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  • LOS REINOSGERMNICOS

    DAVID BARRERASCRISTINA DURN

    ANATOMA DE LA HISTORIA

  • Publicado bajo una licencia Creative Commons 3.0 (Reconocimiento - No comercial - Sin Obra Derivada) por:

    David Barreras y Cristina Durn, 2011.

    Anatoma de la Historia, 2011. www.anatomiadelahistoria.com [email protected]

    Edicin a cargo de:

    Jos Luis Ibez Salas

    Diseo:

    Anatoma de Red

    BY NCCC

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    ser: el descubrimiento de Amrica en 1492 y el Re-nacimiento del siglo XV.

    Por otro lado, como nos indica el propio Gon-zlez Gimnez, hasta hace relativamente pocos aos predomin el criterio de dividir la Edad Media en dos grandes periodos, denominados Alta y Baja Edad Media. El primero de ellos tendra lugar des-de el inicio de la Edad Media hasta el siglo XII; el segundo entre ese siglo y el Renacimiento del siglo XV. No obstante, la tendencia actual se decanta ms por una divisin en tres partes, llamadas Alta Edad Media, Plena Edad Media y Baja Edad Media. La primera delimitara el periodo protofeudal, o de ges-tacin del feudalismo, y se prolongara hasta el si-glo X. La segunda, que se desarrollara hasta el siglo XIII, podra ser denominada tambin Edad Media Clsica y encerrara el periodo de tiempo marcado por la existencia de regmenes feudales maduros. Fi-nalmente, el tercer periodo, conocido tambin por Edad Media Tarda, coincidira con el nacimiento de las grandes monarquas absolutas y finalizara en el siglo XV con el inicio de la Edad Moderna.

    El nuevo orden

    La sustitucin del poder estatal romano en Occi-dente por un sinfn de reinos germnicos, que cul-min con la toma de Italia por los hrulos de Odoa-cro en el 476, marc tambin el reemplazamiento de una sociedad muy desarrollada por otra mucho ms primitiva.

    Como afirma el historiador espaol Miguel ngel Ladero Quesada, tras la cada del Imperio romano

    Concepto de Edad Media

    Comencemos por fijar un concepto esencial, el que hace referencia al marco temporal, y espacial, del asunto de este artculo.

    En opinin del medievalista espaol Manuel Gonzlez Gimnez, podemos definir la Edad Media de Europa occidental como aquella etapa histri-ca que discurra entre la Antigedad clsica y el Re-nacimiento. Una sencilla definicin que no delimita cronolgicamente el periodo histrico en cuestin. En ocasiones se han fijado los lmites del Medievo entre la fundacin de Constantinopla, en el 330, y su conquista por los otomanos, en 1453, por lo que, en consecuencia, la Edad Media coincidira en el tiempo con el llamado Imperio romano de Oriente. Resulta muy curioso que ese imperio, el que se crea-ra en torno a Constantinopla y al que habitualmente llamamos bizantino, la anttesis del Occidente br-baro medieval, nos puede resultar de utilidad para delimitar cronolgicamente esta etapa histrica.

    No obstante, se han manejado muchas otras fe-chas para marcar el comienzo de la Edad Media. Sirvan de ejemplo el Edicto de Miln firmado en el 313, la invasin germnica del 406 o la cada del Imperio romano de Occidente, tras la deposicin de Rmulo Augusto en el 476, acontecimiento este ltimo que, con toda probabilidad, sea el ms utili-zado como indicador del final de la Edad Antigua.

    De la misma forma, se han venido barajando otras tantas fechas para fijar el final de esta edad. Los acontecimientos o periodos ms empleados podran

    Los reinos germnicos De la cada de Roma a la senda del feudalismo

    Por David Barreras y Cristina Durn

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    recibieran ttulos por parte de los romanos, que les convertan en representantes de la autoridad imperial.

    La sustitucin del poder militar y poltico roma-no ya era un hecho, solamente quedaba acabar con aquella farsa y deshacerse de los ltimos reductos imperiales, poniendo fin, entre otras cosas, a la lnea ininterrumpida de emperadores romanos que desde tiempos de Octavio (27 a.C.-14-d.C.) se sentaron en el trono de los Augustos. Sin embargo, todos es-tos cambios no se produjeron repentinamente, sino que, ms bien quedaron integrados en un proceso de transicin de ms de doscientos aos, iniciado en el siglo III, que permitira el paso desde la Antigedad tarda a la Edad Media. Dicho turbulento periodo hizo posible que de forma muy lenta fuera teniendo lugar la fusin entre la sociedad romana y la germa-na, proceso que, en muchos casos, sirva de ejemplo el del reino franco, nicamente se completara con el paso de los siglos. A ello colabor si duda la con-versin al catolicismo efectuada por parte de los in-vasores germnicos, abandonando consecuentemen-te sus credos paganos o arrianos, hito que permiti, a su vez, dar un gran paso hacia la fusin tnica. Al diluirse las diferencias entre razas, se fue difuminan-do tambin la dualidad de legislaciones que exista originalmente en los nuevos reinos surgidos tras el desmembramiento del Imperio romano de Occiden-te.

    Tras la gran crisis del siglo III, en el Imperio romano se haban hecho necesarios una serie de cambios que permitieran garantizar la defensa y el mantenimiento del poder imperial. Para ello, Dio-cleciano someti al Estado a una profunda reforma administrativa, econmica y militar que se mostr efectiva en su cometido de asegurar la existencia del Imperio durante dos siglos ms pero, como contra-partida, result ser opresiva e injusta para los ciuda-danos.

    Paralelamente, las invasiones brbaras del siglo V estimularon las revueltas internas y acabaron por hacer ver a la sociedad romana que, ante la ausencia de un poder central firme que garantizara su segu-ridad, la autodefensa a escala regional, bajo la pro-teccin de la aristocracia rural, era la nica solucin

    occidental continu modificndose en su territorio el reparto de poderes en los ltimos aos del siglo V, hasta llegar a un nuevo punto de equilibrio ines-table que ser alterado, en la primera mitad de la siguiente centuria, por la expansin de los francos, la ocupacin visigoda de Hispania y la reconquista bizantina.

    Dichos pueblos germnicos ocuparan la tota-lidad del Imperio romano de Occidente, un vasto territorio que, sin embargo, sera invadido por un reducido nmero de individuos perteneciente a estas etnias guerreras. Las investigaciones arqueolgicas aportan ms datos en este sentido. Se estima que los visigodos asentados en la pennsula Ibrica no su-peraran los cien mil, a pesar de que en este caso se tratara de uno de los pueblos germnicos ms pode-rosos. Del mismo modo, fueron slo unos doce mil guerreros ostrogodos los que se instalaron en Italia. Es ms, estos brbaros no disponan de los medios necesarios ni de los conocimientos adecuados para asediar fortificaciones, motivo por el que nicamen-te podan dedicarse a sitiar ciudades amuralladas manteniendo la esperanza de que stas se rindieran ante la falta de provisiones o, en la mayora de los casos, simplemente se conformaban con devastar y saquear las reas rurales y poblaciones circundantes. En consecuencia, el pillaje y las oleadas de muerte y destruccin derivadas del azote brbaro no podran explicar por si solos la cada del Imperio romano de Occidente. Podemos afirmar que la capacidad blica de los invasores no pareca suficiente, en principio, para hacer desaparecer un Estado, en apariencia, tan bien organizado como el romano. La fuerza de estos guerreros germnicos no se deba tanto a su nmero de efectivos como al hecho de haber aca-bado suplantando la estructura poltica y militar de Roma. En principio, se permiti la entrada en te-rritorio imperial de grupos de germanos, la nica forma que encontraron las autoridades romanas para contener y asimilar los vastos fenmenos migrato-rios de estos pueblos brbaros. A estos germanos se les dej asentarse ms all de las fronteras imperiales en calidad de foederati o aliados, al tiempo que pa-saron a formar parte de los ejrcitos romanos y, con el tiempo, sus contingentes acabaron siendo el tipo de tropas predominante en el Imperio. El siguiente paso fue que los caudillos de estos foederati brbaros

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    Tras un periodo de cierta estabilidad, coincidien-do con el auge de la dinasta Carolingia, a partir del siglo IX se inici en Europa otra poca de in-vasiones, conocida como Edad Vikinga, la cual estudiaremos prximamente, que generar de nue-vo un vaco de poder e inseguridad en Occidente. Este ltimo periodo inestable, junto con la crisis de los sucesores de Carlomagno, dar como resultado la implantacin definitiva en la Europa del oeste del feudalismo, la nica frmula que garantizaba la proteccin del pueblo llano por un miembro de la pequea nobleza y de ste por un seor feudal de mayor rango y as sucesivamente hasta formar los entramados caractersticos del sistema. A ello cola-bor una caracterstica comn a todas las entida-des territoriales germnicas surgidas en esta poca: la escasa o nula nocin de Estado que posean sus sbditos y soberanos. Esto implicaba que los mo-narcas germanos consideraran que las tierras de su reino formaban parte de su patrimonio personal, por lo que podan repartirlas en herencia entre sus hijos rompiendo con ello el principio de indivisibili-dad de un Estado. Los monarcas francos llevaran al extremo esta idea, motivo por el cual sus territorios quedaran fragmentados en mltiples ocasiones en distintas entidades gobernadas por diferentes miem-bros de la misma familia real, como por ejemplo los reinos francos de Austrasia y Neustria. En el caso de los visigodos, el acceso al trono tena carcter elec-tivo, probablemente como consecuencia del origen guerrero de su realeza, lo que serva para distorsio-nar aun ms la nocin de Estado, convirtiendo a su monarca en un ttere en manos de las distintas fac-ciones nobiliarias con derecho a voto. En cualquiera de estos casos, nos encontramos ante la negacin del princ