María Prieto

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Catedrales

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CATEDRALESMaría Prieto

Catedrales recoge en su interiorparte de los tesoros que podemos encontrar

en nuestra extensa geografía.

Este libro hace un recorrido por los mejores palacios del saber de nuestro país donde se puede disfrutar de todos aquellos elementos

arquitectónicos que caracterizan a cada una de estas grandes obras de la imaginería religiosa.

María Prieto muestra con sutileza y armonía visual aquellos secretos y detalles arquitectónicos

que no están al alcance de la gran mayoría.

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CATEDRAL DE CUENCACATEDRALES

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1º Edición - Año 2011

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índice

9 PRÓLOGO

10 CATEDRAL DE CUENCA

16 CATEDRAL DE TOLEDO

26 CATEDRAL DE LEÓN

40 CATEDRAL DE ZAMORA

50 CATEDRAL DE SANTIAGO

72 CATEDRAL DE BURGOS

94 CATEDRAL DE SEVILLA

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1º Edición - Año 2011

Diseño de Cubierta: María Prieto

Edita: IES Puerta Bonita

Impreso en España

Colaboraciones Fotográficas: Mª Teresa Martínez.

Queda rigurosamente phohibida, sin la autorización escrita de los titulares del <<Copyriht>> bajo las sanciones elegidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la re-prografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamos públicos.

I.S.B.N: 84-7672-643-0

Depósito Legal: B-926-95

Impreso en : IES Puerta Bonita

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Prólogo

7 Joyas de la Arquitectura Española

El libro está dedicado, al análisis de siete de las catedrales más representativas de España. Una descripción y un desarrollo riguroso de cada una de las elegidas, estas son:

Catedral de Cuenca, uno de los grandes templos góticos de Castilla.

Catedral de Toledo, corazón de la ciudad. Obra maestra de concepto y ejecución.

Catedral de Zamora, de forma cuadranagular, con una apariencia sólida y robusta, enmarcada en un parage privilegiado junto a la Ruta de la Muralla.

Catedral de León, se alza con toda su belleza por encima de los edificios de la ciudad. Llama la atención sus vidrieras, que la hacen ser una de las catedrales más importantes del mundo.

Catedral de Burgos, sin duda, el buque insignia de la ciudad. Está situada en el centro de Burgos, concretamente en la plaza de Santa María. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Catedral de Santiago, iglesia construida en el siglo XIV en estilo gótico pero cuando parte del conjunto monacal ya existia bajo influencias románica, como la planta y dsitribución de las dependencias.

Catedral de Sevilla, catedral gótica más grande del mundo, declarado por la UNESCO, Patrimonio de la Humanidad.

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CATEDRAL DE CUENCA

La catedral de Cuenca es uno de los edificios más particulares de la Edad Media española y mucho se ha escrito acerca de ella para explicar su presencia en estas tierras ásperas de la Castilla Meridional. Cuenca

fue conquistada por Alfonso VIII de Castilla en el año 1177. A continuación la Mezquita fue cristianizada como era habitual hasta que se pudieran acometer las obras de un templo ex-novo de tipología cristiana. Esto debió suceder entre diez o veinte años después.

En 1208 se había consagrado el Altar Mayor por lo que la cabecera debió estar construida completamente para esa fecha. Tradicionalmente, y como sucede con otros edificios un tanto exóticos y foráneos construidos en Castilla en aquella época (por ejemplo la fachada de Santo Domingo de Soria) se ha vinculado con la esposa del monarca, Leonor Plantagenet. Como tradicionalmente se ha adscrito la Catedral de Cuenca a la corriente franconormanda, o más acertadammente de la Île-de-France, de la segunda mitad del siglo XII, se piensa que la reina Leonor inducirían que en ella participaran arquitectos del norte de Francia, que conocían lo que se realizaba en Laon. El caso es que se trata de un edificio que, salvo peculiaridades y simplificaciones, se puede incluir en la categoría de Primer Gótico francés, es decir, perteneciente a esa corriente del siglo XII previa al gótico clásico y que tiene sus mejores exponentes en catedrales francesas como Laon, Soissons y París.

La iglesia original debió tener una cabecera de cinco ábsides escalonados, siendo el central muy desarrollado, aunque esta parte, como veremos, sufrió una importante transformación en el siglo XV. Esta cabecera se unía a un transepto bastante prolongado y un cuerpo de tres naves. En el crucero, se levantó una bóveda octopartita que sirve de apoyo a la gran torre del Ángel. Ésta es de base cuadrada en su primer tramo y octogonal en el superior.

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En su vertiente exterior, se encuentra agobiada por distintas construcciones, además de haber sufrido bastantes transformaciones.

Lo más notorio es la gran fachada principal neogótica construida por Vicente Lampérez a comienzos de siglo XX (1910). Esta fachada había llegado a comienzos del siglo XX con elementos originales de época gótica y otros barrocos del siglo XVIII. Sea como fuera, en 1902 se derrumbó la torre del Giraldo y se llevó por delante parte de esta fachada (además de algunas vidas). Así surgió el proyecto para realizar un nuevo cerramiento de las naves. Lampérez se ocupó de la obra que también quedó inacabada, extremo que se aprecia en las torres inconclusas y en una serie de motivos ornamentales no rematados completamente. Esta espectacular fachada, según su autor, pretendió reproducir la original. Tiene tres puertas de arco apuntado y por encima un piso con arcos apuntados y en medio un rosetón que imita completamente el del hastial norte del transepto. El remate está protagonizado por una galería porticada.

Otro elemento importante que se aprecia es el aspecto exterior de la Torre del Ángel que muestra en el exterior dos cuerpos superpuestos. El primero sólo se anima con un ventanal bíforo en cada cara con su respectivo mainel con columnilla. El piso superior muestra cuatro arcos apuntados muy rasgados en cada una de las caras. De las naves, lo que mejor se puede contemplar son los muros correspondientes a los tramos de los pies del muro norte. Los ventanales de las naves laterales son óculos circulares con tracerías polilobuladas. Por su parte los vanos de la nave central también son circulares y no tienen tracerías. Éstos últimos sólo llevan una especia de guardapolvos de arco ojival con decoración floran y rostros humanos en sus arranques. Entre medias se aprecia perfectamente la estructura de arbotantes.

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El interior de la catedral es, con mucho, lo más importante e interesante del templo. Como en tantas catedrales españolas el coro se ubica en medio de la nave principal lo que impide una visión de conjunto del templo desde los pies.

La cabecera, primera parte de la construcción, sólo conserva de los siglos XII-XIII el ábside central, pues los laterales fueron eliminados en el siglo XV para construir una doble girola ya con la arquitectura y la estética propia del gótico final (bóvedas estrelladas) pero inspirada en la girola de la seo de Toledo.

Esta girola de dos naves se construyó alternando tramos cuadrados y triangulares (no trapezoidales) como sucede el catedral de Toledo. Los pilares llevan multitud de finísimas columnillas sin apenas capitel que se prolongan en innumerables nervios para formar la citada bóveda estrellada. Esta alteración hace mucho más espacioso el templo creando una cabecera hipertrofiada en comparación con la moderada superficie de las naves.

Mucho más interesante es el ábside central que se ha conservado. Tiene planta poligonal de siete lados y muestra un alzado con un primer piso de arcos muy apuntados (característica de toda la iglesia) con un segundo nivel de claristorio con ventanales de medio punto. El abovedamiento de esta capilla se lleva a

Interior. Catedral de Cuenca

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cabo con sexpartitas, típica cubrición del primer gótico.

Los apoyos de los nervios son grandes pilares cilíndricos encapitelados y otros mucho más estrechos fasciculados con columnillas. Esta alternancia de apoyos y que ha extrañado a muchos es consecuencia de que en las bóvedas sexpartitas el apoyo que recibe el arco perpiaño soporta menos peso que los que recogen los cruceros por lo que es normal que sean más anchos (de hecho esto se da algunas catedrales góticas francesas como Sens o Bourges).

Las bóvedas sexpartitas también se extienden a otros lugares del templo, como el transepto y los dos primeros tramos de la nave central. A partir de este punto, las bóvedas se convierten e cuatripartitas, adquiriendo una tipología más clásica. Hay que citar que los arcos empleados en la obra inicial de los siglos XII y XIII son muy apuntados (de cuatro centros) y que llevan decoración zigzagueada típica de la arquitectura atlántica aunque también muy presente en el tardorrománico español. Por su parte los capiteles son vegetales con cestas bastante limpias y crochets y cogollos muy salientes.

Otra de las características más curiosas y mencionadas de la catedral de Cuenca es, precisamente, el alzado de esta nave central. El primer nivel es el de los arcos formeros como es preceptivo. Más arriba parece que se tuvo que improvisar la “fusión” del nivel del triforio y el claristorio, de tal manera que si bien se abrieron óculos circulares en el muro para dejar entrar la luz, delante se creo una grácil estructura de doble arco trilobulado, tracería circular envuelta por otro arco apuntado. Esta extraña estructura parece ser

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una solución de compromiso entre un triforio convencional pero que al mismo tiempo fuera piso de ventanas y ambas estructuras no debían molestarse la una a la otra. Otro elemento curioso es que esta estructura tiene figuras de ángeles en la base del parteluz. Estos ángeles aluden a distintas virtudes.

Si accedemos a la Catedral por una de las puertas de la fachada principal e iniciamos nuestro recorrido por el lado derecho podemos entrar en la Capilla del Pilar. Esta capilla fue fundada en el año 1769 por el canónigo Diego Lujando y el cabildo. Es una iglesia en pequeña, con su nave central, el crucero, la linterna y presbiterio... En la bóveda de la linterna se encuentra los frescos de la Coronación de la Virgen.

En la entrada esta una reja del siglo XVII. El arco de acceso esta decorado con el fresco que representa la aparición de la Virgen a Santiago.

Sobre las paredes hay seis relieves de estuvo que representan a San Julián y la Virgen , Aparición de la Virgen a Santiago, Virgen con el niño, Milagro de Calanda e imposición de la casulla a San Ildefonso.

El altar es de madera policromada con imitación a mármol y el jaspe, obra de José Martín de Aldehuela. Esta presidida por la imagen de la Virgen del Pilar y a su lado las imágenes del Niño Jesús y San Juan Bautista de niño, obras de Incola Fumo del siglo XVII.

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CATEDRAL DE TOLEDO

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La Catedral de Toledo es un edificio del periodo gótico clásico, iniciado en 1226. Forma parte de la gran trilogía de catedrales del gótico clásico de la Corona de Castilla derivadas de la arquitectura del

norte de Francia del siglo XIII.

Toledo, capital del reino visigodo, tenía en este lugar su correspondiente templo visigodo que fue destruido para construirse una mezquita tras la invasión musulmana. Se especula con que la superficie de dicha mezquita tuviera la anchura de las cinco naves actuales. Mínimos restos han quedado de esta mezquita toledana. El rey de León y Castilla Alfonso VI toma Toledo en 1085 prometiendo tolerancia a las gentes y creencias de los conquistados, respetando inicialmente esta mezquita mayor. Sin embargo, la sensibilidad del monarca hispano, acostumbrado a negociar con los también españoles musulmanes era completamente ajena a su mujer Constanza y al nuevo obispo Bernard de Sedirac, ambos franceses, que aprovecharon la ausencia del monarca dos años después para tomarla y consagrarla por la fuerza. Aunque el enfado de Alfonso VI fue mayúsculo, las circunstancias no permitían marcha atrás y desde 1087 la mezquita mayor de Toledo se convirtió en la nueva catedral de Santa María.

Transcurrió siglo y medio para que se acometiera la gran obra gótica actual. La decisión de la construcción de este edificio fue tomada en tiempos de Fernando III por el arzobispo toledano Rodrigo Jiménez de Rada.

Jiménez de Rada, que tanto había viajado por Francia, debió querer iniciar un templo grandilocuente y a la moda europea y dejar atrás la mezquita consagrada que debía parecerle “poco cristiana” con su intrincada y oscura estructura a base de columnas y arcos.

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El primer maestro -Martín- se ocupó del inicio de la girola. Luego el maestro Petrus Petri lo releva ocupándose de las partes altas de la girola, creando los arcos angrelados de tipo árabe tan famosos. La girola estaría terminada definitivamente alrededor del año 1289.

Durante el siglo XIV se avanza en la construcción de las naves y se realizan las portadas. Las últimas fases de la construcción de la catedral corresponden a un estilo gótico flamígero traído por Hanequín de Bruselas y sus sucesores.

El resultado definitivo es una amplio templo con planta de salón de cinco naves, más ancha la central y crucero no saliente pero de gran anchura, rematadas en cabecera con un magnífica doble girola, continuación de las naves laterales.

Esta compleja cabecera es lo más sobresaliente, por lo original de la solución, para abovedar los tramos irregulares consecuencia de la curva de la girola. Esta solución se basa en la creación de tramos triangulares y rectangulares. Los tramos exteriores rectangulares se rematan en muros semicirculares y el resto en muro plano, creando un gran número de capillas. También son destacables los arcos polilobulados y del triforio de la girola de origen musulmán y que a pesar de realizarse en una ciudad de gran tradición musulmana europea.

Detalle interior. Catedral de Toledo

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Como ya se indicó, la catedral de Toledo tiene otra particularidad que es la de disponer de cinco naves, en lugar de las tres que son más habituales. Tienen altura escalonada, desde la central hasta llegar a las colaterales más extremas. Ello permite la abertura de ventanales en la parte alta de la central y las colaterales más próximas. Los pilares de separación de naves son cilíndricos con ocho semicolumnas adosadas con el fin de recoger los arcos fajones, perpiaños y cruceros. Las bóvedas de dichas naves son de crucería cuatripartita. Aunque en la girola y el transepto se respetó los tres pisos de alzado del gótico clásico francés: arcos, triforio y claristorio, a partir del cuerpo principal de las naves, se suprime el triforio, probablemente para agrandar los enormes ventanales del claristorio.

A pesar de que la catedral de Toledo es el edifico gótico más grande iniciada en el siglo XIII en la Península y tener precedentes franceses en muchas de sus soluciones, no deja de notarse cierta horizontalidad más propio de la tradición española. Este hecho se aprecia perfectamente en la menor altura de la nave principal con relación a otras catedrales contemporáneas y a la mencionada supresión del triforio en la nave principal que le habría prestado mayor altura y esbeltez.

Capilla Mayor. Catedral de Toledo

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La catedral de Toledo cuenta con las puertas de la fachada norte del crucero, la del costado sur y las tres de la fachada principal del oeste (una correspondiente a cada nave). De las tres portadas, la más antigua es la del Reloj (fachada norte del crucero) realizada alrededor del año 1300 e inspirada en las puertas del crucero de Notre Dame de París. En ella aparecen los Magos, en el costado izquierdo con un sonriente paje. El parteluz está ocupado por una bella Virgen sonriente que sujeta con su mano izquierda al Niño Jesús. El Tímpano está compuesto de varias bandas o frisos donde se esculpieron con maestría las escenas de todo el Ciclo de la Natividad, dispuestas de izquierda a derecha y de abajo a arriba.

Poco después, en la primera mitad del siglo XIV se acometieron las tres grandes y monumentales portadas de la fachada principal. En este caso, lo lento de los

Puerta de los Leones. Catedral de Toledo

Puerta del Reloj

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trabajos de edificación de las naves, ha hecho que sean las menos interesantes desde el punto de vista iconográfico, aunque muy apreciables escultóricamente. La puerta central es denominada de El Perdón y lleva en su tímpano la escena de la imposición de la casulla a San Ildefonso. Hay que advertir la calidad con que están esculpidos los personajes representados. También hay que fijarse en la estatua estilizadísima de Cristo que ocupa el mainel.

La puerta de la izquierda (correspondiente a la nave septentrional más próxima a la central) se llama del Infierno y el tímpano es ocupado por rostros entre hojarasca. La puerta de la derecha (correspondiente a la nave meridional más próxima a la central), llamada del Juicio Final. En ella se representa el habitual Maiestas Domini rodeado de ángeles con los instrumentos de la pasión y junto a la Virgen y San Juan que ruegan por los hombres. Debajo, en dos bandas superpuestas aparecen los salvados resucitando y saliendo de sus sepulcros, mientras que abajo, los condenados son arrastrados por diablos. Relieves decorados con los escudos de Castilla y León rodean sendos tímpanos descritos.

Torre. Catedral de Toledo

Claustro. Catedral de Toledo

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La puerta de los Leones (también llamada Puerta Nueva o de la Alegría) está en el brazo meridional del crucero y es la más tardía de todas, de la segunda mitad del siglo XV. Se llama así no por ningún elemento propio sino por las estatuas que coronan las columnas de la verja exterior. En ella participan los mejores artistas del momento en España, como Hannequín de Bruselas, Juan Alemán, Egas Cueman o Francisco de las Cuevas. Además de su monumental estructura, son muy sobresalientes las figuras de los Apoóstoles de las jambas y la Virgen del parteluz.

A partir de 1389 se inicia el claustro adosado al costado septentrional de la iglesia. Su promotor fue el arzobispo don Pedro Tenorio y para construcción debió comprar un terreno que se empleaba como feria de comerciantes. El maestro que se ocupó de la construcción fue Rodrigo Alfonso, que se alejó de cualquier intimismo en el proyecto del claustro y buscó unas dimensiones y proporciones monumentales. Por que si monumental es el tamaño del cuadrilátero (tanto que cada uno de sus lados es equivalente a la longitud de las naves hasta el transepto), más lo es la luz de los enormes arcos apuntados de sus crujías. Las bóvedas de las galerías siguen siendo cuatripartitas sencillas, como sucede en las naves del templo.

Fachada. Catedral de Toledo

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catedral de león

En la zona donde ahora se alza la catedral gótica hubo otras dos, una consagrada a Santa María y otra de estilo románico, atribuida al obispo Don Pelagio. Según la costumbre antigua, cada uno de

los edificios se fue cimentando sobre el anterior, por lo que el último pisa sobre todos los demás. Los restos de las otras catedrales y de unas antiguas termas romanas del siglo II se descubrieron al restaurar la solería.

Fue el obispo Don Martín Fernández, amistad del rey Alfonso X el Sabio, el que financió en el año 1255 la construcción de la nueva catedral, para ello contrató al maestro Enrique de supuesta procedencia francesa, y es muy probable que fuese el segundo maestro de la catedral de Burgos. Los maestros Enrique y Juan Pérez, dirigieron la obra hasta prácticamente haberla terminado. Donaciones, exenciones y privilegios concedidos por el Rey Sabio hicieron que el edificio se construyera con una cierta rapidez. En el concilio de Lyon, celebrado en 1273 se conceden indulgencias para poder rematarlo cuanto antes. En el año en el que murió Don Martín, en 1288, ya se había abierto a los fieles.

La historia a partir del siglo XV es muy penosa, ya que se encontraron fallos estructurales debido a la mala cimentación y la mala calidad de la piedra, traída la mayor parte de las canteras de Boñar. En el año 1631 se hundió la bóveda central del crucero. En esta época barroca, el arquitecto Nevada construyó una gran cúpula sobre el crucero que acrecentó aún más el peligro de desplome. El desequilibrio creció y en 1743 se derrumbó la resentida pila del brazo sur del crucero, arrastrando otras cuatro bóvedas. Se rehizo todo sin atender la raíz del mal. A mediados del siglo XIX el hastial del sur presentaba evidentes señales de ruina, por lo que se requirió la ayuda de un arquitecto, Don Matías Laviña, para restaurarlo definitivamente. Desconocedor del delicadísimo equilibrio de un edificio ojival, se dedicó adesmontar la cúpula y sus pináculos, lo que hizo

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que se derrumbase parte del hastial sur y que zonas adyacentes de la catedral se debilitaran, todo parecía indicar que se vendría abajo sin remedio, ya que el complejo sistema de empujes y contrarrestos pero de un modo inexplicable, aguantó. Tuvo que ser su sucesor, Don Juan de Madrazo, quién se dio cuenta del verdadero problema y salvó el edificio con un cimbrado general, además, se encargó de la reconstrucción del hastial sur . Las tareas de rehabilitación del edificio, y restauración de las vidrieras, se terminaron con otros dos arquitectos: Don Demetrio de los Ríos y Don Juan Bautista Lázaro. Tanto trabajo de restauración se concluyó en el año 1905.

La catedral tiene forma de cruz latina, con tres naves, un crucero triple y girola. Mide 91 metros de largo, 40 metros de ancho 39 metros de altura en su nave central. Destacan la pureza de su estilo gótico, su asombrosa armonía, labelleza sublime de sus vidrieras y la reducida superficie de sus muros. El arco apuntado, u ojival, ya empleado por los abasíes en el siglo IX y en el románico borgoñón, es, gracias a su mayor verticalidad, mejor sustentante de las presiones

Naves. Catedral de León

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verticales, pero peor de las laterales que el arco romano. Se dan diversos nombres según la proporción entre la altura y la luz. Se denominan de todo punto (A), de tercio punto (B), de cuarto punto (C), arco Tudor inglés (D), arco apuntado conopial (E) y arco carpanel (F).

La bóveda de crucería deriva de de la bóveda de arista románica, pero se diferencia esencialmente de ella. El arquitecto gótico descompone la bóveda en dos elementos; los arcos se cruzan diagonalmente, junto con fajones, que

Catedral de León

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conforman el esqueleto y, los plementos o témpanos, que apoyándose en la estructura anterior, cierran la bóveda. Según la teoría tradicional, la sola eliminación de una dovela de un arco del esqueleto hace que la bóveda entera se venga abajo, pero experiencia demuestra lo contrario: observando el estado de algunas catedrales francesas después de la primera guerra mundial se llega a la conclusión de que el témpano tiene vida propia, y gracias a su aparente elasticidad puede ser la salvación de la bóveda si el equilibrio de fuerzas se debilita.

Fachada de la Virgen Blanca, o también del Juicio Final, está formada por dos torres, la de las Campanas y la del Reloj, que flanquean el pórtico abocinado con rica decoración escultórica. A cada lado de la puerta, hay tres esculturas de apóstoles, San Pedro, Santiago y San Juan a un lado y San Pablo, Santo Tomás y San Judas Tadeo al otro; sobre las que apreciamos las tres arquivoltas (conjunto de molduras más o menos decoradas, concéntricas que ornamentan el abocinado de un arco de una puerta o ventana), decoradas con figuras que representan el Juicio Final: San Miguel en el centro, pesa las almas y es la línea divisoria entre los personajes gloriosos y el mundo infernal. El tímpano está ocupado por la Figura del Cristo juez, acompañado por dos ángeles que portan los atributos de la Pasión, y las figuras de la Virgen y San Juan, las arquivoltas se rellenan con una estructura de doseletes (miembros decorativos voladizos) y diversos personajes menores. Las puertas de madera pertenecen al siglo XVI. El hastial (parte de la fachada de un edificio, de forma triangular, limitada lateralmente por las vertientes del tejado) central está adornado con el espléndido rosetón de la Gloria, que destaca sobre los ventanales del triforio, (galería interior típica de las catedrales góticas que separa la nave central de las laterales, generalmente rodeada

La fachada sur consta de una triple portada, dedicadas de izquierda a derecha a la Muerte, a San Froilán y a la muerte de éste; respectivamente. La Muerte: Su interpretación se reproduce en una ménsula (elemento arquitectónico que sobresale de un plano vertical y sirve para sostener algo, como el alero del tejado, una cornisa, etc.) . Se aprecian temas vegetales y heráldicos de Castilla y León por las arquivoltas, las jambas y el dintel. San Froilán: El santo aparece con atuendo de pontífice, ocupando el parteluz, (la columna que separa una puerta doble o ventana). En la jambas encontramos a los reyes Melchor, Gaspar y Baltasar, a Samuel y a la Virgen con el niño. La muerte de San Froilán: Se esquematiza la

Fachada de la Virgen Blanca o del Juicio Final. Catedral de León.

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muerte y traslado de los restos del Santo desde Moreruela hasta la catedral de León.

La Fachada norte, dedicada a la Virgen del Dado; el hastial data del año 1448, y está firmado por el maestro Jusquín; está compuesta por un triforio, un gran rosetón y un gablete (remate con extremo agudo) con las armas del obispo Cabeza de Vaca, una estatua del rey Juan II y del papa Eugenio IV coronado.

Vidrieras. Catedral de León.

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Pasando al interior, los redondos pilares llevan adosadas las medias columnas sobre los que arrancan los arcos formeros que separan las naves, los fajones que apoyan las bóvedas y las correspondientes ojivas. Los cuatro del crucero,más robustos, son de alma cuadrada, dispuestos en ángulo y revestidos de columnillas que se prolongan hasta formar los arcos torales y las ojivas de las bóvedas correspondientes. Una arquería ciega recorre los muros de las naves laterales y sobre ella un estrecho paso, como camino de ronda; desde él hasta las bóvedas, ventanales, sin otra separación que los medios pilares sobre que arrancan arcos y ojivas. En la nave central no hay muros; sobre los arcos se abre la galería del triforio, cerrada con vidrieras al exterior, y sobre ella arrancan los ventanales, ocupando todo el espacio entre pilares.

Las bóvedas son todas de ojivas sencillas, rectangulares las de la nave mayor y crucero y cuadradas las laterales y la grande central del crucero, que es la sustitución moderna de la desplomada cúpula barroca. Las bóvedas de la girola son trapezoidales con nervios quebrados, sirviéndolas como contrarresto las capillas absidales.

A los lados de las naves laterales, bajo las torres, se abren dos únicas capillas, la Parroquial de San Juan de Regla y la del Baptisterio. A partir de ellas las naves quedan sin capillas ni puertas hasta el crucero, al que abren dos minicapillas cuadradas justo en el arranque de la girola. Ésta conserva intactas sus cinco capillas hexagonales, sin ninguna reforma ni restauración, por lo que se representan tal como las concibió el arquitecto.

Nada se conoce de los maestros vidrieros que construyeron tan admirables ventanales, es probable que fueran franceses, y que instalasen su taller en la misma ciudad, ya que no hay indicios de que sean una producción en serie. Aunque no todas las piezas correspondan a la misma época, si nos referimos a las pertenecientes al siglo XIII tanta es su cantidad y su calidad que ninguna catedral española o francesa, exceptuando Chartes y tal vez la Santa Capilla de San Luis; es comparable a su valor artístico y hermosura. Las vidrieras más antiguas se encuentran en las capillas absidales, pero su escasa altura las expuso a los deterioros del tiempo, llevan medallones con escenas variadas, muy bien compuestas y destacan por sus intensos tonos azules, rojos, amarillos y verdes. En los ventanales altos, las más antiguas se distinguen por llevar igualmente escenas pequeñas en medallones (bajorrelieves curvos o elípticos). Las vidrieras del siglo XV se concertaron en 1914 con un maestro burgalés, realizando los dibujos el maestro Nicolás Francés, el cual por esos años pintaba el retablo

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mayor; se hayan situadas en el crucero hacia el oeste y en la nave mayor hacia el sur. Son más precisas en el trazo que las anteriores y más suaves en el color.Por las mañanas, el sol ilumina los ventanales de la cabecera, su luz se expande a través de las naves, atrayendo la atención hacia el presbiterio. A mediodía, los ventanales meridionales filtran la luz y cubren el suelo de tonos cálidos, rojos y amarillos; y los septentrionales se apagan en tonalidades frías, de azules, carmines y verdes. Al atardecer, la luz se proyecta hacia la cabecera, pasando por el rosetón de los pies, situado evidentemente en el oeste.

Fue realmente una desgracia que en el siglo XVIII se tuviera suficiente dinero como para construir un enorme retablo de madera dorada al más trepidante estilo barroco, y desmontar luego el viejo gótico, cuyas tablas dispersas se perdieron en su mayor parte. El nuevo retablo fue trazado por Narciso Tomé , autor del transparente de la catedral de Toledo; se comenzó en 1790, y lo terminó su sobrino Simón Gavilán Tomé.

Detalle. Catedral de León.

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La posterior restauración de la catedral exigió desmontar el monumental retablo, y como entonces se vivía una corriente de aversión al barroco, fue un milagro que no pereciese; sino, que más afortunado que su predecesor gótico, viniera a formar parte del gran retablo mayor y dos laterales de en la iglesia de los Capuchinos, y aún sobraron trozos. Cuando se intentó rescatar el antiguo retablo sólo se encontraron cinco piezas grandes y dieciocho pequeñas. Las grandes, y otras procedentes de Santa María del Mercado y del pueblo de Palanquinos se montó el retablo actual; mientras que las pequeñas pasaron a decorar el sitial del obispo.

La catedral se planeó sin él, al estilo francés, al agregarlo al norte, hubo que ocultar la portada de ese lado del crucero, la llamada de la Virgen del Dado. Se formó así, entre la iglesia y el claustro, una especie de nave−vestíbulo, entre la puerta del Dado y la de paso al claustro, a la izquierda se encuentra la capilla

Claustro. Catedral de León.

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de santa Teresa, con su pequeña sacristía, y a la derecha la de San Andrés, las dos góticas y del siglo XIV. El claustro se construyó a finales del siglo XIII y comienzos del XIV, pero sin que conozcamos la causa, se le rehizo enteramente en el siglo XVI, conservando sólo los muros del fondo. Por eso, la primera impresión nada más observar los arcos que miran al patio y a las ricas bóvedas, es que estamos ante un estilo plateresco; mas si de espaldas al patio, contemplamos sus arquerías murales, cambiamos de opinión inmediatamente, ya que es gótico, de estilo calcado al de la catedral de Burgos.

En el patio se erige un enorme pináculo, con crestería en espiral, que es lo único que subsiste de los remates barrocos que adornaban el hastial de poniente, debido a la barroco fobia del siglo XIX, hoy reside allí como monumento funerario de lo que fue una parte de una época de la catedral.

Rosetón Catedral de León. Fotografía páginas (38-39)

Detalle claustro. Catedral de León.

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CATEDRAL DE ZAMORA

La Catedral de Zamora (Zamora, España), dedicada al Salvador, se inscribe dentro del denominado Románico del Duero,distinguiéndose por ser la más pequeña y la más antigua de las once de la Comunidad

de Castilla y León. Fue declarada Monumento Nacional por Real Orden de 5 de septiembre de 1889. Su planta es de cruz latina con tres naves de cuatro tramos, las laterales con bóveda de arista y la central de crucería simple. Los tres ábsides que tenía en origen fueron sustituidos por una cabecera gótica en el siglo XVI.

En el crucero se alza un cimborrio con un tambor de 16 ventanas sobre el que se levanta una cúpula de gallones revestidos con escamas de piedra y soportada con pechinas de clara influencia bizantina. Es el elemento más llamativo, bello y original del templo, y un verdadero símbolo de la ciudad.

La ciudad de Zamora, situada sobre una meseta de indiscutible valor estratégico, junto al Duero, habitada al menos desde la etapa final de la Edad del Bronce, sobre la que se asentará el oppidum vacceo de Ocelodurum, por el que discurriría la calzada romana de Mérida a Astorga, que con la turbulenta llegada de los pueblos germanos se convertiría en el enclave suevo de Sinimure y, seguidamente, en el hispanogodo de Simure. Tras la invasión musulmana, la ciudad de Zamora fue abandonada hasta que en el 893 fue recuperada, reconstruida y repoblada por cristianos vasallos de Alfonso III, venidos estos del norte cristiano y de Al-Ándalus: mozárabes de Toledo, Mérida y Coria. De las construcciones se harían cargo los toledanos, que levantarían defensas militares, iglesias, baños y un palacio regio... que llevaría a que en el 901 se dotara de obispado a esta ciudad, siendo nombrado Atilano su primer pastor. Poco a poco la frontera será desplazada hacia el sur, hasta incluir las tierras situadas al norte del río Tormes, lo que dio pie a una incipiente situación de progreso de la ciudad de Zamora,

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solo quebrada por las aceifas de Almanzor, que el 986 la conquistó y destruyó.Durante el reinado de Fernando I (1035-1065) la frontera será definitivamente consolidada, hecho que permitió la renovación de la población zamorana mediante una segunda repoblación y que la misma recibiera un breve fuero, además de ser entregada como señorío a favor de Urraca, la hija del monarca.

Durante los reinados de Alfonso VI y Alfonso VII se consolidó la repoblación extramuros, lo que contribuyó definitivamente al progresivo auge de la ciudad de Zamora, hecho que impuso la necesidad de contar con una catedral acorde al rango e importancia que la misma había adquirido, idea que recibiría su impulso definitivo cuando la diócesis de Zamora consiguió definitivamente en 1120 su propia sede, al ser elegido obispo Bernardo de Perigord, monje de Sahagún y chantre de Toledo.

En el reinado de Alfonso VII, el edificio que servía de sede, San Salvador, seguramente levantado en el mismo lugar que hoy ocupa la catedral, parece que no reunía las condiciones necesarias, motivando que el rey en 1135 donase la iglesia de Santo Tomás para que provisionalmente hiciese las veces de catedral.

Entre 1150 y 1160 se documentan importantes mandas a la seo y nueve años más tarde, en 1169 ya hay documentación que corrobora la existencia de un templo románico. La construcción de la catedral se atribuye al obispo Esteban, sucesor de Bernardo, levantada seguramente sobre el local de la anterior, en lo mejor de la ciudad, junto al castillo, y patrocinada por Alfonso VII el Emperador y su hermana, la infanta-reina Sancha Raimúndez. Respecto a las fechas de inicio y final de las obras de la catedral, no hay acuerdo entre los autores, si bien existen una serie de datos que permiten hacer algunas precisiones.

Tradicionalmente se ha admitido que la fábrica se alzó de un solo tirón en tan solo 23 años (1151-1174), como parece atestiguar un epígrafe situado en el extremo norte del crucero en el que se copiaron otros más antiguos referentes a la breve historia de la catedral y epitafios de los tres primeros obispos. El que nos interesa dice así. Recientes y meticulosos análisis de la documentación existente han permitido asegurar que las obras, al menos las de cimentación, estaban ya en marcha en 1139, en tiempos del obispo Bernardo y que, a su muerte, ya estaban edificadas la cabecera, nave meridional y portada de este lado pues fue enterrado en el lado sur, correspondiendo la continuación de la construcción a Esteban que la consagró en 1174, aunque este último detalle no supuso la terminación de las obras, ya que las mismas continuaron durante el obispado de su sucesor,

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Guillermo (1176-1192), que levantaría el transepto y el cuerpo de la iglesia, en tanto que el claustro y la torre estaban en obras en el primer tercio del s. XIII.

La insólita celeridad de su fábrica se tradujo en una unidad de estilo poco frecuente en aquel siglo y en una extrema austeridad decorativa, más propia de lo cisterciense que de otros templos coetáneos de la península. Aun así, se proyectó según los cánones borgoñones clásicos y, sobre su marcha, se introdujeron sustanciales novedades en la cobertura por influencia cisterciense y oriental. Las bóvedas de ojivas de su nave central son de las más tempranas de España y anuncian ya el gótico.

Un sólo maestro, anónimo como es habitual, la proyectó y dirigió su construcción. Para Gómez-Moreno era foráneo y figura de primer orden, seguramente francés traído por el obispo Bernardo, y hubo de estar en contacto con los maestros al servicio de los normandos en Sicilia, donde los orientalismos estaban al orden del día. Sin embargo, no se le puede identificar con el “Guillermo maçonerius” o el “Munendo pedreyo” que figuran en documentos de la época, ni tampoco con el “magister Oddo” que aparece dirigiendo los trabajos en 1182. Su personalidad habría de imponerse a otras en otras construcciones del valle del Duero, especialmente en Toro, Salamanca, Ciudad Rodrigo y Benavente. En las últimas fases debió intervenir el maestro Fruchel cuya presencia está documentada entre el 1182 y 1204.

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El templo románico, tiene planta de tres naves, en origen tres ábsides, que debían ser parecidos a los de la colegiata de Toro y que se sustituyeron en el siglo XV por los actuales góticos y un crucero poco marcados en planta. Los transeptos se cubren con bóvedas de cañón apuntado, las naves laterales con bóvedas de arista capilazadas, y la nave central con bóveda de crucería tardorrománica o protogótica.

Sobre el crucero, apoyado internamente, se alza el cimborrio, que es un tambor perforado por 16 ventanas sobre el que se elevan las dos cúpulas, una interna semicircular, gallonada, y otra externa ligeramente apuntada. sus formas. Tiene planta de cruz latina, tres naves de cuatro tramos y tres ábsides que fueron sustituidos por una cabecera gótica en el siglo XVI. El exterior se ameniza con cuatro cupulines que sirven para reforzar las esquinas y cuatro frontones hacia los puntos cardinales que apuntalan la bóveda. Es, con su decoración exterior de escamas, el elemento más destacado del templo y un auténtico símbolo de la ciudad. De «obra genial sin paralelo en la arquitectura medieval» la calificó el historiador José Ángel Rivera de las Heras, quien añade que se convirtió

Torre del Salvador. Catedral de Zamora

Interior del cimborrio. Catedral de Zamora

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en «cabeza de serie de obras semejantes en la Catedral Vieja de Salamanca, la Colegiata de Toro o la sala capitular de la seo de Plasencia», singular grupo que fue denominado por el historiador Manuel Gómez-Moreno como cimborrios bizantino-leoneses.

Hay que destacar también el coro, que fue construido entre 1512 y 1516 por Juan de Bruselas. La sillería del coro destaca por la abundancia de temas de carácter profano: escenas basadas en fábulas, proverbios, refranes, mitología y también de la vida cotidiana.

La torre del Salvador, de 45 m de altura, se construyó a lo largo del siglo XIII aunque el estilo es románico. En tiempos debió de estar almenada. Sirvió hasta el terremoto de Lisboa como cárcel del Cabildo. Desde el claustro se accede al Museo Catedralicio, que alberga una importante colección de tapices.

El interior del templo posee numerosos símbolos e inscripciones en sus muros que aún hoy siguen descubriéndose, como la que recientemente se ha recuperado de antiguas y desafortunadas intervenciones que hace mención a posesiones de

Fachada. Catedral de Zamora

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la iglesia en “Orlelos” y “Carvillino” (actuales Roelos y Carbellino). Cuatro han sido los retablos mayores que ha tenido.

La Puerta del Obispo es la única que se mantiene completa de las tres originales. Es junto al cimborrio la pieza más valiosa de todo lo románico de la Catedral de Zamora constituyendo un ejemplo de decoración arquitectónica, sin apenas escultura. Se divide en tres calles que a su vez están divididas en dos pisos, los inferiores contienen sendos arquillos con lo mejor de la escultura románica zamorana, uno, con San Juan y San Pablo y otro con una Virgen Theotokos. En el siguiente piso sólo aparece una arquería ciega.

Rematando todo el conjunto se yerguen sobre los estribos y las dos pilastras acanaladas que recorren la fachada tres arcos ligeramente apuntados que conforman el remate del hastial.

Interior. Catedral de Zamora

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Puerta del Obispo. Catedral de Zamora

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catedral de santiago de compostela

Según la tradición, el Apóstol Santiago el Mayor difundió el cristianismo en la península Ibérica. En el año 44 fue decapitado en Jerusalén y sus restos fueron trasladados posteriormente a Galicia en una barca

de piedra. A raíz de las persecuciones romanas de los cristianos de Hispania, su tumba fue abandonada en el siglo III. Siempre según la leyenda, esta tumba fue descubierta en torno al año 814 por el ermitaño Pelayo (Pelagius) después de ver unas luces extrañas en el cielo nocturno. El obispo Teodomiro de Iria reconoció este hecho como un milagro e informó al rey Alfonso II de Asturias y Galicia; el rey ordenó la construcción de una capilla en el lugar. Dice la leyenda que el rey se convirtió en el primer peregrino en este santuario. Esta capilla fue seguida por una primera iglesia el año 829 y posteriormente por una iglesia prerrománica el 899, construida por orden del rey Alfonso III, convirtiéndose gradualmente en un importante lugar de peregrinaje. El año 997 esta iglesia primitiva fue reducida a cenizas por Almanzor, comandante del ejército del califa de Córdoba. Las puertas y las campanas de la iglesia, portadas a hombros por cautivos cristianos hasta Córdoba, se añadieron a la mezquita aljama. Cuando Córdoba fue tomada por el rey Fernando III de Castilla en 1236, estas mismas puertas y campanas fueron transportadas por prisioneros musulmanes a Toledo, y se incluyeron en la Catedral de Santa María de Toledo.

La construcción de la actual catedral se inició en 1075 bajo el reinado de Alfonso VI y el patrocinio del obispo Diego Peláez. Fue construida según el mismo plano que la iglesia de ladrillo monástica de San Sernín de Toulouse, probablemente el mayor edificio románico de Francia. El templo fue construido fundamentalmente en granito. La construcción se detuvo en distintas ocasiones y, según el Liber Sancti Iacobi, la última piedra fue colocada en 1122 y la catedral fue consagrada en 1128. Según el Codex Calixtinus, los arquitectos fueron «Bernardo el viejo, un maestro maravilloso», su ayudante Galperinus Robertus

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y, más tarde, posiblemente «Esteban, maestro de catedrales». En la última etapa «Bernardo, el joven» (que posiblemente era hijo de Esteban) terminaba el edificio, mientras que Galperinus estuvo a cargo de la coordinación. También construyó una fuente monumental delante de la portada septentrional en 1122.

La última etapa de construcción comienza en 1168 cuando el capítulo encarga al maestro Mateo la realización de la cripta y el Pórtico de la Gloria, y la catedral es definitivamente consagrada el 3 de abril de 1211 por el arzobispo Pedro Muñiz, en presencia del rey Alfonso IX y su hijo, además de numerosas autoridades eclesiásticas y civiles.

La iglesia se convierte en sede episcopal en 1075 y, en buena medida gracias a las gestiones del obispo Diego Gelmírez y a su creciente importancia como lugar de peregrinación, Calixto II la consolida como sede arzobispal en 1120. La catedral fue embellecida y ampliada entre los siglos XVI y XVIII.

Alfonso II, primer rey que peregrina a Santiago de Compostela y quien mandó construir su primera basílica. Los orígenes del culto a Santiago en Gallaecia se pierden en los anales de los tiempos. A finales del siglo VII se difunde al noroeste de la península Ibérica la leyenda de que Santiago el Mayor había sido enterrado en esas tierras, después de evangelizarlas. Esta idea es recogida en la península por el tratado De Ortu et Obitu Patrum, de Isidoro de Sevilla, y en Inglaterra por el obispo Aldhelmo de Malmesbury. El año 813, ocho siglos después de la muerte del Apóstol Santiago, un ermitaño llamado Pelayo (o Paio o Pelagio), junto con otros fieles, vio unas luces en las proximidades de un lugar conocido por el nombre de Solovio y lo comunicó a Teodomiro, obispo de Iria Flavia, (actualmente Padrón). Después de tres días de ayuno, el obispo y sus acompañantes fueron al lugar y descubrieron entre los matorrales un monumento hecho de losas de mármol, y no tuvieron ninguna duda de que se tratara del sepulcro del Apóstol y de sus dos discípulos, Atanasio y Teodoro. El obispo comunicó el hallazgo al rey de Asturias Alfonso II el Casto, que viajó con su corte al lugar y otorgó las tierras cercanas al sepulcro al obispo, más sus correspondientes rentas, y mandó construir una pequeña iglesia supra corpus apostoli «encima del cuerpo del Apóstol», junto a un baptisterio y otra iglesia dedicada al Salvador. Tiempo después, en un documento fechado el 4 de septiembre del 834, el rey decía: “ Pues en nuestros días nos ha sido revelado el preciado tesoro del bienaventurado Apóstol, es decir su santísimo cuerpo. Al tener noticia de lo cual, con gran devoción y espíritu de súplica, me apresuré a ir a adorar y veneré tan precioso tesoro, acompañado de mi corte, y le rendimos

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culto en medio de lágrimas y oraciones como Patrón y Señor de España, y por nuestra propia voluntad, le otorgamos el pequeño obsequio antes referido, y mandamos construir una iglesia en su honor.

En el transcurso de unas excavaciones realizadas el año 1878 bajo el ábside de la catedral dirigidas por el historiador López Ferreiro, siendo arzobispo de Compostela Miguel Payá y Rico, se descubrieron los cimientos del sepulcro primitivo, denominado «Arca marmarica», con restos de un altar que constaba de una losa lisa sobre un fuste de piedra también liso. Presentaba una planta de unos ocho metros por lado, con otro cuerpo central, más pequeño y rectangular, construido con grandes sillares de piedra y los muros exteriores estaban realizados en mampostería. Tenía un pórtico con columnas y pavimento con losas de granito; una orla de mosaico romano rodeaba la tapa del sepulcro. La iglesia que mandó construir Alfonso II respetó la antigua celda del sepulcro, se derrocaron las columnas y se construyó un muro cerca del arca marmórea en forma de nave con un pequeño ábside y finalmente se cubrió todo con una techumbre de madera.

Durante el reinado de Alfonso III, ante el número creciente de peregrinos y las pequeñas dimensiones de la iglesia, se decidió la construcción de otra edificación, de estilo prerrománico y más amplia que la anterior. Se realizó con una planta de tres naves, quedando íntegramente en su presbiterio la antigua iglesia. No se tocaron las sepulturas de Santiago y sus discípulos, en la cabecera central se colocó un altar dedicado a san Salvador y en los absidiolos laterales a la derecha se situó el altar de san Pedro y a la izquierda el de san Juan. La consagración, con gran ostentación, tuvo lugar en mayo del año 899 con la asistencia de «la familia real, 17 obispos, 14 nobles y otras personalidades». En un libro de pergamino de la catedral se conserva la escritura de donación por parte del rey Alfonso III de Asturias. En verano del 997 Santiago de Compostela fue atacada por Almanzor, el auténtico dominador del Califato de Córdoba, después de que, temiendo sus intenciones, el obispo Pedro de Mezonzo evacuara la ciudad. Almanzor y sus huestes musulmanas quemaron el templo prerrománico dedicado a Santiago, respetando el sepulcro. Eso permitió la continuidad del Camino de Santiago. Hacia el año 1000 se volvió a reconstruir por el obispo Pedro de Mezonzo.

Reconstrucción de la que podría haber sido la planta de la catedral en el siglo XII. Posteriormente experimentaría múltiples modificaciones. El templo del siglo X también resultó insuficiente para atender las numerosas Hacia el año 1000 se volvió a reconstruir por el obispo Pedro de Mezonzo.

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Reconstrucción de la que podría haber sido la planta de la catedral en el siglo XII. Posteriormente experimentaría múltiples modificaciones.

El templo del siglo X también resultó insuficiente para atender las numerosas peregrinaciones que acudían a Santiago de Compostela. Bajo el impulso del rey Alfonso VI el Bravo y del obispo Diego Peláez se iniciaron las obras de una gran catedral románica en el año 1075, a cargo de los maestros de obra Bernardo el Viejo y su ayudante Galperinus Robertus con medio centenar de canteros, según el Codex Calixtinus. El obispo Diego Peláez fue destituido en 1088, parándose las obras por algún tiempo.

Cinco años más tarde las obras estaban en marcha, impulsadas por el recién nombrado administrador de la diócesis, Diego Gelmírez, con el apoyo del nuevo obispo Dalmacio y de Raimundo de Borgoña. En 1101 abandona la ciudad de Compostela el maestro Esteban dejando completadas las capillas del deambulatorio e iniciadas las obras de la fachada de las Platerías. Desde este momento se continuaron con regularidad los trabajos, y durante las dos primeras décadas del siglo XII se remataron los trabajos de los brazos del crucero (en 1111), hasta la colocación de la última piedra, que, si atendemos las indicaciones del Codex Calixtinus, tuvo lugar en el año 1122. Diego Gelmírez, nombrado obispo en 1100 y primer arzobispo de Compostela en 1120, fue la figura más importante en la tarea de impulsar la actividad constructora en Santiago. Aunque hubo diversas paradas durante su construcción, la gran cantidad de limosnas conseguidas hizo posible su vuelta al culto y su consagración en 1128. En el año 1140 ya se habían cubierto seis tramos de las naves, y el maestro Mateo se hizo cargo de la dirección de obras en 1168 cuando inició el pórtico de la Gloria y, aunque continuaron las obras hasta buena parte del siglo XIII, se consagró definitivamente la catedral el año 1211.

Cada una de las fachadas forma con sus respectivas plazas magníficos conjuntos urbanísticos. La barroca fachada del Obradoiro fue realizada por Casas Novoa en 1740; también barroca es la de Azabachería, obra de Ferro Caaveiro y Fernández Sarela y modificada por Ventura Rodríguez; la de Platerías, construida por el maestro Esteban en 1103; y sobre todo el pórtico de la Gloria, obra primordial de la escultura románica, concluida por el maestro Mateo en 1188.

El pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela es un pórtico de estilo románico realizado por el maestro Mateo y su taller por encargo

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del rey Fernando II, quien donó a este efecto cien maravedís anuales, entre 1168 y 1188, fecha ésta última que consta inscrita en piedra en la catedral como la de su finalización. El 1 de abril de 1188 se colocaron los dinteles del pórtico y la conclusión del conjunto se demoró hasta el año 1211, momento en el que se consagró el templo con la presencia del rey Alfonso IX.

Cada una de las fachadas forma con sus respectivas plazas magníficos conjuntos urbanísticos. La barroca fachada del Obradoiro fue realizada por Casas Novoa en 1740; también barroca es la de Azabachería, obra de Ferro Caaveiro y Fernández Sarela y modificada por Ventura Rodríguez; la de Platerías, construida por el maestro Esteban en 1103; y sobre todo el pórtico de la Gloria, obra primordial de la escultura románica, concluida por el maestro Mateo en 1188.

El pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela es un pórtico de estilo románico realizado por el maestro Mateo y su taller por encargo del rey Fernando II, quien donó a este efecto cien maravedís anuales, entre 1168 y 1188, fecha ésta última que consta inscrita en piedra en la catedral como la de su finalización. El 1 de abril de 1188 se colocaron los dinteles del pórtico y la conclusión del conjunto se demoró hasta el año 1211, momento en el que se

Pórtico de la Gloria. Catedral de Santiago

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consagró el templo con la presencia del rey Alfonso IX. El pórtico se divide en tres arcos de medio punto que se corresponden con cada una de las tres naves de la iglesia, sostenidos por gruesos pilares con columnas adosadas. El arco central es el mayor (el doble que cada uno de los laterales), es el único que posee tímpano y está dividido por una columna central, el parteluz, con la figura de Santiago. Verticalmente, la franja inferior está formada por las bases de las columnas, decoradas con animales fantásticos, la franja media está formada por columnas que sustentan las estatuas adosadas de los Apóstoles y la superior por los arcos que coronan las tres puertas. El conjunto escultórico pretende ser una representación iconográfica de diferentes símbolos tomados del Apocalipsis de san Juan y de otros textos del Antiguo Testamento.

La disposición del tímpano está basada en la descripción de Cristo que hace el evangelista san Juan en el Apocalipsis (Cap. 1,1-18). En el centro, se muestra el pantocrátor, con la imagen de Cristo en Majestad, mostrando en las manos y en los pies las heridas de la crucifixión. Rodeando a Cristo, el tetramorfos con las figuras de los cuatro evangelistas con sus atributos: a la izquierda, arriba san Juan y el águila y abajo san Lucas con el buey; a la derecha, arriba san Mateo sobre el cofre del recaudador de tributos y abajo san Marcos y el león. A ambos lados de los evangelistas, detrás de san Marcos y san Lucas, aparecen cuatro ángeles a

Apóstoles, Portico de la Gloria. Catedral de Santiago

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cada lado con los instrumentos de la Pasión de Cristo. Unos llevan, sin tocarlos directamente, la cruz y la corona de espinas (a la izquierda) y la lanza y los cuatro clavos (a la derecha), otros la columna en la cual fue azotado y la tinaja con la cual se lavó Poncio Pilato. Sobre las cabezas de estos ángeles, dos numerosos grupos de almas de los bienaventurados, cuarenta en total. En la arquivolta del tímpano central se encuentran sentados los veinticuatro ancianos del Apocalipsis, sosteniendo cada uno un instrumento musical, como preparando un concierto en honor de Dios.

En el parteluz o mainel se encuentra la figura sedente de Santiago Apóstol con un bastón de peregrino, como patrón de la basílica. Santiago aparece con un pergamino donde figura escrito Misit em Dominus (me envió el Señor). La columna acaba sobre su cabeza con un capitel donde se representan las tentaciones de Cristo en tres de sus caras; en la que mira hacia el interior del templo, rezan dos ángeles arrodillados. Al pie del santo hay otro capitel con las figuras de la Santísima Trinidad. Bajo el Apóstol se representa el árbol de Jesé, nombre que recibe el árbol genealógico de Jesucristo desde Jesé, padre del rey David; es la primera vez que se representa este tema en la iconografía religiosa en la península Ibérica. La columna reposa sobre una base donde hay una figura con barba hasta el pecho (quizás una imagen de Noé) y dos leones. Al pie de esta columna central, en la parte superior interior mirando hacia el altar mayor de la catedral, está la figura arrodillada del propio maestro Mateo, sosteniendo un cartel en que está escrito Architectus. A esta imagen se la conoce popularmente como «Santo dos croques», por la antigua tradición de los estudiantes de golpear su cabeza contra la figura para recibir sabiduría, tradición que fue adoptada posteriormente por los peregrinos, aunque se están tomando medidas para limitar el acceso para intentar frenar el deterioro que por este motivo ha sufrido la obra.

En las columnas de la puerta central y en las dos puertas laterales aparecen representados apóstoles, profetas y otras figuras, con sus atributos iconográficos. Todas están coronadas con su respectivo capitel donde se representan diferentes animales y cabezas humanas con motivos de hojas. Todas las figuras estaban policromadas y con su nombre inscrito en los libros o pergaminos que sostienen en sus manos.

Los cuatro puntales del pórtico se sustentan sobre fuertes basamentos donde se representan grupos de diversos animales y cabezas humanas con barba. Para algunos autores estas figuras son imágenes de demonios, y simbolizan que el

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peso de la gloria (el pórtico en este caso) aplasta al pecado. Otras fuentes le dan una interpretación apocalíptica, con guerras, hambre y muerte (representadas por las bestias), situaciones que sólo se pueden salvar gracias a la inteligencia humana (las cabezas de los hombres ancianos).

La arquivolta de la puerta derecha representa el Juicio Final. El arco de la puerta derecha representa el Juicio Final. La doble arquivolta está dividida en dos partes iguales por dos cabezas. Algunos autores identifican estas cabezas con las figuras de san Miguel y Cristo, para otros son Cristo-Juez y un ángel, y otras fuentes indican que representan a Dios Padre y Dios Hijo. A la derecha de estas cabezas aparece representado el Infierno, con figuras de monstruos (demonios) que arrastran y torturan las almas de los condenados. A la izquierda, el Cielo con los escogidos, con figuras de ángeles con niños que simbolizan las almas salvadas. El arco de la puerta izquierda representa escenas del Antiguo Testamento, con los justos que esperan la llegada del Salvador. En el centro de la primera arquivolta está Dios creador, que bendice al peregrino y sostiene el libro de la Verdad Eterna; a su derecha está Adán (desnudo), Abraham (con el índice levantado) y Jacob. Con ellos hay dos figuras más que podrían ser Noé (nuevo padre de la humanidad para salvarla del Diluvio) y Esaú o Isaac y Judá. A la izquierda de Dios vemos a Eva, Moisés, Aarón, el rey David y Salomón. En la segunda arquivolta, la superior, diez pequeñas figuras representan las doce tribus de Israel.

La plaza del Obradoiro a la que da esta fachada hace alusión al taller (obradoiro, en gallego) de canteros que funcionaba en la plaza durante la construcción de la catedral. Para proteger el Pórtico de la Gloria del deterioro que estaba sufriendo por las inclemencias meteorológicas, esta fachada y sus torres ya habían tenido varias reformas desde el siglo XVI. En el siglo XVIII se decidió construir la actual fachada barroca, obra de Fernando de Casas Novoa. Cuenta con unos grandes ventanales acristalados que permiten iluminar la antigua fachada románica y se encuentra entre las torres de las Campanas y de la Carraca. En medio del cuerpo central está Santiago Apóstol y un nivel más abajo sus dos discípulos, Atanasio y Teodoro, todos vestidos de peregrinos. En medio, la urna (representación del sepulcro encontrado) y la estrella (representación de las luminarias que vio el ermitaño Pelayo) entre ángeles y nubes. En la torre de la derecha está María Salomé, madre de Santiago, y en la torre de la izquierda su padre, Zebedeo.

Fachada del Obradoiro. Catedral de Santiago

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Sobre la balaustrada de esta parte izquierda puede verse a santa Susana y san Juan y sobre la de la derecha a santa Bárbara y Santiago el Menor.

Para subir hasta la entrada de la fachada se encuentra una escalera, realizada en el siglo XVII por Ginés Martínez, de estilo renacentista inspirada en la de Jacopo Vignola del Palacio Farnesio, en forma de rombo con dos rampas que rodean la entrada a la antigua cripta románica del siglo XII del maestro Mateo, denominada popularmente «catedral Vieja». Entre el plano existente de la fachada del Obradoiro y la antigua portalada románica (pórtico de la Gloria) se encuentra un nártex cubierto.

La fachada de las Platerías (Praterías, en gallego) es la fachada meridional del crucero de la catedral de Santiago de Compostela y es la única fachada románica que se conserva en la catedral. Se edificó entre 1103 y 1117 y durante los siglos posteriores se le han ido añadiendo elementos procedentes otros lugares de la catedral. La plaza de las Platerías está delimitada por la catedral y el claustro en dos de sus lados; contigua a la catedral está la Casa del Cabildo. Consta de dos puertas de entrada en degradación con arquivoltas y tímpanos historiados. Las arquivoltas están sobre once columnas adosadas, tres son de mármol blanco (la central y las de los extremos) y el resto de granito. En la central aparecen las

Escalera del Obradoiro. Catedral de Santiago

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figuras de doce profetas y en las laterales los Apóstoles. Sobre los tímpanos se encuentra un gran friso que está separado del cuerpo superior por una franja sostenida por canecillos grotescos; en este piso se encuentran dos ventanas que están adornadas por arquivoltas románicas.

En el friso central se encuentra Cristo, con personajes y escenas varias, a su derecha las seis figuras que se ven pertenecen al coro del maestro Mateo que fueron colocadas a finales del siglo XIX. La disposición original de los elementos iconográficos quedó desvirtuada desde que en el siglo XVIII fueron introducidas numerosas imágenes recuperadas de la desmantelada fachada de Azabacherías. En un medallón central aparece el Padre Eterno (o la Transfiguración) con las manos abiertas y sobre los arcos en el extradós figuran cuatro ángeles con trompetas que anuncian el Juicio Final. En el tímpano de la puerta izquierda aparece Cristo tentado por un grupo de demonios. A la derecha aparece una mujer a medio vestir con una calavera en las manos, que podría ser Eva o la mujer adúltera; esta figura no está orando de rodillas sino que está sentada sobre dos leones. En las jambas aparecen san Andrés y Moisés. En el contrafuerte izquierdo, el bíblico rey David sentado en su trono con las piernas cruzadas, translúcidas a través de la fina tela de su ropa, y tocando una viola, personifica el triunfo sobre el mal y es una obra destacada del románico, esculpida por el

Puerta de Platerías. Catedral de Santiago

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maestro Esteban o maestro de las Platerías; aparece también la creación de Adán y Cristo bendiciendo. Muchas de estas figuras proceden de la fachada románica norte o del Paraíso (actual fachada de la Azabachería) y fueron colocadas en esta fachada en el siglo XVIII. En el tímpano de la puerta derecha aparecen varias escenas de la pasión de Cristo y de la adoración de los Reyes Magos. En una de las jambas aparece la inscripción que conmemora la colocación de la primera piedra:

ERA / IC / XVI / V IDUS / JULLII

Inscripción que sigue el Calendario romano y, según el cómputo de la llamada Era Hispánica, corresponde al 11 de julio de 1078. Una imagen, no identificada,

sobre un zorro que se come una liebre y, frente a esta, una mujer mal vestida con un animal en el regazo, proceden de otro lugar. Apoyadas en el muro de la torre Berenguela aparecen otras imágenes que representan la creación de Eva, Cristo en un trono y el sacrificio de Isaac.

Fachada de Azabachería. Catedral de Santiago

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La fachada de Azabachería (Acibecharía, en gallego) se encuentra en la Plaza de la Inmaculada o de la Azabachería, donde desemboca el último tramo urbano de los caminos Francés, Primitivo, del Norte e Inglés a través de la antigua puerta Francígena o puerta del Paraíso. El portal románico fue construido en 1122 por Bernardo, tesorero del templo. Este portalón fue demolido tras haber sufrido un incendio el año 1758; algunas piezas escultóricas que se salvaron fueron colocadas en la fachada de las Platerías. La nueva fue proyectada en estilo barroco por Lucas Ferro Caaveiro y terminada por Domingo Lois Monteagudo y Clemente Fernández Sarela en estilo neoclásico, aunque conservó algunos trazados del barroco, el año 1769. En la parte superior de la fachada se encuentra una estatua de Santiago del siglo XVIII, con dos reyes a sus pies en posición de oración: Alfonso III y Ordoño II. En el centro se encuentra la estatua de la la fachada de la catedral que da a la plaza de la Quintana tiene dos puertas, la Puerta Real, de estilo barroco, iniciada bajo la dirección de José de Vega y Verdugo por José de la Peña de Toro en 1666 y finalizada por Domingo de Andrade en 1700, que realizó unas grandes columnas que abarcan dos plantas de ventanales, una balaustrada con grandes pináculos y un edículo con una escultura ecuestre de Santiago (hoy desaparecida), muy adornado con decoración de racimos de frutas y trofeos militares a gran escala. Por esta puerta accedían los reyes de España a la catedral, de ahí su nombre, y sobre su dintel se encuentra el escudo real.

La llamada Puerta Santa o Puerta del Perdón es la más cercana a las escalinatas, está generalmente cerrada con una reja y se abre sólo los años jubilares, el día 31 de diciembre del año anterior. Fue una de las siete puertas menores y estuvo dedicada a san Pelayo. En el cuerpo inferior y a ambos lados de la puerta se colocaron veinticuatro figuras representando los ancianos del Apocalipsis que provenían del antiguo coro de piedra del maestro Mateo. En el interior de esta puerta pasando un pequeño patio se encuentra la verdadera Puerta Santa, por la que se entra al deambulatorio del ábside del templo.

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Las primitivas torres que se encontraban en la fachada principal de la catedral eran románicas (actual fachada del Obradoiro). Se denominan respectivamente torre de las Campanas, la situada en el lado de la Epístola (derecha), y torre de la Carraca, en el lado del Evangelio (izquierda); las dos tienen una altura de entre 75 y 80 metros. Se construyó el primer cuerpo de la torre en el siglo XII; en el siglo XV se realizaron diversas modificaciones y el rey Luis XI de Francia donó en 1483 las dos campanas mayores de las trece con las que cuenta. La arquitectura de las torres tiene un gran efecto de perspectiva gracias a sus líneas verticales y al escalonamiento de sus pisos.

La torre de la Carraca, está situada al lado izquierdo de la fachada del Obradoiro, fue edificada como su compañera del lado contrario sobre otra

Puerta Santa o del Perdón. Catedral de Santiago

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anterior de la época románica. Fue proyectada por Fernando de Casas Novoa en 1738 imitando la torre de las Campanas realizada por Peña del Toro y Domingo de Andrade en el siglo XVII, consiguiendo una decoración barroca con todo tipo de ornamentación que aportó una unificación arquitectónica en toda la fachada. En abril de 2010 se instaló una réplica de la antigua carraca, por no ser posible su restauración, que pasará a formar parte del museo catedralicio. La nueva es una copia fiel del antiguo instrumento y ha sido realizada con la misma clase de madera de castaño, consta de cuatro cajas de resonancia rectangulares con una lengüeta en cada una que al girar sobre un eje dentado y golpearlas las hace sonar; las cajas están colocadas en forma de cruz y cada brazo mide algo más de dos metros. Este antiguo instrumento, actualmente en desuso en la

Torre de las Campanas. Catedral de Santiago

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liturgia, se hacía tocar durante las celebraciones de Semana Santa como símbolo de duelo por la muerte de Jesús, para acallar el sonido de las campanas durante esta época de recogimiento.

La Torre del Reloj, también llamada de la Trinidad o, no con toda justicia, la Berenguela, se encuentra en la intersección de la plaza de las Platerías y la plaza de la Quintana. Tradicionalmente se considera que se inició su construcción en 1316, a instancias del arzobispo Rodrigo de Padrón, como torre de defensa y tras su defunción continuó con la obra su sucesor, el arzobispo Berenguel de Landoria, aunque algunos autores sostienen que esos datos pueden no ser correctos. Cuando fue nombrado maestro mayor de la catedral, Domingo de Andrade prosiguió su construcción y entre 1676 y 1680 la elevó dos plantas más y con la utilización de diversas estructuras consiguió un conjunto armonioso y ornamental con un coronamiento en forma piramidal y una linterna como remate final (en cuyo interior permanecen encendidas, permanentemente, cuatro lámparas de incandescencia). Se eleva hasta los setenta y cinco metros

La Torre del Reloj o de la Trinidad. Catedral de Santiago

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de altitud. En 1833 se colocó un reloj de cuatro esferas (una por cada cara de la torre), realizado por Andrés Antelo y que había sido un encargo del arzobispo Rafael de Vélez. Como parte de su mecanismo cuenta con dos campanas, la de las horas, llamada Berenguela, y otra más pequeña que marca los cuartos; las dos fueron fundidas en 1729 por Güemes Sampedro, la Berenguela tiene un diámetro de 255 cm y una altura de 215 cm, con un peso aproximado de 9600 kilos, y la de los cuartos pesa 1839 kilos con un diámetro de 147 cm y una altura de 150 cm. Ambas campanas sufrieron un agrietamiento que obligó a su sustitución; las réplicas actuales se fundieron en Asten (Países Bajos) por la casa Eijsbouts en 1989 y fueron colocadas en la catedral en febrero de 1990.

La estructura del edificio está situada sobre un área de ocho mil metros cuadrados, consta de una planta en cruz latina de tres naves de una longitud de unos cien metros con un crucero también de tres naves y de cerca de setenta metros de longitud. La altura en la nave central es de veintidós metros en todo su recorrido y alcanza los treinta y dos de máximo en la bóveda del crucero. El cimborrio, situado sobre el centro del transepto, es gótico y sustituye el antiguo de estilo románico.

Nave de Santiago de Compostela

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Cerca del altar mayor, la girola está compuesta por diversas capillas románicas absidales, la central de planta cuadrada, y también tiene dos ábsides en cada uno de los brazos del crucero. Sobre las naves laterales, separadas de la central por cuarenta y dos columnas, se encuentra un triforio con cubierta de cuarto de cañón y balcón de ventanales de doble arquería. La nave central se cubre con bóveda de cañón sobre arcos fajones y las laterales con bóvedas de arista. La iluminación proviene de las ventanas de los dos pisos de las naves laterales del período románico, en la capilla mayor son polilobuladas y las que corresponden a la girola son ojos de buey. La ornamentación interior se puede apreciar en los capiteles historiados de la parte del ábside y en los adornos vegetales de la galería.

La catedral dispone de dos grandes órganos situados en la parte central de los tramos altos de la nave principal. Fueron fabricados en 1708 y 1712 por encargo del capítulo catedralicio al maestro Manuel de la Viña y la caja al arquitecto Antonio Afonsín y al escultor Manuel Romay. En 1978 se fusionaron en uno sólo, la consola fue sustituida y se incluyeron mecanismos electrónicos e informáticos por una empresa italiana.

Botafumeiro. Santiago de Compostela

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Capilla Mayor. Santiago de Compostela

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La capilla mayor era románica en su origen pero fue reformada durante el barroco por orden del nuevo maestro de obras, José de Vega y Verdugo, nombrado por Inocencio X. Cuenta en la entrada con púlpitos renacentistas a ambos lados con escenas de la vida del Apóstol realizados por Juan Bautista Celma en 1578. Un baldaquino del siglo XVII sostenido por ángeles y un camarín barroco. El altar fue construido por Domingo Antonio de Andrade sobre el sepulcro del Apóstol y en el cual puso tres representaciones del santo, dentro del camarín una imagen de Santiago sedente de piedra policromada del siglo XIII vestido como peregrino con una esclavina de plata adornada con gran pedrería; se puede subir por la parte posterior del altar para realizar el tradicional abrazo al santo. Sobre el tabernáculo está representado Santiago en una estatua ecuestre y cuatro reyes le hacen honores: Alfonso II, Ramiro I, Fernando el Católico y Felipe IV. Finalmente se encuentra en cada ángulo la representación de las virtudes cardinales: la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. El arzobispo de origen mexicano Antonio Monroy fue el mecenas que donó la plata para la construcción del frontal del altar, el sagrario, el expositor y la imagen de la Inmaculada.

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CATEDRAL DE BURGOS

Burgos fue convertida en sede episcopal en 1075 por el rey Alfonso VI, quien dio así una continuidad canónica a la tradición episcopal de la vieja diócesis de la Oca, cuyo prelado figura ya en 589 como

signatario del III Concilio de Toledo, en época visigótica.

El monarca promovió la construcción de una catedral dedicada a la Virgen María de la que no se conocen sus trazas, pero que se supone románica y del tipo de las obras coetáneas (la desaparecida iglesia de Silos, la del Monasterio de San Pedro de Arlanza, la de San Martín de Frómista o la catedral de Jaca). Existe constancia documental de que el monarca donó para la magna obra el recinto que ocupaban un palacio real que había pertenecido a su padre Fernando I y una pequeña iglesia dedicada a Santa María y que se hallaba en construcción.

En 1096 las obras de este templo ya estaban terminadas, pero pronto resultó pequeño para las necesidades de una ciudad que era la capital simbólica del reino, una potente sede episcopal (el cabildo catedralicio tenía más de treinta miembros ya antes de 1200) y un centro comercial cada vez más dinámico. La decisión de levantar una nueva catedral se tomó por fin ya iniciado el siglo XIII. Como era común en la época, se destruyó el edificio románico (del que sólo queda algún resto escultórico) y sobre su solar, ampliado con la demolición de unas viviendas contiguas donadas por el obispo Marino, se levantó la nueva catedral gótica.

Al descender por las escaleras que bajan a la plaza de Santa María se puede contemplar la fachada occidental del templo, inspirada en las de las catedrales de París y Reims.

En el cuerpo inferior se abre la Portada de Santa María, formada por tres arcos apuntados y abocinados que cobijan la Puerta Real, o del Perdón, el central, y

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las de la Asunción y la Inmaculada, los laterales. Esta portada era obra del siglo XIII y, con su iconografía dedicada a la Virgen, estaba considerada como la más importante manifestación escultórica de estilo gótico en Castilla, pero su grave deterioro obligó a reconstruir austeramente las puertas laterales, en 1663 por Juan de Pobes, y la central, en estilo neoclásico, con vano adintelado y frontón triangular, en 1790; en los tímpanos de las laterales se colocaron los relieves de la Concepción y la Coronación, salidos de la mano de Juan de Pobes, y en las enjutas, dos arquillos laterales dobles que cobijan sendas estatuillas.

El segundo cuerpo de la calle central de la fachada es obra del siglo XIII y en el se abre un rosetón de aire cisterciense, con tracería de estrella de seis puntas, o de sello de Salomón. En el tercer cuerpo de la misma calle se abre una

Fachada de Santa María. Catedral de Burgos

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elegante galería, jalonada por sendas agujas y varios pináculos, y formada por dos grandes ventanales con maineles y tracería de tres óculos cuadrilobulados; bajo los ocho arquillos que forman los maineles de ambos arcos están colocadas las estatuas de los ocho primeros reyes de Castilla, de Fernando I a Fernando III. Corona la calle una fina barandilla-crestería de arquillos ojivales sobre la que se alza una estatua de la Virgen con el Niño, acompañada de la leyenda, alusiva a la Madre de Cristo, Pulchra es et decora. Este remate fue realizado a mediados del siglo XV por Juan de Colonia.

Sobre las puertas laterales del primer cuerpo se alzan dos torres casi gemelas del siglo XIII y de tres cuerpos, con pilastras decoradas con pináculos y estatuas en sus ángulos, y con decorados vanos ojivales en cada cara de cada cuerpo: uno

Torre. Catedral de Burgos

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abocinado con mainel y tracería de óculo, tapado con vidrieras, en el primero; dos geminados sin mainel y sin tracería, en el segundo; y otros dos geminados con mainel y tracería, en el tercero.

Sobre estas torres, a mediados del siglo XV, Juan de Colonia elevó sendas agujas o chapiteles piramidales de base octogonal y de finos calados que configuraron definitivamente la silueta de la seo burgalesa. Su progenie suevoalemana coincide con el proyecto de la Catedral de Colonia, que pudo conocer el maestro Juan, si bien las agujas de la ciudad alemana no se realizaron hasta el siglo XIX. Los chapiteles burgaleses fueron levantados con las aportaciones económicas del obispo Alonso de Cartagena y de su sucesor en la sede, Luis de Acuña, cuyos blasones, junto con los de la monarquía castellano-leonesa, aparecen en los antepechos que conectan con las cúspides de las torres. En estos antepechos el maestro Juan dispuso también la leyenda pax vobis y la escultura de Cristo mostrando las huellas de su Pasión, en uno, y la leyenda ecce agnus dei y una escultura de San Juan Bautista, en el otro.

Jalonan el conjunto de la fachada dos torrecillas poligonales, decoradas con arquillos lobulados, con pináculos y con estatuas y rematadas en agujas piramidales que ascienden hasta el arranque de las agujas de las torres; en su

Puerta del Sarmental. Catedral de Burgos

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interior albergan sendas escaleras de caracol que ascienden al triforio y a las bóvedas de las naves.

Menos conocida como Puerta Sacramental, esta portada, abierta en el brazo meridional del transepto y asomada a la Plaza de San Fernando, desde la que se accede salvando una pronunciada escalinata, fue construida aproximadamente entre 1230 y 1240. Se trata de uno de los mejores conjuntos escultóricos del clasicismo gótico del siglo XIII en España. Está dedicada al tema arcaizante de Cristo en Majestad, aunque empleando una plástica innovadora.

El elemento central y artísticamente más depurado es el tímpano, cuya ejecución se atribuye a un artista franco referido como el Maestro del Beau Dieu de Amiens. Lo que es indudable es la influencia de la escultura de la Catedral de Amiens en la magistral portada burgalesa. En este espacio casi triangular se representan a Jesús sedente como Pantocrátor mostrando el Libro de la Ley y, rodeándole, los Cuatro Evangelistas, en su caso representados de doble manera: icónicamente, con ellos mismos inclinados sobre sus pupitres de escritura redactando los Evangelios, y simbólicamente, por el Tetramorfos. Debajo, separado por un dintel, aparece un Apostolado al completo en pose sedente, atribuido a otro artista francés conocido como el Maestro del Sarmental. El tímpano es rodeado por tres arquivoltas que ocupan los 24 ancianos del Apocalipsis, tocando o afinando instrumentos musicales medievales, varios coros de ángeles y una alegoría de la Artes. Este conjunto iconográfico debió ser tallado por escultores locales dirigidos por los maestros franceses.

La puerta está dividida por un parteluz en el que aparece, cubierta por un dosel sobre el que se efigia al Cordero, una moderna estatua (sustituyendo a la deteriorada original, que pudo ser tallada también por el Maestro del Sarmental) representando a un obispo; es tradición identificar al retratado como D. Mauricio, aunque bien pudiera tratarse de D. Asterio de Oca o de San Indalecio, primer obispo de Almería, mártir y cristianizador de las tierras burgalesas. En las jambas laterales se encuentran esculpidas seis figuras, posteriores al resto de la portada, cuatro de las cuales representan a Moisés, Aarón, San Pedro y San Pablo; las otras dos no son fácilmente identificables

Aunque la Portada concentra todo el interés, no puede pasarse por alto el resto del hastial, que escoltan robustos contrafuertes rematados en pináculos. Es trabajo posterior, de finales del siglo XIII. Sus dos cuerpos superiores, estructurados a semejanza del cuerpo central de la Fachada de Santa María,

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están ocupados por un rosetón y sobre él un conjunto de galería abierta con tres arcos con intradoses calados con triple cuatrifolio y apoyados en maineles frente a los que asoma una estatuaria interpretada como la Divina Liturgia, donde Cristo administra la Eucaristía flanqueado por doce ángeles ceriferarios y turiferarios.En la actualidad, las visitas turísticas acceden a la Catedral por la Puerta del Sarmental. En el hastial del brazo norte del crucero, a la altura de la calle Fernán González pero en un nivel varios metros más elevado que el del suelo del templo, se abre la portada de la Coronería, o Puerta de los Apóstoles, que desde el interior de la Catedral se comunica con la nave mediante la Escalera Dorada de Diego de Siloé. Es obra realizada entre 1250 y 1257 por artistas locales pertenecientes al círculo del maestro Enrique, denominado a veces maestro de la Coronería. Plenamente gótica, parte de los temas escultóricos prolongan sin embargo la tradición románica. Además, el entorno de la puerta fue reformado en el XVIII, en 1786, con un arco de medio punto de grandes dovelas y de estilo barroco, el cual sustituyó un parteluz gótico en el que estaría representada la figura de Dios Padre. Al poco de acometer la remodelación, el cabildo decidió clausurar esta puerta por el excesivo y molesto tránsito de vecinos que descendían hacia la parte baja de la ciudad con bastimentos y utensilios. Terminó así otro trasiego de gentes, este piadoso, ya que por la Coronería accedían a la Catedral los peregrinoso que seguían el Camino de Santiago.

Por debajo y encima de las jambas, y extendiéndose por el muro circundante, formando frisos, aparecen sendas series de arcos ciegos ojivales apuntados y trilobulados, que en el zócalo inferior montan sobre columnillas pareadas con capiteles vegetales. Esta galería ciega de trilóbulos y columnillas sirve de base a un Apostolado al completo, formado por estatuas de bulto redondo y de tamaño casi natural. Se presentan seis en cada lado, adosadas al muro y separadas por las jambas.

Las tres arquivoltas están guarnecidas por relieves de serafines en la interior, ángeles turiferarios en la intermedia, y escenas de la resurrección de los muertos en la exterior. El tímpano, dividido en dos partes, representa el Juicio Final. Sobre el dintel justo encima de la puerta aparece una larga escena en relieve presidida por San Miguel con una balanza pesando las almas; le rodean, a la izquierda, unos demonios que intentan desnivelar a su favor el peso de los pecados, así como los condenados que son conducidos al Infierno, y, a la derecha, una casita con la puerta abierta que representa la entrada al paraíso, en el que ya están unos nobles, un rey, una reina, un monje con capucha y un religioso franciscano, los bienaventurados. Este motivo de la psicostasis es una herencia iconográfica del

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arte románico. En la parte superior del tímpano aparece otro motivo habitual del románico, la Déesis, con Cristo entronizado como juez universal, con los brazos alzados, mostrando la herida del costado y flanqueado por la Virgen y San Juan que imploran piedad para las almas de los desdichados. En el vértice del tímpano, sobre unas nubes, unos ángeles portan las insignias de la Pasión. Los conatos de dramatismo y la expresión gesticulante que muestran varias de las imágenes de esta portada las alejan del pleno clasicismo francés y las ponen en relación con una corriente más naturalista de claro sabor hispano.

Se considera a esta portada emparentada con la del Juicio de la fachada occidental de la Catedral de León y con la temática iconográfica de las catedrales de Reims y Chartres, aunque su referencia más evidente es la vecina Puerta del Sarmental, cuyo perfecto equilibrio, sin embargo, no consigue alcanzar.

La fachada de la portada de la Coronería se prolonga hacia arriba con un ventanal de triple arco escalonado y sobre él, jalonada por sendas agujas

Puerta de Coronería. Catedral de Burgos

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caladas, una galería de tres arcos ojivales, con maineles y tracería de tres círculos cuadrilobulados. Adosadas a los maineles hay doce estatuas coronadas alusivas a la realeza castellana y, adosadas a las enjutas de los arcos, ángeles turiferarios. Siguiendo con lo visto en la fachada del Sarmental, el hastial de la Coronería termina en su parte superior con una una barandilla formada por arquillos.

Desde la plaza de La Llana se puede contemplar la Puerta de la Pellejería, menos conocida como Puerta del Canalejo, que, bajo un ventanal similar a los del ábside, se abre en el muro oriental del brazo norte del crucero, haciendo esquina con la Puerta de la Coronería e interiormente con la Escalera Dorada. Fue mandada realizar en 1516 por el obispo Juan Rodríguez de Fonseca como alternativa al acceso por la Puerta de la Coronería, al que daban un uso no religioso los habitantes de la parte alta de la ciudad, que la aprovechaban para alcanzar la parte baja de manera rápida y resguardada, bajando por una escalera y atravesando la Catedral. Su autor, Francisco de Colonia, nieto de Juan e hijo de Simón, concibió esta portada a modo de retablo gótico de dos cuerpos de tres calles, más ático, o frontón, pero con decoración plateresca en sus pilastras, frisos y entablamentos.

En la calle central, en el primer cuerpo, se abre la puerta, de arco de medio punto angrelado, con arquivolta decorada con estatuillas de los Apóstoles bajo doseletes, que siguen la dirección del arco; en el segundo cuerpo aparecen sendos relieves que representan el martirio de San Juan Bautista y San Juan Evangelista; en el ático, flanqueado por las estatuas de San Pedro y San Pablo, un frontón semicircular acoge un relieve de la Virgen entronizada con el Niño, entre ángeles músicos y con el obispo mecenas arrodillado a la izquierda; en las calles laterales, bajo sendos escudos del prelado Fonseca, aparecen las imágenes de diversos santos que al igual que los escudos fueron realizadas, antes de 1523, por Bartolomé de la Haya. Aunque de gran valor por su detalle artístico, la Puerta de la Pellejería adolece de una falta total de proporción, consecuencia del estrecho espacio en que los autores hubieron de trabajar. Hay que añadir que la nave central emplea para la descarga de fuerzas en las naves laterales juegos de doble arbotante, tomado de los grandes templos franceses como la Basílica de Saint-Denis y la Catedral de Notre-Dame de París.

El templo, si se excluyen las capillas laterales y las diversas dependencias anejas levantadas en etapas arquitectónicas posteriores, presenta planta de cruz latina, con dimensiones de 84 por 59 metros, que forman tres naves, siendo la central más ancha (11 metros) elevada (25 metros) y estando las laterales

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fusionadas en la cabecera mediante una girola o deambulatorio, y, cortándolas perpendicularmente, un trasepto de una nave orientado en el eje norte-sur. El eje longitudinal de las naves del eje este-oeste se compartimenta en nueve tramos, tres de los cuales corresponden a la profunda Capilla Mayor, más el crucero y la cabecera pentagonal; el transepto o nave transversal consta de seis tramos, tres a cada lado y de la misma altura que la nave central.

Los alzados consisten en pilares octogonales, de núcleo cilíndrico y columnillas adosadas, salvo los que sostienen los arcos torales en el crucero, que son sólo cilíndricos y de mucho mayor grosor. Las cubiertas se solucionan con bóvedas de crucería con nervio espinazo, simple en la mayoría de los tramos y compuesta con terceletes y combados en algunos tramos, como sucede en el transepto. Las bóvedas de los tramos de la girola son de cinco o seis radios, y las de los tramos de la nave central son barlongas, es decir, acusadamente rectangulares.

Cimborrio. Catedral de Burgos

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Es característico el elegante triforio que recorre toda la parte alta de los muros de la nave central y del transepto, inmediatamente por debajo de los vitrales. Cada arcada, de arco de medio punto festoneado con cabezas humanas, presenta un elaborado intradós consistente en siete vanos, trifolios y cuadrifolios, arquería apuntada y trilobulada separada por seis maineles y un antepecho a modo de balaustrada calada con motivo flamígero. Los tramos del triforio próximos al crucero tienen decoración flamígera más movida; fue el resultado de una modificación de finales del siglo XV llevada a cabo quizás por Juan de Colonia, momento en que se realizaron también los antepechos por inicitiva del Obispo Acuña, cuyas armas se ostentan en varios puntos. Este modelo de alzado, de pilares, triforio y vitrales, parece inspirado en el de la Catedral de Bourges.

En la parte superior de los muros se abren las amplias ventanas con vidriera partida en doble ojiva y rosetón superior. Tres son los rosetones: el de la fachada de Santa María y los que presiden los testeros del transepto.

En los pies de la nave mayor, a gran altura, se halla un reloj con una figura articulada que, todas las horas en punto, mueve un brazo con el que da un

Papamoscas. Catedral de Burgos

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campanazo y abre al tiempo la boca: se trata de un autómata del siglo XVIII que recibe el nombre de Papamoscas. A su derecha, en un balcón, otro autómata se encarga de anunciar los cuartos de hora golpeando las campanas que le flanquean. Su nombre es Martinillo. Consta de tres tramos, el primero, contiguo al crucero, con bóveda de crucería compleja y los dos siguientes con bóveda de crucería simple, más la cabecera pentagonal. Preside el espacio el retablo mayor, obra de estilo renacentista romanista comenzada en 1562 por Rodrigo de la Haya y completada tras su muerte en 1577 por su hermano, Martín de la Haya. Incluye

Capilla del Condestable. Catedral de Burgos

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colaboraciones escultóricas de Juan de Ancheta. Concluida la arquitectura y la escultura en 1580, en los años siguientes ejecutaron el dorado y la policromía los artistas Gregorio Martínez y Diego de Urbina. El mueble está presidido por la imagen de Santa María la Mayor, la titular de la catedral, de estilo gótico-flamenco de mediados del siglo XV. En el presbiterio se conservan algunos sepulcros góticos, entre ellos, el del infante Juan de Castilla “el de Tarifa”, hijo del rey Alfonso X el Sabio.

Emplazado en medio de la nave mayor e inmediatamente anterior al crucero, el elemento más destacado del coro catedralicio es la sillería de nogal, monumental conjunto escultórico con forma de U, en su mayor parte labrado a partir de 1505 y en estilo plateresco por Felipe Bigarny, quien cinceló en él una profusa serie de relieves con iconografía religiosa. Hasta 1522 las gradas laterales estuvieron emplazadas a ambos lados del presbiterio de la Capilla Mayor. La hilera transversal y partes menores de la sillería paralela al eje de la nave fueron talladas en otros momentos posteriores del siglo XVI y de comienzos del siglo XVII. El espacio acoge una reja de Juan Bautista Celma, dos órganos, el uno barroco y el otro neoclásico, y el bulto yacente del obispo Mauricio, obra gótica del siglo XIII tallada en madera y recubierta de cobre con apliques de pedrería y esmaltes de Limoges. Exteriormente, en paralelo a las naves laterales y al hastial

Cimborrio. Catedral de Burgos

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de los pies de la Catedral, el conjunto coral se resuelve en un trascoro de estilo barroco clasicista de principios del siglo XVII, estructura que acoge valiosas esculturas de alabastro y una colección de lienzos dedicados a santos que figuran entre lo más destacado de la obra del pintor Juan Ricci.

En el suelo del crucero, justo debajo del cimborrio, se encuentra desde 1921 el sepulcro del Cid y Doña Jimena. Sus restos, procedentes del Monasterio de San Pedro de Cardeña, fueron inhumados bajo una simple losa de mármol con la correspondiente inscripción, en una solemne ceremonia en la que se leyó un epitafio redactado por Ramón Menéndez Pidal. Cabe añadir que el espacio del crucero está flanqueado por dos rejas de principios del siglo XVIII forjadas según proyecto de fray Pedro Martínez, quien también diseñó los púlpitos.

Hacia 1460-1470, por encargo del obispo Acuña, Juan de Colonia levantó en el crucero un cimborrio que adoptó la forma de una tercera y suntuosa torre catedralicia. La atrevida estructura de este cimborrio -que según las descripciones de la época era muy alto y elegante, estaba adornado por muchas columnas y aparecía coronado de ocho chapiteles- fue seguramente la causa de su estrepitoso hundimiento en la noche del 3 al 4 de marzo de 1539. Ahora

Escalera Dorada. Catedral de Burgos

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cuatro torres adosadas y rematadas por esbeltas agujas refuerzan el impacto visual del tambor central. En cada uno de sus ocho lados se abren dos grandes ventanales amainelados que permiten una intensa iluminación del interior. El estilo renacentista plateresco se conjuga con el gótico final, el cual se manifiesta en su minucioso programa decorativo y en la verticalidad originada por sus numerosos pináculos y chapiteles. El perfil resultante es, todavía, básicamente gótico. El imponente volumen arquitectónico descansa sobre cuatro enormes pilares circulares. Cuatro trompas permiten el paso hacia la planta octogonal de los dos cuerpos. Los ocho lados de la linterna están cuajados de una densa decoración de inspiración renacentista, en la que se entremezclan numerosas esculturas, relieves, escudos nobiliarios y otros elementos decorativos. Todo el conjunto se remata con una espectacular bóveda estrellada de doble estructura con forma de estrella de ocho puntas y que entre sus nervios encierra una filigrana totalmente calada. Esta sorprendente y atrevida solución arquitectónica, además

Capilla del Condestable, exterior. Catedral de Burgos

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de aligerar peso, permite que la luz cenital se filtre con fuerza e ilumine el trabajo escultórico que se desparrama a su alrededor. Toda la obra quedó concluida en 1568.

La escalera dorada, obra que fue encargada en 1519 por el cabildo de la catedral y el obispo Juan Rodríguez de Fonseca, quienes la costeraron. Obra de Diego de Siloé inspirada en el renacimiento italiano, está esculpida con una gran riqueza iconográfica basada en los grabados de Nicoletto Rosex da Modena, Agostino de Musi, fray Antonio de Monza, Giovanni da Brescia y Agostino Veneziano. Los antepechos de hierro sobredorado (1523-1526) son del maestro francés Hilario. La escalera comunicaba la puerta de la Coronería con la catedral, salvando con mucha originalidad un desnivel de casi ocho metros. El arquitecto Charles Garnier se inspiró en ella para la gran escalera de la Ópera de París. Actualmente la puerta de la Coronería está permanentemente cerrada y la escalera ha perdido su uso para el tránsito público. Sólo se utiliza para instalar en ella la custodia con el Santísimo Sacramento en Semana Santa (Jueves y Viernes Santo)

En la girola se encuentra el sepulcro del arcediano Pedro Fernández de Villegas, obra de Simón de Colonia. Los relieves centrales del trasaltar son de

Capilla del Condestable . Catedral de Burgos

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Retablo Mayor. Catedral de Burgos

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Felipe Bigarny y los de los extremos de Pedro Alonso de los Ríos. En 1498 el cabildo encomendó al escultor Felipe Bigarny un relieve en piedra para el trasaltar. Bigarny ejecutó en piedra caliza su Camino del Calvario. Se trata de la premiera obra documentada de este artista en Burgos y en ella muestra su estilo, muy deudor de la expresividad y la estética gótica pero abierto a las novedades renacentistas, como se evidencia en los elementos decorativos. Tras el éxito del encargo, el cabildo le encomendó dos relieves más: los de la Crucifixión y el Descendimiento, entierro y resurrección de Cristo (1500-1503), ambos actualmente están muy dañados al haberse labrado en piedra de mala calidad que se pulveriza con la humedad. El marco decorativo arquitectónico de los relieves se atribuye a Simón de Colonia. Este conjunto escultórico se completó casi dos siglos después con la adición en los extremos de dos nuevos relieves, dedicados a la Oración del Huerto y a la Ascensión. Fueron ejecutados por el escultor Pedro Alonso de los Ríos entre 1681 y 1683, también en piedra caliza, y en estilo barroco.

Edificada sobre la capilla central de la girola, sustituye a la primitiva capilla gótica dedicada a San Pedro. La nueva gran capilla fue encargada por los Condestables de Castilla Pedro Fernández de Velasco y Mencía de Mendoza y Figueroa para servir de panteón familiar y aunque su denominación popular sea la de Capilla del Condestable (o de los Condestables), su nombre exacto es Capilla de la Purificación de la Virgen, a la que estaba consagrada.

La arquitectura se debe a Simón de Colonia, quien comenzó las obras en 1482. Se trata de una gran construcción que muestra del gótico tardío y la transición del arte gótico al temprano renacentista: Colonia adaptó el solar irregular de la capilla para construir un espacio único cubierto con una bóveda estrellada, octogonal, con su zona central -en torno a la clave principal- calada, de tal modo que entra luz cenital. La obra arquitectónica se completa con la sacristía adyacente, añadida en 1517 por Francisco de Colonia.

El retablo mayor es obra de Diego de Siloé y de Felipe Bigarny y fue realizado entre 1523 y 1526. Su arquitectura es muy original: el asunto principal (la Purificación de la Virgen) ocupa todo el primer cuerpo, concebido como si fuera un escenario (así lo describió el historiador Martín González), con esculturas de tamaño natural en las que se aprecia la diferencia de estilo entre Bigarny y Siloé (este último más delicado y dulce que el borgoñón). La policromía del retablo estuvo a cargo de León Picardo.

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Portada interior, del claustro alto, habitualmente cerrada, que comunica el claustro con el brazo meridional del crucero. Fechada a fines del siglo XIII, atribuida al maestro Juan Pérez, relacionado con la escuela franco-champanesa.

En el tímpano está representada la escena del Bautismo de Cristo; en las dos arquivoltas está representada la genealogía de Cristo, el árbol de Jesé y catorce figuras de profetas; la chambrana exterior está decorada con vegetales y apoya en sendas ménsulas con dos cabezas. La tradición local identifica una de estas dos cabezas con San Francisco de Asís que había visitado Burgos realizando fundaciones.

En las jambas se encuentran esculturas relacionadas con la venida de Jesús; a la izquierda está el grupo de la Anunciación con un ángel sonriente, escultura relacionada con las de la fachada orientale de Reims; en la derecha dos profetas, Isaías y David, que anuncian la llegada terrenal de Jesús.

Por jambas y dintel se repite la decoración heráldica con castillos y leones, con reiteración propia del estilo mudéjar, consecuencia de la asociación medieval de Cristo con la monarquía .

Las hojas de madera de la puerta datan de fines del siglo XV, auspiciadas por el obispo Luis Acuña (1457-1495), cuyo escudo figura, y obra de Gil de Siloé, que trabajó para dicho prelado. De tracería gótica con escenas de la Entrada de Jesús en Jerusalén y su Descenso al Limbo .

Desde la antisacristía, por una puerta situada en el muro sur, se accede al claustro alto. El claustro de esta catedral, la “claustra nueva”, es obra de finales del siglo XIII, de planta rectangular algo irregular, con seis arcos en los lados oriental y occidental y siete en los lados norte y sur, y tiene desde sus inicios doble planta, ante la necesidad de salvar el fuerte desnivel existente entre el suelo del templo y la calle de Nuestra Señora de la Paloma. El sobreclaustro, o claustro alto, obra del maestro Enrique, es para Vicente Lampérez, “ejemplo señero del arte gótico”, al igual que el claustro de la catedral de Pamplona; sus galerías se cubren con bóvedas ojivales de crucería simple, cuatripartita, y sus grandes ventanales, de arco apuntado, llevan triple mainel y tracería de tres óculos cuadrilobulados. Es preciosa la ornamentación vegetal de sus arquerías, de sus capiteles y de las arquivoltas de los arcos ciegos de sus muro y, sobre todo, la decoración historiada de sus cuatro pilares angulares, en los que se apoyan otros tantos grupos escultóricos que representan la Anunciación, la Epifanía y sendos

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grupos de personajes relacionados con la construcción de la catedral, y de los arcos ciegos de la galería norte en los que aparecen estatuas con personajes, o escenas, del Antiguo Testamento, como el Sacrificio de Isaac; de Apóstoles, como San Pedro, San Pablo y Santiago peregrino, y de personajes relacionados con la construcción de la catedral, como el obispo Mauricio y Fernando III el Santo, que aparece ofreciendo el anillo a Beatriz de Suavia. Bajo los arcos ciegos ojivales de los muros laterales de las otras tres galerías se reparten numerosos sepulcros de los siglos XII al XVI, la mayor parte góticos y renacentistas, pertenecientes a canónigos de la catedral. Entre estos sepulcros destacan por su valor histórico o artístico el románico de la noble doña Godo, madre del mayordomo de Alfonso VIII, fallecida en 1105; el gótico del obispo Mateo Rynal, fallecido en 1259; el gótico del canónigo Juan López del Hospital, del siglo XV, y el renacentista del canónigo Diego de Santander, del siglo XVI y tallado por Diego de Siloé, y el renacentista del canónigo Gaspar de Illescas, obra de mediados del siglo XVI, atribuida a Juan de Lizarazu, jalonada por dos columnas ajarronadas de orden corintio y compuesta, en el cuerpo superior, de sendos medallones con las efigies de San Pedro y San Pablo, un relieve con la escena del Nacimiento de Cristo y cuatro hornacinas con las estatuas de los Padres de la Iglesia Occidental y, en el inferior, el sepulcro propiamente dicho, con estatua yacente en la tapa y escudos en el frontal, decorado todo con grutescos y florones.

En el ángulo noroccidental de las galerías, entre el primer arco de la galería norte y el primero de la galería occidental, se halla la capilla gótica de San Jerónimo, o de Mena, construida por Juan de Vallejo, en 1545, con planta cuadrada cubierta con bóveda de crucería estrellada, a instancias del canónigo Francisco de Mena, fallecido en 1553 y cuyo sepulcro renacentista, con estatua yacente y un precioso relieve policromado que representa la Venida del Espíritu Santo, se halla adosado al muro derecho; preside la estancia un buen retablo manierista, atribuido a Diego Guillén, influenciado por las tallas del retablo mayor de la catedral, y que consta de tres cuerpos y cinco calles, ocupando la calle central, coronada por la figura del Padre Eterno, el grupo escultórico del Entierro de Cristo y las tallas de San Jerónimo penitente y de Cristo atado a la columna.

El claustro bajo, que durante siglos sirvió de cementerio, fue construido unos diez años antes que el sobreclaustro y, a pesar de haber sido rebajados sus suelos, es bastante menos esbelto; fue restaurado, según muchos casi reinventado, por Vicente Lampérez, entre 1899 y 1911, que siguiendo los criterios “puristas” de Viollet-le-Duc, rebajó los suelos, repuso las tracerías en sus arcadas, excepto en las de la galería sur que servía de pasaje público paralelo a la calle La Paloma;

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Claustro. Catedral de Burgos

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catedral de sevilla

La Catedral de Santa María de la Sede de Sevilla es la catedral gótica cristiana más grande del mundo. La Unesco la declaró, en 1987, Patrimonio de la Humanidad y, el 25 de julio de 2010, Bien de Valor

Universal Excepcional.1 2 Según la tradición, la construcción se inició en 1401, aunque no existe constancia documental del comienzo de los trabajos hasta 1433. La edificación se realizó en el solar que quedó tras la demolición de la antigua Mezquita Aljama de Sevilla.

En el año 2008, la investigadora de la Universidad de Cantabria Begoña Alonso Ruiz encontró el plano más antiguo que se conoce de la Catedral de Sevilla en el Monasterio de Bidaurreta de Oñate (Guipúzcoa), el cual fue realizado alrededor de 1490.4 Este plano, una vez estudiado, ha aportado importantes datos sobre la construcción del edificio.

Uno de los primeros maestros de obras fue Maese Carlín (Charles Galter), procedente de Normandía (Francia), que había trabajado previamente en otras grandes catedrales góticas europeas y llegó a España según se cree huyendo de la Guerra de los Cien Años. El 10 de octubre de 1506 se procedió a la colocación de la piedra postrera en la parte más alta del cimborio, con lo que simbólicamente la catedral quedó finalizada, aunque en realidad siguieron efectuándose trabajos de forma ininterrumpida a lo largo de los siglos, tanto para la decoración interior, como para añadir nuevas dependencias o consolidar y restaurar los desperfectos ocasionados por el paso del tiempo, o circunstancias extraordinarias, entre las que cabe destacar el terremoto de Lisboa de 1755 que produjo únicamente daños menores a pesar de su intensidad. En estas obras intervinieron los arquitectos Diego de Riaño, Martín de Gainza y Asensio de Maeda. También en esta etapa Hernán Ruiz edificó el último cuerpo de la Giralda. La catedral y sus dependencias quedaron terminadas en 1593.

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El Cabildo Metropolitano mantiene la liturgia diaria y la celebración de las festividades del Corpus, la Inmaculada y la Virgen de los Reyes. En este templo se encuentra el cuerpo del famoso navegante Cristóbal Colón y el del Rey Fernando III de Castilla (1199-1252), canonizado en 1671 como San Fernando, siendo papa Clemente X.

La última obra de importancia realizada tuvo lugar en el año 2008 y consistió en la sustitución de 576 sillares que conformaban uno de los grandiosos pilares que sustentan el templo, por nuevos bloques de piedra de características similares pero con mucha mayor resistencia. Este difícil trabajo fue posible gracias al empleo de novedosos sistemas tecnológicos que demostraron que el edificio sufría diariamente unas oscilaciones de 2 cm como consecuencia de la dilatación de sus materiales.

El exterior de la catedral presenta tres portadas en la fachada de los pies, una en cada brazo del crucero y dos en la cabecera, también presenta otra puerta que da al patio de los naranjos, denominada del lagarto y otra que comunica con la iglesia del sagrario y finalmente la Puerta del Perdón que es la puerta de acceso al patio de los Naranjos desde la calle de los Alemanes.

Portada del Bautismo, es la situada más a la izquierda, fue construida en el siglo XV, se encuentra decorada con la representación del relieve del Bautizo de Cristo, en el tímpano obra realizada por el taller de Lorenzo Mercadante de Bretaña, es de estilo gótico con arquivoltas apuntadas adornadas con tracerías, también se encuentran esculturas de los obispos de Sevilla, San Leandro y San Isidoro, de Santa Justa y Rufina obras directas de Lorenzo Mercadante y una serie de ángeles y profetas debidos a Pedro Millán.

Portada principal o de la Asunción, es la situada en el centro de la fachada y permaneció sin realizarse hasta el siglo XIX, cuando el cardenal Cienfuegos y Jovellanos encargó su decoración escultórica, entre la que destacan las figuras de los apóstoles, ejecutadas por Ricardo Bellver entre 1877 y 1898.

Portada de San Miguel o del Nacimiento, llamada así ya que en la portada se incluye la representación del Nacimiento de Cristo.12 Fue construida en el siglo XV y se encuentra decorada con esculturas de terracota entre las que destacan las de San Laureano, San Hermengildo y los cuatro evangelistas, ejecutados por

Portada del Bautismo. Catedral de Sevilla

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Millán. Ésta es la vía de acceso actual (2010) de las procesiones de Semana Santa al templo catedralicio en su recorrido por la carrera oficial.

Puerta de San Cristóbal o del Príncipe (1887-1895), es la que coincide con el crucero sur, fue proyectada por Adolfo Fernández Casanova y terminada en 1917, aunque su primer diseño fue realizado por el arquitecto Demetrio de los Ríos en 1866. Actualmente (2008), delante de esta puerta, está situada una réplica del «Giraldillo».

Puerta de la Concepción (1895-1927), está situada en la parte norte del crucero que se abre sobre el patio de los Naranjos, también el diseño fue realizado por Demetrio de los Ríos y proyectada y finalizada por Adolfo Fernández Casanova en 1895, fue construida imitando el estilo gótico para armonizar con el resto del edificio.

Puerta del Lagarto, comunica con la parte cubierta del Patio de los Naranjos, cuya galería también recibe este mismo nombre por un lagarto colgado del techo con motivo de un antiguo exvoto, es la de más simple decoración.

Puerta del Sagrario, da acceso desde dentro de la catedral a la iglesia del Sagrario, realizada por Pedro Sánchez Falconete en el último tercio del siglo XVII. Está enmarcada por unas columnas de orden corintio y en la parte alta se encuentra una escultura representando a San Fernando, a un lado Santa Justa con San Isidoro y al otro lado Santa Rufina con San Leandro.

Puerta del Perdón, con este nombre se conoce a la puerta de acceso al patio de los Naranjos desde la calle de los Alemanes y por tanto no es propiamente una puerta de la catedral, pero sí había pertenecido a la antigua mezquita y conserva de aquella época un arco apuntado de herradura. A principios del siglo XVI se realizaron obras decorándola con esculturas de terracota del escultor Miguel Florentín, destacando el gran relieve de la Expulsión de los mercaderes sobre el arco de entrada y los ornamentos en yesería fueron hechos por Bartolomé López.

Puerta de Palos, también llamada Puerta de la Adoración de los Magos, por el relieve con este tema que se encuentra en su tímpano, modelado por Miguel

Portada de la Asunción. Catedral de Sevilla

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Florentín hacia 1520. El nombre de «Palos» es más popular, y se debe a las rejas de madera que la separan de antiguas dependencias del cabildo catedralicio.

Puerta de Campanillas, nombrado así porque en la época de su construcción era desde donde se tocaban las campanillas para llamar a los obreros. Las esculturas renacentistas, así como el relieve del tímpano que representa La entrada de Cristo a Jerusalén, fueron realizados por Miguel Florentín a principios del siglo XVI. La Giralda es la torre y el campanario de la Catedral de Sevilla.

Portada del Prícipe. Catedral de Sevilla

Portada de San Miguel. Catedral de Sevilla

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La Griralda, destaca por su altura de 104 m, lo que la hace visible desde gran parte de la ciudad. Su base cuadrada se sitúa a 7,12 m sobre el nivel del mar, teniendo 13,61 m de lado. Fue construida a semejanza del alminar de la mezquita Kutubia de Marrakech (Marruecos), aunque el remate superior y hermoso campanario que eleva y estiliza su estructura, es renacentista. Las obras se iniciaron en el año 1184 bajo la dirección del arquitecto Ahmad Ben Baso. La torre tenía una altura de 82 m. Según cuenta el cronista Ibn Sahib al-Salá, las obras se concluyeron el 10 de marzo de 1198, con la colocación de cuatro bolas de bronce dorado en el remate superior de la torre.

A raíz de un terremoto ocurrido en 1365 se perdió la antigua esfera original de cobre que la coronaba. En el siglo XVI, se añadió el cuerpo de campanas a cargo del arquitecto Hernán Ruiz, que además fue encargado por el cabildo catedralicio, para que el nuevo cuerpo tuviera un remate en forma de estatua que representa La Fe. La estatua fue instalada en 1568. La palabra giralda proviene de «girar» y significa «veleta de torre que tiene figura humana o de animal». Con el paso del tiempo, ese nombre pasó a denominar a la torre en su conjunto, comenzándose a conocer a la figura que la corona como «el Giraldillo».

El Patio de los Naranjos era primitivamente el patio de abluciones de la mezquita almohade. Su forma es rectangular, midiendo 43 m por 81 m. Los lados menores estaban originalmente constituidos por siete arcos gemelos y los mayores contaban con trece arcos, formando dos tandas de seis con un gran arco central. Desde la calle, se accede a su interior a través de la puerta del Perdón que está decorada con yeserías renacentistas realizadas por Bartolomé López en 1522. Las hojas de la puerta son de madera revestida de bronce y están decoradas con lacerías, sobresalen los dos aldabones de bronce fundido y cincelados. Es una importante obra almohade del siglo XII. En el centro del patio se alza una fuente cuya taza superior es visigoda. Las obras de construcción se realizaron entre 1172 y 1186. Inicialmente se utilizó para las actividades típicas de los patios de abluciones musulmanes (sahn).Tras la conquista de Sevilla por los cristianos en 1248, se empleó para diversas actividades: cementerio, celebración de las ferias anuales de la ciudad y lugar de predicación. En la actualidad, el Patio de los Naranjos es uno de los anexos más importantes de la Catedral de Sevilla y está totalmente integrado en ella. A lo largo de los siglos ha sufrido varias modificaciones, en 1618, cuando se derribó el ala oeste para construir la Iglesia

La Giralda. Catedral de Sevilla

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Patio de los Naranjos. Catedral de Sevilla

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En el interior de la catedral, podemos visualizar sus cinco naves que se distribuyen, mirando hacia Levante. No cuenta con una cabecera en el sentido gótico habitual en forma de ábside sin girola, ya que su planta salón es un perfecto rectángulo de 116 m de largo por 76 m de ancho, que se corresponde con el espacio que ocupaba la gran mezquita almohade que estaba situada en el mismo lugar. La nave central y la del crucero son más altas que el resto. A las naves exteriores se abren unas capillas situadas entre los contrafuertes y que igualan en profundidad a la nave del crucero. Los muros cuentan con poco espesor. Sin embargo, las capillas están separadas por estribos perpendiculares al eje central del templo, terminando en 28 pilares adosados que, con otros 32 exentos, soportan a 68 bóvedas ojivales. Estos pilares son de mampostería, revestidos de piedra. Las bóvedas de carácter ojival, son cuatripartitas en las naves y sixpartitas en las capillas, siendo las del crucero de forma estrellada. La luz natural penetra a través de numerosas vidrieras.

Bóvedas. Catedral de Sevilla

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La nave central aloja dos edificaciones: el Coro, flanqueado por grandes órganos; y la Capilla Mayor rodeada por altas rejas. Entre ellas se sitúa el crucero, cuyas bóvedas son las más altas del templo y alcanzan en este punto los 37 m de altura. Por detrás del Coro se encuentra el Trascoro y en línea con todo lo anterior la Capilla Real.

Estas zonas de la nave central se corresponden con tres aspectos fundamentales de la sociedad medieval: lo regio (Capilla Real), lo eclesiástico (parte reservada al Arzobispo y al Cabildo), y lo popular (espacio para que el pueblo pudiera asistir a las celebraciones litúrgicas).[

La Capilla Mayor, situada en la nave central, está delimitada en los laterales y en el frontal por rejas de hierro dorado, de estilo renacentista. El retablo de esta capilla constituye una de las obras más destacadas de la historia del arte. Su construcción se inició en el año 1482, y en él intervinieron Pedro Dancart, Jorge Fernández Alemán, Roque Balduque y Juan Bautista Vázquez el Viejo que la concluyó. Destaca la escultura de un crucificado, denominado del Millón, obra gótica del siglo XV.

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El coro está construido con muros de cantería por tres lados, ocupa el espacio comprendido por la cuarta y quinta bóvedas de la nave central y el frontal se cierra con una reja de estilo renacentista terminada en 1523 por Francisco de Salamanca.La sillería consta de 127 sitiales con los respaldos realizados en marquetería de diversas maderas para dar un colorido especial a su ornamentación, con bajos relieves de escenas del Antiguo y Nuevo Testamento y con representaciones de personajes grotescos en los brazos de las sillas y misericordias donde también hay escenas de juegos. En los tablones mayores de entrada al coro se encuentran elementos ojivales con la separación hecha con columnas que terminan en pináculos. Los tres sitiales correspondientes al arzobispo y sus ayudantes son los que muestran un gran trabajo escultórico. En uno de los sitiales se encuentra una inscripción que dice: «Este coro lo hizo Nufro Sánchez entallador... 1475», no fue sin embargo el único tallista que trabajó en el coro, pues a su muerte, se hizo cargo su hijo por poco tiempo y después el maestro Pedro Dancart de los Países Bajos tomó el cargo de seguir con la obra, su fallecimiento en 1494 hizo que continuara su discípulo Juan Alemán. Se acabó la sillería hacia 1511.

El trascoro fue realizado por Miguel de Zumárraga en estilo barroco, lo diseñó en el año 1619 y tras permanecer diez años paradas las obras, se finalizaron en 1635. Fue construido en valiosos y vistosos materiales, como mármoles y jaspes. Está adornado con relieves y bustos de bronce presididos por una pintura gótica de la Virgen de los Remedios de clara influencia italiana.

El Órgano fue construido por Aquelino Amezua en el año de 1901, y restaurado por Gerhard Grenzing (El Papiol) en el año 1996.

Coro. Catedral de Sevilla

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CATEDRALESMaría Prieto

Catedrales recoge en su interiorparte de los tesoros que podemos encontrar

en nuestra extensa geografía.

Este libro hace un recorrido por los mejores palacios del saber de nuestro país donde se puede disfrutar de todos aquellos elementos

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María Prieto muestra con sutileza y armonía visual aquellos secretos y detalles arquitectónicos

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