Meditación diaria de diciembre 2012 -...
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Meditación diaria de diciembre 2012
01 diciembre
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 21, 34-36
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Estén alerta, para que los vicios, la
embriaguez y las preocupaciones de esta vida no entorpezcan su mente y aquel día los
sorprenda desprevenidos; porque caerán de repente como una trampa sobre todos los
habitantes de la tierra.
Velen, pues, y hagan oración continuamente, para que puedan escapar de todo lo que ha
de suceder y comparecer seguros ante el Hijo del hombre». Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor Jesús, aunque lo olvido frecuentemente, sé que esta vida es una preparación, una
purificación para gozar plenamente de tu presencia. Permite, que esta oración, me aleje
de las preocupaciones por lo material y pasajero para que, con tu gracia, alcance una vida
espiritual más profunda.
Petición
Señor, concédeme que sepa detectar, para evitar, todo lo que me dé una falsa seguridad y
adormezca mi corazón.
Meditación
La gracia no excluye la justicia.
«La protesta contra Dios en nombre de la justicia no vale. Un mundo sin Dios es un
mundo sin esperanza. Sólo Dios puede crear justicia. Y la fe nos da esta certeza: Él lo
hace. La imagen del Juicio final no es en primer lugar una imagen terrorífica, sino una
imagen de esperanza; quizás la imagen decisiva para nosotros de la esperanza. ¿Pero no
es quizás también una imagen que da pavor? Yo diría: es una imagen que exige la
responsabilidad. Una imagen, por lo tanto, de ese pavor al que se refiere san Hilario
cuando dice que todo nuestro miedo está relacionado con el amor. Dios es justicia y crea
justicia. Éste es nuestro consuelo y nuestra esperanza. Pero en su justicia está también la
gracia. Esto lo descubrimos dirigiendo la mirada hacia el Cristo crucificado y resucitado.
Ambas –justicia y gracia– han de ser vistas en su justa relación interior. La gracia no
excluye la justicia. No convierte la injusticia en derecho. No es un cepillo que borra todo,
de modo que cuanto se ha hecho en la tierra acabe por tener siempre igual valor»
(Benedicto XVI, Encíclica Spe salvi, n. 44).
Reflexión apostólica
«El tiempo es la oportunidad para realizar la misión. Quien desee aprovecharlo ha de
imponerse a sí mismo medios que le ayuden a llevar a cabo un trabajo exigente, metódico
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y organizado, ayudándose de un programa previamente trazado de acuerdo con un plan
concreto, una guía y un calendario» (Manual del miembro del Movimiento Regnum
Christi, n. 200).
Propósito
Con una oración a María, pedir su intercesión para imitar su estilo de vida durante este
mes.
Diálogo con Cristo
Padre bueno, cualquiera que sea la duración de mi vida, quiero saber aprovecharla con
una sana avaricia para que todo me lleve a cumplir tu voluntad. Dame la gracia de vivir
en clave de esfuerzo personal, de trabajo y de dedicación. Hoy te ofrezco seguir, o si no
lo tengo, hacer, mi programa de formación espiritual, porque sé que la santidad no se
improvisa.
«La idea de tenacidad supone un estado continuo de atención y concentración, de
reflexión en el obrar que permite aprovechar toda ocasión que se le presenta»
(Cristo al centro, n.1177).
02 diciembre DOMINGO DE ADVIENTO I
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 21, 25-28. 34-36
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Habrá señales prodigiosas en el sol, en la
luna y en las estrellas. En la tierra, las naciones se llenarán de angustia y de miedo por el
estruendo de las olas del mar; la gente se morirá de terror y de angustiosa espera por las
cosas que vendrán sobre el mundo, pues hasta las estrellas se bambolearán. Entonces
verán venir al Hijo del hombre en una nube, con gran poder y majestad.
Cuando estas cosas comiencen a suceder, pongan atención y levanten la cabeza, porque
se acerca la hora de su liberación. Estén alerta, para que los vicios, con el libertinaje, la
embriaguez y las preocupaciones de esta vida no entorpezcan su mente y aquel día los
sorprenda desprevenidos; porque caerá de repente como una trampa sobre todos los
habitantes de la tierra.
Velen, pues, y hagan oración continuamente, para que puedan escapar de todo lo que ha
de suceder y comparecer seguros ante el Hijo del hombre. Palabra del Señor.
Oración introductoria Señor, creo y espero en Ti, te amo. Creo en el valor que tiene mi lucha y mi sacrifico si
está unido al tuyo. Que esta meditación me dé la gracia de saber aceptar con prontitud las
inspiraciones de tu Espíritu para poder llegar al cielo cuando me llegue mi tiempo
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Petición Dame la sabiduría para poder amar y seguir tu voluntad, así como el don del
entendimiento para comprender con profundidad las verdades de mi fe.
Meditación
La vigilancia del corazón.
«Los textos litúrgicos de este periodo de Adviento nos renuevan la invitación a vivir a la
espera de Jesús, a no dejar de esperar su venida, de tal modo que nos mantengamos en
una actitud de apertura y disponibilidad al encuentro con Él. La vigilancia del corazón,
que el cristiano está llamado a ejercer siempre, en la vida de todos los días, caracteriza en
concreto este tiempo en el que nos preparamos con alegría al misterio de Navidad. El
ambiente exterior propone los habituales mensajes de tipo comercial, aunque quizá en
tono menor a causa de la crisis económica. El cristiano está invitado a vivir el Adviento
sin dejarnos distraer por las luces, pero sabiendo dar el justo valor a las cosas, para fijar la
mirada interior en Cristo. Si de hecho perseveramos "vigilantes en la oración y exultantes
en la alabanza", nuestros ojos serán capaces de reconocer en Él a la verdadera luz del
mundo, que viene a iluminar nuestras tinieblas» (Benedicto XVI, 11 de diciembre de
2011).
Reflexión apostólica
«El balance diario ayuda a rectificar, confirmar o enriquecer las actitudes, decisiones y
actuaciones personales para que estén siempre en línea con una vida que busca su plena
realización en el amor a Dios y al prójimo» (Manual del miembro del Movimiento
Regnum Christi, n. 248).
Propósito
Renovar mi compromiso de hacer diariamente un balance sobre cómo estoy viviendo el
amor.
Diálogo con Cristo
Jesús, Tú me enseñas que quien tiene esperanza vive de manera distinta, porque no hay
sombra, por más grande que sea, que pueda oscurecer la luz de tu amor. Ayúdame a
confiar cuando se presente la angustia o la tristeza. Dame la fuerza para realizar la misión
que has querido encomendarme y que mi testimonio propague esta esperanza cristiana en
mi familia y en mi medio ambiente.
«La vida es tu vocación y no debes, por tanto, seguir jugando al escondite cuando se te
llama a luchar en primera fila. Define tu ideal, define tu fe y tu amor. Define, en una
palabra, tu programa de vida, tu opción, tu esperanza, tu proyecto»
(Cristo al centro, n. 1648).
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03 diciembre
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 8, 5-11
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un oficial romano y le dijo:
«Señor, tengo en mi casa un criado que está en cama, paralítico y sufre mucho». Él le
contestó: «Voy a curarlo».
Pero el oficial le replicó: «Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa; con que digas
una sola palabra, mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo
soldados a mis órdenes; cuando le digo a uno: ―¡Ve!‖, él va; al otro: ―¡Ven!‖ y viene; a
mi criado: ―¡Haz esto!‖, y lo hace».
Al oír aquellas palabras, se admiró Jesús y dijo a los que lo seguían: «Yo les aseguro que
en ningún israelita he hallado una fe tan grande. Les aseguro que muchos vendrán de
Oriente y de Occidente y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los
cielos». Palabra del Señor.
Oración introductoria Señor, yo tampoco soy digno de que vengas a mí, por creo en tu misericordia y tengo la
confianza y la esperanza que esta oración me disponga para tu venida. Quiero que
encuentres en mí un alma vacía de apegos y de preocupaciones superficiales, para que
esté abierta a acogerte y a vivir conforme a tu Evangelio.
Petición ¡Ven Señor y aumenta mi fe!
Meditación
La curación es el amor de Dios.
«Sólo el camino de unión progresiva con Él puede ser el verdadero proceso de curación
del hombre. Así, las curaciones milagrosas son para Jesús y los suyos un elemento
subordinado en el conjunto de su actividad, en la que está en juego lo más importante, el
―Reino de Dios‖ justamente, que Dios sea Señor en nosotros y en el mundo. Del mismo
modo que el exorcismo ahuyenta el temor a los demonios y confía el mundo, que
proviene de la Razón de Dios, a la razón del hombre, así también el curar por medio del
poder de Dios es al mismo tiempo una invitación a creer en Él y a utilizar las fuerzas de
la razón para el servicio de curar. Con ello se entiende siempre una razón abierta, que
percibe a Dios y por tanto reconoce también a los hombres como unidad de cuerpo y
alma. Quien quiera curar realmente al hombre, ha de verlo en su integridad y debe saber
que su última curación sólo puede ser el amor de Dios» (Joseph Ratzinger, Benedicto
XVI, Jesús de Nazaret, primera parte, p. 74).
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Reflexión apostólica
«El misterio de la Encarnación del Hijo de Dios constituye la expresión histórica y
concreta de este amor. Dios quiso revelarse a los hombres en la Persona de su Hijo,
Jesucristo, hecho hombre» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 30).
Propósito
En mi agenda de actividades incluir una visita a esa persona que sé que vive en soledad,
para tener con ella un diálogo de apoyo espiritual.
Diálogo con Cristo
Gracias, Señor, por este tiempo privilegiado para prepararnos a celebrar el
acontecimiento que marcó la Historia… y mi historia. Dios mismo se encarna en su Hijo
Jesús para curar nuestra herida original: esa desobediencia, esa soberbia que aparta del
amor. Que este Adviento sea mi oportunidad para llevar a Cristo a los que tengo más
cerca.
«Tenemos una vocación. Tenemos una misión. No es una vocación y una misión para
vivirla cada uno o para alcanzar a unos cuantos. Es una vocación y una misión para los
demás»
(Cristo al centro, n. 1653).
04 diciembre
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 10, 21-24
En aquella misma hora Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo y exclamó: «¡Te doy
gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los
sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! ¡Gracias, Padre, porque
así te ha parecido bien! Todo me lo ha entregado mi Padre y nadie conoce quién es el
Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera
revelar».
Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes
ven. Porque Yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y
no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron». Palabra del Señor.
Oración introductoria
¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por este momento que me concedes
para dialogar contigo! ¡Gracias, porque me revelas los misterios de tu Reino! ¡Gracias
por el don de la fe! Me siento dichoso al ser tu hijo adoptivo. Te amo, Señor.
Petición
Señor, ayúdame a ser sencillo, manso y humilde de corazón.
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Meditación
Una oración de reconocimiento y alabanza.
«En el griego original de los Evangelios el verbo con el que inicia este himno, y que
expresa la actitud de Jesús al dirigirse al Padre, es exomologoumai, traducido a menudo
como ―doy gracias‖. Pero en los escritos del Nuevo Testamento este verbo indica
principalmente dos cosas; la primera es ―reconocer hasta el final‖, por ejemplo san Juan
Bautista pedía reconocer totalmente los propios pecados a quien quería que él lo
bautizase, la segunda es ―estar de acuerdo‖. Por tanto, la expresión con la que Jesús
comienza su oración contiene su reconocimiento total de la voluntad de Dios Padre, y
junto a esto, su estar completamente de acuerdo, consciente y gozoso con este modo de
actuar, el proyecto del Padre. El himno de júbilo es la culminación de un camino de
oración en el que surge claramente la profunda e íntima comunión de Jesús con la vida
del Padre en el Espíritu Santo, y se manifiesta su filiación divina. Jesús se dirige a Dios
llamándole ―Padre‖. Este término expresa la conciencia y la certeza de Jesús de ―ser el
Hijo‖, en íntima y constante comunión con Él, y este es punto fundamental y la fuente de
toda oración de Jesús. Lo vemos claramente en la última parte del Himno, que ilumina
todo el texto» (Benedicto XVI, 7 de diciembre de 2011).
Reflexión apostólica
«Para el cristiano, el ofrecimiento de sus actos a Dios en unión con Cristo constituye un
medio de santificación al mismo tiempo sencillo y motivador. Por ello, el Regnum Christi
recomienda a sus miembros que al inicio del día eleven su corazón a Dios para ofrecerle
la jornada entera, con todos sus episodios de alegría y de dolor, de esfuerzo y de
descanso, de oración y de convivencia, y la conviertan así en una ofrenda agradable y
santa a los ojos de Dios» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 218).
Propósito
Iniciar siempre mi meditación con un acto de fe como reconocimiento y alabanza a Dios.
Diálogo con Cristo Señor, la auténtica vida de oración es aquella que me lleva a conocerte, amarte, seguirte e
imitarte, ¡qué gran privilegio! ¡Qué inmensa alegría! No te pido una gran sapiencia,
ayúdame a aceptar, con la sencillez de un niño, lo que quieres de mí. Sólo quiero crecer
en mi amistad contigo y eso significa que necesito una confianza inquebrantable en tu
infinito amor.
«No descuiden los detalles y las delicadezas en las manifestaciones de su amor a Él, para
que este amor se mantenga siempre sencillo, fresco y vigoroso»
(Cristo al centro, n.563).
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05 diciembre
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 15, 29-37
En aquel tiempo, llegó Jesús a la orilla del mar de Galilea, subió al monte y se sentó.
Acudió a Él mucha gente, que llevaba consigo tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y
muchos otros enfermos. Los tendieron a sus pies y Él los curó. La gente se llenó de
admiración, al ver que los lisiados estaban curados, que los ciegos veían, que los mudos
hablaban y los tullidos caminaban; por lo que glorificaron al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Me da lástima esta gente, porque llevan ya tres
días conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque pueden
desmayarse en el camino». Los discípulos le preguntaron: «¿Dónde vamos a conseguir,
en este lugar despoblado, panes suficientes para saciar a tal muchedumbre?». Jesús les
preguntó: «¿Cuántos panes tienen?» Ellos contestaron: «Siete, y unos cuantos pescados».
Después de ordenar a la gente que se sentara en el suelo, Jesús tomó los siete panes y los
pescados, y habiendo dado gracias a Dios, los partió y los fue entregando a los discípulos,
y los discípulos a la gente. Todos comieron hasta saciarse, y llenaron siete canastos con
los pedazos que habían sobrado. Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, mi Amigo y Salvador. Tú siempre me proteges, me cuidas y hoy me invitas en
esta oración a estar contigo. Me amas tanto que quieres hablar conmigo y transformar mi
corazón. Gracias, por tu misericordia. Sabes cuánto necesito de tu gracia y tu presencia es
mi consuelo.
Petición
Jesús, dame una inquebrantable confianza en tu amor incondicional.
Meditación
La compasión y el compartir fraterno.
«Invito a todos a abrir el corazón a la Palabra de Dios, en donde Jesucristo aparece como
el verdadero alimento, que nutre y sacia los más nobles deseos que anidan en nuestro
interior. Que, a ejemplo de María Santísima, encontremos nuestra dicha en cumplir la
voluntad de su divino Hijo, y así alcanzaremos aquella luz que no conoce el ocaso, el
amor que no defrauda y la esperanza que alienta y consuela. Que el Señor os bendiga y os
conceda días llenos de serenidad. En el Evangelio de hoy hemos escuchado el milagro de
la multiplicación de los panes, con los que el Señor Jesús alimenta a una multitud
hambrienta. Con esto no nos da una receta útil para dar de comer a los pueblos del mundo
ni para resolver el drama del hambre. Nos recuerda que no podemos quedar indiferentes
ante la tragedia de los que sufren hambre y sed. Nos impulsa a darles de comer, a
compartir el pan con los necesitados. Siguiendo a Cristo, debemos ser sensibles a la
pobreza de los pueblos» (Benedicto XVI, 31 de julio de 2011).
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Reflexión apostólica
«Por el principio de eficacia, el Movimiento se siente llamado a emprender aquellas
acciones y apostolados que se distingan por su oportunidad para responder a las
necesidades más actuales y urgentes de la Iglesia y del mundo, y por su capacidad para
hacer avanzar el Reino de Cristo del modo más amplio y profundo posible, teniendo en
cuenta las circunstancias de tiempos y lugares» (Manual del miembro del Movimiento
Regnum Christi, n. 328).
Propósito
Hacer mi pago del diezmo, teniendo como principio el amor, la justicia y la generosidad.
Diálogo con Cristo
Jesús, me doy cuenta de que no estoy solo en la lucha por mi santificación. Tú estás
siempre a mi lado, curándome, sosteniéndome, acompañándome con tu gracia. Tu
Eucaristía me robustece. Tu amor nunca me olvida. ¡Gracias! Que la intercesión de María
me ayude a ser generoso con la Iglesia.
«Si los hombres aceptan en sus corazones el mensaje del Evangelio no pueden no
cambiar sus comportamientos sociales y seguir viviendo de espaldas a las necesidades de
nuestros semejantes. Construir esta civilización no es un sueño irrealizable»
(Cristo al centro, n.1669).
06 diciembre
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 7, 21. 24-27
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No todo el que me diga ―¡Señor, Señor!‖,
entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en
los cielos.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre
prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se
desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba
construida sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre
imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se
desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente». Palabra
del Señor.
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Oración introductoria
Dios mío, al inicio de esta oración invoco tu auxilio porque quiero cumplir siempre tu
voluntad. Con humildad y una gran esperanza te suplico que permitas que mi fe ilumine
todos los acontecimientos de mi vida personal y apostólica. Creo, Señor, pero aumenta mi
fe.
Petición
Jesús, te pido que esta oración llegue a conformar mi mente, mi corazón, mi voluntad y
mi obrar con tu santísima voluntad.
Meditación
Escuchar y ponerlas en práctica.
«Invita a sus discípulos a escuchar sus palabras y a ponerlas en práctica. De este modo Él
coloca al discípulo y a su camino de fe en el horizonte de la Alianza, constituida por la
relación que Dios estableció con el hombre, a través del don de su Palabra, entrando en
comunicación con nosotros. El Concilio Vaticano II afirma: "Dios invisible habla a los
hombres como amigos, movido por su gran amor y mora con ellos, para invitarlos a la
comunicación consigo y recibirlos en su compañía‖. "En esta visión, cada hombre se
presenta como el destinatario de la Palabra, interpelado y llamado a entrar en este diálogo
de amor mediante su respuesta libre". Jesús es la Palabra viviente de Dios. Cuando
enseñaba, la gente reconocía en sus palabras la misma autoridad divina, sentía la cercanía
del Señor, su amor misericordioso, y alababa a Dios» (Benedicto XVI, 6 de marzo de
2011).
Reflexión apostólica
«La dirección espiritual es una búsqueda en la fe de la voluntad de Dios y de sus
implicaciones concretas para la propia vida. Esta búsqueda se realiza en un marco de
libertad, confianza y respeto, de oración y escucha al Espíritu Santo, con la ayuda de un
sacerdote o laico capacitado y experimentado en los caminos de la vida espiritual»
(Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 398).
Propósito
Programar mi siguiente dirección espiritual. Si no tengo director espiritual, proponerme a
buscar uno.
Diálogo con Cristo
Señor, después de esta oración, estoy convencido de que un acto de obediencia, hecho
por amor, te agrada más que muchas oraciones recitadas sólo con los labios. Me doy
cuenta de que la verdadera santidad se resume en mi obediencia alegre, pronta y de llena
de amor. Dame un corazón humilde y obediente para cimentar mi fe en la roca firme de
tu voluntad.
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«Dios viene en ayuda de nuestra debilidad; cuando queríamos construir nuestra
santificación sobre la roca de nuestro esfuerzo semipelagiano, Dios nos hace ver que la
única roca inconmovible es la de su gracia, la del don sobreabundante de su amor,
convertido en salvación y fuerza para los que creen en Él. A Dios le agrada más la
obediencia que las grandes obras»
(Cristo al centro, n.478).
07 diciembre
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 9, 27-31
Cuando Jesús salía de Cafarnaúm, lo siguieron dos ciegos, que gritaban: «¡Hijo de David,
compadécete de nosotros!». Al entrar Jesús en la casa, se le acercaron los ciegos y Jesús
les preguntó: «¿Creen que puedo hacerlo?». Ellos le contestaron: «Sí, Señor». Entonces
les tocó los ojos, diciendo: «Que se haga en ustedes conforme a su fe». Y se les abrieron
los ojos. Jesús les advirtió severamente: «Que nadie lo sepa». Pero ellos, al salir,
divulgaron su fama por toda la región. Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor Jesús, inicio esta oración con la misma actitud de los dos ciegos del Evangelio. Me
acerco a Ti con humildad, reconociendo mis pecados. No quiero ocultarlos, Tú ya los
conoces perfectamente. Te pido perdón y te ofrezco mi corazón arrepentido que anhela
ser tocado por tu misericordia.
Petición
Señor, toca mi corazón y haz que se abran los ojos de mi espíritu para poder conocerte y
amarte como siempre lo has querido.
Meditación
Obediencia en fe, auténtica libertad.
«Resulta conmovedor ver cómo Dios no sólo respeta la libertad humana, sino que parece
necesitarla. Y vemos también cómo el comienzo de la existencia terrena del Hijo de Dios
está marcado por un doble ―sí‖ a la voluntad salvífica del Padre, el de Cristo y el de
María. Esta obediencia a Dios es la que abre las puertas del mundo a la verdad, a la
salvación. En efecto, Dios nos ha creado como fruto de su amor infinito, por eso vivir
conforme a su voluntad es el camino para encontrar nuestra genuina identidad, la verdad
de nuestro ser, mientras que apartarse de Dios nos aleja de nosotros mismos y nos
precipita en el vacío. La obediencia en la fe es la verdadera libertad, la auténtica
redención, que nos permite unirnos al amor de Jesús en su esfuerzo por conformarse a la
voluntad del Padre. La redención es siempre este proceso de llevar la voluntad humana a
la plena comunión con la voluntad divina» (Benedicto XVI, 27 de marzo de 2012).
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Reflexión apostólica
«Es preciso que la dirección espiritual sea profunda, motivadora, periódica, exigente y
concreta. No puede reducirse a una charla insustancial ni a un mero desahogo. Es preciso
ir a fondo para descubrir las raíces de las actitudes y comportamientos, y para cimentar la
vida espiritual en convicciones hondamente arraigadas» (Manual del miembro del
Movimiento Regnum Christi, n. 399).
Propósito
No dejar mi meditación diaria, auténtica fiesta de amor, por el ajetreo de las
celebraciones navideñas.
Diálogo con Cristo
Creer no es simplemente saber que Dios existe. La fe es una experiencia viva, es saberse
amado y redimido por Jesús. Señor, regálame la gracia de mirar la vida con los ojos de la
fe, de verlo todo como venido de tu mano amorosa, tanto lo fácil como lo difícil. Dame
una fe real y verdadera que transforme toda mi existencia. Dame la luz de una fe ardiente
y luminosa que refleje tu amor a los demás.
«La irresponsabilidad de quien pone en riesgo su eternidad, cambiando el amor y la
fidelidad a Dios por la vida de sensualidad y de orgullo que le ofrece el mundo, es
gravísima y no cabe en mente sensata. ¡Qué gran desprecio de Dios, qué ceguera y
temeridad! ¡Como si la eternidad no fuera cierta y cercana!»
(Cristo al centro, n. 2125).
08 diciembre LA INMACULADA CONCEPCIÓN
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada
Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La
virgen se llamaba María.
Entró el ángel a donde Ella estaba y le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está
contigo». Al oír estas palabras, Ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir
semejante saludo.
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y
a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del
Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y Él reinará sobre la casa de
Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin».
María le dijo entonces al ángel: «¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco
virgen?». El ángel le contestó: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del
Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado
Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un
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hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para
Dios». María contestó: «Yo soy la esclava del Señor, cúmplase en mí lo que me has
dicho». Y el ángel se retiró de su presencia. Palabra del Señor.
Oración introductoria
María, madre mía, vengo a agradecerte todas las gracias que recibo por tu medio y a
consagrarte todos mis pensamientos, palabras y obras. Gracias por tu ejemplo de
fidelidad a tu vocación. Tómame de la mano y guíame en esta oración para poder recibir
las luces del Espíritu Santo y corresponder generosamente.
Petición
María, intercede por mí para que en mi vida triunfe siempre la gracia de Cristo.
Meditación
Un constante «sí» a Dios.
«Cada día, la oración del Ángelus nos ofrece la posibilidad de meditar unos instantes, en
medio de nuestras actividades, en el misterio de la encarnación del Hijo de Dios. A
mediodía, cuando las primeras horas del día comienzan a hacer sentir el peso de la fatiga,
nuestra disponibilidad y generosidad se renuevan gracias a la contemplación del ―sí‖ de
María. Ese ―sí‖ limpio y sin reservas se enraíza en el misterio de la libertad de María,
libertad plena y total ante Dios, sin ninguna complicidad con el pecado, gracias al
privilegio de su Inmaculada Concepción. Este privilegio concedido a María, que la
distingue de nuestra condición común, no la aleja, más bien al contrario la acerca a
nosotros. Mientras que el pecado divide, nos separa unos de otros, la pureza de María la
hace infinitamente cercana a nuestros corazones, atenta a cada uno de nosotros y deseosa
de nuestro verdadero bien» (Benedicto XVI, 14 de septiembre de 2008).
Reflexión apostólica
«El Movimiento celebra con especial esmero y solemnidad las grandes fiestas marianas
señaladas en el calendario litúrgico de la Iglesia, particularmente la solemnidad de la
Inmaculada Concepción de María, el 8 de diciembre, por ser la fiesta patronal de los
miembros de primer grado del Regnum Christi. Al festejar y celebrar a la Virgen
Santísima, siguiendo el sentir de la Iglesia, se pretende no sólo exaltar las singulares
gracias y prerrogativas de María como Madre de Dios y Madre nuestra, y su participación
del todo especial en los misterios de la vida de Cristo, sino también inculcar en los
miembros el amor tierno y filial a ella y el propósito eficaz de imitarla en sus virtudes»
(Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 444).
Propósito
Rezar diariamente, al mediodía, el Ángelus.
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Diálogo con Cristo
Gracias, Señor, por esta oración. Quiero responderte con un simple y humilde «sí» a
todas y cada una de las oportunidades que me des hoy para crecer en el amor. María,
enséñame a querer como tú amas, ayúdame a ser servidor de Dios y de mis hermanos; a
querer ser tan pequeño como los niños y, así, aspirar con tu ayuda a la santidad.
«El asentimiento amoroso e incondicional de María a la gracia de Dios es el faro que guía
la vida del cristiano en su caminar cotidiano hacia la meta eterna»
(Cristo al centro, n.1500).
09 diciembre
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 3, 1-6
En el año décimo quinto del reinado del César Tiberio, siendo Poncio Pilato procurador
de Judea; Herodes, tetrarca de Galilea; su hermano Filipo, tetrarca de las regiones de
Iturea y Traconítide; y Lisanias, tetrarca de Abilene; bajo el pontificado de los sumos
sacerdotes Anás y Caifás, vino la Palabra de Dios en el desierto sobre Juan, hijo de
Zacarías.
Entonces comenzó a recorrer toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de
penitencia para el perdón de los pecados, como está escrito en el libro de las predicciones
del profeta Isaías:
*Ha resonado una voz en el desierto: Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus
senderos. Todo valle será rellenado, toda montaña y colina, rebajada, lo tortuoso se
hará derecho, los caminos ásperos serán allanados y todos los hombres verán la
salvación de Dios*. Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, Tú sabes que mi deseo de pasar este tiempo contigo en la oración es auténtico.
Creo que estás aquí, a mi lado, porque nunca me abandonas. Eres mi Dios, mi Señor, mi
Padre, mi Creador. Yo no soy nada. Tú lo eres todo, mas aún, Tú eres mi todo. Gracias
por tu amor, tu perdón y tu gracia.
Petición
Jesús, ayúdame a responder generosamente a mi vocación como lo hizo san Juan el
Bautista.
Meditación
Fin del Antiguo Testamento, inicio del Nuevo.
«El padre de Juan, Zacarías --marido de Isabel, pariente de María-- era sacerdote del
culto judío. Él no creyó de inmediato en el anuncio de una paternidad así inesperada, y
por esto se mantuvo mudo hasta el día de la circuncisión del niño, al que él y su esposa
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dieron el nombre dado por Dios, es decir, Juan, que significa "el Señor da la gracia".
Animado por el Espíritu Santo, Zacarías habló así de la misión de su hijo: "Y tú, niño,
serás llamado profeta del Altísimo / pues irás delante del Señor para preparar sus
caminos, / y dar a su pueblo el conocimiento de la salvación / mediante el perdón de sus
pecados". Todo esto se hizo evidente treinta años más tarde, cuando Juan comenzó a
bautizar en el río Jordán, llamando al pueblo a prepararse, con aquel gesto de penitencia,
a la inminente venida del Mesías, que Dios le había revelado durante su permanencia en
el desierto de la Judea. Por esto fue llamado "Bautista", es decir, "Bautizador"»
(Benedicto XVI, 24 de junio de 2012).
Reflexión apostólica
«El Movimiento invita a todos sus miembros a esforzarse por vivir la santidad en el
estado de vida y las responsabilidades personales, familiares y profesionales que les
incumben. Para ello les ofrece algunas pautas u orientaciones que les ayuden a
transformar en camino de santificación las diversas circunstancias y situaciones de su
vida» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 275).
Propósito
Llevar a cabo mi misión con la humildad y el celo apostólico de Juan el Bautista.
Diálogo con Cristo
Jesús, hazme darme cuenta de que de nada sirve la fama, ni los poderes, ni los bienes; que
lo único que importa es permanecer unido a tu gracia y realizar la misión, así como lo
hizo Juan el Bautista y como lo han hecho tantos hombres y mujeres que se han decidido
a seguirte.
«Es Él quien los ha pensado el uno para el otro. Es Él quien les dará la gracia que
necesitan para la fidelidad y el amor mutuo. Es Él, en definitiva, el modelo supremo de
amor que debe ser el quicio en torno al cual gire su vida matrimonial y familiar»
(Cristo al centro, n.1550).
10 diciembre
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 5, 17-26
Un día Jesús estaba enseñando y estaban también sentados ahí algunos fariseos y
doctores de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, de Judea y de Jerusalén. El
poder del Señor estaba con Él para que hiciera curaciones.
Llegaron unos hombres que traían en una camilla a un paralítico y trataban de entrar, para
colocarlo delante de Él; pero como no encontraban por dónde meterlo a causa de la
muchedumbre, subieron al techo y por entre las tejas lo descolgaron en la camilla y se lo
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pusieron delante a Jesús. Cuando Él vio la fe de aquellos hombres, dijo al paralítico:
«Amigo mío, se te perdonan tus pecados».
Entonces los escribas y fariseos comenzaron a pensar: «¿Quién es este individuo que así
blasfema? ¿Quién, sino sólo Dios, puede perdonar los pecados?». Jesús, conociendo sus
pensamientos, les replicó: «¿Qué están pensando? ¿Qué es más fácil decir: ―Se te
perdonan tus pecados‖ o ―Levántate y anda‖? Pues para que vean que el Hijo del hombre
tiene poder en la tierra para perdonar los pecados –dijo entonces al paralítico–: Yo te lo
mando: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa».
El paralítico se levantó inmediatamente, en presencia de todos, tomó la camilla donde
había estado tendido y se fue a su casa glorificando a Dios. Todos quedaron atónitos y
daban gloria a Dios, y llenos de temor, decían: «Hoy hemos visto maravillas». Palabra
del Señor.
Oración introductoria
Señor, qué gran fe tenían esos hombres de los que habla el Evangelio. Ayúdame, con esta
oración, a tener esa fe que no se tambalea al primer obstáculo. Creo en Ti, porque eres la
Verdad misma, ayúdame a esperar en Ti porque eres el único que nunca defrauda,
ayúdame a amarte con todo mi corazón.
Petición
Jesucristo, acrecienta mi fe en Ti para que te busque siempre y valore tu presencia como
lo más importante de mi vida.
Meditación
Una auténtica conversión.
«¿No dijo Cristo primeramente al paralítico: ―Tus pecados están perdonados‖ y luego,
―ponte en pie‖? […] Los cristianos están marcados por el espíritu y las costumbres de su
época y de su ambiente. Por la gracia del bautismo, están invitados a renunciar a las
tendencias nocivas dominantes e ir contracorriente. Esto exige un compromiso decidido
para ―una conversión continua hacia el Padre, fuente de toda verdadera vida, el único
capaz de liberarnos del mal, de toda tentación y mantenernos en su Espíritu, en un mismo
combate contra las fuerzas del mal‖. La conversión sólo es posible apoyándose en
convicciones de fe consolidadas por una catequesis auténtica. Conviene pues ―mantener
una relación viva entre el catecismo aprendido de memoria y el catecismo vivido, para
llegar a una conversión de vida profunda y permanente‖. La conversión se vive de
manera especial en el Sacramento de la Reconciliación, al que se prestará una atención
particular para que sea una verdadera ―escuela del corazón‖» (Benedicto XVI,
Exhortación apostólica post sinodal Africae munus, n. 31 y 32).
Reflexión apostólica
«El Movimiento es bien consciente de la necesidad de una conversión permanente, pues
en esta vida el cristiano no ha llegado a la meta. El camino posterior a la conversión
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inicial sigue siendo un camino en el que hay que esforzarse por revestirse del hombre
nuevo» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 123).
Propósito
Anotar en mi agenda la fecha de mi próxima confesión.
Diálogo con Cristo
Señor, gracias por mostrarme en esta oración el tipo de fe que puede transformar mi vida.
Una fe humilde que reconozca mi fragilidad y te busque. Una fe fuerte que me mantenga
siempre unido a Ti. Una fe operante que me lleve a buscar los medios para purificar mis
actitudes, como sería una buena confesión.
«¿Qué hacer ahora? Levantarte de donde has caído, con mucha humildad y con el deseo
de reparar amando más de lo que amaste hasta ahora»
(Cristo al centro, n. 865).
11 diciembre
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 18, 12-14
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien
ovejas y se le pierde una, ¿acaso no deja las noventa y nueve en los montes, y se va a
buscar a la que se le perdió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por
ella que por las noventa y nueve que no se le perdieron. De igual modo, el Padre celestial
no quiere que se pierda uno solo de estos pequeños». Palabra del Señor.
Oración introductoria Señor, no quiero perderme. Sé que me amas, que me buscas, que me ofreces este Año de
la Fe para redescubrir el inmenso amor que me tienes. Quiero ser una oveja dócil que
sepa reconocer tu llamado y siga la senda que me señales en esta oración. ¡Gracias!,
porque siempre me llevas en tus hombros, para que llegue seguro a la casa del Padre.
Petición
Mi Buen Pastor, ayúdame a descubrir y a recorrer el camino que me mantenga unido a Ti
y a los demás.
Meditación
Cristo, el Buen Pastor.
«Ese gesto nos recuerda al pastor que pone sobre sus hombros la oveja perdida, la cual
por sí sola ya no encuentra el camino a casa, y la devuelve al redil. Los Padres de la
Iglesia vieron en esta oveja la imagen de toda la humanidad, de toda la naturaleza
humana, que se ha perdido y ya no encuentra el camino a casa. El Pastor que la devuelve
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a casa solamente puede ser el Logos, la Palabra eterna de Dios mismo. En la encarnación,
él nos puso a todos -la oveja "hombre"- sobre sus hombros. Él, la Palabra eterna, el
verdadero Pastor de la humanidad, nos lleva; en su humanidad, nos lleva a cada uno de
nosotros sobre sus hombros. Por el camino de la cruz nos llevó a casa, nos lleva a casa.
Pero también quiere tener hombres que "lleven" juntamente con él. Ser pastores en la
Iglesia de Cristo significa participar en esta tarea, que el palio nos recuerda. Cuando nos
revestimos con él, Cristo nos pregunta: "¿Llevas también tú, conmigo, a aquellos que me
pertenecen? ¿Los llevas a mí, a Jesucristo?"» (Benedicto XVI, 29 de junio de 2008).
Reflexión apostólica
«El cristiano no sigue a un Cristo que está fuera de él, sino a un Cristo de cuya vida
divina y filial participa; no sigue a un Cristo que sólo está delante de él, sino a un Cristo
que, en su infinita bondad, es quien lo sigue y lo busca hasta darle alcance para recogerlo,
como a la oveja perdida, y guiarlo como el Buen Pastor» (Manual del miembro del
Movimiento Regnum Christi, n. 74).
Propósito
Al corregir y ayudar a los demás, lo haré con prudencia y buscaré siempre lo mejor del
otro.
Diálogo con Cristo
Gracias, Señor, por este momento de oración, donde me he dado cuenta de mi debilidad.
Hay muchas cosas que me inquietan, que me hacen olvidar el camino que debo seguir, la
Voz que debo escuchar. Mi actitud y mis reacciones ante lo que me disgusta de los
demás, no es la de una buena oveja. Con tu gracia podré mejorar mi carácter para ser esa
oveja que alegremente anime a otras a mantenerse en el redil del amor.
«Él conoce mejor que tú tu debilidad y basta que tú vuelvas los ojos a Él y le digas:
―Discúlpame, te fallé, pero te amo y quiero seguirte amando con todo mi corazón y no te
digo que hasta la muerte sino por toda la eternidad‖»
(Cristo al centro, n. 1868).
12 diciembre NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-48
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y
entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la
creatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: «¡Bendita
Tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la Madre de
mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi
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seno. Dichosa Tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte
del Señor».
Entonces dijo María: «Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios
mi Salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava». Palabra del Señor.
Oración introductoria
Gracias, Señor, por el don de la fe que me permite conocerte y amarte. Sin embargo, mi
fe es débil, quiero aprender a creer y a amar más, como María, que supo entregarte toda
su vida para hacer tu voluntad.
Petición
María, ayúdame a prepararme para recibir a tu Hijo en la próxima Navidad.
Meditación
Una Madre que nos ama y nos ayuda.
«Tener en cuenta la realidad concreta. En América Latina, en general, es muy importante
que el cristianismo no sea nunca tanto una cosa de la razón sino del corazón. La Virgen
de Guadalupe es reconocida y amada por todos, porque comprenden que es una Madre
para todos y está presente desde el inicio de esta nueva América Latina, tras la llegada de
los europeos. E incluso en Cuba tenemos a la Virgen del Cobre, que toca los corazones y
todos sabemos intuitivamente que es verdad, que esta Señora nos ayuda, que existe, nos
ama y nos ayuda. Pero esta intuición del corazón debe conectarse con la racionalidad de
la fe y con la profundidad de la fe que va más allá de la razón. Debemos tratar de no
perder el corazón, sino conectar corazón y razón, de manera que cooperen, porque sólo
así el hombre está completo y puede realmente ayudar y trabajar por un futuro mejor»
(Benedicto XVI, 24 de marzo de 2012).
Reflexión apostólica
«Para dar testimonio público del amor a Jesucristo y a la Santísima Virgen, los miembros
del Movimiento procurar hacer todos los años una peregrinación a un santuario de Cristo
o a uno de la Santísima Virgen, oficialmente reconocidos» (Manual del miembro del
Movimiento Regnum Christi, n. 454).
Propósito
Renovar el amor a María al asistir, preferentemente en familia, a la celebración de la
Eucaristía.
Diálogo con Cristo
Que tengo yo Señor, que a pesar de mi traición, me sigues buscando. Además me has
dejado a María como Madre y gran maestra, te prometo amarla con ternura y seguir todos
sus ejemplos, con la esperanza de poder ser un auténtico discípulo y misionero que ya no
traicione tu amor.
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«¿Quieres un modelo? Imita a la Virgen Santísima en tres virtudes fundamentales:
Pureza, Fidelidad y Humildad»
(Cristo al centro, n.1512).
13 diciembre
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 11, 11-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: «Yo les aseguro que no ha surgido entre los hijos
de una mujer ninguno más grande que Juan el Bautista. Sin embargo, el más pequeño en
el Reino de los cielos, es todavía más grande que él.
Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los cielos exige esfuerzo, y los
esforzados lo conquistarán. Porque todos los profetas y la ley profetizaron, hasta Juan; y
si quieren creerlo, él es Elías, el que habría de venir. El que tenga oídos que oiga».
Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, creo en Ti, confío en tu misericordia y te amo sobre todas las cosas. Quiero oírte
para ser fiel en mi esfuerzo constante por alcanzar tu Reino. Que este rato de intimidad
contigo me fortalezca y me anime a seguirte con entusiasmo y fidelidad, cueste lo que
cueste.
Petición
Jesús, dame la gracia de vivir con un espíritu de lucha aprovechando los innumerables
dones que me concedes.
Meditación
Pureza de corazón para reconocer a Cristo.
«En la narración evangélica de Mateo está la alegría porque, no obstante todos los
rechazos y las oposiciones, hay ―pequeños‖ que acogen su palabra y se abren al don de la
fe en Él. El Himno de júbilo, de hecho, está precedido por el contraste entre el elogio de
Juan el Bautista, uno de los ―pequeños‖ que han reconocido la actuación de Dios en
Jesucristo, y la acusación por la incredulidad de las ciudades del lago ―en las que se
habían producido la mayor parte de sus prodigios‖. Mateo considera este júbilo en
relación con las palabras con las que Jesús constata la eficacia de su palabra y de su
acción: ―Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven y los paralíticos
caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena
Noticia es anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de
escándalo!‖» (Benedicto XVI, 7 de diciembre de 2011).
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Reflexión apostólica
«El equipo es un conjunto humano integrado por personas diversas por su carácter,
reacciones, formación y habilidades. Todo esto enriquece al equipo, pero puede ser
también fuente de roces y de dificultades. Hay que tener siempre presente esto y
esforzarse por armonizar la diversidad con la caridad» (Manual del miembro del
Movimiento Regnum Christi, n. 322).
Propósito
«No niegues un beneficio al que lo necesita, siempre que en tu poder esté el hacerlo» (Pr
3, 27).
Diálogo con Cristo
Jesucristo, dame la gracia de ser decidido y audaz para saber trasmitir mi fe a los demás.
Concédeme ser valiente y persistente, buscando caminos para la nueva evangelización.
Haz que sea capaz de dejar mis gustos y mis pareceres, para que, en todo momento, sepa
armonizar la diversidad con la caridad.
«Pongámonos de rodillas ante un crucifijo todos los días y mirándonos en Él como en un
espejo preguntémonos si de verdad nos asemejamos a Él, si somos auténticos cristianos
en nuestra vida y en nuestra misión»
(Cristo al centro, n.1621).
14 diciembre
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 11, 16-19
En aquel tiempo, Jesús dijo: «¿Con qué podré comparar a esta gente? Es semejante a los
niños que se sientan en las plazas y se vuelven a sus compañeros para gritarles:
―Tocamos la flauta y no han bailado; cantamos canciones tristes y no han llorado‖.
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dijeron: ―Tiene un demonio‖. Viene el Hijo
del hombre, y dicen: ―Ese es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y gente de
mal vivir‖. Pero la sabiduría de Dios se justifica a sí misma por sus obras». Palabra del
Señor.
Oración introductoria
Señor, inicio esta oración pidiéndote perdón por mis faltas y omisiones. Te agradezco
este nuevo día y las gracias que vendrán con él. Creo en Ti y en tu amor por mí. Quiero
corresponderte y demostrarte que te quiero. Ayúdame a no distraerme y a guardar el
silencio interior necesario para poder escucharte.
Petición
Jesucristo, dame un corazón auténticamente bondadoso y caritativo, como el tuyo.
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Meditación
El encuentro con Cristo, punto central de la nueva evangelización.
«No sólo los fieles creyentes, sino también otros ajenos, observan con preocupación
cómo los que van regularmente a la iglesia son cada vez más ancianos y su número
disminuye continuamente; cómo hay un estancamiento de las vocaciones al sacerdocio;
cómo crecen el escepticismo y la incredulidad. ¿Qué debemos hacer entonces? Hay una
infinidad de discusiones sobre lo que se debe hacer para invertir la tendencia. Y,
ciertamente, es necesario hacer muchas cosas. Pero el hacer, por sí solo, no resuelve el
problema. El núcleo de la crisis de la Iglesia en Europa es la crisis de fe. Si no
encontramos una respuesta para ella, si la fe no adquiere nueva vitalidad, con una
convicción profunda y una fuerza real gracias al encuentro con Jesucristo, todas las
demás reformas serán ineficaces. En este sentido, el encuentro en África con la gozosa
pasión por la fe ha sido de gran aliento. Allí no se percibía ninguna señal del cansancio de
la fe, tan difundido entre nosotros, ningún tedio de ser cristianos, como se percibe cada
vez más en nosotros» (Benedicto XVI, 22 de diciembre de 2011).
Reflexión apostólica
«El Evangelio habla de encuentros personales, únicos, irrepetibles con Cristo. Habla de
una verdadera comunicación de tú a tú con el Señor. Jesús sabe hablar y atender a las
multitudes, pero al mismo tiempo busca siempre el corazón de cada hombre y de cada
mujer» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 338).
Propósito
Hacer referencia a la presencia de Cristo en mi vida, al menos tres veces durante este día.
Diálogo con Cristo Señor, qué fácilmente juzgo a los demás, mirando lo aparentemente malo en vez de
buscar constantemente lo bueno que puede haber. Permite que esta meditación me ayude
a cambiar mi actitud sabiendo acoger amorosamente a todas las personas que pongas en
mi camino. Esto será posible en la medida en que Tú ocupes el lugar central en mi
corazón.
«Deja que la misión penetre tu vida, tus pensamientos, tus afectos. Ve todo con los ojos
de tu misión; ama todo a través de tu misión; orienta todo a realizar tu misión»
(Cristo al centro, n. 1623).
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15 diciembre
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 17, 10-13
En aquel tiempo, los discípulos le preguntaron a Jesús: «¿Por qué dicen los escribas que
primero tiene que venir Elías?».
Él les respondió: ―Ciertamente Elías ha de venir y lo pondrá todo en orden. Es más, Yo
les aseguro a ustedes que Elías ha venido ya, pero no lo reconocieron e hicieron con él
cuanto les vino en gana. Del mismo modo, el Hijo del hombre va a padecer a manos de
ellos».
Entonces entendieron los discípulos que les hablaba de Juan el Bautista. Palabra del
Señor.
Oración introductoria Señor, te pido que esta oración me prepare interiormente para tu venida la próxima
Navidad. Concédeme dejar de lado todos los pendientes, las distracciones que me hacen
sordo a tu voz. Abre mi corazón y dame un espíritu dócil y generoso para hacer vida el
Evangelio de este día en mis pensamientos, palabras y acciones.
Petición
Padre bueno, dame la sabiduría para saber reconocerte en mis hermanos más
necesitamos.
Meditación
Reconocer a Cristo en la oración.
«El más célebre de estos hombres de Dios fue el gran profeta Elías, que en el siglo IX
antes de Cristo defendió valerosamente contra la contaminación de los cultos idólatras la
pureza de la fe en el Dios único y verdadero. […] María, fue la primera que creyó y
experimentó, de modo insuperable, que Jesús, Verbo encarnado, es el culmen, la cumbre
del encuentro del hombre con Dios. Acogiendo plenamente su Palabra, "llegó felizmente
al santo monte", y vive para siempre, en alma y cuerpo, con el Señor. A la Reina del
Monte Carmelo deseo encomendar hoy a todas las comunidades de vida contemplativa
esparcidas por el mundo y, de modo especial, a las de la Orden del Carmen, entre las
cuales recuerdo el monasterio de Quart, no muy lejos de aquí, que he visitado en estos
días. Que María ayude a todos los cristianos a encontrar a Dios en el silencio de la
oración» (Benedicto XVI, 16 de julio de 2006).
Reflexión apostólica
«Dentro del plan de salvación de los hombres trazado por Dios desde toda la eternidad,
hay una criatura que ocupa un lugar del todo especial: la Santísima Virgen María. Por su
particular unión con Cristo, su Hijo, y por su colaboración en la regeneración espiritual
de la humanidad en Cristo, ella es Madre de todos los hombres en el orden de la gracia»
(Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 124).
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Propósito
Rezar, preferentemente en familia, un rosario para encomendar a María a todas las
comunidades de vida contemplativa.
Diálogo con Cristo
Como bautizado soy como un nuevo Elías o Juan el Bautista, un instrumento para
preparar y abrir los corazones de los demás para la venida de su Hijo. María, en este
sábado, dedicado a tu memoria, enséñame a reconocer a tu Hijo Jesucristo por medio de
la oración. Intercede ante tu Hijo para que aumente mi fe y tenga la confianza que tú
siempre tuviste y, sobre todo, la humildad que caracterizó tu vida, para cumplir así con
mi misión.
«La santidad no está hecha de estridencias. Grábate la imagen de María como la has visto
en la contemplación de los misterios de la Navidad»
(Cristo al centro, n. 2013).
16 diciembre
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 3, 10-18
En aquel tiempo, la gente le preguntaba a Juan el Bautista: «¿Qué debemos hacer?» Él
contestó: «Quien tenga dos túnicas, que dé una al que no tiene ninguna, y quien tenga
comida, que haga lo mismo».
También acudían a él los publicanos para que los bautizara, y le preguntaban: «Maestro,
¿qué tenemos que hacer nosotros?» Él les decía: «No cobren más de lo establecido».
Unos soldados le preguntaron: «Y nosotros, ¿qué tenemos que hacer?» Él les dijo: «No
extorsionen a nadie, ni denuncien a nadie falsamente, sino conténtense con su salario».
Como el pueblo estaba en expectación y todos pensaban que quizá Juan era el Mesías,
Juan los sacó de dudas, diciéndoles: «Es cierto que yo bautizo con agua, pero ya viene
otro más poderoso que yo, a quien no merezco desatarle las correas de sus sandalias. Él
los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. Él tiene el bieldo en la mano para separar
el trigo de la paja; guardará el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que no
se extingue».
Con éstas y otras muchas exhortaciones anunciaba al pueblo la Buena Nueva.
Palabra del Señor.
Oración introductoria
A medida que se aproxima la Navidad deseo seguir más profundamente tu ejemplo de
humildad haciéndome pequeño ante los demás. Por eso, como los discípulos de Juan, yo
te pregunto en esta oración, Señor y Dios mío, ¿qué debo hacer?
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Petición
Señor, dame la gracia para crecer en la virtud que más necesito cultivar.
Meditación
¿Qué tenemos que hacer?
«En un mundo que busca todos los medios, lícitos e ilícitos, para eliminar cualquier
forma de dolor, ¿cómo puede el sacerdote ser testigo del sentido cristiano del sufrimiento
y cómo debe comportarse ante quienes sufren, sin resultar retórico o patético? Benedicto
XVI: ¿Qué hacer? Debemos reconocer que conviene tratar de hacer todo lo posible para
mitigar los sufrimientos de la humanidad y para ayudar a las personas que sufren —son
numerosas en el mundo— a llevar una vida buena y a librarse de los males que a menudo
causamos nosotros mismos: el hambre, las epidemias, etc. Pero, reconociendo este deber
de trabajar contra los sufrimientos causados por nosotros mismos, al mismo tiempo
debemos reconocer también y comprender que el sufrimiento es un elemento esencial
para nuestra maduración humana. Pienso en la parábola del Señor sobre el grano de trigo
que cae en tierra y que sólo así, muriendo, puede dar fruto. Este caer en tierra y morir no
sucede en un momento, es un proceso de toda la vida» (Preguntas de los seminaristas del
Seminario Romano Mayor y las respuestas de Benedicto XVI el 28 de febrero de 2007).
Reflexión apostólica
«Los bienes materiales, aun los alcanzados como fruto del trabajo personal, son un don
de Dios y se han de recibir con espíritu agradecido, usando de ellos con moderación,
responsabilidad y conciencia de las exigencias de la justicia y de la caridad cristianas»
(Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 197).
Propósito
En nombre de la presencia de Cristo en mi vida, practicar una obra de misericordia esta
semana.
Diálogo con Cristo Juan propone a sus discípulos crecer en la caridad y en la justicia para esperar al Mesías,
porque si el corazón no se abre a los demás, tampoco aceptará el mensaje del Evangelio.
Jesucristo, permite que sepa vivir un auténtico Adviento, creciendo en la caridad.
«Toda alma santa es justa, por eso toda santidad debe empezar por la humildad. La
humildad es la verdad, la justicia con que nos vemos a nosotros mismos»
(Cristo al centro, n.1325).
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17 diciembre
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 1, 1-17
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac,
Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos; Judá engendró de Tamar a Fares y a Zará;
Fares a Esrom, Esrom a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a
Salmón, Salmón engendró de Rajab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, Obed a Jesé,
y Jesé al rey David.
David engendró de la mujer de Urías a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abiá,
Abiá a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatam, Joatam a
Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías a Manasés, Manasés a Amón, Amón a Josías, Josías
engendró a Jeconías y a sus hermanos durante el destierro en Babilonia.
Después del destierro en Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel,
Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquim, Eliaquim a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim,
Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob, y Jacob engendró a
José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
De modo que el total de generaciones, desde Abraham hasta David, es de catorce; desde
David hasta la deportación a Babilonia, es de catorce, y desde la deportación a Babilonia
hasta Cristo, es de catorce. Palabra del Señor.
Oración introductoria
Dios mío, en estos días santos ya cercanos a la Navidad, te pido me concedas la gracia de
orar con profundidad para poder captar mejor el misterio de la Encarnación de tu Hijo.
Ayúdame a penetrar en esta verdad: el Verbo encarnado, segunda Persona de la Trinidad,
vino al mundo para amar y para enseñarnos a amar.
Petición
Señor, dame la gracia de amar como Tú, con totalidad y desinterés.
Meditación
La Iglesia es el nuevo pueblo de Dios.
«Esta unidad con la voluntad de Dios Padre a través de la comunión con Jesús, cuyo
alimento es hacer la voluntad del Padre, abre también ahora una nueva perspectiva a cada
una de las disposiciones de la Torá. En efecto, la Torá tenía el cometido de dar un
ordenamiento jurídico y social concreto a Israel, a este pueblo específico que, por un
lado, es un pueblo bien definido, íntimamente unido por la genealogía y la sucesión de
generaciones, pero que, por otro lado, es desde el principio y por su misma naturaleza,
portador de una promesa universal. En la nueva familia de Jesús, a la que más tarde se
llamará ―Iglesia‖, estas disposiciones sociales y jurídicas concretas no pueden ser
universalmente válidas en su literalidad histórica: ésta fue precisamente la cuestión al
comienzo de ―la Iglesia de los gentiles‖ y el objeto de la disputa entre Pablo y los
denominados judaizantes. Aplicar literalmente el orden social de Israel a los hombres de
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todos los pueblos habría significado negar de hecho la universalidad de la creciente
comunidad de Dios. Pablo lo vio con toda claridad» (Benedicto XVI, p 52).
Reflexión apostólica
«Eduquen a sus hijos en la fe, el respeto y el amor a Dios, brindándoles su ayuda,
orientación y apoyo para que puedan descubrir y realizar el plan de Dios sobre sus vidas.
Y procuren orar y dialogar juntos, especialmente ante las dificultades, y acudir a sus
directores espirituales para ayudarse a descubrir lo que Dios espera de su familia»
(Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 282).
Propósito
Ante los problemas, abstenerme de quejarme hoy, ofreciendo esta renuncia por la unidad
de la familia.
Diálogo con Cristo Señor, tu nacimiento es el centro y culminación de la historia humana. Tú viniste al
mundo en una familia, creciste como hombre en medio de una familia y te preparaste
para tu misión viviendo con tu familia. Gracias por tus ejemplos de amor y dedicación en
el seno familiar. Concédeme tu gracia para saber ser buen hijo, hermano, compañero o
padre, pues amando a los más cercanos es como imitamos tu caridad divina.
«―Donde dos o más estén reunidos en mi nombre, ahí estaré yo en medio de ellos‖. La
promesa de Jesús se cumple de modo maravilloso cuando los miembros de la familia oran
juntos»
(Cristo al centro, n. 891).
18 diciembre
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 1, 18-24
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con
José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba
esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en
evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: «José, hijo de
David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por
obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque Él
salvará a su pueblo de sus pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta
Isaías: *He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre
de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.*
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Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y
recibió a su esposa. Palabra del Señor.
Oración introductoria
Jesús, el misterio de la Encarnación es un maravilloso misterio de humildad y de amor.
Todos los protagonistas me dan una lección de vida que quiero llegar a vivir. Permite que
esta oración abra mi mente y mi corazón para tener esa docilidad de san José y la
humildad de María.
Petición
Señor, dame el espíritu generoso y obediente de san José para vivir mi vocación cristiana
con esa misma magnanimidad.
Meditación
Acoger el amor de Dios.
«Queridas familias, pedid con frecuencia en la oración la ayuda de la Virgen María y de
san José, para que os enseñen a acoger el amor de Dios como ellos lo acogieron. Vuestra
vocación no es fácil de vivir, especialmente hoy, pero el amor es una realidad
maravillosa, es la única fuerza que puede verdaderamente transformar el mundo. Ante
vosotros está el testimonio de tantas familias, que señalan los caminos para crecer en el
amor: mantener una relación constante con Dios y participar en la vida eclesial, cultivar
el diálogo, respetar el punto de vista del otro, estar dispuestos a servir, tener paciencia
con los defectos de los demás, saber perdonar y pedir perdón, superar con inteligencia y
humildad los posibles conflictos, acordar las orientaciones educativas, estar abiertos a las
demás familias, atentos con los pobres, responsables en la sociedad civil. Todos estos
elementos construyen la familia. Vividlos con valentía, con la seguridad de que en la
medida en que viváis el amor recíproco y hacia todos, con la ayuda de la gracia divina, os
convertiréis en evangelio vivo, una verdadera Iglesia doméstica» (Benedicto XVI, 3 de
junio de 2012).
Reflexión apostólica
«Han de crear, dentro del marco familiar, un ambiente de confianza, comprensión,
alegría, intereses compartidos, perdón, disponibilidad y apertura, de tal manera que las
relaciones entre todos los miembros de la familia estén impregnadas de un genuino amor
recíproco, iluminado y sostenido por el ejemplo y la presencia de Cristo en el hogar»
(Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 291).
Propósito
Crear y fomentar, en todo lugar y momento, un ambiente de acogida y benedicencia.
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Diálogo con Cristo Jesucristo, ayúdame a edificar mi propia santificación en la entrega generosa, en la
búsqueda de tu gloria y en una esforzada abnegación de mí mismo, especialmente en el
seno de mi propia familia, siguiendo el ejemplo de san José, quien ante una crisis, su
primera reacción fue la caridad.
«¿Hay acaso algo que pueda unir más profundamente dos corazones, o los corazones
todos de un hogar, que la sintonía espiritual de quienes creen lo mismo y aman con un
mismo amor al Padre que está en el cielo?»
(Cristo al centro, n. 894).
19 diciembre
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 5-25
Hubo en tiempo de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, del grupo de
Abías, casado con una descendiente de Aarón, llamada Isabel. Ambos eran justos a los
ojos de Dios, pues vivían irreprochablemente, cumpliendo los mandamientos y
disposiciones del Señor. Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril y los dos, de
avanzada edad.
Un día en que le correspondía a su grupo desempeñar ante Dios los oficios sacerdotales,
le tocó a Zacarías, según la costumbre de los sacerdotes, entrar al santuario del Señor
para ofrecer el incienso, mientras todo el pueblo estaba afuera, en oración, a la hora de la
incensación.
Se le apareció entonces un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al
verlo, Zacarías se sobresaltó y un gran temor se apoderó de él. Pero el ángel le dijo: «No
temas, Zacarías, porque tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu mujer, te dará un hijo, a
quien le pondrás el nombre de Juan. Tú te llenarás de alegría y regocijo, y otros muchos
se alegrarán también de su nacimiento, pues él será grande a los ojos del Señor; no beberá
vino ni licor y estará lleno del Espíritu Santo, ya desde el seno de su madre. Convertirá a
muchos israelitas al Señor; irá delante del Señor con el espíritu y el poder de Elías, para
convertir los corazones de los padres hacia sus hijos, dar a los rebeldes la cordura de los
justos y prepararle así al Señor un pueblo dispuesto a recibirlo».
Pero Zacarías replicó: «¿Cómo podré estar seguro de esto? Porque yo ya soy viejo y mi
mujer también es de edad avanzada». El ángel le contestó: «Yo soy Gabriel, el que asiste
delante de Dios. He sido enviado para hablar contigo y darte esta buena noticia. Ahora tú
quedarás mudo y no podrás hablar hasta el día en que todo esto suceda, por no haber
creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo».
Mientras tanto, el pueblo estaba aguardando a Zacarías y se extrañaba de que tardara
tanto en el santuario. Al salir no pudo hablar y en esto conocieron que había tenido una
visión en el santuario. Entonces trató de hacerse entender por señas y permaneció mudo.
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Al terminar los días de su ministerio, volvió a su casa. Poco después concibió Isabel, su
mujer, y durante cinco meses no se dejó ver, pues decía: «Esto es obra del Señor. Por fin
se digno a quitar el oprobio que pesaba sobre mí». Palabra del Señor.
Oración introductoria
Padre mío, te suplico que esta meditación me ayude a no caer en la situación de Zacarías,
que aunque dedicaba su vida a la oración y estaba en el templo, dudó del anuncio y de tu
poder. Dame tu gracia para que sepa ser dócil y acepte gustoso lo que hoy quieras
pedirme.
Petición
Jesucristo, ayúdame a confiar plenamente en las inspiraciones del Espíritu Santo.
Meditación
Siempre dispuesto a perdonar.
«Es significativo que lo que produce el temor, una actitud de respeto mezclado con amor,
no es el castigo sino el perdón. Más que la ira de Dios, debe provocar en nosotros un
santo temor su magnanimidad generosa y desarmante. En efecto, Dios no es un soberano
inexorable que condena al culpable, sino un padre amoroso, al que debemos amar no por
miedo a un castigo, sino por su bondad dispuesta a perdonar. […] Zacarías, padre de Juan
Bautista, se había quedado mudo por no haber creído al ángel, pero luego, al perdonarlo,
Dios le había concedido el don de profetizar en el canto del Benedictus: "El que poco
antes era mudo, ahora ya profetiza —observa san Ambrosio—; una de las mayores
gracias del Señor es que precisamente los que lo han negado lo confiesen. Por tanto,
nadie pierda la confianza, nadie desespere de las recompensas divinas, aunque le
remuerdan antiguos pecados. Dios sabe cambiar de parecer, si tú sabes enmendar la
culpa"» (Benedicto XVI, 19 de octubre de 2005).
Reflexión apostólica
«Saber leer e interpretar la voluntad divina en las circunstancias prósperas o adversas de
la vida, convencido de que todo contribuye al bien de los que aman a Dios. Esta
obediencia al Señor ha de ser como la de Jesucristo: pronta, alegre, motivada por la fe y,
si fuera preciso, heroica» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 205).
Propósito
Recitar frecuentemente el salmo 50, Miserere, para pedir la compasión y la misericordia
de Dios.
Diálogo con Cristo Jesucristo, dame tu gracia para vivir con un auténtico espíritu contemplativo estos días
previos a la Navidad. Te ofrezco darle prioridad a mi oración y a mi misión como apóstol
de tu Reino, alejándome de las tentaciones propias de este tiempo, que en vez de
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propiciar el silencio y la contemplación, invitan a la disipación y a equivocar el camino
que lleva a la santidad.
«Mientras no hay dificultades todo marcha muy bien. Pero llega un momento, una
circunstancia que nos molesta, un obstáculo imprevisto que se atraviesa en nuestro
camino, qué sé yo, cualquier cosa… y surgen las dudas, los problemas, las crisis. Si
tuviéramos más fe veríamos que Dios nuestro Señor ha permitido esto para probarnos un
poquito, porque quería ver cuánto le amábamos»
(Cristo al centro, n. 954).
20 diciembre
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada
Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La
virgen se llamaba María.
Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está
contigo». Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir
semejante saludo.
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y
a dar luz un hijo y le podrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del
Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y Él reinará sobre la casa de
Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin».
María le dijo entonces al ángel: «¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco
virgen?» El ángel le contestó: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del
Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado
Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el
sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios». María
contestó: «Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho». Y el ángel
se retiró de su presencia. Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, así como María supo acoger el anuncio del ángel, permite que yo sepa escuchar y
aceptar lo que hoy quieres decirme en mi oración, porque mi anhelo es que la verdad de
tu Evangelio impregne mi modo de ver, pensar y de actuar.
Petición
Jesús, permite que siempre diga un «sí», alegre y confiado, a lo que Tú quieras pedirme.
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Meditación
Si has encontrado a Cristo, no puedes estar triste.
«En el Evangelio vemos cómo los hechos que marcan el inicio de la vida de Jesús se
caracterizan por la alegría. Cuando el arcángel Gabriel anuncia a la Virgen María que
será madre del Salvador, comienza con esta palabra: ―¡Alégrate!‖ […]Aquí nos
preguntamos: ¿Cómo podemos recibir y conservar este don de la alegría profunda, de la
alegría espiritual? Buscar la alegría en el Señor: la alegría es fruto de la fe, es reconocer
cada día su presencia, su amistad: ―El Señor está cerca‖; es volver a poner nuestra
confianza en Él, es crecer en su conocimiento y en su amor. El ―Año de la Fe‖, que
iniciaremos dentro de pocos meses, nos ayudará y estimulará. Queridos amigos, aprended
a ver cómo actúa Dios en vuestras vidas, descubridlo oculto en el corazón de los
acontecimientos de cada día. Creed que Él es siempre fiel a la alianza que ha sellado con
vosotros el día de vuestro Bautismo. Sabed que jamás os abandonará. Dirigid a menudo
vuestra mirada hacia Él» (Benedicto XVI, 27 de marzo de 2012).
Reflexión apostólica
«María es modelo de fidelidad. La Iglesia la proclama Virgen fiel porque a lo largo de las
diversas, y muchas veces difíciles circunstancias de su vida, mantuvo su alma en actitud
de sierva del Señor, ratificando su «sí» inicial en cada nueva decisión y acogiendo
dócilmente el plan de Dios que se le iba revelando a cada paso más inescrutable y
sorprendente» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 127).
Propósito
Rechazar preocupaciones sobre las que no puedo hacer nada, para actuar confiadamente
sobre lo que sí puedo cambiar.
Diálogo con Cristo
Dios mío, gracias por quedarte en la Eucaristía y por darme a María como madre y
modelo de mi vida. Contemplar su gozo, su actitud de acogida y aceptación, su humildad,
me motivan a exclamar con gozo: heme aquí Señor, débil e infiel, pero lleno de alegría
por saber que con tu gracia, las cosas pueden y van a cambiar.
«María, no tuvo nunca voluntad propia, pues su vida, su ilusión, su gozo, su paz fue
siempre lo que Dios le fue descubriendo como fruto de aquel sí generoso de la
Anunciación»
(Cristo al centro, n. 1498).
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21 diciembre
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-45
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y
entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la
creatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: «¡Bendita
Tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la Madre de
mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi
seno. Dichosa Tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte
del Señor». Palabra del Señor.
Oración introductoria
Padre mío, gracias por este día que me has dado. Al contemplar las maravillas que
obraste en la vida de María y de Isabel, deseo imitar sus actitudes y convicciones, para
poder, así, transformar mi vida y corresponder con mi amor y alegría a tantos dones que
he recibido de Ti.
Petición
María, me siento orgulloso de tenerte como madre. Dame la gracia de ser instrumento de
paz.
Meditación
Se cumplió lo que ella creía.
«Queridos hermanos, hoy alabamos a la Virgen Santísima por su fe y con santa Isabel le
decimos también nosotros: ―Bienaventurada la que ha creído‖. Como dice san Agustín,
María concibió antes a Cristo por la fe en su corazón que físicamente en su vientre; María
creyó y se cumplió en ella lo que creía. Pidamos nosotros al Señor que nos aumente la fe,
que la haga activa y fecunda en el amor. Pidámosle que sepamos como ella acoger en
nuestro corazón la palabra de Dios y llevarla a la práctica con docilidad y constancia. La
Virgen María, por su papel insustituible en el misterio de Cristo, representa la imagen y
el modelo de la Iglesia. También la Iglesia, al igual que hizo la Madre de Cristo, está
llamada a acoger en sí el misterio de Dios que viene a habitar en ella. Queridos hermanos,
sé con cuánto esfuerzo, audacia y abnegación trabajan cada día para que, en las
circunstancias concretas de su País, y en este tiempo de la historia, la Iglesia refleje cada
vez más su verdadero rostro como lugar en el que Dios se acerca y encuentra con los
hombres. La Iglesia, cuerpo vivo de Cristo, tiene la misión de prolongar en la tierra la
presencia salvífica de Dios, de abrir el mundo a algo más grande que sí mismo, al amor y
la luz de Dios» (Benedicto XVI, 27 de marzo de 2012).
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Reflexión apostólica
«La providencia divina que quiso otorgar a María un lugar tan destacado en la historia de
la salvación sintoniza admirablemente con los sentimientos más íntimos y vivos del
cristiano, con la necesidad hondamente sentida de una madre en la vida espiritual; una
madre que acompaña, educa, guía y sostiene la peregrinación hacia la casa del Padre»
(Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 129).
Propósito
Aceptar con paciencia y fe cualquier contrariedad o aflicción, creyendo, firmemente, que
todo edifica para la salvación, si se vive en la clave del amor.
Diálogo con Cristo
Señor Jesús, María e Isabel supieron maravillarse y alabarte. También fueron testigos de
tu llegada como Mesías y se convirtieron en tus misioneras. Confío en que, con tu gracia,
cuando vengas a mi corazón en la próxima Navidad, lo encontrarás más preparado, más
transformado, porque me esforzaré por adquirir las virtudes humanas que más necesito
para aspirar a la santidad.
«Como resplandece la luna en el cielo oscuro, así Ella se distingue sobre todas las
creaturas de Dios; un rayo de belleza de Dios destella en los ojos de María. Ella, sin
embargo, no codicia su grandeza, es mujer de silencio y humilde»
(Cristo al centro, n.1504).
22 diciembre
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 46-56
En aquel tiempo, dijo María: «Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo
en Dios, mi Salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava. Desde ahora me
llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que
todo lo puede.
Santo es su nombre,y su misericordia llega de generación en generación a los que lo
temen.
Ha hecho sentir el poder de su brazo: dispersó a los de corazón altanero, destronó a los
potentados y exaltó a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos
los despidió sin nada.
Acordándose de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo, como lo había
prometido a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia, para siempre».
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa. Palabra del
Señor.
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Oración introductoria
Señor, como María, mi alma te glorifica, mi espíritu se llena de gozo en Ti, gracias por
toda tu misericordia para conmigo. En verdad que los demás me pueden llamar dichoso
porque Tú también has hecho en mí grandes cosas. ¡Bendito seas Señor!
Petición
Dios mío, purifica mi alma de todo pecado para que pueda recibirte con un corazón
digno.
Meditación
Aprender a orar con María.
«En la anunciación, en la casa de Nazaret, María recibe al ángel de Dios, y atenta a sus
palabras, lo acoge y responde al designio divino, expresando su total disponibilidad: "He
aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra". María, por la misma actitud
interior de escucha, es capaz de leer su propia historia, reconociendo con humildad que es
el Señor el que actúa. En la visita a su pariente Isabel, prorrumpe en una oración de
alabanza y de alegría, de celebración de la gracia divina que ha llenado su corazón y su
vida, haciéndola la Madre del Señor. Alabanza, acción de gracias, alegría: en el cántico
del Magnificat, María no ve solo lo que Dios ha hecho en ella, sino también a lo que hizo
y hace continuamente en la historia. San Ambrosio, en un famoso comentario sobre el
Magnificat, invita a tener el mismo espíritu en la oración y dice: "Que en cada uno esté el
espíritu de María para alabar al Señor, y esté en cada uno el espíritu individual de María
para exultar a Dios"» (Benedicto XVI, 14 de marzo de 2012).
Reflexión apostólica
«Cuando descubre en la humilde sierva del Señor a la reina de misericordia y a la madre
de la gracia; en operosa imitación, cuando contempla la santidad y las virtudes de la llena
de gracia; en conmovida admiración, cuando contempla en ella como en una imagen
purísima, todo lo que ella desea y espera ser; en atento estudio, cuando reconoce en la
cooperadora del Redentor, ya plenamente partícipe de los frutos del Misterio Pascual, el
cumplimiento profético de su mismo futuro, hasta el día en que, purificada de toda arruga
y de toda mancha, se convertirá en una esposa ataviada para el esposo Jesucristo»
(Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 130).
Propósito
Revisar mi actitud, interior y exterior, en la oración. ¿Cómo puedo mejorarla?
Diálogo con Cristo
Señor, ayúdame a trabajar con conciencia, con esfuerzo cada día, hasta llegar a crear
hábitos de vida cristianos profundos y permanentes; de esta manera, como María, podré
gustar del gozo y la alegría de tu amistad, de tu presencia en mi vida.
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«La vida de María es un canto de fe en Dios y en su providencia amorosa; su vida ofrece
también un testimonio constante de confianza y abandono filial en la voluntad de Dios,
sobre todo en los momentos difíciles y obscuros de su vida»
(Cristo al centro, n. 1522).
23 diciembre
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-45
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y
entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la
creatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: «¡Bendita
Tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la Madre de
mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi
seno. Dichosa Tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte
del Señor». Palabra del Señor.
Oración introductoria
María, nos encontramos muy cerca del nacimiento de tu Hijo. Tú supiste prepararte con
un corazón humilde para recibirlo, estrecharlo en tus brazos y amarlo. Intercede por mí
para que, por medio de esta oración, pueda también disponerme para su venida como lo
hiciste tú: en silencio y con un corazón dispuesto a la entrega.
Petición
María, Madre mía, ayúdame a imitar tu espíritu de servicio desinteresado y generoso.
Meditación
La fidelidad nace de la escucha de la Palabra.
«La fidelidad del salmista nace de la escucha de la Palabra, de custodiarla en lo más
íntimo, meditándola y amándola, como María, que ―custodiaba, meditándolas en su
corazón‖ las palabras que le habían sido dirigidas y los sucesos maravillosos en los que
Dios se revelaba, pidiendo su sí. Y si nuestro salmo comienza con los primeros versos
proclamando ―beato‖ a ―quien camina en la Ley del Señor‖ y a ―quien custodia sus
enseñanzas‖, es también la Virgen María la que lleva a cumplimiento la perfecta figura
del creyente descrito por el salmista. Es Ella, de hecho, la verdadera ―beata‖, proclamada
como tal por Isabel por ―haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte
del Señor‖, y es de Ella y de su fe de quien el mismo Jesús da testimonio cuando, a la
mujer que gritaba ―Bendito el seno que te ha llevado‖, responde: ―Felices más bien los
que escuchan la Palabra de Dios y la practican‖. Cierto, María es bendita porque en su
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seno llevó al Salvador, pero sobre todo porque acogió el anuncio de Dios, porque fue una
guardiana atenta y amorosa de su Palabra» (Benedicto XVI, 9 de noviembre de 2011).
Reflexión apostólica
«Además de la fe y la confianza, la Santísima Virgen vivió en grado heroico la caridad.
Fue la criatura a quien Dios pidió más amor después de su Hijo; un amor sin medida,
hasta el sacrificio supremo del Calvario, en el que entregó a su propio Hijo por todos los
hombres y abrió su corazón para recibirlos a todos como Madre» (Manual del miembro
del Movimiento Regnum Christi, n. 125).
Propósito
Seleccionar el pasaje del Evangelio, que se leerá en la celebración familiar de la Navidad
y asegurarme de que así sea.
Diálogo con Cristo Gracias, Jesús, por el ejemplo de tu Madre, María, la mujer más santa, más pura y, a la
vez, la creatura más humilde, servicial y entregada a tu Reino. Dame tu gracia para
imitarla en esas virtudes que más te agradan y pueda, así , ayudar a los demás.
«Mira a María y contémplala en su silenciosa grandeza, construida en la oración, en la
humildad, en la donación generosa, en la participación dolorosa en el misterio redentor de
Cristo»
(Cristo al centro, n. 1536).
24 diciembre
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 67-79
En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo:
«*Bendito sea el Señor, Dios de Israel*, porque ha visitado y redimido a su pueblo, y ha
hecho surgir en favor nuestro un poderoso Salvador en la casa de David, su siervo. Así lo
había anunciado desde antiguo, por boca de sus santos profetas: que nos salvaría de
nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos aborrecen, para mostrar su
misericordia a nuestros padres y acordarse de su santa alianza.
El Señor juró a nuestro padre Abraham concedernos que, libres ya de nuestros enemigos,
lo sirvamos sin temor, en santidad y justicia delante de Él, todos los días de nuestra vida.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás *delante del Señor a preparar
sus caminos* y a anunciar a su pueblo la salvación, mediante el perdón de los pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto,
*para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte,* para guiar nuestros
pasos por el camino de la paz». Palabra del Señor.
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Oración introductoria Señor, hoy celebraremos tu nacimiento. Te pido perdón por todas mis debilidades y
omisiones. Quiero tener un lugar apropiado para recibirte. Dame en esta oración lo que
me hace falta para que mi corazón sepa acogerte con júbilo.
Petición
Oh, Rey de la gloria, que todos mis pensamientos, palabras y obras de este día, sean mi
bienvenida a tu llegada.
Meditación
La paz, es el mensaje de la Navidad.
«Dios se ha manifestado. Lo ha hecho como niño. Precisamente así se contrapone a toda
violencia y lleva un mensaje que es paz. En este momento en que el mundo está
constantemente amenazado por la violencia en muchos lugares y de diversas maneras; en
el que siempre hay de nuevo varas del opresor y túnicas ensangrentadas, clamemos al
Señor: Tú, el Dios poderoso, has venido como niño y te has mostrado a nosotros como el
que nos ama y mediante el cual el amor vencerá. Y nos has hecho comprender que, junto
a ti, debemos ser constructores de paz. Amamos tu ser niño, tu no-violencia, pero
sufrimos porque la violencia continúa en el mundo, y por eso también te rogamos:
Demuestra tu poder, ¡oh Dios! En este nuestro tiempo, en este mundo nuestro, haz que las
varas del opresor, las túnicas llenas de sangre y las botas estrepitosas de los soldados sean
arrojadas al fuego, de manera que tu paz venza en este mundo nuestro» (Benedicto XVI,
24 de diciembre de 2011).
Reflexión apostólica
«Sobre todo se nos revela el amor infinito de Dios en el misterio insondable de la
encarnación de su Hijo: ―Tanto amó Dios al mundo que le dio a su único Hijo‖» (Manual
del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 138).
Propósito
Edificar la paz en mi propia familia, con la palabra y el ejemplo.
Diálogo con Cristo Señor, el amor es la razón última de tu Encarnación. Tú eres el Amor Absoluto, tu
grandeza no se manifiesta en tener todo lo que te pertenece, sino en donarlo todo; bajas
realmente hasta cada uno para mostrarnos tu amor. ¡Bendito seas Señor! Ayúdame a
contemplar tu donación de Dios hecho niño y a vivir entregándome a los demás,
especialmente a mi propia familia.
«El misterio de la encarnación del Verbo es ante todo misterio de humildad y amor. Dios
que se acomoda a nuestra manera de ser y vivir, Dios que se adapta a nuestro ambiente,
así nos conquista Dios»
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(Cristo al centro, n. 70).
25 diciembre NATIVIDAD DE NUESTRO SEÑOR
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 2, 1-14
Por aquellos días, se promulgó un edicto de César Augusto, que ordenaba un censo de
todo el imperio. Este primer censo se hizo cuando Quirino era gobernador de Siria. Todos
iban a empadronarse, cada uno en su propia ciudad; así es que también José,
perteneciente a la casa y familia de David, se dirigió desde la ciudad de Nazaret, en
Galilea, a la ciudad de David, llamada Belén, para empadronarse, juntamente con María,
su esposa, que estaba encinta.
Mientras estaban ahí, le llegó a María el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primogénito;
lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en la
posada.
En aquella región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, vigilando por
turno sus rebaños. Un ángel del Señor se les apareció y la gloria de Dios los envolvió con
su luz y se llenaron de temor. El ángel les dijo: «No teman. Les traigo una buena noticia,
que causará gran alegría a todo el pueblo: hoy les ha nacido, en la ciudad de David, un
Salvador, que es el Mesías, el Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán al niño
envuelto en pañales y recostado en un pesebre».
De pronto se le unió al ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios,
diciendo: «¡Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena
voluntad!». Palabra del Señor.
Oración introductoria
Gracias, Señor, por esta Navidad. Creo que te hiciste niño para redimirme y mostrarme el
amor de Dios Padre. Hoy, como aquellos pastores de Belén, me anuncias la gran noticia:
«hoy ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor», ilumina mi oración para saber
contemplar este maravilloso misterio de amor.
Petición
Dame la gracia de ir a tu encuentro en esta oración, con las mismas disposiciones que
tuvieron los pastores: humildad y apertura
Meditación
Humildad y sencillez en Navidad.
«Todo eso no tiene nada de sensiblería. Precisamente en la nueva experiencia de la
realidad de la humanidad de Jesús se revela el gran misterio de la fe. Francisco amaba a
Jesús, al niño, porque en este ser niño se le hizo clara la humildad de Dios. Dios se ha
hecho pobre. Su Hijo ha nacido en la pobreza del establo. En el niño Jesús, Dios se ha
hecho dependiente, necesitado del amor de personas humanas, a las que ahora puede
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pedir su amor, nuestro amor. La Navidad se ha convertido hoy en una fiesta de los
comercios, cuyas luces destellantes esconden el misterio de la humildad de Dios, que nos
invita a la humildad y a la sencillez. Roguemos al Señor que nos ayude a atravesar con la
mirada las fachadas deslumbrantes de este tiempo hasta encontrar detrás de ellas al niño
en el establo de Belén, para descubrir así la verdadera alegría y la verdadera luz»
(Benedicto XVI, 24 de diciembre de 2011).
Reflexión apostólica
«En Cristo, Dios Padre nos comunica toda la verdad y todo su amor, y nos permite
conocer que Él es nuestro Padre. Por tanto, toda la espiritualidad cristiana tiene su origen
y fundamento en este amor de Dios Padre al hombre y en esta filiación divina» (Manual
del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 138).
Propósito
Con una alegre creatividad, celebrar la Navidad con auténtico espíritu cristiano.
Diálogo con Cristo
Jesús, contemplar el misterio de la Navidad me confirma el gran amor que tienes por cada
uno de nosotros. Me doy cuenta de que Tú viniste al mundo para amar y para enseñarme
a amar. Ayúdame a vivir como Tú en la entrega generosa y delicada a los demás, que mi
actitud sea como la de los pastores, que corra presuroso a procurar el bien en todos y en
cada uno de los miembros de mi familia.
«No dejen que Cristo, recién nacido en sus almas, vaya a morir. Es necesario que le
hagan crecer»
(Cristo al centro, n.317).
26 diciembre SAN ESTEBAN, PROTOMÁRTIR
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 10, 17-22
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: «Cuídense de la gente, porque los llevarán a
los tribunales, los azotarán en las sinagogas, los llevarán ante gobernadores y reyes por
mi causa; así darán testimonio de mí ante ellos y ante los paganos. Pero, cuando los
enjuicien, no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque, en
ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no serán ustedes los que hablen,
sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes.
El hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre, a su hijo; los hijos se
levantarán contra sus padres y los matarán; todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero
el que persevere hasta el fin se salvará». Palabra del Señor.
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Oración introductoria
Comienzo esta oración lleno de esperanza y confianza porque contemplando al Niño de
Belén, percibo el gran amor que me tienes. Pongo todo mi ser a tu disposición, ilumina
mi oración para saber corresponder a tanto amor.
Petición
Jesús, dame la gracia de la perseverancia final, convénceme que la cruz es el único
camino para llegar a ti y que todos los demás caminos son ilusorios.
Meditación
Confianza y sumisión.
«Debemos prestar atención a lo que los evangelistas nos relatan sobre la actitud de Jesús
durante su oración. Mateo y Marcos dicen que ―cayó rostro en tierra‖; asume por
consiguiente la actitud de total sumisión, que ha sido conservada en la liturgia romana del
Viernes Santo. Lucas, en cambio, afirma que Jesús oraba arrodillado. En los Hechos de
los Apóstoles, habla de los santos, que oraban de rodillas: Esteban durante su lapidación,
Pedro en el contexto de la resurrección de un muerto, Pablo en el camino hacia el
martirio. Así, Lucas ha trazado una pequeña historia del orar arrodillados de la Iglesia
naciente. Los cristianos con su arrodillarse, se ponen en comunión con la oración de Jesús
en el Monte de los Olivos. En la amenaza del poder del mal, ellos, en cuanto arrodillados,
están de pie ante el mundo, pero, en cuanto hijos, están de rodillas ante el Padre. Ante la
gloria de Dios, los cristianos nos arrodillamos y reconocemos su divinidad, pero
expresando también en este gesto nuestra confianza en que él triunfe» (Benedicto XVI, 5
de abril de 2012).
Reflexión apostólica
«El avemaría es la despedida que todo hijo tiene de su Madre. Se trata de la oración para
pedirle a ella por la perseverancia final en la gracia de Dios y en la fe católica» (Manual
del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 251).
Propósito
Hacer un sacrificio o renuncia para crecer en la virtud que más necesito.
Diálogo con Cristo
Señor, nunca permitas que me separe de Ti o que te sea infiel. Quiero perseverar en mi fe
católica hasta el último suspiro de mi vida y morir como fiel hijo de tu Iglesia. Por
intercesión de san Esteban, te pido me concedas la gracia de una muerte santa.
«La fidelidad y la perseverancia son sobre todo obra de ese amor misericordioso que Dios
tiene a nuestra alma. A nosotros nos toca responder con el esfuerzo diario, humilde y
generoso»
(Cristo al centro, n. 1062).
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27 diciembre SAN JUAN, APÓSTOL Y EVANGELISTA
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 20, 2-8
El primer día después del sábado, María Magdalena vino corriendo a la casa donde
estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado
del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban corriendo juntos,
pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, e
inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró.
En eso llegó también Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el sepulcro.
Contempló los lienzos puestos en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza
de Jesús, puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces
entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó,
porque hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía
resucitar de entre los muertos. Palabra del Señor.
Oración introductoria
Jesús, quiero en esta oración recostarme espiritualmente sobre tu pecho, como lo hizo el
apóstol san Juan, hablar contigo durante estos momentos de corazón a corazón,
contemplar el inmenso amor que me tienes. Creo en Ti, espero en Ti y te amo.
Petición
Jesús, ayúdame a experimentar y a trasmitir la grandeza de tu amor, como lo hizo el
apóstol san Juan.
Meditación
Resurrección: no conocer la corrupción.
«Según Juan, María Magdalena lo encontró vacío y supuso que alguien se había llevado
el cuerpo de Jesús. El sepulcro vacío no puede, de por sí, demostrar la resurrección; esto
es cierto. Pero cabe también la pregunta inversa: ¿Es compatible la resurrección con la
permanencia del cuerpo en el sepulcro? ¿Puede haber resucitado Jesús si yace en el
sepulcro? ¿Qué tipo de resurrección sería ésta? […] ―No conocer la corrupción‖: ésta es
precisamente la definición de resurrección. Sólo la corrupción era considerada como la
fase en la que la muerte era definitiva. Con la descomposición del cuerpo que se disgrega
en sus elementos —un proceso que disuelve al hombre y lo devuelve al universo—, la
muerte ha vencido. Ahora, aquel hombre ya no existe más como hombre; sólo puede
permanecer tal vez como una sombra en los infiernos. En esta perspectiva, era
fundamental para la Iglesia antigua que el cuerpo de Jesús no hubiera sufrido la
corrupción. Sólo en ese caso estaba claro que no había quedado en la muerte, que en Él la
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vida había vencido efectivamente a la muerte» (Benedicto XVI, Jesús de Nazaret,
segunda parte, p. 97-98).
Reflexión apostólica
«Todo esto lo realizó por la encarnación, pasión, muerte y resurrección de su único Hijo.
Así, Jesucristo Redentor se ofrece como el único camino hacia aquella comunión con
Dios que el ser humano anhela tan profundamente» (Manual del miembro del
Movimiento Regnum Christi, n. 106).
Propósito
Participar en una hora eucarística para renovar mi esperanza y alegría en Cristo
Eucaristía.
Diálogo con Cristo
Señor, el apóstol san Juan me enseña que lo más grande en la vida es serte fiel hasta el
final. Quiero vivir siempre de acuerdo a la lógica del amor puro, obediente y fiel. Quiero
ser un buen amigo tuyo y un apóstol de tu Reino, al estilo de san Juan evangelista.
«¡Qué hermosas son las almas que se entregan con amor a Cristo y son humildes y
sencillas! Estas sin duda serán fieles a Jesucristo como san Juan Evangelista, el apóstol
de la caridad, el apóstol fiel, el apóstol virgen»
(Cristo al centro, n.1338).
28 diciembre LOS SANTOS INOCENTES, MÁRTIRES
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 2, 13-18
Después de que los magos partieron de Belén, el ángel del Señor se le apareció en sueños
a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su Madre, y huye a Egipto. Quédate allá
hasta que yo te avise porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
José se levantó y esa misma noche tomó al niño y a su Madre y partió para Egipto, donde
permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio
del profeta: *De Egipto llamé a mi hijo.*
Cuando Herodes se dio cuenta de que los magos lo habían engañado, se puso furioso y
mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años,
conforme a la fecha que los magos le habían indicado.
Así se cumplieron las palabras del profeta Jeremías: *En Ramá se ha escuchado un grito,
se oyen llantos y lamentos: es Raquel que llora por su hijos y no quiere que la consuelen,
porque ya están muertos.* Palabra del Señor.
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Oración introductoria
Dios mío, yo creo en Ti, confío en tu bondad, en tu misericordia y te amo. Quiero
reaccionar con la prontitud de san José, pero soy un instrumento débil e inútil. Sólo Tú
puedes hacer grandes cosas en mí, por eso pido la intercesión de María, para que pueda
hacer bien esta oración.
Petición
Señor, te ofrezco toda mi vida, toma mi libertad y toda mi voluntad. Soy tuyo, a Ti me
entrego con todo lo que soy y lo que tengo.
Meditación
No estamos solos en la fe.
«No son nuestros esfuerzos humanos o el progreso técnico de nuestro tiempo los que
aportan luz al mundo. Una y otra vez, debemos experimentar que nuestro esfuerzo por un
orden mejor y más justo tiene sus límites. El sufrimiento de los inocentes y, más aún, la
muerte de cualquier hombre, producen una oscuridad impenetrable que, quizás, con
nuevas experiencias, se esclarece de momento, como un rayo en la noche. Pero, al final,
queda una oscuridad angustiosa. […] No vivimos solos en el mundo. Precisamente en las
cosas importantes de la vida tenemos necesidad de otras personas. Así, en particular, no
estamos solos en la fe, somos eslabones de la gran cadena de los creyentes. Ninguno llega
a creer si no está sostenido por la fe de los otros y, por otra parte, con mi fe, contribuyo a
confirmar a los demás en la suya. Nos ayudamos recíprocamente a ser ejemplos los unos
para los otros, compartimos con los otros lo que es nuestro, nuestros pensamientos,
nuestras acciones y nuestro afecto. Y nos ayudamos mutuamente a orientarnos, a
discernir nuestro puesto en sociedad» (Benedicto XVI, 24 de septiembre de 2011).
Reflexión apostólica
«Ningún acto de culto a Dios es estrictamente privado. La verdadera oración es un acto
de comunión en la fe y el amor con toda la Iglesia. Por ello, aunque con frecuencia el
miembro tenga que hacer sus compromisos de vida espiritual de modo individual,
siempre que le sea posible procurará realizar algunos de ellos en unión con otras
personas, sea en el hogar, sea en la propia parroquia, en algún centro del Movimiento o
en cualquier otro lugar adecuado para la oración» (Manual del miembro del Movimiento
Regnum Christi, n. 216).
Propósito
Ayunar de sentimientos de amargura o de rencor para llenarme de perdón.
Diálogo con Cristo Jesús mío, que por intercesión de los Santos Inocentes pueda vivir en constante
preocupación por mi vida espiritual y la de mi familia. Hazme gustar la alegría de saber
gastarme por los otros y a no tenerle miedo al martirio, a la renuncia, al sacrificio; así mi
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vida será fecunda, como la tuya. Que, por amor a Ti, sepa perdonar cualquier ofensa o
desprecio que pueda recibir hoy.
«Sepan llevar con paciencia y humildad la deshonra por amor a Jesús. Piensen que lo que
digan no podrá ofenderles, a menos que ustedes lo consientan»
(Cristo al centro, n.1345).
29 diciembre
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 2, 22-35
Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, Ella y José
llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley:
*Todo primogénito varón será consagrado al Señor,* y también para ofrecer, como dice
la ley, *un par de tórtolas o dos pichones.*
Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios, que
aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, el cual le había revelado
que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fue al
templo, y cuando José y María entraban con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito
por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo: «Señor, ya puedes dejar
morir en paz a tu siervo, según lo que me habías prometido, porque mis ojos han visto a
tu Salvador, al que has preparado para bien de todos los pueblos, luz que alumbra a las
naciones y gloria de tu pueblo, Israel».
El padre y la Madre del niño estaban admirados de semejantes palabras. Simeón los
bendijo, y a María, la Madre de Jesús, le anunció: «Este niño ha sido puesto para ruina y
resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que
queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te
atravesará el alma». Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, me acerco a esta oración deseoso de tener los mismos sentimientos que Simeón y
la profetisa Ana tenían. Como ellos, quiero saber esperar y saber descubrirte en cada uno
de los acontecimientos de mi vida para poder vivir unido a Ti, y salir de esta oración
fortalecido en la decisión de vivir para darte a conocer a los demás.
Petición
Señor, que sepa descubrirte para glorificarte y servirte en los demás.
Meditación
No temas si Dios está contigo.
«La segunda palabra que quisiera meditar la pronuncia también el ángel: "No temas,
María", le dice. En realidad, había motivo para temer, porque llevar ahora el peso del
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mundo sobre sí, ser la madre del Rey universal, ser la madre del Hijo de Dios, constituía
un gran peso, un peso muy superior a las fuerzas de un ser humano. Pero el ángel le dice:
"No temas. Sí, tú llevas a Dios, pero Dios te lleva a ti. No temas". Esta palabra, "No
temas", seguramente penetró a fondo en el corazón de María. Nosotros podemos
imaginar que en diversas situaciones la Virgen recordaría esta palabra, la volvería a
escuchar. En el momento en que Simeón le dice: "Este hijo tuyo será un signo de
contradicción y una espada te traspasará el corazón", en ese momento en que podía
invadirla el temor, María recuerda la palabra del ángel, vuelve a escuchar su eco en su
interior: "No temas, Dios te lleva"» (Benedicto XVI, 18 de diciembre de 2005).
Reflexión apostólica
«El recogimiento es necesario para descubrir y cultivar la presencia de Dios en cada
momento de la vida y renovar el sentido profundo de las actividades y de los
acontecimientos» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 223).
Propósito
Hacer cinco minutos más de oración para crecer más en mi confianza y fe en Cristo.
Diálogo con Cristo Gracias, Jesús, por este año que está por terminar, gracias por los innumerables
beneficios que me has concedido, por el don de la vida, de la fe, de los sacramentos;
gracias por mi familia, mis estudios, por los proyectos que he podido llevar a buen
término con tu ayuda. Gracias por todo tu amor y tu perdón. Quiero corresponderte con
un esfuerzo renovado de apostolado y de lucha por tu Reino.
«El que vive en el amor y en la vigilancia tratando de imitar a Cristo, tiene que descubrir
enseguida a María, la gran maestra»
(Cristo al centro, n. 495).
30 diciembre LA SAGRADA FAMILIA DE JESÚS, MARÍA Y JOSÉ
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 2, 41-52
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para las festividades de la Pascua.
Cuando el niño cumplió doce años, fueron a la fiesta, según la costumbre. Pasados
aquellos días, se volvieron, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo
supieran. Creyendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino; entonces lo
buscaron, y al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.
Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores,
escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se admiraban de su
inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, sus padres se quedaron atónitos y su madre le
dijo: «Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te hemos estado
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buscando, llenos de angustia». Él les respondió: «¿Por qué me andaban buscando? ¿No
sabían que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?» Ellos no entendieron la respuesta
que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a su autoridad. Su madre
conservaba en su corazón todas aquellas cosas. Jesús iba creciendo en saber, en estatura y
en el favor de Dios y de los hombres. Palabra del Señor.
Oración introductoria
Dios mío, quiero ocuparme en tus cosas, que sepa revestirme de las actitudes de Cristo en
mi corazón y en mis obras, abrazándome a la cruz y al sacrificio, si fuera necesario.
Dame la gracia de conocer y de experimentar íntimamente a Cristo en el Evangelio y en
el Sagrario.
Petición
Jesús Niño, hazme amarte con un amor real, personal, apasionado y fiel.
Meditación
El discípulo de Jesús obedece al Padre.
«Después, en los Evangelios, José aparece sólo en otro episodio, cuando se dirige a
Jerusalén y vive la angustia de perder al hijo Jesús. San Lucas describe la afanosa
búsqueda y la maravilla de encontrarlo en el Templo – como aparece en el quinto panel –,
pero aún mayor es el estupor de escuchar las misteriosas palabras: "¿Por qué me
buscabais? ¿No sabíais que yo debo ocuparme de las cosas de mi Padre?". Esta doble
pregunta del Hijo de Dios nos ayuda a entender el misterio de la paternidad de José.
Recordando a sus propios padres la primacía de Aquel a quien llama "Padre mío", Jesús
afirma el primado de la voluntad de Dios sobre toda otra voluntad, y revela a José la
verdad profunda de su papel: también él está llamado a ser discípulo de Jesús, dedicando
su existencia al servicio del Hijo de Dios y de la Virgen Madre, en obediencia al Padre
Celestial» (Benedicto XVI, 5 de julio de 2010).
Reflexión apostólica
«El Reino de Cristo se hace presente en el mundo en la medida en que el amor de Dios es
conocido, vivido y comunicado a cada corazón y al conjunto de la sociedad. El Regnum
Christi quiere ofrecer a la Iglesia y al mundo, como servicio específico, el esfuerzo por
lograr que el amor de Cristo sea una realidad cada vez más presente y operante entre los
hombres» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 27).
Propósito
Leer y vivir el camino que propone el Catecismo de la Iglesia, como guía segura para
vivir mi fe.
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Diálogo con Cristo
¡Cuántas lecciones me das Jesús con tu vida escondida en Nazaret! En ella compartiste la
condición de la inmensa mayoría de los hombres: una vida cotidiana sin aparente
importancia, vida de trabajo manual, vida sometida a la ley de Dios, vida en familia, pero
siempre sabiendo dar el lugar que le corresponde a Dios nuestro Señor. Ayúdame a
santificarme, con tu gracia en las actividades ordinarias de este día.
«Cuando encuentres que hay algo que te aparte de Jesucristo, algo que se cruce entre tú y
Él, algo que te obsesione más que Él, piensa que has perdido el sentido de lo
fundamental»
(Cristo al centro, n. 2289).
31 diciembre
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 1, 1-18
En el principio ya existía aquel que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con
Dios y era Dios. Ya en el principio Él estaba con Dios. Todas las cosas vinieron a la
existencia por Él y sin Él nada empezó de cuanto existe. Él era la vida, y la vida era la luz
de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron.
Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Este vino como testigo, para dar
testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino
testigo de la luz.
Aquel que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este
mundo. En el mundo estaba; el mundo había sido hecho por Él y, sin embargo, el mundo
no lo conoció.
Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les
concedió poder llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no
nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre, sino que
nacieron de Dios.
Y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria,
gloria que le corresponde como a Unigénito del Padre, lleno de gracía y de verdad.
Juan el Bautista dio testimonio de Él, clamando: «A éste me refería cuando dije: ―El que
viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo‖».
De su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por
medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo. A Dios nadie
lo ha visto jamás. El Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha
revelado. Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, en este último día del año quiero repetir las mismas palabras que pronunciaste en
los últimos instantes de tu vida: «Todo está consumado». Quisiera poder decir que este
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año ha sido completamente para Ti, para tu gloria y tu servicio, pero bien conoces mi
debilidad y mis muchas omisiones. Te pido perdón por las veces que no he sabido
corresponderte y te ofrezco esta oración en acción de gracias por tantos dones que me has
dado.
Petición
Jesús, en este día no quiero pedirte nada, más bien, quiero darte las gracias por tu amor.
Todo lo que soy y todo lo que tengo es un don tuyo. Toma, Señor, mi oración como una
muestra pequeña de agradecimiento por tu infinita bondad.
Meditación
Misioneros de la alegría.
«No podemos conservar para nosotros la alegría de la fe; para que ésta pueda permanecer
en nosotros, tenemos que transmitirla. San Juan afirma: ―Eso que hemos visto y oído os
lo anunciamos, para que estéis en comunión con nosotros… Os escribimos esto, para que
nuestro gozo sea completo‖. A veces se presenta una imagen del Cristianismo como una
propuesta de vida que oprime nuestra libertad, que va contra nuestro deseo de felicidad y
alegría. Pero esto no corresponde a la verdad. Los cristianos son hombres y mujeres
verdaderamente felices, porque saben que nunca están solos, sino que siempre están
sostenidos por las manos de Dios. Sobre todo vosotros, jóvenes discípulos de Cristo,
tenéis la tarea de mostrar al mundo que la fe trae una felicidad y alegría verdadera, plena
y duradera. Y si el modo de vivir de los cristianos parece a veces cansado y aburrido,
entonces sed vosotros los primeros en dar testimonio del rostro alegre y feliz de la fe. El
Evangelio es la ―buena noticia‖ de que Dios nos ama y que cada uno de nosotros es
importante para Él. Mostrad al mundo que esto de verdad es así» (Benedicto XVI, 27 de
marzo de 2012).
Reflexión apostólica
«La fugaz historia de cada vida humana es, para el verdadero apóstol, el escenario de una
lucha constante entre el bien y el mal, entre la verdad y la mentira, entre el amor y el
egoísmo. No hay, por tanto, tiempo que perder cuando se trata de asegurar el destino
eterno de toda persona en el bien, en la verdad y en el amor» (Manual del miembro del
Movimiento Regnum Christi, n. 167).
Propósito
Celebrar en un ambiente de sana alegría, sin olvidar ir a dar gracias a Dios por el año que
termina.
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Diálogo con Cristo
Señor, te doy infinitamente las gracias por este año que me has concedido. Un año lleno
de tus bendiciones. Te estoy tan agradecido que me duele mucho el haberte fallado tantas
veces. Te pido perdón por esas veces que no supe amar y me fío de tu misericordia. La
vida es muy corta y quiero aprovecharla para amarte y servirte. Termino mi oración,
Jesús, confiando el presente a tu amor y mi futuro a tu providencia.
«Ejerciten su fe y pidan con insistencia el don de vivirla, de incrementarla, de perseverar
en ella hasta el último día»
(Cristo al centro, n. 971).