Los problemas agrarios en la America Latina de tradicion indigena

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Los problemas agrarios en la America Latina de tradicion indigena Author(s): Francois Chevalier and Sara Jorge Source: Desarrollo Económico, Vol. 6, No. 22/23, América Latina 3: América Latina como proyecto (Jul. - Dec., 1966), pp. 247-272 Published by: Instituto de Desarrollo Económico y Social Stable URL: http://www.jstor.org/stable/3465727 Accessed: 01/03/2010 13:00 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of JSTOR's Terms and Conditions of Use, available at http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp. JSTOR's Terms and Conditions of Use provides, in part, that unless you have obtained prior permission, you may not download an entire issue of a journal or multiple copies of articles, and you may use content in the JSTOR archive only for your personal, non-commercial use. Please contact the publisher regarding any further use of this work. Publisher contact information may be obtained at http://www.jstor.org/action/showPublisher?publisherCode=ides. Each copy of any part of a JSTOR transmission must contain the same copyright notice that appears on the screen or printed page of such transmission. JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. Instituto de Desarrollo Económico y Social is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Desarrollo Económico. http://www.jstor.org

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Problemas esenciales, creemos nosotros, son esas cuestiones agrarias, que pertenecen al orden social y aun psicologico tanto como al economico. En los' paises de poblacion antigua la mejor manera de resolver estos problemas seria dar nuevos recursos en forma masiva, asi como tambien ocupacion, a esas poblaciones ru- rales mayoritarias que probablemente son mas numerosas que lo que dicen las estadisticas y que, de otro modo, es dificil que salgan de su extrema pobreza.

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Los problemas agrarios en la America Latina de tradicion indigenaAuthor(s): Francois Chevalier and Sara JorgeSource: Desarrollo Económico, Vol. 6, No. 22/23, América Latina 3: América Latina comoproyecto (Jul. - Dec., 1966), pp. 247-272Published by: Instituto de Desarrollo Económico y SocialStable URL: http://www.jstor.org/stable/3465727Accessed: 01/03/2010 13:00

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LOS PROBLEMAS AGRARIOS EN LA AMA2RICA LATINA DE TRADICION INDIGENA *

FRANCOIS CHEVALIER

Al organizar este coloquio, bajo los auspicios del Centro Na- cional de la Investigacion Cientifica, Pierre Monbeig y yo quisi- mos abordar los problemas esenciales de America latina bajo el angulo de diversas disciplinas, estudiadas por hombres con pun- tos de vista diferentes dados por formaciones distinta,.

Problemas esenciales, creemos nosotros, son esas cuestiones agrarias, que pertenecen al orden social y aun psicologico tanto como al economico. En los' paises de poblacion antigua la mejor manera de resolver estos problemas seria dar nuevos recursos en forma masiva, asi como tambien ocupacion, a esas poblaciones ru- rales mayoritarias que probablemente son mas numerosas que lo que dicen las estadisticas y que, de otro modo, es dificil que sal- gan de su extrema pobreza. Solamente una suficiente industriali- zacion o el aumento de nuevas tierras para su explotacion exigen inversiones que sobrepasan los medios de que disponen los paises de los cuales hablamos. Pues la presion demografica aumenta. Las poblaciones no favorecidas toman conciencia de su miseria gracias a la multiplicacion de sus contactos con el exterior y a la revolu- cion de los transistores, fenomenos faciles de constatar porque sa- len de las grandes ciudades y de las grandes rutas.

A la espera de lograr los medios para dar trabajo a las ma- sas campesinas, lo que puede llegar a ser una obra de largo alcan- ce (salvo esfuerzos e inversiones gigantescas), es necesario pre- guntarse si no hay alguna forma de resolver, en el tiempo mas breve posible, ciertos problemas como repartir la renta de la tie- rra o la tierra misma, haciendo esto para evitar las tensiones que ya se notan en Colombia, por ejemplo, fuera de toda intervencion politica del exterior.

Dicho de otra forma; la necesidad esencial de conseguir un

* Presentado ante el Coloquio Internacional del Centre Nacional de la Recherche Scientifique y del Institut des Hautes Etudes de 1'Am6rique Latine, Paris, octubre de 1965.

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desarrollo en un plazo mas o menos largo, ,no exigira medidas a corto plazo a fin de mantener la paz social. condici6n indispen- sable para ese desarrollo? "El crecimiento es desequilibrado. El desarrollo es desequilibrado. La implantacion de un polo de de- sarrollo suscita un desencadenamiento de desequilibrios economi- cos y sociales...", escribe Franqois Perrouxl. Con esta perspec- tiva es necesario que desequilibrios, disparidades y tensiones no lleguen al punto de ruptura con el cual solo se conseguiria que el proceso se reinvirtiera. Y esos son los .acontecimientos de los que hablan los dirigentes chinos cuando suefian con "el cercamien- to de las ciudades por el movimiento revolucionario de las regio- nes rurales", tanto en los paises pobres como en todo el mundo, don- de las naciones ri.cas son las ciudades, "mientras que Asia, Africa y America latina representan a las regiones rurales" 2. De ahi una cierta penetracion de la influencia china en aquellos paises latino- americanos donde se siente confusamente que el desarrollo es im- potente (sobre todo, el urbano) para aportar antes de mucho tiem- po soluciones a los problemas agudos del campo.

En los paises nueves o de poblacion mas reciente como la ma- yor parte de la Argentina o vastas zonas del Brasil las preguntas se hacen de forma enteramente diferente, ya que se trata de zonas subpobladas o subexplotadas. Los problemas no tienen el mismo caracter de urgencia, pero no son menos importantec' para el porvenir del pais.

LIMITACIONES PROPIAS DE CADA DISCIPLINA

Para tener una vision tan equilibrada como posible de esos fenomenos extremadamente complejos y diversos, es indispensa- ble, dijimos, abordar su estudio bajo el angulo de las distintas cien- cias: la economia, por supuesto. que no puede ser ignorada por nin- guna de las otras disciplinas; la agronomia, la antropologia social y la sociologia rural, representada especialmente por nuestros ami- gos latinoamericanos y norteamericanos que han trabajado mu- cho sobre el terreno en todo el continente; la geografia humana, es- tudiada especialmente en Francia y en el Brasil; la historia, ya que ella busca las causas profundas de los hechos y quiere corn- prender el presente; la psicologia social, en fin, practicada mas o menos empiricamente por alguna de las otras especialidades. ya

1 Francois Perroux, La economfa del siglo XX, 2. edici6n, P. U. F., Paris, 1964, p. 169.

Deearaciones traducidas de "Le Monde" del 5 septiembre de 1965 (M. Lin Piao).

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que, por lo que conozco, no ha sido aun aplicada cientificamente a los problemas americanos que nos interesan aqui.

Cada disciplina encuentra no solamente ciertos limites en su propia naturaleza y en circunstancias mas o menos diversas, sino tambien, de manera mas o menos inconsciente, en la formacioa intelectual y en la nacionalidad de los que la cultivan o han con- tribuido mas que los otros a orientarla. Asi, en la Universidad francesa la etnologia y, sobre todo, la sociologia estan frecuente- mente marcadas por un racionalismo filosofico, que las llevan, o las llevaban, mas hacia estudios teoricos que hacia investigacio- nes sobre el terreno, absolutamente esenciales, sin embargo, para las perspectivas de este coloquio. f.ste no es el caso de los geo- grafos franceses. Des'pues de importantes trabajos sobre el Brasil y las Antillas. se decidieron a hacer investigaciones sobre diversos paises. Brasilefios, chilenos y argentinos realizan serios estudios sobre el medio rural y los trabajos de geografia publicados en in- gles, forman un conjunto relativamente considerable, que ofrece, mas que otras dis.ciplinas, ciertas fecundas perspectivas historicas.

En cuanto a los historiadores propiamente dichos, comenzaron hace poco a interesarse en los problemas agrarios bajo el nombre, a veces. de "etno-historia", ocupandose de zonas de grandes pobla- ciones de origen indigena. Estudios como locs que realice sobre los origenes de las haciendas mexicanas se haran ahora de una for- ma mas cuantitativa y se utilizaran ciertas tecnicas puestas a pun- to por los economistas. Pero, sobre todo, fuera de la Argentina y de algunos otros trabajos, la mayor parte realizados por los geo- grafos o auin no terminados, la historia ignora totalmente las pro- fundas transformaciones de las sociedades rurales de los siglos XIX y xx, cuyo conocimiento es esencial para la comprension de los fenomenos actuales 3. Un hecho especial lo constituyen ciertos escritores "indigenistas" o "agrarios" que, escarbando en lo que vie- ron, fueron los primeros. si no los unicos, que llamaron la aten- cion sobre los fenomenos sociales de una importancia historica con- siderable. Aunque algunas de sus obras o relatos tengan un sabor casi documental, digamos mejor que sirven de punto de partida para investigaciones, ya que invitan a emprender el estudio cien- tifico de las transformaciones descritas para medir su alcance real.

s En particular para Chile: Jean Borde y Mario G6ngora, Evoluci6n de la pro- piedad rural en el valle de Puanque, Instituto de Sociologia. Universidad de Chile, 1956. 2 vol.

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LA ECONOMfA

La economia es, naturalmente, una ciencia esencial para el estudio de los problemas agrarios. Por ella misma y por lo que puede dar a todas las otras disciplinas, especialmente en los tra- bajos realizados por los paises de habla inglesa, creadores de la ciencia economica. a la cual aportaron mas que cualquier otro. De ahi que los especialistas norteamericanos tengan una sensibilidad especial para las cuestiones economicas, que estuvieron siempre en primer plano contribuyendo a hacer de los Estados Unidos un pais de un alto grado de desarrollo. Pero en la America latina

-exceptuados los paises del Plata- los problemas se presentan de forma muy diferente.

Grandes sectores humanos, generalmente mayoritarios, que- dan al margen de la vida del pals, confinados en economias de sub- sistencia y en intercambio que escapan a las estadisticas. Es alli -en esas "zonas de sombra"-, siguiendo una frase de Pierre Mon- beig, donde las diferencias de nivel de vida o de desarrollo van acentuandose en comparacion con las zonas prosperas, las uni- cas que, en efecto, son tomadas en cuenta para las compras, ven- tas, exportaciones, renta, tasas de crecimiento, etcetera, de los

paises interesados. Ya que si es facil saber como se han desarrolla- do las exportaciones de cafe en Colombia, la produccion de algodon en Mexico o el Peru, es infinitamente mas dificil conocer las va- riaciones que interesan a los productos alimenticios de base o sim-

plemente el aumento de la poblacion en tal provincia o tal zona rural "subdesarrollada".

Se comprende entonces por que los economistas tienden a interesarse demasiado exclusivamente en las regiones prosperas aunque sean muy minoritarias. En cuanto a los que quieren ofre- cer un cuadro mas completo del pais en cuestion, sin conocer bien "de visu" las zonas economicamente marginales, trazan curvas y graficos casi ilusorios, a base de dudosas estadisticas, segun hemos tenido ocasion de ver, a menudo en escala local y algunas veces aun mas elevada. De modo que para el conocimiento del mundo rural latinoamericano, los economistas o especialistas cercanos nos ofrecen visiones muy parciales o falsas de la realidad, basadas ge- neralmente en el contorno de los centros urbanos y en las zonas desarrolladas o prosperas. El fenomeno es comprensible ya que, por otra parte, muchos sectores no solamente desajustados en el

tiempo sino degradados, escapan a una ciencia economica viielta hacia los problemas del mundo moderno.

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Todo esto lleva a trabajos cientificos cargados de estadisticas o a sintesis o "paper-backs" largamente divulgados, firmados por nombre.c vastamente conocidos que difunden. especialmente entre el pu/blico de habla inglesa, la nocion de grandes centros urbanos la- tinoamericanos, vision parcial de la realidad, en nuestra opinion exageradamente optimista. En los hechos se olvidan de las masas rurales empobrecidas que a veces se rebelan, y se ignoran sus trans- formaciones mas o menos rapidas pero siempre profundas. i,Que sucedera con los sectores relativamente desarrollados y prospe- ros si el desorden se introduce en esas vastas regiones superpobla- das en relacion a sus recursos actuales? Se comienza a ver esto en ciudades como Bogota. El despertar puede ser brutal, tanto para los tecnicos como para una opinion poco informada.

LA ANTROPOLOGfA SOCIAL

Esas "zonas de sombra" son, por lo tanto, objeto de numerosos estudios por parte de la antropologia social, la etnologia y la so- ciologia rural, que se ocupan, sobre todo, de las poblaciones de origen indigena, aunque a veces tambien (y cada vez mas) de las poblaciones rurales en general, cualesquiera que sean sus ori- genes o sus caracteres. mestizos, mulatos, africanos, indios, euro- peos, teniendo este nombre un sentido, sobre todo, "cultural". Los estudios publicados en espafiol, ingles y portugues forman un conjunto bastante imponente debido a especialistas formados principalmente en los Estados Unidos o en su escuela, que estu- diaron en el lugar despues de haber realizado trabajos de campo.

Nos queda aun mucho que conocer a pesar de las reacciones o tendencias recientes, por la naturaleza mas descriptiva que ex-

plicativa de algunos de esos estudios,, que se ligan a un gru- po mas o menos limitado, sin preocuparse mucho de sus relacio-

que estructurales, y que, sobre todo, desarrollan el cuadro minu- cioso de una situacion dada en el momento de la encuesta mas bien que describen su evolucion y movimiento. Movimiento y evo- lucion que son tan rapidos, hoy en dia, que ciertos encuestadores de mas edad sintieron la absoluta necesidad de "reestudiar" los mismos grupos con veinte afios de intervalo o mas, obteniendo asi cuadros diferentes enormemente interesantes. irreemplazables, aun-

que una vision directa es mejor que todos los documentos del mundo.

No importa que, en ciertos puntos esenciales, algunos estudios

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historicos paralelos prolongaron, completaron y concluyeron en una forma mas neta aun un-a curva evolutiva marcada, en el me-

jor de los casos. por dos etapas cercanas. Todo esto ocurre, pero niuy lentamente, ya que es necesario sobrepasar la fuerte influen- cia de etnologos como Malinovsky o Radcliffe Brown que -a la inversa de un Boas-, asimilando su disciplina a las ciencias na- turales, dan la espalda a toda perspectiva evolutiva, es decir, his- torica. A pesar de los progresos en ese dominio y de los esfuerzos realizados por personalidades aqui presentes, volcados en una re- vista del prestigio de American Anthropologist, esta tradici6n subsiste en parte en las investigaciones que conciernen a America latina. Asi, en una monografia que esta por escribirse sobre un pueblo de los Andes que conozco, un grupo de jovenes investiga- dores no parecen atarse bastante, entre otros fenomenos evolu- tivos, ni a los del crecimiento demografico y de inmigracion, ni a los cambios en el sistema de la posesion de la tierra, uno y otro muy factibles de ser encontrados en los dep6sitos locales de archivos mejor que en los cuestionarios o encuentros verbales (en el caso de que los documentos no sean suficientes. es mejor estudiar otro

caso, que se puede elegir entre una gran cantidad); sin llegar a medir, aunque sea aproximadamente, tales modificaciones estruc- turales, lentas o rapidas, no es posible comprender los problemas esenciales que interesan al pueblo en cuestion.

Como lo comprendio Boas, como lo preciso Levi-Strauss y co- mo se tiende cada vez mas a reconocer en todas partes, etnologia e historia son en realidad dos ciencias no disociables ya que, con el mismo objetivo y la misma meta, no difieren sino por sus me- todos y por la eleccion de las perspectivas complementarias.

COMUNIDADES Y PEQUEROS PRODUCTORES

Con este espiritu se concibio el plan del coloquio, que se re- ferira mas adelante, en particular. a esas grandes zonas olvidadas de America, a su evolucion y a sus problemas. Asi, la perspectiva historica debe completar la vision de los te.cnicos, economistas, agro- nomos y todos aquellos que tengan un conocimiento mas profundo del terreno y del medio. Puede ser que estos ultimos se sorpren- dan frente a ciertos terminos o frente a la forma de explicar los problemas: asi en "las comunidades en vias de desintegracion" opuestas a los grandes dominios "de tipo tradicional" o "moderni- zados", toda aquella clasificacion que deba de ser explicada.

Digamos ya que la palabra "comunidad" no se emplea aqui

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como se hace frecuentemente con la palabra inglesa "comunity", en el sentido general de aglo,meracion cualquiera de habitantes. o como un conjunto de poblacion de una region dada. Ella s'e acer- ca mas bien a lo que los etn6ologos americanos llaman o llamaban "the little comunity", "the primitive comunity", que fue objeto de tantos estudios durante mas de treinta afnos en las zonas de poblacion indigena de las Americas. Con respecto a esta "comu- nidad" generalmente indigena, se creo una especie de mito que parece tener un doble origen.

Por una parte, se l1ama asi a la reaccion de los "indigenistas" latinoamericanos con respecto a la politica liberal del siglo XIx, que no reconocia sino a los individuos, en contraposicion a la del viejo imperio espafiol, protector tutelar de las comunidades y sus bienes. Asi, los pueblos indigenas perdieron rapidamente sus tie- rras, transformadas en propiedades individuales enajenables.

Despues de la resolucion mexicana de 1910-1917, que restauro la comunidad agraria bajo el nombre de ejido, paises como el Periu la reconocieron a su vez como propietaria de bienes inenaje- nables (decision que fue tomada en 1920 y que tardo en ser apli- cada). La batalla que libraron en este sentido los "indigenistas" los llevo, en gran cantidad de obras polemicas -literarias. sociales o sociologica--, a presentar a la comunidad indigena como algo mas o menos idealizado. prefigurando una sociedad socialista, cinica- mente despojada por las haciendas y los propietarios vecinos.

Por otra parte, la escuela norteamericana o inglesa de antro- pologia social se dedicaba al estudio monografico de pequefias comunidades indigenas en la medida en que eran grupos que mas o menos se bastaban a si mismos, gobernados como minuisculas de- mocracias -idealizadas tambien alli-, .como el celebre estudio de Telpoztlan en Mexico, hecho por Redfield, que posee excelentes elementos. Todo esto provoca reacciones que llegaron, reciente- mente, hasta a negar la existencia de las comunidades.

Si se reexamina la pregunta, si se desmixtifica a la comunidad, se percibe que ella representa, sin embargo, una verdad innega- ble, tanto desde el punto de vista del historiador que trabaja so- bre antiguos documentos como a los ojos de los etnologos que hacen encuestas sobre el terreno. Siento que la falta de espacio y de tiempo me obliguen a tratar este asunto en terminos muy gene- rales', ya que creo que si el etnologo gana mucho siendo mas his- toriador o colaborando con los historiadores, inversamente estos sacaran mucho provecho trabajando con los etnologs. Asi, el me- dievalista y el historiador del mundo rural se haran nuevas y fe-

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cundas preguntas sobre los origenes y los caracteres. la persistencia o la desintegracion de las viejas comunidades campesinas euro- peas, casi desaparecidas, salvo en algunas provincias arcaicas, co- mo la de Zamora en Espaiia, donde Jose Maria Arguedas constat6 paralelismos sorprendentes con las comunidades del Alto Peru 4.

Pero volviendo a America, limitemonos a comprobar que en las comunidades que subsisten mas aisladas y tradicionales se en- cuentran, a traves de diversas variantes, una organizacion y una cohesion de origen muy antiguo. Ademas de un sincretismo reli- gioso centrado en el culto de uno o muchos santos patronos, ade- mas de la conciencia mas o menos clara de los lazos de parentesco en sus diversas manifestaciones, son sus bases principales la or- ganizacion, posesion y utilizacion de la tierra mas o menos super- visada por un gobierno emanado del grupo. Existe habitualmente para las parcelas individuales de tierra un aislamiento obligatorio con retornos periodicos a ciertos cultivos y a barbechos, la obli- gacion de cultivar ciertas tierras de uso comunal (particularmente religiosa) y de efectuar ciertos trabajos de interes general (lim- pieza de los .canales de irrigacion, construcciones, etc.); en fin. la utilizacion comun de las pasturas para todos los animales que per- tenecen a cada habitante.

El historiador constata, por su parte, que esta organizacion exactamente parecida (divisi6n de tierras aparte) fue hecha y re- estructurada, o recono.cida y legalizada, o simplemente descrita ya &ea por funcionarios espafioles como el virrey Toledo de Periu, ya sea por los misioneros en las reducciones y pueblos indigenas de los virreynatos de Mexico y de Lima.

Durante los tres siglos de la epoca colonial. la fusion entre las tradiciones prehispanicas y las instituciones de origen espafiol fue tan profunda que parece extremadamente dificil, si no impo- sible, hacer la separacion exacta. Es que hay probablemente un cierto paralelismo entre las viejas practicas comunitarias de la peninsula y las que encontraron los espafioles entre los pueblos agricolas de America. Despues de los desordenes de la conquista, la comunidad indigena parece representar un nuevo equilibrio ca- racteristico de la epoca colonial, "corporativo" (Eric Wolf, etc.) y situado, seg(un creo, en el punto de convergencia entre las tradi- ciones indigena y europea. Este equilibrio interno (y tambien ex-

4 Jos6 Maria Arguedas Altamirano, Estudio de dos comunidades indigenas de Castilla con referencia a las eomunilades indigenas del Pert, tesis de etnologia de la Universidad de San Marcos, Lima, 1963, manucristo. Cortos extractos fueron publi- cados en la Revista del Museo Nacional, Lima, t. XXXII, 1963, p. 61-63, y en la re- vista Visi6n del Pert, n9 1, agosto de 1964.

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terno con las haciendas, de las cuales hablaremos) fue relativa- mente asegurado por el sistema espafiol de la tutela, que hacia que los indios menores de edad fueran protegidos y aislados de la otra categoria de ciudadanos e incapaces de enajenar sus bienes.

Con sus numerosas variantes locales, el sistema subsistio por lo menos hasta el siglo xix, estatico, casi intacto en aquellos lu- gares donde las poblaciones indigenas eran bastante densas, los espafioles poco numerosos y las autoridades tutelaban en la medida en que continuaban protegiendo y explotando a los indios. Desde la epoca colonial, entonces, las comunidades fallaron por sus pun- tos mas debiles, no tanto. como sucedio mas tarde, por el fenome- no de la hacienda invasora, sino especialmente por las zonas don- de se multiplicaron las poblaciones mestizas que tendian no solo a explotar a los indios, sino a sustituirlos. Asi en Colombia, Fals Borda y Magnus Morner 5 mostraron algunas tierras de comunida- des (llamadas resguardos) invadidas en el siglo xviii (o aun antes) por una marea irresistible de gente humilde de habla espanfiola extrafia al sistema. Alli las comunidades se desintegraron rapida- mente y dieron lugar a aglomeraciones o zonas pobladas por cam- pesinos y pequefios productores mestizos. Con la desaparicion de las autoridades tutelares y bajo la influencia de otros fadctores co- mo la legislacion liberal e individualista del siglo xix, ese movi- miento se amplio considerablemente despues de la independencia, al punto de sustituir casi en todas partes a los viejos resguardos indios con poblaciones de sangre mestiza y modestos productores. Sus descendientes se conocen hoy en las mesetas de la Colombia

Central, en sus poblaciones campesinas de habla espanola. a menu- do "minifundistas"', con parcelas minuisculas, pero muy diferentes de los campesinos de los Andes del Ecuador, por ejemplo.

Seria interesante promover un estudio mas avanzado de esto para ver en que medida esas comunidades desintegradas se han reestructurado sobre nuevos modelos, pudiendo tambien pregun- tarse si las dificultades del mundo rural colombiano ("la violen- cia") no estan en parte ligadas a la debilidad de los nuevos cua- dros y de las nuevas estructuras.

Pero dejemos las hipotesis y a Colombia para volver a casos mas generales. Durante los siglos xix y xx el equilibrio interno y

5 Cf. el original estudio de MIagnus Morner, "Las comunidades indigenas y la

legislaci6n segregacionista en el Nuevo Reino de Granada", en Sumario Colombiano de Historia Social y Cultura, I, 1, 1963, p. 63-89. Los trabajos de J. J. Parsons y Fals Borda (menos precisos desde el punto de vista hist6rico) son muy importantes y conocidos. En fin, las consecuencias agrarias contemporAneas de esas situaciones pa- ra Colombia Central estAn por ser estudiadas por P. Gilhodes, de la F'undaci6n Na- clonal de Ciencias Politicas (CERI).

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externo de las comunidades sufrieron rupturas cada vez mas nu- merosas y profundas, en provecho primero de la gran propiedad que se anexo, como se vera mas adelante. gran parte o la tota- lidad de las poblaciones indigenas de los alrededores, y en su or- ganiza.cion interna despues. y.a que se relajo sensiblemente su compromiso con los individuos. La penetracion de las vias de co- municacion y del comercio, un .cierto movimiento de las poblaciones durante las guerras civiles, el servicio militar de los indios (que formaban la masa de los soldados)... favorecieron el mestizaje cultural y lo que se llamo en el Perui la cholificacion, es decir, la casi desaparicion del viejo espiritu comunitario frente a los ha- bitos y los modos de vida del mundo que se dice occidental.

A.si encontramos en los paises y regiones de tradi.cion indige- na todos los tipos de pueblos siguiendo su grado de evolucion; desde la vieja comunidad que guarda aun su cohesion o aquella que conserva ciertos elementos importantes. hasta los pueblos de campesino.s que se convierten en pequefios productores profunda- mente individualistas y atados a su pedazo de tierra -mentalidad que me ayudo a comprender la del pequefio propietario frances, casi desaparecida hoy en dia pero que conoci en mi juventud-.

No es posible insistir aqui sobre la variedad de las situaciones que se pueden encontrar en este contexto. Los elementos esencia- les son, evidentemente, las formas de posesion y explotacion de la tierra. Con respecto a esto, sin embargo, la presion de las ha- ciendas, y.a que no destruyeron las comunidades, pudieron refor- zarlas localmente obligandola.s a hacerles frente para sobrevivir. Pero sobre todo, la politica parcialmente agraria (o indigenista) de algunos paises contrarrestaron, en cierta medida, l1a tendencia a la desintegracion de las comunidades. Sin hablar del ejido me- xicano, sobre el cual volveremos a proposito de la reforma agraria, hacia ese fin tienden el reconocimiento legal y la proteccion de las comunidades indigenas llevados a cabo por algunos paises, bien tardifamente por cierto.

En el Peruil, por ejemplo, a pesar de una iniciacion muy lenta de esta politica, el proceso sefialado se paraliz6 en numerosos pue- blos, por lo menos en lo que atafie al plan agrario. Se ve tambien en el lugar de las comunidades, reducidas a un recuerdo historico, gente pobre, venida a menudo del exterior, reconstruir comunida- des legales, permitiendoles que se administren ellas mismas y que conserven una cierta autonomia en los impuestos. Es el caso, en la costa peruana. de Ancamalla (Chancoy), estudiado por H. Boni- lla. Se encuentran alli ejemplos curiosos de reestructuracion ba-

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jo una forma bastante modesta. ,Es 6ste un camino interesante y fecundo a seguir, paralelamente a la concesi6n de tierras y a la creacion de actividades locales capaces de dar a la poblacion rural bases econ6mic.as suficientes, aunque sea en forma transitoria y en espera de cosas mejores? ,Se podra utilizar para una explota- ci6n modernizada de la tierra y para otros fines de tipo coopera- tivo lo que queda de la ayuda mutua familiar y comunitaria? Es lo que M. Bendezui, de la "Accion Andina", trata de hacer con los grupos familiares en el departamento de Puno (Periu). Despues de todo, la comunidad es lo suficientemente vivaz para reaparecer en los barrios pobres de Lima, bajo la forma de asociaciones es- pontaneas que guardan -nos han asegurado- rasgos tipicos (y positivos).

2Se puede, entonces. formar una vez mas una solidaridad co- munal, municipal u otra, de naturaleza tal que facilite la im- plantacion de diversas formas de cooperativas campesinas y de credito rural? Ya que es evidente que las pequefihas explotaciones son cada vez menos rentables, sera ne.esario seguir los resultados de la experiencia del doctor Boz, viejo gobernante de Mexico, que se esforzo en Santa Maria Nativitas en crear pequefios talleres y en reagrupar los cultivos de minuisculas parcelas para un traba- jo en equipo.

Hemos tratado de plantear el problema con respecto a paises de tradici6n parcialmente indigena, desde Mexico hasta el nor- oeste argentino. Distinto es el problema en los paises de poblacion europea reciente. como esencialmente lo es la Argentina, o mas viejos: europeos o africanos', como la de las Antillas y una gran parte de la zona atlantica de America del Sur. En estos ultimos paises, en particular el noreste brasilefio, masas semisedentarias o fluctuantes de campesinos pobres. viven al margen de las fazendas.

A menos que pueda ocuparselos masivamente y en un brev plazo en la industria o en otra actividad, esas poblaciones de pe- quefios propietarios, granjeros, colonos y en especial trabajadores agricolas. deberan ser provistos no solo de tierras suficientes -que ellos reclaman, por otra parte-, sino reestructurados y organiza- dos en una economia de mercado, lo que es sin duda mas dificil y exige gran cantidad de tecnicos y de -cuadros locales.

Si ese campesino de America evoca, sobre todo, el pasado, su importancia numerica crea, actualmente. problemas que no pueden ser rapida y enteramente resueltos en terminos de desarrollo y de economia moderna.

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LOS GRANDES DOMINIOS

Los grandes dominios, haciendas, fazendas y plantaciones, tie- nen, en su origen, una organizaci6n y caracter muy diferente al de las comunidades u otros grupos tal como han sido definidos, aun cuando antiguamente unos y otros fueron. si no siempre .com- plementarios, al menos participes de ese mismo equilibrio que se podria llamar colonial: una conjuncion de la dominacion de un pueblo sobre otro con el viejo orden jerarquico, uno y otro estable- cidos economica y moralmente sobre contratos perpetuos.

Mas auin que por sus dimensiones, muy variables segun los censos, esas haciendas o grandes dominios se caracterizaron en particular por su organizacion social interna, basada en la domina- cion del patron, por una parte, y en la servidumbre o semiservi- dumbre de los trabajadores con sus variantes locales por la otra (o en ciertas regiones. la esclavitud hasta su abolicion). Para ci- tar un ejemplo (que estudiamos): las haciendas peruanas, menos conocidas que las de Mexico; en las propiedades y chacras de los espafioles a fin del siglo xvi, los indios residentes llamados yana- conas debian al patron cinco dias de trabajo por semana, a cambio del uso de un pedazo de tierra y eventualmente de animales de trabajo. Estaban ligados a perpetuidad a esa tierra que no podian abandonar y que no se les podia quitar. A pesar de la prohibi- cion legal, se hacia habitualmente mencion de sus personas en los inventarios o actos de venta de la hacienda.. El patron les debia ayu- da y proteccion en caso de necesidad y, hacia 1570, el jesuita Ma- tienzo autorizaba a castigarlos "moderadamnete"6. ]~sa era mas o menos la situacion de los indios yanacona, similar a la de los "siervos" en la Edad Media europea.

A cuatro siglos de distancia, constate en diversas haciendas de los Andes Centrales la persistencia de una estructura casi exacta- mente parecida: contra el usufructo permanente de una parcela de tierra por los yanaconas (llamados colonos, huasipungos, etc.) estos deben al propietario una renta perpetua en trabajos de tres, cuatro o cinco dias por semana en su reserva patrimonial. Vemos entonces casos tipicos de esas haciendas calificadas por nosotros de 'tradicionales", lo que no quiere decir que en un ambiente y un entorno en parte nuevo, la situacion real de los indios sea la misma que en el siglo xvi. En los hechos. no conocemos ni esta situaci6n ni aun las estructuras de los diversos tipos de haciendas tradicionales o modernizadas, ya que. a diferencia de las comuni-

I Juan Matienzo, Gobierno del Pert, publicado en Buenos Aires, I, 8, p. 19-20, 1910.

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dades, los grandes dominios de los paises de poblacion americana no han sido objeto de estudios y publicaciones monograficas por parte de los etnologos, si se exceptiuan diversos trabajos en su ma- yor parte muy generales o sumarios 7. Hay en ese terreno un gran vacio que muchos investigadores tratan de llenar en el Periu. Pero queda y quedara mucho por hacer.

A partir, sobre todo, de la mitad o fin del siglo xix la gran pro- piedad comienza a tomar nuevas formas, bajo los efectos, sin duda, de la misma evolucion economica, social y mental que afectaba a las comunidades y del equilibrio del cual eran parte. Pero las transformaciones de la propiedad fueron quiza mas rapidas y mas profundas aun, en la medida en que eran el resultado de la obra consciente de los nuevos propietarios, que se sentian hombres de progreso. Comenzaron por anexarse los dominios tipicamente tra- dicionales y subexplotados de la Iglesia, ya sea masivamente, por las "Leyes de la Reforma" en Mexico (1857-59), o en grandes ex- tensiones gracias a las leyes de "desamortizaci6n" en Colombia, o por el rapiniaje, o con ventajosos arriendos a largo plazo, o por distintos modos. En Perui, por ejemplo, las tierras de las comuni- dades se en.contraban generalmente confundidas con los dominios de la Iglesia; la ofensiva liberal (e interesada) se centro contra los bienes inenajenables' que formaban parte de un viejo orden de estancamiento, de rutina y obscurantismo. Al mismo tiempo, fue- ron irrigadas y valorizadas nuevas tierras -en Brasil y especial- mente en la Argentina, unido en gran escala a una pujante in- migracion; o sobre la costa peruana. en Colombia, America Cen- tral, el norte de Mexico, etc.- para productos de gran valor en el mercado, cultivados con el credito de nuevos bancos, exportados por ferrocarril y por navios cada vez mas grandes y rapidos.

En aquellos lugares donde habia poblaciones ya establecidas, estas eran atropelladas y, si era posible, utilizadas para proveer la mano de obra necesaria. La fiebre de ganancias alcanzo los mas altos niveles y los propietarios se insinuaban entre las comunida- des campesinas, les arrancaban las tierras de valor, cercaban en su provecho las pasturas comunes o incorporaban pura y simple- mente los pueblos a sus dominios. Tal es el caso, en Bolivia, de su presidente Ismael Montes, quien, a principios del siglo, compro a bajo costo y transform6 en ricos dominios personales seis de

7 Fuera de las publicaciones de Mario VAzquez y de algunos articulos con dis- tintos temas, los trabajos seguidos en equipo desde hace tiempo por la Universidal de Cornell sobre la hacienda de Vicos (Pert) no han sido ain publicados por ra- zones que ignoro.

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siete comunidades indigenas del distrito de Taraco, sobre el borde del lago Titicaca 8.

En esos casos, muy frecuentes en los Andes, las estructuras ac- tuales de la propiedad se prestan a confusion, ya que los encues- tadores, que no conocen ese proceso historico mas o menos re- ciente, creen encontrar en las haciendas la misma organizacion que en las comunidades, mientras que se trata de simples superviven- cias formales y no funcionales. La clave del sistema es, en lo su- cesivo, la obligacion para los indios de trabajar tantos dias por semana en las tierras que se reserva el propietario. Esa clase de dominios ofrecen algunas veces la paradoja de recurrir a relacio- nes sociales arcaicas (la renta en trabajo del colono) para asegu- rar una explotacion tecnicamente moderna: es el caso. antes de la reforma agraria boliviana, de las haciendas sefialadas de Tara- co y seguramente de una de ellas, que es la mas conocida, Chivo, donde funciona una lecheria cuya produccion se comercializa 9. Es- ta modernizacion parcial era util para la economia del pais, ya que daba por resultado la buena voluntad de los propietarios, juz- gando por las conversaciones con sus semejantes; pero cuando llega la revolucion agraria, los campesinos haran notar que ellos no han olvidado en que circunstancias perdieron su independencia.

Si las posesiones de Montes representan un caso extremo. esta lejos de ser el unico. A pesar de haberse estudiado y reconocido cientificamente, esa semiesclavitud de los hombres por el acapa- ramiento de sus tierras fue evocada con pasion por una abundan- te literatura de contenido social en todos los paises andinos, sobre todo Bolivia, Ecuador y Peru. Se perciben presiones analogas so- bre las comunidades en America Central, en Mexico especialmen- te, donde eran parte de la obra de los cientificos porfirianos y con- tribuian a poner en movimiento la revolucion agraria de Zapata en 1911. A pesar del caracter brutal, odioso, que ese proceso re- vestia contra los indios sin defensa, se puede preguntar si no re- presentaba, hasta cierto punto, el rescate del progreso agri-cola y tecnico de la economia totalmente liberal de los paises en el siglo xix y principios del xx. Solamente una investigacion pro- funda puede mostrar, en todo caso, si de Mexico a Chile, en las

8 Rigoberto Paredes, Tiahuanacu y la provincia de Ingavi, ed. Isla, La Paz, 1955, p. 172-176. (Obra escrita en 1935). En la 6poca del hecho contado, el distrito de Taracu (o Taraco) contaba con 3.486 habitantes, 3.187 de los cuales eran rurales en las siete comunidades (empadronamiento de 1900); cfr. tambien p. 29-32.

9 Jos6 Matos Mar, dir., G. F. Bohuarte, T. Guillen de Bohuarte y M. E. Loza de Michel, Tierra y reforma agraria en Chivo, Proyecto 208, OEA, La Paz, 1963, 119 p. Sobre la vieja hacienda, cf. p. 23, 24, 53, 60, 61.

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zonas de antiguas poblaciones las tensiones no se produjeron allii donde los propietarios comercializaban mas rapidamente su produc- cion.

En su aspecto agresivo, el proceso de modernizacion perte- nece al pasado. pero a un pasado reciente cuyas huellas no se esfumaron aiun. Salvo en los paises donde hubo reforma agraria, los pueblos no recuperaron sus tierras y desde el punto de vista psicologico es necesario ver en que medida el recuerdo influye en la actitud de sus habitantes.

Pero las condiciones han cambiado con increible rapidez y la gran propiedad ha tomado nuevas formas. acentuando los con- trastes con las haciendas de tipo tradicional. La causa no es el ta- manio de estas, ya que lo que es grande en algunas zonas cultivadas de los Andes sera pequeno en los campos subpoblados de la Ar- gentina. En la costa peruana, por ejemplo, la mecaniza.cion de la agricultura se realizo en los grandes dominios que pertenecen a sociedades anonimas. Ademas, las viejas haciendas subexplotados se dividieron recientemente en fundos de un mejor rendimiento. Pero todas estas propiedades chocan por su organizacion interna, social y economica, con la de los pueblos y comunidades.

El crecimiento demografico se acelero en las zonas de antiguo poblamiento al punto de crear. casi en todas partes, las condi- ciones actuales de sobrepoblacion rural. El problema de los pro- pietarios que quieren incrementar el rendimiento de sus negocios, no fue el buscar y tratar de fijar una mano de obra de por si abun- dante, sino, por el contrario, obtener o despejar tierras libres pa- ra cultivarlas por procesos mecanicos o consagrarlas a la cria de ganado selecionado. Es asi como el establecimiento modelo es ca- da vez mas una explotacion con una pequefia ,cantidad de asala- riados relativamente bien pagos que recurre a los jornaleros en- tre la masa de los campesinos vecinos para los grandes trabajos de la estacion. Para los propietarios esta forma tiene la ventaja de evitar los problemas legales, sindicales y sociales, que se co- nocen donde la mano de obra es mas numerosa.

Cuando esas condiciones no se consiguen en el primer mo- mento. desde la misma creacion de la propiedad sobre tierras re- cien abiertas a la inmigracion, por ejemplo, son a veces muy difi- ciles de obtener debido a las antiguas poblaciones establecidas en las haciendas. La casi esclavitud de los ya.nacconas, colonos u otros arrendatarios perpetuos, toma entonces, un aspecto de garantia con, tra el despojo y de seguridad en el trabajo. Sobre la costa perua- na, donde la gente ha evolucionado mas, los yanaconas (que son

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alli una especie de medieros perpetuos) no pudieron ser elimi- nados sino a base de fuertes indemnizaciones. Por otra parte. ellos siempre constituyen un obstaculo, ya que sin trabajo fuera de la propiedad, tienden a quedarse en ella. En su comunicacion sobre las sierras peruanas de Huancalevica, Henri Favre nos habla del subterfugio de que se valio un propietario, que dono gratuitamen- te a sus' arrendatarios perpetuos un lugar situado fuera de la ha- cienda para edificar un pueblo nuevo que se erigiria en capital del distrito. En el momento en que esas pobres gentes salieron de sus antiguos hogares, se apercibieron -aunque tarde ya- que no tenian mas derecho a cultivar las tierras que habian abando- nado legalmente, perdiendo asi su unico medio de existencia (ha- cienda Marcas, Acobamba).

Dejando a un lado el caso extremo del despojo, las nuevas caracteristicas de la propiedad moderna parecen mas o menos ge- nerales en Americ.a latina de poblamientos antiguos y comprende las zonas que se han valorizado recientemente si no estan muy alejadas de las regiones pobladas, como la costa norperuana es- tudiada para este coloquio por Claude Collin Delavaud.

Asi, la modernizacion de las explotaciones rurales parece te- ner a menudo doble consecuencia. Por una parte, la aparici6n de una clase muy minoritaria de trabajadores asalariados, mas o me- nos calificados, empleados todo el afino relativamente bien pagados y satisfechos. Por otra parte, el mantener al margen de las pro- piedades masas de hombres a quienes no se puede ofrecer nada mejor que trabajos ocasionales o estacionarios. Esos jornaleros, en paro o semiparo casi permanente, fluyen hacia las grandes ciu- dades o se amontonan en las viejas comunidades en minusculos pedazos de tierra y, .cada vez con mas frecuencia, echan miradas codiciosas sobre las propiedades vecinas... He aqui planteado el dilema.

Fuera de los paises citados esperamos encontrar datos mas precisos y, sobre todo, correcciones a la orientacion general que precede, en las comunicaciones sobre Venezuela (donde los pue- blos espontaneos de modestos conuqueros fueron eliminados por la explotacion moderna), sobre las plantaciones de las Antillas, sobre diversas partes del Brasil... En los inmensos campos sub- poblados de la Argentina, los problemas son diferentes y es pro- bable que nuestros amigos argentinos tengan que prestar especial atencion a esto, a las cuestiones de credito y de inversiones en la agricultura, que traen problemas sociales, politicos y, en es-

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pecial, economicos, a la medida de la extension de las tierras en cuestion.

LA REFORMA AGRARIA: PRIMERAS EXPERIENCIAS

La "reforma agraria" significa modificaciones muy importantes en la distribuci6n de. la tierra o de sus rentas y eventualmente en el regimen de la propiedad. Para sus partidarios mas decididos un reparto mejor equilibrado y mas racional de los recursos del suelo es, no solo una condicion necesaria, sino previa al acrecen- tamiento global de esos recursos. Una reforma agraria profunda implica una cierta prioridad en la solucion del problema social, es decir, de las relaciones entre las diferentes categorias de hom- bres (o clases de la sociedad), donde la mas numerosa, la de los campesinos y jornaleros agricolas, no parece ocupar el lugar que le corresponde, en beneficio de una pequenia minorfa de propie- tarios. Ello implica, en fin, que no se podrfa edificar una economia moderna y asegurar el progreso antes de haber interesado a los grupos mayoritarios y dado a cada hombre. con la parte que se le debe, la dignidad que parecen haberle quitado ciertos regime- nes agrarios, es decir, sociales.

Hoy en dia. desde los s.ocial-cristianos hasta los comunistas ha- cen hincapie en las necesidades del desarrollo economico. Para los paises que viven desde hace tiempo bajo un regimen colonial, la reforma agraria puede aparecer como una verdadera descolo- riizacion interna. Para el economista puro, el tecnico o el tecno- crata y el pragmatico de los regimenes de tipo occidental. el pun- to de vista es muy diferente. Especialmente los de habla inglesa o sus emulos tienden a dar prioridad al desarrollo econ6mico glo- bal y al crecimiento de la renta nacional en su conjunto. Ponen singular enfasis en la importancia que tiene abrir a la agricultu- ra nuevas tierras irrigadas, valorizar y colonizar zonas tropicales humedas, y sobre todo, crear industrias capaces de dar al pais nue- vos recursos. Tienen tendencia a notar las contradicciones que pue- den existir (y que marcamos nosotros mismos) entre distribucion racional y equilibrada de la tierra o de la renta, por una parte, y modernizacion acelerada de los campos y desarrollo economico en general, por otra 10.

10 Con una perspectiva aun diferente, Frangois Perroux, muy sensible a los as- pectos sociales del problema, piensa que "el crecimiento de la economia mundial, el progreso de la economia mundial se ha hecho hasta ahora en la desigualdad y hay fuertes razones para creer que dicho crecimiento y sus progresos ulteriores

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Piensan que con un minimo de ayuda por parte del legislador, con un regimen fiscal apropiado, la prosperidad bastara para co- rregir las desigualdades so-ciales y si hay dudas sobre esto, recuer- dan que, en efecto, ninguna reforma agraria parece haber dado hasta el presente, por ella misma, resultados satisfactorios en el desarrollo de la produccion agricola de los paises interesados ni en la elevacion definitiva del nivel de vida de los, agricultores. Queremos destacar aqui que no hablamos de quienes defienden simples intereses personales.

Veamos, entonces, muy esquematicamente sin duda, las ideas de los economistas que hablan esencialmente de desarrollo y fren- te a ellos las tendencias de los que adoptan un punto de vista mas social, con muchas diferencias, por otra parte. Se trata, en realidad, de perspectivas complementarias que se diferen,cian, so- bre todo, por un cierto orden de importancia relativa y de prio- ridad en la accion, aunque sus teorias del crecimiento puedan ser divergentes. Precisaran esas miras ciertas consideraciones sobre algunas reformas agrarias latinoamericanas.

La reforrma agraria mas antigua de America es, sin duda, la de Haiti, si puede darse ese nombre a la profunda transformacion de las estructuras agrarias realizadas alli en el curso de la primera mitad del siglo xix, bajo la presion de los viejos esclavos de las refinerias francesas de Santo Domingo. Paul Moral muestra como los negros se repartieron, en pequefias explotaciones indepen- dientes. tierras de cania o cafe sustituyendo, en gran parte, los cul- tivos de subsistencia por una pujante economia colonial de expor- tacion 1. Liquidaron asi las, secuelas de la sociedad esclavista y aseguraron, para la epoca, un relativo bienestar individual com- prometiendo, sin embargo, gravemente la economia global de la nueva Republica de Haiti. a quien los otros paises tuvieron en una verdadera cuarentena. Podemos preguntarnos si esta profun- da revolucion agraria y social no ofrecio posibilidades de rec;ins- truccion economica para el pais que sus dirigentes no supieron aprovechar. En todo caso, el rapido crecimiento demografico de una poblacion tosca, sin otros recursos que la agricultura. sobre un estrecho territorio utilizable, bastaria para explicar hoy la de- gradacion de su nivel de vida.

dependen, no de una mayor igualdad, sino de la eliminaci6n o de la correcci6n de las desigualdades improductivas" He aqui una conclusi6n a menudo citada de su teoria del "dinamismo de la dominaci6n" (cf. op. cit., p. 94).

n Cf. principalmente Paul Moral, Le paysan haitien (*tude sur la vie rurale en Haiti), Paris, 1961, p. 19, 21, 28, 34 y sig. Cf. tambien diversos trabajos de Leslie Ma- nigat, etcetera.

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Nos referimos al caso haitiano, poco citado, para ilustrar me- jor las dos fases del problema: el econ6mico y el social. Los espe- cialistas nos' hablaran en forma precisa y con nuimeros de los casos mexicano, boliviano, cubano, etcetera. Pongamos, sin embargo, algunos jalones para buscar los elementos de solucion.

M1iXICO

La reforma agraria mexicana, que tiene en parte origenes cam- pesinos (el levantamiento zapatista de 1911 a 1919), sufre alter. nativas diversas en mas de 25 afnos de una fase que podriamos lla- mar activa y que culmina y se acaba con la presidencia de Car- denas (1934-1940). Su institucion mas tipica, el ejido, prolonga, sistematiza y busca modernizar la vieja comunidad campesina (originado en el calpulli indigena), donde la explotacion indivi- dual o familiar pasa a ser comunal, colectiva y, naturalmente, inalienable. Pero -hecho esencial que la diferencia de la comu- nidad peruana restaurada, por ejemplo- el ejido se anex6 la mayor parte de las viejas haciendas que la circundaban antes de la re- volucion. Asl. el mundo rural mexicano realizo el deseo mas caro de todo campesino: obtener la tierra, concedida sin credito, para cultivarla, como ocurria mas frecuentemente. Esta satisfaccion, que esta lejos de ser solamente de orden economico, va unida a la ausencia general de tensiones, a la estabilidad social y a la politica qu, sin recurrir a un regimen autoritario, siguio a esas profundas transformaciones agrarias y que caracteriza aun hoy a Mexico des- pues de mas de 30 afnos.

Esta situacion, combinada con otros factores favorables, per- mitio finalmente un progreso y un impulso considerable, ya que despues de la presidencia de Cardenas el poder paso a manos de hombres' que, proclamandose solidarios con la revolucion, tenian puntos de vista de economistas y algunos de tecnocratas. Ellos consideraban que lo esencial estaba hecho en el campo agrario y se volcaron al desarrollo industrial y agricola. Se agregaron a la irrigacion vastas extensiones de tierras, no tanto para los ejidos sino para provecho de capitalistas privados que crearon nuevas explotaciones mecanizadas. sostenidas por el credito bancario pu- blico y privado. Esta evolucion se hizo particularmente neta bajo un presidente como Aleman (1946-1952), que tuvo una confianza limitada en el porvenir economico del ejido. En esas condiciones,

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Mexico triplico su renta nacional despues de Cardenas, lo que per- mitio al economista Rostow hablar de un "take off" en ese pals.

Este "take off" general hacia un nivel de vida como el de los paises desarrollados es probable, pero no evidente, debido al cre- cimiento demografico acelerado, calculado en un 3,4 % por afio en 1957. Bien puede esto contrabalancear los efectos practicos de la distribucion de tierras a los ejidos (que no tuvieron mas prioridad despues de 1940). ]isa es la causa por la cual existe en los pueblos y los ejidos una masa rural de pequefnos productores y gente sin tierra (/de que importancia exacta?) que quedaron completamen- te al margen de los sectores prosperos de la nacion y que son una sombra en el cuadro. z,Bastaran los descubrimientos tecnicos. el desarrollo industrial y el juego normal del crecimiento economico para resolver este grave problema en el corto plazo que se nece- sita para evitar numerosas tensiones en ese pals? La presencia cercana de los Estados Unidos y de su inmensa reserva de capita- les puede ser una oportunidad para esta solucion puramente "eco- n6omica". /O se comprobara que son necesarios recursos extraor- dinarios que, directamente o no, incidiran en el actual equilibrio social? Se obtendran, sin duda, serios elementos de comprobacion a estas cuestiones si se emprenden investigaciones cuantitativas, tan precisas como sea posible, sobre situaciones que, en parte, pa- recen ignorar las estadisticas oficiales disponibles.

Sea lo que sea, si se compara a Mexico con la mayor parte de los demas paises de America latina. todavia hoy, y aunque sea indirectamente, el balance de su reforma agraria parece lar- gamente positivo 12.

BOLIVIA

Ni aun los especialistas conocen bien los efectos de la refor- ma agraria boliviana. Seran, sin duda. mas completos mafiana por los importantes estudios de equipo que le consagrara la Univer- sidad de Wiscosin, despues de investigaciones mas limitadas de uno de nuestros jovenes compatriotas, J. Bernard, a quien se le deben diversas informaciones sobre el lugar. En espera de esos nuevos trabajos, trataremos de exponer algunos problemas y plan- tar jalones, limitandonos por el momento a un caso local, pero

12 Todo esto esti desarrollado y parte cifrado en un estudio actual en prensa: Francois Chevalier, Ejido and stability in Mexico, The Royal Institute of Interna- tional Affairs, Chatham House, Londres, 1966. Versi6n francesa en Revue de Science Polltique, Paris, julio-agosto de 1966.

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bastante representativo. el de Chivo, citado ya (cer.ca del lago Titicaca), gracias a las investigaciones recientes y muy precisas de un grupo de etnologos con Matos Mar. interpretadas a la luz de otros estudios y, sobre todo, de una visita a esa region con Gumban, de "Accion Andina" (BIT), que ha vivido durante seis afios en Bolivia.

Parece ser que en el momento en que estalla la revolucion agraria, en 1952, dirigida por el M.N.R. de Paz Es'tenssoro, mu- chos campesinos no reaccionaron espontaneamente contra la or- ganizacion de las haciendas. En Chivo se ve volver a los descen- dientes que habian partido a la ciudad medio siglo antes por no haberse querido "vender" o someter a la servidumbre del trabajo. En cierto desorden y no sin temer la vuelta ofensiva del propie- tario, gente nueva y colonos se hicieron atribuir una parte de las tierras ricas que aquellos habian reservado para la explotacion directa de sus tambos con la ayuda de los turnos de trabajo. Se reconstruyeron espontaneamente las viejas comunidades, en parte desmanteladas y avasalladas, pero con rasgos mas individualistas, ya que no eran ahora los viejos grupos formados por muchas fa- milias o los individuos mayores los que recibian lotes de tierra (o sayanas), sino que en lo sucesivo se les daban a cada familia individualmente. Escapando a menudo a la presion de nuevos di- rigentes que reemplazaron al mayordomo, los campesinos toma- ron un ritmo de trabajo mas lento ("desde la reforma. ya hemos descansado") y reemplazaron en parte la ganaderia moderna por cultivos destinados a su propia .consumicion. Ellos se pusieron al lado del M.N.R. y de su jefe, quien les dio la tierra -o se la devolvi6-. Pero un sector del poder reacciono contra la tenden- cia que amenazaba al abastecimiento de las ciudades y a la econo- mia de todo el pals. Para ello creo sindicatos rurales, que los 6r- ganos politicos llamaban "comandos M.N.R.", que dependian di- rectamente de el y que formaba a traves del pals un resorte des- tinado a hacer aplicar la reforma agraria del 2 de agosto de 1953. En esas condiciones se constituyo, en las tierras de Chivo, en 1954, una cooperativa de produccion a la cual se invitaba a los campe- sinos a adherirse libremente. Gracias a ciertas ventajas los prime- ros diez asociados se convirtieron en 64 en 1959 (sobre un total de alrededor de noventa y cuatro familias). Pero esto era solo apariencias ya que, en efecto. la extension de las tierras explota- das en cooperativas se redujo rapidamente, como lo muestra el cuadro siguiente:

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1955 1961 1963-64

Lotes individuales 637.5 ha. 836.4 ha. 876.4 ha.

Cooperativas 382.4 ha. 168.7 ha. 60.8 ha.

La evolucion de algunas de las otras tierras colectivas acen- tu6 aun mas ese fenomeno, ya que el pastaje comunal fue muy reducido, mientras que la zona de reforestacion fue transformada en tierras de cultivos temporarios individuales.

ZQue pas6 entonces? Los organismos rurales de control del M. N. R. decayeron rapidamente, e independientemente de cier- tos abusos en el funcionamiento de las cooperativas, los campesinos ejercieron una constante presion, tanto para aumentar la extension de sus lotes personales como para crear nuevos en favor de los jovenes. a expensas de las tierras de las cooperativas o de las zonas comunales. Los investigadores de Chivo preven la total des- aparicion de aquellas y llegan a la conclusion de que "la comu- nidad va casi irremediablemente al minifundio". Por otra parte, muchas de esas cooperativas desaparecieron completamente a par- tir de 1959 (presiden,cia de Siles).

Puede ser que el viejo espiritu de cooperacion, debilitado por los sucesivos cambios sociales, jugara solo para algunos trabajos de interes comuin (construccion de escuelas, refaccion de caminos, etc.), ya que los campesinos mostraban una evidente repugnancia por los, cultivos colectivos, puesto que los frutos de su trabajo, le- gal, o mejor dicho, ilegalmente (es necesario decirlo), no llega- ban jamas a sus manos de una forma integra 13. Pero esta evolucion es reconocida poco a poco por la ley boliviana, por lo menos en las altas mesefas pobladas. Sea debido a la falta de cuadros locales que pudieran controlar la situacion y mantener, en los hechos, las cooperativas, sea porque el partido gobernante estaba semiprisio- nero de su clientela campesina -la uinica que, en definitiva, lo apoyaba totalmente-, sea porque sus concepciones politicas hu- bieran evolucionado, y probablemente por todas estas razones reu- nidas, el gobierno de Paz Estenssoro comenzo a conceder en nu- mero creciente, nuevos titulos de pequenfias y medias propiedades individuales. no negociables, como el ejido mexicano; 165.708 de agosto de 1960 a agosto de 1963, contra 60.836 en total para toda la

13 J. Matos Mar y otros, Tierra y reforma agraria en Chivo, op. cit., en particu- lar, p. 19, 20, 33, 37, 82, 92, 105.

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epoca anterior.'4. Tambien se cedio a las, solicitudes de los intere- sados que obtenian por su explotacion una seguridad que tenia su lado favorable, por lo menos a corto plazo.

La nueva junta militar en el poder ha acentuado fuertemen- te esta tendencia, sin que aun se sepa si los titulos de propiedad son alienables (decreto del 2 de agosto de 1965). A juzgar por el caso -sintomatico- de Chivo y desde un punto de vista economico el gobierno del M. N. R. no logro implantar, a pesar de las esta- disticas 15, cooperativas capaces de mantener unidades de explota- cion mejor adaptadas a las condiciones modernas de la produccion. Por el contrario, se ha notado una tendencia a la parcelacion que, unida al crecimiento demografico, puede conducir ante de tiempo a la pequenia propiedad individual.

Y, sin embargo, como en Mexico (guardando la distancia), tuvo lugar una revolucion social cuyos principales beneficiarios fueron los indios. En Chivo han tornado conciencia de esto y el caso no debe ser aislado. Escuchan las transistores y ya no ignoran la politica, mejor quizas que en el Peru, tan cercano. Entre ellos, las nuevas actitudes y reacciones golpean a los observadores, pero esos cambios de mentalidad, esas mutaciones psicologicas son las mas dificiles de detectar cientificamente y, sobre todo, de medir.

Aunque los campesinos no parecen estar en contacto directo con la politica. representan ya una fuerza que, aunque pueda eclip- sarse, los partidos y los gobiernos no pueden ignorar por mucho mas tiempo. Es necesario que esta fuerza sea bien orientada, ya

14 Estadisticas que me envi6 el verano de 19,63 el Ministerio de Asuntos Campe- sinos de La Paz. He aqui las cifras completas:

No de Titulos Jefes de familia Poblaci6n Superficie propietarios repuestos beneficiados beneficiada distr. (ha.)

Hasta agosto de 1960 1.367 60.836 42.506 337.542 1.297.890 Desde esa fecha al 30 de junio de 1963 4.575 165.703 108.929 729.824 3.555.064 TOTAL 5.942 226.544 151.435 1.067.366 4.852.954

15 La estadfstica citada da: Hasta agosto

de 1960 1961 1962 Hasta 8-63 Total N? de cooperativas 83 68 72 21 244 Miembros 6.464 5.103 5.839 1.169 18.575 Capital suscrito 13.345 1.905 2.364 0,346 17.961 (Millones de pesos bolivianos) Capital pagado (idem) 2.718 1.193 1.308 0,242 5.464

En realidad, estas cifras comprenden tambien las cooperativas industriales, de servicios de renta, de credito, etcetera, en su mayor parte urbanas: 108 en total, contra 138 cooperativas agricolas y de ganado propiamente dichas.

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que es posible edificar una economia, una nacion moderna, coIn hombres que, reencontrandose con la esperanza, puedan abrirse al progreso.

En cuanto a la importancia de la reforma agraria en Cuba es materia aparte. Busca, en primer lugar, mantener -y tambien re- forzar- las grandes unidades de explotacion en un modelo socia- lista, pero tambien en una economia tributaria dentro de una co- yuntura de politica internacional exterior al pais, lo que modifica los datos del problema. Yo no he vuelto a Cuba desde hace tres anios y medio y dejare hablar a los especialistas. Debemos recalcar, sin embargo, que la revolucion cubana contribuyo a llevar la re- forma agraria al primer plano en la actualidad americana.

Al llegar al fin de esta exposicion, donde he querido esclarecer los titulos del coloquio con algunos ejemplos tomados de un pre- sente o de un pasado auin vivo, tengo conciencia de haber corrido un riesgo: el de haber hablado en terminos generales, muy genera- les. sin duda, de fenomenos extremadamente diversos y complejos.

Hubiera sido comodo, en efecto, mostrar las profundas dife- rencias, ver la falta de medidas comunes, entre las realidades que cubren todas las palabras-clave empleadas. Si, por ejemplo, "re- forma agraria" significa para ciertas personas transformaciones ra- dicales en las relaciones sociales y para otros la compra muy cara por el Estado de sus, mediocres haciendas -ies a lo que en la prac- tica se reduce para ciertos paisesl-; si en Mexico "pequenia pro- piedad" puede designar a la vez al lote del campesino minifundis- ta y a las 300 hectareas irrigadas del capitalista, tratamos de ca- sos extremos donde el equivoco no es posible sino para la gente poco informada. Por otra parte. el escollo no es facil de evitar, ya que uno se expone a parecer superficial y poco preciso, aun li- mitandose como aqui a los aspectos agrarios de cada solucion (que no pueden ser, por lo tanto, sino globales), cuando lo que se quie- re es resumir los resultados de recientes observaciones y de deta- lladas investigaciones aun en curso. Por lo tanto, es necesario arriesgarse. Hay momentos en la investigacion especializada en que es necesario retroceder, hacer paralelos fenomenos necesaria- mente distintos, cuidarse de perspectivas mas grandes; libre de que se critiquen mis puntos de vista o se invaliden estas conclu- siones provisionales, quise dar algunas bases de discusion a fin de establecer en comun cuales son las cuestiones que deben tener prio- ridad en la investigacion, que elementos de solucion poseemos, que verificaciones deben ser hechas y que puntos quedan por esclarecer.

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PROBLEMAS AGRARIOS EN LA AMERICA INDfGENA

Sin duda muchos tecnicos, economistas o "cientificos csociales" no daran importancia y menos auin prioridad a los problemas agra- rios de las poblaciones "marginales" (que lo son por su renta, no por su importancia numerica). Para ellos -y para nosotros tambien- las soluciones se encuentran, por otra parte, en la posibi- lidad de crear nuevas actividades, de abrir nuevas zonas a la co- lonizacion, de hacer nacer industrias (y servicios) susceptibles de absolver los excedentes de mano de obra, es decir, de promover una sociedad "desarrollada" globalmente, donde el sector agricc- la no representara sino una fraccion reducida de la poblacion.

Seguramente tienen razon a mas o menos largo alcance, aun- que las industrias para desarrollarse necesitan un mercado inter- no unido a la suerte del campo. ,Pero los acontecimientos les de- jaran tiempo para poner en marcha las soluciones que preconizan y que se imponen, de realizar enormes inversiones en forma pro- gresiva y masiva? Ya que no solamente la sobrepoblacion y otros fenomenos tienden a deteriorar la situacion en vastas zonas, sino que las actitudes y las mentalidades (poco estudiadas y conocidas) evolucionan hasta el punto de provocar verdaderas mutaciones aun en los campos aparentemente en retroceso. Tambien es probable que en un futuro cercano esos gobernantes sean llevados -u obli- gados- a dar ciertas satisfacciones inmediatas a este tercer mun- do rural que se despierta. Para aligerar en breve tiempo la situa- cion, sera necesario encontrar otros medios que los que resultan, bajo una forma u otra, de la distribucion de la tierra, solucion que es la mas rudimentaria pero la mas natural. LO quizas si los res- ponsables pueden o quieren conservar la unidad de las grandes y medias explotaciones. deberian redistribuir las, rentas de la tie- rra especialmente por regimenes fiscales apropiados, sin tar- danza y de una manera visible y tangible para los interesados, con- servando en la medida de lo posible las libertades individuales? En todo caso, la densidad del mundo rural de America latina im- pide que sea reabsorbido en breve tiempo. De aqui a alla, quiza sera necesario encontrar pronto soluciones, soluciones que son urgentes, desde el punto de vista de la dignidad humana.

Pero si los especialistas no se abren tambien a los problemas que a menudo exceden su ciencia y su tecnica, seran personas me- nos preparadas que ellos y menos desinteresadas quienes trataran de resolver esos grandes problemas, quienes influiran sobre la opi- nion y, finalmente, sobre las decisiones que es necesario tomar.

Ya que en America latina, como en todas partes o mas que

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en todas partes, la historia se acelera, cargada de problemas muy graves, a menudo urgentes, a veces amenazantes.

Quedandonos cada uno en nuestra especialidad, guardemonos de pasar a su lado sin reconocerlos.

Traduccion de Sara Jorge

RESUMEN

Al presentar los trabajos del coloquio sobre "Problemas agrarios de America latina" el autor se refiere a la necesidad de un enfoque pluridis- ciplinario en las investigaciones agrarias y aunque destaca las limitacio- nes propias de cada disciplina seinala que no puede lograrse una vision de conjunto del problema si no se las relaciona estrechamente. Al des- cribir distintos estudios sobre la materia destaca los efectuados desde una perspectiva antropologico-social y economica continuados tambien desde las dimensiones historica, geografica, psicologica, etc. Se refiere a los complejos problemas economicos y sociales de las pequenfas comunidades y los grandes dominios y al referirse a los proyectos de reforma agraria y sus primeras experiencias cita los casos de Mexico y Bolivia y su evo- lucion a traves del tiempo. Se pregunta, finalmente, si esa es una so- lucion para los problemas sociales que convulsionan cada tanto a la masa campesina del continente, marginadas, en general, del proceso de des- arrollo de sus respectivos paises. El autor senfiala que ha tratado de esta- blecer algunos principios e hipotesis para los estudios sobre la realidad agraria de America latina.

SUMMARY

Presenting the papers of the "Colloquy og Agricultural Problems in Latin America", the author deals with the necessity of a pluridisci- plinarian approach in the agricultural investigations, and even if he re- marks the proper limitations of each discipline he points out that no total vision of the problem can be achieved without a close interassociation among each discipline. Describing different studies about the present subject, he emphazises those undertaken from a social-anthropological tand economic point of view .and continued too from the same historical, geographical, psychological, etc. dimensions. He refers to the complex economic and social problems of small communities and great proper- ties, and refering to the projects of the Agrarian Reform and its first experiences he mentions the cases of Mexico and Bolivia and its subse- quent evolution. He asks, finally, if that is the solution for the social problems that periodically agitate the peasant mass of the continent, gene- rally outsided from the incremental process of their respective countries. The author remarks that he tried to establish some principles and hy- pothesis in view of future studies about the agricultural situation in La- tin America.

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