Lugones y El Golpe

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Actas de las primeras jornadas de filosofía política : democracia, tolerancia, libertad / compilado por Patricia Britos. - 1a ed. - Bahía Blanca : Univ. Nacional del Sur - Ediuns, 2008. Internet. ISBN 978-987-1171-92-7 1. Filosofía Política. I. Britos, Patricia, comp. CDD 320.1 Polaquita, mi provincia está en un país viejo y cansado, habrá que hacerlo todo de nuevo, creéme, te parecerá macana pero es así, viejo y cansado a fuerza de falsas esperanzas y promesas todavía más falsas en las que por lo demás nadie creyó nunca salvo los pero- nistas de la guardia vieja y éstos por razones diferen- tes y muy legítimas aunque al final el resultado fuera el de siempre, o sea coroneles a patadas empezando por el héroe epónimo. (Julio Cortázar, Libro de Manuel) A un difícil contexto interno de fraude, corrEl 6 de Septiembre de 1930 una inter- vención militar derrocó al Presidente Consti- tucional Hipólito Irigoyen y se encaramó en el ejercicio del poder público, inaugurando una serie de seis sublevaciones militares y una docena de intentos fallidos que intenta- ron poner fin no sólo a mandatos legitimados por la Carta Magna sino también a aquellos instaurados por otros sectores de las Fuerzas Armadas. Según la filosofía política jaure- tchiana, una de las zonceras argentinas 1 es el enunciado cuyo autor es el General Mitre: “oponer los principios a la espada”, pudién- dose encontrar otras razones materiales que la abnegación política para tal concesión; en sintonía cruel, como demuestran las prácti- cas de los gobiernos impuestos por la fuerza de los cañones, se halla otro concepto tam- bién señalado por Jauretche y de nula apli- cación práctica a lo largo de la historia del golpismo: “la victoria no da derechos”. Una lectura atenta de actas y proclamas con que los golpistas de turno pretendieron justificar sus levantamientos nos lleva a la conclusión de que, aunque el Partido Mili- tar no exista como tal en la totalidad de sus estratos, es posible rastrear una práctica dis- cursiva común, con la probable excepción parcial del movimiento encabezado por los Generales Valle y Tanco en Junio de 1956. Como aventura Horacio Verbitsky 2 , pionero en la recopilación de este corpus, la expli- cación puede encontrarse en que éste fue el único de los intentos de golpe que pretendía devolver el poder a un gobierno constitucio- nal expulsado de su ejercicio en su oportu- nidad. En esa comunión discursiva, como señala Verbitsky en su análisis previo, puede explicarse no sólo el devenir histórico de co- incidencias ideológicas sino también el he- cho de que “en el encierro y el rencor subsi- guientes se incuba la próxima intervención. Agudizados los problemas y los espejismos ideológicos, es comprensible que cada fraca- so supere al anterior” 3 . En el párrafo inicial de su estudio “Emergencia de la matriz militar discursiva argentina: el discurso de Leopoldo Lugo- nes”, Luis Fanlo 4 plantea una pregunta que lo ayuda a desarrollar un repaso por las for- mas discursivas que conllevan una filosofía política, desde el punto de llegada: “¿Cómo se legitimaron y naturalizaron las prácticas discursivas que hicieron posibles las inter- venciones militares en tanto militarización de la política?” 5 . Los “espejismos ideológicos” a que aludiera Verbitsky nos remiten al origen filo- sófico de los tópicos fundamentales que, bajo la forma de sofismas y remozados para cada ocasión, siguen en pie de guerra en cada pro- clama castrense. Tal como afirma Fanlo, esos tópicos parecen tener nacimiento en el pen- samiento del poeta Leopoldo Lugones, autor de la proclama del primero de los golpes de Estado, “en particular en su famoso Discur- so de Ayacucho, al que consideramos como el acontecimiento a partir del cual emerge la matriz discursiva militar argentina” 6 . El objetivo de este trabajo será, enton- ces, rastrear en las proclamas militares inau- guradas por la que escribiera Lugones aque- Diego J. Kenis Universidad Nacional del Sur Lugones y la proclama militar de 1930: los tópicos inaugurales del discurso político militar de Siglo XX FILOPOL, 2008 Kenis, 1

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Actas de las primeras jornadas de fi losofía política : democracia, tolerancia, libertad / compilado por Patricia Britos. - 1a ed. - Bahía Blanca : Univ. Nacional del Sur - Ediuns, 2008.Internet.

ISBN 978-987-1171-92-7

1. Filosofía Política. I. Britos, Patricia, comp.

CDD 320.1

Polaquita, mi provincia está en un país viejo y cansado, habrá que hacerlo todo de nuevo, creéme, te parecerá macana pero es así, viejo y cansado a fuerza de falsas esperanzas y promesas todavía más falsas en las que por lo demás nadie creyó nunca salvo los pero-nistas de la guardia vieja y éstos por razones diferen-tes y muy legítimas aunque al fi nal el resultado fuera el de siempre, o sea coroneles a patadas empezando por el héroe epónimo.

(Julio Cortázar, Libro de Manuel)

A un difícil contexto interno de fraude, corrEl 6 de Septiembre de 1930 una inter-vención militar derrocó al Presidente Consti-tucional Hipólito Irigoyen y se encaramó en el ejercicio del poder público, inaugurando una serie de seis sublevaciones militares y una docena de intentos fallidos que intenta-ron poner fi n no sólo a mandatos legitimados por la Carta Magna sino también a aquellos instaurados por otros sectores de las Fuerzas Armadas. Según la fi losofía política jaure-tchiana, una de las zonceras argentinas1 es el enunciado cuyo autor es el General Mitre: “oponer los principios a la espada”, pudién-dose encontrar otras razones materiales que la abnegación política para tal concesión; en sintonía cruel, como demuestran las prácti-cas de los gobiernos impuestos por la fuerza de los cañones, se halla otro concepto tam-bién señalado por Jauretche y de nula apli-cación práctica a lo largo de la historia del golpismo: “la victoria no da derechos”.

Una lectura atenta de actas y proclamas con que los golpistas de turno pretendieron justifi car sus levantamientos nos lleva a la conclusión de que, aunque el Partido Mili-tar no exista como tal en la totalidad de sus estratos, es posible rastrear una práctica dis-cursiva común, con la probable excepción parcial del movimiento encabezado por los Generales Valle y Tanco en Junio de 1956.

Como aventura Horacio Verbitsky2, pionero en la recopilación de este corpus, la expli-cación puede encontrarse en que éste fue el único de los intentos de golpe que pretendía devolver el poder a un gobierno constitucio-nal expulsado de su ejercicio en su oportu-nidad. En esa comunión discursiva, como señala Verbitsky en su análisis previo, puede explicarse no sólo el devenir histórico de co-incidencias ideológicas sino también el he-cho de que “en el encierro y el rencor subsi-guientes se incuba la próxima intervención. Agudizados los problemas y los espejismos ideológicos, es comprensible que cada fraca-so supere al anterior”3.

En el párrafo inicial de su estudio “Emergencia de la matriz militar discursiva argentina: el discurso de Leopoldo Lugo-nes”, Luis Fanlo4 plantea una pregunta que lo ayuda a desarrollar un repaso por las for-mas discursivas que conllevan una fi losofía política, desde el punto de llegada: “¿Cómo se legitimaron y naturalizaron las prácticas discursivas que hicieron posibles las inter-venciones militares en tanto militarización de la política?”5.

Los “espejismos ideológicos” a que aludiera Verbitsky nos remiten al origen fi lo-sófi co de los tópicos fundamentales que, bajo la forma de sofi smas y remozados para cada ocasión, siguen en pie de guerra en cada pro-clama castrense. Tal como afi rma Fanlo, esos tópicos parecen tener nacimiento en el pen-samiento del poeta Leopoldo Lugones, autor de la proclama del primero de los golpes de Estado, “en particular en su famoso Discur-so de Ayacucho, al que consideramos como el acontecimiento a partir del cual emerge la matriz discursiva militar argentina”6.

El objetivo de este trabajo será, enton-ces, rastrear en las proclamas militares inau-guradas por la que escribiera Lugones aque-

Diego J. KenisUniversidad Nacional del Sur

Lugones y la proclama militar de 1930: los tópicos inaugurales del discurso político militar de Siglo XX

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llas prácticas discursivas que se extendieron en el tiempo en el imaginario político cas-trense y que tuvieran relación con el ideario filosófico y político lugoniano, centrando la atención en el citado Discurso de Ayacucho7. En principio, resulta significativo intentar responder al interrogante de por qué un poe-ta civil resulta autor de la gran masa de ideas que constituyen una suerte de filosofía polí-tica militar. Para Fanlo, la explicación puede estar en que en ese momento “la institución militar moderna recién está surgiendo”8 en la Argentina; en sintonía, Verbitsky identificará como uno de los íconos del discurso inaugu-rado por Lugones a la idea de una “Arcadia perdida”9: un tiempo pretérito imaginado como ideal e incorruptible, pero nunca exis-tido ni vivido. En tal sentido, Fanlo pone su atención en la sistemática utilización de la palabra “revolución”, con que los golpistas de turno definían a sus sublevaciones10.

En ese marco, un cíclico Eterno Retor-no a los inicios de la historia vernácula se produce cada vez que se enuncia la palabra: identificando Ejército y Patria (“Nacido con la Patria, en Mayo de 1810”) se vuelve a la Revolución fundacional de la Nación, aun-que más que identificar valores políticos y contextualizarlos en su época y coyuntura se pretende la apropiación de ejemplos mora-les percibidos en las gestas independentistas fundacionales, tales como la abnegación, el coraje o el servicio a un ideal despojado de intereses sectoriales. Así, en cada movi-miento golpista que se encaramó en el poder intitulándose “revolución” (la del 6 de Sep-tiembre, la del 4 de Junio, la Libertadora, la Argentina) podemos ver la promesa de or-denar el caos que atribuyen a quienes se han desviado de las “tradiciones” nacionales y gobernar para todos los argentinos, recalcan-do que no los anima ningún interés de clase sino la mera abnegación nacida de su naci-miento conjunto con la Patria.

Estas ideas ya se encuentran presentes en discurso pronunciado en alusión a la ba-talla de Ayacucho, conocido como “La Hora de la Espada”. Afirma el poeta: “nadie (…) vaya a creer que de cerca o de lejos tenga yo intención política”11. Tras lo cual prosigue enunciando los beneficios de la llegada de la Hora de la Espada: “Así como ésta hizo lo único enteramente logrado hasta ahora, y es la independencia, hará el orden necesario, implantará la jerarquía indispensable que la democracia ha malogrado hasta hoy (…)”.Tampoco debe pasarse por alto el momento en que es pronunciado dicho discurso: “el

aniversario de la batalla de Ayacucho, última del proceso independentista americano, que le permite asociar al elemento militar como fundacional”.12 En efecto, vemos a Lugones incluir, en su alocución, la efeméride: “Ha-bría traicionado, si no lo dijera así, el manda-to de las espadas Ayacucho. Puesto que este centenario, señores míos, celebra la guerra libertadora, la fundación de nuestra patria por el triunfo; la imposición de nuestra vo-luntad por la fuerza de las armas; la muerte embellecida por aquel arrebato ya divino”13. Mas luego, y a pesar de que afirmara no tener intención política, pone de relieve un férreo conservadurismo, que no sólo se expresa en las consignas de efeméride sino también en una defensa concreta del sistema político que le es contemporáneo: “Jerarquía, disciplina y mando son las condiciones fundamentales del orden social, que no puede así, subsistir sin privilegios individuales, empezando por la propiedad, célula de la Patria; lo cual su-pone cierta dosis de iniquidad en el sistema, o sea su imperfección inevitable, y con ello la necesidad de conservarlo a la fuerza”.

La exaltación de la institución castrense como único factor determinante de los orí-genes de la Nación se relaciona, en el pen-samiento lugoniano, con las nociones de voluntad de poderío y de derecho del mejor, asociados al belicismo y opuesto concep-tualmente a un supuesto factor disgregador presente en un cuerpo de opciones políticas que postulan la igualdad de los individuos o su convivencia más o menos armónica. Lu-gones lo resume de sorprendente manera en tan sólo un párrafo del discurso de Ayacu-cho: “Pacifismo, colectivismo, democracia, son sinónimos de la misma vacante que el destino ofrece al jefe predestinado, es de-cir al hombre que manda por su derecho de mejor, con o sin ley, porque ésta, como ex-presión de potencia, confúndese con su vo-luntad”.14 Así, aparece una idea compartida por la mayoría de los movimientos golpistas, expresada con claridad a través de las pro-clamas y comunicados: “Ordenar el caos”. Se prefigura a las Fuerzas Armadas como un gran demiurgo que viene a poner en orden un escenario caótico por el que se responsa-biliza no sólo a sistemas políticos a los que se considera conceptualmente inoperantes sino también a aquellos a los que se caracte-riza como “enemigos de la Patria”.

Escribe Fanlo: “El discurso de Lugones hace irrumpir una nueva configuración en las relaciones de fuerzas, haciéndolas visi-bles, al designar al enemigo como alguien

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que no pertenece al mismo espacio y a quien creíamos parte del mismo espacio que ocu-pábamos”15. En un esquema que se repetirá a lo largo de casi un siglo, Lugones supone al ente militar como un gran árbitro admo-nitorio con legitimidad suficiente como para determinar quién es patriota o enemigo de la Nación.

Tal caracterización, que Fanlo considera razón determinante para la fuerza que cobra el discurso militar en la subjetividad argenti-na, se ve fundamentada por el citado recuer-do del nacimiento común y la suposición de la responsabilidad primaria que se le atribu-ye a la esfera de lo militar en su gestación. De esta manera, se subraya la potestad del cuerpo castrense para determinar y defender un grupo de valores vistos como estáticos y deseables, agrupados bajo en nombre de “tradición nacional”16. Con la formulación de este precepto, llega a su forma acabada en enunciado conceptual con que Lugones define la “vida completa”: “cuatro verbos de acción: amar, combatir, mandar, ense-ñar”.17 Lo contemporáneo de este discurso y de aquellos principios que Verbitsky defi-niera como “espejismos ideológicos” puede verse claramente en términos y conceptos utilizados como fundamentos últimos por el gobierno de facto iniciado en 1976, que también se abogó la potestad de determinar quiénes y en qué circunstancias eran los ene-migos de la Nación. En este caso, los gol-pistas no utilizaron la palabra “revolución” para intitular sus sublevaciones, sustituyén-dola por la idea de “reorganización”18, con la que se hacían contemporáneos de la Orga-nización Nacional, proceso histórico produ-cido a mediados del Siglo XIX, remarcando la tarea de ordenar el caos, que suponían su rol natural, atribuyendo al sistema constitu-cional una inoperancia también natural para llevar adelante tal objetivo. A su vez, la idea de una “tradición nacional” a la que defen-der de supuestos “intereses o ideologías fo-ráneas”19, sumada la exaltación de la fuerza armada como forma de establecer jerarquías vistas como deseables, se vio explicitada en la ambigua noción de “Ser Nacional”20, a partir de la cual se estructuraba su concep-ción del escenario político.

NOTAS1- JAURETCHE, Arturo. Manual de zonceras argenti-

nas, Buenos Aires, Peña Lillo, 1968.2- VERBITSKY, Horacio. Medio siglo de proclamas mili-

tares, Buenos Aires, Sudamericana, 20063- Ibídem, pág.24.4- FANLO, Luis, Emergencia de la matriz militar dis-

cursiva argentina: el discurso de Leopoldo Lugones www.catedras.fsoc.uba.ar/fanlo/fanlo_ejercitoyargen-tinidad.pdf.

5- Ibídem, pág. 1.6- Ibídem, pág. 5.7- LUGONES, Leopoldo. Discurso de Ayacucho. Compi-

lado en GARCÍA, Alicia y otros, Textos y Documen-tos. El autoritarismo y los argentinos. La Hora de la Espada 1 (1924- 1946), Buenos Aires,Centro Editor de América Latina, 1988, pág. 35- 40.

8- Op cit, FANLO, Luis, pág. 10.9- Op cit, VERBITSKY, Horacio, pág. 1510- Op cit, FANLO, Luis, pág. 5.11- Ibídem, pág. 6.12- Ibídem, pág. 7 13- Ibídem, pág. 8.14- Op cit LUGONES, Leopoldo, pág. 38- 39.15- Op cit FANLO, Luis, pág. 7.16- Op cit, VERBITSKY, Horacio, pág. 25.17- Op cit, LUGONES, Leopoldo, pág 38.18- Op cit, FANLO, Luis, pág. 12.19- WALSH, Rodolfo. Carta Abierta a la Junta Militar.

Compilado en HORVATH, Ricardo. Revolución y pe-riodismo. Buenos Aires, Instituto Movilizador de Fon-dos Cooperativos, 2003, pág. 156.

20- Ibídem, pág. 148.

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