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Marcadores tumorales Archivo enviado por el Dr. Luis Ponce de León [email protected] ¿Qué son los marcadores tumorales? Los marcadores tumorales son sustancias que pueden encontrarse en el cuerpo (por lo general en la sangre o en la orina ) cuando hay presencia de cáncer. Pueden ser productos de las mismas células cancerosas, o del cuerpo en respuesta al cáncer u otras condiciones . La mayoría de los marcadores tumorales consisten de proteínas . Existen muchos diferentes marcadores tumorales. Algunos son sólo vistos en un tipo de cáncer nada más, mientras que otros pueden detectarse en varios tipos de la enfermedad. Para probar la presencia de un marcador tumoral, el médico envía una muestra de sangre u orina del paciente a un laboratorio. El marcador normalmente se detecta al combinar la sangre u orina con anticuerpos sintéticos diseñados para reaccionar con esa proteína en específico. Por varios motivos, los marcadores tumorales en sí no son comúnmente suficientes para diagnosticar (o descartar) algún tipo de cáncer en específico. La mayoría de los marcadores tumorales pueden ser producidos por células normales, al igual que por células cancerosas , incluso en pequeñas cantidades. En ocasiones, enfermedades no cancerosas también pueden causar que los niveles de ciertos marcadores tumorales se incrementen más de lo normal .Y no toda persona con cáncer puede presentar niveles elevados de algún marcador tumoral en particular . Por estas razones, sólo unos cuantos marcadores tumorales se usan comúnmente por la mayoría de los médicos. Cuando un médico observa el nivel de algún marcador tumoral, lo considerará junto con los resultados del historial del paciente y su examen médico general, así como con los otros análisis de laboratorio y estudios de imágenes . En años recientes, los médicos han comenzado a desarrollar nuevos tipos de marcadores tumorales. Con los avances tecnológicos, los niveles de ciertos materiales genéticos (ADN o ARN) pueden ya medirse en la actualidad. Y mientras que ha sido difícil identificar sustancias por sí solas que proporcionen información de utilidad, los médicos comienzan ahora a observar los patrones genéticos y proteínicos en la sangre. Estas nuevas ramas de la genómica y proteómica respectivamente, se describen con mayor detalle en

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Marcadores tumorales

Archivo enviado por el Dr. Luis Ponce de León [email protected]

¿Qué son los marcadores tumorales?

Los marcadores tumorales son sustancias que pueden encontrarse en el cuerpo (por lo general en la sangre o en la orina) cuando hay presencia de cáncer. Pueden ser productos de las mismas células cancerosas, o del cuerpo en respuesta al cáncer u otras condiciones. La mayoría de los marcadores tumorales consisten de proteínas.

Existen muchos diferentes marcadores tumorales. Algunos son sólo vistos en un tipo de cáncer nada más, mientras que otros pueden detectarse en varios tipos de la enfermedad.

Para probar la presencia de un marcador tumoral, el médico envía una muestra de sangre u orina del paciente a un laboratorio. El marcador normalmente se detecta al combinar la sangre u orina con anticuerpos sintéticos diseñados para reaccionar con esa proteína en específico.

Por varios motivos, los marcadores tumorales en sí no son comúnmente suficientes para diagnosticar (o descartar) algún tipo de cáncer en específico. La mayoría de los marcadores tumorales pueden ser producidos por células normales, al igual que por células cancerosas, incluso en pequeñas cantidades. En ocasiones, enfermedades no cancerosas también pueden causar que los niveles de ciertos marcadores tumorales se incrementen más de lo normal. Y no toda persona con cáncer puede presentar niveles elevados de algún marcador tumoral en particular.

Por estas razones, sólo unos cuantos marcadores tumorales se usan comúnmente por la mayoría de los médicos. Cuando un médico observa el nivel de algún marcador tumoral, lo considerará junto con los resultados del historial del paciente y su examen médico general, así como con los otros análisis de laboratorio y estudios de imágenes.

En años recientes, los médicos han comenzado a desarrollar nuevos tipos de marcadores tumorales. Con los avances tecnológicos, los niveles de ciertos materiales genéticos (ADN o ARN) pueden ya medirse en la actualidad. Y mientras que ha sido difícil identificar sustancias por sí solas que proporcionen información de utilidad, los médicos comienzan ahora a observar los patrones genéticos y proteínicos en la sangre. Estas nuevas ramas de la genómica y proteómica respectivamente, se describen con mayor detalle en

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la sección "¿Qué hay de nuevo en la investigación sobre los marcadores tumorales?”

¿Cómo se usan los marcadores tumorales?

Pruebas de detección y detección temprana del cáncer

La detección se refiere a las pruebas para ver la presencia de cáncer en personas que no manifiestan síntomas de la enfermedad, mientras que la detección temprana se refiere a encontrar el cáncer en una etapa inicial, cuando es menos propenso a haberse propagado (y más probable de que pueda ser tratado eficazmente). Aunque los marcadores tumorales fueron originalmente desarrollados para someter a prueba de cáncer a las personas sin síntomas, muy pocos marcadores han logrado dar resultados útiles en esta forma.

El marcador más ampliamente utilizado es el análisis sanguíneo del antígeno prostático específico (PSA, por sus siglas en inglés), el cual se usa (junto con el examen digital del recto) para detectar el cáncer de la próstata. Pero como no siempre es claro lo que los resultados del análisis indican, no todos lo médicos coinciden en que la detección del PSA es adecuado para todos los hombres. Versiones más recientes de la prueba del PSA pueden demostrar ser más precisas. La mayoría de los marcadores tumorales no han demostrado detectar el cáncer mucho más temprano que como pudiesen ser detectados de alguna otra manera.

Diagnóstico del cáncer

Generalmente, los marcadores tumorales no se usan para diagnosticar el cáncer; en la mayoría de los casos, el cáncer puede diagnosticarse solamente mediante una biopsia (extracción de células del tumor para analizarse bajo el microscopio). Pero los marcadores tumorales pueden contribuir a determinar si el cáncer es probable. También pueden ayudar a diagnosticar la fuente de la propagación de la enfermedad en un paciente cuando se desconoce el origen de su cáncer. Por ejemplo, una mujer que tiene cáncer a través de la pelvis y el abdomen, la presencia de un nivel elevado del marcador tumoral CA 125 sugiere de forma contundente cáncer ovárico, incluso cuando la cirugía no puede identificar la fuente. Esto puede ser importante debido a que el tratamiento puede adaptarse a la medida para este tipo de cáncer.

Determinación del pronóstico (prognosis o perspectiva) para ciertos cánceres

Algunos tipos de cáncer generalmente se desarrollan y propagan más rápido que otros. Pero incluso dentro un mismo tipo de cáncer (como el cáncer del seno), algunos cánceres crecerán y se propagarán más rápidamente, o puede que respondan en menor grado a ciertos tratamientos. Algunos marcadores tumorales recientes ayudan a mostrar qué tan agresivo es un cáncer en particular, o incluso qué tan bien podría responder a algún medicamento en

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específico.

Determinación de la eficacia del tratamiento del cáncer

Para la mayoría de los médicos, el uso más importante de los marcadores tumorales es en el seguimiento de pacientes que están siendo tratados contra el cáncer, especialmente en su etapa avanzada. Si un marcador tumoral está disponible para un tipo específico de cáncer, es mucho más fácil medir el marcador para ver si el tratamiento está funcionando en lugar de repetir las radiografías del tórax, las tomografías computarizadas, las gammagrafías óseas u otras pruebas complicadas; además resulta menos costoso.

Si el nivel del marcador en la sangre disminuye, es casi siempre una señal de que el tratamiento está surtiendo efecto. Por otra parte, si aumenta el nivel del marcador, entonces probablemente se deba cambiar el tratamiento (se da la excepción si el cáncer es muy sensible a un tratamiento de quimioterapia en particular. En ese caso, la quimioterapia puede causar la muerte rápida de muchas células cancerosas y liberar grandes cantidades del marcador, lo que hará que el nivel del marcador en la sangre aumente temporalmente).

La detección de cáncer recurrente

Los marcadores también son usados para observar cáncer que puede que haya recurrido tras el tratamiento inicial. Algunos marcadores tumorales pueden ser útiles una vez que el tratamiento se finalice y no haya evidencia de que haya quedado cáncer. Éstos incluyen el PSA (cáncer de la próstata), gonadotropina coriónica humana (HCG por sus siglas en inglés, usado para los tumores trofoblásticos del embarazo, así como para cánceres de las células germinales de los ovarios y los testículos), y quizás el CA 125 (cáncer ovárico epitelial).

Muchas mujeres que han sido tratadas para el cáncer del seno se someten a pruebas sanguíneas anuales para el nivel del marcador tumoral CA 15­3. Esto a veces puede detectar la recurrencia del cáncer antes de que la mujer presente síntomas o evidencia de cáncer en las pruebas de imágenes. Sin embargo, muchos médicos cuestionan la validez de la prueba porque nadie ha demostrado una ventaja real de la detección temprana del cáncer del seno recurrente. Por lo general, el cáncer causa síntomas o puede ser detectado por el médico cuando el nivel de CA 15­3 aumenta. Lo mismo aplica para el antígeno carcinoembrionario (CEA), un marcador tumoral usado para llevar a cabo el seguimiento del cáncer colorrectal.

Debido a esto, algunos médicos y organizaciones médicas no recomiendan usar estos marcadores tumorales para hacer seguimiento en pacientes después de haber recibido tratamiento dirigido a curar estos cánceres. Son más propensos a ser usados para observar cánceres en estados más avanzados, especialmente cuando no se espera que el tratamiento resulte en una cura, como se menciona anteriormente.

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Historia de los marcadores tumorales

El primer marcador tumoral moderno usado para detectar el cáncer fue la gonadotropina coriónica humana (HCG), la sustancia que los médicos observan en las pruebas de embarazo. A las mujeres cuyos embarazos concluyeron, pero que continúan teniendo su útero dilatado, se les realiza la prueba para detectar la presencia de HCG. Un nivel alto de HCG en la sangre puede que indique la presencia de un cáncer de la placenta llamado neoplasia trofoblástica del embarazo (GTD, por sus siglas en inglés). Este cáncer continúa produciendo HCG. Algunos tumores cancerosos de los testículos y de los ovarios se asemejan a la GTD, ya que se originan de células reproductoras llamadas células germinales. Estos tumores cancerosos también producen el marcador HCG, el cual se usa en el diagnóstico y seguimiento de la respuesta al tratamiento.

La esperanza de las investigaciones sobre los marcadores tumorales en algún momento consistió en poder detectar todos los tumores cancerosos con un solo análisis de sangre. Tanto la neoplasia trofoblástica del embarazo (GTD), como los tumores de células germinales de los ovarios y de los testículos, son tumores cancerosos muy poco comunes como para realizar las pruebas en todas las personas. Sin embargo, los tumores cancerosos del colon, del seno y del pulmón son más comunes. Así, un simple análisis de sangre, que podría detectar estos tumores cancerosos en sus etapas iniciales, podría evitar la muerte de millones de personas. Muchos científicos comenzaron a trabajar hacia esta meta.

El primer éxito en desarrollar una prueba sanguínea para el cáncer común fue en 1965, cuando el antígeno carcinoembrionario (CEA) fue detectado en la sangre de algunos pacientes con cáncer de colon. Para finales de los años 70 se habían creado varias pruebas de sangre para distintos tipos de cáncer. A menudo se asignaron identificadores numéricos a los nuevos marcadores: CA 19­9 para el cáncer colorrectal y del páncreas, CA15­3 para el cáncer del seno y CA 125 para el cáncer de los ovarios. Muchos otros fueron también descubiertos, pero al no mostrar una ventaja sobre los que ya se habían descubierto, no fueron estudiados más detalladamente.

Desgraciadamente, ninguno de estos marcadores, incluido el antígeno carcinoembrionario (CEA), llegó a la meta original de descubrir el cáncer en una etapa inicial. Casi todas las personas tienen una pequeña cantidad de estos marcadores en su sangre, y es muy difícil detectar tumores cancerosos en etapa inicial mediante el uso de estas pruebas. Los niveles de estos marcadores se elevan considerablemente sólo cuando hay presente una cantidad significativa de cáncer. Algunas personas con cáncer simplemente nunca presentan niveles elevados de estos marcadores. Incluso cuando los niveles de estos marcadores son elevados, no son lo suficientemente específicos. Por ejemplo, a menudo los pacientes con cáncer del pulmón o del seno pueden tener CEA elevado, aunque este marcador fue primero descubierto en personas con cáncer del colon. El CA 125 puede ser elevado en mujeres con condiciones ginecológicas distintas del cáncer

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ovárico. Debido a esto, los marcadores son principalmente usados en pacientes que ya hayan sido diagnosticados con cáncer para seguir su respuesta al tratamiento o para detectar el regreso del cáncer tras el tratamiento.

El único marcador tumoral que actualmente permite a los médicos detectar tempranamente la enfermedad y que es usado en las pruebas de detección es la prueba con el antígeno prostático específico (PSA). Fue descubierto aproximadamente en el mismo tiempo que los demás, pero su uso se ha diseminado para la detección desde principios de los años 90 debido a que ofrece algunas ventajas sobre los otros. Primero, está hecho solamente de células de la próstata, por lo que un incremento en el PSA es justamente específico a un problema de la próstata. Y el nivel de PSA normalmente se incrementa incluso en los cánceres en etapa inicial, por lo que la mayoría de los cánceres de la próstata pueden detectarse en una etapa temprana, cuando son más propensos a ser curables. No obstante, la prueba no es perfecta. Puede que algunos hombres presenten niveles elevados de PSA debido a otras condiciones de la próstata (o cáncer de la próstata que nunca requeriría tratamiento), así como puede que algunos hombres con cáncer de la próstata no presenten niveles elevados de PSA. Debido a esto, los médicos y las organizaciones médicas no coinciden sobe si todos los hombres deberían ser sometidos a prueba.

En años recientes, se han descubierto muchos otros marcadores tumorales que están siendo actualmente estudiados. Algunos de éstos son distintos a los marcadores tradicionales que consisten de proteínas detectadas en la sangre.

Marcadores tumorales específicos

Esta sección trata sobre los marcadores tumorales más comúnmente utilizados. Existen muchos otros marcadores que están siendo hechos por laboratorios comerciales para pruebas, los cuales no se usan habitualmente. A veces se les da publicidad como mejores que los marcadores normalmente utilizados, pero luego se dejan de usar cuando se demuestra que no tienen ventajas sobre los otros. También hay otros marcadores que son usados por los investigadores. Éstos a menudo no están disponibles para los médicos ni laboratorios clínicos. Si la investigación demuestra que son útiles, entonces se hacen disponibles para los médicos y sus pacientes. Esta lista se limita a aquellos marcadores disponibles para la mayoría de los médicos y de los cuales se tiene información científica confiable sobre su utilidad.

Los tumores cancerosos descritos en estos resúmenes son aquéllos para los que generalmente se usa el marcador. Los niveles de estos marcadores pueden elevarse en otros tipos de cáncer, por lo que no se usan para diagnosticar el tipo de cáncer que una persona tenga.

Como en los casos con otros tipos de análisis de laboratorio, cada laboratorio puede que considere niveles distintos del marcador como normal o anormal. Esto puede depender de un número de factores, incluyendo el género y edad

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de la persona, el equipo de prueba usado por el laboratorio y la forma en que se realiza la prueba. Los valores que se mencionan a continuación constituyen valores promedio, pero la mayoría de los laboratorios incluyen sus propios " rangos de referencia" al momento de comunicar el resultado de cualquier análisis. Si está siendo sometido a prueba para cualquier marcador tumoral, asegúrese de preguntar al médico el significado de los resultados.

Alfafetoproteína (AFP): la AFP es más útil en hacer el seguimiento a la repuesta al tratamiento para el cáncer del hígado (carcinoma hepatocelular). Los niveles normales de AFP generalmente son menores a 20 nanogramos por milímetro (ng/mL). Un nanogramo es la mil­millonésima parte de un gramo. Los niveles de AFP son mayores de lo normal en 2 de cada 3 pacientes con cáncer del hígado. El nivel aumenta con el tamaño del tumor. En la mayoría de los pacientes con cáncer del hígado, el nivel es mayor de 500 ng/mL, mientras que en tumores muy pequeños los niveles pueden ser menores a 20 ng/mL. La AFP también es elevada en hepatitis aguda y crónica, pero rara vez superior a 100 ng/mL en estas enfermedades.

También es elevada en ciertos tipos de cáncer de los testículos (de célula embrionaria y de seno endodérmico), y se usa como seguimiento para estos tumores cancerosos. Los niveles elevados de AFP también se observan en ciertos tipos raros de cáncer de los ovarios y de los testículos denominados como tumor del saco vitelino o cáncer de células germinales mixtas.

Beta­2­microglobulina (B2M): los niveles de B2M se elevan con mieloma múltiple, leucemia linfocítica crónica (CLL) y algunos linfomas. También los niveles pueden elevarse con algunas condiciones no cancerosas, como la insuficiencia renal (enfermedad del riñón). Los niveles normales por lo general están por debajo de los 2.5 microgramos por mililitro (ug/mL). Un microgramo es la millonésima parte de un gramo. La B2M es útil en ayudar a determinar el pronóstico (perspectiva de sobrevivir a la enfermedad por largo plazo) en algunos de estos cánceres. Los pacientes con niveles más altos de B2M por lo general tienen un pronóstico más pobre.

Beta­HCG: consulte la gonadotropina coriónica humana (HCG, por sus siglas en inglés) más adelante.

Antígeno del tumor de la vejiga (BTA, por sus siglas en inglés): el BTA está presente en la orina de muchos pacientes con cáncer de la vejiga. Puede que también esté presente en algunas condiciones no cancerosas. Los resultados de la prueba se reportan como positivo (presencia de BTA) o negativo (sin presencia de BTA). Está siendo usado junto con el NMP22 (vea a continuación) para probar la presencia de cáncer recurrente. No se usa ampliamente, pero continúa bajo investigación. No se sabe con exactitud si es tan sensible como la cistoscopia (la observación directa dentro de la vejiga con un tubo delgado iluminado). La mayoría de los expertos aún recomiendan la cistoscopia para el diagnóstico y seguimiento del cáncer de la vejiga.

CA 15­3: el CA 15­3 se usa principalmente para la observación de pacientes

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con cáncer del seno. Los niveles elevados en la sangre se reportan en menos del 10% de los pacientes con una etapa temprana de la enfermedad, mientras que se detectan en alrededor de 70% de aquéllos con un estado avanzado de la misma. Los niveles por lo general bajan enseguida de que el tratamiento comienza a surtir efecto, aunque pueden subir durante las primeras semanas tras su inicio, como consecuencia de las células cancerosas que mueren diseminando su contenido en el torrente sanguíneo.

El nivel normal por lo general es menor a 25 U/mL (unidades/mililitro), dependiendo del laboratorio. Pero las mujeres que no tienen cáncer, algunas veces pueden presentar niveles tan altos como de 100 U/mL. Los niveles de este marcador pueden también ser más elevados en otros cánceres y en algunas condiciones no cancerosas, como tumores benignos del seno y hepatitis.

CA 27.29: el CA 27.29 es otro marcador usado para observar a pacientes con cáncer del seno durante o después del tratamiento. Esta prueba mide el mismo marcador que la prueba del CA 15­3, pero de manera diferente. Aunque este marcador constituye una prueba más reciente que la del CA 15­3, no parece ser mejor en la detección de cáncer en etapa inicial ni avanzada. Es menos probable que sea positiva en las personas sin cáncer. El nivel normal es menor de 38 a 40 U/mL, dependiendo del laboratorio que realice la prueba. Este marcador también puede incrementarse con otros cánceres y con algunas condiciones no cancerosas, y puede que no se eleve en algunas mujeres con cáncer del seno.

CA 125: el CA 125 es el marcador tumoral estándar que se usa para observar a las mujeres durante o después del tratamiento para el cáncer epitelial de los ovarios (el tipo de cáncer ovárico más común). Los niveles normales en la sangre normalmente son menores de 30 a 35 U/mL. Más del 90% de los pacientes tienen niveles elevados de CA 125 cuando el cáncer está avanzado.

Los niveles también son elevados en alrededor de la mitad de las mujeres cuya enfermedad aún se encuentra confinada al ovario, por lo que se está estudiando el CA 125 como prueba de detección. El problema con su uso como prueba de detección es que aún dejaría de detectar muchos cánceres en estado inicial, y por otro lado, otras condiciones distintas al cáncer ovárico pueden generar niveles elevados de CA 125. Por ejemplo, también es elevado en mujeres con fibroides uterinos o endometriosis (tener células uterinas en lugares anormales), así como también en hombres y mujeres con cáncer pulmonar y personas que han padecido de cáncer previamente. Debido a que el cáncer ovárico es una enfermedad relativamente no frecuente, la prueba es más propensa a resultar elevada debido a alguna otra causa que el cáncer ovárico.

CA 72­4: constituye una prueba más reciente que se está usando para el cáncer ovárico y para tumores cancerosos que se originan en el tracto gastrointestinal, especialmente el cáncer del estómago. No existe evidencia de que sea mejor que los marcadores tumorales actuales, pero puede que sea valioso al utilizarse junto con otras pruebas. Aún se siguen

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llevando a cabo los estudios de este marcador.

CA 19­9: aunque la prueba del CA 19­9 fue originalmente creada para detectar el cáncer colorrectal, es más sensible al cáncer del páncreas. Por lo general no detectará fácilmente la enfermedad, por lo que no se usa como una prueba para la detección. Pero en la actualidad, se considera el mejor marcador tumoral para observar a los pacientes con cáncer del páncreas.

Los niveles normales de CA 19­9 en la sangre están por debajo de 37 U/mL. Un nivel elevado de CA 19­9 en un paciente con un diagnóstico reciente implica que tiene la enfermedad en estado avanzado.

El CA 19­9 también puede usarse para el monitoreo o seguimiento del cáncer colorrectal, pero al ser menos sensible que la prueba CEA, la mayoría de las organizaciones médicas recomiendan mejor la prueba CEA al monitorear dicha enfermedad.

El CA 19­9 puede también ser elevado en otras formas del cáncer del tracto digestivo, especialmente el cáncer de los conductos biliares, y en algunas condiciones no cancerosas como pancreatitis (inflamación del páncreas).

Calcitonina: esta es una hormona producida por ciertas células (células C parafoliculares) en la glándula tiroides, que ayuda a regular los niveles de calcio en la sangre. En el cáncer de las células C parafoliculares, llamado carcinoma medular de la tiroides (MTD por sus siglas en inglés), los niveles de esta hormona están elevados.

Este es uno de los marcadores tumorales poco comunes que pueden usarse para ayudar a detectar el cáncer en etapa inicial. Debido a que el MTC por lo general se hereda, se puede medir la calcitonina en la sangre en los familiares que están en riesgo para detectar el cáncer en sus etapas más iniciales. Otros tipos de cáncer, particularmente los tumores cancerosos del pulmón, pueden también generar niveles elevados de calcitonina, pero la medición de su nivel en la sangre no se utiliza por lo general como seguimiento de estos tipos de cáncer.

Antígeno carcinoembrionario (CEA): éste marcador tumoral es el preferible para el seguimiento en pacientes con cáncer colorrectal durante y después del tratamiento, aunque no es útil para su detección y diagnóstico. El rango normal de los niveles en la sangre varía entre los laboratorios, pero los niveles mayores de 5 ng/mL generalmente se consideran anormales. Entre mayor sea el nivel de CEA al momento en que el cáncer sea detectado, más probable es que se trate de un estado avanzado de la enfermedad.

Muchos médicos usan este marcador para el seguimiento de otros tipos de cáncer como el del pulmón y el del seno. Los niveles de CEA también son elevados en muchos otros tipos de cáncer como el de la tiroides, el páncreas, el hígado, el estómago, los ovarios y la vejiga. Son elevados en algunas enfermedades no cancerosas también, al igual que en personas sanas que son fumadoras.

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Cromogranina A (CgA): la CgA es producida por los tumores neuroendocrinos, los cuales incluyen los tumores carcinoides, los neuroblastomas y los cánceres del pulmón de células pequeñas. El nivel de la CgA a menudo es elevado en personas con tumores carcinoides u otros tumores neuroendocrinos. Éste es probablemente el marcador tumoral más sensible para estos tipos de cáncer, ya que no está en nivel normal en 1 de cada 3 personas con enfermedad localizada y en 2 de cada 3 de aquéllas con cáncer metastásico. Los niveles también pueden ser elevados en algunas formas de cáncer de la próstata que presentan características neuroendocrinas. El rango normal de los niveles en la sangre varía entre los centros de prueba, pero generalmente es menor a 76 ng/mL en hombres y 51 ng/mL en mujeres.

Receptores de estrógeno y receptores de progesterona: las muestras del tumor de seno de mujeres y hombres con cáncer del seno comúnmente se someten a prueba para estos marcadores. Los cánceres del seno que contienen receptores de estrógeno son referidos a menudo como "ER positivo", mientras que aquéllos con receptores de progesterona se les denomina "PR positivo". Alrededor de 7 de cada 10 cánceres de seno resultan en positivo para al menos uno de estos marcadores. Estos cánceres suelen tener un mejor pronóstico que los cánceres sin estos receptores, y son mucho más propensos a responder a la terapia hormonal como la de tamoxifeno o de inhibidores de la aromatasa.

HER­2/neu (c­erbB­2): el Her­2/neu es un marcador que se encuentra elevado en algunas células del cáncer del seno. Los niveles más altos de lo normal también se encuentran en otros tipos de cáncer. El nivel del marcador HER­ 2/neu normalmente se determina al someter a prueba una muestra del cáncer y no la sangre en sí. Alrededor de 1 en 3 personas con cáncer del seno dan positivo de HER­2/neu. Su uso principal es para predecir el pronóstico (perspectiva de supervivencia). Aquellas personas cuyos cánceres den positivo en la prueba de este marcador no responden tan bien a la quimioterapia y generalmente se les considera una perspectiva menos favorable. Sin embargo, esto podría cambiar conforme a que estos cánceres son más propensos a responder a un tipo más reciente de terapia conocida como trastuzamab (Herceptin). Este medicamento consiste de un anticuerpo sintético que combate el receptor del HER­2/neu en las células cancerosas del seno.

Gonadotropina coriónica humana (HCG, por sus siglas en inglés): los niveles sanguíneos de la HCG (también conocida como beta­HCG) son elevados en pacientes con ciertos tipos de cáncer testicular y ovárico (tumores de las células germinales), así como con neoplasia trofoblástica del embarazo, principalmente el coriocarcinoma. También se encuentran elevados en algunos hombres con ciertos cánceres en la parte media del tórax (mediastino), que se originan en las mismas células que el cáncer de los testículos (neoplasmas de las células germinales mediastinales). Los niveles de HCG son útiles para diagnosticar estas condiciones y pueden seguirse durante el tratamiento para monitorear su efectividad. También es útil en detectar la recurrencia de cáncer una vez que haya terminado el

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tratamiento.

En ciertas situaciones, un nivel elevado de este marcador en la sangre indicará también sospecha de cáncer; por ejemplo, en una mujer que continúa teniendo su útero dilatado después de que el embarazo haya terminado, un aumento de este marcador es una posible señal de cáncer. Esto aplica también para los hombres con un testículo agrandado o con una masa en el pecho. La definición de un nivel normal es difícil de definir porque existen diferentes métodos para detectar este marcador, y cada uno tiene su propio valor normal.

Inmunoglobulinas: éstas consisten de anticuerpos los cuales son proteínas sanguíneas normalmente producidas por el sistema inmunológico para ayudar a combatir las bacterias. Existen varios tipos de inmunoglobulinas, incluyendo IgA, IgG, IgD e IgM. Los cánceres de la médula ósea como el mieloma múltiple y la macroglobulinemia de Waldenstrom a menudo resultan en demasiadas inmunoglobulinas en la sangre (al igual que en la orina). Un nivel alto de inmunoglobulinas puede que indique la presencia de una de estas enfermedades.

Generalmente hay presencia de muchas inmunoglobulinas distintas en la sangre, cada una de ellas variando levemente entre sí. Una señal clásica en pacientes con mieloma o macroglobulinemia es que todas las globulinas se parecen (es decir, son monoclonales). Esto se puede observar en una prueba llamada electroforesis de proteína que separa las globulinas mediante corriente eléctrica. Con el mieloma y la macroglobulinemia, las globulinas (también conocidas como proteínas monoclonales o proteínas M) se adhieren entre sí y forman un “pico” monoclonal (pico M) en la lectura de la prueba. El nivel de este "pico" es importante, ya que las personas mayores puede que muestren bajos niveles en dicho "pico" sin tener mieloma o macroglobulinemia. Sin embargo, el diagnóstico se debe confirmar con una biopsia de la médula ósea.

Los niveles de inmunoglobulina también pueden observarse a través del tiempo para ayudar a determinar qué tan bien está funcionando el tratamiento.

Ácido siálico unido a lípidos en plasma (LASA­P, por sus siglas en inglés): éste se ha estudiado como marcador para el cáncer de los ovarios, así como para muchos otros tumores cancerosos. Sin embargo, no se ha probado su validez general y ha sido sustituido por otras pruebas de marcadores más específicas. No es específico para algún tipo de cáncer en particular, ni incluso para el cáncer en general ya que también puede elevarse con condiciones no cancerosas. Algunas veces se usa junto con otros marcadores tumorales para seguir la respuesta al tratamiento.

Enolasa específica de las neuronas (NSE, por sus siglas en inglés): la NSE, al igual que la cromogranina A, es un marcador para los tumores neuroendocrinos como el cáncer de pulmón de células pequeñas, el neuroblastoma y los tumores carcinoides. No es utilizada como prueba de detección. Su máxima utilidad es con el seguimiento de pacientes con cáncer del pulmón de células pequeñas o con neuroblastoma (mientras que la cromogranina A parece ser un marcador más adecuado para los tumores

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carcinoides). Los niveles elevados de NSE pueden ser también encontrados en algunos cánceres no neuroendocrinos. Generalmente, los niveles anormales son mayores de 9 ug/mL.

NMP22: la NMP22 es una proteína que se encuentra en el núcleo (centro de control) de las células. Los niveles de NMP22 a menudo son elevados (más de 10 U/mL) en la orina de personas con cáncer de la vejiga. Hasta el momento no se ha reportado que sea lo suficientemente sensible para usarse como un método para la detección. Se usa con mayor frecuencia para observar la recurrencia del cáncer tras el tratamiento. Constituye una forma menos agresiva para el monitoreo en lugar de la cistoscopia (observación en el interior de la vejiga mediante un delgado tubo iluminado), pero no se sabe claramente si es igual de precisa, por lo que no se utiliza ampliamente. Los niveles de NMP22 también pueden ser mayores de lo normal debido a condiciones no cancerosas o a quimioterapia reciente.

Antígeno prostático específico (PSA, por sus siglas en inglés): el PSA es el único marcador utilizado para detectar un tipo de cáncer común (aunque algunas organizaciones médicas no recomiendan su uso). Es una proteína producida por células de la glándula de la próstata, la cual es responsable de producir parte del líquido seminal. El nivel de PSA en la sangre puede elevarse con el cáncer de la próstata, pero los niveles de PSA pueden verse afectados por otros factores también. Los hombres con hiperplasia prostática benigna (BPH, por sus siglas en inglés), un crecimiento no canceroso de la próstata, presentan niveles elevados. El nivel de la PSA también tiende a ser elevado en hombres mayores y en aquéllos con próstatas agrandadas, y puede elevarse por uno o dos días tras la eyaculación.

Cuando la prueba del PSA se usa para la detección, debe realizarse junto con un examen digital del recto, en el cual el médico coloca un guante en su mano para insertar un dedo lubricado dentro del recto, y así sentir si hay cualquier anormalidad en la glándula de la próstata. La mayoría de los médicos consideran que un nivel del PSA inferior de 4 ng/mL significa que no es probable que haya cáncer, mientras que un nivel superior de 10 ng/mL implica que sí es probable la presencia de la enfermedad. El rango entre 4 y 10 constituye una zona incierta. La mayoría de los médicos recomendarán una biopsia de próstata (extracción de muestras de tejido de la próstata para examinar si hay cáncer) para una persona con un nivel superior a 4 ng/mL.

Pero hay algo de controversia respecto a estos valores de límite. Algunos hombres con cáncer de próstata no presentan un nivel elevado de PSA, mientras que otros con un nivel elevado (o al punto de serlo) no tienen cáncer. Algunos médicos recomiendan ahora hacer un seguimiento sobre el nivel de PSA a través del tiempo, ya que de un año para otro puede indicar que el cáncer de próstata sea más propenso a desarrollarse. Los médicos también están estudiando el nivel de PSA de otras formas para ver si puede ser de mayor utilidad.

Una prueba útil cuando el valor de PSA es entre 4 y 10 ng/mL consiste en

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medir el PSA libre (o porcentaje de PSA libre). El PSA en la sangre existe en dos formas: parte se encuentra en conjunto con una proteína, mientras que otra parte se encuentra libre. A medida que el nivel de PSA libre aumenta, habrá menos probabilidades de que exista cáncer de la próstata. Cuando el PSA libre conforma más del 25% del total de PSA, el cáncer de próstata no es probable. Si el PSA libre es menor al 10%, la probabilidad de cáncer de próstata es mucho mayor (alrededor del 50%).

La prueba de PSA es muy valiosa para el seguimiento de pacientes con cáncer de la próstata. En los pacientes que han sido sometidos a cirugía o a radioterapia para curar la enfermedad, el PSA debe bajar a un nivel indetectable (o casi indetectable). Un incremento en el nivel de PSA puede ser una señal de que el cáncer está regresando. Si el cáncer regresa, o si ya se había propagado para el momento del diagnóstico, entonces el nivel de PSA se usa para verificar la eficacia del tratamiento. El nivel de PSA debe disminuir con un tratamiento eficaz y aumentar si el cáncer crece. Para más información sobre la prueba de PSA, remítase a nuestro documento sobre cáncer de la próstata.

Fosfatasa ácida prostática (PAP, por sus siglas en inglés): La PAP (no confundir con la abreviatura en inglés usada para referirse a la prueba del Papanicolaou) es otra prueba para el cáncer de la próstata. Era usada antes de que se desarrollara la prueba del PSA, pero en la actualidad se utiliza en raras ocasiones debido a que la prueba del PSA es mucho más sensible.

Antígeno específico de la membrana de la próstata (PSMA, por sus siglas en inglés): el PSMA es una sustancia que se encuentra en todas las células de la próstata. Los niveles sanguíneos aumentan con la edad y con el cáncer. El PSMA es un marcador muy sensible, pero hasta el momento no ha demostrado ser mejor que el PSA, y aún se está estudiando su uso en detectar y monitorear el cáncer. Su uso actual se limita a formar parte de una gammagrafía nuclear (un tipo de prueba de imágenes) para observar la propagación del cáncer de próstata en el cuerpo. Se están llevando a cabo estudios de algunos tratamientos potenciales de inmunoterapia para el cáncer de la próstata basados en esta sustancia.

S­100: el S­100 es una proteína que se encuentra en la mayoría de las células de melanoma. Las muestras de tejido que se sospechen sean melanomas son a menudo sometidas a prueba para este marcador para determinar el diagnóstico.

Algunos estudios han mostrado que los niveles sanguíneos del S­100 son elevados en la mayoría de los pacientes con melanoma metastásico. La prueba a veces es usada para observar la propagación del melanoma antes, durante o después del tratamiento.

TA­90: el TA­90 es una proteína encontrada en la superficie exterior de las células de melanoma. Al igual que el S­100, el TA­90 puede usarse para observar la propagación del melanoma. Su valor en el seguimiento de dicho cáncer aún está siendo estudiado, y actualmente no está siendo usado

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ampliamente. También se está estudiando su uso en otros tipos de cáncer, como el cáncer del colon y del seno.

Tiroglobulina: la tiroglobulina es una proteína producida por la glándula tiroides. Los niveles sanguíneos normales en una persona dependen de su edad y género. Son elevados en la mayoría de las enfermedades tiroideas, incluyendo algunas formas comunes del cáncer de la tiroides.

El tratamiento para el cáncer de la tiroides con frecuencia involucra la extirpación completa de la glándula tiroides, en conjunto a veces con radioterapia. Los niveles de tiroglobulina en la sangre deben reducirse a niveles indetectables después del tratamiento. Un incremento del nivel de tiroglobulina sugiere que puede que el cáncer haya regresado. En personas con cáncer de la tiroides metastásico, los niveles de la tiroglobulina pueden también observarse a través del tiempo para evaluar los resultados del tratamiento.

Los sistemas inmunológicos de algunas personas producen anticuerpos contra la tiroglobulina, lo cual puede afectar los resultados de las pruebas. Debido a esto, los niveles de los anticuerpos anti­tiroglobulina con frecuencia también se miden adicionalmente.

Antígeno polipeptídico tisular (TPA, por sus siglas en inglés): el TPA es un marcador de proteína que está presente en altos niveles en células de rápida división (como sucede con las células cancerosas). La prueba sanguínea del TPA a veces es usada junto con otros marcadores tumorales para facilitar el seguimiento de pacientes que están siendo tratados para los cánceres de pulmón y vejiga, entre muchos otros más. Los niveles de TPA también son elevados en algunas condiciones no cancerosas.

Tumores cancerosos comunes asociados con marcadores tumorales

Cáncer de la vejiga

No se recomienda ningún marcador tumoral para la detección del cáncer de la vejiga, aunque las pruebas del antígeno del tumor de vejiga (BTA, siglas en inglés) y del NMP22 pueden usarse junto con la cistoscopia (uso de un tubo delgado e iluminado para observar la vejiga en busca de cáncer) para el diagnóstico.

Estas pruebas también pueden usarse para llevar a cabo el seguimiento en algunos pacientes después del tratamiento, aunque la cistoscopia y la citología de la orina (observación de células cancerosas en la orina bajo el microscopio) aún se recomiendan como pruebas estándar para el diagnóstico y seguimiento. Es muy prematuro determinar si estas pruebas sustituirán la citología de la orina y la cistoscopia, o si es mejor que se usen junto con estas pruebas. Otros marcadores tumorales están también siendo estudiados bajo este escenario.

En el caso de cáncer avanzado, algunos de los marcadores usados para otros tipos de cáncer, como el CEA, el CA 125, el CA 19­9 y el TPA pueden

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estar elevados y pueden ser usados para el seguimiento en pacientes durante y después del tratamiento (para obtener más información remítase al documento de la Sociedad Americana del Cáncer sobre el cáncer de la vejiga).

Cáncer de seno

No se ha reportado marcador tumoral alguno que resulte útil para la detección o diagnóstico del cáncer del seno en etapa inicial.

Al momento del diagnóstico, el tejido del cáncer del seno a menudo se somete a prueba de receptores de estrógeno y progesterona, al igual que del antígeno Her­2/neu. Estos marcadores ofrecen algo de información sobre cuán agresivo puede que sea el cáncer y cuán propenso es a responder a ciertos tratamientos.

Los marcadores que se usan más comúnmente para el seguimiento de pacientes con cáncer avanzado o para detectar la recurrencia son el CA 15­3 y el CEA. La prueba del CA 27.29 también es utilizada por algunos médicos. Tanto el CA 15­3 como el CA 27.29 son probablemente igualmente sensibles, mientras que el CEA lo es menos.

Estos marcadores son mayormente útiles para la medición de resultados del tratamiento de pacientes con enfermedad avanzada. Desde un punto de vista general, si el cáncer responde al tratamiento, los niveles en la sangre disminuyen, y si el cáncer progresa, aumentan.

Muchos médicos usan estas pruebas para observar si hay señales de recurrencia en mujeres que no tienen síntomas de cáncer luego del tratamiento inicial (cirugía con o sin radioterapia).

Sin embargo, la mayoría de las organizaciones médicas no recomiendan usar estos marcadores para usarse en el seguimiento en mujeres que ya han sido sometidas a tratamiento de la enfermedad en etapa inicial (para más información remítase al documento de la Sociedad Americana del Cáncer sobre el cáncer del seno).

Cáncer colorrectal

En los casos de cáncer colorrectal, los marcadores que se elevan con mayor frecuencia son el CEA y el CA 19­9, pero ninguno de éstos es útil como prueba de detección del cáncer colorrectal.

Un nivel elevado de CEA antes de la cirugía pudiera indicar un pronóstico menos favorable. Si está elevado antes de la cirugía, el nivel de CEA debe regresar a la normalidad en alrededor de cuatro a seis semanas si el cáncer ha sido extirpado completamente.

Muchos médicos hacen seguimiento de pacientes después de la cirugía mediante pruebas del CEA alrededor de cada 3 a 6 meses para observar si el cáncer ha regresado. A veces los pacientes se benefician al encontrar una

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recurrencia de cáncer de forma temprana que puede extirparse con cirugía. Sin embargo, para la mayoría de los pacientes, la recurrencia puede que se haya propagado a tal punto que ya no se puede extirpar quirúrgicamente.

El nivel de CEA también se usa para llevar a cabo el seguimiento en los pacientes que están siendo tratados contra una enfermedad recurrente o una en estado avanzado, ya que el nivel diminuye si el tratamiento es eficaz y aumenta si el cáncer progresa.

Si el nivel de CEA no está elevado en pacientes con cáncer avanzado o recurrente, a veces el CA 19­9 sí lo estará y será usado para el seguimiento de la enfermedad (para más información remítase al documento de la Sociedad Americana del Cáncer sobre el cáncer colorrectal).

Enfermedad trofoblástica del embarazo

Los tumores trofoblásticos incluyen embarazos molares (un embarazo que resulta en un tumor de la placenta) y el coriocarcinoma más agresivo. El nivel de gonadotropina coriónica humana (HCG) es elevado en el caso de estos tumores. La prueba de HCG puede usarse para la detección de estos cánceres en mujeres que ya no están embarazadas y cuyas matrices no se han contraído a un tamaño normal.

Las mediciones del nivel de HCG durante el tratamiento contra la enfermedad trofoblástica es muy útil para determinar la respuesta al tratamiento (para más información remítase al documento de la Sociedad Americana del Cáncer sobre la enfermedad trofoblástica del embarazo).

Cáncer del hígado

El cáncer que se origina en el hígado (conocido como carcinoma hepatocelular) está asociado con las infecciones crónicas con el virus de la hepatitis B y C, y con la cirrosis por enfermedades varias. Éste es un tipo común de cáncer en el sureste de Asia.

Los tumores cancerosos del hígado pueden causar niveles elevados de la alfafetoproteína (AFP). Los niveles más elevados de AFP suceden en alrededor de 2 de cada 3 pacientes con cáncer del hígado. A menudo, un nivel alto de AFP en alguien con hepatitis crónica sugiere el diagnóstico de cáncer. Deben realizarse más pruebas, junto con una biopsia, para probar la existencia del cáncer.

Debido a que el cáncer del hígado no es muy común en Estados Unidos, la prueba de AFP no se usa para detectar este tipo de cáncer en la población general. La detección con AFP ha demostrado ser exitosa en partes de Asia donde el cáncer de hígado es común. Algunas veces el cáncer se detecta lo suficientemente temprano como para que el paciente pueda ser curado con cirugía. Gracias a este triunfo, algunos médicos en Estados Unidos pueden realizar pruebas de detección de cáncer a sus pacientes con cirrosis del hígado causada por hepatitis B o C. Un nivel en aumento de la AFP indicaría cáncer.

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La AFP puede usarse para ayudar a determinar el tratamiento más indicado para el cáncer del hígado, así como para hacer el seguimiento en pacientes después de cirugía curativa o algún otro tratamiento (para más información remítase al documento de la Sociedad Americana del Cáncer sobre el cáncer del hígado).

Cáncer de pulmón

Ningún marcador tumoral ha demostrado se útil como prueba de detección para el cáncer del pulmón.

Algunos de los marcadores tumorales que pueden encontrarse elevados son el antígeno carcinoembrionario (CEA) para los casos de cáncer del pulmón de células no pequeñas, y la enolasa específica de neuronas (NSE) para los casos de cáncer del pulmón de células pequeñas. Algunas veces, los médicos le darán seguimiento a estos marcadores para evaluar los resultados del tratamiento. Existen muchos otros marcadores a los que se les puede dar seguimiento. Sin embargo, debido a que el cáncer del pulmón es relativamente fácil de verse con las radiografías de tórax u otras pruebas de imágenes, los marcadores tumorales juegan un rol de menor importancia (para más información remítase al documento de la Sociedad Americana del Cáncer sobre los dos tipos de cáncer del pulmón).

Cáncer de piel tipo melanoma

No hay un marcador que sea útil en detectar esta enfermedad en etapa inicial.

Los marcadores TA­90 y S­100, entre otros, pueden usarse para analizar las muestras que ayuden con el diagnóstico del melanoma en áreas sospechosas.

Los niveles sanguíneos de TA­90 pueden usarse para determinar si el melanoma ha hecho metástasis (si se ha propagado). Si se encuentra elevado, hay grandes probabilidades de que el melanoma sea metastásico; sin embargo, el TA ­90 puede encontrarse elevado aunque no haya melanoma metastásico. Debido a esto, hasta ahora no se ha usado para planear el tratamiento o para predecir pronósticos.

El S­100 también se muestra elevado en la sangre cuando la enfermedad se ha propagado ampliamente. Este marcador puede utilizarse para observar la progresión del melanoma (para más información remítase al documento en español de la Sociedad Americana del Cáncer sobre cáncer de la piel tipo melanoma).

Mieloma múltiple

No existen marcadores tumorales que se usen comúnmente para la detección de esta enfermedad, aunque las pruebas para la inmunoglobulina pueden usarse para ayudar a detectarla o para el diagnóstico. La electroforesis de proteína y la inmunofijación pueden encontrar estas proteínas del sistema

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inmunológico en la sangre o la orina de la mayoría de los pacientes con mieloma.

En algunos pacientes con mieloma múltiple, se encuentran fragmentos de las inmunoglobulinas en la orina, conocidos como proteínas de Bence Jones. La mayoría de las personas con mieloma, también presentan niveles detectables en su sangre de inmunoglobulinas conocidas como proteínas monoclonales o proteínas M (estas proteínas generan un pico monoclonal, o pico M en la lectura de la prueba). Estos marcadores pueden ayudar con el diagnóstico de la enfermedad, aunque puede que sea necesaria una biopsia de médula ósea para confirmar el diagnóstico. También son útiles en monitorear el curso de la enfermedad, así como la respuesta al tratamiento.

Muchos pacientes con mieloma múltiple presentan también niveles elevados de beta­2­microglobulina, la cual también puede proporcionar información en el pronóstico y respuesta al tratamiento (para más información remítase al documento de la Sociedad Americana del Cáncer sobre el mieloma múltiple).

Cáncer ovárico

El cáncer epitelial de los ovarios (la forma más común de cáncer ovárico) está relacionado con niveles elevados de CA 125. Algunas veces también se miden los marcadores CA 72­4 y LASA­P. El CA 125, que se encuentra elevado en el 90% de las mujeres con enfermedad avanzada, es el marcador estándar que la mayoría de los médicos usan. El cáncer de los ovarios, incluso cuando está avanzado, por lo general está confinado al abdomen y a la pelvis, y es difícil de detectar con radiografías. Debido a esto, el CA 125 es generalmente la manera más fácil y eficaz de medir la respuesta al tratamiento o detectar la recurrencia de cáncer en una paciente.

El CA 125 también está siendo usado por algunos médicos para detectar el cáncer de los ovarios en mujeres que tienen antecedentes familiares marcados de cáncer de los ovarios. Algunas mujeres normalmente son sometidas a ultrasonidos (ecografías) periódicos para la detección temprana junto con las mediciones de CA 125.

El CA 135 además se está estudiando como una único método de detección en mujeres que no tienen antecedentes familiares de cáncer de los ovarios. Actualmente, la mayoría de las organizaciones médicas no recomiendan la prueba de CA 125 para la detección del cáncer ovárico debido a que aún no es claro si detectará el cáncer lo suficientemente temprano para incrementar los índices de cura. Otro problema con esta prueba es que el cáncer de los ovarios es relativamente raro, y el nivel de CA 125 puede ser elevado por otros tipos de cáncer o condiciones. Por lo tanto, un nivel elevado de CA 125 es más propenso a deberse a alguna otra causa, aunque podrían requerirse pruebas extensas para descartar el cáncer ovárico.

Los tumores de células germinales representan el segundo grupo más común de cáncer de los ovarios. Generalmente, los pacientes con estos tumores tienen niveles elevados de HCG y/o de AFP, que son útiles en el diagnóstico

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y seguimiento (para más información remítase al documento de la Sociedad Americana del Cáncer sobre el cáncer de los ovarios).

Cáncer del páncreas

No se han encontrado marcadores tumorales que sean útiles en la detección de cáncer del páncreas.

El marcador CA 19­9 es el más útil para el cáncer pancreático. Cerca del 85% de las personas con cáncer del páncreas tienen niveles elevados de este marcador en la sangre. Mientras más alto sea el nivel, más probable será que la enfermedad haya hecho metástasis.

También es útil para el seguimiento en los pacientes. Aquellos pacientes, cuyos niveles de CA 19­9 hayan disminuido al nivel normal después de la cirugía, tienen un pronóstico mucho mejor que en aquéllos cuyos niveles de CA 19­9 permanecen elevados después de la cirugía. Este marcador también puede usarse para seguir los efectos del tratamiento cuando la enfermedad esté en su etapa avanzada.

Algunos médicos también siguen el nivel del CEA en la sangre, aunque puede que no sea tan útil como el nivel de CA 19­9 (para más información remítase al documento de la Sociedad Americana del Cáncer sobre el cáncer del páncreas).

Cáncer de próstata

El antígeno prostático específico (PSA) es el marcador que se usa más comúnmente para detectar el cáncer de la próstata. El cáncer de la próstata a menudo puede detectarse en sus etapas iniciales gracias a la medición de los niveles de PSA. Los niveles superiores a 4 ng/mL sugieren la posibilidad de presencia de cáncer, mientras que los niveles por encima de 10 ng/mL lo sugieren de forma contundente. Los médicos normalmente recomiendan que los hombres con niveles elevados se sometan a una biopsia de su próstata para determinar si hay cáncer.

Generalmente, el cáncer de la próstata crece lentamente y ocurre en hombres de edad avanzada, por lo que no es claro si la prueba de detección con el PSA salva vidas realmente. Algunos médicos consideran que la detección puede resultar más perjudicial que benéfica. Puede generar que algunos hombres acudan a tratamiento por cánceres que no les hubieran causado ningún problema, y el tratamiento en sí puede conllevar efectos secundarios considerables. Se están llevando estudios a gran escala que ayudarán a determinar qué tan valiosa es la prueba en la detección.

EL PSA es muy útil para el seguimiento de pacientes con enfermedad recurrente. Después de la cirugía o radiación, el nivel de PSA debe ser indetectable (o casi indetectable). Un incremento en el PSA tras el tratamiento puede implicar que la enfermedad está regresando y que se debería considerar más tratamiento. Este marcador también puede usarse para seguir los efectos

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del tratamiento cuando la enfermedad esté en su etapa avanzada.

Otro marcador que está siendo estudiado para el seguimiento de cáncer de la próstata es el antígeno específico de la membrana prostática (PSMA), aunque no es muy claro cuán útil podría ser.

Algunos cánceres de la próstata que no causan niveles anormales de PSA no responden bien a la terapia hormonal y presentan características neuroendocrinas. Puede que los hombres con estos cánceres presenten niveles más elevados de cromogranina A. Estos cánceres son más propensos a responder a ciertos medicamentos de la quimioterapia.

La fosfatasa ácida prostática (PAP) es un marcador más antiguo y menos sensible, el cual no se sigue usando mucho (para más información remítase al documento de la Sociedad Americana del Cáncer sobre el cáncer de la próstata).

Cáncer del estómago (gástrico)

No se ha creado ningún marcador específicamente para este cáncer. Algunos marcadores para otros tipos de cáncer digestivo pueden encontrarse elevados, particularmente el CEA. Si los niveles de CEA son elevados al momento del diagnóstico, los niveles pueden seguirse mientras el cáncer está siendo tratado (para más información remítase al documento de la Sociedad Americana del Cáncer sobre el cáncer del estómago).

Cáncer de los testículos

Los marcadores tumorales son muy importantes en este cáncer y los médicos los usan para seguir su curso. Los marcadores que generalmente se encuentran elevados en la sangre de los hombres con cáncer testicular son la gonadotropina coriónica humana (HCG, llamada algunas veces beta­HCG) y la alfafetoproteína (AFP). Existen diferentes tipos de cáncer de los testículos y éstos difieren en el nivel y en el tipo de marcador que se encuentra elevado.

§ Seminoma: casi el 10% de los hombres con seminoma tendrán niveles elevados de HCG. Ninguno tendrá nivel elevado de AFP.

§ No­seminoma: más de la mitad de los hombres con la enfermedad en etapa inicial tendrán niveles elevados de HCG, de AFP o de ambos. La cantidad de marcador que se encuentre en la sangre no ayuda necesariamente a predecir el pronóstico. Los marcadores serán elevados en la mayoría de los hombres en etapa avanzada de la enfermedad.

En el caso de coriocarcinoma, un subtipo de no­seminoma, el HCG está casi siempre elevado, mientras que el AFP nunca está elevado. En cuanto a los otros no­seminomas, la cantidad de marcador que se encontró en la sangre no ayuda necesariamente a predecir el pronóstico. En los casos de otro subtipo

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conocido como tumor del saco vitelino o tumor del seno endodérmico, el AFP se encuentra elevado, a diferencia del HCG que no lo está habitualmente (para más información remítase al documento de la Sociedad Americana del Cáncer sobre el cáncer de los testículos).

¿Qué debo preguntarle a mi médico sobre los marcadores tumorales?

Es importante que hable abiertamente con su equipo de atención contra el cáncer. No tenga miedo de formular cualquier pregunta que tenga en su mente, sin importar lo insignificante o descabellada que parezca. A continuación le presentamos algunas preguntas que usted pudiera hacer. Asegúrese de añadir las suyas propias.

§ ¿Tengo algún marcador tumoral elevado? § ¿Cuáles marcadores tumorales se encuentran elevados? § ¿Qué significa el aumento en mi caso? § ¿El aumento en mi(s) marcador(es) tumoral(es) cambia mi tratamiento? § ¿Usará estos marcadores para evaluar mi tratamiento? § ¿Con qué frecuencia se me harán las pruebas?

¿Qué hay de nuevo en la investigación sobre los marcadores tumorales?

Debido a que es importante detectar el cáncer en su etapa inicial para poder realizar su seguimiento durante o después del tratamiento, aún se están buscando nuevos marcadores tumorales. Pero a medida que los médicos aprenden más sobre el cáncer, se ha hecho aparente que el nivel de una sola proteína o alguna otra sustancia en la sangre puede que no sea el mejor marcador para la enfermedad.

Los investigadores están empezando a concentrar su atención en los marcadores genéticos para detectar el cáncer. Sabemos que la mayoría de los cánceres presentan cambios en su ADN, las moléculas que dirigen las funciones de todas las células. Al estar en busca de cambios en el ADN en la sangre, las heces fecales o la orina, puede que los científicos tengan la capacidad de detectar los cánceres en etapas muy tempranas. El estudio de cambios en los patrones del ADN (conocido como genómica) es propenso a demostrar más utilidad que el estar en busca de un cambio del ADN solo.

Otro enfoque es conocido como la proteómica. Esta técnica observa el patrón de todas las proteínas en la sangre (en lugar de observar niveles proteínicos individuales). Nuevos equipos o sistemas de detección permiten a los médicos observar miles de proteínas a la vez. No es probable que dicha prueba se utilice en el consultorio del médico, pero puede ayudar a los investigadores a enfocar la atención a los niveles de proteína que sean importantes para un tipo de cáncer en particular. Esta información puede luego usarse para desarrollar un análisis sanguíneo que sólo observe estas proteínas importantes.

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Estos métodos recientes de prueba aún están en sus etapas iniciales de desarrollo. Muy pocos de ellos se usan de rutina en la actualidad.

A continuación se presentan los nuevos avances para varios cánceres comunes:

Cáncer de la vejiga: los investigadores han estado en busca de maneras de detectar recurrencias del cáncer de la vejiga mediante el análisis de la orina. Hasta la fecha, el análisis del ADN en la orina ha resultado ser muy efectivo. De hecho, las pruebas pueden detectar la recurrencia del cáncer antes de que los médicos puedan verlo directamente en la vejiga mediante una cistoscopia.

Cáncer del seno: las células cancerosas del seno probablemente se dispersan en la sangre, incluso en las etapas iniciales de la enfermedad. Los investigadores han encontrado moléculas anormales de ADN de estas células en la sangre de pacientes con cáncer del seno. Alrededor de la mitad de los pacientes incluso en la etapa inicial de cáncer del seno presentan células cancerosas en su sangre. Los investigadores están tratando de determinar si la presencia de estas células puede ayudar a predecir la perspectiva de la persona.

Pruebas genéticas recientes ayudan a determinar si las mujeres son propensas a tener recurrencia después del tratamiento inicial, y si podrían beneficiarse de terapia hormonal adyuvante (adicional) o quimioterapia. La prueba de Oncotipo DX, en la cual se observan 21 genes específicos en una muestra de cáncer del seno, está siendo usada ahora por algunos médicos para estos propósitos, así como otras pruebas están siendo estudiadas.

Cáncer colorrectal: la mayoría de los cánceres colorrectales presentan cambios en genes como APC, k­ras y p53. En estudios nuevos se han encontrado anormalidades en las moléculas de ADN en las heces fecales de pacientes con cáncer colorrectal en su etapa inicial. El analizar las muestras de heces para los cambios del ADN puede demostrar ser una forma eficiente de detectar esta enfermedad.

En otros estudios se han encontrado cambios de ADN en la sangre de los pacientes con cáncer colorrectal en su etapa inicial. La observación del número de secuencias repetidas en el ADN (conocido como inestabilidad microsatelital) puede dar pistas a los médicos sobre cuán bien funcionaría el tratamiento.

Cáncer del pulmón: estudios han encontrado niveles altos de ADN en la sangre de pacientes con cáncer del pulmón mientras que pruebas más sensibles han podido detectar ADN anormal en su sangre. Estas anormalidades en el ADN también se han detectado en el esputo (saliva/flema) de pacientes con cáncer del pulmón en su etapa inicial. Los médicos consideran que un día ésta podría ser una manera adecuada para detectar el cáncer del pulmón en su etapa inicial en pacientes que presentan un alto riesgo de desarrollar la enfermedad.

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Cáncer del hígado: el gen denominado p53 comúnmente presenta anormalidad en los cánceres hepáticos. Esta anormalidad puede detectarse en el ADN circulante mediante análisis sanguíneos de pacientes con este cáncer. Aún no es claro cuán útil podrá ser esto.

Melanoma: en pacientes con melanoma avanzado, se encuentran pequeñas cantidades de células del melanoma circulando en la sangre. Estas células pueden detectarse al analizar el material genético responsable de la producción de una proteína en específico. Esto puede demostrar ser una forma eficaz de determinar qué tan avanzado es el melanoma en una persona y si está respondiendo al tratamiento. Se requieren de más estudios.

Cánceres de la cavidad oral: es posible la detección de ADN anormal en muestras de saliva de personas con estos cánceres. Esto podría conformar una manera efectiva de detectar la enfermedad en etapa inicial en personas con alto riesgo, o que han sido tratadas contra estos cánceres. Se está llevando a cabo investigación sobre esta técnica.

Cáncer de los ovarios: se están estudiando varios análisis de la sangre para la detección temprana de este cáncer. El más efectivo parece ser el uso de patrones de proteínas en la sangre del paciente. Este método, llamado proteómica, ha demostrado resultados un tanto prometedores en la detección del cáncer en mujeres con la enfermedad en etapa inicial. Se requieren de estudios a mayor escala que confirmen estos resultados antes de que sean ampliamente aceptados como prueba de detección.

Se está estudiando el uso del CA 125, en combinación con estudios por imágenes, como prueba de detección del cáncer ovárico.

Cáncer de la próstata: se está llevando a cabo un estudio clínico importante para determinar el valor de la prueba de PSA para la detección del cáncer de la próstata. No se cuentan con versiones más recientes de esta prueba que estudien de forma específica ciertas partes de PSA, como el PSA libre o PSA en complejo, lo cual puede proporcionar información de mayor utilidad. Los médicos también están estudiando la utilidad de observar el cambio de los niveles de PSA a través del tiempo, en lugar de enfocarse en sólo un resultado de análisis. Estos enfoques más recientes en el uso de PSA están siendo estudiados.

Tales enfoques también pretenden observar los patrones de proteína dentro de la sangre como una forma de detectar la enfermedad en sus etapas iniciales. Otras pruebas nuevas están en busca de proteínas o genes en particular para tratar de determinar cuáles cánceres de la próstata son propensos a ser agresivos (y por lo tanto que requieren de tratamiento) y cuáles son propensos a crecer más lentamente (y por lo mismo, que solo requieran ser observados con atención).

La mayoría de estos métodos nuevos para la detección del cáncer aún están en su etapa experimental. Se están llevando a cabo más estudios para determinar qué tan útiles serán.

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Recursos adicionales

Información de la Sociedad Americana del Cáncer

La información a continuación puede también serle de utilidad. Estos materiales pueden solicitarse llamando a nuestra línea gratuita 1­800­227­2345.

Guía completa de la Sociedad Americana del Cáncer para el cáncer de la próstata (en inglés).

Informed Decisions: The Complete Book of Cancer Diagnosis, Treatment, and Recovery. 2nd ed.

Organizaciones nacionales y sitios en Internet*

Además de la Sociedad Americana del Cáncer, las siguientes fuentes de información están disponibles*:

National Cancer Institute Teléfono: 1­800­CANCER (1­800­422­6237). Asistencia disponible en español. Dirección en Internet: www.cancer.gov

*La inclusión en esta lista no implica respaldo por parte de la Sociedad Americana del Cáncer.

Referencias

Associated Regional and University Pathologists (ARUP) Laboratories. ARUP's Guide to Clinical Laboratory Testing. Disponible en: www.aruplab.com/testing/lab_testing.jsp. Accedido el 12 de diciembre de 2005.

Bigbee W, Herberman RB. Tumor markers and immunodiagnosis. En: Kufe DW, Pollock RE, Weichselbaum RR, Bast RC, Gansler TS, Holland JF, Frei E III, eds. Cancer Medicine. 6th ed. Hamilton, Ontario: BC Decker; 2003: 209­220.

Lab Tests Online. Marcadores de tumores: 2005. Disponible en: http://labtestsonline.org/understanding/analytes/tumor_markers/glance.html. Accedido el 12 de diciembre de 2005.

Wu JT. Diagnosis and management of cancer using serologic tumor markers. En: Henry JB, ed. Clinical Diagnosis and Management by Laboratory Methods. 20th ed. Philadelphia, Pa: WB Saunders Company; 2001: 1028­1042.

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Última revisión: 16­Abr.­2006