Leños encendidos Cuántos veranos pasados cuántos otoños venteados y cuántos sueños florecidos...

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Leños Leños encendidos encendidos

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Page 1: Leños encendidos Cuántos veranos pasados cuántos otoños venteados y cuántos sueños florecidos en mazorcas de luz ámbar encendida en los maizales.

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Cuántos veranos pasados cuántos otoños venteados

y cuántos sueños florecidos en mazorcas de luz ámbar encendida en los maizales.

Page 3: Leños encendidos Cuántos veranos pasados cuántos otoños venteados y cuántos sueños florecidos en mazorcas de luz ámbar encendida en los maizales.

Llegado el gélido invierno a sacudir me puse

los copos de nieve prendidos como lágrimas blancas

en las ramas de los árboles desnudos

para vestir e invitar a la fiestaa los sauces llorones.

Page 4: Leños encendidos Cuántos veranos pasados cuántos otoños venteados y cuántos sueños florecidos en mazorcas de luz ámbar encendida en los maizales.

Recogí la yesca seca enredada en los álamos tristes

del ríoy encendí con ella

una hoguera pequeña, ritual obligado contra el frío.

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Formé un laberinto aquelarre

con el humo ácido y suspendido

para ensayar la danza febril del fuego

antes de que la primavera llegara.

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Dormida entre la ceniza guardé una brasa encendida,

testigo de aquella hoguera,

quedando abierto un resquicio observatorio de color gris

en rescoldo camuflado.

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Era para cuando al llegar la primavera

el sol centinela entrara

a danzar y jugar entre el humo y las brasas.

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Triunfal llegó la primavera con falda de flores bordada

para iniciar la danza ritual y ancestral

de la vidaal ritmo verde de los trigales

y el trino alegre de los pardales.

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Volvió a amasarse la amistad en los hogares

al rescoldo de los leños secos encendidos

y yo lo cuento y transcribocomo escribano testigo

de viejos recuerdos en mi diario recogidos.

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Cuántos veranos pasados cuántos otoños venteados y cuántos sueños florecidos en mazorcas de luz ámbar encendida en los maizales.

Llegado el gélido invierno a sacudir me puselos copos de nieve prendidos como lágrimas blancas en las ramas de los árboles desnudos para vestir e invitar a la fiestaa los sauces llorones.

Recogí la yesca seca enredada en los álamos tristes del ríoy encendí con ellauna hoguera pequeña, ritual obligado contra el frío.

Formé un laberinto aquelarre con el humo ácido y suspendido para ensayar la danza febril del fuego antes de que la primavera llegara.

Dormida entre la ceniza guardé una brasa encendida,testigo de aquella hoguera, quedando abierto un resquicio observatorio de color gris en rescoldo camuflado.

Era para cuando al llegar la primaverael sol centinela entrara a danzar y jugar entre el humo y las brasas.

Triunfal llegó la primavera con falda de flores bordada para iniciar la danza ritual y ancestral de la vidaal ritmo verde de los trigales y el trino alegre de los pardales.

Volvió a amasarse la amistad en los hogares al rescoldo de los leños secos encendidos y yo lo cuento y transcribocomo escribano testigo de viejos recuerdos en mi diario recogidos.

LEÑOS ENCENDIDOS

Juan Manuel d

el Río