Ludueña - Meister Eckhart

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  • 8/17/2019 Ludueña - Meister Eckhart

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    Meister Eckhart

    por Ezequiel Ludueña

    a figura de Meister Eckhart

    es,

    sin duda, una de las más conoci

    das y atrayentes del neoplatonismo medieval. En su pensamiento,

    mística, teología y filosofía se mezclan indisolublemente, lo cual

    confiere a sus escritos una cierta vitalidad que contrasta muchas

    veces

    con la aridez de los escolásticos.

    Nacido hacia 1260, Eckhart realizó a la par la carrera pastoral

    y la académica. Lector

    de

    las

    Sentencias

    en París entre

    1293

    y

    1295. Maestro en teología por

    la

    Universidad de París en 1302.

    Vicario general de la orden

    dominica

    a

    partir

    de 1307.

    Fundador de conventos. Encargado de la dirección espiritual de

    la Teutonia en

    1313

    por lo cual comienza su predicación

    en

    lengua vernácula-. Encargado del tudíum

    generafe

    de Colonia

    de 1322 a 1325. Muere en 1328, mientras un proceso de inqui

    sición

    es

    llevado

    en

    su contra.

    Aun cuando de carrera universitaria ejemplar, prefirió ser «maes

    tro de vida»

    lebemeister)

    más que «maestro de lectura»

    fesemeis-

    ter).

    2 En efecto, pese a su dedicación académica en París, la

    mayor parte de sus fuerzas parece haberse concentrado en la

    tarea pastoral. Y, en especial, en la prédica en lengua vernácula

    el alto alemán medio de su época) pues su principal interés

    estaba en los conventos germanos, en los cuales la mayor parte

    de

    las monjas no sabía latín. De ahí, su vinculación con la así

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    EZEQUIEL l UDliEÑA

    llamada onnemnystik

    (Mechthiilc von

    Magdeburg,

    Béacrice

    von Nazareth, Hadewijch d'Avers, Christine von Srommeln,

    ere.) con

    la

    secta

    de

    las beguinas, asociadas, a su vez, a

    la

    de

    los

    «Hermanos

    del

    espíritu

    libre»

    -vinculación

    esta última que

    le

    habría valido la persecución de cierras autoridades en medio del

    juego de intrigas intrínseco a las relaciones entre dominicos y

    franciscanos-.

    Su obra suele pensarse en dos partes, según esté escrita en latín

    0

    en alemán.

    De ahí la disputa entre

    los historiadores respecto de

    cuál

    es

    aquel J. que conserva mejor el núcleo de su pensamiento.

    Según algunos, los que centran su inrerés en la obra latina, en sus

    sermones J.lemanes Eckharr uriliza a veces un lenguaje poco ono

    doxo (siempre ligado a la mística) pues, en su afán de llegar hasta

    la

    comprensión de los más inculros, poco

    se

    cuidaba de la correc

    ción teológica de sus dichos. Según otros, la obra latina sería, en

    cambio, una suerte de disfraz escoLístico que el místico Eck.hart

    el único

    Eckhart-

    habría asumido con

    el

    interés de no despertar

    sospechas entre las autoridades eclesiásticas del momento. l más

    acertado parece, sin embargo, el juicio de Alain de Libera: l alter

    nativa entre un

    Eckhart

    místico y

    uno

    escolástico sería

    una

    falsa

    alternativa que no permite apreciar la esencia de su enseñanza

    En

    el

    fondo, se trataría siempre de un mismo pensamiento; sólo

    que a veces es

    transmitido

    a cieno público

    culto

    letrado y

    entonces, se utilizan los concepros escolásticos, y otras a un

    público iletrado pero de fervorosa fe y entonces, se utiliza un

    lenguaje rico en imágenes que intenta ganar

    el

    pensamiento del

    auditorio a través de su corazón.

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    i v1ElSTER

    ECKHART

    La

    prédica alemana habla así,

    con

    fervor, del nacimiento ecerno

    del

    Hijo en

    el

    alma humana. A Eckhart poco parece importarle

    el

    Cristo histórico. Sólo interesa

    el modo en que la

    generación del

    Verbo

    por el

    Padre tiene lugar en

    el

    fondo del alma

    y el modo

    en

    que

    el

    alma

    puede

    preparar, esperando la gracia, ese nacimienro.

    Eckhart

    expone

    una suerte

    de camino

    negativo en que

    el

    alma

    debe

    renunciar

    a

    todo tipo

    de posesión, a

    todo

    saber, a

    todo

    querer

    en

    aras de

    Dios,

    quien, despojado así de mdo (pues

    el

    alma,

    en

    rigor,

    no

    debe querer a «Dios», ya

    que

    eso

    es

    cransfor

    nurlo en un objeto, esto es, en algo determinado , se presenta

    como

    una Nada

    que genera su imagen

    -su

    fruto- en

    el

    fondo del

    alma. El alma

    es

    vista, así, como parte de un proceso cósmico en

    el cual Dios busca engendrar a su semejante, el Hijo, para ello

    se

    vale del alma como del único medio adecuado.

    El

    alma prepara

    el camino vaciándose de toda imagen, de

    todo

    aquello

    que

    no

    es

    Dios que resulta un intermediario entre

    ella

    Dios, para que

    la

    [magen surja

    en

    ella. Por eso, en

    úlüma

    instancia, debe renunciar

    a sí misma en

    tanto

    realidad creada pues Dios

    es lo

    increado.

    El

    ideal

    de Eckhart no es

    la pobreza franciscana sino

    una pobreza

    espiritual

    en

    la que

    el

    alma quede, incluso, desnuda de sí misma.

    En este atan de un.ión,

    el

    alma renuncia a toda imagen que

    se

    haya

    hecho de Dios -de ahí, la célebre fórmula: «ruego a Dios que

    me

    libere de

    Dios»-.

    Más allá

    de

    Dios está

    la

    Divinidad,

    de

    l cual

    nada

    puede

    decirse

    y que

    brilla

    en el

    fondo del alma

    como una

    «chispa» vünkelín) eterna.

    Por su

    parte,

    la obra

    latina

    -consistente en un

    conjunto

    de

    comemarios bíblicos, quaestiones y sermones-- expone una rigu-

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      Z QUI L

    LUDVEÑ

    rosa metafísica

    aunque

    nunca desligada de cierto fuerte sentido

    espiritual. En ella dos temas son fundamentales:

    el

    de la presen-

    tación

    de Dios como

    Principio intelectual

    absoluto

    y

    el

    de la

    identidad

    entre Dios

    y ser. Proponiendo

    una sorprendente

    inversión de

    l

    fórmula tradicional

    Eckhart

    dice:

    sse

    est Deus.

    Ejemplo de esta metafísica

    es

    el pasaje

    que

    hemos elegido tradu-

    cir aquí:

    el

    comentario a Éxodo III 14: ego sum qu sum. Eckhart

    muestra en un

    modo

    que ha sido considerado idealista avant la

    lettre

    que

    el

    «ser

    mismo» o

    «ser

    puro»

    es

    un

    movimiento que

    se

    piensa a sí mismo.4

    El ser supremo vuelve eternamente sobre sí

    mismo

    a través de sí mismo en un movimiento de reflexión

    intelectual que sería el fundamento mismo del ser. Se advierte

    en el pasaje a su vez la

    majestuosidad

    que puede adquirir

    el

    estilo del Maestro y

    l

    vivacidad de

    l

    imaginación de quien tan

    fuertemente combatió toda imagen.

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    NOT S

    l

    Cf. Alain

    de

    Libera: La mystique rhbutne, París, 1984, pp. 231-233.

    2 W éger wére ein lebemeister denne túsent lesemeister. Deutsche Mystiker des 14.

    jahrh1mderts, Band

    2:

    Meister Eckhart, ed.

    F

    Pfeiffer, Aalen, 1962?, p 599. Citado por

    Haas en •Die Problematik von Sprache und Erfahrung in der deutschen Mystik., en

    W

    Beierwalres, H. U. von Balthasar, A M. Haas: Grimdftagen der Mystik, Einsiedeln,

    1974, p 83.

    3. Cf. Alain de Libera: La mystique rhénane, París, 1984, pp. 235 y

    ss

    •En

    lui, { ..}le

    Lesemeister et le lebemeister sont inséparables-, p. 236.

    4. Cf. Beierwalces, W.: Platonisme et idéalisme, rrad.

    M. C.

    Challiol-Gillet, J. F.

    Courtine y

    P

    David, París, 2000, pp. 43-72.

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