Las Guerras Del Siglo XXI o Los Sacrificios Humanos de La Modernidad

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Las guerras del Siglo XXI o los sacrificios humanos de la modernidad

I.Se sabe con certeza que es posible y ms o menos fcil la eliminacin de parte de la humanidad, la destruccin, parcial o total del mundo, tal vez la desaparicin de la vida en la tierra; no la destruccin de la tierra porque a despecho de lo que hagan los hombres, seguir su curso. Bastara recordar al ex presidente norteamericano G.W. Bush anunciando la destruccin de Irak y poniendo de inmediato en obra su designio, o ver al actual, B. Obama, paseando por el mundo con un maletn nuclear de mano con poder suficiente para incendiar el planeta. Se podra recordar las dos guerras mundiales del siglo XX o encender la televisin para tomar nota de las actuales. Pero a despecho de su ms o menos continuidad, abundancia y multiplicidad de preparativos, todoello carece de novedad, imaginacin o sentido creativo porque los conflictos actuales y aquellos otros en que se enfrascaron los europeos durante el Siglo XX, mutatis mutandis, no escapan de los moldes, razonamientos, justificaciones o explicaciones del enfrentamiento historiado por Tucidides en la Guerra del Peleponeso librada entre atenienses y peloponesios, quien haciendo un brillante ejercicio racional da cuenta de las causas reales, econmicas, polticas e ideolgicas del conflicto y de los pretextos utilizados para justificar la lucha entre tribus esclavistas y el homicidio colectivo, so pretexto de la prevalencia de la democracia o la aristocracia, el respeto a las creencias religiosas o a los pactos, tradiciones y costumbres, dioses, patria y herosmo incluidos, que torpemente (seguramente tambin filosficamente) repiten los europeos sin otro cambio que el de la mayor peligrosidad de las armas que ahora utilizan, gracias al desarrollo de la ciencia en la era de la modernidad, de la post modernidad o de la globalizacin de la violencia homicida que desde hace ms de quinientos aos despliegan para daarse a s mismo y al resto de la humanidad. La guerra de 1914 me encontr explicando a Tucdides a los estudiantes anota Toynbee- La experiencia por la que estbamos pasando en nuestro mundo actual ya haba sido vivida por Tucidides en el suyoEl y la generacin a que perteneca haban estado antes que yo, entes que mi propia generacin, en el estadio de la experiencia histrica, al que, respectivamente habamos arribado converta absurda la anotacin cronolgica que califica a mi mundo como moderno y como antiguo al suyo eran filosficamente contemporneos[endnoteRef:2]. Lo cual es cierto porque desde all hasta ahora en nada ha cambiadopara esas personas (para occidente) la percepcin del orden que rige el desenvolvimiento de las relaciones humanas. Tiene apodctica vigencia las tribales previsiones de Tucdides. cuantos quieran tener un conocimiento exacto de los hechos del pasado y de los que en el futuro sern iguales o semejantes, de acuerdo con las leyes de la naturaleza humanaconsiderarn til mi obra(Tucdides, pag. 58). [2: J. A. Toynbee. La civilizacin puesta a prueba, en Tucdides. Historia de la Guerra del Peloponeso. Introduccin General, traduccin y notas de Juan Jos Torres Esbarranch, Gredos. Barcelona 2006, pag IX-X. ]

II. Sacrificios humanos se han practicado en todas las pocas y civilizaciones con la participacin ritual de las comunidades y colectividades en ceremonias solemnes destinadas a librar al mundo de la corrupcin, la enfermedad, o el caos, y purificarlosimblicamentede los elementos que lo corroen, limpindolo para conformarlo al orden que hace inteligibles los designios de la divinidad. Tal vez es la respuesta de la debilidad humana ante lo ignoto. El terror instintivo a lo desconocido.En el mundo globalizado, globalizado por los globalizadores, los sacrificios humanos se preparan tambin a escala global, y de las preparaciones, ritos y ceremonias todossomos testigos, y vemos cmo algunos participan de ellos con entusiasmo. Lo permite as la tecnologa de las comunicaciones. Cabe formular entonces algunas interrogantes: Cul es la divinidad ante la que se rinden las grandes hecatombes de la modernidad o de lo que fofamente ha venido en denominarse post modernidad?, La justicia, la verdad, los derechos humanos, la democracia, el desarrollo, el progreso, la civilizacin?, Es necesario tal vez purificar al mundo de la arbitrariedad, de la falsedad, del abuso, de la autocracia, del subdesarrollo, del atraso, del primitivismo?, Cul es el botn que persiguen los estrategas del post moderno esclavismo?Cmo es que los herederos de la filosofa y la jurisprudencia, y creadores de la ciencia, la tecnologa y el derecho e indiscutidos artfices del mundo moderno pletrico de beneficios y bondades de pronto se ven y los vemos inconteniblemente arrastrados por la violencia destructiva y el nimo homicida?. Es acaso explosiva la conjuncin del racionalismo griego, el monotesmo judaico, la jurisprudencia romana y al amor cristiano?, No es cierto acaso que la violencia destructiva y el nimo homicida niegan todos y cada uno de los postulados, creencias, propsitos y finalidades que constituyen la base y fundamento sobre la cual se levanta la construccin del mundo edificada por ellos mismos?.Cmo explicar la efebofobia, el irracional temor a los jvenes, que domin a los europeos durante los ltimos aos del siglo XIX y la primera mitad del Siglo XX; la donacin de los hijos en las aras del patriotismo, la exaltacin del herosmo y elevando a virtud el homicidio colectivo?, Practicaban todos ellos al unsono el ritual de Abraham sin Dios que detenga el pual filicida?La Iglesia catlica estableci tribunales inquisitoriales a fin de regular la caza de brujas practicada en la poca pre moderna, asumiendo un monopolio que al establecer normas y procedimientos ceremoniales, moriger la desordenada proliferacin de los ritos purificadores. La Organizacin de Naciones Unidas, constituida despus de las dos grandes hecatombes europeas del Siglo XX, con menos fuerza que la Iglesia en su tiempo, reclama para s el monopolio de la organizacin de estas grandes hecatombes que actualmente son preparadas ms o menos desordenadamente por las grandes potencias: los tratados internacionales sobre el derecho de guerra y los tratados humanitarios, seran un avance en ese sentido, pues el propsito declarado es morigerar y regular uniformemente estas celebraciones o ritos.

III.Todo esto es un tema que con urgencia requiere cuidadoso estudio e investigacin que nos conduzca al entendimiento de los supuestos, creencias, conceptos que alientan y fortalecen conductas agresivas en los individuos u obran como elementos potenciales o desencadenantes de los impulsos colectivos a la destruccin. Es un estudio que debe realizarse seria y responsablemente y al cual deberamos aplicarnos sin demora a fin de encontrar pronto un remedio. No podemos eludir esa responsabilidad quienes vivimos en pases cuya cultura se alimenta diversas vertientes y por eso mismo hace lugar a contemplar las cosas desde diversas perspectivas.Estoy persuadido que es adems un asunto cuyo estudio o investigacin que no est al alcance de los europeos entre los cuales incluyo a los norteamericanos y a quienes ajustan sus creencias y pensamientos a los criterios de lo que se ha venido a denominar la modernidad. Hasta donde he logrado investigar hecha la excepcin con Tolstoi- los europeos uniformemente sostienen la creencia -implcita en las reflexiones o explcita en los planes y proyectos colectivos-, que es propio de la naturaleza humana el estado de guerra permanente y natural tambin el desencadenamiento de la furia colectiva que empuja a los hombres a la destruccin de lo propio y de lo ajeno; y en ese entendimiento, por consiguiente, es razonable, para esa razn, aplicarse al perfeccionamiento de los medios y procedimientos ms eficaces para la destruccin de lo construido y la aniquilacin de la vida, proceder luego a la fabricacin de terribles artefactos con ese objetivo, siendo ese en fin el propsito de la ciencia o arte de la guerra; que no es otra cosa que la sujecin de la inteligencia al servicio de la pasin homicida; su premeditada aplicacin para la minuciosa construccin de artefactos de destruccin cada da ms letales, tan letales como para acabar rpidamente con la vida en el planeta.

IV.Hobbes,[endnoteRef:3] por ejemplo sostiene que "La naturaleza ha hecho iguales a los hombres en lasfacultades del cuerpo y del espritu... (p.133), de modo tal que "la... igualdad de esperanzas....de deseos de los mismo bienes... escasos... genera enemistad y en esa situacin cada hombre es un agresor no teme otra cosa que el poder del otro... la desconfianza entoncesconduce a la guerra" (p. 134); en semejante guerra nada es injusto... las nociones de derecho y legalidad, justicia e injusticia estn fuera de lugar donde no hay poder comn, la ley no existe: donde no hay ley, no hay justicia... " (p. 138); "fuera del EstadoCivil siempre hay guerra de uno contra todos.... (p 136), rige la ley natural, segn la cual la libertad del hombre consiste en usar su propio poder como quiera, para la conservacin de su propia naturaleza, es decir de su propia vida...( p, 139)."La libertad es.... la ausencia de impedimentos... poder hacer lo que quiere... . Segn la primera ley o "... precepto o regla general de la razn... cada hombre debe esforzarse por la paz, mientras tiene la esperanza de lograrla; y cuando no puede obtenerla debe buscar y utilizar todas las ayudas y ventajas en la guerra..."(p, 140). Indica la "segunda ley: que uno acceda, si los dems consienten tambin, y mientras se considere necesario para la paz y defensa de si mismo, a renunciar a este derecho a todas las cosas y a satisfacerse con la misma libertad, frente a los dems hombres... que les sea concedida a los dems con respecto a el mismo." (p, 140); "renunciar a un derecho a ciertas cosas es despojarse a si mismo de la libertad de impedir a otro... o abandonar el derecho... "la mutua transferencia de derechos es lo que los hombres llaman contrato..." (p.142). "tercera ley... que los hombres cumplan los pactos que han celebrado" (p, 153)."la definicin de injusticia no es otra sino esta: el incumplimiento de un pacto. En consecuencia lo que no es injusto, es justo" (p.153)."justicia, equidad, modestia, piedad y en suma la de haz a otros lo que quieras que los otros hagan por ti, son por si mismas, cuando no existe temor a un determinado poder que mantiene su observancia, contrarias a nuestras pasiones naturales, las cuales nos inducen a la parcialidad, el orgullo, la venganza y otras cosas semejantes. Los pactos que no descansan en la espada no son ms que palabras sin fuerza..." (p 175); El" Estado ha sido constituido cuando una multitud de hombres convienen y pactan... que a un cierto hombre o asamblea de hombres, se les otorgar por mayora, el derecho a representar a las persona de todos..."(p, 181).El Estado es, "aquel gran leviatn, o ms bien... aquel dios mortal, al cual debemos, bajo el Dios inmortal, nuestra paz y mutua defensa..." (p,179) [3: Hobbes. Leviatan o la materia, forma y poder de una repblica eclesistica. SARPE 1984, Madrid.]

No es distinto el punto de vista de Kant[endnoteRef:4], otro de los grandes demiurgos de occidente: El estado de paz entre los hombres que viven juntos no es un estado de naturaleza (status naturalis), que es ms bien un estado de guerra, es decir, un estado en el que, si bien las hostilidades no se han declarado, si existe una constante amenaza. El estado de paz debe, por tanto, ser instaurado (Kant. Sobre la Paz Perpetua, pag51). [4: Kant. Sobre la Paz perpetua.]

Los ms influyentes y connotados representantes de la filosofa jurdica de la modernidad durante el Siglo XX, no se alejan de esas creencias implcitas los debates y reflexiones respecto a la justicia.Emulando a Kant, emulando tal vez lo nico deleznable de la filosofa de Kant, el norteamericano Rawls[endnoteRef:5], por ejemplo, en un libro denominado Derecho de Gentes, escrito con el propsito de fundamentar una poltica particular de la equidad y la justicia, con espeluznante minuciosidad y con inteligencia, pero con inteligencia limitada y estrecha, propone una serie de clasificaciones de los pueblos que habitan tierra, y los supuesto, reglas y procedimientos a los cuales tendra que ajustarse los actos de los gobiernos de los pueblos liberales o decentes, destinados a la eliminacin total o parcial, de las sociedades lastradas. Se pregunta Ralws: Hasta dnde los pueblos liberales o decentes tienen obligacin de ayudar a estas sociedades lastradas de tal manera que consigan establecer sus propias instituciones decentes o razonablemente justas?. [5: Rawls, J. Derecho de Gentes]

V.Y no es que el mundo tenga que conservarse tal cual es eternamente. No es as porque el mundo no puede dejar de renovarse permanentemente y transformarse en otro distinto al anterior. La destruccin catastrfica del mundo se ha dado muchas veces por causas naturales, y ha ocurrido, por otra parte, cada vez que se ha derrumbado alguna civilizacin, como, por ejemplo al producirse la invasin europea a Amrica; y sin catstrofe, probablemente el mundo se destruye y renueva continuamente de manera ms o menos ordenada; con seguridad el mundo acaba cuando muere un hombreacaba definitivamente para ese hombre.El recuento de la destruccin premeditada del mundo o de alguna de sus partes es intil porque de esa historia repetitiva y estril- ninguna conclusin puede sacarse distinta aquella que indica que es consecuencia de la estupidez, y como la estolidez es la negacin de la razn entonces no es posible encontrar ninguna que la explique, ni necesario conocer sus mecanismo, medios o instrumentos. Solo est a nuestro alcance la posibilidad de examinar las creencias, imaginaciones, supuestos y motivaciones individuales y colectivas que la impulsan a fin de superarlos, y alejarse de ellos tanto como sea posible. Cmo hacerlo?. Hay que hacerlo. la vida y no la muerte, es la ltima palabra de la historia,anota Gutirrez en su Teologa de la Liberacin [endnoteRef:6] (G. Gutierrez, p. 44) y hace luego una muy justa ycristiana admonicin: Solo los que defienden la vida tienen las manos llenas de historia, los que siembran la muerte se irn con las manos vacas(p, 56);se irn al infierno obviamente,lo cual estara bien si consuelo fuere o si en el fuego y en el hielo estuviere la sanacin de la estupidez. Lo cierto, en todo caso, es que el relato de la destruccin del mundo no es otra cosa que el relato de la anti-historia; no es recuento de lo hecho y construido gracias al esfuerzo de hombres y colectividades, -que de lo nico que cabe tomar nota, para replicarlo al menos- sino de lo deshecho con desgraciada torpeza: es la historia de lo deleznable que desde hace tanto tiempo, tanto se practica. [6: Gutierrez, Gusrtavo. Teologa de la Liberacin ]

La muerte, acabamiento o destruccin del mundo, no son consecuencia de ejercicio racional alguno; sino que corresponden ms bien ala sucesin de causas y consecuencias del orden natural, y en el caso de su destruccin, al desorden de la voluntad y al desvaro de la razn.No hay pugna entre civilizacin y barbarie, sino solamente entre barbarie y barbarie.

VI. Espero el domingo para leer la columna de Vargas Llosa en el diario La Repblica y sorprenderme de la fluidez de la prosa y claridad del lenguaje, el sencillo discurrir de las palabras que desenvuelven sin sobresaltos y dejan seguir el hilo de ideas y conceptos que cobran fuerza y vitalidad por emotivas alusiones que hacen de cada artculo un texto completo que cierran con la ltima frase el mbito abierto por la primera.

En Julio de 1999 Vargas Llosa nos entreg en su columna Piedra de Toque de la revista Caretas, Los Pies de Fataumata que tantas veces he ledo. Ahora, el nobel, con similar conviccin y maestra, pero con nimo diverso, hace entrega a sus lectores de Las Guerras del fin del mundo. (Vargas Llosa. La Repblica 07 set 2014). All anota:Hoy, La historia est ms viva que nunca, contradicciones y rechazos violentos a la cultura democrtica son signo de la poca y ganan terreno por doquier Rusia resucita como una potencia desptica que desafa a occidente con xitoLa primavera rabe est muerta y enterrada en Egipto unas elecciones libres subieron al poder a los Hermanos Musulmanes que comenzaron a instalar una teocracia excluyente y agresiva y ha sido echados por una dictadura vesnicaEn Libia la dictadura paranoica de Gadafi se hizo trizas el pas vive en una anarqua sangrienta que, sin duda terminarn prevaleciendo los fundamentalistas islmicos El caso ms trgico es, sin duda el de Irak. La intervencin militar destruy la deictadura sanguinaria de Sadam Hussein un movimiento an ms cruel y fanatizado el Estado Islmico se ha apoderado del parte del pas al igual que en Siria Estados Unidos y la Unin Europea consideran bombardear a los enemigos del tirano ya que ste, aunque asesino y genocida resulta un mal menor comparado al CalifatoNo menos trgica es la situacin de Afganistan, no es improbable que el rgimen que instal una dictadura oscurantista medieval, vuelva al poder ms pronto que tarde. Qu concluir de esta deprimente visin panormica de la eterna pugna entre civilizacin y barbarie?