Mariel Perez historia argentina

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La consecución de un conocimien- to acabado de la nobleza medieval y de su constitución como clase hace indispensable el estudio de sus estruc- turas de parentesco. En la Edad Media, la nobleza era una condición que se heredaba de los antepasados; ser noble era ser ortus parentibus nobilibus, ex nobili genere, ex nobili prosapia. El parentesco constituye un primer mar- co de encuadramiento social que, superponiéndose y entremezclándose con los aspectos vinculados a la clase y al estatus, define al noble como indivi- duo perteneciente a un grupo social superior, al que se adscribe un conjun- to de prerrogativas políticas y econó- micas así como un estatuto jurídico privilegiado que las confirma y perpe- túa. Pero, además, si en la Edad Media la condición aristocrática se concreta, desde un punto de vista material, en la posesión de derechos sobre tierras y hombres, el parentesco aparece como una variable esencial en la obtención y transmisión de esos derechos, intervi- niendo activamente, a través de los mecanismos de sucesión y herencia, en la constitución de la aristocracia como clase feudal. Fue el eminente medievalista fran- cés Georges Duby quien, desde los años sesenta, colocó el problema de las estructuras de parentesco de la nobleza en el centro de la problemá- tica del feudalismo. Retomando ideas propuestas por el historiador alemán Karl Schmid e introduciendo una perspectiva de corte más antropoló- gico, en consonancia con la atmósfe- ra estructuralista que se respiraba en los ámbitos académicos franceses, Duby elaboró un modelo de análisis sobre las estructuras de parentesco de la nobleza medieval que, si bien partía de sus investigaciones sobre el norte de Francia, se instalaría como paradigma dominante entre los medievalistas, siendo extrapolado al estudio de sociedades ajenas a las que le dieron origen. En el presente trabajo, nos propo- nemos examinar este modelo y la profunda influencia que ha ejercido en la historiografía hispánica. Procu- raremos, asimismo, poner de relieve las dificultades metodológicas y empíricas con las que tropieza este modelo a la luz del caso concreto castellano-leonés. Historia 123 Aristocracia, parentesco y poder en las sociedades medievales Examen crítico de un modelo a la luz del caso castellano-leonés Mariel Pérez Docente de Historia Medieval, investigadora y becaria del Conicet El escudo del Reino de Castilla-León.

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La consecución de un conocimien-to acabado de la nobleza medieval yde su constitución como clase haceindispensable el estudio de sus estruc-turas de parentesco. En la Edad Media,la nobleza era una condición que seheredaba de los antepasados; sernoble era ser ortus parentibus nobilibus,ex nobili genere, ex nobili prosapia. Elparentesco constituye un primer mar-co de encuadramiento social que,superponiéndose y entremezclándosecon los aspectos vinculados a la clase yal estatus, define al noble como indivi-duo perteneciente a un grupo socialsuperior, al que se adscribe un conjun-to de prerrogativas políticas y econó-micas así como un estatuto jurídicoprivilegiado que las confirma y perpe-túa. Pero, además, si en la Edad Mediala condición aristocrática se concreta,desde un punto de vista material, en laposesión de derechos sobre tierras yhombres, el parentesco aparece comouna variable esencial en la obtención ytransmisión de esos derechos, intervi-niendo activamente, a través de losmecanismos de sucesión y herencia,en la constitución de la aristocraciacomo clase feudal.

Fue el eminente medievalista fran-cés Georges Duby quien, desde losaños sesenta, colocó el problema delas estructuras de parentesco de lanobleza en el centro de la problemá-tica del feudalismo. Retomando ideaspropuestas por el historiador alemánKarl Schmid e introduciendo unaperspectiva de corte más antropoló-gico, en consonancia con la atmósfe-ra estructuralista que se respiraba enlos ámbitos académicos franceses,Duby elaboró un modelo de análisissobre las estructuras de parentescode la nobleza medieval que, si bienpartía de sus investigaciones sobre elnorte de Francia, se instalaría comoparadigma dominante entre losmedievalistas, siendo extrapolado alestudio de sociedades ajenas a lasque le dieron origen.

En el presente trabajo, nos propo-nemos examinar este modelo y laprofunda influencia que ha ejercidoen la historiografía hispánica. Procu-raremos, asimismo, poner de relievelas dificultades metodológicas yempíricas con las que tropieza estemodelo a la luz del caso concretocastellano-leonés.

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Aristocracia, parentesco y poder en las sociedades medievales Examen crítico de un modelo a la luz del caso castellano-leonés

Mariel Pérez

Docente de Historia Medieval, investigadora y becaria del Conicet

El escudo del Reino de Castilla-León.

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El modelo de Duby: linajey feudalismo

El modelo de Duby se apoya en laidea rectora de una correlación entreestructuras de parentesco y estructuraspolíticas; en particular, entre linaje y feu-dalismo. En efecto, para este investiga-dor, la organización de las estructurasfamiliares de la nobleza en torno al lina-je se presenta como un aspecto conco-mitante de la emergencia de soberaníaspolíticas autónomas, es decir, de la for-mación del sistema feudal.

En el período carolingio, la familiaaristocrática se fundaba en lo que loshistoriadores alemanes denominaronSippe: un grupo de parientes débil-mente cohesionado, con escasa jerar-quización interna y limitada concienciagenealógica, dentro del cual las líneasde filiación derivadas del varón y lamujer operaban en igualdad de condi-ciones. Esta organización familiar se

correspondía con un sistema políticoen el que el poder se concentraba enla monarquía, permaneciendo lanobleza en una situación de fuertedependencia del rey para su reproduc-ción social.

La mutación de estas estructuraspolíticas, signada por la apropiaciónpor parte de la nobleza de poderespolíticos autónomos, habría estadoacompañada por una profunda trans-formación de las estructuras familia-res. La emergencia de las formas polí-ticas feudales, en las que la transmi-sión de la autoridad ya no dependíade la concesión del monarca sino dela sucesión hereditaria, supondría, enel plano del parentesco, la cristaliza-ción de un sistema basado en el lina-je, a través de la cohesión del grupode parientes, el reforzamiento de lalínea masculina, el establecimientode pautas de sucesión basadas en la

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Castillo medieval leonés.

Alfonso VI de León.

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primogenitura y la fijación de unaresidencia estable como encarnaciónterritorial del poder familiar.1

Estas transformaciones son inscrip-tas por Duby en un marco cronológicoparticular. Se trata de un esquemadifusionista en el cual las nuevas for-mas de organización parental y políti-ca se propagan por etapas desde lomás alto de la nobleza hacia los secto-res menos encumbrados. En el nortede Francia, la transformación se produ-ciría, para el conjunto de la aristocracia,entre los siglos X y XIII: para los con-des, a principios del siglo X; para loscastellanos, en torno al año mil; paralos caballeros, entre fines del siglo XII yprincipios del XIII.

La familia aristocrática en historiografía hispánica

El interés de los historiadores enlas estructuras de parentesco de laaristocracia medieval española des-puntó a mediados de los años ochen-ta, en un entorno de renovación his-toriográfica y de revitalización de losestudios sobre la nobleza a la luz deun esmerado empeño por compren-der su papel en el seno del feudalis-mo. En el desarrollo de estos nuevosestudios sobre la nobleza se recogían,con cierto rezago, las contribucionesde la historiografía francesa, así comolos aportes auxiliares de las cienciasantropológicas, introduciéndose unrico caudal de conceptos, métodos ymodelos de análisis. Pero, sería funda-mentalmente el esquema planteadopor Duby el que establecería las pau-tas del análisis de las estructuras deparentesco de la aristocracia medievalde la España cristiana, estableciéndo-se como paradigma dominante en lahistoriografía hispánica.2

La extrapolación de este modelotendría un efecto altamente condicio-nante en las nuevas investigaciones,convirtiéndose en una construccióntípica ideal a partir de la cual se eva-

luaron las estructuras de parentescode la aristocracia hispánica. El análisisse orientó así a la verificación de laexistencia o inexistencia de ciertos ras-gos que, como la filiación agnaticia ola primogenitura, se consideraronintrínsecos al linaje. Esto condujo a loshistoriadores a delinear, para el casoespañol, un panorama muy diferentedel que dominaba en el mundo fran-co. En el reino castellano-leonés, losrasgos de linaje empezaban a aflorar

recién hacia el siglo XII y no se consoli-darían sino hacia las postrimerías delsiglo XIV. Durante la plena y la altaEdad Media, por el contrario, se pre-sentaría una estructuración familiarcognaticia, horizontal, poco cohesio-nada y con escasa profundidad genea-lógica, similar a la sippe.

Como correlato de esta estructura-ción del parentesco, se dedujo una fra-gilidad económica y política de losgrupos aristocráticos en los siglos cen-trales de la Edad Media. En el planoeconómico, se argumenta que la filia-ción cognaticia, plasmada en un repar-to equitativo de la herencia entretodos los hijos, varones y mujeres,daría lugar a una constante fragmenta-ción de los patrimonios aristocráticos,generando una situación de perma-nente inestabilidad. Desde un puntode vista político, los autores planteanque la ausencia de pautas de primoge-nitura masculina en la transmisión dela autoridad implicaría una escasaautonomía de los magnates respecto

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En la Edad Media, la nobleza era una condición que se

heredaba de los antepasados; (...) El parentesco constitu-

ye un primer marco de encuadramiento social (...).

1. Duby, G., “Estructuras de parentesco y nobleza en

la Francia del norte en los siglos XI y XII”o “La noble-

za en la Francia medieval. Una investigación a prose-

guir”, ambos en Hombres y estructuras de la Edad

Media, Madrid, Siglo XXI, 1978.

2. Portela, E. y Pallares, M. C., “Elementos para el análi-

sis de la aristocracia altomedieval de Galicia: paren-

tesco y patrimonio”, en Studia Historica. Historia

Medieval, Vol. V, 1987; Pallares, M. C. y Portela, E., “Aris-

tocracia y sistema de parentesco en la Galicia de los

siglos centrales de la Edad Media. El grupo de los

Traba”, en Hispania, 185, 1993; Beceiro, I. y Córdoba,

R., Parentesco, poder y mentalidad. La nobleza castella-

na. Siglos XII-XV, Madrid, CSIC, 1990, cap. 1; Beceiro

Pita, I., “Parentesco y consolidación de la aristocracia

en los inicios de la Corona de Castilla (siglos XI-XIII)”,

en Meridies, II, Rev. de Historia Medieval, Córdoba,

1994; Álvarez Borge, I., “La nobleza castellana en la

Edad Media: familia, patrimonio y poder”, en de la

Iglesia Duarte J. I. (ed.), La familia en la Edad Media, XI

semana de estudios medievales, Nájera, 31/7 al

4/8/2000, Logroño, IER, 2001.

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de la monarquía, lo que determinaríaun bajo nivel de feudalización en elreino castellano-leonés. En última ins-tancia, lo que se desprende de la argu-mentación es la carencia, por parte dela aristocracia, de mecanismos dereproducción social autónoma. Desdeesta perspectiva, el feudalismo solo seconfiguraría plenamente desde finesdel siglo XIV con la constitución delmayorazgo, expresión de la instaura-ción de la primogenitura masculina y,en consecuencia, de la consolidacióndel linaje.

Sin embargo, las conclusiones quese derivan del modelo dan lugar a unadiscordancia historiográfica muy acu-sada en torno a la cronología de la for-mación del sistema feudal en el nortehispánico. En efecto, la idea de un feu-dalismo que se estructura en el sigloXIV resulta contradictoria con los resul-tados de los trabajos que, desde losaños setenta, demostraban un desa-rrollo del feudalismo castellano-leonésdesde épocas más tempranas.3

Parentesco y poder político Esta disonancia nos lleva a poner

en consideración un conjunto de obs-táculos de orden empírico con losque choca la tesis de Duby aplicada alnorte hispánico. Una primera cuestiónproblemática reside en la relaciónentre las estructuras de parentesco yel acceso a los cargos políticos.Siguiendo el modelo, la ausencia depautas de primogenitura masculinatenía como correlato político el carác-ter no hereditario de las concesionesregias, lo cual revelaría la naturaleza“doméstica” de la nobleza alto y ple-nomedieval, es decir, su estrechadependencia de la monarquía en sureproducción como grupo de poder.

Sin embargo, una mirada diferen-te de la documentación pone demanifiesto que la inexistencia deestructuras de linaje y, consiguiente-mente, de una sucesión hereditaria

de las prerrogativas de mando pareceno haber obstado para que se produ-jera en el reino leonés un proceso deprogresiva patrimonialización delpoder político en manos de la aristo-cracia durante los siglos alto y plenomedievales. Esto sugeriría, a su vez,un grado más alto de autonomía dela aristocracia respecto de la monar-quía de lo que se ha supuesto.

Un primer argumento que puedeesgrimirse en favor de esta idea es quelos datos empíricos demuestran unapropensión a que las tenencias semantengan, de hecho, en poder de unmismo grupo aristocrático a lo largode las generaciones. Algunas parente-las, como los Flaínez o los Alfonso, hanconservado una importante e ininte-rrumpida influencia política en deter-minadas comarcas entre los siglos X yXII, sucediéndose varios miembros dela familia en el disfrute de la dignidadcondal y manteniendo a su cargo unconjunto bastante estable de tenen-cias.4 Los beneficios parecen ser patri-monializados, en principio, por el gru-po de parientes en forma colectiva,indiferenciándose cualquier tipo dejerarquía interna dependiente de pau-tas de filiación o sucesión. Es decir quesi bien no hay una herencia institucio-nalizada de tenencias y títulos, la capa-cidad para desempeñar las altas fun-ciones políticas del reino ya se ha con-vertido en un elemento constitutivode las parentelas aristocráticas.

Por otra parte, el carácter revoca-ble de las concesiones beneficiales noparece haber tenido efectos demasia-do perjudiciales sobre el poder y elpatrimonio de las parentelas aristocrá-ticas. Es necesario tener en cuenta laexistencia de una serie de factoresque mitigaban los efectos de las con-fiscaciones regias. En primer lugar, eraun fenómeno bastante habitual ladevolución de los beneficios confisca-dos al reanudarse las relaciones defidelidad con los monarcas.5

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Aristocracia, parentesco y poder en las sociedades medievales

3. Un hito en ese sentido sería la publicación de

Barbero, A. y Vigil, M., La formación del feudalismo

en la Península Ibérica, Barcelona, Crítica, 1978.

4. Martínez Sopena, P., “Parentesco y poder en

León durante el siglo XI. La ‘casata’ de Alfonso

Díaz”, en Stvdia historica. Historia medieval, Vol. V,

1987; ídem, “El conde Rodrigo de León y los suyos.

Herencia y expectativa de poder entre los siglos X

y XII”, en R. Pastor (ed.) Relaciones de poder, de pro-

ducción y parentesco en la Edad Media y Moderna.

Madrid, 1990.

5. Martínez Sopena, P., “La nobleza en León y Cas-

tilla en los siglos XI y XII. Un estado de la cuestión”,

en Hispania, 185, 1993, p. 814.

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En segundo lugar, las confiscacionessolían afectar de forma individual alos personajes que habían incurridoen traición, no siendo extensivas a losbienes y derechos del resto de laparentela.6 En tercer lugar, un hechoque tuvo importantes consecuenciasfue la fuerte vinculación que los dife-rentes grupos aristocráticos manteníanentre sí mediante alianzas matrimo-niales, ya que, muchas veces, las pro-piedades y tenencias expropiadas porel monarca eran redistribuidas entrecuñados o yernos.7 Estas informacio-nes indican que la ausencia de unasucesión hereditaria de las tenenciassi bien pudo afectar el patrimonio ylas prerrogativas políticas de los indi-viduos concretos que incurrían en laira regia, no afectaban ni a las paren-telas aristocráticas ni al grupo magna-ticio en su conjunto, ya que no seproducía una reversión de los benefi-cios a la corona sino una redistribu-ción de los mismos en el seno de laaristocracia.

Finalmente, otro factor que sedebe considerar al evaluar el gradode patrimonialización del poder polí-tico de la aristocracia en el reino leo-nés es la funcionalidad que revistió elejercicio de las prerrogativas de man-do en el proceso de acumulación pri-vada de los magnates. Al margen delcarácter no hereditario de las conce-siones, el desempeño de potestades

políticas permitiría a la aristocracia laapropiación privada de los beneficiosmateriales vinculados a las mismas, esdecir, rentas y servicios, por un lado, ypropiedades obtenidas a través delejercicio de las funciones judiciales,por otro8. Este proceso de acumula-ción daría lugar, en última instancia, ala creación de mecanismos de repro-ducción social autónoma por partede la aristocracia, independientemen-te de las prebendas obtenidas en cali-dad de fideles regis.

Herencia y patrimonioTambién debe ser puesta en cues-

tión la importancia del linaje en la con-solidación patrimonial de la noblezahispánica. Los trabajos sobre la aristo-cracia española alto y pleno medievalhan tendido a plantear que la ausenciade primogenitura suponía, a la hora delas sucesiones hereditarias, una disgre-gación del patrimonio familiar que sehabría traducido en una fragilidad delas fortunas magnaticias. Sin embargo,en este planteamiento se traslucenalgunas cuestiones problemáticas.

Por un lado, se da por supuestoque el reparto hereditario se materiali-za en una adjudicación individual delas propiedades fundiarias, punto queaún no se ha demostrado de formafehaciente. Debe aún evaluarse el pesoque revestían las formas de participa-ción compartida de la tierra en forma

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Un fenómeno habitual era la devolución de los

beneficios confiscados al reanudarse las relaciones

de fidelidad con los monarcas.

6. Esto se constata en el caso del conde Flaín Fer-

nández, expropiado de su patrimonio cerca de

1062 por Alfonso VI. Un conjunto de datos indican

que su viuda, que mantiene el título de comitissa, y

sus hijos, que permanecen en el entorno regio,

siguieron disfrutando de derechos y disponiendo

de propiedades territoriales. Uno de sus hijos, Mar-

tín Flaínez, ostentó el título condal, recuperando las

zonas de jurisdicción de la familia (León, Ceion,

Aguilar) e incluso ampliándolas. Ver Martínez Sope-

na, P., “El conde Rodrigo de León…”, pp. 62-63.

7. Un ejemplo es la confiscación que Alfonso V rea-

lizó de las propiedades de Fernando Peláez y su

posterior reparto entre los cuñados del mismo,

entre ellos Fernando Flaínez. Herrero de la Fuente,

M. Colección diplomática del monasterio de Sahagún

(857-1230), II (1000-1073). Fuentes y estudios de histo-

ria leonesa, Nº 36, León, 1988, doc. 608, año 1059.

8. Algunos ejemplos de la absorción de propieda-

des por parte de los condes Froila Muñoz y Pedro

Flaínez a través de la imposición de multas por dis-

tintos delitos en Del Ser Quijano, G. Colección diplo-

mática de Santa María de Otero de las Dueñas, León

(854-1037), Salamanca, 1994, doc. 24, 991; doc. 41,

1000; doc. 59, 1008; doc. 72, 1013; doc. 82, 1017; doc.

90, 1019; doc. 102, 1021; doc. 109, 1021; docs. 115-

116, 166a, 1030-1035.

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de divisas o behetrías,9 así como laexistencia de ciertos bienes que sonindivisibles en sí mismos, como losmonasterios propios, sobre los cualestodos los miembros de la parentelatenían derechos de propiedad en for-ma de portiones.10 Las iglesias ymonasterios propios, por otra parte, seconstituirán como los receptores privi-legiados de las donaciones de la fami-lia, lo que supone una reabsorción delos bienes que son poseídos indivi-dualmente por distintos miembros dela parentela y su concentración en unainstitución que pertenece al grupo deforma colectiva.11

Por otra parte, debe tenerse encuenta la existencia de ciertos meca-nismos que neutralizaban la disgrega-ción patrimonial. Las estrategias dealianza constituían un factor de pri-mordial importancia en la recomposi-ción de las propiedades fundiarias.Dentro de los grupos aristocráticos seregistra una fuerte propensión a reali-zar matrimonios endogámicos, lo quegeneraba una reunificación parcial deterritorios desmembrados.12 El mismoefecto también era generado pormecanismos matrimoniales más com-plejos, como el reforzamiento de lasalianzas entre determinadas parentelasmagnaticias.13

Esta derivación de las pautas matri-moniales en el plano de la propiedadnos impulsa a pensar la problemáticadel dominio en términos dinámicos, esdecir, en términos de movilidad yredistribución constante de los patri-monios. Por lo pronto, en ningún casopuede plantearse una relación causaldirecta entre fragmentación heredita-ria y disminución efectiva de las pro-piedades aristocráticas.

Finalmente, pero no menos impor-tante, debe tenerse en cuenta el pro-ceso de constante expansión de lafrontera frente al enemigo musulmán.El avance hacia el sur permitía a losgrupos dominantes apropiarse de

nuevas tierras a través de donacionesregias o presuras.14 Puede suponerseque esta fuente de aprovisionamientopatrimonial constante hacía menosnecesaria la imposición de pautas deprimogenitura para la consolidaciónterritorial de la aristocracia. Por otraparte, la constitución de un dominioterritorial vasto y heterogéneo otorga-ba a las parentelas magnaticias laposibilidad de extender su esfera deinfluencia geográfica, al tiempo quepermitía instalar a las ramas secunda-rias de la familia sin menoscabo de laspropiedades originarias de la misma.

Reflexiones finalesNo hemos pretendido en este tra-

bajo negar la importancia del linaje nisu indudable relación con la emer-gencia de poderes de mando autóno-mos en Francia. Lo que procuramosdemostrar es que en el seno de cadaformación económico-social lasestructuras de parentesco pudieronrevestir características particularesque no resultan necesariamente con-tradictorias con la lógica feudal sinoque responden a las formas concretasque adoptó la misma a partir de loscondicionamientos económicos, polí-ticos y sociales históricamente deter-minados. Así, los rasgos del sistemade parentesco no deben ser interpre-tados en términos negativos, es decir,de imperfecciones o carencias enrelación a un modelo, sino que debenpensarse en función de la dinámicapeculiar y distintiva que adquirió eldesarrollo del feudalismo en cadaregión y de las estrategias que losgrupos aristocráticos desplegaronpara fortalecer su poder político yeconómico en un contexto históricoespecífico. Se trata de pensar elparentesco desde la perspectiva delos mecanismos que permitieron a laaristocracia el desarrollo de una estra-tegia coherente y efectiva de repro-ducción social.

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Aristocracia, parentesco y poder en las sociedades medievales

9. Sobre las divisas, ver Faci, J., “Vocablos referentes

al sector agrario en León y Castilla durante la Alta

Edad Media”, en Moneda y Crédito, 144, 1978; sobre

las behetrías, el estudio clásico es Sánchez Albornoz,

C., “Las behetrías. La encomendación en Asturias,

León y Castilla”, en Estudios sobre las instituciones

medievales españolas, México, UNAM, 1965.

10. Martínez Sopena, P., “Monasterios particulares,

nobleza y reforma eclesiástica en León entre los

siglos XI y XII”, en Estudios de historia medieval. Home-

naje a Luis Suárez Fernández, Valladolid, 1991.

11. Sobre las iglesias y monasterios de los Alfonso,

Martínez Sopena, P., “Parentesco y poder en León

durante el siglo XI…”, pp. 46-50.

12. Por ejemplo, los descendientes de Munio Flaí-

nez continuarían entablando alianzas matrimonia-

les con el grupo de filiación que dio esposa a su

padre. Véase Pérez, M., “Las mujeres de los Flaínez:

parentesco, poder y patrimonio en la aristocracia

altomedieval leonesa”, en II Congreso Internacional

de Estudios Medievales, UNSJ-UNCuyo, 7-10 de

noviembre 2007.

13. Un ejemplo lo constituyen los recurrentes enla-

ces de los Flaínez con los Alfonso, ver Martínez

Sopena, P., “Parentesco y poder en León durante el

siglo XI…”, pp. 41-42.

14. Sánchez Albornoz, C., El régimen de la tierra en el

reino astur-leonés hace mil años, Instituto de Historia

de España, Buenos Aires, 1978, pp. 20-21.

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