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ubén Ernesto Mayoral MartellLicenciado en Derecho. Universidad Autónoma de CoahuilaMaestro en Amparo. Universidad Autónoma de DurangoDoctorante en Derecho. Universidad Nacional Autónoma de MéxicoCatedrático Universidad Iberoamericana TorreónAbogado postulante

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¿Derechos Humanos o Garantías?

El pasado 21 de marzo, la Facultad de Dere-cho de la Universidad Nacional Autónoma deMéxico, convocó al encuentro de ideas y debatecon la finalidad de que en el seno universitariose arribara a una conclusión en relación a cuáldebe ser la denominación correcta de las insti-tuciones contenidas en el Capítulo I del TítuloPrimero de la Constitución Política de los Esta-dos Unidos Mexicanos, que a partir de la refor-ma constitucional publicada en el Diario Oficialde la Federación el día 10 de junio de 2011, sedenomina “De los derechos humanos y sus ga-rantías”. Por ese motivo, fue presentada la si-guiente ponencia.

Existen variadas y divergentes tesis sobre lacorrecta denominación de los derechos huma-nos o las garantías individuales, mismas que hansido brillantemente estudiadas y expuestas porjuristas y filósofos, nacionales y extranjeros delderecho; esperando que esta opinión sea un sim-ple abono para el perfeccionamiento del Dere-cho Constitucional Mexicano. Dicho lo anterior,por cuestión de método, primeramente se con-sidera necesario definir el derecho y el origen delmismo, dado que éste constituye la materia osubstancia que regula el referido capítulo de la

norma fundamental mexicana; posteriormentese aborda el estudio de los derechos humanos ysu naturaleza; luego, se analizan y desentrañanlos alcances de las garantías individuales; y fi-nalmente el juicio de amparo como medio detutela jurídica de las garantías individuales, parapoder concluir cuál debe ser la denominacióncorrecta en el texto constitucional de las insti-tuciones en cita.

El derecho grosso modo

La idea de justicia es el producto de la razóndel hombre, éste por el solo hecho de serlo, seencuentra dotado de ciertas atribuciones natu-rales, por lo que cuenta con el albedrío para de-sarrollarlas, ese albedrío no es sino la libertaden cualquiera de sus expresiones, sin embargo,ese albedrío individual al encontrarse dentro deuna coasociación, encuentra una limitación porel respeto que debe existir al albedrío de otros.Por lo anterior es que se requiere de la existen-cia de normas que garanticen a cada coasocia-do, en un plano de igualdad, el ejercicio de susatribuciones inmanentes. El derecho, en una

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amplia concepción tradicional, sonlas normas que rigen las relacionesde los coasociados.

Ahora bien, el hombre en socie-dad tiende a aspirar a una idea dejusticia por medio de un derechoperfecto, esos principios de justiciaparten del Derecho Natural, sin em-bargo, el referido derecho inmanen-te o natural, no se exterioriza física-mente de forma alguna, por lo que no es sufi-ciente para regir y gobernar las relaciones quese desarrollan en la sociedad; en esa virtud serequiere de la existencia obligada de reglas cla-ras y precisas formuladas en códigos productode la autoridad, quien ha sido investida de la fa-cultad para crear la norma, facultad que ha sidootorgada por los propios coasociados, ese dere-cho que consta en textos y que constituye lanorma jurídica, forma el Derecho positivo.

Señala Piero Calamandrei:1

“...el Estado, cuyo fin fundamental es el mantenimien-to del orden en la sociedad regula a tal objeto la convi-vencia de los coasociados estableciendo el derechoobjetivo, esto es, las normas a las cuales los particula-res deben, en sus relaciones sociales, ajustar su con-ducta. Los coasociados encuentran, pues, ya formula-da exteriormente a ellos esta superior voluntad delEstado, que les ordena tener una cierta conducta yexige ser obedecida a toda costa”.

Contrario a lo afirmado por Calamandrei, noes la voluntad del Estado la que ordena, hay querecordar que la soberanía radica originalmenteen el pueblo, quien a su vez la deposita en losentes estaduales que ha creado con la única fi-nalidad del libre desarrollo de la vida en común,por ello, los coasociados, por medio de los órga-nos, limitan sus propias conductas para evitar eldesorden social. No se parte de una voluntadsuperior del Estado, se parte de un poder indivi-dualizado, es decir de cada individuo, mismo quese conjuga socialmente con el poder individuali-zado de otros, para obtener una suma de volun-

tades totales (alma colectiva segúnSavigny), las que sí son superiores ala voluntad individual.

El concepto soberanía del Esta-do, en pleno Siglo XXI, no es un con-cepto devaluado en el léxico políti-co constitucional como lo afirmaLuigi Ferrajoli, por el contrario, cons-tituye la base en la organización in-terna y externa del propio Estado,

pues el poder soberano recae en los coasocia-dos, no en el Estado, pues como ya se explicóson éstos los que depositan la soberanía en losórganos del Estado. Por su parte, el maestro Ig-nacio Burgoa afirma acertadamente que lasoberanía reside jurídica y políticamente enel Estado, y real y socialmente en la sociedad opueblo.2

Una vez que el Derecho Natural ha sido posi-tivado por esa voluntad superior, el individuo seconvierte en el destinatario de la norma, quiendebe realizarlo espontáneamente, es decir, suconducta debe ser apegada al canon dictado porla norma, ese es el funcionamiento fisiológicodel derecho,3 el derecho entonces se puede con-fundir con una atmósfera jurídica invisible de lavida social, pues el funcionamiento espontáneoy natural del mismo puede llegar a generar laconvicción de que el derecho en sí no existe,pues el correcto funcionamiento del mismo norequiere coacción.

Hasta este momento, puede advertirse desdela perspectiva personal, existen dos tipos de de-rechos, los primeros —impropiamente llamadosderechos humanos—, son los que la ley naturalha ofrecido, los que no son creación de la volun-tad popular, sino que son posiciones originales oprerrogativas propias de la naturaleza del hom-bre, siendo éstas por una lado inmutables pues-to que nacen con la idea de justicia, y por el otro,son exclusivas del hombre como sujeto de im-putación de derechos y deberes, pues solamen-

el hombre ensociedad tiendea aspirar a unaidea de justiciapor medio deun derecho

perfecto○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

1 CALAMANDREI, Piero, Instituciones de Derecho Procesal Civil,t.I., Buenos Aires, Ediciones Jurídicas Europa-América,1986, p. 115.

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2 BURGOA, Ignacio, Garantías Individuales, México, Ed. Porrúa,1985, p. 156.

3 CALAMANDREI, Piero, Instituciones de Derecho Procesal Civil,t. I., Buenos Aires, Ediciones Jurídicas Europa-América,1986, p. 125.

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te el hombre está dotado de razón y de conscien-cia. Los segundos son una consecuencia nece-saria para lograr el debido desarrollo de la convi-vencia social, por lo que deben necesariamenteconstar en textos, para evitar un abuso arbitrariodel propio derecho, éstos son los derechos posi-tivados, los cuales garantizan o aseguran el res-peto mínimo de los derechos que se concibencon el ideal de justicia, es decir los llamadosderechos del hombre. Dicho lo anterior, si el de-recho humano ya positivado no ha sido espontá-neamente realizado, surge la necesidad de lo-grar su obligada observancia, lo cual es obteni-do a través de la coacción.

Derechos humanos

La confusión terminológica que se presentaentre derechos humanos, garantías individualesy medios de tutela jurídica, puede afirmarse quees una mera cuestión de semántica, la que parasuperarse requiere que la interpretación jurídi-ca sea la que matice el desconcierto conceptual.Para poder arribar a una válida afirmación sobrelo que son los derechos humanos, se pretenderenombrarlos exclusivamente para los efectos deeste trabajo; en lo personal y atendiendo a lapostura que se sostiene, se considera que la de-nominación tradicional que han recibido a lo lar-go de la historia resulta impropia y redundante.

Por cuestión de método, en el presente traba-jo no se abordará el tema relativo al origen de losderechos humanos de forma exhaustiva, sinoque únicamente se hará mención a lo que parala presente ponencia resulte necesario abordar;lo que es tema obligado en la actualidad es elestudio de la forma en que esas prerrogativas segaranticen efectivamente. “No se trata tanto desaber cuáles y cuántos son estos derechos, cuáles su naturaleza y fundamento, si son derechosnaturales o históricos, absolutos o relativos, sinocuál es el modo más seguro para garantizarlos,para impedir que, a pesar de las declaracionessolemnes, sean continuamente violados”.4

Ahora bien, desde la perspectiva personal, losderechos humanos, en relación a su origen, sepresentan de dos maneras: los derechos huma-nos naturales y los derechos humanos comple-mentarios.

Los derechos humanos naturales, son las pre-rrogativas o potestades que todo sujeto goza porla mera condición de ser humano. Por lo expues-to, si las prerrogativas a que se hace referenciason creación divina o natural, no deben ser con-cebidas como obra humana; ergo si el derechosiempre es creación del hombre, resulta inco-rrecto denominar a esas prerrogativas o potesta-des “derechos humanos”. En lo que se refiere ala calificativa de “humanos”, resulta tambiénociosa e impropia, dado que el destinatario delas prerrogativas fundamentales —como el de-recho objetivo en sí mismo—, siempre es la per-sona humana.

Para lograr una adecuada diferenciación en-tre derechos humanos, garantías individuales ymedios de tutela jurídica, se denominará a losprimeros posiciones básicas o inmanentes. Si elser humano no cuenta con garantías de esasposiciones básicas o inmanentes no puede de-sarrollar plenamente en sociedad su desenvolvi-miento vital.5 Esas posiciones básicas son la vida,la libertad y la igualdad.

Posterior a las posiciones básicas, existen tam-bién los derechos humanos complementarios, queson aquéllos que se requieren también para eldebido desarrollo del individuo en sociedad, és-tos pueden ser nombrados como posiciones com-plementarias, y son producto ya no de la natura-leza, sino de la comunión de los coasociados.Como ejemplo de las anteriores se tiene: el de-recho de petición, el derecho al sufragio, el de-recho a la salud, la educación, etcétera.

El ente estadual,6 debe reconocer la previaexistencia de las posiciones básicas y comple-

4 BOBBIO, Norberto, “Presente y provenir de los derechos hu-manos”, en El tiempo de los derechos, trad. De Rafael deAsís Roig, Madrid, Ed. Sistema, 1991, nota 2, p. 68.

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5 DEL CASTILLO DEL VALLE, Alberto, Derechos Humanos, Garan-tías y Amparo, México, Ediciones Jurídicas Alma, 2011, p.19.

6 Como lo afirma Burgoa (cfr. op. cit. p. 160.), el Estado care-ce de substantividad psicológica, por lo tanto carece devoluntad biológica, necesariamente tiene que actuar pormedio de representantes o agentes “autoridades”.

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mentarias y disponer diversas instituciones quegaranticen la estricta observancia de aquéllas,en relaciones verticales u horizontales.

Desde el año de 1991, el Dr. Jorge Carpizoseñalaba que toda estructura jurídica y políticadebe tener como base y finalidad el aseguramien-to de los derechos humanos; si ello no fuera asíesa estructura carecerá de valor, constituyéndo-se un régimen de opresión.7

Las posiciones originales se ha dicho que sonuniversales, puesto que las goza cualquier serhumano independientemente de su nacionali-dad, edad, sexo, religión, preferencia sexual, odiscapacidad; absolutas, dado que son oponiblesante cualquier otro ente —particular o estatal—; originarios, pues nacen junto con el hombre;inalienables, dado que no pueden ser objeto decomercio; irrenunciables, puesto que el hombreno puede deshacerse de ellas; inembargables,por la imposibilidad física y material para ser ob-jeto de garantía; intransferibles, dado que nopueden ser materia de transmisión; imprescrip-tibles, pues su pérdida no está supeditada a nin-guna causa; permanentes, dado que son vigen-tes mientras exista el presupuesto necesario quees la vida; e inmutables, por no cambiar con eltranscurso del tiempo —lo que cambia es la pro-tección.

Las posiciones básicas y complementarias sonobras distintas a una asamblea legislativa, pues-to que son inherentes al hombre y no requierenque el Estado en su tarea legislativa las llegue aconferir, dado que el origen es previo al Estado,por ello el Estado solamente se compromete arespetarlas, buscando siempre que esas “posi-ciones” —no creadas, sino reconocidas y garan-tizadas— sean observadas y realizadas espontá-neamente, como señala Calamandrei, en una“especie de invisible atmósfera jurídica”. El actoformal mediante el cual se reconocen y garanti-zan las posiciones básicas y complementarias seconoce como la positivación de los derechos fun-damentales, tradición internacional desde el Si-glo XVIII, como consecuencia de la RevoluciónFrancesa. Ese proceso tiene la finalidad de que

una vez otorgada la garantía de las posicionesbásicas y complementarias, no pueden ser reti-rados arbitrariamente por algún ente del Estado,por ello las asambleas legislativas del propio Es-tado deben prever medios jurídicos que manten-gan la observancia espontánea de las referidasposiciones.

En este momento cabe hacer el comentario,que en el derecho fundamental —posicionesbásicas o complementarias— debe ser respeta-do al individuo por los demás individuos con losque se asocia, así como por las autoridades, peroal momento de que el derecho fundamental sepositiva como garantía, ésta es la que debe res-petarse por el órgano estatal, puesto que al posi-tivarse un derecho humano y otorgarse la garan-tía, el propio órgano se auto limita frente al go-bernado. Existen otros tipos de límites que seotorgan para las relaciones que entre particula-res —gobernados— se llegan a presentar, lími-tes diametralmente distintos a las garantías quehago referencia, tales como las leyes civiles ypenales.

Una vez que las posiciones originarias hansido positivadas, constituyen el contenido nor-mativo plasmado en disposiciones legislativas yadquieren la fuerza obligatoria, garantizando laimperatividad de las mismas, por ello se denomi-nan garantías de los gobernados que deben serobservadas por el propio Estado, las cuales porser derecho objetivo, su finalidad es la observan-cia o realización espontánea, empero, puede lle-gar a suceder que la autoridad deje de observar-las espontáneamente, es entonces que se vuel-ve necesario coaccionarla para lograr la obser-vancia de la garantía transgredida, empleandoahora el gobernado agraviado un medio de tute-la jurídica diverso a las garantías; en México elinstrumento de protección de las garantías indi-viduales, es por excelencia el juicio de amparo, ydigo protector de garantías individuales, no dederechos humanos como incorrectamente loseñala el constituyente mexicano con la refor-ma de junio de 2011. Los derechos humanosestán protegidos por las garantías individuales ypor otro tipo de derecho sustantivo corriente uordinario. Luego, al momento que el gobernado7 CARPIZO, Jorge. Estudios Constitucionales, México, Ed. Po-

rrúa, 2003, p. 481.

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resiente una transgresión a una garantía indivi-dual, entran en juego otros conceptos de sumaimportancia: acción, jurisdicción, proceso ycoacción. El Derecho debe ser restablecido antela falta de realización espontánea. La acción y lajurisdicción son los medios necesarios para lo-grar la coercibilidad del derecho.

Garantías

Al momento de que las posiciones básicas ycomplementarias son positivadas por el Estado,éste se compromete al respeto de las primeras;las garantías individuales o del gobernado noconstituyen solamente el reconocimiento de losderechos básicos, sino que implican también elmedio de salvaguarda en un primer momento deéstos. Desde que el hombre es hombre, los dere-chos básicos existen, sin embargo, a lo largo dela historia, no en todas las épocas han sido reco-nocidos, respetados o garantizados.

La historia constitucional revela que en unEstado no democrático, los gobernados eran víc-timas de transgresiones constantes por parte delos gobernantes. Eran tratados de una forma dis-criminada y desigual, les privaban de la vida, lalibertad, de sus posesiones, de sus familias, susdomicilios eran de igual forma violados, entreotros actos atroces y todo ello por meros capri-chos de los gobernantes. Los derechos huma-nos en las épocas mas obscuras de la humani-dad, sin lugar a dudas existían, pues mientrasque el hombre existiera, también los derechosinherentes al mismo, pero no eran reconocidosy mucho menos garantizados. Por ello, fue elhombre mismo, quien tuvo que exigir del gober-nante, que en un primer momento le reconocie-ra como titular de derechos básicos, y que pos-teriormente los respetara. Como precedente delo dicho, se tiene pues, que el origen de la teoríaconstitucional, más que un acto de naturalezacreativa, fue el resultado necesario para la legiti-mación sobre la instalación de nuevos sistemasde gobierno en Estados saturados del régimentradicionalmente monárquico y opresor a un ré-gimen más humano. La tradición histórica re-monta como el antecedente del sistema consti-tucional reconocedor de derechos básicos a la

Carta Magna o Magna Charta, expedida el 15 dejunio de 1215 por Juan, rey de Inglaterra, mejorconocido como John Lackland —sin tierra. LaCarta Magna inglesa, no marcaba la base orgá-nica del propio Estado. Sin lugar a dudas contie-ne el reconocimiento de derechos básicos, par-te fundamental de las constituciones modernas,pero este documento —adelantado a su época—lejos de constituir el estado inglés, venía propia-mente a reconocer el derecho del propio gober-nado.

El término garantía individual o del goberna-do, considero, no puede ser utilizado como sinó-nimo de derecho básico o humano, puesto quela primera es el medio jurídico de protección pri-mario del segundo; puesto que las garantías, porsu condición de derechos positivados, se vuel-ven oponibles frente al ente estatal y sus autori-dades, pues implica el compromiso que la pro-pia autoridad propala para no actuar en formaarbitraria, sino que debe siempre sujetar su ac-tuación al canon de la legalidad. Los derechoshumanos son el objeto de la protección de lasgarantías individuales.

El maestro Ignacio Burgoa Orihuela definióa las garantías del gobernado de la siguienteforma:

“...las garantías individuales se han reputado históri-camente como aquellos elementos jurídicos que setraducen en medios de salvaguarda de las prerrogati-vas fundamentales que el ser humano debe tener parael cabal desenvolvimiento de su personalidad frenteal poder público”.8

Por su parte, el también extinto Maestro Jor-ge Carpizo, consideraba que la garantía indivi-dual era la medida en que la Constitución prote-ge el derecho humano.9

En base a lo expuesto, si en un Estado no seencuentra garantizado o reconocido un derechohumano, no significa que no exista el derechohumano, únicamente implica que el Estado nootorga un medio de salvaguarda del mismo. Laanterior afirmación ha sido aceptada por crite-

8 BURGOA, Ignacio, Garantías Individuales, México, Ed. Porrúa,1985, p. 178.

9 CARPIZO, Jorge, Estudios Constitucionales, México, Ed. Po-rrúa, 2003, p. 485.

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rios del Poder Judicial de la Federación, en lastesis aisladas que por rubro disponen: “GARAN-TÍAS INDIVIDUALES. ‘NO SON DERECHOS SUS-TANTIVOS’, SINO QUE CONSTITUYEN EL ‘INS-TRUMENTO CONSTITUCIONAL’ PARA SALVA-GUARDAR ÉSTOS”,10 y “FUNDAMENTACIÓN YMOTIVACIÓN, LA GARANTÍA DE, ‘NO ES UNDERECHO SUSTANTIVO”.11

El ilustre Maestro Carpizo, nuevamente vienea aceptar que las garantías individuales son ellímite de la actuación estatal:

“Casi todas las constituciones contienen los límitesque los órganos de gobierno deben respetar en suactuación; es decir, lo que no pueden realizar. La ac-ción del gobierno se debe detener frente los derechosde las personas”.12

A diferencia de los derechos humanos bási-cos, las garantías individuales sí son creacióndel hombre —tal como se ha afirmado en estetrabajo—, con la única finalidad de auto limitarel poder público en beneficio de cada uno de loscoasociados, puesto que el poder público se hainstituido en beneficio del pueblo, tal como lodispone el artículo 39 de la Constitución Políticade los Estados Unidos Mexicanos.

En el sistema jurídico mexicano, la positiva-ción de los derechos humanos hasta antes dejunio de 2011, se encontraba en la ConstituciónPolítica de los Estados Unidos Mexicanos. A par-tir de la reforma constitucional que se estudia,por disposición expresa del artículo 1º del Códi-go Político, interpretado sistemáticamente conlos artículos 15 y 133 del mismo cuerpo consti-tucional, se incrementan las garantías sobrederechos humanos en la Nación. La nueva lógi-ca constitucional lleva a la conclusión de quedesde el momento en que el Estado Mexicanose adhiere a convenciones y tratados internacio-nales sobre derechos humanos, el contenido delos referidos instrumentos internacionales seconvierten en derecho interno, y alcanza la pro-

tección y garantías a que se refiere el artículo 1ºde la norma fundante. El contenido de los ins-trumentos internacionales, obvio deben ser res-petados y observados en México.

El juicio de Amparo

Cuando el derecho humano —posición bási-ca o complementaria— ha sido positivado —re-conocido y respetado— en la garantía individual,aquél debe ser constante y perpetuamente ob-servado sin necesidad de que el coasociado acu-da ante el ente estadual para exigirle o solicitar-le algún permiso especial para el ejercicio delreferido derecho humano garantizado; como seapuntó con anterioridad, el derecho objetivo sedebe observar espontáneamente —fisiológica-mente— sin necesidad de coacción.

Lo expuesto implica un estado de derechoperfecto o ideal, sin embargo, llega a suceder queel derecho humano no es observado por el enteestadual, a pesar de encontrarse garantizado. Esentonces que surge la necesidad de lograr queel derecho inobservado sea realizado, sólo queahora tiene que ser por medio de la coacción —característica ineluctable del derecho segúnHans Kelsen—, en ese momento nace la nece-sidad de la coercibilidad. Entonces, ¿cómo reac-ciona un gobernado contra el Estado que ha in-observado la garantía de un derecho humano?

El carácter típico del derecho positivado, quelo diferencia del derecho natural, es la coercibi-lidad.13 El derecho positivado debe ser observa-do aun en contra de la voluntad del destinatario,si no se observa espontáneamente, deberá ob-servarse por medio de la fuerza pública.

El punto medular estriba en determinar quéórgano estadual o autoridad cuenta con una fuer-za legítima suficiente o superior para lograr apli-car el derecho en la vía coercitiva en contra deotro órgano estadual, que ha vulnerado una ga-rantía del coasociado.

1 0 Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. IV, octu-bre de 1996. Tesis: I.6º.C.28 K. Página: 547.

1 1 Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. XVII, fe-brero de 2003. Tesis: VI.2º.C.165 K. Página 1064.

1 2 CARPIZO, Jorge, Estudios Constitucionales, México, Ed. Po-rrúa, 2003, p. 299.

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1 3 KELSEN, Hans, Principios de Derecho Internacional Público,Buenos Aires, Ed. El Ateneo, 1952, pp. 129-131.

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En México, el Poder Judicial de la Federación,por medio de la Suprema Corte de Justicia de laNación, los Tribunales Colegiados y Unitarios deCircuito y los Jueces de Distrito, es el órganoestatal que cuenta con una fuerza legítima sufi-ciente para responder al gobernado que estimaviolada o irrespetada una garantía otorgada a sufavor. La fuerza legítima a que me refiero es elresultado de la confianza que la voluntad gene-ral y popular le ha conferido por medio del cons-tituyente al referido poder constituido; más queuna fuerza bruta es una fuerza moral que se des-pliega con el juicio de amparo, como lo señalóel jurista mexicano José María Lozano:

“Nada hay más respetable y grandioso que el juicio deamparo, nada más importante que esta institución enque la Justicia federal, sin el aparato de la fuerza,modestamente, por medio de un simple auto, armadadel poder moral que la Constitución le confiere, ennombre de la soberanía nacional, hace prevalecer elderecho individual, el derecho del hombre más oscu-ro, contra el poder del Gobierno...”.14

El juicio de amparo es el proceso jurisdiccio-nal de defensa de la Constitución frente a losactos de autoridad que resulten contrarios a lasgarantías que el propio Estado otorga al gober-nado, cuya finalidad es lograr a través de la víacoactiva, que el ente estatal que ha transgredi-do la garantía, restituya al gobernado en el gocey disfrute pleno de la garantía violada. El amparomantiene vigentes y vivas las garantías de loscoasociados, las cuales son las protectoras delos derechos humanos frente al propio órganoestatal. Desde la perspectiva personal, no debeafirmarse que el juicio de amparo es el medio deprotección directo de los derechos humanos, esun medio de protección indirecta de éstos. Asílas cosas: el momento en que una asamblea le-gislativa otorga la garantía de un derecho huma-no, constituye la actividad primaria que el Esta-do desarrolla para proteger el derecho humano;al otorgar la garantía, el Estado se comprometetambién a actuar por medio de la fuerza legítimaen caso de no observarla, esto a través de una

ulterior actividad, que es la complementaria dela actividad legislativa, actividad llamada juris-dicción —que en el caso se desarrolla medianteel juicio de amparo. Las garantías no son unainvitación, son una amenaza de represiónpara los que no las observen, pues ante su inob-servancia existe el medio reparador: el juicio deamparo.

Conclusión

Los conceptos derechos humanos y garantíasindividuales, no pueden ser considerados comosinónimos bajo ninguna circunstancia, puescomo se ha expuesto, la garantía constituye elmedio de protección primaria de los derechoshumanos frente al órgano del Estado.

El juicio de amparo no es una garantía de losderechos humanos, pues si un derecho huma-no no se encuentra garantizado por el Estado, eljuicio de amparo carece de materia de protec-ción. Es un medio de defensa de las garantíasde los derechos humanos, o dicho de otra for-ma, el medio secundario de respeto del derechohumano garantizado, pues sólo a través del jui-cio de amparo, se puede lograr coercitivamente—por medio de la jurisdicción—, que un dere-cho humano garantizado por el Estado e inob-servado por el mismo, se respete y de esa formarestablecer el orden constitucional.

Por lo expuesto, se concluye que el constitu-yente mexicano ha incurrido en un error de sumagravedad, el cual genera incertidumbre jurídicaen los gobernados, pues dispuso en la fracción Idel artículo 103 de la Constitución Política delos Estados Unidos Mexicanos, que el juicio deamparo procede contra normas generales, actosu omisiones de la autoridad que violen los dere-chos humanos. Equívoco que ha quedado expli-cado, pues el juicio de amparo únicamente pro-tege las garantías que el Estado otorga para sal-vaguardar los derechos del hombre. “¡Qué siste-ma más curioso!”,15 el pretendido por el consti-tuyente mexicano.

1 4 LOZANO, José María, Estudio del Derecho constitucional pa-trio en lo relativo a los derechos del hombre, México, 1876,p. 449. Citado por VALLARTA, Ignacio, El juicio de Amparo y elWrit of habeas corpus, México, 1881, p. 12.

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1 5 CARROL, Lewis, Alicia en el País de las Maravillas, Madrid,Edimat, 1999, p. 74.

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