Marta Franco Sánchez

4
Primer Concurso "Filosofiahoy.com" (Curso 2010-2011) “La existencia de Dios a la luz de la razón” Finalista Nombre: Marta Franco Sánchez Colegio: C.M. Concepcionistas Ciudad: Madrid (España) Profesor: Dña. Fermina Martin Mate Título del trabajo : Mi razón es la semilla que mi fe riega para que crezca

Transcript of Marta Franco Sánchez

Page 1: Marta Franco Sánchez

Primer Concurso

"Filosofiahoy.com"

(Curso 2010-2011)

“La existencia de Dios a la luz de la

razón”

Finalista

•Nombre: Marta Franco Sánchez

•Colegio: C.M. Concepcionistas

•Ciudad: Madrid (España)

•Profesor: Dña. Fermina Martin Mate

•Título del trabajo : “Mi razón es la semilla

que mi fe riega para que crezca”

Page 2: Marta Franco Sánchez

Mi razón es la semilla que mi fe riega para que crezca

Papá, ¡no me apetece nada de nada ir a misa!, ¡estoy harto!, ¿para qué estar perdiendo

un tiempo valiosísimo en algo que mi razón me dice que no tiene sentido? Yo no siento

a Dios, no le veo, no hace nada por mí, todo lo hago yo, yo soy dueño de mi mismo,

¿para qué ir a que me echen un sermón de qué tengo que hacer y que no, y cómo debo

vivir mi vida?

Mi nombre es Tomás y el que pega esos gritos es mi hijo. Esta discusión ya la hemos

tenido más veces, pero es hoy cuando la consistencia y la seriedad de su voz me indican

que es hora de tener una charla.

Mira Alberto, voy a contarte una conversación que tuve con dos de mis mejores amigos

hace mucho tiempo. Después de escucharme y reflexionar sobre ella, podrás decidir sí

venir o quedarte.

Tendría más o menos tu edad cuando esto sucedió. Estábamos en el pueblo de

vacaciones, y mi grupo de amigos estaba formado por gente muy dispar. Aun así, todos

nos llevábamos de maravilla y nos complementábamos unos a otros. De hecho, la

conversación que voy a contarte ahora, es una muestra de que todos aprendíamos de

todos.

Estábamos en la plaza preocupados por la madre de Jorge, que estaba muy

enferma. La operación ya había terminado y esperábamos que Jorge llegara

para contarnos como había ido todo. Nada más llegar, todos hicimos un corro

alrededor de él y le preguntamos. El contestó: todo ha salido de maravilla,

gracias a Dios, cuya mano estuvo presente en toda la operación.

Todos nos miramos y sonreímos. Como era tarde, volvimos a casa. De camino a

la mía me fui con Immanuel y Ludwig. Estábamos a mitad de camino cuando

Ludwig soltó:

Ludwig.- Estoy feliz con que haya salido bien, pero el comentario de “gracias a

Dios”, me parece de un iluso…

Tomás.- (confuso) ¿Por qué dices eso?

Ludwig.- (muy seguro de si mismo) ¿Cómo vas a atribuirle el mérito a algo que

ni siquiera existe?

Tomas.- ¿Y me puedes explicar cómo estás tan seguro de que no existe?

Ludwig.- (carraspea y con voz solemne) Dios es una invención de la

imaginación del ser humano.

Tomás.- ¿En serio? Arguméntamelo que no lo entiendo.

Ludwig.- (muy seguro de si) El hombre es imperfecto por naturaleza. Por lo que

todo lo que le constituye: el amor, la verdad, la sabiduría, la justicia… también

lo es. De esta manera él se inventa un Dios que posea todas estas cualidades

Page 3: Marta Franco Sánchez

pero de manera infinita y, por supuesto, perfecta. Es así como no existe más

Dios que el hombre, que es en realidad el verdadero poseedor de dichas

cualidades. Su fallo es proyectarlas en un ser imaginario al que llama Dios.

Tomás.- (pensativo) Yo opino que al igual que cuando deseamos algo no

significa que vaya a existir, el desear esa existencia de Dios no es razón para

que no exista. Además ¿por qué no interpretas ese deseo como una llamada, que

forma parte del hombre desde siempre, a encontrarse con ese ser trascendental

que da sentido a su vida y le llena? Es que me parece bastante prepotente

considerar al hombre como el verdadero Dios cuando en realidad todo lo que

tenemos no es gracias a nosotros mismos. ¿O es qué tú has diseñado el

funcionamiento de tu organismo? ¿O es qué tú has pintado los paisajes de los

que estamos rodeados?

Ludwig se quedó callado, y le preguntó a Immanuel.

Ludwig.- (como cambiando de tema) Immanuel ¿Y tú qué piensas?

Immanuel.- (con cara de concentración) Yo creo que nunca se puede decir que

una comida está rica o está mala si nunca se ha probado. Sólo en el momento en

el que la hayamos gustado, podremos opinar. Lo mismo creo yo con esto, si

habéis tenido esa experiencia de Dios, podréis decir que existe, sino lo

contrario. Pero mi razón me dice que Dios es algo totalmente inalcanzable a

nuestra experiencia, es transcendente al mundo; pero que Dios sea inalcanzable

para nosotros, no significa ni que exista ni que no exista, siempre nos quedará

esa duda infinita…

Tomás.- Imm, me parece una argumentación muy buena, pero te falta algo. Dios

no es una realidad cualquiera, es distinta y, como tal, no se puede percibir y

tener experiencia de la misma manera que de las cosas cotidianas. Yo lo

comparo más a sentimientos como el amor, la amistad… yo no puedo tocar, no

puedo oler, no puedo ver, gustar la amistad… pero si que puedo sentirla de una

manera especial. Algo cercano a esta experiencia sucede con Dios: cuando mis

padres ayudan económicamente a la familia Domínguez, ahí está Dios; cuando

siento unas ganas tremendas de pegarle una patada a mi hermano y no lo hago,

ahí está Dios; cuando una madre decide abortar y al final se arrepiente, ahí está

Dios. Y mi razón me dice que “las peras con las peras y las manzanas con las

manzanas”, de tal manera que si las formas de percibir a Dios son de ese tipo,

¿por qué voy a mezclarlas con formas que no le corresponden como, el gusto al

comer una manzana, o el olfato al oler pan recién hecho? Además yo añado una

cosa: mi fe está sujeta a la razón de la misma forma que mi razón está sujeta a

la fe. Sin la conjunción de ambas, sería muy difícil que las cosas tuvieran

sentido. Yo tengo fe en cosas que muchas veces no son explicables, como en la

creencia de que Dios ha tenido que ver en la operación de la madre de Jorge,

pero no puedo explicarlo ¿por qué? porque mi razón es humana y no infinita y,

por tanto, es necesaria la fe para ello.

En este caso mi razón es la semilla que mi fe riega para que crezca.

Sin embargo, en nuestro mundo tan racional y empirista hay otras veces en las

que la fe necesita de la razón para poder demostrar algo, en este caso es la fe la

semilla y la razón la que la riega para que dé fruto.

Page 4: Marta Franco Sánchez

Immanuel y Ludwig se quedaron callados. Nos despedimos los tres y quedamos

para irnos al día siguiente a bañarnos al lago. Yo les dije que quería ir a

primera hora a la capilla a dar las gracias por la operación de la madre de

Jorge, que me esperaran que llegaría un poco más tarde. A la mañana siguiente

nadie tuvo que esperar a nadie, salimos de la capilla a la vez.

¿Qué quiero explicarte con esto, Alberto? Que no todo en esta vida se puede

experimentar de la misma manera, y que debemos abrir nuestro corazón, para que Dios

pueda hacerse presente y podamos sentirlo. Yo estoy aquí para ayudarte, pero cuentas

también con la fe y con la razón, como las mejores herramientas para ello.

La cara de Alberto era de concentración. Se levantó, fue a su cuarto y allí estuvo media

hora. Después salió y me dijo: mi fe sola me dice que vaya, pero no razona el por qué;

mi razón me dice que no vaya, y da razones pero que no tienen que ver con la verdadera

esencia de la cuestión (peras con peras y manzanas con manzanas ¿no?) sin embargo es

en el momento en el que las conjugo cuando a la conclusión a la que llego es la que más

me convence: nuestros padres quieren lo mejor para nosotros, ¿a qué esperas para seguir

su ejemplo y acudir a su encuentro?

Marta Franco Sánchez