Lessing - Acerca de La Verdad

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Gotthold Ephraim Lessing (1729-1781) ACERCA DE LA VERDAD [Nota: texto escaneado a partir de VV.AA. ¿Qué es ilustración? Tecnos, Madrid, 1999 4 , pp. 67-68.] [67] Un hombre que, tan inteligente como humildemente, intenta imponer la no verdad con buena intención entre creencias encontradas es infinitamente más valioso que cualquier otro hombre, que defienda la mejor y más noble verdad con prejuicios, desacreditando a sus enemigos de forma vulgar. ¿Nunca quiere aprender una clase de gente que en el peor de los casos no es verdad que un hombre conscientemente y adrede se haya ofuscado a sí mismo? En mi opinión, esto no es verdad, ni existe la más mínima razón porque no es posible. Entonces, ¿qué quieren con sus reproches, con su intencionada obstinación, con sus durezas voluntarias, con sus planes premeditados, que embellecen sus mentiras y que, además, saben que son mentiras?, ¿qué quieren ellos con todo eso? Que otra cosa que... pero, mejor, guardo silencio, porque así les facilito también a ellos esta verdad, pues también he de creer que ellos no podrían emitir juicio alguno, ni calumnioso ni falso, a sabiendas e intencionadamente; de ahí que me calle y me reserve cualquier tipo de alabanza. El valor del hombre no se define, simplemente, por la verdad en cuya posesión cualquiera está o puede estar, sino en el esfuerzo honrado que ha realizado para llegar hasta la verdad. Así pues, no es por la posesión de la verdad [68] sino por la constante investigación en pro de la verdad como se amplían sus fuerzas, y sólo en ellas consiste su siempre creciente perfeccionamiento. La posesión hace apático, perezoso y orgulloso. Si Dios tuviera encerrada en su mano derecha toda la verdad y en su izquierda el único impulso que mueve a ella, y me dijera: «¡Elige!», yo caería, aun en el supuesto de que me equivocase siempre y eternamente, en su mano

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Gotthold Ephraim Lessing(1729-1781)

ACERCA DE LA VERDAD

[Nota: texto escaneado a partir de VV.AA. ¿Qué es ilustración? Tecnos, Madrid, 19994, pp. 67-68.]

[67] Un hombre que, tan inteligente como humildemente, intenta imponer la no verdad con buena intención entre creencias encontradas es infinitamente más valioso que cualquier otro hombre, que defienda la mejor y más noble verdad con prejuicios, desacreditando a sus enemigos de forma vulgar.

¿Nunca quiere aprender una clase de gente que en el peor de los casos no es verdad que un hombre conscientemente y adrede se haya ofuscado a sí mismo? En mi opinión, esto no es verdad, ni existe la más mínima razón porque no es posible. Entonces, ¿qué quieren con sus reproches, con su intencionada obstinación, con sus durezas voluntarias, con sus planes premeditados, que embellecen sus mentiras y que, además, saben que son mentiras?, ¿qué quieren ellos con todo eso? Que otra cosa que... pero, mejor, guardo silencio, porque así les facilito también a ellos esta verdad, pues también he de creer que ellos no podrían emitir juicio alguno, ni calumnioso ni falso, a sabiendas e intencionadamente; de ahí que me calle y me reserve cualquier tipo de alabanza.

El valor del hombre no se define, simplemente, por la verdad en cuya posesión cualquiera está o puede estar, sino en el esfuerzo honrado que ha realizado para llegar hasta la verdad. Así pues, no es por la posesión de la verdad [68] sino por la constante investigación en pro de la verdad como se amplían sus fuerzas, y sólo en ellas consiste su siempre creciente perfeccionamiento. La posesión hace apático, perezoso y orgulloso.

Si Dios tuviera encerrada en su mano derecha toda la verdad y en su izquierda el único impulso que mueve a ella, y me dijera: «¡Elige!», yo caería, aun en el supuesto de que me equivocase siempre y eternamente, en su mano izquierda, y le diría: «¡Dámela, Padre! ¡La verdad pura es únicamente para ti!»