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María Dávila: La «Caridad de Santa María de Jesús» Hna. M. Beatriz MONTESINOS GARCÍA, OSC Convento de Santa María de Jesús, Ávila I. Introducción. II. Francisco y Clara de Asís, fundadores de la Orden de Hermanas Pobres. 2.1. Situación de la mujer medieval en la vida familiar, social, cultural y religiosa. 2.2. Datos biográficos y personalidad de Clara. 2.3. Expansión de la obra de Clara de Asís: La Orden de Santa Clara en España. III. Iglesia y sociedad española en el siglo xv. 3.1. Características generales. 3.2. La Iglesia y la sociedad en el siglo xv abulense. 3.2.1. La Iglesia en el siglo xv abulense. 3.2.2. La sociedad abulense en el siglo xv. 3.2.3. Ávila, centro político y marco de intrigas. 3.3. La beneficencia eclesiástica en la Edad Media. 3.3.1. La limosna. 3.3.2. Sentido social en la Iglesia. 3.3.3. Beneficencia cerrada y abierta. IV. Dña. María Dávila: Fundadora de la Orden de Santa Clara en Ávila. 4.1. Datos biográficos y personalidad. 4.2. Fundación de las «Gordillas». 4.3. La vida de la comunidad en los siglos sucesivos y en la actualidad. V. Aportación creativa de Dña. María Dávila: la «caridad de Santa María de Jesús». VI. Conclusión. VII. Anexo: Testamento de Dña. María Dávila.

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María Dávila:La «Caridad de Santa María de Jesús»

Hna. M. Beatriz MONTESINOS GARCÍA, OSCConvento de Santa María de Jesús, Ávila

I. Introducción.

II. Francisco y Clara de Asís, fundadores de la Ordende Hermanas Pobres.

2.1. Situación de la mujer medieval en la vida familiar,social, cultural y religiosa.

2.2. Datos biográficos y personalidad de Clara.2.3. Expansión de la obra de Clara de Asís:

La Orden de Santa Clara en España.

III. Iglesia y sociedad española en el siglo xv.

3.1. Características generales.3.2. La Iglesia y la sociedad en el siglo xv abulense.

3.2.1. La Iglesia en el siglo xv abulense.3.2.2. La sociedad abulense en el siglo xv.3.2.3. Ávila, centro político y marco de intrigas.

3.3. La beneficencia eclesiástica en la Edad Media.

3.3.1. La limosna.3.3.2. Sentido social en la Iglesia.3.3.3. Beneficencia cerrada y abierta.

IV. Dña. María Dávila: Fundadora de la Ordende Santa Clara en Ávila.

4.1. Datos biográficos y personalidad.4.2. Fundación de las «Gordillas».4.3. La vida de la comunidad en los siglos sucesivos

y en la actualidad.

V. Aportación creativa de Dña. María Dávila:la «caridad de Santa María de Jesús».

VI. Conclusión.

VII. Anexo: Testamento de Dña. María Dávila.

I. INTRODUCCIÓN

Este trabajo quisiera poner de manifiesto la aportación específica,rica y creativa, de Dña. María Dávila y Zabarcos al modelo de vidareligiosa y, más específicamente, al modelo de caridad de la época,al que no se incorporó con la sumisión de corte femenino al uso delmomento sino que, asumiendo la responsabilidad de su propia op-ción evangélica y reconociendo en Clara de Asís su modelo y guíaque le mostraba el camino, lo recorrió libre y creativamente juntocon las hermanas que el Señor le fue dando.

Expondremos para ello, a grandes rasgos, dada la limitación ca-racterística de este tipo de artículos, la riqueza de la personalidad deDña. María, así como su aportación específica, reconstruyendo suentorno histórico y su biografía, así como las fuentes de donde brotasu opción de vida religiosa y su fundación.

Vamos a intentar adentrarnos en el estudio de la figura de Dña.María. ¿Qué ha significado su persona y su vocación para la vidaclarisa y para la Iglesia? ¿Ha aportado algo nuevo al mundo religio-so de su tiempo? Somos conscientes de que es tarea difícil haceremerger de las fuentes y de los testimonios biográficos, en simplici-dad, el ser de Dña. María Dávila, frente a Dios y frente a los hom-bres, la esencia de su vida y el secreto de su itinerario espiritual.

II. FRANCISCO Y CLARA DE ASÍS, FUNDADORES DE LA ORDEN DE

HERMANAS POBRES

Al tratar de franciscanismo o de movimiento franciscano frecuen-temente se habla tan sólo de Francisco de Asís y de sus hermanos,dejando a un lado el hecho de que las mujeres estuvieron cercanas

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1. Cfr. FLOOD, D., Francisco de Asís y el movimiento franciscano, Ed. Francis-cana Aránzazu, Oñati (Guipúzcoa) 1996, p. 138.

2. Cfr. San Francisco de ASÍS, «Forma de Vida para Santa Clara y sus hermanas»,en Escritos, biografías, documentos de la época, BAC, 6.ª ed., Madrid 1995, p. 118.

desde los inicios a él y a su movimiento. Clara de Asís está al co-mienzo de la historia franciscana femenina, quizá un «retoño inespe-rado» 1 para Francisco que amablemente la incorporó a su fraternidadinicial 2.

2.1. Situación de la mujer medieval en la vida familiar, social,cultural y religiosa

En la Edad Media, las mujeres constituían en todas partes la ma-yoría de la población a causa de la desproporción de nacimientos ydel estrago de las guerras.

De los diversos niveles sociales derivaban destinos muy desigua-les para la mujer. La mujer del agricultor, fuese libre, feudatario osiervo, ayudaba al marido en el trabajo y no tenía ningún acceso a lacultura. La mujer del núcleo urbano es la que halló más oportunida-des para promocionarse. No salta a la palestra del orden político, pe-ro sí del laboral.

La mujer noble era educada para «domina» = señora. Esta educa-ción se recibía en la propia casa o en un monasterio. La instruccióndada en los monasterios era idéntica para las aspirantes a la vida re-ligiosa y para las que saldrían a formar un hogar. La educación en lapropia casa estaba a cargo de uno o varios preceptores. Comprendíalas mismas disciplinas que se enseñaban en los monasterios, pero seañadía la preparación para gobernar el hogar, administrar la hacien-da, conocer las hierbas medicinales, etc. Es evidente que esta formaresultaba más práctica y completa. También se pedía que aprendie-ran canto, bordado, historia y tañer algún instrumento.

Muchas mujeres prestigiosas en la Edad Media participan activa-mente en los grandes asuntos de la Iglesia. No faltan damas que tie-nen una verdadera pasión por la «construcción», o por las grandesperegrinaciones. Otras mujeres se destacan por su fama y sus buenasobras para con los pobres, numerosos entonces. Entre sus virtudeshumanas se alaba particularmente el cuidado ejemplar en un servicioconstante de la casa y de la familia, los trabajos domésticos, la fami-

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liaridad, la cortesía, la afabilidad, la disposición a la hospitalidad, elinterés por los problemas culturales, civiles y políticos, y, en fin, lagran misericordia para con los débiles y los pobres de toda clase,unida a la discreción y al sentido práctico propios de una mujer quedebía ser, dentro y fuera de la casa, «señora».

En una palabra, si las mujeres de condición más humilde, sobretodo, atraviesan una situación de dependencia, la mujer ahora empie-za a descubrir su vocación propia y a tomar conciencia de la funciónque puede desempeñar en la sociedad.

Las mujeres accedían a la vida monástica en condiciones análo-gas a las que el derecho común establecía para los hombres. Habíados puertas de entrada, la de las religiosas de coro y la de las legas. Alas primeras les corresponde la oración litúrgica y el gobierno; a lassegundas, los trabajos domésticos. Acceder a una u otra clase depen-día de la aportación al monasterio de una dote.

Podemos decir que el ideal cristiano se había centrado en lamuerte al mundo, de ahí se derivaba un duro ascetismo que incluyefuertes penitencias físicas. Existe una gran exaltación del martirio,ya que es ocasión de morir por Cristo.

La clausura de las monjas no busca la huida del mundo, sino ellugar adecuado que favorece la contemplación y el deseo de la uniónmística, de la compasión y del amor.

2.2. Datos biográficos y personalidad de Clara

Clara nació en Asís probablemente en 1193-94, tenía unos 12años menos que Francisco. Era hija de Favarone de Offreduccio yOrtolana. Su familia pertenecía a la clase dominante de «los maio-res», descendiente de una de las principales familias: los Offredu-ccio, cuyo jefe era Monaldo, tío de Clara.

Clara tendría unos 13 años cuando supo de la conversión de Fran-cisco que, sin duda, le impresionó por su dramatismo y radicalidad.Ella misma nos refiere el hecho en su testamento. Francisco habla desu vocación en los siguientes términos: «El Señor me dio de esta ma-nera, a mí, el hermano Francisco, el comenzar a hacer penitencia;en efecto como estaba en pecados, me parecía muy amargo ver le-prosos. Y el Señor mismo me condujo en medio de ellos, y practiquécon ellos misericordia. Y al separarme de los mismos, aquello que

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3. BARTOLI, M., Clara de Asís..., p. 43.4. Cfr. IRIARTE, L., San Francisco y Santa Clara de Asís, Ed. Asís, Valencia

1983, p. 183.

me parecía amargo, se me tornó en dulzura de alma y cuerpo; y des-pués de esto, permanecí un poco de tiempo y salí del siglo».

Clara integró los valores que caracterizan a la «señora» gentiltrascendiéndolos para aplicarlos a la vida evangélica elegida. Por sulinaje cabe pensar que tuviera una cultura más amplia que Francisco.Algunos autores la han hecho poseedora de una brillante cultura, queestudiosos actuales, más críticos, matizan 3. Su conocimiento del la-tín quizá no llegara más allá de un simple entenderlo, pues en sus es-critos se percibe, dado el uso de tecnicismos jurídicos a la usanza delmundo clerical de la época, la mano de ágiles secretarios como pu-diera ser fray León o el hermano Rufino 4. En sus escritos remite confrecuencia a textos bíblicos, sobre todo al Cantar de los cantares y alsalmo 44, lo que nos permite deducir que tiene un amplio conoci-miento de la Escritura.

Fue una mujer inmersa en su tiempo. Su talante, formación espi-ritual y sensibilidad, así como la trayectoria de su vida y el desarro-llo de temas concretos en sus escritos, nos permiten afirmarlo.

Haciendo un examen de las relaciones que tuvo Clara con la Igle-sia de Roma apreciamos en toda su fuerza su personalidad: fue la pri-mera mujer que vio reconocida por el Papa, aunque sólo el día previoa su muerte, la Regla escrita por ella para su comunidad. Su firmezay obstinación, no sólo obligó a cambiar los planes de Francisco, sinotambién los de Gregorio IX con quien tuvo fuertes confrontaciones, yde quien supo ganarse, no obstante, su respeto y admiración. Claraconsiguió salvaguardar para San Damián una situación particular,manteniendo firmemente la observancia de la pobreza absoluta me-diante el «Privilegio de la Pobreza», privilegio peculiar que habíaobtenido del Papa Inocencio III y que su sucesor, Gregorio IX, se vioobligado a confirmar.

Su vida y, sobre todo, su vocación está estrechamente ligada aFrancisco. Entró a formar parte de la Orden franciscana exactamenteigual que los hermanos, constituyendo así una única familia, en laque sin duda se incluyó de modo excepcional, como también era ex-cepcional el lugar que ocupó en el corazón de Francisco. Una únicavocación en diversidad de formas. El apego de Clara a la herencia de

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Francisco constituye el rasgo más saliente de la relación entre losdos. Una dependencia afirmada con fuerza por la abadesa de San Da-mián que explica la presencia de los compañeros más cercanos aFrancisco en su tránsito, a la vez que deja reflejada la soledad en quevivió Clara la defensa de Francisco, pues no estuvieron presentes niel ministro general ni ningún otro cargo significativo de la Orden, loque apunta a una ya fría relación entre Clara y la Orden de los meno-res, quienes se mantuvieron a distancia de esta mujer incómoda in-cluso después de su muerte.

Su coherencia de vida, su prestigio y su santidad, quiso ser utili-zado por la Iglesia para sus fines unificadores y reductivos de la vidamonástica femenina, pero su aguda clarividencia le permitieron vermás allá de las apariencias. Clara representa en su siglo el más dignoexponente de mujer valiente y coherente, no fácil de doblegar, defundadora creativa y segura de sí. Con la muerte de Clara se cierrauna época, desde el momento que desaparece una autoridad moral–reconocida como tal incluso por los más altos prelados–. Fue la úni-ca que había conseguido defender la memoria de Francisco y el esti-lo de vida que él había indicado.

2.3. Expansión de la obra de Clara de Asís: La Orden de SantaClara en España

Durante los cuarenta y dos años que vivió la hermana Clara enSan Damián, vio crecer su fraternidad hasta cincuenta hermanas, y asu Orden extendida por varias naciones de Europa. El anhelo de mi-sión y de martirio atravesó siempre la Orden de los Menores. Claratambién quiso ir «a dar la vida» en países hostiles al cristianismo.Mas el hermano Francisco llegó a tiempo para moderar su celo e ím-petu misionero.

Aquel impulso de misión de Clara lo heredaron sus hijas y tansólo dos años después de su tránsito, el año 1255, ya había una avan-zadilla de clarisas en el Líbano. El año 1257 llegaban a Antioquía deSiria y a San Juan de Acre... Numerosas fraternidades, de hasta se-tenta y cuatro hermanas, recibieron la palma del martirio. Y no sóloen Oriente, también en Jaén (España), Polonia...

A la muerte de Clara el número de conventos fundados era de 77;repartidos entre Italia, Francia, España y Alemania. Parece queexiste cierto consenso en afirmar que el primer convento fundado

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en España fue el de Santa Engracia de Pamplona, fundado en 1228,y con escasa diferencia de tiempo se fueron fundando otros de mo-do que, a la muerte de Santa Clara, había en España 23 conventos declarisas, y a finales del siglo XIII existía un total de 49 conventos. Enel siglo XIV se fundan 23 nuevos conventos, y en el siglo XV surgen48 nuevos conventos, entre ellos el fundado por Dña. María Dávilaen la ciudad de Ávila. Mediado el siglo XVI la forma de vida clarisase hace presente en América, fundándose el primer convento en lasAntillas.

III. IGLESIA Y SOCIEDAD ESPAÑOLA EN EL SIGLO XV

3.1. Características generales

Al comienzo del siglo XV, los cuatro reinos cristianos de Navarra,Aragón, Castilla y Portugal, y el reino árabe de Granada compartíanel suelo de la península ibérica. En octubre de 1469 tiene lugar elmatrimonio de Isabel de Castilla con Fernando, pretendiente al tronode Aragón. Esta unión sentó las bases para una futura soberanía so-bre Castilla y Aragón, y para la creación de un reino unitario tras do-lorosas vicisitudes feudales. La unificación del derecho, la implanta-ción de organismos centrales para la justicia, la administración y lasfinanzas, y la creación de un Consejo de Estado, fueron emprendidascon ímpetu. En 1478 se restauró el tribunal de la Inquisición. Y en1492 cayó el último bastión de los moros de Granada: el Rey Boab-dil abandonó España y se exilió en África.

En la Europa del siglo XV fue abriéndose paso un nuevo ordena-miento en el ámbito político-social. Con el nacimiento del modernosistema estatal europeo empezaron a formarse coaliciones de esta-dos, cuya serie se inició con la alianza entre los Habsburgo y Españacontra Francia en 1495. En la segunda mitad del siglo XV se veía yasurgir, en muchos ámbitos de la vida, la aurora de una nueva época.La libre argumentación y el sentido crítico iban desplazando cadavez más a una confianza ciega en la autoridad. Antes, la ciencia y lavida cultural estaban concentradas en unas cuantas grandes metrópo-lis; ahora, la cultura se difundirá progresivamente por medio de lafundación de numerosas universidades y academias. Empezaba a de-linearse una nueva imagen del mundo, liberada de las concepcionesunitarias medievales; humanismo e historiografía van desarrollándo-

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se. La invención de la imprenta, por Juan de Gutenberg, fomentó yfacilitó desde 1447 la difusión de las nuevas ideas y de las creacio-nes literarias.

La Iglesia del siglo XV presentaba dos aspectos distintos: por unlado, apatía y degeneración; por otro, la voluntad de reforma y celo-sa piedad religiosa en amplios estratos populares, dando lugar a nue-vas congregaciones y comunidades orantes. Si la aristocracia feudalhabía fijado los destinos de la Iglesia de la Alta Edad Media, seríauna burguesía ya madura y consciente de sí misma quien daría su ca-racterística impronta a la Iglesia de la Baja Edad Media.

La insatisfacción de la clase campesina, cuyo valor social y eco-nómico había sido reducido como consecuencia de los progresos dela economía monetaria en las ciudades, desembocó en una serie deviolentas revoluciones. En el siglo XV, el progreso de la agriculturano se correspondía ya con el crecimiento de la población, en conse-cuencia, la situación de las clases bajas, como también de la aristo-cracia campesina, empeoró.

El comercio con Levante y con el Extremo Oriente, cada vez másobstaculizado por los turcos, indujo a la circunnavegación del conti-nente africano y el descubrimiento del Nuevo Mundo.

Si se considera en su conjunto, el siglo XV suscita la impresión deser una verdadera época de transición. La Iglesia latina abrazaba to-davía la mayor parte del continente europeo en un lazo unitario, peroal comienzo y final de este siglo el papado estaba humillado y pos-trado. El excesivo conciliarismo también conmovería profundamen-te a la cristiandad occidental. Esplendor y lujo, pobreza y miseriafueron tan corrientes en ella, como progreso y auge. Fue una épocallena de poder terrenal, pero también alentada por un sentimiento decansancio por los bienes de este mundo y por un anhelo de salvaciónespiritual.

3.2. La Iglesia y la sociedad en siglo XV abulense

A los abulenses les tocó vivir en este siglo destacados aconteci-mientos históricos. El apoyo de la ciudad y la lealtad de los abulen-ses hicieron posible en gran parte la promoción y ascensión al tronode la princesa Isabel de Castilla.

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5. Manuscrito existente en el Monasterio de Santo Tomás de Ávila, firmado porDña. María Dávila y Fray Alonso de Valisa, OP, representante de Torquemada, anteel notario público Alfonso Álvarez y testigos.

3.2.1. La Iglesia en el siglo XV abulense

El predominio del cabildo y obispo continúa durante este siglo,así como el de los párrocos de las principales parroquias, a los que sesumará, a fin de siglo, la influencia del priorato del Real Monasteriode Santo Tomás. Es, asimismo, destacable la influencia del prior-abad de Sancti Spiritus y el ascendiente de los conventos de religio-sas, principalmente aquellos que, como el de Santa Ana, están reser-vados a la nobleza.

En el cuatrocientos, el poderío económico y político del episco-pado y cabildo será compartido con el establecimiento de nuevas ór-denes religiosas.

El estamento eclesiástico aprovecha la influencia judía en esferaseconómicas. La relación entre comunidad eclesial y judía es perma-nente, y existen muchos casos en que los judíos viven, se someten ytrabajan en lugares de señorío eclesiástico.

A lo largo del siglo hubo obispos de gran talla intelectual y celopastoral. Destacaron por su influencia Alonso de Madrigal, «el Tos-tado», que ocupa la silla abulense en 1453, con gran ascendencia enla corte de Juan II. Fue un hombre de excepcional sabiduría y forma-ción filosófica, teológica y jurídica.

En el último cuarto de siglo dos nuevas órdenes religiosas, mon-jas carmelitas y frailes dominicos, darán nuevo sentido y proyeccióna la vida monástica de la ciudad. La construcción del monasterio dedominicos de Santo Tomás tuvo lugar de 1482 a 1492, siendo obispode Ávila Alonso de Fonseca. Junto al dominico Fray Tomás de Tor-quemada, Dña. María Dávila, apoderada y albacea de su primer es-poso, Hernán Núñez de Arnalte –tesorero y secretario de los ReyesCatólicos–, cumpliendo disposiciones testamentarias de su difuntoesposo, hizo entrega de los bienes legados por éste para la edifica-ción y dotación del monasterio el 25 de junio de 1485 5. Finalizada laobra, también hizo algunas limosnas a la comunidad dominicana.Santo Tomás, residencia de los Reyes Católicos, sede del Tribunal dela Inquisición, y tumba del primer y único hijo varón de los reyes,tendrá con la Orden dominicana una proyección destacada en la vida

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6. MERINO, A., La sociedad abulense..., o.c., p. 54.7. Cop. siglo XVII, sac. Arch. Condes Requena. RAHM 22, ff. 52-53v.

eclesial abulense y sobre todo una influencia política en la sociedaddel siglo XV, debido al respaldo que los reyes daban a su impulsorTorquemada.

3.2.2. La sociedad abulense en el siglo xv

Según los escasos datos que se poseen, el número de habitantesde la ciudad en el siglo XV oscilaba entre los 8.000 y 12.000, de loscuales 2.000 eran moriscos y 3.000 judíos.

Las familias descendientes de los repobladores y las que se fue-ron incorporando en el tiempo lograron a través de dos siglos consti-tuir un bloque cerrado que dominaba en la esfera civil ciudadana,manteniendo su influencia en el campo eclesiástico por el apoyo queprestaban a la Iglesia abulense, en concepto de limosnas, obras píasy fundaciones. La «clase nobiliaria» de nuevo cuño primaba sobrehacendados y grandes fortunas, y su actuación en la corte e influen-cia ante el rey fue significativa. Participó activamente en la guerra yen las revueltas del siglo consolidando así su nobleza 6.

Al final del siglo XV el estamento nobiliario aún se nutre para suservicio de esclavos y esclavas, generalmente moros prisioneros oadquiridos en venta pública. En los últimos años del siglo XV llegana Ávila esclavos procedentes de Málaga 7.

El estamento de los nobles sigue preocupándose del más allá«post mortem» con extensas disposiciones testamentarias o donacio-nes en vida, como la que estableció Gonzalo Dávila en 1482, fun-dando una capellanía perpetua en la catedral, un aniversario cada añola víspera de Ntra. Sra. de septiembre y dar de comer, vestir y calzara 12 pobres, aparte de otras disposiciones.

Era una nobleza que ya empezaba en los finales del siglo XV aproyectar, construir y aun habitar sus palacios, más refinados y os-tentosos que sus antecedentes casas fuertes.

3.2.3. Ávila, centro político y marco de intrigas

Ávila vivió un siglo XV pródigo en sucesos que trascendieron dela historia local. Fue la ciudad de los tablados para destronar legíti-

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8. Marqués de LOZOYA, Historia de España, t. II, o.c., p. 363.9. Arch. Asocio de Ávila, t. L, 56, núm. 110.

10. Ver actas. Archivo Municipal de Ávila.

mos reyes y coronar a otros a quienes no asistía esta legitimidad. Laciudad se vio envuelta en la red de complicados tumultos contraJuan II, y durante su reinado fue destacado campo de operaciones eintrigas 8.

En Madrigal, el 14 de mayo de 1446, se celebran las capitulacio-nes entre D. Juan II y su hijo, el príncipe D. Enrique. Juan II, en laspostrimerías de su reinado –el 15 de mayo de 1453– desde Villacas-tín disponía que la ciudad de Ávila y sus pueblos y territorios no pu-dieran nunca ser separados de su señorío y corona. Dos años antes,en 1451, nacía en Madrigal, la princesa Dña. Isabel, hija de D. JuanII e Isabel de Portugal. Al morir el Rey, la Reina viuda y la princesapasarán en Arévalo días de estrechez y abandono.

Enrique IV reúne Cortes en Ávila en 1459, y en esa ciudad, el 5 dejunio de 1465, en ceremonia incalificable, era destronado en efigie.La liga nobiliaria había proyectado su deposición y la proclamacióncomo Rey del infante D. Alfonso. El pueblo de Ávila no participóactivamente en la «farsa», los abulenses fueron simples espectadoresde estos acontecimientos.

Alfonso XII ratifica desde Ávila en 1465 la disposición regia deJuan II dada en 1453, en la que disponía que la ciudad de Ávila y te-rritorio no pudieran nunca ser separados del señorío y corona 9, y ex-pide nuevos privilegios para la ciudad. El Rey Alfonso fallece enCardeñosa el 5 de julio de 1468. Sólo tres años y un mes había ejer-cido como Rey, impuesto por la codicia de unos nobles y prelados.La infanta Dña. Isabel rehusó la corona ofrecida por los seguidoresde D. Alfonso, que no aceptaría hasta la muerte de Enrique IV. La fi-delidad del vecindario de Ávila a Dña. Isabel en los momentos quepreceden a su reinado fue una de las características más destacadas.Desde Cebreros, el 18 de septiembre de 1468, la princesa emite lacarta en la que acepta la titularidad de heredera de los reinos de Cas-tilla y León con acatamiento al Rey Enrique IV. Cuando muere Enri-que IV, el 11 de diciembre de 1474, se celebran honras fúnebres y enÁvila se proclama a Dña. Isabel como reina 10. Todos los abulensesparticiparon en las exequias. La ciudad, ajena a los pasados sucesosdel destronamiento real, quiso hacer patente su adhesión a la realeza.

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11. Archivo General de Simancas, Reg. G. del Sello, 1435-1474

La confirmación real de privilegios, exenciones, buenos usos ycostumbres a la ciudad de Ávila, se hace desde Segovia el 20 de ene-ro de 1475 11, y el 2 de junio del mismo año Dña. Isabel hace la pri-mera visita oficial de la ciudad en que vino a jurar los fueros y privi-legios.

La ciudad de Ávila participa con sus hombres en la guerra caste-llana contra Alfonso V de Portugal y también hacen su aportación enla guerra de Granada en la campaña de 1489.

La Reina Isabel visitó Ávila en varias ocasiones, en concreto enlos años 1492, 1494 y 1495, residiendo en el Real Monasterio deSanto Tomás. El 10 de junio de 1497, el príncipe D. Juan y su espo-sa, Dña. Margarita de Austria, visitan Ávila. El 4 de octubre de esemismo año, el príncipe Juan falleció en Salamanca. A petición de losReyes Católicos, sus restos fueron trasladados a la ciudad de Ávila,donde recibió cristiana sepultura en la iglesia del Monasterio de San-to Tomás, en el lugar destinado para enterramiento del tesorero realHernán Núñez de Arnalte, principal benefactor de dicho monasterio.

Este es el marco histórico, eclesial, social y político en el que sedesarrolló la vida de Dña. María Dávila y en el que llevó a cabo sufundación de la Orden de Hermanas Pobres de Santa Clara en la ciu-dad de Ávila.

3.3. La beneficencia eclesiástica en la Edad Media

3.3.1. La limosna

Los concilios españoles, desde el I de Elvira, se ocuparon del re-medio de los pobres y dictaron disposiciones sobre la limosna. Y pa-ra estimular la generosidad de los donantes, los papas y preladosconcedían indulgencias y otros privilegios espirituales a los funda-dores de instituciones benéficas.

Después de la conversión de Constantino se acrecentaron los re-cursos benéficos de la Iglesia y se multiplicaron las obras de asisten-cia a los pobres. La caridad privada se transformó en parte en bene-ficencia política y social, pero los obispos seguían estando obligadosa atender a los pobres. Los necesitados podían pedir limosna a las

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puertas de las iglesias, siempre que estuvieran inscritos en un regis-tro especial que tenía el obispo. También, en días determinados de lasemana, un «primicerius» distribuía entre ellos raciones de pan, vinoy otros alimentos. Desde esta época quedó la costumbre de repartirlimosnas en días señalados, los de Pascua, por ejemplo.

La fe cristiana se tradujo casi siempre en obras de caridad. Juntoa la catedral y al monasterio se encontraba la hospedería de pobres,enfermos y viajeros. Las ciudades de alguna importancia tuvieronhospitales para enfermos. En conjunto, resplandece en esta época ungran espíritu religioso y, por tanto, caritativo, lo mismo en la vidasocial que en la individual. Las hermandades que cuidaban de los po-bres fueron germen de algunas de las órdenes y congregaciones hos-pitalarias de la edad moderna. Al fin del medievo, parece decaer unpoco la magnificencia y profusión de obras de caridad. Algunos his-toriadores (entre ellos, el P. Silverio de Santa Teresa), lo achacan a lacaída de Constantinopla en poder de los turcos, que obligó a la cris-tiandad a emplear sus rentas y fuerzas para consolidarse y defender-se de la invasión turca.

3.3.2 Sentido social en la Iglesia

Parte de las sumas gastadas por la Iglesia en la beneficencia pro-cedía de la institución, de derecho eclesiástico, de los diezmos. Éstoshabían de repartirse entre el obispo, los clérigos, la fábrica de la igle-sia y los pobres. En la cristiandad medieval se generalizó este tribu-to. En un principio se pagaban en especie; luego se extendieron a to-da clase de rentas. También las iglesias y monasterios recibían dona-tivos, sobre todo de los reyes y de los nobles. Cuando algunos seño-res feudales despojaron a la Iglesia de parte de sus bienes, los anti-guos vasallos eclesiásticos se sintieron oprimidos por los nobles. Enmuchas abadías se renunciaba a los servicios personales de la «fami-lia» adscrita al monasterio y se pagaba el trabajo de sus miembrosagricultores o artesanos.

Otra obra social de caridad que ejercitó la Iglesia en estos tiem-pos fue el llamado «derecho de asilo» que salvó a muchos inocentesy proporcionó un juicio legal a muchos culpables.

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3.3.3. Beneficencia cerrada y abierta

Como la beneficencia tiene que adaptarse a la necesidad que la mo-tiva, podemos decir que el gran problema de los «labradores» medie-vales era la enfermedad y las dificultades en los viajes. De ahí la proli-feración de hospitales que eran, al mismo tiempo, albergues de cami-nantes, peregrinos y pobres desamparados. No se experimentó, enaquel tiempo, la beneficencia cerrada y obligatoria para los mendigos,en parte por el sentido reverencial de la pobreza que estaba en pugnacon el concepto legal de la beneficencia (no se hubiera concebido queera posible ayudar a los pobres con el dinero recaudado en forma deimpuestos), y también porque eran carga llevadera para la sociedad deentonces. En la beneficencia cerrada y voluntaria de la Edad Mediapodemos considerar tres clases de instituciones, que se desarrollaron através del tiempo. La primera es únicamente eclesiástica: los pontífi-ces y los prelados (y, más tarde, los monasterios), empezaron a reco-ger, en la época de las invasiones bárbaras, a los enfermos desampara-dos, a los fugitivos y a los caminantes (siglos IX-XI). Después, los reyesy señores feudales trataban de mejorar la condición de sus vasallos conla construcción de hospitales y hospederías (siglos XII-XIII). Por últi-mo, y después de las cruzadas, la riqueza creciente permitió a los par-ticulares ocuparse de sus hermanos menesterosos, ya en forma colecti-va o individual. Así nacieron las hermandades gremiales de socorro,llamadas gildas, confraternidades o gremios.

Ante la decadencia de algunas instituciones medievales (como, porejemplo, los grandes hospitales), a principios del siglo XVI la beneficen-cia se encontraba con el problema de un gran número de gente misera-ble, necesitada de ayuda urgente. La población había aumentado mu-cho en el mundo civilizado y había nuevas necesidades que no podíanser remediadas con las instituciones medievales. Por ello comenzaron asurgir nuevas instituciones, como son las casas de misericordia, alber-gues de pobres y los hospicios para recogimiento de mendigos.

IV. DOÑA MARÍA DÁVILA: FUNDADORA DE LA ORDEN DE SANTA

CLARA EN ÁVILA

4.1. Datos biográficos y personalidad

En el siglo XV, la ciudad de Ávila estaba dominada por grandesfamilias señoriales. Entre las más destacadas nos encontramos con la

1286 MARINA BEATRIZ MONTESINOS GARCÍA

12. Historia de las grandezas de la ciudad de Ávila, por el P. Fray Luys ArizMonge Benito. Dirigida a la ciudad de Ávila, y sus dos Quadrillas. Con Privilegio.En Alcalá de Henares, Por Luys Martínez Grande. Año de 1607.

13. Ávila, Las Gordillas, Ajo, n.º 21, con firmas autógrafas. LUIS LÓPEZ, C., Unlinaje abulense en el siglo XV: Doña María Dávila (Doc. medieval del Monasteriode Las Gordillas), Ed. Institución «Gran Duque de Alba».

Casa de los Dávila, a su vez dividida en dos grandes linajes que for-maron dos cuadrillas opuestas durante bastante tiempo:

LINAJE DE BLASCO JIMENO. Su escudo tenía seis roeles. Creíandescender de Nuño Rasura, uno de los jueces de Castilla.

LINAJE DE ESTEBAN DOMINGO: Se distinguía porque en su escudollevaba trece roeles. El origen de esta casa parece estar en EstebanDomingo, el viejo.

«Esteban Domingo, hijo de Gonçalo Gonçalez, fue casado con Xi-mena Blázquez, hija de Fernán Blázquez Dávila, sobrina del ObispoD. Sancho, señor de Villatoro, y fue Alcalde, como parece de la con-firmación, que se hizo en el concejo de Avila, a Ruy López de Aba-los, Camarero del Rey, de los lugares del Colmenar, y otros, el año1395. En la qual son confirmadores: deste matrimonio procrearon aPero Gonçalez Dávila, y a Gil Gonçalez Dávila, a Diego Dávila, yAlonso Gonçalez Dávila» 12.

A esta casa perteneció Dña. María Dávila, según dice ella mismaen su testamento y en el Libro de la Fundación del Convento deSanta María de Jesús, de la ciudad de Ávila: «Esta señora DoñaMaría Dávila fue hija de Gil Dávila y Doña Inés de Zabarcos veci-nos de la ciudad. El abuelo, padre de Gil Dávila, se llamó DiegoDávila y era hermano de Pero Dávila, señor de la Casa de Villa-franca y de las Navas cuyos descendientes y sucesores son los mar-queses que ahora son».

Dña. María Dávila contrajo matrimonio en primeras nupcias conD. Fernán Núñez Arnalte, tesorero y secretario de los Reyes Católi-cos, a quienes compró en Madrid, el 18 de abril de 1478, el señorío yheredad de Las Gordillas, situado a unos 20 kilómetros de Ávila, por80.000 maravedís de juro, 40.000 maravedís de juro, sus derechos deescribanía en la tierra de esa ciudad, y unas casas en Toledo 13, llama-das de la Reina de Aragón.

En el mes de octubre, el tesorero real se sintió enfermo de mane-ra que el día 7 de octubre de 1478, hallándose seguramente en Tole-

1287MARÍA DÁVILA. LA «CARIDAD DE SANTA MARÍA DE JESÚS»

14. Testamento de D. Fernán Núñez, con firmas autógrafas de Torquemada y deDña. María. Archivo del Convento de Santa María de Jesús. Ávila. Escrito en papel.Encuadernado en pergamino.

15. Libro de la Fundación del Convento de Santa María de Jesús. Archivo delConvento de Santa María de Jesús. Ávila

16. Testamento de Dña. María Dávila. Archivo del Convento de Santa María deJesús, Ávila. Pergamino. 4 hojas en folio.

17. Libro de la Fundación del Convento de Santa María de Jesús. Archivo delConvento de Santa María de Jesús. Ávila.

do, redactó la disposición de su última voluntad «que con su poderhicieron Fr. Tomás de Torquemada, op. y doña María Dávila, here-dera y mujer de dicho Fernán Núñez, testamentarios y albaceas» 14.

Murió D. Fernán Núñez Arnalte el año 1479, sin tener descen-dencia, dejando por legítima heredera de todos sus bienes a Dña.María Dávila, su mujer, «y juntamente Poder para ordenar su Testa-mento acompañada con el Padre Fray Juan (corregido en el margenTomás) de Torquemada, de la Orden de santo Domingo, prior deSanta Cruz de Segovia, inquisidor general de estos reinos. Del so-bredicho Fernán Núñez quedaron mucha suma de bienes y muchosde ellos se dieron y aplicaron al Convento de Santo Tomás de estaciudad. Cuyo primer fundador fue el dicho tesorero» 15.

Dña. María, una vez viuda, quiso poner en práctica la última vo-luntad de su marido y, con ese fin, alcanzó el Breve de Sixto IV «Su-perna Dispositione», dado en Roma, el 23 de septiembre de 1480,por el cual se le autorizaba para fundar el Convento de Santo Tomás.El 15 de febrero de 1482, el abad del monasterio premostratense deSancti Spiritus, de Ávila, se reunió en esta ciudad, donde tuvo los au-tos correspondientes en calidad de ejecutor de dicho Breve. Pudo es-cribir Dña. María en su testamento: «Yo misma principié el Monaste-rio de Santo Tomás de Ávila, juntamente con el dominico Torquema-da, en calidad de testamentarios y albaceas de Núñez Arnalte» 16.

Tuvieron los Reyes Católicos particular amor a Dña. María Dávi-la y, en especial, la Reina Dña. Isabel la favoreció mucho. Y por ha-ber enviudado de poca edad y por el amor que la tenía, quiso que sevolviese a casar y trazó el casamiento con el capitán D. Fernando deAcuña, «hombre de prendas y de valor, hijo segundo del CondeD. Pedro de Acuña, Señor de Buendía, de la Villa de Dueñas, Guar-da Mayor y Gran Privado de los Reyes Católicos» 17.

En 1484, D. Fernando fue nombrado virrey de Sicilia, como pre-mio por los buenos servicios prestados a la corona. Llevó consigo a

1288 MARINA BEATRIZ MONTESINOS GARCÍA

18. Libro de la Fundación del Convento de Santa María de Jesús. Archivo delConvento de Santa María de Jesús. Ávila

19. Ibid.20. Ibid.

Sicilia a su mujer, Dña. María, y a su suegra, Dña. Inés de Zabarcos,y sirvió en aquel oficio hasta el año de 1494 en que murió. Se mandóenterrar en la Iglesia Mayor de Catania en la cual dejó mucha sumade bienes «así juros como muebles, y paramentos para la dicha Igle-sia, como consta por el inventario que el Convento de esto tiene. Yallí se le hizo un suntuoso sepulcro como se ve en un dibujo que laCasa tiene y después por haber parecido muy soberbio, se moderó.Enterróse con el hábito de san Francisco y dejó al Convento de Ca-tania muchas limosnas y con todas las obras Pías se mostró ser bienpiadoso porque con todos alargó la mano y a su mujer hizo hija y he-redera porque no tuvieron hijos» 18.

La virreina, viuda por segunda vez en el espacio de pocos años,decidió regresar a España donde llegó el mismo año por el mes de di-ciembre. Inmediatamente, sabiendo que la Reina Isabel estaba en lavilla de Almazán, de paso para el reino de Granada, quiso ir a verla.«Y por ir tan deprisa su Alteza la escribió una carta muy llena de fa-vor, remitiendo la visita a mejor comodidad y diciéndola que guiasesu jornada como la traía pensada y aprobando mucho sus buenospropósitos que también le comunicó» 19.

Este contratiempo inesperado y la invitación de la Reina acontraer nuevo matrimonio, determinó a Dña. María a dar un nuevorumbo a su vida: «Desde el punto que esta señora se vio privada desu buena compañía, con el sentimiento de su pérdida y soledad,abrió los ojos y con el golpe que sintió levantó el espíritu al cielo, yconociendo que aquello era despertarla Dios para que en El solopusiese su amor y le sirviese, pensó en cómo lo haría, y en mejorarestado donde no pudiese perder ni estar con miedo de que se halla-ría sin esposo y que su matrimonio sería estable y duradero más quelos pasados. Se determinó de última resolución, darse a sí y a todocuanto poseía, a Dios, y fundar una casa de religiosas a donde ellatambién lo fuese, y por acertar mejor suplicó a nuestro Señor que lamostrase de qué se serviría mejor y que la ofrecería a la religión queprimero la mostrase y cuyos religiosos ella viese, porque a la de sanFrancisco y santo Domingo tenía especial devoción. Y sucedió mos-trarle el Señor casi milagrosamente que se servía de que la fundasecasa de la Orden de Santa Clara, y así lo propuso y se resolvió a ha-cerlo. Porque bien a caso se vio con dos religiosos franciscanos».20

1289MARÍA DÁVILA. LA «CARIDAD DE SANTA MARÍA DE JESÚS»

21. Libro de la Fundación del Convento de Santa María de Jesús. Archivo delConvento de Santa María de Jesús.

22. Testamento de Dña. María Dávila. Archivo del Convento de Santa María deJesús. Ávila.

4.2. Fundación de Las Gordillas

Determinada a fundar un convento de la Orden de Santa Clara,por sugerencia de la Reina Isabel de Castilla, se dirigió al Monaste-rio de la Consolación de Calabazanos (Palencia), con el que la sobe-rana estaba en excelentes relaciones, pues había sido fundado y en élhabía ingresado Dña. Leonor de Castilla, incondicional, ella y su fa-milia, de la Reina Isabel. Dicho convento era muy floreciente enaquella época.

Dña. María Dávila no profesó en dicho convento, sino que alcan-zó el Breve de Alejandro VI «Cum sicut», dado en Roma el 7 de sep-tiembre de 1495, por el cual el pontífice la autoriza a entrar y salirdel Convento de Calabazanos con el fin de informarse de la normade vida de las religiosas. Con licencia del provincial franciscano dela Provincia de Santoyo edificó una casa para su morada junto alconvento, poniendo pasadizos y tribunas que salían a la iglesia y unapuerta por dentro para comunicarse. Allí permaneció desde princi-pios del año 1496 hasta 1502. En este tiempo procuró informarse enlos actos de religión y aprender lo necesario para seguir su determi-nación y habituarse en los ejercicios monásticos. Vistió el hábito debeata tercera, junto con doce de sus criadas «hijas de personas hon-radas e hijasdalgo, y todas vivían con gran recogimiento y ejerciciosde virtud» 21.

En Calabazanos, el 16 de junio de 1502 ante el escribano palenti-no Pero Amigo otorgó su testamento, en el cual «dejó por hijas legí-timas y herederas y sus sucesoras a las hijas de la Madre Santa Cla-ra y esposas de Cristo con nombre, apellido y blasón de Jesús Ma-ría» 22.

Después que otorgó el testamento, mandó a su capellán y mayor-domo Álvaro de Castro, persona de su confianza, para que fuese a laVilla de Las Gordillas «a dar orden y aparejar la Casa y edificar loque faltase para la vivienda de las Religiosas; e hízose con tanta di-ligencia que con lo que la casa tenía edificado y con lo que se aña-dió se pudo venir a tomar la posesión al fin del año siguiente, de qui-

1290 MARINA BEATRIZ MONTESINOS GARCÍA

23. Libro de la Fundación del Convento de Santa María de Jesús. Archivo delConvento de Santa María de Jesús.

24. Ibid.25. Archivo del Convento de Santa María de Jesús, de Ávila,. Pergamino 290 x

465 mm. Sello de papel sobre cera al dorso.26. Testamento de Doña María Dávila, f. 3.

nientos y tres y principios del de quinientos y cuatro, que fue cuandose vino a ella en fin de febrero de mil quinientos cuatro» 23.

La bula para esta fundación se obtuvo de Alejandro VI, el 18 demarzo de 1503. En ella se autorizaba a D. Juan Carrasco, abad pre-mostratense del Monasterio de Sancti Spiritu de esta ciudad de Ávi-la para que diese el hábito de la Orden de Santa Clara a Doña Maríay recibiese su profesión solemne. «Todo se hizo en el mismo día de lainauguración del nuevo Monasterio. El mismo día también dio el há-bito ella a sus Beatas y a otras personas con que hizo buen númerode religiosas que, como a Abadesa, le dieron la obediencia. Y la con-firmó el Provincial de la Provincia de Santoyo» 24.

Dña. María, a petición suya y de Dña. Elvira de Zúñiga, clarisa enel nuevo convento, alcanzaron el Breve de Julio II «Nuper Nobis»dado en Roma, el 5 de noviembre de 1509, por el que se le concedea la fundadora ser abadesa vitalicia 25.

La vida conventual empezó a desarrollarse con normalidad, y lacomunidad fue creciendo a buen ritmo, sin que debieran superar elnúmero de 55 religiosas 26. Su forma de vida tenía como base lasconstituciones observadas en el Monasterio de Calabazanos aunque,según lo establecido por Dña. María, habían de ser reformadas yajustadas a las necesidades de esta fundación por el provincial deSantoyo y la abadesa de Santa María de Jesús. Una copia de dichasconstituciones se conserva en el Archivo del Convento de Santa Ma-ría de Jesús con el título de «Vida y Regla» que no es otra que la re-gla escrita por Urbano IV para toda la Orden de Santa Clara en el año1263.

Una peculiaridad del Convento de Las Gordillas, gracias a la ori-ginalidad de Dña. María, fue que propició a los frailes que debíanatender a las monjas la oportunidad de formarse en un estudio deTeología que ella misma fundó. Establece que en «Villa Dei» de LasGordillas debían vivir «para las confesiones y sacramentos de lasmonjas un vicario. Y para celebrar el oficio divino y cumplir las mi-sas que arriba dixe y para el servicio de la Iglesia del dicho monas-

1291MARÍA DÁVILA. LA «CARIDAD DE SANTA MARÍA DE JESÚS»

27. Testamento de Doña María Dávila, f. 6.28. Un linaje abulense en el siglo xv: Doña María Dávila (Documentación me-

dieval del Monasterio de Las Gordillas) vol. I, Carmelo Luis López.. Ediciones de laInstitución «Gran Duque de Alba».

29. LUIS LÓPEZ, C., Un linaje abulense en el siglo XV: Doña María Dávila (Do-cumentación Medieval del Monasterio de Las Gordillas), vol. I, Ed. Institución«Gran Duque de Alba», 1997.

terio, doze frailes que tengan estudio de sancta theología y bachillerque les lea. Y el dicho monesterio de Santa María de Jhesus dé al di-cho bachiller y a los dichos frailes que estuvieren en servicio del di-cho monesterio diez mil maravedís cada año de salario para su ves-tuario, de más del mantenimiento cotidiano, los quales dichos frailesdel dicho monesterio de Calabazanos» 27.

Por el momento, desconocemos quiénes fueron los primeros lec-tores en el estudio de Las Gordillas. Se tiene noticia de un tal JuanNúñez, bachiller clérigo y lector en el Monasterio de Santa María dela Consolación, de Calabazanos, que firma en calidad de testigo en eltestamento de Dña. María, y se cree que no era franciscano.

Dña. María Dávila, sabiendo el valor y la importancia de los do-cumentos, se preocupó de conservarlos. Incorporó al monasterio to-da la documentación que conservaba del segundo marido. Hemos dedestacar la singularidad de que algunos de los documentos, sobre to-do en los de la última época, atañen a la política internacional delRey Católico. Eran instrucciones reservadas que el Rey enviaba a suvirrey en Sicilia. Asimismo, algunos de los documentos redactadospor los escribanos del reino de Sicilia ofrecen una curiosa mezcla delos idiomas latín, castellano y siciliano 28. En su testamento hacemención, en los folios seis y siete, de cómo tenían que ser guardadoslos documentos y dónde. De ahí que en el Archivo de la Comunidadse conserven prácticamente todos los documentos desde la funda-ción. Respecto a la tipología documental, debemos indicar la extra-ordinaria variedad de documentos: contratos de compraventa, testa-mentos, privilegios, cesiones, permutas, tomas de posesión, bulaspontificias, cartas reales, índices de documentos, inventarios, subas-tas, cartas de procuración, etc.29. Algunos documentos se conservanen el Archivo Histórico Nacional.

Murió, Dña. María Dávila, el 21 de septiembre de 1511 y le su-cedió en el oficio de abadesa Dña. Luisa de Acuña quien, ya en elaño 1534, se vio obligada a enviar de parte del convento una peti-ción al Capítulo de los Frailes Menores para que consideraran la po-

1292 MARINA BEATRIZ MONTESINOS GARCÍA

30. Libro de la Fundación del Convento de Santa María de Jesús. Archivo delConvento de Santa María de Jesús.

31. Ibid.

sibilidad de trasladar la Casa de Las Gordillas a otro lugar, pueseran muchas las enfermedades y muertes que se estaban dando porlo insano del lugar.

En 1545, a Dña. Luisa de Acuña le sucedió en el oficio de abade-sa Dña. Brianda Enríquez. Por entonces, la experiencia de lo insanodel lugar estaba más que probada por las muchas muertes y enferme-dades de las hermanas; además, estaban fuera de la ciudad, en un lu-gar de paso, con lo que se veían obligadas continuamente a prestar elservicio de hospederas que les entorpecía en su dedicación al Señor.Después de salvar muchos intereses de otros, Dña. Brianda obtuvoun Breve del Papa Paulo IV, que concedía permiso para trasladarsedel sitio de Las Gordillas a la ciudad de Ávila, «pues esta Ciudadofrecía mucho y daba grandes muestras de bondad» 30.

La comunidad se traslada a la ciudad de Ávila en 1552, «y se aco-modaron en las casas que Don Diego del Aguila, ofreció para la vi-vienda de tanta Congregación, y así vinieron a ellas, entrando aque-lla Señora con sus Religiosas en esta ciudad con harto contento desus ciudadanos. Estuvieron las Religiosas en estas casas entretantose iba fabricando el nuevo Monasterio» 31. En ellas permanecierondurante cinco años. El 25 de julio de 1557 tomaron posesión del nue-vo convento, en el barrio de San Roque.

La comunidad se vio notablemente favorecida por el legado deDña. María, ya que era la única heredera de sus bienes. Vivió, sin em-bargo, con gran austeridad, y muy atenta a las necesidades de los po-bres. Santa Teresa deja constancia en el Libro de la vida de la ayudarecibida de esta comunidad en la fundación del convento de San José.

4.3. La vida de la comunidad en los siglos sucesivos y en laactualidad

La vida de la comunidad se desarrolló con absoluta normalidaden los siglos sucesivos.

El inicio del siglo XIX dio paso a una situación de notable que-branto para la comunidad. Aunque el monasterio no sufrió las conse-cuencias de la «francesada», con la guerra de la independencia se pu-

1293MARÍA DÁVILA. LA «CARIDAD DE SANTA MARÍA DE JESÚS»

so en marcha un proceso de decadencia: decadencia económica, quealcanzaría su punto álgido en 1836 en que, en virtud de las leyes de-samortizadoras, el monasterio sufrió la enajenación de todos sus bie-nes, si bien sus moradoras no fueron exclaustradas; decadencia vo-cacional, viendo disminuir notablemente el número de las hermanas.Pero también esta situación se manifestó llena de gracia: la crisiseconómica supuso el reavivar el espíritu de pobreza y fraternidad dela comunidad y la vida espiritual de no pocas hermanas.

En las primeras décadas del presente siglo la comunidad fue re-surgiendo lentamente a todos los niveles. Afortunadamente, el mo-nasterio no sufrió directamente las consecuencias de la guerra civilde 1936, razón por la cual su archivo conserva intacta toda su docu-mentación, sumamente valiosa y prolija.

Durante cuatro siglos vivió la comunidad en el convento del ba-rrio de San Roque. Sin embargo, poco a poco, iban empeorando suscondiciones de habitabilidad, al tiempo que crecía el número de susmoradoras.

A partir del año 1967, y como consecuencia también de los airesde reforma de la vida religiosa y de vuelta a las fuentes propiciadospor el Concilio Vaticano II, se comenzó a pensar en la convenienciade vender el viejo inmueble y levantar uno nuevo. Se adquirió paraello un terreno en las afueras de la ciudad, donde se edificó el actualconvento de corte moderno, austero y funcional, que fue inauguradoel 24 de diciembre de 1971. Dos años más tarde, el 12 de octubre de1973, era inaugurada y bendecida la iglesia.

El actual convento, dentro de su gran sencillez, se acomoda mejora las necesidades actuales de las hermanas. En él residimos felices19 hermanas esforzándonos por continuar testimoniando en nuestraciudad de Ávila, que el Señor es nuestro Dios y que Él es el sentidoy la fuente de nuestro gozo. En el corazón de esta ciudad de Ávilaqueremos seguir siendo fermento de vida y luz que fecundan la fe yla esperanza de los hombres y mujeres de hoy, y la alientan en la bús-queda de una verdadera fraternidad sin fronteras.

V. APORTACIÓN CREATIVA DE DÑA. MARÍA DÁVILA:LA CARIDAD DE «SANTA MARÍA DE JESÚS»

La caridad o beneficencia de Dña. María Dávila parte de la medi-tación del Evangelio, concretamente se detiene en el capítulo 19 de

1294 MARINA BEATRIZ MONTESINOS GARCÍA

32. Testamento de Dña. María Dávila.33. Cfr. Vida, I, 2. Obras I. Madrid, BAC.34. MARTÍN CARRAMOLINO, J., Historia de Ávila, I, 553. IDEM, Guía del foraste-

ro en Ávila, 137. Núm. 36, Reyes Católicos-Capilla Ntra. Sra. de las Nieves.

Mateo, versículo 16, que dice: «el que quisiere ser perfecto dé lo su-yo a los pobres y sígame».

¿Quiénes entiende Dña. María que son los pobres? En primer lu-gar, «aquellos que por su amor votan pobreza», es decir las herma-nas que comparten con ella la misma vocación en el Monasterio deSanta María de Jesús, por ella fundado. De ahí, que una vez pagadaslas mandas que establece en su testamento haga y constituya herede-ro universal de todos sus bienes al dicho Monasterio de Santa Maríade Jesús «para que lo aya y posea por suyo propio de juro y de here-dat perpetuamente, para siempre jamás, para sustentaçción yproueimiento de las monjas y fábrica del dicho monesterio de SantaMaría de Jesús» 32.

De la caridad de Dña. María queda constancia en su testamento.Su gran humanidad para con las necesidades existentes en aqueltiempo la llevaron a dar libertad a los esclavos que ella tenía traba-jando en «Villa Dei». Respecto a esto da instrucciones a la abadesadel Monasterio de Santa María de Jesús para que en el plazo máximode diez años dé libertad a todos los esclavos que ella transfería alconvento así como a sus hijos. Quedaba también obligada la abadesaa tratar con gran caridad y prodigar cuidados espirituales y corpora-les a todos los criados que habían estado hasta entonces al serviciode Dña. María. Ya en Sicilia había dado carta de manumisión a su es-clava María.

La buena disposición de la nobleza española hacia sus esclavos sepone de manifiesto en distintas ocasiones. Dice Santa Teresa quenunca se pudo hacer con su padre que tuviera esclavos porque les te-nía mucha compasión 33.

Su religiosidad y su caridad la llevan también a hacer lo que ellallama un «pequeñito prinçipio de caridad» para que de sus bienes,dados por Dios y multiplicados por su bondad, «Dios sea servido ylos pobres ayudados». Determina, pues, que se construya una capillaen la ciudad de Ávila que se llame «La Caridat de Santa María deJhesús», en parte de las casas donde ella había vivido, situada en loque después fue la calle de Andrín o del Comercio, hoy llamada delos Reyes Católicos 34. Dña. María manda en su testamento que de la

1295MARÍA DÁVILA. LA «CARIDAD DE SANTA MARÍA DE JESÚS»

35. Testamento de Doña María Dávila, f. 7.

renta de los bienes que deja al Monasterio de Santa María de Jesús,la abadesa y el vicario de dicha capilla «repartan cada año, perpe-tuamente, para siempre jamás, el día de la Anunçiaçión de nuestraSeñora, doscientas hanegas de trigo a personas neçesitadas y me-nesterosas».

Para este servicio de caridad, Dña. María Dávila establece que secoloque un arca en la Capilla de la Caridad de Santa María de Jesúsde modo que, quien tuviere necesidad y quisiera beneficiarse de la li-mosna depositase en el arca «un memorial en que diga quién es y laneçesidat que tiene». Especifica con todo detalle cómo había de fun-cionar esta institución benéfica encaminada principalmente a soco-rrer las necesidades de los pobres vergonzantes de la ciudad 35.

La abadesa y discretas del Monasterio de Santa María de Jesús,juntamente con el vicario y otra persona nombrada por el deán y ca-bildo de la Capilla de La Caridad se encargaban de leer los memoria-les o peticiones de los pobres, estimar su necesidad y llevar a cabo elreparto conveniente «no dándolo ni quitándolo por amistad ni ene-mistad sino con caridad y amor de Dios, repartiéndolo dónde vieremás necesidad y les pareciera que a Dios sea más acepto».

En la misma capilla, para motivar la caridad entre los mismos po-bres y otras personas de buen corazón, manda colocar otra arca delas mismas características que la anterior, en la cual se depositen li-mosnas destinadas a satisfacer las necesidades expresadas en los me-moriales. Las limosnas que en el arca se hallaren, se deben repartir«cada año perpetuamente para siempre jamás juntamente con lo queyo mando repartir, y de la manera que mando que se reparta».

Para promover que muchas personas se sintieran invitadas a darlimosnas para contribuir a paliar las necesidades de los más pobres,Dña. María solicita un Breve al Santo Padre por el que se concedanlas mayores gracias posibles a quienes tengan esa caridad.

VI. CONCLUSIÓN

Hemos pretendido adentrarnos en la historia de esta gran mujer,tratando de apuntar algunos de los aspectos más relevantes de su tra-

1296 MARINA BEATRIZ MONTESINOS GARCÍA

yectoria desde la perspectiva de su obra como fundadora de la Ordende Hermanas Pobres de Santa Clara en la ciudad de Ávila.

Después de aproximarnos al contexto histórico, social y eclesialque le tocó vivir, y adentrarnos en sus escritos –especialmente su tes-tamento y el Libro de la Fundación–, que reflejan la riqueza de supersonalidad y de su opción de vida pobre y en favor de los pobres,llegamos a la conclusión de que fue una mujer significativa de sutiempo y para su tiempo.

Apoyadas en todos los datos que conocemos de Dña. María Dávi-la y Zabarcos pensamos que representa en su siglo un digno expo-nente de mujer coherente e impulsora de la caridad, según nos lomuestra su aportación específica, rica y creativa al modelo de vidareligiosa y, más específicamente, al modelo de caridad de la épocaasumiendo la responsabilidad de su propia opción evangélica, reco-nociendo en Clara de Asís su modelo y guía, «conociendo que aque-llo era despertarla Dios para que en El solo pusiese su amor y le sir-viese».

Vistos los modelos de beneficencia social y eclesial de la época,podemos decir que Dña. María no sólo opta por una vida más auste-ra y religiosa repartiendo y mandando repartir cada año, en favor delos pobres que soliciten ayuda en su necesidad, parte de las rentas ybienes que adjudica al monasterio por ella fundado, sino que ademáspromueve el ejercicio de la caridad entre los mismos pobres e invitaa los demás a contribuir con sus limosnas para socorrer a los más ne-cesitados. Con el fin de que esta institución caritativa tuviera una ba-se jurídica y estable, y con el deseo de estimular la generosidad llegaincluso a pedir un Breve al Papa por el que se concedan las mayoresgracias posibles a quienes tengan esa caridad.

1297MARÍA DÁVILA. LA «CARIDAD DE SANTA MARÍA DE JESÚS»

VII. ANEXO

Testamento de Doña María Dávila y Zabarcos

Transcripción

Jhs.+ María

Cristo uence y me libraChristo reyna Christo impera y me gujeChristo de todo mal me defienda y me lleue a la vida eterna. Amén.

En nombre de Dios todo poderoso, Padre y Hijo y Spiritu Sancto, trespersonas un solo Dios verdadero, en quien creo y a quien adoro y enco-miendo mj ánima que la quiera perdonar por su infinita piedat y misericor-dia y lleuerla y ponerla en su gloria. Amen. Pues que la crió y conpró por supreçiosa sangre. Y en nombre de la gloriosa uirgen santa María, su madre,abogada y señora nuestra y del glorioso arcángel sant Miguel y del gloriosoapóstol sant Pedro y de los bienauernturados sant Francisco y santa Clara yde todos los otros sanctos y santas de la corte çelestial.

Sepan quantos este público instrumento y carta de testamento vieren co-mo yo, doña María Dáuyla, muger de D. Hernando Dacuña, virrey de Siçi-lia, mj señor, que santa gloria aya, estando en mi seso y entendimiento na-tural, tal qual Dios me lo quiso dar, conosçiendo que es esta vida no ay bienque dure ni permanesca si nos seruir a Dios, después que le plugo lleuardesta presente vida al dicho D. Hernando de Acuña, mj señor, en el reino deSiçilia, siendo virrey en él, determjné en mj voluntad de seruirle conmjgo ycon todo lo que touiese. Y para con más libre juizio mjrar y pensar lo queme pareçiese más acepto a su voluntad, me vine de Siçilia aquj, a Calabaça-nos, donde he estado cinco años en esta casa cerrada que hise junto con elmonesterio con dose beatas profesas de la Terçera Regla en mj conpañja,suplicando al Señor ponga en mi coraçónlo que de mj y de lo que me dio se-rá más seruido para que quel lo haga y me encamjne y guje de su mano a ha-sello.

Y con este deseo he myrado lo que dize san Matheo en el euangelio, queuno preguntó a Nuestro Señor y Redentor Jesuchristo qué haremos para serperfectos, y Nuestro Señor le respondió: el que quisiere ser perfecto dé losuyo a los pobres y sígame. Y poniendo mjs ojos y deseo en seguir algo des-ta doctrina, tomando por pobres a aquellos que por su amor votan pobreza,dispongo de mjs bienes de la misma manera que adelante será contenido, yde mj tomando religión entrando a ser monja en el monasterio de Santa Ma-ría de Jesús que yo mando hazer por este mj testamento en mj casa y forta-leza de Las Gordillas, por bula que para ello tengo de nuestro muy santo pa-dre, que la disposiçión de mjis bienes y de mj es como con flaco entendi-miento mejor he podido alcançar para en algo seguir la doctrina de nuestro

1298 MARINA BEATRIZ MONTESINOS GARCÍA

Redentor Jesuchristo: el que quisiere ser perfecto dé lo suyo a los pobres, ysígame.

Para lo qual acordé de haser y hago en la mejor manera y forma quepuedo, y de derecho deuo, mj testamento y postrimera volultad, el qualquiero y mando que vala y sea firme para agora y para sienpre jamás, y sehaga y cunpla todo quanto en este mj testamento y postrimera voluntad or-denare y mandare en todo y por todo, segund y por la uja y forma que ade-lante será contenjdo y dicho y declarado y ordenado y mandado, es esta ma-nera.

Primeramente mando mj ánima a aquel verdadero Dios y honbre que lacrió de nada, y la redimjó por su preçiosa sangre, y le suplico que él por suclemencia la lleue a la su glora para que ella fue criada. Y suplico y pido ala gloriosa Virgen y Madre suya, aquien yo tengo por Señora y por abogada,y al glorioso sant Miguel y a mi glorioso Angel y spíritu bienauenturadoque me guarda, y a todos los otros santos y santas bienauenturados que a lahora de mj muerte sean presentes y rueguen al Señor que mj çanima vaya aloar dar gloria y gracias a su Criador porque en el número de sus escogidosmerezca su santo nombre. Y mando mj persona y vida y mi coraçón y mjspensamientos y mjs deseos y mjs obras y todas mjs cosas a su seruiçio, yquanto fuere su voluntad de lleuarme desta presente vida, mando mj cuerpoa la tierra.

Y mando, y pídolo por amor de Nuestro Señor, al abadesa y monjas dedicho monesterio de Sancta María de Jesús, que yo mando haser por este mjtestamento, que me entierren a hora de misa y que a qualquier hora que fa-llesçiere me tengan hasta hora de misa y con ella sea mj cuerpo enterrado.

Yten, por quanto en el tienpo que estuue en el mundo mi deseo y volun-tad sienpre fue de ser sepultada donde desde mj sepultura se viese el altardel Corpus Christi, mando y pídolo por caridat al abadesa y monjas del di-cho monesterio de Santa María de Jesús, que mj cuerpo sea sepultado en elcoro de las monjas en la pared del lado delante del altar del Corpus Christe.Y si fuere la voluntad de Dios que fallesca antes de que se haga la iglesiaprincipal y coro de las monjas, y hecho, sin dilación me pasen a él y ponganen la pared del lado delante una ymagen de bulto de Ntra. Sra. con nuestroRedentor en los braços. Y sobre el dicho arco se pongan tres escudos de ar-mas: el uno de las armas del thesorero Hernand Núñez Arnalte, mi señor,que santa gloria aya. Y el otro de las armas de D. Hernando Dacuña, mi se-ñor, que santa gloria aya. Y el otro de las mjas.

Yten mando, que se digan por mi ánima doze treintenarios reuelados,los tres en el dicho monesterio de Santa María de Jesús; y los tres en el mo-nesterio de Santa María de Consolaçión, de Calabaçanos; y los tres en elmonesterio de Santo Thomás, de Aujla; y los tres en el monesterio de santFrançisco, de Aujla.

1299MARÍA DÁVILA. LA «CARIDAD DE SANTA MARÍA DE JESÚS»

Yten mando, que en los dichos monesterios de Santa María de Jesús, yde Calabaçanos, y de sant Françisco, y de Santo Thomás de Aujla, se diganpor mj ánima myll missas lo más presto que sea posible después de mj fa-llesçimiento, que son, en cada monesterio, dozientas y çincuenta, y a cadamissa se ofrezca medio real.

Yten mando, que uño continuo, después de mi fallesçimiento, me diganuna missa con su responso cada día en el dicho monesterio de Santa Maríade Jesús

Yten mando a la Trenidat, y a la Cruzada, y a Santa María de la Merçed,y a todas las otras mandas piadosas, a cada una déllas, vna dobla de oro.

Yten mando, que el dicho monesterio de Santa María de Jesús, que yomando haser por este mi testamento, pague todo lo que yo deuiere y cobretodo lo que a mj se me deuiere

Yten mando, que primeramente y ante todas cosas se cunpla y pague to-do lo que yo dexo y mando por una Relaçión firmada en mi nombre al piede cada plana y al cabo, y çerrada y sellada con mi sello, signada de es-criuano público. Lo qual todo contenido en la dicha Relaçión mando que secunpla y pague primeramente y ante todas cosas, porque son debdas deui-das y satisfaçiones de serviçio y descargos de mi conciencia y manda vo-luntarias.

Yten por quanto por el testamento del dicho Hernand Núñez Arnalte,thesorero y secretario del rey y de la reyna nuestros señores, mi primeromarido y señor, que santa gloria aya, yo principié el monesterio de SantoThomás, de Aujla, y dí de los bienes del dicho thesorero Hernand NúñezArnalte, mj señor, que santa gloria aya, cuenco y medio en dineros para laedificaçión dél y cincuenta mill maravedís de juro y seiçientas hanegas depan de renta para el mantenjmjento y prouejmjentodel dicho monesterio. Yasimismo por manda del dicho su testamento le ha hecho traer al dicho mo-nesterio de Santo Tomás, de Aujla, del monesterio de Sant Juan de los Re-yes, donde estaua depositado hasta que se hiziese el dicho monesterio deSanto Thomás. mando que sobre su sepultura se ponga un busto de alabas-tro muj bien labrado, del tamaño y hechura que paresçiere a mjs testamen-tarios, que queste hasta en quantía de sesenta myll maravedís.

Yten por quanto mi señora mi madre doña Ynés de Zauarcos, que santagloria aya, dexo una capellanía de çiertas missas cada semana en el mones-terio de las beatas de Santa Cathalina, de Aujla, mando que se conpren vein-te hanegas de pan de renta, mitad de trigo y mitad de çeuada, en Cantiueros,tierra de la çibdat de Aujla, donde está la renta de pan que la dicha mj seño-ra mi madre dexó al dicho monesterio de Santa Cathalina para el seruiçio dela dicha capellanja. Las cuales dichas veinte hanegas de pan mandó ( entrelíneas, que se den) al dicho monesterio de Santa Cathalina, para que las ten-gan para el seruiçio de la dicha capellanja juntamente con lo que la dicha mi

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señora dexó al dicho monesterio de Santa Cathalina para el seruiçio de ladicha capellanja, y con las condiciones y obligaçiones y de la manera quepor su testamento les dexó la dicha mj señora los maravedís y pan de rentaque les dexó para el seruiçio de la dicha capellanja. Las quales dichasveiente hanegas de pan de renta mando dar al monesterio de Santa Cathali-na, para que mejor y más conplidamente se cunpla y haga lo que la dicha mjseñora manda por su testamente cerca de la dicha capellanja. Y así se tomeescriptura del dicho monesterio de Santa Cathalina cómo reçiben para el se-ruiçio de la dicha capellanja, como arriba dise.

Yten mando, que todos los esclauos y esclauas que yo tengo, siruan diezaños al dicho monesterio de Santa María de Jesús, y después destos diezaños, sena libres y puedan haser de sí lo que quisieren, por que desde agorapara entonçes yo les doi libertad. Y si antes deste tienpo limitado el abade-sa del dicho monesterio de Santa María de Jesús quisiere haser libre algunoo algunos o a todos los dichos esclauos y esclauas, mando que lo pueda ha-ser, y para hazellos libres todos o los que dellos quisiere, mando que no ayamenester liçençia de perlado ni comunicallo al conuento, si no que la dichaabadesa por su propia autoridat lo pueda hazer. Y mando si en el dicho tien-po de los dichos diez añor alguno o algunos de los dichos esclauos y es-clauas se casaren y oujeran hijos, que los tales hijos sean libres.

Yten, por quanto yo he hecho esta casa en que estó junta con el dichomonesterio de Calabaçanos y sobre ella otorgamos la señora abadesa y co-nuento del dicho monesterio y yo vn escriptura en que se contiene que yotengo la dicha casa por toda mj vida, y después de mj vida la pueda dexarpor siete años a quien quisiere que sean personas onestas; mando que vén-dome con las dichas beatas que están en mj conpañía al dicho monesterio deSanta María de Jesús, la dicha casa quede libre al dicho monesterio de Ca-labaçanos, para que haga della lo que quisiere cmo de cosa suya propia.

Yten, por quanto el señor conde de Buendía deue, yes obligado pormanda del testamento de D. Pedro Dacuña, conde de Buendía, my señor,que santa gloria aya, padre de D. Hernando Dacuña, mi señor, que santagloria aya, y abuelo del dicho señor conde de Buendía, y por escriptura pú-blica del señor D. Lope Vázquez de Acuña, conde de Buendía y adelantadode Caçorla, que santa gloria aya, hermano del dicho D. Hernando Dacuña,mj señor, que santa gloria aya y padre del del dicho señor conde de Buen-día, de dar a D. Hernando Dacuña, mi señor, que santa gloria aya, cient millmaravedís de juro, los cuales dichos cient mill maravedís de juro pertene-cen a mi, por el testamenteo de dicho D. Hernando Dacuña, mj señor, quesanta gloria aya. De los quales dichos cient mill maravedís de juro déllos, yen cuanto déllos he reçibido del dicho señor conde de Buendía quinientasmjll maravedís en dineros.

De manera que el dicho señor conde de Buendía es obligado a me darcincuenta mjll maravedís de juro y lo que más valen los otros dichos cin-

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cuenta mjll maravedís de juro que las dichos qujnjentas mjll maravedís. Delos quales dichos cincuenta mjll maravedís de juro que el dicho señor con-de de Buendía es obligado a me dar, yo dexo y mando trejnta mjll marave-dís de juro y lo que más valan los otros dichos çinçuenta mjll maravedís dejuro que las dichas qujnjentas mjll maravedís. De los quales dichos cin-cuenta mjll maravedís de juro que el dicho señor conde de Buendía es obli-gado a me dar, yo dexo y mando trejinta mjll maravedís y juro dellos al se-ñor D. Luis Dacuña, hermano del dicho D. Hernando Dacuña, mi señor, quesanta gloria aya.

Los quales dichos trejnta mjll maravedís de juro mando que aya el dichoseñor D. Luis Dacuña desta menra: que los aya y tenga por suyos y lleue larenta déllos cada año por toda la vida, y casándose y aujendo hijos legíti-mos perpetuamente, para sienpre jamás. Y si el dicho, señor D. Luis Dacu-ña no dexare hijos legítimos de legítimo matrimonio, que después de los dí-as del dicho señor D. Luis Dacuña, los aya y herede el dicho monesterio deSanta María de Jesús que yo mando haser por este mj testamento. Y vejntemjll maravedís de juro restantes, a complimiento de los dichos çincuentamjll maravedís de juro que el dicho señor conde de Buendía es obligado ame dar y lo que más valen los otros dichos çincuenta mjll maravedís que hereçebido, dexo y mando al dicho monesterio de Santa María de Jesús porque tengan más cargo de rogar a Dios en él por el ánima de D. HernandoDacuña, mj señor, que santa gloria aya.

Yten mando, que de los cargos que mj primo, Rodrigo de Zauarcos, hatenido por D. Hernando Dacuña, mj señor, que santa gloria aya, y por mjque de todo aquello que touiese fin y quito o carta cuenta o carta de pagofirmada por D. Hernando Dacuña, mj señor, que santa gloria aya, o de mj,no sea pedida cuenta nj rasón alguna por ninguan manera en ningún tienpoal dicho Rodrigo de Zauarcos, nj a sus herederos de todo lo contenido en elfin y quito o carta cuenta o carta de pago que touiese firmado del dicho D.Hernando Dacuña, mi señor, o de mj; ni contra ello, nj contra parte dello lesea puesta alteraçión alguna nj damandada rasón de cosa alguna dello.

Yten mando, que de todo lo que ouire de dar cuenta el dicho Rodrigo deZauarcos de los cargos que por mi ouiere tenido le dé el abadesa del dichomonesterio de Santa María de Jesús y a Aluaro de Castro, mi pariente y ca-pellán. Y de la dicha abadesa y del dicho Aluaro de Castro tome carta de pa-go y fin y quito de todo lo que la ouiere de auer, con la qual dicha carta depago y fin y quito de la dicha abadesa y del dicho Aluaro de Castro, mandoque sea libre y quito el dicho Rodrigo de Zauarcos y sus bienes y herederos,y que no le pueda ser demandada cuenta nj rasón ni puesta altercaçión algu-na por njnguna persona nj por alguna manera de todo aquello que touierecarta de pago o fin y quito de la dicha abadese y del dicho Aluaro de Castro.Y mando que para tomar las dichas cuentas y dar la dicha carta o cartas depago y fin y quito, que la dicha abadese no aya menester liçençia de perla-

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do nj comunicallo al conuento, si no que la dicha abadese por su propia au-toridat lo pueda haser y haga, y así lo mando.

Yten mando, que si en las dichas cuentas que el dicho Rodrigo deZauarcos diere a la dicha abadesde y al dicho Aluaro de Castro ouiere algu-na dubda o dubdas, así en el cargo como en la data, que la tal dubda o dub-das sea remitida a la conçiençia del dicho Rodrigo de Zauarcos, y sea creí-do por su sinple palabra, que no le sea pedido juramento nj contra él se lehaga diligencia alguna.

Yten mando, que si por negligencia del dicho Rodrigo de Zauarcos seaya perdido o no cobrado algo de lo que estuuiere a su cargo, que de tal nole sea hecho cargo nj pedida paga dello.

Yten mando, que de todo aquello que le hiçiere alcançe al dicho Rodri-go de Zauarcos, así de dinero como de pan como de otras qualesquier cosasde todos los cargos que por mi ouiere tenido, se haga lo que yo mando poruna carta que yo dexo en poder del dicho Aluaro de Castro, escripta de suletra y firmada de mi nombre, y es cerrada y sellada con mj sello, signadade escriuano público. Lo qual mando que así se cunpla y del dicho alcançese haga lo que en la dicha carta se contiene.

Yten mando, que todas las personas que obiesen tenido cargo de D. Her-nando Dacuña, mj señor, que santa gloria aya, y por mj de reçibir y gastarqualesquier quentas de maravedís, así en cargo de mayordomo como enotra qualquier manera, que de todo lo que ouire reçibido y gastado que estéfirmado de D. Hernando Dacuña, mi señor, que santa gloria aya, o de mj, noles sea demandada cuenta nj rasón de cosa alguna dello en njngund tienpopor njnguna persona y contra ello ni contra parte dello no les sea puesta al-tercaçión, nj demandada cuenta nj rasón de consa alguna de todo aquelloque pareçiere firmado del dicho D. Hernando Dacuña, mi señor, o de mj

Yten mando, que todas las personas que ouieren de dar cuenta de qual-quier cosas o cargos que por D. Hernando Dacuña, mi señor, que santa glo-ria aya, o por mj, ayan tenido así en cargo de mayordomo como en otraqualquier menera la den a la dicha abadesa del monesterio de Santa Maríade Jesús y al dicho Aluaro de Castro. Y de la dicha abadesa y del dichoAluaro de Castro tomen carta de pagoy fin y quito de todo lo que la ouierende auer, con la qual dicha cara de pago o fin y quito de la dicha abadesa ydel dicho Aluaro de Castro, mando que sean libres y quitos, y que por njn-guna persona les pueda ser demendada cuenta ni rasón nj puesta altercaçiónalguna de todo aquello que touieren carta de pago o fin y quito de la dichaabadesa y del dicho Aluaro de Castro.

Yten mando, que a Diego de Sauarcos, mj primo, alcaide de dicha casay fortaleza de Las Gordillas, y a Lázaro Gonçáles no sea pedida cuenta njrasón de cosa alguna de lo que ouieren reçibido y cobrado por D. HernandoDacuña, mi señor, que santa glira aya, y por mj, de quanto ellos dan cuenta

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por mj mandado al dicho Rodrigo de Zauarcos; y el dicho Rodrigo deZauarcos la da a mj juntamente con sus cuentas. De manera que al dichoRodrigo de Sauarcos an de dar cuenta el dicho Diego de Zauarcos y el dichoLázaro Gonçáles. Y con carta de pado del dicho Rodrigo de Zauarcos, al-caide de Las Gordillas, y el dicho Lázaro Gonçáles de todo aquello queouieren reçibido y cobrado por D. Hernando Dacuña, mj señor, que santagloria aya, y por mj.

Yten mando, que en la dicha mj casa y fortaleza de Las Gordillas se ha-ga un monesterio de monjas de la Orden de Santa Clara, que se llame SantaMaría de Jesús, con la autoridat que para ello tengo por bula de nuestro muysanto padre, y por que está grand parte del bien de los monesterios en estarsúbditos a buena obediençia, y de la prouinçia de Santoyo es muy manifies-to y conosçido quan bien regidos y gobernados son los monesterios que es-tán a su obediençia, mando que el dicho monesterio de Santa María de Je-sús sea perpetuamente, para siempre jamás, de la prouincia de Santoyo y es-té a obediençia del prouincial que es o fuere de la dicha prouincia de Santo-yo. Y al dicho prouincial pido, por reuerençia, de Nuestro Señor, le rija ygouierne y prouea con aquel zelo y amor de Dios y deseo de su seruiçio conque yo se le ofresco como en él sea muy seruido para siempre.

Yten, por quanto es este tienpo que he estado junto con el dicho mones-terio de Calabaçanos en él he visto mucha virtud y religión y obseruancia ygrand regimjento, mando que en el dicho monesterio de Santa María de Je-sús se tengan y guarden las ordenaçiones que tienen y guardan en el dichomonesterio de Calabaçanos; las quales dichas ordenaçiones mando que elabadesa del dicho monesterio de Santa María de Jesús muestre y comuni-que al dicho prouincial y viario del dicho monesterio de Santa María de Je-sús que a la sazón fueren, y todos tres juntamente crezcan y quiten en las di-chas ordenaçiones lo que les pereçiere, y las fimen de sus nombres. Y aqué-llas mando que se tengan y guarden en el dicho monesterio de Santa Maríade Jesús perpetuamente, para siempre jamás.

Yten, por quanto los monesterios son mejor regidos y gouernados conconuenible número de monjas que no demadiado, mando que en el dichomonesterio de Santa María de Jesús no pueda auer más de hasta cincuenta yçinco monjas, y este sea su número.

Yten mando, que en el dicho monesterio de Santa María d Jesús no ayanj pueda aber más de un torno y un locutorio y un confessatorio, y así seguarde y cunpla perpetuamente, para siempre jamás.

Yten mando, que conplido y pagado este mj testamento, y las mandas enél contenjdas, y en la dicha Relaçión que arriba mando, que se cunpla y pa-gue primeramente y ante todas cosas en todo el remanente de mjs bienes,así muebles como raíses, hago y contituyo pro mj legítimo heredero vniu-versal en todos mjs bienes al dicho monesterio de Santa María de Jesús que

1304 MARINA BEATRIZ MONTESINOS GARCÍA

yo mando haser por este mj testamento para que los aya y herede por suyospropios sin cantradiçión de persona alguna que diga perteneçerle. Que yopor este mj testamento digo y mando que conplido todo este mj testamentey pagadas todas las mandas en él contenidas y en la dicha Relaçión quearriba mando que se cunpla y pague primeramente y ante todas cosas. Queen todo el remanente de mjs bienes, así bienes como raíses, y qualquier de-recho y açión que a mj pertenezca en qualquier manera, hago y constituyopor mj legítimo heredero vniuersal al dicho monesterio de Santa María deJesús que yo mando haser por este mi testamento para que sean suyos pro-pios, y le do todo poder conplido y bastante para entrar en ellos y los aver ytener y poseer por suyos de juro y de heredat perpetuamente, para sienprejamás. Los quales dichos bienes raizes que yo mando y dexo al dicho mo-nesterio de Santa María de Jesús son los sigujentes:

Primeramente las casas principales que yo tengo en la dicha çibdat deAujla, que son en las que biuíamos.

Yten, la dicha casa y dehesas y montes y huertas y molino de Las Gor-dillas, con todos sus términos, todo término redondo y jurediçión.

Yten, la dehesa y montes de Mongo Pélaz, con todos sus términos, todotérmino redondo.

Yten, la dehesa de Boltoyuela, con todos sus términos, todo término re-dondo.

Yten, los trezientos florines de juro, tasados a sesenta maravedís cadaflorín, que son veinte y un mjll maravedís, que yo tengo situados en çiertasrentas de alcaualas, en la dicha çibdat de Aujla.

Yten, los dichos veinte mjll maravedís de juro que ha de dar el dicho se-ñor conde de Buendía.

Yten, el lugar de Mediana y Ribilla, con todos sus térmjnos, todo térmi-no redondo. Y Parabad, con todos sus términos.

Yten, el lugar de Paxarilla del Berrocal, y Berrocalejo, y Santa Coloma,con todos sus térmjnos, todo término redondo. Y el minero de plomo o deotra qualquier metal que ouiere en el dicho lugar.

Yten, el lugar de la Pelmaza y Tejadillo, con todos sus términos, todotérmino redondo.

Yten, el lugar del Cerezo, con todos sus térmjnos, todo térmjno redon-do, y lo que le perteneçe del Sotillo.

Yten, toda la heredat que yo tengo en Muñogrande.

Yten, todo la heredat y el molino en Herites.

Yten, toda la heredat que yo tengo en Lauajos, tierra de Segouia.

1305MARÍA DÁVILA. LA «CARIDAD DE SANTA MARÍA DE JESÚS»

Yten, toda la heredat que yo tengo en Maello, tierra de Segouia.

Yten, toda la heredat que yo tengo en Cortos.

Yten, las viñas que yo tengo en terminero de Zebreros.

Yten, el hexido del molino y batanes que yo tengo, que se dise de Alon-so Pérez, en el río de Adaja, debaxo el estanco.

Yten, la heredat que yo tengo en Villoria, villa del señor D. Gutirre deToledo, obispo de Plazençia..

Yten, la heredat del Cortixo de la Vanda, que yo tengo en tierra de laçibdat de Córdoua, çerca de la Ranbla.

Yten, la heredat de la Siza con todos sus térmjnos y agua prisionía y mo-lino y oliuar, que yo tengo en el reyno de Siçilia, cabe la çibdat de Palermo,la cual dicha heredat de la Ziza yo dexo y mando al dicho monesterio deSanta María de Jesús con el cargo de las veinte onçaz de ençense que el ca-bildo de la mayor iglesia de Cathania tiene sobre la dicha heredat de la Zizapor rasón de la capellanía a que el dicho cabildo es obligado por el ánima deD. Hernando Dacuña, virrey de Siçilia, mi señor, que santa gloria aya; y vnaonça de ençense que sobre çierta parte délla tene la mayor iglesia de Paler-mo.

Lo qual todo que dicho es, dexo y mando al dicho monesterio de SantaMaría de Jesús para lo siguiente, y con las condiçiones y vínculo sigujente.

La dicha casa y dehesa y montes y huerta y molino de Las Gordillas contodos sus térmjnos y jurediçión.

Y la dicha dehesa y montes de Mingo Pelas, con todos sus térmjnos.

Y la dicha dehesa de Boltoyuela, con todos sus térmjnos.

Y los dichos trezientos florines de juro, tasados a sesenta maravedís ca-da florín, que son veinte y un mjll maravedís, que yo tengo situados en çier-tas rentas de alcauales en la dicha çibdat de Aujla.

Y los dichos veinte mjll maravedís de juro que ha de dar el dicho señorconde de Buendía.

Y el dicho lugar de Mediana y Ribilla, con todos sus térmjnos, y Para-bad, con todos sus térmjnos.

Y el dicho lugar de Paxarilla de Berrocal, y Berrocalejo, y Santa Colo-ma, con todos sus términos y el minero de plomo o de otro qualquier metalque ouiere en el dicho lugar.

Y el dicho lugar de la Pelmasa y Tejadillo, con todos sus térmjnos.

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Y el dicho lugar del Çereso, con todos sus térmjnos, y lo que le perte-neçe del Sotillo.

Y toda la heredat que yo tengo en Muño Grande.

Y toda la dicha heredat y el molino que yo tento en Herites.

Y toda la dicha heredat que yo tengo en Lauajos, tierra de Segouia.

Y toda la dicha heredat que yo tengo en Maello, tierra de Segouia.

Y toda la dicha heredat que yo tengo en Cortos.

Y las dichas viñas que yo tengo en térmjno de Zebreros.

Para que lo aya y tenga y possea por suyo propio de juro y de heredatperpetuamente, para siempre jamás, para sustentaçión y proueimjento delas monjas y fábrica del dicho monesterio de Santa María de Jesús, y paratodo lo que yo mando por este mj testamento, y para las otras cosas neçesa-rias. Con la condiçión y vínculo que el dicho monesterio de Santa María deJesús, nj los superiores dél, nj el abadesa, nj monjas del dicho monesteriode Santa María de Jesús, nj ninguna otra persona de ningún estado y con-diçión que sea, pueda vender, nj trocar, ni canbiar, ni enagenar, ni enpeñarcosa alguna de los dichos bienes raízes que yo dexo al dicho monesterio deSanta María de Jesús por njnguna cosa, ni causa voluntaria ni neçesaria, es-criptas o nos escriptas, en derecho nj por ninguna vtilidat que sea nj ser pue-da. Y si en qualquier manera fuese vendido o trocado o canbiado o enage-nado o enpeñado qualquier cosa de los dichos bienes raízes que yo dexo aldicho monesterio de Santa María de Jesús para que los aya y tenga perpe-tuamente, para sienpre jamás, mando que en njngund tienpo vala la venta,nj compra, nj troque, nj cambio, nj enagenamiento, nj enpeño que fuese he-cho, y que sienpre lo pueda tornar a sacar y cobrar como cosa suya propia eldicho monesterio de Santa María de Jesús.

Que njngund auto nj escriptura ni dispensaçión que fuese hecha no pareperjuizio al dicho monesterio de Santa María de Jesús para sacar y cobrarcualquier cosa que fuese vendida o trocada o canbiada o enagenada o em-peñada, ni njngund tienpo nj prescripción no proueche nj pueda aprouechara la persona o personas en quien fuesen enagenados los dichos bienes oqualquier parte de ellos, ni la posesión de los tales bienes pueda ser traspa-sada en persona alguna por título nj causa que sea nj pueda ser, y que siem-pre quede y finque en el dicho monesterio de SAnta María de Jesús, comosi no fuese traspasado nj enegenado, porque con tal condiçión y vínculomando y dexo los dichos bienes al dicho monesterio de Santa María de Je-sús que ninguna cosa dellos, en njngund tienpo, nj por ninguna razón, njcausa, nj neçesidat, nj vtilidat que sea, nj ser pueda, no puedan ser vendi-dos, nj trocados, nj canbiados, nj enagenados, nj enpeñados, sj no que per-petuamente, para sienpre jamás, los aya y tenga el dicho monesterio de San-ta María de Jesús.

1307MARÍA DÁVILA. LA «CARIDAD DE SANTA MARÍA DE JESÚS»

Y la dicha heredat de Volloria

Y la dicha heredat del Cortixo de la Vanda, tierra de la çibdat de Cór-doua.

Y la dicha heredat de la Zisa, que yo tengo en Palermo, del reyno deSiçilia.

Y el dicho hejido de molino y batanes, que yo tengo, que se dize deAlonso Pérez, en el río Adaja.

Para que las vendan para hazer y edificar el dicho monesterio de SantaMaría de Jesús, y para conplir y pagar este mj testamento y las mandas en élcontenjdas y en la dicha Relaçión. la qual dicha heredat de la Zisa, con to-dos sus térmjnos y agua y prisionía y molina y oliuar, mando que se vendacon el cargo de las dichas veinte onçax de ençense que sobre ella tiene el di-cho cabildo de la mayor iglesia de Cathania por rasón de la capellanía a laque es obligado el dicho cabildo por el ánima del dicho D. Hernando Dacu-ña, virrey de Siçilia, mi señor, que santa gloria aya. Y la una onça de ençen-se que sobre cierta parte della tiene la mayor iglesia de Palermo, como porlas cartas de los ençenses pareçerá.

Y mando que para vender las dichas heredades de Villoria, y del dichoCortixo de la Vanda, y la dicha heredat de la Zisa, y el dicho hexido de mo-lino y batanes, no aya menester el dicho monesterio de Santa María de Je-sús liçencia de nuestro muy santo padre nj de otro perlado, por quanto yodexo la dicha heredat de Villoria, y del dicho Cortixo de la Vanda, y la dichaheredat de la Zisa, y el dicho hexido de molino y batanes al dicho moneste-rio de Santa María de Jesús señaladamente e para que se vendan para laobra de dicho monesterio, y para conplir y pagar este mj testamento y lasmandas en él contenidas y en la diche Relaçión. Las quales dichas hereda-des de Villoria, y del Cortixo de la Vanda, y la Zisa, y hexido de monino ybatanes, mando que vendan por su propia autoridat el abadesa del dichomonesterio de Santa María de Jesús y el dicho Aluaro de Castro, mj cape-llán, sin auer menester otra njnguna liçençia para ello, si no esta menda des-te mj testamento. Y mando que la venta o ventas que la dicha abadesa y eldicho Aluaro de Castro, o quien se poder ouiere, hisjeren de las dichas he-redades de Villoria, y el Cortixo de la Vanda, y de la Zisa, y el hexido demolino y batanes, valgan y sean firmes perpetuamente, para siempre jamás.

Y las dichas casas prinçipales que yo tengo en Aujla en que biuíamos,para que las aya y tenga perpetuamente, para siempre jamás, en que biva yesté el mayordomo del dicho monesterio de Santa María de Jesús, y recojalas cosas de su mayordomía, y donde vayan y estén los que seruieren el di-cho monesterio de Santa María de Jesús, y para que en ellas se haga lo queen adelante diré y mandaré.

1308 MARINA BEATRIZ MONTESINOS GARCÍA

Yten, por quanto Aldea el Gordo está junto con el término de las dichasGordillas, que yo dexo por este mj testamento al dicho monesterio de SantaMaría de Jesús. Y asimismo la dicha Paxarilla, que yo dexo al dicho mo-nesterio de Santa María de Jesús, está junto con el te´rmjno de Miruña, don-de es heredado el señor del dicho Aldea el Gordo, y muchas veces se ha pla-ticado de trocarse el dicho Aldea el Gordo por la dicha Paxarilla, dando loque más valiese lo uno que lo otro la vna parte a la otra, mando que si el di-cho monesterio de Santa María de Jesús se conçentrase con el dicho señorde Aldea el Gordo, pueda haser y haga el dicho troque del dicho Aldea elGordo por la dicha Paxarilla, dando la una parte a la otra lo que más valierelo uno que lo otro, no enbargante el capítulo en que arriba digo y mando queninguan cosa de los dichos bienes que yo dexo al dicho monesterio de Ssn-ta María de Jesús para que los aya y tenga perpetuamente, para siempre ja-más, pueda ser vendido, nj trocado, nj canbiado, ni enagenado, ni enpeña-do.

Yten mando, que haziéndose el dicho troque del dicho Aldea el Gordopor la dicha Paxarilla, el dicho monesterio de Santa María de Jesús tenga eldicho Aldea el Gordo perpetuamente, para sienpre jamás, con las condiçio-nes y vínculo que arriba digo y mando en los otros bienes raízes que yo de-xo por este mj testamento al dicho monesterio de Santa María de Jesús, deno pderlos vender nj trocar, nj canbiar, ni enagenar, nj enpeñar en ningúntienpo, nj por ninguna manera como en la claúsula de arriba se contiene.

Yten mando, que en el dicho térmjno de Las Gordillas, que yo dexo aldicho monesterio de Santa María de Jesús, se haga alguna poblaçión y lugarcercano al dicho monasterio de Santa María de Jesús, para aconpamjento yseruiçio del dicho monesterio. Y mando que el dicho lugar se llame VillaDei.

Yten mando, que el dicho monesterio de Santa María de Jesús y el aba-desa y monjas dél sean obligadas de haser desir en la iglesia del dicho mo-nasterio de Santa María de Jesús, cada día perpetuamente, para sienpre ja-más, quatro misas resada, la vna por las ánjmas de Gil Dáuila y de doñaYnés de Zauarcos, mj s señores y padres, que santa gloria ayan. Y la otrapor el ánjma del thesorero Henand Núñez Arnalte, mi señor, que santa glo-ria aya. Y la otra por el ánjma de D. Hernando Dacuña, mi señor, que santagloria aya. Y la otra por mj ánjma, con una colecta pro defuntis en cada vnapor las ánjmas de aquellos de quien suçedieron en mj los dichos bienes queyo dexo por este mj testamento al dicho monesterio de Santa María de Je-sús, que no pueda faltar de se dezir cada día perpetuamente, para sienpre ja-más.

Yten mando, que el dicho monesterio de Santa María de Jesús y el aba-desa y monjas del sean obligadas de haser desir en la dicha iglesia del dichomonesterio de Santa María de Jesús, el lunes de cada semana perpetuamen-te, para sienpre jamás, vna misa rezada con un responso por las ánjmas del

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purgatorio, que no pueda faltar de se desir el lunes de cada semana, perpe-tuamente, para sienpre jamás.

Yten, por quanto yo he reçebido muchas merçedes de la muj esclareçidareyna nuestra señora doña Ysabel, mando que en la misa mayor que cadadía se dirá en el dicho monesterio de Santa María de Jhesús, perpetuamentepara sienpre jamás se ponga plegaria por su alteza y por sus suçesores; y ca-da año, en la octaua de los Reyes, y el día de sant Juan ante porta latina, dequien su alteza es muj deuota, se digan vnas bísperas; y el día sigujente vnamissa cantada y ofiçiada con solenidat por su alteza, que no pueda faltar dese dezir cada año perpetuamente, para sienpre jamás.

Yten mando, que en el dicho monesterio de Santa María de Jhesús, sehaga memoria cada año perpetuamente, para sienpre jamás, otro día des-pués del Anunciaçión de nuestra señora, de vnas vísperas y vna missa el díasigujente cantado y ofiçiado con solenidat, por el dicho señor D. Luis Da-cuña, hermano de D. Hernando Dacuña, mi señor, que santa gloria aya, queno pueda faltar de ser dezir cada año perpetuamente, siempre jamás.

Yten mando, que el lunes de cada semana perpetuamente, para siemprejamás, el sacerdote que dixere la misa mayor en el dicho monesterio deSanta María de Jhesús, y las monjas que la ouieren ofiçiado, acabada la mi-sa mayor, digan por mj ánima vn responso cantado; y sy el dicho lunes fue-re fiestas prinçipal, mando que se diga el día siguiente, que no pueda faltarde se dezir perpetuamente, para sienpre jamás.

Yten mando, que en el dicho monesterio de Santa María de Jhesús sehaga perpetuamente, para siempre jamás, el sábado de cada semana, elofiçio diuino desde las bísperas del viernes antes, hasta las conpletas del di-cho sábado de la Asunçión de Ntra. Sra.; y si el dicho sábado fuere fiesta so-lene, se haga de la fiesta, y si fuere fiesta sinple, se haga de la Asunçión concomemoraçión de la fiesta. Y para haserse así mando que se traiga vn breuedel santo padre para que por él se pueda haser ordenadamente.

Yten mando, que en el dicho monesterio de Santa María de Jhesús, es-té para las confessiones y sacramentos de las monjas vn vicario; Y para çe-lebrar el ofiçio diuino y conplir las misas que arriba dise, y para el seruiciode la iglesia del dicho monesterio, doze frailes, que tengan estudio de sanc-ta theología y bachiller que les les. Y el dicho monesterio de Santa Maríade Jhesús dé al dicho bachiller que leyere a los dichos frailes que estouie-ren en seruiçio del dicho monesterio, diez mjll maravedís cada año de sala-rio para su vestuario, de más del mantenimiento cotidiano. Los quales di-cho frailes estén de la manera que están los frailes del dicho monesterio deCalabaçanos.

Yten mando, que se haga casa ordenada y bien hecha, del tamaño queconuenga, en que estén los dichos frailes, la qual dicha casa mando que sehaga en el lugar y como está la de Calabaçanos, con el monesterio.

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Yten mando, que sea patron del dicho monesterios de Santa María deJhesús, el señor de la casa de Villafranca y las Nauas, de cuya suçesión yosuçedo. El qual dicho patrón mando que lo sea para haser conplir perpetua-mente, para sienpre jamás, todo lo contenido en este mj testamento, quandoalguna cosa faltase, y para que, como cosa de su linaje y de donde es patrón,no consienta que se le haga agrauio ni syn rasón en cosa alguna.

Yten mando, que en el dicho monesterio de Santa María de Jhesús sehaga memoria perpetuamente, para sienpre jamás, en la octaua de la Nitiui-dat de nuestra Señora, de vnas bísperas y vna misa el día sigujente, cantadoy ofiçiado con solenidat, por el dicho patrón señor de la casa de Villafrancay las Nauas.

Yten mando, que tomada la dicha casa y fortaleza de Las Gordillas paramonesterio, por la bula del sancto padre que para ello tengo, por mj parte ode los testamentarios deste mj testamento, se pidan el prouincial de la dichaprouinçia de Santoyo las cuatro monjas que en la dicha bula dize que vayanal dicno monesterio de Santa María de Jhesús para poner en orden yconçierto el dicho monesterio.Y por que en la dicha bula manda que seandel monesterio que yo señalare, las que nonbrare digo y señalo que sean deldicho monesterio de Calabaçanos, las que yo o el dicho Aluaro de Castro,mj capellán, nonbrare, porque con él he hablado mj voluntad çerca desto.

Yten mando, que todas las hijas de mis primos, hijos de hermanos, quequisieren ser monjas en el dicho monesterios de Sancta María de Jhesús, se-an reçebidas sin ninguna cosa, si no lo que de su propia voluntad traxeren.

Yten, por quanto en la dicha mj casa está vn arca en que están las es-cripturas de toda mj hazienda, y vn libro en que está la Relaçión de las es-cripturas que son, mando que el dicho Rodrigo de Zauarcos tenga en su po-der la dicha arca con las dichas escripturas de los dichos bienes que yo de-xo al dicho monesterio de Sancta María de Jhesús y el dicho libro, hasta queen el dicho monesterios de Sancta María de Jhesús aya abadesa y monjas. Yauiendo abadesa y monjas en el dicho monesterios de Sancta María de Jhe-sús, de la dicha arca con las dichas escripturas de los dichos bienes que yodexo al dichos monesterios de Sancta María de Jhesús, y el dicho libro pordonde verá la Relaçión de las escripturas que son a la dicha abadesa y mon-jas de dicho monesterios de Santa María de Jhesús. Y la dicha abadesa ymonjas guarden las dichas escripturas para saneamjiento de los dichos bie-nes, y el dicho libro por donde verán qué escripturas son.

Yten mando, por quanto en la dicha Relaçión que arriba digo, y mandoque se cunpla y pague primeramente y ante todas cosas que yo dexo, y man-do a algunas personas algunos biens raízes que son de más y allende de losnombrados en este mj testamento, como por la dicha Relaçión parecerá,mando que las escripturas que estouieren en la dicha arca tocantes a los bie-nes que yo dexo a las dichas personas por la dicha Relaçión, que la dicha

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abadesa del dicho monesterios de Santa María de Jhesús, y el dicho Aluarode Castro, den a cada vno las escripturas que ouiere en la dicha arca tocan-tes a los bienes que yo les dexo y mando por la dicha Relaçión.

Yten, si, lo que Dios no quiera, antes de ser conplidas las cosas que poreste mj testamento yo mando y cometo que haga la dicha abadesa del dichomonesterio de Sancta María de Jhesús y el dicho Aluaro de Castro, mi ca-pellán, Dios dispusiese del dicho Aluaro de Castro, en tal caso mando que ladicha abadesa las haga y pueda hazer por sí y en sólidum, y aya y tenga elmismo poder para haserlas que amos juntos. Y biuiendo el dicho Aluaro deCastro, mando que las hagan juntamente la dicha abadesa y el dicho Aluarode Castro, y no en vno sin el otro.

Yten, por quanto el dicho momesterio de Sancta María de Jhesús quedapor mj heredero y suçesor, pido por caridat al abadesa y monjas dél, y así lomando que mjs debdos y criados y personas de quien yo tengo cargo sien-pre hallen en el dicho monesterio de Sancta María de Jhesús amor y volun-tad y ayuda spiritual y corporal, como la hallaran en mj biuiendo y pose-yendo mjs bienes.

Yten, por quanto D. Hernando Dacuña, mj señor, que santa gloria aya,por deuoçión de la bienaventurada santa Agueda, se mando enterrar en lacapilla donde está su santo cuerpo, en la iglesia mayor de Cathania, del rey-no de Siçilia, y allí está sepultado, y yo dí a la dicha iglesia, en plata y orna-mentos de brocado y seda y tapicería y otras cosas, harto valor, y asymesmocierta renta de ençense, y el cabildo de la dicha iglesia se obligó de dezir ca-da día vna missa resada y vn responso cantado, y otras memorias en cadaaño por su ánima. Y por la distançia de la tierra posieron por condiçión quesi en lagund tienpo faltase de se dezir la dicha misa y responso cada día, ylas dichas memorias, en cada año que perdiesen las dichas cosas y ençensesque les dí y lo ouiese el monesterio de Sant Francisco, de la dicha cibdat deCathania. Y yo quedé por patrona de la dicha capellanía y memorias, comomás largamente todo se contiene en vna escriptura que dello otorgaron, dela qual quedan dos de vn tenor con las escripturas de los bienes raízes, queyo dexo al dicho monesterio de Santa María de Jhesús, enquadernadas co-mo libros, y en el prinçipio de las hojas vn escudo de las armas del dicho D.Hernando Dacuña, mj señor, que santa gloria aya, y de las mjas, juntas envn escudo de hechura de coraçón.

Y pues el dicho monesterio de Santa María de Jhesús qued por mj suçe-sor y heredero, pido por caridat al abadesa del dicho monesterio, que lo quebuenamente pudiere perpetuamente, para siempre jamás, tenga cargo de sa-ber cómo cunple el dicho cabildo de la dicha iglesia mayor de sancta Ague-da, de Cathania, lo que son obligados por la dicha escriptura, por el ánimade D. Hernando Dacuña, mj señor,que santa gloria aya. Y les escriua quan-do ouiere con quien que, procurándose, sienpre se hallará, dándoles notiçiacómo tiene este cargo el abadese del monesterio de Santa María de Jhesús

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perpetuamente, para sienpre jamás. Y dándoles gracias, quando bien hisie-ren y cunplieren lo que son obligados; y quando algo faltaser de lo conteni-do en la dicha escriptura, encargándoles las conçiencias y acordándoles queson obligados de dar, lo que reçibieron, al dicho monesterio de sant Françis-co, de la dicha cibdat de Cathania. Y para haser conplir al dicho cabildo to-do lo que son obligados por la dicha escriptura, do todo mj poder conplidoy bantante a la dicha abadesa que fuere para sienpre jamás del dicho mo-nesterio de Santa María de Jhesús, así como yo lo he y tengo, para que hagaen ello lo que yo mesma haría y haser podría.

Yten, por quanto con las dichas escripturas de los dichos bienes raízesque yo dexo al dicho monesterio de Sancta María de Jhesús, quedan las es-cripturas de la fundaçión del dicho monesterio de santo Thomás de Auila, ycarta de pago de lo que le di para la dicha fundaçión y dote para el projue-nimjento y mantenimjiento de dicho monesterio de frailes. Guárdelas la di-cha abadesa y conuento del dicho monesterios de Santa María de Jhesús,pues quedan por mis suçesoras y herederas, y tengan al dicho monesterio desanto Thomas, y áyanse con él en lo que se ofreçiere como con monesterioque yo prinçipié y dónde está enterrado el dicho thesorero Hernand NúñezArnalte, mj señor, que santa gloria aya.

Yten, por quanto iglesias de la dicha cibdat de Aujla tienen ciertosençenses sobre çiertas heredades de las que yo dexo por este mj testamentoal dicho monesterior de Santa María de Jhesús, que son la iglesia mayor dela dicha cibdat de Aujla, dozientos mrs.,sobre la dehesa de Boltoyuela; ysobre la çierta heredat en Mediana. Y sancta María la Vieja, de la dicha cib-dat de Auila, veinte y cinco hanegas de pan terçiado y dos pares de gallinas,sobre dos yugadas de heredat en la Pelmasa, mando que el dicho moneste-rio de Sancta María de Jhesús, si podiere, con conçierte con las dichas igle-sias de darles el valor de los dichos ençenses y dexar las dichas heredadeslibres. Y ente tanto que esto se pueda haser, mando que el dicho monesteriode Santa María de Jhesús pague cada año,. por razón de los dichos ençen-ses, las dichas quantías a las dichas iglesias, como en las dichas cartas delos ençenses se contiene.

Yten porque mi deseo es ñque de mi, y de lo que tengo, Dios sea serui-do y los pobres ayudados, he pensado hazer vn pequeñito prinçipio de cari-dad. Por que muchas vezes vemos las cosas hechas en Dios y por Dios quesu bondat y prouidençia las multiplica tanto, que de aquy podíen ser los me-nesterosos ayudados y Dios muj bien seruido. Para lo cual, mando que, enlas dichas casa en que biuiamos, se haga desde el cantón de la otra parte dela torre que va haçia la iglesia mayor, hasta donde bastare, tomando delquarto de sobre la puerta; y del otro de la truiesa que junta con él lo que pa-ra ello fuere menester vna capilla de bóueda de cal y canto del tamaño y he-chura que paresçerá a los testamentarios desde mj testamento. La qual dichacapilla se llame La Caridat de Santa María de Jehsús, y delante de la dichacapilla, vn portal çerrado de ambos lados y abierto hazia la plaça de la igle-

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sia mayor y çerrado en igual de la delantera de la dicha casa con vna res devaras de hierro, de manera que este çerrado y desde fuera se vea lo que estádentro por la dicha red. En la dicha capilla, frontero de la dicha red, se hagaun altar, y en la pared sobre el altar vn arco donde se ponga vna ymagen debulto de nuestra Señora con su precioso Hijo en los braços, y la delantera dela dicha casa se aforre del mismo cal y canto por que se muestre todo sevno. Y en la pared por defuera sobre la dicha red del dicho portal se pongavna salutación de nuestra Señora de bulto de alabastro, sobre la puerta de ladicha csas nuestra Señora con su Hijo en braços, y debaxo de la salutacióny de nuestra Señora con su Hijo en braços tres escudos de armas en cadaparte: el vno de las armas del thesorero Hernand Núñez Arnalte, mj señor,que santa gloria aya; y el otro de las armas de D. Hernando Dacuña, mj se-ñor, que santa gloria aya; y el otro el de las mías.

Y mando, que de la renta de los bienes que yo dexo al dicho monesteriode Santa María de Jhesús, se repartan cada año, perpetuamente, para sien-pre jamás, el día de la Anunçiaçión de nuestra Señora, doscientas hanegasde trigo a personas neçesitadas y menesterosas. Las quales dozientas hane-gas de trigo mando que repartan el abadesa del dicho monesterio de SanctaMaría de Jhesús y el vicario del dicho monesterio y otro qujen nonbraren desu cabildo para ello los señores deén y cabildo de la iglesia mayor de Auila.Y para haser el dicho repartimiento se ponga vn arca en la dicha Capilla dela caridat de Santa María de Jhesús, junto con la dicha red de la dicha capi-lla, que arriba dise abierta por ençima quanto quepa vn memorial, y cerradocon dos llaues. Y la vna tengan los señores deán y cabildo de la dicha igle-sia mayor, y la otra el abadese del dicho monesterio de Santa María de Jhe-sús. Y quien touiere neçesidad y quisiere de la limosna del dicho reparti-miento, eche por la dicha red en la dicha arca vn memorial en que digaquién es y la neçesidat que tiene.

Y ocho (días) antes de la fiesta de nuestra Señora, por parte del abadesay vicario del dicho monesterio de Sancta María de Jhesús, se pida por cari-dat y por que en el bien ayan parte a los señores deán y cabildo de la dichaiglesia mayor, que nonbren vno de su cabildo quien les pareçerá, segundDios, para hazer el dicho repartimiento y otro día de los sigujentes el dichovicario del dicho monesterios de Santa María de Jhesús venga a la dichaCapilla de la Caridat, y el que ouieren nonbrado los dichos señores deán ycabildo, para hazer el dicho repartimiento; lleuen la dicha arca en que esta-rán los memoriales de los que piden de dicha limosna del dicho reparti-miento, al locutorio del dicho monesterio de Santa María de Jhesús. Y el di-cho nonbrado lleuará la llaue de la dicha arca que ternán los dichos señoresdeán y cabildo, y el abadesa del dicho monesterio dará la suya, y allí abriránla dicha arca. Y el abadesa y las discretas del dicho monesterio de SantaMaría de Jhesús, y el vicario y el nonbrado por los dichos señores deán ycabildo juntamente verán los dichos memoriales que estarán en la dicha ar-ca de los que piden de la dicha limonsa, y verán quién son y la neçesidat que

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cada vno tiene. Y harán el dicho repartimiento del dicho pan, segúnd Diosles diere a enternder, como será más seruido, no dándolo ni quitándolo poramistad nj enemistad, sy no con caridat y amor de Dios, repartiéndolo don-de vieren más neçesidat y les pareçerá que a Dios sea más acepto. Y hechoel dicho repatimiento, fírmenlo de sus nonbres, la dicha abadesa, y el dichovicario, y el dicho nonbrado bueluan con la dicha arca a la dicha Capilla dela Caridat, y lleuen el dicho repartimiento, y el dicho día de la Anunçiaçiónde nuestra Señora, el dicho vicario diga missa en la dicha Capilla de la Ca-ridat; y acabada la missa él, y el dicho nonbrado, den el dicho repartimien-to ante escriuano al mayordomo del dicho monesterio de Santa María deJhesús para que le cunpla luego. Y dé a las personas en él contenidas lo quepor él le mandaren dar, y tome cartas de pago de las personas a qujen lo die-re. Y el año sigujente el dicho mayordomo lleue el dicho repartimiento delaño pasado, y las cartas de pago de las personas que ouieren de auer a la di-cha abadesa y vicario y nonbrado del año presente al tiempo que hisieren elrepartimjento de quel año y visto por la dicha abadesa y vicario y nonbradocomo el dicho mayordomo ha conplido el dicho repartimiento y an reçebi-do lo que por ouieron de aver las personas en él contenidas, darle en cartade pago dello firmada de sus nonbres: con la qual dicha carta de pago de ladicha abadesa y vicario y nombrado del año presente, mando que sea libre yquito el dicho mayordomo del repartimiento del año pasado; y así cada añopara sienpre jamás.

Yten mando, que en la dicha Capilla de la Caridat de Santa María deJhesús, de la otra parte de la red que arriba dice, se ponga otra arca con otrasdos llaues, que tengan la vna los dichos señores deán y cabildo, y la otra ladicha abadesa, como la que arriba dize, donde puedan echar los deuotos quequisieren sus limosnas para el dicho repartimiento. Y quando el dicho vica-rio y el nombrado lleuaren la dicha arca que arriba dise, donde estén los me-moriales para haser el dicho repartimiento, lleuen así mesmo esta otra arcadonde esté la limosna que se ouiere dado; y el dicho nonbrado lleue asímesmo la llaue que della ternán los dichos señores deán y cabildo y la dichaabadesa de la suya, y juntamente con la otra se abra allí en el locutorio, y loque en ella se hallase, se reparta más se guarde poco o mucho lo que fuere yse junte con lo de otro año o de más años, segund fuere la quantía, y se con-pre, dello renta de pan o dineros, y lo que dello se conprare esté so la admi-nistración del dicho monesterio de Santa María de Jhesús, como las dichasdozientas hanegas de trigo que yo mando repartir, y lo que rentare todo loque se conprare de las dichas limosnas que se hallaren el la dicha arca, sereparta cada año perpetuamente, para sienpre jamás, juntamente con lo queyo mando repartir, y de la manera que mando que se reparta.

Yten mando, que de las dichas dozientas hanegas de trigo que yo mandoque se repartan cada año, se haga la dicha Capilla de la Caridat y todo queen ella mando haser, y que los años que fuere menester para hazer la dichaCapilla y lo que en ella mando hazer, no aya obligaçión de haser el dicho re-

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partimiento, pues lo mando gastar en hazer la dicha Capilla y lo que en ellamando haser. Y hecha la dicha Capilla y loq ue en ellam mano hazer, man-do que se haga cada año perpetuamente, para sienpre jamás, el dicho repar-timiento como arriba dise.

Yten mando, que se trayga bula del santo padre en que manda que nin-guna persona ni cruzada ni otra ninguna cosa pueda pedir ni dezir perte-nesçerle ningund año ni años por manda inçierta el repartimiento de la di-cha caridat de Santa María de Jhesús que arriba digo, y en que otrogue susantidat las más gracias que se puedan aver a quien diere su limosna paraacresçentamiento del dicho repartimiento de la caridat. Y que lo que seacresçentare de limosnas está asy mesmo so la administraçión de dicho mo-nesterio, como lo que yo dexo para el dicho repartimiento, y se reparta jun-tamente con ello. Y lo que fuere menester para traer esta bula, mando que sepague de lo que yo dexo para el dicho repartimiento de la caridat.

Yten mando, que si en cualquier tienpo alguna persona o cruzada o otracualquier cosa algund año o años pidiese o dixere pertenesçerle por mandaincierta o por otra qualquier vía el dicho repartimiento de la caridat de San-ta María de Jhesús o alguna cosa o parte dello, que el tal año o años que conderecho se pusiese tal demanda, o se inpidiese el dicho repartimiento, que eldicho repartimiento de tal año o años sea para el dicho monesterio de SantaMaría de Jhesús para que haga dello lo que quisiere, como de cosa suya pro-pia, y el tal año o años sea auido el dicho repartimiento como sy no fuesemandado.

Yten mando, que sea patrón del dicho repartimiento de la caridat deSancta María de Jhesús el dicho señor de la casa de Villafranca y las Nauas,como mando que lo sea del dicho monesterios de Sancta María de Jhesús.

Yten mando, que de todo lo que a este repartimientos toca en este mitestamento, se saquen tres traslados ante escriuano público, y el vno dellosse ponga en la dicha Capilla de la Caridad de Sancta María de Jhesús, en-quadernado en tablas como libro y con vna cadenilla de hierro asido en vnarca donde esté, de manera que se pueda leer y no sacar fuera de la dichaCapilla, sy no que allí esté perpetuamente, para sienpre jamás, a buen re-cabdo en la dicha arca; y en la dicha arca, en que esté asido el dicho trasla-do, esté puesta de manera que no se pueda mudar. Y el otro se dé a los di-chos señores deán y cabildo. Y el otro esté en el dicho monasterio de Sanc-ta María de Jhesús.

Yten mando, que el dicho monesterio de Sancta María de Jhesús que yomando haser por este mi testamento, y el abadesa y monjas dél cunplan yhagan cunplir todo lo contenido en este mi testamentemo como en el secontiene, que con tal cargo y obligación dexo los dichos bienes que arribadigo al dicho monesterio de Santa María de Jhesús que cunplan y hagan

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cunplir en todo y por todo lo contenido en este mi testamento como en él secontiene.

Yten, pro cuanto arriba digo que hago este mi testamento para metermemonja en el dicho monesterio de Santa María de Jhesús que yo mando ha-zer por este mi testamento, y porque podría ser que antes de ponello en obraDios dispusiese de mi y me lleuase desta presente vida, digo y declaro quesiendo monja o fallesciendo desta presente vida, este hago por mi testamen-to y postrimera voluntad, y por tal mando que sea auido y conplido en todoy por todo como en él se contiene.

Yten mando, que si en alguna cosa o cosas deste mi testamento y de ladicha Relaçión que arriba mando que se cunpla y pague primeramente, yante todas cosas ouiere alguna debda o dubdas que no se entienda clara-mente mi voluntad, que la tal dubda o dubdas declare y determine el dichoAluaro de Castro, mi capellán, así en lo que al dicho Aluaro de Castro toca-re como en otra qualquier cosa de las contenidas en mi testamento y en ladicha Relaçión. Y la declaraçión y determinaçión que el dicho Aluaro deCastro en la tal dubda o dubdas, mando que sea auida por mi determinada ypostrimera voluntad cerca de todo lo contenido en este mi testamento y enla dicha Relaçión.

Yten, por queanto el dicho Aluaro de Csstro, mi pariente y capellán, masido padre y verdadero amigo en todas mis cosas spirituales y tenporales, yen lo que yo mando del dicho monesterio de Santa María de Jhesús y delcunplimiento deste mi testamento le queda mucho cargo, mando que en di-cho monesterios de Santa María de Jhesús se haga memoria por su ánimacada año perpetuamente, para sienpre jamás, en la octaua de la Asunçión denuestra Señora a las bísperas de vna vigilia, y otro día vna missa de la dichafiesta con un responso, todo cantado y ofiçiado con solenidat. Que no pue-da faltar de se dezir cada año perpetuamente, para siempre jamás.

Yten mando, que deste mi testamento se enquadernen quatro en tablascomo libro, porque mejor se conseruen, y el vno se ponga en vna caxa demadera muj bien hecha debaxo de los pies de la ymagen de nuestra Señora,que arriba mando que se ponga destro del arco de mi sepoltura, la qual di-cha caxa se fixe de manera que no se pueda mudar y se abra dorrediza asi-do en vna cadenilla larga a la dicha caxa, de manera que se pueda leer y nosacar afuera del dicho coro; y allí mando que esté perpetuamente, para sien-pre jamás çerca de la dicha caxa con vna llaue que tenga la dicha abadesadel dicho monesterios de Santa María de Jhesús. La qual dicha caxa mandoque abra la dicha abadesa cada año un día de la quaresma, el que más le pla-zerá, y saque el dicho mi testamento y le haga leer en el dicho coro, junta lacomunidad, porque a todas sea notorio a lo que son obligadas por él; y, lei-do, la dicha abadesa lo torne a la dicha caxa donde mando que esté perpe-tuamente, para siempre jamás.

1317MARÍA DÁVILA. LA «CARIDAD DE SANTA MARÍA DE JESÚS»

Y el otro mando que tenga la dicha abadesa con las escripturas del dichomonesterio para saneamiento de los bienes que yo dexo por él al dicho mo-nesterio de Santa María de Jhesús. Y el otro mando que tenga el dicho Alua-ro de Castro, mi capellán y testamentario, hasta que sea conplido este mitestamento y las mandas en él contenidas. Y cunplido, mande que lo ponganen la dicha Capilla de la Caridat de Santa María de Jhesús, en el arca dondearriba mando que ponga el traslado de lo que toca al repartimiento, el qualmando que ponga en la dicha arca de la manera y como arriba mando que seponga el traslado de lo que toca al dicho repartimiento para que allí estéperpetuamente, para sienpre jamás. Y el otro mando que tenga el dicho pa-trón de la casa de Villafranca y las Nauas.

Yten mando, que en la delantera de la dicha caxa en que mando ponereste mi testamento, se pongan tres escudos de armas como las que mandopones sobre el arco de mi sepoltura: el vno de las armas del thesorero Her-nand Núñez Arnalte, mj señor, que santa gloria aya; y el otro de las armasde D. Hernando Dacuña, mj señor, que santa gloria aya; y el otro de las mí-as. Y desta manera mando que se pongan en todos los lugares que se pusie-ren escudos de armas en el dicho monesterio de Santa María de Jhesús.

Yten, asy mismo de la dicha Relaçión que arriba digo y mando que secunpla y pague primeramente y ante todas cosas, dexo dos en vn tenor,mando que la vna tenga la dicha abadesa del dicho monesterio de Santa Ma-ría de Jhesús por donde cunpla y haga lo que por el mando, y por do parez-ca como lo ha conplido; y la otra tenga el dicho Aluaro de Castro, mi testa-mentario, para cunplir y hazer conplir lo que por ella mando y conplido, oquando a él le plazerá, mando que dé la dicha Relaçión al dicho Rodrigo deSauarcos, mi primo, para que la tenga para saneamiento de lo que por ellamando a las personas y cosas en ella contenidas.

Y para hazer y conplir y pagar y esecutar todo lo contenido en este mitestamento, y traer en efeto todas las cosas y mandas en él contenidas y enla dicha Relaçión que arriba mando que se cunpla y pague primeramente yante todas cosas, dexo y constituyo por mis testamentarios y executoresdesde mj testamento y de todo lo en él contenido y declarado y mandado, aldicho señor D. Luis Dacuña, hermno del dicho D. Hernando Dacuña, mj se-ñor, que santa gloria aya. Y al abadesa del dicho monesterio de Santa Maríade Jhesús que yo mando hazer por este mi testamento. Y al dicho Rodrigode Sauarcos, y a Pedro de Castro, mis primos; y al dicho Aluaro de Castro,mi pariente y capellán, vecinos de la dicha cibdat de Aujla, a todos cincojuntamente, y a cada vno de ellos por si en solidum. De manera que cadauno déllos tenga tanto poder como todos juntos, y todos juntos y cada unodéllos por si como yo misma, con tanto que habiendo abadesa en el dichomonesterio de Santa María de Jhesús no se pueda hazer, ni haga cosa nin-guna sin la dicha abadesa, y hasta que aya abadesa en el dicho monesteriode Santa María de Jhesús, hayan y tengan los dichos mis testamentarios eldicho poder juntamente y no en solidum; y habiendo abadesa en el dicho

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monesterio de Santa María de Jhesús, hayan y tengan el dicho poder en so-lidum juntamente con la dicha abadesa.

A los quales y a cada uno déllos pido que lo acepten y, aceptándolo, ha-gan y cunplan y consientan hacer y cunplir todo lo contenido en este mi tes-tamento, como en él se contiene, sin ninguna dilaçión, sobre la qual les en-cargo sus conciencias que lo pongan en efecto y hagan hasta que todo hayacunplida conclusión. Para lo qual hacer y conplir y ejecutar, y si para neçe-sario fuere, dar petiçión o petiçiones, suplicación o suplicaciones a nuestromuy santo padre o al rey o reyna nuestros señores, o a cualquier perlado oobispo, sobre cualquier cosa delas contenidas o mandadas en este mi testa-mento, para que aquellas tengan fuerza, según que en este mi testamento secontienen, les do todo poder conplido, libre, llanero, bastante y para todaslas otras cosas y casos que neçesario sean para el conplimiento y ejecuçiónde este mi testamento y de las mandas en él contenidas y para qualquier co-sa o parte dello, según que lo yo he, y según que mejor y más conplidamen-te lo puedo y debo dar y otorgar de derecho, con todas sus inçidencias y de-pendençias, y emergencias, anexidades y conexidades.

Ysi antes de ser ejecutado y conplido todo lo contenido en este mi testa-mento fallesçiere alguno de los dichos mis testamentarios, mando que en talcaso pueda nonbrar y nonbre, y dejar y deje, en su lugar, por ante escrivanopúblico que haga fee, otro, quién a él bien visto fuere, según Dios y suconçiencia, por testamentario deste mi testamento, al qual que así fuerenonbrado ante escrivano público, por el dicho mi testamentario deste mitestamento, al qual que así fuere nonbrado ante escrivano público, por el di-cho testamenario, do tan entero y bastante poder para conplir y hacer con-plir y ejecutar todo lo contenido en este mi testamento como al dicho mitestamentario. Y mando que si alguno de los dichos mis testamentarios mu-riese y no pusiesese otro testamentario en su lugar, que los otros mis testa-mentarios tengan entero y bastante poder para ejecutar este mi testamento.Y por quanto los testamentarios de testamentos tiene tienpo limitado parapoder cunplir y ejecutar las mandas de los testamentos de que son testa-mentarios, mando que los testamentarios deste mi testamento no tengantienpo limitado ni expire su poder de testamentarios, hasta que sea conplidoy ejecutado todo lo contenido en eeste mi testamento. Y mando que todo eltiempo hasta que todo sea complido y ejecutado, tengan entero y bastantepoder de testamentarios para complir y ejecutar todo lo contenido en estemi testamento y así do y otorgo el dicho poder a los dichos mis testamenta-rios, sin limitación de tienpo, hasta que todo sea conplido y ejecutado comoen este mi testamnte se contiene.

Y si en el primero año los dichos mis testamentarios no hizieren ni con-plieren todo lo contenido en este mi testamento, mando que lo hagan en elsegundo año. y si no lo hicieren en el segundo año, mando que lo hagan enel tercero, y así de año en año les prorrogo todos los años y tiempo que ellosentendieren que han menester para hacer y conplir todo lo contenido en es-

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te mi testamento. Y quiero y mando que en la ejecución deste mi testamen-to no se entrometa obispo ni otro perlado alguno, diciendo que los dichosmis testamentarios han sido negligentes en la ejecución de este mi testa-mento, porque yo confío que los dichos mis testamentarios son tales perso-nas y de tanta conçiencia que ellos lo harán y conpliran como cosas suyaspropias. Y revoco y casso y anulo y do por ninguno, todo otro cualquier tes-tamento o testamentos que yo haya hecho y otorgado, o codecillo o codeci-llos que yo haya hecho y otorgado, y quiero que no valan ni tengan fuerzani vigor, salvo si este y la dicha Relaçión que arriba mando que se cunpla ypague primeramente y ante todas cosas. El qual quiero y mando en la mejormanera que primeramente y ante todas cosas. El qual quiero y mando en lamejor manera que puedo y de derecho debo, que vala y sea firme y tengafuerza de testamento en todo y por todo como en él se contiene. Y si no va-liese como testamento, mando que valga como codecillo, y si no valiese co-mo codecillo, mando que vala como mi postrimería voluntad o en aquellamejor manera y forma que puede y debe valer de derecho.

Y porque esto sea cierto y firme, y no venga en dubda, y todo se cumplay guarde y haya debido efeto, según dicho es, otorgué esta escriptura y car-ta de testamento, en la manera y forma sobredicha, ante el escriuano y nota-rio público, en presencia de los testigos yuso escriptos, al qual pedí y roguéque la escribiese o hiciese escrebir, y la signase con su signo. Y a los pre-sentes que fuesen dello testigos. Que fue hecha y otorgada esta carta de tes-tamento en la villa de Calabaçanos, en la casa y aposentamiento de la dichaseñora doña María Dávila, que hizo junto con el monesterio de Santa Maríade Consolaçión, de Calabaçanos, a diez y seys días del mes de junio, añodel nascimiento de nuestro Salvador Jesuchristo, de myll y quinientos dosaños.

Testigos que fueron presentes a todo lo que dicho es, llamados y roga-dos especialmente para ello, que vieron y oyeron leer y publicar esta escrip-tura y carta de testamento y otorgar lo suso dicho a la dicha señora doñaMaría Dávila, mujer del dicho señor Hernando d’Acuña, que santa gloriaaya. El bachiller Juan Núñez, clérigo y lector de los frailes del dicho mo-nesterio de Santa María de Consolaçión, de la villa de Calabaçanos. Y Die-go Sánchez clérigo y cura de la iglesia de la dicha villa. Y Pedro de Noga-les, vecino de la dicha villa de Calabaçanos. Y Christóbal Maldonado y Pe-dro Guiselmo, criados de la dicha señora doña María Dávila.

E yo, Pero Amigo, escriuano del rey e de la reyna, nuestros señores, e sunotario público en la su corte e en todos los sus reynos e señoríos, e escri-bano público del número de la cibdat de Palençia fui presente en uno conlos dichos testigos a todo ello que dicho es. E por otorgamiento e ruego dela dicha señora doña María Dávila, mujer del dicho señor D. Hernando d’A-cuña, virrey de Sicilia, que santa gloria aya, esta escriptura de testamento fi-zo escreuir según que ante mí pasó. El qual va escripto en estas diez fojas depergamino de cuero, con este en que va mj signo, e señaladas de mj señal.

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Va escripto entre renglones a tres planas do dice «que se den» e a quatroplanas do dice «otros» e a çinco planas va escripto sobre ramos do dice«Santa María», e a seys planas remata de una parte e puestas dos rayas, e ados planas, escripto e a la margen do dize «que les di», e a diez e ocho pla-nas escripto sobre raídos (siguen unas palabras ilegibles).

Signo en testimonio de verdad.- Pero Amigo

Signo notarial.