Los Caminos de Dios y Las Sendas Del Pueblo

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LOS CAMINOS DE DIOS Y LAS SENDAS DEL PUEBLO (JER. 7:1-20)

El Seor habla a travs de Jeremas dando detalle del lugar en el que ha de ubicarse paracomenzar a mostrar la indignacin santa de Dios. El lugar como dijimos anteriormente es el atriodel Templo, la puerta de la Casa de Dios, all donde miles de peregrinos y oferentes pasaban eltiempo esperando a poder sacrificar sus ofrendas. La intencin de aquellos que entraban al Temploera la de cumplir con una costumbre o la de congraciarse con Dios, lo cual no pasaba por ser elprimordial objetivo de Dios a la hora de que se le erigiese un lugar central de culto (vv. 1,2).La arenga de Jeremas se centra en la imagen del camino, de su manera de vivir, de los motivospor los que supuestamente adoraban a Dios (v. 3). El Seor confronta a cada adorador a mirarlo a ly no a un lugar concreto. Al igual que haba hecho Israel con el Arca del Pacto, Jud centraba suidolatra no solo en los baales, sino en el mismo Templo de Jerusaln. Decir a un judo que el centroreligioso por excelencia iba a ser destruido era considerado una grave blasfemia. A solar el Templosignificaba atentar contra el corazn de su identidad nacional y contra Dios. Lo que no entienden esque es la Casa de Dios y por tanto Dios dispone bien su conservacin, demolicin o restauracin. ElTemplo ahora no era de Dios. Era de ellos. Podan vivir sin Dios, pero no sin el Templo. Por ello,Dios ironiza sobre este extremo (v. 4). La religiosidad y el fetichismo eran ms relevantes para ellosque la justicia y la misericordia, atributos estos de la divinidad.Jeremas vuelve a incidir en mejorar sus caminos y acciones (v. 5). Se aporta una exhortacin aPracticar una justicia social, una tica amante del prjimo, un estilo de vida que destierra la muerteinnecesaria y la adoracin de vanidades. A travs de este alegato observamos que socialmente Judera un cmulo de delitos y crmenes contra los ms desfavorecidos (v. 6). Dios estar presto a nocompletar su juicio sobre Jud si recapacitan y se arrepienten de sus torcidas veredas, as comocumplir su pacto dado desde los tiempos de los patriarcas. Solo han de reconocerle y amarle, solohan de dar un vuelco a su deshonrosa manera de vivir y actuar (v. 7).Si esto no se hace patente en Jud, si siguen escuchando a falsos profetas que adormecen loscorazones del pueblo, si continan quebrantando el Declogo, de nada servir que vayan al Temploa quemar holocaustos en el altar. Aqu encontramos una enumeracin de los pecados que Dios demanera expresa condena en xodo 20 y Deuteronomio 5. Si no cumplen los manadamientos deDios, estarn viviendo una religin hueca, hipcrita y carente de justificacin. Dios no perdonarsus pecados por muchas veces que vayan al Templo, por muchos becerros y machos cabros queofrezcan (vv. 8,9).Dios a travs de Jeremas les pregunta si es posible compatibilizar la supuesta adoracin a Dioscon vivir malhadadamente, si es congruente cometer crmenes de lesa majestad con sus hermanos yluego demandar su favor (v. 10). Las tinieblas del corazn humano no pueden tener comunin conla luz admirable de Dios (2 Co. 6:14). No pueden someterse bajo los auspicios de la idolatra yhonrar al Rey de Reyes. La expresin somos libres es similar a la que en las epstolas paulinas ypetrinas se utiliza (1 Co. 8:9; 1 P. 2:16; 2 P. 2:19). Libertad para hacer lo que nos venga en gana,Dios nos perdonar. Si hago esto y aquello, el Seor en su gracia pasar por alto mi pecado. Quequivocados estaban! No eran sino esclavos de sus pasiones y pecados (Jn. 8:34).Otra cosa que Dios contempla con asco, y si no, solo hay que ir a los evangelios para notar comoel mismo Jess, Dios encarnado, cita esta misma sentencia en medio de un furibundo azotamiento(Jn. 2:16). Muchos delincuentes hallaban proteccin y amparo entre los muros del Temploacogindose a lo que conocemos como a sagrado. Se haba pervertido el verdadero significado dela Casa de Dios. Se haba convertido en el lugar idneo para que los malhechores camparan a susanchas y as no ser juzgados por sus fechoras (v. 11).Como ejemplo, Dios utiliza la historia bien conocida por los oyentes de Silo (v. 12). En ese lugarsabemos que haba un santuario sito en el reino del Norte cuyo sacerdote ms conocido fue El. ElArca del pacto tena su residencia all hasta que los israelitas en una batalla catastrfica la perdierona manos de los filisteos, los cuales la llevaron a sus propios lugares altos. Los israelitas, haciendooidos sordos a la voluntad divina, toman el Arca del pacto como si se tratara de un amuleto de labuena fortuna y decididos creen que Dios estar con ellos si el Arca es llevada a la lid. All es dondese dieron cuenta de la triste realidad. El Arca no era ms que un smbolo de la presencia divinamientras obedecieran y cumpliesen los mandatos de Dios (1 S. 4). As iba a suceder con Jud encuanto al Templo. Dios ya no habitaba entre ellos, su gloria se haba apartado por causa de tantamaldad e hipocresa.Aunque saban perfectamente que todo lo que hacan era reprobado por Dios, aunque muchossiervos de Dios vocearon profticamente dando aviso, aunque Dios mismo se acerc paraconvencerles de sus terribles actos, no se dieron por enterados y cerraron sus oidos y suentendimiento (v. 13). El juicio iba a ser severo: la grandiosidad del monumental Templo serareducido a un montn de escombros. Aquello que Dios haba concedido al hombre como memorialde su comunin con l, les sera arrebatado irremediablemente. Ser el Seor como un barrenderoque limpiar su Casa de lo execrable de sus sacrificios. Incluso Dios deja unas palabras para el reinodel Norte: tambin ellos sern expulsados de su presencia (vv. 14,15).Ahora Jehov habla a Jeremas. Le conmina a que no interceda por el pueblo. Ya est tomada ladecisin y el hacha est preparada para golpear con fuerza la raiz de David. Por ms oraciones yplegarias que se puedan ofrecer a Dios, el colmo de la maldad de Jud ha hecho que la destruccinsea inminente (v. 16). Pregunta a Jeremas que qu es lo que hara en su lugar. Le muestra unpanorama de apostasa nacional y familiar que provoca el enojo de Dios. En todas las ciudades secelebran cultos idoltricos. En todos los hogares se ofrecen bolos a la diosa de la fertilidad (vv.17,18). Dios ve su santidad completamente obviada por parte de todo Jud y no permitir que sunombre sea pisoteado. Ellos mismos estn cavando su propia tumba, no saben que su destino estescrito en fuego y crujir de dientes (v. 19). Todos pagarn el precio de su desdn, todos sufrirn elcastigo iracundo de Dios, incluso los bienes, la naturaleza y el ganado sucumbirn ante el justojuicio de un Dios airado (v. 20). Su ira santa no cesar y su decisin ser irremisible.