Para vivir experiencias espirituales y ser realmente cristianosnecesitamos conocer y meditar la Palabra de Dios que se comunica a través de la Sagrada Escritura.

Antes de comenzar el "Texto Sagrado" o "Lectio Divina"tenemos que invocar al Espíritu Santo, el Maestro Interior,

con una oración vocal o en silencio, con un canto o con un pensamiento, para que nos asista a lo largo del camino de la lectio.

Se trata de conocer el texto, los personajes que intervienen,

los verbos, los adjetivos, lo que dice, como si estuviéramos viendo una película,

ubicándome en el tiempo y lugar.

Primer Paso: La Lectio

Esta etapa se trata de interrogar al texto. Si en la etapa anterior la pregunta es: ¿Qué dice el texto?

En esta es: ¿Qué me dice el texto?. ¿Qué tengo que aprender de él, para aplicarlo a mi

realidad personal?

Segundo Paso: La Meditatio

Unida a la etapa anterior, expresamos a Dios lo que llevamos en

el corazón. A veces la oración será de alabanza, otras de súplica,

o solo de repetir alguna frase fuerte que nos haya tocado.

Tercer Paso: La Oratio

Aquí volvemos a recordar el texto inspirado desde la contemplación.

Así iremos adquiriendo:

-El gusto por las cosas de Dios (consolatio)

-El discernimiento evangélico (discretio) que es la capacidad de percibir dónde obra el Espíritu Santo y dónde actúa el espíritu del mal. Cuando se hace hábito, el creyente vivirá y se moverá por instinto evangélico.

- Estos dos frutos de la contemplación dan a luz la acción interior (deliberatio) que es la determinación por una elección evangélica concreta.

Cuarto Paso: La Contemplatio

Es bueno terminar el ejercicio de la lectio divina con una oración, que puede ser

de agradecimiento, alabanza, ofrenda de sí, renovación de las promesas,

o con un buen propósito por escrito en nuestro diario espiritual, Para ser constantes, en nuestro camino hacia la perfección

espiritual.

Consejo

Quinto Paso: La Actio

Este último paso es la concreción de la acción o el obrar evangélico.

Sin este último paso, todo lo anterior sería mera ilusión, distracción o autosatisfacción. La lectio divina resulta

verdadera, en la medida en que se plasma a una vida nueva.

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