Los Jovenes y AA

52
Los Jóvenes y AA Esta literatura está aprobada por la Conferencia de Servicios Generales de A.A.

Transcript of Los Jovenes y AA

Page 1: Los Jovenes y AA

LosJóvenes

y AA

Esta literatura está aprobada por la

Conferencia de Servicios Generales de A.A.

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 3

Page 2: Los Jovenes y AA

Alcohólicos Anónimos® es una comunidad dehombres y mujeres que comparten su mutuaexperiencia, fortaleza y esperanza para resolversu problema común y ayudar a otros a recuperar-se del alcoholismo.• El único requisito para ser miembro de A.A. esel deseo de dejar la bebida. Para ser miembro deA.A. no se pagan honorarios ni cuotas; nos man-tenemos con nuestras propias contribuciones.• AA no está afiliada a ninguna secta, religión,partido político, organización o institución algu-na; no desea intervenir en controversias; norespalda ni se opone a ninguna causa.• Nuestro objetivo primordial es mantenernossobrios y ayudar a otros alcohólicos a alcanzar elestado de sobriedad.

Copyright © por “The A.A. Grapevine, Inc.”reimpreso con permiso.

Copyright © 1993Alcoholics Anonymous World Services, Inc.

475 Riverside DriveNew York, N.Y. 10115

Translated from English. Copyright in theEnglish language version of this work is alsoowned by A.A.W.S., Inc., New York, N.Y. Allright reserved. No part of this translation may beduplicated in any form without the written per-mission of A.A.W.S.Traducido del inglés. El original en inglés de estaobra también es propiedad literaria ©, deA.A.W.S., New York, N.Y. Prohibida la reproduc-ción parcial o total de esta traducción sin permisoescrito de A.A.W.S.

Dirección Postal: Box 459Grand Central StationNew York, NY 10163

www.aa.org

15M - 05/08 (Intra)

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 2

Page 3: Los Jovenes y AA

3

Los Jóvenes y A.A.

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 3

Page 4: Los Jovenes y AA

4

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 4

Page 5: Los Jovenes y AA

¿Demasiado Joven?

Al llegar a A.A. todos creímos lo mismo — queéramos demasiado jóvenes para ser alcohólicos.Algunos no llevábamos mucho tiempo bebiendo.Algunos no tomábamos bebidas alcohólicasfuertes. Algunos no nos habíamos caído al suelo, nihabíamos sufrido lapsos de memoria.

Nos dijeron, “Siéntate y escucha. Siemprepuedes volver a beber si quieres. Pero primeroprueba unas reuniones de A.A., porque no estaríasaquí si no tuvieras un problema con la bebida.”

Pronto nos enteramos de que no importa cuántobebes, ni dónde bebes, ni qué bebes, ni la edadque tengas — lo que importa es cómo te afecta elalcohol. Tu puedes decidir mejor que nadie sitienes o no tienes un problema. Y esto lo sabesdesde tus adentros — ya sea que te sientas culpa-ble, aislado, avergonzado; si el alcohol te causadificultades en tu vida. [Las preguntas al final deeste folleto también pueden ayudarte a decidir.]

Ir a A.A. nos hacía sentirnos extraños a todos.Pero hemos llegado a ver que A.A. salvó nuestrasvidas y nos dio un nuevo comienzo — y lo mejorque nunca nos ha pasado.

Mitos y verdadesacerca del alcohol y de A.A.

Mito: Soy una persona mala, sin fuerza de volun-tad, porque bebo.

Verdad: El alcoholismo es una enfermedad, no unadebilidad moral. Al igual que la mayoría de lasdemás enfermedades, tales como la diabetes, elcáncer y las enfermedades del corazón, puedeatacarle a cualquiera. La enfermedad de alcoholis-mo no se puede curar. Solo se puede detener. Notomamos medicinas para detener esta enfermedad,sino que asistimos a las reuniones de A.A.

5

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 5

Page 6: Los Jovenes y AA

Mito: Sé que tengo un problema. Pero puedosuperarlo.

Verdad: El alcoholismo es una enfermedad pro-gresiva, lo cual significa que si un alcohólico siguebebiendo, la enfermedad irá empeorando progresi-vamente.

Mito: Puedo tomarme un solo trago sin problemas.

Verdad: A veces todos podemos tomarnos un solotrago y no volver a beber esa noche ni al día si-guiente. Pero, tarde o temprano, al cabo de unasemana o un mes o un año, si tenemos esta enfer-medad, volveremos a beber en exceso. El merointento de controlar nuestra forma de beber es unsíntoma de que hay algo que funciona mal.

Mito: No puedo ser alcohólico, porque no puedobeber mucho. Me dan náuseas y me mareo.

Verdad: Algunas de las historias en este folletotratan de jóvenes que seguían bebiendo aunquesus estómagos se quejaban. Llegaron a seralcohólicos.

Mito: No puedo ser alcohólico porque puedoaguantar mucho bebiendo. Nunca me mareo.

Verdad: Algunas de las historias en este folletotratan de jóvenes que tenían gran capacidadpara aguantar la bebida. También llegaron aser alcohólicos.

Mito: Si todos se divierten mucho en la fiesta,entonces naturalmente nadie se va a acordar.

Verdad: La mayoría de la gente no tiene fallos en lamemoria cuando bebe. Estos fallos de memoria,períodos en los que caminamos y hablamos y ac-tuamos normalmente, pero no podemos acor-darnos de hacerlo, se llaman “lagunas mentales.”Las lagunas mentales no son algo normal, y seconsi-deran como un síntoma del alcoholismo.

Mito: A.A. es para los vagabundos y los viejos.

Verdad: La enfermedad del alcoholismo afecta agente de todas las edades, razas y condicioneseconómicas. La mayoría de los alcohólicos son delos estratos sociales normales.

6

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 6

Page 7: Los Jovenes y AA

Mito: A.A. te enseña a dejar de beber para el restode tu vida.

Verdad: En A.A., no juramos no volver a bebernunca más. No nos abstenemos de beber por seismeses. No hacemos una promesa solemne por unaño. Nos alejamos de un solo trago — el próximotrago — un día a la vez. No bebemos el día de hoy.¿Quién sabe lo que pasará mañana?

Mito: A.A. significa reglas y reglamentos, y genteque me dice lo que debo hacer. Nunca me gustabaunirme a grupos. Olvídate.

Verdad: Para unirnos a A.A., lo único que teníamosque hacer era decidir que queríamos ser miem-bros. No hay formulario que firmar. No hay cuotasque pagar. Se nos dijo: “El único requisito para sermiembro es el deseo de dejar la bebida.” Y: “EnA.A. nadie te dice ‘tienes que...”’ Los miembrosnos daban sugerencias sobre cómo mantenernossobrios, basadas en su propia experiencia. Esassugerencias eran como un mapa de carreteras —nos indicaban cómo viajar hacia una nueva vida.

Mito: A.A. es una organización religiosa.

Verdad: En A.A., algunos de nosotros tenemos unafirme creencia; otros no. Muchos están todavíabuscando. Pero todos compartimos el sentimientode que nuestra manera de hacer las cosasno funcionaba.

Mito: Los miembros de A.A. siempre quierenbeber. Siempre se sienten frustrados y demal humor.

Verdad: La mayoría de nosotros nos encontramosa gusto sin beber. Y descubrimos que por primeravez desde hace muchos años, podemos reírnos ydivertirnos. Porque hemos encontrado gente quenos comprende.

7

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 7

Page 8: Los Jovenes y AA

¿Cómo evitamos beber?

Vamos a las reuniones de A.A. con tanta fre-cuencia como podemos. Allí escuchamos historiaspersonales parecidas a las que vas a leer en estefolleto. Tras escuchar las historias, nos damoscuenta de que nuestro caso no es único — queotros han pasado por muchas de las experienciasque nosotros hemos pasado. Aprendemos a nocomparar los hechos superficiales de nuestra his-toria con los que escuchamos, sino a identificarnoscon los sentimientos de los que hablan. Enmuchas comunidades hay grupos de gente joven yasí no nos sentiremos diferentes. (Al final de estefolleto aparecen indicaciones sobre cómo en-contrar reuniones de A.A.)

También leemos literatura de A.A. como porejemplo este folleto, otros dos folletos para losjóvenes y el librillo Viviendo Sobrio. (Al finalde este folleto hay una lista de otras publicacionesde A.A.)

Nos transformamos, gradualmente, día a día.Ayudamos a otros alcohólicos. Y, ayudándoles,nos mantenemos sobrios, cuerdos y felices. He-mos encontrado la verdadera libertad por primeravez en nuestra vida. Porque hemos escapado de lasombría prisión del beber alcohólico que nos ibasofocando. Ahora nos encontramos libres paradescubrir quiénes somos, quiénes esperamosllegar a ser, quiénes estábamos destinados a ser.

En este folleto hay once historias de A.A.,experiencias personales de miembros jóvenescomo nosotros. Esperamos que te ayuden a encon-trar tu camino.

8

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 8

Page 9: Los Jovenes y AA

JuanaSe unió a A.A. a los 15 años

“No sabía cómo dejarlo, ni qué haríasi lo hiciera.”

La bebida causó tantas dificultades a mi familiaque me prometí a mí misma no beber nunca. Ennuestra casa había cantidad de problemas; mispadres no se llevaban bien, apenas si había dineropara alimentar a los cuatro hijos y supongo quecuando mi madre y mi padre se hartaban, bebían.Entonces, se peleaban y mi hermano y mis her-manas y yo nos asustábamos mucho. Solía rezarpara que dejaran de beber y de pelearse peronunca lo hicieron.

Cuando yo tenía once años murió mi madre y meenviaron a vivir con mi abuela. No se permitía beberen su casa. Ella era muy estricta y religiosa, peroeso a mí no me molestaba. Era agradable estar enun sitio tranquilo y seguro. Mi abuela también esta-ba cuidando a algunos de mis primos y cuando fui avivir con ella los conocí por primera vez. Tambiénhabía una prima más o menos de mi edad y megustaba. Estábamos en la misma clase en la escuelay ella tenía muchos amigos que me dejaban pasar eltiempo con ellos. Uno de los muchachos me dio miprimer trago, una lata de cerveza.

Recuerdo que estábamos en la casa de estemuchacho, después de clase, y sacó de la neveraunas latas de cerveza. Algunos habían bebido antespero mi prima y yo nunca lo habíamos hecho. Medaba miedo tomar una cerveza pero me daba másmiedo decir que no, por lo que me tomé un buentrago sólo para mostrarles que sabía lo que estabahaciendo. Me quedé asombrada — me gustó.

Empecé a sentirme en las nubes — todos esta-ban riéndose y bailando. También estaban vo-lando. Qué bien me sentía, y ni siquiera sabía queme sentía mal antes de beber. Pero esto era estu-pendo. Después de esta experiencia mi prima y yopasamos mucho tiempo en casa de ese muchacho,casi todos los días, después de la escuela,bebíamos cerveza. Al principio, tenía miedo de ir acasa, porque sabía que estaba borracha y tratabade actuar sobria delante de mi abuela.

9

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 9

Page 10: Los Jovenes y AA

A veces ella me decía, “Juana, estás enotro mundo,” pero no sabía que yo estaba borra-cha. Solo sabía que me comportaba de unaforma diferente.

Nunca me gustó mucho la escuela, porque noera muy lista. Me resultaba difícil leer, y siempretenía problemas para hacer la tarea. Mi prima me lahacía. Pero cuando empezamos a beber, ella seponía demasiado borracha y no podía seguir hacién-dola, así que a menudo me veía en problemas conmi maestra. No me gustaba nada causar disgustos anadie, ni que nadie estuviera enojado conmigo.

Las cosas empezaron a cambiar cuando miabuela consiguió un trabajo y nos obligaba a miprima y a mí a volver a casa después de la escuelapara cuidar de los niños pequeños. Hacía un añoque iba a casa de un muchacho para embo-rracharme; pero en casa de la abuela no habíacerveza. No lo podía soportar — me ponía muynerviosa y me enojaba con los niños que tenía quecuidar. Un día, mi prima vio a un vecino nuestrocon una botella grande de cerveza y le convenciópara que se la diera. La terminamos. Aquel díasufrí una laguna mental. No recordaba cómo habíapasado, pero no podía encontrar a uno de los niñosque tenía que cuidar. Cuando volví en mí, había uncoche de policía enfrente de la casa, y mi abuelame estaba gritando por no cuidar de mi primo. Eltenía seis años, y nadie lo podía encontrar. Todosalió bien; no le había pasado nada. Pero esto real-mente me asustó. Y además me enfadó muchoporque no creía que era justo tener que volvera casa después de la escuela para cuidar delos niños. Yo quería estar con mis amigos, be-biendo cerveza.

Después de esto, estaba enojada todo el tiempo.Tuve que repetir curso dos veces, y empecé a dis-putar con mi prima sobre a quien le tocaba robarcerveza y esconderla. A ella no le gustaba meterseen problemas con mi abuela, así que bebía menos.Pero yo no podía parar.

Cuando tenía trece años, me escapé de casa conla esperanza de encontrar a una de mis hermanas.Nunca la encontré, pero sí encontré a gente conquien pasar el tiempo. Aprendí a beber licoresfuertes y también descubrí las píldoras. Hay un

10

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 10

Page 11: Los Jovenes y AA

período de dos años que apenas puedo recordarporque estaba en las nubes casi todo el tiempo.Viví en diferentes casas y una vez, durante unasemana, un coche vacío me sirvió de hogar. Mequedé con gente de todo tipo, y siempre que volvíen mí, estaba tan asustada que quería suicidarme.Al mirar atrás, sé que tuve mucha suerte porquenadie me mató.

Un día vi un periódico en la mesa de la cocinade la casa donde me estaba quedando. Tenía unaresaca tremenda y el estómago revuelto, y estaba apunto de abrir una cerveza para calmarme. Miré lafecha del periódico — 5 de mayo. Era el día de micumpleaños; tenía quince años. Empecé a llorar yno podía parar. Logré beberme la cerveza y mesentí mejor, pero no podía parar de llorar. Empecéa pensar en todas las cosas que había hecho desdeque me fui de casa. No sabía que había una salida.Ni siquiera podía recordar mi propio cumpleaños.Ese día no hice nada respecto a mi forma debeber; pero mi forma de pensar empezó a cambiar.Empecé a pensar que mi vida podría mejorar si nobebiera. Simplemente no sabía cómo dejarlo, niqué haría si lo hiciera.

Un par de semanas más tarde, tuve un acci-dente de automóvil con algunos de los muchachoscon quienes vivía. No recuerdo que me llevaran ala sala de emergencias. Cuando me desperté teníalas dos piernas escayoladas. Una de las enfermerasme dijo que yo estaba muy borracha cuando metrajeron y que era muy afortunada de estar viva.También me dijo que debería pensar en el porquéde estar en el hospital.

Le dije, “Estoy aquí porque tuve un accidente.”Me dijo, “Tal vez no estuvieras aquí si no hubierasbebido.” Solo estaría un par de días en el hospital,me dijo, así que más vale que me pusiera a pensaren lo que haría cuando me enviaran a casa con laspiernas escayoladas. La enfermera fue muy directaconmigo y esto me gustó. Pero no me gustó, sientiendes lo que quiero decir.

Una mujer vino a visitarme aquella noche y medijo que ella solía tener muchos accidentes porhaber estado siempre borracha. Me dijo que teníauna enfermedad llamada alcoholismo y que habíauna reunión de A.A. en el hospital, una reunión

11

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 11

Page 12: Los Jovenes y AA

para personas que tenían problemas con la bebida.¿Tal vez me interesaría asistir?

Quería escaparme de aquel pabellón del hos-pital, así que fui a la reunión. Había allí unos cuan-tos pacientes, pero la mayoría de la gente parecíaestar allí de visita. Un hombre que aparentabatener unos 30 años, me preguntó “¿Cuántos añostienes?” y cuando le dije “quince,” casi no pudecontener las lágrimas. Este hombre me dijo quehabía sido miembro de A.A. desde que era un ado-lescente y que esto era lo mejor que había hechopor sí mismo. Le dije que lo pensaría. Un par depersonas más mayores contaron sus experiencias,pero de vez en cuando me parecía que estabanhablando de mí. Después de la reunión, una señorame preguntó dónde vivía y le dije “en ningunaparte.” Era muy amable conmigo y dijo que sequedaría conmigo mientras yo llamaba a mi abuela.

Era la primera vez que hablaba con mi abueladesde hacía un par de años y ella me dijo quehabía estado rezando por que no me hubiera pasa-do nada malo. Me dijo que podría volver siempreque no bebiera, y le dije que lo intentaría. Miabuela me dijo, “Juana, lo único que una personapuede hacer es intentar.” Cuando me dieron dealta del hospital, un vecino de mi abuela viajó 200millas en coche para recogerme y llevarme a casa.Salí con muletas del hospital y con el número deteléfono de un miembro de A.A. que la enfermerame había dado. Ella me dijo que debería llamar tanpronto como llegara a casa.

Ese fue el comienzo de mi mejoría y ocurrióhace cuatro años. Los miembros de A.A. solíanrecogerme y llevarme a las reuniones con ellos, ycuanto más escuchaba, más me daba cuenta quemi problema era que tenía una enfermedad:Alcoholismo. Y vi que tal vez podría hacer algo alrespecto — como por ejemplo, no tomarme elprimer trago, hoy. Un par de semanas después,empecé a conocer a más adolescentes miembrosde A.A., y eso me ayudó mucho, mantenermesobria con gente como yo que habían abando-nado la escuela y estaban tratando de arre-glárselas, sobrios.

Voy a muchas reuniones de A.A. y una cosa muyimportante para mí era hacer que la sobriedad

12

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 12

Page 13: Los Jovenes y AA

fuera el asunto más importante de mi vida. Porquesi no estoy sobria, no tengo nada — amigos, unlugar donde vivir, un diploma de la escuela secun-daria, ni nada que esperar. Y, hace cuatro años queno se me ha olvidado mi propio cumpleaños.

CristóbalSe unió a A.A. a los 16 años

“Vi pruebas de que A.A funcionabay funcionaba bien.”

Me tomé, o mejor dicho me dieron, mi primertrago cuando tenía 12 años. Después de sentir porprimera vez los efectos del alcohol, estuve conven-cido de que era la solución de mis problemas. Elalcohol era el ingrediente que faltaba en mi vida.Había una especie de vacío en mi vida hasta queme tomé un trago. My vida familiar era difícil ydeprimente. Eramos ocho hijos en mi familia y yoera el quinto. Mis hermanos mayores beben regu-larmente y parece que padecen de la misma enfer-medad que yo tengo. De niño siempre me sentíafuera de lugar, como si no encajara en ningunaparte. Aunque parecía que conocía a todo elmundo, aún desde muy niño, me sentía muy solo.A menudo me imagino a mí mismo, antes deempezar a beber, como una comida deshidratadaque, para que fuera completa, solo necesitaba quese añadiera líquido, y ese líquido era el alcohol.

Primero me emborrachaba con cerveza, peropronto cambié al vodka, whisky o ron para embo-rracharme. Pero después de considerarlo, en reali-dad bebía lo que hubiera. Casi siempre bebíadirectamente de la botella y cuando era posiblellevaba una botellita. Cuando estaba allí fuera be-biendo nunca me parecía que robar licor fueraextraño, ni beber por la mañana ni beber a solas.Al principio, el alcohol fue el salvador, pero muyrápidamente mi alcoholismo empezó a humillarmey a hacerme sentir desdichado. Mi vida iba empeo-rando e ingresé en la escuela secundaria concalificaciones medianas, grandes posibilidades, sime esforzara, para citar las palabras de mis maes-tros, y jugaba tres deportes diferentes al año. Muypronto, todo empezó a decaer. El suicidio parecía

13

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 13

Page 14: Los Jovenes y AA

una buena idea, un escape final de la depresión.Según bebía más, me di cuenta de que no podía

hacer que esta sensación agradable durara;así que bebía más de prisa y pronto perdía el sen-tido o me encontraba vomitando. Me acuerdode que vomitaba mucho; que provocaba recri-minaciones si bebía a solas. Cuando tenía 15 años,ocurrió un incidente en la escuela que me con-dujo a A.A. Había estado bebiendo muchowhisky y vino y tenía las botellas en una bolsade deportes que siempre llevaba conmigo. Comode costumbre, estaba bien borracho y, tamba-leándome por los pasillos de la escuela, metropecé con el subdirector. Me llevó a su oficina y,aunque es difícil de recordar, debí haber habladocon él acerca de los problemas de mivida. Al ver cómo me encontraba, sugirió a mifamilia que me llevaran a una reunión de A.A.Aunque él no era miembro de A.A., sabía que elprograma funcionaba.

En ese punto, no me importaba lo que pudierapasar. Esa noche fui a mi primera reunión de A.A.;se celebraba en un centro de desintoxicación. Erauna reunión grande y una noche de aniversario.Los participantes hablaban de los sufrimientoscausados por la bebida y de la alegría de lograr lasobriedad. Esto es todo lo que puedo recordar deaquella noche, porque todavía sentía los efectos dela bebida que había tomado ese día.

Después de la reunión, un vecino que llevabasobrio ocho años y que trabajaba en el centro mesugirió que me quedara dos semanas para ente-rarme de esa enfermedad. Seguía sin importarmelo que hiciera. Creía que pasar un tiempo en elcentro sería como unas vacaciones. No queríaencararme a mí mismo ni a mi familia. En el cen-tro me hicieron sentirme muy incómodo; insistíanen que me enfrentara a mí mismo.

Después de salir del centro, asistí a lasreuniones de A.A. pero no quise creer que eraimpotente ante el alcohol. Admitía que mi vida eraun desastre, pero no quería admitir mi derrotaante el alcohol, hasta que seis meses de recaídas ydepresiones me convencieron de la necesidad deentregarme a la forma de recuperación deA.A. Durante esos seis meses de beber y

14

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 14

Page 15: Los Jovenes y AA

sufrir, recuerdo decir a la gente el ahora famosodicho, “Soy demasiado joven para ser alcohólico.”Tenía además otro millón de excusas para no sermiembro de A.A., y cuando la gente me sugeríaformas de utilizar el programa, yo insistía enhacerlo a mi manera. No tardé mucho tiempo endarme cuenta de que mi manera no funcionaba.De hecho, continuar haciendo las cosas a mimanera, podría significar la muerte. El día despuésde mi última borrachera, estaba en una reunión yme vino a la mente algo parecido a una revelación.Uno de mis problemas con el programa, ademásde creerme demasiado joven para ser miembro,era el creer que no podía recuperarme porqueA.A. no funcionaba. Pero, cuanto más asistía alas reuniones, más pruebas veía que A.A. fun-cionaba y funcionaba bien. Aun mejor, empecé aidentificarme con las historias de los otros.Así que, convencido de que era impotente ante elalcohol y necesitaba ayuda, llegué a creerque podía recuperarme por medio de A.A. Durantelos últimos cuatro años, los instrumentos del pro-grama y el compañerismo que ofrece, me hanhecho posible hacer muchas cosas que no podríahacer por mí mismo. Si puedo mantenerme sobrioun día a la vez, con la ayuda de un Poder Superior,tengo una esperanza. He probado muchas ma-neras distintas de practicar este programa, comobeber e ir a las reuniones, no beber y no ir a lasreuniones — pero no beber e ir las reuniones escon mucho la mejor.

Para mí, la sobriedad no es solamente dejar debeber, sino cambiar las actitudes que me expon-gan a emborracharme. Los Doce Pasos de A.A. meestán transformando e incluso me están haciendoútil a los demás. Durante años, me sentía inútil —ahora siento que mi vida tiene un objetivo. Mesiento guiado. Ya no voy dando tumbos por la vidacomo hacía cuando bebía.

Este programa funciona si lo haces funcionar.Acepto sugerencias para mi recuperación, comopor ejemplo conseguir un padrino, alguien que lle-gará a conocerme bien, ir cada día a una reunión yparticipar. La alternativa es beber y llevar una vidamiserable. Hoy tengo una opción y opto por nobeber e ir a una reunión.

15

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 15

Page 16: Los Jovenes y AA

BernardoSe unió a A.A. a los 16 años

“Solo quería morirme. Recuerdo sentirmemuy, muy solo.”

Hasta los doce años, yo era el mejor niño delpueblo — buen estudiante y “buen chico” en mibarrio. Cuando tenía 13 años mi familia se trasladóy entonces fue cuando descubrí la cerveza y la hier-ba. Beber y fumar me ayudaban a sentirme cómo-do y “una parte de”, y decidí que esto era la solu-ción para mis sentimientos de soledad. Beber eradivertido, “cool”, y “formaba parte de,” y me sentíaaceptado por mí mismo y por los otros muchachos.

Bebía siempre que podía y me gustaba todo loque tenía que ver con la bebida — el sabor de lacerveza y, especialmente, cómo me hacía sentir.No siempre era fácil conseguirla—normalmentecontaba con los hermanos mayores de los otrosmuchachos para comprarla. Y aquellos mucha-chos eran mis héroes — eran “cool”, dominaban lasituación, no había nadie que les tosiera — y seemborrachaban y fumaban cuando querían.Yo quería ser exactamente como ellos. Es curiosolo rápido que cambié. Cuando tenía doce añospensaba que cuando fuera mayor iba a ser policíao maestro. Un año más tarde, lo único queyo podía pensar era hacerme mayor para comprartanta cerveza como quisiera, sin que nadieme dijera nada.

Como todas las mañanas tenía resaca y tem-blores, empecé a tener problemas en la escuela.No podía concentrarme en nada. Ni siquiera podíaapuntar lo que me mandaban de tarea, ni muchomenos hacerla. Siempre tenía encima a mis viejospor mis calificaciones. Querían que abandonara amis nuevos amigos, porque creían que esta nuevapandilla hacía que me comportara de una maneraextraña, inquieta y secreta. Echaban la culpa a losotros muchachos por mis malas calificaciones, yme venían continuamente con listas de cosas queyo no podía hacer. “No puedes ir aquí, no puedesir allí.” Ya no podía aguantar más las riñas, asíque me escapé. Lo único que quería hacer eraestar “embollado,” y lo único que sabía hacer eraseguir bebiendo.

16

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 16

Page 17: Los Jovenes y AA

Creía que podía irme a vivir con otro muchacho;el hermano mayor de un amigo tenía un aparta-mento en el pueblo, y yo planeaba quedarme allí.Bueno, este tipo tenía sus propios planes, y supon-go que no le apetecía tener allí a un joven borrachoy me dijo que me esfumara. Entonces fue cuandode verdad me asusté. Creía que podía contar conestos tipos y no podía. Tampoco podía contar con-migo mismo, pero en aquel entonces no lo sabía.

Me instalé en un sitio en la acera cerca de laestación de autobuses y mendigaba lo suficientecada día para tener mi ración diaria de cerveza.Créanme, en las tiendas donde compraba unascuantas latas no les importaba si tenía 3 ó 30 años.Tenía mis grandes planes: conseguiría algún tipode trabajo, tal vez en la construcción, encontraríaun cuarto en algún sitio, tendría una neveraenorme para guardar toda la cerveza que quisiera.Incluso me conseguiría una muchacha.

Esos grandes sueños se desvanecieron cuandome arrestaron en un coche robado. Todavía nopuedo recordar exactamente lo que pasó. Recuerdoestar en la estación de autobuses y un minuto mástarde a unas 200 millas de mi casa donde la policíade carreteras me detuvo en ese coche. Todo estoocurrió unos tres años después de tomarme miprimer trago. En un momento, cambié mi forma depensar acerca de vivir con mis padres.

Mi padre logró convencer a las autoridades paraque me soltaran y volví a casa. Yo ya me dabacuenta de que era un verdadero desastre y real-mente no sabía por qué. El problema no era labebida — era yo. Por temor a verme de nuevo enla calle, dejé de beber una temporada porque misviejos siempre me estaban vigilando. Volví a laescuela y había veces en que pensaba que me esta-ba volviendo loco — no sabía por qué, no sabía dequé tenía miedo. Me sentía agobiado por todo ysolo quería morirme. Recuerdo sentirme muy,muy solo.

Sucedió que un muchacho — del tipo con el quemis padres querían que me juntara — me invitó auna fiesta, el tipo de muchacho que ya yo conocía.Sus padres le permitieron tener mucho, y quierodecir mucho, alcohol en la fiesta. Me había estadosintiendo tan fatal sin un trago que pensé que “un

17

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 17

Page 18: Los Jovenes y AA

par” no me harían daño. Más bien me ayudarían. Yasí fue. Me ayudaron a reír, a bailar y a pedir a unachica que saliera conmigo. Nos hicimos muy ami-gos y me convertí en un hombre nuevo. Sus ami-gos eran mis amigos y me invitaban a sus fiestas.

Bebíamos cuando los padres no estaban allí, ybebíamos cuando estaban. A nadie le importabaque bebiéramos siempre que no manejáramos.Los padres de alguno siempre nos llevaban a casa.Mis padres estaban tan contentos que yo tuvieranuevos amigos que no se dieron cuenta de quehabía empezado de nuevo a beber. Confiaban enmí y dejaron de esperar levantados hasta que yovolviera a casa, dejaron de olerme el aliento ydejaron de preguntarme cosas.

Beber en las fiestas ya no era suficiente para míy al día siguiente me encontraba tan enfermo quelo primero que hacía por la mañana era tratar debeberme unas cervezas. En un par de meses esta-ba bebiendo por la noche, por la mañana, a la horadel almuerzo y después de la escuela. Paraentonces mis padres ya habían caído en la cuentay casi me llevaron en brazos a nuestro médico. Elme ingresó en un centro de desintoxicación dondeme recuperé de los temblores y oí a alguna gentede A.A. hablar sobre ellos mismos.

Era extraño oír a esta gente, mucho mayor queyo, hablar de lo que hacían cuando bebían. Perouno de los que hablaron, dijo que su hijo estaba enel programa de A.A. y se iba a graduar de la escuelasecundaria. Entonces algo importante empezó apasar dentro de mí, porque por primera vez penséque si tal vez no bebiera, no desearía matarme ypodría graduarme. Después de la reunión de A.A.,ese hombre me dio su número de teléfono y medijo que le llamara el día que saliera del centro. Medio un par de folletos pero no podía leerlos. Seguíasin poder concentrarme bien.

El día que salí ese hombre me llevó a unareunión de A.A. y me quedé asombrado, total-mente asombrado. Era un grupo A.A. de jóvenes, yallí estaban todos los muchachos de los que yosiempre tenía miedo — y esto quiere decir todo elmundo porque yo tenía miedo de todo el mundo.

Había atletas y otros con pelo largo y bandanasy pantalones rotos. Había chicas que parecían ser

18

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 18

Page 19: Los Jovenes y AA

miembros del club de campo y otras de aspectomucho menos elegante. Me pareció que aquí seveían todos los grupitos en los que yo nunca podíaencajar. Y aquí estaban todos juntos en una sala ytodos congeniaban. Por primera vez en mi vida,me pareció que tal vez podría encajar, y que tal vezesta gente me quería allí, no estaban tratando delibrarse de mí. Había un muchacho más o menosde mi edad sentado a mi lado. Me preguntó si yoquería acompañarle a tomar un café después de lareunión y dijo, “sé cómo te sientes.” Yo no podíacreer que alguien supiera como me sentía. Nadieme había comprendido cuando bebía porque,aunque mis amigos bebían mucho, nunca semetieron en dificultades.

Desde aquella noche he seguido asistiendo a lasreuniones y no me he vuelto a tomar un trago.Alejarme del primer trago, un día a la vez, no era tandifícil como aprender a vivir. Tenía multitud deideas y sentimientos confusos y conflictivos respec-to a mí mismo y a otra gente. Pero en A.A. no solovoy descubriendo la manera de mantenerme sobrio,sino también de aprender a vivir. Una cosa estupen-da que he aprendido en A.A. es que, aunque nosiempre me sienta bien, puedo hacer algo. Haycosas que puedo hacer, como ir a muchasreuniones. Tengo algunos buenos amigos —incluyendo a mis padres. Ellos son ahora realmentemis amigos. Voy bastante bien en la escuela y aveces la escuela puede ser dura porque he perdidomucho. Pero hago simplemente lo mejor que puedocada día y trato de no desanimarme demasiadocuando las cosas no salen como a mí me gustaría.

RobertoSe unió a A.A. a los 18 años

“No me despierto por la mañanapreguntándome qué podría haber hechola noche anterior.”

Al llegar a los 18 años usaba diariamente el alcoholu otro tipo de droga. Tenía la costumbre de levan-tarme a las 9:30, o cuando me despertara —depende de lo que hubiera pasado la noche ante-rior — e iba a la tienda de licores a las 10:00, cuan-

19

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 19

Page 20: Los Jovenes y AA

do abrían. Compraba de lo que hubiera bebido lanoche anterior para arreglarme el estómagorevuelto y quitarme los temblores.

Luego, me iba al campo en mi camioneta, metomaba un trago y vomitaba, y me tomaba otro tragoy vomitaba, y continuaba haciendo eso hasta quepodía aguantar lo suficiente para dejar de temblar.

Tenía la fantasía de que debía haber nacidoantes, que debía haber nacido hace 150 años cuan-do podía haber sido un vaquero, del tipo cazadorde búfalos, para poder ir a mi aire y que nuncanadie me conociera. Así que pasaba mucho tiempoviajando por las carreteras poco frecuentadas delOklahoma Panhandle, por las cuencas de los ríosyo y mi camioneta y una botella de whisky. Solíajustificar todo eso hasta el punto de pensar: “Estoes lo que hace todo el mundo, esto es lo que hacentodos los muchachos de mi edad, esto es lo que seespera que hagamos.”

Tenía un amigo que no bebía y me dejaba pasarel tiempo con él aunque yo estuviera borracho osin conocimiento. Lo recogía en mi camioneta ynos íbamos a los campos del Panhandle, y a lascuencas de los ríos donde habían vivido los indios.Mi amigo era muy tolerante conmigo y me teníamucho afecto. Hablaba mucho de lo que él llama-ba su “Programa,” pero no de una manera directa.Yo no tenía ni idea de que el programa del que élestaba hablando era Alcohólicos Anónimos.Simplemente hablaba de lo que estaba haciendocon palabras muy sencillas. No decía que habíadejado de beber, sino simplemente que hoy nobebía; que no bebía un día a la vez; que disfrutabatanto de estas experiencias de estar en contactocon la naturaleza ahora que no se emborrachaba.Me dijo que no era necesario alterar mi percep-ción para poder sentir realmente lo que queríasentir y ser parte de algo. Por esta época empecé a“tocar fondo” hasta el punto de querer hacer algorespecto a mi forma de beber.

Asistí a algunas reuniones de A.A., pero enaquel entonces no podía escuchar. Sin embargo, seme quedaron algunas cosas simples: “Un Día a laVez,” “Manténlo Sencillo,” y “Tómalo con Calma.”Frases sencillas como éstas empezaron a tenerefecto en mí. Me di cuenta de que tenía que apren-

20

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 20

Page 21: Los Jovenes y AA

der a ir más despacio. Siempre he sido un corredorde 50 metros en una carrera de 100 metros, ynunca terminé nada. Empecé en A.A. de la mismaforma. Quería captarlo, pero realmente no queríaque nadie me lo enseñara; quería captarlo por mímismo, a mi manera. Oí decir: “Deja que el nivel dealcohol descienda por debajo de tus orejas yentonces puedes empezar a oír.” En las reunionesde A.A. a las que asistía, me encontraba cara a caracon gente que había estado sobria 20 años y congente que acababa de llegar a su primera reunión,borrachos. Yo no era ni mejor ni peor, y era tanimportante como cualquiera de los de allí. Y, almismo tiempo, era tan poco importante comocualquiera de los de allí — era uno más.

Ahora que estoy sobrio, no se me revuelven lastripas cuando conozco a gente nueva. No me pre-gunto, “¿qué estarán pensando de mí?” No tengoese miedo constante del mundo exterior que solíatener. Cuando me parece que el mundo se estávolviendo loco, como solía ocurrir, tengo quemirarme a mí mismo y ver que quien se estávolviendo loco soy yo.

Creo que nunca podía mostrar a la gente lo quesentía por ellos, que les tenía afecto y verdadero ca-riño — a pesar de mis acciones de entonces. Ahora,tengo libertad para sentir cariño y libertad paraexpresarlo. Estar libre del alcohol es una gran libe-ración; y también es un sentimiento maravilloso elpoder sentir el amor que nunca había sentido antes.

No me despierto por la mañana preguntándomequé podría haber hecho la noche anterior. Notengo que llamar a nadie para enterarme de si lohabía pasado bien o mal. No tengo que preocu-parme de si había bebido de un vaso que no fuerael mío, el de alguien que pudiera tener una enfer-medad, o si me había fumado algo con sedantespara animales. Y no me despierto — y esto es muyimportante para mí — no me despierto por lamañana pensando en emborracharme, en cuándovoy a tomarme el primer trago; y de dónde voy asacar el dinero. El estar sobrio es algo imposiblede describir. Es simplemente un sentimiento deestar libre. La sobriedad es lo mejor que se me haregalado. Es un regalo que nunca quería pero queme encanta tener.

21

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 21

Page 22: Los Jovenes y AA

CarmenSe unió a A.A. a los 20 años

“. . .en plena rebeldía contrala autoridad”

A los 17 años, en el último curso de la escuelasecundaria, yo era la viva imagen de la “hija mode-lo,” y de acuerdo a esa imagen, conseguí una becade cuatro años para la universidad.

No obstante, ingresé en la universidad en esta-do de plena rebeldía contra la autoridad escolar ocualquier otra autoridad. En esa época, por logeneral, sólo bebía en las fiestas y los fines desemana. Me eligieron para varios organismos yorganizaciones estudiantiles. Pero, debido a misbajas calificaciones, y a que me pillaron bebiendoen un viaje organizado por la universidad, mequitaron la mayoría de esos honores. Y al final demi primer año, también había perdido mi beca.

Ese verano, cuando tenía 18 años, mis padresdecidieron que yo necesitaba unas vacaciones. Mipadre y yo habíamos reñido por su excesiva formade beber, y porque me había comprometido conun joven de los de las chaquetas de cuero negro;así que, para restablecer la paz familiar, me fui aAtlanta, Georgia. Allí empecé a beber todos losdías, sentada, con otros estudiantes en vacaciones,alrededor de la piscina del club de campo. En eseambiente, el beber a las 10:00 de la mañana, todoel día y hasta entrada la noche, no me parecía sino“beber socialmente.”

Volví a casa de mala gana, temerosa de tenerque abandonar esta nueva forma de beber. Comome obligaron a volver a la universidad, decidí reac-cionar de la única manera madura, o sea, suspen-diendo los cursos. En este segundo año, mi formaalcohólica de beber empezó a dominarme comple-tamente. Si bebía antes de las clases, me sentíademasiado molesta y avergonzada para asistir.Pero después de vivir cierto tiempo con estostemores, comencé a beber para asistir a clase,para aceptar citas con muchachos, o para ir a lospartidos y a las fiestas.

Me había apartado de mi antiguo círculo deamistades, y me uní a los hippies. No quería estar

22

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 22

Page 23: Los Jovenes y AA

con mis viejos compañeros; la culpabilidad y lavergüenza hacían que me sintiera incómoda conellos. Pero tampoco me ajusté con los hippies; loshabía desairado el año pasado. Miraba a ambosgrupos desde afuera. Al fin de mi segundo año deestudios, con 19 años de edad, logré mi propósito:fui suspendida en los cursos.

Ese otoño, fui a una reunión de Alateen (para loshijos adolescentes de alcohólicos). Pero yo creía queel alcoholismo era el problema de mi padre. Mástarde, empecé a preocuparme porque comencé asentir más afinidad con los A.A. que con los demásAlateens. Así que dejé por completo de asistir.

En la víspera de Año Nuevo, me di cuenta ver-daderamente de cómo bebía: tomaba el alcohol deun trago para apresurarme a alcanzar ese estadode confianza en mí misma, y liberación de lasoledad, de los temores y la culpa. Y cuando loalcanzaba, no podía dejar de beber.

Al día siguiente, asistí a una reunión abierta deA.A., en donde oí a una mujer contar su historia debebedora, comenzando con su forma de beber,como adolescente. Me sonaba familiar. Era posibleque me estuviera convirtiendo en alcohólica,pensé. Quizá lo fuera ya.

Así que me uní a A.A. Pero a los 19 años, yo era“demasiado joven.” Me dije a mí misma y a losdemás, “No puedo divertirme sin el alcohol. Meestoy perdiendo muchas cosas.” Volví a beber — yvolví a A.A. Seguía pensando que era demasiadojoven, y buscaba la compañía de miembros de A.A.que estuvieran de acuerdo conmigo — y volví abeber. El temor, la soledad, la culpa, losremordimientos, y los sufrimientos aumentaron amedida que progresaba mi alcoholísmo.

No obstante, volví a la escuela y, un fin de sema-na de octubre, tuve una cita con alguien de otrauniversidad para asistir a un partido y a la fiestapara festejar el nuevo año escolar. Me fui tempra-no de la residencia para alejarme de las otrasmuchachas y conseguir algo para beber. Regreséjustamente cuando llegó el amigo con quien estabacitada, y le convencí para ir a tomar unos tragos.Se iba acercando la hora del partido, y le convencípara que nos quedáramos en la cervecería, enlugar de ir al partido. Luego, perdí el conocimiento

23

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 23

Page 24: Los Jovenes y AA

y no recuerdo haber firmado el libro al volver ala residencia.

Al día siguiente, me entró el pánico; pero losbuenos amigos que me habían acompañado measeguraron que yo no había hecho nada de-masiado escandaloso. No obstante, me sentíaenferma, con resaca, llena de desprecio y asco demí misma. Al vestirme, no podía soportar mirarmeen el espejo; mi vanidad sufrió un rudo golpe.

Acababa de sufrir mi primera resaca ymi segunda laguna mental — y así se esfumarondos de las excusas que había utilizado paraconvencerme a mí misma de que no era alco-hólica. Seguía repitiendo todo el día, “no voy avolver a beber nunca más.” Luego pensaba, “esoes lo que aquella gente de A.A. decían que sehabían prometido a sí mismos — pero el asuntoseguía empeorando.”

Esa noche, regresé a casa en avión, y lleguéjusto a tiempo para asistir a una reunión de A.A.Quería cambiar mi forma de vivir. No quería seruna atea dependiente de la bebida. Quería libe-rarme del temor, de la soledad y de la necesidadde ponerme una máscara. Quería tener confianzaen mí misma. Esa vez, les creí a los miembros deA.A. cuando decían que la confianza en uno mismollegaría con la sobriedad. Esa vez, yo tenía unanueva actitud. Si otros miembros creen que yo soydemasiado joven, eso es su problema. Yo voya quedarme.

Esa nueva forma de vivir comenzó una semanaantes de cumplir los 21 años. Me hizo posiblevolver a la universidad y volver a participar en lasactividades universitarias. Después de un año enel programa de A.A., me eligieron oficial del go-bierno estudiantil — de nuevo. Después de dosaños, recibí dos títulos y la aceptación en laescuela para graduados.

En una época, tenía miedo de que mis activi-dades sociales se vieran disminuidas si no bebía.Por el contrario, según he ido sintiéndome menospreocupada por no beber, me he ido divirtiendomás, y ha sido posible hacer amistades. Los princi-pios de este programa me han abierto nuevaspuertas, me han dado nueva esperanza y unacapacidad de disfrutar plenamente de la vida.

24

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 24

Page 25: Los Jovenes y AA

JuliaSe unió a A.A. a los 20 años

“Llegué a la conclusión de que meestaba volviendo loca.”

Me tomé una cerveza a los 13 años, y una vez en laescuela secundaria bebí un vaso de vino — sinduda, algo que se encuentra muy lejos del alco-holismo. Me gradué de la escuela secundaria rela-tivamente joven, y con honores. Me casé a los 17años, con intención de ir a la universidad mientrasmi marido, que era marinero, se encontraba nave-gando. Ocho meses más tarde, mi matrimonio sehabía acabado.

Veo este período de mi vida como una época degran confusión, pensamientos conflictivos, profundadesesperación y el comienzo de mi alcoholismo. Porprimera vez, me emborraché y me sentía todo-poderosa, liberada de todos los temores y tensiones,como si hubiera encontrado el secreto de tener éxitoen la vida. Me desagradaba el olor y el sabor dellicor — pero, qué maravillosos efectos tenía.

Bebía tan a menudo como fuera posible, tratan-do siempre de emborracharme y de llegar a aque-lla maravillosa sensación de felicidad y liberación.Si tenía que causar una buena impresión, o si lacantidad de bebida que tenía no era suficiente paraobtener el efecto deseado, no bebía en absoluto.

El beber me produjo varias resacas y algunoslapsos de memoria, los cuales yo atribuía a midepresión y mis trastornos emocionales. En variasocasiones, también experimenté temblores incon-trolables. Supuse que esto se debía a algún malcardíaco — a la tierna edad de 18 años.

Al darme cuenta de haber entrado en un círculovicioso, de haber relajado mis principios morales yde estar gastando en “diversiones” el dinero quedebería estar dedicado a otras cosas, traté de ocul-tar mis temores bebiendo aún más. Mi trabajoestaba en peligro, y mi madre, a 2,000 millas dedistancia, me enviaba cartas amenazadoras,exigiéndome que volviera a casa. Así que volví acasa, y bajo la insistencia de mi madre, busquéayuda psiquiátrica. Por supuesto, nunca le men-cioné al médico la bebida. Porque estaba convenci-

25

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 25

Page 26: Los Jovenes y AA

da de que todos mis problemas eran el resultadodirecto del divorcio de mis padres. Hablé con élsolamente de mis años preescolares.

Resentida de lo que consideraba una intro-misión familiar, decidí cambiarme de residencia.Mi padre vivía en Missouri, y me aceptaron en unauniversidad de su ciudad. Así que, con bastanterecelo, mi madre me ayudó a hacer las maletas.¡Qué tremenda suerte! A mi padre le gustababeber antes y después de cenar y no le importabaservirme mis tragos. Yo tenía grandes esperanzasde asistir a la universidad y tener un trabajo demedia jornada. Y aquí estaba el alcohol para libe-rarme de las tensiones hasta que pudiera resolvermis trastornos mentales.

Sucedió que pasaba tanto tiempo bebiendo quepospuse por otro semestre el inscribirme en la uni-versidad. Durante esos meses, mis borracheras“alegres y festivas” empezaron a convertirse endepresiones suicidas. Esto lo atribuí a no beber lamarca apropiada, así que seguía experimentandocon cualquier cosa que tuviera alcohol. Pero siem-pre acababa como una borracha sensiblera,llorona, solitaria y apestosa. Mis temores aumen-taron así como mis lapsos de memoria, y mi “malcardíaco” empeoró.

Tras consultar con otros dos siquiatras, llegué ala conclusión de que me estaba volviendo loca.Sabía que algún día me derrumbaría por completo.No tenía el valor de suicidarme, porque lo consi-deraba un pecado imperdonable. El Dios temible ycastigador que me había imaginado no toleraría talacción. Pero, ¿una depresión nerviosa? Seguro queEl no me iba a culpar por esto. Las lagunasmentales empezaron a agradarme, porque no eranmás que una señal de que el fin se encontraba cer-cano. Mi mayor problema era conseguir suficientealcohol, píldoras o ambas cosas para arreglár-melas hasta el colapso final.

Pero mi depresión nerviosa no progresaba consuficiente rapidez, así que al año siguiente fui a verotro psiquiatra. Si tan siquiera él pudiera ayudarmehasta que cumpliera 21 años — ¡aún faltaba un añoy medio! Seguí viendo a este médico porque medaba píldoras gratis. Sin que él lo supiera, yo teníaotras fuentes. Luego llegó el día terrible en que me

26

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 26

Page 27: Los Jovenes y AA

dijo, “Para la persona normal, estas píldoras no sonadictivas. Pero para ti, con tu personalidad adictiva,sí lo son.” El había mencionado antes el alcoholismo,y ahora hablaba del valor, la fortaleza y la ayuda quela gente de A.A. obtenían unos de otros.

La idea de que yo fuera alcohólica era, porsupuesto, absurda. No obstante, por temor a que seacabara mi provisión gratuita de píldoras, y paraaliviar las presiones familiares, asistí a una reuniónde A.A. Me impresionaron la amabilidad, sinceridady la franqueza de la gente. Les oí contar sus historiasde cárceles y alucinaciones, y me dije que sin dudame uniría a ellos si algún día me encontrara tan mal.

Cuando en unas vacaciones volví de nuevo abeber, volví a buscar la ayuda de A.A. Pero sentíaque ese no era mi lugar, como no lo era ningúnotro. Me parecía que entre los otros y yo había unaseparación de una generación — a veces dos.Escuchaba sus relatos de sus años de grandesbebedores, de una guerra de la que yo había leídoen la historia, de los días de la Ley Seca de los quetambién había leído, y de otras épocas y problemasque no tenía ninguna relación conmigo. Lasmujeres trataban de mostrarse amistosas, peroinvariablemente empezaban a tratarme como a unahija. A veces casi quería gritarles: “No me hablencomo a una niña sino como a una de ustedes.”

(Desde aquel entonces, algunas de ellas me handicho que les parecía tan joven y confundida quetenían miedo de decirme algo inapropiado, por loque algunas simplemente no decían nada. Ahora loentiendo. Conozco a alguien de 14 años y, si lopuedes creer, alguien de nueve años en A.A. Y amis 25 años, me encuentro mostrando mis ins-tintos maternales cuando hablo con ellas.)

Nunca sentía intimidad con nadie, rechazaba laamistad, escuchaba con una mente cerrada, seguíasus sugerencias a la buena de Dios. Seguía creyen-do que tenía un problema mental, no alcohólico. Yempecé otra vez a beber.

Instalada en mi propio cuarto, cerca del trabajoy de los bares, durante dos meses vivía hundida enlas viejas depresiones, angustias y molestias.Observaba a otros en las cantinas baratas, y silen-ciosa y desesperadamente gritaba, “¡No, no soyalcohólica, no estoy tan mal!”

27

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 27

Page 28: Los Jovenes y AA

Finalmente me encontré en un cuarto de unhotel barato, con píldoras, vino, vodka y ginebra.Una muchacha de 20 años, tirada en el suelo vomi-tando en una caja de zapatos, demasiada enfermapara llegar hasta el baño. Otra vez, la muda peti-ción de socorro. Y esa vez, las alucinaciones. Perocon la ayuda de una residente no-alcohólica delhotel, logré por fin volver a A.A.

Después de solamente ocho meses desobriedad, me casé con otro miembro de A.A. Mehe visto bendecida con el nacimiento de dos hijos,y hay otro en camino para dentro de poco tiempo.

Después de cinco años de sobriedad continua,voy andando con pasos más ligeros, con el co-razón más tranquilo. ¿Cómo funciona A.A.? No sé.Solo sé que sí funciona. He tenido la oportunidadde reconstruir toda mi vida, un día a la vez, enlugar de limitarme a dejar pasar los pocos añosque me quedaban.

Ahora muchos de mis amigos de A.A. son deuna o dos generaciones anteriores, pero no hayseparación. A.A. tiene cabida suficiente para todos.Cada generación contribuye a A.A. con sus pro-pios dones, talentos y pensamientos. Cada unaaporta sus propias ideas y creencias. Todos te-nemos nuestra enfermedad común del alcoholis-mo, nuestro libre albedrío y el derecho de prac-ticar los principios de A.A. tal y como nosotros losentendemos, por la mediación de un Poder supe-rior a nosotros mismos.

Creo en Dios, en la bondad de la gente, en laperfección del universo. Sobre todo creo que soyuna alcohólica que, por hoy, y por la gracia deDios, puede andar sobria por la tierra.

AlfonsoSe unió a A.A. a los 21 años

“Yo sabía para qué iba a launiversidad — para pasarlo bien.”

Comencé a tener problemas con la bebida desdeel principio. En el segundo año de la secundariafui a mi primer baile de gala. Llevamos a las chicasa casa temprano y después fuimos a casa de uno

28

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 28

Page 29: Los Jovenes y AA

de los muchachos. Sus padres se habían ido apasar fuera el fin de semana. Todos bebimosmucho, y acabamos bebiendo directamente de labotella. Esa noche, a los 14 años de edad, experi-menté mi primera laguna mental.

Durante los siete años siguientes, mi forma debeber y mis dificultades empeoraban progresi-vamente. Todo el tiempo que estuve en la escuelasecundaria, bebía siempre que se presentaba laoportunidad de hacerlo. A los 15 años, me lasarreglé para obtener un documento falso para queme sirvieran en los bares. A los 16 compré miprimer automóvil y empecé a mezclar el beber conel manejar, con los resultados típicos.

Logré ingresar en una buena universidad. Yosabía para qué iba a la universidad — para pasarlobien y obtener un título. Si además aprendía algo,eso sería un beneficio complementarlo. Me hicemiembro de la mejor fraternidad de estudiantes.La mayoría de los hermanos eran atletas; losdemás juerguistas. Ya que yo tenía pocas aptitudespara el atletismo, me uní a los juerguistas.

En la universidad, el éxito se medía por la canti-dad de fiestas a las que asistía, las citas que teníacon las muchachas y las veces que me emborra-chaba. Nunca trabajaba más de lo necesario paraque no me expulsaran. Hacer más que lo mínimopara aprobar habría sido un desperdicio de esfuer-zos, y podría dedicarse mejor a “pasarlo bien.” Laslagunas mentales eran más frecuentes. No les hacíacaso, excepto para considerarlas como indicaciónde haberme divertido mucho la noche anterior.

En esa época, el encargado de la disciplina mellamó a su despacho. Un amigo y yo habíamos idoal apartamento de una secretaria después de quecerraran el bar, y ella no nos trató con el debidorespeto. Para darle una lección, nos fuimos con lamitad de sus pertenencias. Nos denunció a lasautoridades, y recibimos una amonestación. Esoocurrió en mi primer año.

El segundo año, llevé un automóvil a la escuela.Ahora podía tener más citas e irme los fines desemana a otras universidades. En la primavera, elpresidente de la fraternidad me advirtió que a loscompañeros les parecía una buena idea que merefrenara un poco, porque estaba criando mala

29

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 29

Page 30: Los Jovenes y AA

fama a la fraternidad por toda la universidad. Ledije que no era asunto suyo; ellos me teníanenvidia por lo mucho que yo me divertía, mientrasque ellos tenían que trabajar para poder seguir enla universidad. Poco después, el encargado de dis-ciplina me llamó otra vez a su despacho.

Mi tercer año fue con mucho el peor. Paraempezar, fui a la escuela una semana antes detiempo y no estuve sobrio ni un solo día de esasemana. Ya se había iniciado la progresión.Después de empezar el curso, la mayoría de losdías ni siquiera intentaba asistir a las clases.

En diciembre, me llamaron de nuevo al des-pacho del encargado de la disciplina, y me enviarona la clínica de salud mental para que viera a unpsiquiatra y me sometiera a unas cuantas pruebas.El médico me dijo que tendría que abandonar launiversidad y hacer algo con respecto a mi proble-ma con la bebida. Me quedé estupefacto. ¿Quéproblema con la bebida? Le dije que dejaría debeber si me permitieran quedarme; pero él trató deconvencerme de que yo había perdido el control.

Se me quitaron las ilusiones. De pronto, la fies-ta había llegado a su repentino fin. Esa tarde mefui de la universidad.

El día después de la Navidad, me ingresaron enuna clínica psiquiátrica de Manhattan. El mejoradjetivo para describir mi estado sería “confuso,”respecto a lo que había pasado y lo que iba apasar. Cuando alguien trataba de hablar conmigo,mi única respuesta era llorar. Con el paso del tiem-po, llegué a poder hablarle al médico con bastantefranqueza acerca de mi forma de beber. Por finllegó el día en que pude admitir la posibilidad deser alcohólico.

Después de seis meses, me dieron el alta. Hacíaaños, en 1959, mi padre había asistido a suprimera reunión de A.A., y mi madre era miembrode Al-Anon (para parientes y amigos de losalcohólicos). Yo había asistido a muchasreuniones con mis padres. No obstante, cuandosalí del hospital, no hice el menor esfuerzo paraponerme en contacto con A.A. Me mantuve sobriodurante dos meses y luego me tomé el primertrago, tratando de encontrar las “diversiones” queme estaba perdiendo.

30

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 30

Page 31: Los Jovenes y AA

Seguí bebiendo dos meses y las cosas iban cadavez peor. Por fin llegó el día en que me convencíde que el alcohol me tenía derrotado, y que nece-sitaba ayuda. Esa noche asistí a mi primerareunión, tratando de encontrar una solución a miproblema. Eso sucedió hace más de dos años. Nome he tomado un trago desde entonces, un día a lavez. La comprensión que la gente de A.A. memostró fue lo primero que me impresionó. No sesorprendieron por mi historia de bebedor.Simplemente hicieron un gesto para indicar quesabían de lo que yo estaba hablando.

Capté inmediatamente la importancia de doscosas: asistir asiduamente a las reuniones, yquedarme con los ganadores. Todas las noches ibaa las reuniones y trataba de asistir a las reunionesde medianoche siempre que podía. Al cabo dedos meses, le pedí a un hombre que fuera mipadrino. Resultó ser de gran ayuda, dándome lasrespuestas y el aliento que yo necesitaba para cua-jar en el programa.

Al principio me molestaba ser joven. Pero loshombres que se unieron al programa cuando yaeran mayores y se quedaron, me daban alicientepara hacer lo mismo. Me di cuenta de que un hom-bre de 60 años o más se enfrentaba al mismo pro-blema que yo, pero al otro extremo del espectro.

A.A. me ha dado la vida y la cordura, dos cosas quehoy tengo en gran aprecio. Ha sido un proceso lentoel construir un nueva vida, vida que nunca había soña-do que pudiera existir para mí. Mucha gente dedicógran cantidad de tiempo y esfuerzo para que yo lle-gara a ser quien soy, y siempre me es grata laoportunidad de pasarle a otros lo que yo tengo.

He vuelto a la universidad, y probablemente esteaño mi nombre aparecerá en la lista de estudiantesdistinguidos. Mi concepto de “pasarlo bien” ha cam-biado mucho. Hoy día hay un equilibrio en mi vidaentre los estudios, A.A. y hacer otras cosas que megustan. Tengo todo esto manteniéndome alejado delprimer trago, un día a la vez. Existe la posibilidad deque pueda emborracharme una vez más, pero de serasí, no estoy seguro de que tenga otra oportunidadde recuperarme.

31

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 31

Page 32: Los Jovenes y AA

FernandoSe unió a A.A. a los 22 años

“El día 4 de julio fui agraciadocon la independencia del alcohol.”

Nací y me crié en el seno de una familia muyestricta. Nunca he sido acusado de manejar bajolos efectos de alcohol, y únicamente lo he hechoen una sola ocasión. Nunca he perdido un trabajoni me he divorciado y siempre he tenido muchosamigos y compañeros de tragos. Nunca acabé enlos barrios bajos ni tuve el aspecto de los que seven allí. Eso es lo que mi negación me decía.Racionalizaba los problemas de mi vida, como sifueran la culpa de mi padre, mi novia o mi jefe. Alver la gente de A.A. me decía que si yo fuera tanviejo o me encontrara tan mal como ellos, dejaríade beber. Decía, “para ti es fácil decir ‘deja debeber.’ Pero yo sólo tengo 22 años.”

Cuando estaba en la escuela primaria, eramonaguillo y “explorador”. Me dieron el premiodel fiscal del distrito por buena ciudadanía y yoestaba, por lo general, muy “fuera de la onda.”Cuando empecé a beber, pronto me encontré conun grupo de muchachos de mi edad para ir dejuerga con ellos. Experimentamos con muchascosas, y nos divertimos bastante. Al comenzar laescuela secundaria, empecé a beber más amenudo, por lo menos los fines de semana. Enseguida, conseguí un trabajo de media jornadapara pagar mis diversiones. No quería dependerde nadie para obtener dinero para beber, y desdeentonces nunca he estado desempleado. Derepente, después de mucho beber y bastantediversión, yo estaba “en la onda.” En mi último añoen la escuela, tenía novias muy lindas, e iba amuchas fiestas y conciertos de rock. El alcoholhabía empezado ya a afectar mi vida en otras for-mas. Mis calificaciones en la escuela ibanempeorando progresivamente según bebía más.Ya no participaba en los deportes ni en ninguno delos clubs estudiantiles, y aunque trabajaba 25horas a la semana, nunca tenía un centavo. Misintereses habían cambiado de las aficiones sanasde la adolescencia a la bebida. Todos los díasbebía y/o tomaba alguna droga, experimentaba

32

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 32

Page 33: Los Jovenes y AA

lagunas mentales, y había empezado a maltratar aalgunas de las muchachas con quienes salía.

Después de graduarme de la secundaria, fui a launiversidad, y tan pronto como localicé los baresvecinos, rara vez iba a clase. No tardé mucho tiem-po en darme cuenta de que nunca haría el trabajoque allí me requerían hacer. Abandoné la escuela yempecé a trabajar como oficinista en uno de losgrandes bancos de Nueva York. Con el aumentode mi sueldo, bebía aún más. Entre miscompañeros de trabajo pronto encontré a algunosjuerguistas como yo. Al poco tiempo, estaba bebi-endo antes de trabajar, durante el almuerzo,después del trabajo mientras esperaba el tren, y enel bar del barrio después de cenar. Algunas nochesme divertía, pero las diversiones no eran tan fre-cuentes como en la escuela secundaria. Atontadopor la bebida, hacía cosas que herían y avergonza-ban a mí y a mis amigos. Al levantarme (a vecesdespués del mediodía), abrumado por el remor-dimiento y la culpa, creía que había una sola cosaque los podía apaciguar, un trago. El alcohol memetía cada vez más en situaciones en las que noquería encontrarme. Empezaba a pensar que talvez estaba loco y la única cosa que me salvaba dela desintegración era la bebida. Constantementemis padres me amenazaban con echarme de sucasa. Parecía que nada me importaba. Estaba preo-cupado de que me echaran a la calle, de perder minovia o mi trabajo — no obstante, mi único interésera emborracharme. Mi círculo de amistades ibadisminuyendo; en ocasiones, me encontrabaemborrachándome solo en un bar tranquilo yagradable, cuando entró algún conocido. Yo noquería entablar conversación; lo único que queríaera beber, pero fingía alegrarme de verlos, porqueno quería que ellos pensaran que yo tenía un pro-blema con la bebida. Dedicaba mucho tiempo atratar de ocultar de otros los efectos que el alcoholtenía en mí. El alcohol me producía depresiones.Había tenido el sueño de vivir en la playa de lasIslas Vírgenes (desde que empecé nunca habíasalido de mi pueblo). Ahora el sueño era vivir en laplaya de las islas y beber ron hasta morirme. Estome parecía trágicamente romántico. Esperaba con-traer una enfermedad mortal para poder bebercomo yo quisiera y que nadie me fastidiara por

33

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 33

Page 34: Los Jovenes y AA

hacerlo, ya que de todas formas iba a morirme. Notenía la menor idea de que el alcoholismo era unaenfermedad mortal que con el tiempo podríamatarme.

Por fin busqué ayuda para lo que yo creía era milocura. Me imaginé que acabaría con una camisa defuerza en una celda acolchonada. El siquiatra queme vió me preguntó acerca del alcohol y las drogas.Yo sólo quería hablar de mis otros problemas; élseguía preguntando acerca del alcohol y las drogas.Finalmente me convenció para que fuera a unareunión de A.A. Mi negación seguía valiéndose delpretexto de mi edad y mi falta de una historia debajo fondo. Me sentaba en las reuniones haciendocomparaciones, diciéndome a mí mismo, “yo nuncabebía scotch por la mañana, o nunca me he metidoen problemas con la policía. Ves, no soy alcohólico.”Los A.A. me explicaban que algunos fondos son másbajos que otros, y que lo que importaba no era cuán-to bebía, sino cómo me afectaba. Pronto me concen-tré en identificarme con las emociones y la situacióngeneral de los oradores, en lugar de comparar losdetalles. Si mi fondo era suficientemente bajo paramí, lo era también para A.A. “El único requisito parahacerse miembro de A.A. es el deseo de dejar labebida,” me dijeron. Así que decidí probarlo.Aunque no estaba seguro de que fuera alcohólico,sin duda alguna estaba “harto de estar harto.”

Empecé a asistir a las reuniones de forma regu-lar. Me agarraba al hecho de que no tenía que seralcohólico para asistir a las reuniones de A.A.Tenía el deseo de dejar de beber sólo por hoy.Hice uso de algunos de los números de teléfono yacepté algunas de las atenciones que otra gente deA.A. me daban. Sentí un gran alivio al empezar acomprender que ni era malo ni tenía falta de volun-tad; estaba enfermo. Por fin, el día de 4 de julio, fuiagraciado con la independencia del alcohol. En 90días asistí a 90 reuniones y conseguí un padrino.Fui a muchas reuniones de principiantes, y ésteera un nuevo comienzo. Seguí todas las sugeren-cias que pude, y empecé a participar en el servicio.He prosperado en mi carrera, de oficinista en unbanco ahora he pasado a ser un oficial de com-praventa de acciones en una importante agenciade bolsa. Y aunque las relaciones con mi familia,mis amigos y mis colegas no son perfectas ni sin

34

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 34

Page 35: Los Jovenes y AA

problemas, ya no están devastadas por los efectosde la bebida y las drogas. Hoy, sobre todo, soy unmiembro de A.A., dedicado a la recuperación, alservicio y a la unidad; y también me encuentrolibre para llegar a ser lo que quiera ser, sin elobstáculo del alcohol.

GraciaSe unió a A.A. a los 24 años

“El vacío que tenía adentroahora está lleno...”

Siempre me sentía distinta de otra gente, y lo soyen muchos aspectos. Soy una hispana que vive enun barrio de anglos. Fui adoptada de niña, y mipadre era alcohólico. No me resultó fácil el seraceptada, pero hice un gran esfuerzo para lograrlo.Cambié mi personalidad, mi forma de vestir y miacento. Cuando me tomé el primer trago, tambiénestaba tratando de ser aceptada — esa vez por miscompañeros de trabajo.

Después de graduarme de la escuela secun-darla, con buenas calificaciones, encontré mi pro-pio apartamento y un trabajo de secretaria en unaimportante agencia de contabilidad. Me sentíamuy entusiasmada por trabajar en una compañíabien reconocida, por tener un sueldo semanal y laoportunidad de convertir mis sueños en realidad.Tenía planes de seguir con mis estudios en clasesnocturnas, conseguir un título universitario y conel tiempo hacerme asistente social.

Pero, tenía tanto miedo como entusiasmo.Miedo de no ser aceptada por mis sofisticadoscolegas, miedo de ser rechazada por mi acentohispano, miedo de no llegar a tener éxito comosecretaria ejecutiva.

El día que recibí mi primer sueldo, algunassecretarias me invitaron a ir con ellas a almorzar.Fuimos a un sitio agradable y todas pidieron tragosantes del almuerzo y, por lo que decían, me parecíaque lo hacían muy a menudo. La única bebida alco-hólica que yo había probado antes era vino aguadoen algunas ocasiones especiales en mi casa y me dicuenta de que no debería pedir, “un vino aguado,por favor,” así que pedí una ginebra con tónica,

35

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 35

Page 36: Los Jovenes y AA

porque eso era lo que las otras estaban tomando.Me encantó. Me convertí en una mujer alta,

rubia, atractiva y muy sosegada. A partir de esto,salía con ellas regularmente después del trabajo, alprincipio sólo una noche a la semana y, con eltiempo, todas las noches. Bebía a la hora delalmuerzo, no solamente los días de pago, sinotodos los días. Me sorprendió la capacidad quetenía para aguantar el alcohol. Siempre parecíatomar más que las otras y mientras que ellas aveces se mareaban o se comportaban descarada-mente o tenían resaca por las mañanas, esto a mínunca me pasaba, al principio. Más tarde, cuandollegué a A.A., me enteré de que una gran capaci-dad para aguantar el alcohol a menudo es unaseñal de que se avecinan graves problemas.

Por mucho que me gustara el beber y los efectosque me producía, empecé a tener algunas inqui-etudes. Por gastar tanto dinero en bebidas, no teníanada reservado para las clases nocturnas; algunosde los hombres con quienes salía se molestabanconmigo cuando lo único que yo quería hacer erabeber; mis viejos amigos de la escuela secundariadejaron de incluirme en sus planes porque yo siem-pre ponía la bebida en primer lugar. Todo eso pasómuy rápidamente y en un plazo de dos años nopodía hacer más que ir a trabajar y beber.

Pero mi forma de beber cambió. Ya no experi-mentaba esa maravillosa “elación” producida porlos primeros tragos. Me sentía como si siempretuviera la gripe y empecé a beber cosas diferentes— whisky, cerveza, vino, vodka — tratando derecobrar esa sensación. Lo único que conseguíaera una sensación de dolor sordo — y paranoia.

Durante todo ese tiempo me quedé en el mismotrabajo, pero solo fingía hacerlo. Cuando sonaba elteléfono, o mi jefe quería hablar conmigo, me entra-ba un gran pánico. Las paradas de autobús, el tráfi-co, los cosas que se movían, las cosas que estabanquietas — todo me atemorizaba. Nunca se me ocur-rió que mi estado mental estaba relacionado con miforma de beber. Durante un par de años, seguíabebiendo de la misma forma — todos los días deentresemana y los fines de semana, en fiestas, siem-pre con otra gente, nunca sola. Pero aunque miforma de beber no cambió mucho, yo sí lo hice.

36

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 36

Page 37: Los Jovenes y AA

Hacía todas las cosas que me había prometido nohacer nunca. Me odiaba a mí misma por las cosasque hacía y por las cosas que no hacía. La vidaparecía no tener sentido, y me sentía vacía adentro.No sabía lo que era peor, vivir o morir.

Llegó el momento en que perdí mi capacidadpara aguantar el alcohol y empecé a ponerme muyborracha bebiendo poco. Incluso mi compañerosde tragos parecían avergonzarse de estar conmigoporque yo empezaba a tener discusiones estrepi-tosas, me llevaba a mi casa a los novios de misamigas, y perdía el sentido en los lavabos de todoslos bares de la ciudad. De vez en cuando, pensabaque la bebida era la causa de mi cambio de perso-nalidad; pero la mayor parte del tiempo, creía queme estaba volviendo loca. Me hice muchas prome-sas a mí misma: voy a reservar algún dinero para laescuela, voy a buscar nuevos intereses, voy a veralgunas películas, voy a irme de vacaciones, voy ahacer nuevos amigos. Olvídalo. No podía hacernada más que beber y sentir dolor.

De vez en cuando oía en la radio un anuncio deA.A., o veía en las librerías libros sobre el alco-holismo, y me preguntaba, “¿es eso lo que eres,Gracia, una alcohólica?”, pero sabía que no lo era.Todavía tenía un trabajo, y soy demasiado joven ysoy una mujer. Pero aquellos libros y anuncios deradio debían de haber sembrado una semilla,porque la palabra “alcohólica” empezaba a tenerun efecto en mí.

Alrededor de la misma época, se creó en micompañía un programa de asistencia paraempleados y había todo tipo de reuniones deempleados y folletos que decían lo fantástico queera que cualquier empleado que tuviera cualquierproblema podría ir a ver a alguien y conseguirayuda gratis. No tenía la menor duda de que nece-sitaba ayuda, pero no sabía para qué.

Pero mi jefe sí lo sabía. Se dio cuenta de quealgo andaba mal y se veía en mi trabajo y en miactitud. Yo le tenía un gran respeto y cuando mehabló acerca de lo irregular que era mi trabajo yde mis súbitos cambios de humor, me sentí muyenojada y humillada. Pero porque lo apreciaba ynecesitaba mi trabajo, acepté ir a hablar con lagente del programa y obtener algún tipo de ayuda.

37

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 37

Page 38: Los Jovenes y AA

Pero todavía no sabía de qué tipo — ¿un mani-comio, píldoras, un préstamo para la universidad,un buen novio? ¿Qué?

La consejera con quien hablé me puso las cosasmuy fáciles. Era una persona de carácter muy bon-dadoso y, a pesar de lo airada y recelosa que yohabía llegado a ser, algo dentro de mí todavíapodía abrirse a una persona de tanta bondad.Después de hacerme muchas preguntas — perotambién escucharme y escucharme de verdad —dijo, “Háblame de tu forma de beber, Gracia.” Medesmoroné por completo.

Mientras yo estaba con ella, la consejera llamópor teléfono a una mujer que se iba a convertir enmi primer contacto de A.A. Hablé entonces con esemiembro de A.A. y una voz tremendamente calurosame dijo, “Ya ha pasado lo peor, Gracia.” Lloré y lloréde alivio. Esperaba que ella tuviera razón.

Esa noche, asistí a una reunión de AlcohólicosAnónimos con aquella mujer y, a pesar de lotemerosa que estaba — de fracasar, de no seraceptada — no olvidaré el ambiente de verdaderaaceptación que había en esa sala. No recuerdo loque dijo la gente, solo recuerdo cómo me sentía.Me sentía como en casa y quería quedarme.

Al principio, no creía que pudiera dejar debeber, porque hacía seis años que no había estadosobria. Pero con el tiempo, llegué a darme cuentade que podía dejar de beber, un día a la vez. Fui areuniones de todo tipo — abiertas, cerradas, deprincipiantes, de gente joven, para mujeres — yme gustaron todas. Me siento verdaderamenteentusiasmada por la variedad de gente que seencuentra en A.A. Y me encanta especialmenteescuchar compartir a todo tipo de personas acercade cómo utilizan los Doce Pasos para recuperarsedel alcoholismo. Es probable que haya tantas for-mas distintas de utilizar los Doce Pasos como haymiembros de A.A. y esto me parece una maravilla.Todos tenemos mucho parecido y, también,somos individuos. Voy buscando mi propia formade ser quien soy.

Ahora llevo tres años sobria en A.A. Mi vida y laopinión que tengo de mí misma han mejoradotremendamente. Ahora tengo más amigos quenunca. El vacío que tenía adentro ahora está lleno.

38

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 38

Page 39: Los Jovenes y AA

He encontrado lo que siempre estaba buscando: laaceptación de otros y de mí misma. Me consideromuy afortunada de que, por ser de ascendenciahispana y bilingüe, puedo ayudar a las mujeres dehabla hispana recién llegadas a A.A. Por fin, hepodido reservar algún dinero para ir a la escuelanocturna y en un par de años espero tener mitítulo de asistente social. Es muy emocionantepoder hacer planes hoy y tener una razonableseguridad de llevarlos a cabo. Cuando llegué aA.A., lo único que quería hacer era quitarme eldolor. Hoy quiero seguir viviendo.

JoséSe unió a A.A. a los 25 años

“Un refugio seguro…”

Cuando bajé del autobús y pisé la nieve de NuevaInglaterra, mi madre me dio un beso y un fuerteabrazo y me presentó a su amigo de A.A., un hom-bre mayor, cuyo aliento formaba nubes en el airefrío. Algo achispado gracias a la botella que teníaescondida en mi maleta, apenas le hice caso al Sr.A.A., e insistí en saber a dónde nos llevaba en suauto. La casa de mi madre se encontraba en elsentido opuesto, pero él seguía sin decirme nada.

No me puse a gritar ni a luchar cuando meabrieron la puerta del centro de desintoxicaciónlocal. Yo era demasiado listo para comportarmeasí. Me aferré orgullosamente al hecho de habertenido una formación en los mejores colegios pri-vados y de ser diplomado en la universidad. Podríatragarme el orgullo por los cinco días que durarael tratamiento para quitarme a mi madre de enci-ma, y luego regresaría en autobús a la ciudad.Cuando vi a la enfermera jefe, pronto me escurrídel salón para tomarme el último trago en el baño.Así estaba yo acostumbrado a beber, ocultándolode otros, fueran cuales fueran las circunstancias.

La mayoría de los que había allí eran mayoresque yo — los veía envueltos en batas blancas y za-patillas de papel, errando por los pasillos. Conocí aun viejo desdentado de nombre Pedro, que me con-taba sus “historias de guerra.” “El alcohol me dio elvuelo y luego me quitó el cielo.” Poco convencido,

39

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 39

Page 40: Los Jovenes y AA

yo le seguía el humor, mirando las cicatrices de sucara. Matábamos el tiempo jugando a las damas yviendo la televisión. Comíamos muchas galletas ybebíamos mucho café y vimos una película titulada“La Tiza Avisa”, que trataba de una pizarra y unsacerdote y los efectos que tenía en el cuerpo laingestión de alcohol.

Después de ser dado de alta, volví a decir a mimadre que no había la menor posibilidad de que mesometiera a seguir un tratamiento complementarioen un centro de rehabilitación en Vermont — nipensar que yo fuera a atrasarme otras tres semanas.Mi novia me estaba esperando, ansiosa de dar labienvenida a casa a su héroe sobrio. Prometí a mimadre que asistiría a las reuniones de A.A. en laciudad. De regreso a casa, sentado en el autobús,admiré las joyas que había robado del joyero de mimadre. Ella siempre me había dicho que meregalaría algunas cuando me casara, y, por ello,supuse que, en efecto, eran mías. La verdad era queno quería conseguir un trabajo para mantenerme amí mismo y a mi novia, aunque estábamos viviendojuntos. Empeñaría algunas de las joyas para com-prar alcohol, no para pagar el alquiler. Creo que mifilosofía de la vida era que el mundo tenía conmigola deuda de sostenerme.

Mi novia trabajaba bailando en clubs nocturnosasí que yo tenía las tardes libres para ir a lasreuniones de A.A., cosa que hacía para que elladejara de fastidiarme. No me parecía que el sótanode una iglesia, lleno de humo, fuera el mejor lugarpara pasar la noche de un sábado. Casi salté de miasiento cuando un viejo tosco me tocó ligeramenteel hombro diciéndome, “Hola, me llamo Alfonso.Prepárate porque vas a emprender el mejor viajede tu vida — no te tomes el primer trago, ven a lasreuniones y todo irá mejor.” Cuando se levantó,dijo, “Lo único que tienes que hacer es traer elcuerpo, ya le seguirá la mente,” en un tono que mehizo sentirme muy molesto. Aquí me encontrabade nuevo en una especie de escuela horrible conmaestros sabelotodos que me echaban sermones.La mayor pega que tenía esta escuela es que nuncate llegas a graduar. Una sola mirada a la palabraDios en los Doce Pasos, colgados de la pared comosi fueran las sagradas escrituras, me hizo ver clara-mente que esta Comunidad de almas de-

40

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 40

Page 41: Los Jovenes y AA

silusionadas no era el lugar para mí. Que los viejosencuentren una nueva familia y una nueva religiónen A.A. para reemplazar las que perdieron.Necesitan algún tipo de premio de consolación porhaber fracasado en la vida. Soy demasiado jovenpara jurar no beber nunca jamás, para retirarme dela vida. Me resultó imposible identificarme con lahistoria de alguien que había perdido su familia osu carrera a causa del alcohol porque, según lo veíayo, mi vida ni siquiera había empezado. Tenía gran-des planes, mucho que vivir, sitios que visitar,gente que conocer. Claro, todo estaba aplazadohasta que aprendiera a beber sin riesgo, pero todoesto cambiaría cuando la gente se diera cuenta delo estupendo que yo era. El viejo Alfonso se referíaal alcoholismo como una enfermedad mortal —palabras intimidantes que me entraban por un oídoy me salían por el otro. Por cada asiento ocupadoen aquella sala, incluido el mío, había incontablespersonas allí afuera matándose con el alcohol.

Al mirar hacia atrás, la verdad está clara: En mimente sabía que necesitaba el programa de A.A.,pero no lo deseaba suficientemente en misentrañas. ¿Cómo que no podía volver a ir a unafiesta? El alcohol — por lo menos, según creía yo— me hacía posible convertirme en el ideal decualquier persona, sin tener que considerar quienera yo realmente. En lugar de dejar de beber parasiempre, quería llevar una vida intensa, morirjoven y, si llegara a ser así, la gente podría llorarante un hermoso cadáver el día de mi funeral.Opté por abandonar las salas de reunión de A.A. yvivir en el oscuro apartamento de mi novia, bebien-do y mirando la televisión. Entreabría las cortinasy miraba por la ventana a la gente normal decamino a sus trabajos y me odiaba a mí mismo. Meparecía normal robar comida en el supermercado ymentir a mi novia diciéndole que lo había com-prado. Me sentía resentido por el dinero fácil queella conseguía en propinas, y no vacilaba en apro-priármelo para comprar cerveza para poder pasarla mañana y una botella de licor fuerte, todo lo cualme llevaba a beber sin parar. Una vez, a la media-noche, en un arranque de ira por haber sido des-pertado de mi sopor alcohólico, rompí a puñetazosla puertaventana del dormitorio. Bebí en la sala deurgencia antes de que el cirujano de guardia me

41

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 41

Page 42: Los Jovenes y AA

pusiera 38 puntos en las manos. En otra ocasión,pasé una noche entera bebiendo en espera deingresar en un centro de desintoxicación, unainstalación administrada por el ayuntamiento. Elencargado me asignó una cama en el pabellón.Algunos alcohólicos pasaban la noche gimiendo,mientras otros vomitaban ruidosamente en suscubos. En un momento de lucidez, me vino a lamente lo que dijo el viejo Alfonso, “Es más fácilmantenerte sobrio que lograr la sobriedad.” Unamañana, después de una pesadilla de ser privadodel alcohol sin medicamento, oí por el patio lasvoces del coro de una iglesia que me sonabancomo un coro de ángeles cantando a las Puertasdel Cielo. Cinco días después, un consejero mellamó a su oficina para decirme la dura verdad encuanto a los pacientes dados de alta. Las estadísti-cas mostraban que 34 de 35 pacientes volveríanborrachos. Mi postura era, yo les voy a enseñarque puedo superar esto de una vez por todas. Yoseré el que no vuelva a este lugar infernal. Perocuando me dejaron salir, hice exactamente lo queél dijo que yo iba a hacer: me compré una botellapara celebrar. Mi novia perdió su confianza en míy, poco después, me pidió que me marchara.

Afortunadamente, dicen que Dios ama a losniños y a los borrachos y había un lugar dondepodía quedarme. Mi padre insistía que yo fuera aA.A.; si no, me conseguiría un penoso trabajo en laconstrucción. Asistí a las sugeridas 90 reunionesen 90 días. Me dijeron que, si en ese punto todavíaquería beber, me devolverían mi angustia. Aunquesalí a beber algunas veces después de los 90 días,la semilla de A.A. estaba bien plantada.

Un día a la vez, no me tomaba aquel primertrago y llegaba a depender de las salas de A.A.como un refugio seguro de las traicioneras callesde la ciudad, llenas de bares y tiendas de licor.Trataba de no comparar mi edad ni mi propia his-toria con las de otros miembros. El único requisitopara hacerse miembro de A.A. es el deseo de dejarla bebida. Trataba de identificarme con los sen-timientos de la gente que compartía su experien-cia, fortaleza y esperanza para poder mantenersesobria. El principiante aprende que no tiene quetomarse un trago nunca más. Me era difícil tenerque pedir ayuda y por mucho tiempo no lo hice,

42

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 42

Page 43: Los Jovenes y AA

pero seguía asistiendo a las reuniones y la genteempezaba a echarme de menos si no iba. No habíaotro lugar donde pudiera recibir tanta atención eincluso aplausos por compartir lo malo que era elestar borracho. Empecé a ver que había gente demi edad y aún más jóvenes sentados conmigo en laprimera fila. Cuando los veteranos me dijeron lomuy afortunado que era por haber recibido el men-saje de A.A. cuando era joven y así evitarme laspenas “por venir,” empecé a dejar de condenar,criticar y quejarme, y a mostrar más gratitud en miactitud. La vida ha llegado a mejorar mucho másde lo que hubiera podido esperar como princi-piante. El mensaje es: A.A. funciona.

JuanSe unió a A.A. a los 18 años

en una institución correccional

“A.A. me enseñaba una forma de vivirque era mucho mejor que la queyo estaba viviendo.”

Me llamo Juan y soy alcohólico. Vengo de unafamilia alcohólica. Soy el más joven de once hijos.Mi familia se trasladaba de un sitio a otro conmucha frecuencia. Mis padres se divorciaron cuan-do yo tenía nueve años. De niño, yo era muy tími-do y retraído. Había mucho maltrato en la familia.Siempre iba a refugiarme con mi madre cuandotemía que mi padre iba a darme una paliza.

Me emborraché por primera vez cuando tenía11 años. La bebida me quitaba el miedo de la gentey mi inseguridad, pero me condujo a muchos pro-blemas. Durante mucho tiempo culpaba a mispadres por mi manera de ser, a pesar de que yoera el que faltaba a la escuela y entraba en lascasas a robar. Cuando era adolescente, me ingre-saron cuatro veces en centros de tratamiento ytres veces en casas de transición. Además fui inter-nado varias veces en reformatorios juveniles. Laescuela nunca tenía importancia para mí y nunca laterminé. La primera vez que leí un libro desde elprincipio hasta el final fue cuando estaba en la cár-cel. Trataba de engañar a todo el mundo y de con-vencerlos de que yo no era el problema y rápida-

43

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 43

Page 44: Los Jovenes y AA

mente aprendí a decir lo que les gustaba oír a losadultos, para quitármelos de encima. No obstante,me sentía muy solo porque creía que nadie teníalos problemas que tenía yo. Hubo algunos perío-dos de sobriedad, pero sólo para complacer aotros. Durante mi último período de sobriedad, nopracticaba el programa de A.A. así que la vidaseguía siendo insoportable.

Mi última temporada de beber duró como unaño. Después de mi última borrachera me en-contré en la cárcel por tres robos con allanamientoy un asalto. No sé si puedo describir exactamentecómo me sentía, pero espero no olvidarme de ellonunca. Quería escaparme de mi cuerpo, arras-trarme hasta un rincón de la celda y morir.

Me enviaron a un reformatorio regional, a uncentro de tratamiento y a otra casa de transición.Entonces fue cuando empecé a buscar la ayuda deA.A. Allí empecé a encontrar la libertad por mediode A.A. No sabía si quería estar sobrio, pero lagente en las reuniones de A.A. seguían diciendo,“¡Sigue viniendo!” Era muy agradable de oír. A.A.me enseñaba una forma de vivir que era muchomejor que la que yo estaba viviendo. Esa gente meenseñaba a enfrentarme a los problemas cotidianosde la vida, y a no volver a sentirme solo nunca más.

Cuanto más me quito de en medio y trato dehacer la voluntad de mi Poder Superior, tantomejor es mi vida. Sé que me falta mucho caminopor recorrer, pero con este programa y Dios, séque puedo lograrlo sin esconderme ni escaparme.La libertad me viene de la práctica de los DocePasos para superar mis problemas. Cada día Diosme da nuevas “oportunidades” (a las cuales yollamo “la vida”) de aplicar los Pasos en mi vidadiaria. Todavía tengo mis días malos, debido a miobstinación, pero el Paso Once me dice que hagalo que sé que es bueno para mí y que vuelva aponerme a meditar tan pronto como pueda.También me indica que este programa trata dehacer progreso espiritual. Recientemente, hetenido la oportunidad de compartir mi experiencia,fortaleza y esperanza en un par de institucionescorreccionales donde yo había estado internado.También tuve la oportunidad de servir por mediode la estructura de servicio de A.A. Cuando hago

44

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 44

Page 45: Los Jovenes y AA

estas cosas me siento más que nunca integrado enel programa. Esto es muy gratificador. Con laayuda Dios, puedo aprender a vivir “feliz, alegre ylibre,” y mantenerme sobrio un día más.

45

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 45

Page 46: Los Jovenes y AA

¿Dónde puedo encontrar A.A.?

Muchos de nosotros encontramos A.A. en nues-tros pueblos buscando el número en la guía deteléfonos. Otros llegamos a tener conocimiento dela existencia de A.A. por medio de un consejeroescolar, un médico, un pariente o un amigo. Otuvimos nuestro primer contacto con A.A. cuandoestábamos en un hospital o centro de desintoxi-cación. Algunos de nosotros leímos artículos acer-ca de A.A. en un periódico, u oímos un anuncio enla radio o la televisión.

Y nos enteramos de que, para obtener informa-ción sobre A.A. en una área determinada,podemos escribir a Box 459, Grand Central StationNew York, NY 10163 (la dirección postal de laOficina de Servicios Generales de A.A.)

Hay varios tipos de reuniones de A.A.Las reuniones abiertas están abiertas para

cualquiera que esté interesado en A.A., ya seaalcohólico o no. En las reuniones abiertas podránescuchar historias parecidas a las de este folleto.

Las reuniones cerradas son solamente paraaquellos que tienen un problema con la bebida (ocreen que pueden tenerlo). En estas reuniones,tenemos plena libertad de comentar y hacer pre-guntas. Y se nos dan sugerencias prácticas sobrecómo mantenernos sobrios.

En las reuniones de principiantes, descubrimosque estamos al mismo nivel que cualquier reciénllegado a A.A. Incluso si a nuestro lado se encuen-tra un ejecutivo de los negocios o una abuela,todos empezamos desde cero, tratando de asimilarlo básico de A.A.

En algunas comunidades, hay grupos de gentejoven. No obstante, los miembros jóvenes tambiénasisten a otras reuniones, porque, como nuestrashistorias les han indicado, un vínculo de compren-sión une a los alcohólicos de todas las edadesy circunstancias.

46

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 46

Page 47: Los Jovenes y AA

Cuestionario Personal

1. ¿Faltas a la escuela o al trabajopor causa de la bebida?

2. ¿Bebes para perder la timidezo reforzar la confianza enti mismo?

3. ¿Afecta el beber a tu reputación?

4. ¿Bebes para escaparte de laspreocupaciones escolares ofamiliares?

5. ¿Te molesta si alguien te dice quetal vez bebes demasiado?

6. ¿Tienes que tomar un trago antesde salir para una cita?

7. ¿Has tenido problemas de dineropor comprar licor?

8. ¿Has perdido amigos desde queempezaste a beber?

9. ¿Te juntas con gente a quien leresulta fácil comprar licor?

10. ¿Beben tus amigos menosque tú?

11. ¿Bebes hasta que la botellaestá vacía?

12. ¿Has perdido alguna vez lamemoria por causa de la bebida?

13. ¿Has acabado alguna vez en elhospital o en la cárcel pormanejar borracho?

14. ¿Te fastidian las claseso conferencias acerca del beber?

15. ¿Crees tú que tienes un problemacon la bebida?

47

Sí No

� �

� �

� �

� �

� �

� �

� �

� �

� �

� �

� �

� �

� �

� �

� �

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 47

Page 48: Los Jovenes y AA

LOS DOCE PASOSDE ALCOHOLICOS ANONIMOS

1. Admitimos que éramos impotentes ante elalcohol, que nuestras vidas se habían vuelto ingo-bernables.

2. Llegamos a creer que un Poder superior anosotros mismos podría devolvernos el sanojuicio.

3. Decidimos poner nuestras voluntades y nues-tras vidas al cuidado de Dios, como nosotroslo concebimos.

4. Sin miedo hicimos un minucioso inventariomoral de nosotros mismos.

5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos,y ante otro ser humano, la naturaleza exacta denuestros defectos.

6. Estuvimos enteramente dispuestos a dejarque Dios nos liberase de nuestros defectos.

7. Humildemente le pedimos que nos liberasede nuestros defectos.

8. Hicimos una lista de todas aquellas personasa quienes habíamos ofendido y estuvimos dis-puestos a reparar el daño que les causamos.

9. Reparamos directamente a cuantos nosfue posible el daño causado, excepto cuandoel hacerlo implicaba perjuicio para ellos opara otros.

10. Continuamos haciendo nuestro inventariopersonal y cuando nos equivocábamos loadmitíamos inmediatamente.

11. Buscamos a través de la oración y lameditación mejorar nuestro contacto conscientecon Dios, como nosotros lo concebimos, pidiéndolesolamente que nos dejase conocer su voluntadpara con nosotros y nos diese la fortalezapara cumplirla.

12. Habiendo obtenido un despertar espiritualcomo resultado de estos pasos, tratamos de llevarel mensaje a los alcohólicos y de practicar estosprincipios en todos nuestros asuntos.

48

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 48

Page 49: Los Jovenes y AA

LAS DOCE TRADICIONESDE ALCOHOLICOS ANONIMOS

1. Nuestro bienestar común debe tener la pre-ferencia; la recuperación personal depende de launidad de A.A.

2. Para el propósito de nuestro grupo solo existeuna autoridad fundamental: un Dios amoroso talcomo se exprese en la conciencia de nuestrogrupo. Nuestros líderes no son más que servidoresde confianza. No gobiernan.

3. El único requisito para ser miembro de A.A.es querer dejar de beber.

4. Cada grupo debe ser autónomo, excepto enasuntos que afecten a otros grupos de A.A. o a A.A.considerado como un todo.

5. Cada grupo tiene un solo objetivo primordial:llevar el mensaje al alcohólico que aún estásufriendo.

6. Un grupo de A.A. nunca debe respaldar,financiar o prestar el nombre de A.A. a ningunaentidad allegada o empresa ajena, para evitar quelos problemas de dinero, propiedad y prestigio nosdesvíen de nuestro objetivo primordial.

7. Todo grupo de A.A. debe mantenerse com-pletamente a sí mismo, negándose a recibir con-tribuciones de afuera.

8. A.A. nunca tendrá carácter profesional, peronuestros centros de servicio pueden emplear tra-bajadores especiales.

9. A.A. como tal nunca debe ser organizada;pero podemos crear juntas o comités de servicioque sean directamente responsables ante aquellosa quienes sirven.

10. A.A. no tiene opinión acerca de asuntosajenos a sus actividades; por consiguiente su nom-bre nunca debe mezclarse en polémicas públicas.

11. Nuestra política de relaciones públicas sebasa más bien en la atracción que en la promoción;necesitamos mantener siempre nuestro anonimatopersonal ante la prensa, la radio y el cine.

12. El anonimato es la base espiritual de todasnuestras Tradiciones, recordándonos siempreanteponer los principios a las personalidades.

49

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 49

Page 50: Los Jovenes y AA

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 50

Page 51: Los Jovenes y AA

Publicaciones de A.A.

Se pueden obtener formularios de pedidos completos en laOficina de Servicios Generales de ALCOHOLICOS ANONIMOS,Box 459, Grand Central Station, New York, NY 10163.

LIBROSALCOHOLICOS ANONIMOSA.A. LLEGA A SU MAYORIA DE EDADDOCE PASOS Y DOCE TRADICIONESCOMO LO VE BILLEL DR. BOB Y LOS BUENOS VETERANOSREFLEXIONES DIARIASDE LAS TINIEBLAS HACIA LA LUZ

LIBRILLOSLLEGAMOS A CREERVIVIENDO SOBRIOA.A. EN PRISIONES — DE PRESO A PRESO

FOLLETOS44 PREGUNTASLA TRADICION DE A.A. — COMO SE DESARROLLOLOS MIEMBROS DEL CLERO PREGUNTAN ACERCA DE A.A.TRES CHARLAS A SOCIEDADES MEDICAS POR BILL W.A.A. COMO RECURSO PARA LOS PROFESIONALES DE LA SALUDA.A. EN SU COMUNIDAD¿ES A.A. PARA USTED?ESTO ES A.A.¿HAY UN ALCOHOLICO EN EL LUGAR DE TRABAJO?¿SE CREE USTED DIFERENTE?PREGUNTAS Y RESPUESTAS ACERCA DEL APADRINAMIENTOA.A. PARA LA MUJERA.A. PARA EL ALCOHOLICO DE EDAD AVANZADA—NUNCA ES DEMASIADO TARDE

ALCOHOLICOS ANONIMOS POR JACK ALEXANDERLOS JOVENES Y A.A.EL MIEMBRO DE A.A. — LOS MEDICAMENTOS Y OTRAS DROGAS¿HAY UN ALCOHOLICO EN SU VIDA?DENTRO DE A.A.EL GRUPO DE A.A.R.S.G.CARTA A UN PRESO QUE PUEDE SER UN ALCOHOLICOLAS DOCE TRADICIONES ILUSTRADASCOMO COOPERAN LOS MIEMBROS DE A.A....A.A. EN LAS INSTITUCIONES CORRECCIONALESA.A. EN LAS INSTITUCIONES DE TRATAMIENTOEL PUNTO DE VISTA DE UN MIEMBRO DE A.A.PROBLEMAS DIFERENTES DEL ALCOHOLCOMPRENDIENDO EL ANONIMATOUNA BREVE GUIA A ALCOHOLICOS ANONIMOSUN PRINCIPIANTE PREGUNTALO QUE LE SUCEDIO A JOSE(Historieta a todo color)

LE SUCEDIO A ALICIA(Historieta a todo color)

ES MEJOR QUE ESTAR SENTADO EN UNA CELDA(Folleto ilustrado para los presos)

¿ES A.A. PARA MI?LOS DOCE PASOS ILUSTRADOSHABLANDO EN REUNIONES NO A.A.

VIDEOSESPERANZA: ALCOHOLICOS ANONIMOSES MEJOR QUE ESTAR SENTADO EN UNA CELDALLEVANDO EL MENSAJE DETRAS DE ESTOS MUROSLOS JOVENES EN A.A.TU OFICINA DE SERVICIOS GENERALES,EL GRAPEVINE Y LA ESTRUCTURA DESERVICIOS GENERALES

REVISTASLA VIÑA DE A.A. (bimensual) nov04

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 51

Page 52: Los Jovenes y AA

Yo soy responsable . . .

Cuando cualquiera, dondequiera,extienda su mano pidiendo ayuda,quiero que la mano de A.A. siempre esté allí.Y por esto: Yo soy responsable.

Esta literatura está aprobada por laConferencia de Servicios Generales de A.A.

SP-4

L

SP-4_LosJovenesyAA.qxd:SP-4_LosJovenesyAA.qxd 5/21/08 4:45 PM Page 2