Leo Maslíah

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Leo Maslíah http://www.rollingstone.com.ar/1659554 Diez preguntas a Leo Maslíah El prolífico compositor uruguayo, que este fin de se presenta a piano y voz en el Café Vinilo, recuerda su formación musical con Coriún Aharonián, y explica cómo se volvió admirador de Tangalanga Este fin de semana, Leo Maslíah vuelve a Buenos Aires. La cita es en el Café Vinilo, Gorriti 3780, el viernes y el sábado, a partir de las 21. Allí, el autor de "Biromes y servilletas" repasará algunas de sus creaciones más emblemáticas en un formato íntimo, a piano y voz. Allí lo acompañará la monologuista Florencia Pérez Lascano.

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Entrevista Por Humphrey Inzillo

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Diez preguntas a Leo MaslíahEl prolífico compositor uruguayo, que este fin de se presenta a piano y voz en el Café Vinilo, recuerda su formación musical con Coriún Aharonián, y explica cómo se volvió admirador de Tangalanga

Este fin de semana, Leo Maslíah vuelve a Buenos Aires. La cita es en el Café Vinilo, Gorriti 3780, el viernes y el sábado, a partir de las 21. Allí, el autor de "Biromes y servilletas" repasará algunas de sus creaciones más emblemáticas en un formato íntimo, a piano y voz. Allí lo acompañará la monologuista Florencia Pérez Lascano.

La base del repertorio serán las canciones incluidas en el concierto que brindó en el marco del ciclo Autores en Vivo que organiza la Asociación General de Autores del Uruguay (AGADU) en la sala Blanca Podestá de Montevideo, acompañado por Lucía Gatti en chelo y Jorge Risi en violín, y que fue lanzado recientemente en formato DVD.

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Anticipando el show, Maslíah recuerda su formación musical en el taller de Coriún Aharonián y Graciela Paraskeavidis (donde fue compañero de Fernando Cabrera, Bernardo Aguerre y Carlos Da Silveira), explica por qué le escapó al ritual humorístico en sus conciertos y cómo se volvió admirador de Tangalanga.

Actualmente solés presentarte en vivo con diversas formaciones: en dúo con la violonchelista Lucía Gatti, al frente de tu quinteto y junto a La Orquestita, entre otras variantes. ¿A qué se debe esa diversidad?Bueno, creo que está de moda la diversidad... Hay que tener el corazón abierto tanto a una guitarra y a un chelo como a la campana de un trombón... Pero aparte de esto, siempre tuve impulsos musicales hacia distintos géneros y que requerían distintas formaciones. En estos últimos años tuve la posibilidad de difundir y trabajar más sostenidamente en cosas que antes venían con bemoles.En los shows de Vinilo vas a cantar acompañándote únicamente con el piano. ¿Ese formato te da más libertad a la hora de definir el repertorio?Tengo muchas cosas hechas para voz y piano o piano solo, pero no siempre estoy en condiciones de interpretar cualquiera de esas cosas, voy reestudiando trabajos viejos o manteniendo (con estudio en los ratos en que no tengo que trabajar en otra cosa) el repertorio y ampliándolo con cosas nuevas que me van surgiendo.¿Qué recuerdos tenés de las clases que tomaste en el taller de composición que dictaban los musicólogos Coriún Aharonián y Graciela Paraskeavidis a fines de los 70? ¿Cómo eran esas clases que compartiste con un grupo de artistas en formación entre los que estaba Fernando Cabrera?Fue una época bárbara, donde se daba todas las semanas la posibilidad de escuchar nuevas músicas (tanto canciones como obras de música "culta") de Fernando, de Bernardo Aguerre, Carlos Da Silveira y otros, así como la posibilidad de confrontar con ellos las cosas que me iban saliendo. Se daba en esos años algo que luego -me parece- dejó de existir en el medio musical y cuya existencia probablemente músicos de generaciones recientes no puedan siquiera; y es que cualquier música que se hiciera, además de presentarse en sí misma como posibilidad realizada de hecho sonoro, implicaba una toma de posición sobre la música en general y sobre cómo pararse frente a ella en ese momento histórico. Ahora esas cosas pueden existir de algún modo implícito, y escondido, pero dentro de un panorama donde lo principal es que cualquiera puede hacer cualquier cosa (aunque nadie aproveche los alcances de eso...) y está todo bien y todo es válido y en el fondo nada importa nada más que, a lo sumo, pasar un rato agradable, o un rato de trance, o un rato de reviente o de sentirse tocado por la jerarquía de lo que se está escuchando.¿Te sentís parte de una tradición cancionística uruguaya?¿Qué compatriotas fueron o son tus referentes?Creo que no existe una cancionística uruguaya como proceso independiente y separado de algo que tiene más amplitud regional. Alguna vez dije que cuando de chico escuchaba canciones de María Elena Walsh no las sentía como algo "extranjero" (eso entre miles de posibles ejemplos), y que cuando el negro Aguirre toca y canta canciones de Zitarrosa y de Sampayo no lo hace versionando a "extranjeros" sino dando nueva vida a algo que está en la más íntima constitución de su alma musical. Las identidades musicales "nacionales" suelen ser cosas muy manejadas políticamente.Por ejemplo, cuando en 1983 se realizó en el Teatro de Verano de Montevideo un concierto donde tocaban Rada, Jaime Roos y yo, en un programa de radio donde Washington Benavides y Víctor Cunha tiraban su bula musicopapal semanal, dijeron que ése no había sido un recital de canto popular uruguayo porque Rada no vivía en el país, Jaime Roos... (no me acuerdo qué argumento descalificaba a Jaime como uruguayo) y yo era un excéntrico. Pero bueno, respondiendo más directamente te diría que dentro de la canción uruguaya lo que más escuché en mi adolescencia fue Viglietti, Los Olimareños y

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Zitarrosa. Pero no los escuchaba más que a Bach, Beethoven, Joseph Kosma, Brassens y muchos otros de otros lugares.

Entre fines de los 80 y buena parte de los 90 tuviste mucha presencia en los medios argentinos. No era raro, en ese momento, verte cantando tus canciones en la televisión. Pero en los últimos diez o quince años tu carrera se proyectó hacia otros ámbitos. ¿Por qué casi no fuiste a la televisión?Creo que durante los 90 se fue dando una progresiva sustitución de la escucha de música por el establecimiento de rituales más bien religiosos (una especie de religión única pero que ofrecía distintos rituales según los estratos sociales y culturales, por ejemplo el ritual Redondos, por ejemplo el ritual Soda, Sting, Pat Metheny, Barenboim) (por cierto nunca la escucha de música estuvo separada de cierta religiosidad y ciertos ritos, pero creo que lo característico de ese proceso que te digo es la fagocitosis del arte por el rito... Que sin embargo no se dio en fenómenos como Pimpinela, Ricky Maravilla, La Mona Jiménez, cuyos públicos -más allá de los rituales- los seguían verdaderamente "escuchando") y a mí me iban queriendo llevar a ser oficiante del ritual humorístico. En cierto momento me di cuenta y paré la mano.Muchos te conocimos a partir de una versión de "Agua podrida" que Horacio Fontova grabó en 1986. ¿Te gusta esa versión? ¿Qué significó para vos en ese momento y qué significa ahora?Bueno, no tengo especialmente en mente la versión que grabó porque en esos años le escuché esa canción en vivo varias veces en que lo fui a escuchar y compartiendo escenario con él, es un creador que admiro y un amigo entrañable.Siendo un autor tan prolífico, ¿cuáles son las canciones propias que más te representan, a las que más cariño les tomaste, las que más satisfacciones te han dado?Bueno, dentro de mi trabajo musical lo más satisfactorio para mí no estuvo en las canciones sino en cosas de música instrumental como las de los discos Árboles, Eslabones o el repertorio de La Orquestita.Tu obra literaria es tan importante como la musical. ¿Seguís algún método para producir? ¿Cómo administrás y dirigís la inspiración?La inspiración por desgracia excede el tiempo que puedo tener para dejarla fluir. Siempre tengo miles de cosas anotadas como para poder desarrollar en algún momento, si una revisión no las redirecciona hacia el tacho de basura.En varias ocasiones mencionaste al Dr. Tangalanga como uno de tus cómicos favoritos. ¿De dónde viene esa admiración? ¿Cómo recibiste la noticia de su muerte?La noticia de su muerte la estoy recibiendo ahora a través de tu pregunta... No sabía... Me pega mal, pero celebro que no se le pueda quitar lo bailado y que vaya a seguir siempre su voz a modo de "otro yo del doctor Merengue" de nuestra sociedad. Empecé a escuchar unos cassettes que circulaban en Montevideo alrededor de 1983. Acá lo llamábamos Tarufetti, que era el apellido que usaba en una de las llamadas. No es que me gustara lo que pasaba en todas las llamadas (por ejemplo las supuestas tomadas de pelo a personas que no hablaban bien el español quizá fueran de lo peor), pero el contraste entre su tono de voz de señor serio y representativo de la fachada más sólida y mundana de una sociedad y un sistema de valores, y lo que terminaba haciéndole a la gente que llamaba, lo convertían en una especie de Dorothy de El Mago de Oz... Una especie de ángel que viene a raspar la superficie de una realidad aparentemente indestructible en su constitución básica, para mostrarte que todo eso es pura apariencia y que abajo se esconde una dimensión maravillosa de la que se puede esperar todo lo que se quiera.En los shows en el Café Vinilo te va a acompañar la monologuista Florencia Pérez Lascano. ¿Por qué la invitaste?

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Tuve ocasión de ver los videos que subió a YouTube, me parece sensacional lo que hace; y nunca presentó esas cosas en público en vivo. Me dio por preguntarle si quería. Va a ser muy bueno que la conozca más gente.Por Humphrey Inzillo