Los Derechos del Hombreen 1789 - · PDF fileGregorio Peces-Barba Martinez ... Jellinek, la...

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  • ANUARIO DE FILOSOFIA DEL DERECHOVI (1989) 57-128

    Los Derechos del Hombre en 1789Reflexiones en el segundo centenario de la Declaracin Francesa

    I . INTRODUCCION

    Por GREGORIO PECES-BARBA MARTINEZMadrid

    Rememorar el acontecimiento que culmin en agosto de 1789, con laaprobacin de la que se llam Declaration des droits de l'homme et ducitoyen, en el marco ms amplo de la Revolucin Francesa, es reflexionartambin para el presente y para el futuro . No es una mera evocacin deun hecho pasado, es la cristalizacin de un primer alumbrar del paradigmade los derechos humanos, que ha seguido evolucionando y matizndosehasta hoy y que permite pensar, sin llegar a hacer historia proftica, lneasde proyeccin prospectiva para el horizonte del ao dos mil .

    En otros lugares he sealado que los derechos humanos son un con-cepto histrico y que no se pueden entender plenamente prescindiendode los materiales que la historia nos proporcional, y este estudio mssosegado con motivo del segundo centenario de la Declaracin Francesa,viene, creo, a confirmar ese punto de vista, que ya haba sostenido alestudiar los albores de la aparicin del concepto en la cultura jurdica ypoltica moderna' .

    La declaracin de 1789, como los textos de las Colonias Inglesas quese separan de la metrpoli, Declaracin de Independencia de 4 de julio de1776, Declaracin del Buen Pueblo de Virginia de 12 de junio de 1776, yms tarde las diez primeras enmiendas a la Constitucin Federal de 1787,que se aprueban en 1791, son el ltimo eslabn de una primera generacinde los derechos humanos, que arrancan del siglo XVI en el marco de una

    1.

    Vid. mi trabajo Sobre el puesto de la historia en el concepto de los derechos fundamentales enmi libro Escritos de Derechos Fundamentales, Eudema, Madrid, 1988.

    2 . Vid . asimismo Trnsito a la Modernidad y Derechos Fundamentales en Mezquita-Alhambra .Madrid, 1982, y mis trabajos sobre la Tolerancia en Francia, en los Pases Bajos, en Gran Bretaa y en lasColonias Americanas, reproducidos en Escritos de Derechos Fundamentales ya citado, y finalmente miestudio sobre la filosofa de los lmites del poder, en los siglos XVI y XVII, en mi libro Libertad, Poder,Socialismo, Civitas, Madrid, 1978 .

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    preocupacin de la burguesa por limitar el poder del moderno EstadoAbsoluto' .

    La desconfianza ante ese poder absoluto y ante alguna de sus conse-cuencias, como la intervencin de la fuerza estatal en el mbito religioso yde las conciencias, o la dependencia de los tribunales del monarca y laarbitrariedad de las penas y de los procedimientos, irn creando progresi-vamente un consenso, a partir de ese disenso previo sobre la necesidad degarantizar al individuo frente al poder. Ser por consiguiente en torno a laproteccin de la conciencia cuando empiezan a surgir, primero en Europay luego en las colonias inglesas de Norteamrica, las primeras reflexionestericas plasmadas ms tard en los primeros derechos a la tolerancia y ala libertad de conciencia' .

    En esos mismos aos surgirn las propuestas de los monarcmacos-Hotman, Du Plessis Mornay o Buchanan- para limitar al poder, o lalcida crtica de Ettiene de la Boetie, contra la tirana y en defensa de lalibertad del individuo, y con Montaigne los primeros atisbos de reaccinfrente a la barbarie del Derecho Penal y Procesal de la Monarqua absolu-ta. La declaracin aprobada por la Asamblea Nacional el 26 de agosto de1789, se sita en este camino iniciado dos siglos antes . De aquella toleran-cia anhelada inicialmente se llega a la libertad de pensamiento y de opi-nin, de la lucha por limitar el poder se llega a la afirmacin general deque los derechos humanos son esa barrera en defensa de la libertad indivi-dual, y la meta de toda asociacin poltica, de que la soberana reside enla Nacin y no en el derecho divino del Rey, de que el poder debe estardividido, y que la ley, expresin de la voluntad general, se forma con laparticipacin de los ciudadanos . De la preocupacin por superar la arbi-trariedad en el Derecho Penal y Procesal surgen las garantas procesales .El protagonismo de la burguesa que pasa del terreno econmico al polti-co, explica tambin desde el principio la relevancia de la propiedad y suconsideracin como derecho fundamental, aunque ser en el siglo XVIIcuando se construir su justificacin con Locke y ms tarde, en el XVIII,con los fisicratas .

    3 .

    Vid. para estos textos Derecho positivo de los derechos humanos, edicin preparada en colabo-racin con Liborio Hierro, Santiago Iiguez de Onzoo y Angel Llamas . Debate, Madrid, 1987 .

    4.

    Se puede coincidir con Jellinek en que los primeros balbuceos de los derechos humanos se produ-cen en torno al problema de la tolerancia, aunque no con su fijacin espacial, temporal y personal, que losita en Providence, en lo que hoy es Rhode Island, en la primera mitad del siglo XVII, en la obra deRoger Williams, porque ya en el siglo XVI, en Francia y en Holanda principalmente, encontramos ese-debate, como intento demostrar en mis trabjos sobre la tolerancia, citados en nota dos. Para la obra deJellinek, la polmica respuesta de Boutmy, y otra posicin interesante, la de Doumergue, se puede consul-tar la edicin castellana preparada por Gonzlez Amuchastegui Orgenes de la declaracin de derehosdel hombre y del ciudadano, Editora Nacional, Madrid, 1984 .

    Esta polmica se insertar en momentos de tensin Franco- Alemana despus de 1870, que alcanzarincluso a la reflexin cientfica y fflosfica . Para confirmar esta tesis hay que sealar que Funck-Brentanosostuvo por aquellas mismas fechas la falta de originalidad de Rousseau, de Barbeyrac o de Vattel, influidospor Wolff, hasta el punto de que para l, aunque la forma del alemn es ms pesada y menos clara, lasideas son las mismas y Rousseau es Wolff puro (en Bulletin de la Socit Internationale d'Etudes Pratiquesd'Economie Politique, Tomo VI, pp, 107 y ss . Pars, 1789).

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    La primera generacin de los derechos humanos, impulsada por elpensamiento liberal constar de los derechos individuales, de los derechosde participacin poltica, de las garantas procesales y del derecho de propiedad, y se forma a travs de un recorrido histrico que dura dos sigloshasta 1789, pero desde el principio, aunque sea de una manera germinal,apuntan todas sus dimensiones .

    No se puede entender la Declaracin de 1789 sin reconstruir ese itine-rario formado por diversas aportaciones doctrinales, no siempre coheren-tes e incluso a veces contradictorias, pero que forman un depsito quecristalizar con ella .

    Tampoco se puede entender todo el problema sin intentar distinguirladel modelo ingls de los textos que aparecen en el siglo XVII, y de los queemergen con la independencia americana . Por eso se debe desconfiar deexplicaciones simplistas como la que se plantea con la polmica entreJellinek y Boutmy a finales del siglo XIX y principios del XX, o de presen-taciones racionalistas y ahistricas que prescinden de todo ese largo proce-so temporal. Por eso tambin es excesivo y no responde a la verdad pensarque la Declaration des droits de l'homme et du citoyen es un hechoexcepcional y sin precedente . Paine deca que la declaration des droitsde l'homme toute entire plus de valeur pour le monde et lui fera plusde bien que toutes les lois et tous les statuts qui ont t promulgus jus-qu' prsent 1 . Es una muestra de esa opinin desorbitada que olvidatodo el largo proceso de produccin y las influencias plurales que la hanhecho posible aunque es cierto que en la cultura jurdica y poltica poste-rior ser un modelo a imitar .

    Bacon deca que la verdad es hija de la historia, y este estudio meha confirmado en la dificultad de pretender manipular desde una raznabstracta el tema de los derechos humanos . Siempre me ha parecido arbitrario ese mtodo de cerrar de una vez para siempre con una explicacintotal el fundamento y el concepto de los derechos, porque cada uno deesos intentos se ha planteado en un momento concreto, con el iusnaturalis-mo racionalista y con su catlogo de derechos naturales, y hoy con los quepretenden una operacin parecida con el surgir poderoso de la idea dederechos morales' . Cada vez que uno de esos proyectos se concluye, la

    5.

    Cita tomada de OWEN ALDRIDGE, A. :

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    historia no se para y en su devenir posterior se introducen nuevos maticesque los intentos de explicacin cerrada y completa no pudieron ni siquieraintuir. Estaremos a finales del siglo XX en situacin de concluir la com-prensin de los derechos humanos con una explicacin definitiva? No locreo . A los intentos de construir un sistema cerrado en esta materia, seapartiendo de los principios, sea partiendo de los hechos para llegar a losprincipios, podramos hacerles el reproche que hace Fontenelle a Descar-tes y a Newton : . . .Les principes vidents de Descartes ne le conduissentpas toujours aux phnomnes tel qu'ils sont, les phnomnes ne condui-sent pas toujours Newton des principes assez vidents . . .' . Tambin sepuede llegar para mantener la coherencia y la perfeccin del sistema racio-nal a separarse de la realidad, cuando los hechos se separan de la idea queuno se ha hecho de ellos . Y puede ocurrir lo que cuenta Cerutti, que lepas a Mably con su idea de que el sistema britnico no durara diez aosy que por el contrario el Senado de Suecia sera eterno : L'ouvrage danslequel il faisait cette belle prophti n'tait pas encore achev d'imprimer,que le Snat de Sude n'existait plus . On l'avertit ; il repondit `Le Roi deSude peut changer son pays, mais non mom livre' . . ., .

    Tengo la impresin que seguir la evolucin histrica que conduce a1789, en el mbito del pensamiento filosfico moral y en el de la positiva-cin de los derechos es fructfero, y por otra parte, una aproximacinabstracta sera aqu un sinsentido, puesto que tratamos de compren