Marin
-
Upload
pietro-fernando-santa-cruz -
Category
Documents
-
view
219 -
download
0
description
Transcript of Marin
Año de la Diversificación Productiva y del Fortalecimiento de la Educación
TEMA : Derecho de la mujer.
DOCENTE : Jorge Guillermo Loli Espinoza
FACULTAD : Ciencias Económicas, Administrativas y Contables.
ESCUELA : Economía y Negocios Internacionales.
CICLO : II B
CURSO : Introducción a las Ciencias Jurídicas.
ALUMNO : TORRES SOLIGNAC, Alexis Adrián.MARIN CARDENAS, Letty Luana.FLORES CHAVEZ, María Teresa.SANTA CRUZ RENGIFO, Ariana Alessandra.
PUCALLPA – PERÚ
DEDICATORIA
El presente trabajo es dedicado en primer lugar, a papá Dios, por bendecirme en todo momento con inteligencia y proteger de mí persona; en segundo lugar, a mi padre y a mi madre, por hacer posible que pueda asistir a las clases que desarrollan los maestros y poder desarrollar de mi inteligencia; en tercer lugar, a mis docentes, por brindarme de sus conocimientos, de esa manera poder expandir mi aprendizaje mediante la investigación; y por último, a mis compañeros, por los lazos de amistad que nos unen dentro y fuera de aula.
INTRODUCCIÓN
El reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres constituye, sin duda alguna, uno de los mayores y más significativos reordenamientos simbólicos a nivel cultural, social y jurídico. El fin último consiste en asegurar a las mujeres el pleno disfrute de todos sus derechos humanos en condiciones de igualdad, universalidad e integralidad.
No obstante los avances alcanzados, la discriminación y la violencia hacia las mujeres no han sido erradicadas y prevalecen en la práctica.
La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), constituye el gran instrumento universal para la protección de los derechos de las mujeres. La CEDAW fue adoptada en diciembre de 1979 por la Asamblea General de las Naciones Unidas y en la actualidad ha sido ratificada por 179 Estados (La destacada jurista costarricense Alda Facio, señala que la Convención CEDAW “reúne en un único instrumento legal, internacional, de derechos humanos, las disposiciones de los instrumentos anteriores de la ONU relativas a la discriminación contra la mujer”. Por otro lado Ana Elena Badilla resalta que la Convención establece en forma explícita la urgencia de modificar los papeles tradicionales de los hombres y las mujeres en la sociedad y la familia. De igual forma, visibiliza los derechos de las mujeres en nueve áreas, así como las obligaciones que corresponden a los Estados con el fin de lograr la igualdad entre mujeres y hombres.
La aprobación del Protocolo Facultativo de la CEDAW por las Naciones Unidas, el 10 diciembre de 1999, permitió poner en igualdad de condiciones a esta Convención frente a otros instrumentos internacionales de derechos humanos, estableciendo mecanismos de exigibilidad, como son los procedimientos de recepción e investigación de comunicaciones. Cuenta en la actualidad con 67 ratificaciones.
En el proceso de elaboración, discusión y aprobación, así como de posterior adhesión y ratificación del Protocolo Facultativo de la CEDAW, se contó con el esfuerzo sistemático y mancomunado de muchos actores sociales y políticos, gubernamentales y no gubernamentales. Ello constituye una experiencia invaluable en la ardua tarea de impulsar acuerdos internacionales en materia de derechos humanos, que no se consideren como declaraciones de buenas intenciones y que cuenten con mecanismos de seguimiento efectivo, de denuncia y reparación frente a la violación de cualquier derecho.
Es importante recordar que los Estados, al adherirse a tratados internacionales de derechos humanos, también asumen la obligación jurídica de asegurar que sus leyes, políticas y prácticas nacionales, estén en armonía con los derechos en ellos consagrados.
El IIDH participó activamente en el proceso tendiente a la aprobación del Protocolo Facultativo y posteriormente, a su ratificación, de diversas maneras. Su aporte, sumado a los esfuerzos de muchas organizaciones de mujeres y de diversos actores políticos, contribuyó positivamente a la lucha constante por el goce y ejercicio pleno de los derechos humanos de las mujeres, sin discriminación de ningún tipo. Es relevante destacar también, el apoyo en este proceso de distintas agencias de cooperación que contribuyeron con esos objetivos comunes: Embajada Real de los Países Bajos; Agencia Sueca para el Desarrollo Internacional (ASDI); Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la Mujer (UNIFEM); Agencia para el Desarrollo Internacional de os Estados Unidos de América (USAID); Ministerio de Relaciones Exteriores de Noruega.; y Comisión de la Unión Europea.
Pretendemos por este medio, sistematizar la experiencia y estrategias de trabajo desarrolladas por el Programa de Derechos Humanos de las Mujeres del IIDH (en ese entonces coordinad por Gilda Pacheco), que puede ser de utilidad para otras organizaciones en sus acciones de incidencia internacional.
DERECHOS DE LA MUJER
Los derechos de la mujer son las facultades y atribuciones que exigen las mujeres y las niñas de muchas sociedades de todo el mundo. En algunos lugares, estos derechos están institucionalizados o respaldados por la ley, las costumbres locales y el comportamiento social, mientras que en otros lugares se ignoran o reprimen. Difieren de las nociones generales de derechos humanos por ser inherentes al prejuicio contra las mujeres y las niñas para favorecer a los hombres y los niños.
Orígenes
La evolución del concepto de los derechos humanos, originado entre los juristas de la escuela de Salamanca del siglo XVI y extendido por los pensadores sociales del XVII y los ilustrados del XVIII, con las primeras revoluciones liberales fue recogido en textos normativos: la Declaración de Derechos de Virginia, en el contexto de la Independencia de Estados Unidos (1776), y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, en la revolución francesa (1789). En ninguno de estos documentos se consideró a las mujeres.
Artículos de la Declaración
Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana
1 - La mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos. Las distinciones sociales sólo pueden estar fundadas en la utilidad común.
2 - El objetivo de toda asociación política es la conservación de los derechos
naturales e imprescriptibles de la Mujer y del Hombre; estos derechos son la
libertad, la propiedad, la seguridad y, sobre todo, la resistencia a la opresión.
3 - El principio de toda soberanía reside esencialmente en la Nación que no es
más que la reunión de la Mujer y el Hombre: ningún cuerpo, ningún individuo,
puede ejercer autoridad que no emane de ellos.
4 - La libertad y la justicia consisten en devolver todo lo que pertenece a los
otros; así, el ejercicio de los derechos naturales de la mujer sólo tiene por
límites la tiranía perpetua que el hombre le opone; estos límites deben ser
corregidos por las leyes de la naturaleza y de la razón.
5 - Las leyes de la naturaleza y de la razón prohíben todas las acciones
perjudiciales para la Sociedad: todo lo que no esté prohibido por estas leyes,
prudentes y divinas, no puede ser impedido y nadie puede ser obligado a hacer
lo que ellas no ordenan.
6 - La ley debe ser la expresión de la voluntad general; todas las Ciudadanas y
Ciudadanos deben participar en su formación personalmente o por medio de
sus representantes. Debe ser la misma para todos; todas las ciudadanas y
todos los ciudadanos, por ser iguales a sus ojos, deben ser igualmente
admisibles a todas las dignidades, puestos y empleos públicos, según sus
capacidades y sin más distinción que la de sus virtudes y sus talentos.
7 - Ninguna mujer se halla eximida de ser acusada, detenida y encarcelada en
los casos determinados por la Ley. Las mujeres obedecen como los hombres a
esta Ley rigurosa.
8 - La Ley sólo debe establecer penas estrictas y evidentemente necesarias y
nadie puede ser castigado más que en virtud de una Ley establecida y
promulgada anteriormente al delito y legalmente aplicada a las mujeres.
9 - Sobre toda mujer que haya sido declarada culpable caerá todo el rigor de la
Ley.
10 - Nadie debe ser molestado por sus opiniones incluso fundamentales; si la
mujer tiene el derecho de subir al cadalso, debe tener también igualmente el de
subir a la Tribuna con tal que sus manifestaciones no alteren el orden público
establecido por la Ley.
11 - La libre comunicación de los pensamientos y de las opiniones es uno de
los derechos más preciosos de la mujer, puesto que esta libertad asegura la
legitimidad de los padres con relación a los hijos. Toda ciudadana puede, pues,
decir libremente, soy madre de un hijo que os pertenece, sin que un prejuicio
bárbaro la fuerce a disimular la verdad; con la salvedad de responder por el
abuso de esta libertad en los casos determinados por la Ley.
12 - La garantía de los derechos de la mujer y de la ciudadana implica una
utilidad mayor; esta garantía debe ser instituida para ventaja de todos y no para
utilidad particular de aquellas a quienes es confiada.
13 - Para el mantenimiento de la fuerza pública y para los gastos de
administración, las contribuciones de la mujer y del hombre son las mismas;
ella participa en todas las prestaciones personales, en todas las tareas
penosas, por lo tanto, debe participar en la distribución de los puestos,
empleos, cargos, dignidades y otras actividades.
14 - Las Ciudadanas y Ciudadanos tienen el derecho de comprobar, por sí
mismos o por medio de sus representantes, la necesidad de la contribución
pública. Las Ciudadanas únicamente pueden aprobarla si se admite un reparto
igual, no sólo en la fortuna sino también en la administración pública, y si
determinan la cuota, la base tributaria, la recaudación y la duración del
impuesto.
15 - La masa de las mujeres, agrupada con la de los hombres para la
contribución, tiene el derecho de pedir cuentas de su administración a todo
agente público.
16 - Toda sociedad en la que la garantía de los derechos no esté asegurada, ni
la separación de los poderes determinada, no tiene constitución; la constitución
es nula si la mayoría de los individuos que componen la Nación no ha
cooperado en su redacción.
17 - Las propiedades pertenecen a todos los sexos reunidos o separados; son,
para cada uno, un derecho inviolable y sagrado; nadie puede ser privado de
ella como verdadero patrimonio de la naturaleza a no ser que la necesidad
pública, legalmente constatada, lo exija de manera evidente y bajo la condición
de una justa y previa indemnización.
Los temas que con más frecuencia se asocian con la noción de derechos de la
mujer son –entre otros– los siguientes:
Derecho a la integridad y al control del propio cuerpo:
“Toda persona tiene derecho a la integridad física. Nadie será torturado, ni
sufrirá tratos crueles, inhumanos, degradantes o humillantes” (CPE Artículo 15.
I).
Derecho al sufragio:
La legislación internacional reconoció el sufragio femenino a través de la
Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. En 1948, las
Naciones Unidas aprobaron la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, cuyo artículo 21 declara:
1. Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos.
2. Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país.
3. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto
La Convención sobre los derechos políticos de la mujer (Convention on
the Political Rights of Women) fue adoptada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas en la resolución 640 (VII), de 20 de diciembre de 1952 y entró
en vigencia el 7 de julio de 1954, basándose en el Artículo 21 de la Declaración
de Derechos Humanos, y explicitando el derecho de las mujeres al voto y su
acceso a cargos públicos. En su Artículo I, la convención dispone:
Las mujeres tendrán derecho a votar en todas las elecciones en igualdad de condiciones con los hombres, sin discriminación alguna.
Derecho a ocupar cargos públicos
En el año 1952 las Naciones Unidas aprobaron la Convención sobre los
Derechos Políticos de la Mujer, la cual establece que las mujeres tienen
derecho a votar en todas las elecciones en igualdad de condiciones con los
hombres, sin discriminación alguna.
Pero más allá del derecho al voto, que aún debe considerarse un derecho
pasivo, la Convención establece que las
mujeres tenemos derecho a ser
elegidas para puestos públicos de
elección, en igualdad de condiciones
que los hombres y sin discriminación.
Además afirma que las mujeres tienen derecho a ejercer puestos públicos y
toda función pública
Derecho al trabajo:
Desde hace siglos que la mujer pelea por estar incluida en el ámbito laboral y afortunadamente, el estereotipo de que la mujer debe quedarse en casa haciendo las tareas del hogar se fue perdiendo, hasta el punto que ya no es raro ver a estas trabajando fuera de sus casas. Al estar las mujeres insertadas ya en el marco laboral, se debió reconstruir el ideal de la "superioridad masculina", pero esto no fue fácil: se llevó a cabo una gran lucha por los derechos de las mujeres en el trabajo con el objetivo de terminar con cualquier tipo de prejuicios hacia la mujer y que estemos todos en igualdad de condiciones. El Derecho laboral de la mujer, se basa en dos pilares de la Constitución Nacional: el artículo 14 que reconoce como uno de los derechos fundamentales el de trabajar y el artículo 14 bis que establece que el trabajo en sus diversas normas gozara de la protección de las leyes. El trabajo de la mujer también está respaldado por la Ley de Contrato de Trabajo que establece una serie de prohibiciones y protecciones, con el principal objetivo de incentivar el trato igualitario y la misma remuneración por igual tarea. Por ejemplo, esta ley prohíbe el trabajo nocturno (comprendido entre las 20 y las 6 hs) salvo que tenga que ser exclusivamente realizado por mujeres. Otra prohibición que deja en claro, es el trabajo penoso, peligroso e insalubre, con esto se aguarda que la dama no sufra ningún daño, ni contraiga ninguna enfermedad, etc.
Derecho a una remuneración justa e igualitaria:
De conformidad con el art. 123.A.VII de la Constitución Mexicana, se pagarán
salarios iguales por el mismo trabajo sin distinción de sexo o nacionalidad. La
Ley Federal del Trabajo también requiere que el mismo trabajo, realizado en
condiciones de hora y lugar similares, debe conducir a la igualdad de
remuneración. Los Art. 3 y 5 de la Ley Federal del Trabajo también apoyan el
principio de igual remuneración por igual trabajo, sin discriminación alguna por
motivos de sexo, edad o nacionalidad.
De conformidad con el artículo 01 y 04 de la Constitución, las mujeres y los
hombres son iguales ante la ley y toda discriminación motivada por origen
étnico o nacional, sexo, edad, discapacidad / incapacidad, condición social,
salud, religión, opiniones, preferencias, estado civil, o cualquier otro tipo de
discriminación que viola la dignidad humana y tiene el objetivo de restringir o
menoscabar los derechos y libertades de las
personas está prohibida. La Ley Federal del
Trabajo también prohíbe la discriminación entre
los trabajadores por motivos de origen étnico o
nacional, sexo, edad, discapacidad, condición
social, estado de salud, religión, condición
migratoria, opiniones, preferencias sexuales,
estado civil o cualquier otro motivo que está en
contra de la dignidad humana (art. 3) . El Artículo
132 -VI exige que los empleadores " traten a los
empleados con la debida consideración y sin
malos tratos de palabra u obra", mientras que el
artículo 133 (I) prohíbe a los empleadores "negar el empleo (al solicitante)
basado en el origen étnico o nacional, el género, la edad, discapacidad,
condición social, estado de salud, religión, opiniones, preferencias sexuales,
estado civil o cualquier otro criterio discriminatorio. Por último, el artículo 164
establece que "las mujeres tienen los mismos derechos y obligaciones que los
hombres". Otras leyes pertinentes son la Ley Federal para Prevenir y Eliminar
la Discriminación (FLPED ) de 2003, Ley General para la Igualdad entre
Mujeres y Hombres 2006, Ley 1992 de la Comisión Nacional de Derechos
Humanos, Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad
2011 y el Instituto Nacional de Derecho de la Mujer, creado en 2001.
Derecho a poseer propiedades
Durante el siglo XIX en EE.UU. y el Reino Unido, algunas mujeres comenzaron
a rebelarse contra las leyes que les negaban el derecho a la propiedad una vez
casadas. Con la doctrina de la cobertura, los maridos se arrogaban el control
sobre los bienes y salarios de sus esposas. A partir de mediados del siglo XIX,
los legisladores estadounidenses y británicos aprobaron estatutos que
protegían las propiedades de las mujeres de sus esposos y de los acreedores
de sus esposos. El «examen por separado» era una práctica por la que una
mujer casada que quisiera vender alguna de sus propiedades debía ser
examinada por un juez o juez de paz sin la presencia de su marido, y en la que
se le preguntaba si estaba recibiendo presiones de su esposo para que firmara
el documento.
Derecho a la educación
China es el primer país del mundo donde promover la educación femenina y la
educación de la mujer china ha pasado por un largo y tortuoso desarrollo
debido a las características de la cultura local. La educación se refleja
necesariamente en el marco socio-político y económico, pues tiene un impacto
significativo y un efecto directo sobre la situación socio-política y económica del
país. La educación de la mujer determina que son las mujeres quienes
imparten los conocimientos y la formación y la personalidad moral a todos los
jóvenes estudiantes, como proceso de socialización y de alfabetización, que
incluyen no sólo las mismas oportunidades y el mismo contenido en la
formación, para los hombres y para las mujeres sino que además incluyen una
parte de educación especial para las mujeres.
Derecho a firmar contratos legales
Reconoce la capacidad jurídica de las mujeres en materias civiles como firmar
contratos, administrar bienes, circular libremente y elegir residencia.
Igualmente protege derechos económicos en áreas en que las mujeres han
sido tradicionalmente discriminadas y excluidas, como el acceso al crédito y a
prestaciones familiares.
Derechos matrimoniales y parentales
Con relación al matrimonio y las relaciones familiares, faculta a las mujeres a
elegir libremente el cónyuge y contraer matrimonio con su pleno
consentimiento; otorga igualdad de derechos y responsabilidades durante el
matrimonio y como progenitores, a decidir libre y responsablemente el número
de hijos, a elegir su apellido, a la vez que les garantiza los mismos derechos en
materia de propiedad y administración de bienes.
Derecho a la mujer embarazada
Las mujeres están protegidas por la Ley contra la discriminación por embarazo. Esta Ley dice que las empresas que tengan al menos 15 empleados deben tratar a las mujeres que están embarazadas de la misma manera que a otros solicitantes de empleo o empleados con habilidades o limitaciones similares.
La Ley de licencia familiar y médica también protege los puestos de trabajo de los trabajadores que están empleados por empresas con 50 empleados o más y que hayan trabajado para la empresa durante al menos 12 meses. Estas empresas deben permitir a los empleados tomarse 12 semanas de licencia sin remuneración por razones médicas, incluidos el embarazo y el parto. Su trabajo no puede ser cedido durante este período de 12 semanas.
Muchas leyes estatales también protegen los derechos de las mujeres embarazadas.
Estas leyes parecen muy claras. Pero las cuestiones que se plantean en el trabajo rara vez lo son. Visite el sitio web de la Comisión para la Igualdad de Oportunidades en el Empleo de los EE. UU., para obtener más información acerca de sus derechos durante el embarazo y qué hacer si piensa que sus derechos han sido violados.
CEDAW
I CONVENCIÓN SOBRE LA ELIMINACIÓN DE TODAS LAS FORMAS DE DISCRIMINACIÓN CONTRA LA MUJER
Fue adoptada el 18 de diciembre de 1979 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Es considerada como la Carta internacional de los derechos humanos de las mujeres y consta de un preámbulo y 30 artículos, en los que define el concepto de discriminación contra la mujer y establece una agenda para
la acción nacional con el objetivo de poner fin a tal discriminación.
Con el fin de examinar los progresos realizados en su aplicación, el Artículo 17 de la Convención establece la creación de un Comité integrado por 23 expertas elegidas por los Estados parte entre sus nacionales, quienes ejercen sus funciones a título personal, por un período de cuatro años.
México ratificó la Convención el 23 de marzo de 1981, año en el que entró en vigor en nuestro país. En apego al Artículo 18 de la Convención, ha presentado seis informes periódicos al Comité de Expertas sobre su aplicación en nuestro país.
Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW)
Resolución aprobada por la Asamblea General sobre la Convención
II PROTOCOLO FACULTATIVO DE LA CEDAW
Fue adoptado el 6 de octubre de 1999 por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Le otorga al Comité de Expertas la competencia para recibir y considerar denuncias por violaciones a los derechos consagrados en la Convención, a través de un mecanismo de comunicación o de un procedimiento de investigación.
México ratificó el Protocolo Facultativo el 15 de marzo del 2002 y a partir de ese año está en vigor para nuestro país.
Protocolo Facultativo de la CEDAW
Resolución aprobada por la Asamblea General sobre el Protocolo Facultativo
Formulario modelo para presentar comunicaciones al Comité de Expertas
Informe de México producido por el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) bajo el artículo 8 del Protocolo Facultativo de la Convención y respuesta del Gobierno de México de fecha 27 de enero del 2005.
III RECOMENDACIONES GENERALES
De conformidad con lo dispuesto en el párrafo 1 del artículo 21 de la CEDAW, el Comité para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer puede hacer sugerencias y recomendaciones de carácter general basadas en el examen de los informes y de los datos transmitidos por los Estados Partes.
Recomendaciones Generales del Comité de la CEDAW
IV INFORMES ANTE LA CEDAW
De conformidad con el Artículo 18 de la CEDAW los Estados Partes se comprometen a someter al Secretario General de las Naciones Unidas, para que lo examine el Comité, un informe sobre las medidas legislativas, judiciales, administrativas o de otra índole que hayan adoptado para hacer efectivas las disposiciones de la presente Convención y sobre los progresos realizados en este sentido.
Informes de México sobre cumplimiento de la CEDAW Nuevas directrices para la presentación de informes al Comité de
Expertas de la CEDAW Evaluando la situación de la mujer: Guía para rendir informes con base
en la CEDAW Sustentación del 7º y 8º informe consolidado de México sobre
cumplimiento de la CEDAW
V SISTEMA INTERACTIVO DE SEGUIMIENTO A LA CEDAW
El sistema permite tener acceso a los informes de gobiernos y otras organizaciones de América Latina y el Caribe que han sido presentados al Comité de la CEDAW.
VI CUADROS ARTICULADOS
Cuadros que articulan por tema, los compromisos de la CEDAW, las Recomendaciones del Comité CEDAW al Estado Mexicano, la Plataforma de Acción de Beijing y los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), con la Ley de Igualdad General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres.
Economía, Trabajo, Empleo (Articulación CEDAW, Beijing, ODM, Ley Igualdad)
Educación (Articulación CEDAW, Beijing, ODM, Ley Igualdad)
Estereotipos, Medios de Comunicación (Articulación CEDAW, Beijing, ODM, Ley Igualdad)
Medio Ambiente y Sustentabilidad (Articulación CEDAW, Beijing, ODM, Ley Igualdad)
Migración (Articulación CEDAW, Beijing, ODM, Ley Igualdad)
Pobreza y Desarrollo Rural (Articulación CEDAW, Beijing, ODM, Ley Igualdad)
Seguridad, Justicia, Violencia (Articulación CEDAW, Beijing, Belém Do Pará, Ley Igualdad)
Toma de Decisiones, Participación Política (Articulación CEDAW, Beijing, ODM, Ley Igualdad)
Salud (Articulación CEDAW, Beijing, ODM, Ley Igualdad)
CONCLUSIÓN
A pesar de la existencia de numerosos convenios que garantizan la igualdad de oportunidades y trato, aún persiste la discriminación entre los sexos.
La entrada masiva de mujeres en el mercado laboral ha hecho que la opinión pública y los gobiernos de muchos países comprendiesen la necesidad de combatir las desigualdades y adoptasen una legislación que reflejara la real voluntad política de eliminar la desigualdad de oportunidades basadas en el sexo.
No obstante, a pesar de los derechos reconocidos:
Las mujeres siguen asumiendo la doble carga de las obligaciones familiares y profesionales.
Los salarios de las mujeres siguen siendo más bajos que los de los hombres.
Las mujeres siguen siendo una minoría en los puestos directivos y de toma de decisiones.
En general, las oportunidades de la mujer quedan limitadas a una franja estrecha de los denominados “empleos femeninos” (trabajo de oficina, servicios, ventas y profesiones liberales a un nivel medio) que en general reciben un salario inferior y son menos valoradas que los empleos tradicionalmente “masculinos”.
Estas tendencias persisten a pesar de que son innegables los éxitos que se han logrado con respecto al acceso a la educación y a la formación profesional. Ya no puede suponerse que las mujeres que llegan al mercado del trabajo están menos preparadas que los hombres. Lamentablemente, en muchos países, las mujeres más jóvenes siguen orientándose hacia las esferas tradicionalmente femeninas de estudios y profesiones, que limitan su capacidad
de adquirir las aptitudes científicas y tecnológicas necesarias para adaptarse a las nuevas exigencias del mercado de trabajo.
Las mujeres son más vulnerables frente a los efectos sociales negativos de la reestructuración y la recesión económica. No obstante, como la situación de las mujeres pobres es distinta de la de otras mujeres o de la de los hombres pobres, no son suficientes las medidas que se adopten para corregir la desigualdad entre los sexos, por eso es necesario luchar porque se complementen esas medidas con actividades adaptadas a las condiciones específicas de las mujeres pobres, que se basen en sus estrategias de supervivencia. Este enfoque tiene en cuenta el vínculo evidente que existe entre el mejoramiento de la calidad de vida de la mujer y el de la calidad de vida de los niños.
Las medidas encaminadas a combatir la pobreza resultan ineficaces si se considera a las mujeres pobres como beneficiarias pasivas de la seguridad social. Para lograr los mejores resultados es importante hacer hincapié ante todo en el papel de la mujer como sujeto de la actividad económica.