Lecciones De La Vida Cristiana MóDulo 1 LeccióN 11

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Página 52 L E C C I O N E S PARA LA V I D A C R I S T I A N A Ciclo 1: Puntos esenciales de su fe Curso C: Cómo saber quién es Dios Lección 11: La verdad acerca de la Trinidad Sección 1 Al terminar esta sección de la lección 11, usted debe estar en capacidad de: A. Memorizar Col 1:17, y compararlo con Juan 1:1 B. Entender los atributos de la Trinidad C. Descubrir cómo ha crecido su concepto de Dios Lea Colosenses 1:15-17 En la lección anterior empezamos nuestro análisis de la Trinidad, y observamos que aunque el término “Trinidad” no se usa en la Escritura, la Biblia justifica indudablemente el uso del concepto. Vimos específicamente que Dios es UNO, y que, sin embargo, existe en tres personas distintas y separadas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. En esta lección continuaremos nuestro estudio de la Trinidad y exploraremos otra característica de nuestro trino Dios, que es la deidad absoluta de cada persona. Es fundamental que entendamos que cada persona de la Trinidad, aunque distinta de las demás, es totalmente Dios. Esto significa que ninguno de los tres es “menos Dios” que otros, ya que cada uno tiene una medida completa de los cinco atributos divinos fundamentales vistos en la lección anterior: eternidad, omnipotencia, omnisciencia, omnipresencia e inmutabilidad. Memorice Col 1:17 “Y Él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en Él subsisten” Compárelo ahora con el versículo de memoria de la lección 10, Jn 1:1. ¿Cómo respaldan estos versículos los atributos de eternidad y omnipresencia de la santa Trinidad de Dios? Hay personas que se molestan cuando se habla del Espíritu Santo y dicen molestas: “No entiendo por qué está hablando del Espíritu Santo. ¡Debería hablar sobre Jesús!”. Estas personas creen que se estaba perjudicando a Jesús al describir al Espíritu Santo como igual a

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Discipulado de crecimiento espiritual por capítulos. Primer módulo

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L E C C I O N E S

PARA LA V I D A C R I S T I A N A

Ciclo 1: Puntos esenciales de su fe Curso C: Cómo saber quién es Dios Lección 11: La verdad acerca de la Trinidad

Sección 1

Al terminar esta sección de la lección 11, usted debe estar en capacidad de:

A. Memorizar Col 1:17, y compararlo con Juan 1:1

B. Entender los atributos de la Trinidad

C. Descubrir cómo ha crecido su concepto de Dios

Lea Colosenses 1:15-17

En la lección anterior empezamos nuestro análisis de la Trinidad, y observamos que aunque el término “Trinidad” no se usa en la Escritura, la Biblia justifica indudablemente el uso del concepto. Vimos específicamente que Dios es UNO, y que, sin embargo, existe en tres personas distintas y separadas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. En esta lección continuaremos nuestro estudio de la Trinidad y exploraremos otra característica de nuestro trino Dios, que es la deidad absoluta de cada persona. Es fundamental que entendamos que cada persona de la Trinidad, aunque distinta de las demás, es totalmente Dios. Esto significa que ninguno de los tres es “menos Dios” que otros, ya que cada uno tiene una medida completa de los cinco atributos divinos fundamentales vistos en la lección anterior: eternidad, omnipotencia, omnisciencia, omnipresencia e inmutabilidad.

Memorice Col 1:17 “Y Él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en Él subsisten”

Compárelo ahora con el versículo de memoria de la lección 10, Jn 1:1. ¿Cómo respaldan estos versículos los atributos de eternidad y omnipresencia de la santa Trinidad de Dios?

Hay personas que se molestan cuando se habla del Espíritu Santo y dicen molestas: “No entiendo por qué está hablando del Espíritu Santo. ¡Debería hablar sobre Jesús!”. Estas personas creen que se estaba perjudicando a Jesús al describir al Espíritu Santo como igual a

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Él. Pero sencillamente, ese no es el caso. Jesús no es más o menos Dios que el Espíritu Santo. La Escritura prueba que cada uno es totalmente Dios.

Por ejemplo, Jn 6:27 demuestra que Jesús mismo consideraba iguales al Padre y a Dios. Este pasaje dice: “…porque a éste (a Jesús) señaló Dios el Padre”. Vemos, entonces, con toda claridad, que Jesús enseñó que el Padre era Dios.

Además, la Escritura da fe también de la plena divinidad de Jesús. En Juan 1:1, vemos que dice: “En el principio era el verbo, y el verbo era con Dios, y el verbo era Dios”. Este “verbo” aquí, tal como lo revela Juan 1:1, es el mismo Jesús. Asimismo, Mateo 28:18 cita a Jesús dando estas instrucciones: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra”. ¿Quién podría tener toda la autoridad en el cielo u en la tierra aparte solamente de Dios? ¡Nadie! Vemos, por lo tanto, que Jesús era totalmente Dios.

Por último, el Espíritu Santo es colocado en la Escritura en un plano de igualdad con el Padre y el Hijo. Considere Mateo 28:19: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del hijo y del Espíritu Santo” (énfasis añadido). Si uno de estos tres no fuera Dios, ¿por qué lo incluiría Jesús en este poderoso mandato? Del mismo modo 2 Cor 13-14 y 1 Ped 1:1-2 contienen declaraciones explícitas que incluyen al Espíritu en la misma categoría que el Padre y el Hijo.

Conforme a su comprensión de la plenitud de Dios en tres personas aumenta, ¿cómo se ha ampliado su visión de Él?

Sección 2

Al terminar esta sección de la lección 11, usted debe estar en capacidad de:

A. Aplicar su comprensión de la Trinidad en lo que se refiere a su vida de oración

A lo largo del Nuevo Testamento vemos que la iglesia cristiana primitiva reconocía, desde luego, al Padre como Dios, al Hijo como Dios, y al Espíritu Santo como Dios. No existe jerarquía, solo diferentes funciones y propósitos entre la divinidad.

Una pregunta interesante que surge de la comprensión de que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son cada uno absolutamente Dios, es ¿A quién, entonces, debemos orar? Si la oración es nuestra comunicación con Dios, ¿cómo se lleva a cabo, oye, o contesta nuestras oraciones cada miembro de la Trinidad?

Examinemos primero el papel del Padre en la oración. Quizá usted recuerde que cuando los discípulos de Jesús le preguntaron acerca de la oración, el Señor los condujo a un modelo que

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enfatiza el papel del Padre. Su oración comienza así: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre” (Mat 6:9). Gracias a este ejemplo por parte del mismo Jesús, vemos que hemos de orar al Padre.

Sin embargo, esto no deja al Hijo y al Espíritu Santo fuera del asunto por completo. Fíjese en la explicación de Jesús en Jn 15:16, tocante a Su papel en la oración: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, Él os lo de”. De modo que vemos que también Jesús está involucrado en la oración, ya que debemos orar en Su nombre. Esto quiere decir que cuando nos dirigimos al Padre, podemos hacerlo como Su Hijo, porque Jesucristo se halla en nuestros corazones.

1: ¿Falso o verdadero? Jesús dijo que hemos de orar a Él en el nombre del Padre.

Veamos, por último, la participación del Espíritu en nuestras oraciones. En el versículo 20 del único capítulo del libro de Judas, el autor les infunde aliento a sus lectores, al decir: “Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna”. Vemos, entonces, que cuando oramos, debemos hacerlo en el Espíritu santo.

Además el Espíritu Santo ora por nosotros cuando no podemos hacerlo. Esto nos revela Romanos 8:26: “,,,el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu intercede por nosotros con gemidos indecibles”. A veces nuestro dolor es tan grande, que no podemos ni siquiera orar. En tales ocasiones, todo lo que podemos hacer es quedarnos quietos, y dejar que el Espíritu de Dios interceda por nosotros, ofreciendo oraciones en nombre nuestro.

¿Puede acordarse de alguna vez en su vida cuando su sufrimiento era tal, que ni siquiera podía pronunciar una oración? ¿Cómo percibió usted la presencia del Espíritu Santo? ¿Notó como que usted estaba orando aun cuando solamente estaba quieto?

La Escritura enseña claramente que cada miembro de la Trinidad es totalmente Dios, y que cada uno tiene los atributos que solamente Dios puede poseer. También, que cada uno opera íntimamente en nuestras vidas, y que está activo en nuestra vida de oración.

En la siguiente lección echaremos un vistazo final a la Trinidad como un todo, antes de pasar a examinar a cada persona de esta Trinidad.

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