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CONTRATOS EN MINERIA

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  • 11Crculo de Derecho Administrativo

    Los contratos mineros*Enrique Lastres Brninzon**

    La importancia del artculo no slo radica en ser uno de los pocos estudios especficos recomendables que abordan la temtica de los contratos mineros, sino que tambin fue elaborado por uno de los principales exponentes de la materia en nuestro pas. En el presente artculo el doctor Enrique Lastres analiza crticamente las instituciones contractuales vigentes del Derecho de Minera, contextualizadas dentro del panorama histrico de la legislacin sobre los contratos mineros en el Per.

    I. Antecedentes

    en la propia partida de nacimiento de la legislacin minera colonial, encontramos referencias claras y concretas a las operaciones de compra venta o ena-jenacin de minas. estas referencias no dejan duda del derecho del propietario o concesionario de ellas de poder enajenarlas a terceros; sin embargo, la finalidad de las normas que se dictaron al respecto era ms bien regular situaciones especiales para proteger la continuidad del laboreo minero.

    as tenemos que en las Ordenanzas del virrey Fran-cisco de toledo de Febrero de 1574, se dispuso la prohibicin de enajenar minas adquiridas como demasas, cuando el adjudicatario de ellas no las hubiese trabajado o labrado, para proteger a los colindantes que tuvieran sus terrenos en trabajo (Ordenanza vi); se cre un procedimiento para la venta de minas de difuntos (Ordenanza vii); se prohibi vender por deudas los ingenios o estable-cimientos metalrgicos, dejando a los acreedores el derecho a hacerse cobro con los excedentes de la operacin de ellos (Ordenanza vii); se prohibi vender las minas e ingenios cuando el minero hubiese contraido obligaciones antes de adquirir estos bienes (Ordenanza viii); y, finalmente, se prohibi rescindir la compra venta de minas por lesin (Ordenanza X).

    en las Ordenanzas de Minera dictadas para el virreinato de Mjico en 1771 y aplicadas al virrei-nato del Per en 1776 encontramos la introduccin de instituciones nuevas, tales como las llamadas minas en compaa, antecesoras de las actuales sociedades legales mineras (ttulo Xi), los contratos de maquila y compra de metales (ttulo Xiv), el crdito bajo la modalidad del contrato llamado de avo (ttulo Xv), as como la creacin de un fondo

    para el banco de avos de minas, lejano antecesor del Banco Minero del Per, entidad liquidada a fines del siglo pasado.

    el primer Cdigo de Minera republicano, vigente a partir del ao 1901, defini la propiedad minera con los mismos atributos de la propiedad comn estableciendo como nica causal de su caducidad la falta de pago del canon territorial.

    en este contexto se explican las referencias del Cdigo a los contratos de arrendamiento sobre propiedades mineras (artculo 171) y de hipoteca (artculo 164), instituciones que se regulaban por los contratos nominados del derecho comn y que eran recogidos por el Cdigo slo con el propsito de establecer alguna caracterstica especial de la contratacin minera.

    el Cdigo no incorpor la figura de la transferencia de minas, seguramente en el entendido que, tratn-dose de bienes regulados por el derecho Comn, no era necesario establecer alguna salvaguarda a esos contratos.

    el Cdigo regul igualmente las compaas mineras reconociendo su sometimiento a las leyes comunes y slo legislando para hacer ms dinmicos los aportes o contribuciones a que se vieran obligados los socios.

    es recin con el Cdigo de Minera de 1950 que encontramos delineadas por primera vez institu-ciones contractuales propias del derecho Minero que, con algunas excepciones, han llegado hasta nuestros das, habindose reconocido la existencia de los contratos de transferencia, de opcin, los de exploracin y explotacin hoy llamados contratos de cesin minera, los de compra venta de minerales,

    * texto editado y actualizado por elmer Benavides Mendoza, Javier augusto salinas Lau y Marco aurelio Pastor Rubio. Basado en el Captulo 17 del Libro publicado de manera pstuma derecho de Minera y energa del mismo autor.

    ** enrique Lastres Brninzon (1937-2007) socio fundador de enrique Lastres abogados. Profesor por ms de 30 aos del curso derecho de Minera y energa de la Facultad de derecho de la Pontificia Universidad Catlica del Per. director emrito de la sociedad Nacional de Minera, Petrleo y energa.

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    prstamos, avos o habilitaciones, los contratos accesorios de hipoteca y prenda y los de sociedad divididos en sociedades contractuales y sociedades legales.

    Hurgando en la exposicin de Motivos del Cdigo de Minera de 1950, justificatoria de este esquema contractual, reproducimos los siguientes prrafos de la parte introductoria.

    La Comisin ha agrupado en un Captulo todas las disposiciones sobre contratacin minera, que por su naturaleza especfica debe ser legislada de manera especial. Las transferencias de concesio-nes y derechos mineros, la venta de minerales, el prstamo, la hipoteca y la sociedad minera, tienen sus caractersticas propias, que precisa contemplar en una legislacin bien ordenada. adems, ha credo la Comisin necesario restaurar el avo minero, que es una forma de habilitacin propia de esta industria.

    Ha habido pues, desde siempre, una inquietud en el legislador de buscar de preservar a travs de insti-tuciones contractuales propias del derecho Minero, la continuidad de las operaciones mineras como lo trasunta la legislacin colonial antes comentada; sin embargo, a partir de 1950 se advierte adems un inters creciente de hacer partcipe al estado en la regulacin del ordenamiento contractual minero, dentro de la tendencia que comenz a caracterizar la legislacin comparada, de dar cada vez mayor injerencia al estado en el aprovechamiento de los recursos naturales, principalmente los hidrocarburos y minerales, poltica que alcanza su momento de mayor intervencin en la legislacin que estuvo vigente en nuestro pas entre 1970 y 1991.

    Baste agregar que todos los contratos regulados por el ordenamiento minero deban ser objeto de una autorizacin de la direccin General de Minera, norma que mantuvo vigencia por ms de 30 aos hasta setiembre de 1991.

    en la primera Ley General de Minera, decreto Ley N 18880 de junio de 1971, encontramos nueva-mente regulados como contratos propios del de-recho Minero, los de transferencia, de exploracin y explotacin, hoy denominados de cesin minera, de arrendamiento aplicable slo a las plantas de beneficios porttiles o a las de transporte minero, y los ya legislados anteriormente sobre prstamos, hipoteca, prendas y sociedades.

    No obstante, la importancia que los legisladores del Cdigo de 1950 atribuyeron al contrato de avo o habilitacin, ste fue suprimido por el decreto Ley N 18880, por su virtual falta de aplicacin prctica.

    Llegamos as a la segunda Ley General de Minera, decreto Legislativo N 109 de setiembre de 1991, que ha regulado los contratos mineros de transfe-rencia, cesin minera, opcin, hipoteca, prendas y las sociedades contractuales y legales, habindose eliminado el contrato de prstamo minero toda vez que produca una confusin con el mutuo civil o el prstamo mercantil.

    Como sabemos, las disposiciones de este decreto Legislativo N 109 han permanecido inclumes hasta nuestros das, con la sola excepcin del con-trato de riesgo compartido que fue incorporado a la legislacin minera por el decreto Legislativo N 708 y la modificacin del contrato de prenda minera a raz de su derogacin por la Ley de la Garanta Mobiliaria, Ley N 28677.

    Ninguna de las dos leyes generales de minera tiene una exposicin de motivos, de modo que debemos entender que no habiendo sufrido cambios trascen-dentales las principales instituciones contractuales que creara el Cdigo de Minera de 1950, la jus-tificacin de ellas contina referida a la exposicin de motivos de este Cdigo.

    estas son las instituciones contractuales mineras que han llegado hasta nuestros das.

    II. JustIfIcAcIn de lA exIstencIA de los contrAtos mIneros

    especialistas que se han ocupado de la contratacin en minera dan por descontada la justificacin de la existencia de este rgimen contractual privativo. as, Jorge BasadRe ayULO explica que las carac-tersticas especiales del derecho Minero imponen al legislador la necesidad imperativa de establecer normas jurdicas especiales, y, en algunos casos, modalidades y notas propias en cuanto al rgimen contractual. el abogado que redacta contratos mineros cabalga sobre suelo rido y seco ya que el derecho Minero encierra pocas figuras y modalida-des contractuales de rico inters jurdico1.

    Carlos ROdRGUeZ esCOBedO justifica la existencia de los contratos mineros por la especial modalidad de los actos jurdicos en el derecho de Minera se legisla respecto de diversos contratos, que difieren en su contenido de los contratos civiles y comerciales2.

    No obstante, si se siguiera necesariamente el criterio de la especializacin contractual por la naturaleza de la actividad sobre la que recae, tendramos entonces que convenir en que cada legislacin especial que desarrolle especficamente el aprove-chamiento de un recurso natural tendra que contar con un ordenamiento contractual que respondiera a las caractersticas del recurso en cuestin, a partir

    1 BasadRe ayULO, Jorge. derecho Minero Peruano, secta edicin, pg. 3112 ROdRGUeZ esCOBedO, Carlos. texto nico de la Ley General de Minera, Lima 1994, pg. 310.

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    del desarrollo del artculo 66 de la Constitucin del estado y de la Ley Orgnica para el apro-vechamiento sostenible de Recursos Naturales, Ley N 26821, (en adelante, Ley Orgnica) que por primera vez reglamenta de manera general el tema de la propiedad de los Recursos Naturales y su aprovechamiento.

    en este orden de ideas, por ejemplo, se justificara que la Ley de Recursos Hdricos, Ley N 293383, contmplase un ordenamiento contractual especial para los contratos que se celebren sobre este recur-so; e igual situacin ocurrira con la Ley General de Pesca, la Ley de Concesiones elctricas para aprovechar la hidroenerga y la Ley de aprovecha-miento de Recursos Geotrmicos, para no hablar del aprovechamiento de los recursos forestales, de la atmsfera y del espectro radio elctrico, para mencionar slo algunos casos.

    salvo el caso de los hidrocarburos, una revisin de cualesquiera de estas legislaciones privativas puede llegar a concluir en que no existe un rgimen de contratos especiales para cada actividad, de modo que la contratacin minera constituye ms bien una singularidad en la legislacin peruana.

    La propia Ley Orgnica ha venido a establecer nue-vos criterios que llenan vacos conceptuales que en algn tiempo podran haber requerido la existencia de contratos especiales sectoriales.

    as tenemos que, por primera vez, esta Ley Orgnica define a la concesin como el ttulo a travs del cual se accede al aprovechamiento de Recursos Naturales especficos con los derechos y las limitaciones que establezca el ttulo respectivo; enfatizndose que la concesin otorga a su titular el derecho a la propie-dad de los productos a extraerse. define tambin que las concesiones pueden ser otorgadas a plazo fijo o indefinido; y son irrevocables en tanto el titular cumpla las obligaciones que establezca la legislacin para mantener su vigencia (artculo 23).

    advirtase que esta definicin ha venido a completar un vaco del tUO de la Ley General de Minera, aprobado mediante decreto supremo N 014-92-eM, (en adelante Ley General de Minera) que guarda silencio sobre la propiedad de los productos minerales.

    importa destacar el ltimo prrafo del artculo 23 en mencin, cuando define que las concesiones son bienes incorporales registrables, que pueden ser objeto de disposicin, hipoteca, cesin, y reivindi-cacin, conforme a las leyes especiales, debiendo inscribirse a tales actos en el registro respectivo.

    Por ltimo, es menester destacar que segn la Ley Orgnica las licencias, autorizaciones, permisos y otras modalidades bajo las que se han venido otorgando derechos sobre Recursos Naturales, tienen los mismos alcances que las concesiones, aclarndose as el artculo 66 de la Constitucin que refiere a la Concesin, en singular, como el ttulo para aprovechar Recursos Naturales.

    Habindose dispuesto en el artculo 23, cuarto prrafo de la Ley Orgnica que las Concesiones son bienes incorporales registrables que pueden ser objeto de disposicin, hipoteca, cesin y reivindi-cacin conforme a las leyes especiales, habr que admitir que estos atributos que el concesionario de Recursos Naturales puede ejercer al amparo del ttulo de la concesin, no han sido elegidos de modo feliz, por lo menos, si los comparamos con los mayores atributos del concesionario minero regulados por los contratos contenidos en la Ley General de Minera.

    as tenemos que a falta de una definicin especfica en la Ley Orgnica que comentamos, el atributo de disposicin tiene que ver con la facultad de enajenar o gravar los bienes4.

    el atributo de la cesin referido a bienes, es una modalidad de pago y un modo de extinguir obli-gaciones cuando el deudor deja o abandona sus bienes a sus acreedores5.

    La facultad de hipotecar no es otra cosa que una reiteracin del derecho de disposicin que como hemos indicado incluye la facultad de gravar los bienes.

    Por ltimo, la facultad reivindicatoria es una no-vedad necesaria, que permitir al concesionario, con el sustento que da la Ley Orgnica, ejercer sus atributos frente a las perturbaciones que puedan ser causadas por terceros. este punto constituye una mejora frente al silencio actual de la Ley General de Minera sobre esta importante materia.

    si comparamos los atributos de los concesionarios segn lo establece la Ley Orgnica con los contratos reconocidos por la legislacin minera, tendremos que, tratndose de los contratos de transferencia que son el medio de transmisin perpetua del de-recho de concesin, corresponde a la facultad de disposicin contenida en la Ley Orgnica. sin embargo, tenemos que preguntarnos si los contratos de cesin minera y de riesgo compartido califican o no dentro de los contratos reales que pueden celebrarse en virtud de los atributos que

    3 editado por enrique Lastres abogados.4 CaBaNeLLas, Guillermo. diccionario enciclopdico de derecho Usual, tomo iii, ed. 23, pg.223. 5 CaBaNeLLas, Guillermo. Op. Cit., tomo ii, pg. 221.

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    reconoce al concesionario la Ley Orgnica, toda vez que en el segundo de los mencionados la presta-cin puede consistir en ceder igualmente, de modo temporal, los atributos del derecho de concesin, modalidades que no concuerdan con los derechos de disposicin, cesin y reivindicacin.

    a nuestro entender, el cuarto prrafo del artculo 23 de la Ley Orgnica tiene que interpretarse de modo extensivo, es decir, que los atributos all con-signados han sido puestos de modo enunciativo ms no limitativo, porque, en realidad, el concesionario tiene la libertad de llevar a cabo cualquier negocio jurdico sobre la concesin siempre que no infrinja normas de orden pblico.

    en todo caso, debemos concluir en que el ordena-miento contractual minero no ha sido mellado con la Ley Orgnica en atencin a su tercera disposi-cin Final, la cual dispone que se mantenga la plena vigencia, entre otros, de la Ley General de Minera que contiene los contratos mineros bajo anlisis.

    III. clAsIfIcAcIn de los contrAtos

    Para una mejor comprensin de las instituciones reguladas por el ordenamiento minero, es perti-nente clasificar tales contratos en tres categoras: principales, preparatorios y accesorios.

    Corresponden a la primera categora los contratos que tienen autonoma propia, es decir, que constituyen individualidades no dependientes de otras figuras con-tractuales. en esta categora se pueden clasificar los contratos llamados de transferencia, de cesin minera y de riesgo compartido. Pueden admitirse tambin en la clasificacin las llamadas sociedades contractuales, en cuanto al acto constitutivo de ellas.

    son contratos preparatorios aquellos que contienen un compromiso de celebrar en el futuro un contrato definitivo, segn la definicin contenida en el ar-tculo 1414 del Cdigo Civil. en esta categora podemos identificar el contrato de opcin.

    Finalmente, constituyen contratos accesorios aque-llos que dependen de la existencia de un contrato principal o garantizan algunas de las modalidades de las obligaciones. en este rango identificamos a los contratos de hipoteca y prenda minera, hoy de garantas mobiliarias.

    IV. elementos comunes

    sin pretender agotar el tema sobre este aspecto, cabe identificar cuando menos la existencia de los siguientes elementos comunes a los contratos mineros.

    a) el objeto de los contratos es un derecho minero o el producto que se obtiene de su aprovecha-miento.

    Por derecho Minero entendemos las acepciones conocidas, es decir, concesiones mineras, de be-neficio, de labor general y de transporte minero.

    se admite igualmente que el objeto de los contratos recaiga sobre los llamados denuncios mineros, es decir, ttulos que conceden provisio-nalmente derechos bajo las normas anteriores al 14 de diciembre de 1991 y que pueden concluir, alternativamente, con el ttulo de concesin en caso se tenga xito en la culminacin del pro-cedimiento ordinario o, por el contrario, que puedan extinguirse por imperfecciones encon-tradas en dicho procedimiento.

    Cabe finalmente preguntarse si tambin pueden ser objeto de contratos los petitorios de conce-siones.

    en este punto existe un virtual consenso entre las autoridades registrales y los contratantes respecto de la licitud de contratos que tengan por objeto los petitorios, salvo el caso de los contratos de cesin minera y los aportes de petitorios a sociedades.

    La licitud de la contratacin la podemos encon-trar en el principio que informa la compraventa de bienes susceptibles de determinacin a que se refiere el artculo 1532 del Cdigo Civil.

    en este punto cabe hacer una distincin entre el denuncio y el petitorio como objetos del ne-gocio jurdico. Como ya se indic el denuncio es un ttulo que concede el ejercicio provisional del derecho real de concesin, que tiene una condicin aleatoria hasta tanto concluya el procedimiento de formacin de ttulos, mientras que el petitorio es un derecho expectaticio que no concede ningn atributo al peticionario hasta tanto obtenga el ttulo de concesin.

    b) son consensuales, en cuanto se perfeccionan por el consentimiento de las partes, sin perjuicio de la formalidad requerida frente al estado y terceros.

    c) son formales en la medida en que deben constar en escritura pblica y ser inscritos en la sUNaRP para que surtan efecto frente al estado y terceros.

    Conviene en este punto mencionar que hasta la entrada en vigencia del decreto Legislativo N 109, el carcter formal de los contratos mineros era constitutivo de su existencia, lo que dio lugar a innumerables problemas, mxime si se tiene en cuenta que las minutas estaban sujetas a una visacin previa de la autoridad minera, la que poda observar el contenido de ellas.

    d) Los contratos se rigen por las reglas generales del derecho Comn en todo lo que no se oponga a lo establecido en la Ley General de Minera.

  • Enrique Lastres Brninzon

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    esta norma debe concordarse con el artculo iX del titulo Preliminar del Cdigo Civil que establece que las disposiciones de este Cdigo se aplican supletoriamente a las relaciones y situaciones jurdicas reguladas por otras leyes, siempre que no sean incompatibles con su na-turaleza.

    acertadamente, ROdRGUeZ esCOBedO ex-plica respecto de este artculo que encontramos las disposiciones aplicables del Cdigo Civil en el derecho de Obligaciones, al ocuparse de los contratos, y en el Libro ii, acto Jurdico, ttulo, artculo 140, que considera el acto Jurdico como la manifestacin de la voluntad destinada a crear, regular, modificar o extinguir relaciones jurdicas y para cuya validez se requiere: agente capaz, objeto fsica y jurdicamente posible, fin lcito y observancia de la forma prescrita, bajo sancin de nulidad6.

    aadimos que, en principio, son tambin apli-cables a los contratos mineros la parte general de contratos contenida en la seccin Primera del Libro iii del Cdigo Civil.

    No han faltado opiniones que adems vinculan como disposiciones supletorias del Cdigo Civil ciertos contratos especficos contenidos en este Cdigo, en la medida que guardan semejanza con los regulados por la legislacin minera; as, se sostiene que el contrato de transferencia encuentra su similar en el de compra venta de inmuebles del derecho comn; el de cesin mi-nera en el arrendamiento de inmuebles; y el de opcin en figura similar regulada por el Cdigo Civil.

    dejamos el anlisis de este aspecto al tratamien-to especfico de las diversas modalidades con-tractuales, que se examinan a continuacin.

    e) Los contratos mineros son nominados, es decir, aquellos especficamente regulados por la Ley General de Minera.

    en este aspecto, cabe preguntarse si en adicin a ellos pueden existir otros contratos cuyo conte-nido quede librado a la voluntad de las partes en tanto no sea contrario a norma legal de carcter imperativo, conforme al principio general con-tenido en el artculo 1354 del Cdigo Civil.

    Nos inclinamos por la segunda tesis, es decir, la autonoma de la voluntad para contratar sobre derechos mineros con mayor amplitud a la de las instituciones contractuales reconocidas en la Ley General de Minera.

    Refuerza la tesis extensiva, el hecho que, por ejemplo, puede celebrarse contratos que otor-guen derechos reales siempre sobre el bien que constituye el objeto de los contratos mineros, principalmente la concesin. La servidumbre es un caso tpico de contrato real no considerado especficamente como contrato minero en la seccin correspondiente de la Ley, aunque s se le reconoce como un medio procesal para que el concesionario acceda a este derecho.

    Obviamente hay derechos reales que no son compatibles con la concesin tales como el usufructo y el uso.

    V. AcIertos y defIcIencIAs de lAs normAs AplIcAbles A los contrAtos mIneros

    salvo supresiones puntuales y cambios de meto-dologa, el ordenamiento contractual para la acti-vidad minera que fuera consagrado en el Cdigo de Minera de 1950, ha llegado inclume hasta nuestros das, no obstante las cada vez mayores evidencias de un tratamiento superficial en unos casos e innecesario en otros de las instituciones contractuales consagradas.

    explica la permanencia de las normas, el hecho de que las tres sucesivas reformas que ha experimen-tado la legislacin minera junio de 1971 con el decreto Ley N 18880, setiembre de 1981; con el decreto Legislativo N 109 y noviembre de 1991 con el decreto Legislativo N 708 han tenido mas bien que ver con los derechos y obligaciones de los concesionarios y con la tributacin, por lo que el importante tema de los contratos ha quedado relegado y sin revisin. sin embargo, nadie podr negar que, no obstante los esfuerzos reglamentarios hechos, las instituciones contractuales reguladas por el ordenamiento minero dejan mucho que desear y obligan al profesional que los formula a una suerte de compendio de estipulaciones al ms puro estilo de la contratacin anglosajona, para no dejar a normas legales la remisin supletoria de aspectos contractuales no considerados indispensables.

    Consideramos que es justo destacar el esfuerzo hecho en dcadas por estructurar los contratos mineros a travs de disposiciones reglamentarias.

    sin embargo, la permanencia del actual estado de cosas no solamente exige una mayor prolijidad en la preparacin de los contratos mineros que podra ser hasta excusable, sino que perturba otro tipo de consecuencias, como por ejemplo, la de los tributos aplicables a ellos, en muchos casos confusos por la inexistencia de concordancia entre el ordenamiento tributario y el contractual especfico minero.

    6 ROdRGUeZ esCOBedO, Carlos. op. Cit. Pg. 311.

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    16 Crculo de Derecho Administrativo

    VI. AnlIsIs de los contrAtos mIneros nomInAdos

    a continuacin se analiza separadamente cada una de estas instituciones, segn estn reguladas en la Ley General de Minera.

    6.1. Contrato de transferencia

    6.1.1. Definicin

    Las disposiciones contenidas en la Ley son una dramtica demostracin de la manera inorgnica y superflua como ha sido tratado este contrato.

    Baste indicar que la nica norma de la Ley General de Minera referida a la transferencia, es la conteni-da en el artculo 164 que nos indica que no existir rescisin por causa de lesin cuando se transfiere una concesin o alcuotas de ella.

    La Ley no define cul es el contenido del vocablo transferencia, de modo que resulta una incon-secuencia metodolgica regular los efectos del contrato sin antes tipificar en qu consiste.

    aunque parezca mentira, esta falta de contenido sobre la naturaleza del contrato se ha venido arras-trando desde setiembre de 1981 en que entr en vigencia el decreto Legislativo N 109, hasta febrero de 1994, fecha de entrada en vigencia del decreto supremo N 03-94-eM que intenta una definicin sobre la naturaleza del contrato.

    Como ya se indicara, la legislacin colonial y la primera republicana reconocieron el derecho del propietario o concesionario de minas de enajenar estos bienes.

    el Cdigo de Minera de 1950 estableci en su artculo 168 que los derechos mineros podan transmitirse o transferirse de la misma manera que los dems bienes inmuebles y derechos reales, en tanto que la primera Ley General de Minera seal que cualquier derecho minero podra ser materia de transferencia.

    advirtase hasta aqu que la definicin ms com-prensiva sobre la naturaleza del contrato, se en-cuentra en el Cdigo de Minera de 1950, cuando ejemplifica que la transmisin o transferencia tienen la misma naturaleza que la que se realiza respecto de los dems bienes inmuebles y derechos reales.

    Recin con el decreto supremo N 03-94-eM vi-gente a partir de Febrero de 1994, se ha intentado una definicin del contrato de transferencia que resulta imperfecta, toda vez que se emplean los mismos vocablos para definir un concepto. as, el artculo 130 de esta norma seala que los con-

    tratos de transferencia son aquellos que implican transferencia de dominio.

    esta falta de identidad sobre la naturaleza y carac-tersticas del contrato bajo anlisis, ha producido que se suela confundir al contrato de transferencia con el de compra venta de inmuebles regulado por el Cdigo Civil, a partir de que se da por entendido que la prestacin consiste en la transmisin perpetua del derecho de concesin y que, generalmente, la contraprestacin consiste en el pago de sumas de dinero, dentro del esquema consagrado por el artculo 1529 del Cdigo Civil.

    sin embargo, este esquema se ha quebrado, prin-cipalmente a partir de los modelos de contratos de transferencia que han sido empleados en el proceso de privatizacin de concesiones mineras, en muchos de los cuales la contraprestacin se define como un derecho perpetuo del transferente de percibir un porcentaje del valor de las ventas o de las utilidades que produzca el aprovechamiento de los recursos minerales de la concesin.

    Como este derecho perpetuo no puede calificarse como categora equivalente a un bien sino como consecuencia de una obligacin de dar por parte del adquirente de la concesin, tampoco esta mo-dalidad de transferencia califica bajo los supuestos previstos en el artculo 1531 del mismo Cdigo Civil, cuando establece que si el precio de una transferencia se fija parte en dinero y parte en un bien, se calificar el contrato de acuerdo con la intencin de los contratantes independientemente de la denominacin que se le otorgue.

    Resulta entonces necesario detenerse en este exa-men para llegar a definir con certeza el vocablo transferencia.

    si concordamos los atributos del concesionario definidos en el artculo 23 de la Ley Orgnica, encontraremos que tales atributos son el derecho de disponer, hipotecar, ceder y reivindicar. Como hemos indicado en otras partes, el atributo de disposicin consiste en la facultad de enajenar la concesin.

    La enajenacin es el acto de transmitir la propiedad de una cosa a cambio de otra como la compra venta o la permuta o gratuitamente como en la donacin y el prstamo sin intereses7.

    Por consiguiente, la prestacin que define la natu-raleza de este contrato es la transmisin perpetua del derecho de propiedad. ahora bien, cabe pre-guntarse si las concesiones en materia de minera pueden o no ser transmitidas en propiedad. si conforme a la Ley Orgnica partimos del concepto

    7 CaBaNeLLas, Guillermo. Op. Cit. tomo iii, pg. 437

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    17Crculo de Derecho Administrativo

    de que las concesiones son bienes incorporales registrables y que pueden ser objeto de actos de disposicin, concluiremos en que la enajenacin es el contrato por el cual se transmite la propiedad sobre el bien incorporal que es la concesin. No obstante ello, los atributos que concede el ttulo de concesin recaen sobre bienes corporales sobre todo en el caso de la concesin minera, pues el concesionario ejerce un derecho real sobre una superficie de territorio debidamente delimitada, en la cual tiene el atributo exclusivo de aprovechar las sustancias minerales all contenidas y mientras mantenga vigente el derecho de concesin.

    6.1.2. Elementos del contrato

    en el contrato de transferencia, la prestacin debe ser nica e inequvoca, es decir, la transmisin perpetua del derecho de concesin o de alcuotas de este derecho, en tanto que la contraprestacin puede revestir cualquier modalidad e, incluso, no existir como en el caso de la donacin.

    La transferencia de una concesin puede compren-der no slo el bien incorporal que es el ttulo, sino tambin determinados bienes tangibles, tal es el caso de la distincin que establece el artculo 130 del decreto supremo 03-94-eM, cuando seala que la transferencia comprende las partes integrantes de la concesin y de las accesorias cuando as se hubiere pactado expresamente.

    en este contexto, las partes integrantes son definidas por la Ley General de Minera como las labores ejecutadas dentro de la concesin y a beneficio de ella, definicin que es incompleta, puesto que siendo objeto de la concesin minera el aprovechamiento de recursos minerales, las partes integrantes de la con-cesin son por antonomasia los Recursos Minerales. Reafirmamos as que no obstante ser la transferencia un contrato sobre un bien inmaterial denominado concesin, tiene efectos sobre bienes tangibles.

    en cuanto a la partes accesorias, las define la Ley General de Minera del mismo modo que lo hace la Ley Civil, como todos aquellos bienes incorporados al fin econmico de la concesin aunque se encuen-tren fuera de su permetro y que, como ya se indic, forman parte de un contrato de transferencia cuando as se hubiese pactado expresamente, disposicin que ha sido incorporada en el artculo 131 del decreto supremo 03-94-eM y que era de absoluta necesidad par evitar conflictos interpretativos sobre el alcance del contrato de transferencia.

    6.1.3. Retracto y lesin

    Otras caractersticas de este contrato son la inexis-tencia de las figuras del retracto y de la lesin.

    Con relacin a esta ltima, habr que sealar que la inexistencia de lesin por diferencia entre el valor de

    la concesin y la contraprestacin que se exige por ella, no se extiende a fines tributarios, de modo que el valor de la concesin, para efectos del impuesto a la Renta, ser el de mercado.

    6.1.4. Efecto de la transferencia en el Impuesto a la Renta

    Llamamos la atencin sobre los efectos de este con-trato en materia del referido impuesto, toda vez que no existen regulaciones expresas para determinar el valor de mercado, principalmente tratndose del caso de concesiones mineras, de modo que debe entenderse que rigen las normas para la tasacin de minas, contenidas en el Reglamento General de tasaciones del Per.

    6.2. Contrato de cesin minera

    acertadamente, al ocuparse de este contrato, Jorge BasadRe seala que:

    la doctrina ha debatido con ardor la admisibilidad del arrendamiento minero. si una mina o concesin se arrienda por el concesionario a un tercero para que la explore y explote a cambio de un canon o regala, este bien inmueble est sujeto a su agota-miento por los trabajos que realizar el arrendatario y, en consecuencia, la cosa arrendada no podr ser devuelta en el mismo estado en que se recibi. a fin de evitar esta disquisicin, y mantenindose la figura contractual en el ordenamiento peruano, este negocio jurdico recibi la denominacin de contrato de cesin.

    6.2.1. Definicin

    a diferencia del contrato de transferencia, el de cesin minera ha sido definido en la Ley General de Minera, aunque de manera imperfecta.

    el artculo 166 de la Ley General de Minera establece que el concesionario podr entregar su concesin minera, de beneficio, labor general o transporte minero a un tercero, percibiendo una compensacin.

    esta definicin resulta imperfecta pues le falta el elemento determinante que diferencia este contrato del de transferencia, esto es, la temporalidad que debe caracterizar a la cesin minera.

    esta modalidad contractual introducida por pri-mera vez en el Cdigo de Minera de 1950 con la denominacin Contrato para la exploracin y explotacin se identific y defini de manera similar en el decreto Ley N 18880.

    equivocadamente, el Cdigo de 1950 reconoca como una modalidad del contrato de exploracin y explotacin el aporte de la concesin a una so-ciedad, lo que evidentemente constituy un error

  • Los contratos mineros

    18 Crculo de Derecho Administrativo

    porque el aporte constituye una figura jurdica independiente y no comparable al contrato que se pretenda regular.

    6.2.2. Objeto

    Pueden ser objeto del contrato las concesiones antes puntualizadas y, adems, aunque no lo menciona ningn dispositivo legal, pueden serlo los denuncios mineros, toda vez que constituyen bienes que otor-gan derechos reales de naturaleza provisional.

    Como ya se explic anteriormente, no pueden ser objeto de este contrato, los petitorios mineros toda vez que constituyen derechos expectaticios y no conceden a su titular ningn atributo hasta tanto no se defina el ttulo de la concesin.

    en cada caso, deber deslindarse si la cesin minera comprender las partes accesorias, es decir, los bienes previamente asignados por el concesionario al laboreo de la concesin.

    6.2.3. Las partes

    Los personajes de este contrato son el concesionario o cedente y el tercero o cesionario.

    el Reglamento de la Ley General de Minera ha llegado a identificar la posibilidad e la existencia de una pluralidad de cesionarios estableciendo que para estos casos debern designar un apoderado comn.

    6.2.4. La contraprestacin

    Como contraprestacin por la cesin, se debe convenir en una compensacin que puede ser una obligacin de dar, o de hacer o de no hacer, aunque comnmente se refiere a la primera de la modalida-des a travs de participacin en el valor bruto de las ventas de las sustancias minerales o en un porcentaje de las utilidades del negocio del cesionario.

    La compensacin se suele denominar impropia-mente regala, como rezago de la contribucin econmica que en su tiempo los sbditos de la corona espaola pagaban al soberano.

    se ha debatido mucho sobre la licitud del contrato de cesin minera, habida cuenta de que la com-pensacin resulta ser una suerte de renta en favor del concesionario que puede gravar inmoderada-mente la operacin del cesionario hasta convertirla en negativa, principalmente en los casos en que la compensacin est fijada en un porcentaje alto del fsico o del valor bruto de venta de la produccin.

    Por ello es que para evitar abusos, en el perodo comprendido entre setiembre de 1971 y noviembre de 1991, estuvieron vigentes normas que prohi-bieron que la compensacin excediese el 10% del

    valor bruto de las ventas. Como se sabe, esta norma fue derogada por el decreto Legislativo N 708 y hoy da existe absoluta libertad en la fijacin de la contraprestacin.

    Respecto de la inquietud recurrente sobre la justifica-cin de este contrato, nos inclinamos por mantener su vigencia, porque generalmente constituye la recompensa debida al descubridor o promotor de yacimientos minerales, y es un elemento que forma parte indesligable del carcter democrtico que caracteriza al rgimen de concesiones en materia minera, porque es un rgimen al que puede tener acceso, sin ninguna restriccin ni limitacin, cual-quier persona natural o cualquier persona jurdica establecida en el pas, en la expectativa de obtener a cambio del descubrimiento de mineral, una fuente de ingresos de una actividad de suyo compleja y sacrificada, ms an en su etapa embrionaria.

    si bien una liberalidad absoluta en materia de compensacin puede ser perjudicial para la sana actividad que desarrolla el cesionario, tambin resultaba arbitrario y tcnicamente injustificable el sealamiento de un porcentaje mximo como el que estableci en su momento el ordenamiento vigente entre setiembre de 1971 y noviembre de 1991, toda vez que las variables sobre el valor de una sustancia mineral son infinitas, como infinita es la determinacin de su rendimiento.

    Parece pues prudente que las reglas del mercado determinen por voluntad de las partes el monto de la compensacin, y siendo excesiva, la cesionaria siempre podr solicitar la reduccin de la misma, bajo la figura de la excesiva onerosidad de la pres-tacin, tal como est regulada desde 1984 en el actual Cdigo Civil.

    6.2.5. El plazo

    Como ya se indic oportunamente, una deficien-cia en la definicin de este contrato, es la falta de mencin a su temporalidad, toda vez que, de no existir este elemento, podra confundirse con el contrato de transferencia. sobre esta materia debe prevalecer la voluntad de los contratantes aunque, ciertamente, por las caractersticas de la actividad minera, cuyos retornos se dan en el mediano o largo plazo, el contrato de cesin minera debiese proyectarse bajo esos parmetros.

    6.2.6. De la cesin de posicin contractual

    Los artculos del 160 a 170 de Ley General de Minera regulan este tema que es propio de los principios generales de la contratacin del derecho comn y que han podido perfectamente soslayarse en la Ley.

    sin embargo, en su origen esta norma tuvo por objeto enfatizar que no es posible la figura del

  • Enrique Lastres Brninzon

    19Crculo de Derecho Administrativo

    llamado subarriendo, es decir, la transmisin a un tercero del contrato de cesin minera, a cambio de una compensacin adicional que el tercero debera pagar al cesionario original. esta norma se introdujo en el decreto Ley N 18880 para poner fin a una suerte de cadena de intermediarios amparados por sucesivos contratos de subarriendo.

    6.2.7. Derechos y obligaciones del cesionario

    tal como est definido en la Ley, durante la vigencia del contrato, el cesionario se sustituye temporal-mente en todos los derechos y obligaciones que tiene el cedente. significa ello que gozar de los atributos propios del rgimen de cada concesin y de los atributos comunes que reconoce al conce-sionario tanto la Ley General de Minera como la Ley Orgnica.

    as, en el caso de cesin de concesiones y denuncios mineros, los atributos del cesionario sern la ex-ploracin y explotacin de las sustancias minerales contenidas dentro del rea de la concesin; tratn-dose de la cesin de las concesiones de beneficio y de transporte minero, el atributo primigenio del cesionario ser la operacin de las instalaciones correspondientes; en el caso de concesiones de labor general el atributo principal ser mantener las labores para permitir el desage, ventilacin y comunicacin a favor de las concesiones bene-ficiarias.

    a falta de norma legal especfica, es conveniente que los contratos establezcan el destino de los de-rechos reales que adquiera el cesionario durante la vigencia del contrato para despus de que ste concluya, en asuntos tales como el uso minero, las servidumbres y las construcciones e instalaciones que hubiere obtenido para el laboreo de la conce-sin, entre otros temas.

    en cuanto a las obligaciones que el cesionario asume, interesa precisar que aquellas que tienen relacin con las disposiciones del Reglamento de seguridad e Higiene Minera, le son aplicables directamente, en tanto que son ajenas al concesio-nario o cedente, si tenemos en consideracin las disposiciones del artculo 216 de la Ley General de Minera, toda vez que el cesionario realiza el laboreo por cuenta propia y no por cuenta del titular del derecho minero. en este punto es explicable la necesidad de que el contrato conste en escritura pblica y sea inscrito en los Registros Pblicos, como nico medio por el cual el estado reconozca la personera del cesionario.

    6.2.8. Procedimiento para la resolucin del contrato

    Con la promulgacin del actual Cdigo Procesal Ci-vil, debe entenderse que las referencias del artculo 171 de la Ley General de Minera al procedimiento

    de menor cuanta, deben considerarse ahora referi-das al proceso sumario o al sumarsimo.

    6.3. Contrato de riesgo compartido

    esta es una nueva institucin recogida por la legis-lacin nacional en el decreto Legislativo N 708 norma que contiene los lineamientos bsicos de la reforma minera de 1991, que tanto ha contribuido al desarrollo de esta actividad. Uno de los obje-tivos de esa norma fue reconocer una institucin contractual del derecho anglosajn arraigada en la actividad minera principalmente en pases como australia, Canad y estados Unidos de amrica y permitir que se canalizaran a travs de ella las iniciativas de la inversin extranjera en la actividad minera.

    el excesivo reglamentarismo en que ha cado esta nueva modalidad contractual, las contradicciones del rgimen tributario a que est afecta y la des-confianza o falta de experiencia local, han hecho que el contrato no haya tenido la difusin que se esperaba.

    La caracterstica esencial de esta modalidad contractual es la autonoma de la voluntad para amalgamar un conjunto de iniciativas que se com-plementen para acometer una finalidad comn, sin que de ello se derive un modelo societario.

    Podra decirse que este contrato es la anttesis de los esquemas societarios, en cuanto hace prevalecer la libre voluntad para disear una figura asociativa en tanto que las sociedades responden a arquetipos en los que la capacidad innovativa se encuentra restringida.

    La definicin del contrato contenida en el artculo 204 de la Ley de Minera, cubre con propiedad los elementos que lo caracterizan y que se pasan a analizar.

    6.3.1. Los contratantes

    La Ley exige que cuando menos uno de los contra-tantes califique como titular de actividad minera. esta calidad personal est definida en el artculo 2 del decreto supremo N 024-93-eM y bsicamente se refiere a las personas que acrediten haber sus-tentado ante la autoridad minera la produccin o inversin mnima anual exigida a los concesionarios mineros por los artculos 38 y 41 de la Ley General de Minera o acrediten operar una de las otras tres clases de concesiones reconocidas en la Ley mine-ra, o a las personas que celebren un contrato de estabilidad bajo cualquiera de las dos modalidades reconocidas en la Ley General de Minera.

    Los otros participantes del contrato de riesgo com-partido pueden ser personas individuales o personas jurdicas domiciliadas o no domiciliadas en el pas,

  • Los contratos mineros

    20 Crculo de Derecho Administrativo

    segn el artculo 151 del decreto supremo N 03-94-eM. advirtase que esta norma hace una excepcin respecto del principio contenido en los artculos 184 y 185 de la Ley General de Minera que exigen la constitucin e inscripcin registral en el pas de toda persona jurdica que pretenda realizar actividades mineras.

    6.3.2. Naturaleza del contrato

    Necesariamente debiera tener por objeto cuales-quiera de las actividades calificadas como mineras, para cuyo efecto debemos remitirnos al artculo vi del ttulo Preliminar del tUO que califica como tales al cateo, la prospeccin, la exploracin, la explo-tacin, labor general, beneficio, comercializacin y transporte minero, es decir, actividades que tanto pueden requerir el ttulo de concesin para llevarlas a cabo, como la libertad para ejecutarlas sin estar condicionadas a este ttulo, como en el caso de la comercializacin.

    Las normas reglamentarias disponen que los contra-tantes estn facultados para desarrollar o ejecutar trabajos, obras o servicios complementarios o ac-cesorios al objeto principal del contrato.

    6.3.3. Aportes y patrimonio

    Los aportes de bienes, recursos o servicios que las partes destinen al contrato, constituyen un patrimonio que es el medio a travs del cual se busca conseguir el fin comn proyectado por las partes. aunque la Ley General de Minera emplea el vocablo aporte, sera ms propio sustituirlo por los de contribuciones o de afectacin de bienes, que recoge con propiedad la Ley General de so-ciedades cuando trata de los contratos asociativos, evitando as una palabra que identifica ms bien las prestaciones que efectan los socios al capital de una sociedad.

    Los aportes, contribuciones o afectaciones podrn materializarse en la forma de bienes, servicios o conocimientos, siendo este aspecto una manera de contratar ms amplia y liberal que los aportes que gobiernan las sociedades comerciales.

    seala la Ley General de Minera que, salvo pacto en contrario, los aportes de bienes no conllevan transferen-cia de propiedad, sino el usufructo de los mismos.

    sin embargo, las normas no han llegado a distin-guir el aporte de los llamados bienes fungibles y los consumibles.

    as, debera entenderse que estos bienes deben ser devueltos con cargo al patrimonio liquidable del contrato.

    en cuanto al aporte en dinero sera considerado como un cuasiusufructo, es decir, slo concedera

    el derecho a percibir la renta que produzca su colocacin, segn lo quiere el artculo 1018 del Cdigo Civil.

    existe pues una falta de claridad conceptual en el tratamiento de este tema, que debe ser esclarecida en cada caso.

    el artculo 158 del decreto supremo N 03-94-eM establece que salvo disposicin contractual expresa, no existe solidaridad ni responsabilidad de las partes en los contratos de riesgo compartido por los actos y las operaciones que se practiquen en su nombre, ni por las obligaciones contradas frente a terceros, quedando limitada la responsabilidad de las partes contratantes a los aportes comprometidos.

    este tipo de limitaciones obliga a meditar sobre la manera como el patrimonio atribuido al contrato se evidencia ante terceros, por lo que el mecanis-mo de formalizar el contrato en escritura pblica e inscribirlo en los Registros Publicos constituye una acertada garanta de publicidad.

    en este sentido, el contrato bajo anlisis debe conte-ner una mayor exigencia de formalidad y publicidad que la que la Ley General de sociedades reconoce a los contratos asociativos.

    existiendo este requisito de publicidad, no se en-tiende la razn por la cual, por va reglamentaria, se exija que el contrato de riesgo compartido sea identificado con una denominacin, tal como lo prev el artculo 130 inciso 4) del decreto supremo N 03-94-eM.

    6.3.4. La representacin

    el nfasis en la libertad de contratar que carac-teriza a este contrato, se hace manifiesto en la libertad para que los participantes determinen la manera como sern representados ante terceros y las facultades que en cada caso se confiera a los mandatarios, exigiendo acertadamente la norma reglamentaria que se identifiquen sus respectivos domicilios para una normal relacin con terceros.

    6.3.5. Asignacin de resultados

    tambin en este aspecto el principio general es la libertad para determinar la forma en que se distribui-rn los resultados a los partcipes del contrato, frente al principio general que informa la distribucin de utilidades en las sociedades de capitales, en funcin a los aportes al capital social.

    6.3.6. Efectos tributarios

    existe una situacin contradictoria en el tratamiento tributario de este contrato, lo que atenta contra su mayor difusin.

  • Enrique Lastres Brninzon

    21Crculo de Derecho Administrativo

    en materia del impuesto a la Renta, el contribuyente del impuesto es el patrimonio constituido mediante el contrato de riesgo compartido en la medida que se lleve contabilidad independiente del mismo; pero, cuando no existe dicha contabilidad indepen-diente, los resultados son atribuidos a las personas a las cuales se asignan los resultados.

    el artculo 65 de Ley del impuesto a la Renta establece como principio general que se deber llevar contabilidad independiente de los socios o partes contratantes. La excepcin a este principio, es decir, la posibilidad de no llevar contabilidad independiente, exige una autorizacin de sUNat, quien la aprobar o denegar en un plazo no mayor de quince das; y, de no mediar resolucin expresa al cabo de dicho plazo, se dar por apro-bada la solicitud.

    Como quiera que no existe ninguna regulacin que establezca los criterios por los cuales sUNat aprue-ba o deniega este tipo de solicitudes, existe el riesgo de una denegatoria que influir en el tratamiento de los aportes para efecto del impuesto General a las ventas, pues, bajo las normas de este impuesto, slo se considera como operaciones no gravadas la asignacin de recursos, bienes y servicios a los contratos de riesgo compartido siempre que no se lleve contabilidad independiente.

    Para complicar an ms este panorama, habr que mencionar que el artculo 161 del decreto supremo N 03-94-eM establece que deber llevarse contabilidad independiente para cuyo efecto debern abrirse los libros que la Ley exige, los registros tributarios, cuentas corrientes y otros necesarios para la operacin.

    6.3.7. Comparacin con los contratos asociativos

    a continuacin, un breve anlisis comparativo entre el contrato de riesgo compartido y los contratos asociativos reconocidos en la Ley General de socie-dades. Como se sabe, esta Ley reconoce la exis-tencia de dos contratos especficos: la asociacin en Participacin y el Contrato de Consorcio.

    Una nota distintiva comn al contrato de riesgo compartido frente a los asociativos reconocidos por la Ley societaria, es la formalidad constitutiva del primero y su obligatoria inscripcin registral, en tanto que en los contratos de la Ley General de sociedades no se exige ninguna solemnidad ms all de la forma escrita y ciertamente no estn sujetos a inscripcin registral.

    adems, la nota particular que distingue al Contrato de asociacin en Participacin del Riesgo Compar-tido, est referida a que en aquel la gestin y repre-sentacin del negocio corresponde exclusivamente al asociante, mientras que el asociado permanece ignorado frente a terceros.

    Ms bien, en la forma en que se encuentra dise-ada en la Ley societaria el contrato de consorcio, resulta teniendo caractersticas similares a las del contrato de riesgo compartido minero, excepcin hecha de las cuestiones formales y regstrales que los diferencian.

    6.4. Contrato de opcin

    esta figura contractual califica dentro de los con-tratos del derecho Civil que se conocen como contratos preparatorios.

    el elemento que singulariza el Contrato de Opcin minera, es el plazo que puede extenderse hasta cinco aos, segn lo define el artculo 165 de la Ley General de Minera.

    Hasta la dacin de la Ley N 27420, el plazo mxi-mo de los contratos de opcin civil era de seis meses renovables segn los artculos 1423 y 1424 del Cdigo Civil. sin embargo, en la actualidad el plazo puede ser determinado o determinable de modo que ya no se justifica la existencia del Contrato de Opcin Minera, dejando el tratamiento general de la institucin contractual al derecho Civil.

    No hay razn para que en dos ordenamientos le-gales se consagre una definicin sobre un Contrato que, en el caso del artculo 165 del tUO, no resulta ser otra cosa que la consolidacin de los conceptos contenidos en los artculos 1419, 1420 y 1422 del Cdigo Civil.

    a manera de conclusin, podemos sealar que el objeto del contrato puede ser tanto la ulterior transferencia de un derecho minero o alcuotas del mismo, o la cesin minera, o el aporte a un contrato de riesgo compartido de una concesin minera, de beneficio, de labor general o transporte minero, as como sobre denuncios e, incluso, sobre un petitorio minero.

    6.5. Hipoteca minera

    La legislacin colonial evit gravar la propiedad minera para proteger la continuidad de las ope-raciones, dejando a los acreedores el derecho de cobrarse con los remanentes.

    La hipoteca entendida como un derecho real, fue reconocida en el Cdigo de Minera de 1901 y ha sido incorporada sucesivamente en los cuerpos legales mineros posteriores y as llega hasta nues-tros das.

    La Ley N 28677, Ley de la Garanta Mobiliaria en su tercera disposicin Final hace referencia a la hipo-teca minera como formando parte del ordenamiento legal que deroga esa Ley. en apariencia se trata de un error porque luego en la sexta disposicin Final de la ley en cuestin no se menciona la derogatoria

  • Los contratos mineros

    22 Crculo de Derecho Administrativo

    expresa de esta institucin si no ms bien se deroga la prenda minera dentro del criterio de unificar en un solo procedimiento la institucin de la prenda.

    Lo anterior se corrobora cuando la segunda dispo-sicin Final de la Ley refiere al registro de derechos mineros en cuya partida puede y debe inscribirse la hipoteca minera.

    as, en el caso de la hipoteca minera debe inscribirse en la partida de la concesin gravada e inscrita en el Registro Pblico de derechos Mineros.

    sin embargo, debemos preguntarnos si efectivamente se justifica que se mantenga un ordenamiento espe-cial regulador de la hipoteca, cuando sus normas es-tn, de un lado, contenidas en la institucin genrica paralela del derecho comn y cuando de otro, las normas especficas existentes resultan contradictorias o superfluas, conforme pasamos a comentar.

    si tomamos exclusivamente las disposiciones vi-gentes de la Ley de Minera sobre esta materia, en-contraremos que el requisito exigido por el artculo 172 de constituir hipoteca slo sobre concesiones inscritas en la sUNaRP, no es otra cosa que uno de tres requisitos que exige el artculo 1099 del C-digo Civil para la validez del gravamen, de modo que es un concepto reiterativo.

    el agrupamiento de varias concesiones en una sola unidad para formar un conjunto de bienes unidos o dependientes entre s, para los efectos de valo-rizacin y remate del gravamen hipotecario, es un principio que se encuentra igualmente regulado en el Cdigo Civil por el artculo 1103.

    Por ltimo, el derecho de inspeccionar los bienes dados en hipoteca y solicitar mejora de la hipoteca a que se refiere el artculo 174 de la Ley General de Minera, encuentran una regulacin similar y ms amplia en el artculo 1110 del Cdigo Civil.

    Por consiguiente, en verdad todas las disposiciones que se pueden rescatar y que, en algunas forma constituyen novedades, se encuentran en el Regla-mento contenido en los artculos 138 a 145 del decreto supremo N 03-94-eM.

    de estas normas reglamentarias extraemos nica-mente como pertinentes y valiosas y que debiesen ser complemento de las del derecho comn, slo aquellas contenidas en los artculos 142 y 143 del referido decreto.

    estos artculos tratan sobre el tema de los accesorios de la Concesin Minera.

    Como se ha explicado en otras partes, la Conce-sin Minera se define como un inmueble distinto y separado del predio donde se encuentre ubicada, y que est constituida por partes integrantes y acce-

    sorias que siguen la condicin inmobiliaria aunque se ubiquen fuera del permetro de la Concesin, salvo que por contrato se pacte la diferenciacin de las accesorias.

    se considera accesorias todos los bienes de propie-dad del concesionario que estn aplicadas de modo permanente al fin econmico de la Concesin.

    si bien el artculo 1101 del Cdigo Civil ha defi-nido que la hipoteca se extiende a todas las partes integrantes del bien hipotecado y a sus accesorias, a la luz de innumerables problemas surgidos con las disposiciones especiales de la Ley General de Minera, se considera que los artculos 142 y 143 del decreto supremo 03-94-eM mejorados, son los medios rescatables para regular de manera eficaz el alcance de este gravamen.

    debera resultar as que la hipoteca minera com-prende:

    a) Las partes integrantes de la concesin, esto es, las labores ejecutadas dentro de su permetro como lo quiere el artculo 9 del texto nico Ordenado y las reservas minerales, concepto que aade este autor.

    adems deben considerarse como partes in-tegrantes las construcciones, instalaciones y dems objetos destinados permanentemente a la actividad minera, los bienes inmuebles constituidos por predios adquiridos por el con-cesionario y que se encuentren superpuestos por su vinculacin a la actividad que se desarrolle en la concesin, la infraestructura constituida por caminos, puertos, aeropuertos, las oficinas, almacenes, campamentos, las lneas de trans-misin, las centrales de fuerza, y las plantas metalrgicas incluidos los respectivos ttulos de concesin, es decir, toda la infraestructura necesaria para operar las concesiones mineras dentro de lo que significa una unidad operativa, salvo que exista estipulaciones excluyentes en el contrato, segn lo seala el artculo 142 del decreto supremo 03-94-eM.

    b) en la medida en que exista estipulacin expresa se debern incorporar los dems bienes muebles que por accesin hayan estado afectados al laboreo de la Concesin, tales como, maquina-ria, equipo, vehculos, existencias de almacn, insumos y minerales, estos tres ltimos como una garanta revolvente.

    en los casos mencionados en el prrafo anterior, el gravamen deber recaer sobre bienes espec-ficos identificados en el ttulo constitutivo de la hipoteca.

    Por ltimo, es importante rescatar la disposicin del artculo 145 del decreto supremo N 03-

  • Enrique Lastres Brninzon

    23Crculo de Derecho Administrativo

    94-eM, cuando dispone que no ser necesaria la tasacin de la concesin minera o, en su caso, de la unidad que forme un conjunto de bienes interdependientes que figuren en el ttulo constitutivo de la hipoteca.

    es discutible la vigencia de esta norma, toda vez que el Cdigo Procesal Civil ha establecido la necesidad de valorizar los inmuebles para fijar la base del remate, ya sea por tasacin pericial o convencional o por propia decisin del juez, segn los artculos 728 y 729 de ese ordenamiento, criterio que es contradictorio con la naturaleza de los bienes que forman la unidad minera, que ultimadamente son los recursos minerales y los bienes puestos al servicio de su aprovechamiento, cuyo valor de mercado es tremendamente fluctuante en razn del valor de la reserva mineral sujeta siempre a la cotizacin internacional de los minerales, lo que como se

    recordar justifica la inexistencia de la lesin en el contrato de transferencia.

    6.6. Prenda minera

    Por la Ley N 28677, se ha creado la garanta mobiliaria que unifica en un solo procedimiento las diversas prendas que haban sido constituidas por leyes especiales. de manera expresa la sexta disposicin Final de esta Ley deroga el articulado del tUO referido a la prenda minera.

    Lo anterior significa que slo puede constituirse garanta mobiliaria sobre bienes que no figuran expresamente en el titulo constitutivo de una hipo-teca minera.

    el gravamen deber registrarse en el Registro Mo-biliario de Contratos