MAS DE CIEN MIL PALMERAS DESTRUIDAS
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![Page 1: MAS DE CIEN MIL PALMERAS DESTRUIDAS](https://reader031.fdocuments.es/reader031/viewer/2022020502/568c49d21a28ab491695ad59/html5/thumbnails/1.jpg)
Se puede et se debe salvar las palmeras
Talar las palmeras afectadas por el picudo rojo, ha sido, tanto en España como en todos los
países europeos, una medida establecida por los servicios de sanidad vegetal que ha tenido
consecuencias catastróficas, con más de 100.000 palmeras destruidas, más de 100 millones de
euros gastados de manera totalmente inútil, con una plaga que está más extendida e
incontrolada que nunca.
Ha costado muchos esfuerzos y cerca de cinco años convencer a los servicios de sanidad
vegetal de cambiar de estrategia.
El problema es que las administraciones responsables de la erradicación de esta plaga, que se
han equivocado de manera tan grave, consideran ahora, sin decirlo de manera oficial, que esta
plaga está establecida. En consecuencia, han parado de contribuir a su erradicación. No
aportan ninguna ayuda seria a los municipios, ni a los particulares o viveristas que quieren
salvar sus palmeras o protegerlas.
Peor aún, difunden que la erradicación de la plaga es imposible, cuando todos los expertos
serios aseguran que contra esta plaga no existe otra opción que erradicarla si se quieren salvar
las palmeras. Decir que se puede convivir con esta plaga o impedir su dispersión, no tiene
ningún sentido en el contexto urbano europeo, con un insecto que ha encontrado una palmera,
la Phoenix canariensis, que no le opone ninguna resistencia, a la que es capaz de matar en
unos meses, después de utilizarla como una incubadora donde se multiplica a alta velocidad.
O lo eliminamos o seguirá eliminando las palmeras que quedan.
Con su posición técnica seriamente errónea, la mayoría de estas administraciones no son
capaces de aconsejar correctamente a las personas o a las instituciones que quieren salvar sus
palmeras. En realidad, no sólo no son capaces de aconsejar sino que no quieren que se
difundan informaciones sobre las técnicas y estrategias que hay que adoptar para erradicar
esta plaga. Estas informaciones van en contra de su posición que les permite considerar esta
plaga como establecida y así quitarse toda responsabilidad y justificar su inacción.
Las consecuencias de este comportamiento es que no difunden informaciones técnicas
correctas ni forman seriamente profesionales capaces de aplicar todas las técnicas de una
estrategia integrada de erradicación. Los cursos de formación a veces propuestos por las
administraciones son demasiado superficiales para formar verdaderos profesionales en
estrategia integrada de erradicación de la plaga. Sus objetivos no son formar sobre una
estrategia que les incomoda, sino aparentar actuar.
Desafortunadamente, se puede observar en muchos municipios que por culpa de una
información incompleta, las estrategias y los tratamientos aplicados no son los adecuados. Por
culpa de estos errores, los resultados van a ser malos, el dinero gastado inútilmente y las
palmeras seguirán muriendo. Dentro de estos errores, podemos subrayar el que consiste en
esperar parar la extensión del picudo únicamente con barreras de trampas. Las trampas son
eficaces solo cuando se utilizan dentro de una estrategia integrada de erradicación del picudo
rojo.
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Otro de estos errores concierne la recomendación o la obligación sobre la limitación de la
poda a unos meses del año. Esta recomendación ha sido repetida sin parar desde hace cinco
años, defendida a menudo por supuestos expertos de las palmeras y publicada en folletos por
la mayoría de las administraciones. En realidad, se constata que la poda constituye una
herramienta imprescindible para detectar de manera precoz las palmeras infestadas. La
realización de ventanas de inspección, que implica recurrir a la poda en cualquier momento
del año, ha sido adoptada en varios países europeos como una medida obligatoria en las zonas
infestadas. Una palmera recién podada va a atraer más a los picudos pero estos no aparecen
por generación espontánea. Son picudos en desplazamiento que, con o sin poda, hubieran
infestado nuevas palmeras. La poda no aumenta el número de palmeras infestadas y no facilita
la infestación. Además si se tratan las palmeras después de la poda, los picudos van a morir
cuando intenten infestarlas, lo que va contribuir a reducir la población de picudos en
migración.
A título de ejemplo, el folleto que acaba de publicar el ayuntamiento de El Campello, donde
tenemos un nuevo ejemplo del fracaso de la estrategia de contención del picudo, demuestra la
dificultad en combatir errores técnicos que se han convertido en clichés: la diabolizada poda,
la presentación de síntomas terminales en lugar de síntomas precoces, la ausencia de toda
referencia a la técnica de saneamiento de las palmeras infestas para su recuperación y, para
colmo, la referencia al triturado totalmente inútil y costoso de los troncos. Se constata pues
que el asesoramiento del cual beneficia los ayuntamientos está totalmente obsoleto.
En todos los municipios que quieren salvar sus palmeras, patrimonio paisajístico e histórico
de alto valor, se deberían organizar urgentemente cursos prácticos y teóricos de formación en
esta estrategia integrada.
A falta de la administración nacional o de las regionales, que sin embargo tienen la obligación
legal de erradicar esta plaga de cuarentena, (que además ha entrado y ha sido difundida en
España debido a un error técnico muy grave), la Comisión Europea está dispuesta a responder
muy rápidamente a pedidos de ayuda para erradicar la plaga. Malta por ejemplo, ha
conseguido financiación en nueve meses. Los ayuntamientos que quieren salvar sus palmeras
así como los particulares y los profesionales deben unirse para constituir un frente común que
los permitiría exigir que se aplique por fin la normativa legal de obligación de erradicación y
que se solicite urgentemente la ayuda financiera europea.
Manos a la obra. Se pueden salvar las palmeras, pero hay que actuar con determinación y en
base a una estrategia y técnicas que ya han demostrado su eficacia para erradicar el picudo.
Michel Ferry
En Elche, 2/11/10