Las Formas de Negar a Jesucristo

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Las formas de Negar a Jesucristo. El tribunal estaba lleno de personas. En el ambiente había expectación, preocupación y tensión en los rostros de los presentes al juicio. El murmullo crecía en la sala de audiencia. Hasta que el principal testigo de la defensa entra y se dirige al estrado. Cruza una mirada con el acusado. El testigo sabe que tiene en sus manos el destino de aquél hombre. No sale un gesto, nada. Y todos espectantes de su declaración. Llegado el momento, el abogado le pregunta si estuvo el día tal, a determinada hora, con su cliente y acusado en la causa. Un sí o un no, era todo lo que determinaria si quedaba o no en libertad. Su afirmación daría sustento a la versión del imputado. Sería la coartada perfecta. El silencio invade toda la sala, un momento que se convierte en una eternidad. -No lo conozco... y no sé de qué me habla...-dijo. Negarlo fue como dictar una sentencia en contra del imputado. Desconoció largos años de amistad, y de secretos compartidos. La aseveración que hizo fue contundente: “No lo conozco...”. El testigo negó a su mejor amigo, echó por tierra la defensa, y dejó sin piso cualquier argumento que pudiera esgrimir su abogado. Pensemos ahora que pasaría si el acusado hubiera sido cualquiera de nosotros. Estariamos con la esperanza de que en ese momento de crisis su mejor amigo, el más cercano le brindara su respaldo y testificara a su favor. Pero en lugar de confirmación, recibe una bofetada, una desagradable sorpresa: Aquél en quien confiaba, pública y judicialmente le niega, lo desconoce... Pues, es la misma sensación que experimentó Jesús en el momento crucial de su juzgamiento, cuando Pedro, uno de sus discípulos más intimos, negó conocerlo... La historia podemos hallarla en el evangelio de Lucas 22:54-62.

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Las formas de Negar a Jesucristo.

El tribunal estaba lleno de personas. En el ambiente haba expectacin, preocupacin y tensin en los rostros de los presentes al juicio. El murmullo creca en la sala de audiencia. Hasta que el principal testigo de la defensa entra y se dirige al estrado.

Cruza una mirada con el acusado. El testigo sabe que tiene en sus manos el destino de aqul hombre. No sale un gesto, nada. Y todos espectantes de su declaracin. Llegado el momento, el abogado le pregunta si estuvo el da tal, a determinada hora, con su cliente y acusado en la causa. Un s o un no, era todo lo que determinaria si quedaba o no en libertad. Su afirmacin dara sustento a la versin del imputado. Sera la coartada perfecta.

El silencio invade toda la sala, un momento que se convierte en una eternidad.

-No lo conozco... y no s de qu me habla...-dijo.

Negarlo fue como dictar una sentencia en contra del imputado. Desconoci largos aos de amistad, y de secretos compartidos. La aseveracin que hizo fue contundente: No lo conozco.... El testigo neg a su mejor amigo, ech por tierra la defensa, y dej sin piso cualquier argumento que pudiera esgrimir su abogado.

Pensemos ahora que pasara si el acusado hubiera sido cualquiera de nosotros. Estariamos con la esperanza de que en ese momento de crisis su mejor amigo, el ms cercano le brindara su respaldo y testificara a su favor. Pero en lugar de confirmacin, recibe una bofetada, una desagradable sorpresa: Aqul en quien confiaba, pblica y judicialmente le niega, lo desconoce...

Pues, es la misma sensacin que experiment Jess en el momento crucial de su juzgamiento, cuando Pedro, uno de sus discpulos ms intimos, neg conocerlo... La historia podemos hallarla en el evangelio de Lucas 22:54-62.

Y al igual que Pedro, los cristianos a veces negamos a nuestro amado Seor Jesucristo... Cmo y cundo lo negamos?

...Negamos a Jess cuando no asumimos compromisos

Un cristiano sin compromiso es aqul que lucha entre su inclinacin al mundo y los placeres que ofrece, y la necesidad que tiene de ordenar su vida, conforme lo establece la Palabra de Dios. Sabe que este camino llenara su vida pero se deja tentar por la mundanalidad. Esa es la imagen que parecera ofrecernos el apstol cuando al ser llevado Jess a casa del sumo sacerdote Y Pedro le segua de lejos (Lucas 22:54 b).

Si reconoce que su vida cristiana ha sido superficial, posiblemente est experimentando falta de compromiso, y como Pedro, sigue al Seor... pero de lejos... El versculo 55, en el pasaje objeto de nuestro estudio, revela a Pedro mezclado con la multitud. Como pudiera ocurrirnos a usted y a m cuando no le revelamos a nadie que somos creyentes y queremos pasar

desapercibidos, por temor al qu dirn. Cristianos de incgnito son los que abundan en nuestro tiempo...

Nuestra vida testimonia que Jesucristo obr un cambio

Para testimoniar que somos cristianos no es necesario andar cantando coritos, asumir la jerga de santidad que solemos aplicar los evanglicos cuando hablamos y estar citando a toda hora versculos bblicos. Generalmente quienes desean llamar la atencin con sus creencias, llegado el momento no corroboran con hechos lo que dicen sus palabras. A Cristo se le testimonia con nuestras acciones.

A Pedro le reconocieron como seguidor de Jess, Pero una criada, al verle sentado al fuego, se fij en l, y dijo: Tambin ste estaba con l... un poco despus vindole otro, dijo: T tambin eres de ellos... como una hora despus, otro afirmaba, diciendo: Verdaderamente tambin ste estaba con l, porque es galileo... (Versculos 56-59).

En Pedro haba un sello especial, un distintivo, algo que l no poda ocultar. Sin embargo l estaba empecinado en negarlo. Temor? Preocupacin por la opinin de los dems...? Cualquiera que fuese la razn, evidenciaba en sus palabras y hechos que era un discpulo, no poda ocultarlo, pero estaba decidido a ocultarlo y negar su condicin especial de hombre de fe.

Por qu fall Pedro...? Por qu fallamos nosotros...?

Esa pregunta la he escuchado sinnmero de veces y en el volumen de cartas que me llegan diariamente, aparece con mucha frecuencia: Por qu falle...?. Personas de todas las edades que se cuestionan qu los llev desistir de su andar cristiano y buscan una explicacin del por qu volvieron atrs. Y es aplicable a Pedro Por qu neg a Jess?

La respuesta ser la misma en todos los casos: Pedro, usted y yo fallamos cuando dependemos de nuestras fuerzas y no del poder de Dios. Recuerda a Pedro horas antes? Le haba dicho a Jess: Seor, dispuesto estoy a ir contigo no solo a la crcel, sino tambin a la muerte (Lucas 22:33).

Pedro confi ms en sus fuerzas que en el poder de Dios, que nos trae fortaleza y nos ayuda a enfrentar la adversidad, las crisis y las tentaciones. Eso fue justamente lo que expres Jess con su mirada, inmediatamente despus que cantara el gallo y Pedro le hubiera negado tres veces: Y enseguida, mientras l (Pedro) todava hablaba, el gallo cant. Entonces, vuelto el Seor, mir a Pedro... (Versculos 80. 61 a).

El secreto de decenas de personas que volvieron atrs en su vida cristiana, estriba en que se desprendieron de la mano del Seor Jesucristo.

Es hora de revisar nuestro andar con Cristo

Judas y Pedro fallaron. Cada uno desde diferentes perspectivas, pero fallaron. Abandonaron al Seor Jess en el momento menos apropiado. Huyeron de la realidad. Temieron las consecuencias. Se acobardaron. Pero tambin las decisiones finales de Pedro y de Judas marcaron la diferencia... y esa diferencia fue determinante en el destino eterno de cada uno.

Judas se arrepinti del dao, pero en lugar de buscar a Dios en medio de su crisis, se ahorc. Vctima de la desesperacin, preso de la cobarda, acudi a la va ms fcil: quitarse la vida para no enfrentar la realidad. Pudo haber buscado el rostro del Seor en procura de ayuda, pero prefiri el suicidio.

Pedro en cambio, al incurrir en el error y sentir el peso de la mirada tierna del Seor Jess ... saliendo fuera, llor amargamente (versculo 62).l se arrepinti y se dispuso al cambio. Y en el captulo dos del libro de los Hechos de los Apstoles predicando el evangelio de Jesucristo, con denuedo, con valenta, con decisin, sin ocultar su fe en el Hijo de Dios.

Estoy convencido que estas lneas le llevarn a reflexionar sobre su propia existencia. Y algo de suma importancia: su testimonio como cristiano. Y algo ms: tengo el convencimiento de que, con su arrepentimiento y decisin de cambio, las cosas sern diferentes desde hoy en su desenvolvimiento al interior de la iglesia, pero en especial en el campo secular.