Los valores

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convive con valores

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Page 1: Los valores

Los

valores

Page 2: Los valores

Incluye los

valores en tu

vida, ya que

estos te harán

crecer como

persona.

Page 3: Los valores

Promueve

los valores a

todos, para

poder tener

una sociedad

mejor.

Page 4: Los valores

Convive con

VALORES

Page 5: Los valores

El Rayo de Oriente

El señor Mario trabajaba como boletero en la pequeña

estación de trenes de un pueblo cercano a la ciudad de

Perote, Veracruz. No había demasiados pasajeros,

pero el ferrocarril servía para el transporte de

mercancías de todo tipo. Como no contaba con

suficiente personal él se encargaba de mantenerla

limpia y arreglada. Pintaba las paredes, barnizaba las

bancas y pulía los escalones de granito que llevaban a

los andenes. En ellos los pasajeros abordaban los

vagones del “Rayo de Oriente”, como se llamaba el

ferrocarril que llegaba por ahí. Cuando éste se

acercaba a la estación el señor Mario, con su

impecable uniforme, salía a darle la bienvenida y

saludaba con un abrazo a Don Valentín, el maquinista.

Pero en 1992 todo cambió. Los viajes del “Rayo de

Oriente” se hicieron cada vez más raros y, de repente,

cesaron por completo. Por una decisión del gobierno se

suspendieron todos los viajes de tren a lo largo del país

y las estaciones quedaron abandonadas: desde las

más sencillas hasta la gran estación Buenavista en la

capital de México.

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Los empleados fueron liquidados y la gente tuvo

que usar medios de transporte distintos. Después

de un siglo de historia (desde que los inauguró don

Porfirio Díaz) los ferrocarriles se habían ido para

siempre de México.…

La estación de don Mario corrió el mismo destino.

Se vació de pasajeros y del escaso personal. En

dos meses se llenó de polvo y de arañas; sobre las

vías comenzaron a crecer plantas silvestres. Don

Mario la visitaba y veía con tristeza su deterioro.

Pero una mañana que se hallaba allí sintió en el

rostro el golpe de un rayo de sol que entraba por la

ventana y tuvo la corazonada de que el tren iba a

regresar a la estación. Pensó que si el maquinista la

hallaba en mal estado no se detendría y planeó

hacerse cargo de la situación.

Todos los días llegaba en su antiguo horario y

reparaba los desperfectos.

Page 7: Los valores

La gente le decía que estaba loco, que el tren

no iba a volver. “Pero qué tal si vuelve y no

estamos preparados” respondía él mientras

enceraba el piso. Un domingo por la tarde

dormitaba en su lugar de boletero cuando

escuchó la inconfundible marcha del tren

sobre las vías. Se incorporó y se miró al

espejo para comprobar que todos los detalles

de su uniforme fueran perfectos. Cuando salió

al andén vio venir al “Rayo del sur”. Don

Valentín, el maquinista, se asomó por una

ventanilla y le dijo “Veo que todo está en

orden. ¡Ándale Mario, súbete de una vez!”.

Don Mario entró a un vagón y el tren reanudó

su marcha, se alejó y pronto fue sólo un punto

negro en el horizonte.

Page 8: Los valores

By: Cecilia Garza Ayala