LOS SONIDOS (9 )

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159 LOS SONIDOS (9 ) En principio, sonido radiofónico es todo lo que se escucha por la radio: desde la voz del locutor, pasando por las declaraciones de los protagonistas de la actualidad, la música y los efectos de todo tipo que pueden formar parte de un mensaje. En este capítulo, y dentro de esta apreciación genérica, se analizarán los sonidos como uno de los elementos del código de comunicación radiofónica (voz, palabra, sonido, música y silencio), fundamental para complementar y contextualizar ante la audiencia el mensaje y discurso que emite la radio. Desde esta óptica, sonidos son todos aquellos que no son producidos por la voz o que no han sido armonizados en una composición musical. Sonidos, en suma, que por su enorme variedad y múltiples opciones en cuanto a su utilización dentro del discurso, confieren al mensaje radiofónico no sólo un valor informativo como elemento para contextualizar la noticia sino, también, expresivo y significativo. Es decir, capaces de generar un lenguaje propio: el lenguaje sonoro. EL LENGUAJE SONORO (9.1) Los sonidos se configuran como lenguaje sonoro al crear una semiología - un código de signos acústicos -, que permite al receptor obtener una interpretación del contenido significativo de la cadena sonora que escucha. Esto sucede, porque los sonidos extraen de la memoria del oyente determinados datos en cuanto a conocimientos, experiencia, vivencias, recuerdos, etc..., que se convierte en un lenguaje capaz de transmitir un mensaje inteligible para el que está a la escucha. En este sentido, los sonidos adquieren el carácter de lenguaje porque trasladan al receptor sentimientos, sensaciones, etc..., capaces de hacerle reaccionar y de modificar su opinión o estado de ánimo. << Los sonidos permiten al oyente codificar una serie de signos almacenados en su memoria, con los que obtiene una interpretación significativa de la cadena sonora que escucha >> La capacidad que tiene el oyente para obtener una interpretación significativa al escuchar una cadena sonora, se asienta en la sensibilidad del oído humano que permite generar en la mente una serie de imágenes, con las que se puede establecer un desarrollo argumental y significativo de lo que escucha.

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LOS SONIDOS (9 )

En principio, sonido radiofónico es todo lo que se escucha por la radio:

desde la voz del locutor, pasando por las declaraciones de los protagonistas

de la actualidad, la música y los efectos de todo tipo que pueden formar

parte de un mensaje. En este capítulo, y dentro de esta apreciación

genérica, se analizarán los sonidos como uno de los elementos del código

de comunicación radiofónica (voz, palabra, sonido, música y silencio),

fundamental para complementar y contextualizar ante la audiencia el

mensaje y discurso que emite la radio. Desde esta óptica, sonidos son

todos aquellos que no son producidos por la voz o que no han sido

armonizados en una composición musical. Sonidos, en suma, que por su

enorme variedad y múltiples opciones en cuanto a su utilización dentro del

discurso, confieren al mensaje radiofónico no sólo un valor informativo

como elemento para contextualizar la noticia sino, también, expresivo y

significativo. Es decir, capaces de generar un lenguaje propio: el lenguaje

sonoro.

EL LENGUAJE SONORO (9.1)

Los sonidos se configuran como lenguaje sonoro al crear una semiología -

un código de signos acústicos -, que permite al receptor obtener una

interpretación del contenido significativo de la cadena sonora que escucha.

Esto sucede, porque los sonidos extraen de la memoria del oyente

determinados datos en cuanto a conocimientos, experiencia, vivencias,

recuerdos, etc..., que se convierte en un lenguaje capaz de transmitir un

mensaje inteligible para el que está a la escucha. En este sentido, los

sonidos adquieren el carácter de lenguaje porque trasladan al receptor

sentimientos, sensaciones, etc..., capaces de hacerle reaccionar y de

modificar su opinión o estado de ánimo.

<< Los sonidos permiten al oyente codificar una serie de signos

almacenados en su memoria, con los que obtiene una interpretación

significativa de la cadena sonora que escucha >>

La capacidad que tiene el oyente para obtener una interpretación

significativa al escuchar una cadena sonora, se asienta en la sensibilidad del

oído humano que permite generar en la mente una serie de imágenes, con

las que se puede establecer un desarrollo argumental y significativo de lo

que escucha.

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Es lo que se denomina imagen acústica, con la que se define la capacidad

del sonido de hacer evocar en imágenes mentales, la interpretación que le

atribuye la experiencia, conocimientos, sentidos o vivencias personales de

cada oyente.

La imagen acústica (9.1.1)

Según la definición del lingüista Ferdinand de Saussure: << la imagen

acústica no es el contenido material, cosa puramente física, sino una huella

psíquica, la representación que de él nos da el testimonio de nuestros

sentidos >>. Esa huella psíquica a la que se refiere Saussure, es la

capacidad del sonido para estimular y extraer de la memoria una imagen

almacenada que se despierta, al estar asociada al sonido que se escucha

En este sentido, la cadena sonora que ofrece la radio con su emisión es

percibida por la audiencia como un sistema de sugerencias, de imágenes

acústicas, capaces de estimular su imaginación; lo que da lugar a una

escucha activa y no pasiva. En esta línea y tal y como afirma el catedrático

Mariano Cebrian: <<el receptor no es un mero recipiente pasivo>>, sino

que, por el contrario, se ve impelido a recomponer la realidad que se le

transmite en forma de sonido. Esa escucha activa se produce no sólo por

el estímulo de la imaginación, sino también por la iconicidad -el código de

signos-, que encierra el sonido radiofónico, al ser un reflejo de la fuente

que lo ha producido; ya que lo que percibe el oyente no es el sonido

original, sino una reproducción del mismo: una imagen acústica de lo que

escucha.

El oyente reconoce, decodifica, la fuente original del sonido que escucha,

de acuerdo a unos niveles de percepción propios, y en función de la carga

sensorial que cada sonido incorpora. A este proceso de decodificación

tampoco es ajeno el medio en el que se produce la escucha, el lugar, el tipo

de receptor, la utilización que se realiza del mismo, el volumen empleado,

etc... Por ello, la decodificación final que realiza el oyente de una cadena

sonora no dependerá únicamente de las intenciones del emisor; sino

también de la propia intervención del receptor, por medio de su

imaginación, de la recomposición mental que hace en imágenes acústicas,

y del lugar y manera en que efectúa la escucha.

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Grados de percepción del lenguaje sonoro (9.1.2)

Si el sonido, la cadena acústica radiofónica, es un sistema capaz de crear

sensaciones y despertar la imaginación de quién permanece a la escucha; la

percepción final de mensaje -del contenido significativo-, dependerá de la

intencionalidad de quién elabora y emite esa cadena sonora y, en la misma

proporción, de la escucha e interpretación que realiza cada oyente en

concreto. En este sentido, se pueden establecer distintos grados o niveles

de percepción (3), con respecto al proceso de interpretación que realiza el

oyente como sujeto inserto en un contexto vital, social y cultural

generalizable y, a la vez, individualmente sensible, emotivo e imaginativo.

Primer grado: percepción de carácter universal

Referida a la capacidad de determinados sonidos para despertar

sensaciones y estados de ánimo similares en la totalidad de la

audiencia: bienestar, miedo, excitación, intriga, sospecha, relajación,

etc... En este caso, el agente sonoro que provoca este tipo de

reacciones en la audiencia es, fundamentalmente, la música y,

también, determinados sonidos procedentes de la naturaleza: agua,

lluvia, tormenta, fuego, etc... Unos y otros conforman un lenguaje

sonoro de carácter universal que provoca en el oyente una percepción

anímica generalizable a toda la audiencia, al margen de la

individualidad de cada uno de sus integrantes.

Segundo grado: percepción individualizada

El segundo grado de percepción que el oyente pone en juego para

obtener una interpretación de la cadena sonora, es la asociación

mental que establece entre el sonido que escucha y la imagen,

situación u objeto que previamente tiene registrado en su memoria.

Así, la percepción de cada oyente dependerá del contexto social y

cultural del que haya extraído los datos, conocimientos y experiencia

vital que tenga almacenados. Es decir, la percepción del sonido que

realiza pierde su carácter universal, para dar paso a una serie de

interpretaciones paralelas que dependen del proceso de socialización

y aprendizaje cultural de cada individuo en concreto.

(3) << Técnicas de Comunicación en Radio>>, de M.A. Ortiz/J.

Marchamalo.

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Se trata pues de un proceso de interpretación de la cadena sonora,

en el que influyen los referentes sonoros adquiridos a través de la

propia experiencia y, también, los adquiridos a través de soportes

ajenos a la misma: el cine, la televisión y la misma radio.

A pesar de esta doble capacidad interpretativa del oyente, la razón

por la cual el mensaje radiofónico es interpretable de manera general

por una audiencia masiva está en la utilización que realizan los

medios de comunicación de los códigos comunicativos

convencionales del medio social al que se dirigen; y que provocan la

homogeneización del mensaje sonoro que recibe el oyente o

espectador. De esta manera se garantiza que, a pesar de la

interpretación personal que en este segundo nivel de percepción

realiza cada oyente, el código comunicativo que se transmite en

forma de sonido mantenga un mínimo de convencionalismo que

apela a la conciencia colectiva de cada sociedad en particular. Ello

permite, en consecuencia, una interpretación generalizable entre la

audiencia del contenido informativo y la intencionalidad que subyace

en una cadena sonora.

El carácter cultural de este segundo grado de percepción se

concreta, por ejemplo, en la dificultad que tendría para interpretar el

sonido de un atasco de tráfico, un individuo que viva en una zona

aislada de África sin carreteras ni vehículos. Del mismo modo, para

precisar el componente cultural adquirido de hechos ajenos a la

propia experiencia, se puede citar a modo de ejemplo, el sonido de

un arma láser o el de las espuelas de un vaquero del oeste que de

oírlos una y mil veces en el cine son aceptados como reales, aunque

nunca se hayan escuchado en directo.

Tercer grado: percepción subjetiva

La capacidad que tiene el sonido para despertar emociones, es el

estímulo que se activa en este tercer grado de percepción en el

oyente. Aquí, la asociación que se establece es entre el sonido y los

sentimientos individuales, basados en las vivencias íntimas, los

momentos, y las situaciones personales que ponen al descubierto una

emotividad especial en quién permanece a la escucha. Es una

percepción de carácter totalmente subjetivo y, por lo tanto, sujeta a

interpretaciones imprevisibles; por ejemplo, los sentimientos y

emociones dispares y hasta contrapuestos que una misma canción

puede despertar entre los espectadores que acuden a un mismo

concierto.

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La radio como sistema de información acústica (9.1.3)

Para facilitar una correcta interpretación de la cadena sonora que emite la

radio esta debe estar expresada de acuerdo a las características de

realización del sonido propios de la comunidad lingüística a la que se

dirige. Esas características se refieren a la dicción, la intensidad, la

entonación, el ritmo, etc..., con los que se expresan los sonidos en cada

comunidad en concreto. En la radio, tal y como señala el Dr. Mariano

Cebrián, << importa la realización concreta de los sonidos >>; y en la

locución, en la realización del habla, la correcta ejecución fonética de los

mismos. Así, por ejemplo, sería absurdo que en España se utilizará en la

radio un habla como el que se emplea en Argentina, aunque se utilice en

ambos casos la misma lengua. Lo contrario supondría dificultar, cuando no

impedir, la interpretación por parte del oyente, del contenido significativo

de la cadena sonora que se emite.

Funciones informativas de las imágenes acústicas

En la radio, el sonido se utiliza como elemento de significación y

expresividad, con el objetivo de generar en la audiencia imágenes

mentales que le permitan enmarcar y situar el contenido de la cadena

sonora dentro de un contexto. Ese marco de referencia de carácter

informativo se concreta, de manera genérica, en las siguientes

funciones significativas del sonido:

- Ambiental: Aunque el sonido no siempre ofrece la imagen

concreta de una realidad, sí tiene la capacidad de sugerir en

el oyente un ambiente o una atmósfera, con respecto al

desarrollo de la acción que se relata.

- Temporal : Los sonidos son siempre referente de una

temporalidad que está íntimamente relacionada con las

circunstancias a las que lo vincula cada oyente - su valor

iconográfico -, así como con otra serie de características

como son su duración e intensidad.

- Espacial : El sonido cumple también la función de generar,

de sugerir al oyente, una sensación de espacio,

directamente relacionada con la proximidad o lejanía de la

fuente que emite la cadena sonora. Esta circunstancia

permite un acercamiento o alejamiento de la realidad, que

crea un espacio acústico propio en cada situación y para

cada oyente.

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Es él quién determina ese espacio acústico, al establecer

mentalmente el grado de complicidad o desinterés con

respecto a la cadena sonora que escucha. El sonido permite

al oyente trasladarse a un espacio físico concreto - desde

una sala de conciertos a una playa -, distinto al que ocupa

durante el momento de la escucha. En este sentido, la

mejora en la calidad técnica del sonido en general - y del

radiofónico en particular -, con la introducción de los

sistemas de sonido digital, ha venido a aumentar en el

oyente esa sensación espacial que transmiten el sonido.

- Descriptiva: El sonido que transmite la radio es percibido

por el oyente por su valor como referente de una realidad

que puede reconocer. Es decir, por su valor descriptivo y

que le otorga carácter de documento de la realidad de la que

informa.

- Sugestiva : El estímulo de la imaginación que despierta el

sonido, es el resultado de las funciones anteriores y que este

desarrolla dentro de la cadena sonora radiofónica. Ese

estímulo se define en la capacidad del sonido para sugerir

realidades inconcretas que son interpretadas por cada

oyente, de acuerdo a su personalidad y vivencias.

Capacidad para estimular la imaginación que se convierte

en seña de identidad de la cadena acústica que transmite la

radio que la diferencia, en cuanto medio de comunicación,

de la prensa escrita, televisión o internet.

CUALIDADES DEL SONIDO (9.2)

Para que el sonido desarrolle las funciones anteriormente descritas como

generador de sensaciones y evocaciones en el oyente, debe poseer una

serie de cualidades que propicien y acentúen el cumplimiento de las

mismas. Cualidades que están indefectiblemente relacionadas con la

calidad de las ondas sonoras que lo transmiten, y que se refieren a la

intensidad, duración, tono y el timbre.

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Intensidad

La intensidad del sonido incorpora una carga emocional que repercute

en el ánimo del oyente, al que ofrece un dato cuantitativo con respecto

al contenido informativo de lo que escucha. Ese valor se concreta en el

carácter fuerte o débil de los sonidos, que viene definido por la relación

que todos ellos establecen entre sí, dentro del conjunto de la cadena

sonora. La función principal de la intensidad, es distinguir la carga

emotiva e informativa que incorporan unos sonidos y otros. Es obvio

que una misma palabra puede cambiar de valor comunicativo,

significativo, en función de la intensidad que se aplique en su locución.

Así por ejemplo, en el sonido oral, no es lo mismo decir a un niño

remolón a la hora de comer "traga" con una intensidad sonora baja que

denota ruego, que aplicar una alta intensidad: ¡traga!, en este caso se

pondrá de manifiesto una actitud imperativa y de enfado que ese mismo

niño recibirá con mayor desasosiego y como incitación a la acción

inmediata.

La intensidad final con la que el sonido llega al oyente depende de dos

acciones diferenciadas. De una parte, la que deliberadamente se aplica a

los distintos sonidos durante la producción de la cadena acústica por

parte del medio - con un objetivo comunicativo e informativo -; y, de

otra parte, la que aplica el oyente en cuanto a la distancia o cercanía a la

que se sitúa del aparato receptor, y al volumen en el que realiza la

escucha. A este respecto, también son factores que repercuten en la

intensidad, el estado anímico del oyente y el grado de interés respecto

de lo que escucha.

Duración

La duración atiende a la cantidad de tiempo empleado para la

ejecución de un sonido. Cuanto más tiempo emplee, más aumenta la

sensación de relajación y en el grado máximo de lentitud, de

aburrimiento. Por el contrario, a menor cantidad de tiempo - menor

duración del sonido -, el efecto que se produce es el de atención,

interés, sorpresa, desasosiego y, en el caso extremo, perturbación o

distorsión. La duración del sonido, entendida como rapidez o lentitud

en la producción del mismo, depende de múltiples factores que afectan

fundamentalmente a los sonidos del habla. Ni todos los idiomas

emplean la misma cantidad de tiempo en la ejecución de los sonidos, ni

el sonido de cada idioma se ejecuta de manera uniforme por todos

aquellos que lo emplean.

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En el caso del español, no es lo mismo la ejecución del sonido que

realizan los suramericanos que los castellanos o catalanes. De igual

modo, tampoco es la misma en las personas mayores que tienden a

alargar la pronunciación y emisión del sonido durante el habla, que en

los jóvenes, en los que predomina la tendencia a economizar las

palabras y, por tanto, los sonidos mediante una producción del habla

rápido y escueto: cuando no monosilábico.

Tono

El tono se refiere a la frecuencia de la vibración de la onda en la que se

emite el sonido que nos llega, y a la sensación que produce en el oído

humano. Esa sensación se percibe en forma de sonidos graves, medios

y agudos, cada uno de los cuales genera unos estímulos diferentes en el

oyente. Esto permite una amplia gama de estímulos y sugerencias para

el oyente. Mientras que un sonido grave sugiere profundidad,

detenimiento o gravedad hasta llegar al formalismo, un sonido agudo

sugiere acción, rapidez o, incluso, estridencia.

Timbre

Es la cualidad que permite al oyente distinguir entre los distintos

sonidos de una cadena sonora, por la relación que cada uno de ellos

guarda con la fuente de origen del mismo. Pero la cualidad del timbre

no es sólo un elemento identificador de la fuente sonora, sino que

además aporta al oyente abundante información acerca de las

características de la misma.

En el caso del habla, el timbre del sonido nos identifica el sexo, edad,

lugar de procedencia, etc... No obstante, la imagen acústica que en el

caso del habla se difunde por la radio, no siempre se ajusta a la

realidad corporal de quién la emite. Influye para ello la mediación

técnica propia del medio y el grado de imaginación particular de cada

oyente. En el caso de la música, por ejemplo, el timbre del sonido

podrá indicar al oyente el tipo de música de que se trate, el instrumento

a través del que se obtiene el sonido, etc...

Mediación técnica y mediación sonora (9.2.1)

Como ya se ha expuesto en capítulos anteriores, la secuencia sonora que se

emite por la radio supone una transformación del sonido de la realidad,

producida por la técnica que emplea el medio para su difusión. Ello da

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lugar a un sonido propio, tecnificado, independientemente de la fuente de

origen: es el sonido radio. De ahí que la mediación técnica se transforme en

una mediación sonora, cuyo objetivo es facilitar que los distintos sonidos

que componen la cadena acústica, cumplan las funciones y cualidades

comunicativas e informativas que incorporan.

La mediación sonora está referida a los distintos modos de captación y

registro del sonido original que se pueden utilizar, para su posterior

emisión. Desde este punto de vista se pueden diferenciar entre los sonidos

que se difunden de manera directa, diferida, los de fuentes propias o ajenas

y los creados artificialmente. En el caso del sonido emitido en directo, se

trata de una emisión en vivo de la realidad, aunque también mediatizada, ya

que sólo recogerá la parte de esa realidad sonora que esté al alcance de los

micrófonos o sistemas de grabación que se empleen y del lugar donde estos

estén ubicados.

En el caso del sonido diferido, se trata de la emisión de una realidad

sonora previamente grabada, sobre la que se realiza mediación por medio

de la selección de determinados sonidos y no otros, en función de la

intencionalidad comunicativa e informativa de quién realiza la producción

y el montaje. La utilización de los archivos sonoros y fuentes de sonido

ajenas (discos compactos, etc...), tiene por objetivo reforzar el valor

informativo o de ambientación de la cadena sonora; mientras que los

artificiales suponen la creación deliberada de unos determinados sonidos,

con el objetivo de que provoquen un determinado efecto.

Por último, queda la mediación sonora que se establece al introducir un

sonido dentro de un contexto sonoro, para establecer una narrativa acústica.

Es ese contexto sonoro el que define la cadena acústica que emite la radio

y cuya elaboración y producción se concreta en el montaje radiofónico,

como se expone en el siguiente capítulo.

CAPACIDAD AUDITIVA Y TIPOS DE SONIDO (9.3)

Como es sabido, el oído humano tiene una capacidad limitada para la

captación de los sonidos, que deberán estar por encima y por debajo de

unos determinados umbrales, para que puedan ser audibles. Todo sonido

que supere por arriba o abajo ese límite podrá, circunstancialmente, ser

percibido por el sistema auditivo humano, aunque no producirán reacción

alguna en el oyente, al no tener referencias conscientes del mismo.

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Aunque, como media, esos umbrales se sitúan por encima de los 16

hertzios y por debajo de los 20.000, la realidad demuestra que sólo deben

tomados como una banda de referencia, ya que la capacidad del oído de

cada persona está sujeta a unas características propias en cuanto a la

sensibilidad auditiva de cada uno, la edad, los hábitos, etc... Ante esa

variedad de sensibilidades auditivas, la radio tiene por objetivo la emisión

de un sonido armónico que facilite su captación y comprensión por el

oyente. Los armónicos, son los sonidos más débiles que acompañan al

sonido fundamental que genera toda fuente sonora; ya que ningún sonido se

expresa de manera simple o pura: tanto en el caso de la voz, como en la

música o los sonidos de la naturaleza o del medio social.

La radio busca la armonía en la cadena acústica que emite, por medio de

la << unión y combinación de sonidos simultáneos y diferentes, pero

acordes >>, tal y como se define armonía en la vigésima primera edición

del Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia. La cualidad

armónica de cada uno de los sonidos que intervienen en la cadena sonora

que emite la radio, dependerá de la calidad y de la fidelidad en la captación

y reproducción que permitan los equipos técnicos que intervienen en el

proceso. Unos equipos de baja calidad, de menor sensibilidad, reducirán el

espectro sonoro que captan, al dejar fuera de su cobertura a las ondas

sonoras más bajas o más altas, lo que debilita el contenido armónico que se

trasmite.

Tipos de Sonidos (9.3.1)

Si bien los sonidos se pueden encuadrar de muchas maneras para su

estudio, la agrupación común de los mismos se establece en función de la

fuente de origen, por su carácter significativo y en aquellos otros que se

sitúan fuera de la percepción del oído humano.

Por su fuente de origen

Sonidos de la naturaleza

Son los que se producen por la acción de las fuerzas de la

naturaleza: físicas, meteorológicas, geológicas, etc... También

son sonidos naturales los que producen las personas y los

animales.

Tecnificados

Son los producidos como resultado de una mediación

técnica que se establece en el proceso de grabación y

reproducción de sonidos naturales. En este caso, el sonido de

la lluvia emitido a través de la radio.

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Artificiales

Son los que producen las máquinas e instrumentos creados

por el hombre. Desde el sonido de un piano, al de una

hormigonera.

Electrónicos e informáticos

Creados con medios técnicos electrónicos (sintetizadores,

etc...), con el objetivo de conseguir, en el caso de la radio, un

determinado impacto en el oyente. Por otra parte, están los

nuevos sonidos que aporta la incorporación de la informática

al proceso de producción en las emisoras de radio.

Miméticos

En este apartado se incluyen los sonidos que se generan en el

proceso de imitación, bien sea por medio de herramientas o

instrumentos creados por el hombre o por la propia acción del

habla. Es el caso de las imitaciones humorísticas o los sonidos

emitidos como reclamo en la caza.

Por su carácter significativo

Icónicos e iconográficos

La radio, al ser un reflejo de la realidad sonora - pero no el

sonido de la realidad sonora total - establece con el oyente una

relación icónica. Es decir, el oyente se recrea la realidad, en

función de la semejanza que mantiene el sonido que escucha

por la radio, con el producido en la realidad y que él conoce.

En este sentido, los sonidos icónicos son aquellos que guardan

un mayor grado de semejanza con la realidad; por ejemplo, las

declaraciones del protagonista de una noticia emitidas por

radio. Los sonidos iconográficos son aquellos que no forman

parte del sistema lingüístico de un idioma, pero que guardan

relación directa con los actos y circunstancias de la vida

cotidiana y, por tanto, poseen un carácter convencional para

una sociedad. Por ejemplo, el <<tic-tac>> del avance de las

manecillas del reloj, el pitido final del arbitro al término de un

partido de fútbol, etc...

Sincrónicos y diacrónicos

Es una clasificación que atiende a la manera en que se

presentan los sonidos dentro de la cadena acústica que produce

la radio, de acuerdo a un determinado desarrollo narrativo

sonoro.

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Los sonidos diacrónicos son los que aparecen de manera

sucesiva en el desarrollo narrativo, mientras que los sonidos

sincrónicos son los que se presentan de manera simultánea.

Esto es, mediante la superposición de sonidos; por ejemplo, en

el caso de las transiciones de un sonido a otro que se utiliza en

el montaje o en la finalización de un programa y el inicio de

otro.

Infrasonidos y ultrasonidos

Son aquellos que se sitúan fuera de los umbrales de la

percepción humana y, por tanto, no resultan audibles, aunque

también sirven como vehículo de información. Los

infrasonidos son los que se encuentran por debajo del límite de

percepción auditiva, aunque el cuerpo humano puede recoger

la vibración que producen. Es la sensación que se experimenta

cuando el cuerpo vibra internamente, como consecuencia de la

resonancia que produce el infrasonido de un tren que pasa por

las inmediaciones.

Los ultrasonidos son aquellos que se producen por encima del

umbral más alto de percepción humana, y que se propagan a

través de todos los elementos: líquido, sólido o gaseoso. Esta

posibilidad es la que permite la utilización de este tipo de

sonidos para actividades de búsqueda y reconocimiento, en

disciplinas tan dispares como la medicina, la radiodifusión o el

ejército. En medicina los ultrasonidos son utilizados para

exploraciones en traumatología, ginecología u obstetricia. Las

aplicaciones en el campo militar son múltiples,

fundamentalmente como medio de localización; por ejemplo

el sonar. Por último, en el campo de la radiodifusión, los

ultrasonidos permiten la aplicación de una señal subsónica a la

banda de frecuencia a través de la que se emite, con el objetivo

de suministrar información de valor añadido no audible, en

forma de texto o imagen.

171

LA SIGNIFICACIÓN INFORMATIVA DEL SONIDO

(9.4)

En la radio, el valor significativo de los sonidos viene determinado por

tres factores. En primer lugar, por la calidad y fidelidad con la que haya

sido recogido de la fuente original; un proceso en el que influyen los ruidos

parasitarios procedentes del exterior o de los propios equipos de captación

y grabación. En segundo lugar, por el tratamiento de ese sonido en la

edición y montaje radiofónicos. Y por último, por la relación que cada

sonido mantiene con los demás dentro del contexto sonoro en el que

aparece inserto.

La significación informativa de sonido radiofónico es, por lo tanto, el

reflejo sonoro de la realidad resultante de la combinación de múltiples

elementos, cada uno de los cuales aporta un valor significativo al conjunto.

Ese reflejo sonoro será más fiel a la realidad, en tanto que los sonidos sean

recogidos con buena calidad, que no se produzcan interferencias o ruidos

parasitarios, y de que no se manipule el valor significativo de la fuente

original durante el proceso de edición y montaje.

El valor expresivo del sonido (9.4.1)

El sonido y la palabra son las dos fuentes de expresividad en la radio,

aunque la funcionalidad informativa de uno y otra es distinta. De manera

genérica, la palabra generaliza la realidad que transmite, mientras que el

sonido permite la matización de la realidad sonora que describe.

La necesidad que tiene la palabra de interpretar previamente la realidad

que desea transmitir, circunscribe su valor expresivo a la capacidad y

profesionalidad de cada locutor en concreto, para resultar creíble con

respecto a la realidad que difunde. El sonido, por su parte, no interpreta,

sino que refleja directamente la realidad sonora que pretende describir, lo

que permite una mayor riqueza expresiva, al poder recoger todos, o una

gran parte, de los matices sonoros posibles. Mientras que el locutor necesita

trasladar a lenguaje hablado la emoción o el valor dramático de un hecho,

restándole así realismo; el sonido traslada de manera directa la emotividad

o el dramatismo del hecho concreto. En el caso de la explosión de la

bomba, mientras que la palabra traslada una descripción general del hecho

en cuanto a lugar, efecto y situación; el sonido permitirá trasladar una

mayor riqueza de matices del hecho: el sonido del momento de la

explosión, el subsiguiente de la onda expansiva, los posteriores gritos y

172

quejas de los afectados, los de las sirenas de los distintos cuerpos se

seguridad y salvamento, etc...

El valor expresivo del sonido para describir los detalles de una realidad

sonora - que se concreta en el montaje radiofónico (capítulo X) -, se

establece de acuerdo a las funciones narrativas que puede desarrollar y que

se encuadran, básicamente, en las siguientes:

Narrar el ambiente del hecho que se describe

En el ejemplo anterior, la difusión del conjunto de sonidos

recogidos en el lugar de los hechos tras la explosión de una

bomba, permiten trasladar al oyente todo el ambiente emotivo

y dramático de la situación, sin necesidad de la mediación de

la palabra.

Intensificar el valor dramático de un hecho para lograr el efecto

deseado.

Por medio del sonido se puede aumentar la sensación o

emoción concreta que se desee trasladar al oyente. Si al

conjunto sonoro que se produce tras la explosión de una

bomba, se le añade una música de fondo (música fúnebre), se

reforzarán y estimularán determinados sentimientos y

emociones.

Convertirse en información

Es el caso de las declaraciones de los protagonistas del hecho

informativo, En este supuesto el sonido pasa a ocupar el

primer plano de la cadena sonora. De nuevo en el ejemplo de

la explosión, serían las declaraciones efectuadas por el alcalde

en el lugar de los hechos, testigos, policías, etc...

Complemento de la palabra, para reforzar el realismo

Cuando el sonido se produce y presenta de manera simultánea

a la palabra. Es el caso de locución de un texto, en la que se

incluye un sonido que sirve para reforzar determinadas

palabras. Por ejemplo, si se añade el sonido de un tren cuando

el locutor informa de los horarios de los trenes de cercanías.

173

Para sustituir a la palabra, al objeto de conseguir un determinado

efecto en la audiencia

En la locución de un texto, cuando se quiere provocar un

estímulo concreto al oyente se sustituye la palabra por un

sonido que sirva de incitación a la acción. Se utiliza

fundamentalmente en la publicidad radiofónica y en los

programas dramáticos, para conseguir determinado deseo o

emoción. Por ejemplo, en una cuña publicitaria de una marca

de leche, cuando se sustituye un parte del texto, por el sonido

de un cencerro acompañado de un mugido.

Como elemento de ambientación narrativa

Cuando el sonido sirve de acompañamiento a la palabra en la

locución de un texto o improvisación. Esto es, cuando se

introduce un fondo musical a la locución, para enmarcar el

contenido significativo. Este recurso es muy utilizado en las

emisoras musicales, en donde es frecuente que los locutores

acompañen sus intervenciones con fondos musicales,

relacionados con el contenido del mensaje que se transmite.

Para enlazar una cadena sonora

El sonido cumple la función de elemento de transición entre

distintos contenidos, mediante la superposición o fundido de

dos sonidos. El ejemplo son las distintas sintonías de los

programas que se utilizan para enlazar y diferenciar unos

contenidos de otros, dentro de una misma programación.

Como llamada de atención

El sonido se convierte en un reclamo, con una doble función.

De una parte, como llamada de atención para el oyente, para

que fije su interés con respecto a lo que sigue a continuación.

Son, por ejemplo, los efectos sonoros que se utilizan a lo largo

de los programas, de manera preferente en los informativos,

con la inclusión de las denominadas "ráfagas". De otra parte,

cumplen la función de identificar el programa o emisora que

se escucha. Son los llamados <<indicativos>> utilizados para

identificar, por ejemplo, unos programas informativos de otros

dentro de una misma cadena y, también, respecto de los

emitidos por otras cadenas a la misma hora .

174

También pueden ser sonidos que por su reiteración en el uso

de los mismos, se convierten en indicativos para la audiencia

de un determinado programa. Por ejemplo, el "gong" del

programa de la Cadena Ser, Hora 25.

La multiplicidad de sonidos entorpece (9.4.2)

Si el sonido se convierte en la radio en un elemento significante, y si su

valor expresivo depende de la interacción con el resto de sonidos; será

necesario establecer un equilibrio entre ellos, una dosificación de los

mismos, al objeto de garantizar que el contenido significativo del mensaje

que se transmite, sea inteligible para el receptor.

La necesidad de dosificar los sonidos dentro de una narración acústica, se

justifica en el hecho de que una acumulación de estos de manera reiterativa

o aleatoria (sin un objetivo comunicativo) no sólo no enriquece el discurso,

sino que puede llegar a saturar la capacidad de selección del oído humano o

anular, diluir, su valor expresivo y, por ende, el contenido significativo que

se quiere trasladar a la audiencia. Si esta es la regla general – hay que

dosificar la emisión de sonidos – válida para cualquier tipo de programa

radiofónico, en el caso de los informativos debe entenderse como una

exigencia; si se quiere captar y retener la atención del oyente con respecto a

los datos y hechos fundamentales que se transmiten. En este sentido, una

acumulación de sonidos - las declaraciones de varios protagonistas de un

hecho expuestas de manera sucesiva, sin una explicación de quién es el que

habla en cada momento- producirá despiste o pérdida de atención e interés

por parte del oyente que, fácilmente, podrá haber olvidado; por ejemplo, el

hecho al que esos sonidos están referidos.

La dosificación de los sonidos dentro de una narración acústica se

establece en función del contenido significativo que se desea transmitir, de

la selección que hay que realizar entre los sonidos de que se disponga en

cada momento - para cada información -, y de la duración temporal de

cada uno de ellos dentro del discurso. Así, por ejemplo, el abuso en la

utilización de efectos sonoros como reclamo de atención, puede producir

aturdimiento y saturación en el oyente; de igual modo que una locución

prolongada y prolija en datos puede provocar aburrimiento y sopor. Efecto

indeseado que también se puede producir, por la reiteración en los

argumentos expuestos de manera consecutiva por los protagonistas de un

hecho informativo.

175

La manipulación del sonido (9.4.3)

A la manipulación del sonido que implica la mediación técnica que

impone el propio medio - el sonido original se tecnifica transformándose en

sonido radio, sonido electrónico -, hay que añadir la intencionalidad que

se deriva del tipo de sonidos seleccionados para cada programa en

concreto, de cómo se distribuyen dentro de la narración, de la intensidad

que se aplique a cada uno de ellos, y del timbre o tono que se emplee en

cada locución y presentación de los mismos.

Todo dependerá, por lo tanto, del objetivo comunicativo que se plantee en

cada caso concreto; de si se desea cargar las tintas o no, en unos u otros

conceptos. Es evidente que existe una amplia gama de posibilidades que

van desde la distorsión parcial de la realidad que se transmite, hasta su total

deformación. Por ejemplo, si se toma como punto de partida la evocación

de una realidad concreta (sonido ambiente de un debate parlamentario), se

pueden ir introduciendo elementos ajenos a esa realidad (sonido de risas

estentóreas), que generarán en el oyente imágenes falsas o erróneas con el

objetivo, no ya de informar, sino de entretener o estimular la imaginación

de quién permanece a la escucha; o con otros más perversos fácilmente

imaginables..

Dentro de una programación radiofónica se pueden encontrar una gran

variedad de programas, cada uno con sus peculiaridades, en cuanto a la

intencionalidad con la que se utilizan los sonidos. Así, por ejemplo, hay

numerosos programas de radio en los que la alteración y manipulación

deliberada de la realidad a la que están referidos los sonidos, su

descontextualización, etc..., forma parte de su propia esencia comunicativa:

como es el caso de los programas de humor. El programa "Gomaespuma",

que con gran éxito emitió la cadena M-80 hasta la temporada del 2002, es

un buen paradigma de lo expuesto, donde la deformación deliberada de la

realidad por medio de la combinación de elementos verídicos o inventados,

orales o sonoros; exige del oyente un grado de complicidad, un <<plus>>

de imaginación, para seguir y disfrutar con el programa: cuyo objetivo no

es otro que el de entretener y divertir a la audiencia, a través de la

distorsión de la información de actualidad.

Por el contrario, existen otros programas - los informativos -, en los que la

manipulación del sonido debe ser lo más inocua posible y limitada a la que

técnicamente impone el medio, para cumplir así el objetivo de informar de

la manera más veraz y ajustada en lo posible, a la realidad que se quiere

trasladar al oyente.

176

Toda la gama de opciones que permite el medio radio para la

manipulación del sonido, ¡no se puede ocultar!, que también son

susceptibles de ser utilizadas con una intencionalidad perversa. Esta

perversión surge cuando la manipulación del sonido se realiza con el

objetivo de trasladar al oyente una opinión o visión personal sobre un

hecho, haciéndola pasar como una información verídica. Este tipo de

manipulación, si bien puede estar justificada en los programas de opinión

como las tertulias, los debates o incluso los humorísticos; debe ser

rechazada de plano en los programas de contenido informativo, donde las

opiniones personales siempre deben ser presentadas a la audiencia como

tales.

LA FUNCIÓN DEL SONIDO (9.5)

De manera genérica, la función del sonido en la radio es la de recrear una

realidad verídica o inventada, con el objetivo de informar y entretener a la

audiencia. En este sentido, además del valor expresivo del sonido -

expuesto hasta aquí - aún cabría establecer otra diferencia en cuanto a sus

funciones dentro del mensaje radiofónico. Diferencia que se establece de

acuerdo al origen de cada uno de los sonidos que integran un mensaje.

Existen así los sonidos captados directamente de la realidad sonora, los

sonidos tecnificados, la música y el ruido: cada uno de los cuales cumple

una función comunicativa distinta.

Sonidos de la realidad (9.5.1)

Se trata de los sonidos captados directamente de la realidad y que tras una

mínima elaboración, son difundidos a la audiencia. En este caso, el sonido

cumple la función de permitir al oyente identificar la fuente de origen del

mismo. El valor que adquiere, es el de reflejar una realidad reconocible por

el oyente, con el objetivo de reforzar la veracidad del contenido

informativo que se transmite. En función de este origen, los sonidos pueden

aparecer como documento o como testimonio sonoro de una realidad

concreta.

El sonido como documento

En este supuesto, el sonido se presenta como un elemento

descriptivo de la realidad sonora en la que se ha producido el hecho

que se difunde, por lo que se convierte en un elemento informativo

que documenta esa realidad que refleja. En este sentido, el sonido

adquiere un valor comunicativo similar al de la palabra oral, al

contribuir a reforzar la verosimilitud de aquello que se cuenta.

177

Es, por ejemplo, cuando en las retransmisiones deportivas se utiliza

el sonido ambiente del estadio o de los vestuarios, para reflejar el

estado de ánimo entre los protagonistas y los asistentes al

espectáculo, lo que aporta información a quién escucha, y refuerza la

sensación de realidad.

El sonido como testimonio

Aquí, el sonido se presenta como testimonio directo del o los

protagonistas del hecho que se difunde. Así, el sonido adquiere un

valor comunicativo mayor que el de la palabra del locutor o

presentador ya que, en la radio (especialmente en los informativos),

siempre es mejor dejar hablar a los protagonistas de la acción, que

interpretar los hechos o sus opiniones por medio de la palabra del

locutor o presentador.

Sonidos tecnificados (9.5.2)

Se trata de los sonidos creados para representar unos de terminados

conceptos o valores simbólicos, y que pueden cumplir una triple función:

como indicativo de la emisora o del programa, como llamada de atención a

la audiencia o como enlace entre unas situaciones y otras. Son, por

ejemplo, las sintonías que identifican a una emisoras de otras, las caretas de

los distintos programas. También son sonidos tecnificados los efectos

sonoros que se utilizan en los programas informativos para llamar la

atención del oyente a la vuelta de la publicidad o las ráfagas que se utilizan

para enlazar unos temas con otros.

La Música (9.5.3)

La utilización de la música en la radio puede cumplir distintas funciones,

aunque todas ellas parten de una misma premisa: la música es transmisora

de sentimientos y, por lo tanto, repercute en el estado de ánimo de los

oyentes, lo que significa incorporar una carga de subjetividad al mensaje

que se transmite. Bajo este supuesto, la música cumple una función

psicológica sobre el oyente, al presentarse como un mensaje evocador de

imágenes abstractas, a las que cada uno atribuye su interpretación

particular. Con todo, la música, puede cumplir una función significativa

concreta, en función del contexto sonoro en el que este inserta. En este

caso, la música pierde parte de su capacidad evocadora, para adquirir un

significado más específico que contribuye a reforzar el contenido concreto

del mensaje que se transmite.

178

Por último, puede cumplir también una función informativa, aunque su

utilización en este caso debe estar muy medida, ya que la música puede

alterar los valores fundamentales de la información, al inducir

interpretaciones subjetivas que desorientan al oyente sobre la realidad de

los hechos que se difunden. De ahí que el empleo de la música este

prácticamente descartado en los programas de noticias.

El Ruido (9.5.4)

Es una interrupción o una obstrucción de la cadena sonora que emite la

radio. Se trata de una serie de sonidos que se producen de manera abrupta,

inopinada, que carecen de ritmo y que se presentan con una gran variedad

de intensidades. La principal característica del ruido, es la de anular el

contenido del mensaje que se transmite.

De acuerdo con su origen, se pueden diferenciar dos tipos de ruidos. Los

que proceden de los medios técnicos empleados, y los que se producen en

cualquier punto del proceso de producción radiofónica: desde la locución,

hasta un error en el montaje de un reportaje o por el acoplamiento de los

cascos y el micrófono del estudio durante la emisión en directo.

Por ruidos técnicos se entienden todos aquellos que se producen durante el

proceso de difusión de la señal u onda portadora de la información. Estos

pueden tener, a su vez, dos orígenes distintos. De una parte, los que se

producen por efecto de fenómenos naturales, ajenos a los medios técnicos

del difusor, y que afectan a la transmisión de la señal. Son las clásicas

interferencias que se producen, por ejemplo, por una tormenta eléctrica, por

la proximidad de más de un centro emisor, con la misma o distinta

frecuencia o el producido por una funcionamiento deficiente de los propios

equipos. Este tipo de interrupciones en la emisión de la señal se denominan

de manera genérica, ruidos parásitos.

De otra parte, están los ruidos cuyo origen se encuentra en el propio

medio radiofónico como, por ejemplo, los que se pueden generar por una

baja potencia de emisión de la señal, por una acumulación de fuentes

sonoras o por una deficiente instalación de las antenas de emisión. También

existen otro tipo de ruidos, ajenos al emisor, que caen dentro de la

responsabilidad del receptor y que se refieren; por ejemplo, a una mala

sintonización de la señal, un manejo deficiente del mismo o, simplemente,

la utilización de unas pilas gastadas.

179

Otro tipo de ruidos, son los que tiene origen en el proceso de producción

y difusión de los contenidos, por una incorrecta combinación de los sonidos

que se emplean en la elaboración de los programas o en la expresión

lingüística u oral de los contenidos. Desde este punto de vista, el ruido se

produce por una mala codificación del significado de los signos que se

utilizan en la producción radiofónica.

Así, por ejemplo, en el primer supuesto, un fundido de dos músicas, o una

música y un efecto sonoro o de este con la palabra, pueden producir ruido o

distorsión, si esa combinación no se ajusta a un desarrollo narrativo

coherente, que permita una correcta decodificación del mensaje por parte

del oyente. Cada sonido que interviene en la elaboración de un mensaje

tiene unas connotaciones propias que deben establecer un equilibrio con el

resto de sonidos con los que se combina, para garantizar, tanto su

audibilidad como su comprensión. El desconocimiento, la mala utilización

de los medios técnicos en la elaboración de los contenidos o la falta de

atención o interés durante el proceso, son las causas generadoras de este

tipo de distorsiones o ruidos.

En cuanto a la expresión escrita y oral, el ruido puede producirse por un

empleo inadecuado del idioma en la confección de los textos y la locución,

por una sobrecarga de conceptos y datos en los contenidos que se

transmiten, por una realización incorrecta de los sonidos de las palabras,

por una excesiva rapidez o lentitud en el desarrollo de la locución, por los

exabruptos o sonidos guturales que pueden recoger los micrófonos de los

presentes en el estudio, etc... Son ruidos, interferencias, en gran medida

producidos por la inexperiencia o los nervios que no se saben dominar en el

estudio o por las prisas con las que se trabaja en la radio. La precisión, la

claridad de ideas y la sencillez, son la herramientas que evitan este tipo de

distorsiones y las que facilitarán la comprensión de los contenidos por parte

del oyente.