Manifiesto de Uriburu Del 6 de Septiembre de 1930

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Manifiesto de Uriburu del 6 de septiembre de 1930

El 6 de septiembre de 1930, el presidente radical Hiplito Yrigoyen, quien haba triunfado en elecciones libres con el mayor porcentaje de votos reunido hasta entonces, fue derrocado por un golpe cvico-militar, encabezado por el teniente general Jos Flix Uriburu. Por primera vez, desde 1853 se interrumpa el orden constitucional y comenzaba as la serie de seis golpes militares que trastornaran la vida institucional del pas durante el siglo XX. En la ltima etapa de su gobierno, Yrigoyen se vio obligado a afrontar la crisis internacional disparada con la cada del Mercado de Valores de Nueva York, en 1929, y una furiosa campaa de la oposicin interna. La prensa escrita fue uno de los pilares de esta campaa contra el gobierno constitucional. Uriburu ocupara la Casa de Gobierno como presidente provisional de la Nacin, iniciando una etapa conocida como dcada infame, en alusin al fraude electoral y los negociados de corrupcin que caracterizaron el perodo.

A continuacin transcribimos el manifiesto que el general Uriburu dirigi al pueblo al da siguiente del golpe. Si bien Uriburu declara su respeto a la Constitucin y a las leyes fundamentales vigentes anuncia la disolucin del Parlamento y advierte que reprimir sin contemplacin cualquier intento (de) regresin. Uriburu tambin manifiesta su deseo de que a la brevedad posible la Nacin pueda, en comicios libres, elegir sus nuevos y legtimos representantes. Todo lo cual no impedir que unos meses ms tarde anule las elecciones que el 5 de abril de 1931 dieron triunfo al yrigoyenismo.

En su proclama, Uriburu agradece a la prensa seria del pas el servicio que ha prestadoal mantener latente por una propaganda patriticael espritu cvico y provocar la reaccin popular contra los desmanes de sus gobernantes.

Fuente: DiarioLa Prensa, 7 de septiembre de 1930.

La Junta Provisionaldirigi un manifiesto al pueblo

Respondiendo al clamor del pueblo y con el patritico apoyo del ejrcito y de la Armada, hemos asumido el Gobierno de la Nacin.

Exponentes de orden y educados en el respeto de las leyes y de las Instituciones, hemos asistido atnitos al proceso de desquiciamiento que ha sufrido el pas en los ltimos aos.

Hemos aguardado serenamente con la esperanza de una reaccin salvadora, pero ante la angustiosa realidad que presenta al pas al borde del caos y de la ruina, asumimos ante l la responsabilidad de evitar su derrumbe definitivo.

La inercia y la corrupcin administrativa, la ausencia de justicia, la anarqua universitaria, la improvisacin y el despilfarro en materia econmica y financiera, el favoritismo deprimente como sistema burocrtico, la politiquera como tarea primordial de gobierno, la accin destructora y denigrante en el Ejrcito y en la Armada, el descrdito internacional logrado por la jactancia en el desprecio por las leyes y por las actitudes y las expresiones reveladoras de una incultura agresiva, la exaltacin de lo subalterno, el abuso, el atropello, el fraude, el latrocinio y el crimen, son apenas un plido reflejo de lo que ha tenido que soportar el pas.

Al apelar a la fuerza para libertar a la nacin de este rgimen ominoso, lo hacemos inspirados en un alto y generoso ideal. Los hechos, por otra parte, demostrarn que no nos gua otro propsito que el bien de la Nacin.

La participacin en el gobierno de eminentes ciudadanos cuya colaboracin hemos requerido atendiendo exclusivamente a sus mritos y virtudes evidencia en primer trmino que las fuerzas armadas, con el apoyo moral de la masa de la opinin, despus de haber liberado a la Nacin de la ignominia, ocupan de nuevo su lugar sin ambiciones de predominio.

Debe entenderse, sin embargo, bien claramente que, para asegurar el orden y la normalidad, el gobierno provisorio proceder con prudencia pero con una inquebrantable energa, porque el pas ha sufrido demasiado para que el sacrificio sea estril.

Ajeno en absoluto a todo sentimiento de encono o de venganza, tratar el gobierno provisorio de respetar todas las libertades, pero reprimir sin contemplacin cualquier intento que tenga por fin estimular, insinuar o incitar a la regresin.

La medida de la libertad queda, pues, librada al espritu patritico de los ciudadanos y al buen sentido de los habitantes del pas.

No nos anima ni nos mueve ningn inters poltico, no hemos contrado compromisos con partidos o tendencias. Estamos por lo tanto colocados en un plano superior y por encima de toda finalidad subalterna y dispuestos a trabajar con todos los hombres de buena voluntad que aspiren al engrandecimiento de la patria. Tenemos fundadas razones para admitir que el desengao de los que se han dejado tentar con promesas de ddivas personales (que ha sido la forma de corromper las conciencias para obtener sanciones plebiscitarias) es definitivo.

El gobierno provisorio, inspirado en el bien pblico y evidenciando los patriticos sentimientos que lo animan,proclama su respeto a la Constitucin y a las leyes fundamentales vigentes y su anhelo de volver cuanto antes a la normalidad,ofreciendo a la opinin pblica las garantas absolutas, a fin de que a la brevedad posible pueda la Nacin, en comicios libres, elegir sus nuevos y legtimos representantes. Adems los miembros del gobierno provisorio contraen ante el pas el compromiso de honor de no presentar ni aceptar el auspicio de su candidatura a la presidencia de la Repblica.

Ser tambin aspiracin del gobierno provisorio devolver la tranquilidad a la sociedad argentina, hondamente perturbada por la poltica de odios, favoritismos y exclusiones,fomentada tenazmente por el rgimen depuesto, de modo que en las prximas contiendas electorales predomine el elevado espritu de concordia y de respeto por las ideas del adversario que son tradicionales a la cultura y a la hidalgua argentinas.El gobierno provisorio interpreta el sentimiento unnime de la masa de opinin que le acompaa al agradecer en esta emergencia a la prensa seria del pas el servicio que ha prestado a la causa de la Repblica, al mantener latente por una propaganda patritica y bien inspirada, el espritu cvico de la Naciny provocar la reaccin popular contra los desmanes de sus gobernantes.Confa que con el mismo acierto, sabr interpretar en el futuro el papel esencial que le deparen los acontecimientos, a fin de encauzar hacia los mismos elevados objetivos los esfuerzos cvicos de la opinin nacional.

La indispensable disolucin del actual Parlamento obedece a razones demasiado notorias para que sea necesario explicarlas. La accin de una mayora sumisa y servil ha esterilizado la labor del Congreso y ha rebajado la dignidad de esa elevada representacin pblica. Las voces de la oposicin que se han alzado en defensa de los principios de orden y de altivez en una y otra Cmara han sido impotentes para levantar a la mayora de su postracin moral y para devolver al cuerpo de que formaban parte el decoro y el respeto definitivamente perdidos ante la opinin.

Invocamos, pues, en esta hora solemne, el nombre de la Patria y la memoria de los prceres que impusieron a las futuras generaciones el sagrado deber de engrandecerla; y en alto la bandera, hacemos un llamado a todos los corazones argentinos, para que nos ayuden a cumplir este mandato con honor.

Buenos Aires, 6 de Septiembre de 1930

Teniente general UriburuComandante en Jefe del ejrcito y presidente del Gobierno provisorio.