María Pizarro - Uniandes

70
1 María Pizarro Por: Juliana Morales Carreño Tesis de grado Dirigida por Diego Arboleda Universidad de los Andes Departamento de Humanidades y literatura Bogotá DC. Mayo 2019

Transcript of María Pizarro - Uniandes

Page 1: María Pizarro - Uniandes

1

María Pizarro Por: Juliana Morales Carreño

Tesis de grado

Dirigida por Diego Arboleda

Universidad de los Andes

Departamento de Humanidades y literatura

Bogotá DC.

Mayo 2019

Page 2: María Pizarro - Uniandes

2

Índice

María Pizarro (obra en un acto) …………………………………………………...…Página 3

Epílogo: Escribir a María y recorrer la identidad……..……………………………….Página 55

Bibliografía citada………………………………………………….....Página 69

Obras…………………………………………………………..…Página 69

Música……………………………………………………… .Página 69

Page 3: María Pizarro - Uniandes

3

MARÍA PIZARRO

Obra en un acto

Page 4: María Pizarro - Uniandes

4

PERSONAJES

MARÍA PIZARRO

MONJAS

CORO (SU COMPOSICIÓN ES FLUCTUANTE DENTRO DE UNA MISMA ESCENA):

LA MUERTE

EL AMOR

JUSTA BALANTA (NEGRA CRIOLLA)

ELENA LOZADA (INDIA)

CATALINA CARMEÑO (MADRE DE MARÍA)

UN HOMBRE

INQUISIDORES 1 y 2

FRANCISCA PIZARRO (HERMANA DE MARÍA)

MARTÍN PIZARRO (HERMANO DE MARÍA)

FRAY FRANCISCO DE LA CRUZ

LUIS LÓPEZ

ESCLAVA DE LÓPEZ

JERÓNIMO RUIZ DEL PORTILLO

ESCRIBANO

LOPILLO (DEMONIO)

DEMONIO (MARIONETA DE LOPILLO)

ESTUDIANTE (MARIONETA DE LOPILLO)

MUJERES Y HOMBRES LIMEÑOS

MUJERES 1, 2 y 3

PREGÓN

TAPADAS LIMEÑAS

EL ARMADO

DOMINICOS 1, 2 y 3

Page 5: María Pizarro - Uniandes

5

Los emblemas de Alciato, traducidos a rymas españolas, 1549

Page 6: María Pizarro - Uniandes

6

1573. Celda de María Pizarro en la Cárcel Secreta de

la Inquisición. Se encuentra acostada de lado en su catre

con los brazos un poco abiertos y las palmas hacia arriba.

Tiene la mirada perdida. En algún sitio hay una palma.

Alrededor de ella está el coro. Suenan tres campanazos.

CORO: (En un susurro, cada miembro del coro repite

incesantemente a distintas velocidades y en distinto orden.)

¡María! La loca. La tonta. La endemoniada. ¡María!

MARÍA: Mmmmmmmmmaaaahhhh... Mmmmmmmmmaaaahhhh, Mmmmaahhhhhhh,

rhih, rhih, rhih, aaaaaaaaaaaahhhhh.

A medida que María repite su nombre el coro se va

apaciguando y cae dormido.

MARÍA: Pihhhzzzzahhhrrrohhh, Pihhhzzzzahhhrrrohhh,

Mmmaaahhhrrhhiihaaahhh...

María cada vez susurra más suave su nombre, como un

arrullo en el que se va hundiendo poco a poco.

Del coro se elevan la Muerte y el Amor que llevan un arco y

una flecha, la primera de oro y el segundo de hueso. Cada

uno se ubica a un lado. Aparece el resto del coro. La

Muerte le apunta a un viejo que intenta huir. El Amor a

unos jóvenes que yacen agonizantes en el suelo. A un lado

se ve la imagen brumosa de una higuera que solo tiene un

fruto. La imagen vive en quietud por un instante.

Con cautela Justa sale del coro, lleva en la mano una

cartera bordada. Después de sentarse bajo la higuera saca

un puñado de tierra roja, que amontona sobre el piso. Sale

Elena, también del coro, despierta a María y se reúnen con

Justa.

JUSTA: Ya está listo, Doña María. El conjuro de la Muerte y el

Amor.

MARÍA: (Mirando a Elena.) ¿Para el buen querer?

JUSTA: Y para acabar con el mal querer.

ELENA: La Muerte y el Amor siendo perdidos, durmieron juntos en

una noche oscura. Ciegos ambos, allá al amanecer medio dormidos,

trocaron sus flechas. La de oro la hubo de tomar la Muerte y el

Amor, la de hueso amortecido. Ambos después, con las flechas

trocadas, por el mundo a diversos lastimaron. A los de floridos

años acabaron y a los viejos enamoraron.

Page 7: María Pizarro - Uniandes

7

JUSTA: El conjuro es para trocar de nuevo las flechas. Quel

viejo muera y el joven ame.

MARÍA: ¿Por intermediación del demonio?

JUSTA: Ustedes lo llaman así, pero es solo la Muerte y el Amor.

Elena le da su consentimiento a María. Justa procede y

María la sigue.

JUSTA: El dedo del corazón sobre la tierra

donde se amanceban la Muerte y el Amor. (Saca un anillo y una

aguja de su cartera. Le pone el anillo de azabache a María en el

dedo corazón.)

Rojo sobre rojo. (Le pincha el dedo y caen unas gotas de sangre

sobre la tierra.)

Y quel hueso y oro destrocados

vuelvan tersa piedra las llagas mal miradas.

Justa le agarra el dedo a María y comienza a moverlo

sobre la tierra dibujando formas, mientras susurra un

conjuro en balanta. Elena se acerca a María y le dice algo

al oído.

MARÍA: Catalina Carmeño. Francisca Pizarro.

El rezo de Justa sigue sonando mientras María continúa

nombrando a su madre y hermana. El coro rodea a las mujeres

y se une en un susurro a las palabras de María, pero cada

uno a su ritmo y en distinto orden. La Muerte y el Amor

levantan a María que está como en trance.

Elena se santigua. Arranca el único higo del árbol, lo

abre y se lo ofrece a María, quien lo muerde mientras el

jugo se riega por su rostro. Ahora la Muerte y el Amor le

apuntan con sus flechas a María. Luego la vuelven a acostar

en su catre. El coro se oculta.

Sale Catalina quien levanta a su hija y la sienta

sobre sus piernas. María pasa uno de sus brazos sobre el

cuello de su madre. Catalina pone sus manos sobre la

cintura de María, la mano de adelante queda en señal de

protección. Catalina mira a su hija, quien mira hacia el

proscenio. Luego comienzan a jugar. Catalina le hace

cosquillas en la nariz y el cuello.

CATALINA: ¡María la tontita! ¡María, María, mi linda hijita!

(María ríe alegremente como una niña.) ¿Quién eres tú?

MARÍA: ¡María!

Page 8: María Pizarro - Uniandes

8

CATALINA: ¡Mi linda tontita!

MARÍA: ¿Y quién eres tú?

CATALINA: Tu linda mamita. La loca enamorada...

MARÍA y CATALINA: ¡De su linda hijita!

Ríen un rato, luego Catalina comienza a arrullar a su hija.

CATALINA: (Cantando.)

De tu vista celosa

paso mi vida,

que me da mil enojos – ojos

enojos – ojos

que a tantos miran.

Miras poco y robas

mil corazones,

y aunque más te retiras – tiras

retiras – tiras

flechas de amores.

Pasa un hombre que se desprende del coro. La ternura

de Catalina se va transformando en un dolor violento.

Para que no nos falte

plata y vestidos,

las mujeres hagamos – gamos

hagamos – gamos

nuestros maridos.

MARÍA: ¿Madre, madre?

CORO: ¡Acuérdate de quién eres!

MARÍA: ¿Quién soy yo, madre?

CORO: María, la simplona, la tontilla.

MARÍA: ¿Vienes a darme la noticia de tu muerte, madre? Ya no

importa. Vinieron las monjas a despertarme al alba, me

anunciaron que Catalina Carmeño ha muerto. Dicen que debo rezar

por ti, que ruegue por tu alma, pero solo quieren torturarme. No

les importa tu alma, solo les importa que yo no duerma, para

probar si esta celda logra quebrarme para confesar. Vete.

CORO: Reza por tu madre, María.

MARÍA: Ya he rezado por ti.

CORO: ¡Reza por tu madre!

Page 9: María Pizarro - Uniandes

9

MARÍA: Ya he rezado por ti. Por ti y por mí. Aquella vez bajo la

higuera. Cuando te fuiste con Francisca a arreglar su

compromiso.

CORO: ¡Reza por tu madre, María!

MARÍA: ¿Quién es mi madre?

CORO: Catalina...

MARÍA: Madre de María.

CORO: Catalina, la grande, la terrible.

MARÍA: Catalina, la católica. Catalina, la madre de María.

CORO: María, la simplona, la tontilla.

MARÍA: Hija de Catalina, madre de María, ¡la endemoniada!

CORO: ¡Acuérdate de quién eres!

MARÍA: María, la iluminada. La venida al mundo sin pecado

original.

CORO: María, la mentirosa.

MARÍA: La envidiosa.

CORO: La enferma.

MARÍA: La endemoniada.

CORO: ¡La iluminada!

MARÍA: ¡La esposa de Dios!

CORO: ¡La madre de Dios!

MARÍA: ¿Y tú quién eres ahora, madre? (Silencio.)

Mmmmmmmmmaaaahhhh... Mmmmmmmmmaaaahhhh, Mmmmaahhhhhhh, rhih,

rhih, rhih, aaaaaaaaaaaahhhhh

El coro se desvanece. María saca debajo del colchón un

pequeño bastidor de bordado con un patrón informe y

comienza a tejer torpemente pero con tranquilidad. Sigue

recitando su nombre como un mantra.

Entra el coro en procesión solemne. Se desprenden

Catalina Carmeño y Francisca Pizarro y se ubican a un

Page 10: María Pizarro - Uniandes

10

costado en lo alto. Las dos van con rebozo, posan sus manos

juntas sobre el pecho y miran hacia el centro arriba. Luego

se desprenden los Inquisidores, y el escribano, quienes se

hacen al otro lado. Sacan largos pergaminos, con una mano

lo agarran y con la otra lo señalan. El resto del coro se

distribuye en ambos lados. El centro queda vacío.

INQUISIDOR 1: En la Ciudad de los Reyes, a diez y seis días del

mes de diciembre de mil y quinientos y setenta y un años,

estando los señores inquisidores licenciados en su audiencia de

la tarde, es llamada a declarar Doña María Pizarro.

Jura en forma y promete decir la verdad ante el excelentísimo

Virrey deste Reino Don Francisco de Toledo, su Alteza Real su

Majestad Felipe II de España, nuestro sumo pontífice Pío Quinto,

representante de Dios en la tierra y ante los ojos de Dios

Nuestro Señor Todo Poderoso responder en verdad y derecho.

MARÍA: (Sin interrumpir su actividad.) Sí, juro... excelencia.

INQUISIDOR 1: Indique de dónde es vecina usted.

MARÍA: Soy vecina natural de la Ciudad de los Reyes. Bautizada

acá, en la parroquia de Santa Rosa de Lima.

INQUISIDOR 1: ¿Ha vivido desde su nacimiento en la dicha ciudad?

MARÍA: Sí... Desde el año mil y quinientos y cincuenta, hasta

hoy.

INQUISIDOR 1: Refiera los nombres de sus ancestros y si tiene

ascendencia mora, judía o conversa.

MARÍA: Soy hija de Doña Catalina Carmeño (Un Hombre pasa por el

escenario.) y... Don Martín Pizarro... muerto cuando yo era

niña. (Silencio.)

INQUISIDOR 1: Nombre a sus hermanas y hermanos.

MARÍA: Martín Pizarro, religioso de la Compañía de Jesús. Ana

Pizarro, fallecida hace poco, casada con Juan Velásquez...

Francisca Pizarro, moza.

INQUISIDOR 1: Refiera usted a los ancestros de sus padres.

Abuelos paternos y maternos, tíos hermanos del padre, tíos

hermanos de la madre.

El coro recita un barullo de nombres incomprensibles y

calla.

MARÍA: ... No sabría referir yo los ancestros de mis padres.

Page 11: María Pizarro - Uniandes

11

INQUISIDOR 1: ¿Conoce de dónde es natural su familia?

MARÍA: Peninsulares, no americanos.

INQUISIDOR 1: ¿De dónde?

MARÍA: ... Castilla.

CATALINA: Cáceres, Extremadura, señoría.

INQUISIDOR 1: Que hable solo la acusada.

María mira con una hostilidad a punto de estallar,

deja la costura y se levanta.

MARÍA: Puedo asegurar que no tengo ascendencia oscura.

INQUISIDOR 1: ¿Sin poder referirla?

MARÍA: Mi padre fue primo de Don Francisco Pizarro, conquistador

cristiano deste Reino.

El coro lanza un grito de guerra.

CATALINA: Primo lejano su señoría, apenas se conocieron.

INQUISIDOR 1: ¡Qué hable solo la acusada! ¿Puede referir algo

más?

MARÍA: No sabría, excelencia.

INQUISIDOR 1: Refiera su educación. ¿Es usted letrada?

MARÍA: No. Mi madre nunca fue amiga de dichas cosas.

CORO: ¡Tonta, tonta!

INQUISIDOR 1: ¿Fue instruida en algún convento?

El coro se ríe.

MARÍA: No. Aunque siempre lo quise, siempre. Pasé unos meses en

el monasterio seglar de Santa Clara.

INQUISIDOR 1: ¿En qué fue instruida?

MARÍA: Costura y bordado, excelencia.

INQUISIDOR 1: ¿Es usted cristiana bautizada, confirmada, oye

misa, se confiesa y comulga en los tiempos que manda la Santa

Madre Iglesia?

Page 12: María Pizarro - Uniandes

12

MARÍA: Sí, señoría.

INQUISIDOR 1: Santígüese ante los ojos de Dios Nuestro Señor y

su bendita y gloriosa Madre Nuestra Señora la Virgen María. Y

refiera usted el Padre nuestro y el Ave María.

CORO: María, la tontita.

MARÍA: (Se santigua con esfuerzo.) Pater...

Noster

ques in caelis

sanctificatur

nomen Tum,

adveniat Regnum Tuum,

fia...

voluntas tua,

sicut

in caelo et in terra.

Pan nostrum cotidianum

da nobis hodie,

etimitte nobis debita nostra,

sicut et nos dimitimus debitoris nostri

et

ne

nos inducas

in

tentationem,

sed libera nos

a

malo.

Amen

CORO: Amén.

Los inquisidores y el escribano cruzan miradas con

sospecha.

INQUISIDOR 1: Continúe.

MARÍA: Ave Maria,

gratia plena,

Dominus

tecum Benedicta tuin mulieri

et benedictus Fructus ventris tui

Iesus Sancta Maria Mater

Dei

ora pro nobis

peccatoris nun etin

hora

mortis nostra

Page 13: María Pizarro - Uniandes

13

Amen

CORO: Amén.

Vuelven a mirarse.

INQUISIDOR 1: Refiera usted los Diez Mandamientos. (Silencio.)

Diga usted los Diez Mandamientos que Dios Nuestro Señor reveló a

Moisés en el Monte Sinaí.

MARÍA:(Dubitativa.) No robarás.

INQUISIDOR 1: En orden. (Silencio.) Refiera usted, en orden, los

diez mandamientos que Dios Nuestro Señor reveló a Moisés en el

Monte Sinaí.

CORO: María.

MARÍA: No...

CATALINA: Su excelencia, le ruego disculpe a mi hija. Siempre

fue de corto entendimiento...

CORO: Corta de entendimiento.

CATALINA: ... pero fue criada en el seno del cristianismo.

INQUISIDOR 1: (Mira fulminante a Catalina. Vuelve a María.)

¿Puede usted referir los Diez Mandamiento, sí o no?

CORO: María.

MARÍA: No sabría referirlos con exactitud... excelencia.

El coro se ríe.

INQUISIDOR 1: Refiera usted los misterios del Santo Rosario.

El coro B, que se compone solo de mujeres, comienza a

decir "Pachakuti" en un susurro coral y paulatinamente va

creciendo, mientras va rompiendo su composición en el

espacio.

MARÍA: No podría, excelencia.

INQUISIDOR 1: ¿Tampoco conoce usted los misterios del Santo

Rosario?

MARÍA: Los conozco.

INQUISIDOR 1: Refiéralos, entonces.

Page 14: María Pizarro - Uniandes

14

MARÍA: No me atrevo, excelencia.

INQUISIDOR 1: ¿Por qué? (Silencio.)

CATALINA: Responde, María.

CORO A: ¡Responde, María!

MARÍA: Solo podría referirlos en lengua profana.

INQUISIDOR 1: ¿Lengua profana? ¿Alemán acaso?

MARÍA: No, excelencia. Lengua de indios.

CORO B: ¡Pachakuti!

Estalla el alboroto en la sala. El coro se levanta

indignado y fascinado. La madre al borde del desmayo es

atendida por su hija Francisca.

INQUISIDOR 1: ¡Orden, orden! ¡Silencio! María Pizarro, ¿conoce

usted los cargos por los que ha sido llamada a este Tribunal del

Santo Oficio de la Inquisición?

MARÍA: Los desconozco, su excelencia.

INQUISIDOR 1: A diez y seis días del mes de diciembre de mil y

quinientos y setenta y un años, estando los señores inquisidores

licenciados en su audiencia de la tarde, Doña María Pizarro,

natural de la Ciudad de los Reyes, es acusada de pacto con el

demonio y proposiciones sospechosas de herejía.

CORO B: ¡Pachakuti!

CORO A: ¿Qué responde usted acerca de lo hecho o dicho contra la

Santa ley católica, ley evangélica y la Madre Iglesia Católica

Romana o en contra del recto y libre ejercicio del Santo Oficio?

Responda usted ante el Tribunal del Santo Oficio de la

Inquisición y ante los ojos de Dios Nuestro Señor Todo Poderoso

solo con verdad y derecho, a cambio se procederá

misericordiosamente, de lo contrario será castigada con rigor.

CORO B: ¡Pachakuti!

MARÍA: ¿Con rigor?

CATALINA: Al suelo, María. Posición de penitencia.

Catalina tiene un libro en la mano, se levanta

ligeramente volteada hacía un costado. Con una mano abre el

Page 15: María Pizarro - Uniandes

15

libro, lo señala, lo mira y lo extiende hacía María en la

página del Árbol de la vida y sus frutos. Esta se tira al

piso boca abajo. Entran Justa y Elena, la primera trae

rosas y azucenas y la segunda una bandeja con frutas. Las

dos se acomodan hacia un lado, más atrás de Catalina y

María. El coro queda oculto.

CATALINA: Repite, así sé que lo estás memorizando. (Silencio.)

Frutos. Conformidad con la voluntad de Dios: gozo en el Espíritu

santo. Tedio del mundo y sus glorias: aprecio de lo eterno.

Dolor y confesión de pecados: paz interior. ¡María! (Silencio.)

¡Por Dios, niña! Frutos, del tronco del amor eterno, conformidad

con la voluntad de Dios: gozo en el Espíritu santo.

De la bandeja de frutas se cae un durazno que rueda

hasta María. Ella lo agarra y en el instante en el que su

piel toca la del durazno, el coro se despierta en un

éxtasis de sensaciones que manifiesta a través del tacto

con ella.

CATALINA: Justa, Elena, ¡fuera! Nada de flores y ni frutas cerca

de la señorita.

(Justa deja caer unas azucenas al suelo. Sale junto con Elena y

el coro.) ¿Crees que me creo tu jueguito? Yo sé que todos andan

diciendo por ahí que la hija de Doña Catalina no ha dicho

palabra en meses, que se ha vuelto boba. Pero yo te escucho

decir sandeces cuando piensas que estás sola. Te oigo María ¿qué

crees? ¿qué soy tonta como tú? ...¡Respóndeme! ¿Y qué haces

descalza? (silencio. Le patea la mano en la que tiene el

durazno.) Vas a escuchar lo que te leo y cuando llegue el

Provincial del Portillo, ¡más te vale que estés entendida de

todo!

María se saborea los labios y el tacto con el suelo.

Recoge unas azucenas, las huele con intensidad, desarma

algunas para saborear sus distintas partes. Comienza a

jugar con ellas.

MARÍA: (Cantando.)

De tu vista celosa

paso mi vida,

que me da mil enojos – ojos

enojos – ojos

que a tantos miran.

Para que no nos falte

plata y vestidos

Para que no nos falte

plata y vestidos

Entra un Hombre

Page 16: María Pizarro - Uniandes

16

HOMBRE: Para que no nos falte nada, ni siquiera el orgullo o la

libertad.

MARÍA: ¿Madre, padre?

CATALINA: ¿El orgullo? ¿La libertad? No tendremos nada Martín,

nada. No se juega en contra de la Corona.

HOMBRE: Triunfaremos y seremos nuestros propios reyes.

Reclamaremos lo que es nuestro por derecho y una nueva corona

nos regirá, la que nosotros mismos hayamos forjado.

CATALINA: Nos regirá el peso de la ley y la justicia de Dios.

Pareces un niño, tú que has visto cómo la corona aplasta sin

piedad a todo el que se le oponga, ¿crees que puedes enfrentarte

y vencer?

HOMBRE: ¿La corona? Somos nosotros, hombres de carne y hueso,

los que ponemos nuestra sangre en nombre, óyeme bien, en nombre

de la corona. No vino el Rey a rajarse el culo para para

aplastarle el seso a los salvajes, no vino la corte a blandir la

espada y arrancarse las costras de las manos en la mitad de la

selva. No, fuimos nosotros. Y nos traicionaron.

Ellos creen que tienen el poder de permitirnos o prohibirnos lo

que quieran desde sus tronos en la península. Pero acá, en el

Nuevo Mundo, ya no es así.

MARÍA: ¿Pachakuti?

HOMBRE: Marcharé con Pizarro y Carvajal, traeremos la victoria y

con nuestros callos, a sangre y fuego, el gobierno nuevo será

nuestro.

MARÍA: ¡Padre no te vayas!

Catalina le da la espalda y el hombre sale.

Entra el coro, un grupo de sirvientas, negras, mulatas

e indias, entre ellas Justa y Elena, quienes acuestan a

María en el catre. Todas se sientan a un lado a rezar.

Entra Martín con el hábito de la Compañía de Jesús, se

sienta al lado de María, toma su mano y comienza a rezar el

rosario. Catalina se voltea.

MARTÍN: Llegaste, madre.

CATALINA: Vine en cuanto pude. Fue un viaje tortuoso. (Se acerca

a María y la mira.) ¿Cómo se encuentra?

Page 17: María Pizarro - Uniandes

17

MARTÍN: Mal, madre. No le quedan muchos alientos, el Provicial

del Portillo viene más tarde a darle la extremaunción y que sea

lo que Dios quiera.

CATALINA: La dejé sana cuando me fui.

MARTÍN: Pero estaba contraiada, madre. Los médicos dicen que fue

un pasmo en el cerebro. La encontraron retorciéndose debajo de

la higuera. Sabes que ella no quería firmar las capitulaciones a

nombre de Francisca.

CATALINA: ¿Y qué otra opción tenía? No le iba a conseguir

marido, nadie quiere casarse con la tontilla Pizarro...

CORO: ¡No hablo porque no quiero, madre!

CATALINA: ... No me puedo quedar con dos hijas solteras.

MARTÍN: Ella quería entrar al convento.

CATALINA: No teníamos el dinero que nos pedían en el convento.

Francisca se hubiera quedado sin dote y aún así no nos

alcanzaba.

MARTÍN: Entonces, ¿aceptaron el dinero de las capitulaciones que

firmó María?

CATALINA: Sí, el matrimonio está arreglado. Bendito sea Dios.

CORO: ¿Y el mío madre? ¿A quién harás firmar capitulaciones para

conseguir el dinero para mi matrimonio?

MARTÍN: Siento decirlo, pero si ahora María nos abandona, habrá

dolor, pero se acabarán tus preocupaciones.

Entra una Justa.

INDIA: Señora, llegó el Provincial junto con los demás padres.

CATALINA: No los hagan esperar, que sigan.

Entran el Provincial Jerónimo Ruíz del Portillo junto

con un grupo de curas de la Compañía de Jesús, entre ellos

Luis López.

PORTILLO: Pax huic domui.

TODOS: Et omnibus habitantibus in ea.

PORTILLO: Señora, mi muy estimada Doña Catalina. Mis

condolencias.

Page 18: María Pizarro - Uniandes

18

CATALINA: Gracias excelencia, es muy amable de su parte estar

acá para asistir a nuestra familia.

PORTILLO: Cualquier familiar de un miembro de la Compañía, es

también nuestra familia. ¿Me permite ver a la aquejada?

CATALINA: Por favor.

Portillo se acerca a María le toca la frente, ella se

queja débilmente. Él se sienta a su lado y le toma el pulso

en la muñeca.

PORTILLO: Dios Nuestro Señor la reclama en su seno. (Las mujeres

que están rezando se santiguan conmocionadas.)

CORO: Como Jesús renaceré a pesar de los incrédulos. No una,

sino varias veces.

TODOS: ¡Amen!

PORTILLO: Padre Pizarro, ¿sería tan amable?

Martín se acerca a Elena para darle indicaciones al

oído. Ella sale rapidamente con otras indias y traen una

mesa con un mantel blanco, un plato con seis copos de

algodón, una vela y un platón lleno de agua. Portillo saca

la cruz y el hisopo. Luis López le extiende el Ritual

Romano y una bolsa de seda morada con una botella adentro.

Portillo saca la botella y la pone sobre la mesa.

Le acerca la cruz a los labios de María. La rocía con

agua bendita y luego le pasa el hisopo a López para que él

haga lo mismo en toda la habitación.

PORTILLO: Adjuntorium nostrum in nomine Domini.

LOS DEMÁS CURAS: Qui fecit caelum et terram.

PORTILLO: Dominus vobiscum.

TODOS: Et cum spiritu tuo.

PORTILLO: ¿Puede la enferma confesarse?

CORO: ¡No!

CATALINA: Elena.

Page 19: María Pizarro - Uniandes

19

Elena se arrodilla al lado de María y con sumo cuidado

le levanta la cabeza y le quita el pelo sudoroso que tiene

sobre la cara. María murmura balbuceos apenas audibles.

ELENA: Niña María, ¿me oye? Está acá su confesor, el Provincial

del Portillo, viene a confesarla.

María levanta ligeramente los párpados. Elena le acaricia las

mejillas.

CORO: Pídele que confiese él sus pecados primeros. ¿Acaso he de

ser la única?

PORTILLO: Que sea entonces el hermano el que recite el Confiteor

en su nombre.

MARTÍN: (Arrodillado.) Confiteor Deo omnipotenti,

et vobis, fratres;

quia peccavi nimis cogitatione, verbo et opere;

mea culpa,

mea culpa,

mea maxima culpa.

orare pro me ad Dominum,

Deum nostrum.

Amen.

TODOS: Amen.

PORTILLO: Hermanos, les ruego que oren por la enferma.

Comienza un susurro coral. Los hombres cantan piano el salmo

penitencial Miserere mei Deus de Orlando di Lasso y poco a poco

va en crescendo. Portillo se lava meticulosamente las manos en

el platón.

PORTILLO: In nomine Patris,

et Filii,

et Spiritus.

Sanctiexstinguatur in te omnis virtus diaboli

(Extiende las manos sobre María, sin tocarla.)

Per incovationem

omnium Snctorum Archangelorum,

Prophetarum,

Apostolorum,

(María comienza moverse inquieta levemente.)

Amen.

(Abre la botella y humedece su dedo pulgar en el óleo.)

Per instam sanctam untionem, (Se santigua y María emite un

sonido.)

et suam piissimam misericordiam,

indulgeat tibi Dominus

Page 20: María Pizarro - Uniandes

20

quidquid per visum, (Unge el óleo en forma de cruz en los ojos

de María.)

per auditum, (Le hace la cruz en los lóbulos y ella comienza a

respirar con intensidad.)

per odoratum, (Hace la cruz en su nariz.)

per gustum et locutionem, (Hace la cruz en sus labios y ella

emite un sonido un poco más fuerte.)

per tactum,

Hace la cruz en la palma derecha y cuando le toca la

izquierda ella lo agarra con fuerza. El coro para de

cantar. Portillo intenta zafar su mano hasta que logra

agarrar de nuevo la cruz y se la acerca al rostro de María.

Ella lo suelta y se desvanece. Silencio general.

María levanta de súbito el torso, y con los ojos

cerrados y la voz enajenada comienza a hablar.

MARÍA Y CORO: A ti elevo mi clamor desde las profundidades.

Escucha mi voz. Escucha mi voz. Si tomaras en cuenta los pecados

¿Quién sería declarado culpable?

Algunos padres se santiguan y comienzan a rezar el Padre Nuestro

PORTILLO: (Se santigua, agarra el hisopo y comienza a regar el

agua bendita.) Omnipotentes Domine...

MARÍA Y CORO: A ti elevo mi clamor desde las profundidades. Dese

el abismo. Escucha mi voz. La voz que elevo, más grande que mi

cuerpo. La voz que llama a los que no están a los que no pueden

escuchar.

El coro se apaga y María cae. Una vez ha vuelto en sí

saca con ansiedad debajo del colchón el pequeño bastidor de

bordado. Se sienta de medio lado. Toca el rastro del hilo

sobre la tela. El coro suspira. Ella comienza a coser, se

le ve atareada y con el hilo enredado. El coro vuelve a

levantarse: un grupo de mujeres indígenas y Francisca. Se

sientan amontonadas delante de María. Francisca queda

lejos.

El centro del escenario queda vacío. Todas comienzan a

coser, las indígenas rezan en voz baja el Ave maría en

quichua. Elena se acerca a María.

ELENA: Niña María, no desespere. El hilo es el pensamiento, si

se enreda, tiene que desenredarlo con paciencia. Además, está

haciendo la figura de la Santísima Virgen, hay que tratarla con

cuidado. ¡Ay, niña María, esto no parece un clavel!

Page 21: María Pizarro - Uniandes

21

MARÍA: Que lo termine Francisca, que puede pasar todo el día

cosiendo.

ELENA: Cómo va a ser, niña María, si es por la virgencita que

usted lleva su nombre. Vea otra vez el patrón. Los claveles y

las azucenas deben quedar así, para que la Santísima se vea más

hermosa.

MARÍA: ¿Por qué tiene tantas flores?

ELENA: Porque Dios la quiere bien. Y la colma de atenciones y

gracias.

MARÍA: ¿Y cómo hizo la Virgen para que Dios la quisiera bien?

ELENA: ... es que ella también conoce del arte del buen querer.

Sabe como agradar a Dios.

MARÍA: ¿Cómo?

ELENA: (Mira de reojo a Francisca quien la está mirando.) Porque

reza y ora mucho.

MARÍA: ¿Entonces a todas ustedes también Dios las quiere bien?

ELENA: No, niña María, Dios solo quiere bien a sus esposas.

MARÍA: Que rezan y oran.

ELENA: ... (Muy bajito a María.) y que conocen otras formas,

para verlo y llegar a él. Para complacerlo...

¡Pero también porque son santas, niña! Porque no cometen pecado

y porque cosen bien.

MARÍA: ¿Cómo son?

ELENA: Son buenas mozas. Con la piel blanca de porcelana y los

ojos de agua. Llenas de flores, gracias, ángeles y querubines.

¿No las ha visto? En la parroquia hay varias imágenes de las

dichas esposas. Y en el convento, donde están las novias de

Jesús, también hay otras.

FRANCISCA: Madre no lleva a María a la iglesia.

CORO: Ni rezar sabe. No le gusta caminar por ahí y que la gente

cuchichee: ahí va María la tonta.

MARÍA: Yo puedo aprender a rezar.

Francisca se ríe.

Page 22: María Pizarro - Uniandes

22

CORO: ¡María la tonta!

MARÍA: Cállate, Francisca.

FRACISCA: Me callo, porque voy a rezar.

María se levanta.

ELENA: Cálmese, niña María. (Le dice algo al oído.)

MARÍA: Ya verás Francisca, como aprendo a rezar.

Entra un Hombre y se queda en el fondo.

CATALINA: (Quien ha salido del coro.) ¿Crees que puedes salvar

su alma? ¿Una tonta salvando a un traidor?

MARÍA: Hay que rezar por las almas del infierno y del

purgatorio. Hay que rezar por los pecados de mi padre.

CATALINA: Así que algo has aprendido, al menos. (Ríe y canta.)

y aunque más te retiras – tiras

flechas de amores.

MARÍA: ¿Ves? Ahora puedes enseñarme, ahora sí te escucharé.

Catalina y Coro: (Cantando.)

Para que no nos falte

plata y vestidos,

MARÍA: Enséñame, madre.

Catalina y coro: (Cantando.)

Las mujeres hagamos – gamos (Se pone los dedos en la frente como

si fueran cachos.)

nuestros maridos.

¡Gamos nuestros maridos!

MARÍA: ¡Gamos nuestros maridos!

CATALINA y CORO: ¡No! Tú no.

CATALINA: No estás hecha para saber ni para tener.

(Cantando, con el mismo gesto.) ¡Gamos nuestros maridos!

Elena y las otras indias rezan en quichua.

MARÍA: ¡Rezaré por él!

CATALINA: ¡Tonta, tonta María! El mundo se va a olvidar de él y

no puedes hacer nada.

Page 23: María Pizarro - Uniandes

23

MARÍA: ¡Entonces rezaré por ti, Madre!

MARÍA Y CORO:

Para que no nos falte

plata y vestidos,

las mujeres hagamos – gamos

nuestros maridos.

Catalina comienza a agazaparse.

MARÍA: ¡¿Para qué vienes ahora, madre?!

(Cantando.)

¡Ay, no me deis más penas

con vuestros celos...

¡Fuiste tú la que quiso enseñarme a rezar y no pudo! ¿Te asusta

que ahora sepa cómo hacerlo?

(Cantando.)

con vuestros celos,

que seréis mis enojos – ojos

enojos – ojos

y no mis cielos!

¿Para qué vienes ahora? ¿Vienes a enseñarme cómo rezar por tu

alma?

María sigue cantando, se nota el cansancio de la noche en vela.

Comienza a bailar, lento, fuera de sí.

Madre... llévame.

Entra Elena. Le seca el sudor, la peina y le pone un

rebozo. Las tres mujeres caminan hasta que llegan al

despacho de Luis López. Este se encuentra sentado, tiene la

mano derecha sobre la parte baja de su pecho y con la otra

sostiene un libro medio cerrado, que separa una de sus

página con su dedo índice. Sobre su escritorio otros

libros, varios pergaminos y una pluma en su tintero.

López les indica que la sienten en una de las sillas

que hay.

CATALINA: Padre López.

LÓPEZ: Doña Catalina.

CATALINA: Le agradezco que reciba a mi hija.

LÓPEZ: No hay de qué. El Provincial del Portillo quiere

asegurarse del diagnóstico antes de proceder. El Ritual Romano

Page 24: María Pizarro - Uniandes

24

así lo indica, son muchas las tretas de las personas así como

del demonio.

CATALINA: Comprendo. Además, si me lo permite (lejos de María.),

mi hija no es de fiar. Es envidiosa y engañadora. Podría

tratarse de una retaliación contra mi persona. Está usted al

tanto de nuestra situación, ¿cierto? Ella quería ser admitida en

el convento de Santa Rosa, en detrimento del matrimonio de su

hermana...

MARÍA: Fue con mi dinero que se pudo acordar su matrimonio. ¿De

eso no te acuerdas?

CATALINA: ... Pero, por supuesto, que por nuestra situación

económica, no pudimos permitirlo.

LÓPEZ: La naturaleza femenina está inclinada hacia la falsedad.

CATALINA: Padre, si este asunto llegara a oídos ajenos, el

matrimonio de Francisca podría verse afectado.

LÓPEZ: La Compañía procederá como es debido. Si es engaño,

urgirá corregirla con severidad, para que no vuelva a incurrir.

De lo contrario, Dios se encargará de purificar su alma. Debemos

iniciar cuanto antes. Al terminar mandaré a su criada para que

vengan a recogerla.

MARÍA: Quise decirte quédate, madre.

CATALINA: ¿Es preciso dejarla sola?

LÓPEZ: Lo es. Me fue referido que la moza suele exaltarse en su

presencia. Para saber si hay verdad en lo acontecido o si hay

intervención del demonio no conviene que esté usted. Además

sería en extremo peligroso exponerla en presencia del demonio.

LÓPEZ: Antes de que se retire, ¿me permite unas preguntas?

CATALINA: Por supuesto, padre.

LÓPEZ: ¿Se ha rezado en su presencia?

CATALINA: Día y noche, padre.

LÓPEZ: ¿Ha rezado usted en su presencia?

CATALINA: No ha sido posible, se exalta... temo que vuelva a

tener un ataque. Pero he rezado por ella, en secreto.

LÓPEZ: ¿Ha sido bien alimentada la moza?

Page 25: María Pizarro - Uniandes

25

CATALINA: (Después de mirar a Elena.) Lleva días comiendo lo

mínimo. Hemos debido obligarla.

LÓPEZ: ¿Y la dicha se ha manifestado?

CATALINA: No ha dicho palabra, señoría.

LÓPEZ: ¿Tampoco se ha confesado entonces?

CATALINA: No, padre.

LÓPEZ: Bien, ¿me permite?

MARÍA: ¡No te vayas, madre!

Elena le da la bendición a María y salen.

LÓPEZ: (Se santigua y dice un corta oración en secreto.)

Estimada Doña María. El Provincial del Portillo me ha asignado

como su director espiritual. Para que la guíe de la mano de Dios

en este difícil camino. (María lo mira.) Hemos visto en usted

signos de presencias extrañas. Necesitamos que abra su corazón,

para que Dios pueda examinarlo e intervenir.

Silencio. López abre el libro que tenía en la mano, es

el Ritual Romano, examina un pasaje y continúa.

¿Podría referir usted los acontecimientos en los que se ha visto

envuelta últimamente? (Silencio.) ¿Recuerda lo acontecido en la

visita que le hizo el Provincial del Portillo? (Silencio. López

vuelve a examinar el Ritual, llama con una campanita y entra una

esclava a la que le pide algo.)

Hija, quisiera comentarle, usted no está sola, Dios la tiene en

su seno y vela especialmente por usted (María lo mira.) ¿Sabía

usted que el demonio solo actúa porque Dios lo permite? Dios

permite la tentación para que la virtud sea más fuerte.

Entra la negra con un samovar humeante con agua de

rosas, sirve una taza y sale. López se la ofrece a María.

El color rosáceo del agua la cautiva. Toma la taza con

cautela y huele el aroma exquisito. Entra el coro, suspira

y la rodea. María toma un sorbo ligero.

El coro se retuerce de placer. María se toma ansiosamente

la taza completa.

LÓPEZ: El camino del sufrimiento lo ha otorgado Dios para que

los bienes sean mayores.

MARÍA: Ya sé. Por eso Dios me mira bien desde que rezo.

Page 26: María Pizarro - Uniandes

26

LÓPEZ: (Le sirve más agua de flores.) ¿Reza usted?

MARÍA: Sí, en secreto.

LÓPEZ: ¿Por qué reza?

MARÍA: Rezo por mi madre y por mi hermana, Francisca.

LÓPEZ: Su madre cree que usted actúa en su contra.

MARÍA: ¿No dijo usted que Dios nos ha otorgado sufrimiento para

que los bienes sean mayores?

LÓPEZ: ¿Reza por su sufrimiento?

MARÍA: Rezo para ser bien querida.

María intenta llenar su vaso de nuevo pero López la

detiene.

Éste saca una botellita de cristal con agua y la

vierte en un plato también de cristal bellamente

ornamentado. De una bolsita saca una cucharada de sal, la

disuelve en el agua y la bendice.

LÓPEZ: (Se moja los dedos índice y corazón.) In nomine patri

(hace la cruz sobre los labios de María.) et Filii et Spiritu

Sancti (Mantiene los dedos en su boca.) Amen.

Dios protege a los más débiles. Nos envía a nosotros como

pastores del inocente rebaño. (Llama de nuevo con la campanita y

entra la negra con un plato lleno carne cruda.)

Oremos:

Ave Maria, gratia plena, (Coge un pedazo con la mano y se lo da

a María en la boca. María lo mastica y el coro comienza a

intervenir su cuerpo.)

Dominus tecum.

Benedicta tu in mulieribus, (López continua dándole carne en la

boca y cada vez introduce sus dedos más a fondo, hasta que ella

relame también su carne.)

et benedictus fructus ventris tui, Iesus.

Sancta Maria, Mater Dei,

ora pro nobis peccatoribus,

nunc, et in hora mortis nostrae.

Amen.

María termina recostada contra la silla con la cabeza

hacia atrás. La boca y los ojos ligeramente abiertos. El

coro se acuesta amontonado alrededor de ella, como un

bacanal exhausto. López sentado le agarra con una mano la

Page 27: María Pizarro - Uniandes

27

camisa, el otro brazo lo tiene abierto y la cabeza hacia un

lado.

LÓPEZ: Omnipotens Domine, Verbum Dei Patris. (María comienza a

gemir.) Tuis de disti potestatem calcaudi super serpentes y

scorpiones. Demones efugare.

Los gemidos se convierten en gritos. Se agarra de la

silla tensando todo el cuerpo. López, de repente asustado,

se santigua y toma la cruz.

¡En presencia de Dios, revela tu nombre!

El coro se queja levemente, como si tuviera una ligera

pesadilla.

MARÍA Y CORO: Martín Lopillo.

LÓPEZ: ¿Vienes solo o acompañado?

El coro se levanta.

MARÍA Y CORO: Acompañado, en presencia de un ejército.

LÓPEZ: ¿Por qué atormentas a esta pobre criatura?

MARÍA Y CORO: ¡Por petición suya!

Sin soltarse de la silla, María se contorsiona y

grita. López se sienta sobre ella, la abraza con fuerza y

termina la oración.

MARÍA Y CORO: ¡Desde las profundidades elevo mi clamor!

La imagen de López se desvanece, María sigue en

trance. El coro se divide en dos. El coro A cae.

MARÍA y CORO B: Elevo la voz nueva que renacerá en gloria.

El coro A se levanta, ahora como hombres y mujeres

limeños. El barullo de la calle poco a poco opaca la de

María hasta que ella calla.

CORO A: ¿Ya oyeron? ¡La novedad de esta ciudad! ¡Corran! ¡Vamos,

a su encuentro! ¡No lleguen tarde! ¡Es el mejor evento de estos

tiempos!, tanto en lo trágico, como en lo cómico; en lo

histórico como en lo pastoral; en lo pastoral cómico, como en lo

histórico pastoral; en lo trágico-histórico como en lo trágico-

cómico-histórico-pastoral.

A lo largo de la escena María comienza a entrar en sí

y a mirar impotente.

Page 28: María Pizarro - Uniandes

28

MUJER 1: Ya viene la loca Pizarro.

MUJER 2: ¿Loca? Mentirosa. Mi tía Doña Concepción, la monja,

contó que cuando la Pizarro estuvo en el monasterio seglar, no

hacía más sino inventar excusas porque todo lo hacía mal. Dice

que ni bordar sabía.

MUJER 1: Quizás. Pero dicen que la Carmeño la golpea, con rigor.

Así quién no va a quedar trastornado y enfermo.

MUJER 3: Mujeres de poca fe, yo la he visto y no me cabe duda de

que está endemoniada.

MUJER 2: Tú que te lo crees todo. Se hace. Dicen que los padres

exorcistas la velan día y noche. Siendo así, hasta cariños le

deben dar entre rezo y rezo.

MUJER 1: ¡Dios mío! No vaya a ser que nos escuchen.

MUJER 2: Pues a mí no me vendría mal que me examinen a ver si

tengo al maligno entre las piernas.

MUJER 3: Yo la vidé, la Carmeño me encargó sábanas nuevas. Las

que tenía se malograron por la bilis que vomitaba. Lo cierto es

que el padre López no se separaba de la moza.

MUJER 1: ¡Y la Carmeño lo permite!

MUJER 2: Hasta le dará cariño a ella también.

MUJER 3: La Pizarro no deja, es envidiosa de la madre.

MUJER 1: Y cómo no, si la vieja invita a todos los vecinos a que

la vean, dizque para que recen por ella. Pero no más es para

congraciarse.

MUJER 2: El candil con mecha, se aprovecha. Dicen que su

hacienda va de mal en peor.

MUJER 3: Porque le echó una maldición la endemoniada.

MUJER 2: La de ser hija fea y mal querida.

Entra el Virrey Toledo con su séquito y toma asiento

en la parte de adelante. El rumor de la iglesia calla. Las

mujeres escupen con disimulo apenas pasa por su lado.

MUJER 2: ¡Y ahora este!

Page 29: María Pizarro - Uniandes

29

MUJER 1 y 3: Solo falta que no nos deje ver el exorcismo. Dizque

para restaurar el Nuevo Mundo.

MUJER 3: Ayer cerraron varias chicherías, por su orden,

incluyendo la de Melchora, la mulata.

MUJER 1: Descubrieron que hacía brebajes para malograr los fetos

de las putas.

MUJER 3: Vienen acá a jodernos. Seguro que en la península las

putas no quedan con encargo.

MUJER 2: ¡Porque los paliduchos no cargan semilla!

Entra el provincial del Portillo, saluda a Toledo y se

sienta a su lado. Seguido llegan Catalina, Martín y

Francisca.

MUJERES 1, 2 y 3: ¡Ahí viene!

Por último, entran López y Elena Levantan a María

sobre la cama. López saluda a Toledo y a Portillo.

PORTILLO: ¡Hermanos!

Todos se santigua y disponen al ritual.

MARÍA: Todos querían verme a mí, a María. Sentían pena, pero no

les importaba mi sufrimiento, solo regodearse en él y vidar si

era cierto que me atacaban fuerzas fuera de lo natural o si todo

era embuste, para poder ponerme un nombre bajo la frente. El

nombre que ellos creían correcto y definitivo. Pero era yo, solo

yo la que los sacaba de sus cuartos oscuros y hediondos de

boñiga y vómito de niños malnutridos, la única que les daba una

excusa para divertirse en esta tierra nueva ya olvidada. Todos

querían verme a mí, a María, la loca, la tonta, la fea, la

endemoniada. ¿Y yo? María, ¿Cuál de todas soy?

María los mira uno a uno y con un gesto va sacando a

cada uno del escenario. Una vez sola, se acuesta en su

catre mira hacia el suelo y con una mano sostiene uno de

sus senos. Entra Lopillo con una bandeja llena de frutas,

flores y joyas. Pone la bandeja en la mesa y le besa la

frente a María.

MARÍA: Tardaste demasiado, Lopillo.

LOPILLO: Un diablo ha de ocuparse de muchos menesteres. Pero te

traje las gracias que te prometí. (Saca una bella pulsera y se

la pone a María.) Vamos, pero si te dejé en buena compañía.

Page 30: María Pizarro - Uniandes

30

MARÍA: Me dejaste con todos los viejos. No he hecho más que

escuchar sus ruegos y ayunar por obligación.

LOPILLO: Bueno, pues acá te traje manzanas en almíbar, ¿Sabes

que son muy difíciles de conseguir? Pero solo si sonríes. ¿Tan

furiosa estás?... Tiririrí...(Se lanza sobre ella y comienza a

hacerle cosquillas.) María la loquilla, María la tontita,

tiririrí. ¿A que no eres tan tonta como para enamorarte del

diablo? (Ríen a carcajadas.) Tiririrí,tarararaaaa. (Lopillo le

da el frasco con manzanas en almíbar.)

MARÍA: Sigue contándome tus historias. Las del estudiante.

LOPILLO: ¿No te cansas de escuchar mis sandeces?

MARÍA: Me divierten. Y así me sueño lejos de esta habitación.

LOPILLO: Podrías salir si quisieras.

MARÍA: Podría, pero aún no quiero.

LOPILLO: ¿Qué esperas?

MARÍA: Que termines de cumplir tu promesa.

LOPILLO: Niña, eres difícil de satisfacer. ¿Qué más quieres?

MARÍA: Tú ya sabes lo que quiero. Te lo dije bajo la higuera.

LOPILLO: Lo sé y hecho está. Ya lo tienes en tus manos, bien

adentro de tus manos. (Se ríe.)

MARÍA: Sí, pero está por verse qué dirá él cuando lo sepa.

LOPILLO: Bueno, bueno. Paciencia. ¿En dónde quedamos la última

vez?

MARÍA: Cuando llevas al estudiante a ver cómo bautizan al

regidor rico.

LOPILLO: Buena memoria. Bien, (Se para sobre la silla, saca dos

marionetas de guiñol: un Diablo y un Estudiante.) salieron del

edificio, y enfrente descubrieron otro. La puerta estaba pintada

de sonajas, guitarras, gaitas zamoranas, cencerros, cascabeles,

ginebras, caracoles, castrapuercos, y preguntó don Cleofás, el

estudiante, a su amigo: (Comienza a narrar a través de las

marionetas.)

ESTUDIANTE: Qué casa es aquella con tanta variedad de

instrumentos vulgares. Me parece que hay dentro mucho regocijo y

entretenimiento.

Page 31: María Pizarro - Uniandes

31

DIABLO: Esta es la casa de los locos, respondí, que ha poco se

instituyó en la Corte, entre unas obras pías que dejó un hombre

muy rico y muy cuerdo, donde se castigan y curan locuras que

hasta ahora no lo habían parecido.

ESTUDIANTE: Entremos dentro, dijo don Cleofás, por aquel

postiguillo que está abierto, y veamos esta novedad de locos.

LOPILLO: Y, diciendo y haciendo, se entraron los dos, uno tras

otro; llegaron a un patio cuadrado, cercado de celdas pequeñas

por arriba y por abajo, que cada una de ellas ocupaba un

personaje. A la puerta de una dellas lleno de papeles y libros

está un gramaticón que perdió el juicio buscándole a un verbo

griego el gerundio.

El diablo de guiñol se golpea en la cabeza y llora.

LOPILLO: Aquel que está a la puerta de ese otro aposentillo es

un criado de un señor, que, teniendo que comer, se puso a

servir.

DIABLO: Mande su señoría (Hace reverencias exageradas.) Mi muy

estimado señor mi patrón su excelencia. Beso los pies de vuestra

alteza. (Se agacha y pedorrea.)

LOPILLO: En ese otro está un ciego enamorado, con un retrato de

su dama en la mano, y los papeles que le ha escrito.

ESTUDIANTE: (A las cartas que tiene en la mano.) Amada mía,

bellos tus luceros que iluminan esta mañana fulgurosa

refulgurante de amor iluminante. (Se pone las cartas en el

oído.) Bellas palabras que regocijan mi oído, amada hermosa (Se

pone las cartas sobre el pene y mueve la pelvis.)

LOPILLO: Más adelante está un bailarín que se ha quedado sin

son, bailando en seco.

María se levanta efusiva y saca a bailar al pequeño

estudiante de guiñol. Bailan torpemente hasta que para en

seco como un muñeco de madera.

LOPILLO: En esa otra celda, sobre un cofre lleno de doblones,

cerrado con tres llaves, está sentado un rico avariento, que,

sin tener hijo ni pariente que le herede, se da muy mala vida,

siendo esclavo de su dinero.

María hace la mímica del viejo aferrado a su cofre.

Rechina los dientes como un conejo.

Page 32: María Pizarro - Uniandes

32

MARÍA: ¡Su señoría, auxilio! ¡María ha de robarme todo, para que

muera sola y vieja!

LOPILLO: Y no comiendo más que un pastel de a cuatro, ni cenando

más que una ensalada de pepinos...

MARíA: ¡Mío, mío, mio! (Sigue haciendo como conejo.)

LOPILLO: ... y le sirve de cepo su misma riqueza.

El diablo salta sobre el hombro de María y le pega una

patada en la cara, María grita sobreactuada y divertida.

Aquel que canta en esa otra jaula es un músico sinsonte, que

remeda los demás pájaros. Está preso en esta cárcel de los

delitos del juicio porque siempre cantaba, y cuando le rogaban

que cantase, dejaba de cantar.

MARÍA: ¡Mi, mi, mi, mi, mi...

Diablo: ¡Canta!

María eructa, el diablo de guiñol la golpea de nuevo.

MARÍA: ¡Mi, mi, mi, mi, mi...

Entra Elena con una bandeja con comida.

ELENA: ¿Qué hace así encaramada, niña María? (Lopillo queda en

el foro.) Va a hacer que me dé un espanto. ¿No estaba muy débil

para asistir la misa? Pues yo la veo muy bien.

MARÍA: Me estaba divirtiendo un poco.

ELENA: Siéntese, no sea que le dé un espasmo y se golpee toda.

Acá le traigo su almuerzo.

MARÍA: ¿No te da miedo estar sola conmigo? El padre López dice

que por la comida sentran los demonios.

ELENA: Pues el padre López debería dejar de darle la comida en

la boca.

MARÍA: Vete, ya no tengo hambre.

ELENA: No, doña María. Tantos días de ayuno no le hacen bien,

coma.

MARÍA: Entonces llama a López para que me la de él mismo.

Page 33: María Pizarro - Uniandes

33

ELENA: ¿Muy graciosa? Diga lo que quiera, pero yo estoy aquí

para cuidarla. A usted no le importa el qué dirán, pero a mí sí.

¿Cree qué va a salir impune cuando su encargo sea notorio?

MARÍA: ¿De qué estás hablando?

ELENA: Ay, niña María. Puede que su madre no se dé cuenta, pero

yo sí. Me la conozco como la palma de mi mano. ¿Cree que no noto

cómo se le hinchan las tetas? ¿O que ya va para tres lunas sin

sangrar? Ay, niña María, más sabe el diablo por viejo que por

diablo.

MARÍA: Voy a ser madre Elena, como la madre de Dios.

ELENA: ¿Y qué va a decir? ¿Que fue una concepción inmaculada?

MARÍA: Sí. Elena, óyeme. Es cierto, él fue como un querubín.

Lleva en las manos un dardo de oro largo con el fin de hierro.

Parecía meterlo por mi corazón, aquí Elena, y me llegaba a las

entrañas. Al sacarlo me dejaba toda abrasada en amor grande. Era

tan grande el dolor y tan suave, que me hacía dar aquellos

quejidos.

Y era tan excesiva la suavidad de ese grandísimo dolor. Es un

requiebro suave que pasa entre el alma.

ELENA: (Se santigua.) Niña María, nadie va a dar fe de su

cuento. Y al padre López se lo va a llevar la Compañía para

evitar el escándalo.

MARÍA: Miente tu lengua. Te da envidia que ahora me quieran

bien.

ELENA: Qué más quisiera yo, niña María. Sabe usted todo lo que

he hecho en ese respecto. Pero un cura solo puede querer bien a

Dios, no a una moza.

MARÍA: Me fue prometido. Nuestro hijo será la prueba definitiva

de nuestro querer.

ELENA: Coma, niña María. Antes de que regresen. Para quel

encargo crezca fuerte.

María come con desgano la comida que Elena le da en la

boca, hasta que se queda dormida. La celda queda en

penumbra y María comienza a quejarse en sueños. Luis López

entra hasta su catre, arrastrándose como una sombra. El

coro canta Ave María de Johannes Brassert, pero con

vocales, sin la letra.

LÓPEZ: María...

Page 34: María Pizarro - Uniandes

34

MARÍA: Quiero vidar tu cara... Cuéntame otra vez, de dónde viene

el nombre de Dios. (López le dice algo al oído y los dos ríen.)

Deja que mi nariz huela tu pelo... Deja a mi lengua saborear tu

carne... Padre...

LÓPEZ: Hija...

MARÍA: Padre...

LÓPEZ: Salve, muy favorecida. María...

LÓPEZ: ...llena eres de gracia!

MARÍA: María, madre.

LÓPEZ: De los pecados y de la gracia. (El coro gime.)

MARÍA: Una madre, comparte con un Padre.

LÓPEZ: María...

MARÍA: Con un padre y esposo.

LÓPEZ: Silencio. (El coro gime.)

MARÍA: Luis...

LÓPEZ: Cállate.

MARÍA: Escúchame, Luis.

LÓPEZ: (Se retira.) Que no me llames Luis. No he dejado de ser

el Padre López.

MARÍA: Padre...

CORO: Padre mío.

MARÍA: ... escúchame. He sido bendecida, con la gracia

inmaculada. (El coro gime.)

LÓPEZ: ¿De qué hablas?

MARÍA: La gracia que Dios le dio a María.

LÓPEZ: Falso.

MARÍA: Es verdad. No he sangrado en tres lunas y mi vientre

siente la gracia que Dios me ha dado en mi nombre.

LÓPEZ: Dios no te ha dado gracia.

Page 35: María Pizarro - Uniandes

35

MARÍA: Me la dio inmaculada, por el oído, como a María. Día y

noche por tus oraciones.

LÓPEZ: María.

MARÍA: Es la gracia nuestra, Padre...

CORO: Padre mío.

MARÍA: ...también Dios te la ha dado a ti.

LÓPEZ: Dios me dio el hábito. Un hábito que sí debe permanecer

inmaculado. ¿Estás segura de que no has sangrado? O dicha

noticia te la reveló el demonio.

MARÍA: Tú mismo lo has visto. No has faltado en mi lecho desde

hace meses.

LÓPEZ: (Se arrodilla y se santigua.) En el lecho del demonio.

MARÍA: (Para sí.) El lecho de María.

MARÍA: Padre, mírame. Es la gracia inmaculada que nos ha dado

Dios.

LÓPEZ: ¡Niña, nadie va a creer que la endemoniada fue bendecida

por Dios!

MARÍA: ¿Y cómo más habría yo de quedar en gracia? El camino será

arduo, pero como José lucharás en contra de los incrédulos y

recibirás la bendición de Dios.

LÓPEZ: ¡Cállate!

MARÍA: Tú lo dijiste, padre...

CORO: ... Padre mío...

MARÍA: ... Dios nos da sufrimiento para que la gracia sea mayor.

Tú serás el nuevo José...

LÓPEZ: ¡Cállate, mujer! Pérfida, amante del demonio. ¿Sabes lo

que va a pasar cuando se sepa? Ahora con la llegada del Virrey

Toledo, con su mano firme y sus nuevos tribunales. A mí con

suerte me envían lejos, donde nadie sepa. Y a ti...

CORO: María.

LÓPEZ: ... ya va siendo hora de que se sepa. Ya no vas a ser

solo la endemoniada, sino la puta Pizarro.

Page 36: María Pizarro - Uniandes

36

MARÍA: No, padre mío.

LÓPEZ: Zorra, aléjate.

MARÍA: Tú viniste a mí.

LÓPEZ: Estabas ofrecida.

MARÍA: ¡Por Dios! Dios me acercó a ti y tú me querías.

LÓPEZ: No, no, no. ¡Fue el demonio el que me tentó a ti!

MARÍA: Padre, haz que tus ojos vean los míos. Dame tu mano,

siente mi alma, limpia, inmaculada.

LÓPEZ: Va de retro, demonio.

MARÍA: Soy María, la madre de tu hijo y el hijo de Dios.

LÓPEZ: Puta, madre de esperpentos y demonios.

MARÍA: ¿Padre?

MARÍA: ¡María Pizarro! ¡La puta de Luis López!

LÓPEZ: ¡Cállate!

MARÍA Y CORO: ¡María la puta del padre Luis López! ¡La puta del

diablo! ¡La amante del demonio!

LÓPEZ: ¡Silencio!

María y el coro comienzan a gemir escandalosamente,

mientras se arrastra con fuerza contra las paredes. El coro

también se ríe. López se arrodilla y comienza a rezar.

Entran Catalina, Elena y Justa. María comienza a saltar

fuera de sí y se quita el camisón. Justa y Elena tratan de

agarrarla para meterla en la cama. María comienza a reírse

con desenfreno y a masturbarse. López saca la cruz y el

hisopo, y comienza a regar agua bendita.

LÓPEZ: Exorcizo te, inmindissme spiritus, omnis icursio

adversarii, omne phatasm, omnis legio, in nomine Domini nostri

Iesu Chsristi, eradicare et effugare ab hoc...

MARÍA: ¡Y el corazón tuvo tiempo para susurrar, dejad que la

semilla germine y se eleve tu voz! El corazón no calla y mira a

los que lo rodean. Todo lo que hago y creo viene de mí, de las

profundidades del clamor de mi voz, de mi carne que es

Page 37: María Pizarro - Uniandes

37

vida. Domine, exaudi orationem meam, et clamor meus ad te

perveniat. In quacumque die invocavero te.

Elena y Justa logran inmovilizar a María. López sin

interrumpir su oración saca un lazo y le amarra las manos a

la espalda y de un golpe la tira al suelo.

LÓPEZ: En nombre de Dios Nuestro Señor Todo Poderoso, te ordeno:

revela tu nombre.

MARÍA Y CORO: Martín Lopillo, Barrabás y mil demonios liderados

por el gran Principado.

LÓPEZ: ¿Por qué medio han entrado?

MARÍA Y CORO: Por comida y bebida. Por la nariz con el hedor de

la muerte. Y por los oídos con el sonido del amancebamiento.

LÓPEZ: Por mandato de Dios Nuestros Señor, la Santísima Virgen

María, los ángeles y los arcángeles, te ordeno: deja en paz a

esta pobre alma.

MARÍA Y CORO: Su carne sigue entregada a nosotros.

LÓPEZ: ¿Ha habido intención sincera de volcarse hacia la luz y

la gracia divina?

MARÍA Y CORO: ¿Ha habido intención sincera de salvarla?

LÓPEZ: Demonio putrefacto, te ordeno obedecer la palabra de

Dios. (López latiga por la espalda a María.) Sierva de Dios,

entrega tu alma a la luz. (Le da otro latigazo.) Abandona el

placer por la carne. La carne putrefacta y pecadora. (Le da otro

latigazo.)

MARÍA Y CORO: Mi voz se elevará desde las profundidades y mi

cuerpo más grande que mi voz mirará a los pecadores desde el

cielo, restaurando la gloría de los perdidos, de los que no

pueden escuchar.

López continúa latigándola con más intensidad,

mientras reza, hasta que María se desmaya. Justa y Elena le

ponen el camisón y la acuestan en el catre.

LÓPEZ: Tu pecatoris huius intrna custodias. Es preciso

asegurarla a la cama. (Silencio.)

CATALINA: Justa, Elena.

Catalina sale precipitadamente. Justa y Elena le atan

las manos al catre, se arrodillan y comienzan a rezar.

Page 38: María Pizarro - Uniandes

38

López le da la bendición y le besa la frente. María se

despierta y comienza a llorar, Elena le canta una canción

de cuna en quichua.

JUSTA: Doña María, no llore. Recuerde el evangelio, los últimos

serán los primeros.

ELENA: Pachakuti.

JUSTA: Amén.

ELENA: Niña María, el Pachakuti fue prometido y vendrá pronto.

El mundo ha de volver para los de abajo arriba, de manera que

los mayores sean menores, y los menos y abatidos sean mayores.

La nueva era en la que los menos renaceremos en gloria.

JUSTA: La gloria que les fue robada a nuestros ancestros.

MARÍA: ¿Los menos serán los más? ¿Y los últimos serán los

primeros? Pachakuti... Si se tomaran en cuenta los pecados,

¿quién sería declarado culpable? ¡Pachakuti!

Desaparecen Justa y Elena. Aparece Toledo con su séquito y se

quedan en la bruma al foro. Pasa un pregón

PREGÓN: Al día quince del mes de noviembre del año de mil y

quinientos y cincuenta y nueve, se informa a todos los vecinos

desta Ciudad de los Reyes la Real Cédula ordenada nuestra Real

Alteza Felipe II, de la mano del excelentísimo Virrey deste

Virreino del Perú Francisco Toledo. A partir del año siguiente,

se encargará de todos los asuntos de la fe el Santo Tribunal de

la Inquisición que regirá en este Virreino con poder y derecho,

para vigilar y sancionar toda ofensa contra la Santísima Iglesia

Cristiana Apostólica y Romana.

Suenan cuatro campanazos.

MARÍA: Pachakuti.

Pega sus manos y pies a la silla como si los tuviera

amarrados. Entra un monja y le pone a los pies un cazo con

agua y pan. Sale. María escupe en el cazo con las pocas

fuerzas que le quedan.

Aparece el coro: López, Elena, Justa, otras indias y

negras, Martín y otros curas de la Compañía de Jesús. Los

últimos rezan el Ritual Romano.

LÓPEZ: Aquel siervo que sabía la voluntad de su señor y no se

preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá azotes.

(Silencio. López le pega una cachetada a María.) Pero el que sin

saberla hizo cosas dignas de azotes, será azotado. (Silencio. De

Page 39: María Pizarro - Uniandes

39

nuevo le pega una cachetada.) Al que mucho le es dado, mucho le

será demandado; (Otra cachetada.) Y al que encomendaron mucho,

más le será pedido.(Otra cachetada.) Renuncia a Satán y

entrégate a la luz de Dios.

López se arrodilla a rezar. Entran Catalina, el

Provincial del Portillo y otros curas de la Compañía de

Jesús y de la orden de Santo Domingo, entre ellos, Fray

Francisco de la Cruz.

PORTILLO: Padre López.

LÓPEZ: Provincial del Portillo.

PORTILLO: (Le toma el pulso a María.) ¿Por qué está asegurada

Doña María?

LÓPEZ: Hemos debido de tratarla con rigor. Después de cada

jornada de exorcismos, los demonios vuelven a entrar en su carne

y alma. Algunos se esconden en en sus dedos, otros en las

paredes o en la comida. Solo con el rigor de la carne se pueden

controlar.

PORTILLO: ¿Ha sido usado correctamente el Ritual Romano?

LÓPEZ: Por supuesto, al pie de la letra.

PORTILLO: ¿Se ha visto mejoría?

LÓPEZ: Por temporadas, Provincial. La moza encuentra reposo por

momentos, pero su alma sigue entregada al demonio.

De la Cruz le dice algo al oído a Portillo.

PORTILLO: Solo ella puede decidir si oye el susurro de Dios en

su corazón y acepta su luz divina. ¿Tiene disposición la dicha?

LÓPEZ: Es difícil de esclarecer.

PORTILLO: Doña Catalina, ¿ve usted mejoría en su hija?

CATLINA: Provincial, me consta que el padre López ha hecho su

mejor esfuerzo con mi hija...

PORTILLO: ¿Han sido menos recurrentes los episodios de posesión?

CATALINA: Bueno, a veces, podría decirse...

PORTILLO: ¿Los episodios son menos violentos?

CATALINA: No podría asegurarlo...

Page 40: María Pizarro - Uniandes

40

PORTILLO: ¿Y la salud de la dicha? (Silencio. De la Cruz vuelve

a decirle algo a Portillo.) No tema Doña Catalina. Son preguntas

de rigor, para examinar la evolución de su hija. La batalla con

el demonio es camino espinoso, incluso para los más versados

como el estimado Padre López.

CATALINA: No, padre. Se le ve más débil cada día.

PORTILLO: Es preciso acostar a la moza. (Justa y Elena la

acuestan en el catre.) Doña Catalina, el padre López ha tenido

el honor de ser requerido por el Excelentísimo Virrey Toledo

como su acompañante en la visita general a todo Virreinato.

LÓPEZ: Provincial...

CORO: ¡Pachakuti!

PORTILLO: Descuida hijo, Dios te ha recompensado por el arduo

trabajo con esta moza.

Doña Catalina, déjeme presentarle a fray Francisco de la Cruz,

de la orden de Santo Domingo. Él quedará a cargo del

procedimiento de su hija. Es exorcista célebre.

DE LA CRUZ: Estimada Doña Catalina, permítame.

Se acerca a María, saca un pañuelo y le seca el sudor.

Unta el pañuelo con un óleo y le limpia las heridas de las

muñecas. Los demás desaparecen y el coro se oculta.

Descuide doña María. Todos hemos sentido miedo. Yo también he

temido. Cuando era niño trabajaba en Lopera como aprendiz de Don

Manuel de Cervallo, vitralista. Don Manuel era hombre célebre y

su taller tenía puerta directa a la casa cural. Una noche me

dejó don Manuel trabajando hasta el alba, por un encargo que

teníamos. Faltaban todavía horas para que clareara y yo llevaba

muchas horas en vela. Me fallaban ya los sentidos y comencé a

vidar sombras, que se movían y me susurraban ruidos.

El taller tenía vidrieras do quier, con reflejos y sombras. La

flema se me subió, tenía un terror espantoso y salí corriendo

hacia la casa cural.

Yo nunca había entrado y no sabía que el taller estaba conectado

a la parroquia por un corredor donde guardaban todas las

estatuas de santos y santas, con sus ojos de vidrio y sus caras

dolorosas llenas de lágrimas. A cada paso me encontraba con la

mirada fija de algún mártir que me atravesaba. Traté de volver,

pero la tranca solo abría desde el taller y la puerta a la casa

cural tenía candado. No podía escapar del dolor y el sufrimiento

de los santos y con las sombras persiguiéndome... Allí me tocó

pasar lo que quedaba de la noche.

Page 41: María Pizarro - Uniandes

41

MARÍA: ¿Cuánto tardaron en sacarlo?

DE LA CRUZ: Bastante, tuve que hacer escándalo en las puertas

para que me sacaran. Pero me dio tiempo para entender las

imágenes sagradas. Para recibir su dolor y saberlo.

MARÍA: ¿Siguió teniéndoles miedo?

DE LA CRUZ: Sí, muchas veces. Pero confío en Dios.

MARÍA: Yo no tengo miedo. Aunque me siento atrapada entre los

ojos vidriosos de los que miran.

DE LA CRUZ: Es valiente usted.

MARÍA: No tengo miedo, porque no quiero.

DE LA CRUZ: ¿Y qué quiere entonces?

MARÍA Y CORO: Cuénteme otra historia.

DE LA CRUZ: Tendrá que contármela usted. Es preciso que comience

a batallar contra los demonios que la acosan. Y para eso

necesito conocer a quienes la atacan.

MARÍA: Hábleles y no responderán otra cosa que las ya dichas.

DE LA CRUZ: Pero no quiero saberlo por boca dellos, sino por la

suya.

MARÍA: Es la misma. La mía la tienen en su poder.

DE LA CRUZ: Es preciso entonces que eleve su voz sobre la

dellos.

MARÍA: ¿Por qué?

DE LA CRUZ: Porque voy a escucharla.

CORO: ¡María! ¡Tonta! ¡Fea! ¡Loca! ¡Enferma! ¡Mentirosa!

MARÍA: ¿Mi voz?

CORO: ¡María!

DE LA CRUZ: La suya.

CORO: ¡Envidiosa! ¡Engañadora!¡Endemoniada!

MARÍA: No sé escuchar mi propia voz.

Page 42: María Pizarro - Uniandes

42

El coro, que sigue oculto, aturde a María diciendo

palabras incomprensibles a toda velocidad y en volúmenes

distintos.

MARÍA: Los veo. Primero viene uno, ¡no me da miedo! (El coro

calla.) Es muy buen mozo. Me da un beso y me tiende su mano. Yo

lo sigo. Su mano es cálida y más grande que la mía. Mi cuerpo

quiere hundirse en ella. Me entrega una negra para que me sirva,

pero yo no tengo nada que pedirle. Qué ha de servirme, si yo no

tengo cosa alguna y lo que quiero ella no me lo puede dar. Le

pido a él mi secreto, mi fervor. Él me abraza. Mis pulmones se

aprietan y no pueden respirar. Ahora vienen los que están a su

mando. Al principio son negros. Vienen muchos, muy horribles. Me

atormentan en dolor grande por todo el cuerpo. Me ponen su

lengua de clavos y herrances. Me martirizan la carne. ¡Fuera,

fuera!

Pero también hay otros, los que me hablan.

Entran tapadas limeñas, con movimientos sensuales,

pero que deforman la figura humana. No sabría decirse si

son hombres, mujeres o incluso humanos.

A ellos los oigo. Dicen quién es María. Pero ya no los entiendo.

¡La carne me pica los oídos y no los oigo más! ¡Silencio,

cállense! ¡Mmmmmaaaahhhh... Mmmmaaaahhhh, rhih, aaahhh.

Mmmaaahhh, rhih, aaahhh!

El escenario se ilumina con la refracción colorida que

pasa a través de vitrales. El coro hace un corredor y

comienza a cantar "O Crux ave", de La pasión según San

Lucas de Krzyztof Penderecki. Del coro se eleva la imagen

de la Virgen María junto con Cristo. Por una ventana entra

El armado, quien tiene puesto un yelmo de oro. Se acerca a

María, se quita el yelmo y sin que se le vea la cara le

besa los pies, mientras que la Virgen y Jesús se besan. El

coro gime de gran placer y cae.

Lo he visto. Vi al armado con su vestido de blanco y oro. Traía

lanza, espada y yelmo de oro. ¡Dios mío! Me lavó los pies con

sus lágrimas purísimas y todo mi cuerpo quedó abrazado en amor

grande que me subía como una llama por el estómago hasta la

garganta. (Desde el suelo, todo el coro suspira con exaltación.)

Dijo que lucharía por mí para liberarme y verme inmaculada,

¡porque Dios me quiere bien y va a desposarme! ¡Dios mío, Dios

mío!

Padre fray Francisco, también me ha hablado de usted. Dijo que

velaría por usted y por Gabrielico.

Page 43: María Pizarro - Uniandes

43

DE LA CRUZ: ¿Gabrielico?

MARÍA: Si, su hijo. El hijo secreto que tuvo amancebado con Doña

Filotea García. Él sabe que teme que se conozca públicamente

sobre su hijo.

DE LA CRUZ: ¿Será posible?

MARÍA: Él me lo ha revelado todo. Dice que no ha de temer. Que

va a velar por todos los que cuiden de mí, para que llegue

blanca inmaculada a mi desposorio con Cristo. Que al hijo de

usted, aún siendo bastardo y dañado de ayuntamiento, Dios lo

quiere por ser hijo suyo y hará de él sacerdote célebre.

DE LA CRUZ: (Se santigua y se arrodilla.) ¡Bendito sea Dios,

bendita sea usted! ¿Dijo algo más sobre mí o mi hijo?

MARÍA: Que volverá para darle gracias. A usted y a él, siempre y

cuando se rece por mí y por él mismo armado.

DE LA CRUZ: ¡Doña María, bendita sea!

Desaparece la Cruz. El coro (hombres y mujeres

limeñas.) entra y sale disperso y exaltado. Se nuevo se oye

el barullo callejero Algunos comienzan a hacer fila hacia

el catre de María. Llevan regalos -flores, frutas, dulces y

joyas- que se van acumulando alrededor de María.

MUJER 1: ¡Gracias al cielo, siquiera voy a poder verla!

MUJER 3: Mujeres de poca fe, vieron que lo de la Pizarro no era

embuste.

MUJER 2: Eso está por verse.

MUJER 1: Calla mujer, no sea quel ángel vea tu falta de fe y no

nos ayude con el milagrito.

MUJER 3: ¡Baj! Si esta cree, pero se hace la que no. Acaso no

vienes también a pedirle al ángel por ti.

MUJER 2: Yo no creo en brujas, pero de que las hay, las hay.

MUJER 1: Brujas no, iluminadas.

MUJER 3: Por el ángel.

MUJER 1: ¡Arcángel, San Gabriel!

MUJERES 1 Y 3: María la iluminada.

Page 44: María Pizarro - Uniandes

44

MUJER 2: Iluminada, bruja o ángel. No me importa, desde que me

mande los pesos que me hacen falta, le creo lo que me diga.

MUJER 1: Ponle fe y ya verás.

MUJER 3: ¿Qué le trajiste tú?

MUJER 1: El dije que me heredó mi madre. ¿Y tú?

MUJER 3: Flores, azucenas.

MUJER 2: Yo le traje dulces. Me enteré por Bartola, que es lo

que mejor la dispone para que le hable el ángel.

MUJERES 1 y 3: ¡Es tu turno!

MUJER 3: ¡Dios te bendiga!

MUJER 2: Estimada Doña María. Mi nombre es Juana de Borja,

esclava ladina. Le traje estos bombones, directo de la tienda de

Doña Ana del Merced. Necesito consejo del Ángel...

MARÍA: Le escucha.

MUJER 2: Santísimo Arcángel... Espero me entienda y no me juzgue

por pecadora. Necesito el favor santo... Traigo encargo... Don

San Gabriel, en unos meses ha de nacer un niño deste vientre,

deste vientre que es esclavo. Si nace, ha de nacer esclavo como

su madre. Será propiedad de mis amos y no mía. Y otra vez

quedaré sin nada. Y la vida sin nada que querer, se embota como

el cuncho de chicha que nadie se toma.

MARÍA: Pregunta si tu amo te ha ofrecido liberar su vientre.

MUJER 2: Sí, pero me falta dinero.

MARÍA: Pregunta si Juana Ladina quiere bien a su gracia.

MUJER 2: Es lo único que tengo.

MARÍA: ¿Y el padre?

MUJER 2: No tiene.

MARÍA: ¿No podría él pagar por su vientre?

MUJER 2: Entonces también sería de otro. Y una madre no necesita

a un padre, solo a un hijo.

Entran Catalina y Francisca.

Page 45: María Pizarro - Uniandes

45

CATALINA: ¡Fuera, fuera! ¡No más gentuza en esta casa!

El coro comienza a salir espantado.

MARÍA Y CORO: ¡Juana Ladina!, reza por el alma de Doña María

Pizarro y vuelve cuando seas llamada para tener respuesta.

CATALINA: ¿Qué te crees, niña? ¿Que puedes hacer lo quieras en

esta casa? Te recuerdo que esta sigue siendo mi casa y que tú

estás a mi cargo.

MARÍA: Fuiste tú la que comenzó a invitar gente para que me

viera.

CATALINA: Amigos de la familia y conocidos, no cualquier gentuza

desta ciudad. Además, todo este teatro me repugna. ¿No te das

cuenta del daño que le haces a la reputación de la familia?

MARÍA: No es mi culpa quel prometido de Francisca ya no la

quiera.

CATALINA: ¿No? ¿Y por qué crees que ya no quiere desposarla? ¿No

se te ha cruzado por esa cabeza de tonta que es porque nadie

quiere emparentarse con la loca, la endemoniada Pizarro?

MARÍA: La gente ya no cree eso. Ahora me dicen la iluminada, por

eso vienen a mí.

CATALINA: Además, me dijo el Provincial que tú habías confesado

habernos hecho maleficio y a causa de eso te atacan los

demonios.

MARÍA: ¿Vas a creer eso, madre? Si ni siquiera sabes quién lo

dijo, si el demonio pérfido y engañador o María, la loca, la

mentirosa.

CATALINA: Cuidado, María. Yo te conozco, conozco tus embustes. Y

para nadie es un secreto que la hacienda va de mal en peor.

¿Cuál es tu plan? ¿Qué harás cuando hayas acabado con todo? No

se muerde la mano que te da de comer, María. Estos regalos que

te traen no durarán para siempre. Cuando se aburran deste circo

y se den cuenta de tu engaño, volverás a quedar sola como antes.

¿Y qué harás, sola y sin marido cuando tu madre no pueda

mantenerte? Acuérdate de quién eres. Esta familia es lo único

que tienes.

MARÍA: Lo que me traen los devotos podría ser en favor

nuestro...

CATALINA: Mentirosa, tu envidia no te permite convidarnos nada.

Page 46: María Pizarro - Uniandes

46

MARÍA: Madre, no te dije yo que rezaría para que no nos falte

plata ni vestidos.

CATALINA: ... ¿Serías capaz de darle algo a tu madre?

MARÍA: No. El Arcángel me dio instrucciones claras. Es preciso

que yo entre al convento. Y una vez allá, qué me importará si la

hacienda y tú sobreviven o no.

CALINA: Malcriada, impertinente.

Catalina golpea a María. El coro ruge. Y María se

levanta como en trance.

MARÍA: ¡Vete, madre! Ya no eres más que polvo. ¡Déjame en paz y

descansa tú en paz! Kkkkaaahhh, tttthhaaahh, lllliiinnnnaaahhh.

Kkkkaaahhh, tttthhaaahh, lllliiinnnnaaahhh. Tú el martillo y yo

el viento. Kkkah, tttah, lllinna. Mira hasta dónde hemos

llegado, madre.

Desaparece Catalina. Entra el coro: Fray Francisco de

la Cruz y otros curas de la orden de Santo Domingo.

TODOS: Estimada Doña María, ¡bendita sea!

María vuelve en sí y se acuesta. Responde con un gesto

indiferente con la cabeza.

DE LA CRUZ: Doña María, mis compañeros de la orden de Santo

Domingo y yo hemos traído para usted esta humilde limosna, para

los ahorros que se requieren para su entrada al Convento de

Santa Rosa.

MARÍA: Gracias padres. Con la generosidad de todos pronto

podremos cumplir la voluntad de Dios Nuestro Señor.

TODOS: Amén.

DE LA CRUZ: Recemos, para ser bendecidos con la presencia del

Arcángel San Gabriel. Mi estimada, ¿ya ha tenido fuerzas para

aprender la oración en lengua sacra?

MARÍA: No, querido padre.

DE LA CRUZ: Bien, en vulgata sea.

TODOS: San Gabriel Arcángel,

gloriosísimo ángel

hoy te invoco desde lo más profundo de mi ser

para que acudas con tus Legiones de Ángeles en mi ayuda,

Page 47: María Pizarro - Uniandes

47

(María comienza a sufrir espasmos, que ella intenta controlar

pero se vuelven más intensos.)

y, por el poder que estás revestido

hagas posible que se alejen mis sufrimientos,

pues siento que mis fuerzas están a punto de desfallecer.

Tú que eres el portador de las buenas noticias,

guarda mis caminos y lo agradeceré eternamente

y junto a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo

y la Santísima Virgen María, que es reina tuya y mía,

siempre te llevaré en mi corazón.

Así sea.

MARÍA: (Después de gritar de dolor.) Está aquí, dispuesto a

escucharlos.

TODOS: ¡Bendito sea!

DE LA CRUZ: San Gabriel Arcángel. Gracias por honrarnos con tu

santísima presencia.

MARÍA: Los bendice a ustedes.

DE LA CRUZ: Venimos hoy a tu presencia por una duda que nos

aqueja sobre las Santas Escrituras. Y solo tú, en conexión

divina puedes decir palabra final sobre este asunto. Tú conoces

ya el célebre debate sobre el alma de los indios disputado por

tus siervos Bartolomé de las Casas y Juan Guinés de Sepúlveda en

la Junta de Valladolid. Muchas horas se han rezado para que Dios

nos ilumine con su sabiduría y poder sanjar el asunto que tan

urgentes efectos tiene sobre nuestro majestuoso imperio. Hemos

rogado a Dios y él nos ha respondido con tu presencia. Gran

Arcángel San Gabriel.

MARÍA Y CORO: Secundum quid.

TODOS: ¡Bendito sea Dios!

MARÍA: Es cierto que los indios son Secundum quid. Son salvajes

por accidente, no por naturaleza.

DOMINICO 1: ¿Entonces pueden ser civilizados?

DOMINICO 3: ¿O están condenados a ser esclavos de su barbarie?

MARÍA: Pueden ser civilizados.

DE LA CRUZ: ¿Y su alma salvada?

DOMINICO 2: ¿O condenada?

Page 48: María Pizarro - Uniandes

48

MARÍA: Su alma puede ser salvada.

DE LA CRUZ: ¡Bendito sea Dios!

Humo. El escenario se llena de sahumerios. El coro

suspira de placer. Entra Elena, cargando yerbas, flores,

ramas, plumas y una olleta de agua hirviendo. Comienza a

bañar a María en el agua de yerbas, untándola con las

raíces y las plumas en los senos y el vientre.

DOMINICO 2: Santísimo Arcángel. Nosotros, padres dominicos,

intuíamos ya tu respuesta. Pero queremos saber, ¿qué necesitan

saber estas gentes rudas de entendimiento para salvar su alma y

así cumplir con el deseo Divino?

ELENA: Yerba curia, para que Cristo la quiera bien en su

desposorio.

MARÍA: Deben saber lo que han de entender.

ELENA: Madre selva, para que Dios la quiera bien en su

desposorio.

DE LA CRUZ: ¿Y los misterios? He enseñado yo a muchos indios,

son rudos e incapaces de entender el misterio de la encarnación

y el de la Santísima trinidad.

ELENA: Claveles, para que el Espíritu Santo la quiera bien en su

desposorio.

MARÍA Y DE LA CRUZ: ¿Crees en Dios Nuestro Señor Padre creador

Todo Poderoso del cielo y la Tierra?

ELENA: Sí, creo.

MARÍA: ¿Vas a misa y haces tus oraciones?

ELENA: Sí, madre.

MARÍA: (Le da un dulce a Elena.) ¿Confiesas tus pecados con

verdad?

ELENA: No, madre.

MARÍA: (Le da una cachetada.) Les basta con saber que hay un

solo Dios, que da premio a los buenos y el castigo

correspondiente a los malos. Y que en lo demás han de tener

también nuestra ley cristiana como ciertamente divina.

DE LA CRUZ: ¡Bendito sea Dios!

Page 49: María Pizarro - Uniandes

49

Elena continúa lavando a María, ahora se concentra en

sus manos y pies.

DOMINICO 3: Pero, Santísimo Arcángel, ¿pueden realmente estas

almas tan sumidas en la barbarie y la idolatría salvarse sin

entender los misterios?

MARÍA Y CORO: Los indios del Nuevo Mundo son como los esclavos

israelitas en Egipto en tiempos de Moisés.

CORO: ¡Pachakuti!

DOMINICOS 2 y 3: (Al tiempo que De la Cruz y Dominico 1.) ¡Dios

mío!

DE LA CRUZ Y DOMINICO 1: ¡Bendito sea Dios!

DOMINICO 2: Estimado Fray Francisco, estas son palabras

sugerentes de herejía.

DE LA CRUZ: Un ángel no es hereje.

DOMINICO 3: Un ángel oscuro, aliado con el demonio sí.

Elena abraza a María, se sientan y la arrulla entre

sus brazos.

DE LA CRUZ: ¿No ha revelado ya el Santísimo Arcángel San Gabriel

verdades para todos y cada uno de nosotros? ¿No sienten fervor

en sus corazones desde que se nos ha presentado?

DOMINICO 1: Santísimo Arcángel, ¿y el uso de la fuerza? ¿Es

lícito el sometimiento de los indios?

Aparece en el foro la imagen de Catalina. Elena

comienza a estrangular a María.

ELENA: ¿Crees en Cristo, su único hijo concebido por obra y

gracia del Espíritu Santo?

MARÍA: Sí, creo.

ELENA: ¡Nacido inmaculado de Santa María Virgen?

Y dijo nuestro Cristo Nuestro Señor, que San José lo había

azotado cuando niño, por petición suya.

ELENA: Madre, azótame.

MARÍA: Y así lo hizo. Teniéndolo por verdad, Cristo Nuestro

Señor quiso en esto dar también ejemplo a los niños cómo se han

de consentir azotar por sus padres.

Page 50: María Pizarro - Uniandes

50

MARÍA Y CORO: Que hay un Dios y que es castigador y premiador. Y

esta ley es de Dios de la Santa Madre Iglesia.

María estalla en convulsiones.

Entran los demonios y el Armado. Comienzan un baile de

guerra, mientras el coro el final de "Pople meus" de La

pasión según San Lucas de Pendereki.

MARÍA Y CORO: Quicumque enim sine lege peccaverunt, será

juzgado sin ley: y todos los que han pecado conociendo la ley,

per legem judicabuntur.

María entra en el baile. Un baile enajenado e

histérico. Está en medio de la batalla entre los demonios y

el Armado. Entran varias monjas que logran controlarla. La

sostienen contra la cama hasta que sus movimientos

frenéticos cesan. Recogen el cazo que habían traído antes y

lo cambian por uno limpio. Le tapan la nariz y la obligan a

comer.

MONJA: Es preciso que usted, cómo rea desta carcel, coma y tenga

fuerzas para declarar mañana ante el tribunal.

Salen las monjas. Aparece Lopillo por el foro.

LOPILLO: ¡Bu! (Se ríe.) María la loquilla, no es tiempo de

dormir. Es tiempo de bailar con regocijo y excedernos en carne y

vino. (Le hace cosquillas a María.)

Cada vez que te visito tienes mala cara. A ver, vamos a

divertirnos. No me digas que con tanto rezo te elevaron el

sentido del humor, hasta evaporarlo, ¡Ja!

MARÍA: Ya no debes venir más.

LOPILLO: ¿Qué dices? ¿Acaso te convencieron de volcarte hacia la

luz? ¡No me hagas reír! María la loquilla no aguantaría un solo

día sin hacer una travesurilla.

MARÍA: María ya no es más una loca.

LOPILLO: ¿A no? ¿Entonces qué es?

MARÍA: Cállate.

LOPILLO: ¡Pero si has rogado mucho para que viniera! ¿Ya no

quieres que te cuente historias?

MARÍA: Ya no necesito que me las cuentes.

Page 51: María Pizarro - Uniandes

51

LOPILLO: ¡Créeme, ninguno de esos curas va a contarte historias

tan divertidas como las mías!

MARÍA: ¡Ya no necesito divertirme! Ahora yo contaré mis propias

historias.

LOPILLO: De verdad que eres una loquilla, María. ¿Sinceramente

piensas abandonarnos? (Silencio.) ¿Quién velará ahora por tus

deseos? ¿Quién los hará realidad?

MARÍA: Tú no.

LOPILLO: ¡Tus palabras me atraviesan el corazón! ¡JA! ¡María!...

¿Y el deseillo que ya te he concedido?

MARÍA: Tú no hiciste nada. Él me odió desde el momento en el que

supo que tendría un hijo suyo. Ya me haré cargo yo de él.

LOPILLO: ¿Tú solita? María... Yo puedo ayudarte.

MARÍA: No puedes. Solo yo puedo hacerlo.

LOPILLO: ¿Y tu caballero de capa, espada y sotana?

MARÍA: Te pedí que me ayudaras, para que me amara a mi y a su

hijo y dejaste que se fuera. Solo Dios puede querer bien a una

mal sufrida.

LOPILLO: Si el bueno sufre y el malo prospera, se siente

el deseo de hacer mal las cosas.

MARÍA: ¿Quién es el bueno y quién es el malo?

LOPILLO: Yo soy el diablo y tú la iluminada.

MARÍA: Pues yo sufro y prospero a la vez.

LOPILLO: Porque fuiste iluminada por el demonio.

MARÍA: Al que yo misma invoqué. Y el que ahora va a ser

destruido por el Armado San Gabriel.

LOPILLO: ¿Y una vez acabados todos los ángeles y demonios, quién

va a quedar?

CORO: María.

LOPILLO y CORO: ¿Y quién es María?

María calla. Lopillo se acerca a ella y le da un beso.

Page 52: María Pizarro - Uniandes

52

MARÍA: ¡Lopillo!

Pero él ya se ha ido.

María comienza a respirar su soledad. Luego reza el

Ave maría en quichua. Entra Elena.

ELENA: Niña María... Ha llegado una visita para usted.

MARÍA: Te dije que hoy no iba a recibir visitas

ELENA: Eso le dije, pero insistió.

MARÍA: No me importa. Dile que se vaya.

ELENA: Es una visita especial... pero no creo que usted quiera

recibirla.

MARÍA: ¿Quién es acaso?

ELENA: Alguien que no debería ser recibido en esta casa.

MARÍA Y CORO: ¿Quién es, Elena?

ELENA: Es el padre Luis López. Regresó de la primera Visita

General con el Virrey. Dice que quiere verla.

MARÍA Y CORO: Hazlo pasar.

ELENA: ¿Está segura, niña María? Él no es más su confesor, usted

no tiene obligación de recibirlo. (Silencio)

Sale Elena y entra López.

MARÍA: Padre López.

LÓPEZ: María. Estoy de regreso.

MARÍA: ¿De regreso a la ciudad?

LÓPEZ: A la ciudad y tu compañía.

MARÍA: Ya el estimado Fray Francisco se está encargando de mi

liberación. ¿Y ves cómo ha cambiado todo?

CORO: Ahora soy María, la iluminada.

LÓPEZ: Sí, ya me he enterado. La noticia de tus visiones ha

llegado incluso hasta el Virrey Toledo.

Page 53: María Pizarro - Uniandes

53

MARÍA: Pues bien, ya no eres necesario.

LÓPEZ: Ha sido el mismísimo Toledo el que me ha encargado volver

a presidir tu liberación. Lo tomó con sospecha.

El coro ruge.

MARÍA: ¿Entonces solo viniste por eso?

LÓPEZ: Por eso y por ti, María. Te quiero.

MARÍA Y CORO: Pues yo no quiero a hombre alguno.

MARÍA: ¿No escuchaste? He desposar a Dios. Solo él tiene amor

grande y perfecto para llevarme en la condición. Solo él es

suficientemente para mí.

LÓPEZ: Pues aquí en la tierra te puedo querer yo. María, dime si

era cierto... lo de nuestro hijo.

MARÍA: Lo es.

LÓPEZ: ¿Sigue vivo acaso? ¿Puedo ver?

María se levanta el camisón, tiene la barriga amarrada

con vendas.

¿Qué es esto, María? Has de ahogarlo con todas esa vendas.

MARÍA: Tú eras el principal interesado en ocultarlo.

LÓPEZ: ¡Perdóname, María! Tenía miedo. El alma débil. Pero sabes

que no fui yo el que quiso alejarse de ti. Fui obligado.

MARÍA: ¿Y si te hubieras quedado qué? Fui bendecida desde tu

partida.

MARÍA Y CORO: Dios no te quiere a mi lado.

LÓPEZ: Tú misma lo dijiste, Dios nos ha bendecido con un hijo.

El hijo de María, la iluminada.

MARÍA: El hijo de Luis López.

LÓPEZ: Lo es, María. ¡Bendita seas! Me quedaré a tu lado, para

verlo nacer y crecer.

Velaré por él. Ya lo verás. Por ahora, hemos de mantener en

secreto que es mío también. Por su bien, tenemos que esperar al

momento preciso. Pero cuando...

Page 54: María Pizarro - Uniandes

54

MARÍA: ¿Qué dices?

LÓPEZ: Mi posición con el Virrey es bastante favorable en este

momento. Pero aún debo hacerla más sólida. La noticia deste hijo

podría jugarnos en contra. No ha visto con buenos ojos tus

visiones, María. Él fue enviado por el Rey, para corregir esta

tierra y de la mano de la Inquisición aplastará todo lo que

huela a alumbramiento o herejía.

MARÍA Y CORO: No soy yo la que debo tener miedo.

LÓPEZ: María, escúchame...

MARÍA Y CORO: No he dejado de ser Doña María. Y si el Virrey

desconfía de mis visiones, que venga él mismo y se acoja a la

luz. Yo he sido llamada al lecho de Dios...

LÓPEZ: ¡Qué necedad!

MARÍA: ... Y nadie ha de meterse en mi camino.

LÓPEZ: No se juega con fuego.

MARÍA: Yo estoy saldada.

LÓPEZ: ¿Y nuestro hijo María?

MARÍA Y CORO: Una madre no necesita a un padre.

María se abalanza sobre López y comienzan a besarse

salvajemente. Entra De la Cruz y se une. Seguido entra el

coro retorciéndose y gimiendo como en el infierno de El

jardín de las delicias.

MARÍA Y CORO: Dichosos los que oyen la palabra y obedecen.

López y De la Cruz se aferran a María como dos

cachorros de lobo a las tetas de su madre.

Clama a mí y te responderé. Te daré a conocer cosas grandes y

ocultas.

LÓPEZ Y DE LA CRUZ: ¡Madre! Oye nuestros ruegos.

María los aparta con brusquedad de su cuerpo.

MARÍA Y CORO: ¡Solo de leche vive el hombre!

CONTINÚA

Page 55: María Pizarro - Uniandes

55

Epílogo

Escribir a María Pizarro y recorrer la identidad

El caso de María Pizarro lo oí nombrar por primera vez en 2017, durante un congreso

estudiantil en la Universidad Mayor de San Marcos, en Lima. Claro que en ese momento no

era el caso de María Pizarro, sino el caso de fray Francisco de la Cruz. Un profesor, al mejor

estilo charlatán de El doctor de la Comedia del arte, nombró el caso en una horripilante

ponencia sobre La filosofía latinoamericana. Fray Francisco de la Cruz fue un cura de la orden

de Santo Domingo, que llegó a América huyendo de la persecución a los dominicos en España.

En Lima se convirtió en un fraile muy prestigioso, autoridad en teología y hasta fue director de

aquella universidad, primera en América.

Por su prestigio fray Francisco se

vio inmerso, a finales de la década de

1570, en los sucesivos exorcismos que se

le hicieron a María Pizarro, una joven de

21 años –pariente lejana de Francisco

Pizarro, conquistador del Perú– quien

comenzó a sufrir de violentos episodios

de posesión demoníaca. Después de

meses de exorcismos infructuosos María

comenzó a ser visitada por ángeles y

santos que libraron batallas para liberarla

de los demonios, y quienes además le

comunicaron una serie de revelaciones.

Estas revelaciones hicieron que María se

volviera un objeto de devoción ya que

era un medio directo de conexión con lo

divino. Los curas que la asistían en los exorcismos le llevaban costosos regalos, para poder

comunicarse con los ángeles por su intermediación y así resolver dudas teológicas y

espirituales. Por su parte, los limeños conmocionados se abarrotaban para ver sus exorcismos

y oírla decir revelaciones. A fray Francisco de la Cruz le fue revelada la doctrina de la Nueva

Iglesia: los indios son el verdadero pueblo de Jerusalén y la misión histórica de los fieles

Il Virgen de la leche, autor anónimo, Lima, 1618

Page 56: María Pizarro - Uniandes

56

gentiles de Europa era regresarle el cristianismo a los indios, quienes lo habían olvidado. Una

vez cumplida esta misión, Europa sería destruida, el Vaticano mudado a Lima y fray Francisco

nombrado como nuevo Papa.

Estas revelaciones habrían podido pasar desapercibidas de no ser porque por esos

mismos años, exactamente en 1569 había sido instaurado en Lima el Tribunal del Santo Oficio

de la Inquisición. Este tribunal se instituyó en América con el objetivo de ejercer verdadero

control sobre los territorios americanos, cuyas dinámicas socioculturales se estaban

desarrollando de maneras muy particulares y sincréticas, debido a la naturaleza misma de la

conquista y posterior colonización. En particular había una seria preocupación por parte del

poder eclesiástico y la corona de que, a causa de la falta de control, se diera un nuevo cisma en

América que debilitara de nuevo al cristianismo romano (Splendiani, 1997, pág. 38). Así que

para el recién instaurado Tribunal fue de suma importancia juzgar el caso.

A partir de las investigaciones adelantadas por el tribunal fueron juzgados María

Pizarro por brujería y proposiciones sugerentes de herejía, fray Francisco de la Cruz por herejía

y alumbramiento1 y unos ocho curas más por cargos similares. De todos ellos fueron

precisamente María y fray Francisco quienes salieron peor librados. Contrario a lo que se cree

hoy en día de la Inquisición, esta institución no mató personas a diestra y siniestra. En realidad,

a la Inquisición le interesaba más que quienes eran juzgados confesaran y se arrepintieran para

volverlos a integrar al seno del cristianismo (Splendiani, 1997, pág. 227). Así que para el caso

de América en casi trescientos años de inquisición se condenó a muerte a aproximadamente 63

personas, que representan aproximadamente el 2% de los condenados por los tribunal

americanos (Borja, 1996, pág. 153) (Splendiani, 1997, pág. 36). No obstante, fray Francisco,

quien decidió hacer él mismo su defensa escribiendo sendas páginas desde la cárcel para

demostrar que la revelación de la Nueva Iglesia tenía sustento en la Biblia y por tanto no era

herejía, sí fue “relajado al brazo seglar”2 y quemado en la hoguera en 1578 en aparente estado

de locura. María Pizarro, por su parte, murió en la cárcel secreta de la Inquisición en 1573

1 “En caso de citar apartes del proceso inquisitorial aparecerán los siguientes elementos: Autor, tipo de

documento (v.g. acusación, defensa, declaración) fecha, y el tomo y página de la transcripción hecha por Vidal

Abril Castelló. Inquisidores. Auto de fe: sumario y sentencia del proceso [escrito]. 13 de abril de 1578. T. II.

2 Los alumbrados fueron una secta mística que se desarrolló en diversas ciudades de España durante el siglo

XVI. Estas sectas pregonaban prácticas religiosas con las que supuestamente se alcanzaba una conexión más

cercana con Dios. Si bien fray Francisco de la Cruz no tiene ninguna conexión las sectas alumbradas de España,

por la tipificación de las herejías que tenía la Inquisición todos los que tuvieran propósitos similares a los

primeros alumbrados se les achacaba dicho delito. Es una herejía comúnmente asociada con la del luteranismo,

pues se decía que ellos negaban la autoridad del papa” (Arias, 20180. Pag.3) 2 Término que se utilizaba para los condenados a muerte, puesto que realmente era el aparto seglar de la justicia

quien ejecutaba la sentencia.

Page 57: María Pizarro - Uniandes

57

esperando su condena, debido a las secuelas que habían dejado en su salud los malos tratos

durante los exorcismos y su estadía en la cárcel.

Este resumen del caso impide ver otras dimensiones que lo complejizan. Como el hecho

de que el padre de María, Martín Pizarro, hizo parte de la Revolución de los encomenderos que

lideró Gonzalo Pizarro (hermano de Francisco Pizarro) y que podría considerarse el primer

intento independentista en América. Esto fue interpretado por algunos como una motivación

para que María “inventara” la revelación de la Nueva Iglesia en tanto que implicaba un orden

en el que el poder político de la corona española se veía cuestionado. O también que parte de

sus revelaciones sentaban una posición frente al debate De las Casas-Sepúlveda sobre el alma

de los indios, el cual tenía serias implicaciones sobre el modelo económico colonial. Estos y

muchos otros detalles quedaron consignados en los archivos de la Inquisición nutriendo un

caso en el que pareciera que la realidad supera a la ficción.

A pesar de lo complejo y fascinante, este caso ha sido poco estudiado. La bibliografía

al respecto es muy limitada3. Esto llamó la atención de mi gran amigo Nicolás Arias quien

estuvo conmigo en Lima y vio en esta historia una posibilidad que terminó siendo su tesis de

grado en historia: Una nueva iglesia para el Nuevo Mundo: la utopía herética de fray

Francisco de la Cruz y la proyección de un nuevo catolicismo en el siglo XVI. Mientras él

avanzaba en su monografía e iba comentando los detalles fascinantes del caso yo también

comencé a interesarme. Desde que acepté de una vez por todas que lo que más me gusta y

quiero hacer en la vida es el teatro, decidí que mi tesis de literatura sería escribir una obra de

teatro; y vi en este caso, literalmente increíble, excelentes posibilidades dramáticas.

Cuando comencé a indagar con más seriedad me di cuenta de un detalle fundamental

que había sido dejado a un lado por la mayoría de los estudiosos de caso: a pesar de que las

revelaciones que causaron tanto revuelo en Lima y en el Tribunal —revelaciones que fueron el

detonante de que más de ocho curas fueran juzgados por la Inquisición y uno de ellos quemado

en la hoguera—, salieron de la boca de María Pizarro, casi todo el protagonismo se lo ha llevado

3 Medina, José Toribio, Historia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de Lima (1569-820), Imprenta

Gutenberg, Santiago de Chile: 1887; Huerga, Álvaro. “Historia de los alumbrados (1570-1630)”. Vol. Los

alumbrados de Hispanoamérica (1570-1605). 3 vols, Fundación universitaria española, Madrid: 1986. Millar

Carvacho, René. “Entre ángeles y demonios. María Pizarro y la Inquisición de Lima 1550- 1573.” Historia II,

núm. 40: 2007, páginas 379–417. Manrique, Nelson. El universo mental de la conquista de América. Desco, Lima:

1993. Quiroz Ávila, Rubén “María Pizarro: posesión demoníaca y los nuevos controles epistémicos en el Perú

colonial”, Letras 88(127), 2017. Vivanco-Roca Rey, “Un profeta criollo: Francisco de la Cruz y la Declaración

del Apocalipsis” Persona y sociedad, Universidad Alberto Hurtado Vol. XX / Nº 2 / 2006 / 25-40

Page 58: María Pizarro - Uniandes

58

fray Francisco. En cambio, María, una joven iletrada constantemente descrita en los archivos

como tonta y corta de entendimiento, que afirmó hasta el final de sus días en la cárcel que sus

visiones y revelaciones eran verdaderas y estaban mediadas por los ángeles, cuando hubiera

podido declarar lo contrario y salvar su vida, ha sido relegada de la historia. Es muy diciente

que el archivo de María Pizarro, ochocientos folios que residen en los archivos de la Inquisición

en España y que se encuentran digitalizados en la plataforma PARES, no está transcritos (tan

solo unos pocos fragmentos en el texto de René Millar Carvacho, “Entre ángeles y demonios.

María Pizarro y la Inquisición de Lima 1550- 1573”); mientras que los archivos del caso de

fray Francisco, aproximadamente mil quinientos folios, si están íntegramente transcritos (Vidal

Abril Castelló, Francisco de la Cruz, Inquisición, actas).

¿Por qué el protagonismo de María ha sido opacado en los estudios sobre el tema?

¿Porque se le muestra como un ente pasivo, como un simple transmisor de ideas y no un agente

creador? ¿Cómo se explica que una mujer iletrada y

considerada tonta haya descrito revelaciones y

visiones cargadas de iconografía, simbología y

conocimientos teológicos? ¿Por qué prefirió morir

en la cárcel afirmando la verdad de sus visiones a

confesar y salvarse? Estas fueron las preguntas que

me llevaron a decidirme por esta historia para mi

tesis. Sentí que una historia tan poderosa debía ser

narrada, pero que la protagonista debía ser la voz de

aquella mujer, que materialmente dijo las

revelaciones que causaron todo el revuelo. No fray

Francisco con su muerte trágica y espectacular en la

hoguera, sino María, sola y enferma en la cárcel. El

resultado fue una obra de teatro en un acto, aún

inconclusa, llamada María Pizarro. De cuyo

proceso de escritura hablaré a continuación.

Para darle visibilidad a la voz de María

decidí hacer una obra en la que el discurso le perteneciera a ella. No quería hacer una obra en

la que se intentara ver con objetividad, detrás de la cuarta pared, una anécdota protagonizada

por ella. Quería casi que fuera una obra en primera persona a la cual pudiéramos asistir junto

con María. ¿Cómo lograrlo en un arte cuyo medio tradicional establece una separación entre el

Martirio de Santa Bárbara, autor anónimo,

Bogotá, SF.

Page 59: María Pizarro - Uniandes

59

espectador y lo representado? En teatro no se puede usar el recurso de la primera persona como

se hace en la literatura. Y salvo en corrientes contemporáneas como el teatro inmersivo o el

sensorial, el público siempre mira desde la relativa comodidad del espectador. En el teatro

inmersivo y sensorial la dramaturgia es poco convencional y en muchos casos no existe como

texto escrito. Y para el ejercicio de mi tesis, quería retarme y escribir una obra en el sentido

más o menos tradicional: un texto que con palabras pudiera dar cuenta de un arco argumental

que ha de ser representado en escena. Creo que debo partir, en mi camino como dramaturga,

de lo tradicional. Es por esto que finalmente me decidí por escribir una obra en la que todo lo

que viéramos fuese “el flujo de conciencia” de María condensado en una noche en vela. Solo

podemos ver lo que ve y siente María. En el futuro espero explorar el teatro sensorial de la

mano de Diego Arboleda y Fabián Acosta (director de Sensósfera, teatro sensorial) para

enriquecer la dramaturgia y un futuro montaje, ahondando en la ruptura de la cuarta pared y la

sensorialidad, para poder acercarnos más a María.

Ahora bien, mi motivación, como se puede ver, tiene poco que ver con lo histórico en

el sentido tradicional de la palabra. A pesar de mi formación como historiadora profesional,

nunca busqué tratar un “tema histórico” en lo que hago como literata o escritora. Para mí, la

relación entre historia y literatura no son los “temas históricos”, ¿existe acaso un tema no

histórico?; la relación entre las dos disciplinas o artes, si se quiere, es más teórica y filosófica.

Para mí son dos formas de acercarse al mundo, formas que en un constante diálogo y choque

plantean preguntas fundamentales para cuestionarnos nuestro lugar en él y atisbar posibles

respuestas. Fue una absoluta coincidencia que la historia de María Pizarro ocurriera en una

época diferente a la nuestra. Sin embargo, sería absurdo sacar a María y a su historia del

contexto colonial. Ella es hija de un contexto en el que se creía absolutamente posible el hecho

de ser poseído e intervenido por fuerzas sobrenaturales. Sus palabras solo son posibles en un

mundo que se enfrenta a las transformaciones radicales y aceleradas producto de la llegada de

los europeos a América. Y esas palabras se las habría llevado el viento si no hubieran sido

pronunciadas en un momento de búsqueda por el control de parte de las autoridades coloniales

amparadas bajo la Inquisición.

Pero más allá de eso, en el caso de María hay una dimensión fundamental que para mí

solo se puede entender desde el contexto histórico barroco: la forma de experimentar y sentir

el mundo. Como lo mencionaba, las visiones y revelaciones que quedaron consignadas en los

archivos están llenas de simbolismo, iconografía y conocimientos teológicos, que para los ojos

contemporáneos son sumamente especializados y crípticos. Pero visto desde una perspectiva

Page 60: María Pizarro - Uniandes

60

histórica se entiende que una iletrada pueda haber adquirido todos esos conocimientos puesto

que vivía en un mundo que había sido diseñado para ser leído desde la imagen y los sentidos

(Millar Carvacho, 2007, pág. 406). Las iglesias, la pintura, los vitrales, los grabados, la música,

el teatro, estaban pensados en un sentido pedagógico, para que todas las personas aprendieran

la fe católica en su día a día (Rodríguez de la Flor, 2009). En otras palabras, el arte colonial

estaba hecho para que las personas aprendieran a través de sus sentidos: leyendo imágenes,

escuchando literatura. Incluso llegaron a existir géneros que buscaban combinar todos los

sentidos como los emblemas, que mezclaban texto, imagen y en algunos casos hasta sonido y

olor a través de partituras

(Praz, 2005). Es decir que los

seres humanos que vivieron

durante ese periodo, como

María, estaban entrenados

para entender el mundo y

educarse a través de todos sus

sentidos. Y por eso las

visiones y revelaciones de

María están llenas de

conocimientos teológicos e

iconográficos, pero siempre

mediada por la experiencia corporal y sensitiva.

Entonces, me di cuenta de que sí tenía un interés por lo histórico que iba más allá de las

diferencias sociopolíticas entre una época y otra. Sin embargo, contantemente me preguntaba

¿por qué narrar una historia ocurrida cuatrocientos años atrás? ¿Tiene algún tipo de relevancia

hoy en día? Y llegué a la conclusión de que parte de la fascinación que tengo con el caso de

María Pizarro es precisamente que me permite el acercamiento a otra época, que también es

nuestra y tiene que ver con nuestro presente. En esta historia es fascinante la presencia

sobrenatural de demonios, ángeles y brujas, presencias absolutamente reales para las mujeres

y hombres coloniales y absolutamente absurda para la mayoría de quienes fuimos criados bajo

una cultura moderna y racionalista. Es fascinante por la forma de entender a Dios, la religión y

el amor: María estaba obsesionada por desposarse con Dios, bodas que también eran reales

para la época y cuya sexualidad y erotismo eran normales y permitidos. Es fascinante porque

nos acerca a un mundo en el que cada imagen nos remite a un significado más allá de su signo

IEmblemata nova nde secretis naturaeet chymica, Michael Majero, 1613.

Page 61: María Pizarro - Uniandes

61

y nos cuenta historias complejas a partir de nuestros sentidos. Es fascinante porque nos

recuerda que el mundo puede cambiar y ser otro, nos permite soñar otras realidades posibles.

Pero también el acercamiento a ese otro mundo nos recuerda que el mundo de hoy viene de allí

y también que tal vez no somos tan distintos. Por ejemplo, los discursos que justifican la

opresión hacia la mujer y la misoginia vienen de allá y de antes. O las disputas por el poder

político y sus lugares tampoco son tan diferentes. Y, lo que es más, una mujer en su búsqueda

por tener un lugar “menos peor” en el mundo, que es como yo interpreto a la María Pizarro que

nos quedó en los archivos, es la misma búsqueda de miles de mujeres hoy en día.

Esta reflexión sumada a la recomendación que me hizo el historiador Jaime Borja sobre

la obra del también historiador y filósofo Frank Akersmit, me llevó a concluir que mi interés

histórico, es la experiencia histórica. Frank Akersmit en su obra filosófica tardía desarrolla el

concepto de “experiencia histórica sublime”, que podría resumirse como la experiencia directa

con el pasado mediada por los sentidos (Ankersmit, 2010, pág. 53). Para Akersmit es ingenuo

pensar que el historiador puede hacer más que esto. La historia como disciplina se ha encargado

de construirse a sí misma bajo los preceptos científicos de rigurosidad y hasta cierto punto

objetividad, convirtiendo el

quehacer histórico en una

actividad meramente racional,

cuando nuestra relación con el

pasado está mediada nuestros

sentidos y sentimientos. Para

él la relación mediata que

tenemos con las fuentes,

principalmente el arte, es lo

único auténtico que podemos

aprehender del pasado, en

parte porque su aura se resiste

a ser encasillado en lo que creemos es un contexto histórico. La lectura de Akersmit fue

fundamental para reafirmar el tipo de historia por el que abogo (el cual no está muy bien visto

en la academia) y darme cuenta de que en efecto mi interés histórico es poder acercarme por

medio de la experiencia sensitiva, a la manera de sentir experimentar el mundo de esos seres

coloniales; para así poder acercarnos y entender un poco más a María Pizarro.

Condiciones para una buena confesión, José de Alcibar, México, 1771.

Page 62: María Pizarro - Uniandes

62

Me dispuse entonces a escribir una obra que se acercara al sentir barroco, un sentir casi

sinestésico y cargado de imágenes, sonidos, olores y sabores. Para esto fue fundamental el

acercamiento que tuve al arte colonial gracias a los historiadores María Cristina Pérez, Juan

Camilo Rojas y el ya mencionado Jaime Borja. Este último le hizo además un grandísimo

aporte a mi trabajo con su Proyecto ARCA, el repositorio virtual de arte colonial americano

más grande del mundo, el cual siempre fue una referencia para poder construir

iconográficamente la obra. Sobre este punto, es importante mencionar que yo comencé a

escribir utilizando el arte colonial como meras imágenes que se representarían en la obra. Diego

Arboleda, mi director de tesis, insistió en que había que darles fuerza dramática, que no era

suficiente con que aparecieran y ya. Gracias a su sugerencia, logré que Los emblemas de Alciato

fueran importantes: que la trama misma de los emblemas (que cuentan siempre historias)

hicieran parte de la de la obra. No obstante, también traté de que algunas escenas emularan

gráficamente ciertas obras de arte colonial, y creo que con estas imágenes todavía puedo

trabajar más, para articularlas mejor dramáticamente.

La música es otro elemento muy importante, con ella tuve mi primer acercamiento en

el coro preparatorio Uniandes en donde montamos dos obras coloniales: Sabato sancto ad

vesperas, primera obra polifónica compuesta en América, encontrada en la Catedral Primada

de Bogotá; y Hanaq Pachap himno procesional en quichua sobre la Virgen María, compuesto

en 1631 para la evangelización de los indígenas. Estas obras transmiten una atmósfera solemne

y un sentir religioso y místico aún para una atea como yo. Por eso a medida que iba escribiendo

iba buscando obras relacionadas, principalmente con temas bíblicos. Sobre los cuales tuve que

investigar y leer, puesto que por la parte ignorante de mi ateísmo hasta hace muy poco me he

vuelto a interesar la Biblia como relato literario.

Ilustración 1Cancionero musical y poético del siglo XVII, Caludio de Sablonara, Madrid, 1615

Page 63: María Pizarro - Uniandes

63

Otro elemento importante para poder acercarme a esa experiencia histórica era el

lenguaje con el que hablarían los personajes. Este era un gran temor para mí, pues me

preocupaba hacer una imitación ridícula de ese lenguaje (que tampoco sabemos muy bien cómo

era), o que impidiera a los espectadores contemporáneos entender lo que se decía. Para

encontrar el balance entre un lenguaje que sonara anterior a nosotros, pero que fuera

comprensible me sirvió mucho la experiencia que tuve haciendo paleografía cuando estudié

historia, así como la lectura de las transcripciones existentes de los archivos de María Pizarro

y fray Francisco de la Cruz. Estas fuentes me dieron una idea de lenguaje de la época. También

me sirvió releer algunos autores del Siglo de Oro como Luis Vélez de Guevara o Miguel de

Cervantes, otros como Ramón de Valle-Inclán y Federico García Lorca quienes utilizan un

lenguaje digamos “arcaico” (a falta de una mejor expresión), y también leer a quienes que ya

habían emprendido la hazaña de emular la lengua colonial como Antonio di Benedetto en Zama

o Luis Felipe Fabre en La sodomía en la Nueva España (ambos recomendados por Enrique

Winter).

Ahora bien, también quise esforzarme por no caer en anacronismos e investigar muy

bien el contexto sociopolítico de la época. Este fue un tema que cuestioné mucho ¿hasta qué

punto era relevante la fiabilidad histórica en el sentido más tradicional? Terminé por concluir

que no solo me interesaba acercar una experiencia y crear empatía con ella, sino también

mostrar que ha habido mundos diferentes al nuestro y que en esa diferencia también hay

cercanía. Investigué sobre temas concretos como, por ejemplo cómo funcionaba la inquisición,

sus cárceles, sus procesos; cómo eran los rituales cristianos en aquella época; cómo se entendía

a las mujeres, a las brujas, a los hombres y a los curas; cómo eran Lima y sus iglesias; cómo

eran los desposorios místicos; y por qué la forma de entender la religión era tan distinta a la de

hoy en día; cuáles fueron las discusiones teológicas en las que se vio envuelta María y cuáles

fueron sus posibles fuentes, entre muchas otras cosas.

Ritual romano, 1636

Page 64: María Pizarro - Uniandes

64

El mundo colonial, hasta ahora, no había sido de mis principales intereses, así que tuve

que recurrir a estudios históricos, que han avanzado mucho en su. La investigación que hice

me impulsó a hacer una pequeña reflexión historiográfica: en la historiografía contemporánea

se aboga por que los estudios sean principalmente analíticos y no descriptivos. Los estudios

descriptivos no solo se consideran pasados de moda, sino también poco útiles y de baja calidad.

Sin embargo, los estudios que más me ayudaron en mi proceso de escritura fueron precisamente

aquellos que respondían al cómo y no tanto al por qué. Esto es muy relevante para mí, porque

me recuerda que la literatura y los estudios literarios me han permitido definirme como

historiadora y cuestionar la historia y la historiografía, y revalorar posturas historiográficas

poco valoradas por la academia hoy en día. En últimas podría pensarse que lo que la academia

cree útil o no, debería revisarse a la luz de otras disciplinas.

Por último, sobre el componente histórico en el proceso de escritura, es importante

resaltar que como mencioné antes, los archivos del proceso de María Pizarro no se encuentran

transcritos, es decir que para leerlos hay que tener conocimientos avanzado de paleografía4

pues los ochocientos folios están escritos en procesal y procesal encadenada5. La revisión

rigurosa y transcripción sería un trabajo que tardaría más de un semestre. Por lo cual, solo pude

revisar apartes muy cortos de su archivo en el repositorio de PARES, algunos ya transcritos en

los textos mencionados. Estos apartes y los estudios realizados sobre el caso me sirvieron para

darme una idea de cómo habían sucedido los acontecimientos y a partir de allí elaborar mi

propia versión. La obra, aunque basada en caso real, es una obra de ficción y para que el arco

argumental funcionara tuve que cambiar, eliminar y agregar muchos detalles. Por ejemplo,

inventé el personaje de Elena, la sirvienta indígena que crio a María en la obra; a los ocho curas

4 Es la técnica para poder leer y transcribir los distintos tipos de letras manuscritas que se han usado en el

pasado. 5 Son los tipos de letra manuscrita que se usaban en los archivos oficiales durante el periodo colonial. La

procesal encadenada es la más difícil de leer debido a que todas las palabras están, precisamente, encadenadas

unas a otras.

Proceso de fe María Pizarro". Archivo: Archivo Histórico Nacional, Signatura:

INQUISICIÓN,1647, Exp.1. Recto 14

Page 65: María Pizarro - Uniandes

65

que fueron implicados en el caso, los reduje a tres con nombre propio y otros tres anónimos; y

la cronología la adapté. Lo que dice y piensa María en la obra, es interpretación y creación mía,

fruto de mí lectura de los pocos apartes que puede leer de su testimonio y de mis propias

preguntas, gustos e intereses.

No pretendo presentar a un personaje real, porque sería tonto pensar que la María de

los archivos es la María real; y porque, además la ficción y la realidad tienen sus propios

funcionamientos, y narrar una historia “tal cual ocurrió” (si es que eso es posible) no tendría el

mismo impacto que si se narra haciendo uso de las herramientas de las que nos servimos los

escritores para narrar historias. Sin embargo, en el

futuro sí quisiera transcribir el archivo de María Pizarro

y hacer un análisis de este. Para nutrir más mi

interpretación de María y por consiguiente la obra, con

lo que ha quedado de su testimonio. Pero también

porque en la bibliografía se menciona que años después

de su muerte, María fue absuelta por el tribunal, que

antes de morir la había declarado temporalmente

culpable de herejía y brujería, 6 ¿a qué se debe este

cambio de decisión? Este es un giro importante en la

historia que vale la pena explorar.

Ahora bien, sobre el proceso de escritura más concretamente debo resaltar la fructífera

dinámica de la tesis en creación. El trabajo paralelo con mi director de tesis y con Enrique

Winter y mis compañeras y compañero del seminario me permitió atacar distintos frentes de la

escritura. Por un lado, Diego me ayudó muchísimo a orientar mis ideas hacia la dramaturgia:

yo le comentaba qué era lo que quería hacer y en conversaciones con él iban saliendo ideas de

cómo lograrlo. Luego yo escribía y él le daba una lectura de dramaturgo, es decir una mirada

estructural, cuidando mucho el desarrollo y la fuerza dramática de la totalidad de la obra. Esta

lectura de su parte me permitió ir transformando la obra hasta convertirla en una obra continua

de un solo acto. Desde el inicio resolví que para narrar desde el punto de vista de María lo haría

6 En tanto que los procesos inquisitoriales podían tardar muchos años y se corría el riesgo de que los acusados

murieran en el transcurso, era posible hacer un juicio temporal por si el reo moría. Si este sobrevivía, el juicio

continuaba hasta dar la condena definitiva. En el caso de María, por su delicado estado de salud, se le aplicó este

juicio temporal en donde fue declarada culpable, pero ella vivió varios meses más, por lo cual el juicio

definitivo continuó pero se quedó irresuelto ante su muerte.

Santa Rosa de Lima muerta, Angelino

Medoro, Lima, 1590-1640.

Page 66: María Pizarro - Uniandes

66

todo a partir de sus recuerdos, pensamientos, sensaciones y delirios. Yo solo tenía claros los

eventos que atravesaría María, pero no cómo ocurrirían, ni su relación exacta entre unos y otros.

Entonces comencé a escribir por cuadros ya que esa estructura me facilitaba la escritura y

desarrollo de cada momento y me quitaba el peso de tener que resolver la continuidad entre

cada evento. No obstante, Diego me hizo caer en cuenta de que esa forma hacía que María se

convirtiera en un personaje muy pasivo e impedía que todo quedara enmarcado dentro de su

flujo de conciencia, pues ciertas escenas, como la del juicio parecían mucho más objetivas.

Entonces la obra que en un comienzo se estructuraba por cuadros, pasó a tener dos actos; y

luego, para radicalizar la decisión esos dos actos pasaron a ser solo uno.

Enmarcar todo dentro de un solo flujo de conciencia, de todos modos, me permitió

mantener cierta fragmentación del relato, en tanto que el pensamiento cambia y no es

necesariamente lógico ni lineal. El hilo de la trama se hizo entonces más complejo pues no es

tan claro cuando pasamos de una escena a la otra. Es por esto que Diego me recordaba

constantemente que dentro de esa composición fragmentada de la narrativa, sumada al exceso

barroco de elementos (la música, las imágenes, los símbolos, los personajes), la voz de María

corría el riesgo de diluirse y opacarse. Para solucionar esto, traté de darle un poco más de texto

a María y protagonismo al coro. Sin embargo, siento que todavía puedo trabajar más este

sentido

Por otro lado, el trabajo realizado

en el seminario me ayudó mucho a pulir la

filigrana de la escritura. Mis compañeras,

compañero y Enrique, mucho más

experimentados que yo en la escritura de

narrativa me ayudaron a escribir mejor mis

acotaciones y diálogos. Por mi dislexia y el

agotamiento del trabajo de escritura e

investigación de la tesis a veces terminaba

escribiendo tan enredadas las acotaciones,

y con tantas erratas, que parecía que se me

pegaba el lenguaje colonial. También me

ayudaron a evaluar si mis personajes eran

suficientemente verosímiles y si estaban

bien desarrollados y diferenciados entre sí. Santa Ana triple, autor anónimo, Lima, 1700-1799.

Page 67: María Pizarro - Uniandes

67

Por ejemplo, algunos mencionaron en una entrega que las intervenciones del coro les parecían

repetitivas. Esto me permitió darme cuenta de que había dejado al coro en un solo papel que

además era plano. Entonces lo desarrollé a lo largo de la obra como cualquier otro personaje.

Así mismo me ayudaron mucho a revisar algunas decisiones que había tomado, para ver si

funcionaban o no. Por ejemplo, el lenguaje de los personajes o las transiciones entre escenas.

La mayoría de ellos tienen poca experiencia y relación con el teatro, lo cual me permitía tener

una mirada más fresca y desprevenida de lo que escribía y recordarme que algunas cosas que

para mí son obvias para otros no. Sin embargo, me gustaría mucho que en el futuro la

dramaturgia tuviera más fuerza en el área de escritura creativa. Por último, el compromiso de

hacer entregas mensuales me obligó positivamente a mantenerme escribiendo durante todo el

semestre y no atrasarme tanto.

Como lo mencioné antes, el resultado de este proceso fue María Pizarro, obra en un

acto aún inconclusa. Desde un inicio nos habían comentado en el seminario que las tesis en

creación se pueden entregar sin terminar. Esto, puesto que se entiende que los procesos de

creación artística tienen sus propios tiempos y porque estas tesis en muchos casos son los

primeros impulsos de proyectos más grandes. A mi obra, le hacen falta, en principio, tres

escenas: 1. La revelación de la Nueva Iglesia. 2. La denuncia de López ante el tribunal de la

Inquisición. 3. La muerte de María, que sucederá a la vez que su matrimonio con Dios, el aborto

de su embarazo y su captura. Estas requieren de un trabajo minucioso no solo para que el final

de la obra sea contundente y termine de amarrar toda la trama; sino también porque son

complejas narrativamente. Por un lado, para la escena de la revelación tengo que seleccionar

Juicio Final, autor anónimo, Puebla, 1600-1699.

Page 68: María Pizarro - Uniandes

68

bien los apartes teológicos reales, para darle la profundidad que requiere. Y por el otro, las tres

escenas serán el pico del delirio de María, entonces es vital hacer un buen balance las entre las

situaciones concretas y el delirio, los recuerdos y sensaciones de María. Es por esto que decidí,

para la entrega de tesis, no forzar un final escrito a la carrera y dejarla temporalmente

inconclusa. Sin embargo, el proyecto a mediano plazo es terminar la obra y montarla. Espero

con ilusión poder llevar a cabo este proyecto, porque una obra solo está completa en el

escenario y con público.

*

Cuando entré a la Universidad tenía 16 años. Gracias a distintas razones que no vienen

al caso tuve la singular oportunidad, en un país donde la educación es un privilegio, de

demorarme casi ocho años estudiando en la universidad y estudiar dos carreras. De no haber

tenido esa posibilidad, habría salido al mundo, que pareciera reducirse al laboral, a los 20 años,

sin tener idea de qué es lo que yo quería hacer en la vida y mucho menos un porqué.

Probablemente habría comenzado a vagar, por ese mundo, por la inercia del “así es la vida”,

sin reparar en lo que eso implica.

Para mí, el paso por la universidad ha significado un despertar de mi conciencia.

Estudiar una ciencia social o humanidades, al menos en esta universidad, es cuestionar todo lo

que creemos cierto. Y precisamente una de las cosas más valiosas que me ha dejado la

universidad han sido las preguntas destructoras e inquisidoras de todo lo que conozco. Por eso

estos años han sido un constante cuestionamiento del mundo en el que habito y de mí misma.

Ese despertar de mi conciencia, se ha traducido en proceso de autoconocimiento. Pero ese

proceso no ha sido únicamente un solipsismo psicológico. He hecho el viaje a través de la

exploración de otros mundo y realidades, a los que he tenido acceso a través de fuentes diversas,

como la literatura, el cine, la historia o la sociología. Son estos mundos los que me han ayudado

a pensar y cuestionarme sobre mi identidad, el mundo en el que habito y mi lugar en él.

Es por esto que, para mí, es muy significativo que el cierre de este viaje, al menos en la

universidad, lo haya hecho de la mano de la historia de María Pizarro. Para mí su gran misterio

es por qué prefirió morir antes que retractarse. En la época se dijo que estaba loca y que todos

sus demonios y revelaciones angélicas eran producto de su imaginación; también se dijo que

lo inventó todo para recibir atención y beneficios; y hubo otros que creyeron en la verdad de

las fuerzas sobrenaturales que la atacaron. Para mí ninguna de estas respuestas es suficiente,

Page 69: María Pizarro - Uniandes

69

no podría decantarme por ninguna porque veo mucho de cada una de ellas. Por eso en la obra

quise apuntar, más allá de lo que dicen los archivos, a que consciente o inconscientemente la

historia de María es una búsqueda por encontrar su lugar en el mundo y su identidad. Tal vez

es posible que María Pizarro pueda ser a la vez una loca, una envidiosa, una enferma, una

endemoniada, una tonta, una esposa de Dios y una iluminada en tanto que, como señala Rosario

Ferré en “A la sombra de tu nombre”, el tránsito entre identidades nos permite construirnos y

deconstruirnos. Y ese tránsito solo es posible a partir de la alternativa que nos da la imaginación

(y la literatura) para ser otros (Ferré, 2001). En un mundo en el que la identidad define las

relaciones de poder (quién manda sobre quién), la imaginación y la escritura pueden ser

liberación, pueden ser esa búsqueda por ser otro. Mi paso por la Universidad, ser actriz, ser

escritora, ser literata, ser historiadora, ser mujer es también mi búsqueda por saber quién soy y

construirme en tránsito cada día.

La virgen protegiendo a la orden dominica, Miguel Guelles y Domindo Caro, Lima, 1608.

Page 70: María Pizarro - Uniandes

70

Bibliografía citada

Ankersmit, F. (2010). La experiencia histórica sublime. México: Universidad

Iberoamericana.

Borja, J. H. (1996). Inquisición, muerte y sexualidad en el Nuevo Reino de Granada. Bogotá:

Editorial Ariel.

Ferré, R. (2001). A la sombra de tu nombre. Alfaguara.

Millar Carvacho, R. (2007). Entre ángeles y demonios. María Pizarro y la Inquisición de

Lima 1550- 1573. Historia II , 379–417.

Praz, M. (2005). Imágenes del Barroco: estudios de emblemática. Madrid: Siruela.

Rodríguez de la Flor, F. (2009). Imago: la cultura visual y figurativa del Barroco. Madrid:

Abada Editores.

Splendiani, A. M. (1997). Cincuenta años de Inquisición en el Tribunal de Cartagena de

Indias, 1610-1660. Bogotá: Centro Editorial Javeriano.

Pinturas: Las pinturas de arte colonial fueron consultadas en: http://www.proyectoarca.global:8080

Música Lista de reproducción de la música que aparece en la obra:

https://youtu.be/ikKCAQpd2XM