Maestros de la Medicina 2015

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Coedición deLa Prensa Médica Argentina

Fundación Alberto J. Roemmers

MAESTROSDE LA MEDICINA

ARGENTINA

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Historia del premio

D esde el año 1977 se entregan los Premios Maestro de la Medicina Argentina con los que anualmente La Prensa Médica Argentina -con el asesoramiento de entidades representativas del quehacer médico nacional- distingue a tres

profesionales del área de la salud, en las distintas ramas de la medicina ( clínica, cirugía y especialidades), quienes habiendo cumplido relevantes trayectorias en su profesión, se hacen acreedores al calificativo de Maestros.

Como bien lo dice la convocatoria, no se premia solamente un trabajo o un evento, sino que se trata de un premio de consagración, se premia a la trayectoria de toda una vida por la profesión médica, creando discípulos, dentro de un marco de ética, que sirva de ejemplo a las futuras generaciones.

Este Premio en su concepción original –es Marca Registrada-Trade mark– que-dando expresamente prohibida su utilización por terceros no autorizados, quienes se-rán objeto de las sanciones contenidas en las disposiciones vigentes, que brindan pro-tección legal a las marcas registradas. Esta concepción original es muy atractiva en su enfoque, por lo que puede tentar a quienes se sientan proclives a imitarla, pero sirvan los términos precedentes, para no caer en dudosas imitaciones en su denominación, con indeseables consecuencias.

La entrega de estos Premios se realiza en el mes de Junio de cada año, por ser el mes del Aniversario de la fundación: el primer número lleva fecha del 10 de Junio de 1914 , siendo sus primeros Directores Luis Guemes, Gregorio Aráoz Alfaro y Daniel J. Cranwell.

La Editorial se llamaba “Las Ciencias” del Dr. Arsenio Guidi Buffarini, quien había comenzado ese desafío basado en quien sería Secretario de Redacción y “alma mater” de la publicación: Mariano R. Castex.

Estos Premios, creados, ideados y desarrollados por La Prensa Médica Argenti-na, se entregaron por primera vez en Junio de 1977, en el Aula Magna de la Academia Nacional de Medicina, a los Dres. Egidio S. Mazzei, Osvaldo Loudet y Diego Esta-nislao Zavaleta.

Desde entonces se entregaron ininterrumpidamente anualmente, hasta la actuali-dad, jalonando esta selecta Cofradía que honra a la Medicina Argentina.


® Marca Registrada. Queda expresamente prohibida su utilización por terceros no autori zados, quienes se harén pasibles de las sanciones contenidas en las disposiciones vigentes, que brindan protección legal a las marcas re gistradas.

El Premio Maestro de la Medicina Argentina®

auspiciado por La Prensa Médica Argentina

fue instituido en el año 1977

Desde entonces, se entrega anualmente

a tres personalidades de la Medicina que se hayan

destacado por sus méritos éticos y científicos.

Este premio es la consagración de una trayectoria con

su reconocimiento público, porque ser

“Maestro de la Medicina”

no es un premio que se otorga por un trabajo o un des-

cubrimiento, sino que se obtiene por la labor meritoria

de toda una vida.


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L a Academia Nacional de Medicina acompaña desde hace muchos años a “La Prensa Médica Argentina” en la entrega del premio “Maestro de la Me-dicina” que consagra la trayectoria de personalidades de la Medicina que se

hubieran destacado por sus valores éticos y científicos y que son puestos a la con-sideración pública en base a la labor meritoria de toda una vida, como los explicita su reglamentación.

Ser Maestro es el grado de mayor trascendencia al que puede aspirar un médico.La enseñanza es una característica mandatoria de la Medicina; no pueden exis-

tir conocimientos secretos y la obligación de quien ha alcanzado la sabiduría es transmitir su saber a los demás médicos tal como lo señaló el maestro Hipócrates hace 25 siglos.

La Academia Nacional de Medicina , cuya tarea está orientada hacia la exce-lencia, no puede estar sino de acuerdo con esta iniciativa de “La Prensa Médica Argentina” de premiar la trayectoria vital de profesionales que se han caracteri-zado por su comportamiento ético, su trabajo constante y su generosidad en la formación de nuevos médicos a través de su propio ejemplo.

El mundo actual con su peligrosa ausencia de valores y la desaparición del autoritarismo como filosofía de vida, obliga a intensificar la comunicación y deter-mina que la más importante de las virtudes del que enseña sea el ejemplo moral, tanto de de los padres como de los profesores.

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5 Esta entrega de premios presenta además un hecho auspicioso como es el cente-nario de “La Prensa Médica Argentina” fundada a instancias del Profesor Mariano R. Castex (tres veces presidente de esta Academia), un maestro en toda la extensión del término, y el Dr Arsenio Guidi Buffarini, abuelo del actual director, el Dr Pablo Arsenio López.

Este galardón ha sido entregado ya a más de 100 profesionales de la Medicina argentina que conforman una reserva ejemplar para las generaciones venideras. Constituye también un reconocimiento a aquellos que, a pesar de las dificultades y obstáculos decidieron quedarse en su tierra para cumplir con su vocación

Hacemos votos para que el futuro de nuestro país permita la aparición de nuevas personalidades merecedoras de este reconocimiento.

Dr. Manuel Luis MartíVicepresidente


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N uevamente tenemos el agrado de reunirnos en este Salón Magno para la entrega de los premios Maestro de la Medicina de La Prensa Médica Ar-gentina.

Como todos los años, el doctor Pablo López, su director, invita al Presidente de la Academia Nacional de Medicina a abrir esta ceremonia y es en este carácter que me honro en hacerlo, y se lo agradezco.

Estas entregas se repiten anualmente desde 1977, fecha de la institución de este premio por la tradicional editorial que ha logrado homenajear a personalidades del mayor nivel académico.

Esta distinción, que no es a un trabajo científico sino a una trayectoria, ha man-tenido justamente su nivel por la acertada labor de los jurados que han sabido elegir a quienes demostraron altos conocimientos científicos, con elevado contenido ético, y al mismo tiempo, logrado la creación de un grupo de trabajo que continúe con éxito la labor del maestro.

Sin duda, la elección de jurados del mejor nivel y actuando con la mayor im-parcialidad, se debe a la especial dedicación del Director de la prestigiosa Prensa Médica Argentina, el doctor Pablo López.

Premio Maestro de la Medicina ArgentinaAño 2015 a los Dres. Hugo Said Alume, Jorge Martínez, Julio Ravioli

Panorámica

del estrado

durante el acto


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5 Hoy los homenajeados son, por orden alfabético, los Dres. Hugo Said Alume, Jorge Martínez y el académico Julio Ravioli, cuyos méritos trascienden lo puramen-te científico y a quienes felicito.

De la detallada descripción de los hechos, logros y eslabones que los llevaron hasta aquí, se ocupará, descuento que muy bien, el doctor Marcelo Corti.

Solo me queda expresar, en nombre de la Academia Nacional de Medicina, el alto honor que significa recibirlos hoy en nuestra casa por tan justo y merecido ho-menaje.

Premio “Maestro de la Medicina Argentina”

Apertura del acto

por el Presidente de la

Academia Nacional de

Medicina Raúl Pradier


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P rofesor Dr Julio Ravioli

El Dr Ravioli nació el 21 de abril de 1940, es casado e ingresó a la Facul-tad de Medicina de la UBA en marzo de 1958 y egresó con el título de médico el 27 de diciembre de 1963 a los 23 años. Pertenece a la primera camada de alumnos desde que se instalara la UDH como parte de la enseñanza de grado en la Facultad de Medicina de la UBA. En ese momento, y por invitación del Profesor Casane-gra, quién logró modificar su idea primitiva de ser cirujano, inicia su residencia en Clínica Médica. Completó la Residencia Universitaria en Medicina Interna en el Hospital de Clínicas (1964-1968), y durante la misma descubre su atracción hacia la nefrología y el manejo del medio interno, completando la especialización en ese lugar entre los años 1968 y 1973 bajo la Orientación del Profesor Hugo Pudú. Du-rante su paso por la Cátedra de Medicina Interna vivió la invalorable experiencia, como el mismo describe, de participar de los ateneos conjuntos entre las Cátedras de los Profesores Casanegra, Montserrat y Gota, que se desarrollaban en el Aula Magna de la Cátedra de Anatomía Pa-tológica, frente a la facultad sobre la ca-lle Uriburu. Recuerda lo que significaba para los jóvenes en formación participar de las discusiones de los casos anatomo-clínicos con un público que superaba las 300 personas. En el año 1970, se inau-gura el nuevo Hospital de Clínicas, y el Jefe de Nefrología lo estimula para hacer la Carrera Docente. Durante la residen-cia conoce al Dr Osvaldo Raffo, quien ejerce una gran influencia sobre Julio y lo entusiasma para que haga la carrera de Médico Legista, graduándose en esa especialidad en 1976. Ingresa como do-cente en la Cátedra de Medicina Legal y allí alcanza el cargo de Profesor Titular en 1999 cargo que ejerce hasta el 2006 en que se jubila.

Julio tiene 2 posgrados en la UBA, en Criminología y Psiquiatría, los que le

Presentación de los premiadospor el Dr. Marcelo Corti

Habla Marcelo Corti


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5 ayudaron a completar su formación como Médico Legista. Hace su tesis de doc-torado en el año 1984 con el tema "El sistema H.L.A. en Medicina Legal", la que fue calificada como sobresaliente por el jurado. En 1987 deja la medicina asistencial e ingresa al cuerpo médico forense y desde el año 2008, es Auditor del Cuerpo Médico Forense de la Justicia Nacional de acuerdo a la Acordada 16/08 de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. En 1993, cuando en la CABA se instala el sis-tema de juicio oral, el cuerpo médico forense se divide en 3 sectores: el de médicos de la morgue, el de generalistas con especialidades clínicas y el de psiquiatras. Julio integra actualmente el cuerpo de profesionales de la morgue, lo que le ha permitido participar en algunos casos que tuvieron gran repercusión en la opinión pública participando de los estudios de las autopsias de Christina Onassis, hija del multimi-llonario griego Aristóteles Onassis, fallecida el 19 de noviembre de 1988 y del sol-dado Omar Carrasco asesinado en 1994 mientras cumplía con el servicio militar en una unidad militar ubicada en la localidad de Zapala, en la provincia de Neuquén. Este caso es considerado uno de los motivos por los cuales se suspendió la ley Nº 3948 que establecía el servicio militar obligatorio, terminando efectivamente con el mismo para siempre.


Dres. Miguel A. Schia-

vone, Manuel L. Martí

y Hugo Alume


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Con este último caso, me contó Julio, empezó a interiorizarse en el estu-dio de la denominada entomología forense, es decir, la composición de la fau-na cadavérica integrada por insectos y ácaros, que permite fechar un deceso y deducir las circunstancias que lo rodearon o siguieron. Un cadáver sufre una transformación bioquímica con el paso del tiempo lo que modifica la compo-sición de la denominada fauna cadavérica dependiendo de la descomposición del cadáver. Una entomóloga forense y doctora en Ciencias Biológicas, Adriana Oliva, de renombre internacional, participó en la segunda autopsia del soldado Carrasco. La doctora Adriana Oliva, quién trabaja en el Laboratorio de Ento-mología Forense del Museo Argentino de Ciencias Naturales, hizo aportes que permitieron establecer que el cuerpo del joven, que fue hallado en medio del campo, en realidad había estado escondido en el cuartel más de 20 días y luego fue trasladado, justo antes de que se reportara su aparición. Esta información fue fundamental en el esclarecimiento del hecho, en el diagnóstico final y las conclusiones del caso Carrasco.

En el año 1996 Julio ingresa al CEMIC como Asesor Médico Legal, integra el Comité de Bioética de Investigación y de Bioética Clínica de esa institución hasta la actualidad. También en CEMIC, y ya a cargo de la Cátedra de Medi-cina Legal, desarrolla un programa de Educación Continua en esa especialidad. En 2006 es nombrado Decano de la Escuela de Medicina del Instituto Univer-sitario C.E.M.I.C. cargo que ejerce hasta el año 2010, quedando luego como Profesor Titular Consulto de Medicina Legal de ese Instituto.

Durante su extensa carrera como médico legista y psiquiatra, el Dr Ravioli ha obtenido varios premios entre los que sobresalen el Premio "Eduardo Wilde" otorgado por la UBA y realizado en colaboración, por el trabajo sobre "El siste-ma H.L.A. y su aplicación médico legal a la investigación de la paternidad"; el Premio "José Belbey", en colaboración, por su trabajo "Ley de Trasplantes, as-pectos médico legales" otorgado por la A.M.A.; y en 1994 el Premio "Mariano Castex”, de la Academia Nacional de Medicina por el trabajo sobre “Involución Cerebral como problema clave de la Medicina Interna, consideraciones sobre las Demencias”.

El 27 de setiembre de 2012 es designado Miembro de Número de la Aca-demia Nacional de Medicina, ocupando el sitial N° 21 del Dr. Emilio Astolfi.

Cuando terminó la carrera de medicina, Julio empezó a estudiar Arte; en el primer año de este nuevo emprendimiento, conoce a la que hoy y desde hace 54 años es su esposa. Tienen 4 hijos y 3 nietos; uno de sus hobbies es la música,



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tiene 2 hijos músicos, una hija nutricionista que se dedica a la gastronomía y el hijo mayor que es carpintero y lutier, es decir, construye, ajusta y repara instru-mentos de cuerda. Como parte de su pasión por la música, integró el coro de la Comunidad Vasca, el coro de Cámara de la Asociación Wagneriana y varios grupos de Cámara.

En 1992, como parte de los festejos del 5° centenario del descubrimiento de América, integró el Coro que cantó la Misa Criolla en Sevilla y en Italia, con el tenor español José Carreras como solista.

Su otro hobby es la carpintería, que comparte con su hijo mayor, y que apren-dió desde chico cuando su padre, que no lo podía ver ocioso, lo enviaba durante las vacaciones a la casa de un carpintero amigo quién le enseñó el oficio. Hoy tie-ne un taller de carpintería en su casa en donde le hizo la cuna a su último nieto.

Julio es también un apasionado de los deportes en general; jugó al rugby en el Club Hurling de la comunidad irlandesa hasta que entró en la UDH y es bo-quense por herencia paterna y ha transmitido esta tendencia a sus hijos y nietos.

Dres. Juan C. Groppa,

Roberto Pradier y

Daniel Francisco

Martínez


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Dres. Jorge Lemus,

Raúl de los Santos

y Flavio Arce


Prof Dr Jorge Martínez

El profesor Jorge Martínez me recibió en su consultorio de la Avda Sta Fé y Libertad el que comparte con sus 3 hijos; su hija psicóloga infantil y sus 2 hijos pe-diatras como el padre, uno especializado en Alergia e Inmunología infantil y el otro en Medicina del Deporte en los niños.

El primer punto sobresaliente y que me impactó en la vida de Jorge es que ya tenía decidido ser médico pediatra a los 10 años; y el segundo aspecto llamativo es que se recibió de Médico a los 22 años; esto ocurrió como consecuencia de haber padecido una hepatitis mientras cursaba el 5º grado por lo que dio libre ese año y, ayudado por su madre que era maestra, le dijo que 6º era muy parecido a 5º y Jorge da ambos años como alumno libre. De esa forma gana casi 2 años en su vida de estudiante y a los 22 años se recibe de médico. Entre los 22 y los 26 años hace la residencia en pediatría que inicia en el hospital de Niños y finaliza en la Maternidad Sardá. Durante su formación como pediatra general conoce y


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toma contacto con grandes maestros de la pediatría como el Dr Giannantonio y el Dr Rivarola.

En 1966 aparece en los EE.UU. la primera revista de neonatología denominada Clinics in Perinatology y en el año 1968 Jorge empieza a dedicarse de lleno a esta nueva y reciente subespecialidad dentro de la Pediatría con motivo del traslado de la sala 2 del Hospital de Niños a la Maternidad Sardá. En ese lugar completa en tercer año y la jefatura de residentes. Al finalizar le ofrecen continuar como médico de planta y alcanza la Jefatura de Unidad de Neonatología, una especialidad que recién nacía, a los 29 años. En esta nueva subespecialidad, Jorge dedica gran parte de su vida en la tarea médico asistencial al estudio de la ictericia neonatal y la encefalopatía bilirrubínica con daño neurológico grave. En estos pacientes RN, Jorge empieza a utilizar la exan-guinotrasnfusión de la que llega a efectuar más de 1000 procedimientos. Con este fin viaja a los EE.UU. donde se entrevista con Maysels y Luseig, pioneros de la lumino-terapia aplicada con una base científica para la ictericia neonatal. Para quienes no son médicos les recuerdo que la ictericia del RN es un hecho fisiológico que ocurre como

Dres. Jorge Lemus y

Raúl de los Santos


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consecuencia de la inmadurez hepática para conjugar la bilirrubina. Generalmente tiene un curso benigno y autolimitado y es la causa más común de reinternación en las salas de neonatología durante las 2 primeras semanas de vida. Se trata con fototerapia (luminoterapia) y en algunos casos requiere de exanguinotransfusión, ambos procedi-mientos terapéuticos en los que Jorge fue pionero en la Argentina.

Con el acumulo de esta experiencia Jorge publica sus primeros trabajos científi-cos en la revista Pediatrics y la Academia Americana de Pediatría lo incluye como consultor para la elaboración de las primeras Guías de Manejo de la Ictericia Neo-natal en 1994 y la posterior actualización en el año 2004.

En los EE.UU. Jorge participa como investigador y Profesor Consulto de la Universidad Rockefeller y trabaja en varias investigaciones con una droga, la meso-porfirina, un inhibidor enzimático, para el tratamiento de la ictericia neonatal. Ac-tualmente, según me refirió Jorge, está solo aprobada para casos especiales y graves.

En la Argentina y en la Maternidad Sardá, crea la que denominó Unidad de Asistencia Neonatal Integrada (ANI) con el objetivo de no separar a la madre del

Habla el Dr.

Marcelo Corti


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RN. Me remarcó con énfasis que aprendió mucho en su vida médica escuchando a las madres a las que considera las mejores agentes de la medicina preventiva. Elabo-ra el programa que denominó “una invitación a la vida” para traducirle a la madre los avances de las neurociencias en la neonatología. Por este hecho recibe el premio “Santa Clara de Asís” y él enfatiza que lo más importante fue el agradecimiento de las madres por el aporte.

En este mismo camino, aplica el programa “Madre/Canguro” basado en retirar precozmente al RN de la incubadora y fomentar el contacto piel a piel con la madre para favorecer la termorregulación en los RN prematuros. Con esta idea, me contó que vio sonreír por primera vez a un RN de 1,200 grs como expresión de bienestar por el contacto con su madre.

También hace un video, con algunas limitaciones propias de quién no es un ex-perto en esa área de la informática, pero finalmente lo termina y lo envía a una feria efectuada en Chicago siendo elegido como uno de los mejores videos científicos de ese evento.

Habla el Dr. Marcelo

Corti. Sentados de

derecha a izquierda

los Dres. R. de los

Santos, Flavio Arce

y Juan C. Groppa


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El otro tema de trabajo de Jorge y al que se ha dedicado los últimos años refiere a la Seguridad de los Pacientes. En este aspecto, en el año 2008 viaja invitado por la OMS para colaborar en la elaboración de las “Guías de Procedimientos para la Seguridad de los Pacientes” que se transforma en el primer instrumento de este tipo para ser aplicado en todas las especialidades.

En el año 2010 se jubila en la Maternidad Sardá a la que había ingresado en 1968 como residente, con el cargo de Jefe de Unidad de Internación.

Respecto de su carrera docente, fue Profesor de Pediatría en la USAL, univer-sidad en la que fue Director de la Carrera de Medicina y Decano. En este lugar traduce al español la “Guía de Procedimientos para la Seguridad de los Pacientes” e impone la necesidad y el concepto de enseñar este tema durante todos los años de la carrera médica como materia obligatoria. La Guía traducida al español se distribuye gratuitamente entre todos los representantes de la OMS en América. Con este logro considera que su ciclo como Decano podía finalizar y deja el cargo en los comienzos de este año.

Finalicé mi visita a Jorge preguntándole si tenía algún hobby. Y me respondió que su hobby era el fútbol, que es hincha de NOB como su padre a pesar de no ser rosarino y entonces terminamos en una charla sumamente amena sobre nuestros gustos y experiencias futboleras.

Prof Dr Hugo Said Alume

Con Hugo me reuní en el sanatorio Otamendi lugar en el que él tiene concentra-da gran parte de su actividad quirúrgica. El Dr Alume nació en un pequeño pueblo al norte de la provincia de San Luis, denominado Quines, de aproximadamente 3000 habitantes. Está casado hace 45 años, tiene 1 hija especialista en radioterapia y 4 nietos. A los 17 años llegó a la estación de trenes de Retiro, con más equipaje que manos como el me dijo, con la idea de estudiar Medicina y la ilusión de recibirse de Médico. Por supuesto nadie había ido a recibirlo, se encontró solo en la gran ciu-dad, que en aquel momento tenía características muy diferentes a las actuales. Para mantenerse comunicado con su familia solo disponía de las cartas y telegramas que tardaban semanas en llegar.

En varios momentos de nuestra charla, Hugo se refirió a su padre con gran ad-miración y lo definió como un “Santo Laico”; su padre había nacido en Malula o Maalula, una población de Siria situada a 60 km de Damasco cerca de la frontera


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con el Líbano, que es la única ciudad siria cristiana en la que todavía se habla en ara-meo como hablaba Jesucristo. En esta parte de nuestra charla recordó con emoción que su padre murió de un ataque cardíaco a los ochenta años, caminando con sus nietos por su viñedo y abrazado a un almendro.

Estudia Medicina en la Universidad de Buenos Aires y se recibe de médico el 15 de enero de 1962. Ingresa como residente de Cirugía en el hospital Militar Central donde al finalizar la misma recibe la medalla de oro por su espíritu de trabajo. En 1965 le ofrecen ingresar al staff médico del Servicio de Cirugía de ese hospital. Allí tiene como Jefe al Dr Oscar Aguilar por quién siente gran admiración y en quién resalta dos condiciones: su rigurosidad para el trabajo y la inexistencia de horarios para desarrollar el mismo.

Poco tiempo después, conoce a Hernán Aguilar, tío del anterior, quién fuera el primer cirujano torácico del grupo de los hermanos Finocchietto y primer tisiociru-jano del hospital Tornú con quién trabaja, hace toda su carrera asistencial y se jubila como jefe del departamento de Cirugía.

En 1962 llega al hospital militar el Dr Roberto Estévez, padre de la oncología clínica en la Argentina, con quien comparte tareas hasta el año 2000 y a quien considera su inspirador en la cirugía oncológica, especialidad a la que ha dedicado su vida médica, luego de haber pasado por la cirugía general y la cirugía torácica y vascular. Completa su formación en cirugía oncológica en EE.UU. y España con los pioneros de esta nueva subespecialidad dentro de la cirugía.

En esta parte de la charla Hugo me contó los cambios que se han introducido en la cirugía oncológica desde sus comienzos hasta nuestros días. Y me describió, como ejemplo, lo ocurrido con los criterios quirúrgicos para el cáncer de mama, patología en la que se pasó de la mastectomía con vaciamiento ganglionar axilar, al criterio actual de la tumorectomía con extirpación solo del ganglio centinela. Es decir, se pasó de una cirugía anatómica muchas veces mutilante, a una cirugía basada en la biología celular y molecular del cáncer, con conservación del órgano. En 1987, inicia con el Dr Estévez la neoadyuvancia con cirugía posterior para cáncer de pulmón lo que permite que pa-cientes con tumores en estadio clínico avanzado puedan tener chance de tratamiento quirúrgico luego de la reducción del tamaño del tumor con la quimioterapia. Actual-mente opera tumores de pulmón en estadios precoces gracias a las más modernas técnicas de diagnóstico radiológico y lleva 50 años dedicados a la cirugía torácica. Con la experiencia de quién ha operado muchos pacientes Hugo me describió lo que ocurre en el quirófano cuando en una cirugía de este tipo se corta accidentalmente la arteria pulmonar y deben tomarse decisiones en segundos para salvar la vida del enfermo.


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El Dr Alume ha desarrollado una prolongada y prolífica tarea docente; en 1965 es nombrado instructor del IAR en la USAL, luego director del IAR, Director de la Carrera de Medicina y Director y Fundador de la Carrera de Oncología con el Dr Roberto Estevez y finalmente, profesor titular de Cirugía hasta el año 1996.

En 1971, el Profesor Alume ingresa en el aquel entonces denominado Instituto Universitario de Ciencias de la Salud que fuera el embrión de la actual UCA, en la que se desempeña como Director de la Carrera de Medicina y Fundador de la carre-ra de especialistas en Oncología Clínica. Es además, fundador del Capítulo Argen-tino de Oncología Quirúrgica de la Asociación Argentina de Oncología Clínica.

Ya en el final de la charla, Hugo me habló de la filosofía insistencial contrapuesta a la existencial, basada en los conceptos del padre Ismael Quiles, recordado sacerdo-te jesuita y filósofo de proyección internacional, rector de la USAL, un sabio orien-talista que creó la escuela de Ciencias Orientales en esa Universidad. Esta filosofía que Hugo aplica en su actividad quirúrgica se basa en el autocontrol, la autodecisión y la autoconciencia.

Respecto de sus hobbies, Hugo me dijo muy firmemente que su hobby es la me-dicina; que realiza un promedio de 300 cirugías anuales y que sigue personalmente a sus pacientes a quienes visita y controla incluso los sábados y domingos. Además lee literatura clásica y camina solo los 6 km que separan su domicilio de la UCA mientras piensa y medita. Para finalizar me contó que está escribiendo un libro lla-mado “El médico, el enfermo y la vida” aún no publicado y que ha creado en el hos-pital Thornú un espacio denominado “Tribuna Libre” para que aquellos cirujanos octogenarios retirados tuvieran un lugar de reconocimiento y para poder dirigirse y mantener contacto con las generaciones más jóvenes.


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Agradecimiento del Dr. Julio Ravioli

S r. Presidente de la Honorable Academia Nacional de Medicina Dr. Rober-to Pradier, señoras y señores académicos, Dr. Pablo López y autoridades de La Prensa Médica Argentina, autoridades del Laboratorio Bagó, autoridades

universitarias, colegas, amigos, señoras y señores.

Muchas gracias Dr. Marcelo Corti por su afectuosa presentación.

Quiero agradecer a las autoridades de la Prensa Médica Argentina, esta distin-ción que me ha sido otorgada, la que acepto, no por mis merecimientos, sino como un homenaje a quienes han sido mis maestros a lo largo de mi vida, quienes con su vocación, sabiduría, pasión y generosidad me enseñaron el camino del amor por la docencia.

También quiero agradecer a mis colegas y a mis alumnos, con quienes he inter-cambiado experiencias y conocimientos, en un mutuo enriquecimiento.

He tenido la dicha de nacer en una familia donde me he sentido querido y apo-yado por mis padres quienes me inculca-ron el amor por la educación, la cultura y las artes, además de valores universales y actitudes de respeto por el prójimo.

Surge la figura de mi padre, Fernan-do Ravioli quien fue un maestro en el aula y fuera de ella, de mi tía Margarita Ravioli, quien consagró toda su vida a la docencia y fue una figura reconocida y respetada de la educación pre escolar.

Mi familia ha amado enseñar, mi hermano Rodolfo Ravioli, abogado de profesión y un amante de la historia co-mo de la música, se ha dedicado, con pa-sión, a la docencia.

Mi esposa como mis cuatro hijos, han ejercido y ejercen, la enseñanza en distintos ámbitos.

Cuando recibí la noticia de que se me otorgaba este reconocimiento, mis pen-

Habla

el Dr. Julio Ravioli


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samientos se encaminaron hacia quienes reconozco como maestros y qué condicio-nes o virtudes había valorado en ellos para considerarlos como tales.

Recordé mi infancia y reviví situaciones que me emocionaron profundamente, hice un camino que me llevó a mis primeros años de aprendizaje y a las figuras que me iluminaron el camino inicial.

No voy a mencionar nombres ya que, la mayoría de ellos, están en mi recuerdo y en mi corazón.

Valoré las condiciones que me hicieron recordar a esas personas y sentí que el afecto que ellas me dispensaron y la empatía que se generó habían sido las carac-terísticas relevantes en aquellos momentos de la infancia. Maestros de la escuela primaria, que me entregaron con amor y generosidad, no sólo conocimientos, sino principalmente, valores y actitudes que me marcaron el camino a seguir en mi vida.

El Dr. Julio Ravioli luego

de recibir el premio

de manos del Dr.

Miguel Tezanos


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El colegio secundario fue una escuela de aprendizaje, los comienzos de la rebe-lión adolescente, tan pacífica en aquellos años y el inicio del despegue de los lazos familiares y la incursión en el ámbito de la libertad personal.

Guardo de aquellos años, imborrables recuerdos, haber forjado amistades que aún perduran y evoco a algunos profesores, que unían a sus conocimientos en las materias que dictaban, una formación humanística y una idea de generar en noso-tros responsabilidades y sentido ético. Surge de este recuerdo, que lo que más valoré entonces en la figura de los maestros, fue el sentido ético y la visión de un horizonte del saber que iba más allá del conocimiento estrecho de una materia.

Ya en la facultad, y en las etapas iniciales de la formación médica, reconocí como maestros a aquellos colegas que abrazaban con vocación, conocimientos y pasión tanto su profesión como su amor por la docencia.

Recuerdo algunos nombres.Me formé como alumno y residente en la VII Cátedra de Medicina dirigida en-

tonces por el Prof. Augusto Casanegra, clínico exquisito, de carácter afable y trato cordial. Serán inolvidables para mí, las recorridas de sala donde aparecía su calidad de maestro, demostrando su conocimiento implícito, sus virtudes como médico, críticamente escéptico, sensato y capaz para tomar decisiones y para ejercer la duda. Recuerdo otros nombres, Ferradás, Buzzi, Fayt, Micieli, Zubigaray, Puddu, espa-cios de reflexión, consejos, ateneos, lecturas y rescato el encuentro, la generosidad, la vocación, el conocimiento.

Mis vínculos de amistad fraterna se dieron con tres brillantes médicos y docen-tes. Dos de ellos ya no están con nosotros, Enrique Jorge Landi y Carlos Russo. Con Rubén Lanosa, brillante clínico y excelente docente, verdadero maestro, nos ha unido además del amor por la medicina, el amor por la música y hemos com-partido como maestro, al Profesor Orlando Tarrío, quien fue además un singular maestro ya que también tuvo una gran influencia en nuestro crecimiento como personas.

En mi época de alumno de la Unidad Hospitalaria y de la residencia conocí a un docente, el Dr. Osvaldo Raffo. Era un hombre serio, introvertido, de pocas pala-bras, clínico avezado y práctico. Su pasión por la medicina legal despertó en mí un interés y una nueva vocación en la práctica médica, que me llevó a graduarme como médico legista, ingresar a la carrera docente en la especialidad, y culminar con mi designación por concurso como Profesor Regular Titular de Medicina Legal.

Tuve el honor de compartir con él el trabajo como médico forense de la Justicia Nacional. Siempre escuché sus sabios consejos. Ha sido un verdadero maestro con


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numerosos discípulos a los que supo entregar con desinterés y generosidad sus co-nocimientos y experiencias.

Recuerdo, de aquella época a Vicente Cabello, psiquiatra clínico y forense que abrió un nuevo camino en la Psiquiatría Forense. Sus clases y pensamientos de-mostraban una vasta erudición y una calidad de transmisión del saber, que además amenizaba con humor.

Mi incursión por la Bioética me permitió conocer a un verdadero maestro, el queridísimo Francisco “Paco” Maglio. En el prólogo de su libro Reflexiones (y algu-nas confesiones….), Paco dice: “Cuando uno no tiene más que pedir es porque tiene que dar; este es el motivo de este libro, por llamarlo de alguna manera, dar, aunque sea en parte, todo lo que la vida me dio”.

La vida me ha dado mucho más de lo que esperaba. En todos los sentidos. He tratado de dar aquello que me fue dado.

He valorado sí, todo aquello que recibí de quienes consideré mis maestros, amor, empatía, generosidad, conocimiento, sabiduría, valores éticos, vocación, encuentro, escucha, aceptación del disenso.

Ser docente y educar es un acto de fe, es estar convencido de que la educación es el principal, sino el único camino, para lograr la autonomía y la libertad del hombre.

Mi esperanza es que, quienes se sienten mis discípulos, tengan la convicción de que un maestro debe ser superado por ellos y que encuentren su propio camino.

Muchas gracias


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Agradecimiento del Dr. Jorge César Martínez

A cadémico Roberto Pradier, Presidente de la Academia Nacional de Medicina, Dr. Pablo López, Director de nuestra querida Prensa Médica Argentina, Sres. Académicos, Directivos, colegas, queridos amigos, muy querida familia.

Es difícil expresar con palabras los profundos sentimientos que hoy siento yo aquí, pero encontré una palabra y esta es GRACIAS, pero un gracias desde el cora-zón, que traduce sentimientos, como el gracias de un hijo a un padre, el gracias de un padre a un hijo, el gracias de un paciente a su médico.

Gracias por esta honrosa distinción y muy especialmente por impulsarme a re-correr con mi mente y corazón mi vida de médico y los recuerdos que me marcaron.

Me considero un privilegiado de la vida, ella ha puesto en mis manos instrumen-tos para cuidar de otros seres humanos. Curar a veces, acompañar siempre.

Me ha dado la vida el privilegio de tener una hermosa esposa, Marthita, quien me ha acompañado, ayudado, reemplazado permanentemente, para permitirme

disfrutar la profesión de médico. Tengo 3 hijos, Paula: psicóloga y bella persona, Jorge: médico, de quien he aprendido mucho de su mirada de la Medicina, y César, médico, con una mirada diferente pero con la misma profundidad y cariño por la misma. Mi nuera Verónica, exce-lente médica y neonatóloga. Y Mariela, mi otra nuera, psicóloga y gran artista plástica. Muchas veces me han dicho y a veces he sentido que los he presiona-do a acercarse a la Ciencia de la Salud, pero creo que esa presión ha sido indi-recta, porque ellos me han visto siempre disfrutando plenamente esta profesión de médico, y quizás también quisieron ir en busca de esa felicidad. Mi otro yer-no, Diego, es contador, no sabe lo que se perdió. Y tenemos también 8 hermosos nietos (Francisco, Tomás, María, Lucía, Santiago, Manuela, Florencia, Guada-lupe) a quienes prometo no presionar.

Me han enseñado mucho mis maes-

Habla el Dr.

Jorge C. Martínez


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tros. Mis padres, valores fundamentales de la vida cuando niño, somos como somos por la experiencia vivida en especial los primeros años de nuestra vida.

De mis colegas, a quienes agradezco su enseñanza de compromiso y liderazgo, sé que cuando intento hacer una lista mental de ellos, siempre estará incompleta porque seguiré aprendiendo siempre de ellos.

Me han enseñado y mucho mis pacientes, he aprendido a traducir la Ciencia a la vida real. A lo que realmente quieren que hagamos y lo que desearían no hiciéramos. Todo lo vivido me ha ayudado a reforzar valores, a clarificar conceptos, a reconocer errores, y fundamentalmente a compartir lo que sabemos o creemos saber. El gran filósofo griego Nikos Kasantzakis, sugiere que el maestro ideal es aquel que se pone en el papel de un puente por el cual invita a sus alumnos a cruzar y que luego de ha-berlos ayudado en el cruce se desploma con alegría, alentándolos a crear sus propios puentes.

Entrega el Dr.

Eduardo Saad al Dr.

Jorge C. Martínez


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Quisiera compartir con ustedes algunas vivencias, algunos recuerdos de expe-riencias vividas que me han marcado. El concepto de médico y Dios; Decidí ser mé-dico cuando tenía 10 años, la llegada del médico a mi casa a ver a mi hermano enfermo, que le diera un determinado tratamiento y verlo mejorar, y volver a ser la persona de siempre, me parecía que era un acto casi de Dios. Los médicos son Dios, pensaba yo. Es muy probable que esa experiencia me haya inducido a estudiar Medicina, “el médico es Dios, el médico es Dios”. Afortunadamente, rápidamente comprendí que no somos Dios, y lo que es más importante aún, no debemos consi-derarnos Dios en la relación con nuestros pacientes, aunque ellos nos vieran como aquel ser que puede curarlo.

La honestidad. Mi padre cuando éramos chicos, le gustaba y quería hacer una sobremesa al terminar de cenar. Nosotros estábamos apurados, queríamos volver a jugar, hablar con un amigo, recuerdo el frecuente “ay, no, otra vez”, que decíamos con mis hermanos. Él decía que quería enseñarnos conceptos que sean importantes en nuestra vida. Me quedó muy marcado el día que hablando de la honestidad, dijo “no se debe mentir. Cuando no sabemos algo hay que decir ‘no sé’”. Muchos años después, dirigiendo yo un pase de sala con mis residentes, le pregunto a uno de ellos sobre la terapéutica a implementar en uno de nuestros pacientes. Él me contesta “no sé”. El resto de sus compañeros se sonríen y lo miran en una clara manifestación de bullying, “Cómo no sabés!” Yo interrumpo inmediatamente y digo “lo felicito, eso es honestidad”, en Medicina no podemos saber todo, sí debemos reconocer y expre-sar nuestra falta de conocimiento. Eso sí, inmediatamente ir a buscar la fuente o el colega que nos pueda ayudar a seguir haciendo una Medicina honesta.

Años después, el residente que recordaba bien su cara porque era el que más se había burlado del compañero en aquel pase de sala, era en ese momento el Jefe de Residentes, y estaba reunido con un grupo de residentes. Yo estaba a sus espaldas, así que no me veía, y le escucho decir “ese tema no sé, vamos a la Biblioteca a buscar información?”. Ese día sentí que aquellas palabras de mi padre que encerraban un concepto fundamental, habían dado su fruto.

Qué ganas de mirar el cielo tuve ese día y decirle a mi padre “lo lograste”.La empatía. Cuántas veces he leído y escuchado la definición de empatía, la em-

patía es la identificación emocional con el otro. Pero qué importancia tiene esto para el otro?, me preguntaba. Nuevamente mi querida profesión de médico me dio una clara demostración de la importancia de identificarnos con nuestros pacientes. Un día entro a la Sala y encuentro una madre llorando abrazando a su hijo gravemente enfermo. Y al lado de ella, una enfermera también llorando. Cruzo la mirada con la


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Jefa de Enfermeras que también estaba en el sector, quien me dice “la voy a llamar a la enfermera para que deje de llorar, siempre me han enseñado que debemos estar no emocionalmente comprometidos para poder así tomar decisiones correctas con nuestros pacientes”. Yo le dije “No, no, déjelas que lloren, déjelas que lloren”. Meses después me encuentro caminando por la calle una mujer que me para y me dice “Dr., se acuerda de mí?”. Tuve a mi hijo internado en su Unidad, y viví una experiencia que nunca olvidaré. Él estaba muy grave, y yo estaba llorando y ¿sabe qué? , ustedes lloraban conmigo. Pude sentir que mi hijo fue una persona importante en la vida, no sólo para mí, que no era un número más ni el bebito de la incubadora 3.

Me dio un abrazo y siguió caminando. Yo quedé paralizado, juro que también tenía ganas de llorar. Y ese día se reforzó aún más en mí el concepto que la Medici-na con empatía, afecto, por qué no amor, es capaz que nuestros pacientes se sientan realmente acompañados en la alegría y en el dolor.

Comunicación humana. En el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez hice mi for-mación como médico residente. Tuve nuevamente otro privilegio en mi vida y es el

Dres. Pablo López,

Eduardo Saad,

Miguel Tezanos

y Luis Ferreira


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de haber podido compartir días de guardia con el Dr. Carlos Alberto Gianantonio, un grande de la Pediatría argentina. Los días jueves él estaba de médico interno de guardia y recorría todas las salas del Hospital en las que le consultábamos los pacientes complejos, con dificultades de diagnóstico y tratamiento. Recuerdo que al finalizar los pases, el diálogo entre los residentes era “cómo sabe este hombre, domina todas las especialidades de la Pediatría, es un genio”, decían muchos. Yo estaba totalmente de acuerdo. Pero si bien estaba maravillado por sus increíbles conocimientos de la Pediatría, lo que más me llamaba la atención, es cómo se apro-ximaba a los niños enfermos, cómo los miraba y tocaba la mano, o se sentaba en su camita. Nunca esos niños le lloraban, a pesar que durante la semana cada vez que se acercaba un médico o una enfermera, se ponían a gritar. Pensaba y repensaba mucho la experiencia, me preguntaba “qué tiene este hombre, será ese Dios que imaginaba cuando chico?”. Era una pregunta que me hacía permanentemente. Un día encontré la respuesta que tanto me ha enseñado. Gianantonio trataba al paciente como me gustaría que me traten a mí si estoy enfermo. Tenemos que tratar a nuestros pacien-tes de la misma manera en que quisiéramos nosotros los médicos ser tratados. Y entonces sí vamos a tener una profunda comunicación humana con ellos.

Compromiso- liderazgo. En 1968 la sala 2 del Hospital de Niños pasa a la Ma-ternidad Sarda a constituir un Centro Neonatológico. Nos reunimos con Miguel Larguía y nuestro querido José Luis Nicolini, quienes íbamos a ser los únicos médi-cos residentes en esta novedosa experiencia. Miguel sacó unos papeles, una birome y empezó a escribir cómo nos íbamos a organizar y programar las actividades. Habló y escribió y escribió durante más de una hora. Cuando terminó la reunión me quedé pensando “¿todo esto que está programando será posible?”. Viví en Sardá 42 años, fueron años intensos de aprender y compartir conocimientos, fueron años muy fe-lices en mi desarrollo como Neonatólogo. Aprendí de Miguel que el compromiso y el liderazgo, son fundamentales para una estructura sustentable de los sistemas de Salud.

Amor por lo que hacemos. En la Facultad de Medicina de la Universidad del Salvador, recorrí todos los estamentos desde Profesor, Director de la Carrera de Medicina y Decano, y viví múltiples experiencias. Pero la que me ha dejado una im-pronta imborrable fue la figura de un gran maestro, el Dr. Alfonso Roque Albanese, eximio cirujano y gran docente. Un día no me acuerdo aún por qué, bajo a la Cátedra de Anatomía, y me encuentro en un rincón en el fondo de la Cátedra al Dr. Alba-nese con un preparado de Anatomía en las manos y rodeado de ayudantes. El Dr. Albanese hasta los 99 años siguió ligado a su Cátedra, a su Medicina. Recuerdo que


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ese día se me hizo presente un libro que se llama “Vivir, amar y aprender”, y dentro de los muchos conceptos importantes que habían sido vertidos en el libro, recuerdo que le preguntan al autor “qué piensa de la muerte?”, y él contesta “de la muerte no pienso, estoy muy ocupado viviendo”. Este es uno de los gracias que la Medicina nos da. Estamos muy ocupados viviendo nuestra profesión de médicos.

Errar es humano. La última experiencia que quiero compartir con ustedes, surgió a través de la invitación que la OMS me hizo a formar el grupo del Advisory Board del Programa Pacientes por la Seguridad del Paciente, en el que convivimos durante 2 semanas, profesionales y pacientes para conformar guías para la enseñanza de la Seguridad evitando errores en el accionar médico que condicionaran daño a los pa-cientes. La líder de la Alianza Mundial para la Seguridad del paciente de la OMS, era y es Susan Sheridan. Susan es la madre de Cal, un niño nacido de un embarazo normal, un examen físico normal pero a quien no se le realizaron correctamente los controles de la ictericia neonatal, lo que dio como resultado un grave daño neuro-lógico. Susan estimulaba junto a los otros pacientes que formaban parte del grupo, no a desarrollar una cultura de la culpa, odiando, litigando a la Medicina, sino entre todos buscar la forma de establecer la cultura de la Seguridad en Medicina, buscan-do priorizar y enfatizar realizar la acción correcta a la persona correcta en el lugar correcto en el momento correcto. Con Susan y los otros padres de niños afectados y pacientes dañados, aprendí a reforzar el concepto de que “Puede ser parte de la naturaleza humana ERRAR, pero también debe ser parte de la naturaleza humana

crear soluciones, encontrar mejores alternativas y enfrentar los desafíos por venir.”Muchas gracias Prensa Médica, muchas gracias Academia Nacional de Medi-

cina por esta honrosa distinción, si ustedes me permiten quiero compartirla con mi Maestro de la Vida, Martha Olga Lemos de los Santos, mi querida Esposa, quien sin ninguna duda me ha permitido, me permite y me seguirá permitiendo, gozar profundamente de esta hermosa profesión de médico.

Quisiera me permitan finalizar mis palabras con este aplauso que le doy, desde el corazón, a mi Marthita, y que quisiera profundamente que ella también lo reciba en el suyo.

Muchas gracias!


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Palabras del Dr. Hugo Alume

R ecorreré mi camino, basado en mis mentores y maestros y las innumerables personas que me tendieron su amistad. Al arribar a Bs.As., con el propósito de iniciar mi carrera de Medicina, optando por esta metrópolis y no por la

vecina Córdoba, reafirmaba mi desafío.

Años antes Con un entrañable amigo de mi adolescencia y juventud, hijo adop-tivo del boticario del pueblo, de humilde origen y formidable inteligencia y sensibi-lidad, pensábamos que era necesario hacer justicia al olvido y negación de Domingo Faustino Sarmiento. Corrían los primeros meses de 1956 y traía la misión de entre-vistar al Escultor Perlotti, gran admirador del prócer

Al conocerme tuvo una impresión emocional y decisiva. Un joven adolescente venia a buscar el busto de un prócer vedado. Su reacción espontánea, fue tomarme del brazo

y llevarme hasta su estudio, desempolvar un busto de Sarmiento y regalárnoslo.

Hoy está emplazado en mi Pueblo. Perlotti fue decisivo en mi vida, seguí frecuentando su casa de Pujol 642, donde actualmente funciona el Mu-seo que lleva su nombre. Allí conocí a Juan de Dios Filiberto, a Benito Quin-quela Martín, a Zolezzi de la Boca, al Dr. Raúl Vacarezza celebre tisiólogo, a Don Roger Ballet dueño del bazar “Dos Mundos” filántropo que regaló una escuela a cada Provincia, la Casa de Cádiz donde murió Rivadavia y en-tre otras donaciones el Imponente San Martín de Boulogne Sur Mer emplaza-do en la Avda. Luro, en Mar Del Plata, realizado por Perlotti.

Iniciada mi carrera, la preocupación era el servicio militar que iba a interfe-rir mi marcha. El maestro Perlotti logró que mi destino fuera el Hospital Militar Central, que marco una concatenación de hechos vitales en mi vida.

Habla

el Dr. Hugo Alume

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A él pertenece La Piedad de la Chacarita, cuyo rostro de la virgen es el de su madre, muerta joven y el de Jesús de un hermano fallecido.

Evitaré detalles para no excederme. Un hermano de mi primer amigo en Buenos Aires, José Feijoo, los futbolistas sabrán que fue presidente de Vélez Sarsfield, que las instalaciones aledañas llevan su nombre, y que Vélez fue campeón por primera vez en su historia en 1968, durante su presidencia. Fue uno de mis mentores.

El primero de mayo de 1958 izábamos la bandera en el HMC Dr. Cosme Argerich, como soldado, en el momento que Don Arturo Frondizi asumía la presidencia de La Nación. Ese año del Servicio Militar, nos mantuvo acuartelados casi todo el tiempo, movimientos militares, paros ferroviarios, bancarios, petroleros etc. En esos días es-peciales cultivamos la amistad y Héctor Lucas, se convirtió en un amigo entrañable, fuí testigo de su casamiento y padrino de dos de sus hijos e increíblemente, porteño de Parque Patricios, tiene su casa en mi querido pueblo: Quines al norte de San Luis. Me acogieron en su casa, donde conocí al Dr. Miguel Angel Lucas, luego destacado y prestigioso cirujano Vascular. Por su intermedio al Dr. Hugo René Mercado por quien ingresé al Hospital Militar Central.

El Dr. Martí

entrega el premio

al Dr. Alume


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Recién llegado de EE.UU el Dr. Oscar Leopoldo Aguilar, fue nuestro jefe de Residentes. Fuimos sus primeros residentes y nos marcó con una impronta inolvida-ble. En esta honorable Academia conocen su nombre. Ya que fue miembro fundador y Director Ejecutivo del “Consejo de Certificación de Profesionales Médicos” que funciona en el seno de esta Academia. Fue maestro esencial en mi formación qui-rúrgica. Al concluir mi Residencia, él regresaba al Hospital Tornú.

En el HMC me ofrecieron un puesto rentado en el staff de médicos cirujanos. Resigné el nombramiento y seguí los pasos de mi maestro hacia el hospital Tornú. Ad honorem. Donde el jefe de Cirugía torácica era el Dr. Hernán D. Aguilar primer cirujano torácico de la escuela de los hermanos Finochietto.

Cuando esa mañana de abril de 1965, esperaba la llegada del Dr. Oscar Aguilar con ansiedad e inquietud, por lo que dejaba tras mío, en el patio de entrada del viejo hospital Tornú, vi un busto de bronce que identifique como Enrique Tornú y, al buscar su autor, se sobresaltó mi corazón, llevaba la firma de Luis Perlotti y me dije: este es mi lugar en el mundo.

Los tres

galardonados

en su saludo final


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Desde 1962 hasta noviembre del año 2009 me unió con Oscar Aguilar, una entrañable amistad, recorrimos varios caminos juntos y, con Poly Etchegoyen, lo despedimos en el cementerio de Pablo Nogués.

Inicié mi nueva etapa, al Dr. Hernán D. Aguilar, voy a definirlo brevemente en razón del tiempo.

Los días miércoles en que operaba los casos complejos se quedaba en el hospital a dormir, ocasión en que lo acompañaba por ser mi día de guardia.

Honorable, con profunda sensibilidad y dedicación a los enfermos, enaltecida por tratarse de enfermos tuberculosos en su mayoría y de pobre condición social. “Enrique Tornú que padeció esta enfermedad decía: los enfermos tuberculosos son mis hermanos en el dolor”.

En 1962 mi primer año de Residencia, llegaba al Casino de oficiales un Capitán Médico, se llamaba Roberto Aquiles Estevez y decían que usaba unas drogas para tratar el cáncer, ante el descreimiento general.

Este hombre había publicado el primer tratado en el mundo de quimioterapia en idioma no inglés y el segundo en el mundo. Y desde un modesto consultorio del HMC creó un servicio de Oncología que trascendió fronteras y es reconocido como padre de la Oncología Clínica en Argentina. Fui su cirujano personal y uno de sus cirujanos de referencia.

Un 3 de diciembre Día del Médico del año 2000, en su cama de terapia en donde estaba respirado, porque su corazón desfalleciente ya no respondía, tuve la dolorosa misión de efectuarle una traqueostomia. Me despedía de un Maestro y amigo que me inclinó y orientó hacia la Oncocirugía.

En la Facultad de Ciencias Médicas de la UCA, en dos de sus aulas hay sendas placas que recuerdan al Dr. Oscar Aguilar y al Dr. Roberto Estevez, rodeados de las algaravias de los jóvenes y futuros médicos que circulan por ellas.

Voy a representar en la figura de mi padre el amor a mi raíces, nació en Malula, una población cristiana de Siria, donde se habla el arameo el idioma de Cristo.

Yo lo definía como un santo laico, está implícito el amor a mi madre y hermanos. “Cada persona que pasa por nuestra vida siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. Esta es la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.” Jorge Luis Borges

Mi amada esposa Rosi, me acompaña desde hace 45 años. Con ella edifiqué nuestro mundo, junto a nuestra hija Verónica, Luciano nuestro querido yerno y Bautista, Felipe, Juana y Vicente los adorados nietos.

Una hija, una hija/busco su infancia/ miro los recuerdos/ adonde estaba yo?/amo


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a su hijo doblemente/ ahora sé que es ser abuelo/ pagar en los nietos el amor adeu-dado a los hijos “Versos a Bautista, mi primer nieto.

Un recuerdo inolvidable a mis suegros y un abrazo fraterno a mis cuñados Gonzalo,Enrique, María Delia y Catalina y a sus hijos que son como propios y a mi querida hermana y sus hijos.

Aunque constituyen un íntimo circulo de afectos, no puedo dejar de abrazar a todos mis amigos que desearía mencionar, a mis discípulos y a mis enfermos.

Y a mi anestesiólogo Oscar Corbella, incondicional, que durante 35 años me acompaño hasta el último día de su vida.

Gracias

Hugo Said Alume



Creada por

Da. Candelaria Wolter de Roemmers y sus hijos en 1975

Presidente

Dr. Rodolfo F. Hess

Vicepresidente

Dr. Manuel Luis Martí

Secretario

Dr. Julio A. Bellomo

Vocales

Sr. Eduardo MacchiavelloSr. Alberto Roemmers

Sr. Alejandro Guillermo RoemmersSr. Alfredo Pablo RoemmersDr. Miguel de Tezanos Pinto

Fiscalizador

Dr. Eduardo L. Billinghurst

Fiscalizador Suplente

Dr. Carlos Montero


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La Fundación Alberto J. Roemmers continuó durante el año 2014 con la tarea iniciada hace más 30 años en el sentido de apoyar a las ciencias médicas argentinas a través de subsidios a la investigación en medicina, realización de reuniones científicas y publica-ción de libros.

SUBSIDIOS PARA LA INVESTIGACIÓN EN MEDICINA

• 36º Llamado a concurso para los períodos 2014-2015 y 2014-2016

Se llamo a concurso para Investigación Clínica y Epidemiológica. Se recibieron 155 planes de trabajo, siendo beneficiados en este período 50 grupos de trabajo a lo largo de todo el país en planes de 1 y 2 años de duración.

SIMPOSIOS Y JORNADAS

• Jornada de Actualización en Enfermería

Se realizó en Paraná – Entre Ríos, el 25 de abril, en el Hotel Maran Suites, du-rante la cual se abordaron los siguientes temas: Cuidados de enfermería en accesos vasculares; Manejo de catéteres venosos centrales; Herramientas para prevenir bac-teriemias asociadas a catéteres; Neumonía zero; Cuidados de la herida quirúrgica; Heridas exofíticas; Cuidados de drenaje de tórax; Infecciones del sitio quirúrgico; Estrategias para mejorar la adherencia a la higiene de manos; Medidas para higiene hospitalaria; Aislamiento: usos y costumbres, de contacto, en el paciente neutropé-nico. Hubo 693 inscriptos, la mayoría de la Provincia de Entre Ríos, también hubo participantes de Santa Fe, Buenos Aires, Misiones, Córdoba y Chaco. La coordina-ción general fue de la Lic. Silvina Estrada de Ellis.

• Jornada de Enfermería: Cuidados de Enfermería en el Paciente Oncohematológico

Se realizó el día 23 de septiembre en el Teatro Gran Rex de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se contó con la coordinación general de la Lic. Silvina Estrada de Ellis, la disertante del exterior fue la Lic. Alba Mery Torres Montenegro de la República de Colombia. Se desarrollaron los siguientes temas: Cuidados en el pa-ciente oncohematológico; Aspectos más relevantes en la atención del paciente con

Actividades de la Fundación Alberto J. Roemmers durante el año 2014


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Actividades de la Fundación

Linfoma; Cuidados en el paciente con Leucemia; Bacteriemia asociada al catéter; Abordaje del paciente con trasplante de médula ósea; Protocolo de antiemesis, cui-dados de enfermería; Cuidados en la administración de quimioterapia; Bioterapia, acción de enfermería; Adherencia al tratamiento por vía oral. Hubo 2.723 inscrip-tos, asistieron numerosas personas del interior del país, procedentes de: Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba, Misiones, Mendoza, Neuquén, Catamarca, Chaco, La Rioja, Salta, Tierra del Fuego, Tucumán, San Juan, San Luis y localidades del interior de la Provincia de Buenos Aires.

• Día del Médico

Como todos los años la Fundación Alberto J. Roemmers agasajo a importantes figuras de la Medicina Argentina, con la tradicional cena para celebrar el Día del Médico que se realizó en el Hotel Caesar Park, el 26 de noviembre a las 21 hs.

PUBLICACIONES

• • EnfermeríaenelPacienteOncohematológico

Actas de la Jornada de Enfermería realizada en el Teatro Gran Rex el 23 de sep-tiembre. Ed. Fundación Alberto J. Roemmers, Buenos Aires 2014.

• Maestros de la Medicina 2014

Coeditado con la Prensa Medica Argentina, Buenos Aires 2014.

• Anales de la Fundación Alberto J. Roemmers

Volumen XXV, Ed. Fundación Alberto J. Roemmers, Buenos Aires 2014.

• DVD – Nº 14 “ Prevención del error en la atención de los pa-cientes hospitalizados”

Serie “Educación para la Calidad y Seguridad del paciente”, Coordina el Dr. Ricardo Durlach – Hospital Alemán


Maestros de la Medicina 2015

Documents

Transcript of Maestros de la Medicina 2015