LAS CUEVAS DE JODAR - UAM

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LAS CUEVAS DE JODAR Blanca LOBATO CEPEDA Carlos F ERNANDEZ SER RAN O IN TRODUCCION J óda r, es un municipio de Ja én s ituado a 57 Km de la cap ital, con una ex ten sión de 14,93 Km, 37°, 50' 30" N. 20' W y 20" E. Su terreno es acci dent ado, d est a- c ando las sierras de la Golondrina, de la Cruz y la Sierrezuela, y los cerros Gordo , de He rnand o y del Cuco . Sus tierras son de natur ale za arcillosa. En 1847 Jóda r estaba for ma do por 573 cas as, 295 cu evas, casa del Ayu ntam iento, un castillo arruinado , dos escuel as, etc. Su tér mino conf in a con Norte y Este co n la c. de Baeza, Sur Cab ra d e San to Cr isto y W. Bed· ma r; el río Guadalqu ivir baña hacia el norte parte del térm ino , d e esta vega y recibe al Jandul illa en su seno , qu e desp ués de atravesar este tér m in o de Sur a Norte, va a incorporarse al Guada lquivir, no lejos del sit io deno- m inad o Ub ed a la Viej a. Su pob lac ió n esde 3.614 h. Según el diccionario geográfico de Espa ña , en 1959, Jódar tenfa 13.560 habitantes, y en este momento su po- blación iba en aumento. El pueb lo es- taba for m ad o po r 2.173 edi fici o s d es- t ina dos a vivienda, 86 a ot ros usos y 510 a cuevas y chozas, en compacto , y 23 a viviendas en disem inado. Por lo que se deduce en estas I f- neas, en cu ant o a las cuevas se refie- re, en un siglo aum entó su número casi al dob le, m ientr as q ue 25 años después ha d escend ido t ant o q ue casi han d esapa rec ido . UBICACION En da r, d esde un principio, vi- mos qu e ex istfa una clara separación, una independencia abso luta ent re las casas t rad iciona les y las cu evas, éstas sin lugar a dudas const ituy en el lugar más ma rginado del pueb lo. Las casas tradicionales se sitúan en el llano yen las fald as de las mo no t añ as, mientras qu e las "casas cue- vas" van aparec i end o conforme el te- rren o se va haciendo más elevado, surgiendo las agrupacio nes de cuevas en los luga res ce rca de la montaña , o rganizándose en grupos amp lios - b arr ios- que se comuni can ent re s í po r medio de escalones sucesiv os que enlazan todas las viviendas. Hoy d fa en su mayo r parte de rruidas y aban- do nadas. Se observa a prime ra vista una su- pe rpos ición de cuevas en m ed io de escomb ros y pob reza . Empezamos a recorrer la parte Este del pueb lo, do nde se ven nurne- rosas ch imeneas, dos de ellas encen- didas, se sitúan todas en lo al to del cerro. Podemos d ivid ir las cu eva s de J ó- dar en dos grandes grupos; las "cue- vas de/ Pocico" y "cuevas de Vista/e- qre" . Hace uno s años - cuent an sus ge nte s- hab fa ot ro grupo un po co más aba jo que se llamaba "Barran- qu ondo" (situadas en los barrancos) pero fueron der ribadas pa ra cons- truir unas casas. S iemp re se agr upa n las cuevas a lo largo de las b ar ran q ueras . Enco nt ramos 48 cu evas, más o menos , por la zona del " Poc ico",: hay muchas qu e t ienen las ch ime neas tapadas, habrá seis o siete hab itadas en esta zona. Cam inando de l barr io del " Po - c ica " a " Vistalegre", las dos barran - queras en las que se en cuentran si- tuad as las cuevas, se ext ienden con pro fus i ón po r todos lados. Halla- mos pocos habitantes deb ido al aban- do no pau lat ino de las m ismas. Por ot ro lad o , los p rop ios interesados han ido const ruyendo sus p rop ias casas grac ias a sus escasos aho rros o a alguna sub venc ión. La mayo rfa de los mo rado res de las cu evas son anc ianos que por nu- merosas causas siguen aferrados a ellas, ya sea po r nosta lgia, incompa- tibilidades familiares, o por la esca sez de r ecursos económ icos; tuvimos opo rtun idad de conocer a una ancia- na que durante el dfa prefe rfa vivir en su cueva, aunqu e po r la noche ib a a do rmir a casa de su hija. Otros, en camb io, se vef an ob ligados a vivir

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LAS CUEVAS DE JODARBlanca LOBATO CEPEDA

Carlos F ERNANDEZ SER RAN O

IN TRODUCCION

J ódar, es un mun icip io d e Jaénsituado a 57 Km de la capital , conuna ex ten sión de 14,93 Km, 37° ,50' 30" N. 20' W y 20" E.

Su t erreno es accidentado, d est a­cando las sierras de la Go lo nd rina,d e la Cruz y la Sierrez uela, y loscerros Gordo, d e Hernando y d elCuco. Sus t ierr as son de naturale zaarcillosa.

En 1847 Jódar est ab a formadopor 573 cas as, 295 cu evas , casa delAyu ntam ien to , un cas t illo arru inado,dos escuel as, et c . Su térm ino confin acon No rte y Este co n la c. d e Baeza,Sur Cab ra de San to Cr isto y W. Bed·mar; el río Guadalqu ivir baña haciael nor te pa rte del térm ino , de estavega y recibe al Jandul illa en su seno,que después de at ravesa r este térm inode Su r a No rte, va a inco rpo ra rse alGuada lqu ivir, no lejo s del sit io deno­m inad o Ubed a la Viej a. Su poblac ió nes d e 3.614 h.

Según el diccio nari o geográfico d eEspa ña , en 1959, J ód ar tenfa 13.560

habit an te s, y en este momento su po ­blación ib a en aumento. El pueb lo es­taba for m ado po r 2.173 edi ficios d es­t inados a vivienda, 86 a otros usos y510 a cuevas y chozas, en compacto,y 23 a viviend as en d isem inado.

Po r lo q ue se deduce en estas If­neas , en cu anto a las cuevas se refie­re, en un siglo aumentó su nú merocas i al dob le, m ientras q ue 25 añosd espués h a descend ido t anto q ue casihan d esaparec ido .

UBICACION

En Jóda r, d esde un princ ipio, vi­mos que ex istfa una cla ra separación,una ind epe nde nci a ab so luta entre lascasas t rad iciona les y las cu evas, ést assin lugar a dudas constituyen el lugarmás marginado de l pueb lo.

Las casas tr adi cionales se sitúa nen el llano yen las fald as de las monot añ as, mien t ras que las " casas cu e­vas" van ap arec iendo co nfo rme el te­rreno se va haciendo más ele vado,su rgiend o las agrupacio nes de cuevas

en los luga res ce rca de la montaña,organizándose en grupos amplios- b arr ios- que se comunican entre s ípo r med io de escalones sucesiv os queenlazan todas las viviendas. Hoy d faen su mayor parte de rruidas y aban­donadas .

Se observa a pr ime ra vista una su­perpos ición de cuevas en med io deescombros y pobreza .

Empezamos a recorrer la parteEst e d el pueblo , do nde se ven nurne­rosas ch ime neas, dos d e ellas encen­d idas , se sit úa n t od as en lo alto delce rro .

Podemos d ivid ir las cu eva s de J ó­da r en dos grandes grupos; las "cue­vas de/ Pocico" y "cuevas de Vista/e­qre" . Hace unos años - cuentan susgentes- hab fa otro grupo un po comás aba jo que se llamaba "B arr an­quondo" (sit uad as en los barrancos)pero fue ro n derribadas pa ra cons­t ru ir unas casas.

Siempre se agrupan las cuevas a lolargo de las bar ranqueras.

Encontramos 48 cu evas, más omenos, por la zona del " Poc ico",:hay muchas que t ienen las ch ime neast apadas, habr á seis o siete hab itadasen esta zona.

Caminando de l barrio del " Po ­c ica " a " Vista legre" , las dos barran­queras en las que se encuentran si­tuadas las cuevas, se extienden conprofus ión po r todos lados. Ha lla­mos pocos h abit antes deb ido al aban­dono pau lat ino de las m ismas. Porotro lad o , los prop ios interesadoshan ido construyendo sus prop iascasas grac ias a sus escasos aho rros oa alguna sub venc ión.

La mayorfa de los moradores delas cu evas son anc ianos q ue por nu­merosas causas siguen aferrados aellas , ya sea por nosta lgia, incompa­t ibilidades familia res, o por la esca sezde recursos económicos; tuvimosoportun idad de conocer a una ancia­na que durante el d fa preferfa viviren su cueva, aunque po r la noche ibaa dorm ir a casa de su h ija . Otros, encambio, se vef an ob ligados a vivir

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all í po rque de lo contrario tendríanque dormir a la intemperie.

La densidad de pob lación que ac­tualmente hay en las cuevas es muybaja, siendo algunas de ellas, comod icen los del pueblo "usadas pa ralos mar ranos", únicamente.

Un fenómeno curioso, d igno demenc ión, es la reutilización de de ­terminadas cuev as, como la que llevóa cabo para guardar el ganado un pas­to r de cabras, José Garc ía de l R ío,en dos de ellas de rruidas. Este horn ­bre compró las cuevas una vez d es­hab itadas y las cercó con alamb repara formar un red il.

LA VIVIENDA

La t ierra de este lugar es " colorá",como d icen sus gentes, " roji za conalgunos canto s, buena para cons­tru ir". Por eso sus viviendas se reali­zan d irectamente sobre este materialo b ien, como ocu rre en algunas oca ­siones, excavadas en roca viva ("ris·ca"), en la que " se veían negros parahincar un clavo".

Según Leopoldo Torres Balbás" son terrenos compuestos de aren is­ca, conglomerados, ma rgas y calizasen rocas muy compactas, impermea­bles y altamente aisladores de la hu ­medad, blandas al p ico, y capaces de

endurecerse por la acción atrnos­férica" .

El anteriormente citado J osé Gar­c ía co nst ruyó algunas de est as cuevasy ayudó en otras. Sigue viviendo all íaunque la suya es la ún ica qu e sigueen pie en la zona. Todo el entornoestá abandonado.

" Con el p ico picaban y con la es­puerta lo sacaban", d ice un cantar­cillo de po r aqu r, Tor res Balbás d ice"q ue si existía o se presentaba algúnestr echo filón de arena, solfan tapar,lo, fijándolo con mortero pa ra evitardesprend imientos. Tanto las capas dearcilla , como las de grava, en el actode picar la cueva se dejan cortar fá­ci lmente : las de arc illa ceden a la ac­ción de l dedo, si con éste se empujaa manera de punzón; pero se endure­cen luego por la acc ión del aire, hastael extremo de costar t rabajo clavarun clavo. No hay or ientación fijapara ellas; se adaptan a las cond icio­nes del ter reno, según el que corres­ponda a cada hab itante.

y en cuanto al pro ceso construc­t ivo de las viviendas preguntando alos ancianos, del lugar, la mayo rfano habían visto hacerlas (hombres de70 a 75 año s). Hubo una época noscuenta Andrés Draz. en que todav íase constru (an como refugios másprim itivos donde guarecerse , sob retodo después de la Guerra Civil. Enalgunos de ellos , d ice, conv ivían t res

o cuatro fam ilias' porque no había si­tio donde meterse. José Garc ía noscomenta : "antes no cab ra la genteen las cuevas, y por las ta rdes estabanlas mo ntañas aba rrotadas de ho mbresy mujeres" .

Actualmente, existe una reutiliza­ción de las cuevas pa ra el ganado, co ­ch iqueras, pa ra gua rda r los aperos delabranza y los trastos viejos, etc. As ívemos una desva lorización total deun med io qu e se ha empleado pa ravivir.

Hoy d ía ua no cu idan las cuevas, yvan dejando que se desmoronen pocoa poco (dicen sus habitantes que vana t irarlas y les van a dar casas a carn ­b io, pero pasa el tiempo ellos siguenigual).

La vivienda prop iamente d ichapuede ser de pequ eñas o grandes d i­mensiones, depend iendo de las neceosidades bás icas de cada fam ilia y dela facilidad de excavació n del te rreno.

El háb itat está fo rmado general·mente por tres o cuatro comparti­mentos, en los cua les se incluye co­cina, desp ensa, do rm itor ios, cua rtospa ra aperos, etc. Otras, en cambio,son de d imensiones mín imas, están ­do ocupadas por personas, trastos,y a veces animales revue ltos .

Las faldas de las mo ntañas sirvende frente a las casas , y de calles losespacios en tre ellas. Como los cerrossiemp re presentan irregularidades res-

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pecto de sus pa redes , preparan unpla no vertical, igualándola, constru­yendo su entr ad a de fáb rica, lad rilloo mampostería, cubriendo el huecoque queda en lo alto, entre-ese mu roy la roca, cubierta en lo me jo r de loscasos, co n te jas curvas (o más moder­nam ente en algunas co n ura lita l.

La entr ad a da di rectamente a lahab itación central - no ex istiendo unpas illo prev io en esta estanc ia- queservía a la vez de cuarto de estar, co­c ina y comedor. Todo el int er ior dela cueva está blanqueado con cal, te­chos , paredes, hornacinas, etc.; ad­qu iriendo con esto una lumi nosid adespec ial en todo el háb itat. SegúnTorres Balbás, "lo general, es des­pu és de alisar con herram ientas laspa redes, arcos y ar istas, de los ángu ­los entrantes y salientes, proveersede una b rocha comúnmente deho ja de pa lma que emplean a modode hisopo co n cal d isuelta, bastanteespesa en agua . De este modo, concuidado y pac ienc ia y lech adas su­ces ivas, llega a formarse una cos t rad elgada que cubre po r completo laarcilla.

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. ~,,_ J.. ~.\e_..Veta .....del. .

(qc\va.l...."'ie l\a.b;ft.A....).

Emplean pa ra e l pavimento, la ma ­yor ía de los casos, baldosas, aunquetambién dejan el suelo visto o en jal·begado , ya que la cal fo rma un pav i­mento continuo de gran calidad .

En cuanto a la distribución de lashabitaciones, no ex iste ninguna divi ­sión t ípica; observamos que al igualque en el resto de las cuevas de casitoda la geografía española general­mente se d iferencian dos espacios:

1} cocina-cuarto de estar;2 } dorm itorio/s .

En algunas (las más m íseras) no exis­te esa d ife rencia como tal, y utilizanúnicamente un espacio habitaciónpa ra todas las funciones . En la "co­cina-cuarto de estar", se ub ica la ch i­menea alrededor de la cual se hace lavida f~i1iar. En las pa redes se hora­dan algu nas hornacinas , que sirvenpara guardar los pocos utensil ios decocina qu e se t ienen en el háb itat.El escaso mobilia rio se compone deuna banca de madera, sillas y unames a.

Los dorm itorios , en el caso de quelos haya, se encuentran situados de­t rás o a los lados del cuarto de estar.Estos no t ienen puertas que los aís­len, simp lemente una cortina de telaq ue sirve de separación de una habi­t ación a otra .

ASPECTOS SOCIALES

Como viene siendo denom inadorcomún , es la arqu itectura de cuevasuna arquitectura marg inal, con res­pecto al núcleo urbano . Forman co­mo un cintu rón que marca la frente­ra, entre el pueblo (abajo), y el cerro ,a partir de ella .

Cuando se sube hasta all í, han des­apa rec ido paulatinamente las calles,el alumbrado, el alcantari llado , elagua corriente y comienza el abando­no y la miseria. Situadas las más aambos lados de las to rrente ras quebajan del cerro, estas más de 50 cue­vas de lim itan al pueb lo po r el W.Hoy no llegan a 15 las hab itadas yninguna cumple las condiciones deuna vivienda d igna .

Gitanos y payos, ancianos, [o rna­le ras cuando pueden y jóvenes mu je­res ca rgadas de ch iquillos, componensu ce nso .

J ódar no es un pueblo demasiadorico, pero la pobreza de las cuevas essub rayada en varios aspec tos. Lasmás de las cuevas, abandonadas, cum­plen la func ión de estercolero. Otras,med iante una imp rovisada valla, sehan convertido en corral para algunascab ras o en una coch iquera. No sonsus propieta rios habitantes de las cue­vas, sino visitantes cotid ianos que su­ben en su burro el alimento. Una delas pocas inquilinas jóvenes que que­dan, nos testimon ió su deseo deabandonar su cueva ; tenía una obse­sión : "vivir en una casa como los de­más " . Dicho por ella , la palabra " ca­sa", "c asit a" t enía un especial signi­ficado arquitectónico , no en el sen­tido espacial, sino de " h ogar" , es de­c ir, los baremos mín imos donde po­der estar a gusto.

Por último habría que citar a ungrupo muy importante, el más visibley bullicioso: una tropa de n iños, quesin su presencia h arían de las cuevasun paisaje desolado.

BIBLlOGRAFIA

Dicc ionario Geográfico estsdtstico de Es-­pafia. P. Madoz , 1849.

GARCIA DE DIEGO , Vicente : " Los t iposde casas de la Pen (nsula Ibé rica" . Re­vista de Dialectologla y tradic ionesPopulares, 1952 .

HOYOS Nieves: " La casa trad iciona l enEspa~a" . Temas españoles, núm . 20 ,1952 .

TORRES BALBAS : Folklore y costum­bres de España. La vivienda popularen España. Ed. Alberto Martln, Bar­celona.