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h. Enfermedades de origen abiótico Dentro de los problemas de origen abiótico que más comúnmente se presentan en este cultivo, la pudrición apical de fruto probablemente es el más frecuente. Esta se reconoce por la aparición de una podredumbre seca y firme en el extremo calicinal, la que se originaría producto de un desequilibrio nutricional, relacionado con el metabolismo del calcio. Esta aparece durante la maduración del fruto y sólo afecta los tejidos subcorticales. Para prevenirla pasa a ser importante el evitar aplicaciones excesivas de nitrógeno que lleven a plantas muy vigorosas, desequilibradas. De igual manera se deben evitar variaciones bruscas en el contenido de agua del sustrato, particularmente en el periodo post-cuaja. Aplicaciones de calcio son recomendables, particularmente en cultivares más susceptibles, que presentan mayor vigor. 5.2 Lechuga Esta especie de importancia en cultivo hidropónico, se produce principalmente en sistemas de tipo cerrado, es decir NFT y mesas flotantes. También puede verse afectada por distintos organismos fitopatógenos (hongos, bacterias y virus). Entre las patologías más importantes podemos mencionar: a. Mildiú, producido por el hongo Bremia lactucae. Su presencia se caracteriza por el desarrollo de manchas cloróticas irregulares en las hojas, en cuyo envés es posible observar un polvillo blanco grisáceo, muchas veces de aspecto aterciopelado, correspondiente a las estructuras de diseminación y micelio del patógeno. Finalmente los tejidos se necrosan y ennegrecen (Latorre, 1995; Apablaza, 1999). En algunos casos, en estados iniciales, las plantas presentan una coloración amarillenta y un menor tamaño.

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h. Enfermedades de origen abiótico Dentro de los problemas de origen abiótico que más comúnmente se presentan en este cultivo, la pudrición apical de fruto probablemente es el más frecuente. Esta se reconoce por la aparición de una podredumbre seca y firme en el extremo calicinal, la que se originaría producto de un desequilibrio nutricional, relacionado con el metabolismo del calcio. Esta aparece durante la maduración del fruto y sólo afecta los tejidos subcorticales. Para prevenirla pasa a ser importante el evitar aplicaciones excesivas de nitrógeno que lleven a plantas muy vigorosas, desequilibradas. De igual manera se deben evitar variaciones bruscas en el contenido de agua del sustrato, particularmente en el periodo post-cuaja. Aplicaciones de calcio son recomendables, particularmente en cultivares más susceptibles, que presentan mayor vigor. 5.2 Lechuga Esta especie de importancia en cultivo hidropónico, se produce principalmente en sistemas de tipo cerrado, es decir NFT y mesas flotantes. También puede verse afectada por distintos organismos fitopatógenos (hongos, bacterias y virus). Entre las patologías más importantes podemos mencionar:

a. Mildiú, producido por el hongo Bremia lactucae. Su presencia se caracteriza por el desarrollo de manchas cloróticas irregulares en las hojas, en cuyo envés es posible observar un polvillo blanco grisáceo, muchas veces de aspecto aterciopelado, correspondiente a las estructuras de diseminación y micelio del patógeno. Finalmente los tejidos se necrosan y ennegrecen (Latorre, 1995; Apablaza, 1999). En algunos casos, en estados iniciales, las plantas presentan una coloración amarillenta y un menor tamaño.

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Síntomas de Mildiú (Bremia lactucae) en lechuga

(Fotografías Dr. Mauricio Lolas)

El hongo causante de esta enfermedad es altamente sensible a cambios de temperatura, humedad y luz. Así, las condiciones óptimas para el desarrollo de esta patología son temperaturas nocturnas de 6˚C a 10˚C y diurnas de 12˚C a 22˚C, agua libre sobre las hojas, humedad relativa cercana al 100%, y nubosidad o baja intensidad lumínica. El hongo no desarrolla estructuras de diseminación (esporangios) en condiciones de días soleados y temperaturas nocturnas superiores a 15˚C. Así, en cultivos hidropónicos de lechuga bajo invernadero se debe favorecer la aireación, evitando la condensación de agua y goteo sobre las hojas, impidiendo que la temperatura durante la noche caiga bajo 15˚C. Existen variedades de lechuga resistentes a algunas razas del hongo. En cuanto a control químico, se recomiendan una serie de productos en aplicaciones preventivas como Clorotalonil, Mancozeb, Captafol, Diclofluanid, Propineb, Metiltiofanato, Benalaxil y Metalaxil. Este último, aplicado al sustrato en dosis de 12 mg/dm3 permite proteger las lechugas de

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este patógeno hasta el momento de cosecha (Santos et. al, 2004). Estos deben ser utilizados cuando existen condiciones predisponentes al desarrollo de la enfermedad, o bien cuando al realizar los monitoreos periódicos se detectan plantas con síntomas iniciales de la enfermedad en el envés de las hojas. También se pueden utilizar los productos Azoxystrobin, Cymoxanil, Dimetomorfo, Fosetil Aluminio, Hidróxido de cobre, Mefenoxam, Oxicloruro de cobre y Óxido de cobre (Latorre, 2004).

Plantas de lechuga que al realizar un monitoreo muestran síntomas iniciales de Mildiú en el envés de

las hojas (Fotografía Dra. Gilda Carrasco)

b. Moho gris o pudrición gris, causada por el hongo Botrytis cinerea, también puede ser de importancia en lechuga en cultivo hidropónico, en particular en variedades que presentan una cabeza más compacta y cerrada. Las plantas afectadas inicialmente desarrollan lesiones acuosas en las hojas basales y corona, las que luego, si existen condiciones de humedad y temperatura apropiadas, pueden extenderse a otros sectores. Sobre el tejido afectado el patógeno puede esporular de manera abundante, observándose un moho de color gris característico. Estas esporas servirán de fuente de inóculo, diseminándose a través de ellas el hongo hacia plantas sanas, tanto por viento

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como salpicado de agua. Este factor es importante de tener presente al momento de definir algunas medidas de control como es la eliminación de plantas severamente afectadas (Latorre, 1995; Apablaza, 1999; Jarvis, 2001c).

Síntomas de Pudrición gris en.Lechuga (Fotografías Dr. Mauricio Lolas)

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Necrosis en hojas producida por Botrytis cinerea

(Fotografía Dr. Mauricio Lolas)

Esporulación de Botrytis cinerea sobre tejido de lechuga infectado por el hongo

(Fotografía Dr. Mauricio Lolas)

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Esporulación de Botrytis cinerea sobre tejido de lechuga infectado por el hongo (Fotografía Dr. Mauricio Lolas)

Botrytis cinerea requiere de alta humedad para su reproducción e infección, desarrollándose dentro de un rango de temperaturas bastante amplio que puede ir desde los 0˚C hasta los 32˚C. Sin embargo su crecimiento y avance es bastante lento con temperaturas menores a los 12˚C. Así, su óptimo se ubica entre los 20-22˚C. De aquí que una importante medida de control sea evitar condiciones medio ambientales que favorezcan su desarrollo, siendo particularmente importante en condiciones de invernadero o lugares cerrados donde normalmente se desarrollan los cultivos hidropónicos. De esta forma bajo estas condiciones es importante buscar mecanismos que permitan lograr una adecuada ventilación dentro del cultivo, evitando la acumulación de agua sobre el follaje. Así es recomendable emplear doble techo en invernaderos de modo de impedir el goteo de agua sobre las plantas, y considerar ventilación lateral y a través de lucarnas, para así poder regular de mejor forma la temperatura y humedad ambiental. Por otra parte una fertilización des-balanceada con aplicaciones excesivas de nitrógeno también puede ser un factor predisponerte para el desarrollo de esta patología. Una vez finalizado el cultivo es fundamental la eliminación de la totalidad de los restos de plantas, ya que estas pueden ser sustrato en los cuales el hongo se mantenga de una fase productiva a otra. De igual manera, durante el desarrollo del cultivo, es recomendable eliminar lechugas que presenten desarrollo de

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moho gris en forma abundante, ya que particularmente en lugares cerrados el hongo puede diseminarse fácilmente desde éstas a tejido sano. En muchos casos la aparición de Botrytis cinerea puede estar asociada a la presencia de otras patologías como Mildiú, o desórdenes fisiológicos como “Tip burn” o necrosis marginal. De aquí la importancia de evitarlas. En caso de ser necesaria la aplicación de productos químicos se puede recurrir a fungicidas como Benomilo, Carbendazima, Metiltiofanato, Captan, Folpet, Cyprodinil, Clorotalonil, Diclorán, Fenhexamid, Iprodione, Procymidone, Pyrimetanil, considerando registro para la especie en el país y respetando carencias.

También en el caso de este cultivo es posible recurrir a la aplicación de agentes biocontroladores de Botrytis cinerea como son algunos hongos del género Trichoderma. Estos deben ser utilizados de manera preventiva, teniendo en cuenta además su compatibilidad con fungicidas empleados en programas de manejo integrado.

c. Manchas foliares

Al igual que en otras especies, existen algunos hongos que pueden producir manchas foliares en lechuga cultivada hidropónicamente. Entre estos se pueden mencionar Microdochium panattionanum, causante de antracnosis y Stemphylium botryosum, que produce la enfermedad conocida como viruela. La primera se caracteriza por el desarrollo de manchas amarillentas en las hojas y nervaduras, cuyo centro puede desprenderse y la segunda por la aparición de lesiones necróticas de color café, muchas veces con círculos concéntricos en la lámina de la hoja. Generalmente ambas enfermedades progresan desde las hojas externas más viejas hacia las más jóvenes que se ubican en el interior de la planta.

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Manchas foliares en.Lechuga

(Fotografías Dr. Mauricio Lolas)

Los hongos causales de manchas foliares requieren de alta humedad para la producción de esporas e inicio de infección. El óptimo de temperatura se ubica entre los 15˚C y 20˚C, por lo que suelen ser un problema importante en periodos del año relativamente frescos en los que existe alta humedad. Ocho horas de agua libre sobre el follaje son suficientes para dar inicio a la infección. El control de estas manchas foliares parte del empleo de semilla sana, ya que esta puede constituir la fuente de inóculo inicial. De igual modo es importante evitar condiciones de mala aireación dentro del cultivo, y particularmente goteo de agua sobre las hojas en condiciones de invernadero, ya que esta es una forma de diseminación de las esporas. Cuando existen condiciones propicias para el desarrollo de estos hongos, se puede recurrir a la aplicación de fungicidas como Azoxystrobin, Benomilo, Captan, Clorotalonil, Folpet y Mancozeb, teniendo en cuenta las consideraciones ya señaladas respecto a su uso (Latorre, 2004). d. Pudriciones radicales, ocasionadas por distintas especies de hongos del género Pythium sp., también pueden constituir un problema patológico importante en cultivo hidropónico de lechuga, observándose al levantar las planchas de poliestireno. Sus esporas, las que poseen flagelos, pueden

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diseminarse fácilmente en el agua, por lo que cualquier contaminación con el patógeno del sustrato utilizado, tanques, cañerías, solución nutritiva puede llevar a un desarrollo rápido de la enfermedad. Por lo anterior es importante mantener el sistema completamente cerrado. Los síntomas asociados a la acción de este hongo, son fundamentalmente necrosis y pudrición en raíces y zona del cuello de la planta (Sherf y MacNab, 1986; Apablaza, 1999; Latorre, 1995; Jarvis, 2000). Esto finalmente se traduce en pérdida de vigor, clorosis y finalmente marchites. Nuevamente el control de este hongo que se disemina fácilmente a través del agua se basa principalmente en el empleo de sustratos, solución nutritiva, recipientes y sistemas de conducción limpios, libres de patógenos. Para esto, es importante el evitar contaminación con tierra, para lo cual, entre otras medidas, se puede cubrir el suelo adyacente al cultivo con plástico o plastillera, para evitar contaminación del sustrato o bien mantener cubierto el estanque de riego para impedir la contaminación del agua, la que a su vez debería ser en lo posible conducida a través de tubos. Finalmente es recomendable cada vez que se coseche una mesa o sector común de cultivo de lechuga, limpiar éstas al igual que las planchas de poliestireno empleadas, con una solución de hipoclorito de sodio (lejía) al 2%. El objetivo de esta labor es evitar que quede cualquier posible fuente de inóculo para un nuevo ciclo de cultivo. e. Virosis Dentro de las enfermedades causadas por virus que afectan esta especie, quizás la más ampliamente distribuida la constituya el mosaico de la lechuga, causada por Lettuce mosaic potyvirus-LMV. Este patógeno además de lechuga afecta Endivia y Radicchio, transmitiéndose tanto por semilla como por pulgones de manera no persistente. También esta especie puede ser infectada por el virus del mosaico del pepino (CMV), virus del mosaico de la alfalfa y virus del bronceado del tomate. En el siguiente cuadro se resumen los virus descritos para esta especie.

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Nombre de la enfermedad

Agente causal Huéspedes diseminación

Mosaico de la lechuga

Lettuce mosaic potyvirus-LMV

Compuestas Pulgones (no persistente) Semillas

Mosaico de la alfalfa

Alfalfa mosaic bromovirus

Solanáceas, Leguminosas, Apio, Lechuga.

Pulgones (semipersistente) Semillas

Marchites manchada del tomate

Tomato spotted bunyavirus-TSWV

Tomate, Pimiento, Tabaco, Lechuga

Trips Semilla

Mosaico del pepino

Cucumber mosaic bromovirus-CMV

Cucurbitáceas, Tomate, Espinaca, Tabaco, Lechuga

Pulgones (no persistente) Mecánica Semilla

Amarillamiento occidental de la remolacha

Beet western yellows luteovirus-BWYV

Quenopodáceas Compuestas

Pulgones (persistente)

Los síntomas que desarrollan plantas afectadas por estos patógenos, pueden variar dependiendo de la edad de la planta al momento de infección, variedad de lechuga y temperatura ambiental. En términos generales estos se observan más claramente en los períodos de activo crecimiento y en condiciones de clima nublado y fresco. Al aumentar las temperaturas estos tienden a enmascararse. Los más característicos son los propios de enfermedades de naturaleza viral como mosaicos (zonas verde claro y oscuro de límites definidos en la lámina de la hoja), clareamiento de venas y enanismo. Sin embargo cuando la infección ocurre tempranamente es posible observar plantas con enanismo severo y deformación de los márgenes de las hojas de manera importante, doblándose las puntas de estas. En infecciones tardías en algunos casos se puede producir deformación de la cabeza de la lechuga. Las medidas de control para estos patógenos en cultivo hidropónico de lechuga apuntan a lo ya señalado para otras especies, que son eliminar las fuentes de inóculo (malezas aledañas y plantas ya enfermas que a veces caen bajo las mesas de cultivo), controlar insectos vectores (pulgones y trips) y asegurarse de partir con material sano (semilla).

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Deformación de hojas y cambios de coloración producidos por virus en lechuga

(Fotografías Dr. Mauricio Lolas)

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Enanismo, cambio de coloración y deformación de hojas producida por virus en lechuga

(Fotografías Dr. Mauricio Lolas)

f. Enfermedades de origen abiótico En este cultivo el desorden de origen abiótico más común lo constituye la necrosis marginal, más conocida como “Tip burn”. Este se manifiesta inicialmente como manchas necróticas en el borde de la hoja, las que luego se

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unen unas con otras produciendo una deformación de ésta. La necrosis es producto de la ruptura de los canales de latex, lo que produce fitotoxicidad. Esto puede ocurrir por aplicaciones en exceso de nitrógeno o cambios bruscos en intensidad lumínica, por lo que como medida de control se debe evitar que se den estas condiciones. Por otra parte, una adecuada ventilación del invernadero juega un rol fundamental en la prevención de este desorden, ya que permite que exista un flujo de transpiración adecuado el que ayude en la escasa movilidad del ión calcio. Otras alteraciones en la planta pueden ocurrir por la carencia o exceso de algunos elementos nutritivos. Esto es importante tenerlo en cuenta, ya que muchas veces los síntomas de desórdenes nutricionales pueden confundirse con virosis. Así por ejemplo falta de manganeso y magnesio puede producir hojas cloróticas y necrosis o clorosis intervenal. La falta de potasio, molibdeno o cobre puede ocasionar necrosis marginal y la deficiencia de boro atrofia de raíces.

Síntomas de toxicidad por Manganeso y Zinc en lechuga

(Fotografía Dra. Gilda Carrasco)

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5.3 Cucurbitáceas (Melón) La producción hidropónica de esta familia de cultivos y particularmente melón se realiza en sustratos como los ya mencionados para tomate. Para estas especies, también se han descrito enfermedades causadas tanto por hongos como bacterias y virus, que pueden llegar a causar pérdidas importantes en cultivo hidropónico. Entre estas se pueden mencionar: a. Oidios, ocasionado en el caso particular de este grupo de especies hortícolas por Erysiphe cichoracearum (Zitter et al., 1996). Este hongo puede causar importantes pérdidas económicas, siendo particularmente importante en cultivos que se realizan bajo invernadero, por las condiciones de humedad y temperatura existentes en estos. Su presencia se manifiesta como un polvillo blanquecino en la superficie de la hoja. Su efecto sobre la planta, es aumentar la transpiración de manera importante, y reducir la fotosíntesis, lo que lleva finalmente a una disminución en la producción. Hojas afectadas de manera severa, se necrosan y finalmente mueren. El desarrollo de esta patología no se asocia necesariamente a presencia de agua libre sobre el follaje, bastando alta humedad relativa para la liberación de las esporas del hongo. Al igual que otras enfermedades fungosas, la infección por el patógeno se ve favorecida por una alta humedad, siendo normalmente suficiente la aportada por el rocío matutino (Latorre, 1995; Apablaza, 1999; Jarvis, 2001d). Sin embargo la enfermedad puede presentarse incluso con humedades relativas inferiores al 50%. La temperatura óptima para el desarrollo del patógeno se ubica entre los 20˚C y 27˚C, si bien la infección puede ocurrir dentro de un rango de temperatura más amplio (10˚C-32˚C). Temperaturas superiores a 38˚C detienen el crecimiento del hongo.

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Oidio en plantas de Melón (Fotografías Dr. Mauricio Lolas)

Dentro de un manejo integrado de esta enfermedad en cultivo hidropónico de cucurbitáceas, como medidas culturales se recomienda el eliminar malezas en sectores aledaños. Otra alternativa de control la constituye el emplear cultivares resistentes cuando es posible. Por otra parte, el control químico preventivo de ese patógeno se basa en aplicaciones de azufre (4000 a 5000 g de ingrediente activo/ha). Sin embargo su uso bajo condiciones de invernadero puede verse limitado, ya que con temperaturas muy elevadas, generalmente superiores a 34˚ C, puede causar fototoxicidad en las plantas. Otros fungicidas recomendados para el control de la enfermedad son Bupimirato (180 g ingrediente activo/ha), Fenarimol (30-40 g ingrediente activo/ha), Myclobutanil (60-70 g ingrediente activo/ha), Penconazol (50 g ingrediente activo/ha), Pirazofos (150 g ingrediente acivo/ha), Tridemorf (75-250 g ingrediente activo/ha), Triadimefon (60-75 g ingrediente activo/ha), Triforina (120 g ingrediente activo/ha) y Carbendazima (250-300 g ingrediente activo/ha). También se señala como alternativa de control preventivo el empleo de aceites minerales ultrafinos en dosis de 0,7 a 0,8% (Latorre, 2004). b. Alternariosis, causada por el hongo Alternaria cucumerina, corresponde a una mancha foliar que afecta cucurbitáceas. En un comienzo los síntomas de esta enfermedad se manifiestan en las hojas más viejas como lesiones de color marrón, necróticas, las que muchas veces presentan anillos concéntricos. Ataques severos de este hongo pueden incluso producir defoliación, favoreciendo problemas como golpe de sol en frutos.

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La formación de conidias del hongo se ve favorecida por periodos de alta humedad relativa, dispersándose luego éstas por viento y salpicado de agua. Una vez en el follaje, requieren de agua libre para poder germinar. Periodos más largos de follaje mojado favorecerán una mayor incidencia del problema, asociado a temperaturas de 12˚C a 30˚C, con un óptimo en los 18˚C. De esta forma, en invernadero, el goteo de agua sobre el follaje, asociado a una mala ventilación e inadecuada regulación de la temperatura, constituyen factores predisponentes para el desarrollo de la enfermedad. El programa de manejo integrado de esta patología en cultivo hidropónico o sin suelo, considera el empleo de semilla sana o su desinfección de la manera ya indicada para otras especies, y asegurar una disponibilidad equilibrada de los distintos nutrientes, evitando en particular exceso de nitrógeno. De igual forma es importante el eliminar restos de plantas afectadas del lugar de cultivo luego de cosecha, ya que el hongo puede mantenerse en estos por periodos prolongados. En cuanto a control químico se recomiendan aplicaciones de Mancozeb (50 a 130 g ingrediente activo/100 L de agua), Iprodione (30 a 50 g ingrediente activo/100 L de agua) y Clorotalonilo ( 75 a 120 g ingrediente activo/100 L de agua). Para su uso se deben tener en cuenta las condiciones ambientales, particularmente si se producen periodos de más de 8 horas de follaje mojado con temperaturas de 15˚C a 21˚C. Estas condiciones son suficientes como para que se produzca la germinación de esporas e inicio de la infección. c. Pudriciones radicales, principalmente causadas por el hongo Pythium aphanidermatum. Este en cultivos hidropónicos en melón puede producir necrosis y podredumbre de raíces y a nivel del cuello de las plantas, ocasionando marchites y muerte de estas, incluso cuando ellas se encuentran en un avanzado estado de desarrollo. Las temperaturas óptimas para su desarrollo e infección se ubican en rangos elevados, del orden de 28˚C a 32˚C, a diferencia de otra especie de este género (P. ultimum) que se desarrolla mejor a temperaturas más bajas. Las medidas de control de esta patología consideran las mismas prácticas señaladas para otros cultivos. Así, la limpieza del sustrato empleado, bandejas, tanques y cañerías permiten asegurar la ausencia de fuentes de inóculo del hongo. De igual modo se puede recurrir al tratamiento del agua (luz ultravioleta, filtrado) del mismo modo señalado para tomate.

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De igual modo, la adición de surfactantes no iónicos a la solución nutritiva puede también constituir una alternativa de control que permita reducir la diseminación de esta enfermedad. Aplicaciones en concentraciones de 20 mg de ingrediente activo/litro de solución nutritiva recirculante serían efectivos. Por otra parte el fungicida Metalaxil aplicado en dosis de 5 ug de ingrediente activo/ml de solución nutritiva es otra alternativa de control. Sin embargo su empleo está supeditado a los registros y restricciones de empleo en melón hidropónico en los distintos países. Además se debe limitar su uso para evitar la aparición de razas resistentes del hongo. d. Pudriciones de post-cosecha, las que al igual que en tomate pueden ser ocasionadas por distintos géneros y especies de hongos. Entre otras se pueden mencionar Botrytis spp., causante de pudrición gris en otros cultivos, Alternaria spp., Penicillium spp., Fusarium spp. y Rhizopus spp. entre otros. Al igual que en el caso de otros frutos suculentos, su aparición y desarrollo se encuentra la mayoría de las veces asociado a malas prácticas de cosecha y almacenamiento, producto que estas favorecen la presencia de heridas (Jarvis, 2002b; Snowdon, 1991). Por lo anterior las medidas de control apuntan a evitar dañar los frutos durante la cosecha, procurando además su rápido traslado a la sombra o en lo posible a un lugar refrigerado. e. Mancha angular de las cucurbitáceas, ocasionada por la bacteria Pseudomonas syringae pv. lachrymans. Esta se caracteriza como lo dice su nombre, por el desarrollo de manchas angulosas acuosas o de aspecto grasoso, generalmente delimitadas por las venas secundarias o terciarias. Estas también pueden aparecer en pecíolos, tallos y frutos. La aparición de este problema y su desarrollo se favorece con alta humedad y temperaturas cálidas (25-28˚C). El control de esta enfermedad se basa en el empleo de semilla sana o su desinfección en hipoclorito de sodio al 1% por 3 a 5 minutos. También es posible tratarla con agua a 50˚C por 20 minutos. La semilla constituye la principal forma de diseminación del patógeno, ya que la bacteria se mantiene en la testa y luego de germinación infecta los cotiledones. Una vez en el cultivo el patógeno se disemina de planta en planta por el salpicado de agua. De aquí que para su control, sea importante el evitar el

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goteo de agua sobre el follaje. En producción hidropónica bajo invernadero esto se puede lograr a través de doble techo, y favoreciendo la aireación dentro del cultivo a través de sistemas de ventilación apropiados. Es importante mantener la humedad relativa por valores bajo el 80%. Por otra parte es recomendable previo al establecimiento del cultivo, eliminar cualquier resto vegetal que pudiese haber quedado de la temporada anterior ya que este puede constituir una importante fuente de inóculo. En cuanto a control químico, si las condiciones son apropiadas para la diseminación e infección de la bacteria, se puede recurrir a la aplicación de productos cúpricos (hidróxido de cobre, óxido de cobre u oxicloruro de cobre en dosis de 100 a 150 g de ingrediente activo/100 L de agua). Estos actúan de manera preventiva en el control de la bacteria, y previenen su dispersión (Latorre, 2004). f. Virosis En cucurbitáceas se señalan al menos tres virus de importancia en cultivo hidropónico, cuyas características se resumen en el siguiente cuadro: Nombre de la enfermedad

Agente causal Huéspedes Diseminación

Mosaico del pepino

Cucumber mosaic cucumovirus-CMV

Cucurbitáceas, Tomate, Espinaca, Tabaco

Pulgones (no persistente) Mecánica Semilla

Mosaico de la sandía

Watermelon mosaic potyvirus 2

Cucurbitáceas Pulgones (no persistente) Semilla

Mosaico del zapallo

Squash mosaic comovirus-SqMV

Cucurbitáceas Coleópteros y semillas

Igual como se ha señalado para otras especies, los síntomas causados por estos tres virus en cucurbitáceas son bastante similares, no pudiendo a través de ellos definir con exactitud la identidad del agente causal. Así plantas infectadas presentan cambios de coloración (mosaicos y moteados),

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deformación de hojas y frutos y manchado en estos últimos. La severidad e intensidad de estos dependerá de la variedad, edad de las plantas al momento de la infección y condiciones ambientales existentes. El virus del mosaico del pepino es considerado uno de los más importantes, y junto con los síntomas señalados anteriormente, puede producir deformación y reducción en el tamaño de las hojas, entrenudos más cortos. Este puede ser transmitido por al menos 60 especies distintas de pulgones, pudiendo además diseminarse mecánicamente. Estos dos factores deben tenerse en cuenta al momento de definir medidas de control. De acuerdo a lo anterior es importante reducir las posibles fuentes de inóculo que pudiesen estar cercanas al cultivo, fundamentalmente malezas que puedan estar actuando como huéspedes alternantes y reservorio de insectos vectores. De igual manera plantas del cultivo ya infectadas deberían ser igualmente eliminadas, ya que como se ha señalado anteriormente no existen medidas de control curativo para este tipo de patógenos. Por otra parte, es importante el control de insectos vectores, fundamentalmente pulgones, a través ya sea de control biológico o insecticidas. Para definir los momentos de aplicación se puede recurrir al empleo de trampas pegajosas, como ya se ha señalado para otros cultivos. A través de éstas es posible determinar fluctuaciones en la población de insectos y de acuerdo a esto, cuando se observa un incremento en el número de vectores capturados, aplicar alguna medida de control. Para esto es posible utilizar insecticidas que se encuentren registrados para la especie, o bien aceites minerales ultrafinos. Adicionalmente, considerando la posibilidad de transmisión de estos patógenos por semilla, es importante asegurar el empleo de material de propagación sano. g. Enfermedades abióticas Como en otros cultivos hortofrutícolas, agentes abióticos también pueden producir alteraciones en la planta que pueden llevar al desarrollo de síntomas. Así por ejemplo, algunas deficiencias nutricionales pueden producir necrosis o cambios de coloración en el follaje (deficiencia de molibdeno en melón).

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Por otra parte, una baja temperatura del sustrato con respecto al medio ambiente, o un desequilibrio en la relación Ca/K puede producir un cambio en la consistencia y alteraciones en el fruto de melón. 5.4 Berro El cultivo de esta especie en hidroponía se realiza principalmente en sistemas cerrados, ya sea en mesa o balsa flotante, con o sin recirculación. A diferencia de tomate, lechuga y cucurbitáceas, al tener los berros una importancia económica relativa menor respecto a otros cultivos, la investigación realizada en cuanto a enfermedades que la afectan, su epidemiología y métodos de control es reducida. Sin embargo se han descrito al menos un par de enfermedades que señalan como importantes particularmente en cultivo sin suelo. a. Manchas foliares, las que son ocasionadas por hongos del género Cercospora spp. y que se manifiestan como lesiones necróticas, circulares a ovaladas de bordes más oscuros y centro más claro, muchas veces grisáceo (Roberts, 2004). En ataques severos estas lesiones pueden comprometer gran parte de la hoja. Debido a que el hongo puede desarrollar gran cantidad de esporas sobre el tejido afectado, las que se pueden diseminar por salpicado de agua o viento, entre las medidas de control cultural se recomienda el eliminar tejido infectado y plantas severamente enfermas. También es importante favorecer la aireación, evitando así condiciones que favorezcan el desarrollo de la enfermedad. b. Virosis Para esta especie han sido descritos dos virus, Cucumber mosaic virus-CMV y Cabbage leaf curl virus- CLRV (Roberts, 2004). De estos, el primero ha sido determinado en Chile afectando de manera importante muchos otros cultivos hortícolas, entre ellos tomate. Las plantas infectadas, ya sea por uno o el conjunto de ellos pueden presentar síntomas variados como mosaico, deformación y presencia de manchas anilladas en hojas y enanismo.

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CMV se transmite desde plantas enfermas a sanas a través de pulgones, mientras que CLRV lo hace por mosquitas blancas. De aquí que una de las principales medidas de control es reducir la presencia de estos vectores, ya sea a través de la aplicación de insecticidas o bien empleo de enemigos naturales. También es importante liminar posibles fuentes de inóculo, tanto de los virus como sus agentes vectores como son malezas aledañas a la zona de cultivo y plantas ya infectadas. 5.5 Albahaca Esta especie constituye un cultivo de primavera verano en áreas de clima templado, cultivándose en producción hidropónica en sistemas cerrados de recirculación de agua (NFT) o mesa flotante. Sólo dos enfermedades de origen biótico de importancia han sido descritas para esta especie, ambas causadas por patógenos que presentan un amplio rango de hospederos afectando otros cultivos. a. Tizón, ocasionado por el hongo Botrytis cinerea, constituye el principal problema patológico que afecta la parte aérea de las plantas de este cultivo (Garibaldi et al., 1997). Su presencia se manifiesta inicialmente como manchas foliares marrón, que al crecer pueden comprometer toda la hoja. Es común observar la aparición de moho gris sobre el tejido afectado, lo que facilita el diagnóstico. El desarrollo del agente causal de esta enfermedad se ve favorecido, como ya se ha señalado, por condiciones de alta humedad y agua libre sobre el follaje, siendo particularmente susceptible el tejido senescente. De aquí que sea importante favorecer la aireación dentro del cultivo para evitar que el agua se acumule en hojas por periodos prolongados. Otras medidas culturales también indicadas para esta enfermedad en otros cultivos son válidas para albahaca. Así es importante la eliminación de hojas o cualquier tejido muerto o senescente y evitar exceso de fertilización nitrogenada.

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Síntomas de Botritis en albahaca

(Fotografía Dr. Mauricio Lolas)

En cuanto a control químico en algunos países se recomiendan aplicaciones de metiltiofanato. De igual modo es posible utilizar como controlador biológico a especies del hongo Trichoderma spp. las que sean efectivas en su acción contra Botrytis. b. Pudriciones radicales y de corona, causadas por hongos de los géneros Pythium spp., Rhizoctonia spp. Phytophthora spp. y Fusarium spp. (Garibaldi et al., 1997; The Connecticut Agricultural Experiment Station, 2004), los que producen necrosis y podredumbre del sistema radical y corona, asociado a clorosis y marchites de las plantas. Las raíces pierden su color blanco característico, adquiriendo una coloración marrón. La principal vía de llegada de estos patógenos al cultivo es a través de sustrato, bandejas, agua, solución nutritiva, tanques y cañerías contaminados. De aquí, que una medida de control fundamental la constituya el asegurar la limpieza de todas estas posibles fuentes de inóculo del hongo. De igual manera se debe evitar la contaminación con tierra de todos los componentes del sistema o recipientes que se vayan a utilizar. No olvidar, que si estamos realizando cultivos

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hidropónicos no deberíamos utilizar suelo en ningún momento ni etapa dentro del desarrollo de las plantas c. Enfermedades abióticas En particular en albahaca hidropónica cultivada bajo condiciones de invernadero, es posible observar a veces, la aparición en la parte superior de las hojas de pequeñas manchas irregulares o circulares, de aspecto ligeramente bronceado. Este daño que se da en ciertas variedades más sensibles, y principalmente durante el invierno, ocurre cuando cae agua fría sobre la lámina de la hoja. De aquí que en épocas frías, sea importante evitar el goteo sobre el follaje, lo que se puede lograr teniendo doble techo en el invernadero y realizando una buena aireación que evite la condensación. Otro problema originado por un agente abiótico de importancia en este cultivo, es el daño por sales solubles, el que se puede dar por una excesiva fertilización, en particular en los periodos de crecimiento de la planta. Los síntomas que se producen en este caso son muy similares a los que ocasionan los hongos causantes de pudrición de raíces y corona, por lo que es importante para verificar el diagnóstico revisar las cantidades de nutrientes que se están aplicando. En caso de confirmarse una aplicación en exceso de nutrientes, esta debe corregirse para solucionar el problema.

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