Mariátegui Arte Revolución Decadencia 1926
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7/23/2019 Maritegui Arte Revolucin Decadencia 1926
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Arte, Revolucin y decadencia
Jos Carlos Maritegui
Per, 189519!"
19#$
Conviene apresurar la liquidacin de un equvoco que desorienta a algunos artistas
jvenes. Hace falta establecer, rectificando ciertas definiciones presurosas, que no
todo el arte nuevo es revolucionario, ni es tampoco verdaderamente nuevo. En el
mundo contemporneo coexisten dos almas, las de la revolucin y la decadencia. lola presencia de la primera confiere a un poema o un cuadro valor de arte nuevo.
!o podemos aceptar como nuevo un arte que no nos trae sino una nueva t"cnica. Eso
sera recrearse en el ms fala# de los espejismos actuales. !inguna est"tica puede
rebajar el trabajo artstico a una cuestin de t"cnica. $%a t"cnica nueva debe
corresponder a un espritu nuevo tambi"n. i no, lo &nico que cambia es el paramento,
el decorado. ' una revolucin artstica no se contenta de conquistas formales.$
%a distincin entre las dos categoras coetneas de artistas no es fcil. %a decadencia y
la revolucin, as como coexisten en el mismo mundo, coexisten tambi"n en losmismos individuos. %a conciencia del artista es el circo agonal de una luc(a entre los
dos espritus. %a comprensin de esta luc(a, a veces, casi siempre, escapa al propio
artista. )ero finalmente uno de los dos espritus prevalece. El otro queda estrangulado
en la arena.
%a decadencia de la civili#acin capitalista se refleja en la atomi#acin, en la
disolucin de su arte. El arte, en esta crisis, (a perdido ante todo su unidad esencial.
Cada uno de sus principios, cada uno de sus elementos (a reivindicado su autonoma.
ecesin es su t"rmino ms caracterstico. %as escuelas se multiplican (asta lo infinito
porque no operan sino fuer#as centrfugas.
)ero esta anarqua, en la cual muere, irreparablemente escindido y disgregado el
espritu del arte burgu"s, preludia y prepara un orden nuevo. Es la transicin del
tramonto al alba. En esta crisis se elaboran dispersamente los elementos del arte del
porvenir. El cubismo, el dadasmo, el expresionismo*etc., al mismo tiempo que
acusan una crisis, anuncian una reconstruccin. +isladamente cada movimiento no
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trae una frmula pero todos concurren -aportando un elemento, un valor, un
principio-, a su elaboracin.
El sentido revolucionario de las escuelas o tendencias contemporneas no est en la
creacin de una t"cnica nueva. !o est tampoco en la destruccin de la t"cnica vieja.
Est en el repudio, en el desa(ucio, en la befa del absoluto burgu"s. El arte se nutresiempre, conscientemente o no -esto es lo de menos- del absoluto de su "poca. El
artista contemporneo, en la mayora de los casos, lleva vaca el alma. %a literatura de
la decadencia es una literatura sin absoluto. )ero as, slo se puede (acer unos cuantos
pasos. El (ombre no puede marc(ar sin una fe, porque no tener una fe es no tener una
meta. arc(ar sin una fe espatiner sur place./El artista que ms exasperadamente
exc"ptico y ni(ilista se confiesa es, generalmente, el que tiene ms desesperada
necesidad de un mito.
%os futuristas rusos se (an ad(erido al comunismo0 los futuristas italianos se (an
ad(erido al fascismo. 1e quiere mejor demostracin (istrica de que los artistas nopueden sustraerse a la gravitacin poltica2 assimo 3ontempelli dice que en *4/5 se
sinti casi comunista y en *4/6, el a7o de la marc(a a 8oma, se sinti casi fascista.
+(ora parece fascista del todo. uc(os se (an burlado de 3ontempelli por esta
confesin. 'o lo defiendo0 lo encuentro sincero. El alma vaca del pobre 3ontempelli
tena que adoptar y aceptar el ito que coloc en su ara ussolini. 9%os
vanguardistas italianos estn convencidos de que el fascismo es la 8evolucin.:
;icente Huidobro pretende que el arte es independiente de la poltica. Esta asercin es
tan antigua y caduca en sus ra#ones y motivos que yo no la concebira en un poeta
ultrasta, si creyese a los poetas ultrastas en grado de discurrir sobre poltica,economa y religin. i poltica es para Huidobro, exclusivamente, la delPalais
Bourbon6 claro est que podemos reconocerle a su arte toda la autonoma que quiera.
)ero el caso es que la poltica, para los que la sentimos elevada a la categora de una
religin, como dice
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Artega y Basset es responsable, en el mundo (ispano, de una parte de este equvoco
sobre el arte nuevo. u mirada as como no distingui escuelas ni tendencias, no
distingui, al menos en el arte moderno, los elementos de revolucin de los elementos
de decadencia. El autor deLa deshumanizacin del arte no nos dio una definicin del
arte nuevo. )ero tom como rasgos de una revolucin los que corresponden
tpicamente a una decadencia. Esto lo condujo a pretender, entre otras cosas, que $lanueva inspiracin es siempre, indefectiblemente, csmica$. u cuadro
sintomatolgico, en general, es justo pero su diagnstico es incompleto y equivocado.
!o basta el procedimiento. !o basta la t"cnica. )aul orand, a pesar de sus imgenes
y de su modernidad, es un producto de decadencia. e respira en su literatura una
atmsfera de disolucin. ean Cocteau, despu"s de (aber coqueteado un tiempo con el
dadasmo, nos sale a(ora con suRappel a l'ordre.D
Conviene esclarecer la cuestin, (asta desvanecer el <imo equvoco. %a empresa es
difcil. Cuesta trabajo entenderse sobre muc(os puntos. Es frecuente la presencia dereflejos de la decadencia en el arte de vanguardia, (asta cuando, superando el
subjetivismo, que a veces lo enferma, se propone metas realmente revolucionarias.
Hidalgo, ubicando a %enin, en un poema de varias dimensiones, dice que los $senos
salom"$ y la $peluca a la garconne$son los primeros pasos (acia la sociali#acin de
la mujer. ' de esto no (ay que sorprenderse. Existen poetas que creen que el jazz-
bandes un (eraldo de la revolucin.
)or fortuna quedan en el mundo artistas como 3ernard (aF, capaces de comprender
que el $arte no (a sido nunca grande, cuando no (a facilitado una iconografa para una
religin viva y nunca (a sido completamente despreciable, sino cuando (a imitado laiconografa, despu"s de que la religin se (aba vuelto una supersticin$. Este ultimo
camino parece ser el que varios artistas nuevos (an tomado en la literatura francesa y
en otras. El porvenir se reir de la bienaventurada estupide# con que algunos crticos
de su tiempo los llamaron $nuevos$ y (asta $revolucionarios$.
%otas&
1;er, enEl artista y la poca, %ima, Ediciones )opulares, t. @, $El expresionismo y el
dadasmo$, pp. @>G@4.
#)atinar sobre el mismo sitio. 9rad. lit.:.
!!ombre del palacio donde se re&ne, actualmente, la Cmara de =iputados de
Irancia.
http://www.lospobresdelatierra.org/textos/mariateguiarterevolucion.html#7http://www.lospobresdelatierra.org/textos/mariateguiarterevolucion.html#8http://www.lospobresdelatierra.org/textos/mariateguiarterevolucion.html#7http://www.lospobresdelatierra.org/textos/mariateguiarterevolucion.html#8 -
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' obre la actitud social y la significacin literaria de este escritor, cons<ese el
ensayo titulado $Confesiones de =rieu %a 8oc(elle$, enEl alma matinal y !tras
estaciones del hombre de hoy, %ima, Ediciones )opulares, t. 6, pp. /*/G/*?.
5edida de Irancia. 9rad. lit.:.
$ Jueja contra lo desconocido. 9rad. lit.:.
( %lamado al orden. 9rad. lit.:.
8 uc(ac(o, en franc"s. ambi"n estilo femenino de corte de pelo muy de moda en
los a7os /5.
%otas de editorial Casa de las Amricas, Cu)a, 198#*