Maciass

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El Ayudado Es un personaje misterioso que parece tener pacto con el diablo para salir invicto de las peleas. No le entra bala, ni machete, y desaparece de lugares claves, como por arte de magia, ante la mirada atónita de los presentes. De él se dice que se vuelve invisible cuando quiere, reduce su tamaño corporal cuando se le antoja y puede desaparecer por la hendija más pequeña de una puerta o una habitación. Para desorientar a quien lo persigue, se puede convertir en una silla, una mesa, un perro, un racimo de plátano, una gallina, un pato o una hormiga, según la circunstancia o conveniencia. Quienes han tenido el infortunio de pelear con el Ayudado, obviamente sin saberlo, dicen que su experiencia es la de haber enfrentado a un hombre supremamente ágil y diestro en tirar golpes con mano de plomo o de hierro, sin recibir ninguno a cambio. Si por accidente sufre un desliz y cae al suelo, se levanta como un resorte y salta de un lugar a otro con la velocidad de la luz. De sus ojos brotan chispas de candela y de su boca espumarajos de ira. Los Ayudados, según los entendidos, pueden obtener o poseer todo lo que deseen, con tal de que les vendan su alma al diablo. El dinero que consiguen, por ejemplo, lo duplican, triplican o cuadruplican cuantas veces quieran, a condiciones de que tienen que gastarlo el mismo día o si no se les convierte en piedra u hojas secas y el diablo les arranca el alma con un tridente.

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El Ayudado

Es un personaje misterioso que parece tener pacto con el diablo para salir invicto de las peleas. No le entra bala, ni machete, y desaparece de lugares claves, como por arte de magia, ante la mirada atónita de los presentes. De él se dice que se vuelve invisible cuando quiere, reduce su tamaño corporal cuando se le antoja y puede desaparecer por la hendija más pequeña de una puerta o una habitación.

Para desorientar a quien lo persigue, se puede convertir en una silla, una mesa, un perro, un racimo de plátano, una gallina, un pato o una hormiga, según la circunstancia o conveniencia. Quienes han tenido el infortunio de pelear con el Ayudado, obviamente sin saberlo, dicen que su experiencia es la de haber enfrentado a un hombre supremamente ágil y diestro en tirar golpes con mano de plomo o de hierro, sin recibir ninguno a cambio. Si por accidente sufre un desliz y cae al suelo, se levanta como un resorte y salta de un lugar a otro con la velocidad de la luz. De sus ojos brotan chispas de candela y de su boca espumarajos de ira.

Los Ayudados, según los entendidos, pueden obtener o poseer todo lo que deseen, con tal de que les vendan su alma al diablo. El dinero que consiguen, por ejemplo, lo duplican, triplican o cuadruplican cuantas veces quieran, a condiciones de que tienen que gastarlo el mismo día o si no se les convierte en piedra u hojas secas y el diablo les arranca el alma con un tridente.