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Manual: ‘Exploración de Heridas’
Manual: ‘Exploración de Heridas’
Supervisión:
Felipe Caballero Michelsen*
Elaborado por: • Alejandro Abello**
• Sergio Caceres** • Felipe Gaviria**
• Laura Rodriguez** • Daniel Suarez**
• Freydell Torres** • Marilyn Vanderweff**
*Cirujano General, Instructor Cirugía General, Universidad de los Andes **Estudiantes Facultad de Medicina, 8º semestre, Universidad de los Andes
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Índice del Contenido Página
1. Introducción……………………………………………………………… 2
2. Heridas en cuello…………………………………….………………… 5 2.1 Orientación anatómica…………………………….……….…… 5
2.2 Abordaje inicial de herida penetrante en cuello…..…… 6 2.3 Exploración por zonas………………………………………….. 8
3. Heridas en tórax……………………………….………………………… 9 3.1 Consideraciones anatómicas………………………...………. 9 3.2 Exploración de heridas…………………………….…………… 10
4. Heridas en abdomen…………………………………………………. 12 4.1 Herida por arma corto punzante……………...…….….… 12
4.2 Herida por arma de fuego…………………...………...…….. 15 5. Heridas en extremidades…..………………………………………… 15
5.1 Evaluación inicial………………………………………….…..…… 16 6. Bibliografía………………………………………………………………… 18
Exploración de las Heridas
1. Introducción
La exploración de las heridas, cuando existe trauma penetrante en
cualquier parte del cuerpo, permite identificar si se han
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comprometido estructuras anatómicas importantes y por lo tanto, tomar o no, una conducta quirúrgica.
La severidad de las lesiones depende del tipo de arma con que se lleva a cabo la lesión, el nivel de profundidad y la cantidad y tipo de
organos que se encuentran en la trayectoria o adyacentemente, a la herida (Chambers, J., et al. 2009).
Actualmente, los eventos traumáticos se posicionan como una de las tres primeras causas de muerte a nivel mundial en personas entre los
15 y 45 años, siendo los principales factores lesión en sistema nervioso central y choque hemorrágico (León, H. n.d.).
Las lesiones causadas por arma de fuego dependen del tipo de
proyectil, así como su masa y la velocidad de la misma. Las heridas por arma blanca penetran el tejido en forma de cuña y disocian la
continuidad de los tejidos, así mismo producen desplazamiento de las estructuras adyacentes (Mahoney, P., et al. 2005).
Algunos principios para tener en cuenta en el paciente con heridas, es el siguiente (Moreia, M., & Markovchick, V. 2012):
• En el examen físico se debe incluir localización de las heridas, longitud de las mismas y presencia o no de objetos extraños.
Así mismo, es necesario examinar función motora y neurovascular, además de lesión de tendón o articulación.
• La limpieza de la herida con solución salina disminuye el riesgo de infección. La irrigación de este liquido está indicada a altas
presiones cuando la herida está en una extremidad, pero no está indicada en zonas vascularizadas, o en heridas complejas.
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• Adicionalmente entre más contaminada esté la herida, se recomienda utilizar mayor cantidad de líquido.
• Los detergentes, el café, los emplastos, las soluciones con altas concentraciones de yodo, de peróxido de hidrógeno y otros,
deben evitarse para no generar toxicidad a los tejidos. • El desbridamiento está indicado en las heridas en que el tejido
necrótico sea nicho de infección. Se debe retirar manualmente el tejido desvitalizado, necrótico y con tijeras o bisturí, aquellos
que se encuentren con pobre circulación, hasta que se vea el tejido sangrando adecuadamente.
• Mientras se cuente con todos los equipos y materiales
necesarios, toda exploración se debe realizar bajo anestesia local, tópica o por bloqueo de nervio, previo consentimiento
informado del paciente. En nuestro medio, las exploraciones en muchas oportunidades se llevan a cabo en forma digital, con la
ayuda de un hisopo de algodón, o con una pinza. En las tablas 1 se encuentra una lista de los anestésicos locales y algunas de sus
características.
a. Debido a la posibilidad de reacción alérgica se recomienda el uso de un agente puro, como la lidocaína.
b. El anestésico cuando tiene en su solución epinefrina, debe ser evitado en áreas con poca o ausente circulación
colateral o con arteriolas como dedos, nariz, cartílago, o pene.
c. Es recomendable realizar la infiltración del anestésico
desde el borde interno de la herida para disminuir el dolor de esta, no desde la piel intacta.
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Tabla 1 Anestésicos locales - Tomado de Moreia, M., & Markovchick, V. (2012).
Agente Clase Máxima dosis Inicio de acción Duración del
efecto
Lidocaína Amida 4.5 mg/Kg al 1% Rápido 1-2h
Lidocaína con epinefrina
Amida 7 mg/Kg al 1% Rápido 2-4h
Bupivacaina Amida 2 mg/Kg al
0,25%
Intermedio 4-8h
Bupivacaina con epinefrina
Amida 3 mg/Kg al
0,25%
Intermedio 8-16h
Procaina Ester 7 mg/Kg Lento 15-45 min
Procaina con epinefrina
Ester 9 mg/kg Lento 30- 60 min
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La exploración de las heridas por trauma penetrante se explicará
en función del área corporal comprometida, así:
2. Heridas en cuello
Las lesiones en cuello han establecido un reto para el personal de
salud ya que es una zona vulnerable a agresiones y es una zona de vital importancia albergando múltiples sistemas como el
nervioso, digestivo, respiratorio, endocrino y vascular.
2.1 Orientación anatómica Al evaluar un paciente con herida penetrante en el cuello es
necesario primero recordar las zonas anatómicas, ya que cada una de ellas expone órganos diferentes y de vital importancia. El
cuello se divide en tres zonas:
1. Zona I: Comprende desde la parte media del cartílago cricoides hasta la escotadura yugular y los bordes
superiores de las clavículas. 2. Zona II: Desde el ángulo mandibular hasta la parte media del
cartílago cricoides. 3. Zona III: Entre la apófisis mastoides, siguiendo el ángulo
mandibular hasta el mentón.
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Figura 1. Zonas del cuello. A. Visión frontal. B. Visión lateral.
2.2 Abordaje inicial de herida penetrante en cuello
Se considera trauma penetrante cuando se lesiona la integridad
del musculo cutáneo del cuello o platisma. De esta manera el abordaje inicial debe hacerse siguiendo las recomendaciones del
ATLS (Advanced Trauma Live Suport) para cualquier tipo de trauma independientemente de su ubicación. Posteriormente se
procede a la valoración clínica la cual debe comprender:
1. Localización de la herida. Al observar la herida es
importante determinar el objeto causante y en lo posible su trayectoria. Igualmente es necesario saber si la lesión
cruza la línea media para identificar si es una lesión trans cervical.
2. Identificación de signos y síntomas que sugieran una exploración quirúrgica (ver tabla 3). Llamamos la atención
que en esta zona del cuerpo ‘no es aconsejable hacer
A B
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exploración digital o introducir algún objeto, con el fin de identificar trayectoria o estructuras comprometidas ya que pudieran desprenderse coagulos, de las heridas vasculares y provocar un sangrado incorregible’ (Martiniano, A. 2015).
Tabla 2 - Signos y síntomas que sugieren daño de algún
sistema en el Cuello (Hurtado, L. nd)
Sistema vascular
• Sangrado activo.
• Hematomas grandes, pulsátiles o
expansivos.
Sistema respiratorio
• Dificultad respiratoria.
• Hemoptisis.
• Herida soplante.
• Disfonía
Sistema digestivo
• Explosión de saliva por la herida.
• Hematemesis.
Sistema nervioso
• Alteración del estado de
conciencia
• Déficit neurológico
• Síndrome de Horner
• Hemiparesia
• Parestesias de miembros
superiores
3. Si el paciente presenta alguno de estos signos o síntoma, o se encuentra inestable hemodinamicamente debe ser
llevado a exploración quirúrgica de inmediato.
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2.3 Exploración por zonas La división anatómica del cuello anterior es necesaria para unificar
criterios diagnósticos y establecer protocolos de manejo (Figura 1ª - Visión frontal):
Zona I: Pacientes estables y sin signos de alarma deben ser
observados durante un periodo no menor a 24 horas y en caso de presentarse alteración o cambios hemodinámicos se harán de inmediato estudios diagnósticos para confirmar o descartar lesión
de algún órgano. La exploración de esta zona resulta dificil ya que la mayoría de las estructuras lesionadas se encuentran dentro de
la región torácica y delimitada por las clavículas. Las estructuras afectadas en esta zona pueden potencialmente ser:
1. Vasos subclavios 2. Venas braquiocefálicas
3. Arterias carótidas común 4. Venas yugulares
5. Arco aórtico 6. Tráquea
7. Esófago 8. Ápices pulmonares
9. Columna cervical 10. Medula espinal
11. Raíces nerviosas
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Zona II: En esta zona las heridas penetrantes son prevalentes y
por esto en necesario estar alerta en la presencia de signos o sintomas enumerados en la tabla 1.
- Pacientes estables y sin signos de alarma: Estos pacientes
deben ser observados durante un periodo no menor a 24 horas, si no presentan síntomas serán dados de alta.
- Pacientes estables con signos confirmatorios de la tabla: Deben llevarse lo mas pronto posible a cervicotomía para corregir la lesión.
- Pacientes estables con signos sugestivos pero no confirmatorios: Estos pacientes necesitan exámenes que
ayuden a confirmar el diagnóstico de algún órgano o sistema comprometido.
- Pacientes inestables: Deben ser llevados de inmediato a cirugía. En esta zona de del cuello las estructuras comprometidas pueden
ser: 1. Carótidas
2. Arterias vertebrales 3. Venas yugulares
4. Faringe 5. Laringe
6. Tráquea 7. Esófago
Zona III: se mantiene el mismo abordaje de la zona I, sin embargo pueden haber otras estructuras comprometidas como:
1. Glándulas salivares
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2. Glándulas parótidas
3. Arterias carótidas internas 4. Pares craneales IX y XII
3. HERIDAS EN TÓRAX
3.1 Consideraciones anatómicas Anatómicamente el tórax se divide en mediastino, o compartimiento central, y compartimientos laterales, o pulmonares. Sin embargo, se
encuentran como consideraciones especiales el área precordial, el área toracoabdominal y el área de grandes vasos (Quintero, L &
Herrera, M., nd):
5. El área precordial tiene como límite superior el borde superior de las clavículas, el borde superior del esternón, el límite inferior
está dado por el reborde costal inferior y en la parte media por el epigastrio, y los límites laterales, tanto derecho como
izquierdo, por la línea axilar media. 6. El área toracoabdominal es un espacio virtual que se encuentra
localizado entre el cuarto espacio intercostal anterior, el noveno/undécimo espacio intercostal en la parte posterior
(angulo inferior de las escápulas) y el reborde costal inferior. 7. El área de grandes vasos se encuentra entre el segundo espacio
intercostal y el cartílago cricoides, con líneas para-esternal izquierda y derecha.
3.2 Exploración de heridas
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En las heridas de la pared torácica anterior o posterior no se recomienda la exploración digital o con cualquier otro elemento
o hisotopo. Los pacientes se manejan con toracostomía cerrada cuando se encuentren hallazgos radiológicos de hemotórax o
neumotórax (Mattox, K. et al., 1979). En los pacientes a quienes al ingreso no tienen hallazgos positivos en la radiografía, se deben
dejar en observación y repetir la radiografía a las 6 horas, para tomar una conducta definitiva ya sea de salida o colocación de tubo.
En las lesiones penetrantes en la zona toracoabdominal donde se
sospecha daño del diafragma, se puede realizar exploración digital para confirmar penetración de este. En un estudio realizado en el
hospital San Vicente de Paul por la Universidad de Antioquia, se encontró que la exploración digital tiene una sensibilidad del 96%
y una especificidad del 83,3% (Morales CH. et al., 2001), a diferencia de otros métodos diagnósticos como la radiografía de
tórax que cuenta con una sensibilidad que varía entre el 27-62% en lesiones de lado izquierdo y 18-33% en lesiones de lado
derecho, o el neumoperitoneo inducido en que la sensibilidad llega a ser del 60%.
La exploración a este nivel se debe llevar a cabo en pacientes
hemodinamicamente estables. Luego de esta valoración, se le explica al paciente el procedimiento a que va a ser sometido y su finalidad. Seguidamente la herida se infiltra con lidocaína al 1%, se
lava con gasas y alguno de los antisépticos disponibles y se explora la
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herida, con el dedo índice, para palpar si se conserva o no la
integridad del diafragma (Contreras, M. et al., 2006) - figura 2. Si no es posible descartar lesión diafragmática por poca
colaboración del paciente o por obstáculos anatómicos como el reborde costal o si el examen no es concluyente, se debe recurrir
a laparoscopia o toracoscopia.
Figura 2 Exploración digital de una herida por arma cortopunzante en zona
toracoabdominal izquierda.
Las heridas en diafragma izquierdo cuentan con una mayor posibilidad de herniación y estrangulación de vísceras a la cavidad
torácica, que las del lado derecho, porque estas últimas se encuentran protegidas por el hígado.
4. HERIDAS EN ABDOMEN
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Las heridas penetrantes de abdomen tienen una alta morbi-
mortalidad asociada. Su exploración debe hacerse siempre para definir la necesidad de realizar laparotomía o no. Esta última debe
estar acompañad de los signos y síntomas que el paciente presente y el origen de la lesión.
4.1 Herida por arma corto punzante
Cuando se está enfrentado a una lesión abdominal por arma corto punzante, el abordaje se definirá en primera instancia, por las
condiciones del paciente.
• Si el paciente esta inestable, con estado de choque, o con TA menor a 90mmHg la sistólica,
• o si, tiene signos de peritonitis, • o si está eviscerado o tiene epiplocele, el paciente debe ser
llevado de inmediato a laparotomía exploratoria.
Por el contrario, si el paciente está estable con cifras tensionales
norma-les, no tiene signos de irritación peritoneal, no está con
palidez muco-cutánea (por sangrado) se debe entonces, llevar
a cabo una exploración de la herida.
La técnica de exploración varia,
de sitio en sitio. En el hospital de Figura 3 - Extensiones de heridas
sobre
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Suba se suele realizar desde una exploración digital simple, o con
un hisopo (aplicador) de algodón, hasta el uso de un equipo de pequeña cirugía. Existe limitada literatura respecto a la técnica; en
una publicación de 1985 en el ‘Journal of Emergency Medicine’ se explica: ‘con el paciente en decúbito supino, la herida se limpia y se administra anestesia local’. Debido a que la mayoría de heridas son pequeñas para explorar, suele ser necesario realizar
incisiones para extender la herida (Markovchick, V., et al. n.d.). Si está ubicada sobre la línea media o cerca de ella, las extensiones se hacen en dirección vertical. Si la herida está en el abdomen
lateral, las extensiones se hacen horizontales o paralelas a las líneas naturales de la piel. Las extensiones normalmente deben
medir aproximadamente 1-2 centímetros.
La herida y las incisiones se amplian en la totalidad del tejido, es decir, desde la piel, pasando por el TCS, hasta la fascia. Si la herida
se encuentra cerca de la región inguinal, deberá también ampliarse sobre la fascia de Scarpa. El abordaje será diferente si la lesión es
sobre la línea media; en el caso de una lesión sobre los músculos rectos, la vaina posterior del musculo recto será el límite que
definirá si la exploración será negativa o positiva.
En una herida con una ubicación más inferior, se va a explorar los músculos abdominales planos antero lateral y las fascias
asociadas. Si la lesión es sobre la ingle, y si la fascia de Scarpa se encuentra intacta, no se continúa la exploración (ver figura 4). Pero, si la fascia de Scarpa está penetrada se continúa la
exploración para exponer la aponeurosis del oblicuo mayor, el
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musculo oblicuo menor, musculo transverso del abdomen y
como límite la fascia transversalis.
Figura 4 - Exploración de fascia anterior intacta (prueba negativa)
Figura 5 - Anatomía de la pared abdominal
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Un estudio demostró que el 82% de laparotomías, llevadas a cabo en pacientes con lesión de la aponeurosis abdominal anterior, sin
evisceración y sin signos de irritación peritoneal, fueron negativas o en blanco (Sanei, B., et al. 2013). Esto nos demuestra que la
exploración de la herida tiene una muy baja sensibilidad.
4.2 Herida por arma de fuego
La exploración de una herida por arma de fuego es de menor
utilidad dado que el trayecto de la lesión es impredecible. Por lo general el paciente es quirúrgico inmediato. En el Hospital de Suba
se practica laparotomía exploratoria en todo paciente con herida por arma de fuego en abdomen, la cual es la práctica reconocida
en el mundo. 5. HERIDAS EN EXTREMIDADES 5.1 Evaluación inicial
Frente a una lesión en una de las cuatro extremidades, es ampliamente aceptado que cualquier paciente con signos ‘duros’
de lesión vascular, debe ser llevado de inmediato a salas de cirugía, para una exploración. Igualmente un paciente en choque debe ser
llevado a exploración inmediata. El índice tobillo-brazo, es una herramienta diagnóstica empleada
para la evaluación de la circulación arterial hacia los miembros
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inferiores. Este parámetro compara la presión sistólica de
las arterias de los tobillos (tibiales posteriores y pedias), con las arterias braquiales (humerales). Este instrumento tiene una
sensibilidad de 95% y especificidad de 93% para el diagnóstico de trauma vascular periférico (Townsend, Jr. at al., 2012).
Los pacientes con trauma penetrante de las extremidades
inferiores que no tienen signos ‘duros’ de lesión vascular requieren una evaluación adicional. Algunos pacientes pueden presentar "signos blandos" de lesión vascular, refiriéndonos a la
presencia de un hematoma no expansivo, historia de sangrado arterial asociado a la zona de la herida, la proximidad de la herida
a una arteria, un déficit neurológico periférico asociado a la herida.
La palpación durante la exploración debe incluir las estructuras osteo-tendinosas, buscando zonas de hipersensibilidad,
deformidad ósea, valoración de las articulaciones afectadas en toda la amplitud del movimiento. Cuando se exploran las
estructuras vasculares, y si el paciente tiene sangrado activo, este se debe cohibir ejerciendo presion en el sitio de la herida con el
dedo, con gasas sujetadas firmemente con la mano o con gasas y un vendaje compresivo elástico, mientras el paciente es llevado
a salas de cirugía.
La exploración de la herida de extremidades requiere de diferentes pasos que enumeraramos a continuación:
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1. La mayoría de las heridas se pueden limpiar adecuadamente
usando una jeringa de 60 cc y solución salina a presión. En el lavado también se pueden colocar soluciones, o jabones
quirúrgicos (yodopovidona al 10% por ejemplo). 2. El abordaje de la exploración en general requiere la
visualización total de cada herida, por lo que puede ser requerido el uso de un bisturí para practicar una incisión y
así extender o ampliar los bordes de la herida según sea el caso para cada herida, esto con el fin de determinar la presencia de cuerpos extraños, material particulada de
hueso o visualizar también cualquier daño a las estructuras subyacentes.
3. Se debe utilizar un anestesia local, por bloqueo del campo de la herida, preferiblemente con lidocaína a 1% o
bupivacaína a 0.25%, con o sin epinefrina. Esto con el fin de facilitar la exploración mediante la liberación del dolor al
paciente y el grado de ansiedad que este genera y dificultara la misma.
4. Posterior a todo lo anterior, la evaluación de la ubicación anatómica de la lesión, esto con el fin de censar los posibles
daños según la zona y su vecindad con arterias o venas importantes.
Idealmente se requiere de buena iluminación por lo que se debería
contar en el equipo de cirugía menor, con una linterna quirúrgica frontal o una lámpara quirúrgica portátil. De ser posible, el registro fotográfico de la exploración y sus hallazgos puede ser una buena
herramienta médico-legal y académica.
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Es necesario, siempre y cuando el paciente se encuentre estable, la realización de un desbridamiento o extirpación de los tejidos
desvitalizados. En las heridas contaminadas pueden añadirse antibióticos de amplio espectro al suero fisiológico de lavado
(Kanamicina 1 gr por litro).
Luego, en la evaluación directa de la lesión, se debe incluír la descripción general de la misma, si hay presencia de necrosis, el color, el tamaño, profundidad, trayectoria, forma y márgenes, la
presencia o no de exudado o infección aparente (Fox, N., et al. 2012).
Una de las maneras en que se puede llevar a cabo la exploración
puede ser ayudándose de un hisopo de algodón, ya que esta herramienta es delgada, se encuentra protegida con algodón en
uno de sus extremos, se puede mover fácilmente en múltiples direcciones en el interior de la herida, se marca en la madera la
profundidad hasta donde penetró y además, muestra la dirección con que el arma cortopunzante entró.
Las heridas punzantes contaminadas (como por ejemplo aquellas
heridas por mordedura de un animal cerca de alguna articulación) deben ampliarse para que puedan ser exploradas, limpiadas, y
lavadas adecuadamente (Ferguson, A., et al. 2000). A lo anterior es necesario agregar el cálculo de la edad de la lesión
por la coloración de la superficie de la piel, siendo azul/rojo (en
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las últimas horas), púrpura (la semana anterior), verde/amarillenta
(dos o tres semanas), amarilla/café (tres a cuatro semanas). Este paso agrega especificidad a la hora de asociar la herida o lesión a
infección, riesgo de sangrado o resangrado, complicaciones como la presencia de trombosis o estenosis intravascular, etc.
(Fox, N., et al. 2012).
En las heridas por arma de fuego, es importante anotar la presencia de agregados como el ‘tatuaje’ por pólvora que queda tras el trauma por arma de fuego a corta distancia, la presencia
de exudados en la herida indica la necesidad de tomar mediante un isopo dicho material para ser cultivado.
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