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DAHYANA E. VARGAS

LEONELA VERGARA VERGARA

EL GRAN LIBRO DE LA

MITOLOGIA

GRIEGA

Fundación universitaria luís amigo

Medellín

2011

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Contenido

SECCION 1 4

SECCION 2 8

SECCION 3 12

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SECCION 1El Mito del Andrógino

¿Conoces el Mito del Andrógino? Está en el Banquete, del filósofo griego Platón. Voy a contar la historia, pero antes de comenzar, dos recordatorios. No entiendas mito como mentira, fábula. No. Los mitos son historias nacidas del alma colectiva de los seres hu-manos. Intuiciones profundas transformadas en cuentos por la magia de las palabras. Y andrógino, más que ser uno y otro, hombre (andros) y mujer (gyno), como la gente piensa en general, es ser uno solo. Andrógino es el ser casi perfecto porque, así como los dioses, él contiene en sí mismo todas las oposiciones, él se basta a sí mismo y, completo y fecundo, se da a luz a sí mismo. En muchas mitologías, el primer hombre era un andrógino, así como será el último de nosotros. Y, entonces, vamos a la historia. Al principio, la raza de los hombres no era como hoy. Era diferente. No había dos sexos, sino tres: hom-bre, mujer y la unión de los dos. Y esos seres tenían un nombre que expresaba bien su natu-raleza y hoy perdió su significado: Andrógino. Además, esa criatura primordial era redonda: sus costillas y sus lados formaban un círculo y ella poseía cuatro manos, cuatro pies y una cabeza con dos caras exactamente iguales, cada una mirando hacia una dirección, apo-yada en un cuello redondo. La criatura podía andar erecta, como los seres humanos hacen, para adelante y para atrás. Pero podía también rodar y rodar sobre sus cuatro brazos y cuatro piernas, cubriendo grandes distancias, veloz como un rayo de luz. Eran redondos porque redondos eran sus padres: el hombre era hijo del Sol. La mujer, de la Tierra. Y el par, un hijo de la Luna. Su fuerza era extraordinaria y su poder, in-menso. Y eso los tornó ambiciosos. Y quisie-ron desafiar a los dioses. Fueron ellos los que osaron escalar el Olimpo, la montaña donde viven los inmortales. ¿Qué debían hacer los

dioses reunidos en el Consejo celeste? ¿Ani-quilar a las criaturas? ¿Pero como quedarse sin los sacrificios, los homenajes, la adora-ción? Por otro lado, tal insolencia era perfec-tamente intolerable. Entonces... EL GRAN ZEUS

Dejen que vivan. Tengo un plan para que se vuelvan más humildes y disminuir su orgullo. Voy a cortarlos al medio y hacerlos andar sobre dos piernas. Eso, con certeza, va a dis-minuir su fuerza, además de tener la ventaja de aumentar su número, lo cual es bueno para nosotros. Y apenas había terminado de hablar, comenzó a partir a las criaturas en dos, como una manzana. Y, a medida que los cortaba, Apolo iba girando sus cabezas, para que pudieran contemplar eternamente su parte amputada. Una lección de humildad. Apolo también curó sus heridas, dio forma a su tron-co y moldeó su barriga, juntando la piel que sobraba en el centro, para que ellos recuerden lo que habían sido un día. Y ahí fue que las criaturas comenzaron a mo-rirse. Morían de hambre y de desesperación. Se abrazaban y se dejaban estar así. Y cuando una de las partes moría, la otra quedaba a la deriva, buscando, buscando... Zeus tuvo pena de las criaturas. Y tuvo otra idea. Dio vuelta las partes reproductoras de los seres hacia su nuevo frente. Antes, ellos copulaban con la tierra. De ahora en adelante, se reproducirían un hombre con una mujer. En un abrazo. Así la raza no moriría y ellos, los dioses descansarían. Hasta podrían continuar involucrándose en el negocio de la vida. Con el tiempo las criaturas se olvidarían de lo ocurrido y sólo tendrían conciencia de su de-seo. Un deseo que jamás estaría enteramente saciado en el acto de amar, porque aún de-rritiéndose en el otro por un instante, el alma sabría, aunque no pudiera explicarlo, que su ansia jamás sería completamente satisfecha. Y la nostalgia de la unión perfecta renacería, ni bien se extinguieran los últimos gemidos del amor. Esta es la historia. Un día fuimos un todo, enteros y plenos. Tan poderosos que rivalizá-bamos con los dioses. Es la historia que nos cuenta también cómo un día, partidos al me-dio, nos transformamos en dos y aprendimos a sentir nostalgia. Es la razón de esa búsqueda sin fin del abrazo lo que nos hará sentir de nuevo y una vez más, aunque sólo por algunos momentos (¿a quién le importa?), la emoción de la plenitud que perdimos un día, hace mu-cho tiempo. No es por casualidad que en muchos lugares, entre los chinos y los hindúes, por ejemplo,

hayan florecido rituales, técnicas y filosofías, cuyo objetivo era transformar la energía que nacía de este abrazo en energía espiritual y hacer del sexo el camino hacia lo divino. Algo que, de hecho, pudiera llenar el vacío que sentimos. Alguna cosa lo bastante fuerte, para alzarnos de nuevo hasta lo alto de la montaña de los dioses. Pero esta historia la contaré en otra ocasión... • Adília Belotti es periodista y madre de cuatro hijos. Es la editora responsable por el Delas, el sitio femenino del portal IG, donde tiene una columna llamada Toques de alma. Además de eso, mantiene IgEducação (IgE-ducación) y el sitio de cultura multimedia, el Arte Digital. Email: [email protected] Gran Zeus rugió: Dejen que vivan. Tengo un plan para que se vuelvan más humildes y disminuir su orgullo. Voy a cortarlos al medio y hacerlos andar sobre dos piernas. Eso, con certeza, va a dis-minuir su fuerza, además de tener la ventaja de aumentar su número, lo cual es bueno para nosotros. Y apenas había terminado de hablar, comenzó a partir a las criaturas en dos, como una manzana. Y, a medida que los cortaba, Apolo iba girando sus cabezas, para que pudieran contemplar eternamente su parte amputada. Una lección de humildad. Apolo también curó sus heridas, dio forma a su tron-co y moldeó su barriga, juntando la piel que sobraba en el centro, para que ellos recuerden lo que habían sido un día. Y ahí fue que las criaturas comenzaron a mo-rirse. Morían de hambre y de desesperación. Se abrazaban y se dejaban estar así. Y cuando una de las partes moría, la otra quedaba a la deriva, buscando, buscando... Zeus tuvo pena de las criaturas. Y tuvo otra idea. Dio vuelta las partes reproductoras de los seres hacia su nuevo frente. Antes, ellos copulaban con la tierra. De ahora en adelante, se reproducirían un hombre con una mujer. En un abrazo. Así la raza no moriría y ellos, los dioses descansarían. Hasta podrían continuar involucrándose en el negocio de la vida. Con el tiempo las criaturas se olvidarían de lo ocurrido y sólo tendrían conciencia de su de-

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seo. Un deseo que jamás estaría enteramente saciado en el acto de amar, porque aún de-rritiéndose en el otro por un instante, el alma sabría, aunque no pudiera explicarlo, que su ansia jamás sería completamente satisfecha. Y la nostalgia de la unión perfecta renacería, ni bien se extinguieran los últimos gemidos del amor. Esta es la historia. Un día fuimos un todo, enteros y plenos. Tan poderosos que rivalizá-bamos con los dioses. Es la historia que nos cuenta también cómo un día, partidos al me-dio, nos transformamos en dos y aprendimos a sentir nostalgia. Es la razón de esa búsqueda sin fin del abrazo lo que nos hará sentir de nuevo y una vez más, aunque sólo por algunos momentos (¿a quién le importa?), la emoción de la plenitud que perdimos un día, hace mu-cho tiempo.

El Gran Zeus rugió: Dejen que vivan. Tengo un plan para que se vuelvan más humildes y disminuir su orgullo. Voy a cortarlos al medio y hacerlos andar sobre dos piernas. Eso, con certeza, va a disminuir su fuerza, además de tener la ventaja de aumentar su número, lo cual es bueno para nosotros. Y apenas había terminado de hablar, comenzó a partir a las criaturas en dos, como una manzana. Y, a medida que los cortaba, Apolo iba girando sus cabezas, para que pudieran contemplar eternamente su parte amputada. Una lección de humildad. Apolo también curó sus heridas, dio forma a su tronco y moldeó su barriga, juntando la piel que sobraba en el centro, para que ellos recuerden lo que habían sido un día. Y ahí fue que las criaturas comenzaron a mo-rirse. Morían de hambre y de desesperación. Se abrazaban y se dejaban estar así. Y cuando una de las partes moría, la otra quedaba a la deriva, buscando, buscando...

Zeus tuvo pena de las criaturas. Y tuvo otra idea. Dio vuelta las partes reproductoras de los seres hacia su nuevo frente. Antes, ellos copulaban con la tierra. De ahora en adelante, se reproducirían un hombre con una mujer. En un abrazo. Así la raza no moriría y ellos, los

El Gran Zeus rugió: Dejen que vivan. Tengo un plan para que se vuelvan más humildes y disminuir su orgullo. Voy a cortarlos al medio y hacerlos andar sobre dos piernas. Eso, con certeza, va a disminuir su fuerza, además de tener la ventaja de aumentar su número, lo cual es bueno para nosotros. Y apenas había terminado de hablar, comenzó a partir a las criaturas en dos, como una manzana. Y, a medida que los cortaba, Apolo iba girando sus cabezas, para que pudieran contemplar eternamente su parte amputada. Una lección de humildad. Apolo también curó sus heridas, dio forma a su tronco y moldeó su barriga, juntando la piel que sobraba en el centro, para que ellos recuerden lo que habían sido un día. Y ahí fue que las criaturas comenzaron a mo-rirse. Morían de hambre y de desesperación. Se abrazaban y se dejaban estar así. Y cuando una de las partes moría, la otra quedaba a la deriva, buscando, buscando... Zeus tuvo pena de las criaturas. Y tuvo otra idea. Dio vuelta las partes reproductoras de los seres hacia su nuevo frente. Antes, ellos copulaban con la tierra. De ahora en adelante, se reproducirían un hombre con una mujer. En un abrazo. Así la raza no moriría y ellos, los dioses descansarían. Hasta podrían continuar involucrándose en el negocio de la vida. Con el tiempo las criaturas se olvidarían de lo ocurrido y sólo tendrían conciencia de su de-seo. Un deseo que jamás estaría enteramente saciado en el acto de amar, porque aún de-rritiéndose en el otro por un instante, el alma sabría, aunque no pudiera explicarlo, que su ansia jamás sería completamente satisfecha. Y la nostalgia de la unión perfecta renacería, ni bien se extinguieran los últimos gemidos del amor. Esta es la historia. Un día fuimos un todo, enteros y plenos. Tan poderosos que rivalizá-bamos con los dioses. Es la historia que nos cuenta también cómo un día, partidos al me-dio, nos transformamos en dos y aprendimos a sentir nostalgia. Es la razón de esa búsqueda sin fin del abrazo lo que nos hará sentir de nuevo y una vez más, aunque sólo por algunos momentos (¿a quién le importa?), la emoción de la plenitud que perdimos un día, hace mu-cho tiempo.

dioses descansarían. Hasta podrían continuar involucrándose en el negocio de la vida. Con el tiempo las criaturas se olvidarían de lo ocurrido y sólo tepudiera explicarlo, que su ansia jamás sería completamente satisfecha. Y la nostalgia de la unión perfecta renacería, ni bien se extinguieran los últimos gemidos del amor. El Gran Zeus rugió: Dejen que vivan. Tengo un plan para que se vuelvan más humildes y disminuir su orgullo. Voy a cortarlos al medio y hacerlos andar sobre dos piernas. Eso, con certeza, va a disminuir su fuerza, además de tener la ventaja de aumentar su número, lo cual es bueno para nosotros. Y apenas había terminado de hablar, comenzó a partir a las criaturas en dos, como una manzana. Y, a medida que los cortaba, Apolo iba girando sus cabezas, para que pudieran contemplar eternamente su parte amputada. Una lección de humildad. Apolo también curó sus heridas, dio forma a su tronco y moldeó su barriga, juntando la piel que sobraba en el centro, para que ellos recuerden lo que habían sido un día. Y ahí fue que las criaturas comenzaron a mo-rirse. Morían de hambre y de desesperación. Se abrazaban y se dejaban estar así. Y cuando una de las partes moría, la otra quedaba a la deriva, buscando, buscando...

Esta es la historia. Un día fuimos un todo, enteros y plenos. Tan poderosos que rivalizá-bamos con los dioses. Es la historia que nos cuenta también cómo un día, partidos al me-dio, nos transformamos en dos y aprendimos a sentir nostalgia. Es la razón de esa búsqueda sin fin del abrazo lo que nos hará sentir de nuevo y una vez más, aunque sólo por algunos momentos (¿a quién le importa?), la emoción de la plenitud que perdimos un día, hace mu-cho tiempo.

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Es costumbre del país pagar penitenciaen Chi-quinquirá en semana Santa por lo que viajan cientos de Kilómetros de herraduras, cuando no había carretera;viajaban familias enteras en caravana.

En una de estas caravanas un joven cansado se quedó en el camino y se sentó a descansar en un valle cubierto de nubes. El viento des-pejó las nubes y vio que abajo había un pue-blo en fiesta, y bajó a pedir posada. Cuando llegó noto que era una gran casa y en el techo había un balde lleno de agua y piedras.

Lo invitaron a pasar y había mucha comida, bebida y mujeres lindas, la jefe deellas, que a toda hora fumaba tabaco, se le acabó y el joven le brindó uno nuevo, le dieron de comer y le dieron alojamiento, con la condición que no sequedará con ninguna niña y si no se quedaría de por vida. El balde era paraatajar las piedras que niños lanzaban al techo agu-jerado, los cuales serían castigados; tenía que irse antes del tercer canto del gallo, a las 4:00 de la mañana sin despertar a nadie.

El joven se quedó dormido. Cantó el gallo pro primera vez, pero se despertó yno se levantó, cantó por segunda vez y recordó el compromi-so por lo que saliórápido y silenciosamente y subió la montaña, de la prisa subió cansado y sesentó, cuando vio que una gran nube cubrió la casa, al tercer canto del gallo,la nube des-apareció y notó que a sus pies había una gran laguna por lo queasustado corrió a alcanzar la caravana y nunca más volvió.

La dueña de la casa de la laguna, baja de vez en cuando al pueblo y pasafumando tabaco, no olvide brindarle uno, si no le cae la mal-dición. Ella bajabaa advertir que no siguieran tirando piedra a la casa cuando iban a la lagu-na, sino una gran avalancha les vendría; si le da tabaco o chocolate ella saca de lamochila granos de oro y los da a cambio.

En uno de sus viajes llegó cansada a una casa campesina. Allí vivía sola unamujer avara y malgeniada. Le pidió tabaco y no le dio, le pidió chocolate y ledio agua panela y le pidió posada y le dijo que no molestara, que no da-baposada a mendigos. Luego la señora avara sacó maíz picado y les echo a lasgallinas. El hada reclamó que porque daba mal alimento a estos seres, laseñora se ofendió y le dijo que la dejara en paz. Ofendida el hada sacó granosde oro en forma de maíz y los lanzó a las gallinas. La dueña de la casa fue a lacocina a buscar una olla para recoger el oro y el hada la llamo y le dijo. Por suavaricia si recoge el oro y no lo deja comer de las gallinas, una avalancha sellevara media finca y acabará con sus cultivos. A los tres días la señora le dijo.

Cuando la señora avara llegó con la olla de comer, la avaricia de aquella llegó

a ser tan mortal, que mato a todas las gallinas para sacarles el oro. A los tres

días paso la maldición, ella enloqueció y se fue.

La dueña de la casa de la laguna, baja de vez en cuando al pueblo y pasafumando tabaco, no olvide brindarle uno, si no le cae la mal-dición. Ella bajabaa advertir que no siguieran tirando piedra a la casa cuando iban a la lagu-na, sino una gran avalancha les vendría; si le da tabaco o chocolate ella saca de lamochila granos de oro y los da a cambio.

En una de estas caravanas un joven cansado se quedó en el camino y se sentó a descansar en un valle cubierto de nubes. El viento des-pejó las nubes y vio que abajo había un pue-blo en fiesta, y bajó a pedir posada. Cuando llegó noto que era una gran casa y en el techo había un balde lleno de agua y piedras.

En una de estas caravanas un joven cansado se quedó en el camino y se sentó a descansar en un valle cubierto de nubes. El viento des-pejó las nubes y vio que abajo había un pue-blo en fiesta, y bajó a pedir posada. Cuando llegó noto que era una gran casa y en el techo había un balde lleno de agua y piedras.

Lo invitaron a pasar y había mucha comida, bebida y mujeres lindas, la jefe deellas, que a toda hora fumaba tabaco, se le acabó y el joven le brindó uno nuevo, le dieron de comer y le dieron alojamiento, con la condición que no sequedará con ninguna niña y si no se quedaría de por vida. El balde era paraatajar las piedras que niños lanzaban al techo agu-jerado, los cuales serían castigados; tenía que irse antes del tercer canto del gallo, a las 4:00 de la mañana sin despertar a nadie.

El joven se quedó dormido. Cantó el gallo pro primera vez, pero se despertó yno se levantó, cantó por segunda vez y recordó el compromi-so por lo que saliórápido y silenciosamente y subió la montaña, de la prisa subió cansado y

sesentó, cuando vio que una gran nube cubrió la casa, al tercer canto del gallo,la nube des-apareció y notó que a sus pies había una gran laguna por lo queasustado corrió a alcanzar la caravana y nunca más volvió.

La dueña de la casa de la laguna, baja de vez en cuando al pueblo y pasafumando tabaco, no olvide brindarle uno, si no le cae la mal-dición. Ella bajabaa advertir que no siguieran tirando piedra a la casa cuando iban a la lagu-na, sino una gran avalancha les vendría; si le da tabaco o chocolate ella saca de lamochila granos de oro y los da a cambi.

En una de estas caravanas un joven cansado se quedó en el camino y se sentó a descansar en un valle cubierto de nubes. El viento des-pejó las nubes y vio que abajo había un pue-blo en fiesta, y bajó a pedir posada. Cuando llegó noto que era una gran casa y en el techo había un balde lleno de agua y piedras.

Lo invitaron a pasar y había mucha comida, bebida y mujeres lindas, la jefe deellas, que a toda hora fumaba tabaco, se le acabó y el joven le brindó uno nuevo, le dieron de comer y le dieron alojamiento, con la condición que no sequedará con ninguna niña y si no se quedaría de por vida. El balde era paraatajar las piedras que niños lanzaban al techo agu-jerado, los cuales serían castigados; tenía que irse antes del tercer canto del gallo, a las 4:00 de la mañana sin despertar a nadie.

El joven se quedó dormido. Cantó el gallo pro primera vez, pero se despertó yno se levantó, cantó por segunda vez y recordó el compromi-so por lo que saliórápido y silenciosamente y subió la montaña, de la prisa subió cansado y sesentó, cuando vio que una gran nube cubrió la casa, al tercer canto del gallo,la nube des-apareció y notó que a sus pies había una gran laguna por lo queasustado corrió a alcanzar la caravana y nunca más volvió.

La dueña de la casa de la laguna, baja de vez en cuando al pueblo y pasafumando tabaco, no olvide brindarle uno, si no le cae la mal-dición. Ella bajabaa advertir que no siguieran tirando piedra a la casa cuando iban a la lagu-na, sino una gran avalancha les vendría; si le da tabaco o chocolate ella saca de lamochila granos de oro y los da a cambi

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EDIPO

a. Layo, hijo de Lábdaco, se casó con Yocasta y gobernó en Tebas. Afligido por no haber tenido ijos durante largo tiempo, consultó en secreto con el oráculo de Delfos, el cual le informó que esa arente desgracia era un beneficio, porqualqier hijo nacido de Yocasta sería su asesino. Enconsecuencia, repudió a Yocasta, aunque sin darle explicación alguna de su decisión, cosa que lefendió a ella de tal modo que, después de hacer que se emborra-chara, consiguió mañosamente que viera a sus brazos en cuanto hubo anocido. Cando, nueve meses después, Yocasta dio a luz.

un hijo, Layo lo arrancó de los brazos de la nodriza, le taladró los pies con un clavo, se los ató elno al otro y lo dejó abandonado en el monte Citerón.

b. Pero las Parcas habían decidido que ese niño llegara a una vejez lozana. Un pastor corintio loncontró, le llamó Edipo porque sus pies estaban deformados por las heridas he-chas con el clavo, ylo llevó a Corinto, donde el rey Pólibo reinaba en aquel momento1.c. Según otra versión de la fábula, Layo no abandonó a Edipo en la montaña, sino que lo encerró enun arca que fue arrojada al mar desde un barco.

El arca flotó a la deriva y llegó a la costa de Sición,onde Peribea, la esposa de Pólibo, es-taba por casualidad en la playa vigilando a las lavanderas dea casa real. Recogió a Edipo, se retiró a un soto y simuló que sufría los dolores del parto. Como lasavanderas estaban dema-siado ocupadas para observar lo que ella hada, les engañó a todasciéndoles creer que acababa de dar a luz aquel niño. Pero Peribea le dijo la verdad a Pólibo,en, como tampoco tenía hijos, tuvo la satisfacción de criar a Edipo como su hijo propio.n día, habiéndole vituperado un joven corintio diciéndole que no se parecía lo más mínimo a susupuestos padres, Edipo fue a preguntar al oráculo de Delfos qué era lo que le reservaba el futuro.

«¡Aléjate del altar, desdichado! —le gritó la pitonisa, con repugnancia— ¡Matarás a tu padre y te

casarás con tu madre!»d. Como Edipo amaba a Pólibo y Peribea y no deseaba causarles un desastre, decidiónmediatamente no volver a Corinto. Pero sucedió que en el estrecho desfi-ladero entre Delfos yDáulide se encontró con Layo, quien le ordenó ásperamente que saliese del camino y dejara pasar asus superiores. Se debe explicar que Layo iba en carro y Edipo a pie. Edipo replicó que noeconocía más supe-riores que los dioses y sus propios padres.

—¡Tanto peor para ti! —gritó Layo, y ordenó a su cochero, Polifontes, que siguiera adelan-te.Una de las ruedas magulló el pie de Edipo, quien, impulsado por la ira, mató a Polifontes con lalanza. Luego derribó a Layo, quien cayó al camino enredado en las riendas, fustigó a los caballos ehizo que éstos lo arrastraran y le mataran. El rey de Platea tuvo que enterrar ambos cadáveres2.

e. Layo se estaba dirigiendo al oráculo para preguntarle cómo podía librar a Tebas de la Esfinge.Este monstruo era hija de Tifón y Equidna o, según dicen algunos, del perro Ortro3 y la Quimera, yabía volado a Tebas desde la parte más distante de Etiopía. Se la reconocía fácilmente por sucabeza de mujer, cuerpo de león, cola de serpiente y alas de águila4. Hera había enviado.sess

En una de estas caravanas un joven cansado se quedó en el camino y se sentó a descansar en un valle cubierto de nubes. El viento des-pejó las nubes y vio que abajo había un pue-blo en fiesta, y bajó a pedir posada. Cuando llegó noto que era una gran casa y en el techo había un balde lleno de agua y piedras.

Lo invitaron a pasar y había mucha comida, bebida y mujeres lindas, la jefe deellas, que a toda hora fumaba tabaco, se le acabó y el joven le brindó uno nuevo, le dieron de comer y le dieron alojamiento, con la condición que no sequedará con ninguna niña y si no se quedaría de por vida. El balde era paraatajar las piedras que niños lanzaban al techo agu-jerado, los cuales serían castigados; tenía que irse antes del tercer canto del gallo, a las 4:00 de la mañana sin despertar a nadie.

El joven se quedó dormido. Cantó el gallo pro primera vez, pero se despertó yno se levantó, cantó por segunda vez y recordó el compro-miso por lo que saliórápido y silenciosamente y subió la montaña, de la prisa subió cansado y sesentó, cuando vio que una gran nube cu-brió la casa, al tercer canto del gallo,la nube desapareció y notó que a sus pies había una gran laguna

El

joven se quedó dormido. Cantó el gallo pro primera vez, pero se despertó yno se levantó, cantó por segunda vez y recordó el compromi-so por lo que saliórápido y silenciosamente y subió la montaña, de la prisa subió cansado y sesentó, cuando vio que una gran nube cubrió la casa, al tercer canto del gallo,la nube des

apareció y notó que a sus pies había una gran laguna por lo queasustado corrió a alcanzar la caravana y nunca más volvió.La dueña de la casa de la laguna, baja de vez en cuando al pueblo y pasafumando tabaco, no olvide brindarle uno, si no le cae la maldición. Ella bajabaa advertir que no siguieran tirando piedra a la casa cuando iban a la laguna, sino una gran avalancha les vendría; si le da tabaco o chocolate ella saca de lamochila granos de oro y los da a cambia.

e. Layo se estaba dirigiendo al oráculo para preguntarle cómo podía librar a Tebas de la Esfinge.Este monstruo era hija de Tifón y Equidna o, según dicen algunos, del perro Ortro3 y la Quimera, yabía volado a Tebas desde la parte más distante de Etiopía. Se la reconocía fácilmente por sucabeza de mujer, cuerpo de león, cola de serpiente y alas de águila4. Hera había enviado.sess

En una de estas caravanas un joven cansado se quedó en el camino y se sentó a descansar en un valle cubierto de nubes. El viento des-pejó las nubes y vio que abajo había un pue-blo en fiesta, y bajó a pedir posada. Cuando llegó noto que era una gran casa y en el techo había un balde lleno de agua y piedras.

Lo invitaron a pasar y había mucha comida, bebida y mujeres lindas, la jefe deellas, que a toda hora fumaba tabaco, se le acabó y el joven le brindó uno nuevo, le dieron de comer y le dieron alojamiento, con la condición que no sequedará con ninguna niña y si no se quedaría de por vida. El balde era paraatajar las piedras que niños lanzaban al techo agu-jerado, los cuales serían castigados; tenía que irse antes del tercer canto del gallo, a las 4:00 de la mañana sin despertar a nadie.

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SECCION 2

LOS SIETE CONTRA TEBAS

a. Tantos príncipes visitaron Argos con la esperanza de casarse con Egiea o Deípile, las hijas delrey Adraste, que, temiendo hacerse enemigos si escogía a dos de ellos como yer-nos, consultó con el

oráculo de Delfos. La respuesta de Apolo fue: «Unce a un carro de dos ruedas el jabalí y el leónque luchan en tu palacio.»

b. Entre los menos afortunados de esos pre-tendientes se hallaban Polinices y Tideo. Poli-nices y sumellizo Eteocles habían sido elegi-dos co-reyes de Tebas después del destierro en Edipo, su padre.

Convinieron en reinar durante años alterna-dos, pero Eteocles, a quien le tocó el primer plazo, no

quiso entregar el trono al final del año, alegan-do la mala disposición mostrada por Polinices, y lodesterró de la ciudad. Tideo, hijo de Éneo de Calidón, había matado a su hermano Me-lanipo en una acería; aunque alegaba que se trataba de unaccidente, se había profetizado que Melanipo lemataría a él y en consecuen-cia los calidonios sospechaban que había tratado de prevenir su destinoy lo desterraron a él también.

c. Ahora bien, el emblema de Tebas es un león y el de Calidonia un jabalí, y los dos preten-dientesfugitivos exhibían esas figuras en sus escudosEsa noche, en el palacio de Adrasto, comenzaron a

disputar sobre las riquezas y las glorías de sus ciudades respectivas y habría habido un asesinato si Adrasto no los hubiera separado y reconciliado. Luego, teniendo en cuenta la profecía, casó a Egiea con Polinices y a Deí-pile con Tideo, con la promesa de restablecer a ambos príncipes en sus reinos,pero dijo que primeramente marcharían sobre Tebas, que quedaba más cerca12.

d. Adrasto reunió a sus jefes argivos: Capa-neo, Hipomedonte, su cuñado Anfiarao el adivino, y suliado arcadio Partenopeo, hijos de Meleagro y Atalanta, y les pidió que se armaran y partieran acia el este. Sólo uno de esos paladines smostró mal dispuesto a obede-cer: era Anfiarao, quien,

previendo que todos ellos, excepto Adrasto, morirían luchando contra Tebas, al principio se negó

e. Sucedió que Adrasto había disputado ante-riormente con Anfiarao respecto a los asuntos destado argivos y los dos hombres enfureci-dos habrían podido matarse mutuamente de no ser por

Enfile, la hermana de Adrasto, que estaba casada con Anfiarao. Tomando su rueca, se interpusoentre ellos, les sacó las espadas a golpes y les hizo jurar que acatarían siempre su decisión encualquier disputa futura. Infor-mado de este juramento, Tideo llamó a Polini-ces y le dijo:

—Enfile teme que esté perdiendo su belleza; ahora bien, si tú le ofreces el collar mágico que fue elegalo de boda de Afrodita a tu ante-pasadHarmonía, la esposa de Cadmo, pronto arreglaría ladisputa entre Anfiarao y Adrasto obligándole a él a venir con nosotros.f. Esto se hizo discretamente y partió la expedi-ción encabezada por los siete paladines: Polinices,Tideo y los cinco argivos13. Pero algunos dicen que Polinices no era uno de los siete y agregan el

nombre del argivo Eteoclo, hijo de Ifis14.g. Su marcha los llevó a través de Nemea, donde reinaba Licurgo. Cuando pidieron permiso paraue sus soldados pudieran beber en su región, Licurgo se lo dio y su sierva Hipsípila los condujo al

manantial más próximo. Hipsípila era una princesa lemnea, pero cuando las mujeres de Lemnosuraron matar a todos sus hombres en venganza por el daño que les habían hecho, ella salvó la vida

de su padre Toante, por lo que la vendieron inmediatamente como esclava, y allí estaba, como

niñera de Ofeltes, el hijo de Licurgo. Dejó al niño un momento mientras guiaba al ejército argivo almanantial, ocasión que aprovechó una serpiente para enroscarse alrededor de la criatura y morderlamortalmente. Adrasto y sus soldados volvieron del manantial demasiado tarde para hacer otra cosaue matar a la ser-piente y enterrar al niño.

12 Higinio: Fábula 69; Eurípides: Las fenicias 408 y ss., con escoliasta sobre 409; Suplican-tes 132 y ss.; Apolodoro:

iii.6.1.

13 Esquilo: Los siete contra Tebas 375 y ss.; Hornero: Odisea xi.326 y ss. y xv-247; Sófo-cles: Electra 836 y ss. y

Fragmentos de Erifila; Higinio: fábula 73; Pausarías: v.17.7 y ss. y ix.41.2; Diodoro Sículo: iv.65.5 y ss.; Apolodoro:

iii.6.2-3.

14 Esquilo: Los siete contra Tebas 458 y ss.; Sófocles: Edipo en Colono 1316; Pausanias: x.10.3.Cuando Anfiarao les advirtió que ésa era una señal de mal agüero, ellos instituyeron los JuegosNemeos en honor del niño, llamán-dole Arquémoro, que significa «el iniciador de la condena»; yada uno de los paladines tuvo la satisfacción de ganar una de las siete pruebas. Los jueces de losuegos Nemeos, que se cele-bran cada cuatro años, llevan desde entonces túnicas negras en duelo

por Ofeltes y la corona del vencedor está teji-da con perejil infausto15.i. Cuando llegaron a Citerón, Adrasto envió a Tideo como heraldo para que exigiese a los tebanos

que Eteocles abdicase el trono en favor de Polinices. Al ser rechazada esa exigencia, Ti-deo desafióa sus jefes a combate singular, uno después de otro, y salió victorioso de todos los encuentros;

pronto no hubo ya más tebanos que se atre-viesen a presentarse. Entonces los argivos se acercaron aas murallas de la ciudad, y cada uno de los paladines se apostó delante de una de las siete puertas.

j. El adivino Tiresias, con quien consultó Eteocles, profetizó que los tebanos saldrían victoriososólo si un príncipe de la casa real se ofrecía voluntariamente como sacrificio a Ares;nmediatamente Meneceo, el hijo de Creonte, se dio muerte delante de las puertas, así como su

homónimo y abuelo se había arrojado de cabeza desde las murallas en una ocasión anterior. La

profecía de Tiresias se realizó: los tebanos fueron derrotados en una escaramuza y se retiraron a laciudad, pero tan pronto como Capaneo colocó una escala de sitio contra la muralla y comenzó asubir por ella, Zeus lo mató con un rayo. Al ver eso, los tebanos se envalentonaron, hicieron unaalida furiosa y mataron a otros tres de los siete paladines; y uno de ellos, que por casualidad seamaba Melanipo, hirió a Tideo en el vientre. Atenea sentía afecto por Tideo y, compadecida de él

cuando yacía medio muerto, se apresuró a pedir a su padre Zeus un elixir infalible que muy pronto e habría puesto de nuevo en pie. Pero Anfiarao odiaba a Tideo porque había obligado a los argivos

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a marchar y, como era perspicaz, corrió adonde estaba Melanipo y le cortó la cabeza. «¡Esta es tu

venganza!» —exclamó— «¡Abre el cráneo y trágate los sesos!» Tideo lo hizo, y Atenea, que llegóen aquel momento con el elixir, lo vertió en tierra y se retiró disgustada.

k. Sólo Polinices, Anfiarao y Adrasto queda-ban de los siete paladines; y Polinices, para evitar másmuertes, propuso que se decidiera la sucesión al trono mediante un combate singular con Eteocles.Eteocles aceptó el desa-fío y en una lucha enconada cada uno de ellos hirió mortalmente al otro.

Creonte, su tío, se hizo cargo del mando del ejército tebano y venció a los argivos desalen-tados.Anfiarao huyó en su carro por la ribera del río Ismeno, y estaba a punto de ser atrave-sado por laspalda por un tebano que le perse-guía cuando Zeus abrió la tierra con un rayo y Anfiaraodesapareció sin dejar rastro, con carro y todo, y ahora reina vivo entre los muertos. Batón, suuriga, desapareció con él16.

l. Al ver que habían sido derrotados, Adrasto montó en su caballo alado Arión y huyó; pero cuando

más tarde se enteró de que Creonte no permi-tía que se enterrara a los enemigos muertos, fue aAtenas como suplicante y convenció a Teseo para que marchara sobre Tebas y castigara lampiedad de Creonte. Teseo tomó la ciudad en un ataque sorpresa, encarceló a Creonte y entregóos cadáveres de los paladi-nes muertos a sus parientes, quienes hicieron una gran pira paraquemarlos. Pero Evadne, la esposa de Capaneo, puesto que su marido había sido convertido en

héroe por el rayo de Zeus, no quiso separarse de él. Como la costumbre exigía que el hom-breerido por un rayo fuese enterrado aparte de los demás, y se cercase su tumba, se arrojó a la pira ge5 Apolodoro: i.9.17 y ii.6.4; Híginio: Fábulas 74 y 273; Escoliasta sobre el Argu-mento de las Odas Nemeas de Píndaro

16 Esquilo: Los siete contra Tebas 375 y ss.; Eurípides: Las fenicias 105 y ss. y 109 y ss.; Diodoro Sículo: iv.64.7-9;

Apolodoro: iii.6.8; Higinio: Fábulas 69 y 70; Escoliasta sobre las Odas Nemeas de Píndaro x.7; Pausanias: ix.18.1;Ovidio: Ibis 427 y ss. y 515 y ss.eral y se quemó viva17.m. Ahora bien, antes de la llegada de Teseo a Tebas, Antígona, hermana de Eteocles y Polinices,

había desobedecido las órdenes de Creonte encendiendo secretamente una pira y colocan-do sobre

ella el cadáver de Polinices. Pero al mirar por la ventana de su palacio, Creonte advirtió unresplandor distante que parecía provenir de una pira ardiente, fue a investigar y sorpren-dió aAntígona en su acto de desobediencia. Llamó a su hijo Hemón, con quien Antígona estabaomprometida en casamiento, y le orde-nó que la enterrara viva en la tumba de Polini-ces. Hemón

fingió que se apresuraba a hacer lo que se le ordenaba, pero en lugar de eso se casó con Antígonaen secreto y la envió a vivir entre sus pastores. Ella le dio un hijo, que muchos años después, fue abas e intervino en ciertos juegos fúnebres,ero Creonte, que seguía siendo rey de Tebas,

sospechó su identidad por la marca de una serpiente que tenía en el cuerpo y que lle-vaban todos losdescendientes de Cadmo, y le condenó a muerte. Heracles intercedió en favor de su vida, peroCreonte se mostró in-flexible, por lo que Hemón mató a Antígona y se dio muerte a sí mismo18.

1. El oráculo del león y el jabalí de Apolo sin duda expresaba originalmente el buen criterio deonstituir reinos dobles para evitar la lucha política entre el rey sagrado y su heredero, como

la que provocó la caída de Tebas (véase 69.1). Pero el emblema de Tebas era un león,debido a su diosa anterior, la Esfinge cocuerpo de león; y el emblema de Calidón era unabalí, probablemente porque a Ares, que tenía un templo allí, le gustaba adoptar ese disfrazvéa-se 18.j). Por tanto, el oráculo se ha aplicado a una situación diferente. Escudos con

dibujos de animales se utilizaban regularmen-te al comienzo de la época clásica (véase 98.3 160.n).

2. Los mitógrafos se valen con frecuencia de la sílaba eri de un nombre alegando que sig-nificara, «lucha», más bien que «abundante». De aquí el mito de Erictonio (véase 25.1) yErígone (véase 79.3). Erifile significaba originalmente «muchas hojas» más bien que «lucharibal». Hesíodo (Los trabajos y los días 161 y ss.) dice que Zeus exterminó a dos

generaciones de héroes, la primera en Tebas en la guerra por los rebaños de Edipo, y lae-gunda en Troya, en la guerra causada por la rubia Helena. No se explica lo de los«rebaños de Edipo», pero Hesíodo se refería, sin duda, a esta guerra entre Eteocles y

Polinices, en la que los argivos apoyaron a un candidato sin suerte para el trono de Tebas.La causa de una disputa análoga entre hermanos fue el vellocino de oro, por el que

contendieron Atreo y Tiestes (véase 111.c-d); su posesión puso a su dueño en el trono de

Micenas. También Zeus tenía carneros con vellón de oro en el monte Lafistio, los cuale-sarecen haber sido la insignia regia de la veci-na Orcómeno y causaron muchoerramamiento de sangre (véase 70.6).

3. Hipsípile («puerta alta») era probable-mente un título de la diosa Luna, cuyo curso describeun alto arco en el firmamento; y los Juegos Nemeos, como los Olímpicos, debían celebrarse

al final del período del rey sagrado, cuando había reinado durante sus cincuenta meses

lunares como marido de la suma sacerdotisa. El mito conserva la tradición de quenualmente se sacrificaban niños a la diosa como sustitu-tos del rey; aunque a la palabraOpheltes, que significa simplemente «benefactor», se le ha dado aquí un sentido forzado:

«enrollado por una serpiente», como si se derivara de ophis, «serpiente», y eilein, «jun-tar17 Higinio: Fábula 273; Apolodoro: loc. cit.; Eurípides: Las suplicantes; Plutarco: Teseo 29; Isócrates: Panegírico 54-8;

Pausanias: i.39.2.

18 Sófocles: Antígona, passim; Higinio: Fíbu-la 72; Fragmentos de la Antígona de Eurípi-des; Esquilo: Los siete contra

Tebas 1005 y ss.; Apolodoro: iii.7.1.

apretando». Tampoco Archemorus significa «el comienzo de la condena», sino más bien

«tronco de olivo original», y está referido a plantones del olivo sagrado de Atenea (véase

16.c), probablemente los que se utilizaban en los juegos como coronas para los vencedore

indican que, en este caso particular, el rey y la reina fueron enterrados al mismo tiempo; y

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A. W. Persson cree que la reina murió volun-tariamente. Pero los dos pueden haber sidose-sinados, o haber muerto de la misma enfeme-dad, y no hay noticia de un entierromicénico análogo en ninguna otra parte. La inmolación de la viuda en la hoguera del

marido, que parece haber sido una práctica helénica, pasó pronto de moda (véase 74.8). Élera una prueba de la presencia de Zeus, y como «sagrado» e «impuro» significan casi

lo mismo en la religión primitiva —los anima-les proscriptos en el Levitico eran impuros

porque eran sagrados— la tumba de un hom-bre muerto por un rayo era aislada por unaer-ca, como la de un ternero que muere de ántrax en una granja moderna, y se le concedíanitos

heroicos. El cementerio de las cercanías de Eleusis en el que, según Pausanias, fueron

enterrados finalmente los paladines, ya ha sido identificado y abierto por el profesor

Mylonas. Encontró una tumba doble rodeada por un cerco de piedra y cinco tumbasndivi-duales; los esqueletos, como se acostumbraba en el siglo XIII a. de C., a los que seede atri-buir los fragmentos de jarrones, no mostraban señales de cremación. Ladrones de

tumbas primitivos se habían llevado, eviden-temente, las armas de bronce y otros objetos

metálicos, originalmente enterrados con los cuerpos; y puede haber sido su hallazgo de dosesqueletos dentro del círculo de piedra lo que sugirió a los habitantes de Eleusis que aquélla

era la tumba de Capaneo, herido por el rayo, y de su fiel esposa Evadne.

En una de estas caravanas un joven cansado se quedó en el camino y se sentó a descansar en un valle cubierto de nubes. El viento des-

pejó las nubes y vio que abajo había un pue-blo en fiesta, y bajó a pedir posada. Cuando llegó noto que era una gran casa y en el techo había un balde lleno de agua y piedras.

Lo invitaron a pasar y había mucha comida, bebida y mujeres lindas, la jefe deellas, que a toda hora fumaba tabaco, se le acabó y el joven le brindó uno nuevo, le dieron de comer y le dieron alojamiento, con la condición que no sequedará con ninguna niña y si no se quedaría de por vida. El balde era paraatajar las piedras que niños lanzaban al techo agu-jerado, los cuales serían castigados; tenía que irse antes del tercer canto del gallo, a las 4:00 de la mañana sin despertar a nadie.

El joven se quedó dormido. Cantó el gallo pro primera vez, pero se despertó yno se levantó, cantó por segunda vez y recordó el compromi-so por lo que saliórápido y silenciosamente y subió la montaña, de la prisa subió cansado y sesentó, cuando vio que una gran nube cubrió la casa, al tercer canto del gallo,la nube des-apareció y notó que a sus pies había una gran laguna por lo queasustado corrió a alcanzar la caravana y nunca más volvió.

La dueña de la casa de la laguna, baja de vez en cuando al pueblo y pasafumando tabaco, no olvide brindarle uno, si no le cae la mal-dición. Ella bajabaa advertir que no siguieran tirando piedra a la casa cuando iban a la lagu-na, sino una gran avalancha les vendría; si le da tabaco o chocolate ella saca de lamochila granos de oro y los da a cambio.

En uno de sus viajes llegó cansada a una casa campesina. Allí vivía sola unamujer avara y malgeniada. Le pidió tabaco y no le dio, le pidió chocolate y ledio agua panela y le pidió posada y le dijo que no molestara, que no da-baposada a mendigos. Luego la señora avara sacó maíz picado y les echo a lasgallinas. El hada reclamó que porque daba mal alimento a estos seres, laseñora se ofendió y le dijo que la dejara en paz. Ofendida el hada sacó granosde oro en forma de maíz y los lanzó a las gallinas. La dueña de la casa fue a lacocina a buscar una olla para recoger el oro y el hada la llamo y le dijo. Por suavaricia si recoge el oro y no lo deja comer de las gallinas, una avalancha sellevara media finca y acabará con sus cultivos. A los tres días la señora le dijo.

En una de estas caravanas un joven cansado se quedó en el camino y se sentó a descansar en un valle cubierto de nubes. El viento des-pejó las nubes y vio que abajo había un pue-blo en fiesta, y bajó a pedir posada. Cuando llegó noto que era una gran casa y en el techo había un balde lleno de agua y piedras.

Lo invitaron a pasar y había mucha comida, bebida y mujeres lindas, la jefe deellas, que a toda hora fumaba tabaco, se le acabó y el joven le brindó uno nuevo, le dieron de comer y le dieron alojamiento, con la condición que no sequedará con ninguna niña y si no se quedaría de por vida. El balde era paraatajar las piedras que niños lanzaban al techo agu-jerado, los cuales serían castigados; tenía que irse antes del tercer canto del gallo, a las 4:00 de la mañana sin despertar a nadie.

El joven se quedó dormido. Cantó el gallo pro primera vez, pero se despertó yno se levantó, cantó por segunda vez y recordó el compromi-so por lo que saliórápido y silenciosamente y subió la montaña, de la prisa subió cansado y sesentó, cuando vio que una gran nube cubrió la casa, al tercer canto del gallo,la nube des-apareció y notó que a sus pies había una gran laguna por lo queasustado corrió a alcanzar la caravana y nunca más volvió.

La dueña de la casa de la laguna, baja de vez en cuando al pueblo y pasafumando tabaco, no olvide brindarle uno, si no le cae la mal-dición. Ella bajabaa advertir que no siguieran tirando piedra a la casa cuando iban a la lagu-na, sino una gran avalancha les vendría; si le da tabaco o chocolate ella saca de lamochila granos de oro y los da a cambio.

En uno de sus viajes llegó cansada a una casa campesina. Allí vivía sola unamujer avara y malgeniada. Le pidió tabaco y no le dio, le pidió chocolate y ledio agua panela y le pidió posada y le dijo que no molestara, que no da-baposada a mendigos. Luego la señora avara sacó maíz picado y les echo a lasgallinas. El hada reclamó que porque daba mal alimento a estos seres, laseñora se ofendió y le dijo que la dejara en paz. Ofendida el hada sacó granosde oro en forma de maíz y los lanzó a las gallinas. La dueña de la casa fue a lacocina a buscar una olla para recoger el oro y el hada la llamo y le dijo. Por suavaricia si recoge el oro y no lo deja comer de las gallinas, una avalancha sellevara media finca y acabará con sus cultivos. A los tres días la señora le dijo. En una de estas caravanas un joven cansado se quedó en el camino y se sentó a descansar en un valle cubierto de nubes. El viento des-pejó las nubes y vio que abajo había un pue-blo en fiesta, y bajó a pedir posada. Cuando llegó noto que era una gran casa y en el techo había un balde lleno de agua y piedras.

Lo invitaron a pasar y había mucha comida, bebida y mujeres lindas, la jefe deellas, que a toda hora fumaba tabaco, se le acabó y el joven le brindó uno nuevo, le dieron de comer y le dieron alojamiento, con la condición que no sequedará con ninguna niña y si no se quedaría de por vida. El balde era paraatajar las piedras que niños lanzaban al techo agu-

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jerado, los cuales serían castigados; tenía que irse antes del tercer canto del gallo, a las 4:00 de la mañana sin despertar a nadie.

El joven se quedó dormido. Cantó el gallo pro primera vez, pero se despertó yno se levantó, cantó por segunda vez y recordó el compromi-so por lo que saliórápido y silenciosamente y subió la montaña, de la prisa subió cansado y sesentó, cuando vio que una gran nube cubrió la casa, al tercer canto del gallo,la nube des-apareció y notó que a sus pies había una gran laguna por lo queasustado corrió a alcanzar la caravana y nunca más volvió.

La dueña de la casa de la laguna, baja de vez en cuando al pueblo y pasafumando tabaco, no olvide brindarle uno, si no le cae la mal-dición. Ella bajabaa advertir que no siguieran tirando piedra a la casa cuando iban a la lagu-na, sino una gran avalancha les vendría; si le da tabaco o chocolate ella saca de lamochila granos de oro y los da a cambio.

En uno de sus viajes llegó cansada a una casa campesina. Allí vivía sola unamujer avara y malgeniada. Le pidió tabaco y no le dio, le pidió chocolate y ledio agua panela y le pidió posada y le dijo que no molestara, que no da-baposada a mendigos. Luego la señora avara sacó maíz picado y les echo a lasgallinas. El hada reclamó que porque daba mal alimento a estos seres, laseñora se ofendió y le dijo. Lo invitaron a pasar y había mucha comida, bebi-da y mujeres lindas, la jefe deellas, que a toda hora fumaba tabaco, se le acabó y el joven le brindó uno nuevo, le dieron de comer y le dieron alojamiento, con la condición que no sequedará con ninguna niña y si no se que-daría de por vida. El balde era paraatajar las piedras que niños lanzaban al techo agujerado, los cuales serían castigados; tenía que irse antes del tercer canto del gallo, a las 4:00 de la mañana sin despertar a nadie.

El joven se quedó dormido. Cantó el gallo pro primera vez, pero se despertó yno se levantó,

cantó por segunda vez y recordó el compromi-so por lo que saliórápido y silenciosamente y subió la montaña, de la prisa subió cansado y sesentó, cuando vio que una gran nube cubrió la casa, al tercer canto del gallo,la nube des-apareció y notó que a sus pies había una gran

laguna por lo queasustado corrió a alcanzar la caravana y nunca más volvió.

La dueña de la casa de la laguna, baja de vez en cuando al pueblo y pasafumando tabaco, no olvide brindarle uno, si no le cae la mal-dición. Ella bajabaa advertir que no siguieran tirando piedra a la casa cuando iban a la lagu-na, sino una gran avalancha les vendría; si le da tabaco o chocolate ella saca de lamochila granos de oro y los da a cambio.

En uno de sus viajes llegó cansada a una casa campesina. Allí vivía sola unamujer avara y malgeniada. Le pidió tabaco y no le dio, le pidió chocolate y ledio agua panela y le pidió posada y le dijo que no molestara, que no da-baposada a mendigos. Luego la señora avara sacó maíz picado y les echo a lasgallinas. El hada reclamó que porque daba mal alimento a estos seres, laseñora se ofendió y le dijo que la dejara en paz. Ofendida el hada sacó granosde oro en forma de maíz y los lanzó a las gallinas. La dueña de la casa fue a lacocina a buscar una olla para recoger el oro y el hada la llamo y le dijo. Por suavaricia si recoge el oro y no lo deja comer de las gallinas, una avalancha sellevara media finca y acabará con sus cultivos. A los tres días la señora le dijo.

Lo invitaron a pasar y había mucha comida, bebida y mujeres lindas, la jefe deellas, que a toda hora fumaba tabaco, se le acabó y el joven le brindó uno nuevo, le dieron de comer y le dieron alojamiento, con la condición que no sequedará con ninguna niña y si no se quedaría de por vida. El balde era paraatajar las piedras que niños lanzaban al techo agu-jerado, los cuales serían castigados; tenía que irse antes del tercer canto del gallo, a las 4:00 de la mañana sin despertar a nadie.

El joven se quedó dormido. Cantó el gallo pro primera vez, pero se despertó yno se levantó, cantó por segunda vez y recordó el compromi-so por lo que saliórápido y silenciosamente y subió la montaña, de la prisa subió cansado y sesentó, cuando vio que una gran nube cubrió la casa, al tercer canto del gallo,la nube des-apareció y notó que a sus pies había una gran laguna por lo queasustado corrió a alcanzar la caravana y nunca más volvió.

La dueña de la casa de la laguna, baja de vez en cuando al pueblo y pasafumando tabaco, no olvide brindarle uno, si no le cae la mal-dición. Ella bajabaa advertir que no siguieran tirando piedra a la casa cuando iban a la lagu-na, sino una gran avalancha les vendría; si le da tabaco o chocolate ella saca de lamochila granos de oro y los da a cambio.

En uno de sus viajes llegó cansada a una casa campesina. Allí vivía sola unamujer avara y

malgeniada. Le pidió tabaco y no le dio, le pidió chocolate y ledio agua panela y le pidió posada y le dijo que no molestara, que no da-baposada a mendigos. Luego la señora avara sacó maíz picado y les echo a lasgallinas. El hada reclamó que porque daba mal alimento a estos seres, laseñora se ofendió y le dijo que la dejara en paz. Ofendida el hada sacó granosde oro en forma de maíz y los lanzó a las gallinas. La dueña de la casa fue a lacocina a buscar una olla para recoger el oro y el hada la llamo y le dijo. Por suavaricia si recoge el oro y no lo deja comer de las gallinas, una avalancha sellevara media finca y acabará con sus cultivos. A los tres días la señora le dijo.

Lo invitaron a pasar y había mucha comida, bebida y mujeres lindas, la jefe deellas, que a toda hora fumaba tabaco, se le acabó y el joven le brindó uno nuevo, le dieron de comer y le dieron alojamiento, con la condición que no sequedará con ninguna niña y si no se quedaría de por vida. El balde era paraatajar las piedras que niños lanzaban al techo agu-jerado, los cuales serían castigados; tenía que irse antes del tercer canto del gallo, a las 4:00 de la mañana sin despertar a nadie.

El joven se quedó dormido. Cantó el gallo pro primera vez, pero se despertó yno se levantó, cantó por segunda vez y recordó el compromi-so por lo que saliórápido y silenciosamente y subió la montaña, de la prisa subió cansado y sesentó, cuando vio que una gran nube cubrió la casa, al tercer canto del gallo,la nube des-apareció y notó que a sus pies había una gran laguna por lo queasustado corrió a alcanzar la caravana y nunca más volvió.

La dueña de la casa de la laguna, baja de vez en cuando al pueblo y pasafumando tabaco, no olvide brindarle uno, si no le cae la mal-dición. Ella bajabaa advertir que no siguieran tirando piedra a la casa cuando iban a la lagu-na, sino una gran avalancha les vendría; si le da tabaco o chocolate ella saca de lamochila granos de oro y los da a cambio.

En uno de sus viajes llegó cansada a una casa campesina. Allí vivía sola unamujer avara y malgeniada. Le pidió tabaco y no le dio, le pidió chocolate y ledio agua panela y le pidió posada y le dijo que no molestara, que no da-baposada a mendigos. Luego la señora avara sacó maíz picado y les echo a lasgallinas. El hada reclamó que porque daba mal alimento a estos seres, laseñora se ofendió y le dijo que la dejara en paz. Ofendida el hada sacó granosde oro en forma de maíz y los lanzó a las gallinas. La dueña de la casa fue a lacocina a buscar una olla para recoger el oro y el hada la llamo y le dijo. Por suavaricia si recoge el oro y no lo deja comer de las gallinas, una avalancha sellevara media finca y acabará con sus cultivos. A los tres días la señora le dijo.

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SECCION 3

LOS EPÍGONOS

a. Los hijos de los siete paladines caídos en Tebas juraron vengar a sus padres. Se los llama los

Epígonos. El oráculo de Delfos les prome-tió la victoria si Alcmeón, hijo de Ánfiarao, se hacía cargo del mando. Pero él no de-seaba atacar a Tebas y discutió acalorada-mente la conveniencia de lacampaña con su hermano Anfíloco. Al ver que no logra-ban ponerse de acuerdo sobre si debían o nohacer la guerra, sometieron la decisión a su madre Erifile.

Como esta situación no se daba porpri-mera vez, Tersandro, el hijo de Polinices, siguió el ejemplo de su padre: sobornó a Erifile con latúnica mágica que Atenea había dado a su antepasada Harmonía al mismo tiempo que Afrodita lehabía en-tregado el collar mágico. Erifile se decidió por la guerra y Alcmeón asumió el man-do aregañadientes.b. En la batalla librada ante las murallas de Tebas los Epígonos perdieron a Egialeo, hijo deAdrasto, y Tire-sias, el adivino, advirtió a los tébanos que su ciudad sería saqueada. Anunció que lasmurallas estaban destinadas a resistir sólo mientras permaneciera vivo uno de los siete paladinesoriginales, y Adrasto, el único sobreviviente, moriría de pena cuan-do se enterara de la muerte de Egialeo. En consecuencia, lo mejor que podían hacer

los tebanos era huir esa misma noche.

DESTINADO A MORIR

Tiresias añadió que le daba igual que si-guieran o no su consejo, pues estaba destinado a morir tan prontocomo Tebas cayera en poder de los argivos. Así pues, a cubierto de la oscuridad, los tebanos

escaparon hacia el norte con sus espo-sas, hijos, armas y unos cuantos bienes, y cuando se hallaron

lo bastante lejos hicieron alto y fundaron la ciudad de Hestiea. Al amanecer, Tiresias, que iba conellos, se detuvo para beber en el manantial de Tilfusa y falleció repenti-namente.

c. Ese mismo día, que fue el mismo en que Adraste se enteró de la muerte de Egialeo y murió dépena, los argivos, al ver que ha-bía sido evacuada Tebas, entraron en ella, demolieron las murallas yrecogieron el botín. Enviaron la mejor parte a Apolo en Deífos, incluyendo a la hija de Tiresias,

Manto o Dafne, que se había quedado en la ciudad y que llegó a ser su pitonisa19.

d. Con esto no terminó el asunto. Casual-mente, en presencia de Alcmeón, Tersan-dro se jactó de que la mayor parte del mé-rito por la victoria argiva se le debía a él, pues había sobornado a Enfile,

como su padre Polinices había hecho an-teriormente, para que diera la orden de marcha. Alcmeónsupo así por primera vez que la vanidad de Erifile había causado la muerte de su padre, y podía Haber cau-sado también la suya. Consultó al oráculo de Delfos y Apolo le contestó que Erifile merecía la muerte. Alcmeón interpretó equivocadamente la respuesta de Apolo como una exhortación al matricidio y a su regreso mató a Erifile, según algunos con la ayuda de su hermanoAnfíloco. Pero Eri-file, moribunda, maldijo a Alcmeón y gri-tó: «¡Tierras de Grecia y Asia y de todo el mundo: negad asilo a mis asesinos!» Inmediatamente las Erinias vengadoras lo persiguieron yenloquecieron.

ALCMEON

e. Alcmeón huyó primeramente a Tespro-cia, donde le negaron la entrada, y luego a Psófide, donde

el rey Fegeo le purificó por consideración a Apolo. Fegeo le casó con su hija Arsí-noe, a quien

Alcmeón dio el collar y la túnica que había llevado en su equipaje. Pero las Erinias,

sin tener enuenta esa purificación, siguie-ron molándole y la tierra de Psófide se hizo estéril a causa de élEntonces, el orá-culo de Delfos aconsejó a Alcmeón que se acercara al dios fluvial Aqueloo, que lpurificó una vez más. Se casó con la hija de Aqueloo, Calírroe, y se instaló en un terren19 Diodoro Sículo: iv.66; Pausanias: ix.5.13 y ss., ix.8.6 y ix.9.4 y ss.; Higinio: fábula 70; Fragmentos de Epígonos de

Esquilo y Sófocles.ecientemente formado por el aluvión del río y que no estaba in-cluido en la maldición de Erifila.

Allí vivió en paz durante un tiempo.. Un año después Calírroe, temiendo perder su belleza, se negó a admitir a Alcmeón en su lecho a

menos que le diese el collar y la túnica cé-lebres. Por amor a Calírroe se atrevió a volver a Psófide,

donde engañó a Fegeo: sin mencionar su casamiento con Calírroe, inventó una pre-dicción del

oráculo de Delfos según la cual nunca se libraría de la persecución de las Erinias hasta que hubieraedicado la túnica y el collar al templo de Apolo. Fegeo hizo in-mediatamente que Arsínoe se lasentrega-ra, de lo que se alegró ella, pues creía que Alcmeón volvería a ella tan pronto como ledejaran las Erinias, quienes volvían a perseguirle con ahínco. Pero uno de los sirvientes de

Alcmeón reveló indiscretamente la verdad acerca de Calírroe, y Fegeo se irritó de tal modo que

ordenó a sus hijos que tendieran una em-boscada y mataran a Alcmeón cuando saliera del palacio.Arsínoe presenció el asesinato desde una ventana, y como no estaba enterada de la doblez de

Alcmeón, vituperó en voz alta a su padre y hermanos por haber violado el derecho de hospitalidad haberla hecho viuda. Fegeo le suplicó que guardara silencio y escuchase mientras él se

justificaba, pero Arsínoe se tapó los oídos y les deseó una muerte violenta a él y sus hermanos antesgeo la encerró en un arca y la regaló como esclava aley de Nemea, y al mismo tiempo dijo a sus hijos: «Llevad esta túnica y estecollar a Apolo Deifico.

Él procurará que no causen más desgracias.»

g. Los hijos de Fegeo le obedecieron. Pero, entretanto, Calírroe, informada de lo que

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El Mito del Andrógino

¿Conoces el Mito del Andrógino? Está en el Banquete, del filósofo griego Platón. Voy a contar la historia, pero antes de comenzar, dos recordatorios. No entiendas mito como mentira, fábula. No. Los mitos son historias nacidas del alma colectiva de los seres hu-manos. Intuiciones profundas transformadas en cuentos por la magia de las palabras. Y andrógino, más que ser uno y otro, hombre (andros) y mujer (gyno), como la gente piensa en general, es ser uno solo. Andrógino es el ser casi perfecto porque, así como los dioses, él contiene en sí mismo todas las oposiciones, él se basta a sí mismo y, completo y fecundo, se da a luz a sí mismo. En muchas mitologías, el primer hombre era un andrógino, así como será el último de nosotros. Y, entonces, vamos a la historia. Al principio, la raza de los hombres no era como hoy. Era diferente. No había dos sexos, sino tres: hom-bre, mujer y la unión de los dos. Y esos seres tenían un nombre que expresaba bien su natu-raleza y hoy perdió su significado: Andrógino. Además, esa criatura primordial era redonda: sus costillas y sus lados formaban un círculo y ella poseía cuatro manos, cuatro pies y una cabeza con dos caras exactamente iguales, cada una mirando hacia una dirección, apo-yada en un cuello redondo. La criatura podía andar erecta, como los seres humanos hacen, para adelante y para atrás. Pero podía también rodar y rodar sobre sus cuatro brazos y cuatro piernas, cubriendo grandes distancias, veloz como un rayo de luz. Eran redondos porque redondos eran sus padres: el hombre era hijo del Sol. La mujer, de la Tierra. Y el par, un hijo de la Luna. Su fuerza era extraordinaria y su poder, in-menso. Y eso los tornó ambiciosos. Y quisie-ron desafiar a los dioses. Fueron ellos los que osaron escalar el Olimpo, la montaña donde viven los inmortales. ¿Qué debían hacer los dioses reunidos en el Consejo celeste? ¿Ani-quilar a las criaturas? ¿Pero como quedarse sin los sacrificios, los homenajes, la adora-ción? Por otro lado, tal insolencia era perfec-tamente intolerable. Entonces... El Gran Zeus rugió: Dejen que vivan. Tengo un plan para que se vuelvan más humildes y disminuir su orgullo. Voy a cortarlos al medio y hacerlos andar sobre dos piernas. Eso, con certeza, va a disminuir su fuerza, además de tener la ventaja de aumentar su número, lo cual es bueno para nosotros. Y apenas había terminado de hablar, comenzó a partir a las criaturas en dos, como una manzana. Y, a medida que los cortaba, Apolo iba girando sus

Y ahí fue que las criaturas comenzaron a morirse. Morían de hambre y de desesperación. Se abrazaban y se dejaban estar así. Y cuando una de las partes moría, la otra quedaba a la deriva, buscando, buscando... Zeus tuvo pena de las criaturas. Y tuvo otra idea. Dio vuelta las partes reproductoras de los seres hacia su nuevo frente. Antes, ellos copulaban con la tierra. De ahora en adelante, se reproducirían un hombre con una mujer. En un abrazo. Así la raza no moriría y ellos, los dioses descansarían. Hasta podrían continuar involucrándose en el negocio de la vida. Con el tiempo las criaturas se olvidarían de lo ocurrido y sólo tendrían conciencia de su deseo. Un deseo que jamás estaría enteramen-te saciado en el acto de amar, porque aún derritiéndose en el otro por un instante, el alma sabría, aunque no pudiera explicarlo, que su ansia jamás sería completamente satis-fecha. Y la nostalgia de la unión perfecta renacería, ni bien se extinguieran los últimos gemidos del amor. Esta es la historia. Un día fuimos un todo, enteros y plenos. Tan poderosos que rivalizá-bamos con los dioses. Es la historia que nos cuenta también cómo un día, partidos al me-dio, nos transformamos en dos y aprendimos a sentir nostalgia. Es la razón de esa búsqueda sin fin del abrazo lo que nos hará sentir de

cabezas, para que pudieran contemplar eter-namente su parte amputada. Una lección de humildad. Apolo también curó sus heridas, dio forma a su tronco y moldeó su barriga, juntando la piel que sobraba en el centro, para que ellos recuerden lo que habían sido un día. Y ahí fue que las criaturas comenzaron a mo-rirse. Morían de hambre y de desesperación. Se abrazaban y se dejaban estar así. Y cuan-do una de las partes moría, la otra quedaba a la deriva, buscando, buscando... Zeus tuvo pena de las criaturas. Y tuvo otra idea. Dio vuelta las partes reproductoras de los seres hacia su nuevo frente. Antes, ellos copulaban con la tierra. De ahora en ade-lante, se reproducirían un hombre con una mujer. En un abrazo. Así la raza no moriría y ellos, los dioses descansarían. Hasta podrían continuar involucrándose en el negocio de la vida. Con el tiempo las criaturas se olvida-rían de lo ocurrido y sólo tendrían conciencia de su deseo. Un deseo que jamás estaría en-teramente saciado en el acto de amar, porque aún derritiéndose en el otro por un instante, el alma sabría, aunque no pudiera explicar-lo, que su ansia jamás sería completamente satisfecha. Y la nostalgia de la unión perfecta renacería, ni bien se extinguieran los últimos gemidos del amor. Esta es la historia. Un día fuimos un todo, enteros y plenos. Tan poderosos que rivali-zábamos con los dioses. Es la historia que nos cuenta también cómo un día, partidos al medio, nos transformamos en dos y apren-dimos a sentir nostalgia. Es la razón de esa búsqueda sin fin del abrazo lo que nos hará sentir de nuevo y una vez más, aunque sólo por algunos momentos (¿a quién le impor-ta?), la emoción de la plenitud que perdimos un día, hace mucho tiempo. No es por casualidad que en muchos lugares, entre los chinos y los hindúes, por ejemplo, hayan florecido rituales, técnicas y filosofías, cuyo objetivo era transformar la energía que nacía de este abrazo en energía espiritual y hacer del sexo el camino hacia lo divino. Algo que, de hecho, pudiera llenar el vacío que sentimos. Alguna cosa lo bastante fuerte, para alzarnos de nuevo hasta lo alto de la montaña de los dioses. Pero esta historia la contaré en otra ocasión...

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habíasucedido en Psófide, rogó que sus hijos infantes tenidos de Alcmeón se convirtieran en hombresmaduros en un día y vengaran su asesinato. Zeus oyó su súplica, y los hijos de Calírroe se

convirtieron de pronto en hombres maduros, tomaron las armas y fueron a Nemea, donde, como yaabían, los hijos de Fegeo habían interrumpido su viaje de regreso de Delfos con la esperanza deonvencer a Arsínoe para que retirara su maición. Trataron de decirle la verdad acerca de

Alcmeón, pero ella no quiso escucharles tampoco, y los hijos de Calírroe no sólo los sorprendieron mataron, sino que además se apresuraron a ir a Psófide y mataron también a Fegeo antes que lasiguiente luna apareciera en el firmamento. Como ningún rey o dios fluvial de Grecia consintió enurificarlos de sus crí-menes, viajaron hacia el este hasta el Epiro y colonizaron Acarnania,amada así por el mayor de los dos, Acarnán.

h. La túnica y el collar eran exhibidos en Delfos hasta la Guerra Santa [siglo iv a. de C.], cuando elandido focio Failos los robó, y no se sabe si el collar de ámbar engastado en oro que los habitantese Amatos pretenden que es el de Erifile es auténtico o falso20.

i. Y algunos dicen que Tiresias tuvo dos hijas, Dafne y Manto. Dafne permaneció virgen y llegó a

ser una Sibila, pero Alcmeón engendró a An-fíloco y Tisífone con Manto antes de enviarla a Apolon Delfos; confió ambos niños al rey Creonte de Corinto. Años después, la esposa de Creonte,elosa de la belleza extraordinaria de Tisífone, la vendió como esclava, y Alc-meón, sin saber quiénra, la compró para que le sirviera como criada, pero afortunadamente se abstuvo del incesto. Enuanto a Manto, Apo-lo la envió a Colofón en Jonia, donde se casó con Racio, rey de Caria; su hijofue Mopso, el famoso adivino21.

1. Esto es una narración de bardo popular que contiene pocos elementos míticos y que po-díaer relatada en Tebas o Argos sin ofender a nadie; tenía interés para los habitantes dePsó-fide, Nemea y el valle del AqueÍoo, se propo-nía explicar la fundación de Hestiae y la

20 Apolodoro: iii.7.5-7; Ateneo: vi.22; Ovi-dio: Metamorfosis ix.413 y ss.; Pausanias: viii.24.8-10 y ix.41.2; Partenio:

Narraciones 25

21 Apolodoro: iii.7.7, citando Alcmeón de Eurípides; Pausanias: vii.3.i y ix.33.1; Diodo-ro Sículo: iv.66

colonización de Acarnania y poseía un fuerte sabor moral. Enseñaba la inestabilidad delui-cio femenino, la insensatez de los hombres que complacen la vanidad o la codicia de las

mujeres, la prudencia de escuchar a los adi-vinos que están fuera de toda sospecha, el peligrode interpretar equivocadamente los oráculos y la inevitable maldición que recae sobrealquier hijo que mata a su madre aunque sea para aplacar al espíritu de su padre asesi-nado

(véase 114.a).. La continua facultad de Eri-file de decidir entre la guerra y la paz es la característica másnteresante de la fábula. El verdadero signicado de su nombre, «muchas hojas», indica quera una sacerdotisa argiva de Hera a cargo de un oráculo de árbol, como el de Dodona(véase 51.1). Si es así, ese árbol era probablemente un peral, consagrado a Hera (véase4.5). Tanto la «Guerra de los Siete con-tra Tebas», a la que Hesíodo llama la «Guerra del

ebaño de Edipo», como su continuación aquíelatada, parecen haber precedido a lax-pedición de los Argonautas y a la Guerra de Troya y de primera intención se las puede

referir al siglo XIV a. de C.

convirtieron de pronto en hombres maduros, tomaron las armas y fueron a Nemea, donde, como yaabían, los hijos de Fegeo habían interrumpido su viaje de regreso de Delfos con la esperanza deonvencer a Arsínoe para que retirara su maición. Trataron de decirle la verdad acerca de

Alcmeón, pero ella no quiso escucharles tampoco, y los hijos de Calírroe no sólo los sorprendieron mataron, sino que además se apresuraron a ir a Psófide y mataron también a Fegeo antes que lasiguiente luna apareciera en el firmamento. Como ningún rey o dios fluvial de Grecia consintió enurificarlos de sus crí-menes, viajaron hacia el este hasta el Epiro y colonizaron Acarnania,amada así por el mayor de los dos, Acarnán.

h. La túnica y el collar eran exhibidos en Delfos hasta la Guerra Santa [siglo iv a. de C.], cuando elandido focio Failos los robó, y no se sabe si el collar de ámbar engastado en oro que los habitantese Amatos pretenden que es el de Erifile es auténtico o falso20.

i. Y algunos dicen que Tiresias tuvo dos hijas, Dafne y Manto. Dafne permaneció virgen y llegó a

ser una Sibila, pero Alcmeón engendró a An-fíloco y Tisífone con Manto antes de enviarla a Apolon Delfos; confió ambos niños al rey Creonte de Corinto. Años después, la esposa

de Creonte,elosa de la belleza extraordinaria de Tisífone, la vendió como esclava, y Alc-meón, sin saber quiénra, la compró para que le sirviera como criada, pero afortunadamente se abstuvo del incesto. Enuanto a Manto, Apo-lo la envió a Colofón en Jonia, donde se casó con Racio, rey de Caria; su hijofue Mopso, el famoso adivino21.

1. Esto es una narración de bardo popular que contiene pocos elementos míticos y que po-díaer relatada en Tebas o Argos sin ofender a nadie; tenía interés para los habitantes dePsó-fide, Nemea y el valle del AqueÍoo, se propo-nía explicar la fundación de Hestiae y la

20 Apolodoro: iii.7.5-7; Ateneo: vi.22; Ovi-dio: Metamorfosis ix.413 y ss.; Pausanias: viii.24.8-10 y ix.41.2; Partenio

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ebaño de Edipo», como su continuación aquíelatada, parecen haber precedido a lax-pedición de los Argonautas y a la Guerra de Troya y de primera intención se las puede

referir al siglo XIV a. de C.

convirtieron de pronto en hombres maduros, tomaron las armas y fueron a Nemea, donde, como yaabían, los hijos de Fegeo habían interrumpido su viaje de regreso de Delfos con la esperanza deonvencer a Arsínoe para que retirara su maición. Trataron de decirle la verdad acerca de

Alcmeón, pero ella no quiso escucharles tampoco, y los hijos de Calírroe no sólo los sorprendieron mataron, sino que además se apresuraron a ir a Psófide y mataron también a Fegeo antes que lasiguiente luna apareciera en el firmamento. Como ningún rey o dios fluvial de Grecia consintió enurificarlos de sus crí-menes, viajaron hacia el este hasta el Epiro y colonizaron Acarnania,amada así por el mayor de los dos, Acarnán. mujeres, la prudencia de escuchar a los adivinos que están fuera de toda sospecha, el peligrode interpretar equivo-cadamente los oráculos y la inevitable maldi-ción que recae sobrealquier hijo que mata a su madre aunque sea para aplacar al espíritu de

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su padre asesinado

(véase 114.a).. La continua facultad de Eri-file de decidir entre la guerra y la paz es la característica másnteresante de la fábula. El verdadero signicado de su nombre, «muchas hojas», indica quera una sacerdotisa argiva de Hera a cargo de un oráculo de árbol, como el de Dodona(véase 51.1). Si es así, ese árbol era probablemente un peral, consagrado a Hera (véase4.5). Tanto la «Guerra de los Siete con-tra Tebas», a la que Hesíodo llama la «Guerra del

ebaño de Edipo», como su continuación aquíelatada, parecen haber precedido a lax-pedición de los Argonautas y a la Guerra de Troya y de primera intención se las puede

referir al siglo XIV a. de C.

convirtieron de pronto en hombres maduros, tomaron las armas y fueron a Nemea, donde, como yaabían, los hijos de Fegeo habían interrumpido su viaje de regreso de Delfos con la esperanza deonvencer a Arsínoe para que retirara su maición. Trataron de decirle la verdad acerca de

Alcmeón, pero ella no quiso escucharles tampoco, y los hijos de Calírroe no sólo los sorprendieron mataron, sino que además se apresuraron a ir a Psófide y mataron también a Fegeo antes que lasiguiente luna apareciera en el firmamento. Como ningún rey o dios fluvial de Grecia consintió enurificarlos de sus crí-menes, viajaron hacia el este hasta el Epiro y colonizaron Acarnania,amada así por el mayor de los dos, Acarnán.

mujeres, la prudencia de escuchar a los adi-vinos que están fuera de toda sospecha, el peligrode interpretar equivocadamente los oráculos y la inevitable maldición que recae sobrealquier hijo que mata a su madre aunque sea para aplacar al espíritu de su padre asesi-nado

(véase 114.a).. La continua facultad de Eri-file de decidir entre la guerra y la paz es la característica másnteresante de la fábula. El verdadero signicado de su nombre, «muchas hojas», indica quera una sacerdotisa argiva de Hera a cargo de un oráculo de árbol, como el de Dodona(véase 51.1). Si es así, ese árbol era probablemente un peral, consagrado a Hera (véase4.5). Tanto la «Guerra de los Siete con-tra Tebas», a la que Hesíodo llama la «Guerra del

ebaño de Edipo», como su continuación aquíelatada, parecen haber precedido a lax-pedición de los Argonautas y a la Guerra de

Troya y de primera intención se las puede

referir al siglo XIV a. de C.

convirtieron de pronto en hombres maduros, tomaron las armas y fueron a Nemea, donde, como yaabían, los hijos de Fegeo habían interrumpido su viaje de regreso de Delfos con la esperanza deonvencer a Arsínoe para que retirara su maición. Trataron de decirle la verdad acerca de

Alcmeón, pero ella no quiso escucharles tampoco, y los hijos de Calírroe no sólo los sorprendieron mataron, sino que además se apresuraron a ir a Psófide y mataron también a Fegeo antes que lasiguiente luna apareciera en el firmamento. Como ningún rey o dios fluvial de Grecia consintió enurificarlos de sus crí-menes, viajaron hacia el este hasta el Epiro y colonizaron Acarnania,amada así por el mayor de los dos, Acarnán.

mujeres, la prudencia de escuchar a los adi-vinos que están fuera de toda sospecha, el peligrode interpretar equivocadamente los oráculos y la inevitable maldición que recae sobrealquier hijo que mata a su madre aunque sea para aplacar al espíritu de su padre asesi-nado

(véase 114.a).. La continua facultad de Eri-file de decidir entre la guerra y la paz es la característica másnteresante de la fábula. El verdadero signicado de su nombre, «muchas hojas», indica quera una sacerdotisa argiva de Hera a cargo de un oráculo de árbol, como el de Dodona(véase 51.1). Si es así, ese árbol era probablemente un peral, consagrado a Hera (véase4.5). Tanto la «Guerra de los Siete con-tra Tebas», a la que Hesíodo llama la «Guerra del

ebaño de Edipo», como su continuación aquíelatada, parecen haber precedido a lax-pedición de los Argonautas y a la Guerra de Troya y de primera intención se las puede

referir al siglo XIV a. de C.

convirtieron de pronto en hombres maduros, tomaron las armas y fueron a Nemea, donde, como yaabían, los hijos de Fegeo habían interrumpido su viaje de regreso de Delfos con la esperanza deonvencer a Arsínoe para que retirara su maición. Trataron de decirle la verdad acerca de

Alcmeón, pero ella no quiso escucharles tampoco, y los hijos de Calírroe no sólo los sorprendieron mataron, sino que además se apresuraron a ir a Psófide y mataron también a Fegeo antes que lasiguiente luna apareciera en el firmamento. Como ningún rey o dios fluvial

de Grecia consintió enurificarlos de sus crí-menes, viajaron hacia el este hasta el Epiro y colonizaron Acarnania,amada así por el mayor de los dos, Acarnán.

mujeres, la prudencia de escuchar a los adi-vinos que están fuera de toda sospecha, el peligrode interpretar equivocadamente los oráculos y la inevitable maldición que recae sobrealquier hijo que mata a su madre aunque sea para aplacar al espíritu de su padre asesi-nado

(véase 114.a).. La continua facultad de Eri-file de decidir entre la guerra y la paz es la característica másnteresante de la fábula. El verdadero signicado de su nombre, «muchas hojas», indica quera una sacerdotisa argiva de Hera a cargo de un oráculo de árbol, como el de Dodona(véase 51.1). Si es así, ese árbol era probablemente un peral, consagrado a Hera (véase4.5). Tanto la «Guerra de los Siete con-tra Tebas», a la que Hesíodo llama la «Guerra del

ebaño de Edipo», como su continuación aquíelatada, parecen haber precedido a lax-pedición de los Argonautas y a la Guerra de Troya y de primera intención se las puede

referir al siglo XIV a. de C.

convirtieron de pronto en hombres maduros, tomaron las armas y fueron a Nemea, donde, como yaabían, los hijos de Fegeo habían interrumpido su viaje de regreso de Delfos con la esperanza deonvencer a Arsínoe para que retirara su maición. Trataron de decirle la verdad acerca de

Alcmeón, pero ella no quiso escucharles tampoco, y los hijos de Calírroe no sólo los sorprendieron mataron, sino que además se apresuraron a ir a Psófide y mataron también a Fegeo antes que lasiguiente luna apareciera en el firmamento. Como ningún rey o dios fluvial de Grecia consintió enurificarlos de sus crí-menes, viajaron hacia el este hasta el Epiro y colonizaron Acarnania,amada así por el mayor de los dos, Acarnán.

convirtieron de pronto en hombres maduros, tomaron las armas y fueron a Nemea, donde, como yaabían, los hijos de Fegeo habían in-terrumpido su viaje de regreso de Delfos con la esperanza deonvencer a Arsínoe para que retirara su maició

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