Libros, caminos y días. El viaje del ingeniero

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LECCIONES JUANELO TURRIANO DE HISTORIA DE LA INGENIERÍA «Libros, caminos y días» El viaje del ingeniero Alicia Cámara Muñoz y Bernardo Revuelta Pol, coordinadores

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La colección Lecciones Juanelo Turriano de Historia de la Ingeniería recoge principal, aunque no exclusivamente, las conferencias impartidas en los cursos que la Fundación organiza anualmente en colaboración con diversas universidades. «Libros, caminos y días». El viaje del ingeniero es el resul tado del curso celebrado en 2015 en el Centro Asociado de la UNED de Segovia, fruto de la cooperación entre esta Universidad y la Fundación Juanelo Turriano y es la sexta entrega de la colección iniciada en 2012. La movilidad, el viaje, ha sido siempre una característica esencial de la profesión de ingeniero. Centrándose entre los siglos XVI y XVIII, el curso describe esta faceta viajera a través del ejemplo de varias figuras excepcionales, desde Tiburzio Spannocchi hasta Agustín de Betancourt, con quien se cierra una época abierta por los ingenieros del Emperador.

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LECCIONES JUANELO TURRIANO DE HISTORIA DE LA INGENIERÍA

«Libros, caminos y días»El viaje del ingeniero

Alicia Cámara Muñoz y Bernardo Revuelta Pol, coordinadores

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LECCIONES JUANELO TURRIANO DE HISTORIA DE LA INGENIERÍA

«Libros, caminos y días»El viaje del ingeniero

Alicia Cámara Muñoz y Bernardo Revuelta Pol, coordinadores

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«LIBROS, CAMINOS Y DÍAS»EL VIAJE DEL INGENIERO

Conferencias impartidas en el curso:«“Libros, caminos y días”. El viaje del ingeniero», celebrado en Segovia

del 20 al 22 de noviembre de 2015y organizado conjuntamente por la UNED y la Fundación Juanelo Turriano.

Curso coordinado por Alicia Cámara Muñoz y Bernardo Revuelta Pol

Edición 2016

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www.juaneloturriano.com

Cubierta: JULIÁN SÁNCHEZ BORT. Plano de la Ría de Ferrol, 1771. Detalle. España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Archivo General de Simancas. MPD, 12, 133.

La Fundación Juanelo Turriano ha realizado todos losesfuerzos posibles por conocer a los propietarios de losderechos de todas las imágenes que aquí aparecen ypor conocer los permisos de reproducción necesarios.Si se ha producido alguna omisión inadvertidamente,el propietario de los derechos o su representantepuede dirigirse a la Fundación Juanelo Turriano.

Revisión de textos: Daniel Crespo Delgado

Diseño, maquetación:Ediciones del Umbral

© De la edición, Fundación Juanelo Turriano© De los textos, sus autores© De las fotografías y dibujos, sus autores

ISBN: 978-84-942695-9-2

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FUNDACIÓN JUANELO TURRIANO

PATRONATO

PRESIDENTE

Victoriano Muñoz Cava

VICEPRESIDENTE

Pedro Navascués Palacio

SECRETARIO

José María Goicolea Ruigómez

VOCALES

José Calavera Ruiz

David Fernández-Ordóñez Hernández

José Antonio González Carrión

Fernando Sáenz Ridruejo

José Manuel Sánchez Ron

PRESIDENTE DE HONOR

Francisco Vigueras González

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PRESENTACIÓN

Los ingenieros de la monarquía de España entre los siglos XVI y XVIII recorrieron todos sus reinos en

el Mediterráneo, los Países Bajos o las Indias, en un viaje constante que asombra hoy a quienes nos

acercamos a su obra. Viajaban para conocer los lugares sobre los que había que intervenir, dibujarlos y

proyectar las obras necesarias. Su ciencia y la experiencia así obtenida, hicieron de estos ingenieros al

servicio de España, y procedentes de todos los reinos, unos de los mejores de su tiempo, constructores

de fronteras y vías de comunicación que todavía articulan en cierto sentido el espacio europeo. Los

miles de dibujos y relaciones conservados en los archivos nos describen el mundo recorrido por ellos,

en una época de la profesión que cierran los viajes de Betancourt y abrieron los ingenieros del emperador.

Este sexto título de Lecciones Juanelo Turriano de Historia de la Ingeniería recoge las conferencias im-

partidas en el curso celebrado en 2015 en el Centro Asociado de la UNED de Segovia, curso que hizo

el número cuatro desde el comienzo de la colaboración entre esta Universidad y la Fundación Juanelo

Turriano, en 2012.

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ÍNDICE

1El ingeniero cortesano.

Tiburzio Spannocchi, de Siena a Madrid ...........................11

ALICIA CÁMARA MUÑOZ

2Los viajes del Emperador y Luis Pizaño.

Periplo y secuenciación de la profesión de ingeniero ..........43

PABLO DE LA FUENTE DE PABLO

3Los viajes de los ingenieros Carlos y

Fernando de Grunenbergh. De Westfalia a Malta...............59

DOLORES ROMERO MUÑOZ

4Una época para el cambio. Los viajes del arquitecto

e ingeniero Julián Sánchez Bort .........................................77

DANIEL CRESPO DELGADO

5Agustín de Betancourt, en España, Francia,

Inglaterra y Rusia ...............................................................95

FERNANDO SÁENZ RIDRUEJO

6Ingenieros e ingenios en la Real Fábrica de Cristales .......125

EDUARDO JUÁREZ VALERO

PUBLICACIONES DE LA FUNDACIÓN JUANELO TURRIANO ...............................138

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Tiburcio Spanoqui dize que ha treintaydos años que sirve a Vra. Magd. continuadamente, losonze en ytalia en el Reino de Nápoles, Armadas de Levante y Reino de Sicilia como parecepor sus papeles, y los veinteyun años en estos Reinos de Spaña con el Marqués de Sta. Cruzen las Jornadas de Philipe Stroçi y toma de la Tercera, y en visitar las marinas de los Reinosde Galicia Portugal Andalucía Cataluña Aragón Navarra y provincias de Guipuzqua y Vizcaia,donde se ha ofrecido poner por obra nuevas fortaleças y reparar las viejas, lo qual ha hechocon puntualidad y miramiento de la hazienda Real como Superintendente que ha sido dellas1

Tiburzio Spannocchi fue caballero por nacimiento, tuvo una gran formación científica ysiempre se movió en el mundo de las cortes, a lo que debió en gran medida el poder y re-conocimiento alcanzados. Viajó de corte en corte desde Italia a España, pero también encada una de ellas llevó a cabo su trabajo viajando, porque solo la experiencia, el conoci-miento directo de ciudades y territorios, permitía que los ingenieros pudieran trazar obrasy describir tierras de manera científica, veraz y eficaz para el control y defensa de los rei-nos. Esa figura del ingeniero cortesano, que podríamos pensar para todos los ingenierosque controlaron las fortificaciones del rey vinculados al Consejo de Guerra –no así paraaquellos que se vincularon tan solo a una fortificación, como Settala (Setara en caste-llano) en Perpiñán, o Cristóbal de Rojas en Cádiz–, no le libró de continuas peticionesde pago de salario, o, lo que nos interesa más, de ayudas de costa. Si no se hubieran re-trasado casi siempre los pagos sabríamos menos de los viajes continuos que hizo Span-nocchi, porque esas ayudas de costa significan un viaje realmente llevado a cabo, y laspeticiones que conserva el Archivo General de Simancas son muchísimas, así como soninnumerables sus pareceres y relaciones sobre lo que había que hacer en cada uno delos lugares que visitó.

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1El ingeniero cortesano.

Tiburzio Spannocchi, de Siena a Madrid*

ALICIA CÁMARA Universidad Nacional de Educación a Distancia, UNED

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Había nacido en Siena, miembro de la ilustre familia Spannocchi, cuyo origen se re-montaba al tesorero de Pío II Piccolomini, Ambrogio di Nanni Spannocchi, quien cons-truyó una casa, comparada por los coetáneos a un palacio real, en la Strada Romana deSiena, proyectada por Giuliano da Maiano, uno de los grandes arquitectos del Quattro-cento. También los Spannocchi fueron patronos de la capilla mayor de la iglesia de SantoDomingo de Siena, la más importante de la ciudad2.

Nació en 1541, así que en su adolescencia vivió la guerra de Siena, en la que su fa-milia intervino muy activamente, llegando a participar en la República de Montalcino,donde se retiraron los enemigos del emperador Carlos V, aliado con el duque de Toscanaen contra de la República de Siena, apoyada por los franceses. El final de la guerra en1557 supuso el fin de la República de Siena, desde entonces bajo el dominio del GranDucado de Toscana. Fue su primer contacto con el mundo de la guerra y de la ingenieríamilitar. Asistiría al derribo de la ciudadela de los españoles construida por Diego Hurtadode Mendoza, y a los éxitos como ingeniero de Bartolomeo Neroni, Il Riccio, que fue sumaestro en pintura, arte que debía aprender el cortesano. Según Castiglione, este debía«saber debuxar o traçar, y tener conocimiento de la propia arte del pintar», de lo cualexistían ejemplos en la antigua Roma, como el que proporcionaba el linaje de los Fabios3.Todo ello mientras se formaba en matemáticas y geometría con el famoso Taddeo daMonterchi, encarcelado por cierto en el curso de la guerra por haber sido sorprendidomidiendo la nueva ciudadela. La presencia en la guerra de Siena de los más famosos in-genieros militares de su tiempo, como Gio Battista Pelori, que proyectó la ciudadela luego

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FIG. 1 Palacio Spannocchi, Siena. FIG. 2 Iglesia de Santo Domingo, Siena.

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destruida, o los tratadistas Pietro Cata-neo4 y Giovan Battista de Zanchi5 le su-mergió en un mundo militar que medíay describía para poder ejercer el poder.Esa necesidad de poseer el mundo enimágenes científicas, que a veces acaba-ron en las colecciones, y siempre estu-vieron en manos de aquellos que debíandecidir sobre fronteras y territorios, su-puso una eclosión de la cartografía y delas vistas urbanas. Spannocchi, formadoen el ambiente sienés en el que la inge-niería y las máquinas eran parte de suidentidad, con ejemplos de fama univer-sal como Mariano di Jacopo, llamado ilTaccola, o Francesco di Giorgio Martini,cultivó el aprendizaje de la pintura, en laque también Francesco di Giorgio habíasido un consumado maestro. La cienciay el dibujo fueron la base de su forma-ción como ingeniero.

Formarse como un caballero expertoen la ciencia de la guerra –miremos el retrato de Zanchi, o los que conocemos de Fran-cesco de Marchi para aproximarnos a la figura del ingeniero militar–, cuyos servicios fue-ran necesarios para grandes nobles, fue su opción, como lo fue también de su hermanoMario, ambos ingenieros militares, frente a otros de sus hermanos que eligieron las letraso las leyes. En leyes se formaron Angelo, doctor en leyes, que llegó a enseñar duranteveintinueve años en la prestigiosa Universidad de Bolonia, y Silvio, que también estudióleyes, aunque es más conocido por su tratado de agricultura, además de ser el autor delos epitafios en latín de sus ilustres hermanos en el capítulo de la iglesia de Santo Do-mingo de Siena. El más famoso fue Orazio, doctor en letras, al servicio del duque de Tos-cana, y del duque de Baviera, hasta que Paulo V le nombró obispo de Chiuci. Fue aOrazio a quien Tiburzio fue enviando sus relaciones y dibujos para ser grabados al finalde su vida6.

Así pues, Tiburzio y Mario se formaron como caballeros para el mundo de la guerra,pero no solo como militares, sino como científicos. Mario se formó con su hermano, y leacompañó en su viaje por Sicilia para describir las costas, y luego a España, muriendoen la Armada contra Inglaterra, en la que embarcó como ingeniero. En ese sentido Ti-burzio, del que sabemos mucho más, se formó tal como hemos dicho como pintor y ma-temático, además de en música, poesía y en el arte de la escritura. Como el cortesano deCastiglione, Spannocchi sabía que era sobre todo en la guerra donde se demostraba elprovecho de la pintura, porque «suele ser necesario saber traçar regiones, asientos, ryos,puentes, riscos, fortalezas, y semejantes cosas, las quales, aunque siempre se tuviesenen la memoria, lo que quasi es imposible, no se podrían mostrar por otra via»7. También,

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FIG. 3 GIOVAN BATTISTA DE ZANCHI, Del modo di fortificarle città. Venecia, Plinio Pietrasanta, 1554. Retrato del autor.

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como el cortesano, aprendió a hablar ya escribir, cultivando una bella caligra-fía, música y a tañer distintos instru-mentos. Además era de buen linaje, loque para Castiglione era lo primeroque debía poseer un cortesano.

Su carrera empezó en Roma,donde estuvo desde 1565, primero alservicio del cardenal Zaccaria Delfino,de ilustre familia veneciana, y, des-pués, del cardenal Ludovico Ma-druzzo. Ambos cardenales sin dudatuvieron muchas ocasiones de cono-cerse por el carácter internacional deambos8, lo que facilitaría el paso deuna Corte cardenalicia a otra paraSpannocchi. En Roma se movió en elentorno de la Corte vaticana, lo queexplica que en 1570 entrara al servicio de Marco Antonio Colonna, almirante de las ga-leras pontificias en Lepanto. En un escrito de 1587 habla de que llevaba diecisiete añosde servicio al rey de España, lo que coincidiría con 1570, cuando entró al servicio deMarco Antonio Colonna, que acabaría siendo leal servidor y virrey de Felipe II9. Con élestuvo en Nápoles, Armadas de Levante y Sicilia, tal como dice en su memorial. Este or-bitar en torno a Felipe II a través de su servicio en distintas cortes le acabaría llevando ala Corte española, ya directamente al servicio del rey, siendo nombrado con el tiempogentilhombre de su casa. Sin embargo creemos que su carrera hay que entenderla denuevo vinculada a grandes nobles cercanos a la monarquía, como fueron el marqués deSanta Cruz o el duque de Lerma, hasta lograr el gran triunfo de ser nombrado IngenieroMayor de los Reinos de España, lo que sin duda alcanzó por sus méritos profesionales,pero también por su noble procedencia.

Participó en Lepanto y crearía una iconografía de la batalla luego repetida10, como lohizo de la Jornada de Navarino, donde se consolidó como estratega, mucho más que uncronista de la hazaña, y más que un ingeniero, describiendo las acciones de guerra conla palabra y la imagen. También pintaría algún hecho en el que no estuvo, como el asaltoturco a La Goleta en 1574. Con los años envió sus dibujos para ser grabados a Florencia,a través de su hermano Orazio, para evitar que siguiera sucediendo algo que le indignaba,como era que otros utilizaran su trabajo para apropiárselo como suyo. En este sentidopodemos recordar que algunos de sus dibujos conservados en el Istituto Storico di Cul-tura dell’Arma del Genio de Roma, habrían servido a Matteo Neroni para hacer un bello

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FIG. 4 Estatua de Marco Antonio Colonna, 1595.Roma. Musei Capitolini. Sala de los Capitanes. Inv.MC1192.

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atlante para el duque de Toscana. También de Nápoles hizo dibujos de sus fortificacionescuando estuvo en ese reino con Marco Antonio Colonna, nombrado en 1574 capitán ge-neral de la gente de guerra del reino, ocupándose sobre todo de las fortificaciones deBrindisi y Tarento. Esos dibujos y modelos de Nápoles, enviados a Felipe II, fueron alparecer la primera llamada de atención para el rey de la existencia de un ingeniero capazde hacer preciosos y precisos dibujos de sus territorios.

El 16 de junio de 1576 fue aceptado como caballero de la orden de San Juan, en lalengua de Italia, pero no sabemos si fue personalmente, o le representó otro caballero.En 1577 Marco Antonio Colonna alcanzó por fin un cargo del nivel al que había aspiradodurante años, al ser nombrado virrey de Sicilia. Con él fue Tiburzio, de cuya excelenciaya tenía sobradas pruebas. De sus años en Sicilia, hasta que en 1579 fue enviado a Ma-drid para atender el requerimiento de Felipe II solicitando ingenieros a sus virreyes, lomás reseñable es la Descripción de las marinas de todo el reino de Sicilia, que finalizaráaños más tarde en España. Es uno de los grandes atlas del Renacimiento11, que muestraa un ingeniero que hizo del dibujo un instrumento de conocimiento del territorio im-

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FIG. 5 ANDREA MARELLI. Alego-ría del triunfo de la Santa Liga,1572.

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prescindible para cualquier gobernante. Son imágenes bellas y precisas de las costas si-cilianas con sus torres, castillos y ciudades, con palabras que detallan todo aquello quehabía que saber sobre tierras y poblaciones. Parece que fue su fama como dibujante loque hizo que Felipe II le llamara a su servicio para que realizara las mismas descripcionesde las marinas de España.

Ya por entonces había viajado desde Siena a Roma, y al lado de Marco Antonio portodo el Mediterráneo hasta el Levante. Su trabajo se desarrollaba siempre de viaje, comoen la vuelta a la isla de Sicilia que hizo para describir ese reino. En los años en la Cortemadrileña, hasta su muerte, no dejó de viajar, porque solo la experiencia del terreno per-mitía proyectar adecuadamente las fortificaciones que exigían la defensa de una monar-quía amenazada en todas sus fronteras.

DE TIBURZIO SPANNOCCHI A TIBURCIO SPANOQUI

A finales de 1579 partiría camino de la Corte madrileña y el 15 de febrero de 1580 loexaminó Francisco de Ibarra, secretario del Consejo de Guerra, encontrándole admirableen dibujo, después de haber visto todos los que traía consigo de Sicilia. Sin embargo,decía el secretario, no había estado en acciones de tomar tierras y defenderlas, que eralo fundamental en la profesión de ingeniero, y ciertamente, sus batallas habían sido ma-

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FIG. 6 TIBURZIO SPANNOCCHI. Descripción de las marinas de todo el reino de Sicilia. Con otras importantes declaraciones no-tadas por el Cavallero Tiburcio Spanoqui del Ábito de San Juan Gentilhombre de la Casa de su Magestad. Dirigido al Príncipe donFilipe Nuestro Señor en el año de MDXCVI. Messina. BNE, Mss 788, f. 23v.

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rinas, no había ejercido como ingeniero sobre el terreno. No obstante, y dada la falta deprofesionales, aconsejaba que se quedara. Ibarra recordaba en su informe que MarcoAntonio Colonna había hecho énfasis en su fidelidad y en su noble nacimiento, y en quesi no se le podía tratar como merecía en la Corte, debía retornar a Sicilia. Un retorno alque ahora sabemos Spannocchi solo renunció después de la muerte de Marco AntonioColonna en Medinaceli en 1584.

Desde que llegó a España hasta que él mismo dio una grafía exacta a su nombre es-pañolizado, como Tiburcio Spanoqui, que es como aparece en la portada de la Descrip-ción de todas las Marinas del Reino de Sicilia del año 1596, le vemos aparecer comoEspanochi, Espanochio, Espanochi, Hispanoqui… en los miles de páginas que escribió,tanto en sus viajes como en la Corte al servicio de Felipe II. Cuando firmaba como «Ti-burtio Spannochy» recién llegado a España, y escribía todavía en italiano, fue enviado aFuenterrabía y allí tuvo ocasión de demostrar las cualidades que había encontrado Ibarraal examinarle, dibujando el estado de la fortificación de esa plaza, además de los perfilesde los montes cercanos y la perspectiva de la plaza desde tres partes distintas12. Como lehabían dicho, aunque fuera de palabra, que el rey ordenaba que hiciera dibujos de la ma-rina de la provincia de Guipúzcoa, quería comenzar con ello, además de ver si era nave-gable el río Oria, pero esperaba la orden escrita para hacer el pequeño viaje13. Se estabaintegrando muy rápidamente en su nuevo destino español, puesto que estas dos últimascartas las escribió en castellano, aunque decía que le costaba. De hecho, la primera re-lación que mandó con los dibujos de Fuenterrabía está en italiano «porque con más fa-cilidad digo mis pensamientos en my materna lingua que non en esta Castillana, ydespués considerado mejor, hame pareçido bien embiar el mismo pareçer en Castillano,el qual se que no será esprimido con la fazilidad y buenas palabras que convernía, peroa lo menos mejor entendido». Es un escrito sobre el modelo de madera de la fortificaciónque estaba hecho desde hacía tres meses, pero no le gustaba cómo había quedado y pre-fería regresar a la Corte con las medidas que él mismo había tomado, y que allí hicieranuno nuevo «entalladores y pintores más abiles». Además, con palabras podría explicartodo mucho mejor, que no solo con modelos y dibujos, para que el rey no cayera en hacerlos grandes gastos que otros proponían. Sin embargo, todavía tenía a otro ingeniero porencima, porque sus informes para Fuenterrabía se enviaron al capitán Fratin, quien con-testó que, cuando él mismo fuera próximamente a Fuenterrabía, daría su parecer14.

Luego debió de permanecer en la Corte, porque sabemos que en 1582 estaba ha-ciendo la planta y descripción de Aranjuez por orden del rey15, que desgraciadamentedesconocemos. En 1582 y 1583 fue con el marqués de Santa Cruz a la Jornada de lasAzores, participando en 1583 en la conquista de la isla Terceira. A la conquista siguió laconstrucción de la fortaleza de San Felipe del Monte Brasil, que generó muchos proble-mas con la población16. Lógicamente su conocimiento de la isla Terceira le convirtió entracista de la fortaleza de la montaña del Brasil, venciendo su proyecto al de Fratin17.

Pero no debemos verlo tan solo como ingeniero de fortificación, porque participó enla Jornada –al igual que en Navarino con Marco Antonio Colonna– como un militar deconfianza, con conocimientos científicos y una capacidad narrativa excepcional. Así, fueuno de los caballeros enviados por el marqués de Santa Cruz a reconocer la isla Terceiraantes de desembarcar el mes de julio de 158318. También Mosquera de Figueroa recuerda

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que Tiburzio Spannocchi, caballero del hábito de San Juan, fue uno de los hombres im-portantes que acompañó a don Pedro de Toledo Osorio, marqués de Villafranca, a la isladel Fayal. Además, haciendo gala de su capacidad de dibujante, demostrada ya tantasveces, describió la isla «así en lo que toca a la Cosmografía, como a la geografía, con todaparticularidad de lugares, que por ser negocio que no lo piden estos comentarios, se cum-plirá con poner aquí no más de una demostración, o diseño del assalto…», insertándosea continuación en el libro de Mosquera el grabado de esa acción, quizá basado en unode los dibujos de Spannocchi19.

Sus aspiraciones militares no cejaron después de la isla Terceira, y cuando en 1588 sepreparaba la Armada contra Inglaterra, también al cargo del marqués de Santa Cruz,quien apreciaba especialmente a Spannocchi, quiso ir en ella para «ver cosas nuevas parapoder alcançar más espiriencia de la que tiene y con ella açertar mejor a servir a V. Magd.».Lo que quería ver era «la manera de la milicia de las partes donde fuere». Al Consejo deGuerra en principio no le pareció mal, porque aunque en la Corte en ese momento nohabía más ingeniero que él, pronto volvería el capitán Fratin20. Esto demuestra que, trasla muerte del gran Fratin, Spannocchi fue el ingeniero en el que descansaron las decisio-nes técnicas sobre fortificación que se tomaban en la Corte, porque no lo consideran im-prescindible en unas obras, es en la Corte donde era necesario. No logró ir en la Armada,pero sí fue su hermano Mario gracias a la recomendación del propio marqués, que in-formó de su valía como ingeniero para la empresa. Cuando murió en el naufragio delbarco en que viajaba, Tiburzio perdió a alguien que hubiera acabado siendo para él tannecesario como lo fue Jorge Fratin a su hermano Jacome Palearo, al igual que sucedió enotras familias de ingenieros a lo largo de la época moderna. La muerte del capitán Fratinen 1586 es lo que explica que en 1588 Spannocchi viajara a Pamplona, a ver las obrasque se hacían según el proyecto de citado Fratin21. Ese mismo año participaría en la apro-bación del plan de fortificaciones de Bautista Antonelli para el Caribe, siendo esta la pri-mera vez, pero no la última, que se ocupó de las fortificaciones americanas.

Aunque no pudiera embarcarse, la Armada contra Inglaterra le permitió mostrarsecomo el experto estratega que había demostrado ser en Navarino o las Azores, porqueescribió un famoso discurso y exhortación para la Armada de Inglaterra publicado en1603 en Bolonia22, Discurso del caballero Spanoquio y exhortaçion para la empresa de In-glaterra. Al Potentisimo Rey Philipe 2º23. Se convierte aquí en un historiador, que afirmaque el rey «tiene sus grandes estados muy divididos y la mayor parte de su potencia con-siste en cosas movibles como son las flotas de las dos Indias, que ni presidios ni fortalezasni buenos tratamientos las pueden defender». En la segunda parte de la cita que hemosextractado cuestiona la eficacia de unas fortificaciones a las que él dedicó su vida, yrefleja el debate, a veces encendido, entre quienes querían flotas y quienes querían for-talezas. Recuerda cómo Inglaterra, con Drake a su servicio, amenazaba el comercio conlas Indias. Pero cuando se refiere a los posibles aliados de Inglaterra que podrían atacarEspaña por sus fronteras terrestres sí que considera que serían las fortificaciones las queservirían de freno. En esto es un estratega, porque si el enemigo quisiera «inquietar lastierras de V. Magd.» podrían entrar por la frontera de Navarra y Guipúzcoa, pero lo im-pediría «la aspereza de la tierra, las fortaleças que ay en ella y la gente tan belicosa comoen qualquier parte de España». Otra posibilidad es que intenten entrar por el estado de

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Milán «tan fiel a esta Corona que no debemos dudar novedades algunas ni por imagina-ción», y además está el estado aliado de Saboya. El tercer frente por el que pueden in-tentar entrar es Flandes, y escribe que «es dificultoso creer que aquello que en tantosaños y con tanta sangre se a ganado se aya de perder en un instante sin ayudarles nadaaquellos sitios fortissimos que allí se mantienen por V. Magd». Al «Gran Turco» no hayque temer porque está presionado «del persiano y de los tartaros», y ya se vio que cuandofueron contra Malta «con todo su poder», esta se defendió y le obligó a retirarse «ver-gonçosamente», y si el turco quisiese hacer algo «de sustancia», se unirían todos los prín-cipes de Italia contra el enemigo común. En la apreciación de la debilidad de los turcospor su guerra contra Persia coincidía con lo que se opinaba en la Corte24. Finalmente,tampoco de Alemania cabía esperar oposición, porque «la causa de la Religión no abráde prevalecer en este caso por la distancia que va entre luteranos a calvinistas de maneraque quien tuviere más dinero envendrá a tener más ayuda de la gente tudesca». Y si contodas estas consideraciones se hacía eco de lo que sin duda se comentaba en la Corte,también se hizo eco de noticias que él no podía conocer de primera mano, como que elreino de Inglaterra era «el más deleitoso y más rico que tiene el mundo, allí no ay miliçiasino aquella poca que aprendieron en la escuela de V. Magd ni ay alfuna fortificaçionporque está prohibido el fabricarla desde el tiempo de el Rey Henrico Padre de la reyna».

Su formación de historiador y experto en la antigüedad asoma cuando recuerda queCésar fue a conquistar ese reino con miles de hombres y caballos, sin otra causa «que elargumento del imperio»25, lo que sabe «por las historias de aquellos tiempos». Es más,«porque una empresa Real no se puede prevenir escondidamente y caso que se pudieseno se tendría por bueno el engaño, antes como acostumvravan los Romanos, tendría pormejor embiarselo a notificar por un Araldo, o Rey de Armas…».

Hasta aquí el historiador, pero el estratega también asoma en las páginas de este dis-curso –ya lo hizo antes en la Jornada de las Azores– porque hizo propuestas muy concretassobre cómo debía desarrollarse la empresa. Así, detallaba la cantidad de barcos –naos degavia, galeones, galeazas, galeras, pinaças y pataches–, o de hombres –españoles, italianosy tedescos– que tenían que participar en la jornada. Se detiene también en cuestionesprácticas sobre cómo actuar, que precisamente fue uno de los reproches que se hicierona la estrategia de la Armada. Según él, una vez desembarcados deberían buscar un buensitio para fortificarse y hacer un «fuerte de tierra con toda presteça y dejando el presidioque baste para su defensa mi parecer será que se vaya con todo el exercito a la caveçadel Reyno que es a Londres», porque en esa rapidez está la seguridad de la victoria, y setrataba de que no les diera tiempo a reaccionar. Es posible que Tiburzio esté recogiendoaquí la estrategia del marqués de Santa Cruz, a quien el rey encargó una traza de cómollevar a cabo la conquista en 1586, y lo único que se sabe de ella es que probablementepensó «en un desembarco directo en algún punto de Inglaterra o Irlanda». El que fueraun lugar cercano a Londres era algo que proponía también el duque de Parma26.

Entre todas las consideraciones sobre los provechos de la empresa, hay una digna dereseñarse que es que «se vendrá a introducir una escuela para los grandes señores moçosque ya parece que el oçio les da fastidio en la Corte y los regalos y comodidades de suspropias casas declarase V. Magd. y verá la promptitud de sus ánimos», pero el gran pro-vecho de la conquista sería todo lo que se ahorraría en la defensa de las flotas, lo que sin

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duda era la gran preocupación en la Corte después de los ataques de Drake a Canariasy el Caribe, que tanto daño habían hecho, y que habían obligado al rey de España a gran-des gastos para reforzar la defensa de la ruta de las Indias. Según Spannocchi, la pru-dencia del capitán general y la experiencia de los soldados viejos, de los que estaba llenoel ejército del rey, garantizaban el éxito. En dos ocasiones cita la experiencia de la con-quista de la isla de San Miguel en las Azores con el marqués de Santa Cruz como ejemplodel que aprender para esta ocasión. No podemos dejar de pensar si la muerte del marquésde Santa Cruz en 1588 fue otro revés en su carrera, como lo había sido la muerte deMarco Antonio, o al menos que esa carrera hubiera sido más compleja que la que le llevóa ser Ingeniero Mayor de los Reinos de España, con ser ese cargo tan novedoso el que ledio fama universal.

«MUCHOS CAMINOS Y VISITAS»

Después de ese importante discurso, parece que la carrera de Tiburzio se centró en lasfortificaciones y su vida fue un viaje casi incesante. Cuando en 1597 solicitó una de lasmuchas ayudas de costa que pidió a lo largo de su vida para sus viajes, decía que fuesobre todo desde 1587 cuando el rey le mandó hacer «muchos caminos y visitas de cosasde fortificación en Portugal, Galicia, Andalucía, Aragón, Cataluña y Navarra, y dos vecesen Vizcaya y Guipúzcoa». Puesto que su firma cambió, pensamos que a partir de ahorale debemos llamar como él mismo se llamaba, Tiburcio Spanoqui. Vamos a ver, sin pre-tensiones de exhaustividad, cómo sus continuos viajes para trazar y describir fueron con-formando su figura profesional.

Nunca viajó solo, desde 1584 trabajó con él para formarse Jerónimo de Soto27, y elprimer gran viaje de ambos fue el que hicieron en 1587 a Cádiz y Gibraltar, del que co-nocemos el cuaderno de trabajo con los dibujos y relaciones de Spannocchi, que luego,pasados a limpio, entregaría al Consejo de Guerra28. Ese año, cuando llevaba según éldiecisiete años sirviendo al rey, los siete últimos en España, echaba de menos la capacidadde intervención autónoma que había tenido en Sicilia, y pedía que, al igual que en aquelreino, tuviese autoridad en materia de fortificación en cualquier lugar al que se le man-dase para hacer las relaciones, sin que nadie se lo impidiese, para lo que pedía al rey«una compañía de infantería o título de capitán de caballos». Su sueldo no le bastabapara vivir «conforme a su calidad», lo que siempre será una constante, ya que su condi-ción de caballero de la orden de Malta le obligaba a un nivel de vida que nada tenía quever con el de otros ingenieros. El Consejo de Guerra propuso que se le diera el título decapitán ordinario teniendo en cuenta «la necesidad que ay de hombres suficientes eneste menester, y que lo es el dicho Tiburçio». En la misma solicitud pedía para su her-mano Mario, que había hecho con él la visita del reino de Sicilia, un entretenimientopara que se siguiera formando a su lado como ingeniero, adquiriendo práctica de la pro-fesión, lo que pareció bien al Consejo de Guerra29. No sabemos que Mario fuera con élen su primer viaje a Cádiz y Gibraltar, para donde se le ordenó partir ese mismo mes demayo30 a dar trazas para las fortificaciones, lugares a los que regresó varias veces a lolargo de su vida, a veces ampliando el viaje a Málaga y Tarifa.

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En 1588 y 1589 estuvo en Pamplona siguiendo las trazas de Fratin, en una ciudadelaespecialmente cuidada por el monarca y sus consejeros, sobre la que ese año opinaronJorge Fratin, Spanoqui y Cristóbal de Rojas, ante las dudas de si Jorge Fratin estaba res-petando la traza de su famoso hermano31. Regresó a la Corte y en agosto de 1589 fue en-viado desde El Escorial a Viana, Oporto, Coimbra y costa de Galicia, en concreto LaCoruña, ría de Vigo, Betanzos y Ferrol, en un viaje que duró cinco meses. Según infor-maba el marqués de Cerralbo, el ingeniero había trabajado «mucho y muy inteligente-mente como puede apreciarse por los designios que lleva el alférez Pedro Rodríguez»,que servía como ingeniero en La Coruña32. Orgulloso como siempre, el mismo ingenieroescribía en febrero de 1590 al rey para solicitar una ayuda de costa que le permitiera re-gresar a la Corte diciendo que cuando el rey viera las relaciones y trazas que había hecho,le parecerían pocos los cinco meses que había tardado. Pese a estos viajes, a veces largos,era necesario en la Corte, y esa fue la razón de que no pudiera ir a ocuparse de las forti-ficaciones de Cataluña por muerte de Setara (Giovan Giorgio Settala).

Recapitulemos en este 1590 sobre sus triunfos en la Corte española. Había llegadoganando cuarenta escudos, que en 1583 y teniendo en cuenta su servicio en la Armadadel marqués de Santa Cruz fueron aumentados a cincuenta, y en 1584 su sueldo pasóde los cincuenta a los sesenta escudos por tener en cuenta lo bien que sirvió en las dosJornadas de las Azores, así como por la calidad de su persona y méritos33. Pese a los se-senta ducados (él habla de ducados), en 1589 se quejaba amargamente de que a otroscaballeros que habían ido en la Armada del marqués de Santa Cruz se les había dadocuatrocientos ducados de renta, y a él sólo se le habían aumentado el sueldo diez ducados,siendo él «tan caballero como ellos y no merecer menos». Piensa que si él no tuviera«esta inteligencia en cosas de fortificación se me hiziera creo la merced que a ellos», eironiza con que «este provecho saco yo de mis habilidades». A otros ingenieros el rey loshabía ennoblecido siendo antes canteros y carpinteros, lo que a él no puede darle, pueses noble de nacimiento, a otros se les ha dado hábito y encomienda, como a Filipo Terzi,y recuerda al rey que Fratin gana ochocientos ducados al año y tiene casa de aposentoen Madrid, y que a otros se les dan cien ducados, como «al antoniely que fue a las yndias»,lo mismo que a otros en Sicilia y Flandes, que tienen además compañía de caballos. Élcon los sesenta ducados tenía que pagar doce por el alquiler de la casa, además de lossalarios de pajes, lacayos y caballos «gastos a que el ábito me obliga». Puesto que diceque lleva ya diez años en España, este memorial sin fecha debe ser de 1590, y ya entoncespide que le den título de ingeniero mayor, capitán de caballos, gentilhombre de la casareal, o que le confirmen además los cuarenta ducados que tenía en Sicilia, como se hacíaen Milán con Fratin y con Tibaldi. Pedía una «naturaleça» de ochocientos o mil ducadospor él o por sus hermanos, uno de los cuales dice que llevaba sirviendo al rey catorceaños, primero como catedrático en Salerno y ahora con la primera cátedra de Italia enBolonia, refiriéndose a su hermano Angelo. Acababa su reclamación casi exigiendo que,en caso de no poder ocuparse de cosas de fortificación con la reputación que convenía asu persona, el rey le ordenara otras ocupaciones34. La decisión fue que se le aumentarael sueldo a ochocientos ducados, y se le diera una plaza de Gentilhombre de la casa real,así como una naturaleza de ochocientos o mil ducados para uno de sus hermanos, y porsupuesto que continuara como ingeniero.

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Es posible que de 1591 daten las dos plantas para los fuertes del estrecho de Maga-llanes que se conservan en la Colección Navarrete del Museo Naval de Madrid, aunqueCeán, en las adiciones a Llaguno, interpretó que las trazas, junto con la instrucción con-servada en el Archivo General de Indias, que transcribe, eran de 1580 o 1581. Spanoquinunca fue a ese estrecho, quien fue en 1581 fue Bautista Antonelli, y ni la caligrafía, niel dibujo, ni la firma, ya como «Tiburcio Spanoqui», que es como firma desde los añosnoventa, se corresponden con un Spannocchi recién llegado a España en 1580. Se co-rresponderían más bien con el momento en que, en 1591, se pensó en mandar una nuevaexpedición al estrecho, que no se llevó a cabo, con las informaciones dadas por PedroSarmiento sobre cómo era el estrecho y cuál su parte más angosta, que permitirán ademása Spannocchi hacer un mapa de este. En su informe incorporaba ya algo que fue unaconstante en los años noventa, cuando proyectó alojamientos para soldados, como quedebían tener sótano, aunque en todo momento insistiera en que todo dependía del sitio,y para materiales, etc. remitía a Pedro Sarmiento, por su experiencia en aquellas tierras35.

SUPERINTENDENTE DE LAS OBRAS DE LOS CASTILLOS DE ARAGÓN

En 1592 hubo en su carrera un salto cualitativo, al ser nombrado Superintendente delas obras de los castillos de Aragón. Su labor fue tan excelente en ese cargo que a media-dos del siglo XVII, para hacer los «apuntamentos» que iban a ser necesarios para las obrasdel puerto de Finale, se tomó como modelo «los que hizo el Comendador y gran IngenieroTiburcio Espanoqui a la Magd. de Phelipe 2º quando se fabricó el castillo de Jaca y lasotras torres que ay en la frontera de Aragón y Francia», por ser «de gran consideración albuen cobro de la Real hazienda»36.

En enero se le había ordenado dejar instrucciones al maestro mayor de Cádiz, dondehabía estado trabajando, y regresar a la Corte. El 29 de abril de 1592 don Alonso de Var-gas, miembro del Consejo de Guerra y capitán general de Aragón, nombró a «Tiburçioespanoqui de superintendente de las obras de los castillos de aragón». Para ello se ledaban todos los poderes y facilidades por parte de jueces, justicias, soldados, etc., por loque las libranzas de dinero para las obras, aparte de las órdenes, fueron competenciasuya37. Nunca antes había tenido semejante poder un ingeniero, pues, como nos recuer-dan sus biógrafos, hacerse cargo de las libranzas era algo que solo solían hacer los virreyeso gobernadores38.

Fue un encargo delicado, que comenzó con informes cifrados, porque todo había quehacerlo «con disimulación». Las cartas cifradas eran un recurso frecuente para la infor-mación que debía permanecer secreta, una cifra que al parecer los distintos secretariosde estado cambiaban cada cuatro o cinco años, además de haber otras cifras de carácterparticular, aunque según Juan Bautista Gesio, matemático al servicio de España, todopodía descifrarse39. Casi como un espía Spanoqui puso pie en Aragón, en cuyo ejércitodirigiría y controlaría los gastos de todas las fortificaciones. A poco de llegar enfermó, yya entonces empezaba a ser famoso también por su fuerte carácter, pues don Alonso deVargas decía que aunque se le trataba de contentar por todos los medios, el ingenieroera «un poco amigo de su opinión… y enojase con facilidad»40.

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Fueron muchas las obras de Aragónque proyectó o en las que intervino, y loslugares que describió: Benasque, Can-franc, Castel León, Hecho, Ansó, Ber-dún, Santa Elena, Sallent…, además delas grandes obras de Zaragoza y Jaca.Con respecto a los pasos de los Pirineos,en informes que acompaña con dibujos,demuestra que era algo más que un in-geniero, porque informaba del númerode vecinos, las distancias, los ríos, etc.,en definitiva todo lo que un geógrafodebía transmitir a un monarca que habíaemprendido años antes las Relaciones to-pográficas para satisfacer la necesidad deconocer sus reinos.

Lo más complicado de decidir fuecómo fortificar Zaragoza para poder do-minarla en caso de insumisión al rey, te-niendo en cuenta lo sucedido con lahuida de Antonio Pérez. En junio Spano-qui informaba al rey que su opinióncoincidía con la de los que pensaban queno había que hacer dos fuertes nuevos,sino uno solo. Finalmente, en lugar dedestruir la Aljafería, «casa real buena ytan antigua como V. Magd. sabe» decíaSpanoqui, lo que se hizo fue fortificarla.Esta decisión fue tomada por Alonso deVargas, el maestre de campo Franciscode Bobadilla, el secretario del Consejo deGuerra Esteban de Ibarra, el teniente ge-neral de Artillería Hernando de Acosta yel ingeniero Spanoqui. Lo que hizo el in-geniero fue crear al palacio islámico unaespecie de camisa abaluartada en la quese funden fortaleza y palacio si nos ate-nemos a los preciosos dibujos que repre-sentaban el aspecto del edificio tras latransformación, con torres con chapite-les sobre los baluartes que todavía hoy seconservan. Para transformar la Aljafería41

tuvo que hacer muchos dibujos y estu-dios, algunos de los cuales, de gran inte-

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FIG. 7 TIBURZIO SPANNOCCHI. Paso de Canfranc y ríoAragón, 1592. España. Ministerio de Educación, Cultura yDeporte. Archivo General de Simancas. MPD, 06, 113.

FIG. 8 TIBURZIO SPANNOCCHI. Traza del castillo que se hade hacer en la Aljafería de Zaragoza, 1592. España. Ministeriode Educación, Cultura y Deporte. Archivo General de Siman-cas. MPD, 08, 067.

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FIG. 9 Aljafería de Zara-goza. Estado actual de los ba-luartes que la transformaronen ciudadela del rey. Fotogra-fía de P. Ferrol.

FIG. 10 TIBURZIO SPAN-

NOCCHI. Rasguño de la Al-jafería de Zaragoza, 1592.España. Ministerio de Edu-cación, Cultura y Deporte.Archivo General de Siman-cas. SGU, 03352, 35.

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rés por mostrar el estado de la Aljafería entonces, conservados en el ya citado cuadernode trabajo.

También en 1592 se ocupó de la nueva fortificación de Jaca, trazada ese mismo año,y modelo unos años después de un proyecto para la ciudadela de Cremona. El castillo deSan Pedro en Jaca fue llamado al principio ciudadela, pero rápidamente volvió a ser cas-tillo en la documentación, porque hasta la palabra implicaba un dominio por la fuerzadel rey sobre una ciudad que podía rebelarse. De hecho, en 1593 se llegó a producir in-cluso una revuelta popular contra el castillo que se estaba levantando42.

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FIG. 11TIBURZIO SPAN-

NOCCHI. Ciu-dadela de Jaca,«Traça del cas-tillo de SanPedro que setiene empeçadoen la ciudad deXaca», 1592.España. Minis-terio de Educa-ción, Cultura yDeporte. Ar-chivo Generalde Simancas.MPD, 38, 092.

FIG. 12TIBURZIO SPAN-

NOCCHI. Pro-yecto deciudadela paraCremona, sobreuna planta deFratin, 1595.España. Minis-terio de Educa-ción, Cultura yDeporte. Ar-chivo Generalde Simancas.MPD, 09, 051.

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No eran los de Aragón sus únicos afanes, porque había adquirido ya la responsabilidadde tracista en otras importantes fortificaciones, así que ese mismo año le requerían paraque informara sobre el castillo que se iba a hacer en San Roque, en Cádiz, y los aloja-mientos de soldados, pero, tal como escribía, al no tener consigo sus propias trazas paracotejarlas con la que se le mandaba, se remitía para las medidas de los alojamientos a losque había proyectado en Jaca y, redundando en la necesidad del viaje, decía que, «sinallarme en el puesto no puedo asegurarlo»43.

La Aljafería seguía siendo su principal preocupación, y en julio daba un largo informeal rey desde Zaragoza sobre el estado de las obras mientras acababa de hacer los modelosde Jaca. Esperaba que el rey resolviera pronto las armas reales que debían ir en la puerta,para poder entallarlas, habiendo presupuestado este gasto en doscientos escudos44. Deeste año de 1593 son los cuatro bellos dibujos de la Aljafería. Era la primera vez que seenfrentaba a una intervención de tal envergadura en un edificio histórico, y lo hizo conun respeto ejemplar hacia el edificio islámico pese a la transformación exigida por lanueva fortificación. Así, en el dibujo de la parte hacia la huerta, o tramontana, explicabaque se habían puesto grandes rejas para que la luz llegara a la sala de los mármoles. Tam-bién ese año dio su opinión al rey sobre la inscripción que debía ir en la nueva portadade la fortaleza. Su propuesta, cargada de significados en relación con la situación de Ara-gón, era FILIPUS II YSPANIAR/ ET YNDIAR/ REX. AD PACE CNSERVANDAM. RES-TAVRAVIT45.

En noviembre de 1593 las obras de la Aljafería estaban lo suficientemente avanzadascomo para que el ingeniero viajara a Jaca y a recorrer los pasos de los Pirineos, y de eseviaje son los dibujos de tales pasos. Entre otras torres proyectaría la torre de los Bañosen el puerto de Benasque, que le iba a dar algunos problemas, una vez más por los infor-mes, contrarios a su parecer, de los militares. El científico que era Spanoqui ironizabasobre la propuesta alternativa de sus críticos diciendo que «una de las comunes sentenciasde matemática es que una línea reta no puede cerrar superficie», y el buen servidor yguardián de la hacienda del rey alardeaba de su buen hacer durante el viaje por los

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FIG. 13 TIBURZIO SPANNOCCHI. Vista de la Aljafería de Zaragoza en su parte norte, 1593. España. Ministerio de Educa-ción, Cultura y Deporte. Archivo General de Simancas. MPD, 05, 085.

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Pirineos desmintiendo el coste queatribuían a la torre, cuando él enningún lugar de esa cordillera habíaencontrado materiales más baratos.Se declaraba como «persona queha visto el sitio muy despacio y conmucho cuidado»46, lo que avalabasu propuesta. En diciembre envióa la Corte los modelos de bulto detodas las fortificaciones iniciadasen el reino de Aragón con Jerónimode Soto, en quien cada vez teníamás confianza, para explicarlas alrey y a sus consejeros47. En mayode 1594 seguía en Aragón, y el reyle ordenaba ir a visitar el valle deArán y el castillo de Castel León,pero en septiembre todavía no ha-bía podido ir «por la falta que secausaba en las demás fábricas au-sentándose dellas», retrasándose elviaje hasta el mes de octubre48. Yseguía recibiendo órdenes de viajarallí donde la defensa mediante for-tificaciones era necesaria, así que,por estar ya controladas y avanza-das las obras de Aragón, el rey lehabía ordenado en 1593 reconocer los sitios de los Alfaques, ese nido de corsarios en elque hubo que hacer torres, en cuyos proyectos trabajaron algunos de los grandes inge-nieros de finales del siglo XVI. Años después, Spanoqui haría unos preciosos dibujospara una torre en los Alfaques49.

Mientras, se seguía ocupando de sus obras proyectadas anteriormente, como la citadade Cádiz o la de la montaña del Brasil en la isla Tercera, donde ese año fue destinadocomo maestro Antón Coll. De noviembre de 1593 datan los interesantes comentarios he-chos por Spanoqui a las instrucciones del conde de Portalegre para dicha fortificación.En ellos rebatía algunas opiniones de don Juan de Silva por estar sacadas de los libros defortificación, mientras que él, que también conocía los libros, sabía que era la experienciade los soldados viejos la que mejor orientaba sobre qué era lo mejor en la guerra. Eran laexperiencia y la razón frente a los tratados, y para adquirirlos sus viajes resultaban im-prescindibles50.

En agosto de 1594 el rey decidió que Spannocchi volviera a Fuenterrabía, esa plazaen la que había estado al poco de llegar a España y conocía tan bien, para proyectar deuna vez tanto esas fortificaciones como las de San Sebastián, Guetaria y Motrico. Esosí, debía hacerlo de acuerdo con don Juan Velázquez, capitán general de la provincia, y

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FIG. 14 TIBURZIO SPANNOCCHI. Castillo de Benasque por la partede hacia Francia. España. Ministerio de Educación, Cultura y De-porte. Archivo General de Simancas. GYM, 00356-189-02.

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sin faltar a las tareas que tenía encomendadas en Jaca51. Aunque estuviera lejos de laCorte, seguía siendo el ingeniero que probablemente mejor se movió en los entresijosdel poder cortesano, como demuestra el hecho de que Juan de Idiáquez, que desde 1579era consejero de Guerra «en propiedad» y secretario de Estado52, le encargara durantesu estancia en Guipúzcoa (tanto a él como a Jerónimo de Soto) trazas para reformar va-rias de sus casas53. Idiáquez era desde hacía unos años su gran valedor en la Corte, comodemuestra el hecho de que en 1593, cuando ideó la inscripción que debía ir en la portadade la Aljafería, fue a don Juan de Idiáquez a quien envió también el texto para conocersu opinión, escribiéndole además que no le mandaba la relación de todo lo hecho porqueno tenía tiempo, habiendo enviado ya todo al secretario Andrés de Prada, por lo que Idiá-quez, siempre tan ocupado, las vería cuando se reuniera el Consejo de Guerra. Solo lemandaba el texto de la inscripción, ya que era un tema no menor, en el que Spanoquireflejaba la difícil situación histórica en la que se había desarrollado el proceso de re-forma de la Aljafería, por lo que habla en el de paz y de restauración54. Juan de Idiáquez,Cristóbal de Moura, Juan de Cardona y Pedro de Velasco fueron los que el 29 de marzode 1595 decidieron lo que había que hacer en las fortificaciones de Guipúzcoa despuésde que Spanoqui y don Juan de Velázquez visitaran Fuenterrabía, San Sebastián, Pasajey Guetaria, de las que enviaron trazas y relaciones a la Corte, otra vez con Jerónimo deSoto. En su viaje a Guipúzcoa pedía además que, para no estar en mesones, lo que «seríaindecencia de su persona», se le diera posada allí donde fuera destinado para poder tra-bajar con tranquilidad55.

Volvió a tener discrepancias con los militares, pese a lo que había reivindicado pocoantes la experiencia de los soldados viejos, en este caso con don Juan Velázquez, pero elConsejo de Guerra optó por la propuesta del ingeniero sobre la torre de Higuer56. Dehecho, cuando iba a ser enviado a Guipúzcoa, y puesto que iba a tener también la supe-rintendencia de las fábricas como había tenido hasta entonces en Aragón, ya avisaba el in-geniero que exigía que «ny Don Juan Velazquez ni otras personas que no entiendensemejantes negocios» tuvieran que ver en ellas, ni se ocuparan de la distribución del dinero.Y sin embargo, eran los nombres de los gobernadores y capitanes generales los que se uníanal del rey en las inscripciones de las puertas de las fortificaciones, como sucede en Fuen-terrabía, que recuerda que se hizo en 1598, «siendo don Juan Velázquez Capitán Generalde esta provincia». El Consejo de Guerra decidió que la «residencia» de Tiburcio se partieraentre las fábricas de Guipúzcoa y las de Aragón57. Fue durante esos años entre Aragón yGuipúzcoa cuando tuvo una hija, Caterina Bianca, con una dama noble de la casa Fagoaga,con quien no se llegaría a casar por las reglas de su orden58. Su fama era cada vez mayor,y en 1595 el Gran Maestro de la orden de Malta escribió a Felipe II pidiéndole, entre otrascosas, que al caballero «Tiburtio Spanochi ingegniero le de licencia para que visitar estafuerça y ver lo que en ella es necesario remediar»59. No fue a La Valletta, el rey no le dejómarchar, y es algo de lo que años después se quejaba con amargura, por considerarlo causade no haber obtenido una encomienda de gracia de su orden militar.

En ese año de 1595 corrigió las trazas para la fortificación del Morro de La Habanade Bautista Antonelli y le consultaron sobre los modelos y trazas que habían llegado desdeesa ciudad. Los que mostraban el Morro y la Punta tal como quedarían una vez acabadaslas obras eran de Bautista Antonelli, y otro modelo del estado en que se encontraba el

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Morro, era de Cristóbal de Roda, miembrode la misma familia60. Del Morro modificó,ampliándolo, el espacio para plaza y calles,quitó un orejón a la muralla, y propusohacer bajo la fortificación unos almacenespara guardar la plata, que hasta entoncesse repartía «por las casillas del lugar»61.Hay que señalar que de nuevo en todo sele daba razón a Spanoqui, pese al recono-cimiento que tenía como ingeniero de for-tificación Bautista Antonelli, formado consu hermano Juan Bautista, pero sobre todocon Vespasiano Gonzaga.

Y continuaba viajando: en 1596 siguiótrabajando en las fortificaciones de Gui-púzcoa, aunque en octubre tuvo que ir aPamplona unos días, regresando luego a lasobras de Fuenterrabía y San Sebastián.Hizo también ese año algo que supuso otrogran paso en su carrera cortesana, que fueacabar la Descripción de las marinas de todoel reino de Sicilia, que había empezado en1578 cuando recorrió las costas de esereino por orden de Marco Antonio Co-lonna. La acabó en español, añadiendonuevos dibujos que demuestran lo que había ido aprendiendo con tanta experiencia62.Se posicionó con este bello manuscrito para alcanzar un mayor reconocimiento ante elque sería el nuevo rey, a quien le dedica el atlas, olvidando al anciano Felipe II. Cuandoen la dedicatoria de la Descripción ofrece al futuro Felipe III hacer una obra similar delos reinos de España, recuerda que «la maior parte dellos tengo andado, y tomado encada lugar observaciones con cuidado63.

Escribía en su descripción manuscrita que, como el rey y sus consejeros «por sus gra-ves cuidados y continuas ocupaciones no les dan lugar a ver por vista de ojos las anchu-rosas tierras que están devaxo de sus gobiernos» deben confiar para todo lo referente ala descripción de provincias en personas nombradas por ellos que, «con atención y buenzelo», como él hacía, describan todo puntualmente dando su parecer64. De ese mismoaño es el tratado de Cristóbal de Rojas65, que recuerda a Spanoqui como un gran inge-niero que le honró asistiendo alguna vez a sus lecciones de fortificación. Tal era el deseode Rojas de arrimarse al triunfador en la Corte que era Spanoqui que incluso reprodujoen su tratado el instrumento para medir que usaba este ingeniero, demostrando su ad-miración por un hombre capaz de medir el mundo científicamente66. Sin duda usó ins-trumentos de medida para su trabajo, y no queríamos dejar de hacerlo notar, aunque nosea este el lugar para extendernos, porque los llevaría consigo en sus viajes para poderhacer los rasguños que acompañaban sus palabras en su cuaderno de trabajo67.

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FIG. 15 TIBURZIO SPANNOCCHI. Descripción de las ma-rinas de todo el reino de Sicilia. Con otras importantes decla-raciones notadas por el Cavallero Tiburcio Spanoqui delÁbito de San Juan Gentilhombre de la Casa de su Magestad.Dirigido al Príncipe don Filipe Nuestro Señor en el año deMDXCVI. Portada. BNE, Mss 788.

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En 1597 seguía (o volvió, porque sabemos de sus idas y venidas a la Corte) en Fuen-terrabía ocupándose de cimentar el famoso baluarte de san Felipe, e informó sobre labarra del Orio y su navegación hasta Tolosa, que recordemos que ya le habían encargadoen su primera estancia68. Iba a ser Jerónimo de Soto quien informaría personalmente alrey y al Consejo «como persona que se alla presente a todo», pero solo porque hasta elmomento eran obras pequeñas69. De entonces tenemos un ejemplo acabado de su laborcomo urbanista, hasta entonces mostrada tan solo en rasguños como los de Cádiz, porqueel 21 de mayo de ese año de 1597 Spannocchi avisaba del gran incendio ocurrido enGuetaria, y lo acompañaba de un plano sobre cómo debía reconstruirse70. Su proyectoobedece a los principios de geometría y regularidad que imperaban en cualquier funda-ción urbana emprendida por la monarquía filipina.

Su fama seguía creciendo. En septiembre de 1597 don Juan de Velázquez, al enviardesde Fuenterrabía las trazas del comendador Spanoqui, decía que no había visto «ningúnMinistro de Vuestra Magestad tratar la hacienda de V. M. con más cuidado ni limpieza,

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FIG. 16 TIBUR-

ZIO SPANNOCCHI.Plano de la villa ypuerto de Guetaria,con indicación delnuevo repartimientode sitios y callespara su reedifica-ción después del in-cendio sufrido,1597. España. Mi-nisterio de Educa-ción, Cultura yDeporte. ArchivoGeneral de Siman-cas. MPD, 05,062.

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escusando todo lo que no es forzoso y asistiendo desde que se comienza la obra hastaque se acaba con su persona sin apartarse un momento della sin tener calor ni frio, tra-bajo y cuidado muy digno de que V. M. le recompense y haga merced…»71. En 1598 se-guía por aquellas tierras y se llevaron a la Corte modelos de las torres de Pasajes, Guetariay castillo de Higuer72.

A la muerte de Felipe II pidió retirarse, escribiendo al nuevo rey desde Fuenterrabíael 12 de octubre de 1598, que por estar cansado pedía también un «honesto retiro», re-comendando que se ocupara de sus obras su «discípulo» Jerónimo de Soto. Pero FelipeIII no le dejó abandonar y decidió que Spanoqui debía acabar el baluarte de Fuenterrabía,y que una vez terminado, lo tendría en cuenta para «hacerle merecer»73. Lo cierto es quela plaza de Fuenterrabía fue tan importante en la defensa de la frontera francesa queaños después la representó Velázquez al fondo del retrato ecuestre del conde duque deOlivares, y fue también uno de los dibujos de Spanoqui que acabaron en Roma cuandopretendía imprimirlos.

Pero no se pudo jubilar, así que siguió ambicionando llegar todavía más alto, bienprotegido ahora por el duque de Lerma. A finales de 1600 el Consejo de Guerra confir-maba de Tiburcio «que su qualidad como el dize es diferente a la de los demás ingenie-ros», por lo que recomendaba que se le diera el título de Ingeniero Mayor, subordinadotan solo al Consejo y al capitán general de Artillería, y se le subiera el sueldo hasta los1.500 escudos. Este reconocimiento de que su «calidad» era distinta a la de los otros in-genieros, nos habla de que era caballero de nacimiento, y «siendo caballero está obligadoa sustentarse diferentemente que otros»74, un estatus que le avaló de nuevo al final desu vida para alcanzar la gloria. En ese año de 1600 es cuando Cabrera de Córdoba con-taba que el duque de Lerma «quiere levantar una grande casa en Valladolid, y ha llevadoal ingeniero Espanoqui para que haga la planta y traza de ella»75, así que Tiburcio viajócon la Corte a Valladolid al servicio directo del poderoso valido de Felipe III, que habíaconseguido que la Corte se trasladara a aquella ciudad. Es una noticia que además incideen cómo los grandes señores fiaron a los ingenieros la construcción de sus casas, a vecessus reformas, un tema en el que estamos trabajando.

«OS NOMBRO, ELIJO Y DIPUTO POR MI INGENIERO MAYOR DE ESTOS MISREYNOS DE ESPAÑA»

El 15 de abril de 1601 el rey, con la Corte ya asentada en Valladolid, nombró a «TiburcioEspanoqui, caballero del hábito de san Juan Gentil hombre de mi casa» Ingeniero Mayorde los Reinos de España para tener la superintendencia de todas las fortificaciones deesos reinos, sus islas y fronteras, tan solo bajo la autoridad del Consejo de Guerra y delcapitán general de Artillería, y lo hizo por la «calidad, mucha abilidad y suficiencia» quetenía en ello Spanoqui, lo que había demostrado durante años76.

Como nos estamos centrando en sus viajes, lo cierto es que si pensó en algún mo-mento poder controlarlo todo desde la Corte, estuvo equivocado, aunque ciertamentemuchos informes están fechados en Valladolid, y los viajes continuaron. En septiembrede este mismo año fue enviado a visitar de nuevo las fortificaciones de Guipúzcoa con el

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conde de Puñonrostro. Pidió una ayuda de costa suficiente para una persona como él,que por ser viejo ya siempre debería viajar con mayores comodidades, y reclamaba denuevo la compañía de Jerónimo de Soto. Sin embargo, algo muy especial le fue encargadouna vez nombrado Ingeniero Mayor. En 1602 el rey Felipe III le ordenó poner «en librostodas las trazas que hay y adelante hubiere de cosas de fortificación y sacar las copiasque fuere necesario», para lo que el ingeniero compró papel imperial77, y suponemos quealgunos de los dibujos más cuidados, como el de Castel León, o los de la Aljafería habríanacabado de convencer al rey de que iba a ser el más bello atlante de fortificaciones quecualquier monarca pudiera haber soñado.

Viajaba, pero también informaba en la Corte de fortificaciones en las que nunca habíaestado, como cuando ese mismo año hizo una relación sobre la defensa de las islas deMallorca y Menorca, dando proyectos para Mallorca en los que refleja todo lo aprendidoa lo largo de su carrera sobre cómo construir las fortificaciones78. Andaba ya mal de salud,lo que retrasó un viaje a La Coruña, indicándose además de nuevo que estaba viejo parapoder caminar sin comodidades. Cuando su salud mejoró, en diciembre del mismo año1602, le ordenaron que antes fuera a Cádiz a ocuparse de sus fortificaciones y a Málagadonde debía atender las fortificaciones pero también su muelle, porque al ser inviernopoco se iba a poder hacer en La Coruña, donde iría a continuación. Pedía seiscientosducados a cuenta de lo que le debían de su sueldo, y el Consejo informó favorablementeporque «no es justo que hombre de su qualidad, y tan eminente en su profesión, y tanceloso del servicio de Vuestra Majestad, y que con tanto cuidado mira por el beneficiode su Real hacienda, muera de hambre, y se quede por esos caminos»79.

Lo mismo que Cádiz fue un tema recurrente en su carrera de ingeniero desde losaños ochenta, hubo otros que retornaron, y ese año seguía la polémica sobre CabezaSeca, en Lisboa, que fray Juan Vicencio Casale había proyectado en forma circular, y lle-vaba doce años construyéndose. Se oponía frontalmente Spanoqui a la propuesta de Leo -nardo Turriano de cambiarla para hacerla en forma oval. Para acabar con todas las dudasaconsejaba «hazer modelo de bulto muy claro y puntual conforme a la intençión que lle-vaba el dho frai Joan Vizencio, pues a poco mas o menos se tiene noticia de sus propor-

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FIG. 17 TIBURZIO

SPANNOCCHI. Perspec-tiva de Castel Leon enla val de Aran por laparte de hazia Poniente,1594. España. Ministe-rio de Educación, Cul-tura y Deporte. ArchivoGeneral de Simancas.MPD, 15, 082.

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ciones»80. La estaba construyendo en forma circular su discípulo Gaspar Ruiz, enfrentadopor consiguiente a Turriano, los cuales viajaron a la Corte para exponer sus razones, y esinteresante el recurso de Spanoqui a un modelo de bulto, puesto que no había dejado derealizarlos desde el comienzo de su carrera como ingeniero, allá por los años de Nápoles.

Sabemos que a lo largo de su vida ideó ingenios: ya en 1591 había dado trazas parados molinos, pero ahora parece que inventó algo más relevante, porque pedía privilegiode invención. Era un molino que se podía utilizar en lugares de marea «para la crecientey menguante y para los ríos que tuvieren de ordinario bastante corriente», de donde desa -parecerían las presas y acequias que dificultaban la navegación en esos ríos. Tambiénera un molino distinto a los normales, que «por demasseada agua, o por falta della dexande moler», lo que a este sólo le sucedería con una avenida extraordinaria. Pedía privilegiopara que nadie más pudiera hacer un molino como ese en todos los reinos, y que nadiele usurpara la invención «como de ordinario suele acontecer». El Consejo de Guerrahabía visto el modelo (de nuevo un modelo) y le había parecido muy buen invento, porlo que aconsejaron que el rey diera el privilegio, lo que le fue concedido81.

En abril de 1603 seguían sin pagarle los seiscientos ducados y el mismo Consejo deGuerra apremiaba el pago, porque «no tiene otra hacienda de que vivir sino el sueldo»82.

Por eso el duque de Medina Sidonia, después de que Spanoqui resolviera las dudassobre la fortificación de Cádiz, intervino personalmente para pedir que se le pagaranentre seiscientos y ochocientos ducados de ayuda de costa, la mitad del dinero de lasobras de Cádiz y la otra mitad de las obras de las fortificaciones de Málaga. El rey decidióque se le pagaran seiscientos ducados previo beneplácito del Consejo de Guerra, que ar-gumentó que si Spanoqui faltara no vendría nadie que no pidiera más sueldo y mayorescomodidades, no habiendo además ninguno capaz de velar igual por el servicio al rey ybeneficio de su Real hacienda83. Ya se estaba preparando para su fin, aunque tardó todavíatres años en llegar y no por sus sesenta y dos años de edad dejó de viajar. De hecho, ade-más del viaje a Cádiz, el 1 de noviembre de 1603 el Condestable iba a partir de Valladolidllevando consigo a Spanoqui y a otros ingenieros para reconocer las plazas de Fuenterra-bía y San Sebastián y todas las de la costa, para ver qué obras eran necesarias84.

Las fortificaciones americanas seguían siendo objeto del mayor interés para el mo-narca, así que hizo de nuevo un informe sobre la fortaleza del Morro en San Juan dePuerto Rico, y tanto en ese caso como cuando opinó sobre Cartagena de Indias se cues-tionó que Spanoqui no conociera el lugar. Sin embargo, fue tal la confianza en este in-geniero que, incluso después de muerto, se continuaron realizando sus proyectos pese aque hubiera en Indias buenos ingenieros como Cristóbal de Roda. Así, en 1607 se insistíaen que los fuertes de Cartagena de Indias se hicieran con la traza de Spanoqui. Habíadado traza para el fuerte de san Matías, que ya estaba empezado, pero había que adaptarloa la traza del Ingeniero Mayor, y había dado la traza para otro no comenzado, que era elde la Punta del Judío. De esas fábricas, además de la plataforma de San Ángel, frente asan Matías, se iba a ocupar Cristóbal de Roda, que en todo debía seguir las trazas deSpanoqui85. En 1610 estaban sacados los cimientos de ese fuerte de Cartagena de Indias,pese a que la traza cuadrada de Spannocchi no se adaptaba a un lugar puntiagudo. Hastaese punto podía resultar un despropósito que un ingeniero proyectara una fortificaciónsin conocer el lugar, aunque fuera el Ingeniero Mayor de los reinos de España.

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En 1604 no sabían dóndemandarle por ser tan necesarioen todas partes, así que en enerose decidió que no fuera a Fuen-terrabía y San Sebastián porquelas conocía a la perfección, yfuera en cambio a La Coruña ySantander; pero en abril se tomóotra decisión: que viajara a Sevillapara ocuparse de las reparacionesde las inundaciones del río86.Hizo el viaje y en esta ocasióndio de inmediato a la imprentasu parecer sobre dichas inunda-ciones. En ese año fue cuandoempezó a buscar grabadores parasus dibujos y editores para susescritos87, así que no nos puedeextrañar que el convencimientoque tenía de que otros se estabanaprovechando de su trabajo po-niendo sus nombres, hiciera querápidamente lo quisiera ver im-preso, en la misma ciudad deSevilla88. El informe está firmadoel 25 de junio de 1604, y en él semuestra cómo un consumado in-geniero, experto en aguas y nosolo en fortificación. Con el tiem-po dicho informe quedó unido a

la memoria de sus triunfos. Así, en 1672 se recordaba que el rey había honrado aSpanoqui «con una Encomienda de San Iuan con el Título de Ingeniero Mayor y con lamerced de Gentil Hombre, sin detenerse en los que recibió por el parecer que dio a laciudad de Sevilla, sobre los reparos que convenían para la inundación del RíoGuadalquivir, su fecha en Sevilla a 25 de junio de 1604»89.

Según escribe, para tratar del tema de las inundaciones había sido necesario haceruna descripción de la ciudad «y de un pedaço del dicho Rio, y tierras convecinas»90. Esposible que una copia de esa descripción de la ciudad, que desgraciadamente descono-cemos, fuera la que tenía su discípulo Jerónimo de Soto, quien, entre otras vistas urbanas,tenía «dessinios» sobre bastidor de Sevilla y de Málaga, y habida cuenta los viajes quehemos ido relatando de Soto en compañía de Spanoqui, no parece descabellado pensarque pudieran ser vistas de esas ciudades realizadas por Tiburcio Spanoqui91. Una plantaoriginal de la ciudad se quedó en Sevilla, así como los «modelos de çerrar los husillos ypuertas y forma de las empalizadas que se an de haçer en el Almenilla» y el informe que

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FIG. 18 TIBURZIO SPANNOCCHI. Manuscrito sobre los reparos paralas inundaciones del Guadalquivir. Archivo Municipal de Sevilla,VV.AA.452-2.

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hoy conserva manuscrito el archivo municipal de la ciudad92, pero otra planta fue llevadaa la Corte para que el rey la viera junto con el informe93. Como ingeniero hidráulico es-tudió todos los arroyos y aguas de la ciudad, y a su partida, el maestro mayor Juan deOviedo quedó al cargo de que todo se hiciera conforme a sus órdenes, de lo que dejótraza, adquiriendo Oviedo así fama como ingeniero hidráulico94. Se acompaña el manus-crito de tres dibujos, siendo el más interesante el de una máquina para bombear agua enla que aparece el trabajador que la debía mover, lo que nos sitúa ante un ingeniero conbuena formación en pintura, pero también en ingenios y máquinas, tal como sabemosdesde sus años de formación en Siena95.

La propuesta de Spanoqui merece un estudio más amplio. Ahora solo señalamos cues-tiones que lo encuadran como profesional de la ingeniería en todas sus vertientes y comolo que hoy llamaríamos un urbanista: su defensa del puente de barcas de Triana porquelos de fábrica favorecían las inundaciones; su oposición a desviar el río para que Sevillano perdiera «totalmente su grandeça»; dejar de echar basura al río; impedir que se cons-truyeran casas adosadas a la muralla; hacer en el Arenal una nueva muralla con plata-forma para la artillería, más o menos alta según se quisiera para defensa militar o solodel río; hacer puertas nuevas que sustituyeran a las que había, pero menos anchas; dejardos grandes arcos abiertos hacia el postigo del Carbón para que el agua pudiera pasar li-bremente; vender terreno dentro de la nueva muralla para casas y almacenes; dejar siem-pre un vacío urbano hacia el interior de la ciudad para permitir la defensa de la muralla;reparar las atarazanas primando la funcionalidad sobre la belleza, al elevar el suelo... Yalgo que un ingeniero que había vivido en la Corte de Madrid tantos años sabía que eranecesario: «hazer una orden, que lo que se fabricare sea con parecer del Maestro mayorde la ciudad, o de otra persona entendiente de arquitectura, como se acostumbra entodas ciudades de buena puliçia, y se ve que los antiguos la tuvieron en esto por los in-signes edificios públicos que en ella ay». Aparece aquí también el anticuario que fue Spa-noqui, que había visto los antiguos edificios de Sevilla y los ponía como modelo.

Camino de Valladolid desde Sevilla, recordaba al rey que en la Corte hacía falta «alas cosas nesçesarias y a la obligación de mi cargo», pidiendo una recompensa por el tra-bajo realizado96. No hemos hablado de absolutamente todos sus viajes, pero creemos quenos podemos hacer una idea de en qué consistía el trabajo de los ingenieros del rey, y es-pecialmente de Spanoqui, aunque no fueran menos los viajes de un Calvi o de un Fratin,cuyas vidas fueron regidas también por las urgencias defensivas de las fronteras del mo-narca. Tanta responsabilidad siempre fue recompensada, incluso por el hecho de que elsalario de Spanoqui nunca estuvo en el arma de Artillería. Lo sabemos por documentosvarios, pero de manera fehaciente porque en 1604 Jerónimo de Soto pedía cobrar susueldo «en la parte que lo tiene Spanochi» y no en la Artillería, ya que cuando salían deviaje Tiburcio siempre le debía esperar por no haber cobrado, puesto que en la Artilleríasiempre faltaba dinero97. De hecho, no todos los ingenieros cobraban de la Artillería98, yen el caso de Spanoqui se utilizaron en muchas ocasiones los fondos para las obras enlas que estuvo destinado, e incluso en sus últimos años a veces le pagó directamente elConsejo de Hacienda.

En 1605, y como consecuencia de su control de todas las fortificaciones de España,estuvo en condiciones de redactar un informe sobre el estado de todas ellas, eso sí, con

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el visto bueno del capitán general de Artillería, pero ahora tampoco es el momento deanalizarlo, por merecer una mayor atención de la que caben en estas páginas sobre susviajes. Todavía el 18 de abril de ese año insistía el Consejo en que no era necesario quefuera a Fuenterrabía y San Sebastián, y sí a La Coruña, Santander y Ferrol, lo que nosindica las demoras que a veces se producían en estos viajes. En octubre se pensaba encambio que debía ir a la frontera de Perpiñán y no a Cádiz, de donde había regresadotrayendo consigo a la Corte las plantas para ser estudiadas por el Consejo, y en cambioera más importante la frontera de Perpiñán. En su informe decía que no había visitadonunca las fortificaciones de Cataluña, desde los Alfaques hasta la frontera con Francia,salvo de paso cuando llegó desde Sicilia por orden del rey.

Sin embargo, después de media vida viajando, el viaje más anhelado no pudo hacerlo.Fue el que solicitó hacer ese año de 1605 para ir a besar los pies de Paulo V, paisano ypariente por su origen sienés, con quien mantenía una relación epistolar. No había re-gresado a Italia ni siquiera por la muerte de sus padres y hermanos y ahora pensaba quesu persona no era tan necesaria en la Corte, por lo que pedía una licencia de seis meses.El Consejo sugirió retrasarlo, pero finalmente el rey decretó que «por ser tan necesariala persona de Tiburcio, no le doy licencia para hacer esta jornada»99.

El 23 de febrero de 1606 el anciano Spanoqui pedía que a sus mil cuatrocientos du-cados de sueldo se le añadieran otros cuatrocientos, así como quinientos ducados derenta de por vida «para que sus hermanos puedan tener mil ducados de renta como ellos repartiere, en pensiones y no en beneficios». Finalmente se le aumentó el sueldo dos-cientos ducados, y se le dieron cuatrocientos ducados de por vida, una retribución muypor encima de la de cualquier arquitecto de la época. Al mismo tiempo se comenzaron abuscar ingenieros para sustituirle en Flandes, Alemania e Italia100, mientras el mismoSpanoqui preparaba su sucesión. Para ello, a finales de 1605 informó favorablementesobre Jerónimo de Soto, a fin de que le concedieran el título de Ingeniero del Rey, nom-bramiento que se hará oficial el 27 de marzo de 1606101.

Pese a una vejez que parecía asumida por todos, el 11 de marzo, se dio orden de quevisitara con don Agustín Mesía las fronteras de España comenzando por San Sebastián,Fuenterrabía, Navarra, Aragón y Cataluña, para lo que hacía falta dinero, ya que si no elviaje no serviría de nada102. Como siempre, todo iba muy lentamente, así que todavía enagosto Tiburzio pedía setecientos ducados que le debían para poder hacer ese viaje. Pocoantes de morir, con la Corte de regreso de Valladolid a Madrid, pedía casa de aposento,porque la que tenía antes de la marcha de la Corte estaba inhabitable, y vivía en un mesóncon los papeles, trazas y modelos. Como el viaje que iba a emprender era tan largo, todose perdería si lo dejaba en el mesón. Se le concedió todo porque, como expresaba el Con-sejo, «Tiburcio es el más ejemplar hombre que se ha conoscido de su profesión», y porquelos modelos no podían estar en un mesón puesto que, junto con los dibujos e informes,debían permanecer secretos103. Poco antes de su muerte, el secretario del Consejo deGuerra recuperó los dibujos y relaciones que afectaban a la defensa de la monarquía, yque Tiburzio había intentado dar a la imprenta para dejar memoria de su fama para lossiglos futuros.

El 4 de noviembre de 1606 murió en Madrid, y fue enterrado con solemnes exequiasen la iglesia del convento de los Clérigos Menores.

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NOTAS

* Este trabajo forma parte del proyecto de I+D+i El dibujante ingeniero al servicio de la monarquía hispánica. Siglos XVI-XVIII(DIMH), HAR2012-31117, Ministerio de Economía y Competitividad (España).

1. Según este memorial del año 1600, la vida de Spannocchi había sido un continuo viaje. Escrito cuando aspiraba al título deIngeniero Mayor de los reinos, lo que conseguiría al año siguiente, Spannocchi se consideraba servidor del rey de Españadesde 1568, cuando estaba en Roma, pero según otros documentos que comentaremos, sería en 1570, al entrar al serviciode Marco Antonio Colonna, cuando podemos considerar el inicio de sus servicios a la monarquía de España. De hecho, enla respuesta positiva del Consejo de Guerra a la solicitud de Spannocchi del título de Ingeniero Mayor, de 11 de diciembrede 1600, dicen que hace treinta años que sirve. Archivo General de Simancas (a partir de ahora AGS), Guerra y Marina, leg.578, f. 232. 27 de julio de 1600, y leg. 570, f. 149. 11 de diciembre de 1600.

2. Sobre la familia y primeros años de Tiburzio no nos extendemos aquí, puesto que se puede ver mi libro, de próxima aparición,Tiburzio Spannocchi en Sicilia. Un Atlante per il Re, Palermo, Torri del Vento.

3. Cito por la edición de Boscán de 1561, El cortesano traduzido por Boscan en nuestro vulgar castellano nuevamente agora co-rregido. Amberes, Viuda de Martín Nutio, 1561. Capítulo XI «Que al Cortesano conviene tener noticia del pintar, y sobreeste punto pasaron sutiles razones entre los Cortesanos» (f. 57v y ss.).

4. I quattro primi libri di architettura. Ediciones de 1554 y 1567.5. Del modo di fortificar le città. Venecia, 1554. Este tratado circuló mucho, aunque pronto se quedó obsoleto, y formó parte

por ejemplo de la biblioteca de Felipe II en el Monasterio de El Escorial.6. CÁMARA, 2016.7. El cortesano..., f. 58. 8. Quizá se conocieran en Viena donde Delfino era nuncio, cuando Ludovico Madruzzo fue encargado por su tío Cristoforo

de viajar a Viena para resolver un conflicto de jurisdicción entre el principado de Trento y el condado del Tirol. Seguro queestuvieron ambos en Roma en 1565 en el cónclave para elegir al papa Pío V. DAL PRÀ, 1993, pp. 64-65.

9. Sobre Colonna, ver BAZZANO, 2003.10. Sobre estos dibujos de Spannocchi relativos a las hazañas guerreras, ver también CÁMARA, 2016. 11. MAZAMUTO, 1986; CÁMARA, 2003; ARICÒ, 2015.12. AGS, Guerra y Marina, leg. 110, f. 20. Fuenterrabía, 6 de noviembre de 1580.13. AGS, Guerra y Marina, leg. 110. f. 21. Fuenterrabía, 20 de diciembre de 1580.14. AGS, Guerra y Marina, leg. 110, f. 22. Fuenterrabía, 6 de enero de 1581. 15. AGS, Guerra y Marina, leg. 171, f. 147.16. SCHAUB, 2011.17. CÁMARA, 1998, pp. 27, 35, 112, 134, 146, 152.18. AGS, Estado, leg. 429, f. 3. «La Relacion que a traído Andres de Morales secretario del Marqués de Santa Cruz a quien dho

Marqués ymbió a dar quenta a su magd. de lo sucedido hasta los… de julio con su carta de creencia que partio de la islatercera a los 27 de dho mes 1583».

19. C. MOSQUERA DE FIGUEROA, Comentario en breve compendio de disciplina militar, en que se escribe la jornada de las islas de losAçores. Madrid, Luis Sánchez, 1596, f. 71, 97vº y 98.

20. Pese a llamarle capitán, se referían a Jorge Fratin, ya que el capitán Fratin había muerto en Pamplona en 1586. AGS, Guerray Marina, leg. 234, f. 77. Febrero de 1588.

21. AGS, Guerra y Marina, leg. 177, f. 131. Informe de Juan de Olaegui, veedor de las obras, en Pamplona, 23 de mayo de1589. Informa que el comendador Tiburzio Spannocchi había ido a visitar la fábrica, y que pensaba que una de las trazas(media traza) con el perfil y la traza de la puerta principal de la ciudadela, habían acabado en su poder. En un momento enque se buscaban las desaparecidas trazas de la ciudadela esa traza había sido enviada al rey por don Luis Carrillo y Toledo,de lo que deducía el veedor que había acabado en manos del comendador.

22. GEROLAMO DIEDO en La Battaglia di Lepanto, Milán 1843, lo publica en italiano, y en el prefacio de Carlo Téoli al libro diceque lo ha sacado de la Continuazione del Tesoro Politico compilata da Lodovico Ricci, Bolonia, herederos de Giovanni Rosi,1603.

23. BNE, Mss. 1750, ff. 418-423. Spannocchi lo escribió en castellano, pero el mismo discurso en italiano y con otra grafía, enuna traducción que a Spannocchi no le pareció buena, se puede leer en BNE, Mss. 979.

24. PARKER, 1998, p. 304.25. El rey había ordenado un estudio de los intentos de invasión de Inglaterra desde los romanos, así que Spannocchi estaba en

la línea de los argumentos y conocimientos requeridos en la Corte en los años de preparación de la armada. Sobre ese interésdel rey, PARKER, 1998, p. 284.

26. PARKER, 1998, pp. 308, 311. Sobre el lugar elegido para el desembarco, ibíd., p. 357. Sobre los planes del marqués de SantaCruz y del duque de Parma, ver RODRÍGUEZ, 1988, pp. 17-19.

27. LASO, 1991. Entre los libros de Soto estaba el de Mosquera de Figueroa «diciplina militar y toma de la tercera en seis rea-les».

28. Agradezco a Isabel Aguirre que me informara de la existencia de este legajo con los borradores de trabajo de Spanoqui a lolargo de sus viajes por España. Sobre el trabajo de este ingeniero en Cádiz a lo largo de su vida, ver CÁMARA, 2014.

29. AGS, Guerra y Marina, leg. 208, f. 333. Madrid, 26 de mayo de 1587.30. AGS, Guerra y Marina, leg. 208, f. 324. Madrid, 13 de mayo de 1587. Pedía ayuda para el viaje y el Consejo proponía darle

quinientos o seiscientos escudos.31. Instituto de Historia y Cultura Militar (a partir de ahora IHCM), Colección Aparici, t. I, p. 189.

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32. IHCM, Colección Aparici, t. IV, p. 77.33. AGS, Guerra y Marina, leg. 171, f. 148. San Lorenzo, 17 de julio de 1584.34. AGS, Guerra y Marina, leg. 263, f. 169.35. LLAGUNO y CEÁN, t. III, pp. 84, 85 y 286-288. Fue Fernández de Navarrete quien encontró la instrucción de Spanoqui para

estos fuertes en el Archivo General de Indias, y quien la dató en 1581. Sobre estas cuestiones, y que la fecha pueda ser lade 1591, ver ZULETA CARRANDI, 2013. Reproduce el autor el mapa del estrecho, y las trazas de los fuertes proyectados porSpannocchi.

36. Consideraciones que haze el secretario Dn. Bernavé de Gaynza Allafor sobre el nuevo Puerto del Final. Segunda parte. Madrid,4 de noviembre de 1652. AGS, Estado, leg. 3640, f. 84. Agradezco la noticia de este documento a Consuelo Gómez López.

37. AGS, CMC, 2ª época, leg. 398. Cuentas de Juan de Arredondo de la casa de la Alfajería 1593-1596.38. GUGLIELMO DELLA VALE, Lettere sanesi…, t. III. Roma, Giovanni Zempel, 1786, p. 397.39. Sobre los escritos cifrados, PARKER, 1998, pp. 355-356.40. IHCM, Colección Aparici, t. VI, citando «Mar y tierra», leg. 359.41. Para más información sobre la Aljafería, ver CÁMARA, 1997. 42. También de esta ciudadela de Jaca me ocupé hace unos años: CÁMARA, 1994. En el mismo catálogo, las siguientes fichas:

«Fortaleza de Jaca», «Canfranc y río Aragón», «Castillo de Canfranc», «Valle de Arán», «Portada de la fortaleza de Jaca» y«Fortaleza de Jaca y ciudad», pp. 224-231, 252, 253 y 272, 273.

43. Los alojamientos eran de dieciocho pies cuadrados, y opinaba que, si se lo habían discutido por ser pequeños para una tierrafría como Jaca, mucho más pequeños resultarían para una tierra calurosa como Cádiz. En todos los casos, Cádiz, Jaca o laAljafería, era recomendable que los alojamientos tuvieran sótano, por ser más saludables y capaces para comodidad de lossoldados. Con sobrados y desvanes, tenían que tener los de Cádiz dos escaleras y un corredor para comunicarlos, como enJaca. Los alojamientos, en cualquier lugar que se hicieran debían ser amplios, para que cupieran varios soldados, sus armasy una chimenea. AGS, Guerra y Marina, leg. 375, f. 169.

44. AGS, Guerra y Marina, leg. 375, f. 169. Zaragoza, 26 de julio d 1593.45. AGS, SGU 03352, 78, Año 1593.46. Pese a que decía que al cabo de tres años le costaba recordar, la realidad es que dio un informe preciso sobre los valles de

los ríos, que en los Pirineos permitían la comunicación entre Francia y España, y detallaba las características en concretode Benasque y su castillo, del que dice que envió al rey un modelo. En la elección de alguno de los lugares en los que seconstruyeron torres habían participado nada menos que Alonso de Vargas, el secretario Esteban de Ibarra, don Francisco deBobadilla y el mismo Juan de Velasco que ahora le cuestionaba. Como efecto de las nuevas torres, el contrabando de caballosa Francia había disminuido, y el precio en Francia de los caballos españoles se había triplicado. La torre de los Baños obligabaa «los contratantes entrar y salir por puerta como si fuera puerta de castillo». AGS, Guerra y Marina, leg. 461, f. 81, Fuen-terrabía, 5 de noviembre de 1596.

47. AGS, Guerra y Marina, leg. 380, f. 56. Zaragoza, 5 de diciembre de 1593.48. AGS, Guerra y Marina, leg. 405, f. 175. Fue ese año cuando solicitó que a Jerónimo de Soto le aumentaran el sueldo porque

«tiene el deseo de aprender y adelantarse en cosas de fortificación que Vra. Magd. Podrá aver colegido de sus relaciones, ya pasado en mi compañía buena parte de los trabajos en estas obras». AGS, Guerra y Marina, leg. 398, f. 331. Zaragoza, 27de febrero de 1594.

49. No nos consta que el viaje llegara a buen término, pero en 1606 está fechado el plano de una torre fortificada que se proyectaconstruir en la punta del Alvet del puerto de los Alfaques. Archivo de la Corona de Aragón. Mapas y Planos, 32.

50. CÁMARA, 1998, p. 30.51. IHCM, Colección Aparici, t. I, p. 55.52. PARKER, 2010, p. 718. 53. SOBRADIEL, 2015, pp. 118-153. El autor se limita a reproducir los planos y transcribir los documentos, de enorme interés,

pero no los data, por lo que suponemos que podrían ser de estos años. En p. 154 dice que la traza de Jerónimo de Soto parala casa de la pólvora de Fuenterrabía, de 1610, es de las mismas fechas: «en este tiempo Gerónimo de Soto…», p. 154, peroen esa fecha Spannocchi había fallecido, así que se debe referir tan solo a las de Soto.

54. «Solamente envio de esta la copia del Rotulo que me paresce convenir sobre la portada de la alchaferia pues mejor que Vsnadie puede juzgar lo que más conviene PHELIPVS secundus. Yspaniarum et yndiarum Rex Ad Pacem Conservandan Res-tauravit». 18 de abril de 1593. AGS, SGU 03352, 78.

55. AGS, Guerra y Marina, leg. 468, f. 46.56. AGS, Guerra y Marina, leg. 437, ff. 117, 163 y 164.57. AGS, Guerra y Marina, leg. 437, f. 163.58. ÍÑIGO HIDALGO DIEGO, «Palacio Arbelaiz». Boletín de Estudios del Bidasoa. Diciembre, 2000, nº 20, pp. 165-226.59. Debo esta noticia a Roger Vella Bonavita, a quien agradezco también sus sugerencias sobre la posible presencia en Malta de

Tiburzio años antes, en 1576, cuando fue nombrado caballero, aunque no se haya probado esa estancia. Sobre el requeri-miento del Gran Maestre de 1595, Vella Bonavita cita a B. DAL POZZO, Historia della Sacra Religione Militare di S. GiovanniGerosolimitano detta di Malta, Verona 1703, i, 370. Ver R. VELLA BONAVITA, Girolamo Cassar as a military and civil engineer: the‘spina report’ of 1594, nota 85. http://mhs.eu.pn/60/60_17.html#_ftn86 (consultado el 30 de marzo de 2016).

60. Sobre los Antonelli hay abundante bibliografía. Se puede ver SARTOR, 2004.61. LLAGUNO y CEÁN, t. III, pp. 289-291 y 293.62. Nos ocupamos de ello en el libro Tiburzio Spannocchi in Sicilia. Un atlante per il Re, de próxima aparición. 63. Descripción, s.f., dedicatoria al príncipe. Sobre esa necesidad de la experiencia en primera persona, se puede ver CÁMARA,

2015.64. Descripción, f. 6.

38 «LIBROS, CAMINOS Y DÍAS». EL VIAJE DEL INGENIERO

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65. CRISTÓBAL DE ROJAS, Teorica y practica de fortificación conforme las medidas y defensas destos tiempos. Madrid, Luis Sánchez,1598. La dedicatoria es de 1596.

66. No sabemos si Spanoqui conoció los instrumentos de levantamiento de planos, triangulación, etc. de Baldassarre Lanci,que permitían representar las ciudades y territorios a vista de pájaro, pero sin duda conoció sus principios de funcionamiento,aunque solo fuera porque Lanci fue superintendente de las fortificaciones de Siena, como ingeniero de Cosme de Medici,encargado de hacer la nueva fortaleza, y el adolescente Tiburcio debió vivir esa guerra ávido de conocimientos. Sobre esteinstrumento y los sistemas de representación topográfica, en relación con el arte militar y con la perspectiva en el renaci-miento, ver MONTELEONE, 2014. Como decimos, el instrumento que usaba Spanoqui lo describe Cristóbal de Rojas en sutratado, aunque en el margen de uno de los ejemplares conservados en la BNE leemos que no era invención de Spanoqui.El anónimo anotador del tratado de Rojas, que era un ingeniero experimentado a juzgar por los comentarios que hace sobremedidas, términos, elementos de la fortificación, geometría, etc., dice que para hacer plantas los ingenieros y arquitectos,además del instrumento que incluye Rojas y que dice que Spanoqui ha perfeccionado, utilizan también el «cilindro», con elque se hace lo mismo, y si no tienen este ni el «declinato» que es como llama al que usa Spanoqui, usan un reloj solar.

67. CÁMARA, 2006.68. IHCM, Colección Aparici, t. I, pp. 61 y 64.69. AGS, Guerra y Marina, leg. 486, f. 254. Fuenterrabía 23 de junio de 1597.70. IHCM, Colección Aparici, t. I, pp. 129 y 130.71. IHCM, Colección Aparici, t. VI. Citando el legajo 502 de «Mar y tierra» (actual Guerra y Marina del AGS).72. IHCM, Colección Aparici, t. I, p. 67.73. Idem, p. 68.74. AGS, Guerra y Marina, leg. 570, f. 149. Madrid, 11 de diciembre de 1600.75. L. CABRERA DE CÓRDOBA, Relaciones de las cosas sucedidas en la corte de España desde 1599 hasta 1614. Madrid, 1857, p. 80.76. IHCM, Colección Aparici, t. VI, transcribe del libro 91 del Registro del Consejo, hoja 49, del AGS.77. Cada mano de papel imperial cuesta diez y seis reales, como lo tiene una persona y no lo quiere vender si no es todo lo que

tiene, dos o tres balas, y hacen falta también otros materiales para hacer los libros y sus copias, pide el dinero necesario. Elpapel que sobrara se guardaría «por hallarse desta marca con mucha dificultad». Se le darán tres mil reales para papel y en-cuadernación. IHCM, Colección Aparici, t. VI, transcribe del leg. 597 de «Mar y Tierra» del AGS.

78. Sobre el informe de Spannocchi, rectificando el proyecto de Fratin para Mallorca, ver VIGANÒ, 2004, pp. 298-300. 79. IHCM, Colección Aparici, t. VI, transcribe del leg. 590 de «Mar y Tierra» del AGS.80. AGS, Guerra y Marina, leg. 599, f. 69. Valladolid, 18 de enero de 1602. Sobre esta polémica, A. CÁMARA, «Leonardo Turriano

al servicio de la corona de Castilla», y R. MOREIRA, «Leonardo Turriano en Portugal», en CÁMARA, MOREIRA y VIGANÒ, 2010, pp.45, 141, 149.

81. AGS, Guerra y Marina, leg. 589, f. 195. Valladolid, 21 de noviembre de 1602.82. IHCM, Colección Aparici, t. VI, transcribe del leg. 605 de «Mar y Tierra» del AGS.83. IHCM, Colección Aparici, t. VI, transcribe de los legs. 604, 605 y 607 de «Mar y Tierra» del AGS. Sobre este viaje y los an-

teriores a Cádiz, CÁMARA, 2014. 84. LUIS CABRERA DE CÓRDOBA, Don Felipe segundo rey de España. Madrid, Luis Sánchez, 1619, p. 195.85. LLAGUNO y CEÁN, t. III, pp. 291-293.86. IHCM, Colección Aparici, t. VI, transcribe de los legs. 626 y 650 de «Mar y Tierra» del AGS.87. CÁMARA, 2016.88. TIBURCIO SPANOQUI, Parecer que dio el comendador Tiburcio Spanoqui… a la muy noble… ciudad de Sevilla sobre los Reparos

que convienen para la inundación del Río Guadalquivir. Sevilla, Francisco Pérez, 1604 (BNE, V.E. 31-12). El manuscritocon los dibujos se conserva en el Archivo Municipal de Sevilla, VV.AA.452-2.

89. ANDRÉS DE ÁVILA HEREDIA, Variedad con fruto. Valencia 1672. BNE 3/19826. En la dedicatoria al rey el autor dice que se haaplicado a la disciplina militar y la matemática por la pública estima en que las tiene el rey, de lo que es ejemplo el «Comen-dador Tiburcio Spanoqui». Cita también a Cristóbal de Rojas, Luis Collado, Cristóbal Lechuga y Julio César Firrufino porlos libros que escribieron.

90. SPANOQUI, Parecer..., f. 2. Citamos por la edición impresa, que en poco difiere de la manuscrita.91. Sobre el inventario de pinturas de Soto, LASO, 1991, p. 105.92. FERNÁNDEZ, 2014, p. 122.93. Archivo Municipal de Sevilla, VV.AA.452-2, f. 20.94. PALOMO, 1878, p. 127. 95. F. 14. Los otros son un husillo de piedra y madera (f. 15v), y un muro de una presa de piedra y madera (f. 16v.) Reproducidos

en GONZÁLEZ TASCÓN, 1998, p. 55.96. Archivo Municipal de Sevilla, VV.AA.452-2, f. 20.97. LASO, 1991, p. 85.98. JOSÉ APARICI Y GARCÍA, Continuación del informe sobre los adelantos de la comisión de historia en el archivo de Simancas. Segunda

parte. Trata de la artillería e ingenieros en el siglo XVI. Madrid, Imprenta Nacional, 1849, p. 28.99. Ídem.100. IHCM, Colección Aparici, t. VI, transcribe del leg. 654 de «Mar y Tierra» del AGS.101. LASO, 1991, p. 85. 102. IHCM, Colección Aparici, t. VI, transcribe del leg. 654 de «Mar y Tierra» del AGS.103. IHCM, Colección Aparici, t. VI, transcribe del leg. 654 de «Mar y Tierra» del AGS.

EL INGENIERO CORTESANO. TIBURZIO SPANNOCCHI, DE SIENA A MADRID 39

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EL INGENIERO CORTESANO. TIBURZIO SPANNOCCHI, DE SIENA A MADRID 41

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La figura de Luis Pizaño es un excelente contrapunto al estereotipo del ingeniero rena-centista al servicio de la monarquía española. Pizaño no era italiano; ni el mundo del di-seño ni el de la arquitectura es el sustrato que lo llevó hacia el ejercicio de la ingenieríade fortificación. Ninguna de estas salvedades ha sido óbice para que actualmente se leconsidere como un reconocido personaje de la Historia de España2.

Esta aproximación a la figura de Pizaño se beneficia de la todavía indispensable y casiya centenaria biografía obra de Fermín de Sojo y Lomba. Hay una célebre frase que sen-tencia que toda la historia conceptualmente es historia contemporánea. Así, los criteriosque nos llevan a transformar simples hechos en Historia con mayúsculas tienen que vercon los motivos que inducen intrínsecamente al historiador a ejercitar su oficio. Este ofi-cial del Arma de Ingenieros llegó a la figura de Pizaño por su labor profesional en la Co-mandancia de Ingenieros de Cataluña, en un contexto en el cual hay una clara sintoníamás allá incluso de su condición de ingeniero militar tanto del biógrafo como del biogra-fiado. Dicho aspecto tan solo fue una condición necesaria, aunque insuficiente. Tres si-glos y medio después, Sojo se enfrentó al mismo problema que Pizaño había encaradoanteriormente: la defensa de la bahía de Rosas3. Coincidiendo con su comisión de servicioen Cataluña, se estudiaron y proyectaron nuevas defensas en esa zona4. Perplejo ante lascaracterísticas del Castillo de la Trinidad, Sojo se interrogó sobre el autor de dicha forti-ficación tan peculiar, lo que le llevó a un largo periplo de un cuarto de siglo, culminadocon la publicación de una obra premiada que todavía sigue siendo hoy una indispensableobra de referencia5.

Es posible que mi admiración por la obra de Sojo, además de los criterios sustancial-mente objetivos, también se vea influida por el hecho de que mi aproximación a la figurade Pizaño tiene un elemento en común con dicho autor: el estudio de las fortificaciones

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2Los viajes del Emperador y Luis Pizaño.

Periplo y secuenciación de la profesión de ingeniero

PABLO DE LA FUENTE DE PABLO1

Vistula University

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de Rosas. Cuando Sojo alude en el proemio de su meritoria obra a que la época que vivióPizaño fue «el período más brillante de nuestra Historia Militar», denota su desazón no-ventayochista6. Este veterano de la debacle sin paliativos que fue la guerra de Cuba, cua-tro años después del desastre iniciará un periplo investigador que hasta cierto puntopuede justificarse como la búsqueda de un pasado más brillante de lo que había sido ladepresiva experiencia de tener que dejar aquella La Habana que le vio nacer7. Su ingentelabor le condujo a bucear en los archivos, culminando un trabajo que llevó más de dosdécadas. Sin querer caer ahora en una prolija autojustificación personal, sí creo que hubomotivos en el inicio de mi investigación hace un cuarto de siglo que guardan cierta rela-ción con algunos elementos apuntados.

Luis Pizaño es el paradigma de aquel soldado español cuyo río de la vida transcurría–tal y como reza el célebre adagio– coronando tres hitos: España, mi cuna; Italia, mi ven-tura; y Flandes, (casi, en este caso) mi sepultura. La Alcarria será la patria chica de nues-tro personaje. La defensa de los intereses de la monarquía católica en la península itálicaserá la razón de ser de la parte del león de su carrera militar. Por último, aunque el sueloflamenco no cobijó su descanso eterno, poco le faltó, pues murió en Laredo en 1550 alconcluir su travesía marítima desde aquellas tierras tras su postrer y exitoso servicio enla guerra contra la Liga de Esmalcalda. Sustanciando el título de este trabajo, el brillantehistorial militar de Pizaño jalona los apoteósicos triunfos del emperador Carlos. Aclamadocomo el nuevo Escipión El Africano tras la toma de Túnez en 1535, su éxito doce añosmás tarde en Mühlberg será inmortalizado por el pincel del gran Tiziano. En ambas em-presas, Pizaño estará al frente de la Artillería imperial.

ESPAÑA, MI CUNA

Fermín de Sojo fijó el origen de Pizaño en la villa alcarreña de Pastrana y la fecha de sunacimiento entre 1480 y 15008. Su poco habitual apellido, según su principal biógrafo,sería de origen genovés, remontando la introducción en la península ibérica de dicho li-naje ligur a la primera mitad del siglo XIV, cuando Manuel Pezaño –o Pessanha– es nom-brado almirante de Portugal. Sin embargo, Sojo no consigue establecer una relacióngenealógica directa entre esta saga de almirantes portugueses de origen genovés y subiografiado, limitándose a ubicar diversos solares de dicho linaje en territorio españoldesde principios del siglo XV, principalmente en Extremadura y Andalucía. Lo que sí do-cumenta Sojo más allá de cualquier duda razonable es que los Pizaño eran un linajeasentado en La Alcarria coetáneamente a la vida de su biografiado. Además de Luis,queda acreditado con suficiencia otro capitán Pizaño de nombre Bernabé –que en algu-nos documentos utiliza el patronímico Díaz– que, aunque sospecho que algo más joven,pues quince años después de la muerte de Luis todavía estaba vivo, sirvió bajo las mismasbanderas –como por ejemplo, en Milán o en La Goleta– durante algunos períodos de sudilatado servicio militar.

Aunque de forma algo dubitativa desde el punto de vista expositivo, Sojo se inclinapor establecer un estrecho parentesco entre Luis y Bernabé que no llega a precisar másallá de la coincidencia en tan poco común apellido y el origen alcarreño de ambos mili-

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tares. Hay varios indicios que permitenapuntalar dicha relación familiar:

a) Don Bernabé tuvo un hijo llamadoMelchor que en 1614 promueve unpleito de hidalguía en que dice serpadre de un hijo llamado Luis. Ellopermitiría conjeturar que sería enrecuerdo de nuestro personaje –yaafamado en su tiempo– en conso-nancia con el parentesco de estecon su abuelo.

b) Abundando en la trama nepotista,Sojo documenta que Luis Pizañotuvo un hermano llamado Gonzaloque sirvió como alférez a sus órde-nes en 1536. Además, dicho autoracredita un capitán Ordóñez denombre de pila, precisamente, Luis, quien dice ser sobrino del capitán de ArtilleríaLuis Pizaño. Ordóñez tendrá un destacado papel en la expedición de Hungría de1548, muriendo en dicha empresa y siendo sustituido interinamente en su mandopor Gaspar Pizaño, quien dice ser su hermano.

Hasta el momento no se ha podido explicar oportunamente el porqué el tal Luis utilizael patronímico Ordóñez y su hermano Gaspar no. ¿Eran hermanastros? ¿Acaso seríanhijos de una hermana de Pizaño? Adornando dicha hipótesis, reconociendo que es unaendeble conjetura, en el ejército es todavía frecuente denominar a un individuo por susegundo apellido, si este es más infrecuente que el que le precede por el hecho de coin-cidir el primero con un patronímico de uso extendido.

Más allá de buenos pálpitos o corazonadas bien fundadas, lo indiscutible es quequeda acreditada la presencia coetánea de cinco militares con un apellido tan pococomún como Pizaño, cuyo origen se puede localizar en un área muy restringida de LaAlcarria.

De la ímproba labor llevada a cabo por el biógrafo de Pizaño, una de las cosas que sinduda satisfizo a don Fermín de Sojo y Lomba fue poder acreditar el origen español delpersonaje. Hasta que su obra vio la luz, un supuesto origen italiano del personaje eralugar común de la escasa historiografía en torno a él9. Ello es así debido a lo infrecuentedel apellido; a que, como muchos soldados españoles de aquella época, la parte más ven-turosa de su vida se desarrolló en Italia; y al hecho de llegar a confundirlo con el ingenieropaduano Baltasar Vianelo. Esta maléfica trilogía llevó a que Pizaño, hasta la aportaciónde su más reputado biógrafo, fuera conocido como «El Paduano». A estos duelos y que-brantos vino a añadirse un catedrático barcelonés de cuyo nombre no quiero acordarme–pese a ser negocio de enjundia más alcarreña que manchega–, tan archiconocido enlos medios académicos como nada versado en la más que meritoria obra de Sojo. Dicho

LOS VIAJES DEL EMPERADOR Y LUIS PIZAÑO 45

FIG. 1 Escudo de armas de los Pizaño en la ejecutoria dehidalguía del capitán Bernabé Díaz Pizaño. Archivo de laReal Chancillería de Valladolid, Pergaminos, caja 73, nº 1.

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autor posteriormente aportó su granito de arena a este hecho diferencial tan propio dealgunas corrientes historiográficas catalanas como ha sido y es el arreglo de entuertosque no necesitaban de remedio alguno. En su cruzada contra el genocidio cultural quepodía suponer que algunos españoles llamaran Miguel Ángel o Rafael a artistas renacen-tistas de la talla de Buonarroti o Sanzio, el ínclito quiso dar sopas con honda a la parro-quia llamando Luigi a nuestro ilustre castellano.

Un viaje a La Alcarria: de Pastrana a Pezuela

Sin embargo, Sojo, basándose en las respuestas realizadas en 1576 insertas en las Rela-ciones topográficas del reino de Toledo, recoge el testimonio de los ediles de Pastrana enque se afirma: «Ovo otro Capitan, Luis Pizaño, natural dezta villa, con el habito de Ca-latraba, baleroso en las armas; fue teniente general de la Artillería muchos años, e sinhaber en su tiempo general; fue alcayde de la fortaleza de Zorita de los canes por mercedde S.M. el emperador D. Carlos»10.

Es a partir de esta singular aportación desde donde se puede empezar a tirar de unhilo que arroja algo más de luz sobre el origen de Pizaño. Si fue armado caballero cala-travo, retomar la investigación suponía localizar el expediente que le habilitaba para in-gresar en dicha orden militar. Documento de extraordinaria importancia, ya que laconcesión del hábito venía acompañada de un expediente de limpieza de sangre en quelos pesquisidores comisionados a la sazón elaboraban la genealogía y la heráldica inhe-rente a los linajes del pretendiente. La totalidad de expedientes calatravos obrantes en elConsejo de Órdenes han sido descritos. Por desgracia, no se ha conservado el expedientede Luis Pizaño. Tan solo consta un asiento de registro de sus votos de fecha 16 de octubrede 1544. Sin embargo, abriga un dato que abre una nueva vía de investigación, ya quese arma caballero a «Don Luis piçaño natural de la villa de pezuela»11.

Aunque Pizaño no pierde por ello su patria chica alcarreña, existe una contradicciónentre ambos documentos. ¿Era hijo de Pastrana o de Pezuela? Como primer elementode contraste, cabe significar que el registro de los votos de caballero es una fuente muchomás primaria. Y así lo es por los siguientes motivos:

a) Las respuestas de la villa de Pastrana son cumplimentadas en 1576, veintiséis añosdespués de la muerte de Pizaño, sin que el insigne soldado sea parte interesada enel asunto.

b) Que se manifieste en el registro de los votos que Pizaño es de Pezuela es un datoque se extrae, sin ningún tipo de duda, del expediente calatravo perdido.

c) La hidalguía acreditada en dicho expediente para su resolución positiva fue procu-rada o facilitada a los pesquisidores a instancias del propio Luis Pizaño.

Tomar el hábito calatravo en 1544 iba mucho más allá de un reconocimiento hono-rífico a su dilatado y brillante servicio militar. Ser caballero era la condición sine qua nonpara que se le pudiera conferir al año siguiente la tenencia calatrava de Zorita de losCanes, importando dicha encomienda alcarreña una nada desdeñable renta anual12. Deesta manera, Pizaño llegó a ser profeta en su tierra hasta tal punto que un cuarto de siglo

46 «LIBROS, CAMINOS Y DÍAS». EL VIAJE DEL INGENIERO

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después de su fallecimiento los pastraneros lo recuerdan como uno de sus más ilustreshijos, pese a que él acreditase su cuna pezueleña.

Es evidente que si la villa de Pastrana lo reclama desde 1576 como uno de sus másdestacados vástagos lo fue, tal y como reza el adagio relativo a una vaca, dado que si bienno nació, Pizaño tuvo que pacer en dicha villa durante una parte significativa de su vida.Dada la pérdida del expediente de la pesquisa, no se ha podido documentar si la hidalguíafamiliar de Pizaño podría estar asociada a un privilegio pilongo que le obligara a tomarel bautismo allí a fin de recibir la condición de hidalgo.

El caso del capitán Bernabé Díaz Pizaño ofrece un paralelo que si bien no permiteestablecer conclusiones, sí que es un contrapunto orientador de futuras investigacionessobre el tema. Yendo más allá del análisis de Fermín de Sojo, la introducción del originariopatronímico no es en tal condición, sino como apellido a fin de acreditar su hidalguíacomo descendiente de Ruy Díaz de Vivar. Así rezan estas redondillas insertas en la eje-cutoria expedida para tal fin:

Este varón excelenteQue su origen trae del CidRindió y mató aquesta gente.Y el foso ganó con gran lid.Hizo hechos de hombre extraño,Hazañas como RoldánEl famoso capitánBernabé Díaz Pizaño13.

Ligando cabos entre el segundo verso de la primera estrofa y el papel de las huestes deRuy Díaz de Vivar en la reconquista de La Alcarria –tal y como se muestra en el célebreCantar de Mío Cid– parecería que el Díaz sería una añadidura del rey de armas al elaborarla ejecutoria. En la documentación de la Secretaría de Guerra y Marina el capitán Ber-nabé Pizaño es citado sin el patronímico. Para más abundamiento, en uno de dichos do-cumentos aparece en 1565 con licencia en su residencia de «auñon cave mondejar»14.Al igual que a Luis, el galimatías alcarreño se extiende a Bernabé, pues al año siguienteen la ya citada ejecutoria dice ser vecino de Almoguera. Si las Relaciones topográficas delreino de Toledo permitieron a Sojo demostrar el origen alcarreño de Luis Pizaño, en lasrespuestas de las villas de Almoguera y Auñón se puede observar un lapsus en el papela-men15. En contra de los que se afirma en la licencia de 1565, Auñón no era feudo delmarquesado de Mondéjar, condición que sí cumplía Almoguera desde 1538, fecha enque fue vendida por la corona y segregada del priorato que encabezaba la tenencia quesería encomendada a Luis Pizaño siete años más tarde. Ello permitiría demostrar que losPizaño eran, entrado el siglo XVI, un linaje profundamente enraizado en los alfoces al-carreños. Luis y Bernabé con toda posibilidad serían parientes, pero cabe descartar queel primero pudiera ser hermano mayor del segundo. Uno nacería en Pezuela desarrollandosu vida en Pastrana hasta unirse a las banderas del Emperador, mientras que el otro haríalo propio en Auñón, asentándose en Almoguera tras su dilatado servicio militar activo.Como contrapunto a los poéticos ripios sobre la figura de Bernabé, en que se habla de él

LOS VIAJES DEL EMPERADOR Y LUIS PIZAÑO 47

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como afamado capitán, cabe decir que si hubo un afamado capitán Pizaño en La Alcarria,este fue Luis. Tal y como ya se ha dicho, los pastraneros lo recordaban en su memoriatodavía un cuarto de siglo después de su muerte. Ni las respuestas de Auñón, ni las deAlmoguera hacen mención alguna de Bernabé como hijo distinguido, aunque en las res-puestas de la primera son destacados un buen número de soldados que fueron sus com-pañeros de armas. Incluso en esta legendaria genealogía que uniría a uno de los Pizañocon el mismísimo Cid, la figura de Luis vuelve a aparecer como un nexo mucho más sus-tancial. Él y Álvar Fáñez –mano derecha del Campeador– coinciden, aunque con casicuatro siglo y medio de diferencia, en la tenencia del castillo de Zorita de los Canes16.

ITALIA, MI VENTURA

El principal contrapunto que se da al abordar la relación entre la actuación de Pizaño ysu periplo viajero, es que buena parte de sus dilatados desplazamientos no guardan unaintrínseca relación con su actuación profesional en el campo de la ingeniería. Pizaño esun soldado de Infantería cuya progresión de carrera se adentra en la Artillería. A diferen-cia del estereotipo del ingeniero del Quinientos, sus viajes como técnico de fortificacionesvienen de la mano de sus competencias en otras ramas de la Artillería –importante matizque no me cansaré de subrayar a lo largo de este trabajo– e, incluso, del desempeño delmando de tropas. Pese a esta consideración, sí que cabe especificar que todo este bagajevital sí que influyó en su aportación ingenieril.

Polidamas

A lo largo de su dilatada trayectoria militar, Luis Pizaño acreditará una audacia y una te-meridad a la altura de aquel Cid del cual su pariente Bernabé dirá ser descendiente. Si-glos más tarde, el conde de Clonard le llegó a comparar con el troyano Polidamas17. Suarrojo y valentía en los numerosos hechos de armas que jalonan sus campañas le haránacumular un sinfín de cicatrices, auténticas condecoraciones anatómicas que atestigua-rán las abundantes heridas que sufrirá a lo largo de décadas de combates. Dado su ca-rácter épico, sobresale aquella gesta ante los muros de una Marsella asediada en 1524por las tropas imperiales. Uno de los defensores salió a la tierra de nadie retando a sin-gular duelo a todo aquel español que quisiera enfrentársele. Rompió las filas hispanas elentonces sargento Pizaño. Cuando nuestro Polidamas iba a darle muerte a su rival, deentre el enemigo salió un camarada para auxiliar al desventurado retador. A la vez, un ar-cabucero desde la muralla disparó su arma contra el español. Pizaño fue atravesado porla bala arrancándole de cuajo las muelas de su mandíbula derecha, saliendo el proyectilcerca de la oreja. Aun así, no perdió la compostura, escupió los restos de su maltrechadentadura, dio muerte a su desafiador y marchó decidido a dar muerte a su segundo ad-versario, quien al verlo huyó despavorido18. Su contemporáneo Juan de Oznaya lo defineen su Historia de la guerra de Lombardía con estas palabras: «es uno de los de nuestrotiempo a quien con más justo título se debe dar corona de valiente guerrero, y prudentey sabio capitán»19. Al igual que el homérico Polidamas, Pizaño no solamente es un lu-

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chador de singular, sino que irá adquiriendo progresivamente una sólida formación pro-fesional. Pese a ser paradigma del héroe, opino que la progresión de su carrera se debemucho más a la competencia técnica en el terreno de la artillería, primero, y de la forti-ficación, con posterioridad.

La otra guerra del Peloponeso: Corón (1532-1534)

La conquista y defensa de este puerto de Morea se inscribe en la capacidad de proyecciónestratégica que tenían los dominios italianos de la monarquía hispánica20. Lo es, al igualque la posterior campaña tunecina, por su base de partida, la isla de Sicilia; y también loes por el fin estratégico que perseguía: la creación de un teatro de operaciones en la re-taguardia estratégica otomana que liberara la presión turca sobre la Cristiandad. En dichacampaña, el ya capitán Pizaño, además de ser jefe de una compañía de infantería lo serátambién de la artillería del contingente. Su papel táctico es de tal relieve que será el únicocapitán no substituido durante el relevo de una parte considerable de la fuerza acaecidoa mediados de agosto de 1533. Este permanecerá como jefe de artillería. Ello ya permiteconjeturar que era un oficial imprescindible dado que él habría pergeñado el plan de fue-gos defensivo. Dicho en otras palabras, suya sería la decisión de determinar la secuenciade fuegos fijantes y flanqueantes, el arcano que encierra el problema táctico defensivo.Cierto es que los trabajos de fortificación de campaña realizados cabe considerarlos desdeun punto de visto constructivo como obras menores y circunstanciales, pero no es menoscierto que el empleo táctico de la artillería es el punto de partida del problema operacionalque la fortificación pretende resolver.

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FIG. 2 La península del Peloponeso en el siglo XVI. Se aprecia en la parte inferior izquierda, no lejos de Navarino, Corón ysu bahía. Fue en la conquista y defensa de esta plaza cuando Luis Pizaño se distinguió por primera vez como líder artillero, ha-biendo constancia de pequeñas obras de fortificación para el despliegue de las baterías. España. Ministerio de Educación, Cul-tura y Deporte. Archivo General de Simancas. MPD, 6, 36.

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Túnez o el furor del Nuevo Escipión

Si la campaña de Corón permite bosquejar a un artillero no tan solo experto en el tiro yel mantenimiento del armamento, las posteriores campañas africanas del Emperador co-rroboran diáfanamente el camino que Pizaño anduvo desde la artillería a la ingeniería defortificación. En Túnez (1535) la dirección del fuego de la artillería por parte de Pizañofue fundamental en el triunfo que consagró al Emperador como el Nuevo Escipión21.Esta identificación de Carlos V con el ideal clásico vuelve a entrecruzarse en el vida dePizaño cuando nueve años después reciba el hábito calatravo de un monarca «emperadorde los Romanos Semper a[u]gusto»22.

Las campañas africanas al lado del Emperador harán de Pizaño no solo un prestigiosoartillero, sino un respetado experto en ingeniería de fortificación. Un reciente trabajosobre los fuertes de Bugia documenta sobradamente cómo en 1541 Pizaño toma unaserie de decisiones sobre el diseño de dichas fortificaciones corrigiendo sustancialmentelas trazas de ingenieros que posteriormente, como es el caso de Benedito de Rávena,estarán a sus órdenes en obras de fortificación trazadas por Pizaño en España23.

El ya referido estudio documenta la tipología del baluarte empleado por Pizaño apartir de un dibujo de Pedro de Librano dos años posterior a la intervención de Pizañoen la fortificación de la costa norteafricana. No queda claro si dicha traza de 1543 partede la copia de un original dibujada por Librano o de un dibujo hológrafo de Pizaño. Enun contexto más amplio, permite abrir nuevamente la discusión sobre la aptitud y que-rencia de Pizaño por algo tan consustancial para el ingeniero renacentista como el dibujoy la realización hológrafa del proyecto. En el caso de sus tres trazas conocidas para Rosas,

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FIG. 3 Traza deBugia obra de PEDRO

DE LIBRANO que re-fleja el proyecto deLuis Pizaño, 1543. España. Ministerio deEducación, Cultura yDeporte. Archivo Ge-neral de Simancas.MPD, 19, 157.

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se ha demostrado la aporta-ción del tracista Joan Francolí,quien reflejó gráficamente eldesignio del ingeniero alca-rreño. En el caso de Bugia, elpapel de Librano parecería in-dicar –tan solo eso– un proce-der similar. Sin embargo, afalta de estudios sobre otrasfortificaciones que profundi-cen en esta cuestión, cabe sercauto a este respecto. Una al-ternativa que no se puededese char a día de hoy seríaque Pizaño rehuyera la reali-zación de dibujos dado el im-portante volumen de trabajo que le deparaba su condición de jefe artillero, condiciónque no se da en otros técnicos de fortificación.

Desde Rosas hasta Gaeta

Si en este trabajo se ha pretendido asociar la trayectoria vital de Pizaño a la del emperadorCarlos, cabe sumar un nuevo episodio que une estrechamente a ambos personajes. Esees el proceso de toma de decisión respecto a convertir al puerto español de Rosas en unconjunto fortificado en que el criterio de Pizaño influyó directamente en la decisión im-perial. No es baladí incluir el debate en torno a la formación de dicha base naval en el li-toral catalán en este epígrafe en que la ventura italiana quiere ser el denominador común.Tal y como han ahondado recientes estudios, el tema de Rosas es una cuestión estratégicamás italiana que intrínsecamente española24. Su proyección a partir del binomio buque-

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FIG. 4 POMPEO LEONI. Carlos V y elFuror. En este famosos grupo escultóricoaparece el Emperador victorioso ataviadocon una armadura clásica. Sin duda al-guna, esta imagen del Escipión renacen-tista conquistador de Túnez caló entre lossoldados que sirvieron bajo sus banderasen tan célebre Jornada. El papel de Pizaño en esa campaña fue muy desta-cado. Madrid, Museo Nacional del Prado(E00273).

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base tiene mucha más relación con la defensa de Génova, Milán y los corredores conti-nentales que con la articulación de una eficaz organización defensiva pirenaica. En susdecisiones en relación a su proyecto para Rosas se apilan su experiencia bélica a lo largode dos décadas. Desde un punto de vista estratégico, los fracasos ante Marsella en 1524y 1536 acreditan la debilidad logística de las tropas imperiales operando en la Provenza.Si factible era un ataque a Francia desde el Piamonte, sin el apoyo logístico desde unpuerto español, las posibilidades operativas de la fuerza de invasión quedaban muy mer-madas. Por otro lado, desde un punto de vista operacional y táctico, la experiencia deCorón ilustró a Pizaño tanto en las posibilidades ofensivas de la guerra anfibia como delos recursos defensivos contra un desembarco enemigo. Pese a este bosquejo sucinto,toda esta serie de elementos apuntados fueron una lección aprendida y asimilada en elproceso de toma de decisión relativo a la defensa de este singular puerto.

Aunque no se va a reincidir en cuestiones ya estudiadas en un trabajo reciente, sícabe subrayar el papel del duque de Alba en el proceso fortificador de Rosas. Un matizque permite una nueva aportación sobre la vertiente ingenieril de Pizaño es el sempiternorol del Gran Duque en la actuación del militar alcarreño en el campo de la fortificación.En el caso de Rosas, el papel del influyente consejero imperial es fundamental para quese oyese y se considerase la opinión de nuestro personaje. No fue un hecho anecdótico,ya que semejante comportamiento ya tuvo, al menos, un precedente inmediato. Así, enel caso de Bugia, la preponderante figura de Alba ya había emergido cuando aparece unproyecto de Pizaño25. En el caso africano se da además la circunstancia de la existenciade proyectos inmediatamente anteriores realizados en el contexto de la campaña argelinade 1541 y que serán dejados de lado a partir del parecer de Pizaño sostenido por el GranDuque. No es de extrañar que Alba, al valorar sus aptitudes, sostuviera que «en cuestiónde artillería y de reparos no me sabría menear sin él»26.

EL HOMBRE Y EL SISTEMA

En su imbricación con la estructura de poder, la figura de Luis Pizaño permite ciertassimilitudes con la de Tiburzio Spannocchi. Este ingeniero de origen sienés se ajusta alprototipo del ingeniero renacentista mejor conocido por la historiografía. Un profesionalde un perfil –italiano de origen, excelente tracista con una sólida formación como ar-quitecto– algo distante del de Pizaño y al cual se ajustarían otros colegas como Calvi,los Fratín o los Antonelli. Sin embargo, Spannocchi guarda ciertas concomitancias connuestro personaje en otros aspectos. La primera de ellas es la protección clientelar deun gran aristócrata favorito del poder real. Si en el caso de Spannocchi es conocida sucondición de protegido del duque de Lerma, valido de Felipe III, el paralelo con Pizañoy el duque de Alba no es un recurso casual. Hay un claro nexo jerárquico y social. A lasombra de ambos aristócratas crecerán dos técnicos cuya carrera militar les comportaráun aldabonazo social que les llevará a ser comendadores de una orden militar: calatravo,el español; y sanjuanista, el italiano27. Incluso el escalón jerárquico de ambos será muysimilar. Spannocchi como ingeniero mayor quedará directamente supeditado al capitángeneral de Artillería; mientras que Pizaño sólo disfrutará de dicha máxima graduación

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en la Artillería de forma interina. Desde un punto de vista orgánico y social serán dostenientes generales de la Artillería investidos con una encomienda de una orden militarcomo reconocimiento a su pericia profesional a la sombra de un poderoso Grande deEspaña.

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FIG. 5 TIZIANO. El Emperador Carlos V a caballo en Mühlberg. Esta será la última campaña de Pizaño, quien como capi-tán general de la Artillería imperial tendrá un papel destacado en la derrota de la Liga de Esmalcalda en 1547. En ese mo-mento, además de ser un prestigioso artillero, Pizaño era un acreditado experto en fortificación, como lo demuestra la grancantidad de proyectos elaborados a lo largo de la década de los cuarenta. Madrid, Museo Nacional del Prado (P00410).

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A MODO DE COLOFÓN

No cabe duda que Pizaño fue un gran experto en ingeniería de fortificación. Sin duda,su obra es parte de la Historia con mayúsculas de la ingeniería militar. En lo que hay queser más precavido es en decir que Pizaño era un ingeniero, afirmación repetida una yotra vez28. Al menos, en lo relativo a su empleo militar. Pizaño, en contra de lo manifes-tado por Llaguno y Ceán Bermúdez, no fue nombrado Ingeniero Principal, ni en 1539,pues como señala Sojo todavía no había llegado a servir en España, ni en ninguna otrafecha29.

Luis Pizaño fue un oficial de Artillería al que nunca, pese a que entendió como expertoen fortificación, se le expidió patente alguna de ingeniero. Aunque pueda parecer con-tradictorio, incluso los ingenieros patentados de ese tiempo, pese a su condición de es-pecialistas en construcción, tenían la condición corporativa de artilleros. Pizaño nonecesitó de título oficial de ingeniero alguno dado que los ingenieros patentados eran,jerárquicamente, subordinados que seguían sus órdenes en tanto que teniente generalde la Artillería en funciones de capitán general.

El proceso de desvinculación corporativa de los ingenieros patentados de la Artilleríaes una cuestión que hoy en día requiere de un extenso estudio. Además de la influenciaforánea en las reformas militares dieciochescas, hasta cierto punto cabría asumir comopremisa fundamental los cometidos ingenieriles dentro de las misiones operativas, tácti-cas y logísticas de la Artillería. Desde un punto de vista logístico, el siglo XVII hará quemuchos ingenieros asuman las funciones de cuartel maestres de los ejércitos operativos.Su función como diseñadores de las etapas de marcha de las tropas en función de las ca-pacidades de suministro a la fuerza de maniobra hará que interactúen articulados en unacadena de mando exógena a su jerarquía corporativa dentro de la Artillería. La necesidadde obras ofensivas en asedios hará que la dirección en la ejecución de las mismas signi-fique poner bajo su control operacional tropas ajenas a sus eslabones jerárquicos natu-rales. Opino que dicha interacción con elementos ajenos a su pertenencia estructural ala Artillería es un factor que hará entender al mando supremo la necesidad de que dichostécnicos dependan directamente de él, dado que sus funciones rebosarán paulatinamentesu dependencia orgánica. Al igual que a principios del siglo XIX atender a las obras ex-clusivamente civiles llevará a institucionalizar la figura del ingeniero de caminos ya des-ligado del ejército, las misiones de combate y el apoyo logístico en el marco general delas operaciones arrastrarán a entender a los ingenieros no sólo como especialistas enconstrucción, sino como una entidad corporativa especializada.

Como aportación final, volveré sobre la reflexión concerniente a que toda la Historiaen el fondo es historia contemporánea. Cada generación la escribe haciéndole preguntasdiferentes al pasado. Un criterio tendente a hacer objetiva dicha reflexión se deriva de lacuriosa justificación que Sojo da al hecho de que Pizaño nunca llegara a ser nombradocapitán general de Artillería, ejerciendo dicho cargo interinamente durante años, pese asu valor heroico y su notable pericia técnica. Aunque no es el único motivo, el biógrafoentiende dicha decisión de manera algo forzada por razones similares por las que en esemomento, al igual que sus compañeros de Arma y los artilleros, defiende explícitamenteen su obra la conveniencia de la escala cerrada de ascensos30. Una cuestión, esta de los

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junteros y los africanistas, que fue uno de los quebraderos de cabeza de la política militarde la Restauración.

Lo mismo que lo observado sobre Sojo puedo decir de mí. Cuando empecé como es-tudioso del mundo de la fortificación de época moderna, mi formación previa de arqueó-logo me llevaba a profundizar obsesivamente en la comparación de proyectos yrealizaciones. Aunque la conclusión es algo más subjetiva, mi posterior servicio militarcomo oficial en diferentes Estados Mayores me ha llevado a plantearme otras cuestionescomo historiador derivadas de esta experiencia. Lo primero ha sido la necesidad de en-tender con mayor profundidad la estructura organizativa y el proceso de toma de decisión.Un error que hoy en día se comete es entender corporativamente la relación entre arti-lleros e ingenieros durante el siglo XVI con los parámetros actuales. No asimilar que elingeniero es un especialista en construcción dentro de la Artillería supone en un buennúmero de casos analizar una cuestión, como se suele decir, viendo los árboles, pero noteniendo una noción clara del bosque que está ante nuestros ojos. Incluso, a partir de1711, cuando los ingenieros se desligan de la Artillería formando un nuevo cuerpo, lasdiferencias prosopográficas con la actual Arma de Ingenieros son tales, que los paralelosmuchas veces son bastante arriesgados. Ser consciente de las complejidades y contra-dicciones de las estructuras y de las cadenas de mando creo que me ha servido para verque la maquinaria en la toma de decisión a cualquier nivel, ya sea estratégico, operativoo táctico, es muchas veces un sindiós de difícil asimilación. Pese a las diferencias queplantea un diferente momento histórico, hay que ser consciente de que una estructurajerárquica cuanto más complicada es, más tiende a elaborar complejas soluciones.

LOS VIAJES DEL EMPERADOR Y LUIS PIZAÑO 55

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NOTAS

1. [email protected]. A ello ha contribuido que una escueta biografía sea una de las voces del Diccionario Biográfico Español, obra ciclópea auspi-

ciada por la Real Academia de la Historia. Vid. CÁMARA, 2013, pp. 746-747.3. El general de brigada de ingenieros D. Fermín de Sojo y Lomba (La Habana, 1867-Santander, 1956) sirvió en la 4ª Región

Militar (Cataluña) desde febrero de 1902 hasta marzo de 1903. Archivo General Militar de Segovia (=AGMS), 1ª Sección,sig. S-2938, exp. 1.

4. Archivo de la Corona de Aragón, Comandancia de Ingenieros, h. 485, exp. 1633.5. SOJO (1927, p. 9) así lo afirma en el proemio de su obra: «llamó mi atención, entre los varios planos [del archivo de la Coman-

dancia de Ingenieros de Cataluña] que por mis ojos pasaron, uno en el cual... se representaba el Fuerte de la Trinidad [deRosas]». Ello le llevó a dedicar «desde entonces mis horas de estudio a la averiguación del nombre del autor del fuerte».

6. SOJO, 1927, p. 11.7. Tras el Tratado de París que puso fin a la guerra, el entonces capitán Sojo fue repatriado convaleciente aún de una enfermedad.

Archivo General Militar de Segovia (AGMS), 1ª Sección, sig. S-2938, exp. 1.8. Todos los datos que se toman sobre su origen y su linaje proceden de SOJO, 1927, pp. 87-103.9. El origen de dicho error está en LLAGUNO y CEÁN, t. I, p. 229.10. Respeto la transcripción, SOJO, 1927, p. 94.11. Archivo Histórico Nacional (AHN), Órdenes Militares, lib. 330, f. 5. 12. SOJO, 1927, pp. 334-335 y 475. En relación a la vinculación de dicha fortaleza a la Orden de Calatrava, DE AYALA, 1993, pp.

13-33.13. SOJO, 1927, p. 91.14. SOJO, 1927, p. 90.15. Se han tomado las relaciones de Auñón y Almoguera de las versiones en línea obrantes en la Biblioteca Virtual de la Univer-

sidad de Castilla-La Mancha: [https://www.uclm.es/ceclm/b_virtual/libros/Relaciones_GU/AUÑÓN.htm], consultado el30/12/2015; y [http://www.uclm.es/ceclm/b_virtual/libros/Relaciones_GU/ALMOGUERA.htm], consultado el 30/12/2015.

16. RUBIO, 1972, pp. 87-88.17. CLONARD, 1853, t. III, p. 99.18. CODOIN, 1861, pp. 307-308.19. CODOIN, 1861, p. 307.20. Además del relato de SOJO (1927, pp. 127-163), merece destacarse los estudios posteriores de YASIOTIS (1998) y posteriormente

de VARRIALE (2011), que aunque no mencionan a Pizaño, sí que aportan una mejor contextualización a la campaña. 21. SOJO, 1927, pp. 165-187. Sobre la imagen del emperador Carlos como Nuevo Escipión, vid. CHECA, 1987, p. 94. 22. AHN, Órdenes Militares, lib. 330, f. 5.23. DE CASTRO et al., 2015, pp. 40-43.24. PACINI, 2013, pp, 70 y ss.25. DE CASTRO et al., 2015, p. 40.26. SOJO, 1927, p. 623.27. En relación a fray Tiburzio Spannocchi me remito a la aportación de mi maestra Alicia Cámara en este libro, aunque ya ha

dado evidencia en obras anteriores que es durante su servicio al rey de España cuando este caballero sanjuanista sienés recibeuna encomienda. Vid. CÁMARA, 1998, pp. 109 y 244.

28. LLAGUNO y CEÁN, t. I, p. 229. Entre la cofradía de historiadores que hemos arrastrado ese error se encuentra un servidor. Vid.DE LA FUENTE, 1998, p. 67.

29. Cfr. SOJO, 1927, p. 96. Su argumentación, analizada con detenimiento, no admite discusión.30. SOJO, 1927, pp. 454 y 542. Un vistazo al expediente personal de D. Fermín documenta que desde su promoción al empleo de

teniente en 1888 hasta su selección para el generalato en 1927, los cuatro ascensos obtenidos lo fueron por estricta antigüedad.AGMS, 1ª Sección, 1ª Sección, sig. S-2938, exp. 1.

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BIBLIOGRAFÍA

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Moderna, 22, 30 pp.YASIOTIS, Y. (1998), «El Peloponeso en el marco de la política mediterránea de Carlos V», Erytheia. Revista de estudios

bizantinos y neogriegos, 19, pp. 79-115.

LOS VIAJES DEL EMPERADOR Y LUIS PIZAÑO 57

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A lo largo de la Edad Moderna las necesidades de control y gobierno de la supranacionalmonarquía española precisaron de virreyes y ejércitos, cartógrafos y marinos, o técnicosy artífices. En este contexto con grandes espacios para edificar y fortificar, el viaje se con-vertía en razón de Estado, en especial para los ingenieros, de los mejores de Europa, querecorrieron, reconocieron y dibujaron los amplísimos territorios bajo gobierno español.Este fue el caso de los coroneles Carlos y Fernando de Grunenbergh pertenecientes auna familia de ingenieros militares que, aunque instalada en los Países Bajos españoles,provenían del norte del estado de Westfalia. Una zona limítrofe con el sur de las Provin-cias Unidas, concretamente con la ciudad de Colonia, capital del obispado del mismonombre.

Colonia constituía un enclave católico próximo a la frontera de los territorios flamencosbajo soberanía española, uno de los lugares tradicionales de reclutamiento de soldados,militares e ingenieros que sirvieron a la monarquía de España aunque por su nacimientono fueran súbditos naturales del rey español1. Territorios cuya población guardó obe-diencia al Sacro Imperio Romano Germánico en una época en la que en Europa seformó una conciencia católica frente a los protestantes neerlandeses y los hugonotesfranceses. A los tudescos procedentes de los estados septentrionales y confesión católicase les conocía como alemanes altos, denominación que también recibieron los Grunen-bergh en el ejercicio de su profesión.

La familia Grunenbergh al completo se trasladó en 1638 a Bruselas, huyendo quizásde la devastación causada por la Guerra de los Treinta Años en los territorios de los es-tados teutones. En Bruselas, los hijos del matrimonio formado por el cabeza de familia,el ingeniero Carlos de Grunenbergh, nacido en el condado de Cleves, e Isabel Clara Spa-zina (sic), nombre de pila con connotaciones españolas y originaria de la ciudad holan-

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3Los viajes de los ingenieros Carlos

y Fernando de Grunenbergh. De Westfalia a Malta

DOLORES ROMERO MUÑOZCEDEX/CEHOPU

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desa de «Ginghados» [sic], fueron bautizados el 16 de marzo de 1638 en la colegiata deSan Miguel y Santa Gúdula, hoy catedral de Bruselas. De la ceremonia se ha encontradoel acta por duplicado. Una de ellas, la original, se encuentra depositada en el ArchivoGeneral de Bruselas2, la otra, una copia en italiano, se conserva en el Archivo HistóricoNacional3. En ambos documentos consta por este orden que los niños y hermanos FilippoCarlos, Ferdinando Francisco y Tomaso Grunenberghe [sic] recibían el sacramento delbautismo en una única ceremonia, recién llegada la familia a Bruselas, al objeto de dejarconstancia de su fe pues los niños habían nacido en Colonia4.

Los ingenieros Carlos y Fernando de Grunenbergh iniciaron sus viajes por los terri-torios españoles cuando, pasada la mitad del siglo XVII, se incorporaron al servicio de lamonarquía de España para luchar en el frente portugués. Los Grunenbergh formabanuna saga de ingenieros alemanes que en Flandes ya habían ejercicio su profesión a lasórdenes del gobernador de los Países Bajos españoles. Y, aunque no se conocen los as-pectos concernientes a su formación como ingenieros, es posible que esta se llevase acabo en el ámbito familiar de la mano del padre.

60 «LIBROS, CAMINOS Y DÍAS». EL VIAJE DEL INGENIERO

FIG. 1 Mapa de Europa con los viajes de los Grunenbergh: Westfalia, Colonia, Bruselas, Madrid, norte de Portugal, Galicia,Nápoles, Sicilia, Malta y Francia (Tolón).

portugal

francia

inglaterra

sacro

imperio

austria

hungría

flandes

españa

franco

condado

océano

atlántico

suiza

provincias

unidas

saboya

milanesado

estados

italianos

nápoles

Sicilia

Cerdeña

Córcega

Malta

Ceuta

Melilla Orán

Islas Baleares

Madrid

Tolón

BruselasColonia

Westfalia

España y sus posesiones

Territorios españolesanexionados por Francia

Límite del Sacro Imperio

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LLEGADA A ESPAÑA Y ESTANCIA EN GALICIA Y MADRID

Desde Flandes los Grunenbergh llegaron a la Corte en Madrid como expertos en fortifi-caciones al igual que otros muchos ingenieros al servicio de la monarquía de España5.En concreto, los alemanes sirvieron en la guerra hispano-lusa donde la carencia de inge-nieros era un problema acuciante. No obstante, conviene destacar que bajo el brazo traíanuna ambiciosa propuesta personal, consistente en la construcción de un canal artificialparalelo al Manzanares para comunicar Madrid y Toledo, al objeto de mejorar el tráficocomercial en torno a ambas ciudades.

En la presentación de su propuesta en la Corte madrileña recurrieron a algunos per-sonajes de gran relevancia política, desde Juan José de Austria hasta el mismísimo FelipeIV, a quienes explicaron los entresijos del proyecto. Ello demuestra cómo los Grunen-bergh, a pesar de su procedencia alemana y de no ser vasallos naturales de la monarquía,aspecto importante que conviene resaltar, gozaban de notable estima como ingenierosen las altas instancias del gobierno español.

En lo tocante a su viaje a Castilla, atravesando media Europa, según la documentaciónencontrada los hermanos Grunenbergh, al menos uno de ellos, asistía en el frente por-tugués en octubre de 1656 junto a su padre. Podría tratarse de Carlos de Grunenbergh,padre e hijo, quienes servían por entonces en el ejército español en la provincia portu-

LOS VIAJES DE LOS INGENIEROS CARLOS Y FERNANDO DE GRUNENBERGH. DE WESTFALIA A MALTA 61

FIG. 2 Mapa de Galicia con indicaciones de las plazas en las que sirvieron los Grunenbergh como ingenieros militares.Theatrum Orbis Terrarum de ABRAHAM ORTELIUS.

Ferrol

Coruña

Muros

Pontevedra

Vigo

BayonaTuy

La Guardia Amorín

Monterrey

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guesa de Entreduero y Miño primero y Extremadura después6, pues la llegada de Fer-nando fue más tardía, en 1661, según exponía el propio ingeniero en su hoja de servicios.

Precisamente, en julio de 1661, el Consejo de Guerra ratificaba el ascenso a coronelesde los Grunenbergh con el cometido de servir en Galicia como ingenieros de fortifica-ciones7. Aquí estuvieron destinados en el ejército que combatía en la frontera del Miñoel levantamiento portugués, hasta su finalización en 1668, aunque desde 1665 en el casode Carlos, solo formalmente. En Galicia, los coroneles alemanes estuvieron presentesen un continuo ir y venir en las defensas de las rayas húmeda, entre A Guardia y la torrede Lapela, y seca, en Verín (Orense). Asimismo trabajaron en las fortificaciones de Vigoy Bayona, «de los que levantaron planta»8, y asistieron en las obras de abrigo de los puer-tos de Muros, A Coruña y Ferrol; en la modernización de los fuertes de Monzón, Salva-terra, castillo de Medos, San Miguel de los Reyes y Amorin, recorriendo de continuo unamplio itinerario a través de la geografía gallega, según explica la documentación encon-trada en el Consejo de Guerra9. En Galicia sus obras más célebres fueron el castillo deA Guarda y el primer recinto del Castro que corona la cima del mismo nombre y desdeel que se divisa la ciudad y el acceso a la bahía de Vigo10.

Durante este periodo, los Grunenbergh simultanearon sus ocupaciones en el frentegallego con su presencia en la Corte a fin de defender y poner en marcha el proyecto decanalización artificial de Manzanares. Desde 1665 se tiene acreditada la presencia deCarlos en Madrid, ocupado en la tramitación de dicho proyecto de canalización, sin duda

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FIG. 3 Croquis de la costa de Galicia y Portugal cercana a la desembocadura del río Miño con parte del cauce de este ríohasta Salvatierra y situación de la villa de Bayona, 1574. España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Archivo Generalde Simancas. MPD, 19, 121.

Bayona

Salvaterra

Goian

La Guardia

Monzón

Tuy

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su idea más personal que muestra la vocación hidráulica de estos ingenieros. Los Gru-nenbergh buscaban impulsar el proyecto mediante la obtención de un privilegio de in-vención o patente, en línea con la mentalidad centro europea donde la iniciativa privadaera el motor de la economía y el progreso. Esta presencia en la Corte era necesaria sobretodo a partir de la muerte del rey Felipe IV, en septiembre de 1665, quedando Carlos enMadrid para defender su empresa. Mientras, Fernando permaneció en el norte peninsu-lar, recorriendo Galicia, Asturias y Cantabria, ocupándose de la mejora del estado de suspuertos, hasta que finalmente en 1667 se trasladó a Madrid con el fin de nivelar el Man-zanares. Un trabajo que les llevó a reconocer las márgenes del río desde El Pardo hastaAranjuez, pasando por Madrid, Vaciamadrid o Colmenar11.

Con todo, la tortuosa tramitación, la falta de una respuesta concluyente cuando noel rechazo frontal a la navegación del Manzanares manifestada por algunos regidores deMadrid, motivaron la indignación de los coroneles, que respondieron a la censura públicaa través de la edición de su proyecto con el fin de restituir su prestigio y honor, así comomanifestar su única aspiración de servir a la monarquía. En la publicación se exponíansus fundamentos técnicos, económicos y políticos, a pesar del secreto que se cernía sobreeste tipo de cuestiones. Precisamente en el dictamen de la Junta creada en el Ayunta-miento de Madrid para estudiar el proyecto, uno de los impedimentos que esgrimían loscorregidores era la condición de extranjeros de los autores, equiparándolos con merce-narios y acusándoles de buscar solo el beneficio particular12.

Por ello, en 1669, una vez presentado el Memorial en Madrid, donde el tenso am-biente político tenía paralizadas las decisiones de Estado, tras la negativa del Consejo de

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FIG. 4 Mapa de la frontera seca del Miño con las plazas del valle de Monterrey a la altura de Verín, 1786. España. Ministe-rio de Educación, Cultura y Deporte. Archivo General de Simancas. MPD, 21, 063.

Frontera seca

Verín y el castillode Monterrey

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Guerra a permitirles volver a Flandes, junto a Juan José de Austria, se les daba nuevodestino en el reino de Nápoles, a la sazón el mayor proveedor de tropas para los tercios13.

OBRAS Y PROYECTOS EN ITALIA: LOS VIRREINATOS DE NÁPOLES Y SICILIA

Entre 1669 y 1670 encontramos a los Grunenbergh en el virreinato de Nápoles dedicadosa las obras de fortificación y mejora de los puertos del reino. Allí permaneció Fernandode Grunenbergh como ingeniero mayor al frente de los proyectos de reforma de las for-tificaciones marítimas, la mejora de las defensas del Castel del’Ovo, o la búsqueda de so-luciones para solventar las deficiencias de la dársena del puerto14. También estuvoimplicado en las fortificaciones de los enclaves de Porto Ercole, Orbitello y Porto Longoneen el Estado de los Presidios de la Toscana, dependiente del virreinato de Nápoles.

En lo concerniente a Carlos de Grunenbergh, posiblemente el hermano mayor, cuyatrayectoria alcanzó un gran renombre superando en ese sentido al menor, poco se sabede la actividad que llevó a cabo en Nápoles, salvo la supervisión de algunas obras de for-tificación en los puertos del Estado de los Presidios, proponiendo soluciones para dismi-nuir los gastos de su ejecución, quedando Fernando al frente de las mismas.

Carlos de Grunenbergh viajaba a Sicilia en 1671 a petición del virrey Claude Lamoral,príncipe de Ligne, con el fin de poner en buen estado las fortificaciones de la isla antela amenaza turca. El detonante fue la toma de la veneciana ciudad de Candía en Cretapor los turcos en 1669, inaugurando una nueva fase de tensiones bélicas entre la mo-narquía católica y el imperio otomano. De hecho, hasta la Corte llegaban noticias in-quietantes sobre el rearme de una poderosa armada turca que amenazaba con uninminente ataque dirigido hacia las costas de Nápoles, Sicilia y Malta15. A ello se unía elpeligro derivado de las seculares pretensiones francesas sobre el reino de Sicilia, cuyadefensa había sido abandonada desde hacía años. El virrey recababa entonces la urgente

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FIG. 5 FERNANDO DE GRUNENBERGH, «Planta iconográfica de la parte de la Marina de la Ciudad de Nápoles, con la decla-ración de los puertos a donde se puede y se deve colocar la artillería en caso de invasión de enemigos y del Fortín que nueva-mente se está fabricando...», 1691. España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Archivo General de Simancas. MPD,03, 016.

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presencia en Sicilia de un ingeniero experimentado para inspeccionar el estado de lasdefensas y proyectar y dirigir las obras más urgentes16.

En Sicilia, supeditada la acción constructiva a la urgencia de las necesidades defen-sivas, en el período que abarca desde 1671 hasta 1674, Grunenbergh estuvo presenteprimero en el noroeste de la Isla. Una zona cuya cercanía a Palermo fue determinantepara la mejora de las fortificaciones de la cercana ciudad de Trapani, donde proyectó lacélebre torre de Ligne que todavía hoy se conserva en la entrada del puerto, y la fortifi-cación de la Isla Fariñana, ubicada frente a Palermo. A continuación, Grunenbergh via-jaba hacia la costa oriental de la isla dedicado a reconocer sobre el terreno lasfortificaciones de las plazas situadas al sureste, Siracusa, Augusta y, en especial, Catania,que adolecía de una situación de gran vulnerabilidad al quedar indefensa por los dañoscausados en sus murallas tras la erupción en 1669 del volcán Etna17.

En 1673 Grunenbergh reconocía la plaza de Catania, planteando en un primer mo-mento la posibilidad de levantar una moderna ciudadela en sustitución del viejo castillo.No obstante pronto rectificó esta solución advirtiendo sobre la inutilidad del esfuerzoconstructivo en una plaza en la que la lava había malogrado el terreno hasta el punto dedesaconsejar cualquier proyecto constructivo de cierta entidad. Por las razones expuestas,en contraste con otras soluciones más complejas adoptadas por Grunenbergh, en Cataniael ingeniero se limitó a actuaciones puntuales, conservando los tramos de las murallasque habían resistido junto a los baluartes de nueva factura situados en torno al supervi-viente castillo Ursino y entre el bastión de los Infetti (infectados) y de Tindaro. En Au-gusta, una plaza clave y casi desguarnecida, trazó una ciudadela pentagonal entre el canalde comunicación del puerto y tierra firme, que finalmente serviría de modelo a las ejecu-tadas en Mesina y Siracusa durante el gobierno del conde de Santisteban. En Siracusa,según explica la Descripción de la Sicilia, «el Príncipe de Ligne había fortificado el año1672 la venida de tierra –el istmo– con la dirección del ingeniero Don Carlos de Gru-nenbergh, añadiendo fortificaciones nuevas de gran primor y fortaleza a los cuatro ba-

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FIG. 6 Vista desde el mar de la bahía, puerto y ciudad de Nápoles a finales del siglo XVII. Anónimo. Óleo sobre tela. Nápo-les, Museo San Martino.

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luartes de tiempo de Felipe II que estaban hechos en esta parte, y uno y otro ha compuestouna de las más fuertes y celebradas plazas de Europa, y que se tiene por inexpugnable»18.

En resumen, Grunenbergh desestimó en estas ciudades lo ya construido por consi-derarlo falto de utilidad, pues se trataba de obras sucesivas que no habían mejorado ladefensa de sus puertos y edificios, por lo que proponía erigir nuevas construcciones,adaptadas al terreno formando un sistema integral de defensa. Así, mientras el ingenieroavanzaba en el diseño de sus propuestas con el fin de enviar los informes y los planos ala Corte, el virrey ganaba tiempo con la intención de viajar él mismo a estas plazas yaque pretendía asegurarse in situ, como experto en la materia, sobre la mejor solución aadoptar, no dejando al exclusivo arbitrio del ingeniero la última decisión, si bien lo con-sideraba «muy habil en su ejercicio de que me a parecido dar noticia a V.M.»19.

LA PRESENCIA DE CARLOS DE GRUNENBERGH EN LA DEFENSA DE MESINA

En julio de 1674, tras la marcha del príncipe de Ligne del virreinato, se producía el cé-lebre levantamiento de la ciudad de Mesina contra Carlos II con el apoyo de Luis XIV.

66 «LIBROS, CAMINOS Y DÍAS». EL VIAJE DEL INGENIERO

FIG. 7 VINCENTIUS LUCHINI. Mapa de Sicilia con los lugares y ciudades a donde Carlos de Grunenbergh viajó. «Sicilia seuTrinacria Insula in mari Mediterraneo sita que in circuitu habet millia passuum 700, in ea celeberrime urbes...», 1602. Es-tampa calcográfica. España. Ministerio de Educación, Cultura y Deprote. Archivo General de Simancas. MPD, 6, 6.

Palermo

Trápani

Isla Fariñana

Milazo Mesina

Rometta

Acireale

Catania

Augusta

Siracusa

Noto

C. GrosoLa Escaleta

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La revuelta de Mesina contra la hegemonía de los Austrias constituyó un capítulo tras-cendental en la historia de la monarquía de España en Italia, así como en la trayectoriavital y profesional de Carlos de Grunenbergh, quien tuvo un papel como ingeniero al ser-vicio del rey católico más relevante de lo conocido hasta ahora. Según las fuentes de laépoca, Grunenbergh estuvo implicado en la defensa de Mesina desde el inicio de la con-tienda, viajando entre la ciudad rebelde y Milazo, donde se instaló la Corte hasta la fina-lización del conflicto. Con continuos desplazamientos por toda la costa oriental sicilianadesde la posición de El Faro, en la entrada al estrecho de Mesina, pasando por esta ciu-dad, Catania, Augusta y Siracusa.

Lancina es explícito cuando se refiere a Grunenbergh como el ingeniero que el 21 dejulio llegaba a Milazo procedente del castillo de San Salvador en Mesina, donde habíacomprobado el estado del castillo y la manera de aprovisionar desde allí al palacio Real,donde se encontraba sitiado el marqués de Crespano, Diego de Soria, sin víveres ni mu-niciones. Asimismo, está documentada la activa participación de Carlos de Grunenberghen el frente de Lombardello, zona montañosa en el camino entre Milazo y Mesina conpuestos clave como los castillos de Monforte, Rometta o San Plácido, y escenario de unacruenta batalla saldada con la derrota española. También durante los primeros meses dela guerra el ingeniero se encargó de la puesta a punto de las defensas de la Escaleta, ac-ceso desde la costa hasta Mesina, y en otros episodios de la guerra contra los mesineses20.

LOS VIAJES DE LOS INGENIEROS CARLOS Y FERNANDO DE GRUNENBERGH. DE WESTFALIA A MALTA 67

FIG. 8 Lugares donde Carlos de Grunenbergh estuvo presente durante la guerra de Mesina, desde El Faro hasta La Esca-leta, Lombardello, Rometta o Monforte, Melazo, Mesina, Catania, Acireale, Augusta y Siracusa. Plano de la parte oriental de lacosta en la isla de Sicilia. España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Archivo General de Simancas. MPD, 15, 105.

Milazo

Monforte

Rometta

El Faro

Mesina

San Plácido

La Escaleta

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En relación con esta visita de inspección de Grunenbergh, una fuente de la época refiereen palabras de Laloy: «Le 25 août, l’ingénieur revint de Scaletta à Milazzo et déclara qu’ilfallait fortifier ce poste pour qu’il serve de point d’appui aux troupes royales quand elless’avanceraient»21.

La trayectoria de Grunenbergh en la guerra de Mesina muestra la actividad desple-gada por los ingenieros militares en las zonas de conflicto durante el siglo XVII, espe-cialmente valorados en las operaciones de asedio o defensa por su formación y experienciaen el diseño y construcción de fortificaciones, la protección de las fronteras y en la tácticade los asaltos, en franca competencia con artilleros. No obstante, aunque estos artíficesfueran expertos en arquitectura militar, en un contexto de guerra abierta estos ejercíanmás como ingenieros zapadores. Su labor se centró sobre todo en levantar sobre el terrenodefensas de campaña, ejecutadas con urgencia y con un carácter efímero, destinadas arepeler los ataques del enemigo en un momento concreto. En el caso de la guerra de Me-sina, en general las obras proyectadas fueron empalizadas, construidas con pocos mediosmateriales, sobre todo estacas y fajina, además de fosos y trincheras. Ese fue el caso delas defensas de La Escaleta, el castillo del Salvador o Lombardello.

El 17 de septiembre de 1674 el ingeniero pasaba en barca desde La Escaleta al castillode San Salvador de los Griegos con el cometido de organizar la defensa y construir lasfortificaciones que permitiesen conservar el último bastión español en Mesina, en unainmejorable situación para controlar la entrada a la bahía22. En este nuevo escenario, lafalta de ayuda y la tardanza de la armada enviada para socorrer al exiguo ejército español,hizo que Grunenbergh rindiese el castillo el 8 de octubre23. Un hecho que acarreó la ig-nominia al ingeniero pues con la capitulación se perdía una plaza fuerte fundamentalpara el desembarco de la armada española24.

Junto con otros mandos del Salvador el ingeniero fue llevado preso por los mesinesesal castillo de Castelazo y después, ante las pésimas condiciones del cautiverio, fueron

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FIG. 9 FILIPPO GIANNETTI. Vista de Mesina durante la revuelta de 1674. Óleo sobre tela. Nápoles, Museo de Capodi-monte. Inventario d’Avalos 221.

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trasladados por los franceses a Tolón, puerto de la armada francesa, y desde allí a la Pro-vence, donde permaneció hasta febrero de 167625. La excusa para el traslado fue el mal-trato de los mesineses hacia sus prisioneros, incurriendo en actos de guerra deshonrosapor no cumplir lo acordado en las capitulaciones.

LIBERTAD Y DESTINOS EN LA GUERRA: CATANIA, SIRACUSA, AUGUSTA…

Tras su cautiverio en Francia y su regreso a Sicilia, Carlos de Grunenbergh se presentóen Milazo voluntariamente para ser procesado por la entrega de la fortaleza del Salvador,ingresando en prisión26. Sin embargo, la situación de guerra generalizada en la fachadaoriental de Sicilia llevó, a instancias del general Diego Bracamonte, jefe de la caballeríaespañola, a liberarlo para regresar al servicio activo en los frentes más complejos. Enopinión de Bracamonte, el ingeniero era «muy practico en aquel terreno y no haver hom-bre de igual calidad en su ministerio». Cualidades muy convenientes para preparar elnuevo ataque contra Augusta, pues sus trabajos en la ciudad durante el virreinato deLigne le facultaban como un consumado conocedor de los frentes costero y terrestre dela zona.

El papel otorgado a Grunenbergh fue más allá del de un mero consejero, convir-tiéndose en una de las personas de confianza del virrey de Sicilia, el VII marqués de Vi-llafranca. El ingeniero estudió la operación que proponía el virrey y consideró que erala de «mayor consecuencia y facilidad que se podía intentar, y que tenía por muy factiblesu consecución respecto de no llegar a 900 franceses los que havia en Augusta y suscastillos». Villafranca le instó entonces a marchar al encuentro de su aliado, el almiranteholandés De Ruyter, con el propósito de exponerle en persona los planes del virrey. Asi-mismo, Grunenbergh debía entregar en mano las cartas remitidas por Villafranca a DeRuyter y a Francisco Pereira y explicarles «a boca (…) la forma y facilidad de practicarseesta operación». Y, aunque el plan había sido pergeñado por el propio Villafranca, seconstata la alta consideración dispensada al coronel Carlos de Grunenbergh por susconocimientos de táctica militar implícitos a su profesión de ingeniero, incólume apesar de la pérdida del castillo de San Salvador. Condición extrapolable a otros inge-nieros militares que servían en los ejércitos de otras potencias europeas, célebre el casode Vauban, otorgándoles un papel relevante en la toma de decisiones de carácter estra-tégico.

Poco después, Carlos de Grunenbergh, como ingeniero del reino, a pesar del procesoque seguía abierto sobre su proceder en la rendición del Salvador, fue encargado por Cas-tel Rodrigo del diseño y la traza de nuevas defensas en Aci, villa situada en el caminoreal entre Catania y Mesina. Allí, las fortificaciones se erigieron en una colina situadaen el cabo de los Molinos, a 300 metros de altura, que permitía una panorámica de lacosta desde la cual avistar las escuadras francesas y el cercano bosque situado al nortede Aci San Antonio y San Felipe, nombre por el que se conocía entonces la villa. La elec-ción del lugar atendía asimismo a la proximidad de Taormina y del castillo de la Mola,en manos francesas. El diseño de las fábricas incluía la defensa del cabo, donde se ubicóel fuerte y una gruesa muralla tendida a lo largo del camino real, articulada en dirección

LOS VIAJES DE LOS INGENIEROS CARLOS Y FERNANDO DE GRUNENBERGH. DE WESTFALIA A MALTA 69

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sureste rodeando el terreno circundante y el bosque de Aci. También entonces se levantóuna puerta fortificada llamada de Mesina por encontrase en la salida que conducía adicha ciudad.

Durante el invierno de 1677, las autoridades españolas iniciaron la preparación de lacampaña del año siguiente, para lo cual Grunenbergh se desplazó a Siracusa y Lentini,situadas enfrente de la ocupada Augusta, al objeto de inspeccionar el estado de las forti-ficaciones de las ciudades más importantes del sureste de la isla. En relación con la pri-mera, Grunenbergh recibió el encargo de estudiar la mejor ubicación para erigir a lamayor brevedad posible una fortificación en punta de diamante, posiblemente un baluarteadelantado, que permitiera proteger el frente marítimo del castillo Maniace, situado enel extremo de la península, y la bocana del puerto grande.

FORTIFICACIÓN Y NUEVA PLANTA. LA CIUDADELA DE MESINA Y EL BLINDAJEDE AUGUSTA Y SIRACUSA

Tras el fin de la revuelta de Mesina en 1678, el gobierno enviaba un nuevo mandatarioal virreinato de Sicilia, Francisco de Benavides Dávila y Corella, IX conde de Santistebandel Puerto, que arribaba a la isla procedente de Cerdeña, donde había ejercido la dignidadde virrey27. Por entonces Grunenbergh viajaba a Nápoles para formar parte del comité

70 «LIBROS, CAMINOS Y DÍAS». EL VIAJE DEL INGENIERO

FIG. 10 CARLOS DE GRUNENBERGH. Perspectiva de Mesina, con el puerto, la ciudad y en primer plano la ciudadela sobre elbrazo de San Ranieri, 1686. España. Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. Archivo General de Simancas. MPD, 11, 30.

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de ingenieros encargados de buscar la solución técnica más adecuada para mejorar la si-tuación del puerto de la ciudad partenopea.

Fue ahora cuando se planteó la construcción de una imponente ciudadela en Mesina,auspiciada por Juan José de Austria y el duque de Medinaceli, que garantizase la quietuden la ciudad. La pacificación de Mesina contemplaba la imposición de un decreto denueva planta, que manifiesta el triunfo de los partidarios de la línea dura de la Corte deCarlos II, extensivo al resto de ciudades de la zona oriental de Sicilia, Augusta, Siracusao Catania. Ello obligó al ingeniero a recorrer la geografía de la zona oriental de Sicilia enun ir y venir continuo. De hecho, hasta muy avanzadas las obras en todas las ciudades,Grunenbergh no tuvo residencia fija en Mesina.

Los proyectos ejecutados por Carlos de Grunenbergh durante la etapa del virreinatode Santisteban (1678-1687), la ciudadela de Mesina, las obras de fortificación de los ist -mos de las penínsulas de Augusta, donde levantó la célebre puerta española, y de Sira-cusa, separándolas de la zona de tierra adentro, convertidas en auténticas machinaemilitaris, le valieron el mayor reconocimiento de su trayectoria.

ÚLTIMOS VIAJES DE CARLOS DE GRUNENBERGH. EL TERREMOTO DE 1693 YSUS ESTANCIAS EN MALTA

Tras los terribles terremotos de 1693, Carlos de Grunenbergh estuvo ocupado en la re-construcción de las ciudades costeras de la fachada oriental de Sicilia: Augusta, Siracusa,Catania y Noto, gravemente dañadas. Grunenbergh no solo organizó el desescombradode las zonas afectadas, sino que tomó parte en las decisiones más relevantes adoptadasentonces, como el cambio de ubicación de algunas ciudades como Noto, así como elnuevo trazado de las mismas.

Asimismo, simultaneando los trabajos de las fortificaciones sicilianas, Grunenberghparticipó en la modernización de las defensas de la isla de Malta, donde tras la toma deCreta por los turcos se habían instalado los Caballeros de la Orden de San Juan de Jeru-salén a instancias de Carlos V. Hasta allí viajó el ingeniero con licencia del virrey deSicilia los años 1681-1682, 1686-1687 y 1689-1690.

En La Valeta trabajaron algunos de los ingenieros más insignes de cada época, entreellos Tiburzio Spannocchi, Pietro Paolo Floriani, el conde de Pagan, Sébastien lePreste de Vauban o el propio Carlos de Grunenbergh. Este estuvo presente en Maltapor orden y licencia del virrey conde de Santisteban, como parte de su cometido deingeniero mayor de Sicilia. Como servidor del rey de España tuvo que viajar a la isladurante varios periodos, simultaneando la dirección de las obras en ambas márgenesdel canal de Siclia.

Allí Grunenbergh propuso la ampliación de los castillos de San Telmo, San Angelo yRiscasoli. También planteó mejoras en la zona de La Floriana, línea de fortificacionesque circunvalaba la ciudad por el frente de tierra. En San Telmo proyectó la ejecuciónde un caballero para custodiar la entrada a la impresionante bahía, aumentando la capa-cidad de tiro desde el interior. En San Angelo, situado en la península de Birgu frente aLa Valeta, llevó a cabo la construcción de varias líneas de baterías que elevaron el muro

LOS VIAJES DE LOS INGENIEROS CARLOS Y FERNANDO DE GRUNENBERGH. DE WESTFALIA A MALTA 71

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del frente exterior del castillo asomado al canal de acceso al puerto. En la cara opuestadel fuerte, hacia la zona de tierra adentro, Grunenbergh abrió una puerta en el muro dela imponente fortaleza para permitir la entrada de efectivos a resguardo del fuego ene-migo. Obras financiadas por Carlos de Grunenbergh, en la línea de lo propuesto juntocon su hermano para la construcción del canal del Manzanares, lo que le valió el reco-nocimiento de la Orden al nombrarle caballero de San Juan28.

En Malta, todavía hoy, La Valeta refleja en toda su magnificencia el esfuerzo cons-tructivo empeñado a partir de 1565 por convertir la ciudad, tras el célebre asedio quesufrió la ciudad a manos de los turcos, en un bastión inexpugnable del cristianismo enpleno estrecho de Sicilia, angostura que divide la cuenca occidental y oriental del Medi-terráneo. A poca distancia de Siracusa y a menos todavía de Túnez, a caballo entre doscontinentes, su arquitectura civil y militar deja impresionado al visitante. Allí, una de lascunas del barroco más ecléctico, la historia del siglo XVII europeo se atisba en cada es-quina, calle, palacio, iglesia o edificio.

En la ciudad se pueden descubrir los restos del paso de nuestro protagonista por ella.En San Ángelo se encuentra la lápida que corona la puerta abierta por iniciativa de Gru-nenbergh, en la que se hace referencia al ingeniero y al monarca al que servía. Asimismo,en el Palacio de los Grandes Maestres se custodian las tres maquetas en piedra que realizóel propio Grunenbergh para mostrar las obras propuestas en San Telmo, San Ángelo y

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FIG. 11 Fortificaciones y planta urbana de La Valeta, capital de Malta. Teatro geografico antiguo y moderno del Reyno de Sici-lia. [Recopilado por C. Castilla], 1686. Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación. Archivo General, sig. Mss. 3.

La Floriana

San Telmo

San Angelo

Riscasoli

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en La Floriana, conservadas gracias a que con ellas se instruía a los jóvenes caballerosen el diseño, construcción y asedio de fortificaciones.

También en La Valeta permanece el retrato de Carlos de Grunenbergh, fechado en1687, obra del calabrés Mattia Pretti, caballero y pintor oficial de la Orden de Malta, yen la actualidad propiedad de un coleccionista particular. La pintura nos muestra a unGrunenbergh en edad madura que sostiene un plano en la mano donde aparece dibujadauna fortificación a la «moderna», con unos baluartes que conforman un espacio exteriorque a su vez cobija otra fortaleza interior, resaltando su condición de ingeniero expertoen fortificaciones. Los aspectos militares de nuestro personaje aparecen representadosen el óleo por la vetusta armadura con la que viste, el casco dispuesto sobre la mesa y elbastón de mando con empuñadura de plata como corresponde a su grado de coronel ale-mán, equivalente al de maestre de campo de los tercios españoles e italianos. Al fondode la estancia pintada en el cuadro, aparece la imagen de una fortificación marítima ci-

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FIG. 12 Vista actual delcastillo de Sant’Angelo en lapenínsula de Birgu (Malta),con la hilera de bateríasproyectadas y financiadaspor Grunenbergh. Fotogra-fía de Dolores RomeroMuñoz.

FIG. 13 GASPAR VAN WITTEL. Vista de Mesina, con la fortaleza de Carlos de Grunenbergh, el puerto y, al fondo, el frentecostero de palacios, 1713. Óleo sobre tela. Colección Universitá degli Studi di Messina. Sicilia.

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mentada sobre la roca viva de un puerto. Alegoría de las construcciones que le hicieroncélebre en su tiempo, cuya representación, como un juego barroco de espejos, podríatratarse de una ventana abierta o de otra pintura dentro del retrato29. Por último, aunqueno menos importante, Grunenbergh luce la cruz de oro de ocho puntas de la Orden deMalta, concedida en 1686, privilegio otorgado a sus caballeros30.

Como se ve, las trayectorias de los coroneles Grunenbergh formaron parte de la prác-tica profesional de los ingenieros militares del seiscientos, obligados a viajar por los te-rritorios bajo dominio español como parte de su cometido profesional. Una prácticafraguada en el siglo XV y que tuvo continuidad hasta el siglo XIX, dada la necesidad dela monarquía de España para tener controlados amplísimos territorios31. Salvatore Bos-carino considera a Carlos de Grunenbergh un paradigma de esta cultura técnica y cien-tífica internacional, a la altura de los mejores de su tiempo32. Debemos valorar el sistemaideado por Grunenbergh en virtud de las particulares circunstancias que confluyen enel ingeniero alemán: su conocimiento del territorio sobre el que se ubicaban las obrasproyectadas mediante el conocimiento in situ del lugar, a través del viaje, las necesidadesintrínsecas de la defensa y la pericia en la arquitectura militar de su tiempo que, por ex-periencia directa, era española, italiana, holandesa, flamenca y tudesca.

Advirtamos que durante la Edad Moderna, los ingenieros militares fueron los autén-ticos autores de un modelo corográfico creado para recabar información veraz sobre elterreno en un afán por hacer más panorámica la percepción del territorio y sus necesi-dades. Todo ello mediante el viaje y su presencia en diferentes y diversos lugares.

74 «LIBROS, CAMINOS Y DÍAS». EL VIAJE DEL INGENIERO

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NOTAS

1. PARKER, 2006, p. 65; RIBOT, 2004, pp. 654 y ss. 2. Archives Ville de Bruxelles, ROMERO, 2015. 3. AHN, E, leg. 5.046 (2).4. AHN, E, leg. 5.046 (1).5. AHN, E, leg. 1.301, exp. 49, f. 1r.6. En la hoja de servicios de Fernando, el ingeniero explica que sirvió en el ejército de Galicia pero no hace referencia a su es-

tancia en el de Portugal, lo que sí parece hizo su hermano Carlos por las mercedes recibidas de Felipe IV. AHN, E, leg. 1.301,doc. 49, f. 1r.

7. En la hoja de servicios de Fernando de Grunenbergh se da esta fecha como la de su incorporación al ejército de Galicia,AHN, E, leg. 1.301, doc. 49, f. 1r.

8. AHN, leg. 1.301, exp. 49.9. AHN, E, leg. 1.301, doc. 49, f. 1r; IHCM, 1-3-6, f. 18r.10. AGS, GA, leg. 1.911, f. 235; leg. 2.103, f. 325; libro 281, f. 106r; leg. 2.086; leg. 2.112; Biblioteca Nacional, Mss. 2.393, ff.

116r-117v. Sobre otros ingenieros procedentes de los Países Bajos que trabajaron en Vigo, COBOS y CASTRO, 2005, p. 91. 11. ROMERO, 2015.12. ROMERO, 2015.13. AHN, E, leg. 1.301, doc. 49.14. AGS, E, leg. 3.296, doc. 25, ff. 149-154; PESSOLANO, 1993, pp. 67-123; SIMONCINI, 1993, pp. 1-38.15. AGS, E, leg. 3.494, ff. 93-95 sobre la presencia de un ingeniero francés espiando las fortificaciones de Siracusa. AGS, espía

francés. 16. AGS, E, leg. 3.493, docs. 83 y 84; leg. 3.493, docs. 75, 77, 82, 96. Sobre la fecha de llegada de Carlos de Grunenbergh a Si-

cilia, no existe una clara unanimidad al respecto. En LIGRESTI, 2006, p. 115, se aporta la fecha de 1670 como el momento dellegada de Grunenbergh acompañando al nuevo virrey; en RIBOT, 2002, p. 42, se relaciona su paso a la isla desde Nápoles conla revuelta antiespañola de Mesina. Aquí se ha utilizado como fecha de llegada la aportada en el AGS, E, leg., 3.493.

17. AGS, E, leg. 3.494, docs. 107-133.18. Descripción, siglo XVII. 19. AGS, E, leg. 3.494, doc. 107.20. Sobre Lombardello, LANCINA, 1692, pp. 217 y 230; LALOY, 1929 (vol. I), pp. 327-329, RIBOT, 2002, pp. 22 y 126; sobre La Es-

caleta AGS, E, leg. 3.513, doc. 16; LALOY, 1929 (vol. I), pp. 354 y 358.21. LALOY, 1929 (vol. I).22. Sobre la valoración positiva de las tropas españolas y alemanas, véase RIBOT, 2002, pp. 663 y 671, se refiere a la importancia

del enclave del Salvador, y a cómo fue suficiente una pequeña flota para que el castillo se rindiese sin ofrecer una gran resis-tencia; AGS. E, leg. 3.515, doc. 6; ROMANO, parte segunda, libro I, 1676, pp. 96, 116, 139; ROMANO, parte segunda, libro II,1676, p. 3; LANCINA, 1692, p. 245; LALOY, 1929 (vol. I), pp. 246, 358 y 360.

23. Sobre las negociaciones para rendir el castillo, AGS, E, leg. 3.513, docs. 167 y 163; también LANCINA, 1692, pp. 245-248;LALOY, 1929 (vol. I), pp. 458-464; para las capitulaciones, AGS, E, leg. 3.513, doc. 4.

24. RIBOT, 2004, pp. 657 y ss.25. Entre los que se encontraba el castellano del Salvador, el portugués Francisco de Araujo Pimentel, AGS, E, leg. 3.518, doc.

32. 26. AGS, E, leg. 3.513, docs. 159, 161 180, 200; AGS, E, leg. 3.525, docs. 96 y 97; BNF Espagnol 159; BNF Clairambault 866-

872.27. Santisteban ocupó el puesto de virrey de Cerdeña, Sicilia y Nápoles, unos servicios que le valieron la dignidad de Grande de

España, otorgada por Carlos II en agradecimiento a su contribución en la defensa y pervivencia de su monarquía en estosreinos, AGS, E, leg. 3.525, doc. 69-70; Descripción, ff. 25v-25r; CEREZO SAN GIL, 2005, p. 469; CRESPO y ROMERO, 2009.

28. LBM, Libri Bullarum, AOM, 491, f. 343.29. BONELLO, 2011, pp. 31-39. Quiero agradecer desde estas líneas la gentileza de Giovanni Bonello cuando en 2011, llevado por

su interés por Carlos de Grunenbergh, contactó conmigo, tras largos intentos por mi parte para localizar un retrato del quetenía referencias pero que pude conocer gracias a él.

30. LBM, Libri Bullarum, AOM, 491, f. 343.31. VÉRIN, 1993.32. BOSCARINO, 1997; GIUFFRÈ, 1980, p. 54.

LOS VIAJES DE LOS INGENIEROS CARLOS Y FERNANDO DE GRUNENBERGH. DE WESTFALIA A MALTA 75

Page 78: Libros, caminos y días. El viaje del ingeniero

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76 «LIBROS, CAMINOS Y DÍAS». EL VIAJE DEL INGENIERO

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Nacido en Cuenca en 1725 y fallecido 60 años después en San Fernando (Cádiz), JuliánSánchez Bort es uno de esos ingenieros viajeros sobre los que el curso Libros, caminos ydías. El viaje del ingeniero ha puesto el foco. Si un viaje fue determinante en su forma-ción, veremos de igual modo cómo a lo largo de su trayectoria se desplazó a examinar yproyectar en diversos puntos de la Península. Él mismo fue consciente –y así lo expresóen alguno de sus informes1– de la necesidad que tenía el ingeniero de trasladarse a loslugares donde debía intervenir ya que no se podía informar y trabajar convenientementedesde la distancia. Encontraremos a nuestro protagonista en algunas de las infraestruc-turas más características de la Ilustración, puesto que no tardó en integrarse en la tramade técnicos al servicio de la Corona. Su prestigio adquirido al frente de las obras que sele encomendaron, pero no menos sus decisivas relaciones, la trama de protectores conlos que contó, le dieron pie a ser requerido en proyectos de gran envergadura a lo largoy ancho de España. Si el curso, entre otros aspectos, quiere subrayar el papel de los in-genieros en la construcción del Estado moderno al ser piezas claves en la definición yrea lización de las infraestructuras que lo vertebran, no hay duda de que Sánchez Bortfue uno de los principales «constructores» de la España de las Luces.

Resulta revelador que un ingeniero tan significado de la Ilustración, diera sus primerospasos en unas coordenadas tradicionales. Si bien su estudio en la Universidad de Ori-huela resulta poco habitual entre los arquitectos e ingenieros de la Edad Moderna, esdifícil calibrar su relevancia en el caso de Sánchez Bort2. De lo que no hay duda es queel aspecto más decisivo de su formación en sus primeros años fue la estrecha vinculacióncon su tío, el arquitecto Jaime Bort3. De hecho, la primera actividad documentada deJaime Bort es en Cuenca, a donde debió llegar antes de 1725. Precisamente, su sobrinoJulián nació en dicha ciudad en esa fecha. Junto a Jaime ya se encontraba su hermano

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4Una época para el cambio.

Los viajes del arquitecto e ingeniero Julián Sánchez Bort*

DANIEL CRESPO DELGADOFundación Juanelo Turriano

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Vicente, escultor que trabajó a su servicio a lo largo de prácticamente toda su trayectoria,con lo que se perfila el retrato de un maestro que sostenía y dirigía un taller del que de-pendían o al que se vinculaban varios miembros de su familia. De su etapa murciana,cuando estuvo al frente de un amplio equipo de maestros y escultores, ante todo al ocu-parse de una obra tan compleja como la fachada de la catedral, se conservan varios con-tratos de aprendizaje de Jaime con jóvenes pupilos4, lo que refuerza el carácter tradicionalde la trama y la estructura en la que Julián dio sus primeros pasos profesionales.

Otro rasgo de Jaime Bort no menos típico y que resulta relevante para nosotros esque se ocupó de muy diversas clases de obras. Sánchez Bort, por tanto, creció en unmundo en el que todavía no estaban separadas las tareas relativas a la construcción. Yaen su etapa conquense, como revela la documentación, su tío Jaime no solo fue maestromayor de la catedral y arquitecto del Ayuntamiento –trazó, sin ir más lejos, la monumentalcasa consistorial, todavía en uso– sino que también fue su «fontanero mayor» y «directorde aguas». Gracias al trámite de unos capitulares de la catedral de Murcia con los deCuenca, Bort fue llamado por el cabildo murciano en los años 30 para llevar a cabo laque sería su gran obra, la más relevante de la ciudad en un periodo de especial esplendor:el imafronte barroco de la catedral, una de las más rutilantes arquitecturas del periodoen España5 [FIG. 1]. Advirtamos que previamente a Bort, el cabildo consultó a otros maes-tros, entre los que cabe destacar el ingeniero militar Sebastián Feringán, destinado alpuerto y arsenal de Cartagena. A pesar de la enjundia de dicha obra, Jaime Bort fue el

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FIG. 1 Vista de la fachada de la catedral de Murcia.

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responsable de otras actuaciones en Murcia y su región que no se redujeron a las pro-piamente arquitectónicas –esto es, civiles y religiosas–, siendo como fueron numerosase influyentes. Emprendió algunas muy significativas en el ámbito hidráulico o ingenieril,en la denominada por entonces arquitectura hidráulica y que Benito Bails, el gran trata-dista académico, definió como «la edificación de las obras acuáticas»6 y que comprendíapuertos, puentes, canales, molinos y obras de abastecimiento de aguas. Ni que decir tieneque Murcia, como la zona de Levante de donde era originario Jaime Bort –nació en Covesde Vinroma, Castellón– gozaba de una inmemorial tradición hidráulica. En este ámbitose ocupó de la exitosa finalización del Puente Viejo sobre el río Segura [FIG. 2], una in-fraestructura clave para la movilidad y expansión de la ciudad de Murcia pero que sehabía detenido hacía varias décadas en los arranques de los arcos. A las autoridades, enconcreto a su corregidor Antonio de Heredia, le parecía que no otro maestro sino Bort«lo podía dirigir»7. No erró del todo puesto que el puente se acabó con presteza y solidez.También intervino en la celebérrima presa de la Contraparada, situada aguas arriba dela ciudad y esencial para el correcto riego de la huerta murciana. Su prestigio en estetipo de obras le llevó a ser llamado para intervenir en la Fuente del Oro de Lorca8 e in-cluso en el abastecimiento de Albacete9.

El prestigio adquirido como arquitecto hidráulico condujo a Jaime Bort a la Corte,puesto que en 1748 se le requirió para levantar el puente Verde o de San Fernando [FIG. 3]

sobre el río Manzanares, y el de Trofa, sobre uno de sus afluentes, ambos en la zona deEl Pardo. Estos trabajos finalizaron hacia mediados de octubre de 175010. Le acompaña-ron a Madrid y trabajaron en dichos puentes su hermano Vicente y su sobrino Julián11.Algo nada raro ya que sabemos que Julián Sánchez Bort intervino en el imafronte cate-dralicio12 y, en especial, en las principales obras hidráulicas encomendadas a su tío enMurcia. En la hoja de servicios de su expediente personal de Marina se señala que ad-quirió «algún crédito en el diseño [de] maquinaria y obras hidráulicas, con motivo de lasque se construyeron sobre el río Segura en la ciudad de Murcia; fue llamado a la Corte…

UNA ÉPOCA PARA EL CAMBIO. LOS VIAJES DEL ARQUITECTO E INGENIERO JULIÁN SÁNCHEZ BORT 79

FIG. 2 Puente Viejo de Murcia, sobre el río Segura.

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se le encargó la ejecución de los puentes Verde y de Trofa en el Real Sitio del Pardo»13.En su conocido informe de 1760 a la Academia de San Fernando sobre las obras de Fe-rrol, el propio Sánchez Bort indicó que «el año 1748 asistí y vi reparar la ruina que so-brevino en la Contraparada del río Segura, que sirve de elevar sus aguas 18 pies para elriego y beneficio de la huerta de Murcia…»14.

La presencia de familiares en el entorno más cercano de un maestro no es en absolutoextraña en la Edad Moderna. La falta de hijos varones de Jaime Bort así como las indu-dables capacidades de su sobrino hicieron que seguramente lo viese como su protegidoy discípulo más estimado. Fue a él a quien legó en su testamento de 1754, dado el mismoaño de su muerte, «todos los libros del arte de arquitectura, de que son ambos profesores,como todos los moldes y demás herramientas pertenecientes a dicho arte»15. Por sus in-formes y escritos, sabemos que Jaime Bort manejaba una notable bibliografía arquitec-tónica. Tan esta estrecha vinculación entre tío y sobrino condujo a Sánchez Bort a suprimer gran viaje tras su paso por la Corte, uno que le llevó por el continente, en unasuerte de Grand Tour ingenieril.

Para entender las circunstancias del viaje por Europa de Julián Sánchez Bort resultadeterminante esclarecer las circunstancias del traslado de su tío Jaime a Madrid. Parecebastante claro que el nombramiento en 1747 de Antonio de Heredia Bazán, el marquésconsorte de Rafal, como corregidor de Madrid fue el desencadenante de su mudanza a lacapital. Y es que Heredia había sido anteriormente corregidor de Murcia (desde 1739) y,por lo tanto, había encargado diversas obras a Jaime Bort, siendo lógico que una vez en laCorte recurriese a un maestro de su confianza. Señalemos que cuando el corregidor sedecantó por el proyecto de Jaime Bort para el puente de San Fernando, arguyó «su habili-dad en este género de obras, experimentada a su vista en Murcia con aplauso y aun admi-

80 «LIBROS, CAMINOS Y DÍAS». EL VIAJE DEL INGENIERO

FIG. 3 Puente de San Fernando, Madrid.

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ración universal», así como su confianza en la implicación del arquitecto en esta construc-ción «por quedar airoso y adquirir crédito en la Corte, que es lo que desea»16. Parece claroque su destreza en materias hidráulicas le abrió las puertas de la capital, aunque no solodesarrolló este tipo de obras. Hacia otoño de 1749 presentó y fue aprobado por el rey unproyecto suyo para un nuevo paseo entre la Puerta de Atocha y el río Manzanares17. Enlos años siguientes, Jaime dirigió su construcción, cuya administración recayó en los CincoGremios Mayores de Madrid, en permanente comunicación con Heredia y el ministro En-senada para solucionar los problemas que iban surgiendo. Entre 1750 y 1751 se solicitaronmateriales para las fuentes que debían abrirse en su recorrido, álamos para flanquear lasavenidas, así como agua para alimentar unas y otros. En abril de 1751, los reyes pasaronpor el nuevo paseo y manifestaron su contento, indicando únicamente que la tierra del úl-timo tramo antes de llegar al río no estaba bien compacta y se levantaba mucho polvo. En-senada instó a arreglarlo y a continuar las labores según el proyecto de Bort18.

No debería extrañarnos, por tanto, que, tal y como descubrió la profesora BeatrizBlasco, cuando el hombre fuerte del momento, el marqués de la Ensenada, instó a He-redia a solucionar uno de los problemas más inveterados de Madrid, el de su limpieza, elcorregidor propusiese que Jaime Bort «pasase a París y Bruselas con dos oficiales de ha-bilidad y confianza» para reconocer las soluciones adoptadas en dichas ciudades19. En-senada, que fue quien solicitó a las autoridades murcianas el traslado a Madrid de JaimeBort, aprobó la propuesta de Heredia y en 1751 Bort emprendió un viaje hacia Europaen compañía de José de Castañeda –que llegaría a ser teniente director de arquitecturade la Academia de San Fernando20– y, cómo no, de su sobrino Julián Sánchez Bort. Re-tornaron a España en 1752 tras visitar diversas ciudades y puertos de Francia, Flandes yHolanda. En palabras de Sánchez Bort, el objetivo era «instruirnos en el manejo y con-ducta de todo género de obras, nominadamente las de agua»21. Efectivamente, si el mo-tivo principal era aprender de los sistemas de limpieza de las capitales europeas –enespecial París– que pudieran servir de modelo a Madrid, Heredia ya comunicó a Ense-nada que el viaje también debía aprovecharse para estudiar «caminos, calzadas, ríos,fuentes, paseos y demás obras de esa calidad»22. Así fue.

En el informe que Jaime Bort firmó en Madrid en agosto de 1752 exponiendo lo apren-dido durante su estancia europea, hizo referencia a su estudio del modo de construcciónde caminos, puentes o canales, citando incluso su análisis de infraestructuras concretascomo el canal de Willebroeck en Bruselas o el «nunca bastante celebrado canal» del Lan-guedoc, del que elogió, por ejemplo, las esclusas de Béziers, «que imaginadas parecía nopoderse practicar fácilmente». Todo ello supuso una gran lección para el joven Julián,quien años después intervendría en alguno de los canales artificiales más relevantes de laEspaña ilustrada. Lo cierto es que el objetivo del viaje se amplió tanto que Jaime y su so-brino llegaron a informar sobre aspectos relacionados con la distribución, decoración yornato interior de los edificios. Lo que revela, junto a otros datos que no podemos citaraquí, que llegaron a ejercer, más allá de su encargo principal, como una suerte de agentesmultitareas de Ensenada. Anotemos que en una carta remitida desde París el 24 de juliode 1752 por Pedro Franco Dávila a Jaime Bort, el naturalista le informaba de noticiasque pudieran ser de interés para Ensenada, por ejemplo de la venta de unos bustos debronce, pues Bort le había comentado que el ministro «quería hacerse una casa de

UNA ÉPOCA PARA EL CAMBIO. LOS VIAJES DEL ARQUITECTO E INGENIERO JULIÁN SÁNCHEZ BORT 81

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campo». La cercanía de Bort a Ensenada se reflejaría en que Dávila le solicitó en estamisma misiva una carta de recomendación del todopedoroso gobernante23.

En los años 50, los viajes de formación por Europa no solo no eran extraños sino quebajo Ensenada –ministro de Hacienda, Guerra, Marina e Indias hasta 1754– se norma-lizaron y se constituyeron en una pieza determinante de su política. Ante todo los pro-movió para hacerse con cuadros técnicos bien cualificados que aportasen los conoci-mientos necesarios para la modernización del país. Es conocida la misión de espionajedesarrollada por Jorge Juan en Inglaterra desde 1749 –ante todo para mejorar la cons-trucción naval española– o la de Antonio de Ulloa en el continente24. De hecho, Ulloafue decisivo para el viaje de Bort puesto que fue él quien informó a Ensenada de los sis-temas de limpieza de París y Bruselas como posibles modelos para Madrid25. Además, sereunió en París con Jaime Bort y le recomendó las ciudades y lugares de mayor interés,incluido Flandes, destacando sus «canales, esclusas y diques»26. Cabe advertir que algu-nos de los principales protagonistas de la política hidráulica de las siguientes décadas enEspaña, del tercer cuarto del siglo aproximadamente, en especial en materia de arsenalesy canales, técnicos como Juan, Ulloa, Carlos Lemaur o el propio Sánchez Bort, estuvieronvinculados a estos viajes por Europa de mediados de siglo27.

A su vuelta a España, si bien su tío Jaime falleció al poco tiempo, en febrero de 1754,Sánchez Bort contaba con una formación y unos contactos privilegiados. Según sus pri-meros biógrafos, al llegar a Madrid dio cuenta de sus comisiones al gobierno y formó di-versos proyectos «de canales, hospitales, hospicios y de un archivo general»28. Algo nadaextraño ya que durante su estancia europea recopiló junto a su tío estampas de «palacios,casas de campos, jardines, hospital de inválidos, plazas y otros edificios», que agruparonen un libro y entregaron a Ensenada, corroborando el amplio espectro de intereses de suviaje y su vinculación cuasi particular con el ministro29. Pero este no fue el único medioutilizado por Julián para mostrar sus capacidades y afianzar sus apoyos. En 1753 consi-guió el segundo premio de primera clase de arquitectura en la Real Academia de BellasArtes de San Fernando30, una institución en pleno proceso de definición pero que ya

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FIG. 4 JULIÁN SÁNCHEZ BORT. Plano de la Ría de Ferrol, 1771. España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Ar-chivo General de Simancas. MPD, 12, 133.

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podía proporcionar un estimable prestigio. Lo obtendría porque los académicos oyeron«con gusto» lo que aprendió en Europa31. Parecía, por tanto, dispuesto para ser destinadoa un proyecto de relevancia. Y así fue. A principios de 1754 fue enviado al arsenal de Fe-rrol, una de las obras más desafiantes que podían existir en ese momento para un inge-niero por su inmensidad, complejidad y enjundia [FIG. 4]. De su importancia estratégicano habría mucho que decir, puesto que Ensenada subrayó en diversos de sus escritos lofundamental de estas infraestructuras para el futuro de la Marina española y, por exten-sión, del propio país. Los arsenales fueron una de las obras más espectaculares –y caras–del siglo XVIII.

Sánchez Bort llegó a Galicia como «arquitecto hidráulico para las reales obras de Fe-rrol», poniéndose a las órdenes del director en aquellas fechas, el ingeniero militar Fran-cisco Llobet. En 1762, el rey le confirió su «total dirección», siendo nombrado alférez defragata. Estaría al frente de las obras hasta 1771, reconociéndose por los estudiosos ac-tuales como uno de los máximos responsables de las obras ilustradas de Ferrol32. De laenorme importancia de este conjunto portuario en el contexto europeo de las Luces,daría fe cómo todavía en el siglo XIX el conjunto impresionaba a los viajeros extranjeros,a un inglés por ejemplo como George Borrow, que ponderó con su verbo fluido la mag-nificencia y las soberbias instalaciones del astillero33.

Base naval del Cantábrico donde reparar y construir los barcos de la Armada, el arse-nal ferrolano partió de un proyecto de mediados de siglo del marino Cosme Álvarez, aun-que fue rectificado posteriormente por Jorge Juan [FIG. 5]. Tras hacerse con la direcciónde las obras, Sánchez Bort presentó una simplificación del proyecto de Juan, siendo apro-

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FIG. 5 JORGE JUAN y FRANCISCO LLOBET. Plano del arsenal de Ferrol en el que van expresadas algunas variaciones que se con-sideran convenientes sobre lo ya aprobado. España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Archivo General de Simancas.MPD, 11, 080.

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bado por el rey en 1765. Nuestro ingeniero no solo dio trazas sino que participó, finalizóy emprendió muchas de las edificaciones del conjunto. Ya en su necrología aparecida enel Mercurio de España, se subrayó que bajo su dirección «se construyó el 2º dique de ca-renar navíos en seco con una prontitud, solidez y economía inesperada; y también el granmuelle con su martillo sobre escollera, los diques para maderas, los cuarteles de batallo-nes y presidiarios, y otros edificios»34. Es decir, Sánchez Bort fue responsable de una grandiversidad de construcciones, algo que no debiera extrañarnos puesto que un arsenal su-ponía la edificación tanto de instalaciones portuarias (diques secos, dársenas, escolle-ras…) como de obras auxiliares (almacenes, cuarteles…) [FIG. 6]. Intervino en ambos tiposde obras, levantando construcciones ingenieriles como el segundo dique seco, o arqui-tectónicas como la teneduría o el tinglado de maestranza, incluso dio las trazas de la igle-sia de San Julián. En todas ellas parece que salió airoso. O al menos así se juzgó.

Fue su predicado éxito en un proyecto tan complejo y su versatilidad los que le con-dujeron a emprender otras obras de envergadura y de muy diverso carácter en la región(por ejemplo el proyecto de la fachada de la catedral de Lugo, su obra arquitectónica demayor enjundia35) y más allá. Por orden del rey, fue requerido en 1771 para informarsobre otra de las obras claves de la ingeniería de las Luces, el canal de Aragón. Son co-nocidas las esperanzas de regeneración y desarrollo que en el siglo XVIII se predicaronde los canales artificiales de navegación y riego. Se analizaron en el curso pasado dedicadoa la Ingeniería de la Ilustración36. El de Aragón, junto al de Castilla, fue el canal artificialmás ambicioso de los emprendidos en estas fechas. Iniciado en el entorno de Tudela ydiscurriendo en paralelo al río Ebro, debía comunicar el interior de Aragón con el Medi-terráneo, revitalizando su comercio y aumentando el riego de las tierras colindantes. Sán-chez Bort no solo emitió un mero informe –en concreto sobre dónde situar la presa dederivación, si aguas arriba o abajo de Tudela– sino que llegó a ser nombrado director delcanal (1775). Presentó una serie de cambios en el proyecto anterior de Krayenhoff, que

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FIG. 6 MARIANO SÁNCHEZ. El dique de Ferrol, h. 1793. Patrimonio Nacional.

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acabaron constituyéndose en el guión seguido por Ramón Pignatelli y su equipo en losaños posteriores a 1772, de los más prolíficos de la historia del canal en cuanto a reali-zaciones se refiere. De nuevo tanto las fuentes contemporáneas (por ejemplo la Descrip-cion de los Canales Imperial de Aragon, i Real de Tauste, 1796) como los estudiososactuales han destacado el peso de nuestro ingeniero en dicha infraestructura. FernandoSáenz ha escrito que «si hubiera que personificar en un único ingeniero el proyecto delCanal Imperial ese sería Sánchez Bort»37. A partir de su proyecto, se levantaron estruc-turas tan significadas como el acueducto del río Jalón, uno de los hitos constructivos delcanal [FIG. 7]. Betancourt, quien visitó en 1784 las obras del canal, las calificó de «prodi-giosas», dando «idea sublime de las fuerzas y de la superioridad del Hombre»38. Otrostestimonios privilegiados del momento como los de Jovellanos o Bourgoing también ex-presaron una admiración similar por esta infraestructura, tanto por su resolución materialcomo por su posible utilidad. Vale la pena transcribir el entusiasmo de Jovellanos ante lapresa del Bocal: «¡Qué vista tan magnífica la de la gran presa, que nivelando el río en laparte más ancha de él y haciéndole descender en una gran curva, presenta el espectáculomás majestuoso!»39. Por desgracia, el canal nunca se finalizó tal y como se soñó.

Los años 70, en especial su primera mitad, fueron especialmente movidos para Sán-chez Bort. Nos parece muy acertada la expresión acuñada por Alfredo Vigo de la «etapaitinerante» para referirse a este momento40, puesto que lo hallamos no solo en el canalde Aragón, sino también informando sobre la ampliación y mejora del puerto de San Se-bastián –no se llevaron a cabo sus propuestas, pero marcaron el debate posterior sobrelo que debía hacerse en este puerto en expansión–, construyendo unas máquinas de vaporjunto a Jorge Juan en Madrid con destino al arsenal de Cartagena –para achicar el aguade los diques– y luego trasladarse a este arsenal mediterráneo para su instalación [FIG. 8];volver a Ferrol para reparar el primer dique de carenar en seco –en el que había trabajadobajo las órdenes de Llobet– y luego, en 1777, embarcarse hacia La Carraca, el otro gran

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FIG. 7 Viñeta de la Descripcion de los canales Imperial de Aragon, i Real de Tauste, 1796.

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arsenal peninsular, para emprender una obra de envergadura y característica de su tra-yectoria: los diques secos, que tenían un grave problema de cimentación41. Su carácterviajero resulta inapelable, así como la entidad de las obras que se le encargan. Especialmención cabría hacer a su informe sobre la mejora del puerto de San Sebastián, fechadoen 1774, donde defendió el carácter decisivo que tenían las infraestructuras hidráulicascomo puertos o canales para estimular el comercio y, con ello, la riqueza y la «felicidad»del país42. Es decir, Sánchez Bort participaba plenamente de la retórica progresista pre-dicada de las obras de ingeniería durante la Ilustración43. No menor relevancia tiene sudecisiva participación en la construcción e instalación de las máquinas tipo Newcomenen el arsenal de Cartagena, que como es bien sabido fueron las primeras máquinas devapor instaladas en España, un invento llamado a revolucionar el mundo44. Sabemos quedesde joven, desde sus años en Murcia junto a su tío, Sánchez Bort trabajó en ingenioshidráulicos. De hecho, tanto en París como en Bruselas, durante su viaje europeo, en-cargaron diversos modelos de bombas, «molinos y máquinas de agua» para remitirlos aMadrid, junto «con los planos y perfiles de ellos para su mayor inteligencia»45. Desta-quemos que tal habilidad en la «machinaria» también suele ser un rasgo de los ingenierosde la Edad Moderna.

Dado el inicio de la guerra contra Inglaterra, los proyectos propuestos por SánchezBort para la construcción de diques secos en La Carraca no pudieron iniciarse hasta1784 [FIG. 9]. El ingeniero falleció en 1785, cuando ni siquiera se había finalizado el pri-mero46. Sin embargo, los tres diques del arsenal se realizaron en las décadas siguientes a

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FIG. 8 MARIANO SÁNCHEZ. Arsenal de Cartagena, h. 1785. Patrimonio Nacional.

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partir de sus proyectos, conservándose alguno de ellos hasta la actualidad prácticamenteen su estado original, lo que manifiesta el alto grado alcanzado por la ingeniería hidráulicaespañola en el siglo XVIII. A estas alturas supongo que no cabe decir que durante su es-tancia en Andalucía, Sánchez Bort abordó diversos tipos de obras y, por supuesto, no per-maneció detenido en un único destino. He escogido dos proyectos especialmentesignificativos de sus trabajos ingenieriles. El primero es su propuesta en 1784 para hacernavegable el Guadalquivir y para proteger mejor la ciudad de Sevilla de las periódicasavenidas del río47. Ambos eran problemas relacionados e inveterados; prueba de ello esque algún que otro de los ingenieros objeto de este curso, como Tiburzio Spannocchi,también informaron sobre sus posibles soluciones. De hecho, el desencadenante parasolicitar a Sánchez Bort un proyecto fue la fuerte inundación sufrida por Sevilla entrelos últimos días de 1783 y los primeros de 1784; no era la primera ni sería la última48.Nuestro ingeniero también fue requerido para examinar y proyectar las obras a emprenderpara solucionar otro grave y enquistado desafío en Andalucía relacionado con las obraspúblicas: paliar las destructivas inundaciones del río Guadalmedina y evitar el progresivoaterramiento del puerto de Málaga [FIG. 10]. Si bien su proyecto sobre el puerto no pasó arealizarse, sí se aprobaron en 1784 sus medidas para encauzar el Guadalmedina, inicián-dose las obras de inmediato49.

Como última idea me gustaría subrayar la paradoja de que un ingeniero tan destacadode la España de las Luces, que intervino en obras de gran envergadura y en no pocasocasiones de manera decisiva, teniendo que viajar por toda la Península, nunca tuvo eltítulo de ingeniero. Y eso que, como es bien sabido, fue precisamente en el siglo XVIIIcuando se inició la institucionalización de la ingeniería y la arquitectura. La creación delcuerpo de ingenieros del ejército en 1711, de Marina en 1770, de caminos y canales en

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FIG. 9 PIERRE GROLLIEZ (dibujo) y JOAQUÍN FABREGAT (grabado). Vista segunda de La Carraca, 1785.

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1799 o la fundación de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1752 esbuena prueba de ello50. Pues bien, Sánchez Bort no formó parte del cuerpo de ingenierosdel ejército y ni siquiera del de Marina. Únicamente fue designado académico de méritoen 1758 por la Academia de San Fernando51. Es decir, por lo que a títulos se refiere, Sán-chez Bort fue arquitecto y, no lo olvidemos, marino; ya anotamos que en 1762 fue nom-brado alférez de fragata y en 1784, un año antes de morir, llegó al grado de capitán denavío. Seguramente, cuando se creó el cuerpo de ingenieros de Marina no se integró enél por desavenencias con su director, Francisco Gautier, por no reconocérsele el gradoque hubiese deseado o ver más factible ascender como oficial de Marina52. En todo caso,el prestigio y los contactos de los que gozaba en 1770 eran tales que no le resultaba ne-cesario ser ingeniero de Marina para seguir recibiendo cargos y comisiones de enjundia.

Pero esta situación iba a cambiar en los siguientes años. La creación de los cuerposde ingenieros militares, civiles y de Marina, así como el de arquitectos académicos aca-baron suponiendo una profunda transformación de la edificación en España. Hasta talpunto que el mundo que vio nacer a Sánchez Bort era bastante diferente cuando falleció.Aunque siguieron existiendo espacios y encargos al margen de dichos cuerpos, en el úl-timo tercio del siglo XVIII pasaron a controlar las más relevantes y la mayor parte de lasconstrucciones que se erigían en España; de tal modo que quien desease hacer carreradebía integrarse en alguno de ellos. Por supuesto uno de los desafíos de estos cuerposfue la territorialidad, es decir, contar con una estructura que les permitiese copar comi-siones a lo largo y ancho del país. Y no fue fácil. Las soluciones adoptadas no fueron lasmismas y en casos como el de la Academia de San Fernando, se hicieron evidentes losproblemas para que sus miembros estuviesen presentes en toda la Península. No olvide-

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FIG. 10 MARIANO SÁNCHEZ. Málaga desde el mediodía, h. 1785. Patrimonio Nacional.

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mos que la Academia, incluso tras la creación del cuerpo de ingenieros de caminos y ca-nales, siguió manteniendo importantes competencias en el ámbito de la ingeniería civil.Fueron intensos sus esfuerzos para que la intervención en un puente en cualquier puntodel país a cargo de los presupuestos municipales, recayese en un académico. Tuvieronincluso a ciertos arquitectos «itinerantes» que sobre todo se centraron en este tipo deobras en determinadas regiones53, pero no fue suficiente.

Aunque el viaje, por tanto, continuó siendo un rasgo del ingeniero o de quien elevabauna infraestructura aun después de la aparición de los cuerpos de ingenieros y arquitec-tos, sí cabe anotar una progresiva transformación en la concepción de territorio. Si bienestos cuerpos eran una creación del rey y dependían de él, se fueron dotando de una or-ganización y un funcionamiento que a pesar de no ser autónomos –nunca en estos mo-mentos hubo puestos blindados a la intervención de la autoridad real y al margen de lasredes de poder configuradas alrededor del monarca y su favor– al menos tenían una di-námica propia y se articulaban sobre el mérito. Es más, se pertrecharon con una nuevaidentidad en la que el rey quedaba cada vez más desdibujado. Como ocurrió en otros ám-bitos y por supuesto en el vocabulario político, palabras como «bien» o «felicidad pública»se hicieron más habituales54. Las obras de ingeniería o de arquitectura se legitimaroncada vez con mayor insistencia desde tales principios, encontrando incluso en ellos –enel caso de la ingeniería civil es patente– la razón para reclamar una mayor autonomía yrelevancia. No puedo detenerme en estas cuestiones, pero si bien fue en el siglo XIXcuando cristalizó el paso del vasallo, del súbdito o servidor del rey, al ciudadano, durantelas Luces se pusieron las bases para tan radical cambio. En nuestro ámbito podríamos decirque se preparó el paso del ingeniero del rey al ingeniero de la nación. En el artículo 2º dela Constitución de 1812 se afirmó que la nación no pertenecía a ninguna familia o par-ticular. El ingeniero de la modernidad continuará ligado íntimamente a la definición eintervención en el territorio, pero este ya no era el de la Corona. Los ingenieros empeza-ron a viajar y a proyectar para y en la nación.

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NOTAS

* Este trabajo se ha desarrollado en el seno del proyecto de investigación titulado: El patrimonio histórico de Agustín de Betancourt:estudio integral de las aportaciones a la ingeniería civil desde la ingeniería gráfica para su puesta en valor y difusión (HAR2015-63503-P), financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad (MINECO), dentro del Programa Estatal de Fomento dela Investigación Científica y Técnica de Excelencia, Subprograma Estatal de Generación del Conocimiento, en el marco del PlanEstatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación 2013-2016, y por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional(FEDER).

1. En especial en algunos que emitió sobre el canal de Aragón en los que incidió en los errores de Krayenhoff, atribuyéndolos«al poco tiempo que empleó en recorrer el terreno [y] a la condescendencia que dio a los informes que le dieron los maestrosfranceses». Vid. TORRES, 1993, vol. II, p. 1104.

2. No cabe descartar una primera formación matemática en esta Universidad: VIÑA, 1978; MARTÍNEZ GOMIS, 1987.3. Hasta la fecha, el trabajo más completo sobre Bort es el de HERNÁNDEZ, 1990. Vid. también MARTÍNEZ RIPOLL, 1975; BELDA y

HERNÁNDEZ, 2006. 4. HERNÁNDEZ, 1990, p. 393.5. Murcia barroca, 1990; BELDA y HERNÁNDEZ, 2006; Luis Belluga, 2006.6. B. BAILS, 1790, p. 1.7. Un detallado relato de la historia de este puente en PEÑA, 2001. Vid. también OSSA, 1998.8. PELEGRÍN, 2005.9. HERNÁNDEZ, 1990, p. 402.10. El dato de finalización del puente Verde aparece en Archivo General de Simancas, Gracia y Justicia, leg. 998. 11. TÁRRAGA, 1986; CORELLA, 1988; SANCHO, 1995, pp. 206 y 273.12. HERNÁNDEZ, 1990, p. 395.13. Archivo General de la Marina «Álvaro de Bazán», Personal, leg. 64. 14. Archivo de la Real Academia de San Fernando, leg. 5-126-2. 15. Reproducido en ARROYAS, 1996.16. Citado en CORELLA, 1988, p. 61. 17. «...haber elegido S.M. al arquitecto D. Jaime Bort para la disposición y delineación del proyecto sobre el terreno, bajo las ór-

denes del Brigadier e Ingeniero Director de los Reales Ejércitos D. Pedro Pusperviela». Referencias a este trabajo en: ArchivoGeneral de Simancas, Gracia y Justicia, leg. 998.

18. Para la inclusión de este paseo en los realizados en el Madrid dieciochesco, vid. SAMBRICIO, 1991 y 1999.19. BLASCO, 1998. En este fundamental y documentado trabajo también se analiza el interesante informe que dio Jaime Bort a su

vuelta a España sobre el sistema que podía aplicarse para la limpieza de su capital.20. En concreto en 1757. Para su carrera en la Academia vid. QUINTANA, 1983, y, sobre todo, los ineludibles trabajos de SAMBRICIO,

1986, y de RODRÍGUEZ, 2003. Apuntemos de igual modo que Castañeda también trabajó en el nuevo paseo de Atocha como«ayudante de arquitectura» –suponemos que a las órdenes de Bort– antes de emprender el viaje por Europa (Archivo Generalde Simancas, Gracia y Justicia, leg. 998).

21. Archivo de la Real Academia de San Fernando, leg. 5-126-2.22. El viaje fue aprobado por el rey el 27 de julio de 1751 y se les concedió 15.000 reales para su realización. Archivo General de

Simancas, Gracia y Justicia, leg. 998. 23. Archivo General de Simancas, Gracia y Justicia, leg. 998. 24. LAFUENTE y PESET, 1981; HELGUERA, 1988.25. BLASCO, 2002.26. Archivo General de Simancas, Gracia y Justicia, leg. 998.27. Obras hidráulicas, 2014. 28. PAVÍA, 1873, t. III, p. 462. 29. Archivo General de Simancas, Gracia y Justicia, leg. 998. 30. Consistía el concurso en el diseño de «un templo magnífico en honor del Santo Rey Don Fernando». 31. Archivo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, leg. 5-126-2.32. Para el arsenal de Ferrol y la participación de Sánchez Bort, destacamos: VIGO, 1984-1985 y 2012; RODRÍGUEZ-VILLASANTE,

2004.33. Se citan y analizan este y otros testimonios en CRESPO y LUJÁN, 2016.34. Mercurio de España, enero de 1786, pp. 121-124.35. KUBLER, 1957; VILA JATO, 1988; VIGO, 1984-1985.36. CÁMARA y REVUELTA, 2015.37. SAÉNZ, 1984, t. II, p. 41. Vid. también PÉREZ, 1984; SAMBRICIO, 1991; TORRES, 1991 y 1993. 38. Citado en Canal Imperial…, 1984.39. CRESPO y LUJÁN, 2016.40. VIGO, 1984-1985, p. 508.41. Sobre La Carraca en el siglo XVIII, ver especialmente QUINTERO, 2004.42. Reproducido, junto a la rica documentación vinculada a este proyecto, en ASTIAZARAIN, 1998. 43. CRESPO, 2014.44. HELGUERA, 2005.

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45. Archivo General de Simancas, Gracia y Justicia, leg. 998.46. Para los últimos años de vida de Sánchez Bort y su actividad en Andalucía, vid. TORREJÓN, 1986.47. DÍAZ, 2003.48. PALOMO, 2001.49. CABRERA, 2003.50. Un buen resumen de esta cuestión en SILVA, 2005.51. LLAGUNO y CEÁN, 1829, t. IV, p. 276.52. Sobre Gautier y los ingenieros de Marina en el siglo XVIII, vid. SÁNCHEZ, 2013. 53. FERNÁNDEZ, 1999. 54. CALVO, 2013.

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INTRODUCCIÓN

Agustín de Betancourt es, de los seis técnicos de que trata este curso, el más reciente y,seguramente, el más conocido y mejor estudiado. En su figura se unen el científico, elalto funcionario y el ingeniero práctico. Se interesó e intervino en tantas y tan diversasmaterias que ha sido considerado como uno de los padres de la moderna ingeniería civilen Europa. En lo que sigue, pasando por alto sus aportaciones téoricas, nos centraremosen su condición de viajero a través de España, Francia, Inglaterra y Rusia. En todos esosviajes contribuyó a la transmisión de conocimientos entre los distintos países que visitó.

INFANCIA Y JUVENTUD EN LA ISLA DE TENERIFE

No podemos entender la figura de Betancourt con independencia del contexto históricoen que transcurrieron sus años de infancia y juventud y, por lo tanto, hemos de fijarnosen el desarrollo del movimiento ilustrado tinerfeño, durante el tercer cuarto del sigloXVIII. A pesar de su lejanía, unida al resto de España por un único correo mensual en-cargado de enlazar Tenerife con La Coruña, la isla estaba «tan al tanto del movimientointelectual y político de Europa como se pueda estar hoy»1.

Una curiosa entidad que coadyuvó al conocimiento y difusión de las ideas ilustradasfue la Tertulia de Nava, creada en 1765 por una nómina de prohombres encabezada porTomás de Nava y Grimón, en la que cabe incluir a Lope Antonio de la Guerra, José deViera y Clavijo y otros, como el padre de Betancourt, Agustín de Betancourt y Castro.Fue un foco de opinión y crítica, casi podríamos decir itinerante, donde se recibían y dis-

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5Agustín de Betancourt,

en España, Francia, Inglaterra y Rusia

FERNANDO SÁENZ RIDRUEJOFundación Juanelo Turriano

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cutían las nuevas ideas filosóficas, que llegaban en libros conseguidos, a menudo, deforma clandestina2.

Otro centro que sirvió de fermento a todas las inquietudes de progreso fue la SociedadEconómica de Amigos del País de Tenerife, que había sido solicitada por la villa de LaOrotava, pero que finalmente se estableció en San Cristóbal de la Laguna, en 1777. Enella participó Betancourt y Castro desde los tiempos fundacionales y también lo hizo suhermano político, el coronel de milicias José de Molina y Briones, marqués de Villafuerte.Entre los socios destacados, influyentes en la vida local, estaban el teniente coronel JuanAntonio de Urtusáustegui, el regidor perpetuo de Fuerteventura Francisco Bautista deLugo, Alonso de Llerena y Bernardo de Ascanio y Llerena.

A despecho de la crisis económicaprovocada por la caída de la cotiza-ción del vino de exportación, en LaOrotova y en su Puerto de la Cruz,existía una colonia de comerciantesextranjeros, fundamentalmente ingle-ses e irlandeses, que contribuyeron ala difusión de las ideas técnicas de laRevolución industrial que se estabaproduciendo en las islas británicas.

Desde mediados de la centuria sevenían ejecutando en el valle de LaOrotova muchos proyectos y obras deíndole arquitectónica e ingenieril,entre los que estaban los canales yacueductos para riego de los huertosy para conducción de las aguas a losmolinos de gofio. En el Puerto de laCruz se trabajó en el proyecto de un

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FIG. 1 Iglesia Parro-quial de Nuestra Sra.de la Peña de Francia,donde fue bautizadoAgustín de Betancourt,en la plaza principal delPuerto de la Cruz. J.J.WILLIAMS. IEC.

FIG. 2 «Vue d’une partie de la Ville & la Vallée de L’Orotava»,en SABIN BERTHELOT y PHILIP BARKER-WEBB, Histoire naturelledes îles Canaries I, 2. Les Miscellanées Canariennes, 1839.

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ambicioso complejo portuario, a desarrollar enla playa de Martiánez. Los expertos hicieronhincapié en su privilegiada situación, comopunto de recalada de los navíos procedentes delas Indias, y tras reconocer la playa y los fondosmarinos, especificaron las obras a ejecutar;pero el proyecto abortó por la presiones deSanta Cruz de Tenerife, a pesar de que estepuerto se encontraba alejado de las zonas deproducción agrícola.

Agustín de Betancourt y Molina nació en elPuerto de la Cruz el 1 de febrero de 1758, en elseno de una familia de hacendados. Su infanciatranscurrió en el Puerto; aunque la familia solíapasar largas temporadas en su hacienda de LaRambla y en las de Icod el Alto y Zamora, asícomo en la casa de sus ascendientes de La Oro-tova, a la que se acabaría trasladando.

En el Puerto, en un ambiente más cosmopolita que el de La Orotava, residían, y tra-baron amistad con la familia Betancourt, numerosos comerciantes y miembros de la oli-garquía agrícola local. Allí habían nacido personajes tan brillantes como Bernardo,Domingo y Tomás de Iriarte, que acabarían marchando a Madrid. Agustín fue el segundo,tras el primogénito José, de una familia compuesta por otros nueve hermanos: María delCarmen, Juan, Magdalena, Pablo, Luisa, Catalina, Pilar, Leonor y Marcos; tres de loscuales, Juan, Magdalena y Leonor fallecieron a edad temprana. El ambiente cultural quese vivía en aquella familia se puede juzgar a través del contenido de su bien surtida bi-blioteca, en la que abundan obras de arquitectura, artes textiles y agricultura, lo que lesproporciona un clima propicio para el desarrollo de sus inquietudes. La publicación dela correspondencia íntima de los miembros de esta familia, entre sí y especialmente conAgustín, a partir de la salida de este de la isla, muestra la calidad humana, la finura desentimientos y el mutuo afecto de todos ellos, además de desvelar su interés por un sinfínde cuestiones técnicas y económicas3.

En noviembre de 1776, José, que era el más interesado de los hermanos por las cien-cias de la naturaleza, exploró, acompañado por Agustín, por José de Monteverde y otros,la cueva de Icod, levantando su plano y redactando su descripción. Participó activamenteen la Sociedad de Amigos del País a la que presentó en 1778 informes de interés sobrevarias cuestiones agrícolas. También en 1778 María presentó trabajos en seda y una má-quina para entorchar realizada con la ayuda de Agustín.

En una carta enviada en 1821 a María, desde San Petersburgo, Agustín evocaría estostrabajos juveniles diciendo: «Yo puedo asegurarte de que cuanto he aprendido en mi vida,nada me ha sido tan útil como el ejercicio que tuve del hilado, tejido, tintura y demásque hicimos por pasatiempo: estos conocimientos que adquirí jugando, han sido el origende mi afición a las artes mecánicas y de toda mi felicidad»4. Este párrafo da las claves delcarácter de la familia y de su influencia en la formación del inventor.

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FIG. 3 José de Betancourt y Castro Molina. Colección particular.

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En julio de 1777 ingresó en el regimiento de Infantería de La Orotava, en el que, enmarzo de 1778, obtuvo el grado de subteniente. Un miembro de la Sociedad Económicalagunera y del entorno de amigos de los Betancourt en aquellos años fue Matías de Gál-vez, que más tarde sería virrey de México. Conocedor de las habilidades de Agustín, lorecomendó a su hermano el marqués de la Sonora, ministro de Indias, para que fuerapensionado a estudiar en Madrid. En octubre de 1778 partió hacia Madrid. Previamente,había solicitado certificación de la información de Hidalguía y Nobleza, para que constarala calidad de sus mayores «en los parajes a los que pudiera llegar».

De Tenerife viajó a Gran Canaria y desde allí, el 19 de octubre, salió para la Península,llegando a Cádiz el 21 de noviembre. Baste mencionar esta travesía de 33 días de dura-ción, para valorar el esfuerzo y el riesgo que suponían los viajes del archipiélago a la Pe-nínsula. Viajó en compañía de Bartolomé Hernández Zumbado.

EN LA PENÍNSULA (1778-1784)

Hernández Zumbado haría, en los primeros momentos, funciones tutelares respecto aljoven estudiante, adelantándole, incluso algún dinero cuando fue necesario. Sería apo-derado en Madrid de la Sociedad Económica de Amigos del País de la Laguna, cargo en

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FIG. 4 Reales Estudios deSan Isidro, Madrid (MMM,2632).

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el que en 1782 le sucedería el propio Betancourt. Este, en enero de 1779, empezó susclases en los Reales Estudios de San Isidro, que por entonces estaban dirigidos por unfamiliar de los Betancourt, Estanislao de Lugo y Molina. A partir de septiembre de eseaño, y hasta 1781, cursó estudios en la Real Academia de Bellas Artes.

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FIG. 6 AGUSTÍN DE BETANCOURT. Cabeza de hombre. FIG. 7 AGUSTÍN DE BETANCOURT. Cabezade mujer.

FIG. 5 DIEGO DE VILLANUEVA. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1773 (CN, Inv. 2376).

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Enseguida empezó a ser conocido en la Corte, hizo gestiones para la Sociedad Eco-nómica cerca del ministro Campomanes, se entrevistó con Ventura Rodríguez y, el 29 denoviembre de 1783, lanzó un globo aerostático, en presencia de la Corte, en la casa de

campo del infante don Gabriel, en ElEscorial. Se adelantaba con ello unosdías a su paisano José Viera y Clavijo,que haría lo propio en Madrid el 15de diciembre.

Especial importancia tuvo el en-cargo de Floridablanca de informarsobre el estado de las minas de Alma-dén. El 24 de junio de 1783 salió deAranjuez y tras pasar por Toledo, Ma-lagón, Fernán Caballero y CiudadReal, llegó a Almadén, donde perma-neció hasta el mes de julio5. Presentótres memorias; la primera de ellas,del mes de julio, sobre las aguas exis-tentes en las minas y la forma en que

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FIG. 9 FRANCISCO FOLCH DE CARDONA, Retratoalegórico del Conde de Floridablanca, 1781. PalacioAlmudí (Murcia), Ayuntamiento de Murcia.

FIG. 8 ANTONIO CARNICERO MANCIO, Ascensión de un globo Montgolfier en Aranjuez, h. 1783. Museo del Prado (P00641).

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se extraían. La segunda se refería a las máquinas usadas, sus ventajas, y defectos, y algunosmedios de remediarlos, y la tercera, de 15 de noviembre, sobre las operaciones que se ha-cían en los hornos de fundición6.

A finales de marzo de 1784 se trasladó para continuar sus estudios a París. Viajó consu paisano Alonso de Nava y Grimón, marqués de Villanueva del Prado, y de camino sedetuvieron a examinar el estado del Canal Imperial de Aragón, en cuya presa una avenidahabía producido una avería que causó honda preocupación en la Corte. Ya desde Parísenviaron al conde de Floridablanca un enjundioso informe que no dejaba dudas sobre labuena dirección de las obras. Este informe, que representó el primer contacto de Betan-court con la ingeniería hidráulica, fue fundamental para restablecer la confianza en elprotector del Canal, Ramón de Pignatelli7.

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FIG. 12 GREGORIO SEVILLA, LUIS CHIMIONI y FERNANDO MARTÍNEZ, Obras del acueducto del Río Jalón en el Canal Impe-rial de Aragón, 1779 (AMOPTMA, OH-40).

FIG. 11 AGUSTÍN DE BETANCOURT, Sistema para achicar elagua de las minas. Primera memoria..., 1783 (BN, Ms. 10427).

FIG. 10 AGUSTÍN DE BETANCOURT, Segunda Memoria...de las Reales Minas de Almadén.

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EN FRANCIA (1784-1791)

En París estudió en la École des Ponts etChausées y trabó amistad con las personalida-des técnicas más relevantes de la época, comoPerronet y el barón de Prony. Entre agosto yseptiembre de 1785 regresó a España, ocasiónen la que recomendó a Floridablanca la crea-ción de una escuela y un cuerpo de Ingenierosciviles semejantes a los de Francia.

Durante su segunda estancia en Francia,realizó misiones y redactó informes encarga-dos por varios ministros o entidades. Entreellos puede citarse la Memoria sobre la puri-ficación del carbón de piedra, y modo de apro-vechar las materias que contiene, redactadapor encargo del embajador conde de Aranda,quien, a su vez, lo había recibido de la Socie-dad de Amigos del País de Asturias8. Otros en-cargos recibidos por entonces fueron elestudio del establecimiento en España de unafábrica de cajas de concha y, posiblemente, elde los medios para descrudar la seda, al quecorrespondería una memoria que se da porperdida.

Su formación científica se centró en lo su-cesivo en el estudio de la hidráulica. En tornosuyo se formó un grupo de pensionados de-dicados a esta disciplina en el que se integrósu hermano José y al que se incorporarondespués Tomás de Verí, Juan de la Fuente yel maquetista Antonio Álvarez. En marzo de1786 se le encomendó el ensayo de una má-quina de achique de su invención para elCanal de Aragón. Más tarde, se incorporaríanal grupo Joaquín Abaitúa y Juan de Mata Mo-lero y, en 1790, Juan López de Peñalver, lle-gado desde Hungría.

Empezó a coleccionar planos y fabricarmodelos de diversos ingenios, algunos de supropia invención, para formar lo que después

se convertiría en el Real Gabinete de Máquinas. Asimismo, consta que envió a Madrid re-mesas de libros sobre hidráulica y que organizó viajes para que los pensionados visitaran,en 1788, diversos establecimientos industriales en la Normandía y la Borgoña, al tiempo

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FIG. 14 Gaspard Marie Riche de Prony.

FIG. 13 Jean Rodolphe Perronet © École nationaledes Ponts et Chaussées.

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que él iba a Inglaterra. En abril de ese año viajó conJosé a Bretaña para reconocer los puertos de la re-gión y el de Cherburgo, estudiando los sistemas em-pleados en la maniobra de las embarcaciones.

Gozó de la protección del nuevo embajadorconde de Fernán Núñez, llegado a París en octubrede 1787, y entabló amistad duradera con LeandroFernández de Moratín, que viajó a la capital francesaen calidad de secretario del conde de Cabarrús9. Otraamistad, trabada ese año y que habría de tener im-portantes consecuencias, fue la del relojero suizoAbraham Louis Breguet. Betancourt asumiría des-pués la representación de la casa Breguet para laventa de sus relojes en Francia, Inglaterra, España yRusia. Juntos proyectarían el nuevo sistema de tele-grafía óptica que Betancourt pondría en práctica enEspaña.

A partir de 1789 la revolución se enseñoreó deFrancia y la situación de los pensionados españoles,con independencia de las relaciones que a título per-

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FIG. 17 FRANCISCO DE GOYA, Bartolomé Sureda y Mise-rol, h. 1803-1804. National Gallery of Art, Washington.

FIG. 16 Abraham Louis Breguet. Musee de l'horlogerie etde l'émaillerie (MHE), Ginebra.

FIG. 15 AGUSTÍN DE BETANCOURT, Unnuevo sistema de navegación interior. Noticiasbiográficas, edición de la Fundación CanariaOrotava de Historia de la Ciencia, 2003. En laimagen de portada: esclusa de émbolo buzo.

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sonal pudiera tener cada uno de ellos con quienes ostentaban los nuevos poderes, se hizocada vez más incómoda, hasta que, en 1791, Betancourt recibe orden de regresar. Du-rante los primeros meses del año fue recogiendo los planos y modelos del Gabinete y re-mitiéndolos a Madrid. Se procuró, asimismo, la salida de los pensionados hacia otrospaíses. Peñalver y Chaix regresarían en agosto de 1792; Abaitúa salió en septiembre haciaAlemania, pero fue interceptado en el camino a Viena, perdiéndose su rastro durante losaños siguientes. Juan de la Mata y Tomás de Verí no volverían hasta 1793.

Antes de volver a España realizó, no obstante, dos trabajos de importancia, la Des-cripción del establecimiento de Yndrid donde se funden y barrenan los cañones de hierropara la Marina Real de Francia, y la Memoria sobre los medios para facilitar el comerciointerior, firmada junto con López de Peñalver el 20 de julio. De entonces data también,aunque su fecha es imprecisa, el proyecto de una draga de rosario, a vapor, que luegoconstruiría en Rusia.

No sabemos nada de las circunstancias en que Betancourt realizó su informe sobreel establecimiento de Yndrid, cuando recibió el encargo, si es que hubo un encargo oficialde que lo realizase, ni cuando emprendió la visita, ni menos aún cómo realizó la Memoriay los espléndidos dibujos, que constituyen la parte más interesante10. Solo la fecha, 1791,indica que es uno de los últimos trabajos realizados en Francia ante de iniciar su regreso,el día 28 de julio. Este trabajo le obligaría a viajar hasta la fábrica de Yndrid, o Indreet,situada en una isla del Loira, dos leguas aguas abajo de Nantes.

El 28 de julio salió de París haciendo escalas en Lyon, para estudiar sus manufacturas,en Barcelona, para ver la posibilidad de instalar la draga, y en Valencia, para estudiar lasituación de su industria y el estado de sus caminos. No sabemos la fecha exacta de sullegada a Madrid, que debió de producirse en el mes de noviembre. Quedó instalado enel palacio del Buen Retiro.

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FIG. 19 Memoria sobre los medios para facilitar el comercio in-terior rubricada por AGUSTÍN DE BETANCOURT y JUAN LÓPEZ

DE PEÑALVER.

FIG. 18 AGUSTÍN DE BETANCOURT, Descripción del estableci-miento de Yndrid donde se funden y barrenan los cañones de hierropara la Marina Real de Francia. Madrid, CEDEX, Patrimonio Na-cional, 2008.

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BETANCOURT EN ESPAÑA (1791-1801)

Los siguientes años de la vida de nuestro personajehan sido resumidos con la siguiente frase por AntonioRumeu de Armas: «A partir de 1791 Agustín de Be-tancourt se convierte en servidor del Estado, adscri-biéndose por entero a la administración española. Ensu seno ejerce destacados cargos y recibe singulareshonores»11. Esta afirmación debe ser matizada seña-lando que, a partir de 1793, procuró, cuando le fueposible, escapar del estrecho ambiente de la Cortecon viajes a Inglaterra, a Francia, o a la frustrada ex-pedición de Cuba.

En 1792 se dedicó fundamentalmente a la insta-lación, en el palacio del Buen Retiro, del Real Gabi-nete de Máquinas. El Gabinete se abrió al público el1 de abril y ese mismo día firmó el Catálogo de la Co-lección de Modelos, Planos y Manuscritos que de ordendel Primer Secretario de Estado ha recogido en Franciadon Agustín de Betancourt y Molina.

Ese mismo año ocurrió un hecho que habría detrastocar completamente sus planes. En el mes deabril fue exonerado, y desterrado, el conde de Flori-dablanca, siendo sustituido por el de Aranda. A su vezeste, que conocía y apreciaba la labor de Betancourty hubiera seguido desarrollando sus planes, cayó enel mes de noviembre, en beneficio de Godoy. La crea -ción de una Escuela de Caminos y Canales, que debíadar sentido y utilidad a la colección de planos y mo-delos, quedó postergada, con lo que, perdida su utili-dad docente, el Gabinete quedó reducido a un meromuseo de maquetas.

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FIG. 20 JUAN LÓPEZ DE PEÑALVER, por-tada de la Descripción de las máquinas demás general utilidad que hay en el Real Ga-binete de ellas establecido en el Buen-Retiro,Madrid, Imprenta Real, 1798.

FIG. 21 ANTONIO RUMEU DE ARMAS, ElReal Gabinete de Máquinas del Buen Retiro.Una empresa técnica de Agustín de Betan-court, Madrid, Fundación Juanelo Turriano,1990.

FIG. 22 ÁNGEL DEL CAMPO, La Escuelade Caminos y Canales en el «Real Gabinete»en 1802.

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Mientras tanto, fracasaron los intentos de instalar la draga de Betancourt en los puer-tos de Cádiz o Cartagena, por considerarla el Comité de Marina demasiado potente. Si-guió disfrutando, no obstante, de la consideración del nuevo hombre fuerte del Reino,que le concedió un aumento del sueldo, acudió a visitar el Gabinete y le comisionó paramarchar a Inglaterra, para proseguir sus estudios y adquirir nuevos materiales para dichoGabinete. Allí estaba Ana Jourdain y ese debió de ser el principal aliciente para el viaje.

Betancourt, tras desistir de su viaje a Cuba, se posesionó de su cargo de director delGabinete y se puso a trabajar activamente en una línea telegráfica que había de unir Ma-drid con Cádiz. Este quehacer le ocupó durante los años 1799 y 1800. Consta que enjunio de 1800 llegaba el telégrafo a Aranjuez, pero ante las dificultades económicas deesos años, el ministro de Hacienda paralizó la extensión de la línea. Durante esa épocaacudió asiduamente a la Real Academia de San Fernando y emitió informes sobre asuntosdiversos12.

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FIG. 23 AGUSTÍN DE BETAN-

COURT y ABRAHAM LOUIS BRE-

GUET, telégrafo óptico. En Mémoiresur un nouveau télégraphe et quel-ques idées sur la langue télégraphi-que, París, 1797. Lámina I.(BENPC, París. Ms. 826).

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Se hizo cargo entonces de la contrata de laReal Fábrica de Algodón de Ávila, en la que co-locó a su hermano Marcos. Este negocio que ha-bría de darle un sin fin de quebraderos de cabezay problemas económicos, le obligaría a pasarmuchas temporadas en la capital castellana, es-pecialmente en verano.

En junio de 1799 se había creado la Inspec-ción General de Caminos y Canales y el cargo deInspector había recaído en José Naudín y Guz-mán, conde de Guzmán. Posiblemente, el elegidopara el cargo hubiera sido Betancourt de nohaber estado absorbido por la instalación del te-légrafo. Durante los primeros meses de 1801 hayconstancia de que recibió dos encargos relacio-nados con el ramo de caminos y canales. El pri-mero fue informar, junto con López de Peñalver,acerca de la situación de las obras del Canal deCastilla, que llevaban un tiempo paralizadas. Conese motivo marcaron la pauta del diseño de lasesclusas, que, en lo sucesivo, serían rectangula-res y más pequeñas y económicas que las esclu-sas ovales que se habían venido construyendo.

Quizás tenga relación con esta comisión una investigación de la que se ocupó enfecha no conocida, pero que hay que situar en torno a 1801; preocupado por el problemade la falta de agua para los canales de navegación, inventó una esclusa que denominaría«de émbolo buzo», en línea con las ideas de la «pequeña navegación» que pocos añosantes había difundido el americano, asentado en Inglaterra, Fulton13.

La segunda comisión, que se le encomendó por Real Orden de 7 de mayo de 1801,consistió en informar sobre los proyectos alternativos para el trazado de la carretera que,para la conducción de los vinos y otras mercancías, debía unir La Rioja con el puerto deSantander. Su informe fue decisivo para la elección del trazado que, ascendiendo por elvalle del río Pas, atravesaba la divisoria por el puerto del Escudo, frente a la solución quepretendía seguir el curso del río Miera, para cruzar por el Portillo de la Lunada14. El Su-perintendente de Correos Pedro Cevallos debió de quedar satisfecho de la forma en queBetancourt cumplió los encargos recibidos, pues este pasó a ocupar el cargo de Inspectoren diciembre de aquel mismo año.

LOS VIAJES DE BETANCOURT A INGLATERRA

Volviendo atrás en el tiempo, nos referiremos a los dos viajes de Betancourt a Inglaterra.El primero duró solo un mes, entre el 11 noviembre y el 10 de diciembre de 1788, mien-tras que el segundo consistió en una larga estancia de tres años, entre octubre de 1793

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FIG. 24 Carta de AGUSTÍN DE BETANCOURT enque alude al arreglo de caminos y señalamiento depuntos destinados a la aplicación del arancel de de-rechos de Portazgo, 6 de diciembre de 1804.

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y octubre de 1796. Esas estancias le permitieron variar algunas de sus concepciones dela ingeniería al contrastar la inglesa, basada en la economía privada y la libre competen-cia, frente a la francesa, apoyada en la organización estatal.

Especial importancia para la historia de la técnica y para la historia personal del in-ventor tuvo el primer viaje a Inglaterra. Allí, a pesar de que no pudo ver en Birminghamla nueva máquina de vapor de Watts y Boulton, tras la visita a la instalada en la fábricade harinas del puente de Blackfriars, en Londres, dedujo la composición y el funciona-miento del ingenio. Una vez en París asesoraría para la instalación de una de este tipo enla isla de los Cisnes y redactaría una Memoria sobre la máquina de vapor de doble efecto,que presentó, a finales de 1789, a la Academia de Ciencias francesa y que fue informadafavorablemente por De Borda y Monge.

Es también posible –aunque los autores quese han ocupado del asunto afirman que el encuen-tro se produjo en París– que fuera en el curso desu viaje a Inglaterra cuando Betancourt conociesea la que habría de ser su mujer, la inglesa AnaJourdain. No está bien desentrañada la curiosahistoria de su matrimonio pues se baraja la hipó-tesis de que se hubieran casado en Francia, en1790, ante un cura juramentado, pero lo cierto esque contrajeron matrimonio canónico en Madrid,en abril de 1797, y que, en noviembre del mismoaño, en París, hicieron nuevas capitulaciones ma-trimoniales conforme a las leyes francesas. Entretanto, entre 1791 y 1794, fueron naciendo sushijas Carolina y Adelina; más tarde nació Matildeen 1801 y, finalmente, Alfonso en 1805.

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FIG. 27 Ana Jourdain de Betancourt.

FIG. 26Matthew Boulton(1728-1809).BicentenaryCelebrations.BirminghamCity Council,

FIG. 25 James Watts.

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La segunda estancia, como queda dicho, se debió a un encargo de Godoy en 1793.Durante su ausencia, Juan López de Peñalver se hizo cargo de la dirección del Gabinete.En Londres se sintió feliz, cumpliendo distintas comisiones y trabajando en diversos in-ventos, en un ambiente propicio para el desarrollo de sus iniciativas. En 1795 obtuvo unpremio de la Society for the Encouragement of Arts, Manufactures and Commerce poruna máquina de cortar hierba en ríos y canales, que fue publicada por la propia Sociedad,y en 1796 presentó dos inventos al Royal Board of Agriculture, que le admitió como sociode mérito. Fue la época más tranquila de la vida de Betancourt; pero, también, de la quemenos noticias nos han quedado. La ruptura de relaciones con Inglaterra y la subsi-guiente declaración de guerra, provocó la rápida salida de aquel país en octubre de 1796.

LA FALLIDA EXPEDICIÓN A CUBA

En 1796 se creó la Real Comisión de Guantánamo, mediante la cual el conde de Mopoxquedó encargado de una ambiciosa labor de colonización en la isla de Cuba. Precisaba

AGUSTÍN DE BETANCOURT, EN ESPAÑA, FRANCIA, INGLATERRA Y RUSIA 109

FIG. 28 AGUSTÍN DE BETANCOURT. «Al Exmo Sor Príncipe de la Paz, protector de las Artes. Dedica esta maquina para cortarla yerva en los ríos y canales navegables. Premiada por la sociedad de Artes manufactureras y comercio de Londres su inventorAgustín de Betancourt». (Archivo Betancourt-Castro).

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para ello la aportación de técnicos maquinistas, agrimensores e ingenieros civiles y comocabeza de ese equipo se contó con Agustín de Betancourt, pues una pieza clave del pro-yecto era la puesta en marcha de máquinas de vapor que mejoraran las explotacionesazucareras. Se contó también con José María de Lanz, Bartolomé Sureda y, después delfracaso del Canal de Guadarrama, con alguno de los hijos de Carlos Lemaur. Betancourtpasó de Iglaterra a Francia, donde se demoró para estudiar con Breguet las posibilidadesde implantar allí su sistema de telégrafo óptico. Tras obtener, junto a Perier, una patentepara explotar industrialmente una prensa hidráulica y después de dar poderes a Breguetpara que se encargara de sus intereses en Francia, en febrero de 1797 regresó a España,dispuesto a salir para Cuba.

En el mes de abril viajó con su familia hacia La Coruña, adonde se habían enviado yasus instrumentos científicos. Permaneció allí hasta junio, a la espera de que se abriera elbloqueo del puerto por la escuadra inglesa. Al fin, el 8 de junio, el bergantín recibió laorden de partir; pero al día siguiente fue interceptado por una fragata que se incautó desu biblioteca y sus aparatos y, el día 14, le desembarcó junto a los restantes pasajeros enLisboa. El 21 de ese mes salió de Lisboa en dirección a Madrid. De vuelta en Madrid,Betancourt pidió permiso para pasar otra vez a Francia a reponer su instrumental. Llegóa París en el mes de septiembre de 1797 y, aparte de cumplir con encargos tales como la

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FIG. 29 IGNACIO MONTALVO Y AMBU-

LODI, I conde de Casa Montalvo, anteuna reproducción de la máquina devapor de Betancourt, en un cuadro con-servado en La Habana.

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compra de pinturas para los frescos de la Casa del Labrador de Aranjuez, de los queestaba encargado Maella, se dedicó a activar infructuosamente el asunto del telégrafoóptico.

La frustrada incorporación de Betancourt al proyecto marcó un cambio radical en eldestino de quien, como canario, parecía más destinado para trabajar en la América espa-ñola que en las estepas rusas. El criollo Lanz, en cambio, sí pasaría, muchos años mástarde, no a Cuba sino a la América meridional, antes de volver a una Francia que ejercíasobre él una atracción irresistible, igual que sobre tantos ilustrados, que no encontraronen su propia patria el ambiente propicio para sus inquietudes15.

INSPECTOR GENERAL DE CAMINOS Y CANALES (1801-1807)

Al hacerse cargo de la Inspección tenía Betancourt el propósito de dar cumplimiento alprograma que, ya en 1785, había sugerido al conde de Floridablanca y que había luegoexplayado en la Memoria que, junto a Peñalver, redactó en París, en julio de 1791. Tresfueron los objetivos que persiguió durante los años en que estuvo al frente de la Inspec-ción y que, no sin dificultades, consiguió sacar adelante: creación de un cuerpo de fa-cultativos encargados del proyecto y la construcción de las obras estatales, creación deuna escuela en que esos facultativos se formaran e independencia económica y funcionaldel ramo de caminos y canales respecto al de correos y postas, al cual estaba hasta en-tonces subordinado.

El primer propósito lo consiguió mediante la apertura de los Estudios de la Inspec-ción, que quedaron instalados en el palacio del Buen Retiro, junto al Gabinete de Má-quinas, que previamente había quedado integrado en la Inspección. Su creación seautorizó en octubre de 1802 y las clases empezaron el 19 de noviembre de ese año.

El cuerpo de Ingenieros de Caminos y Canales, que venía a consolidar la rudimentariaplantilla de los facultativos de la Inspección, se creó mediante Real Orden de 26 de juliode 1803. «Todos estos individuos, en sus respectivas clases, –puntualizaba el texto– sedenominarán ingenieros de Caminos y Canales, iniciándose con este nombre una carrerade honor y de personas facultativas que dedican sus tareas al servicio del Rey y del pú-blico». La obtención de la independencia efectiva y la disponibilidad de fondos para elambicioso programa de obras necesarias, no llegó a verificarse. Si en un primer momentoobtuvo una asignación dineraria suficiente para afrontar las reparaciones de los caminosque debían servir para el viaje regio por las provincias mediterráneas, pronto los productosde las rentas del vino o de la sal adscritos a este fin fueron desviados para afrontar lasnecesidades bélicas.

La Escuela tuvo a José María de Lanz como profesor, si bien las ausencias de este,que provocaron fuertes roces con el Inspector, dieron lugar, en un caso, al retraso en elcomienzo del curso y, en otro, fueron suplidas por los alumnos más aventajados, comoJoa quín Monasterio. La carrera no constaba más que de dos cursos y los cinco alumnosde la primera promoción, que se graduaron en 1804, fueron inmediatamente empleados,igual que José de Azas, que terminó los estudios en 1805. A los restantes los retuvo Be-tancourt uno o dos años más, haciendo ejercicios prácticos en el Buen Retiro hasta que,

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en abril de 1807, antes de abandonar España, consiguió que fueran igualmente emplea -dos. En total, hasta el cierre de la Escuela, al sobrevenir la invasión napoleónica y la con-siguiente ocupación del Buen Retiro por las tropas francesas, fueron once los alumnosque, tras terminar los estudios, fueron admitidos en el cuerpo de Ingenieros con el empleode ayudantes 3os de Caminos y Canales.

Durante esos años, además de continuar ocupándose de la Fábrica de Algodón, realizóalgún viaje para visitar el itinerario del viaje regio y comisiones como la del reconoci-miento de los efectos de la rotura de la presa de Puentes, en Lorca, o el estudio de lasobras del Soto de Roma en Granada, finca del valido Godoy, en la que ocupó a su discí-pulo predilecto Rafael Bauzá. Precisamente, la rotura de la presa de Puentes, ocurridaen abril de 1802, constituyó un poderoso argumento para la apertura de los Estudios dela Inspección. Había sido proyectada y construida por un arquitecto sin especiales cono-cimientos de cimentaciones ni de hidráulica y estas serían las disciplinas en las que Be-tancourt habría de poner más énfasis.

En 1807, una serie de concausas tales como las discrepancias con Godoy, los proble-mas económicos de la Fábrica de Ávila y la falta de expectativas para el desarrollo de laInspección y el progreso de las obras públicas, le empujaron a abandonar España. Mu-chos años después escribiría desde Rusia que, al observar las discrepancias entre el validoGodoy y el heredero de la Corona, pensó que España estaba indefectiblemente conde-nada a una revolución, por lo que, queriendo preservar a su familia, decidió emigrar.

INTERMEDIO PARISIÉN Y PRIMER VIAJE A RUSIA (1807-1808)

En mayo de 1807 marchó a Francia con una licencia temporal que acabaría siendo de-finitiva. El día 29 de ese mes consta ya su presencia en París. En los meses siguientesredactó la Memoria explicativa de la esclusa de émbolo buzo, que en agosto presentó ala Académie des Sciences con el título de Mémoire sur un nouveau système de navigationintérieure. Se publicó en 1808 después de haber sido examinada por Monge, Bossut yProny. En octubre del mismo 1807 efectuó un primer viaje a Rusia, en el que recibió lainvitación del Zar para pasar a su servicio. Durante varios meses recorrió las industriasdel Imperio, no regresando a París hasta mayo de 1808, cuando acababa de producirsela invasión de España por las tropas francesas y la subsiguiente revuelta del pueblo es-pañol.

Permaneció en París hasta el mes de septiembre en que, habiendo aceptado la ofertarusa, marchó con su familia hacia la capital de aquel vasto Imperio. En el camino se reu-nió nuevamente con el Zar en Erfurt, donde este esperaba a Napoleón, y continuó hastaSan Petersburgo, adonde llegó el 30 de octubre. Durante los meses anteriores se habíaocupado de terminar con José María de Lanz el Essai sur la composition des machines,que presentó al Consejo de la École Polythecnique y que se editó estando ya él en Rusia.Según escribiría después a Floridablanca, en carta que no llegó a recibir el conde, Be-tancourt recibió ofertas de parte de Napoleón para integrarse en la administración jose-fina; pero, no queriendo servir al invasor, prefirió aceptar la oferta rusa, aunque con laesperanza de reintegrarse a España cuando esta recobrase su legítimo soberano.

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INSTALADO EN RUSIA (1808-1824)

Al llegar a Rusia contaba Betancourt 50 años, una edad relativamente avanzada para uncambio tan radical de ambiente, vida y costumbres y que aún lo era más en una épocaen que la vida media, para los hombres de clase social alta y elevado nivel cultural, ron-daba en torno a los sesenta y pocos. Allí se asentó, allí transcurrieron sus últimos dieciséisaños y allí realizó su más fecunda labor como ingeniero16.

A finales de 1808 ingresó en el ejército ruso con el grado de Mayor General y fue des-tinado «para misiones especiales de su Majestad Imperial» en el Departamento de Víasde Comunicación. Durante el año siguiente tuvo lugar su integración y su rápido ascensodentro del aparato burocrático. Sobre la base de las propuestas del conde Rumiántsev,para la construcción de comunicaciones cómodas, tanto terrestres como fluviales, el De-partamento se transformó en Dirección General, se creó el cuerpo de Ingenieros de Víasde Comunicación, se aprobó su plantilla y se decidió la creación de un centro de estudiosen que estos ingenieros habrían de formarse. Betancourt se integró, con otros tres miem-bros, en un consejo asesor presidido por el ministro del Interior; pero, según el testimoniode uno de ellos, De Wolant, en la práctica nuestro ingeniero se convirtió en el verdaderopresidente. En septiembre de ese año fue ascendido al empleo de teniente general y eldía 27 de ese mismo mes pasó a ser Inspector del Instituto del cuerpo de Vías de Comu-nicación. El 2 de diciembre se aprobó el reglamento en que se especifica el número dealumnos, las asignaturas, los exámenes y los talleres del nuevo centro.

Es decir, en un solo año se reprodujo en Rusia el mismo proceso que había tenidolugar en España entre 1799 y 1803, con la creación de la Inspección General, la Escuelay el cuerpo de Ingenieros. También aquí, en un principio, aparece Betancourt como ins-pirador de las reformas; pero en un segundo plano, para enseguida cobrar pleno prota-gonismo. Y también aquí quedó instalado con su familia en el edificio del Instituto, igualque en Madrid había residido en el palacio del Buen Retiro.

Una misión que se le encomendó en ese mismo año 1809 y que tiene relación directacon sus estudios sobre el establecimiento de Yndrid, es la visita a la fábrica de cañonesde Tula. Era esta una factoría metalúrgica creada en tiempos de Pedro el Grande, cuyasinstalaciones, con energía motriz hidráulica, habían quedado anticuadas. Betancourt en-

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FIG. 31 UniversidadEstatal de Vías de Comu-nicación, San Peters-burgo.

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cargó una potente máquina de vapor, así como tornos para la perforación del ánima delos cañones. La construcción de los edificios y el montaje de la maquinaria se llevó acabo bajo la dirección de su subordinado Bodet.

Durante los años siguientes, procedió a la organización del Cuerpo y del Instituto,con el nombramiento de ingenieros venidos de Francia. Unos se incorporaron como pro-fesores al Instituto y otros pasaron a ocuparse de las principales obras portuarias. Enseptiembre de 1810 se convocaron los exámenes de ingreso, que tuvieron lugar duranteel mes de octubre, y a principios de noviembre dieron comienzo las clases, con los 29alumnos seleccionados. La comparación entre esta cifra y los cinco que formaron la pri-mera promoción de la Escuela madrileña da idea de la diferencia de magnitudes entreun país y otro y, también, la diferencia entre los recursos puestos a disposición de Betan-court en uno y otro caso.

Un trabajo de gran trascendencia realizado en el primer periodo de su estancia enRusia fue el proyecto de la draga gigante para el puerto de Kronstadt, con la que retomabauna idea que no había llegado a fructificar en España. La propuso en 1809 y en la pri-mavera de 1810 se aprobó una partida de 60.000 rublos para su fabricación, que fue en-cargada a los talleres del Almirantazgo en Izhora. Se terminó en agosto de 1811, se ensayóy tras rectificar algunos defectos encontrados por Betancourt entró en servicio en 1812,funcionando ininterrumpidamente hasta 1820.

También en 1810 y hasta 1812 desarrolló una importante actividad como proyectistade los puentes sobre el Izhora y el Slavianka, así como otro de arco en el parque de Cata-

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FIG. 32 AGUSTÍN DE BETANCOURT. Draga para limpiar el puerto de Kronstadt. Universidad Estatal de Vías de Comunica-ción, San Petersburgo.

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lina y los de Ijor, Petergot y Tula. El más impor-tante fue, sin duda, el gran puente de madera deKamennostrosvkii, sobre el Pequeño Neva, que seinauguró en septiembre de 1813. Posterior en eltiempo es el puente de barcas de San Isaac, sobreel Gran Neva, cuyos planos son de 1820.

Durante aquellos años continuó desarro-llando el Instituto, tanto en lo material, mediantela construcción de nuevos pabellones, como enlo docente, nombrando y reemplazando profeso-res y preparando un plan de estudios que pre-sentó a finales de 1811. La vida del Instituto,como la de toda Rusia, se vio alterada por la in-vasión napoleónica de 1812; tuvo como conse-cuencia la militarización de muchos de losalumnos y la deportación a Siberia de los profe-sores de origen francés.

En 1816 empezó un periodo de gran actividad para nuestro ingeniero, que gozaba cadavez más de la confianza de Alejandro I. El Zar le encomendó la dirección del Comité deConstrucciones y Obras Hidráulicas, para ocuparse del urbanismo de San Petersburgo.El canal Obvodny, los edificios de la plaza del Senado o la reconstrucción de la catedralde San Isaac son algunas de las obras que se emprendieron entonces. También tuvo granrelevancia la Sala de Ejercicios Ecuestres de Moscú, inaugurada en 1817, cuya cubierta

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FIGS. 34 y 35Perspectiva de la cercha diseñada porBetancourt para la cu-bierta de la Sala deEjercicios Ecuestresde Moscú y vista exterior del edificio(BETSICCP, Madrid,sign. 40-6-20).

FIG. 33 Alejando I de Rusia.

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de madera, de 45 m de luz, no teníarival en la Europa de su tiempo. En1818, al fallecer el Director General deVías y Comunicaciones, Betancourtfue nombrado para ocupar el puesto.

Proyectó una nueva fábrica depapel moneda que se construyó a ori-llas del canal del Fontanka y asumiópersonalmente la dirección de lasobras, llegando, incluso, a diseñar eldibujo de los billetes. Entre 1818 y1820 se procedió al cambio total delpapel moneda en circulación. Especialinterés tiene otra fábrica de papel mo-neda, la de Varsovia, en la que inter-vino activamente su antiguo alumnode Madrid Rafael Bauzá, incorporadoal Cuerpo en 1816 con el grado de te-niente coronel.

Ninguno de estos proyectos sobre-pasó en importancia al de la Feria deNizhni Nóvgorod, que emprendió araíz de la destrucción por un incendio,

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FIG. 37 Plano de la Feria de Nizhni Nóvgorod. (ACEHR).

FIG. 36 El Manezh (Sala de Ejercicios Ecuestres) de Moscú.

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ocurrido en el verano de 1816, de la antigua feria de Makáriev, en las orillas del Volga.Betancourt presidió el comité encargado de su reconstrucción y tras diversos dictámenesy proyectos se decidió el cambio de su emplazamiento. Durante años, hasta la exonera-ción de su cargo, se ocupó personalmente de la gran obra, que, a decir de su colaboradorVíguel, sería «su recreo preferido, su juguete»17.

Betancourt hizo acudir a las obras de la feria un numeroso plantel de ingenieros rusosa los que se unieron, además de Bauzá, los también españoles Viado y Joaquín Espejo.Víguel, que alaba la preparación de Bauzá, califica a Viado y Espejo de buenos mucha-chos, tranquilos, sin pretensiones; pero pone en duda que supieran algo de la profesión.Esto, igual que la recomendación para que se admitiera en el ejército ruso al coronel VanHalen, es prueba de la generosidad con que Betancourt protegió a los españoles liberalesque escapaban de la férula de Fernando VII. La conducta impulsiva de Van Halen nodejó de crear problemas. En 1821 se incorporaron al cuerpo de Ingenieros de Vías deComunicación otros dos españoles, su sobrino Agustín de Monteverde y Miguel Espejo,hermano de Joaquín.

LA EXPEDICIÓN AL CÁUCASO Y AL MAR NEGRO

A finales de mayo de 1820 viajó con toda su familia a Nizhni Nóvgorod y el 15 de agosto,desde allí, emprendió una expedición para inspeccionar el estado de las vías de comuni-

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FIG. 38 Plano de Nizhni Nóvgorod, donde se aprecia la Feria frente a la ciudad. (ACEHR).

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cación del Imperio, en el que fue el más largo y ambicioso de todos sus viajes. Y tambiénel más polémico, puesto que tuvo que criticar la forma poco eficiente con que algunasautoridades locales gestionaban las obras públicas18.

Navegando por el Volga llegó a Kazán, donde estudió dos alternativas para la traídade aguas: por un acueducto desde el río Mesh o mediante una elevación desde el Volga.Trató asimismo de la construcción de un muelle y se preocupó de la mejora del medioambiente, proponiendo la limpia de los lagos Kabany y Bulak. Por el Volga llegó al Kamay remontó su corriente hasta Laíshevo, donde propuso instalar una máquina para colocarlos mástiles en los barcos, iniciativa que fue emprendida por varios particulares. Estudióel puerto fluvial de Saratov y propuso un canal de unión de los ríos Volga y Don. Pasóluego a Astrajan donde, frente a los veleros, que tardaban quince o más días en hacer eltrayecto hasta el mar Caspio, ponderó las ventajas de los barcos a vapor que podrían ha-cerlo en doce horas.

Siguió su viaje hacia el Cáucaso hasta Kizliar, donde tomó la carretera militar de Geor -gia cuyo estado le causó una pésima impresión. En cambio, le encantó el paisaje geor-giano. ¡Qué bella Andalucía –exclamó– es como nuestra patria, así de hermosa y de fértil!Se entretuvo en Tiflis, donde alabó la calidad de los talleres de tejidos y de aceros y tam-

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FIG. 39 La antigua ciudad de Nizhni Nóvgorod a orillas del río Volga. (BN, ER-2073).

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bién la belleza de sus mujeres. Trazó un plan para que los ingenieros de su Instituto seencargasen de la reparación de la carretera y del cambio del trazado en algunos tramos.Desde Georgia se dirigió hacia el norte, para recorrer los puertos del Mar Negro y explorarlos ríos Dnieper y Seim y después de pasar por el río Oka, regresó a San Petersburgo ennoviembre de 1820. Allí presentó un largo informe sobre el lamentable estado de las víasde comunicación.

ÚLTIMOS AÑOS

Mientras tanto, los hijos de Agustín de Betancourt fueron creciendo. En 1820 la mayor,Carolina, se casó con Joaquín Espejo, y Alfonso, en 1823, entró como alumno en el Pri-mer Regimiento de Caballería de la Guardia Imperial. Después de la muerte del padre,en 1826 fue nombrado corneta y ascendió a teniente en 1828. Llegaría a ser general delejército ruso. Los biógrafos de Betancourt señalan que a principios de 1822 cayó en des-gracia del Zar, quien como respuesta al informe sobre las comunicaciones, mandó res-tringir los fondos para el Departamento. Pese a ello, el ingeniero continuó trabajando enel Instituto, el Comité y la catedral. Mientras tanto, en Nizhni Nóvgorod se ultimabanlos trabajos y se inauguraba con éxito la Feria el día 27 de julio.

El 14 de agosto de ese año elduque de Wurtenberg fue nom-brado administrador general de Víasy Comunicaciones, quedando comosuperior de Betancourt, que fuepostergado. Este, cansado ya detanto esfuerzo y cada vez más inte-resado por el arte, consideró sumarginación como un gran favor.Aun así, todavía realizó un últimoviaje a Nizhni Nóvgorod en el ve-rano de 1823. Estando él allí, murióCarolina de sobreparto y Espejo fueautorizado a regresar a España.

Don Agustín, al poco de cumplirlos 66 años, el 16 de febrero de1824, pidió la jubilación que le fueconcedida, con una pensión de 6.000rublos anuales. Falleció el 26 dejulio de ese mismo año. Fue ente-rrado en una tumba cercana a la deEuler en el cementerio luterano deLazarevski y allí se colocó en su re-cuerdo una gran columna metálica,con la inscripción latina: «Viator

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FIG. 40 Miguel de Otamendi junto a la tumba de Betancourt.

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ora pro salute sua». Dos años más tarde, empezó a publicarse la Revista de Vías de Comu-nicación, que él había planeado y, en el primer número, su discípulo Resimont publicóun artículo necrológico, con su retrato. En 1828, ignorando su fallecimiento, GabrielCiscar, desde su exilio en Gibraltar, le dedicaría un poema que incluía la siguienteestrofa: «De do susurra humilde el Manzanares, / al caudaloso Neva trasladado, /disfruta los honores singulares / debidos a tu mérito acendrado. / Gózate, en paz, y enmedio de tu gloria, / nuestra amistad conserva en tu memoria» (Texto facilitado porCarlos Domínguez).

Se ha motejado poco menos que de denigrante el trato recibido por Betancourt ensus dos últimos años. De hecho, con independencia de los modos prepotentes de Wur-tenberg, nada tiene de extraño que, por decirlo en términos actuales, se prejubilase a unfuncionario de 64 años y se le jubilase a los 66, cuando esas edades eran realmenteavanzadas para la época. Pocos días antes de morir, viéndose ya muy enfermo, escribióBetancourt al zar Alejandro en solicitud de protección para su familia y este le contestómanifestándole su aprecio por los eminentes servicios que había prestado y tranquilizándolesobre la suerte de su familia. En efecto, a Ana Jourdain se le concedió como pensión elmismo sueldo que Betancourt venía disfrutando en vida.

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FIG. 41 Retrato de Agustínde Betancourt y Molina. Gale-ría de personajes ilustres de laEscuela Técnica Superior deIngenieros de Caminos, Ca-nales y Puertos.

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Este punto de vista fue puesto de relieve por Dmitri Nicolskiy, profesor del Institutode Vías de Comunicación, en la conferencia que impartió en Madrid el 15 de febrero de2008, durante la jornada conmemorativa del 250 aniversario del nacimiento de Betan-court. Tras atribuir a los autores soviéticos, incapaces de encontrar nada positivo en nin-guna actuación de la época zarista, la especie del mal trato recibido por el ingenieroespañol, afirmó con sorna: «Quienes así opinan no saben lo que es caer en desgracia enRusia». Cuando vemos el trato recibido en España, a finales del siglo XVIII, por eminen-tes servidores del Estado, como Floridablanca o Jovellanos, y cómo a lo largo del XIX, nopocos de los políticos y los funcionarios más notables pasaron, sin solución de continui-dad, desde el ministerio al exilio o a la cárcel, hemos de convenir que Agustín de Betan-court fue tratado honrosamente en sus últimos años y recibió el merecido homenaje trassu muerte.

ADDENDA

Queremos, como remate de este escrito, dar noticia de un hecho, nimio pero inédito,pues no fue recogido por García-Ormaechea en su casi exhaustivo examen de las actasde la Real Academia de San Fernando. El 18 de febrero de 1801 asistió Betancourt auna Junta Extraordinaria para el arreglo de la Sala de Geometría. Fue convocada por elConsiliario marqués de Espeja y asistieron también Ortiz, M. de la Diezma, Arnal, Casa-nova, Varas y el secretario Bosarte. Tras la exposición del marqués, «se conferenció ma-duramente entre otros señores sobre la necesidad de instaurar el estudio de la Aritméticay Geometría en aquella Sala del modo más conforme a las intenciones antiguas de laAcademia continuadas en diferentes tiempos siempre con el loable fin del mayor apro-vechamiento de los jóvenes», y se tomó, entre otros, el acuerdo de reimprimir el tomo 1ºde la obra grande de D. Benito Bails19.

La opinión de los asistentes a la Junta queda enmascarada en ese párrafo tan ambiguode Bosarte; pero conociendo la opinión de Agustín de Betancourt acerca de las enseñan-zas de la Academia, parece evidente que no pudo agradarle este acuerdo de volver a las«antiguas intenciones». De hecho, a partir de este momento se detecta un cierto desapegorespecto a las actividades académicas. Ni asistió a las Juntas durante más de un año, nicumplimentó el encargo de informar sobre el tratado de don Santos de Ochandategui.Al cabo de dos años, ignorando los libros de Bails, mandaría traducir para la Escuela deCaminos la Geometría de Monge.

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NOTAS

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rado que, aunque este no pudiera viajar, sí llegaron a Cuba sus aportaciones técnicas.16. En este apartado seguimos la «Cronología» preparada por J. MUÑOZ BRAVO y A. SÁENZ SANZ para el catálogo de la exposición Be-

tancourt. Los inicios de la ingeniería moderna en Europa», 1996, pp. 305-352.17. BOGOLÚIBOV, 1973, pp. 126-127. 18. BOGOLÚIBOV, 1973, pp. 133-141.19. Archivo Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, leg. 1-31-9.

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LA REAL FÁBRICA DE CRISTALES: OBJETIVO DE LA INGENIERÍA

No cabe duda de que la instalación en el Real Sitio de San Ildefonso de diversos centrosfabriles desde principios del siglo XVIII provocó un efecto de atracción para diversas co-munidades científicas no solo patrias, sino también europeas. La producción de vidrio,amparada por el patronazgo real y con el objetivo de monopolizar un mercado tan lucra-tivo como era el vidrio suntuario, dio la oportunidad a no pocos científicos, técnicos y,en resumidas cuentas, ingenieros, de aplicar las tendencias mecanicistas sustentadas porel humanismo del pensamiento ilustrado.

En ese sentido ha de comprenderse la presencia constante de ingenieros en el RealSitio desde el momento en que se constituyó el primer centro fabril en la antigua calledel Horno, actual calle del Padre Claret, allá por los años veinte del siglo XVIII. Desdeel diseño y fabricación de los hornos a la adaptación de los edificios a tan peligrosa fa-bricación y la adecuación de los mismos al proceso fabril, o el diseño de maquinaria es-pecífica o de herramientas, la ingeniería ha permanecido asociada al centro productivode San Ildefonso de forma indisoluble.

Historiográficamente, sin embargo, el interés acerca del núcleo productor del vidriode San Ildefonso se ha centrado tradicionalmente en cuestiones arquitectónicas y pro-ductivas, quedando, aunque parezca increíble, el aspecto ingenieril en un segundo plano.La mayoría de las publicaciones existentes han focalizado su interés, por un lado, en laproducción final de vidrio, tratando de establecer un modelo o tendencia artística quedefiniese la producción de la Real Fábrica de Cristales1 y, por el otro, en la arquitecturainherente al proceso fabril, de indudable interés por su singularidad2.

125

6Ingenieros e ingenios en

la Real Fábrica de Cristales

EDUARDO JUÁREZ VALEROUniversidad Nacional de Educación a Distancia, UNED

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Dos ámbitos han quedado, en consecuencia, poco asistidos por la investigación cien-tífica en análisis comparativo. Primeramente, todo el proceso compositivo, origen de losconflictos entre centros productivos desde mediados del siglo XIII y origen de las estruc-turas de espionaje e inteligencia económica en Europa3. En el mismo sentido, la creaciónde maquinaria asociada a la producción de vidrio y mejora del proceso productivo, siem-pre supeditado su estudio al producto final, su calidad e implantación en el mercado.

Dado que el primer objetivo citado ya ha sido tratado en profundidad por el que sus-cribe, las presentes páginas tratarán de hacer hincapié en el segundo, mostrando los prin-cipales ingenios creados ex profeso o adaptados para la Real Fábrica, como origen de laexcelencia productiva allí desarrollada mientras aquella maquinaria fue operativa.

LAS MÁQUINAS DEL SIGLO XVIII

Si bien es conocido que el maquinismo asociado a la producción fabril no fue una nove-dad propia del siglo XVIII4, fue con la propagación de los conceptos filosóficos básicosde la Ilustración y con la popularización de la Enciclopedia como la ingeniería civil logródespegarse de la militar, fomentando cierta tendencia al maquinismo que eclosionaríaclaramente a finales del siglo con los diseños de Watt y la llegada de la era industrial.

En lo que se refiere a la Real Fábrica de Cristales de La Granja, más allá de diseñosde hornos, muflas, arcas de destemple y adaptación de los espacios construidos al mejory más seguro desarrollo de la producción de vidrio, cabe señalar tres hitos en el diseñode artilugios y máquinas que permitieron a este centro productivo alcanzar una cota decalidad en la producción de singularidad máxima, hasta el punto de copar el mercado deproducción de vidrios planos y formar parte de los anexos de la Enciclopedia de Diderot:el proceso de vidrio colado de Ventura Sit y Carlos Sac y las máquinas de John Dowlingy Demetrio Crow. Estos tres ingenios provocaron que la Real Fábrica de Cristales pro-dujera piezas de vidrio plano de tal tamaño que permitían producir espejos únicos y co-diciados a lo largo y ancho del mercado suntuario europeo.

Sit, Sac y el artilugio del vidrio colado de Domenico Perrotto

La presencia de Ventura Sit en el incipiente Real Sitio de San Ildefonso está documen-tada en el año 1728, según Antonio Ponz5. Habiendo fracasado el emplazamiento pre-industrial de Nuevo Baztán, dirigido por Goyeneche, el vidriero catalán acabó porasentarse en el barrio bajo del Real Sitio. En un pequeño centro artesanal, ubicado en loque más tarde sería casa de los duques de Ahumada y condes de Álbiz, Sit se dedicó du-rante más de un lustro a la fabricación de vidrios planos y entrefinos. A partir de 1736,ya fabricando bajo patrocinio real, con el apoyo directo de Procaccini hasta su falleci-miento, Ventura Sit y su primer maestro, Carlos Sac, pudieron ampliar y perfeccionar suproducción de vidrios planos, los más demandados, con nuevas instalaciones y técnicassuperiores. La pequeña fábrica de la actual calle del Padre Claret, obsoleta ante la de-manda de producción, quedó relegada, aunque en funcionamiento. A cambio, se cons-truyó una factoría de mucho mayor rango al noreste del barrio bajo, justo en la divisoria

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con el muro del jardín, hacia lapuerta del acceso conocido actual-mente como paseo de Alfonso XII.

Resulta evidente asumir que elcrecimiento de la productividad delvidrio del Real Sitio estaba directa-mente enlazado con el patrocinio realy la demanda subsidiaria. Sin em-bargo, también resulta peregrino pen-sar que tal crecimiento económico sehubiera logrado mediante las técni-cas productivas llevadas a cabo enaquel pequeño taller de vidrio costea -do por Ventura Sit.

Tradicionalmente, el vidrio planose solía trabajar mediante técnicas desoplado que empleaban grandes oji-vas de vidrio hueco llamadas man-chones. Con postas de vidrio de grantamaño y amplias arcas de destemple,los vidrieros deshacían el cilindro so-plado para obtener, de ese modo tansencillo, piezas de vidrio plano de nomuy buena calidad, destinadas casisiempre a planchas de no más detreinta y cuatro pulgadas de largo porunas veinticuatro de ancho. Con elfin de facilitar esa técnica de soplado,se creaban en la fábrica unas plata-formas elevadas donde los sopladorespodían engancharse para, una vezdescolgados, soplar los enormes mol-des. Ahora bien, producir grandes su-perficies para crear espejos resultabaciertamente difícil, cuando no impo-sible, con esas técnicas ancestrales.

Como también recordaba AntonioPonz, Ventura Sit y Carlos Sac habíandesarrollado una técnica de fabrica-ción de grandes piezas planas de vidrio destinadas a la producción de espejos que llamabala atención de todos los viajeros. El ingenio allí empleado constaba de varios elementosde peregrino maridaje. En primer lugar, Ventura Sit se había fabricado una gran mesa debronce de ciento diez pulgadas de largo y cuarenta y ocho de ancho. Junto a ella se dis-ponía de una grúa capaz de soportar el peso de un crisol y bascular sobre la mesa, donde

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FIGS. 1 y 2 Reproducción de la mesa de vidrio plano de VEN-

TURA SIT y CARLOS SAC. Real Fábrica de Cristales de La Granja.

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vertía su contenido en colada, esto es, de forma continua. Según iba cayendo el vidriofundido, los operarios utilizaban grandes rodillos para estirar la masa de vidrio hastalograr la superficie y el grosor deseado. Una vez se lograba el objetivo, se introducía, bienla mesa bien la pieza de vidrio, en un arca de destemple, esto es, un horno subsidiario detemperatura media donde la pieza de vidrio plano pudiera enfriarse sin que sus moléculasllegaran a cristalizar, quebrando su superficie. Para que tal técnica pudiera llevarse acabo, la mesa de bronce debía estar situada en la proximidad de dos hornos: el horno defundición del vidrio y el arca de destemple. Además, la proximidad de los hornos permitíasimplificar el diseño de la grúa y mover con relativa seguridad la pieza una vez terminada.Los rodillos metálicos empleados por los operarios del ingenio debían ser finamente pu-limentados pues, cuanto menos grano presentaran, más sencillo sería el proceso de pu-limentado del vidrio plano producido.

Este ingenio, completado con pantallas de protección térmica para el trasiego del cri-sol y la colada de vidrio, estuvo largo tiempo funcionando en la Real Fábrica de Cristalesde La Granja. Mas, por mucho que se investigue al respecto, no se logrará encontrar eldiseño original en archivos españoles asociados al núcleo de La Granja o al de NuevoBaztán, siendo desconocido el nombre del ingeniero que desarrolló tan fructífera idea.

Y no es de extrañar, puesto que se trataba de una idea tomada de otro centro produc-tivo. Si bien algunos historiadores atribuyeron erróneamente la creación de este ingeniode la Real Fábrica de Cristales de La Granja a Ventura Sit, este capturó ese conocimiento,difícil es saber si directa o indirectamente, del núcleo productivo francés.

Creado por el ministro plenipotenciario de Luis XIV, Jean-Baptiste Colbert a finalesdel siglo XVII, este centro productor de vidrio logró afirmarse tras dura pugna con la Re-pública de Venecia6, dominadora del monopolio del vidrio suntuario hasta esos momen-tos. Tras la muerte del ministro, en 1683, se consiguió consolidar una fábrica de vidriosplanos en las afueras de París al fusionarse la Compagnie Thévart con la ManufactureRoyal des Glaces, dando lugar a la fábrica de vidrio de Saint-Gobain. Y, como en tantasocasiones en lo referente al negocio del vidrio, la consolidación del núcleo productivo selogró gracias a la implementación de una técnica productiva exclusiva: así había ocurridoen Venecia, a principios del XIV, con la invención por parte de Angelo Barovier del cris-tallo; en Bohemia, con el desarrollo de la fórmula de crystal, y como ocurriría a finalesdel XVII en Inglaterra con el Flint-glass de George Ravenscroft.

El secreto del éxito francés en Saint-Gobain se debió a la producción de vidrio en co-lada para producir grandes espejos y vidrios planos. El artífice de la citada técnica habíasido un vidriero italiano llamado Domenico Perrotto. Provenía su familia del centro pro-ductivo de Altare, gran competidor del núcleo veneciano, y dominador de la difusión delvidrio italiano por Europa, tradición conocida como façon de Venise. Se habían asentadolos Perrotto en Orleans hacia 1662, consiguiendo un privilegio de producción que mástarde extenderían a París con la participación del francés Jean Le Marechal7. En esasinstalaciones de las afueras de París diseñó Domenico Perrotto el ingenio de producciónde colada de vidrio que daría preeminencia internacional al vidrio plano francés, hacién-doles dominar el mercado de los grandes espejos.

Tanta repercusión tuvo el ingenio de Perrotto que rápidamente se extendió por Europala idea, experimentándose adaptaciones de la misma en los principales centros produc-

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tores de vidrio. El propio Ventura Sit experimentó con una plancha metálica seguramenteen la fábrica de Nuevo Baztán y mientras hubo de financiar la infraestructura en el RealSitio de San Ildefonso de propio peculio. La ingeniosa innovación mereció aparecer re-flejada en los anexos de la Enciclopedia, a cargo de Denis Diderot y del Barón D’Holbach,mucho después, eso sí, de haberse extendido por todo el continente8.

La aplicación de este ingenio, como ya se ha dicho, supuso una implementación ca-pital en la calidad y presencia en el mercado internacional de la Real Fábrica de Cristalesde La Granja, una vez fue constituida como tal durante los reinados de Fernando VI yCarlos III. Especialmente la producción de espejos de gran tamaño y calidad se convirtióen producto estrella de esta fábrica, estando presentes ejemplares de los mismos en lamayoría de los palacios europeos del XVIII. Uno de ellos, de más de cuatro metros de al-tura, descansó en la Real Fábrica, acostumbrando Alfonso XIII a visitarlo para poderverse reflejado montado a caballo. Desgraciadamente, la citada pieza acabó destruida enun acto vandálico una vez fue cerrada la fábrica en la transición a la ubicación actualdurante los años sesenta del siglo pasado9.

La máquina de John Dowling

Una de las primeras consecuencias de la implementación en la creación de grandes su-perficies planas de vidrio empleando la colada fue la evolución de las técnicas de pulimen-tado. La producción de pequeñas piezas de vidrio plano asociado a una demanda moderadapermitió que el pulimentado manual fuese, durante años, la solución más eficiente desdeun punto de vista técnico-económico. Ahora bien, a partir de 1736, con el patrocinio realde la producción de vidrio y el empleo sistemático de la técnica del colado de vidrio almodo de Domenico Perrotto, Ventura Sit se vio en la necesidad de desarrollar técnicas depulimentado acordes con la nueva realidad productiva. En ese sentido ha de comprenderseel primer diseño de máquina hidráulica de pulimentado ideada por Ventura Sit.

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FIGS. 3 y 4 Ingenio de DOMENICO PERROTTO.

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Ubicado con total seguridad en la fábrica de la actual calle de La Calandria, el ingeniode Ventura Sit y Pedro Frontvilla, desarrollado en 1743, estaba compuesto por una ruedahidráulica que transformaba aquel movimiento circular y vertical en circular y horizontal,con el objetivo de que los ejes pulidores automatizaran el trabajo, alcanzando hasta die-ciséis planchas de vidrio a la vez.

Sin embargo, esta máquina presentaba varios problemas básicos que repercutían ensu rendimiento. En primer lugar, la corriente motriz era la ría que años atrás había en-cauzado René Carlier utilizando los cauces de los arroyos Morete y Carneros. Debido asu carácter estacional –se trata de dos arroyos de montaña utilizados para todo el sistemahidráulico de los Reales Jardines–, la fuerza motriz que podía imprimir la ría al ingenioera muy variable, de escasa entidad durante el periodo veraniego sometido a sequías pro-fundas. Por otra parte, el espacio destinado al propio ingenio resultaba escaso por la im-posibilidad de dedicar más superficie al pulimentado, dadas las necesidades dealmacenamiento de combustible y las edificaciones construidas por el vecindario en de-rredor. En 1754, Alonso Garzón trató de superar la eficacia de la máquina hidráulica deVentura Sit sustituyendo le fuerza motriz del agua por caballerías, siendo su ingenio in-suficiente y, principalmente, más costoso de mantener.

Por todo ello, la necesidad de establecer una nueva sección de pulimentado planeósobre la fábrica de cristales planos durante años. Probablemente por fallecimiento deVentura Sit, la responsabilidad de crear un nuevo ingenio que automatizara de formamucho más eficiente el proceso de pulimentado de los grandes vidrios planos recayó enel ingeniero irlandés John Dowling.

Traído a España por Juan Francisco Gaona y Portocarrero, segundo conde de Valpa-raíso, en 1755, para realizar mejoras en la Real Fábrica de paños de Brihuega, su buenhacer le hizo asentarse en la tarea de renovación y creación de ingenios fabriles. Así hade entenderse la construcción de un batán en Guadalajara, cuyo éxito, unido a las repa-raciones de Brihuega, llamó la atención de Leopoldo de Gregorio, marqués de Esquila-che. Fue este, sin duda, quien le requirió para que diseñase y llevase a la práctica unnuevo ingenio hidráulico para pulimentar los espejos producidos en el Real Sitio de SanIldefonso10.

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FIG. 5 Máquina de agua de VENTURA SIT. Real Fábrica de Cristales de La Granja.

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La propuesta de Dowling para el ingenio pulimentador trató de superar todas las di-ficultades que había planteado la primera máquina hidráulica creada por Ventura Sit. Elproblema de la escasa motricidad provocada por la falta de caudal de la ría fue solucio-nado emplazando el ingenio en las afueras del Real Sitio, en la carretera de Francia, sobreel cauce del río Cambrones. Esta corriente, aun siendo igualmente un río sometido a laestacionalidad de cauce de montaña, superaba con creces el caudal de la conjunción delos arroyos Morete y Carneros, sencillamente porque no sufría explotación previa algunaa la toma de corriente por parte del ingenio de Dowling. Además, la nueva ubicación per-mitía a Dowling el uso de la superficie que fuera precisa para edificar el ingenio, no en-trando en conflicto con el proceso de fabricación ni con el vecindario. La construccióndel nuevo ingenio ocupaba un espacio tradicionalmente inculto del Real Sitio, hasta elpunto de que, aún hoy día, los restos de lo que aquella máquina fue siguen estando to-talmente aislados del casco histórico a pesar de la evolución urbanística de La Granja deSan Ildefonso durante los últimos doscientos cincuenta años.

El nuevo ingenio, conocido incluso hoy día como «máquina» de Dowling, se disponíaen varias plantas, conformando un edificio de dos plantas con cubierta a dos aguas. Enla planta baja se disponía la rueda motriz hidráulica con canguilones, que tomaba el im-pulso de un caz de agua tomada del río Cambrones. Ocupando una superficie básica deonce por doce metros, el ingenio generaba movimiento que transmitía por ruedas denta-das a pequeñas manivelas que ponían en funcionamiento la primera sección de ejes pu-lidores en la planta baja. Un eje vertical transmitía el movimiento a la planta superior,multiplicando la capacidad de los ingenios anteriormente desarrollados. En total, la má-quina de John Dowling hacía funcionar hasta cien pulidores al mismo tiempo, lo quevenía a suplir el trabajo de hasta doscientos hombres11. El éxito productivo de la máquinatuvo alcance internacional, siendo seleccionado su diseño por Diderot y D’Alambert paraformar parte su descripción pormenorizada del volumen décimo de la Enciclopedia comouno de los grandes avances técnicos del momento.

La eficacia y difusión del ingenio del Real Sitio de San Ildefonso reportó no pocosbeneficios a John Dowling. Al poco tiempo de terminar su trabajo en la máquina de pu-limentar vidrios planos, le fue encargado el diseño y construcción de la fábrica de limas

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FIG. 6 Ubicación de la máquina de JOHN DOW LING. Real Fábrica de Cristalesde La Granja.

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y acero, también en el Real Sitio de San Ildefonso, encargo que finalizó en 1767. Su ca-pacidad e ingenio a la hora de diseñar máquinas eficientes para los diferentes procesosfabriles le llevaron a participar en el canal del río Manzanares y en las Reales Fábricasde Guadalajara y Toledo, trabajando codo con codo con el Arquitecto Real, FrancescoSabatini. Todo este trabajo le valió ser nombrado Ingeniero Hidráulico de su Majestad12.

La supermáquina de Demetrio Crow

A pesar de la gran efectividad y repercusión que la máquina de John Dowling tuvo, no seríael suyo el último gran ingenio proyectado y llevado a cabo en la Real Fábrica de Cristalesde La Granja. En efecto, en 1786 fue puesta en funcionamiento una nueva máquina quesuperaba en efectividad y aplicaciones a la construida en las cercanías del cementerio.

El 1 de octubre de 1770, un devastador incendio había terminado con la fábrica decristales planos de La Granja. Debido al interés económico de la Corona en dicha pro-ducción, el rey Carlos III puso en marcha el proyecto de construir una nueva fábrica ex-tramuros que implementase aún más la producción de vidrio en el Real Sitio y ampliasesu presencia en los mercados internacionales. Como la nueva fábrica planteaba el incre-mento y diversificación en la producción general, parece evidente que el ingenio creadopor John Dowling quedó obsoleto, precisándose de una nueva máquina que hiciera frentea los desafíos productivos propuestos por el proyecto de Carlos III.

Así, en el nuevo diseño arquitectónico se reservó una de las grandes naves, perpen-dicular a la nave principal de hornos, para la instalación de una gran sección de puli-mento. En esta ocasión, el encargado de diseñar el nuevo ingenio fue el sobrino de JohnDowling, Demetrio Crow, maquinista de la Real Fábrica de Cristales de La Granja. Conla ayuda del maquinista de la Real Fábrica de Paños de Segovia, Tomás Pérez, proyectóun nuevo ingenio que superaría la efectividad de la máquina de Dowling. Mucho máscompleja en su funcionamiento que las predecesoras, la máquina de Demetrio Crowmovía doce bancos de pulimento, además de cuatro molinos que pulverizaban materiasprimas para la producción de vidrio, como la barrilla y la arena, en la primera planta. Enla segunda planta, el ingenio ponía en marcha puestos de talla de vidrio asociada a la fa-bricación de arañas y vasos13.

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FIGS. 7 y 8 Imágenes de la máquina de JOHN DOWLING. Real Fábrica de Cristales de La Granja.

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FIGS. 9 y 10 La máquina de DEMETRIO CROW. Real Fábrica de Cristales de La Granja.

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El proceso constructivo del ingenio se llevó a cabo entre 1786 y 1791, haciéndose lasúltimas reparaciones en 1802. Entre los problemas que había solventado el nuevo diseño,además de la diversificación de actividad de la máquina y la simplificación y ahorro eco-nómico inherente al proceso productivo, cabe señalar, sin duda, la racionalización en eluso del agua dentro del Real Sitio. La ubicación del nuevo emplazamiento fabril obligóa la creación de un canal que tomase agua con una finalidad motriz. Dado que el caudalde la ría del jardín se había mostrado insuficiente en el pasado, hubo de tomarse agua deotras corrientes para que, sumada al citado, generasen corriente suficiente que pudieramover, de forma continua y eficaz, la enorme rueda de canguilones, corazón de la súper-máquina de Demetrio Crow. La captación se hizo del llamado río de Las Flores, corrienteque, a su vez, recogía el agua del murallón montañoso del pico del Reventón. La fuerzade esta corriente alimentaba, previamente a su llegada a la Real Fábrica de Carlos III, elviejo molino harinero del Real Sitio, por lo que era precisa, en consecuencia, la conjun-ción de esta corriente con la tradicional del Jardín Real.

Por otra parte, la diversificación del esfuerzo del ingenio obligó a introducir otros ele-mentos funcionales que no formaban parte de la máquina de Dowling como eran lasmuelas o tahonas. Ubicadas en la planta básica de la nave, recibían directamente el es-fuerzo motriz del ingenio dada su necesidad primaria de empuje para pulverizar materiasprimas resistentes como la greda o arena de sílice básicas para la composición del vidrio.

En cualquier caso, el diseño de Crow y López superó con creces la apuesta exitosa deDowling, aportando a la Real Fábrica de Cristales de La Granja una tecnología vanguar-dista inexistente en otros núcleos productivos europeos. De ahí, evidentemente su pre-sencia en los mercados hasta el estallido de la Guerra de la Independencia.

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FIGS. 11 y 12 Tahonas de la máquina de DEMETRIO CROW. Real Fábrica de Cristales de La Granja.

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CONCLUSIONES

Una vez fue puesto en funcionamiento el ingenio de Crow y López, la máquina de Dow -ling dejó de trabajar como pulimentadora de vidrios planos y, al igual que pasó con la pri-migenia máquina hidráulica de Ventura Sit y Pedro Frontvilla, tras ciertas adaptaciones,pasó a desempeñar otras actividades fabriles, en este caso como máquina de hebillas,perdiendo todo su interés a finales del XIX, cuando pasó a ser un establo, situación quemantuvo hasta finales del siglo XX, cuando la ruina, consecuencia de la falta de uso, seadueñó de las antaño impactantes instalaciones.

Similar destino sufrió la súper-máquina de Demetrio Crow y Tomás López. Tras elparón que sufrió por la guerra la producción durante los primeros años del siglo XIX, elgobierno de Isabel II, en la década de los cincuenta, reactivó la producción. Sin embargo,el momento ya había pasado. La guerra y el desgobierno, y la consecuente falta de inver-sión, hicieron que el antaño vanguardismo en diseño industrial perdiera el tren, nuncamejor dicho, de los avances en diseño y producción ingenieril: cuando la fábrica de cris-tales de La Granja quiso arrancar, el maquinismo y la industrialización europea llevabantreinta años de ventaja a un núcleo productivo que se había quedado anclado en el pa-sado. La generalización en el uso de combustibles derivados de los hidrocarburos y laaparición de motores así propulsados, desterró el amor por la hidráulica, tan asociado alReal Sitio, enterrando, literalmente, los ingenios del pasado, desterrándolos de la me-moria. No es de extrañar que la súper-máquina de Demetrio Crow y Tomás López cayeraen el olvido hasta el punto de convertirse en hallazgo arqueológico durante los procesosde restauración asociados a la reconstrucción de la Real Fábrica de Cristales de La Granjaa finales del siglo XX.

Quizás por ello y porque la investigación histórica en el mundo del vidrio ha tenidouna enorme profundidad en las líneas asociadas a la estética, el diseño artístico y com-positivo y a la evolución arquitectónica de la construcción fabril del XVIII, se deberíaprofundizar mucho más en líneas y proyectos de investigación relacionados con el diseñode ingeniería. No hay que olvidar que la prestancia en los mercados internacionales delvidrio de La Granja durante el siglo XVIII se debió, por un lado, a la composición quí-mica de vidrios de altísima calidad y, por otro, a la pulcritud y perfección de sus acaba-dos, fruto, sin ninguna duda, de la maquinaria desarrollada por los ingenieros ymaquinistas del vidrio.

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NOTAS

1. MINISTERIO, 1988; FUNDACIÓN, 1991; PASTOR, 1994.2. Citar todas las publicaciones relativas directa o indirectamente a la edificación de la Real Fábrica de Cristales de San Ildefonso

sería impensable. Sin embargo sí se pueden referir algunas fuentes secundarias básicas para el conocimiento de estas afamadainfraestructura que han servido de marco para innumerables trabajos: MARTÍN, 1825; Descripción, 1849; BREÑOSA y CASTELLAR-

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PUBLICACIONES DE LA FUNDACIÓN JUANELO TURRIANO

COLECCIÓN JUANELO TURRIANO DE HISTORIA DE LA INGENIERÍA

2016SÁNCHEZ LÓPEZ, Elena y MARTÍNEZ JIMÉNEZ, Javier, Los acueductos de Hispania.

Construcción y abandono.

2015ZANETTI, Cristiano, Juanelo Turriano, de Cremona a la Corte: formación y red social de un

ingenio del Renacimiento.

ROMERO MUÑOZ, Dolores, La navegación del Manzanares: el proyecto Grunenbergh.

LOPERA, Antonio, Arquitecturas flotantes.

MUÑOZ CORBALÁN, Juan Miguel, Jorge Próspero Verboom: ingeniero militar flamenco de la monarquía hispánica.

LECCIONES JUANELO TURRIANO DE HISTORIA DE LA INGENIERÍA

2016CÁMARA MUÑOZ, Alicia y REVUELTA POL, Bernardo (coords.), «Libros, caminos y días». El viaje

del ingeniero.

CÁMARA MUÑOZ, Alicia (ed.), El dibujante ingeniero al servicio de la monarquía hispánica.Edición en inglés: Draughtsman Engineers Serving the Spanish Monarchy in the Sixteenthto Eighteenth Centuries.

2015NAVASCUÉS PALACIO, Pedro y REVUELTA POL, Bernardo (coords.), Ingenieros Arquitectos.

CÁMARA MUÑOZ, Alicia y REVUELTA POL, Bernardo (coords.), Ingeniería de la Ilustración.

2014CÁMARA MUÑOZ, Alicia y REVUELTA POL, Bernardo (coords.), Ingenieros del Renacimiento.

Edición en inglés (2016): Renaissance Engineers.

2013CÁMARA MUÑOZ, Alicia y REVUELTA POL, Bernardo (coords.), Ingeniería romana.

Edición en inglés (2016): Roman Engineering.

OTRAS PUBLICACIONES

2014NAVASCUÉS PALACIO, Pedro y REVUELTA POL, Bernardo (eds.), Una mirada ilustrada.

Los puertos españoles de Mariano Sánchez.

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2013CHACÓN BULNES, Juan Ignacio, Submarino Peral: día a día de su construcción,

funcionamiento y pruebas.

2012AGUILAR CIVERA, Inmaculada, El discurso del ingeniero en el siglo XIX.

Aportaciones a la historia de las obras públicas.

CRESPO DELGADO, Daniel, Árboles para una capital. Árboles en el Madrid de la Ilustración.

2011CASSINELLO, Pepa y REVUELTA POL, Bernardo (eds.), Ildefonso Sánchez del Río Pisón:

el ingenio de un legado.

2010CÁMARA MUÑOZ, Alicia (ed.), Leonardo Turriano, ingeniero del rey.

CASSINELLO, Pepa (ed.), Félix Candela. La conquista de la esbeltez.

2009CÓRDOBA DE LA LLAVE, Ricardo, Ciencia y técnica monetarias en la España bajomedieval.

NAVARRO VERA, José Ramón (ed.), Pensar la ingeniería. Antología de textos de José Antonio Fernández Ordóñez.

2008RICART CABÚS, Alejandro, Pirámides y obeliscos. Transporte y construcción: una hipótesis.

GONZÁLEZ TASCÓN, Ignacio y NAVASCUÉS PALACIO, Pedro (eds.), Ars Mechanicae. Ingeniería medieval en España.

2006MURRAY FANTOM, Glenn; IZAGA REINER, José María y SOLER VALENCIA, Jorge Miguel,

El Real Ingenio de la Moneda de Segovia. Maravilla tecnológica del siglo XVI.

2005GONZÁLEZ TASCÓN, Ignacio y VELÁZQUEZ SORIANO, Isabel, Ingeniería romana en Hispania.

Historia y técnicas constructivas.

2001NAVARRO VERA, José Ramón, El puente moderno en España (1850-1950).

La cultura técnica y estética de los ingenieros.

1997CAMPO Y FRANCÉS, Ángel del, Semblanza iconográfica de Juanelo Turriano.

1996/2009Los Veintiún Libros de los Ingenios y Máquinas de Juanelo Turriano.

1995MORENO, Roberto, José Rodríguez de Losada. Vida y obra.

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La colección Lecciones Juanelo Turriano de Historia de laIngeniería recoge principal, aunque no exclusivamente,las conferencias impartidas en los cursos que la Funda-ción organiza anualmente en colaboración con diversasuniversidades.

«Libros, caminos y días». El viaje del ingeniero es el resul-tado del curso celebrado en 2015 en el Centro Asociadode la UNED de Segovia, fruto de la cooperación entreesta Universidad y la Fundación Juanelo Turriano y es lasexta entrega de la colección iniciada en 2012.

La movilidad, el viaje, ha sido siempre una característicaesencial de la profesión de ingeniero. Centrándose entrelos siglos XVI y XVIII, el curso describe esta faceta viajeraa través del ejemplo de varias figuras excepcionales, desdeTiburcio Spannocchi hasta Agustín de Betancourt, conquien se cierra una época abierta por los ingenieros delEmperador.