Lope de vega

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Jefferson Armijos Carrión Manuel Antonio Sánchez Serrano

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Jefferson Armijos Carrión

Manuel Antonio Sánchez Serrano

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María de Aragón abandonada por su

pretendiente

¿CASARSE ÉL A LOS DIECISIETE AÑOS CON EL CIELO Y LA TIERRA COMO ÚNICOS

BIENES?

Marfisa, primer amor conocido de Lope, se llamó en el mundo real María de Aragón.

Era hija de Jácome De Amberes y de María de Aragón, panaderos de corte, al

servicio de Emperatriz María, viuda de Maximiliano II, que moraba en el convento de

las Descalzas Reales. Marfisa era fácil que viviera en la calle de Bordadores, más

arriba de la parroquia de San Ginés, con sus tíos Fabricio de Mora y Juana de Aragón,

panadero aquél de Carlos Mar, príncipe de Saboya.

Lope afirmó que se enamoró de Marfisa teniendo el poeta diecinueve años. Lope amó

a Marfisa en 1579, fecha en la que contaba con diecisiete años.

¡Cínica, tremenda y verdadera revelación¡ Marfisa tuvo una relación con Lope. Apenas

éste supo el embarazo de la amante, huyó como alma que se lleva el diablo. Huyó a

Salamanca. Las fechas se ajustan perfectamente.

El fruto que Marfisa tuvo de Lope fue una niña. Una niña llamada Manuela, que se

bautizó en San Ginés el 2 de enero de 1581 como hija de Lope de Vega y de doña

María de Aragón. La pequeña murió el 11 de agosto de 1585.

Abandonada por el amante, muerto ya sus padres y su hijita, Marfisa se casó con un

tal Hans Uquer, en septiembre de 1592. Uquer, con tal de coger el puñado de ducados

que había heredado Marfisa, decidió hacer la vista gorda al pasado de su mujer. El

matrimonio resultó una pura desdicha. Se separaron los cónyuges, y Marfisa, enferma

sin un cuarto, volvió a vivir, como en otro tiempo feliz, con su tía doña Juana. Y sin

olvidar a su primer amor murió la desdichada Marfisa el 6 de septiembre de 1608.

Ella le había hecho sentirse a Lope, poeta plenamente. Ella le había dado la confianza en sí mismo. De sus brazos había salido el mozalbete apasionado y loco, ya hombre experimentado y sutil, capaz de la canallada, sí, pero también de la sublime acción y de la más sublime renunciación.

De los brazos de Marfisa salió 'Lope con escasísima pena y con mayor reconcomio.

¿Casarse él a los diecisiete años, con el cielo y la tierra por únicos bienes?

¿Encontrarse a tal edad con un descendiente concebido más con la sensualidad

primeriza que con el amor inicial?

De ninguna manera. Buscó un buen pretexto para ausentarse, y aún tuvo el tupé de

sacar a la amante ciertos dineros para ayuda del viaje. Viaje que finalizó en

Salamanca, con el firmísimo propósito en el ánimo del poeta de practicar aquel dicho

tan bien dicho de si te he visto, no me acuerdo

,

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No cabe con él sino el famoso borrón y cuenta nueva. Lope soldado glorioso, ya en la

corte, sería perdonado por su madre, Francisca Hernández, por su noble protector don

Jerónimo Manrique, por ella, Marfisa -con la que, hay que decirlo sin circunloquios, no

pensaba casarse-. Sería perdonado. Lope no pedía más. Cada cual era muy dueño

de no olvidar. Pero lo que a Lope le aterraban eran las recriminaciones y otras

monsergas semejantes, el lavar los trapos sucios a la vista de la gente.

Solo una pregunta queda en el aire ¿Fue Lope a ver a María de Aragón y a conocer a

su hija María Manuela? Seguramente, no

Exclusiva: Elena Osorio, amor secreto de Lope nos

revela TODO.

ope da a entender que en su promiscuó amor con María de Aragón ya estaba

enamorado de Filis -Elena Osorio.

Lope conoce a Elena Osorio. Y conocerla y olvidarse de todo, y de todos, y de sí

mismo, es cuestión de lo que tarda un flechazo en clavarse en la diana de un pecho.

Elena Osorio fue, en efecto, una de las pasiones más grandes y de esas pasiones

que obligan al sujeto subirse por las paredes, a ver lo negro blanco, a andar de

coronilla. Si Elena Osorio hubiera estado soltera, Lope se hubiera tirado de cabeza, sin

titubear, al mar proceloso que es el matrimonio. Pero Elena estaba casada, fatalmente

había Lope de ser su amante.

¿Quién es Elena Osorio?

Jerónimo Velázquez, que había sido en su juventud solador, dejó el oficio. Se sabía

que era entendido en cuestiones de teatro. Con ayuda de unos ahorros, se hizo

representante de las galas de farandulero. No era un mal cómico. Jerónimo

Velázquez vivía en una casa propia con su esposa, Inés Osorio, con la que tuvo dos

hijos, Damián Velázquez de Contreras y Elena Osorio. Ni esta hija ni la esposa

trabajaban en la profesión

Elena tenía veinte años aproximadamente, los de Lope al conocerse. Bella, arrogante,

seductora, morena de piel, pero dorada de cabellos. De ojos claros, pero de oscuras

pestañas. Alegre y desenvuelta. Ingeniosa en todo, y más aún en el tañer y en el

cantar.

¿Dónde la conoció Lope? Al cruzárselo en una calle. Al ofrecerle el agua bendita a la

salida de la misa. Juego puro del azar. La estrella que aparece. El destino que se

cumple. La fatalidad que remacha el nuevo eslabón de la cadena.

Lope lleno de sinceridad, confiesa como la cosa más natural del mundo: “ No sé qué

estrella tan propicia a los amantes reinaba entonces, que apenas nos vimos y

hablamos, cuando quedamos rendidos el uno al otro”.

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Elena Osorio era la esposa de un farsante, Cristóbal Calderón, la pareja no fue feliz.

Cristóbal Calderón estorbaba poco. Tenía un buen perder y una mejor filosofía

conyugal. Malas lenguas pregonaban que Elena Osorio había tenido ya otros amantes.

Lope estaba ciego, lleno de fogosidad de su temperamento se entregó a Elena. Toda

su majeza de conquistador amoroso quedó un tanto malparada. Para Lope, se

condensaban en Elena todas las perfecciones y bellezas y ella se entregó a su poeta

con no menores ilusión y brío. Elena Osorio jamás dejó de amarle. Sus amores se

hicieron populares enseguida.

¿Tan natural, tan normal, tan sencillo de colmo iba a ser siempre este amor?

¿Qué hacer para darle mayores alicientes?

Lope sueña con la muerte del marido de Elena porque impide con su vida inútil que él

se case con la amada. Si cada romance hubiera sido una bala, Cristóbal Calderón el

marido distraído hubiera muerto acribillado. Lope sentía terribles celos de él porque

Calderón había sido el primero en disfrutar del cuerpo hermosísimo de Elena.

ISABEL DE URBINA

La falta de su familia la conmocionó

e relaciona a Lope con Isabel de Urbina debido a que ella declaró: “Traigo la

palabra de honor del novio de casarse conmigo por las buenas”. Lope se casa

y este casamiento se produce debido a que el poeta raptó a doña Isabel antes

de marcharse al destierro y sin moverse de Valencia se casó con ella el día 10 de

mayo de 1588. Fueron testigos el secretario Tomás Gracián, el boticario Juan Pérez y

el hermano de Lope, Juan de Vega y Alonso Díaz. Unos cuantos don Nadie. Los

familiares de la desposada se abstuvieron a comparecer, negando así el visto bueno

protocolario al que sometían al matrimonio aquel.

Sin embargo, el matrimonio no duró mucho debido a que Lope embarcó en la

Invencible en el puerto de Lisboa el 29 de Mayo de 1588 abandonando a Isabel

tristemente y esperando dos hijas, Antonia y Teodora. En agosto de 1594 enfermó

Isabel que junto a la muerte de su hija Antonia, el abandono de sus familiares y marido

la habrían predispuesto para cualquier enfermedad mortal.

Lope declaró más tarde que amó sinceramente a su primera esposa, sin

apasionamientos, la lloró con sinceridad y con emoción.

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ANTONIA DE TRILLO

“Se encaprichó por él…”

oña Antonia era una hermosa viuda que quedó en una

excelente posición. Lope se amancebó con la viuda pero se

sospecha que no fue el amor puesto que el poeta no

recordaba a esta mujer apetecible por lo que su verdadera intención

era aprovecharse de la situación económica de la viuda. Sin

embargo, doña Antonia, hembra nada romántica, se encaprichó por

él: buen mozo y mejor poeta.

Esta relación coincide con la muerte de su hija Teodora, la prenda

única que le quedaba de su esposa doña Isabel de Urbina. Más

tarde, Lope abandona a Antonia de Trillo que volvió a casarse

enseguida y viuda de nuevo murió en 1631.

JUANA DE GUARDO

¿Codicia? Ó ¿Necesidad?

ope sentía la tentación de conseguir un buen casamiento, aún no tenía los 40

años y ya era famoso. Físicamente no estaba mal, y se notaba alegre,

emprendedor y viril. No tenía mucho género donde elegir hasta que se encontró

con Juana de Guardo, hija de Antonio de Guardo y de María Collantes. Lope la

describía como fea, falta de cultura, ñoña y beata. Lope se preguntaba: ¿Debía

casarme con la hija de un carnicero? ¿Codicia? ó ¿Necesidad? Trance duro que

meditó durante largo tiempo. Y el caso era que, aún siendo feílla y sosota no le

desagradaba a él. Juana tenía un no sé qué de hogareño y un qué sé yo de equilibrio

y paz cotidianos. El caso es que se casó el 25 de abril de 1598 en la iglesia de Santa

Cruz. No hubo padrinos, ni tampoco festejo matrimonial ni viaje de novios.

Bien, ya estaba Lope casado con la hija fea del carnicero ruin. Ya había formado un

hogar burgués y se hallaba en condiciones de trabajar con calma. Si, Lope quería

honradamente a su esposa, no es que estuviese loco por ella pero le gustaba

encontrarla en casa a las horas que son las horas sagradas del hogar. Pero

queriéndola no era así como quería querer Lope, aún cuando lo deseara para la

serenidad de su vida. Fruto de esta relación fue Juanita nacida el 26 de julio de 1599.

Así Lope termina con su relación en noviembre de 1602 debido a la aparición de la

hermosísima Micaela de Luxan.

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El temperamento de

Lope no le hizo ser ni

cruel, ni efímero con las

mujeres a las que

realmente amó.

Alardea de su cínica

despreocupación y

siempre declaró con

irrefrenable sinceridad:

“Yo nací en dos

extremos, que son de

amar y aborrecer: no

he tenido término

medio jamás…”

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MICAELA DE LUXÁN – Camila Lucinda

Micaela emborrachó, cegó y enloqueció a Lope

ope la conoció en Toledo en 1597 huyendo de la epidemia del cólera. Sabemos

que estos amores fueron los más largos que vivió Lope fruto de éste fueron siete

hijos.

Micaela era hija del capitán Luxán, nació en Espinosa de los Monteros (Burgos).

Micaela era una mujer hecha de gran erotismo, caderas anchas y sugestiva risa. Lope

seguía a Micaela como un perro. Terrible servidumbre era la de Lope que solo la traía

la carne, el amargo sabor de su boca, durante casi una década la existencia no fue

para él otra cosa que el sexo. Muchos hijos nacieron en esta relación de amor. Los 2

últimos, Marcela y Lope Félix fueron los únicos que sobrevivieron puesto que los

anteriores fallecieron y se llamaron Agustina, Dionisia, Ángela, Jacinta, Mariana, Juan

y Félix.

Micaela Luxán emborrachó, cegó y enloqueció a Lope. Sin embargo, tuvo que

ausentarse de Madrid por tiempo indefinido, le sentó a Lope como un tiro de

perdigones a bocajarro. En su ausencia, Lope asistió a distintos festejos en Denia lo

que llevó a que diera fin con dicha relación. Pero Lope seguía obsesionado con

Micaela puesto que con ella formó el verdadero hogar a lo largo de su vida amorosa

quizás porque sea esta la que consiga darle al amante las auténticas delicias del

matrimonio. Micaela murió producto de algún aborto o de algún sobreparto.

MARTA DE NEVARES ="Marcia Leonarda"

“Un amor contradicho…”

n sus últimos años de vida Lope de Vega se enamoró de Marta de Nevares Santoyo, en lo que puede considerarse "sacrilegio" dada su condición de sacerdote; era una mujer muy bella y de ojos verdes.

Doña Marta de Nevares Santoyo, el último y más patético amor de Lope, el que más se le agarró al alma con la melancolía y a la carne con la angustia, nació en Madrid, hacia 1591, y era hija de Matías de Nevares Santoyo y de Mariana de Cepeda.

La conoce en una fiesta poética que ella mismo preside. Pero hay que recalcar que la conquista de la delicada beldad no fue empresa fácil para Lope, mal acostumbrado, en cuestiones de amor, al llegar y besar el santo. Lope es mucho más viejo que ella, tenía cincuenta y cuatro años cuando se enamoró, pero él se ve aún como firme, arrogante, mozo de buen ver… Lope es además un poeta. Y ella, muy culta, muy espiritual, amante ya de su poesía y de su música.

¿Qué pueden hacer ella y Lope sino sentirse atraídos irresistiblemente?

Pongámonos en el caso del poeta, siempre deseó de sus esposas aquellas prendas. En fuerza de no hallarlas todas reunidas en una sola feminidad, creyó perseguir una

quimera… Sin embargo, la quimera no era tal quimera, sino una mujer de carne y hueso que se viene a su vida cuando empieza su calidad como sacerdote.

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¿Cabe mayor infortunio? Cuando las malas lenguas le señalan, aún se disculpa él hipócritamente: “Sí, sí. La quiero como a una monja”

Los últimos años de Lope fueron infelices a pesar de los honores que recibió del rey y del papa. Sufrió que Marta se volviera ciega en 1626, y muriera loca, en 1628. Lope Félix, hijo suyo con Micaela de Luján y que también tenía vocación poética, se ahogó pescando perlas en 1634 en la isla Margarita. Su amada hija Antonia Clara, fue secuestrada por un hidalgo, novio suyo, para colmo apellidado Tenorio. Feliciana, su única hija legítima para ese entonces, había tenido dos hijos: una se hizo monja y el otro, el capitán Luis Antonio de Usategui y Vega, murió en Milán al servicio del rey. Sólo una hija natural suya, la monja Marcela, le sobrevivió.