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LAS MUJERES CERVANTINAS EN LAS OBRAS DE CAUTIVERIO Por Ahmed ABI-AYAD Universidad de Orán. Las mujeres cervantinas desempeñan un papel fundamental en las obras de cauti- verio. En medio de aquel ambiente carcelario cosmopólita movido y regido por el martirio de la esclavitud, el deseo de la libertad, la frustración del amor y el afán de mantener su propia religión frente a cualquier intento de conversión forzosa, apare- cen los personajes femeninos con una hermosura espléndida y única para aliviar y li- berar a los cautivos con los rayos iluminadores de la esperanza y la fe salvadora. En efecto, bien se sabe que las famosas creaciones literatas del Ingenioso español sobre la cautividad como son El Trato de Argel, los Baiios de Argel, el Amante libe- ral, la Española Inglesa y la Gran Sultana, ilustran esta temática principal con otros argumentos novelescos tan esenciales como vitales para el ser humano y tanto más en estas circunstancias difíciles de convivencia social entre las dos comunidades. Ahora bien, referirse a las mujeres cervantinas o más bien protagonistas femeni- nas es señalar el intenso deseo de Cervantes manifestado por ellas en casi todas sus narraciones para tratar una panoplia de asuntos dignos de interés en tanto que repre- sentan una realidad y un fenómeno social muy difundido 1, No es fortuita esta actitud sino al contrario, puesto que paralelamente a la estética 173

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LAS MUJERES CERVANTINAS EN LAS OBRAS DE CAUTIVERIO

Por Ahmed ABI-AYAD

Universidad de Orán.

Las mujeres cervantinas desempeñan un papel fundamental en las obras de cauti­verio. En medio de aquel ambiente carcelario cosmopólita movido y regido por el martirio de la esclavitud, el deseo de la libertad, la frustración del amor y el afán de mantener su propia religión frente a cualquier intento de conversión forzosa, apare­cen los personajes femeninos con una hermosura espléndida y única para aliviar y li­berar a los cautivos con los rayos iluminadores de la esperanza y la fe salvadora.

En efecto, bien se sabe que las famosas creaciones literatas del Ingenioso español sobre la cautividad como son El Trato de Argel, los Baiios de Argel, el Amante libe­ral, la Española Inglesa y la Gran Sultana, ilustran esta temática principal con otros argumentos novelescos tan esenciales como vitales para el ser humano y tanto más en estas circunstancias difíciles de convivencia social entre las dos comunidades.

Ahora bien, referirse a las mujeres cervantinas o más bien protagonistas femeni­nas es señalar el intenso deseo de Cervantes manifestado por ellas en casi todas sus narraciones para tratar una panoplia de asuntos dignos de interés en tanto que repre­sentan una realidad y un fenómeno social muy difundido 1,

No es fortuita esta actitud sino al contrario, puesto que paralelamente a la estética

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creativa del artista, nos ofrece otra estética natural simbolizada y arraigada en la belleza de sus mujeres cuyas imágenes, aunque parciales y no pródigas en detalles nos maravi­llan y conmueven por evocar además, muchas veces, verdades humanas y sociales que suscitan profundas interrogantes y reflexiones. A través de su representación física, se nos hace descubrir igualmente otros rasgos y virtudes de su alma y espíritu.

En estas obras dramáticas cuya similitud temática ha sido demostrada por la críti­ca, particulannente en las comedias que presentamos, y por lo cual no es necesario insistir en la estrecha relación que existe entre el Trato de Argel y Los banas de Ar­gel, las mujeres se distinguen por el valioso papel de representar y defender los va­lores socio-religiosos de las dos comunidades en conflicto: la cristiana y la musulmana, otro elemento significativo y atractivo de la situación social a la que fue testigo Miguel de Cervantes, muy conocedor del mundo y cultura musulmanes.

La presentación aquí de los perfiles físico-morales de sus diferentes protagonis­tas femeninas y los retratos esbozados subrayan la importancia y el interés que para él cobra el tema no sólo de la mujer sino también del amor. Pero ¿Cómo se nos apa­recen estos personajes femeninos en dichas comedias argelinas? y ¿cuáles son los factores trascendentales que las detenninan dentro de esta compleja y dura situación de la cautividad?

Para resolver el dilema y la complicada trama de las actitudes y acciones dramá­ticas, acude Cervantes a su técnica artística y creativa.

Integra algunas constantes imprescindibles e interesantes dentro de esta temática tan repetida y recurrente de su obra, pero cada vez llena de accidentes y sucesos pe­regrinos que maravillan y suspenden al lector y espectador. Esta novedad narrativa a la cual aludimos, la define Cervantes en el capítulo del cautivo por boca de su perso­naje Don Fernando que afirma:

"El modo con que habéis contado este extraño suceso ha sido tal, que iguala a la novedad y extrañeza del mesmo caso. Todo es pereg.:ino, y raro, y lleno de acci­

~

dentes, que maravillan y suspenden a quien los oyc.'·-

Parecida idea expresa Cervantes al concluir su comedia los Baíios de Argel con precisamente el mismo Don Lope que afirma:

Aludo a los numerosos/as y varios temas evocados por Cervantes como: los celos, el honor. el adulterio, los amores cruzados entre las dos comunidades, los Moriscos, expulsiones, hechicería, cautividad, raptos y secuestros, religión, etc.

2 Cervantes Saavedra, Miguel de, DO/1 Quijote de la Mancha, Edic. Martín de Riquer; Edil. Juven­tud, Barcelona. 1971. (Capítulo XLII l' parte). Véase Joaquín Casalduero. "La historia del cauti­vo" Del Quijote.

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No de la imaginación este trato se sacó que la verdad lo fraguó bien lejos de la ficción. Dura en Argel este cuento de Amor y dulce memoria, y es bien que verdad y historia alegre al entendimient03.

Ahora bien, la implicación de relaciones amorosas entre personas de ambas co­munidades revela de otro modo, el valor ilustrado por las mujeres en la ilustración de la fe católica y de la paciencia liberadora y compensadora.

Vemos, pues, que en ambas comedias enunciadas, se entretejen unas intrigas de amores cruzados. La joven pareja de cautivos cristianos enamorados se ve persegui­da por los amores de sus respectivos amos moros. Elementos fundamentales de la vida, como el amor. la religión y la libertad alcanzan aquí una preocupación diaria que lleva al autor a varias interrogantes y profundas meditaciones.

También, la historia del cautivo relatada por Ruy Pérez de Viedma que encontra­mos en los capítulos de la primera parte del Quíjote. coincide con estas comedias en el tema de la fábula de amores cruzados y de la conversión al cristianismo de la mora enamorada del caballero cautiv04

. Este fenómeno de amores cruzados, muy importantes en el espíritu de Cervantes surge igualmente en el Amante Liberal. Se evoca claramente el valor emocional que nos hace revivir el autor bajo impresiones y reflejos de cuantas imágenes fuel1es que vivían los cautivos. Sin embargo, con es­tos intercambios amorosos muy emocionantes y graciosos, Cervantes alude. segura­mente. a la integración. a la unión y finalmente al mestizaje de personas que se aman a pesar de sus diferencias étnicas y que ni siquiera puede separarlas la reli­gión. Por lo tanto. se clama de manera sutil a la convivencia social y a la tolerancia que reinaba ya antes en El Andalus.

La evocación del tema del amor alcanza entonces, mayor interés en la selección de sus protagonistas que se caracterizan fundamentalmente por su extraordinaria be­lleza, sea lo que sea su pertenencia.

3 Cervantes Saavedra. Miguel de. los Baños de Argel. edic. de Jean Canavaggio. Taurus. Madrid, 1984, pág. 155.

4 Véase mi artículo "Argel, una etapa decisiva en la obra y pensamiento de Cervantes" en Las Ac­tas del II COII.~res{! ¡,,{emociol1al de la Asociación de Cerval1{i.,{as. publicadas por Giuscppe Grilli. Nápoles. 1995. Pág. 133-142.

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Montiel Isidoro, en su artículo sobre "la belleza en las mujeres de Cervantes", evocó hace años este aspecto y afirma que el padre de los ingenios españoles fue un entusiasta admirador de la belleza, y según él la más perfecta hermosura natural es la de la mujer hermosa5

.

En El Trato de Argel6, la primera escena teatral estrena a la protagonista mora Zahara, ama y muy enamorada de su criado cautivo Aurelio.

La asociación de su nombre árabe con la flor parece echar un poco de perfume en la vida de los prisioneros y particularmente en la del amado quien, cristiano y muy apasionado por Silvia, rechaza tajantemente las tentativas amorosas de su ama Zaha­ra. Ambas damas representadas aquÍ, ilustran la imagen ideal de la hermosura según la supuesta teoría de la belleza que Cervantes tiene adquirida de su época.

Su visión responde, inclusive a ciertos conceptos coétanos divididos con respecto a los rasgos físicos de los personajes literarios.

En cada época se establece un sistema paradigmático de clasificación según el cual se reduce la complejidad de la percepción de la imagen a una descripción sin­tagmática respetuosa del sistema elegido 7.

Por consiguiente, Cervantes nos propone generalmente mujeres bellas y llenas de gracia. Su concepto de la hermosura de la mujer lo debe sin duda a la tradición neo­platónica, para quien la norma de la hermosura está vinculada a las virtudes más apreciadas en la mujer ideal que se distingue por la honestidad, el recato y la discre­ción.

Los artistas dejan inconscientemente revelar las impresiones personales en los productos de su ingenio. Por lo cual, las heroínas de Cervantes son, pues, todas ru­bias y aun de aquellas que por su raza no sería natural que lo fuesen, como Zoraida, Ana Felix, Halima y otras, no se declara el color de su cabellera, afirma Montiel Iso­doro su estudio. Lo más evidente aquí, es que sus protagonistas femeninas de las co­medias son representadas con metáforas muy evocadoras de su estética inventiva.

En busca de su amada perdida y muy preocupado, se interroga el personaje Aure­lío:

5 Boletín de la Biblioteca Menéndez y Pe/ayo, 1947, pág. 219.

6 Cervantes Saavedra, Miguel de, El Trato de Argel.

7 Véase María Caterina Ruta "Los retratos femeninos en la segunda parte del Quijote" en Actas del II Congreso Internacional de la A.wciaciólI de Cervantistas. Nápoles 4-9 de abril de 1994. Nápo­Ji 1995. Pág. 497-511.

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¿Dé estás Silvia hennosa? ¡Oh estrella, oh suerte, oh fortuna, oh sino! Tu sin igual hermosura, y pues con tales bríos y mientras pudiera ver tu hermosura y gentil ser templaré mi desconsuelo hasta que disponga el cielo.

En la segunda jornada, Yusuf describe a su nueva cautiva Silvia con estas hipér­boles reveladoras de su amor:

Trescientos escudos di, y es poco, según es bella.

Allí se ve la bondad mayor que se ve en la tíerra, belleza y honestidad.

Que no compré para esclava sino para ser señora.

y no cubra el blanco velo esa divina hennosura.

Tu donaire, gracia y ser, claro me dan a entender que eres Silvia, bien nacida.

Zahara contesta a su marido Yusuf que le está hablando de Silvia:

Por cierto la compra es beila si cual hermosa es honesta.

A lo cual responde rápidamente Silvia:

Casada soy y doncella.

En la cuarta escena de la segunda jornada sigue Yusuf hablando de Silvia con Aurelio y destaca la importancia de sus ojos, otro rasgo maravilloso de la cara y del espíritu:

¡Oh Silvia reina de la hermosura! ¿No vale más gozar de aquellos ojos que ser Señor del áureo suelo hispano?

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Tu beldad, Silvia, adoro aquí de hinojos. ¿Has visto las facciones de mi Diosa?

Ahora bien, a estos criterios cervantinos de la mujer ideal sobre la belleza, Cer­vantes le asocia el de la honestidad con que cumple. también, admirablemente Silvia al contrario de su ama mora Zahara cuya conducta y atracción hacia Aurelio es in­digna y poco honrosa. Con esta virtud importante se protegen las mujeres cristianas contra las agresiones e intentos amorosos a los cuales les expone su hermosura. Ve­mos, entonces, a una Silvia, muy religiosa, firme, honrada e inamovible, cuando se la quiere ofender amorosamente. Lo que realza su personalidad de mujer idealizada y tan querida. En la segunda escena de la tercera Jornada, se entreven los dos aman­tes. Silvia aprovecha para confiarse a Aurelio con tono alegre y grave a la vez di­ciendo:

Como he tenido y tengo la esperanza, puesta en el hacedor de Tien'a y Cielo, por cristiana y segura confianza, por su bondad, aun tengo el casto velo, guardado. y con su ayuda santa espero no tener de mancharle algún recelo.

La firme honestidad de Silvia la debe principalmente a su fe cristiana o sea al Cielo y a Dios. El factor religioso aparece aquí fundamental y responde a la mentali­dad contemporánea. En cambio. aunque la mora Zahara. ama de Silvia es ella tam­bién guapísima en la representación de Cervantes. su conducta nos parece pérfida, engañosa e hipócrita con su marido Yusuf. No obstante. la visión cervantina del otro es compleja y complejo es su pensamiento.

El amor se asocia aquí estrechamente con la libertad, y al igual que en la román­tica historia de amor del cautivo ya enunciada, la referencia a ella es una constante significati va.

¿No la vincula el personaje Saavedra a su propia amada Zoraida al confiarnos que "es la seíiora de su libertá",?

El personaje Ocasión. que quiere influir a Aurelío en interesarse más por Zahara y amarla se expresa así:

¡Oh cuán rica es Zahara y cuán hermosa! ¡mira cuán linda, dulce y amorosa la mora hermosa viene a tu mandado!

La fama de Zahara es muy difundida y hasta Pedro en su plática con Saavedra al final de la comedia pone de relieve este rasgo de belleza que la caracteriza:

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En esta casa grande do Yusuf mora, renegado español que está casado con Zahara, la ilustre hermosa mora.

El contraste de imágenes y representaciones entre ambas protagonistas es profun­do y complejo y aunque en el plano estético y creativo son realmente bellísimas da­mas, Cervantes acude a otros factores religiosos para privilegiar la verdadera hermosura, o sea la de Silvia, porque corresponde más al pensamiento social y reli­gioso de aquel entonces que sólo considera a la mujer bella la honesta, paciente y re-. d 8 signa a .

Al final la sentencia del rey viene como una fatalidad para castigar a los malos, simbolizado aquí por el renegado Yusuf y recompensar a los religiosos, firmes y buenos, en las personas de los amantes Silvia y Aurelio, quienes a pesar de todas las agresiones salen victoriosos puesto que Hasan Pacha les da la libertad para irse a Es­paña y casarse.

El desenlace final alcanza su mejor momento en la felicidad de la pareja que ha cumplido debidamente con los requisitos morales y religiosos vigentes y el placer del público fervoroso a tal cumplimiento social.

En Los Baiias de Argel9, aparecen similares situaciones y acciones. Pues en me­dio de la cautividad están vinculados asuntos novelescos que adornan y valoran el interés dramático de las comedias. Así, el argumento del amor y de las intrigas amo­rosas entre parejas cristianas y musulmanes gira alrededor de las bellísimas mujeres religiosas, firmes y honestas cuya hermosura pone de relieve Miguel Cervantes.

En la pIÍmera jornada del drama, después del asalto corsario en tierras españolas y el secuestro de los cautivos en los baños argelinos, aparece en la escena la prota­gonista Costanza muy emocionada y preocupada por ese acontecimiento y el exilio: ¡Adiós, mi cielo y tierra!

La pronta aparición de Don Fernando en busca de su amada Costanza, la evoca con estas palabras reveladoras de la mujer ideal según el concepto aludido. Así lo dice.

8 Existe el mismo concepto de la mujer ideal en la cultura musulmana. Además de las interferen­cias religiosas entre las dos comunidades están las culturas muy arraigadas en ambas mentalida­des debido a la coexistencia en la España del Andaluz.

9 Cervantes Saavedra. Miguel de Los Baijos de Argel, edic. de Jean Canavaggio, Taurus, Madrid, 1984, pág. 155.

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Que va cautiva mi querida prenda ...... quizá quisiera el vil moro trocar la hermosura por dinero a quien no pagará ningún tesoro. ¡Ah mi amada Costanza! ¡Ah dulce honrada esposa!

Frente a las referencias evocadoras de la beldad de Costanza, Hasen, el renegado hace él también, alusión a la fama de la bellísima Zahara, hija de Agimorato, hom­bre rico y gran señor de Argel.

Al señalar la casa del padre de Zahara dice lo siguiente:

Un moro de buena casa, principal y hombre de bien, y rico en extremo grado: y sobre todo, le ha dado el cielo, una hija tal que de belleza el caudal todo en ella está cifrado. Muley Maluco apetece ser su marido.

Esta señal de hermosura de Zahara por el personaje Hasén, viene subrayada, in­clusive por la propia protagonista a través de su carta mandada a Don Lope, desde su ventana que domina el baño de los cautivos. El contenido del mensaje dice:

Muchos he visto en ese baño por los agujeros de esta celosía. y ninguno me ha parecido bien sino tú. Yo soy hermosa, y tengo en mi poder muchos dineros de mi padre. Si quieres yo te daré muchos para que te rescates, y mira tú cómo podrás llevarme a tu tierra, donde te has de casar conmigo.

Al lado de esta ficción un poco extravagante, se destaca el elemento interesante del rasgo bello que caracteriza a nuestra protagonista, muy orgullosa de señalarlo ella misma. También, por otro lado, Curalí, el amo de Costanza, revela algunos de­talles de la belleza de su criada a Don Fernando de este modo:

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Ella es hermosa en extremo, mas llega a su hermosura su riguridad que temo,

ya ¡Amor de esta piedra dura saca el fuego en que me quemo! 2a jornada (v.21)

Ahora bien. en estos intercambios y referencias amorosas entre los personajes re­saltan, aquí también, otras virtudes tan importantes como son la honestidad, la fe ca­tólica, el recato etc, elementos vinculados a la mujer ideal.

A las preguntas de Don Fernando responde Costanza y se revela ella misma con estas palabras:

DON FERNANDO: COSTANZA: DON FERNANDO: COSTANZA: DON FERNANDO: COSTANZA:

¿Cómo os llamáis? ¿yo? Costanza.

¿Sois soltera o sois casada? De serio tuve esperanza. ¿ y estáis ya desesperada? Aún vive la confianza. que mientras dura la vida es necedad conocida desesperarse del bien.

Al darse cuenta Fernando de que Costanza es aquella mujer con quien fue pro­metido se dirige éste a Halima su ama y le dice:

Señora. trátala bien porque es mujer prineipal.

En este panorama de alusiones descriptivas de las bellas mujeres. interviene, in­cluso. la bella Zahara para confinnar y elogiar, ella también, ciertos rasgos nobles y virtudes dignas de Costanza. Ella dice a Halima: "¡Es de precio y discreta la cristia­na!"

La intriga amorosa se desarrolla y crece el interés en medio de escenas que ilus­tran a los protagonistas amantes y enamorados, tanto masculinos como femeninos.

En una plática entre los cautivos Vivancio, que parece reconocer a Zahara. se di­rige a Don Lope y le anuncia:

Si es ella, es dichosa suerte porque parece en el brío hermosa sobremanera.

A lo cual, responde Don Lope prontamente, y arroja esta divina hipérbole alaba­dora a Zahara quien se eclipsó de repente:

"Torna a descubrirte i Oh Sol! en cuyas luces avivo

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el ser, el entendimiento, la ventura y el contento que en tu posesión se alcanza."

Zahara que acaba de reconocer a su amante Don Lope manifiesta su alegría y fe­licidad alabando a su Dios:

"Gracias a Alá ya la caña."

A lo cual responde Don Lope:

Sol bello ¿cómo te vas? pero mas con tu beldad en fe de lo que en tí he visto del deseo que te doma de adorarte no resisto no por prenda de Mahoma sino por prenda del Cristo.

Notamos aquí, el valioso papel que desempeña la religión en las diferentes acti­tudes y sentimientos de los protagonistas, particularmente cristianos que se mantie­nen firmes, honestos y renegados de cualquier seducción amorosa que no sea conforme a los requisitos de las virtudes morales y religiosas de la época. al contra­rio de los personajes musulmanes, quienes aparecen aquí como inmorales y viles. Alusión profunda y significativa del pensamiento de Miguel de Cervantes. que pare­ce evocar aquí aquellos prejuicios despreciativos difundidos en muchos libros con­dicionados por un evidente espíritu de cruzada como por una literatura anti-morisca vigente, y que en realidad no es ni más ni menos que el verdadero sentimiento divul­gado en el pueblo, que nuestro escritor quiere denunciar a su manera lO

.

En fin se termina la comedia con estas bellas metáforas referidas a Zahara por el

10 La cuidadosa lectura de lo dicho y no dicho en las páginas cervantinas, nos lleva a señalar aquí el juicio matizado de Paul Hazard. que ante una medida violenta e inaceptable para todo espíritu li­beral. el eauteloso Cervantes "désapprouvc discretcmcnt et approuve avee éclat" como tríbuto a unos tiempos en que la hipocresía era necesaria para sobrevivir. Es conocido de todos que los elogios eran una obligación y constituían. además, el único salvaconducto que permitía la discu­sión pública de aquel asunto. Ver mí comunicación "la representación de los moriscos en la lite­ratura del Siglo de oro" in VIII Symposium International d'Estudes morisques sur "L'Image des Morisques dans la Littérature el les Arts" Organisé par FTERSI. les 16-20 mai 1997 a Zaghouan - Tunis. Las Aetas saldrán en 1999 con motivo del IX Simposio sobre los Moriscos.

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Sacristán y Ossorio, quienes resultan ellos también maravillados por su extraordina­ria belleza:

SACRISTÁN:

OSSORIO:

i Oh mora la más hermosa más discreta y más graciosa que la fama nos ofrece desde do el alba amanece hasta donde el sol reposa!

¡Por Dios, señores, que es ella y que es la mora más bella y rica de berbería!

Se concluye el drama por el feliz desenlace que une a las parejas cristianas y que culmina con la conversión de Zahara a la religión del Cristo, factor teatral funda­mental para el gusto del público.

Así, la protagonista Zahara lo declara a su Don Lope majestuosamente:

Como yo toda soy tuya no por tí sino por Cristo.

a lo cual le grita su amante para llevarla consigo a España:

¿Do está mi estrella hermosa? ¿Vamos Zahara?

Al fín y al cabo, podemos decir que las mujeres cervantinas representan aquí unos aspectos y principios de enorme valor para el ser humano en su vida diaria. Y tanto la hermosura como la fe de sus protagonistas femeninas van unidas a la sola li­bertad que tanto clama nuestro escritor. En efecto la mirada profunda de Cervantes sobre sus damas es esporádica y continua.

La descripción de sus personajes femeninos se hace parcialmente en diferentes ocasiones, creando así el interés que van cobrando poco a poco a lo largo de sus obras. Según María Caterina Ruta, H. P. Márquez le atribuye al escritor de Alcalá, la voluntad de no querer retratar a los personajes de manera tradicional. ... sea para no interrumpir el hilo narrativo. sea para tener mayor libertad de ir adaptando sus atri­butos a las circunstancias y confiar a puntos de vista múltiples el dibujo del persona-. • JI Je mismo .

11 H.P. Márquez. La representación de los personajesfemeninos en el Quijote. Edic. J. Porrua Tu­ranza, 1990. pág. 5-36. Citado por Ma. Caterina Ruta en su artículo ob .. cit.

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Así ocurre con nuestros protagonistas femeninos cuyas diferentes imágenes y representaciones transiten por varios personajes de las comedias, quienes a lo largo de la creación literaria, van retratando poco a poco el aspecto físico de estas bellísi­mas mujeres cuya extraordinaria hermosura, digna de las mujeres ideales de Cervan­tes, incita al cautivo a comparar a Zoraida a una "deidad del cielo, venida a la tierra para mi gusto y remedio."

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