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Lectio Divina para jóvenes +Orar con la Palabra de Dios+ SEMANA IV T. ORDIANRIO (29 de enero) Puedes descargarlo también en www.sepaju.org  Señor Jesús, amigo de los jóvenes, concédenos amarte con todo el corazón y que nuestro amor se extienda, en consecuencia, a todos los hombres. Amén. Lectura del Santo Evangelio según San Mateo. 5; 1-12a Al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. El evangelista san Mateo nos presenta lo que conocemos como el “Sermón de la Montaña”. El Señor nos desafía para la conversión, para una vida nueva, para tener un corazón diferente, un corazón semejante al de Él. Jesús nos muestra con total claridad su Corazón, no es exagerado decir, que el sermón de la montaña es una fotografía del Corazón de Cristo. Si queremos conocer a Jesús miremos cada pasaje de ese sermón de la montaña. Es importante tener esto claro porque hay pasajes que son difíciles de vivir y de entender. Estos pasajes adquieren una nueva luz cuando recordamos que antes de que hable de nosotros, estos pasajes están hablando de Jesús. Jesús nos traza la imagen profunda del verdadero discípulo con las bienaventuranzas. Bienaventurado significa feliz, dichoso y, en cada una de ellas, Jesús comienza por prometer la felicidad y nos indica los medios para conseguirla. ¿Por qué Jesús comienza hablando de felicidad? Porque en todos los hombres hay una tendencia irresistible para ser felices; ese es el fin a la que todos sus actos se orientan, pero muchas veces buscan su felicidad en lugares donde no se encuentra, en el que sólo hallan tristeza. Jesús espíritu. Es la actitud fundamental exigida para participar del Reino de los Cielos. Pobre de espíritu es aquel que tiene una actitud de confianza de un niño con su padre, quien coloca su confianza en el Señor; es quien no coloca su seguridad en los bienes materiales, en la gloria o en la fama, sino en Dios, es como un hijo pequeño al que nada le pertenece, todo es de Dios su Padre y a Él se lo debe todo. El espíritu de pobreza, el hambre de justicia, la misericordia, la pureza de corazón, el soportar injusticias… por causa del Evangelio son aspectos de una única actitud del alma: el abandono en Dios, la confianza absoluta e incondicional al Señor. Jesús pone como fuente de felicidad la dulzura, la pobreza, la pureza… muy contrarias a las fuentes de “felicidad” que propone el mundo. Con las bienaventuranzas, el pensamiento fundamental que

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Lectio Divina para jóvenes + O r a r c o n l a P a l a b r a d e D i o s +

SEMANA IV T. ORDIANRIO (29 de enero) Puedes descargarlo también en www.sepaju.org 

 

Señor Jesús, amigo de los jóvenes, concédenos

amarte con todo el corazón y que nuestro amor se extienda, en consecuencia, a todos los hombres. Amén.

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo. 5; 1-12a

Al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:

«Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

El evangelista san Mateo nos presenta lo que

conocemos como el “Sermón de la Montaña”. El Señor nos desafía para la conversión, para una vida nueva, para tener un corazón diferente, un corazón semejante al de Él.

Jesús nos muestra con total claridad su Corazón, no es exagerado decir, que el sermón de la montaña es una fotografía del Corazón de Cristo. Si queremos conocer a Jesús miremos cada pasaje de ese sermón de la montaña. Es importante tener esto claro porque hay pasajes que son difíciles de vivir y de entender. Estos pasajes adquieren una nueva luz cuando recordamos que antes de que hable de nosotros, estos pasajes están hablando de Jesús.

Jesús nos traza la imagen profunda del verdadero discípulo con las bienaventuranzas. Bienaventurado significa feliz, dichoso y, en cada una de ellas, Jesús comienza por prometer la felicidad y nos indica los medios para conseguirla. ¿Por qué Jesús comienza hablando de felicidad? Porque en todos los hombres hay una tendencia irresistible para ser felices; ese es el fin a la que todos sus actos se orientan, pero muchas veces buscan su felicidad en lugares donde no se encuentra, en el que sólo hallan tristeza.

Jesús espíritu. Es la actitud fundamental exigida para participar del Reino de los Cielos. Pobre de espíritu es aquel que tiene una actitud de confianza de un niño con su padre, quien coloca su confianza en el Señor; es quien no coloca su seguridad en los bienes materiales, en la gloria o en la fama, sino en Dios, es como un hijo pequeño al que nada le pertenece, todo es de Dios su Padre y a Él se lo debe todo.

El espíritu de pobreza, el hambre de justicia, la misericordia, la pureza de corazón, el soportar injusticias… por causa del Evangelio son aspectos de una única actitud del alma: el abandono en Dios, la confianza absoluta e incondicional al Señor.

Jesús pone como fuente de felicidad la dulzura, la pobreza, la pureza… muy contrarias a las fuentes de “felicidad” que propone el mundo. Con las bienaventuranzas, el pensamiento fundamental que

Jesús quiere inculcarnos era este: sólo sirviendo a Dios el hombre puede ser feliz. El conjunto de las bienaventuranzas encierran un único ideal: la santidad. San Pablo nos dice: “esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación”. Por tanto, seremos felices si seguimos al Señor, si le pedimos y fomentamos dentro de nosotros ese deseo de santidad. Si nos falta la alegría, sin duda es porque no buscamos a Dios de verdad en el trabajo, en las personas que nos rodean, en las dificultades. “Alégrese el corazón de los que buscan al Señor”.

¿Con cuál de las bienaventuranzas te identificas más fuertemente?

¿Crees que puedes ser feliz viviendo las bienaventuranzas?

¿Vives desprendido de todo confiando en Dios o pones tu seguridad en las cosas materiales?

¿Has pensado en la santidad como una meta en tu vida o eso no tiene que ver contigo?

Señor este corazón de cartulina representa

nuestro corazón, escribe en él la imagen profunda de un verdadero discípulo tuyo con las bienaventuranzas y así alcancemos la felicidad que nos has prometido.

-Por el Papa, los obispos y sacerdotes para que muestren al pueblo de Dios el ideal de santidad como camino a seguir para nuestra vida. Roguemos al Señor

-Por todos los que sufren para que Dios sea su fortaleza en la adversidad y se sientan dichosos de pertenecer al Reino de los Cielos. Roguemos al Señor

-Por nosotros los jóvenes que hemos escuchado “bienaventurados vosotros”, para que cada día confiemos en Dios y busquemos cumplir su voluntad. Roguemos al Señor

-Por los que persiguen a la Iglesia, para que no se resistan al amor de Dios y encuentren la verdadera felicidad buscando el bien de los demás. Roguemos al Señor.

Gracias Jesús amigo, por este tiempo en el que

hemos escuchado tu palabra y enseñanza, te suplicamos que nos hagas crecer continuamente en la fe verdadera para que te sigamos cada día con sincero corazón. Amén