la

práctica del terapeuta inspirada en las ideas de Maturana.

Desde una revisión bibliográfica de la obra de Humberto Maturana, nos damos

cuenta de que este autor elaboró la teoría de la biología del conocer, que revolucionó no

sólo la biología, sino también diversas áreas del conocimiento, mostrando la

inseparabilidad entre el vivir y el conocer, tan bien expresada en la siguiente declaración:

"Vivir es conocer " (MATURANA, VARELA 2001, p. 194.). Es a partir de la segunda

cibernética que la teoría de Maturana es impulsada y se convierte en importante subsidio

para futuros estudios dentro de los límites de la ciencia contemporánea. La propuesta de

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Maturana, en este contexto, revelase audaz, rompiendo viejos paradigmas de la ciencia

tradicional y concibiendo los seres vivos como sistemas cerrados a la información y

abiertos a los flujos energéticos, al considerar el carácter de auto-organización y auto –

referencia que presentan.

Pensando en esta nueva concepción de sistema, Maturana asume que lo que

observamos es siempre a partir de nosotros mismos, o sea, es imposible separar lo que

vemos de nuestra propia referencia, ya que " somos observadores o conocedores en el

observar, y al ser lo que somos, lo somos en el lenguaje. " (MATURANA, 2009, p. 37).

El autor, de este modo, también observa que, en el proceso de conocimiento, el lenguaje

es una herramienta esencial, ya que nuestras acciones están inscritas a tiempo completo

en las conversaciones que tenemos con el medio. Por lo tanto, los seres humanos están en

constante interacción con el contexto en que se encuentran, y el que resulta de esta

interacción es un encuentro estructural, desde lo cual nos convertimos en lo que somos, a

lo largo de nuestra vida, en congruencia con el medio, mientras que el medio es lo que es

en congruencia con nosotros. Para Maturana, la realidad emerge para nosotros con base

en nuestras distinciones, que se realizan de una manera particular, segundo la singularidad

de cada individuo.

La naturaleza subjetiva de las distinciones de un observador presupone la

coexistencia de múltiples realidades, desbancando a la verdad o la realidad universal. Por

lo tanto, el que Maturana aclara es la necesidad de co-construcción en el ámbito de la

convivencia de los seres vivos. Por consiguiente, nuestro campo de acción se ha diseñado

desde el respeto mutuo y la colaboración, que sólo son posibles a través de una emoción

fundadora: el amor. Esta emoción en particular es lo que nos permite considerar el otro,

en palabras de Maturana (2009), " un legítimo otro en la convivencia. "

En el primer capítulo , "La teoría nuevo paradigma de Humberto Maturana : la

búsqueda de la comprensión del vivir humano ", buscamos situar las ideas del autor dentro

de la consolidación histórico- conceptual del pensamiento sistémico contemporáneo,

mostrando como los conceptos de Maturana surgieron en este contexto , convirtiéndose

en los presupuestos importantes para una nueva práctica de la ciencia, impregnada por la

noción de " objetividad entre paréntesis ", concebida a partir de la consideración de una

nueva orden mundial que apunta a la condición de ser del hombre como una organización

autopoiética , que produce de modo continuo en sí misma . Además, se discuten los

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conceptos que subyacen en la Biología del Conocer, comprendiendo la forma que se

cruzan continuamente y como nos permiten comprender la vida humana, un tema central

estudiado por Maturana.

En el segundo capítulo – “La Biología del Conocer de Humberto Maturana y las

resonancias en la terapia sistémica” – presentamos las conexiones de la epistemología de

Maturana con la psicología clínica, evidenciando, así, las contribuciones del autor a la

práctica del terapeuta. Maturana, proponiendo una creencia en la imposibilidad de separar

el observador del sistema observado, cuestiona la posibilidad de un conocimiento objetivo

del hombre, inspirando a los terapeutas familiares que vienen a incorporar estas ideas a

las prácticas sistémicas , lo que resulta en cambios fundamentales, tanto en la distinción

de la función del terapeuta cuanto en la concepción de la terapia . Mony Elkaïm, estudioso

del campo de la terapia familiar, se interesa por las ideas de Maturana sobre la auto-

referencia y formula su teoría - utilizada como ilustración en este capítulo - dando lugar

al terapeuta en el sistema terapéutico. El análisis de estas intersecciones permite la

comprensión de la conversación en el espacio de la psicoterapia, admitiendo la co-

construcción de nuevos significados para el cliente.

En la conclusión, resaltamos la idea propuesta por Maturana de que nuestra vida

se produce en las interacciones con el medio para reafirmar la importancia del vínculo

entre el terapeuta y el cliente, teniendo en cuenta, por tanto, la psicoterapia como un

espacio de intersección y coexistencia de múltiples realidades. La psicoterapia es una

práctica que no renuncia a la auto-referencia del terapeuta, y sólo es posible en la

consideración de las resonancias terapeuta / cliente. También destacamos la importancia

de las emociones en la práctica del terapeuta, lo que implica en la validación de la

experiencia del otro (cliente) en una actitud de consideración de la legitimidad de cada

individuo, lo que nos concede una postura ética de responsabilidad con el aspecto de co–

construcción en nuestro trabajo.

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2 LA TEORÍA NUEVO-PARADIGMÁTICA DE HUMEBRTO MATURANA: LA

BÚSQUEDA DE LA COMPRENSIÓN DEL VIVIR HUMANO

En este capítulo vamos a tratar de presentar el paradigma científico en el que se

encuentran las ideas de Humberto Maturana, autor contemporáneo, neurobiólogo y

profesor del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias de la Universidad de

Chile. Su interés, como biólogo, se orienta a la comprensión del ser vivo y el

funcionamiento del sistema nervioso, que se extiende hasta el contexto social humano.

Es co -fundador y docente de la Escuela de Matríztica de Santiago - Chile donde trabaja

en el dinamismo de la Matriz-biológico cultural de la existencia humana. El objetivo de

este instituto es el de explicar las experiencias desde las experiencias, como un hacer

proprio del ser vivo humano en la (cultura), en un flujo en el entrelazar del lenguajear y

del emocionar. Su obra, inicialmente desarrollada junto al también biólogo Francisco

Varela, tiene por objeto aclarar los conceptos básicos que se relacionan con la

comprensión de la constitución de la realidad y la capacidad de conocimiento del hombre,

- Biología del Conocer - con el fin de lograr la noción de ser vivo. Por lo tanto, arrojar

luz sobre su obra es reflexionar sobre cuestiones como: " ¿Cómo conocemos el que

conocemos?”. Desde preocupaciones con respecto al origen de los comportamientos

humanos y la configuración del vivir alrededor de las circunstancias políticas,

económicas, culturales y familiares posibles, Maturana construye su teoría, basada

principalmente en el aspecto auto- constructivo del hombre como un ser viviente

individual consistente con las emociones que determinan su historia individual. Así, pues,

el autor encuentra suposiciones que buscan explicar fenómenos tales como la cognición

y el lenguaje, consciente de la complejidad de los sistemas vivos. Las ideas de Maturana

se toman como presupuestos del pensamiento sistémico, rompiendo con el paradigma

tradicional de la ciencia, como veremos.

La construcción teórica de Maturana se basa en una lógica coherente con el

paradigma de la ciencia contemporánea, desafiando los principios de la ciencia

tradicional. Por lo tanto, propone el avanzo de tres dimensiones epistemológicas:

simplicidad, estabilidad y objetividad.

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Si antes la práctica científica se alejó de la complejidad, decretando la simplicidad,

los avances contemporáneos en la ciencia nos permiten reconocer que la simplificación

oscurece las relaciones realmente existentes entre todos los fenómenos del universo.

Vasconcellos (2002) muestra que es esencial ver y hacer frente a la complejidad del

mundo en todos sus niveles, y añade:

Contextualizar es reintegrar el objeto en su contexto, o sea, es verlo en el

sistema. Y ampliando aún más el enfoque, poniendo el foco en las

interconexiones, vamos a ver este sistema reintegrado con otros sistemas,

vamos a ver una red de patrones interconectados, vamos a ver conexiones de

los ecosistemas, veremos redes de redes o sistemas de sistemas.

(VASCONCELLOS, 2002 p.112).

Ser coherente con el pensamiento sistémico nuevo- paradigmático, desde modo,

implica poner el foco en las relaciones de los elementos entre sí y con el entorno que les

rodea, ya que, como se ha dicho Rapizo (2002), la mente humana es una especie de

organización relacional: ella no puede ser comprendida adecuadamente separándose

artificialmente de los sistemas con los que interactúa.

La creencia en la estabilidad del mundo también fue superada por la consolidación

de la ciencia nueva - paradigmática. El paradigma emergente es entonces el da

inestabilidad: el reconocimiento de que el mundo está en proceso de convertirse.

(VASCONCELLOS, 2002, p. 101). Por lo tanto, no es posible, como previamente se

creía, para desarrollar una actitud científica en busca de certezas, incorporar la

irreversibilidad en las leyes fundamentales de la naturaleza. Al mismo tiempo, es

necesaria la revisión de las creencias en la previsibilidad y capacidad de control del

mundo.

Otro avance de la ciencia contemporánea se refiere a la distinción del presupuesto

de la intersubjetividad. La intersubjetividad en la constitución del conocimiento del

mundo permite reconocer que no existe un conocimiento independiente del observador.

En conformidad con Vasconcellos (2002), el conocimiento científico del mundo es una

construcción social, en los espacios de consenso para las diferentes asignaturas /

observadores. Como resultado, el sujeto coloca la objetividad entre paréntesis y funciona

asumiendo automáticamente el multi- versa. Por lo tanto, se asume múltiples versiones

de la realidad, de acuerdo con las operaciones de distinción de los observadores, que

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somos nosotros, los seres humanos, cuando nos encontramos en un intento de describir y

explicar algo. Con base en estos presupuestos, la ciencia empezó a cuestionar la

posibilidad de un conocimiento objetivo del mundo.

Estos hechos son parte de un proceso de complejidad en el campo científico,

destacando aquí la ruta tomada por la epistemología cibernética, de la ciencia clásica a la

ciencia contemporánea. Creada por el científico alemán Norbert Wiener en la década de

1940, la cibernética se define, conforme Rapizo (2002), como una rama del conocimiento

que se ocupa de la comunicación y del control, con énfasis en la información y la

interacción. “Afirmando que el propósito de la cibernética es desarrollar un lenguaje y

técnicas para abordar el problema de la comunicación y el control en general, Wiener

considera el mensaje como el elemento central, tanto en la comunicación cuanto en el

control. " (VASCONCELLOS, 2002, p. 217). Vasconcellos aún asocia el estudio de la

transmisión de mensajes a sistemas mecánicos, aclarando que la cibernética también se

definió como " la teoría de las máquinas. "

La cibernética se puede dividirse, de acuerdo con los presupuestos teóricos, en dos

momentos: la cibernética de primer orden y la cibernética de segunda orden. La

cibernética de primer orden no fue capaz de superar los presupuestos de la ciencia

tradicional, aunque se presenta como un gran avance en términos de paradigma el enfoque

científico sobre las relaciones y de haber incorporado la cuestión del reduccionismo que

descompone la totalidad en sus elementos. La cibernética de primer orden se mantuviera

determinista y objetivista, no siendo capaz de explicar satisfactoriamente como algunos

sistemas podrían organizarse desde eventos aleatorios o impredecibles. En cierto modo,

se basó en la noción de un mundo que busca un equilibrio estático y que cualquier cambio

debe ser evitado.

Debido, entonces, a los atolladeros teóricos identificados en la primera

cibernética, alcanzase una cibernética nuevo- paradigmático: la cibernética de segunda

orden. El contexto para el desarrollo de esta nueva cibernética es debido, en parte, a las

aportaciones procedentes de la neurobiología a través de Humberto Maturana, un autor

que ha puesto en duda los conocimientos necesarios al poner el foco de la ciencia en el

observador, siendo este el gran responsable por trazar la realidad como patrón recursivo

de las distinciones que hace. Por lo tanto, al proponer la ausencia de una realidad externa

al observador, abogando la idea de que la organización de la información es obtenida a

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través de él que observa, el autor arroja luz sobre el desarrollo de un pensamiento

sistémico nuevo-paradigmático. Vasconcellos, al estudiar las contribuciones de Maturana

para la ciencia contemporánea, presenta el siguiente eje que caracteriza esta nueva

configuración paradigmática:

La retirada de la pretensión de objetivar o lograr la "realidad" - que en realidad

es una construcción del observador - con la consiguiente implicación del

observador en el sistema que describe [auto-referencia o auto reflexividad].

(VASCONCELLOS, 1995 p.95).

Como se ha visto, superando el paradigma tradicional de la ciencia, permitimos el

surgimiento de nuevas concepciones de la comprensión de la realidad, de la inclusión del

observador en el sistema. Es de esta manera que constituyese la teoría de Maturana,

teniendo en cuenta los sistemas vivos como sistemas cerrados y determinados

estructuralmente, lo que significa, para Vasconcellos (2002), que "el sistema está

relacionado con el medio de acuerdo con su estructura en aquel momento, y la relación

entre los componentes del sistema, al ser distinguida por el observador, define la identidad

del sistema, o como un sistema de una clase dada. " La misma autora indica una

configuración de relaciones concretas que caracterizan aquel sistema como un caso

particular de esa clase, con aquella identidad u organización, y se puede cambiarla sin

perder la organización distinguida por lo observador. Todo esto ocurre bajo la condición

de ser del hombre como una organización autopoiética, es decir, su naturaleza de auto

organización autónoma que permite, por lo tanto, producir continuamente a sí mismo.

Maturana y Varela recomiendan la siguiente noción de autopoiesis:

Los sistemas vivos son entidades autónomas, a pesar de dependieren de un

medio concreto para su existencia y el intercambio de material, todos los

fenómenos relacionados con ellos dependen de la forma en que se realiza su

autonomía. (MATURANA, VARELA, 1997, p 133.) .

Reflexionar sobre lo que es vivir en las condiciones de venir-a-ser de los seres

vivos, en el dominio de su existencia, genera una inquietud acerca de la noción de la

ciencia tradicional referente a la objetividad. Maturana pregunta: " ¿Cómo conocemos?"

Para responder a la cuestión planteada, el autor nos dice que " somos conocedores u

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observamos en el observar y, al ser lo que somos, lo somos en el lenguaje“.

(MATURANA, 2009, p. 37). Así, como seres humanos en el lenguaje, no podemos

escapar de la experiencia de observar, porque sólo a través de ella podemos conocer, de

facto, la realidad.

La objetividad sin paréntesis, noción del territorio de la ciencia clásica, de acuerdo

con Maturana (2004), es una perspectiva segundo la cual los objetos existen

independientemente del observador y de acuerdo con los presupuestos ontológicos

anteriores sobre el observar. Ya en la lógica de la objetividad entre paréntesis, no existe

una realidad independiente del observador, de forma que todo lo que se dice es dicho por

un observador. El camino de la objetividad entre paréntesis permite la coexistencia de

múltiples realidades que, en palabras de Maturana, "ninguna proposición explicativa es

una explicación en sí misma. " (Maturana, 2009, p. 47). Mientras que un observador, para

aceptar o rechazar una explicación, actúa de acuerdo a su forma particular de escuchar,

asegurando una explicación válida o no dependiendo de su referencia. Por lo tanto, cada

observador determina lo que para él es una explicación plausible. En esta línea de

pensamiento, entonces, no hay ningún error o equivocación, ya que cada observador, a su

manera, distingue cosas que, para él, es auto referente. De acuerdo con estas ideas,

Vasconcellos (2002) señala que la realidad emerge para nosotros basándose en nuestras

distinciones. Distinguir, por lo tanto, es una condición sine qua non para que vejamos

algo. Así, sólo existe lo que distinguimos. La ruta de acceso a la distinción se produce en

el proceso de convivir en el lenguaje, que está conectado a la coordinación de acciones

consensuales. En estas circunstancias, " lo que un observador ve como el contenido de

una lenguaje particular es el curso que siguen las coordinaciones consensuales que ese

lenguaje implica, en relación con el momento de la historia de las interacciones en las que

ellas tienen lugar. " (MATURANA, 1998 p. 153).

La capacidad del observador de conocer, por lo tanto, se relaciona con la forma

en que explica el fenómeno. De acuerdo a Maturana (2009), explicar es siempre proponer

una reformulación de la experiencia a ser explicada de una manera aceptable para el

observador. Así, el autor señala que:

Cuando escuchamos una propuesta explicativa o una reformulación de la

experiencia y la aceptamos como una explicación, lo que aceptamos no es una

referencia independiente de nosotros, sino una reformulación de la experiencia

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que satisfaz algún criterio de coherencia que nos proponemos de forma

explícita o implícita. (MATURANA, 2009, p. 47).

En otras palabras, el ser humano, de manera implícita o explícita, espera que se

cumpla algo, con base en las emociones, para aceptar como válido. Esto equivale a decir

que el acto humano en las relaciones conduce a la vida cotidiana a partir de algún "sustrato

epistemológico " que especifica los criterios para las declaraciones que se deben tomar

como válidas a partir de él. Tales criterios se distinguen en el escuchar en la historia de

un individuo, en las relaciones consensuales con sus compañeros, y posibilitan ver un

comportamiento dentro de un espacio relacional, o sea, dentro de la familia, o incluso en

otro contexto, que se inserta el individuo. Son, por lo tanto, las circunstancias que hacen

con que este comportamiento sea algo válido en el campo de distinciones de este

individuo.

Maturana identifica la existencia de un acoplamiento estructural del sistema vivo

con el medio, es decir, un fenómeno en el cual las interacciones entre el sistema y su

medio, o las interacciones entre los elementos de un sistema, se modifican uno al otro.

"La consecuencia de todo esto es que somos como somos en congruencia con nuestro

medio y nuestro entorno es como es en congruencia con nosotros, y cuando se pierde esta

coherencia, no somos nada más. " (Maturana, 2009, p. 63).

La noción de una conversación en la vida cotidiana se refiere a un flujo, en la

convivencia, en el entrelazamiento del lenguajear y del emocionar, como el pensamiento

de Maturana. Esto es el mismo que decir que todo que es proprio de lo humano está

constituido por la conversación. Tomado, entonces, el lenguaje como el plano en el que

se producen las interacciones, es necesaria una emoción fundadora particular, para que la

vida en convivencia sea posible. En el entendimiento de Maturana, "no hay acción

humana sin una emoción que la define como tal y que la torne posible como acto. "

(MATURANA, 2009, p. 22). Esta emoción fundamental, según el autor (2009), es el

amor, que es la base del dominio de acciones en que nuestras interacciones recurrentes

con los demás hacen el otro un legítimo otro en la convivencia. Por lo tanto, las relaciones

humanas se producen sólo en la aceptación mutua. En el análisis de Maturana (1998),

todo sistema racional tiene un fundamento emocional, y es por eso que ningún argumento

racional puede convencer a cualquier persona que no está convencido, a priori, a aceptar

las premisas que lo constituyen.

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El curso que sigue la historia de los seres vivos en general, y la historia de los

seres humanos en particular, surge momento a momento, definido por las emociones, y,

más concretamente, por los deseos y preferencias que se producen en el entrelazamiento

de la biología humana con la cultura en la que el individuo pertenece, determinando, en

cada instante, sus acciones. Basado en la idea de que las emociones son fundamentales

en la vida de los seres humanos, ya que establecen el espacio relacional donde se

encuentran el curso del vivir de cada individuo integrado en una cultura, Maturana

destaca:

A lo que atribuimos significado en la vida cotidiana, cuando hablamos de

cultura o de las cuestiones culturales, es una red cerrada de conversaciones que

constituye y define una manera de vivir como una red humana de

conversaciones de emociones y acciones que lleva a cabo como una

configuración particular de entrelazamiento del actuar e del emocionar de la

gente que vive esta cultura. (MATURANA, 1993, p. 32).

Si el ser humano surge, entonces, en algún momento de la historia del lenguajear,

es decir, un flujo recurrente de las conversaciones y la coordinación de los sentimientos,

siendo así un ser cultural, decir que las circunstancias preexisten al individuo no es una

afirmación válida, ya que existe una dinámica relacional que interviene en toda acción

humana. Por lo tanto, incluso la competencia, tan presente en nuestra cultura, no es propia

del ser humano. La guerra, la competencia, la lucha , la jerarquía , el autoritarismo , el

poder , la propiedad de los recursos , la justificación racional de control y dominación de

los demás a través de la verdad son comportamientos y formas de vivir en una cultura sin

duda aprendidos , o sea , que se distingue en algún momento de la historia del individuo

Maturana llama " cultura patriarcal " los aspectos concretos de la forma de vida

de la cultura patriarcal europea que pertenece la mayor parte de la humanidad moderna.

"En esta cultura, vivimos en la desconfianza y buscamos certezas en el control del mundo

natural, de los demás seres humanos y con nosotros mismos. (MATURANA, 1993, p. 37)

El autor afirma que, en nuestra cultura patriarcal, no aceptamos desacuerdos como

situaciones legítimas con el fin de buscar una manera de cooperar entre sí en torno a un

propósito común. Así, tolerase el diferente, sin realmente haber un movimiento de

aceptación del otro, ya que la confianza de que el otro puede ser llevado a un "bueno

camino” o eliminado en razón de estar equivocado. Para Maturana:

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En nuestra cultura patriarcal, vivimos en la apropiación, y actuamos como si

fose legítimo establecer por una fuerza límites que restringen la movilidad del

otro en ciertas áreas de acciones que antes de nuestra apropiación era de libre

acceso. (MATURANA, 1993, p. 37).

Lo que marca el camino de la vida en la cultura patriarcal, por lo tanto, es el

control. Vivimos en una cultura que exige obediencia, con la certeza de que una

convivencia ordenada requiere autoridad y subordinación, superioridad y inferioridad,

poder y sumisión, y estamos siempre dispuestos a tratar a todas las relaciones humanas

de esta manera. (MATURANA, 1993, p. 38). El resultado de esta dinámica es la

competencia.

Desde otra perspectiva, nos señala Maturana, que la humanidad está entrando en

una nueva era, desde una reflexión y un cambio de mirada frente la cultura en que

vivimos. Esta es la era de la colaboración y la inspiración, en ausencia de una dinámica

relacional de apropiación sin competencia y el deseo de dominación mutua. La diferencia

Deferentemente del contexto que caracteriza a la cultura patriarcal, en la cultura que está

por venir prevalece el respeto mutuo y la falta de intervención de control o concesiones

de poder a través de la negación del otro. La red de conversaciones que definen esta

cultura, de acuerdo con Maturana ( 1993 ), se basa en la participación , la inclusión , la

colaboración , la comprensión , el compromiso, el respeto y la co - inspiración.

Como se ha dicho anteriormente, las emociones caracterizan el modo particular

de escucha de un individuo que se produce en un espacio relacional. Teniendo, por lo

tanto, la familia como primer espacio relacional del ser humano, donde se dan las

primeras conversaciones en la conexión de las coordinaciones de haceres del lenguajear,

en el contexto de diversas emociones, entender cómo los padres y los niños co -

construyen la historia de los sentimientos y emociones en la dinámica de su relación es

de suma importancia para la comprensión de la forma de operar en la vida diaria. Las

emociones, como clases distintas de sentimientos, dicen de la sensorialidad interior de un

ser vivo, en forma de sentimientos íntimos relacionales, destacando su operar como

organismo. Así, cuando un niño aprende, sobre todo en el entorno familiar, lleva a cabo

una operación de distinción que le es propia y ocurre de manera única. Al abordar el

ámbito cultural en el que las emociones surgen, Maturana dice:

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A medida que adquirimos nuestra identidad individual y nuestra conciencia

individual y social ,como algo natural, seguimos la emoción de nuestras

madres y de nuestros padres y adultos con quienes vivimos , aprendiendo a

vivir el flujo emocional de nuestra cultura, que hace de todas nuestras acciones

propias de esta cultura " ( MATURANA, 1993 , p . 43).

Para Maturana (2009), la conciencia humana individual surge para el niño con el

desarrollar de su conciencia del cuerpo al darse cuenta de su cuerpo y aceptarlo como su

campo de posibilidades para aprender a vivir con uno mismo y con los demás en el

lenguaje. Este proceso se produce de forma natural en el desarrollo del niño y se relaciona

con la experiencia emocional, la forma en que un niño vive con aceptación y confianza

con los padres. Y, sin embargo:

El desarrollo normal sueno de un niño, como un ser humano amoroso,

físicamente, emocionalmente y intelectualmente bien integrado está , en

nuestra cultura , a menudo alterado , y a veces de una manera dramática ,

debido a la forma de vida que exige constantemente que la madre y el padre

dirijan su atención más allá del encuentro con sus hijos presentes.

(MATURANA, 1993, p. 219).

La convivencia, como un espacio de relaciones entre sistemas, es el "lugar" de la

creación y recreación de la vida, en tanto que es en la vida social de un individuo en

particular. De ahí la posibilidad de pensar el proceso educativo del sujeto como la

construcción de una autonomía relacionada. “Educar constituye los procedimientos en los

que el niño o un adulto convive con otros, y, al convivir con el otro, se convierte de forma

espontánea, por lo que su forma de vida se hace cada vez más congruente con el otro en

el espacio de convivencia. " (MATURANA, 2009, p. 29).

Por lo tanto, incluso la familia puede proceder como una red de relaciones de

poder con las concesiones que traen sufrimiento. Esto ocurre en situaciones en las que la

familia o ciertos miembros de la familia tienen explicaciones para un fenómeno dado, por

ejemplo, un " trastorno". La distinción de la patología se produce mientras un observador,

un sistema familiar, o un miembro de tal sistema, aceptan esa explicación como válida y

esta pasa, entonces, a ser una realidad. No existe la patología en sí, ni los problemas en

sí, tampoco las enfermedades independientes de los deseos y preferencias de un

observador. (MATURANA, 2004, p. 67).

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Por lo tanto, pensar la patología, segundo las ideas de Maturana, implica una

reflexión sobre la conciencia de la propia responsabilidad que se tiene cuando se describe

una trama determinada, sea como una enfermedad, anomalía o trastorno. De este modo,

Maturana (2009) propone una preocupación ética, que nos habla de la preocupación por

las consecuencias que nuestras acciones tienen sobre los demás. Vivimos en un mundo

con múltiples verdades, donde no se encuentra la realidad tal como existe, pero la realidad

de la experiencia. A partir de esta distinción, se convierte en crucial, dado las ideas de

Maturana, para la " aceptación del otro como un legítimo otro en la convivencia ", la

comprensión del otro sin exigencias, lo que significa un espacio abierto para las

interacciones recurrentes con otros basados en el respeto y en la atención, sin transformar

las relaciones humanas en relaciones jerárquicas, en que un saber es tenido como verdad

absoluta.

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3 LA BIOLOGÍA DEL CONONER DE HUMBERTO MATURANA Y LAS

RESONANCIAS EN LA TERAPIA SISTÉMICA

Nos proponemos, en este momento, explicar las posibles conexiones de la

epistemología de Humberto Maturana con la psicología, mostrando como las nociones de

este autor acerca del vivir humano contribuyeron para la formulación de las ideas que

constituyen la base para pensar la clínica y la actuación de psicólogos clínicos. Maturana

se dedica al estudio de la comprensión del ser vivo que produce el conocimiento,

concibiéndolo, por lo tanto, como un sistema auto- constructivo, permeado por las

emociones y incapaz de señalar las diferencias entre la percepción y la ilusión. El contexto

histórico y conceptual de la construcción teórica de Maturana – la segunda cibernética –

permitió la elaboración del trabajo de terapeutas familiares , basando reflexiones sobre

la noción de familia y subsidiando principalmente el estudio de la auto-referencia , en

busca de respuestas a las preguntas sobre los límites y posibilidades del terapeuta.

Pretendemos poner de relieve la importancia de los conceptos de la obra de Maturana,

ampliando, así, la comprensión de esta teoría al ámbito de la psicoterapia, teniendo como

ilustración los presupuestos de la terapia familiar de Mony Elkaïm - autor contemporáneo

que ha desarrollado numerosos estudios en el campo de la terapia de familia y

conquistando avances al inaugurar una nueva visión de la perspectiva sistémica. Desde la

concepción de la " objetividad entre paréntesis " defendida por Maturana, Elkaïm

desarrolla un aparato teórico para reflejar los problemas de la práctica clínica, permeado

por el concepto de resonancia, que alude al papel del terapeuta entrado en un sistema

terapéutico. Por lo tanto, una nueva configuración en el contexto de la psicoterapia se

puede observar, en defensa de una práctica clínica que incluye el propio terapeuta.

La propuesta de la terapia familiar ha sufrido cambios desde su creación en los

años 50, complejizando su cuerpo conceptual desde cambios paradigmáticos. Así, el

enfoque sistémico reúne, desde su origen, la migración de conceptos de diversos campos

de la ciencia - como la biología, la física y la cibernética - para el campo de la psicología.

El panorama de las terapias sistémicas se perfila así en torno de propuestas diversas entre

sí y con distinciones teóricas importantes en los últimos años. Es necesario aclarar cómo

estos cambios han sido logrados desde la presentación de algunos presupuestos ya

21

superados para entender la consolidación de las ideas actuales acerca de la terapia

familiar.

La Teoría General de los Sistemas (TGS) de Bertalanffy, desarrollada desde los

años 30, fue apropiada por el grupo de terapia familiar (Palo Alto, en los Estados Unidos)

con el fin de comprender y intervenir en los sistemas familiares. Se han propuestos

principios básicos aplicables a todos los sistemas, buscando así formular leyes generales,

que " son principios válidos para los sistemas en general, independientemente de las

entidades que los constituyen. " (VASCONCELLOS 2002, p. 196). Bertalanffy hace

hincapié en la interacción entre todos los elementos del sistema, indicando la existencia

de un continuo intercambio de materia entre el sistema y el medio. Tal noción que da a

los sistemas la condición de sistemas abiertos a la información, pasa, entonces, a definir

la teoría de este autor como una teoría de sistemas abiertos.

Junto con la teoría general de los sistemas, la cibernética se desarrolla como otra

ciencia moderna importante para los estudios de la terapia familiar. Mientras la TGS,

según Vasconcelos (1995 ) , trata de especificar los principios y leyes de funcionamiento

de un sistema , siendo, por lo tanto, una tendencia organicista , la cibernética es vista

como una vertiente mecanicista, que se refiere al control técnico, automatización y las

innovaciones tecnológicas. Tanto la teoría de Bertalanffy como la cibernética de primer

orden han contribuido para el desarrollo de la terapia familiar para echar mano de una

visión homeostática de los sistemas, teniendo como regla la estabilidad. En este sentido,

cualquier desviación o perturbación lleva el sistema a su estado inicial. La familia se

define, a partir de estas dos referencias teóricas, como un sistema abierto y equilibrado,

manteniendo estrecha interdependencia con el medio, lo que puede influir en ella con la

información externa (inputs). En este sentido, la familia se concibe como una "caja

negra”, y el terapeuta, un observador situado fuera de ella. Para desarrollar su trabajo, por

lo tanto, el terapeuta trata de instruir el sistema familiar, en calidad de expert, lanzando

informaciones y proporcionando explicaciones plausibles para lo que él identifica como

" disfuncional " en el sistema. Como dice Vasconcellos (1995), la tarea de la terapia es

reparar el defecto (disfunción) del sistema familiar y el terapeuta está preparado para esta

tarea, sabiendo lo que es una estructura familiar funcional.

El pensamiento sistémico-cibernético contemporáneo, a su vez, va más allá de las

viejas suposiciones, ya que desafía, según Vasconcellos (1995), tanto la noción de que la

22

familia es como una máquina que se auto-estabiliza (primera cibernética), como la de que

el síntoma actúa homeostáticamente para mantener el equilibrio de la familia (Teoría

General de los Sistemas). Esta nueva perspectiva también cuestiona la posibilidad de

hablar de un sistema observado, poniendo en duda la objetividad y la neutralidad del

terapeuta. Vasconcellos dice:

Reconociendo las interacciones como inevitables entre observador y el

sistema, cuando se trata de "sistemas de observación o de “sistemas

observantes”, se reconoce que la neutralidad es imposible en la práctica

terapéutica. (VASCONCELLOS, 1995, p. 127).

Pensar el concepto de familia en este contexto teórico implica en la comprensión

de que esta está diseñada como un sistema autónomo capaz de auto- organización. Por lo

tanto, es un sistema cerrado, autorreferencial y autopoiético. Sus comportamientos están

determinados antes por su estructura que por las entradas recibidas desde el medio, ya

que es considerada un sistema cerrado a la información. (VASCONCELLOS, 1995, p.

126).

Elkaïm, al pensar en una manera de trabajar con los sistemas terapéuticos,

confronta la concepción acerca de la objetividad del terapeuta, sin, sin embargo, dejar de

considerar la contribución de la TGS y de la Cibernética de primer orden para el desarrollo

de la terapia familiar. Pasa, así, a interesarse por la idea de auto- referencia, buscando en

la obra de Humberto Maturana - contextualizada en la segunda cibernética - una

orientación teórico- conceptual.

El pensamiento de Maturana es una gran contribución a la cibernética de segunda

orden, caracterizando esta como, en palabras de Vasconcellos (1995), "una epistemología

autorreferencial y participativa, una forma de entender la autonomía del sistema (su cierre

organizacional)”. Para Maturana, la cuestión principal es la emergencia del observador.

Para explicar, entonces, como surge el observador, propone una definición de sistema

vivo, haciendo referencia al fenómeno de la cognición. Para tanto, presupone la lógica

inventiva del sistema cognitivo, haciendo hincapié a la noción de autopoiesis, que

considera a los sistemas vivos como sistemas auto-productores , lo que permite distinguir

el carácter dinámico cerrado de los sistemas al tomar en cuenta la autonomía de los

23

mismos que mantienen su organización invariable , a pesar de las condiciones cambiantes

producidas en el medio .

Maturana afirma que el fenómeno del conocer pasa inevitablemente por la

experiencia, y el proceso por el cual el individuo construye su conocimiento es personal,

individual y único. Según este autor, el conocimiento no se absorbe de la manera en que

se presenta ante el mundo, pero cumple con las percepciones del observador.

Al declarar que "el conocimiento de una realidad dada es lo que hacemos en

nuestras distinciones ", Maturana nos permite entender la concepción de la cognición

como un proceso de " invención de sí y del mundo “, en las palabras de Kastrup:

Maturana y Varela hacen de la regularidad de las formas cognitivas algo que

merece ser explicado, siendo su apoyo explicativo una “inventividad”

considerada intrínseca a la cognición. De este modo, orientan la dirección de

la investigación, que se constituye como una crítica a la hipótesis filosófica de

que el conocer es lo mismo que representar. (KASTRUP, 1999, p. 111).

Para Maturana, la capacidad de crear su propio mundo es una de las características

más importantes de la estructura humana, que sólo es posible a través de la acción y de la

experiencia, encadenadas de forma circular. Así, "el acto de conocer haz surgir el mundo.

[...] Todo hacer es un conocer y todo conocer es un hacer”. (MATURANA y VARELA,

2001, p. 32). El punto puede ser ilustrado con una reproducción de la obra del artista

holandés Mauritis Cornelis Escher, "Drawing Hands" (Figura 1), en la cual se observa

una mano que dibuja la otra. El acto de dibujar presentase, entonces, como un acto de

construcción de sí mismo, y el artista retrata su propio hacer, mientras que "inventa" a sí

mismo.

24

Figura 1 – Drawing Hands

Fuente: Escher, 1948

Inspirado por tales ideas, Elkaïm enfatiza la importancia de las interacciones del

sistema con el medio, comprendiendo el papel del contexto en los cambios estructurales

responsables por la permanencia de su organización. Así, pasa a pensar las conexiones de

las familias con los contextos en los que se insertan para entender muchas de las

dificultades presentadas por sus miembros, con el fin de orientar sus intervenciones para

ayudarles.

Pensar las prácticas de terapia sistémica implica en asignar significado al contexto

para entender los temas que impregnan la vida humana, teniendo en cuenta la interacción

del individuo con los demás seres humanos. Así, Maturana señala la noción de

acoplamiento estructural, fundamental para la construcción de la teoría de Elkaïm. Pensar

en la complementariedad estructural entre un sistema determinado por su estructura y su

medio implica en considerar las interacciones del individuo esenciales para la

construcción dialógica del significado de las experiencias. De acuerdo con este punto de

vista, es necesario que la práctica clínica acepte la inclusión del terapeuta en el sistema

terapéutico, reconociendo su historia de interacciones, lo que significa, para el autor, que

no hay transferencia de la información. "La comunicación se lleva a cabo en un proceso

de emparejamiento, de intersección de las construcciones de mundo. " (ELKAÏM, 1990,

p. 99).

25

En vista de la opinión de Elkaïm (1990), según la cual lo que el psicoterapeuta

describe surge en una intersección entre su medio y elle proprio, no siendo posible, en

este caso, separar sus propiedades personales de las situaciones que describe, es posible

pensar que la forma en que el terapeuta se involucra en la práctica clínica se relaciona con

su visión de mundo, que, a su vez, también emerge en su campo de experiencia, que es

único para elle. De acuerdo con el enfoque de Elkaïm:

Lo que el terapeuta siente no sólo se refiere a su historia personal, sino también

al sistema en el que este sentimiento surge: el significado y la función de este

vivido transformase en instrumento de análisis y intervención en servicio del

propio sistema terapéutico. (ELKAÏM, 1990, p. 15).

Elkaïm (1990) presupone que, "en el contexto de la psicoterapia, no es la verdad

o la realidad que importa, sino la construcción mutua de la realidad, el multiverso de

Maturana y Varela." Ocurre, por lo tanto, pensar el sistema terapéutico como un espacio

en que el terapeuta es incorporado como más un miembro del sistema.

Sobre la base de la distinción que la comprensión de nuestro mundo se construye

con los demás en nuestro campo experiencial, Maturana trata de aclarar la necesidad de

la colaboración y de la co-construcción en los campos de acción de los seres vivos. Esta

lógica, articulada a la práctica de la terapia sistémica, nos permite considerar la

importancia de la coexistencia de múltiples realidades implicadas en el espacio de

encuentro del terapeuta con los otros individuos involucrados en este proceso, con el fin

de construir nuevas realidades posibles en consonancia con el contexto del sistema en

cuestión. El artista M. C. Escher representa, más una vez, muy claramente la posibilidad

de combinar diferentes situaciones, como se ve en la Figura 2. Una escalera con un

hombre subiendo no podría estar sirviendo al mismo tiempo de descenso a otro hombre

si no tenemos en cuenta la coexistencia de diferentes – y, muchas veces, contradictorias

- perspectivas, noción clareada por Maturana.

26

Figura 2 - Relativity

Fuente: Escher, 1953

Lo que Elkaïm busca al formular sus ideas basadas en la teoría de Maturana es

mostrar la relevancia de la construcción mutua de la realidad en el espacio de la

psicoterapia, apuntando para la intersección entre lo que el cliente presenta y lo que el

terapeuta vive. Lo que surge ante esta interacción es denominado por el autor como

resonancias y constituye un puente importante entre el terapeuta y el cliente, y entre estos

organismos y los distintos sistemas involucrados. Carellos (2001) ayúdanos a entender el

concepto de resonancias al aclarar que estas se manifiestan a través de sentimientos,

percepciones, creencias y/o normas importantes para la historia de los diferentes

miembros de un sistema terapéutico. Ocurre, por lo tanto, pensar que poner la objetividad

entre paréntesis permite la consideración de la existencia de un multiversa, o sea, una

pluralidad de campos de realidad diferentes, pero igualmente legítimos. La situación

psicoterápica también se produce en la amplitud del multiversa, ya que configura una

intersección entre diferentes modos de distinguir la realidad, modos estos propios de dos

casos: terapeuta y cliente. Dos percepciones genuinas de la misma realidad, por lo tanto,

nos llevan a pensar en la práctica del terapeuta y mirarlo como un observador participante.

27

Así, " la historia de cada encuentro es siempre singular: es la historia de una familia, de

un terapeuta y de un lugar. " (ALARCÃO, 2000, p 241.) .

La terapia familiar de Elkaïm nos permite ampliar las reflexiones sobre la práctica

clínica al inaugurar un nuevo ajuste en el contexto de la psicoterapia. Además de la

conexión de las ideas de Maturana con los conceptos de Elkaïm, otras articulaciones son

posibles entre la teoría de los seres vivos de Maturana y la práctica del terapeuta. En este

sentido, lo que Maturana se atreve al decir de la búsqueda del observador por lo

conocimiento con el fin de explicar cierto fenómeno puede ser aplicado a la psicoterapia,

ya que lo que hace el terapeuta en su trabajo al insertarse en el sistema es proponer una

revisión de la experiencia presentada por su cliente de una manera aceptable y coherente

con sus propios criterios de validez, mientras que acepta el otro (cliente) legítimamente,

sin una verdad absoluta y un conocimiento otorgado. Así, la práctica terapéutica

constituye un encuentro simultáneo del terapeuta con el cliente con el fin de interactuar y

desarrollar formas adecuadas de trabajo en coherencia constante con el contexto del

individuo - o de la familia - involucradas en el proceso. Por lo tanto , en lugar de instruir

la conducta del paciente y proponer acciones , el terapeuta co - participa, escucha y

promueve la comprensión legítima del paciente sobre la situación distinguida como

"problemática" , apostando en la singularidad de cada individuo en una actitud de

colaboración, en un espacio intersubjetivo de diálogo. De acuerdo con esta perspectiva,

Grandesso afirma:

Antes de ser un interventor que opera en un sistema (familia, casal, individuo,

por ejemplo) para cambiarlo en dada dirección, previamente definida como

"más funcional" para el sistema, el terapeuta pasa a ser visto como más un en

el sistema. En el lugar de intervenir, el terapeuta co-participa del sistema

terapéutico, actuando para una transformación co-evolucionaria que cuenta

con la supresa y el imposible en la medida en que los sistemas producen su

propio cambio. (GRANDESSO, 2000, p. 137).

La definición de la cultura patriarcal descrita por Maturana apunta para un

contexto ordenado por la autoridad y subordinación, sin tener en cuenta, de este modo, la

legitimidad de cada individuo. Ocurre, entonces, pensar que los sistemas sociales y las

personas, en general, a través de su peculiar forma de funcionamiento, autorizan ciertos

casos para definir lo que es normal y anormal, la salud y la enfermedad, permitiendo, por

lo tanto, que los comportamientos y las situaciones en su vivir propio sean clasificados.

Para Maturana, Méndez y Coddou,

28

En nuestra cultura occidental este poder o autoridad es socialmente concebido

a estas personas en el presupuesto de que dominan el conocimiento objetivo y

que este conocimiento les permite distinguir entre los demás seres humanos

los que estarían en la categoría de los que son psicológicamente enfermos.

(MATURANA; MÉNDEZ; CODDOU, 1988 p 145.).

Podemos observar en esta afirmación que toda la situación que se vive en un

sistema humano es, constantemente, distinguida por los individuos en la coexistencia

social, como disfunciones, y poden, por lo tanto, asumir una configuración de chapita, en

un intento de cumplir con las expectativas sociales. Las distinciones de las interacciones

interpersonales en un sistema social pueden conducir a la estabilización de un patrón de

contradicciones emocionales, exigiendo comportamientos en los seres humanos, que, a

menudo, asume la validez de ciertos prototipos sin cuestionar, a priori, la legitimidad de

estas construcciones de la realidad. De esta manera, pensar el trabajo clínico es

comprender el terapeuta como lo que trabaja con el cliente / familia con el fin de

replantear la " disfunción " junto al sistema con el que trabaja. " Disfunciones " estas que

se distinguen por el cliente, con base en el supuesto otorgado por la cultura patriarcal.

En esta perspectiva, el terapeuta observa, experiencia y descubre como los seres

humanos son en realidad, teniendo, para tanto, la conciencia de la imposibilidad de ocupar

un lugar privilegiado de una realidad objetiva. Por lo tanto, permitirá la aparición de una

nueva creencia en la realidad, construida a partir del acto de observación, en un

lenguajear con el cliente , teniendo como fin no la intervención en sí , pero el cambio de

perspectiva sobre el problema particular, que surge en la propia conversación. La co-

construcción de significados organizadores de la experiencia vivida por el individuo será

la clave para pensar en la práctica clínica.

La terapia familiar a la que nos referimos, como se señaló anteriormente, favorece

una práctica que incluye el observador, lo que permite un intercambio entre los

conocimientos singulares tanto del terapeuta cuanto de los clientes. Desde esta

consideración, se puede suponer que las prácticas sistémicas enfatizan el diálogo en torno

a la cuestión de la distinción del problema. Tal concepción podría lograrse a través de la

idea de Maturana sobre la relevancia del lenguaje como una forma de co - construcción

de la realidad. De este modo, Maturana (1988) clarea que "el lenguaje es un fenómeno

social en el que el flujo de interacciones recurrentes entre los organismos que participan

de ella constituye el dominio de la existencia de los participantes mientras el dominio de

su realización como seres vivos”. El campo de las psicoterapias, por lo tanto, es

29

impulsado por la manera de trabajar a través de conversaciones, en las historias

entrelazadas de cada una de las partes que componen el sistema terapéutico. Hablamos,

así, en colaboración, o sea, la premisa básica que impregna la práctica clínica dilucidada

aquí.

El entrelazamiento del lenguajear y del emocionar es lo que llamamos

conversación. (MATURANA, 1993). Teniendo la colaboración como lo que surge en las

conversaciones, habiendo, así, una aceptación mutua de los que constituyen el sistema

terapéutico, es inevitable hablar de un flujo emocional, ya que las emociones guían las

conversaciones de confianza y respeto en las relaciones humanas. Las emociones son la

base de cualquier acción humana y, por lo tanto, constituyen también la práctica del

terapeuta. Considerar la legitimidad del otro es posibilitar la existencia de un multiverso

en el campo del conocimiento del terapeuta y del cliente para lograr la co- construcción

de la realidad correspondiente a la singularidad del individuo en psicoterapia, sin tener en

cuenta las situaciones de contradicción emocional en las que él estaba involucrado,

inicialmente.

Podemos, entonces, comprender los cambios que la mirada de Maturana trae para

el enfoque sistémico y, consecuentemente, para la práctica terapéutica desde el momento

en que se revela una importante contribución a la fundación de las teorías de la terapia

familiar. Con su punto de vista, lo que da lugar a la participación del observador en el

sistema que observa, el cambio en la conducción del proceso terapéutico se convierte en

indispensable. En primer lugar, la relación entre el terapeuta y el cliente adquiere un lugar

de importancia, como nunca antes. Este enlace pasa a tener un carácter positivo en el

trabajo del terapeuta. Las resonancias permiten la flexibilidad en el campo de

posibilidades y conducen al cambio. El terapeuta , por lo tanto, es parte del sistema

terapéutico y opera en colaboración con esto en relación con el entendimiento de que se

desarrolla por la conversación terapéutica , al mismo tiempo en que se pone lejos para

reflejar, con base a los modelos explicativos que tienen sentido para él , que expande el

contexto de intervención en el proceso terapéutico . El significado y la comprensión de

las narrativas que subyacen el espacio terapéutico son construidos por las personas en la

conversación, en el uso del lenguaje unas con las otras. El papel del terapeuta es el de

promover un espacio de conversación libre y facilitar un proceso dialógico con el cliente

en la co-construcción de nuevos significados, nuevas distinciones y nuevas realidades.

En conclusión, la psicoterapia tiene lugar en un movimiento de intersección. El

trabajo de Maturana nos muestra que debemos tener cuidado cuando sumergimos en una

30

objetividad que nos lleva a pensar linealmente en las diversas situaciones que vivimos,

incluyendo el proceso terapéutico. Sus ideas nos invitan a pensar el vivir humano como

una forma de relacionamiento con los demás, en la vida, haciendo espacio para hablar y

pensar. El flujo continuo de transacciones sensoriales y experienciales que guían nuestra

conciencia y nuestras experiencias se produce sólo en el lenguaje y también afecta a la

zona de la psicoterapia, en la cual el terapeuta , sin renunciar a su auto-referencia , permite

la conversación en la búsqueda de nuevos significados más liberadores para el sistema

con el que opera.

31

4 CONCLUSIÓN

Observamos, en el final de este estudio, que H. Maturana, al dedicarse a la

comprensión del vivir humano considerando las capacidades de conocer de cada

individuo, nos permite afirmar que nuestra vida está en continua interacción con el

entorno en el que operamos. Creemos, sin embargo, que esto no es la gran novedad de su

teoría. La idea que este autor inaugura y que es verdadera contribución al campo de la

psicoterapia se relaciona con el concepto de las emociones ligadas a la práctica del

terapeuta. La historia de interacciones del terapeuta con su (s) cliente (s) se define por la

conversación que, a su vez, se produce en la conexión del lenguajear con el emocionar.

Sin tratar de determinar la conducta de un individuo, abdicándose de un lugar de

conocimiento privilegiado sobre el sistema terapéutico, el terapeuta muestra su capacidad

de escuchar con imparcialidad y en una actitud abierta y de aceptación. Es, sin embargo,

una imparcialidad relativa, ya que nos damos cuenta de la imposibilidad de la neutralidad

en la práctica clínica verificando la pertinencia de la auto- referencia del terapeuta.

Mediante el análisis de las resonancias, que comprenden el lazo que se establece entre el

terapeuta y sus clientes, admitimos su participación teniendo en cuenta sus posibilidades

y sus limitaciones. Pensar la escucha del terapeuta, en esta perspectiva, requiere la

asignación de significado a un hacer cuya sabiduría reside en la conciencia de sus propias

emociones, evitando conclusiones apresuradas. Las emociones no limitan la comprensión

del terapeuta. Más bien, las emociones amplían el ámbito de actuación del mismo, ya que

el amor - emoción primaria que constituye nuestro dominio de acciones - permite

considerar el otro (cliente), en la coexistencia, en su legitimidad.

Concebir la psicoterapia como un espacio donde conviven diferentes

conocimientos implica en pensar el terapeuta como alguien que trata de analizar la

intersección entre él y el cliente, comprendiendo la importancia de este bucle para el

desarrollo del trabajo que hace. El terapeuta trae sus contribuciones a sus clientes, siendo

libre para hacer las puntuaciones de la realidad sumergida en las distinciones establecidas

por el sistema terapéutico, basado en un modelo explicativo que tenga sentido para él.

Así, incorpora teorías que le permitirán trazar hipótesis y estrategias, o sea, que validarán

su conducta. Es importante destacar que las posibilidades explicativas que el terapeuta

tiene para entender una situación favorece una lectura posible de lo que impregna el

espacio de la terapia. Los supuestos teóricos subyacentes a la construcción de la realidad,

por el terapeuta, son ingredientes importantes de carácter universal, que se conectan a

32

otros, tales como las resonancias y los devenires del contexto terapéutico, para llevar a

cabo intervenciones originales y únicas en cada caso, que es siempre único y particular.

Sin duda, ponerse en el lugar de detentor de un saber privilegiado, haciendo las

palabras teorías de orden, es una conducta de riesgo en la práctica terapéutica. Todo el

modelo teórico tiene sus limitaciones, y hacer uso de las ideas preconcebidas sin un

cuestionamiento y una reflexión significa ir contra la dimensión ética del trabajo clínico.

Maturana nos pone en la condición de consideramos nuestra propia responsabilidad como

terapeutas antes la descripción de un estado de enfermedad, por ejemplo. Abrir

posibilidades para el sistema es una herramienta valiosa del terapeuta, ya que, de esta

manera, no es decidir, a priori, la forma de definir el problema.

La psicoterapia, en este sentido, se configura como un espacio de reflexión. Hay

que cuestionar algunas distinciones que hacemos a lo largo de nuestra historia de las

relaciones en la vida cotidiana. “Este niño es tímido ", " esta familia es disfuncional ", "él

es desatento " son sólo algunos ejemplos de chapitas o clasificaciones que se refieren a

cómo los individuos construyen la realidad sin tener en cuenta la validez de estas. Por lo

tanto, el terapeuta puede ofrecer al cliente la posibilidad de una redefinición de la realidad

a través de la co-construcción de nuevas perspectivas, lo que permite el entendimiento de

que las circunstancias no nos dominan, ya que podemos reflexionar sobre situaciones y,

si queremos, cambiar la realidad. La reflexión que el terapeuta ofrece al cliente posibilita

un espacio completamente diferente de aquel en que se encontraba antes. Así, la

transformación de una realidad dada ocurre cuando se distingue lo que se desea conservar.

Renunciar a las verdades absolutas, permitiéndonos experimentar lo diferente, el

encuentro con el otro, nos pone frente a la posibilidad de reinventar a nosotros mismos

en nuestra práctica, mientras que la psicología reinventase a sí misma.

Maturana inspira una nueva psicología, lo que nos permite abandonar las

molestias que la práctica nos causa cuando sentimos en el deber de mantener cierta

distancia en relación al sistema con el que trabajamos. La comprensión de la neutralidad

del terapeuta como una imposibilidad trae a nuestro hacer, un alivio en el sentido de que

lo que nosotros terapeutas somos y hemos construido al largo de nuestra historia personal

surge no sólo inevitable en el trabajo terapéutico como es esencial para su viabilidad.

En este trabajo, se confirmó la importancia de la experiencia personal y la apertura

a la dimensión de los nuevos posibles en el campo de acción del terapeuta. La psicoterapia

se revela como una práctica legítima que incorpora la persona del terapeuta. Por lo tanto,

ser un terapeuta es considerar nuestras propias experiencias que nos constituyen y que

33

nos haga individuos únicos. De esta manera, comprendemos el terapeuta como alguien

que lleva historias encarnadas que, a menudo, se manifiestan en su hacer en un flujo

emocional.

34

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