María José Pardo

Diseñar “ambientes de aprendizaje” mediados por la Tecnología. Favorecer habilidades sociales (Competencias del siglo XXI). Usar la información para abordar problemas (formar criterios y juicios de valor). Utilizar un conjunto de herramientas ligados a la producción de información,

integrando la Informática y otras tecnologías (Tv, Video, Telefonía, etc.)

Tienen incidencia sobre diversos planos institucionales: En la gestión administrativa y procesamiento de la información

académica. En actividades formativas de educación virtual (capacitación docente). Sobre lo curricular, como objeto de estudio. Analizar el impacto social y cultural de

los fenómenos comunicacionales. Capacitación en habilidades o destrezas en el uso de herramientas Tic.

Tendencia a delegar su utilización a quienes se identifican como expertos en el tema (no se logra transversalidad).

Quienes usan las Tic no necesariamente conocen sobre estrategias didácticas.

Fantasía sobre “perdida de poder” basada en limitaciones instrumentales. Resistencia al cambio. El sistema se ha sostenido prescindiendo de las Tic. Elementos distractores. Contenidos NO académicos. (Internet) “Optimistas Tecnológicos”. Solución a todos los problemas. Es difícil romper con la clase tradicional (docente administra y proporciona

el conocimiento). Ausencia de recursos en caso de fallos. Se dificulta el control sobre los alumnos. Solo existen proyectos aislados, de carácter voluntario. Pocas

posibilidades de sobrevivir. Aumento en la carga de trabajo.

NO confundir o reducir las Tics a la enseñanza de la INFORMÁTICA o al dominio “instrumental” de herramientas informáticas.

Incorporar Tics en la educación NO significa pasar de un entorno tecnológico más simple a uno más complejo.

Tienen, sobre todo, que “enseñar lo viejo con ojos nuevos” (Alejandro Piscitelli).