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    Liahona

    La religin purapgina 2

    Cmo dar comienza la historia

    familiar, pgina 12

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    S E C C I N G E N E R A L2 Mensaje de la Primera Presidencia: Los hurfanos y las viudas:

    amados de Dios Presidente Thomas S. Monson12 Su historia familiar: Cmo empezar Presidente Boyd K. Packer25 Mensaje de las maestras visitantes: Preprense para fortalecerse

    mediante las pruebas28 Mi primera asignacin en la Iglesia lder John A. Harris34 Parbolas de Jess: La parbola de los talentos

    lder Ronald A. Rasband38 Palabras de Jess: De la resurreccin a la ascensin

    lder D. Lee Tobler42 Voces de los Santos de los ltimos Das

    Porque Sally sonri Jennifer L. McQuadeDesecha el enojo Wanda Jo CookeMi Padre Celestial me ama Ricardo Lopes de MendonaCierra la puerta de atrs! Kelli Allen-PrattLa bendicin de seminario

    Juan Miguel Aguirre Encarnacin48 Cmo utilizar la revistaLiahona de agosto

    de 2003

    S E C C I N P A R A L O S J V E N E S8 Abran el crculo Jan Pinborough

    18 No es ms que cabello Juli Housholder22 Preguntas y respuestas: Por qu la Iglesia

    no hace una lista en la que se me indiqueexactamente las cosas que puedo hacer ylas que no puedo hacer?

    26 Hablen todo lo que quieran Don Carlos Vidal32 La red de la amistad lder Richard H. Winkel47 Sabas que...?

    A M I G O S2 Ven y escucha la voz de un profeta: La fe ilumina el camino

    Presidente Gordon B. Hinckley4 Tiempo para compartir: Ejemplo de los creyentes

    Vicki F. Matsumori6 Tarjetas de los templos7 De amigo a amigo: Tam Hoi Hoon, de Hong

    Kong, China Emily Chien y Tiffany E. Lewis10 Relatos del Nuevo Testamento: Simn y el

    sacerdocio; Pedro restaura a Tabita a la vida14 La Primaria de ayer y de hoy

    Christine Rappleye

    Liahona

    VASE LA PGINA 28

    VASE LAPGINA 8

    VASE LA PGINA A14

    EN LA CUBIERTA

    Fotografas por Robert Casey,

    tomadas con modelos. Vase

    Los hurfanos y las viudas:

    amados de Dios, pgina 2.

    CUBIERTA DE AMIGOS

    Fotografa por John Luke,

    tomada con modelos. Vase

    La Primaria de ayer y de

    hoy, pgina A14.

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    LOS PILARES DE LA VERDAD

    Estoy muy agradecido por la revista

    Liahona. Disfruto de su lectura, y los artcu-

    los ejemplifican las cualidades del Evangelio

    de Jesucristo. Espero que todos los Santos

    de los ltimos Das consigan esta magnficaherramienta. Particularmente disfrut del

    mensaje de la Primera Presidencia del ejem-

    plar de mayo de 2002, Los pilares de la ver-

    dad. Tenemos la verdad y debemos dar

    gracias diariamente por ello.

    Eduardo Arroyo Tehern,

    Barrio Paraso,

    Estaca Paraso, Barranquilla, Colombia

    AGRADECIDO POR LOS HERMOSOS

    ARTCULOS

    Antes de ser miembro de la Iglesia, la

    mujer que luego sera mi esposa me mostr

    un ejemplar de la revistaLiahona en el que

    haba algo especial. Durante el tiempo que

    progres de investigador a converso, un

    testimonio espiritual me confirm la veraci-

    dad del Evangelio; senta los apacibles susu-

    rros del Espritu Santo que me motivaban

    dulcemente a aceptar la verdad.

    Estoy agradecido por los esfuerzos de

    mi esposa y por nuestros inspirados herma-

    nos y hermanas que escriben artculos tanhermosos. Es un placer recibir la revista

    Liahona. No puedo dejar de leer hasta ter-

    minar cada ejemplar por completo.

    Alfredo Jos Cnepa, Rama Ytororo,Estaca Fernando de la Mora Sur,

    Paraguay

    PARA RESISTIR LA TENTACIN

    La revistaLiahona me ha ayudado enor-

    memente en mi vida personal. Me emocio-

    n mucho la Lista de ideas, Para resistir la

    tentacin, del ejemplar de noviembre de

    2001, y me ha ayudado en calidad de misio-

    nera a vencer las tentaciones. Espero que

    tambin haya sido til para otras personas.

    Hermana Shelly T. Kollah,

    Misin Nigeria Port Harcourt

    TESTIFICAR DE JESUCRISTO

    En la escuela estbamos estudiando dife-

    rentes religiones, y el profesor nos asign a

    mi amiga Andressa, que tambin es miem-

    bro de la Iglesia, y a m que hablramos

    sobre Jesucristo.

    Al comenzar con la presentacin, mu-

    chos de nuestros compaeros se burlaron

    de nosotras, pero no nos desanimamos.Hablamos de Su vida, desde Su nacimiento

    hasta Su resurreccin, y al terminar, muchos

    se rean y decan cosas muy molestas. Yo me

    puse muy triste y pens en los misioneros a

    los que les cierran las puertas en las narices;

    entonces me di cuenta de que yo estaba te-

    niendo una experiencia parecida. Testifiqu

    de Jesucristo y dije que l dio Su vida y pa-

    deci por nuestros pecados.

    Al final, muchos profesores, entre ellos el

    nuestro, nos dieron las gracias por haberlesenseado cosas que desconocan.

    Cla de Souza Lira, 14 aos,

    Barrio Potengi,

    Estaca Potengi, Natal, Brasil

    L I AHO NAAGOST O DE 2003

    1

    C O M E N T A R I O SLIAHONA, agosto de 2003Vol. 27, Nmero 8 23988-002Publicacin oficial de La Iglesia de Jesucristo de los Santos delos ltimos Das, en el idioma espaol.

    La Primera Presidencia: Gordon B. Hinckley,Thomas S. Monson, James E. Faust

    El Qurum de los Doce Apstoles:Boyd K. Packer, L. Tom Perry, David B. Haight,Neal A. Maxwell, Russell M. Nelson, Dallin H. Oaks,M. Russell Ballard, Joseph B. Wirthlin, Richard G. Scott,Robert D. Hales, Jeffrey R. Holland, Henry B. Eyring

    Editor: Dennis B. NeuenschwanderAsesores: Monte J. Brough, J. Kent Jolley, W. Rolfe Kerr,

    Stephen A. WestDirector administrativo: David L. FrischknechtDirector de redaccin:Victor D. CaveDirector de artes grficas:Allan R. Loyborg

    Editor administrativo: Richard M. RomneyEditores administrativos ayudantes: Marvin K. Gardner,Vivian Paulsen, Don L. SearlePersonal de redaccin: Collette Nebeker Aune, Susan Barrett,Ryan Carr, Linda Stahle Cooper, LaRene Porter Gaunt,Shanna Ghaznavi, Jenifer L. Greenwood, Lisa Ann Jackson,Carrie Kasten, Melvin Leavitt, Sally J. Odekirk, Adam C. Olson,Judith M. Paller, Jonathan H. Stephenson, Rebecca M. Taylor,Roger Terry, Janet Thomas, Paul VanDenBerghe, Julie Wardell,Kimberly Webb, Monica Weeks

    Director ejecutivo de arte: M. M. KawasakiDirectores de arte: J. Scott Knudsen, Scott Van KampenGerente de produccin: Jane Ann PetersPersonal de diseo y de produccin: Kelli Allen-Prat,Fay P. Andrus, C. Kimball Bott, Howard Brown, Thomas S. Child,Reginald J. Christensen, Brent Christison, Sharri Cook,Kerry Lynn C. Herrin, Kathleen Howard, Denise Kirby,

    Tadd R. Peterson, Randall J. Pixton, Mark W. Robison,Brad Teare, Kari A. Todd, Claudia E. Warner

    Gerente de mercadotecnia: Larry HillerDirector de impresin: Craig K. SedgwickDirector de distribucin: Kris T Christensen

    Coordinacin de Liahona: Enrique Resek

    Para saber el costo de la revista y cmo suscribirse a ella fuerade Estados Unidos y Canad, pngase en contacto con elCentro de Distribucin local o con el lder del barrio o de larama.

    Los manuscritos y preguntas deben enviarse a Liahona,Room 2420, 50 East North Temple Street, Salt Lake City,UT 84150-3220, USA; o por correo electrnico a:[email protected]

    Liahona (un trmino del Libro de Mormn que significabrjula o director) se publica en albans, alemn, armenio,blgaro, camboyano, cebuano, coreano, croata, checo, chino,dans, esloveno, espaol, estonio, fidji, finlands, francs,haitiano, holands, hngaro, indonesio, ingls, islands,

    italiano, japons, kiribati, letn, lituano, malgache, marshalls,mongol, noruego, polaco, portugus, rumano, ruso, samoano,sinhala, sueco, tagalo, tailands, tahitiano, tamil, telugu,tongano, ucraniano, e vietnamita. (La frecuencia de laspublicaciones vara de acuerdo con el idioma.)

    2003 por Intellectual Reserve, Inc. Todos los derechosreservados. Impreso en los Estados Unidos de Amrica.

    Para los lectores de Mxico: Certificado de Licitud dettulo nmero 6988 y Licitud de contenido nmero 5199,expedidos por la Comisin Calificadora de Publicaciones yrevistas ilustradas el 15 de septiembre de 1993. Liahonaes nombre registrado en la Direccin de Derechos de Autor conel nmero 252093. Publicacin registrada en la DireccinGeneral de Correos nmero 100. Registro del S.P.M. 0340294caractersticas 218141210.

    For readers in the United States and Canada:August 2003 Vol. 27 No. 8. LIAHONA (USPS 311-480) Spanish(ISSN 0885-3169) is published monthly by The Church of JesusChrist of Latter-day Saints, 50 East North Temple, Salt Lake City,UT 84150. USA subscription price is $10.00 per year; Canada,

    $16.00 plus applicable taxes. Periodicals Postage Paid at SaltLake City, Utah, and at additional mailing offices. Sixty daysnotice required for change of address. Include address label froma recent issue; old and new address must be included. Send USAand Canadian subscriptions to Salt Lake Distribution Center at theaddress below. Subscription help line: 1-800-537-5971. Creditcard orders (Visa, MasterCard, American Express) may be takenby phone. (Canada Poste Information: Publication Agreement#40017431)

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    P O R E L P R E S I D E N T ET H O M A S S . M O N S O NPrimer Consejero de la Primera Presidencia

    Hace muchos aos, asist a una concu-rrida reunin de miembros de laIglesia en la ciudad de Berln,

    Alemania. Mientras se interpretaba un prelu-dio de himnos en el rgano, reinaba entre lacongregacin un espritu de reverencia.Observando a los que estaban sentados fren-te a m, me fij en que haba parejas de pa-

    dres y unos pocos nios. La mayora de laspersonas que estaban sentadas en los bancosrepletos de gente eran mujeres de medianaedad y se hallaban solas.

    De pronto, se me ocurri que tal vez fue-ran viudas que haban perdido a sus maridosdurante la Segunda Guerra Mundial. Mi cu-riosidad me llev a tratar de encontrar unarespuesta a aquel interrogante, de modo quele ped al lder que diriga las reuniones quepidiera a todas las viudas que se pusieran de

    pie. Entonces, casi la mitad de la congrega-cin se puso de pie. En sus rostros se refleja-ban los terribles efectos de la crueldad de laguerra; sus esperanzas haban quedado des-trozadas, su vida alterada, y se les haba des-pojado del futuro; detrs de cada rostro seesconda una historia de lgrimas. Entoncesdirig mis palabras a esas personas y a todasaquellas que haban amado y perdido asus seres queridos.

    La muerte no conoce la misericordiaAunque quizs no tan crueles y dramti-

    cas, pero igualmente conmovedoras, sonlas vidas de aquellos cuyos nombres apare-cen en las noticias necrolgicas de los dia-rios, tiempo en que la muerte se asoma alforo de nuestra existencia mortal y nosarrebata a un cnyuge querido, y, con fre-cuencia, en la joven exuberancia de la vida,a nuestros hijos y nietos. La muerte no co-noce la misericordia, no hace acepcin de

    personas, sino que de manera insidiosa nosvisita a todos. A veces, es una bendicindespus de un largo sufrimiento, mientrasque, en otros casos, arrebata a los queestn en la flor de la vida.

    Como en la antigedad, los afligidosrepiten frecuente y silenciosamente estapregunta: No hay blsamo en Galaad?1.Por qu yo?, por qu ahora?. La letra deun hermoso himno nos da la respuestaen parte:

    Dnde hallo el solaz, dnde el aliviocuando mi llanto nadie puede calmar,cuando muy triste estoy o enojadoy me aparto a meditar?

    l siempre cerca est; me da Su mano.En mi Getseman, es mi Salvador.l sabe dar la paz que tanto quiero.Con gran bondad y amor me da

    valor2.

    M E N S A J E D E L A P R I M E R A P R E S I D E N C I A

    Los hurfanos y las viudas:

    amados de Dios

    Recordemos que des-pus de marchitarse las

    flores del funeral y con-

    vertirse en recuerdos los

    buenos deseos de las

    amistades, las oraciones

    y las palabras que una

    vez se ofrecieron se van

    borrando de la mente,

    y los dolientes muchas

    veces se quedan solos.

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    La viuda de Sarepta

    Las tribulaciones de la viuda son un tema constante delas Escrituras. Sentimos compasin por la viuda de Sarepta,cuyo esposo haba muerto y las escasas provisiones de ali-mento se le estaban acabando; le esperaban el hambre y lamuerte. Entonces lleg a su puerta un profeta de Dios conel mandato aparentemente osado de que le diera decomer. La respuesta de ella es particularmente conmove-dora: Vive Jehov tu Dios, que no tengo pan cocido; sola-mente un puado de harina tengo en la tinaja, y un poco

    de aceite en una vasija; y ahora recoga dos leos, para en-trar y prepararlo para m y para mi hijo, para que lo coma-mos y nos dejemos morir3.

    Las palabras tranquilizadoras de Elas penetraron elalma de la mujer:

    No tengas temor; ve, haz como has dicho;pero hazme a m primero de ello una peque-a torta cocida debajo de la ceniza, y treme-la; y despus hars para ti y para tu hijo.

    Porque Jehov Dios de Israel ha dicho as:La harina de la tinaja no escasear, ni el aceite

    de la vasija disminuir...Entonces ella fue e hizo como le dijo

    Elas...Y la harina de la tinaja no escase, ni el

    aceite de la vasija mengu...4.

    La viuda de Nan

    La viuda de Nan era similar a la de Sarepta.En el Nuevo Testamento de nuestro Seor seregistra un conmovedor relato acerca de latierna compasin que el Maestro sinti por la

    viuda afligida:Aconteci... que l iba a la ciudad que se

    llama Nan, e iban con l muchos de sus disc-pulos, y una gran multitud.

    Cuando lleg cerca de la puerta de la ciu-dad, he aqu que llevaban a enterrar a un difun-to, hijo nico de su madre, la cual era viuda; yhaba con ella mucha gente de la ciudad.

    Y cuando el Seor la vio, se compadecide ella, y le dijo: No llores.

    Y acercndose, toc el fretro; y los que lo llevaban sedetuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levntate.

    Entonces se incorpor el que haba muerto, y comen-z a hablar. Y lo dio a su madre5.

    Qu gran poder, ternura y compasin demostr nues-tro Maestro y modelo! Nosotros tambin podemos bende-cir a los dems con slo seguir Su noble ejemplo. Lasoportunidades se presentan por doquier. Se necesitan ojospara ver la situacin del afligido, odos que oigan las plega-rias silenciosas del corazn quebrantado; s, y un alma

    llena de compasin, a fin de que podamos comunicarnosno slo con los ojos y con la voz, sino en el estilo majes-tuoso del Salvador, de corazn a corazn.

    Visita al triste

    Parece que la palabra viuda tena un signifi-cado muy importante para nuestro Seor,pues amonest a Sus discpulos a que se cui-daran del ejemplo de los escribas, que finganrectitud con sus tnicas largas y sus oracionesinterminables, pero que devoraban las casas

    de las viudas6.A los nefitas exhort as: Yo me acercar a

    vosotros para juicio, y ser pronto testigocontra... los que defraudan... a la viuda7.

    Al profeta Jos Smith le dijo: ...se man-tendr el almacn por medio de las consagra-ciones de la iglesia; y se proveer lonecesario a las viudas y a los hurfanos,como tambin a los pobres8.

    La casa de la viuda no es, por lo general, nigrande ni ostentosa. Con frecuencia es modes-

    ta de tamao y humilde de apariencia; muchasveces est escondida al final de las escaleras oen la parte trasera del pasillo, y consta sola-mente de una habitacin. A esos hogares es alos que l nos enva a ustedes y a m.

    Quizs exista una verdadera necesidad dealimentos, de ropa e incluso de alojamiento.Estas cosas se pueden conseguir; pero casisiempre queda la esperanza de tener esealgo especial que nutra el alma.

    4

    Los padres tambin se

    sienten solos, igual

    que las madres. No es

    necesario esperar a

    que llegue la

    Navidad, ni es preciso

    posponer hasta una

    fecha especial la res-

    puesta a esta tiernaexhortacin del

    Salvador: Ve, y haz

    t lo mismo.

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    con humildad: Eso es lo que quiero hacer. Es lo que a miesposo, que amaba la obra misional, le hubiera gustado.

    Se acept la ofrenda, registrndose como un donativoconsiderable al servicio misional. Vi el recibo que se ex-tendi a su nombre, pero, de corazn, creo que tambinse registr en los cielos. Los invit a ella y al lderRichards a acompaarme al saln de conferencias de laPrimera Presidencia, que en ese momento estaba desocu-pado. Esa habitacin es hermosa y all se puede sentir unasensacin de paz. Le ped a esa buena hermana que se

    sentara en la silla que habitualmente ocupa el Presidentede la Iglesia. Pens que a l no le molestara, ya que co-nozco sus sentimientos.

    Cuando se sent con toda humildad en esa silla decuero, puso las manos sobre los brazos de la butaca, ydijo: ste es uno de los das ms felices de mi vida.Tambin lo fue para el lder Richards y para m.

    Siempre que voy por la transitada calle Siete Este deSalt Lake City, me parece ver, con la imaginacin, a unabuena hija que padeca artritis llevando en las manos unplato de comida caliente para su anciana madre, que viva

    en la acera de enfrente de esa calle. Ella ya se ha ido paraunirse con la madre que la precedi en la muerte, peroesa leccin la aprendieron bien sus propias hijas, que de-leitan a su padre limpindole la casa todas las semanas, in-

    vitndole a cenar con ellas y sus familias y compartiendocon l la risa de los buenos momentos que pasan juntos,dejando en el corazn de ese viudo una oracin de grati-tud por sus hijos, que son la luz de su vida. Los padrestambin se sienten solos, igual que las madres.

    La religin pura

    Una noche de Navidad, mi esposa y yo fuimos a unacasa de reposo en Salt Lake City. En vano buscamos a una

    viuda de noventa y cinco aos, cuya memoria se haba de-teriorado y no poda articular palabra. Uno de los asisten-tes nos ayud a buscarla y la encontramos en el comedor;haba terminado de comer y estaba sentada sola, con lamirada perdida, y no mostr seal de reconocernos. Al tra-tar de tomarle la mano, ella la alej. Not que tena firme-mente agarrada una tarjeta de Navidad. El ayudante sonri

    y dijo: No s quin le envi esa tarjeta, pero no la pierde

    de vista. No puede hablar, pero la acaricia, se la acerca a laboca y la besa. Reconoc la tarjeta: era una que mi esposaFrances le haba enviado la semana anterior.

    Salimos de all llenos del espritu de la Navidad, sinhaber hecho mencin del misterio de aquella tarjeta espe-cial, de la vida que haba alegrado y el corazn que habaconmovido. Nos sentimos muy cerca del cielo.

    No es necesario esperar a que llegue la Navidad, ni espreciso posponer hasta una fecha especial la respuesta aesta tierna exhortacin del Salvador: Ve, y haz t lomismo13.

    Seremos bendecidos al seguir Sus pasos, al meditar enSus palabras y Sus obras, y al guardar Sus mandamientos.La viuda afligida, la criatura hurfana y el corazn solitariorecibirn regocijo, consuelo y apoyo mediante nuestro ser-

    vicio, y obtendremos un conocimiento ms profundo delas palabras registradas en la epstola de Santiago:

    La religin pura y sin mcula delante de Dios el Padre

    es esta: Visitar a los hurfanos y a las viudas en sus tribula-ciones, y guardarse sin mancha del mundo14.

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    NOTAS1. Jeremas 8:22.2. Dnde hallo el solaz?,

    Himnos, N. 129.3. 1 Reyes 17:12.4. 1 Reyes 17:1316.5. Lucas 7:1115.6. Vase Lucas 20:4647.7. 3 Nefi 24:5.8. D. y C. 83:6.

    9. Make the World Brighter,Deseret Sunday School Songs,1909, N. 197.

    10. Mateo 25:40.11. Thoughts for One Hundred

    Days, 1966, pg. 222.12.History of the Church,

    4:567.13. Lucas 10:37.14. Santiago 1:27.

    I D E A S P A R A L O S M A E S T R O SO R I E N T A D O R E S

    Una vez que se prepare por medio de la oracin, comparta

    este mensaje empleando un mtodo que fomente la participa-

    cin de las personas a las que ensee. A continuacin se en-

    cuentran algunos ejemplos:

    1. Pida a los integrantes de la familia que hagan una lista de

    todas las viudas, los viudos y los hurfanos que conozcan. Lean

    aquellas secciones del mensaje del presidente Monson que les

    ayude a entender los retos por los que pasan las viudas y otras

    personas que estn en circunstancias similares, e invteles a

    alegrar el corazn de alguna persona de la lista.

    2. Invite a los miembros de la familia a compartir experien-

    cias de las ocasiones en las que hayan visitado o prestado ser-

    vicio a alguien que viviera solo. Lean el agradecimiento del

    presidente Monson, y a continuacin lea en voz alta la ltima

    seccin de este mensaje y testifique de las bendiciones que se

    reciben al recordar a la gente que est sola.

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    Cadamucha-cha del

    crculo tom dela mano a una

    jovencita menorque ella y la inte-gr al crculo; repi-tieron el proceso

    hasta que todas lasjvenes formaronparte del crculo.

    FOTOGRAFAS POR STEVE BUNDERSON, TOMADAS CON MODELOS.

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    P O R J A N P I N B O R O U G HUn crculo puede incluiro excluir. La eleccines nuestra.

    En calidad de lder de MujeresJvenes, asist a varios progra-mas de Nuevos Comienzos,pero cuando fui a uno de estos pro-gramas con mi propia hija mayor, lo

    vi todo desde otra perspectiva.

    Mientras aguardbamos a que co-menzara el programa, no poda dejar

    de preguntarme qu le deparara elfuturo a mi hija. La aceptaran las j-

    venes de nuestro barrio? Seran susamigas? La amaran sus lderes? Le ser-

    viran de gua en los momentos difcilesque le sobrevinieran?

    Despus de la primera oracin, las joven-citas mayores y sus lderes se tomaron de la

    mano en medio del cuarto y entonaron una her-

    mosa cancin:Tenemos un crculo, un crculo de amistad,Y al igual que un crculo, sigue y sigue sin parar.Infinita y eterna es nuestra amistad;Ven a nuestro crculo, queremos verte entrar1.

    Entonces cada muchacha de 16 17 aos tom de lamano a una jovencita menor que ella y la integr al crculo;repitieron la cancin y el proceso hasta que todas las jve-nes formaron parte del crculo.

    En las semanas siguientes, me di cuenta de que la can-cin no era una promesa vaga, sino el smbolo de algo real

    y maravilloso. Las jvenes del barrio no sloaceptaron ami hija, sino que la recibieron con el corazn abierto. Laschicas de su edad la trataron desde un principio como unanueva amiga, las mayores como si fuera una hermanitamuy preciada, mientras que las hermanas lderes la consi-deraban como una hija muy querida. Cun agradecida mesent y todava me siento por aquellas jvenes y lde-res que abrieron su crculo e hicieron que mi hija se sintie-ra querida, valorada y amada.

    Me pregunto si nuestro Padre Celestial cuida de noso-tros con una preocupacin paternal similar a la ma:Abriremos nuestros crculos para incluir a cada uno deSus hijos?

    Claro est que sabemos que los crculos tambin pue-den excluir fcilmente a las personas. Puede que hayas lle-gado a un barrio nuevo, a una escuela diferente o a unaclase en la que los miembros del crculo te comunicaronque no podas formar parte de l. La mayora estamos fa-miliarizados con la dolorosa experiencia de que se noshaya dejado fuera del crculo.

    Es mejor ser amable

    Cmo podemos asegurarnos de que nuestros crcu-los sean inclusivos en vez de exclusivos? Todo comienzacuando nos damos cuenta de algo muy sencillo: la ama-bilidad es una de las caractersticas principales que debe-mos adquirir mientras nos hallamos en la tierra.Conozco a una familia que tiene hijos extremadamentetalentosos; en el colegio, en la msica, cualquier cosa;todo lo hacen bien. En una ocasin les estaba felicitando

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    ABRANEL CRCULO

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    y su madre dijo algo que jams he olvidado: Siempre leshe enseado a mis hijos que es bueno ser inteligente,

    pero es mejor ser amable.Al pensar en ello me di cuenta de que tena razn.

    Admiro los talentos de sus hijos, pero el verdaderomotivo por el que valoro a esos muchachos es que nopuedo imaginrmelos denigrando a otra persona ni po-nindose por encima de los dems. Son las personas msamables que conozco.

    Quizs esto sea lo que el Seor tambin estime ms.Parafraseando las famosas palabras del apstol Pablo sobrela caridad: Aunque sea el primero de mi clase y sepa todoslos versculos de las tarjetas del dominio de las Escrituras y

    sea la estrella del equipo u organice un gran proyecto deservicio y toque varios instrumentos musicales, si no tratoa los dems con amabilidad, todos mis logros no valdranpara nada (vase 1 Corintios 13:13).

    El mantener la competitividad en su sitio

    Una joven se haba preparado por aos para destacar enbsquetbol (baloncesto) y es el tipo de persona que legusta a la gente por lo amable que es; pero cuando se lellam a formar parte del equipo estatal, algo extrao le su-cedi. De repente las compaeras del equipo de bsquet-

    bol de su escuela dejaron de pasarle la pelota.Por qu? Probablemente porque puede resultar difcil

    incluir a alguien a quien consideramos un rival. La com-petitividad (el rivalizar por algo que escasea) es enemigade la inclusin. Es verdad que la vida puede ser muy

    competitiva y cuando alguien logra un honor que te hu-biera gustado para ti, puede resultar difcil que te sientasfeliz por esa persona.

    Por otro lado, puede resultar tentador excluir a quienesconsideramos menos competentes y con menos xito quenosotros; sin embargo, a nadie le corresponde estar fueradel crculo del amor de nuestro Padre ni del nuestro.

    Nuestro Padre Celestial no ve la vida como una grancompeticin entre Sus hijos, con ganadores y perdedores,

    y tampoco debemos hacerlo nosotros. De hecho, l nos ha

    dicho que a propsito ha dado diferentes dones y destre-zas a cada uno de nosotros para que podamos compartir-los unos con otros (vase D. y C. 46:1126).

    Cuando nos sentimos seguros en el amor que el Seortiene por nosotros, somos capaces de ver a los dems

    10

    UN VERDADERO AMIGO

    Nuestro Salvador, poco antes de Su Crucifixin, dijo a Sus discpulos: Nadie tiene

    mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos[Juan 15:1314]. Habiendo sido tan abundantemente bendecidos mediante la amistadde Cristo, ruego que ahora seamos para los dems lo que l es para nosotros: un verda-dero amigo. En ningn momento seremos ms semejantes a Cristo que cuando seamosun amigo... S que cuando nos ofrecemos en amistad, hacemos una contribucin su-mamente importante a la obra de Dios y a la felicidad y el progreso de Sus hijos.lder Marlin K. Jensen, de los Setenta, La amistad: un principio del Evangelio, Liahona,julio de 1999, pg. 76.

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    como hermanos y hermanas, y no como riva-les que amenazan nuestro xito o no estn a

    su altura.

    Tomar la iniciativa

    Los crculos ofrecen una resistencia natu-ral al cambio. La familiaridad que siente ungrupo conocido de amigos puede resultaragradable y consoladora; es bueno saber loque se puede esperar del grupo y de cadauno de sus miembros, de modo que el acep-tar a otra persona en el crculo puede hacerque las cosas cambien de manera radical.

    Por eso a veces es necesaria la presenciade un lder para vencer la renuencia naturalque siente un grupo a incluir a alguna perso-na nueva. Ese tipo de liderazgo no requiereque el obispo extienda un llamamiento. Enrealidad, se trata de un llamamiento que te-nemos todos y que procede directamentedel Seor: Estimecada hombre a su her-mano como a s mismo (D. y C. 38:25;cursiva agregada).

    Este versculo tambin contiene la clave de

    cmo incluir a otras personas. Piensa cmoquisieras que se te tratara en la Iglesia o en laescuela y trata a los dems de esa manera. Tegustara que te dejaran sentado solo en unafila de sillas durante la reunin de tu qurumdel sacerdocio? Si se no es el caso, toma lainiciativa y sintate al lado del nuevo diconodurante todas las semanas que le lleve saberque te alegras de que est ah. Te gustaraque te invitaran a formar parte de un grupoque suele practicar deporte a menudo? Si es

    as, invita a alguna persona nueva a unirse atu grupo.

    En nuestras manos

    Una niita valiente me mostr lo poderosaque puede ser una persona que toma la ini-ciativa de incluir a los dems. Era su segundasemana en tercer grado en la escuela y duran-te el recreo vio a otra nia de su edad que es-taba llorando porque iba a tener que repetir

    el ao, y los que fueran sus compaeros declase ahora la atormentaban.

    Inmediatamente, mi pequea amiga seacerc a la nia a la que haban molestado yaunque ella misma no tena amigas, no se in-trodujo en aquel crculo cruel con las manos

    vacas. Desde lo ms profundo de su tiernocorazn ofreci consuelo a la nia que llora-ba. No te preocupes, le dijo. Yo he perdidotodo un ao de escuela y mis padres tambinme van a hacer que repita. Est por demsdecir que las dos sern amigas para siempre.

    Un crculo puede ser algo terrible o mara-

    villoso, y est en nuestras manos determinarlo que llegar a ser.

    Jan Pinborough es miembro del Barrio Mill CreekEste 4, Estaca Mill Creek Este, Salt Lake.

    NOTA1. Circle of Friendship,A Song of the Heart, 1978,

    pg. 30.

    L I AHO NAAGOST O DE 2003

    11

    P

    iensa cmoquisieras que

    se te trataraen la Iglesia o en laescuela y trata alos dems de esa

    manera. El Seordijo: Estime cadahombre a su her-mano como a smismo.

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    en nuestro albedro. Si deseamos tener untestimonio de la obra familiar y del templo,

    debemos hacer algo con respecto a dichaobra. El siguiente es un ejemplo de lo quepuede sucedernos, si lo hacemos.

    En una ocasin asist a una conferenciaen la Estaca Hartford, Connecticut. Se habaasignado a la presidencia de estaca con tresmeses de antelacin que hablara sobre lahistoria familiar. Uno de ellos haba sidoconsejero de dicha presidencia, pero en laconferencia fue llamado como pa-triarca de la estaca. l relat este

    interesante incidente.Este hermano no haba logra-

    do comenzar la obra de historiafamiliar, aunque estaba converti-do a ella. Simplemente, no sabadnde empezar. Al recibir la asig-nacin de preparar una especiede biografa basndose en suspropios registros, le fue imposi-ble encontrar nada de su infancia

    y juventud, a excepcin de su cer-

    tificado de nacimiento. Era unode once hijos nacidos a emigran-tes italianos, y el nico miembrode la familia que perteneca a laIglesia.

    Para cumplir con la asignacin,intent recopilar todo lo que pu-diese encontrar sobre su vida. Almenos estaba haciendo el intentode dar comienzo, pero parecaque no haba lugar a dnde ir.

    Podra componer la historia de suvida valindose de su propia me-moria y de los pocos registros conlos que contaba.

    Entonces sucedi algo intere-sante. Su madre, entrada ya enaos y que resida en un asilo deancianos, sinti un gran anhelopor regresar una vez ms a suItalia natal. Lleg a obsesionarse

    tanto con ese deseo, que los mdicos pen-saron que no se ganara nada con negarle

    su peticin, as que la familia decidi con-cederle su ltimo deseo. Por alguna razn,todos los familiares decidieron que estehermano el nico que era miembro dela Iglesia debera acompaar a su madrea Italia.

    De repente, se encontr volviendoal hogar de sus antepasados. Se estabaabriendo una puerta! Ya en Italia, visit

    L I AHO NAAGOST O DE 2003

    13

    S

    i empezamosdonde nos encon-

    tramos en este mo-mento cada uno consu informacin perso-nal y con los registros

    de los que disponga-mos y empezamos aponerlos en orden, lascosas encajarn en sulugar, tal como se debe.

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    las parroquias donde sus padres fueronbautizados. Conoci a muchos parientes;

    se enter que los registros de las parro-quias se remontaban 500 aos. Visit lacasa consistorial para indagar en los regis-tros y hall a personas que estaban muydispuestas a cooperar. El secretario munici-pal le dijo que el verano anterior habanestado all un seminarista y una monjabuscando registros de la familia de estehermano y que estaban recopilando datosgenealgicos de su familia. Le dio los datospara localizar a esas personas y pudo seguir

    esa pista. Se enter tambin que en Italiahay una ciudad que lleva el mismo apellidode la familia.

    Pero eso no es todo. Cuando vino a SaltLake City para asistir a la conferencia general,

    regres a su casa pasando por Colorado,donde viven muchos familiares suyos, y conmuy poca persuasin se cre una organiza-cin familiar y se plane una reunin familiar,la cual se celebr poco despus.

    Y, como siempre sucede, algunos parien-tes sus tas y tos, sus hermanos y herma-nas empezaron a facilitarle fotos y datossobresuvida que l desconoca. Y, como ocu-rre en estos casos, este hermano aprendique sta es una obra de inspiracin.

    El Seor le bendecir a usted una vez quecomience esta obra, algo que ha sido muyevidente para mi familia. Desde el momentoen que decidimos que comenzaramos desdedonde pudiramos y con lo que tuviramos,nos han sucedido muchas cosas.

    En una ocasin llev a la SociedadGenealgica ochos enormes volmenes demanuscritos de historia familiar que conte-nan 6.000 registros de grupo familiarrealizados de manera muy profesional y

    pertenecientes a la familia Packer. Todosesos registros fueron recopilados por

    Warren Packer, oriundo de Ohio, maestrode escuela y luterano. Ha dedicado 30 aosa la realizacin de ese proyecto sin saberciertamente por qu; y ahora tiene dos vo-lmenes ms. Ahora comienza a percibirpor qu ha estado tan inmerso en estalabor con el paso de los aos y disfruta enabundancia del espritu de la obra.

    Tambin hemos disfrutado de la oportu-

    nidad de localizar y visitar el hogar ances-tral de los Packer en Inglaterra. Muchas deaquellas casas seoriales inglesas se hanabierto recientemente al pblico, pero nosucede as con sta. Est a unos 15 minutosde distancia en auto del Templo de Londres

    y se halla edificada en el sitio de un antiguocastillo y tiene un foso alrededor. Se yerguetal y como cuando se termin de construira principios del siglo XVII. Los retratos de

    14

    U

    n hombreviaj al hogar

    de sus antepa-sados en Italia y co-noci a muchos

    parientes. Tambinencontr las parro-

    quias donde se bau-tizaron sus padres y

    descubri que losregistros se remon-taban hasta 500

    aos.

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    nuestros antepasados cuelgan de los luga-res donde se colocaron hace 300 aos. Lapropiedad dispone de una pequea capillaen la que hay una vidriera en la que apare-ce el escudo de armas de los Packer desde

    1625.La informacin empez a aflorar una

    vez que empezamos a poner manos a laobra. De ningn modo somos expertos eninvestigacin genealgica, pero s estamosdedicados a nuestra familia. Testifico que siempezamos donde nos encontramos eneste momento cada uno con su informa-cin personal y con los registros de los quedispongamos y empezamos a ponerlos enorden, las cosas encajarn en su lugar, tal

    como se debe.

    Cmo empezar

    La cuestin es empezar. Usted llegar aconocer el principio que saba Nefi cuandodijo: ...iba guiado por el Espritu, sin saberde antemano lo que tendra que hacer(1 Nefi 4:6).

    Si no sabe por dnde empezar, empieceporusted mismo. Si no sabe qu registros

    solicitar ni cmo obtenerlos, empiece con losque ya tenga.

    Hay dos instrucciones muy simples paraaquellos que estn aguardando un lugar enel que puedan empezar; podran hacer lo

    siguiente:Consiga una caja de cartn; cualquier caja

    servir; pngala en un lugar donde estorbe,bien sea en el sof o en el mesado de la coci-na, cualquier lugar donde no pase desaperci-bida. A continuacin, durante varias semanas,rena y ponga en la caja cada registro de la

    vida de usted, como la partida de nacimiento,el certificado de su bendicin, el de bautis-mo, el de la ordenacin en el sacerdocio y elde graduacin. Rena diplomas, todas las fo-

    tografas, logros acadmicos, diarios que hayaescrito, cualquier cosa que tenga que ver consu vida; cualquier cosa escrita, grabada o re-gistrada que testifique que usted est vivo ylo que haya hecho.

    No intente hacerlo todo en un da; ded-quele tiempo. La mayora de nosotros tene-mos esas cosas desperdigadas por ah.

    Algunas estn embaladas en una caja en el ga-raje, debajo de una pila de peridicos; otras

    L I AHO NAAGOST O DE 2003

    15

    Empezarn asucederle cosasciertamente in-

    teresantes cuandomuestre algo de inte-

    rs en su propia histo-ria familiar. ste esun principio slido.

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    estn guardadas en los cajones, en el desvno en cualquier otro lugar. Puede que inclusoalgunas estn entre las pginas de la Biblia oen cualquier otro lugar.

    Rena todos esos documentos y pngalosen una caja. Gurdelos ah hasta que haya re-cuperado todo lo que crea tener. Luego hagasitio en una mesa, o en el suelo, y ordnelotodo. Divida su vida en tres periodos... as escomo lo hace la Iglesia. Todos los programasde la Iglesia se dividen en tres categoras ge-nerales: nios, jvenes y adultos.

    Comience por la seccin de la niez y em-piece por la partida de nacimiento. Ordenecada registro en orden cronolgico: las fotos,

    el certificado de bautismo, etc., hasta la edadde 12 aos.

    A continuacin, rena todas las cosas rela-cionadas con su juventud, desde los 12 hastalos 18 aos, o hasta cuando se casaron.Pngalo todo en orden cronolgico.Organice los registros certificados, fotogra-fas, etc. y pngalos en otra caja o en unsobre, y haga lo mismo con los registros delresto de su vida.

    Una vez que lo haya hecho, tendr todolo necesario para completar su historia perso-nal. Sencillamente tome su partida de naci-miento y comience a escribir: Nac el 10 de

    septiembre de 1924 en Brigham City, Utah.Mi padre fue Ira W. Packer y mi madre Emma

    Jensen Packer. Fui el dcimo hijo y el quintovarn de la familia.

    No le llevar mucho tiempo escribir o dic-tar a una grabadora el relato de su vida, peros ser muy preciso porque usted habr reco-pilado los registros.

    Y ahora qu? Despus de haber bosque-jado su vida hasta la fecha, qu puedehacer con todos los materiales que ha

    recopilado?Eso, naturalmente, le lleva al libro de re-

    cuerdos. Slo pguelos ligeramente en las p-ginas para que los pueda retirar cuando losnecesite y tendr un libro de recuerdos.

    Una vez que inicie este proyecto, empeza-rn a ocurrir cosas muy interesantes e inspira-doras. No se puede hacer mucho sinsumergirse aunque sea un poco en el espritude esta obra o sin hablar de ello, al menos en

    16

    Busque una caja

    de cartn, pn-gala donde es-

    torbe y empiece a

    llenarla; a medidaque sucedan cosaspercibir que estaconteciendo algo es-piritual, cosa que nodebe extraarle.

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    su entorno familiar. Empezarn a sucederle cosas cierta-mente interesantes cuando muestre algo de inters en su

    propia historia familiar. ste es un principio slido quecuenta con muchsimos testimonios. Eso le ocurrir austed.

    La ta Clarita le dir que tiene una fotografa de ustedcon su bisabuelo. Usted sabe que no puede ser porque lfalleci un ao antes de que usted naciera; pero la taClarita saca la foto donde aparece el bisabuelo, con usted,de beb, en sus brazos. Al verificar los registros, usted des-cubre que el bisabuelo falleci unaodespus de que usted naci, loque resulta ser un detalle impor-

    tante de su historia familiar.Esta informacin exacta significa

    algo, al igual que la inicial que apa-rece en el reverso de la fotografa.De momento quizs usted no losepa, pero es una clave: el comien-zo de la obra de las ordenanzas deltemplo a favor de algunos de susantepasados.

    Usted cree en la resurreccin y,por tanto, debe saber que el bau-

    tismo por alguien que ha fallecidoes tan esencial como el que recibealguien que est vivo; no hay dis-tincin en su trascendencia. Debenefectuarlo mientras estn vivos ose debe hacer por ellos una vezque hayan fallecido.

    El Nuevo Testamento por ente-ro se centra en la resurreccindel Seor; transmite el mensajede que todosvamos a resucitar.

    Cada pasaje y cada motivacinque se aplica a la obra misionaltiene su aplicacin en la obra delas ordenanzas a favor de losmuertos.

    Ya ha escrito su propia historiafamiliar y ha preparado un librode recuerdos. Parece demasiadofcil... bueno, lo es, casi. En reali-dad significa que tiene que

    empezar. Al igual que Nefi, usted ser guiado por elEspritu, sin saber de antemano lo que [tendr] que

    hacer (1 Nefi 4:6).De modo que busque una caja de cartn, pngala

    donde estorbe y empiece a llenarla; a medida que sucedancosas percibir que est aconteciendo algo espiritual, cosaque no debe extraarle.

    Cuando el corazn se vuelve

    La obra de historia familiar tiene el poder de hacer algoporlos que han muerto y tambinporlos que viven. La obra de his-toria familiar de los miembros de

    la Iglesia ejerce una influencia refi-nadora, espiritualizante y atenuan-te sobre los que se dedican a ella.Ellos entienden que estn unien-do a su familia, los que viven a losque les han precedido.

    En cierta forma, la labor de lahistoria familiar se justificara a smisma aunque no tuviramos xitoen la preparacin ni de un solonombre para la obra del templo. El

    proceso de buscar, as como losmedios para indagar esos nom-bres, mereceran todo el esfuerzoque usted pueda dedicarles. Porqu? Porque uno no puede buscarnombres sin saber que stos repre-sentan a personas. Se empiezan adescubrir cosas de otras personas,

    y al investigar a nuestros antepasa-dos nos interesamos en algo msque en los nombres o el nmero

    de ellos que vamos a enviar altemplo. Nuestro inters se vuelveal corazn de nuestros padres;anhelamos encontrarles, conocer-les y servirles.

    Al obrar as, estamos hacindo-nos tesoros en el cielo.

    Este artculo procede de extractos dellibro The Holy Temple, escrito por el

    presidente Boyd K. Packer.

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    FUNDAMENTOS DE LA

    HISTORIA FAMILIARPOR EL PRESI DENTE BOYD K . PACKERPresidente en Funciones del Qurum de losDoce Apstoles

    Hay varios elementos bsicos de la obra

    de historia familiar y del templo. Con el

    transcurso del tiempo, puede que sufran

    alguna modificacin en el hincapi que se hace

    en ellos o en la forma en que se aborde la parti-

    cipacin de la Iglesia, pero dichos elementos

    seguirn siendo los mismos.

    1. Cada uno de nosotros debe recopilar la

    historia de su vida.2. Cada uno de nosotros debe tener un libro

    de recuerdos.

    3. Tanto en el plano personal como en el fa-

    miliar, cada uno de nosotros debe buscar a sus

    antepasados, comenzando por las cuatro gene-

    raciones ms cercanas de cada lnea y luego

    yendo tan atrs como podamos.

    4. Debemos participar en otros programas,

    como el de extraccin de nombres, cuando se

    nos pida hacerlo.

    5. Debemos organizar nuestras familias y

    celebrar reuniones familiares.

    6. Si tenemos acceso a un templo, cada uno

    de nosotros debe asistir con la mxima fre-

    cuencia posible para colaborar en la obra de las

    ordenanzas, primero por nosotros mismos,

    luego por nuestros antepasados y despus por

    todos los nombres que se hayan recabado por

    otros medios ajenos a los nuestros.

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    No e

    sm

    sque

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    P O R J U L I H O U S H O L D E R

    Una rara enfermedad medej sin cabello. Cmopodra enfrentarme aalgo tan duro?

    Estando en segundo ao de enseanzamedia, crea que mi cabello rubio hastalos hombros lo era todo. Cada maana

    dedicaba cerca de 30 minutos a probarme

    varios peinados hasta que el adecuado pare-ca casi perfecto. Lo haca cada maana,hasta que un da mi rutina cambi parasiempre.

    Aquel da empez como cualquier otro.Me despert, me lav la cara y me puse loslentes de contacto [lentillas]. An mediodormida me mir al espejo y vi algo terrible:una pequea calva en lo alto de mi cabeza.Me acerqu al espejo y pas los dedos por la

    calva para cerciorarme de que los ojos nome engaaban; y no lo estaban haciendo.

    Empec a sentir pnico y, llorando, fui enbusca de mi madre. Ambas comentamos laposibilidad de que el cabello se hubiese en-ganchado en algo mientras dorma; o que tal

    vez no estuviera comiendo suficientes verdu-ras. Pero an sin tener una respuesta definiti-

    va, termin por peinarme de tal modo que el

    cabello ocultara la calva y me fui corriendo ala escuela.

    Desde ese da empec a perder mecho-nes de cabello; los mechones eran de tama-os diferentes, variaban entre el tamao deuna moneda y hasta el del puo cerrado. Fuia numerosos mdicos que examinaron cadacentmetro de mi cabeza; tambin pasmucho tiempo de rodillas, orando, en buscade consuelo y fuerza para saber hacer frente

    Agradecida porsu salud, Juliacudi al Seor

    en busca de consue-lo y fortaleza.

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    a lo que dictaminaran los mdicos.En septiembre de 2000 supe que tena

    una enfermedad inmunodeficitaria conocidacomo alopecia areata. An conservo el re-cuerdo de la voz de mi mdico cuando meexplic que consista en la prdida total delcabello sin que se conozca remedio alguno.De inmediato mi mente se llen de pensa-

    mientos de duda tales como: Y despusqu? y Por qu yo?.

    Luego de ver a un especialista al mes si-guiente me afeit mi casi calvo crneo. Sincabello me senta como una persona total-mente diferente. La autoestima se me cay alos pies y resultaba casi imposible tenernimo de ir a la escuela. Qu iban a pensarlos dems? Qu dirn?, me preguntaba.

    Las bufandas se convirtieron en mi peina-do cotidiano. En vez de dedicar cada maana

    media hora al cabello, ahora pasaba cincominutos sujetando cuidadosamente una bu-fanda a mi calva cabeza. Las bufandas eran

    divertidas y cmodas, pero no eran mi ca-bello. En cierta ocasin intent ponermeuna peluca del mismo color que mi cabe-llo, pero no me ocasion ms que unapreocupacin constante de que se me ca-

    yera delante de todos en la escuela, as quevolv a las bufandas.

    Ir a la escuela era todoun desafo. Saba que miPadre Celestial me amaba y

    que poda contar con laun cuando los dems medieran la espalda, pero mecostaba recordar todo esocuando mis compaerosme lanzaban rpidas mira-das furtivas. Tambin fuedifcil cuando se extendie-ron los rumores y supeque era el objeto de lasconversaciones. No enten-

    da por qu, de todos losmomentos de mi vida,tena que pasar por esto

    mientras estaba en la secundaria, una pocaen que deseaba tanto ser aceptada y ser delagrado de los que me rodeaban.

    Logr terminar el ltimo ao de ensean-za media slo gracias a ciertas cosas que meobligu a recordar mientras caminaba porlos pasillos de la escuela. Cada maana oraba

    y daba gracias al Seor por la bendicin de

    estar viva y por la belleza que me rodeaba.

    Oraba para suplicar fuerza para soportarcada da y recordar que tena el amor de mu-chas personas. Adems, agradeca a mi PadreCelestial las cosas que estaba aprendiendopor medio de esa experiencia. Parece simple,pero me sirvi de mucho. Siempre que

    20

    Antes de perderel cabello, a

    Juli le gustabaprobarse diferen-

    tes peinados; peroentonces lleg el

    da en que el ca-bello se le cay a

    puados. Sus her-manos (pginaopuesta) se afei-taron la cabezacomo muestra de

    apoyo.

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    Preprense para fortalecersemediante las pruebasfuerte y duradera que la que tengasen tus propias ideas y experiencia.

    Ejercer la fe es confiar en que elSeor sabe lo que hace contigo yque lo lograr por tu bien eternoaun cuando t no entiendas cmolo har. Somos como infantes para

    comprender los asuntos eternos y elefecto que tienen en nosotros aqu,

    y sin embargo, a veces nos porta-mos como si lo supiramos todo.Cuando pasas una prueba para quese cumplan sus propsitos, si con-fas en l, si ejerces la fe en l, l teayudar. Lo har paso a paso, poco apoco. La afliccin y el pesar conti-nuarn al pasar cada fase de esteproceso; si todo se resolviera des-

    pus de la primera splica, no pro-gresaras (La confianza en elSeor,Liahona, enero de 1996,pgs. 1819).

    D. y C. 58:2: Bienaventurado es elque guarda mis mandamientos... y elque es fiel en la tribulacin.

    Barbara W. Winder, ex presidenta

    general de la Sociedad de Socorro:Al aplicar la parbola de las diez vr-genes a nuestras vidas, nuestros pro-fetas contemporneos han explicadoque el aceite de la preparacin se acu-mula gota a gota mediante el vivirrecto de cada da.

    El ir constantemente a la reuninsacramental aade aceite a nuestraslmparas, lo mismo que el ayunar, elorar a solas y en familia, el cumplir

    como maestras visitantes, el dominarlos apetitos de la carne, el ensear losprincipios del Evangelio, el cuidar yeducar a los nios, el velar unas porotras, el estudio de las Escrituras... Elguardar los mandamientos y el obede-cer las palabras del Profeta constitui-rn nuestra mejor preparacin paracualquier eventualidad futura(Nuestra preparacin espiritual ytemporal,Liahona, enero de 1989,

    pgs. 9396). Cmo podemos aumentar nues-

    tra fe en el Seor? Cmo nos sosten-dr esa fe en nuestras tribulaciones?

    Qu acciones son el frutode confiar en un Padre Celestialamoroso?

    Por medio de la oracin, selec-cione y lea de este mensajelos pasajes de las Escrituras y

    las enseanzas que satisfagan lasnecesidades de las hermanas a lasque visite. Comparta sus experien-cias y su testimonio e invite a las

    hermanas a las que ensee a hacerlo mismo.

    Helamn 5:12: Y ahora bien, re-cordad, hijos mos, recordad que essobre la roca de nuestro Redentor, elcual es Cristo, el Hijo de Dios, dondedebis establecer vuestro fundamen-to, para que cuando el diablo lancesus impetuosos vientos... esto notenga poder para arrastraros al abis-mo de miseria y angustia sin fin.

    lder Joseph B. Wirthlin, delQurum de los Doce Apstoles:

    Nuestro Padre Celestial no deseaque seamos medrosos; no quiere quenos sumamos en nuestra miseria,sino que espera que nos cuadremos,que nos arremanguemos la camisa y

    venzamos nuestros desafos.Ese tipo de espritu, esa mezcla

    de fe y trabajo arduo, es el que debe-mos emular al buscar ese puerto se-

    guro de nuestra vida...Empleen su inventiva, su fortale-

    za, su determinacin para resolver lasdificultades. Hagan todo lo que pue-dan y dejen el resto para el Seor(La bsqueda de un puerto seguro,

    Liahona, julio de 2000, pg. 73).lder Richard G. Scott, del

    Qurum de los Doce Apstoles: Tuconfianza en el Seor debe ser ms

    M E N S A J E D E L A S M A E S T R A S V I S I T A N T E S

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    encontrado la casa vaca. No tard en enterarme que l

    formaba parte del nico grupo de genealogistas deUruguay. Tambin descubr que el peridico haba publica-do la noticia de la reunin a pesar de habrsele pedidoque no lo hiciera.

    Pude concertar una cita para el hermano Fudge con esegrupo de eminentes genealogistas, los cuales pusieron susarchivos a la disposicin de l. De acuerdo con su peticin,se microfilmaron algunos de los ndices de los registros dehistoria familiar de Uruguay. Creo que fueron los primerosregistros que la Iglesia microfilm en Uruguay.

    Un poema chino de generacionesUn segundo acontecimiento importante ocurri unos

    aos ms tarde cuando fui llamado a servir una misin enPer. Mi abuelo, que no era una persona religiosa pero sla que yo respetaba ms, no quera que yo fuera. Mi fami-lia segua las costumbres chinas y mi abuelo era su pa-triarca. En efecto, la familia era nuestra religin, y elobedecer y honrar a los mayores constitua nuestro cdi-go moral. Mi abuelo no me dirigi la palabra durante se-manas debido a mi intencin de servir en una misin.

    Una semana antes de partir me ofreci un regalo: me dio

    la navaja de afeitar que utilic durante mi misin, la cualan conservo. l era un hombre amoroso, as que paraayudarle a sentirse mejor en cuanto a mi misin, le dijeque hara todo lo posible por encontrar a sus parientesque vivieran en Per.

    En los primeros tres meses de misin conoc aGuillermo Willy Hauyon, sobrino de mi abuelo. Le dije aGuillermo que haba odo que haba un poema chino en lafamilia del que cada generacin tom una palabra y lo in-corpor a su nombre de pila. Para mi sorpresa, encontr elpoema y me dio una copia. Al volver a Uruguay una vez

    terminada la misin, ped a mi abuelo que transcribiera elpoema con su puo y letra. Actualmente, ese poema es unhermoso recordatorio de mi abuelo y de mi linaje. Elpoema contiene 48 caracteres chinos y se utiliza para tra-zar las generaciones, y ha sido de incalculable valor al de-terminar mis relaciones familiares.

    A los pocos meses de encontrar el poema mientrasserva en la oficina de la misin viaj a Trujillo, Per,donde conoc a Elsa Huayon, que tena 82 aos de edad.Result ser prima de mi abuelo, que yo sepa el nico

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    TrujilloPER Callao

    URUGUAY

    CHINA

    GRAN BRETAA

    SUIZA

    La historia

    familiar del

    lder Harris

    incluye a ante-

    pasados pro-

    cedentes de Suiza, China y

    Gran Bretaa. Desde la iz-

    quierda: el poema chino de

    las generaciones; los familia-

    res suizos; las tumbas de sus

    antepasados suizos en Callao,

    Per; Elsa Hauyon, prima del

    abuelo del lder Harris; sus

    abuelos el da de su boda; y

    su bisabuelo y otros familiares

    en China.

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    de 1918. Haba encontrado a mis an-tepasados suizos!

    Me qued extasiado. Por fin me fueposible completar cuatro generacionesde mi historia familiar. De todos los lu-gares a los que se me poda haber asig-nado, el Seor me llam, no una, sinodos veces a Callao, el sitio donde po-dra localizar a mis antepasados suizos.

    Una impresin duradera

    Todos esos acontecimientos mara-villosos ocurrieron durante los seisaos posteriores a mi bautismo. Almirar atrs hacia mi juventud, medoy cuenta de lo mucho que mi tes-timonio de la Iglesia y de su divini-dad se han fortalecido a travs de laobra de historia familiar y el Espritude Elas. Ciertamente puedo decirque en muchas ocasiones he sentidola influencia del Seor al volver mi

    corazn a mis antepasados. La fibrasensible que toc mi presidente derama, quien sinti la inspiracin deiniciarme en la obra de historia fami-liar a los 16 aos de edad, an resue-na en las experiencias ms sagradasde mi alma.

    El lder John A. Harris, Setenta Autoridadde rea, sirve en el rea Utah Sur.

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    pariente que se cri con l en China.Pas horas hablando con ella, regis-trando los nombres de los hermanos ylas hermanas de mi abuelo. Me enterque eran 13, y no slo los cuatro de losque hablaba mi abuelo. Con la ayudade Elsa trac nuestra lnea familiarhasta el fundador de la ciudad dedonde era oriundo mi abuelo.

    Antepasados suizos en Per

    Otro suceso sagrado relacionadocon la historia familiar tambin tuvolugar mientras serva como misione-ro. Al llegar a Per fui asignado aCallao, el puerto de Lima. Fue algoextraordinario, pues en ese entoncesdesconoca que en aquella mismaciudad se encontraban las tumbas demis antepasados suizos. Con el tiem-po, un pariente me habl de las tum-bas, pero no me fue posible

    encontrarlas antes de que me trasla-daran a otra ciudad.

    Sin embargo, creo que el Seorquera que encontrara a mis antepasa-dos. Aunque rara vez se asigna a unmisionero dos veces a la misma rama,eso ocurri conmigo. Volv a Callaocerca de un ao despus y enesa ocasin descubr que habados cementerios adyacentes,uno donde estn enterrados

    mis antepasados de apellidoSchlupp, y el otro donde seguardan los registros de la fami-lia (que se remontan a 1820). Albuscar entre los registros, por finencontr lo que andaba buscan-do: Elizabeth Schlupp, 57 aos,enterrada el 16 de septiembre de1875; Ana Mara Schlupp Kruse,66 aos, enterrada el 24 de enero

    Desde la izquierda, en sentido de

    las agujas del reloj: La abuela dellder Harris ataviada con un traje

    tpico chino; la tumba de un ante-

    pasado suizo, olvidada bajos

    los rboles de un cementerio

    protestante en la ciudad de la

    primera asignacin misional

    del lder Harris; foto familiar

    de sus parientes chinos, incluso

    Elsa Hauyon.

    LA VERDADERA RAZN

    Elas no slovino para avivarla investigacinde los antepasa-dos, sino tam-

    bin para hacerposible que las familias se entre-lazaran eternamente ms allde los lmites de la vida terre-nal. En verdad, la oportunidadde que las familias se sellenpara siempre es la verdaderarazn de nuestra investigacin.El Seor declar por medio delprofeta Jos Smith: ...stos sonprincipios referentes a los muer-

    tos y a los vivos que no se pue-den desatender, en lo que ataea nuestra salvacin... ellos sinnosotros no pueden ser perfec-cionados, ni tampoco podemosnosotros ser perfeccionados sinnuestros muertos[D. y C. 128:15].lder Russell M. Nelson, del Qurum delos Doce Apstoles, Un nuevo tiempopara la cosecha, Liahona, julio de1998 , pg. 36.

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    P O R E L L D E R R I C H A R D H . W I N K E LDe los Setenta

    Quisiera hablarles de un bello lugar.La costa norte de California, enlos Estados Unidos, alberga los

    rboles ms altos del mundo. Una caminatapor el antiguo bosque virgen de secuoyaspuede ser una de las experiencias msimpresionantes e inspiradoras que jamspuedan tener. En ocasiones, esos rbolessobrepasan los dos mil aos y pueden al-canzar hasta ms de 92 metros de altura.La secuoya ms alta meda 113 metros dealtura, lo cual es una altura mayor queuna cancha de ftbol y cerca de un tercioms alto que el Templo de Salt Lake. Las

    gigantescas secuoyas hacen parecer dimi-nutas a las dems conferas y rboles delos alrededores, convirtindose as en elMonte Everest de todos los seres

    vivientes.S, todas las cosas que de la tierra salen,

    en su sazn, son hechas para el beneficio y eluso del hombre, tanto para agradar la vistacomo para alegrar el corazn;

    s, para ser alimento y vestidura, para gus-tar y oler, para vigorizar el cuerpo y animar elalma.

    Y complace a Dios haber dado todas estascosas al hombre; porque para este fin fueron

    creadas, para usarse con juicio, no en exceso,ni por extorsin.

    Y en nada ofende el hombre a Dios, nicontra ninguno est encendida su ira, sinocontra aquellos que no confiesan su mano entodas las cosas y no obedecen sus manda-mientos (D. y C. 59:1821).

    Echar races

    Las secuoyas de la costa son en verdaddueas de su reino y una de las creaciones

    ms extraordinarias de nuestro PadreCelestial. Ellas reinan sobre los dems rbolesa causa de su impresionante altura y su ma-jestuosa belleza. Sin embargo, esos imponen-tes gigantes poseen otra caractersticarealmente excepcional y en cierta formadesconocida para la mayora de nosotros.

    Aun cuando pueden alcanzar una altura dehasta 92 metros y pueden pesar ms de 460

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    Amedida quelas races seextienden, se

    entrelazan con lasde sus hermanos yhermanas secuoyas.

    Esta red es el secretode su fortaleza.

    LA REDDE LA

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    Los que obtie-nen otros ta-lentos reciben

    abundancia de ellos;pero los que no losobtienen, perdernincluso aquellos que

    haban recibido enun principio.

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    Yo me siento agradecido por las muchas personas que me

    han ayudado a desarrollar los mos. Los xitos que logranaquellos a quienes ayudamos, patrocinamos o guiamos enel ejercicio de sus propios talentos nos brindan gran dicha

    y satisfaccin.El centrarse en servir al Seor puede guiarnos a la

    hora de tomar las decisiones acertadas en nuestra vidacotidiana. Esta perspectiva nos prepara para hacer cual-quier cosa que el Seor requiera de nosotros en cual-quier momento. El presidente Gordon B. Hinckleyejemplifica esta importante actitud: Quizs mis talentosno sean sobresalientes, pero puedo utilizarlos en benefi-

    cio de mis semejantes. Puedo ser una persona que realicesu trabajo con orgullo de aquello que provenga de susmanos y de su intelecto3.

    Reconozcan la mano de Dios en su xito. Jams olvide-mos ni dejemos de reconocer que todos los talentos y apti-tudes proceden de Dios. Algunos se nos confirieron antesde nacer, mientras que otros los adquirimos al ir progre-sando. En ambos casos, son dones de un Padre Celestialbenevolente cuyas bendiciones son tambin el medio demejorar nuestros talentos y lograr otros. El Seor ha dicho:Y en nada ofende el hombre a Dios, ni contra ninguno

    est encendida su ira, sino contra aquellos que no confie-san su mano en todas las cosas (D. y C. 59:21).

    Me siento agradecido por el conocimiento que l nosha dado de que somos Sus hijos y que debemos magnifi-car y multiplicar nuestros talentos al mximo de nuestropotencial. S que si nos esforzamos y damos lo mejor denosotros mismos, empleamos nuestros talentos parabendecir a los dems y edificamos el reino de Dios, sere-mos llevados de regreso a Su presencia y le oiremosdecir: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel,sobre mucho te pondr; entra en el gozo de tu seor

    (Mateo 25:21).

    NOTAS1. La palabra talento equivala antiguamente a una medida de peso o

    suma elevada de dinero. En la poca del Nuevo Testamento, el talen-to era la medida ms grande de peso (34 k) y se empleaba para medirel peso o el valor de metales como el oro o la plata. No era una mo-neda, sino una suma de dinero (vase la Gua para el Estudio de lasEscrituras, Talento, pg. 199; Bible Dictionary, Money, pgs.73334 y Weights and Measures, pg. 788).

    2.Doctrinal New Testament Commentary, 3 volmenes, 19661973,1:688.

    3. Articles of Belief , Seminario de Direccin de BonnevilleInternational Corporation, 10 de febrero de 1991.

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    H A B L E M O S D E E L L O1. Muestre a su familia una foto de cuando era joven y pdales

    que hagan lo mismo. Lean juntos los dos primeros prrafos del ar-

    tculo y hable de algunas aptitudes que haya desarrollado, e invite a

    los dems a hacer lo mismo.

    2. Trnense para leer los prrafos de la segunda, tercera y cuar-

    ta secciones del artculo. Hable de la ocasin en la que haya tenido

    miedo de compartir un talento e invite a los dems a hacer lo

    mismo. Comenten cmo se pueden vencer esos temores.

    3. Pida a los miembros de su familia que destaquen los tresprincipios que ense el lder Rasband en la ltima seccin de este

    artculo. Analicen aquellas ideas que podran ser tiles para descu-

    brir y mejorar los talentos divinos y emplearlos en la edificacin del

    reino de Dios. Exprese gratitud por los talentos que Dios le ha

    concedido.

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    P O R E L L D E R D . L E E T O B L E RDe los Setenta

    Cuando se baj a Jess de la cruz y se leprepar amorosamente para ser ente-rrado segn las costumbres judas, Sus

    discpulos quisieron proteger Su cuerpo decualquier intrusin o dao. Lo envolvieron con

    un lienzo limpio y rodaron una gran piedra allugar para sellar la entrada del sepulcro (vaseMateo 27:57 60). Tres das despus, Jesssali del sepulcro tras haber vencido a la muer-te. Durante los 40 das siguientes ense y mi-nistr a Sus discpulos en lo que debi habersido una experiencia intensa y poderosa, enpreparacin para Su ascensin a los cielos.

    Las palabras que pronunci el Salvador du-rante esos 40 das constituyen un maravillosomodelo para nosotros, a medida que contem-

    plamos Su regreso seguro y triunfal a la tierra.El Seor dio por lo menos tres mensajes su-mamente significativos a Sus discpulos en

    Jerusaln: 1) Su resurreccin fue real y todossomos herederos de ese don maravilloso; 2)se haba llevado a cabo Su Expiacin, pero ha-bra requisitos a fin de que pudisemos parti-cipar plenamente de sus bendiciones; 3) Susdiscpulos eran responsables de llevar almundo el mensaje de Su Evangelio.

    La realidad de la resurreccin

    Tanto para el creyente como para el incr-dulo, la evidencia de la maana del tercer daresult convincente. La piedra estaba rodadaa un lado y el Cristo muerto ya no estaba enel sepulcro. Sin embargo, a pesar de esa evi-dencia, el Seor decidi confirmar Su resu-

    rreccin en diversas visitaciones gloriosas. Laprimera fue a Mara Magdalena, que llorabaafuera del sepulcro, y a la que se le aparecie-ron dos ngeles que le preguntaron: Mujer,por qu lloras? Les dijo: Porque se han lleva-do a mi Seor, y no s dnde le han puesto.

    Cuando haba dicho esto, se volvi, y vioa Jess que estaba all; mas no saba que era

    Jess.Jess le dijo: Mujer, por qu lloras? A

    quin buscas? Ella, pensando que era el hor-

    telano, le dijo: Seor, si t lo has llevado,dime dnde lo has puesto, y yo lo llevar.

    Jess le dijo: Mara! Volvindose ella, ledijo: Raboni! (que quiere decir, Maestro)(Juan 20:1316).

    Podemos aprender una gran leccin de laexperiencia que Mara Magdalena tuvo con elSeor resucitado. Aprendemos que si verda-deramente le buscamos y deseamos conocer-le, le hallaremos y le conoceremos como l

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    PALABRASDE JESS

    Las palabras que el

    Salvador pronunci

    a Sus discpulos en

    Jerusaln durante Su

    ministerio de 40 das

    constituyen un maravi-

    lloso modelo para

    nosotros.

    Me seris testigos... hasta lo ltimo de la tierra (Hechos 1:8).

    De la Resurreccina la Ascensin

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    respondi y le dijo: Seor mo, y Dios mo! (Juan20:2728). Con esta confirmacin se dio a Toms unareprimenda cariosa, pero clara: Porque me has visto,Toms, creste; bienaventurados los que no vieron,

    y creyeron (versculo 29).La experiencia de Toms nos transmite un mensaje

    concreto: si queremos conocer las cosas sagradas y disfru-tar de todas las ricas bendiciones relacionadas con esas ex-periencias sagradas, la fe debe ser ms fuerte que lacuriosidad.

    Hubo otras confirmaciones notables de la resurrec-

    cin del Seor, entre las que se cuenta Su aparicin, susenseanzas y su comida junto a siete discpulos en lascostas de Galilea. Me amas...?, pre-gunt a Pedro (vase Juan 21:1517).Sgueme (Juan 21:22) fue Su mandato.En el momento de Su ascensin, ningu-no de Sus fieles discpulos dudaba deSu inmortalidad.

    La Expiacin perfecta

    El Salvador estaba ansioso de ayudar a

    Sus discpulos a entender que si bien laresurreccin era universal para todos loshijos de nuestro Padre Celestial, habauna diferencia entre llegar a ser inmortal

    y heredar la vida eterna. El Salvador yahaba explicado en Juan 14 la diferenciaque existe entre ambas cuestiones:

    En la casa de mi Padre muchas mora-das [reinos]1 hay; si as no fuera, yo os lohubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.

    Y si me fuere y os preparare lugar, vendr otra vez, y os

    tomar a m mismo, para que donde yo estoy, vosotrostambin estis.

    Y sabis a dnde voy, y sabis el camino.Le dijo Toms: Seor, no sabemos a dnde vas; cmo,

    pues, podemos saber el camino?Jess le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida;

    nadie viene al Padre, sino por m (versculos 26).La pregunta de Toms (vase Juan 20:25) an persiste

    en el corazn de muchos de los hijos de nuestro Padre, yla respuesta del Salvador sigue siendo la nica que hay:

    ningn hijo o hija de nuestro Padre Celestial podr volvera casa a menos que se haga partcipe de la Expiacin deCristo. Cuando el Salvador resucitado estaba enseando alos discpulos en Galilea, dej bien claro por qu todo elmundo debe or el Evangelio: El que creyere y fuere bauti-zado, ser salvo (Marcos 16:16).

    Mateo registra adems las palabras que el Salvador pro-nunci en esta ocasin:

    Por tanto, id, y haced discpulos a todas las naciones,bautizndolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y delEspritu Santo;

    ensendoles que guarden todas las cosas que os hemandado; y he aqu yo estoy con vosotros todos los das,

    hasta el fin del mundo (Mateo28:1920).

    Por tanto, debemos llegar a la con-clusin de que el participar de laExpiacin que Cristo efectu por lospecados es condicional; depende deque seamos bautizados y aceptemosSu camino y vivamos los mandamien-tos. Del Nuevo Testamento aprende-

    mos que Su camino comienza con unafe viva en Jesucristo como el Redentordel mundo.

    Esta clase de fe nos conduce alconvenio del bautismo, cuando toma-mos Su nombre sobre nosotros y pro-metemos guardar Sus mandamientos.

    A ste le siguen otros convenios.Aprendemos, como lo manifestaron

    Sus primeros discpulos, que nuestra vida debe ser com-patible con nuestros convenios; slo entonces recibire-

    mos la pacfica confirmacin del Espritu Santo de quepodemos ser partcipes de la Expiacin del Salvador.Juan ciertamente bautiz con agua, mas vosotros serisbautizados con el Espritu Santo, dijo Jess a Sus disc-pulos (Hechos 1:5). Al final, todas las ordenanzas debenser validadas por el Santo Espritu de la promesa (vaseD. y C. 132:7). nicamente cuando la Expiacin del Seorse aplica a nosotros de forma individual somos libres denuestros pecados y dignos de entrar en la presencia denuestro Padre Celestial.

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    Despus de que el Seor le pregun-

    tara, Pedro le respondi: S,

    Seor; t sabes que te amo. El le

    dijo: Apacienta mis corderos.

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    Llevar el mensaje del Evangelio al mundoEn las costas de Galilea y en el Monte de los

    Olivos, el Salvador extendi a Sus apstoles laasignacin o el llamamiento de que ellos (ascomo otras personas a las que ellos llamaran)deban llevar al mundo el mensaje de la resu-rreccin y la redencin. El Seor present esaasignacin primeramente con una preguntaque aluda a la comida que ofreca a Sus disc-pulos: Jess dijo a Simn Pedro: Simn, hijode Jons, me amas ms que stos? Le respon-

    di: S, Seor; t sabes que te amo. El le dijo:Apacienta mis corderos (Juan 21:15). Jess lepregunt por segunda vez y recibi una res-puesta similar. Luego pregunt la tercera vez:Simn, hijo de Jons, me amas? Pedro se en-tristeci de que le dijese la tercera vez: Meamas? y le respondi: Seor, t lo sabes todo;t sabes que te amo. Jess le dijo: Apacientamis ovejas (versculo 17).

    Aquellos primeros discpulos tuvieron quetomar una decisin de suma importancia:

    Tendran prioridad los pescados y el pan, uotros bienes terrenales y materiales, sobre lascuestiones del corazn y del alma que se re-quieren de aquellos que buscan la vida eter-na? Si hubieran dejado que las cosasterrenales tuviesen la prioridad principal, leshabra resultado difcil cumplir con la tareafundamental: ensear a los hijos de nuestroPadre Celestial en todo el mundo, o sea, ali-mentar espiritualmente a Sus ovejas.

    Justo antes de Su ascensin al cielo, el

    Seor repiti el llamado: Me seris testigosen Jerusaln, en toda Judea, en Samaria, yhasta lo ltimo de la tierra (Hechos 1:8).

    Como miembros de la Iglesia y discpulosde Cristo, debemos aceptar este reto en la ac-tualidad. En una poca en la que los profetasde Dios han llamado a todos los miembros aser misioneros con nuestro prjimo, con nues-tros familiares y con los que se encuentran enpases distantes, escogeremos apacentar las

    ovejas del Seor o escogeremos la partebuena, aunque menor? El nmero cada vezmayor de jvenes y de matrimonios mayoresque toman parte en la obra misional de tiem-po completo constituyen un alentador testi-monio de que hay muchos que s entienden ysienten el llamamiento a servir. Un nmerocada vez mayor de los miembros que se que-

    dan en sus hogares se estn uniendo a las filasde aquellos que entienden la necesidad de en-sear el Evangelio en donde viven as como enel extranjero. Aprendemos que los discpulosde Cristo buscan constantemente maneras decompartir este gran mensaje.

    Al prepararnos para ese da futuro en queel Salvador regrese y reine como Rey de reyes

    y Seor de seores, esas enseanzas cobranuna urgencia cada vez mayor. Al estudiar elNuevo Testamento y orar en busca de luz y

    sabidura, recibiremos la seguridad de nues-tro origen divino. Hallaremos gran gozo en larealidad de la resurreccin, la redencin y laexaltacin por medio del Seor Jesucristo.Nos esforzaremos por llevar el mensaje atodos, para que nuestro gozo, y el de ellos,sea pleno y podamos participar de la vidaeterna mediante el Seor Jesucristo.

    NOTA1. VaseEnseanzas del profeta Jos Smith, pg. 408.

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    En una pocaen la que los

    profetas deDios han llamado atodos los miembros a

    ser misioneros connuestro prjimo, connuestros familiares ycon los que se en-cuentran en pases

    distantes, escogere-

    mos apacentar lasovejas del Seor oescogeremos la partebuena, aunque

    menor?

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    Escogimos unacancin especial

    para cantarle albeb durante el emba-razo y la cantbamoscon frecuencia, imagi-nndonos lo hermoso

    que sera tener un beben la familia.

    agradecida me siento por la naturale-za universal y personal de lasEscrituras!

    Wanda Jo Cooke es miembro del BarrioHixson, Estaca Chattanooga, Tennessee.

    Mi PadreCelestial me

    amapor Ricardo Lopes de Mendona

    Como la mayora de los futurospadres, aguardbamos impa-cientes la llegada de nuestro

    primer beb. Compramos ropa ymuebles y escogimos dos nombres,uno de nio y el otro de nia.

    Tambin escogimos una cancinespecial para cantarle al beb durante

    el embarazo. La cancin que escogi-mos fue Mi Padre Celestial me ama(Canciones para los nios, pgs.1617). La cantbamos con frecuencia,imaginndonos lo hermoso que seratener un beb en nuestra familia:

    Cuando oigo feliz un ave cantarO puedo el cielo mirar,O siento la lluvia sobre mi faz,O el soplo del viento al pasar.Si toco las flores del rosal,O huelo un alhel,Qu gozo me da en este mundo

    vivir,Que mi Padre cre para m!

    Una maana mi esposa despertcubierta de granitos rojos. Fuimos almdico, quien le diagnostic rubola,pero tambin nos dio la desagradablenoticia de que, al estar en el primer

    trimestre de embarazo, el beb corraun grave riesgo de nacer sordo, ciego

    o con alguna otra discapacidad.Aquella noche prestamos especial

    atencin a la segunda estrofa denuestra cancin:

    Me ha dado mis ojos paramirar

    De la mariposa el color.Me dio los odos para escucharLos sonidos de su creacin.La vida me dio y un corazn,Y gracias a l darPor ser una parte de Su creacin.S, mi Padre me ama, lo s.

    Pensamos en el futuro y en todo loque podra suceder. Fue un tiempode mucha oracin y ayuno para acep-tar la voluntad de nuestro PadreCelestial. Confibamos en que elSeor estara a nuestro lado a pesarde lo que sucediera.

    Alice, nuestra hija, naci unmes antes de la fecha, y tras el

    alumbramiento se llevaron a cabo unsinfn de pruebas mdicas para deter-minar los efectos de la rubola. Al noencontrarse nada, alguien habl deun milagro. Sin duda alguna, noso-tros creemos que s lo fue.

    Alice ya tiene siete aos y le encan-ta cantar su cancin favorita: MiPadre Celestial me ama. Estamoseternamente agradecidos, pero tam-bin somos conscientes de que las si-

    tuaciones difciles no siempre sesolucionan as de bien y de que laspruebas son parte de nuestra proba-cin terrenal. Hemos aprendido quesi confiamos en l, no tenemos nadaque temer, tal y como ensea la can-cin: S, mi Padre me ama, lo s.

    Ricardo Lopes de Mendona es miembrodel Barrio Parque das Laranjeiras, EstacaTrujillo, Sorocaba, Brasil.

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    Cierra lapuerta deatrs!

    por Kelli Allen-Pratt

    De recin casados vivamosen Anchorage, Alaska. Unanoche despert de un profun-

    do sueo y me hall inmersa en unpensamiento urgente. Despert a miesposo y le pregunt si haba cerradola puerta corrediza de la parte deatrs. Dijo que s. Intent pensar enotra cosa y volverme a dormir; medeca a m misma que estaba obsesio-nada, pero el sentimiento de cerrar lapuerta an persista. No lograba con-ciliar el sueo; por fin, recib unaclara impresin: Kelli, ve a cerrar la

    puerta de atrs!.Sal de la cama calentita y baj las

    escaleras. La puerta corrediza pare-ca estar cerrada. Me dispuse a irme,pero al tirar del manubrio, la puertase abri! El cerrojo estaba en su

    lugar, pero la puerta no se habacerrado totalmente para que stequedara enganchado. Cerr bien lapuerta con el cerrojo y volv a lacama.

    A la maana siguiente casi no leprest atencin a la experiencia quehaba tenido la noche anterior, peroal descorrer las cortinas algo mellam la atencin. En la nieve deafuera haba huellas que llegaban

    hasta la puerta y que luego se vol-van a alejar. La idea que haba esta-do intentando pasar por alto habaevitado que un intruso entrara ennuestra casa.

    Qu agradecida me siento por laimpresin del Espritu Santo, el cualprotegi a nuestra familia aquella franoche invernal. Ha cambiado parasiempre mi forma de escuchar.

    Kelli Allen-Pratt es miembro del BarrioHighland 3, Estaca Highland Este, Utah.

    Una noche despert de un

    profundo sueo y me hallinmersa en un pensamiento

    urgente: Kelli, ve a cerrar lapuerta de atrs!.

    L I AHO NAAGOST O DE 2003

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    La bendicinde seminariopor Juan Miguel AguirreEncarnacin

    Cuando tena 17 aos, mi amiga

    July me invit a ir a seminarioen su barrio de Lima, Per. Yo

    tena un ligero inters en el Antiguo

    Testamento, por lo que acced acom-paarla.

    La ta de mi amiga, le hermanaRosa de Arriaga, era la maestra de se-minario y cada da comenzaba laclase pidiendo que alguien ofrecierala oracin. Al seguir asistiendo, noslo adquir un mayor amor por lasEscrituras, sino que aprend a orar.Un da la hermana Rosa me pidique ofreciera la oracin; fue una ex-

    periencia increble. Sent calor en mipecho y un sentimiento de calidezllen todo mi cuerpo. Tena ganas dellorar.

    Un sbado decid asistir a unaconferencia de la juventud; all co-noc a muchos jvenes y disfrut dela actividad. Cuando esa mismatarde aparec en otra actividad conpantalones tejanos y zapatos depor-tivos, me sorprendi ver a todos

    con traje y corbata. Me sent inc-modo, pero uno de los hombres mesonri y me invit a pasar. Todo loque se dijo en la reunin me resultmuy familiar.

    Despus me dirig a la casa de lahermana Rosa para contarle lo su-cedido, y ella me dijo con unasonrisa: No podrs ir vestidoas a la sesin del domingo.

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    Al da siguiente fui a la reunin lle-vando corbata por primera vez en lavida. Me impresion el orden de lareunin y lo amigables que se mostra-ron las personas. De nuevo volv asentir aquel sentimiento clido en elcorazn, el cual se prolong durantetoda la reunin. Cuando el coro em-pez a cantar, tuve deseos de llorar; setrataba de un sentimiento maravillosoque quera tener siempre conmigo.

    Un mes despus de mi primeraclase de seminario, los misionerosde tiempo completo empezaron aensearme las charlas, y el 28 deabril de 1996 me bautic en LaIglesia de Jesucristo de los Santosde los ltimos Das. Mi madre y mishermanas se bautizaron seis mesesdespus, y mi padre un mes des-pus de ellas. El 31 de enero de1998 toda nuestra familia se sell en

    el Templo de Lima, Per.

    Despus serv como misioneroen la Misin Per Lima Norte, traslo cual ense en el Centro deCapacitacin Misional de Per duran-te tres aos. El llevar corbata (algoque antes pareca inusual) se convir-ti en algo cotidiano.

    Siempre estar agradecido a miamiga July y a mi maestra de semina-rio, la hermana Rosa, por el papelque desempearon para que mi fami-

    lia y yo recibiramos esta cadena debendiciones.

    Juan Miguel Aguirre Encarnacin esmiembro del Barrio Los Laureles, EstacaChorrillos, Lima, Per.

    Cuando aparec con

    pantalones tejanosy zapatos deporti-

    vos, me sorprendi vera todos con traje ycorbata.

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    La cancin de los justos

    Cantar himnos ha sido siempreuna parte importante de la adora-cin de los Santos de los ltimosDas. En 1830, el Seor mand aEmma Smith hacer una seleccin

    de himnos sagrados (D. y C. 25:11).En los cinco aos siguientes un

    periodo muy difcil en su vida y en lahistoria de la Iglesia Emma Smith

    recopil y adapt los himnos con laapta ayuda de William W. Phelps.

    Finalmente, en agosto de 1835se public el primer himnariode la Iglesia.

    La recopilacin de Emma,ACollection of Sacred Hymns,for the Church of the LatterDay Saints [Una recopilacin

    de himnos sagrados para laIglesia de los Santos de los

    ltimos Das], tena 90himnos. Como aquellos

    primeros miembrossentan la necesidad

    de que los textos refleja-ran las doctrinas y las creencias

    de la restauracin, 30 40 de los tex-tos originales de los 90 himnos fue-ron escritos por Santos de los ltimosDas. Veintisis de aquellos himnos re-copilados por Emma se encuentran

    todava en el himnario actual de laIglesia, en ingls.

    Sucedi en agosto

    Los siguientes son

    acontecimientos impor-tantes que tuvieron

    lugar en la historiade la Iglesia duranteel mes de agosto.

    2 de agosto de1831: Sydney Rigdon (derecha)dedica la Tierra de Sin para el re-cogimiento de los santos durante unaceremonia celebrada en el condadode Jackson, Misuri. Al da siguiente,

    el profeta Jos Smith dedica el sitiopara la edificacin de un

    templo futuro enIndependence(arriba).

    25 de agosto de1878: Se rene en

    Farmington, Utah, laprimera Primaria, funda-

    da por Aurelia SpencerRogers (izquierda). Menos de dos

    aos despus, el 19 de junio de 1880,se establece la organizacin de laPrimaria en toda la Iglesia con LouieBouton como primera presidenta.

    Consejo sobre el

    liderazgo

    Si deseas adquirir habi-lidades interpersonales, ofr-

    cete como voluntario para algo que

    edifique tu confianza. Hazte miembrode una organizacin de servicio de laescuela o la comunidad, o participaen un deporte organizado. El perte-necer a un grupo, as como la partici-pacin en actividades sanas, te servirpara desarrollar aptitudes interperso-nales que te sern de utilidad en otrasocasiones.

    Sabas que...?

    Arte en lnea

    Las exposiciones del Museo de Arte eHistoria de la Iglesia estn disponibles enwww.lds.org/museum. Dse un paseo vir-

    tual por el museo o contemple la galera de ga-nadores de pasadas ediciones de las

    competiciones internacionales de arte del museo.La competicin se celebra cada tres aos. La prxima fecha de presentacin

    de trabajos es noviembre de 2005. Para enviar sus propuestas, llene una solicitudy enve fotos de su obra en lnea, o pida una solicitud por correo electrnico [email protected]. El sitio web y las solicitudes estn disponi-bles en ingls, francs, alemn, japons, portugus, ruso y espaol.

    DESDE ARRIBA A LA IZQUIERDA: DAMA ELEGIDA, POR LIZ LEMON SWINDLE; FOTOGRAFA DEL HIMNARIO POR RANDALL J. PIXTON; DEDICANDO EL TERRENODEL TEMPLO EN INDEPENDENCE, MISURI, POR DALE KILBOURN; BUSTO DE SIDNEY RIGDON POR ED FRAUGHTON;AURELIA SPENCER ROGERS, POR LOUIEFELT KEYSOR; FOTOGRAFA DEL PINCEL PHOTODISC.

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    La fe iluminael caminoP O R E L P R E S I D E N T E G O R D O N B . H I N C K L E Y

    A

    l recorrer cada hombre y cadamujer el camino de la vida, llegan

    temporadas tenebrosas de duda, dedesaliento y de desilusin. En esas circuns-tancias, unos pocos ven el porvenir con laluz de la fe, pero muchos tropiezan en laoscuridad y hasta se pierden.

    El llamado que les hago es un llamado ala fe, esa fe que es la certeza de lo que seespera, la conviccin de lo que no se ve(Hebreos 11:1), como la describi Pablo.

    Hace muchos aos, trabaj para unacompaa ferroviaria cuyos trenes corran

    por todo el oeste de este pas. Yo viajabaen tren con frecuencia. Era la poca de laslocomotoras de vapor. Aquellos trenes gi-gantes eran enormes, rpidos y peligrosos.A menudo me preguntaba cmo tenavalor el maquinista para hacer el largo viajede noche. Entonces llegu a darme cuentade que no era un solo viaje largo, sino unaserie constante de viajes cortos. La loco-motora tena un foco potente que ilumina-ba el camino a una distancia de 350 a 450

    metros. El maquinista vea slo esa distan-cia, lo cual era suficiente, debido a que la

    tena constantemente delante de l duran-te toda la noche hasta que rayaba el nuevo

    da.El Seor ha hablado de ese proceso. l

    ha dicho: Y lo que no edifica [instruye]no es de Dios, y es tinieblas.

    Lo que es de Dios es luz; y el que reci-be luz y persevera en Dios, recibe ms luz,y esa luz se hace ms y ms resplandecien-te hasta el da perfecto (D. y C. 50:2324).

    Y as es con nuestra jornada eterna.Damos un paso a la vez. Al hacerlo, avanza-mos hacia lo desconocido, pero la fe nos

    ilumina el camino. Si cultivamos esa fe,nunca andaremos en las tinieblas. Adaptado de un discurso de la conferencia generalde abril de 2002.

    2

    V E N Y E S C U C H A L A

    V O Z D E U N P R O F E T A

    Cuando erajoven, el presidenteGordon B. Hinckleyviaj en trenes que

    surcaban veloceslos estrechos pasosde las montaaspor la noche. Eso leayud a entendercmo la luz de la fenos gua a travsde los oscurosmomentos dedesnimo.

    ARRIBA: FOTOGRAFA POR JED A. CLARK;DERECHA: ILUSTRACIN POR SAM LAWLOR.

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    Ilustracin

    Recortar

    La rueda Puedo aprender

    1. Pega la pgina sobre cartulina

    gruesa y recorta los dos crculos y la

    ventana del crculo Puedo aprender.

    2. En el espacio en blanco del crcu-

    lo que tiene los dibujos, haz un dibujo

    de ti mismo y debajo de l escribe algo

    que desees aprender en la Primaria

    sobre cmo ser un mejor ejemplo de

    un creyente.

    3. Alinea el centro de los crculos,

    haz un agujero a travs de los dos e in-

    serta un cierre (vase la ilustracin).

    4. Mueve el crculo Puedo apren-

    der para leer algunas de las cosas que

    puedes aprender en la Primaria.

    [qu

    e]la

    segu

    rida

    dyla

    fortalez

    ase

    halla

    nen

    perm

    anecer

    fieles

    alasen

    sea

    nzas

    dela

    Iglesia

    1.

    Pre

    side

    nte

    Gord

    o

    nB.

    Hinck

    ley

    a invocar al Seoren [mis] lugares

    secretos3.

    Presidente John Taylor

    [a

    ser]..

    .eje

    mplo

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    screy

    ente

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    la

    p

    stol

    Pa