Meditaciones sobre Grecia -...

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M M e e d d i i t t a a c c i i o o n n e e s s S S o o b b r r e e G G r r e e c c i i a a por : Ricardo Torrijos

Transcript of Meditaciones sobre Grecia -...

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por : Ricardo Torrijos

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Índice

I- Introducción II- Significado y Contenido del Ágora de Atenas III- Grecia como Destino IV- Mykonos, la Pequeña Venecia V- Delos, la Isla de los Dioses VI- Santorini, la Isla Fascinante VII- Bodrum, el Antiguo Halicarnaso VIII- Rodas, la Isla de los Caballeros IX- La Isla de Cos, Cuna de Hipocrates X- Navegando por el Mare Nostrum XI- El Gran Crucero de los Tres Continentes XII- Estambul como Posibilidad XIII- Kusadassi, el Antiguo Efesso XIV- Creta como Destino XV- Zante, la Perla de Levante XVI- Macedonia Vestigio de un Pasado Glorioso XVII- Lipari como Destino XVIII- Corfú, el Jardín del Mar Jónico

XIX - Cruceros al Estilo Griego en Aguas de América XX - Una Cena Griega en los Cruceros XXI - Las Delicias de la Mesa Griega

BON VOYAGE!

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Para el Sr. George Potamianos

Resulta, en verdad, sorprendente en un mundo orientado hacia los intereses materiales –como es el nuestro-, el poder encontrar a un humanista. Sin duda, supone un fuerte estímulo y, asímismo, una poderosa razón para soportar la sociedad actual. Invertebrada y saturada de materialísmo. Esa grata sensación la experimenté cuando conocí a un verdadero humanista. Don George Potamianos. A quien sinceramente le preocupa la pérdida de los valores eternos, soportes de nuestra Cultura Occidental. Fue muy satisfactorio para mí el poder constatar el siguiente hecho. Aún existen hombres que han sabido despegarse de la masa pastosa y emerger a los más altos niveles de persona. Pues bien ; como él me inspiró la idea de recoger en estas páginas, mis "Meditaciones Sobre Grecia", a él le dedico mi modesto trabajo. Vaya, pues, hasta Don George Potamianos el testimonio de amistad (Y como decía Lord Byron), de su muy humilde servidor. EL AUTOR

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I - Introducción

En las siguientes páginas encontrará el lector una breve reseña, de algunos, de los diversos destinos de los cruceros de "Royal Olympic Cruises". Se trata de una serie de artículos periodísticos publicados, durante los últimos años, en la Prensa del Caribe. Dos objetivos muy claros tienen "Unas Meditaciones Sobre Grecia". Primero, suplir a quien realiza los cruceros una noticia previa y también complementaria, de los destinos a visitar. Segundo, informar -a quien le pueda interesar- la extensa gama de posibilidades ofrecidas por los cruceros.

El Sr. George Potamianos, chairman de “Olympic Cruises”, en su oficina de El Pireo, me explica los detalles de los programas de los cruceros a realizarse ese año.

Cada año, "Royal Olympic Cruises" cambia el contenido de sus programas de cruceros. Siempre presenta los usuales de tres, cuatro y siete días. Asimismo, prepara otras alternativas más especializadas y de mayor duración. Dicha variante consiste en presentar unos cruceros de quince y sesenta días. El pimero, hace un recorrido por aguas del Mediterráneo y de los mares griegos. El segundo, efectúa la ruta de circunnavegación a Sudamérica. Todos los cruceros de "Royal Olimpia Cruises" conllevan un alto contenido académico y un denominador común: su honda preocupación por las necesidades fundamentales del ser humano. En otras palabras, dar respuestas a los lógicos anhelos de felicidad y de bienestar del hombre. Asimismo, a sus afanes de promover –hasta los niveles óptimos-, las necesidades básicas de su espíritu. Cada quien, según su cuadro de valores, otorga un rango de importancia a las distintas formas posibles de ocupar su tiempo. Personalmente, le concedo el más alto grado al enriquecimiento del espíritu. Porque, en última instancia, corresponde a la

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primera categoría de las "Nobles Virtudes del Ser Humano" (La búsqueda de la sabiduría). Tal como lo entendían en la Grecia Clásica, por su contenido humanístico. Quiero dejar muy claro lo siguiente, pues se presta a confusiones muy pedestres. Entiendo por humanismo, la cultura desinteresada y sin ninguna intención de lucro económico. Sino, por el simple placer de disfrutar, el gozo espiritual por ella producido. Viene siendo algo así como un darse cuenta –por parte del propio sujeto- del cambio en él experimentado. Se trata, en suma, de un concienciar su ascenso en la escala humana, hacia el añorado nivel de persona. Sin duda, dicho fenómeno resulta estimulante y reviste la mayor importancia, por constituir un auto premio. Tiene la característica –el citado premio- de ser inobjetable, desde la óptica de cada quien, porque se lo otorga uno mismo. Percibir ese cambio provechoso, también supone un irrefrenable estímulo para proseguir el sujeto su complejo proceso de aprendizaje. En consecuencia, constituye un formidable medio pedagógico, porque lo sumerge en un proceso de envelopment, capaz de ayudarle a asimilar, fácilmente, cuantas dosis de cultura esté recibiendo. Ahora bien; vista así, las referidas adiciones de cultura, se nos presentan como la máxima expresión de la "promoción del hombre". Consiste el citado quehacer en una especie de escalera. Sus peldaños permiten al sujeto el irse elevando hacia los niveles óptimos, donde puede llegar un ser humano. Por supuesto, como la "promoción del hombre" consiste en un asunto muy delicado, debe de encararse con seriedad y sin demagogia. Es decir, no todo peón de albañil puede convertirse así, sin más, en un ingeniero civil, por más que él quiera. Porque dicho asunto –como todo- tiene un precio. Para lograr, el citado objetivo, se requiere una base de conocimientos previos, mucha disciplina, grandes dosis de sacrificio y un envelopment a fondo. No todo el mundo cuenta con la disposición y fuerza de voluntad para someterse a tan duro sacrificio. Pero continuemos con nuestro relato. Casi todos los capítulos presentados en las páginas siguientes, son pequeños resúmenes –tal como antes señalo-, de algunos destinos de los cruceros de "Royal Olympic Cruises". Por supuesto, los cruceros son muchos. En el año en curso y en el área del Mediterráneo, conté unos treinta. Por eso me resulta imposible, en éste espacio, presentar un relato de todos ellos. Simplemente, me limito a comentar los más conocidos por mí. Pero no se preocupe el lector de tal carencia. En los barcos y en las excursiones a tierra, a los participantes se les suple abundante información escrita y oral, en torno a los lugares visitados. Al inicio de cada crucero, un personal especializado, ofrece una charla de inducción a los nuevos pasajeros. Se les ilustra sobre la vida a bordo y sobre los detalles de los destinos donde el barco hará escala. Se les habla –largo y tendido- de los aspectos históricos, artísticos y turísticos de cada uno de ellos. Posteriormente, el día anterior al arribo de cada destino, recibirán soportes escritos para ampliar el proceso informativo. Por cierto, uno de los propósitos de este mismo trabajo, radica en eso. En fortalecer ese proceso de inducción y de sensibilizar a los participantes, con Grecia y con su contenido espiritual. Mucho me complacería le resulte de utilidad y cubra dicha finalidad. Pues bien; aparte de los dos citados medios de información –la oral y la escrita-, quienes realizan los cruceros experimentan otro de mayor magnitud. Es muy impactante y jamás lo olvidaran mientras vivan. Me refiero, especialmente, a la vivencia de los destinos visitados. Porque, sin lugar a dudas, la "vivencia" supone el procedimiento óptimo de comunicación.

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Durante mis largos años de ejercer la profesión de comunicador, constituyó mi instrumento preferido. Siempre me dio los mejores resultados. Por cierto, la palabra vivencia la incorporó al castellano Ortega y Gasset en 1922. Es la traducción del alemán de erlebniz y significa: “hecho de experiencia que con participación consciente, o inconsciente se incorpora a nuestra personalidad". Al través de la "vivencia" el objeto queda incorporado a la memoria del sujeto. Con su participación consciente o inconsciente, queda grabado en sus neuronas ad eternum, tal como bien señala Bergenson. Sin embargo, las otras comunicaciones –las orales y las escritas- no dejan de ser meras representaciones mentales. Nada, más. Vean, pues, la importancia de la "experiencia vivencial", inigualable, brindada por los cruceros. Una persona puede tener un enorme interés por un destino y recopilar cuanta información encuentre sobre el tema. Planos, relatos históricos, descripciones geográficas, comentarios del lugar, fotografías y películas. Puede dedicar a estudiar y analizar todo ese material durante días, semanas o años. Ahora bien; el referido quehacer siempre constituirá una mera representación mental. Sin embargo, unos minutos o unas horas in situ, es algo muy distinto, supone una vivencia. Vivir Grecia y su formidable pasado, viene siendo algo así como un viaje en el espacio y al través del tiempo. Resulta, en verdad, gratificante pues consiste en una tarea muy sui generis, porque realizarla no cansa nunca. Supone la mejor de las rutinas a llevar a cabo por el hombre. Cada crucero significa un aporte de nuevos conocimientos, de nuevas experiencias felicitarias. En suma, la mejor forma de invertir el tiempo libre, la ofrecen los cruceros. Hablo en forma tan categórica, por experiencia propia. Desde hace muchos años practico dicha actividad, con unos resultados muy positivo. Siempre me proporciona nuevos conocimientos, descanso mental, renovar mis energías y aumentar mi interés por vivir y mi afecto por Grecia. Cada crucero me pone en contacto con panoramas diferentes, con otras gentes. Ese conjunto de vivencias se traduce en un re-nacer, en un salir del mundo cotidiano, conocido y, a veces, aburrido y escuálido. En resumen, supone un escapar de la masa pastosa, de la monotonía agobiante y un entrar en un ambiente renovado y freso. ¡Qué más se puede pedir! Al través de los cruceros de "Royal Olympic Cruises" el participante vive en carne propia, todas las experiencias felicitarias antes señaladas. De ello puede estar bien seguro. Porque en sus programas se cuidaron, a fondo, los aspectos humanísticos. Dichos aspectos son sumamente delicados y tan fundamentales como el aire que respiramos. Se requieren para fortalecer nuestro equilibrio espiritual. Porque no sólo de pan vive el hombre. Suplirlos constituye una de las facetas positivas del crucero. Otra faceta, no menos importante, consiste en poner al participante en contacto con Grecia. Ese hecho le crea un sentimiento solidario y de simpatía con el lugar donde se forjó nuestra Cultura de Occidente. Con el conjunto de valores eternos, base de la estructura de nuestro pensamiento y la razón de ser de nuestra idiosincrasia. En resumen, la sólida razón para identificarnos con el ideal helénico. Uno de los ideales más sublimes de la humanidad, cuya vigencia es permanente y por demás atractivo. Así lo demuestra el hecho de haber agrupado, en torno suyo, desde la Antigüedad Clásica, a los hombres más egregios que del mundo han sido.

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II -Significado y Contenido del Ágora de Atenas

1.) Introducción La siguiente versión en castellano de la Guía del Ágora, la preparé a finales de la década del noventa. Tenía como finalidad editarse en un folleto destinado a los visitantes del Ágora de habla española. Fue mi colaboración desinteresada a la American School of Classical Studies, para tratar de llenar un vacío. Porque existen versiones en inglés, francés y griego, pero no en castellano. La citada entidad (ASCS), fundada en 1881, se ocupa de las excavaciones y restauración del Ágora desde 1931.

Un recorrido por el Acrópolis de Atenas es una visita pautada para los participantes de los cruceros, cuando los barcos hacen escala en el puerto de El Pireo

Todos los cruceros de “Olympic Cruises” –no iniciados, ni concluidos en el puerto del Pireo-, su mejor programa de visitas lo constituye Atenas. Los barcos arriban a puerto antes de aclarar el día y levan anclas, hacia las seis de la tarde. En esas doce horas trasladan a los pasajeros a la ciudad de Atenas, donde guías especializados, les muestran los aspectos históricos de mayor relieve de la ciudad. Para facilitar el proceso de captación de cuanto van a conocer, se les sensibiliza previamente. El día anterior a la gira se les explica, con apoyos audio-visuales y todo En este espacio solo me ocuparé de describir, someramente, el contenido y el significado del Ágora de Atenas. Tengo dos obras más extensas: “La Forja de la Cultura de Occidente” y “Breve Perfil de Atenas”, donde trato el tema con mayor profundidad. Dicho material lo utilizaba como soporte en mis “Cursos de Cultura Helénica” dictados en los cruceros de “Olympic Cruises” 2.) Historia del Ágora El Ágora, el lugar de reunión, constituía una parte esencial de cualquier Ciudad griega. En Atenas, tal como ocurría en todo Grecia, en el Ágora se llevaban a cabo las reuniones políticas, los mercados y las fiestas religiosas con sus procesiones. Asimismo, allí se protagonizaban las

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competencias atléticas y los certámenes teatrales. En su inicio se limitó a ser una simple explanada. Ahora bien, en el transcurrir del tiempo fue rodeándose de edificios públicos y de pórticos con sus filas de columnas. A los dioses allí se les erigieron templos, altares y estatuas. También allí se honraba -con similares manifestaciones-, a quienes la patria consideraba meritorios y a los benefactores extranjeros. Así el Ágora se convirtió en el propio corazón de la vida cotidiana, de las ciudades de la Antigüedad. El Ágora de Atenas comenzó a tomar forma hacia principios del Siglo VI A.C. Concretamente, en la época de Solón. En dicho momento ocupaba un amplio espacio libre, al pie del extremo N.O. de la Acrópolis. Es decir, en el centro de Atenas. Allí llegaban con facilidad quienes venían del campo, o del puerto del Pireo (17). La red de carreteras -muy antigua- y en particular la vía de las Panateneas (conducía del Dipylon –la "doble puerta"-, a la puerta principal de la ciudad), para acceder a la Acrópolis. Esas fueron las razones determinantes para la elección del lugar y para su puesta en servicio. Tanto las edificaciones públicas como las religiosas, las más antiguas se hallan ubicadas en el lado Oeste del terreno. Cuando los persas saquearon Atenas, en el 480 a.C., destruyeron dichas edificaciones, o las dejaron en muy mal estado. Durante el resto del Siglo V se restauró ese lado Oeste y se construyeron edificios públicos muy importantes en las áreas N. y S. de la plaza. Un poco antes del 450 A.C. se inició la edificación del templo de mármol llamado "Teseion" (en realidad se trata del templo de Hephaisto). La construcción continuó en el Ágora con mucha intensidad, durante la segunda mitad del Siglo IV A.C. Ahora bien; no es sino en el Siglo II A.C. cuando las inmensas filas de columnas vienen a rodear el Ágora y a darle su forma definitiva. Todo el lado S. del Ágora sufrió graves daños en el año 86 A.C. Fue con motivo del saqueo de Atenas por la legión romana comandada por Sila. Tanto la ciudad de Atenas, como el Ágora requirieron mucho tiempo para recuperarse. Pero, hacia el año 15 A.C. aparece en escena Agripa. La presencia de este extraordinario personaje fue, en verdad, decisiva para el Ágora. Allí, el vencedor de la batalla de Actium -donde se cambió, en forma favorable, el destino de la Historia de Occidente-, dejó su imborrable sello, tal como lo hizo en Roma (fue él quien llevó el agua a la capital del Imperio y construyó la fuente de Trevi). Agripa ordenó la edificación del Odeón, o sala de conciertos en el eje central del Ágora. Durante la misma época, los romanos procedieron a desmontar muchos templos antiguos, situados en la campiña ática -en particular el de Ares- y a reubicarlos en el Ágora. En el transcurso del Siglo II de nuestra era, se construyeron importantes edificaciones. Tal sería el caso de la Biblioteca Pantainos, el Nynfeo, la Basílica y el Monóptero. Durante el año 100 de nuestra era, un bello paseo de mármol, bordeado de espectaculares columnas fue construido. Tenía por objeto unir la antigua Ágora, con el mercado romano, ubicado a unos 150 metros al Este. Las desdichas para el Ágora se acentuaron en el año 267 D.C. En la citada fecha los bárbaros, llegados del Norte, procedieron a su saqueo. Un poco después, las circunstancias obligaron a los habitantes de Atenas a tomar una dura medida. Arrancar los bloques de mármol de los edificios -sumiéndolos en ruinas-, para construir un recinto fortificado, al Este del Ágora (2). Durante un largo siglo, de completo abandono, muchas viviendas de amplias proporciones se edificaron en las cuestas situadas al Norte del Areópago. Quizás para servir de morada a los ricos sofistas, muy en boga en ese momento. En el justo centro de la plaza se erigió un ostentoso complejo destinado a ser residencia oficial. El Palacio de los Gigantes. Hacia finales del siglo VI D.C. el área se encontraba de nuevo abandonada. Quizás a causa de las invasiones eslavas, hacia el año 580. El terreno se convirtió en un vertedero de basura y desechos. El antiguo nivel del suelo pronto se

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cubrió de espesas capas de aluviones, arrastrados por las lluvias del invierno. Las aguas corrían desde lo alto de la Acrópolis y del Areópago. En el siglo X D.C. se inició la construcción de la iglesia de los Santos Apóstoles. Exactamente, tal cosa sucedió en el año 1000. Pero un poco de tiempo después, en el 1204, fue nuevamente devastada por los invasores de Nauplia. El lugar permaneció en el más completo descuido por espacio de casi cuatro siglos. Posteriormente, comenzó a construirse de nuevo, pero en el lapso de la Guerra de la Independencia (1826-27), padeció las consecuencias de la contienda. Pues bien; al convertirse Atenas en la capital de Grecia, el año 1834, el afán de construir se apoderó de la población. Por tal razón hacia 1931 el lugar estaba lleno de casitas. En esa fecha comenzaron las excavaciones. 3.) Las Excavaciones Desde el final de la Guerra de la Independencia, en 1833, surgió un clamor público. Los responsables de la conducción del país y el sector culto, pusieron de manifiesto un proyecto. Explorar este espacio, parte fundamental de "la antigua ciudad de Teseo". Los arqueólogos griegos emprendieron la tarea de realizar algunas excavaciones en el Siglo XIX. Las llevaron a cabo lentamente. Conforme las parcelas de terreno iban quedando libres. Pusieron un énfasis especial en los alrededores de la Stoa de Atalo y de los "Gigantes". Los lugares en cuestión -y tal como hoy sabemos- formaban parte de la fachada del Palacio de los Gigantes. Un grupo de hombres de ciencia alemanes, en 1896-97, limpiaron la parte central de Lado Oeste.

Cercano a este mismo lugar, en el Ágora de Atenas, se hallaba el “Odeón de Agripà” En 1931, la Escuela Americana de Estudios Clásicos (American School of Classical Studies, fundada en 1881), puso en marcha un plan de trabajo. Excavar, sistemáticamente, todo el terreno donde estuvo asentada el Ágora, durante la Antigüedad Clásica. El gobierno helénico, invitó a los científicos americanos a ejecutar el proyecto. Pudo hacerse realidad merced a los fondos

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donados para ese fin por John D. Rockefeller Jr. Los programas anuales de las excavaciones han continuado desde esa fecha. Sólo de 1941 al 1945 se interrumpieron, por motivo de la II Guerra Mundial. Para comenzar los trabajos, fue preciso demoler unas 400 casas de construcción reciente. Después, retirar el material acumulado por los aluviones y por los desechos allí depositados. El referido material alcanzaba una profundidad de 12 metros, en una superficie de veinte mil metros cuadrados. En la actualidad las excavaciones han puesto al descubierto las zonas Oeste, Sur y Este del Ágora Clásica. Asimismo, los sectores habitacionales ubicados al Sur y al Oeste de la plaza. Ahora bien; del lado Norte y hacia el centro de la zona, todavía hay una laguna en nuestros conocimientos. Aún queda mucho por hacer. Concretamente, en el trozo comprendido entre el Ágora griega y el gran conjunto de la época romana. Situado más al Este y compuesto por el Mercado romano y la Biblioteca de Adriano. Durante cinco milenios el lugar lo ocuparon diversos grupos humanos y las piedras se reutilizaron de un período al otro. Dicha situación explica un hecho. Sólo se han encontrado los cimientos de los edificios. Aunque los arqueólogos hayan podido restablecer el aspecto general del Ágora. Eso ha sido posible en parte, gracias a los fragmentos arquitectónicos descubiertos en el transcurso de las excavaciones. La Escuela ha reconstruido durante los años 1953-1956 la Stoa Atalo, erigida hacia el 150 A.C. Ahí se conservan las antigüedades encontradas en el curso de las excavaciones. Se comenzó en 1954 a reacondicionar la zona, tal como fue concebida en su origen. Con el propósito de permitir visitarla y hacerla agradable (caminos bordeados de árboles, plantas, agua y mantenimiento). En 1957, Grecia se hizo cargo de la administración y la vigilancia de la zona arqueológica del Museo. La maqueta (Stoa, piso I y Fig. 5) y el plano (6) reproducen el Ágora en el más alto nivel de su desarrollo, hacia el 150 A.C. Para poder identificar los monumentos, los investigadores se guiaron por los relatos de Pausanias. Quien describe el lugar, tal como él lo vio, durante su estadía en Atenas. La mayoría de los edificios administrativos se hallan al Oeste. Los tribunales al Sur, la Stoa Atalo al Este. Al Norte dos espaciosos edificios públicos se han ubicado. Se hallan del lado Oeste de la Stoa Poikile del Siglo V A.C. y del lado Este la basílica civil del Siglo II D.C. La vía de las Panateneas atraviesa la plaza al bies -del N.O. al S.E.- y conduce a la Acrópolis. Lleva el nombre de la fiesta más importante de Atenas, celebrada en honor de Atenea, su patrona. En su apogeo, la procesión (aun puede verse esculpida en un friso del Partenón) se realizaba en esta vía. Salía del Dipylon, seguía al través del Ágora y subía hacia los altares y templos de la Acrópolis. La zona central de la plaza estuvo vacía, durante un largo espacio de tiempo. Exactamente, antes de las construcciones efectuadas a finales del Siglo I AC por los romanos, El Odeón y el templo de Ares. 4.) El Lado Oeste, Parte Norte Un edificio pequeño, ubicado en el límite Norte del Ágora, del lado Oeste, es el Pórtico Real (7, 8). Lo construyeron hacia el año 460 A.C. Quizás su objeto consistía en guardar y exponer las leyes emitidas por Solón. Trasladadas en la citada fecha del Acrópolis al Ágora. El pórtico en cuestión -poco después de su puesta en servicio- lo utilizó como cuartel general uno de los magistrados más importantes de Atenas, el arconte-rey. Por cierto, ahí, en ese recinto fue donde

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Sócrates debió responder al interrogatorio, en el 399 A.C. Allí se llevó a cabo su proceso y tuvo lugar su sentencia de muerte. El pórtico también se utilizaba como sitio de reunión del Consejo del Areópago. Dos porches pequeños, con sus respectivas columnas y agregados a la fachada daban acceso a la oficina del arconte-rey (5) y al lugar de reuniones del Consejo (al Norte). El gran pórtico con dos alas ubicado al S. -a la izquierda del Pórtico Real- estaba consagrado a Zeus Eleutherios, dios de la libertad (7). En dicho lugar se honraba a quienes habían contribuido con su esfuerzo a la libertad y seguridad de Atenas. Este pórtico solía frecuentarlo Sócrates, fue construido hacia finales del Siglo V A.C. Seguidamente y hacia el Sur se halla un pequeño templo jónico de Apolo Patrôos (hacia el 340-320 A.C.). Allí se veneraba a Apolo, como el padre de la raza jónica (7). Dominaban la colina los templos de Hephaistos y de Atenea. Ambas divinidades protegían las artes y los oficios (hacia el 449-440 A.C.). En las pendientes situadas a ambos lados del templo se han descubierto los vestigios de almacenes de objetos de loza y de talleres para fundir el bronce y trabajar el hierro. Hay un edificio de poca altura, ubicado al Norte del templo (siglo III A.C.), quizás se trataba de un arsenal. Delante del Pórtico Real se hallaba el Leôkoreion, pequeño santuario consagrado a las hijas de Leôs. Según la tradición, las sacrificaron para salvar Atenas de una epidemia. 5.) El Lado Oeste, Parte Sur La Tholos (9,10) es la construcción circular situada en el primer plano, del sector. La edificaron hacia el 460 A.C. La utilizaban como cuartel general y cantina los prytanes, comité directivo del Consejo de los Quinientos, o Bulé. Allí se guardaba un juego de pesas y medidas. Las reuniones del Consejo se celebraban en el edificio con ventanas, construido hacia finales del siglo V A.C. Es posible observarlo detrás de la Tholos. En su recinto se guardaban los archivos del Consejo. Asimismo, otros documentos públicos escritos sobre pergamino o papiros. Incluso algunos, grabados en mármol en la Metrôon, bajo la protección de la Meter theon. La madre de los dioses. Se trataba del edificio de largos pórticos jónicos. Puede verse al Norte de la Tholos (siglo II A.C.). Los cimientos de sus predecesores -el más antiguo se remonta al siglo VI A.C.- pueden verse debajo de su pórtico. Delante del Metrôon se hallan los restos de una larga base (segunda mitad del siglo IV A.C.) donde estaban colocadas las estatuas de bronce de los diez héroes legendarios, los epónymos. Quienes dieron su nombre a las diez "tribus" o circunscripciones políticas de la Ciudad-Estado de Atenas. Al frente de la base se colocaban los avisos escritos en tablas de madera revestida de cal. Se conoce, perfectamente, este detalle a través de los textos antiguos. Más al Este del Metrôon se hallaba un vasto altar -construido en el Siglo IV A.C.- posiblemente dedicado a Zeus Agoraios (17, 13). 6.) El Lado Sur Al Sur, la gran plaza estaba flanqueada por una estrecha y larga plaza. Tomó forma cuando sucesivamente se fueron edificado la Stoa Mediana, el edificio del Este y la Segunda Stoa del Sur (12,13). A ésta segunda plaza se entraba por el Este. Su ángulo del S.O. incluía una edificación mucho más antigua (Siglo V A.C.). Se supone fuese el Heliée, tribunal donde se juzgaban los procesos más importantes. Aquellos donde estaba en juego los intereses del Estado.

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Posiblemente, las columnatas de las stoas helenísticas hayan servido para las audiencias de los tribunales. Las inscripciones nos informan como, a veces, tenían lugar las deliberaciones bajo los pórticos. Una fosa cuadrada, revestida de piedra y adosada a la fachada Norte del Heliée, constituyen los restos de un reloj de agua, o clepsydra, público y monumental, construido en el Siglo IV A.C. El edificio en forma de L, ubicado al oeste del Heliée, era una fuente pública. Como ignoramos su nombre, la llamaremos "La Fuente del Sudoeste". Corresponde, también, al Siglo IV A.C. Mas allá del Ágora, propiamente dicha, a unos 65 metros al S.O. de la Fuente, se halla una construcción del Siglo V A.C. Posiblemente se trate de la prisión donde Sócrates pasó sus últimos días (17 nº 16). En la Plaza Sur y justamente en el Sur, queda un triángulo de terreno. Allí puede verse los cimientos de la Primera Stoa del Sur. Era un edificio público construido a fines del Siglo V A.C. (6). Más lejos, al S.E., se encuentran los restos de la "Fuente del Sudeste". Es otra fuente pública construida a fines del Siglo VI A.C. (Exactamente en el último cuarto de ese siglo). De allí surgía un primitivo acueducto subterráneo de ladrillo de barro cocido. Pausanias creía ver en ésta fuente al Enneákrunos. Es decir, la célebre "Fuente de los Siete Chorros", construida por el tirano Pisístrato, o por uno de sus hijos. Tanto la fecha, como la escala se prestan a dicha interpretación. Pero, sin dudas, Pausanias se equivoca. Llegamos a ésta conclusión, porque los testimonios escritos -muy en particular el de Tucídides (II.15, 45)-, nos induce a ubicar el Enneákrunos, en la zona S.E. de la ciudad. Al otro lado del Acrópolis, cerca del Ilissos. No debe dejarse de visitar, en el vértice de este triángulo, la encantadora iglesia Bizantina de los Santos Apóstoles (30), edificada hacia el año mil de nuestra era y restaurada durante los años 1954-56. 7.) El Lado Norte Las excavaciones realizadas en la década del 70 han despejado un espacio largo y estrecho, situado entre el tren y la actual calle Adriano. Desde la citada calle y desde el puente para acceder a la entrada Norte, pueden verse las huellas de la Antigüedad gloriosa. Un enlosado de mármol -ubicado hacia el extremo E. del citado terreno- era parte de una basílica civil, de considerables dimensiones. Fue construida en el Siglo II de nuestra era (17 n º28). Al Oeste de la citada basílica se encuentran los cimientos de una construcción pública de notorias dimensiones, edificada durante el Siglo I D.C. (17 nº 27). Profundamente enterrados, bajo los cimientos de los dos mencionados edificios, se encuentran los basamentos de una hilera de tiendas. En la época clásica las citadas tiendas constituían los límites del lado Norte. Al Oeste del puente puede apreciarse el pavimento de la vía de las Panateneas. Se aprecian claramente cinco bases (15). Cada una de ellas tiene una cavidad cuadrada, para colocar un poste de madera. Datan del Siglo V A.C. Constituían la línea de partida y los límites de un campo de carreras, trazado al bies al través de la plaza. Se utilizaba en las competencias atléticas, antes de construirse el estadio fuera de los muros.

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A unos sesenta metros al Oeste del puente -y bien visible desde éste- se hallan los cimientos del Pórtico Real (17 nº 46). Detrás del mismo y fuera de la plaza, propiamente dicha, se encuentran las ruinas de un pórtico con dos naves. La Stoa de las Dos Vías (17 nº 45), bordeando la vía de las Panateneas cuando llegan al Dipylon. Datan del año 100 de nuestra era. Abajo, en el flanco de la colina, hubo un pequeño santuario dedicado a Afrodita (17 nº 46). A la entrada N.O. del Ágora estaban colocadas muchas estatuas de Hermes, protector de las puertas y Dios del comercio. En el curso de las excavaciones se encontraron numerosos fragmentos de dichos Hermes -bases marcadas con inscripciones y trozos diversos-, en las cercanías del Pórtico Real. Entre ellos hay una cabeza (14). Posiblemente rota la noche de la "mutilación de los Hermes". El citado sacrilegio constituyó todo un escándalo, poco antes de la partida de los atenienses a la desastrosa expedición a Sicilia, en el año 415 A.C. En 1981, se descubrió al Norte de la actual calle Adriano, el extremo occidental de la Stoa Poikile (Pórtico Pintado). Construido hacia el 460 A.C. El edificio dórico debía su nombre a las escenas de batallas pintadas en sus muros. Entre ellas la famosa batalla de Maratón (490 A.C.). La Stoa en cuestión le dio su nombre a la escuela estoica fundada por Zenón de Chipre, quien bajo su techo ejercía sus enseñanzas. Llegando al extremo de la Stoa se alzan los pilares de un arco de proporciones monumentales. Estaba superpuesto en una calle conducente al Ágora, por el lado Norte. El citado arco -según Pausanias- mostraba en su cúspide un trofeo, conmemorando una victoria de la caballería ateniense (Hacia el 303 A.C.). Al Oeste, del mencionado arco, se hallan los vestigios de un enorme altar de mármol, de finales de la época arcaica. Probablemente se trataba de un altar de enormes proporciones de Afrodita Urania (Afrodita Celeste), ubicado en esta región, por Pausanias. 8.) El Centro Comenzaremos nuestra visita al área central de la plaza, por el Altar de los Doce Dioses (16). Solamente queda visible un ángulo del recinto. El resto, ya excavado, se encuentra en la actualidad oculto por la línea del metro. El altar construido durante el período 522/1 A.C. por Pisístrato el Joven. Estaba dedicado a los doce dioses más importantes de Grecia (Zeus, Era, Poseidon, Atenea, Diónysos, Demeter, Ares, Afrodita, Hephaistos, Apolo, Artemisa y Hermes). Constituía un célebre lugar de asilo. Desde aquí se medían las distancias de Atenas a las otras ciudades. Las bases profundas de los cimientos, alrededor del altar, eran las de un enorme edificio con un patio central, del siglo V A.C. (4). 9.) El Templo de Ares Si subimos por la vía de las Panateneas, desde el altar de los Doce Dioses, pronto nos encontraremos los cimientos del templo de Ares (7,17). Lo construyó el año 440 A.C. el mismo arquitecto del templo de Hephaistos. El templo de Ares estuvo ubicado -en otra época- fuera de Atenas (quizás en Ancharnos, al pie del Monte Parnaso) antes de ser reubicado en el Ágora, hacia el año 15 A.C. 10.) El Odeón de Agripa Las esculturas espectaculares a la vista, fueron colocadas en la fachada del Odeón. Sala de concierto, o teatro cubierto, edificado en el centro del Ágora por orden de Marco Vipsanio Agripa, hacia el año 15 A.C. Ahora bien; las estatuas las colocaron –donde ahora las

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contemplamos-- hacia el año 410 D.C. Originalmente eran seis, integrando al mismo tiempo a los "Gigantes" (Mitad hombre, mitad serpiente) y a los Tritones (Mitad hombre, mitad pez). Cuando se pasa entre los "Gigantes", se llega a las ruinas del Odeón propiamente dicho. Tenía capacidad para mil espectadores. El citado edificio poseía una característica especial. La total ausencia de columnas internas, para sostener la techumbre. Esta particularidad, tan audaz, fue quizás la causa del desplome del techo. Después del desastroso suceso -hacia el año 170 D.C.-, le hicieron unos arreglos. Un trozo de la parte delantera del escenario del Odeón se expone en el Museo del Ágora

11.) El Palacio de los Gigantes En el año 267 D.C. los hérulos destruyeron el Odeón. Poco tiempo después los atenienses –como señalé anteriormente-, utilizaron las piedras de sus paredes para construir nuevas fortificaciones. Los sólidos cimientos construidos en cemento -actualmente recubriendo el lugar- sostienen un vasto complejo, edificado al comienzo del Siglo V A.C. Se recuperaron los "Gigantes" para decorar de nuevo la fachada principal del edificio. Detrás de dicha fachada se extiende un patio muy amplio. Lo bordean en sus tres lados unos pórticos, incluyendo un execra (Construcción descubierta de planta semicircular, rodeada de bancos), con un saliente en su lado occidental. Evidentemente, dicha sección del edificio estaba dedicada a las ceremonias. Continuando hacia el Sur, al través de una serie de habitaciones y corredores, se llega a un segundo patio con columnas. En su lado Sur disponía de unas habitaciones espaciosas. Hay un tercer patio ubicado al Este. Se trata del centro de una habitación. En el lado opuesto, al Oeste, había unas termas con similar decoración. Un recinto con unos muros, nos hacen pensar en la existencia de un jardín en ese lugar. La combinación de varios elementos arquitectónicos -privados y oficiales-, como asimismo su magnífica ubicación y las dimensiones impuestas al edificio, nos lleva a la siguiente conclusión. Con seguridad se trataba de la residencia de algún alto funcionario imperial. A tal conclusión se llega fácilmente, por su mismo nombre: Palacio de los Gigantes. El edificio en cuestión se mantuvo en servicio durante casi un siglo. 12.) El Lado Este. La Stoa de Atalo

Atalo II, rey de Pérgamo, era un helenista. Regaló a la ciudad de Atenas -en los años 159 al 138 A.C.- una stoa, la Stoa de Atalo (22-25). Fue un gesto de agradecimiento, pues en su juventud allí recibió una educación ática. Muchos príncipes helenistas tuvieron similares gestos de reconocimiento.

Su imponente columnata delimita, en forma impresionante, el Lado Este del Ágora, de las venerables construcciones del Lado Oeste. La Stoa proporcionaba, merced a sus dos pisos de veintiún local cada uno -tiendas, oficinas, agencias- un centro comercial de gran superficie. Además y gracias a sus dos pisos de columnatas de dos naves y a la larga terraza extendida delante de ella, ofrecía a los atenienses buenos servicios.

No. 23 - La Stoa de Atalo ha sido fielmente reconstruida

entre 1953-56.

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Por ejemplo: magníficos paseos y cómodos sitios para contemplar el espectáculo de las fiestas realizadas en la plaza. Por la elegancia de su diseño, por la amplitud de su tamaño y la nobleza de sus materiales, la Stoa de Atalo marca un hito. Representa el punto culminante de esta forma, tan característica, de la arquitectura civil de la Grecia Antigua. Se han descubierto, profundamente enterrados, bajo los cimientos de la Stoa, los restos de varios edificios de pasadas épocas. Datan del Siglo V o del VI A.C. (4). En dicho nivel las excavaciones encontraron muchas fichas de bronce, para ejercer el voto (41) y otros accesorios jurídicos. La presencia de los citados materiales, nos lleva a una conclusión. En las citadas construcciones debían tener su asiento los tribunales. La zona en cuestión también se realizaba otra función del Ágora. Su función de mercado. Porque en el Ágora y en sus cercanías se vendían alimentos, bebidas, vestidos, herramientas, utensilios, juguetes, flores, perfumes y también servicios a los atenienses de la ciudad y del campo.

En el Ágora vemos el Templo de Teseo

Delante de la Stoa había una hilera de edificios, de los cuales no quedan sino los cimientos. Una cuadriga de bronce se erigía sobre un alto pedestal en el medio de la columnata. Delante de ella se encuentran los vestigios de un estrado. Más al Norte y sobre un basamento (cualquier cuerpo puesto debajo de la caña de la columna: comprende la base y el pedestal) circular, se alzaba un

Monóptero (Templo o edificio redondo). En vez de muros tiene un círculo de columnas, sosteniendo el techo. Fue construido en el Siglo II D.C. con mármol verde de Tesalia. Sostenía

una cúpula liviana. El edificio en cuestión, posiblemente, albergaba una estatua de una divinidad. La Escuela Americana de Estudios Clásicos, reconstruyó la Stoa de Atalo entre los años 1953 y 1956, con varios propósitos. Primero, para depositar las antigüedades descubiertas en el transcurso de las excavaciones. Asimismo, para servir de base y de taller a los investigadores y para salvaguardar los archivos de las excavaciones: fotografías, manuscritos, planos, fichas y

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maquetas. Para reconstruir la Stoa se siguió, con toda exactitud, el concepto original y se utilizó los mismos materiales de base: calcáreo del país, madera, tejas de arcilla ática y mármol del Pentélico. 13.) El Museo El interés fundamental del Museo ubicado en la Stoa radica en un hecho. Cuanto él nos enseña sobre el Ágora, tanto como centro político, jurídico y comercial de la Atenas Clásica. Allí se encuentran las "antigüedades públicas" (así se pueden catalogar). Se trata de fichas para ejercer el voto, relojes de agua (clepsidras) y aparatos destinados a elegir el jurado de las tribunales. Asimismo, allí se conservan vajillas del Consejo, pesas y medidas patrones de la Tholos y conchas de arcilla cocida para votar el ostracismo. También se exhiben fichas de identidad de los caballos de la caballería y decretos contra la tiranía. Todo ello viene a completar los testimonios de los textos y de los edificios. Lo cual nos permite disponer de un formidable instrumento para entender la vida de la joven democracia ateniense. Expone el Museo otras dos importantes clases de objetos. Se trata de las ricas ofrendas depositadas en las tumbas ubicadas en ese espacio, antes de transformarse en plaza pública. Asimismo, los testimonios de la vida cotidiana encontrados en las viviendas privadas y en los pozos utilizados como vertederos. 14.) La Biblioteca de Pantainos La Biblioteca (26, 27) construida por T. Flavio Pantainos hacia el año 100 de nuestra era, tenía las siguientes características. U peristilo, flanqueado en el Este por la biblioteca, propiamente dicha y al Oeste y al Norte por tiendas y talleres. Sus columnas jónicas daban a la calle de atrás. La inscripción, grabada debajo de la entrada, informaba lo siguiente. La biblioteca estaba dedicada a Atenea, al emperador Trajano y pueblo de Atenas.

15.) La Vía del Mercado Romano El Ágora griega se comunicaba con el Mercado romano, al través de una vía. Se construyó hacia el año 10 A.C., con la ayuda financiera de Julio César y posteriormente por Augusto. Se la sometió a una remodelación completa hacia el año 100 D.C. En dicha fecha se edificó la Biblioteca de Pantainos (28).

La Puerta de Athenea era la entrada principal del Mercado Romano, por su impresionante calidad, constituía toda una joya. Después de pasar un arco de mármol -ubicado entre la Stoa de Atalo y la Biblioteca de Pantainos- había un paseo de 10 metros enlosado de

mármol. Lo bordeaba al Sur (y posiblemente también al Norte) unas columnas jónicas. Detrás de esas columnas funcionaban unas tiendas y capillas. El camino en cuestión era para ser usado únicamente por peatones. Conducía a la Puerta de Atenea, entrada principal del Mercado Romano. Muy por debajo de ese nivel, se encuentran los restos de una hilera de tiendas de los Siglos V y IV A.C. Porque ésta zona siempre tuvo una marcada vocación comercial. Devastada durante el

No. 28 - El dibujo nos muestra una vista del

Mercado Romano

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ataque de los hérulos, en el 267 D.C. y reconstruida, en parte, al comienzo del Siglo V D.C. Sus altos muros con pequeños huecos coronados con bóvedas, datan de esa época. 16.) El Ángulo Sudeste Al Sur de la Biblioteca está el Pórtico del Sudeste (29), construido hacia el 150 D.C. Consta de una serie de almacenes, protegidos por una columnata jónica, se extendían a lo largo de las Panateneas. De una manera muy ingeniosa se adaptaban a su pendiente. Frente a la citada vía y al Oeste se hallan las ruinas del Templo del Sudeste (Siglo I D.C.). No sabemos a cuál divinidad estaba consagrado, pero sí conocemos un dato. Su porche se adornaba con columnas recuperadas del Templo de Atenea en Sounion. Más al Oeste pueden verse los vestigios de la base semicircular del Ninfeo.

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Explicación del Plano del Ágora de Atenas

1. Acrópolis

2. Aerópago

25. Pórtico Pintado (Stoa Poikile)

26.Altar en mármol

3. Monumento a Filopappos

4. Pnys

27. Edificio del Siglo I a.C.

28. Basílica

5. Templo de Hepaïsto

6. Arsenal (?)

29. Casa de las tiendas

30. Vía de las Panateneas

7. Pórtico Real

8. Pórtico de Zeus Eleuterios

31. Altar de los Doce Dioses

32. Templo de Ares

9. Leôkorcion

10. Templo de Apolo Patròos

33. Odeón de Agripa

34. Stoa de Átalo

11. Métrôon

12. Los Héroes Epónymos

35. Monóptero

36. Tribuna

13. Altar de Zeus Agoraios (?)

14. Bouleuterion

37. Biblioteca de Pantainos

38. Templo del Sureste

15. Tholos

16. Prisión

39. Ninfeo

40 Pórtico del Sureste

17. Plaza del Sur

18. Fuente del Sureste

41. Eleusinion

42. Mercado Romano

19. Tribunal

20. Fuente del Suroeste

43. Torre de los Vientos

44. Biblioteca de Adriano

21. Santuario Triangular

22. Stoa Mediana

45. Stoa de las dos Vías

23. Oficinas Municipales

24. Templo del Suroeste

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III - Grecia Como Destino Desde los tiempos más remotos Grecia constituyó un poderoso polo de atracción turística. Podía calificarlo como un destino obligado. Sin duda, los ejes motivacionales del referido afán variaron conforme fueron transcurriendo los años. En otras palabras, han experimentado los cambios lógicos en función de las circunstancias. Ahora bien; las razones para visitar Grecia siempre estuvieron plenamente justificadas desde la remota Antigüedad, hasta nuestros días. Es más, quienes repetidas veces, hemos viajado a la Hélade nunca quedamos defraudados. A partir del año 776 a.C. numerosas personas, de los parajes más lejanos, se trasladaban a Olimpia –cada cuatro años-, para presenciar los juegos. La competición tenía la máxima importancia y prioridad en el mundo griego. Cuando se realizaba el evento, automáticamente, se interrumpían las guerras entre los diferentes Estados contendientes (Por supuesto, una vez concluido el espectáculo proseguía la guerra). El siguiente comentario puede darnos una idea del significado de las Olimpíadas para los griegos: “Así como el aire es el mejor de los elementos, como el oro es el más precioso de los tesoros, como la luz del sol sobrepasa cualquier otra cosa en esplendor y calor. Así no hay victoria más noble que la Olimpíada, escribía Plutarco fanático de esa competencia deportiva”. Como el evento duraba varios días se disponía de otros espectáculos y diversiones para distraer a tan distinguidos visitantes. La nutrida concurrencia afluía del disperso mundo griego, en primer lugar. De la alejada Babilonia, de Egipto y de los países del Medio Oriente. La transportación no era fácil ni tampoco cómoda, pero bien valía el sacrificio. Siete carreteras daban acceso a la ciudad. En su amplio estadio podían acomodarse cuarenta mil espectadores. En el año 582 a.C. y dado el extraordinario éxito de las Olimpíadas, se organizaron otros juegos en Delos y Corinto. A ellos concurría el mismo público. Los atletas -“todos eran amateurs, no recibían premios”- aspiraban a ser campeones en las tres competencias. En resumen, los eventos deportivos siempre han movilizado millares de turistas, tanto en la Grecia Clásica, como en nuestros días.

Otra corriente apreciable de turistas cosmopolitas tuvo como motivo el esplendor alcanzado por Atenas, a partir del Siglo V a.C. Numerosas personas viajaban al Ática –como auténticos turistas- para disfrutar de cuanto la ciudad ofrecía. En particular tenía un atractivo singular, sus fiestas Panateneas. Verdaderamente eran dignas de verse sus famosas procesiones, atravesando el Ágora en diagonal y ascendiendo a la Acrópolis, hasta el templo de Atenea. Había otro espectáculo fuera de serie: Las

Teniendo como fondo el Templo de Teseo, la gráfica recoge un grupo de visitantes.

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representaciones teatrales. Los dos eventos señalados, más la belleza de la ciudad y su nivel de cultura bastaban para atraer a todos los públicos. En el transcurso de la Antigüedad Clásica la corriente turística hacia Grecia era muy selecta. La formaban emperadores, reyes, reputados filósofos, famosos artistas y distinguidos personajes. En síntesis, los VIP de aquella época. Varios destinos les interesaban. Primero, Delfos para consultar el oráculo “asunto muy importante, para la toma de decisiones”. Segundo, Delos la Isla de los Dioses, porque estar en buena relación con las divinidades, ha sido una constante en todas las épocas. Tercero, Olimpia y Corinto para presenciar las competencias atléticas y disfrutar de otras atracciones. Cuarto, la cosmopolita Atenas.

El Templo de Delfos

Turistas, al fin de cuentas, se comportaban como tales. Es decir, como hacemos nosotros. Recorrían el territorio heleno de Norte a Sur. Se embarcaban para conocer las islas jónicas, las Cicladas y las del Dodecaneso. Iban desde Macedonia, al Peloponeso. En otras palabras, en materia de interés turístico se actuaba como actualmente hacemos. Por supuesto, el turista de la Antigüedad no disponía del confort moderno, pero, según parece, no les importaba. Los pasajes en los barcos griegos no eran caros. Se pagaba en función del peso del pasajero, como si se tratase de una carga cualquiera. Pero no le proveían ni de una banqueta para sentarse. Así- mismo, el pasajero debía llevar sus vituallas, si quería comer y beber. ¡Cuán diferentes son los fabulosos cruceros griegos de nuestro tiempo! En resumen, antaño disfrutaban, como nosotros lo hacemos, el mítico mundo griego. De eso, no me cabe duda. Lo pasaban muy bien, según narran las crónicas de aquel tiempo.

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IV - Mykonos, la Pequeña Venecia

Tiene el Mar Egeo un particular encanto, muy difícil de igualar. Su historia, la obra de sus habitantes, el colorido de sus aguas y sus paisajes, todo ello le imprime una fisonomía especial a sus islas. Amerita conocerlas, pues brindan al viajero un cúmulo de bellezas naturales dignas de contemplar. Durante el tórrido verano del año pasado y a bordo del “Stella Solaris”, de la “Royal Olympic Cruises”, tuve la oportunidad de visitar algunas de las islas Cycladas y del Dodecaneso. También hicimos escala en Halicarnaso (Bodrum) y en Creta.

La gráfica recoge el interior de una pequeña iglesia ortodoxa en Mykonos. Está sobriamente decorada con bellas imágenes e iconos del más puro estilo bizantino Del grupo de las Cycladas, la isla más famosa es Mykonos, por sus singulares características, y de quien me ocuparé seguidamente. Entre otras cosas, sirvió de escenario de muchas películas. Asimismo, las revistas internacionales y un sin número de libros se ocuparon de publicar sus encantos. En otras palabras, la naturaleza no se los escatimó, sino, por el contrario fue sumamente generosa prodigándoselos. A Mykonos acuden turistas del mundo entero. Constituye el lugar por excelencia para artistas e intelectuales, debido a una poderosa razón. En ese idílico paraje, el noble quehacer del espíritu encuentra algo difícil de hallar en otros lares. Como es la paz interna y la motivación. Es decir, representa el caldo de cultivo óptimo, donde el ser se dilata y hace florecer las ideas y la inspiración. Desde el punto de vista histórico puede decirse lo siguiente de Mykonos: ahora es la isla más renombrada y mas cosmopolita de las Cycladas. Sin embargo, en la Antigüedad Clásica, sin duda, no jugó ningún papel importante, pues no hay testimonio de ello. Los jónicos fueron sus colonizadores y en consecuencia, formó parte de la Liga Ateniense. Lo reducido de su aporte pecuniario demuestra cuán débil era su situación económica. Contaba con dos núcleos de población. Uno, en la costa occidental, cerca de su actual capital y otro en el Norte, no lejos del área de Palioskastro. Durante el período de los Tolomeos y de los romanos disfrutó de un cierto bienestar económico, pero no ocurrió lo

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mismo en el lapso bizantino. Antes de pertenecer a Venecia, de 1207 a 1390, junto con Tinos, la isla pertenecía a la familia Ghisi. En el año 1537 la conquistó para los turcos el pirata Barbaroja. Los otomanos autorizaron a dotar a las naves de Mykonos, de armamento para defenderse de los ataques de los piratas. Ahora bien, algunos tratadistas señalan que la gente de Mykonos se dedicó a la piratería. Uno de los sucesos de mayor interés en la historia de la isla, lo constituye la fundación de la "Comunidad de los Mykonenses", creada en 1615. En el transcurso de siglo XIII, Mykonos vivió momentos de esplendor. Su flota mercante era muy importante. Mykonos es una de las islas más pequeñas de las Cicladas. Su extensión es de 16 Km. De largo por 17 Km. de ancho. Las leyendas que nos vienen desde la Antigüedad, comentan lo siguiente. Las rocas regadas por la isla, son los restos petrificados de los gigantes que mató Hércules. La economía de la isla depende del turismo, en consecuencia es cíclica. En la actualidad se trabaja fuerte durante la época veraniega y en el invierno se paralizan las actividades económicas. Los habitantes consideran las temporadas buenas, o malas, en función de los beneficios obtenidos. En verano necesitan ganar lo suficiente para poder subsistir el resto del año. En la década del 50 comenzó el flujo turístico en Mykonos. Esta corriente tuvo el origen siguiente. Muchas personas viajaban a la vecina isla de Delos, para conocer los lugares históricos. Como allí no había posibilidad de hospedarse y los servicios de restauración eran por demás precarios, debían trasladarse a Mykonos, donde si podían encontrarlos. La isla les fascinó y por ello, se convirtieron en sus asiduos visitantes. La afluencia creció en forma de progresión geométrica. Muchas personas acuden a Mykonos atraídas por sus playas. Son muy bonitas y tranquilas. Las más interesantes se hallan algo alejadas del centro urbano, pero tomando un taxi se llega allí en poco tiempo. En la isla hay dos playas nudistas. Paradise y Super Paradise, en la bahía de Karkinagos. El ambiente en Mykonos es por demás euforizante, lo siente el visitante tan pronto llega a la isla. La gente al entrar en contacto con sus playas, con sus pintorescas edificaciones cúbicas –de una blancura resplandeciente- experimenta unas incontenibles ansias y alegría de vivir. Los responsables del Poder Local han tenido sumo cuidado de reglamentar el desarrollo urbano. Esa es una de las razones para viajar a la isla. El crecimiento no ha sido anárquico –como sucede en muchos lugares-, sino todo lo contrario. Las edificaciones están enmarcadas dentro de un mismo patrón. Es decir, tanto los hoteles de reciente construcción, como las tiendas, bares y restaurantes, semejan a las tradicionales casas de los pescadores. En consecuencia, recorrer la polis, transitar por sus pequeñas calles y tomar un trago, o degustar los platos locales, resulta una faena felicitaria sumamente placentera. Justifica por sí sola el estar vivo. Durante mi breve visita a Mykonos, subí hasta el Kastro (Castillo) y tuve la oportunidad de visitar el conjunto de iglesias de Paraportiami. Se trata de un monumento nacional, formado pacientemente al través de los siglos. De dicho conjunto el de mayor interés lo constituye la iglesia Panagia Paraportiani, por ser la más importante de las 400 iglesias de la isla. En su arquitectura se hallan presentes elementos bizantinos, populares y occidentales. En la plaza está ubicada la iglesia Metropolitana y una vieja iglesia católica. Un poco más allá, en los lados del mar, aparecen los famosos molinos de viento. Su imagen se publicitó en el mundo entero y los identifica con la isla.

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En ésta zona –ubicada en la parte alta de la ciudad, pues tenía un carácter defensivo- los venecianos construyeron una fortaleza ("La Venecia de Mykonos"), de la cual pocos vestigios quedan actualmente. Al descender, del pequeño montículo, se encuentran unas casas medievales, haciéndole frente al tiempo. Impone su sólida presencia, dándole cara al mar. Estas casas, del barrio de Alefkandra, de bellos balcones lo denominan "La Pequeña Venecia" (Little Venice). Por supuesto, constituye una obligada visita por parte del turista. Al admirar aquellas casas, con la espuma de las olas del mar embistiendo contra ellas, algo vino a mi mente. Recordé la tosca atalaya que el rey castellano mandó edificar, para defender la playa contra los riesgos del mar. Y tal como sucede en Mykonos.... “Cuando el mar embravecido choca contra la empinada roca, que allí le sirve de valla, entonces, firme en su asiento, el castillo desafía, la salvaje sinfonía de las olas y del viento”. Algo similar estaba sucediendo, frente a mí, con las casas de Mykonos. Varios lugares de interés turístico hay en la isla. 1) El Museo Arqueológico de Jora, repleto de piezas valiosas. Consisten en esculturas y cerámicas, provenientes de las excavaciones realizadas en el cementerio de Rhenia, donde enterraban los muertos de Delos. 2) El Museo Folklórico, exhibiendo muebles, imágenes y órganos musicales. 3) El Museo Naval del Egeo, brindando a los amantes de las actividades marítimas una información de interés. Asimismo, Mykonos cuenta con una Biblioteca Municipal. Otro aspecto muy original, lo constituye un molino de viento convertido en Museo Agrícola. Cabe señalar, asimismo, a un pintoresco personaje –no puede olvidarse-, pues llama poderosamente la atención al visitante. El Pelícano Petros, símbolo de la ciudad, quien también libre y con la mayor naturalidad anda por las calles de Mykonos (Como lo hacía Pedro por su casa), dejándose retratar, con la mayor docilidad, por los turistas. Porque cuantos arriban a la isla quieren conservar el recuerdo de su imagen y la de los Molinos de Viento, situados en el Mirador de la Ciudad. Según me contaron, por los años 50 una bandada de pelícanos migratorios pasó por la isla. Uno de ellos Petros? No pudo proseguir el viaje, porque estaba extenuado. Vasilis, el pescador, se ocupó del pobre pelícano y logró que recuperara sus energías. Desde entonces, Mikonos constituye su hogar. Por cierto, ya no se encuentra solo, pues tiene una compañera, Petra. Personalmente y como suele ocurrir con quienes visitan Mikonos, dejé la isla de muy mala gana, muy en contra de mi voluntad. Me hubiese gustado prolongar allí mi estadía. Tal como hacen otros felices mortales, A quienes, en verdad, envidio... Pero, que le voy hacer. Sólo me queda el grato recuerdo y un firme afán de regresar... y, si posible fuese, disfrutar una estadía más prolongada.

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V- Delos, la Isla de los Dioses

La isla de Delos se halla muy cerca de Mykonos y está deshabitada. El trayecto en lancha, entre ambas islas, es corto, pues tan sólo lleva unos 30 minutos. Aunque algunas veces el mar esté picado. A los participantes en los cruceros de "Royal Olympic Cruises", interesados en visitar la isla de Delos, allí los dejan antes de arribar a Mykonos. En la tarde una lancha se ocupa de recogerlos y transportarlos a Mykonos, para abordar la nave y continuar su crucero. Durante la Antigüedad Clásica, Delos fue la isla de los Dioses. Según narra la Mitología, Leto se refugió en aquellos parajes con una finalidad. Dar a luz a sus dos hijos: Apolo y Artemisa. Para venerar el lugar -donde vinieron al mundo ambos dioses-, acudían un crecido número de peregrinos. Procedían de las islas cercanas y también del continente. En la isla, se construyeron espléndidos templos y monumentos como una clara demostración del ardiente fervor del mundo griego. Antes de tomar decisiones, tanto los gobernantes, como los guerreros, acostumbraban trasladarse a Delos para consultar a su sagrado oráculo. Era considerado el segundo en importancia, después del de Delfos. Las excavaciones, realizadas en los últimos años, han sacado a la luz templos y monumentos impresionantes. Asimismo, se descubrió un barrio residencial completo. Es el mejor preservado de la Grecia Clásica. Esta urbanización, junto con los grandes templos y monumentos, demuestran la prosperidad de Delos. Porque aparte de constituir un santuario religioso, era –en sus buenos tiempos- un emporio económico. Su puerto tenía mucho movimiento y en su mercando se vendían hasta 10.000 esclavos en un día. Originalmente el nombre de la isla era Ortygia y desde 3000 años a.C. ya estaba habitada. En el siglo IX a.C. se convirtió en el punto de cohesión de los jónicos instalados en las islas del Mar Egeo. Los atenienses se unieron a ese grupo, dado su origen jónico. La Liga de Delos –conducida por Atenas-, se constituyó en el 478 a.C. y tuvo un poder político decisivo en el colectivo griego. En ese centro rector jugó un papel protagónico Arístides, por su singular honradez. Lamentablemente, no se pudo lograr la cohesión de las Ciudades-Estados, -como era el propósito de la liga- por el espíritu individualista, de los Estados miembros. Por ello persistió la Grecia invertebrada y fracasó la "revolución económica ateniense", genialmente delineada por Solon y Pisístrato. En el 540 a.C. se realizó la primera purificación de la isla. Consistió en sacar de aquel lugar sagrado todas las tumbas. Años después, en el 426, se efectuó la segunda purificación. Los huesos de los muertos los llevaron a la cercana isla de Rhenia y desde esa fecha se prohibió nacer y morir en la isla. Mirthriades, en el 88 a.C., invadió Delos y destruyó sus templos y monumentos. Unos años mas tarde, en el 69 a.C., la isla fue víctima de un segundo saqueo, del cual no se recuperó jamás. Desde esa fecha quedó deshabitada. Sus ruinas las descubrieron en el siglo XV unos visitantes de Occidente. A partir del año 1872 la Escuela Francesa de Atenas tomó a su cargo las excavaciones en Delos. En resumen, la isla –en su totalidad- constituye un lugar arqueológico de primer orden. En su costa occidental se halla el puerto sagrado. Al N. O. Se encuentran los Propileos y el Ágora de los miembros de la Liga. (II a.C.). Después aparece la vía sagrada bordeada

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con las bases de los bustos, que en ese lugar se mostraban. Al Oeste, el Pórtico de Filipo (III a.C.), frente al Ágora de los delianos. Todavía pueden verse los cimientos del Santuario de Apolo. Al Norte se halla el Keraton y el Templo de Artemisa (II a.C.). En la Terraza de los famosos leones, sólo quedan cinco de los nueve que hubo inicialmente. Algunas de estas estatuas se las llevaron a Venecia. La visita a la isla de Delos, supone una de las etapas más importantes para poder conocer el mundo helénico. Porque las excavaciones efectuadas en el lugar, mueven a una profunda reflexión. Ponen de manifiesto dos poderosas fuerzas de cohesión, cuyo objeto era el tratar de dinamizar ese pueblo tan singular. Por un lado la Mitología, con su alto contenido ético-religioso y por el otro, el realismo de la Liga, fruto del claro razonamiento y cargado de profundo sentido práctico. En última instancia –desde mi personal punto de vista-, en eso consiste Grecia. En una Síntesis formada por la resultante de la operación algebraica de oponer la Tesis representada por la Mitología a la Antítesis presentada por la Razón. La primera, fue expuesta por Hesíodo, en su "Teogonía". La segunda, cuyo padre es Tales de Mileto y sus máximos expositores Sócrates y Aristóteles. Después, todos los grandes pensadores que del mundo han sido, siguieron las doctrinas enunciadas en la Escuela de Atenas.

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V - Santorini, la Isla Fascinante

Siguiendo el programa del Crucero "Romántico Egeo", el "World Renaissance" nos llevó a Santorini y fondeó frente a la ciudad. En la Antigüedad se llamaba Strongyle (Redonda), o Kalliste (Muy bella). La isla debe su nombre a su patrona, Santa Irene de Salónica, quien murió allí, en el exilio en el año 304 de nuestra era. Por sus características geológicas difiere del resto de las islas cicladas. En el año 1500 a. C. la floreciente población de Santorini, abruptamente interrumpió su desarrollo. Se debió a la formidable erupción del volcán, asentado en la isla. Fue algo espantoso, su tremenda fuerza asoladora acabó con todo, al hundirse la caldera del volcán, dándole la forma actual de media luna a la isla. Donde se hallaba el volcán emergieron una serie de islotes. Santorini es parte integrante de las Islas Cicladas. Se le dio ese nombre –Cycladic- por pertenecer a una vieja civilización allí asentada desde 4000 a.C.

El portón de un restaurante de Santorini

Gracias a los trabajos realizados para remover las capas de lava –iniciado en 1930- fue posible recuperar los vestigios materiales de la antes citada civilización. Se ha podido establecer el nivel de cultura de ésta población, al través de los frescos y objetos de arte recuperados en las excavaciones. Son muy parecidos a los minoicos. Asimismo, se comprobó sus relaciones -durante el período histórico- con Chipre, Creta y con los pueblos de tierra firme. Distintos grupos humanos han estado presentes en la isla desde el 4000 a.C. Tal como demuestran las excavaciones efectuadas en Akrontiri. Primero, la civilización cycladic, después los minoicos, dorios y fenicios. Desde la vieja era cyclaica

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disfrutó de una pujante prosperidad. Dicha situación perduró hasta el 1500 a. C., cuando explotó el volcán. Hacia el año 1000 a. C. los dóricos se apoderaron de la isla y le dieron el nombre de su jefe, Thera. Mantuvo su alianza con Esparta hasta el año 426 a. C., cuando se incorporó a la Liga de Delos, controlada por Atenas. Posteriormente, la isla fue utilizada por los Tolomeos, como base naval, dado su valor estratégico. Permaneció un cierto tiempo de inactividad militar –durante la dependencia de Bizancio-, después vuelven a utilizarse sus bases. Ahora bien; pese a su poderoso sistema defensivo, continuamente la isla padeció los ataques de los piratas. En el siglo XIII Santorini formaba parte del Ducado Veneciano del Archipiélago. El control de los venecianos se mantuvo hasta la fecha en que ocuparon la isla los turcos (1579). Santorini estuvo bajo el yugo otomano, hasta la liberación de Grecia en 1829. La extensión territorial de Santorini cubre unas 29 millas cuadradas. Su población es de 10.000 habitantes. En la actualidad el turismo constituye la fuente principal de ingresos de la isla. Sus playas situadas en el N y en el S tienen especial demanda. También se cosechan uvas, en su suelo volcánico y producen vino de excelente calidad. Otro ingreso económico lo produce la exportación de piedra pómez y pistacho. Dos millones de toneladas de tierra volcánica son enviadas al exterior, anualmente, para ser utilizadas en la industria de la construcción. Como el barco quedó fondeado, bajamos a tierra en bote. De allí emprendimos nuestro viaje a Fira, la capital de Santorini. Se halla ubicada a 1000 metros sobre el nivel marino. Encima de una cúspide, frente al mar y extendiéndose a todo lo largo de la ladera, de una especie de acantilado volcánico. La ciudad quedó destruida en 1956, a causa de un terremoto, pero fue completamente recuperada. Al través del tiempo las fuerzas telúricas han descargado su ira en Santorini. La primera erupción volcánica, de que tengamos noticia, ocurrió el 1500 a. C., posteriormente se produjeron en el 236 a. C. y en el 1925 de nuestra era. El último terremoto –como antes se señala- fue en 1956. El visitante dispone de opciones distintas para subir a la ciudad. A pie, trepando por cientos de escalones; (Son únicamente 587), sobre los lomos de un burro; o en funicular. La primera opción sin duda supone un magnífico y oxigenante ejercicio. Utilizar uno de los mansos asnos, representa una vivencia poco al uso. Ahora bien; como la anterior posibilidad, requiere un cierto afán de aventura y ciertas condiciones físicas. En consecuencia, me decidí por la opción más prudente, el cómodo funicular. El cable transporta en sólo dos minutos 800 personas por hora. Fira, para muchas personas es el pueblo más bello del Egeo. En mi personal criterio, me adhiero sin reservas, a sus fans. Porque sí posee una belleza y un perfil único, capaz de impresionar a cualquier mortal. La blancura extraordinaria de sus lujosas casas, contrasta con la roca oscura. Llama la atención el diseño arquitectónico, pues semeja a un país de fábula. Muchas de sus casas tienen cúpulas azules. Si a eso sumamos la policromía de sus puertas y ventanas de madera labrada, ipsofacto nuestra mente nos traslada a un cuento de hadas. Da trabajo el creer que pueda existir tanta belleza. Supone un espectáculo optimizante, pues –aunque sólo sea por muy breve tiempo- nos aleja de la animalidad y nos hace emerger a los niveles superiores de persona. Tan sólo por experimentar tan vivificante estímulo, merece el trasladarse a Santorini, pues se trata de una vivencia, imposible de olvidar.

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Durante la Antigüedad Clásica se esparció una teoría, situando la perdida Atlántida en Santorini. No sé si Solón -apasionado de la Atlántida- estuvo de acuerdo con dicha idea. Pienso que sí. También Platón –quien se ocupó del tema a fondo- la ubicaba por esos lados. Asimismo, varios oceanógrafos contemporáneos plantean la misma hipótesis. Consideran que la Atlántida era una isla del Mar Egeo (Quizás Santorini). Se han realizado investigaciones y excavaciones arqueológicas en Santorini, pero con otros objetivos. En el extremo Sur de la isla, en Akrotiri se descubrió las ruinas de una ciudad, minoica. Fue cubierta por la lava hacia el 1500 a. C. cuando ocurrió la terrible explosión volcánica. Se puede apreciar, perfectamente, el trazado urbanístico con calles, plazas y casas de dos y tres pisos, tiendas y talleres. Dentro de las casas se encontraron utensilios del hogar, objetos de arte y frescos adornando sus paredes. En el pueblo de Akrontiri, se pueden apreciar las ruinas de un castillo y de dos iglesias. Entre otros aspectos interesantes de la isla, cabe señalar lo siguiente. En la región de Mesa Vounou, donde se hallaba la vieja Thera, se descubrió un ágora, varios templos, un teatro y edificaciones públicas y privadas. Vale la pena conocer las iglesias de Panogía Stin Tripo y Agía Anna, en el pueblo de Vothora y en Pyrgos, la iglesia bizantina del siglo X, Theotokali. En resumen, toda la isla contiene valiosos vestigios del pasado, desde la remota era minoica, hasta la bizantina. Lamentablemente, al turista no le alcanza el tiempo para efectuar un recorrido a fondo y apreciar en Santorini las muestras que han quedado impresas en su suelo, a su paso por la Historia. En Santorini el visitante disfrutará de un singular placer recorriendo sus calles, contemplando sus catedrales y sus iglesias –católicas y ortodoxas-, con sus impresionantes domos azules. El interior de estos recintos es digno de verse por lo valioso de sus decorados y por los íconos allí atesorados. A quienes les apasionan las bellas artes encontrarán en Fira magníficas oportunidades para adquirir objetos interesantes. Finas piezas de joyería y figuras inspiradas en obras famosas de la Antigüedad Clásica, se exponen allí, en las elegantes Galerías de Arte. Estas boutiques del buen gusto, gozan de un merecido prestigio en el mundo entero, por la óptima calidad de sus creaciones artísticas. La ciudad dispone de muchos establecimientos hoteleros de todas las categorías y precios. Están en capacidad de albergar los millares de clientes que, desde los más distintos confines del planeta, acuden a la isla. También para los amantes de la buena mesa, Santorini les ofrece verdaderas delicadezas gastronómicas. Pone a su disposición una serie de restaurantes capaces de satisfacer al más exigente de los comensales. Algunos comentaristas –en la Prensa internacional- consideran a los bares y a los restaurantes de Santorini, como los más llamativos del mundo. Dos razones les inducen a opinar así de los citados establecimientos. Su decorado puramente helénico y

Solon de Atenas, uno de los siete sabios de Grecia

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su instalación en complicadas terrazas, a donde se llega al través de unos zigzagueantes pasillos y escalones. Dichos centros del buen yantar, cuentan con profesionales de la restauración del más alto nivel y con la experiencia de haber servido a clientes de todas las latitudes. Como sucede en todos los cruceros de "Royal Olympic Cruises", a los pasajeros del "Words Renaissance" se les ofrecieron dos excursiones para conocer la isla. Una, duraba tres horas y media horas y se efectuaba en bote, autobús, teleférico y a pie. El bote los llevaba al puerto de Athenios y de allí en un autobús se les conducía a la aldea de Oïa, remontando la Caldera. El viaje muestra un paisaje impresionante y de características únicas. Con seguridad, jamás olvidaran ésta excursión los participantes. Al final se les traslada a Fira, donde transitan por la ciudad y al concluir el paseo, en el teleférico regresan al barco. En la otra excursión, a los participantes los trasladan en bote hasta el puerto de Athineos. Allí toman el autobús, donde harán un viaje alrededor de la isla. Visitaran la aldea de Pyrgos, en el Sur, recorrerán la zona de los viñedos y llegaran a Boutari. Ahí tendrán oportunidad de catar algunos vinos, acompañados de queso local. Después de concluir su excursión por la isla, visitaran el Museo Prehistórico de Fira. Recorrerán las calles de la ciudad, con sus atractivas tiendas, restaurantes y bares. En el teleférico descenderán al muelle donde les espera el barco. Algunos participantes de los cruceros desembarcan en Santorini, donde permanecen por espacio de varios días. Por lo regular, tres, cuatro o siete, lo suficiente para disfrutar de aquel paraíso. Después, tienen la posibilidad de abordar otro barco de "Royal Olympic Cruises" y proseguir su crucero. En nuestro caso la visita tan sólo duró unas horas, pero fue compensadora. Por supuesto, nos dejó el deseo de volver a recorrer sus calles y admirar su maravilloso ambiente, impregnado de tranquilidad y de belleza. Su fama verdaderamente responde a una realidad, no se trata de un simple gesto publicitario. Ahora bien; quizás en un futuro podremos satisfacer este deseo y nos quedaremos unos días en Santorini. Así conoceremos más a fondo aquel idílico paraje.

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VI - Bodrum, el Antiguo Halicarnaso

Uno de los destinos más interesantes del crucero en el “Stella Solaris” lo constituyó Halicarnaso, la actual Bodrum (Turquia). La ciudad está impregnada de recuerdos históricos y de edificaciones construidas al través de los años. Algunas se conservan en perfecto estado. Sin embargo, a otras la erosión del tiempo las redujo a pobres ruinas. Halicarnaso fue colonizada por los dorios llegados del Peloponeso, hacia el año 1000 a.C. Formó parte de una Liga con Kos, Cinidos y tres ciudades de Rodas. En el siglo VI a.C. fue expulsada de la confederación por los otros cinco miembros, quienes no estaban de acuerdo con sus lineamientos dóricos. Pronto entró dentro de la zona de influencia de Persia y después pasó a integrar el Imperio Romano. En los tiempos de Marco Antonio y Cleopatra tuvieron mucha actividad sus astilleros. Desde entonces son famosos los carpinteros de ribera de Halicarnaso. Al dividirse el Imperio Romano, quedó incluida en el área de Bizancio. Cuando los caballeros de San Juan dejaron su fortaleza en Esmirna, en 1402 se trasladaron a Halicarnaso. Construyeron el Castillo de San Pedro en 1522, utilizando materiales del monumento de Mausoleo. La Orden de San Juan controló con sus sistemas fortificados de Kos y Rodas todo el sudeste del Egeo. Cuando en 1523 Suliman el Magnifico tomó Rodas, los caballeros de San Juan se replegaron a la Isla de Malta. Halicarnaso ha mantenido una especial atracción desde la Antigüedad Clásica. Fue un emporio económico floreciente, un enclave estratégico importante y la depositaria de una de las siete maravillas del mundo. Asimismo, allí nacieron famosos personajes, cuyo paso por este planeta no fue algo desapercibido, como es el caso de Heródoto, el padre de la Historia Universal. Ahora bien; hay dos figuras femeninas especialmente interesantes: Artemisa I y Artemisa II, cuya actuación se sale de los parámetros corrientes. Se recuerda a la Reina Artemisa I por su arrojo personal, por su singular belleza y por su capacidad de reflexión. En ella se dio un binomio poco frecuente en el perfil de un líder. Como lo es un alto índice de reflexión y de acción, simultáneamente. En el 480 a. C. –cuando ya era viuda- combatió en la batalla de Salamina, al frente de sus cinco naves, en el contingente persa. Sobre su heroico comportamiento el Rey Jerjes hizo el siguiente comentario: “En esta batalla los hombres se han comportado como mujeres y las mujeres como hombres”. Mas tarde, Jerjes le encomendó la educación de sus hijos. La Reina Artemisa II de Halicarnaso es famosa por otro hecho sobresaliente. Cuando murió su esposo, el sátrapa Mausolo, ordenó construirle una tumba espectacular. Por su importancia se la catalogó como la tercera maravilla del mundo. Con dicho gesto, Artemisa quiso poner bien patente cuan profundo y sublime amor sentía por su esposo. Su poco usual comportamiento la convirtió en el arquetipo de la fidelidad y del amor conyugal. La inconsolable viuda encargó la construcción del monumento al maestro escultor Scopias y a los arquitectos Sátiro y Pitio. Rodeaba la cámara funeraria una columnata jónica sosteniendo una cubierta piramidal. En su cima había una cuadriga. La cámara descansaba en un basamento rectangular de veinte metros de altura. De acuerdo a la primitiva reconstrucción (1862) de Newton y Pullman el monumento tenía una altura de 43 metros. Por cierto, el Rey Mausolo (376 a 363 a.C.) tuvo el mérito de hacer de Halicarnaso uno de los mejores puertos del Mediterráneo.

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Artemisa II ofreció un premio a quien compusiera el mejor elogio funerario a su difunto esposo. Concurrieron al certamen los dos oradores más calificados de Grecia: Isócrates, de Atenas y Teopompo, quien ganó el premio. Pues bien; cuando desembarcamos del “Stella Solaris”, un autobús nos condujo al lugar donde en otro tiempo estuvo el Mausoleo. Ahora tan sólo quedan los cimientos, unas piedras amontonadas y columnas caídas. En una galería se expone unas maquetas de Halicarnaso –en la época del Rey Mausolo-, otra maqueta del monumento, diagramas y planos. Asimismo, el visitante puede ver unas piezas de mármol esculpido. Después de recorrer el lugar donde estuvo el famoso mausoleo, los guías nos llevaron a un impresionante Teatro, esculpido en la roca de una colina, situada detrás de la ciudad. De allí fuimos al Castillo de San Pedro, construido en el siglo XV por los caballeros de San Juan. Actualmente, allí tiene su sede el Museo de Arqueología Submarina. Pudimos ver, en su exposición, una serie de naufragios –presentados en maquetas- y de objetos recuperados en la zona. Destaca los restos de un carguero hundido en el año 1025, sin duda, el naufragio más antiguo del que se tiene noticias. Las distintas dependencias del Castillo de San Pedro se hallan en perfecto estado de conservación. Recorrerlas resultó un buen ejercicio físico, por demás ilustrativo. En las salas se expone, con todo lujo de detalles, las actividades allí desarrolladas en el transcurso de los siglos. Tuvimos incluso la posibilidad de conocer la terrorífica Cámara de Tortura. Afortunadamente, fuera de uso en la actualidad. Uno de los aspectos más curiosos de la visita lo constituyó los recintos dedicados a la Princesa Carienne (365 a 325 a.C.) y cuya tumba se descubrió recientemente. La enterraron con sus joyas. Mediante los procedimientos más modernos su cuerpo y su cara los han reconstruido, a partir de su osamenta. Desde las almenas del castillo se aprecia la ciudad y el puerto lleno de embarcaciones. Como algo muy al uso, los turistas enfocaron sus cámaras para llevarse recuerdos de Halicarnaso. Mucha demanda -para estos fines- tuvo la estatua sin cabeza de un personaje romano. Los visitantes aprovecharon para colocar la suya en su lugar y tomarse una fotografía al estilo de las ferias. Agradable resultó entrar en contacto con los lares natales de las dos Artemisas, La heroína de Salamina y la viuda ejemplar. Vaya, pues, hasta éstas dos singulares mujeres, mi respeto y mi más cálido homenaje.

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VIII - Rodas, la Isla de los Caballeros

La quinta escala del "Olympic Voyager", en su crucero titulado el "Cuerno de Oro", fue la Isla de Rodas la mayor del Dodecaneso. Llegó a tempranas horas de la mañana y zarpó hacia Creta, en la noche. Ese largo lapso de estadía en el puerto, permitió a los pasajeros conocer diversos aspectos de la Isla de los Caballeros. Rodas goza de una ubicación geográfica privilegiada al Sureste del Mar Egeo, frente a las costas de Turquia. Un canal de 12 Km. la separa de Anatolia. Su población es de 90.000 habitantes. Desde remotas épocas siempre constituyó un enclave importante, tanto por su valor estratégico, como por constituir un punto de paso para el quehacer comercial y militar. En su capital funciona actualmente la sede administrativa del archipiélago. La extensión de la isla, aún siendo la mayor del Dodecaneso – como antes señalábamos-, es reducida, pues sólo tiene 80.000 Km., de Norte a Sur. Una cadena de montañas, situada en su zona central, la atraviesa. Entre las laderas de los montes y antes de llegar al mar, surgen muchos valles sembrados de diversos cultivos. Algodón, cereales, frutos y tabaco, florecen con facilidad, pues el suelo, rico en nutrientes, es muy fértil y el clima favorable.

La gráfica recoge el patio interior del Palacio del heroico Gran Maestre François

Villiers de L’Isle de la Orden Hospitalaria de San Juan Inicialmente, Rodas estuvo habitada por un grupo humano prehelénico, vinculado con los jónicos del Asia Menor. Se llegó a ésta conclusión al través de los descubrimientos arqueológicos efectuados y a los nombres de ciertos lugares. Posteriormente, en el segundo milenio a.C., los aqueos ocuparon la isla y desarrollaron la Civilización Egea. Según los documentos históricos más antiguos, en ese segundo milenio llegaron los dóricos. Crearon asentamientos coloniales, desde donde desplegaron un flujo comercial significativo. Los dóricos provenían de Argos y de Esparta y se trasladaron a la isla de Rodas, siguiendo las indicaciones del Oráculo de Delfos. Fundaron las ciudades de Lindos, Camirus y Ialysus. Por cierto, los rodianos, a su vez, establecieron asentamientos coloniales en la Magna Grecia

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y en las Galias. Fundaron Parthenope la (futura Nápoles), Gela y Agrigento. En las Galias Rhodanousía mas tarde Arlés. Las ciudades de Lindos, Camirus y Ialysus formaron parte de la Liga de Delos, dirigida por Atenas, hasta el año 412, fecha cuando se desligaron del liderazgo ateniense. En el siglo IV a.C., Rodas vivió unos momentos de esplendor. La ciudad de Rodas concluyó de construirse –según el diseño del arquitecto griego Hippodamus de Mileto-, en el 408 a.C. En el período de la Guerra del Peloponeso, Rodas se vio envuelta en el conflicto, como la casi totalidad de los Estados Griegos. Durante la era de Alejandro se sometió a su liderazgo, pero tan pronto se supo de su muerte, en el 323 a.C., se sacudió de la directriz macedónica. En los siglos II y III a.C. la isla desplegó una notoria actividad cultural. Sobresalieron por sus creaciones plásticas dos grandes maestros: Protogenes y Charos de Lindos. El primero fue famoso por sus pinturas y el segundo por ser el autor del Coloso de Rodas. Los habitantes de Rodas erigieron el año 280 a.C. la estatua para celebrar su victoria sobre los persas. El hecho sucedió así: Como Rodas apoyaba a Grecia, la ciudad fue sitiada por Demetrios de Siria el año 305 a.C. Los rodianos lograron romper el cerco y derrotar a sus atacantes. Con el material dejado por los agresores en su huída, se construyó el gigantesco Coloso de 32 metros de altura. Inicialmente representaba al Dios Helios (Sol), quien fue reemplazado por Apolo. El Coloso de Rodas fue una de las siete maravillas de la Antigüedad Clásica, lo derrumbó un terremoto el año 225 a.C. Al Norte del puerto actual estaba el "Pequeño Puerto", a su entrada se erguía el Coloso, desafiante. En el siglo I a.C. los escultores de Rodas realizaron la famosa estatua de Laconte. Por cierto, entre los hombres famosos nacidos en Rodas, también cabe mencionar a Memnon, quien a la cabeza del ejército del rey Darío se afrentó a Alejandro el Grande. Rodas mantuvo una alianza con Roma. Apoyó a Julio César, en su lucha contra Pompeyo. Por eso, años más tarde, al ser ultimado Cesar, uno de sus asesinos, Gaius Casio Parmensis, ocupó la isla con sus legiones, el año 42 a.C. Mató a los amigos de Cesar, saqueó la ciudad y destruyó los templos. El salvaje ataque mermó el poder de Rodas, pero no su bien ganado prestigio en el área cultural. Porque pese a ese desastre continuó siendo un santuario del saber humano, en la Antigüedad junto con Alejandría y Pérgamo. Al dividirse el Imperio Romano, Rodas quedó en el área de Oriente, dentro del Imperio Bizantino. Dicha situación duró hasta el año 1309, fecha cuando los Caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén, ocuparon militarmente la isla. En esa época se construyó la ciudad medieval y los recintos fortificados. La Orden se fundó en Jerusalén el siglo XI. Sus miembros provenían de todas las naciones de la cristiandad. Diversas eran sus funciones, pues realizaban, al mismo tiempo, labores hospitalarias y quehaceres militares. En toda la cuenca del Mediterráneo crearon instalaciones hospitalarias y formidables fortalezas. Empuñaron las armas para defender su fe y a la Cultura de Occidente, amenazada de muerte por el fundamentalismo musulmán. Su lucha armada contra el Islam fue permanente e implacable. Asimismo, su piadosa labor de asistir a los enfermos y de proteger y alojar a los peregrinos a Tierra Santa, fue constante. Indudablemente, la calidad humana de los Caballeros iba más allá de los parámetros al uso. Porque en ellos se conjugaba, por un lado el fervor místico y por otro, el Ideal Heroico de la Caballerosidad en su mas alta expresión. Sin duda, el Ideal Heroico –heredado de la vieja Grecia-, predominaba sobre el fervor místico. Por ello, muchos hombres -siempre los mejores- de todos los confines de la cristiandad, se enrolaban en la bandera de la Orden.

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Ofrecían su vida a la más bella de las causas: A combatir la intolerancia y la agresión militar y a defender al débil. Eran la contrapartida de la "Guerra Santa". Durante el lapso comprendido entre su dependencia del Imperio de Bizancio y la presencia de los Caballeros de San Juan, Rodas fue invadida por los árabes (Siglo VII). los sarracenos (Siglo VIII), los piratas y los cruzados (1097). En 1306 los Caballeros tomaron la isla y allí permanecieron dos siglos, hasta el año de 1522. En dicha fecha Suliman, Sultán de Turquía tomó la fortaleza. El asedio se prolongó seis meses y la lucha fue encarnizada. Se peleó cuerpo a cuerpo, bastión por bastión. Los recursos de los turcos en hombres y en material bélico superaban en forma aplastante a los defensores. Como la lucha se hizo insostenible, para las fuerzas cristianas, aceptaron la oferta de Suliman de retirarse con honores de la isla. Se trasladaron a Malta. Suliman contaba con una poderosa flota de 300 barcos y con un ejército de 100 mil hombres. La guarnición de la isla la componían 600 caballeros y 4.000 soldados del Gran Maestre Fracois Villiers de • Isle-Adam. El propio Suliman admiró el coraje del Gran Maestre y de sus hombres y les rindió honores. Rodas permaneció bajo el yugo turco hasta 1912, cuando tuvo lugar la Guerra entre Turquía e Italia. Por espacio de 35 años, desde esa fecha, hasta 1947 –cuando Rodas se incorpora a Grecia- la isla permaneció bajo la soberanía italiana. Posiblemente sea Rodas una de las islas con mayores atractivos turísticos. Sobre todo desde el punto de vista cultural, porque allí el visitante encuentra –bien conservados- los vestigios de tiempos pasados. La capital se halla ubicada muy cerca del lugar donde se construyó la antigua urbe el año 408 a. C. Tiene una característica, por demás singular. No haber perdido su aspecto de ciudad medieval. Su muralla, de más de 3 Km. -con un espesor de 6 a 40 pies-, rodea la totalidad del perímetro antiguo. En dos sectores se divide la ciudad. El Collachium, que es propiamente donde vivían los Caballeros. Allí se aprecian las ruinas de un Templo de Afrodita, del tercer milenio a.C. El otro sector es el Bourg, donde está ubicado el barrio turco, la Mezquita de Suliman, el Palacio Arzobispal, una fuente turca y una iglesia bizantina. En el Collachium los Caballeros construyeron el Hospital de San Juan, la Catedral fortificada, el Palacio del Gran Maestre y toda una serie de bastiones y de Puertas de Protección. Como serían la Puerta de la Libertad, la Puerta Marina y la Torre del Reloj (Veáse el plano adjunto, donde aparecen todas las puertas fortificadas). Cada bastión disponía de una guarnición de una determinada nacionalidad, con su correspondiente idioma. Había un bastión aragonés, otro inglés, otro veneciano y de las diversas regiones de Europa allí representadas. Como todas las edificaciones se hallan en perfecto estado, el turista puede recorrerlas. Subir por la empinada calle empedrada que une el Hospital de los Caballeros con el Palacio del Gran Maestro. En ese Palacio funciona un Museo donde se exponen mosaicos, estatuas y otros objetos de valor. Durante los años de ocupación italiana, se llevaron a cabo importantes obras, para recuperar los edificios y monumentos. Debemos reconocer a Italia ese mérito. Porque da la impresión como si la totalidad de la ciudad medieval hubiese sido reedificada. Aunque Rodas no es un puerto libre, sí constituye un centro comercial de primer orden. La ciudad parece una simpática tienda por departamentos de proporciones mayúsculas. Posee un colorido espectacular y un ambiente de absoluta tranquilidad. Por cierto, ésta tranquilidad no se siente en otros parajes. Allí el turista se siente seguro y abierto. Respira a todo pulmón y disfruta a plenitud de cuanto se desarrolla ante sus ojos. Si así lo desea, puede recorrer sus

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calles para ver como las pequeñas tiendas –repletas de mercancías de todas las latitudes- exponen a la multitud de visitantes sus artículos. Pese a encontrarse muy cerca de Turquía y de haber permanecido Rodas largos años bajo el dominio otomano, los comerciantes locales difieren, en su forma de actuar, de los del mundo musulmán. No atosigan a los compradores, la pesadez no es su peculiaridad. Tanto en el Collachium, como en el Bonrg, se encuentran cantidades de restaurantes y de cafés donde es factible degustar las especialidades griegas e internacionales. Sentarse en la terraza de un café constituye una buena opción. Porque nos permite recuperar nuestras fuerzas, para continuar la visita. Entre las posibilidades de compra en Rodas, cabe señalar los artículos de piel, la joyería, los íconos, la cerámica fina y reproducciones de viejas piezas del arte bizantino y de la Antigüedad Clásica. En la zona moderna de la ciudad se encuentran los hoteles, el Teatro Nacional y los edificios administrativos. Rodas al través del tiempo ha sido un foco permanente de atención. Constituyó –como antes señalamos- una encrucijada por donde transitaron diversas civilizaciones, desde los más remotos tiempos. De las ciudades fundadas por los dorios, sólo Lindos se mantiene en pie. De las otras dos: Camiros e Ialysis únicamente perduran unas ruinas. Las construcciones de los Caballeros de San Juan de Jerusalén sí permanecen firmes y desafiando el tiempo, para recrear el espíritu de quienes las visitamos. Ahora bien; Rodas posee otros puntos de interés a tomar en cuenta. Veámoslos a continuación. Uno de los mayores atractivos naturales de la isla lo constituyen sus playas. Por su belleza extraordinaria y por sus condiciones, han merecido los mejores elogios por parte de los promotores internacionales de la industria del turismo. Asimismo, por los entes rectores del medio ambiente. En el año 1993 galardonaron a 27 de sus playas por su limpieza e infraestructura con el "European Blue Flags". A otras 15 se les otorgó el "Golden Starfish", por su extraordinaria belleza natural y por su discreto número de bañistas. Las playas repletas de gente producen muy mala impresión, ese no es el caso de Rodas. Entre las playas cabe citar, en primer lugar, la de Faliraki, ubicada en la mejor zona para el turismo. A unos 20 minutos al Sudoeste de la capital. Allí, además de sus atractivos naturales, el visitante encuentra todo género de facilidades y de implementos para los deportes náuticos. Elli Beach, en la capital y otras de la Costa Este son playas de arena fina y están resguardadas de la inclemencia del tiempo. Sin embargo, las de la Costa Oeste se hallan sujetas -en algunas oportunidades- a los inconvenientes del viento y del mar agitado. En resumen, Rodas es una isla cargada de altos valores eternos, donde el visitante se pone en contacto con la Historia y con un significativo quehacer humano. Claro testimonio de su respuesta, al reto emitido por la circunstancias. Ahora bien; también encuentran deleite en la isla, las personas interesadas en la práctica de los deportes náuticos y de disfrutar de los beneficios de los rayos solares y de las acariciantes aguas del Mar Egeo.

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Varias opciones les brindaron a los pasajeros del "Olympic Voyager" para conocer Rodas. Una excursión duraba cuatro horas y ofrecían un paseo en autobús bordeando la Costa Sur de la isla. Antes de llegar a Lindos el autobús se detiene, para que los pasajeros tomen un té y vean como se fabrica la porcelana artesanal. Algunas personas –generalmente las más jóvenes- no se contentaron con ver y le echaron manos a la masa de barro e intentaron moldear unas piezas. Resultó divertido verles manipular el barro. Cuando se llega a Lindos se visita la interesante ciudad fundada en el segundo milenio a.C. por los dorios. Se recorren sus murallas construidas por los Caballeros de San Juan y se emprende el camino a la Acrópolis ubicada al borde de un precipicio de 400 pies sobre el mar. Hay dos posibilidades de escalar a empinada cima. A pie, o en burro. Decididamente la segunda opción es la más

saludable. Y también la más original. Una vez en la Acrópolis, se continúa la subida por una larga serie de escalones. Esa gran escalera va del Pórtico Helenístico al Templo de Atenea (Uno de los mas importantes del mundo griego). Después de coronar la cima se disfruta de una vista espléndida. Las bahías de Pelagus y San Pablo, donde el Apóstol San Pablo estuvo durante su viaje a Efesso. Dado la cantidad de información recibida, la visita vale el esfuerzo físico realizado. Eh, aquí, el balance. Por un lado la emocionante escalada en burro y la puesta a prueba de sus capacidades físicas. Por otro, el participante tuvo la oportunidad de haber entrado en contacto directo, con una de las manifestaciones históricas, de mayor relieve de Rodas. La segunda excursión disponible dura tres horas. El autobús se desplaza a lo largo de las murallas medievales y sube hasta lo alto de Monte Smith, la Acrópolis de la antigua Rodas. Desde las ruinas del Templo de Atenea, el excursionista contempla el cercano Templo de Apolo, el Estadio de Diagoras y el puerto donde el año 280 a.C. estuvo el famoso Coloso de Rodas. Después de efectuar un breve receso, para disfrutar de tan incomparable vista, el autobús prosigue su recorrido al través de la isla, hasta llegar a Fhilerimos. En la cumbre de Fhilerimos estuvo Ialysos. Los participantes tienen la oportunidad de ver las ruinas de una iglesia bizantina y de un castillo de los Caballeros. Por último la tercera excursión de ocho horas, hace un recorrido por Lindos similar a la primera. A continuación lleva a los pasajeros a un elegante hotel, donde almuerzan y disfrutan de la playa. El paseo hasta Lindos es francamente bonito, por su recorrido por el borde de la costa. Consiste en un paisaje moderno, dinámico e incitante. Dan ganas de quedarse allí ad eternum, sentado en un restaurante de la playa y degustando los frutos del mar. Mucha gente opina lo siguiente: "Comer es el deporte nacional de Grecia". Pues bien; después de mis ya largas experiencias por tierras y mares griegos he llegado a creerlo. Como los barcos de "Royal Olympic Cruises", permanecen muchas horas atracados en Rodas, los pasajeros tienen varias posibilidades. Tomar una de las excursiones y recorrer la isla. Con seguridad el paseo les agradará. Después, cuando el autobús retorna a Rodas, dispondrán de tiempo suficiente para poder conocer la singular ciudad. Transitar por la calle de los Caballeros, visitar los palacios, los bastiones, ir a las tiendas, comprar algún pequeño souvenir que deseen llevar a sus amigos y descansar en la terraza de algún café. De su estadía

Coloso de Rodas

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en Rodas conservaran un estupendo recuerdo y les aportará algo sumamente difícil de conseguir, pues carece de valor material. Como es el haberse dado un breve intervalo de felicidad, al monótono quehacer diario. Ir a Rodas representa, en última instancia, un impactante viaje en el tiempo, donde existe la oportunidad de efectuar un rápido trayecto del III milenio a. C. hasta el presente. Pasando por la bella etapa del Ideal Heroico protagonizada por los sin par Caballeros de San Juan. Vaya, pues hasta éstos extraordinarios seres, orgullo de la especie humana y a quien tanto admiro, mi más profundo respeto y mi más cálido homenaje.

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IX - La Isla De Cos, Cuna De Hipócrates Quienes tengan curiosidad por conocer la isla de Cos, pueden visitarla utilizando los cruceros de “Royal Olympic Cruises”. Como tienen mucha demanda, varias de sus naves hacen allí escala, repletas de viajeros. Este destino despertó interés desde la Antigüedad Clásica, por tres razones. 1ª) Por haber sido la cuna de Hipócrates, padre de la Medicina. 2ª) Por su riqueza arqueológica. 3ª) Por la singular belleza de sus campos. En otras palabras, diversos aspectos de la Cultura Griega puede ver el visitante durante su estadía en Cos. Ahora bien; según el horario de llegada de los barcos, las excursiones disponibles ofrecen dos opciones. Cuando llegan a las 7 a.m. y zarpan a las 13 p.m., tienen la posibilidad de conocer los sitios arqueológicos de mayor interés. Si los buques arriban a puerto en horas de la tarde, se puede disfrutar de una excursión al través de la isla y apreciar su verde colorido. La isla de Cos se halla ubicada en el Mar Egeo, al Sudeste de Grecia. Como la separan de la costa del continente muy pocas millas, desde cualquier lugar de la isla se ve claramente el territorio turco. Por su dimensión, es la segunda en tamaño de las islas del Dodecaneso. Tiene 40 kms de largo por 8 kms de ancho, cubriendo una extensión de 287 kms cuadrados. Es decir, la isla es relativamente pequeña y fácilmente se recorre, de lado, a lado, en cuestión de poco tiempo. En verdad, se trata de un paseo corto, pero vale la pena el realizarlo, para disfrutar de la belleza del paisaje y entrar en contacto con su Historia. Casi la totalidad de la isla la conforman unas feraces llanuras saturadas de vegetación pero, en la parte central, hay unas zonas montañosas. Las tierras de Cos son sumamente fértiles y el agua dulce es abundante y fácil de localizar. En consecuencia las actividades agropecuarias revisten suma importancia y hasta hace poco tiempo, la economía de la isla de ella dependía. Ahora bien; conforme pasan los días, transcurre el tiempo -y cambian las circunstancias- el sector terciario supera a pasos agigantados sus niveles. Los principales cultivos son las uvas, higos, aceitunas, lechugas, tomates, almendros, trigo, cebada y maíz, pero todo va cambiando. En forma lenta, pero segura, la economía insular se va transformando y del sector primario inicial, se traslada al sector terciario. La radical transferencia de un polo, al otro polo de la economía, se efectúa sin ninguna dificultad y de la manera más natural y más sencilla. Sucede así por dos razones de mucho peso. Primera, la isla dispone de todos los ingredientes físicos para el desarrollo turístico. Segunda, sus habitantes son el más claro exponente de la legendaria hospitalidad helénica. Con ambos componentes la industria del turismo avanza exitosa y rápidamente. Al través de nuestro breve recorrido por la isla pudimos comprobarlo. Según los censo de 1981, Cos tiene una población de 20.350 habitantes. Sin embargo, su existencia data de muchos años. Conforme a cuanto narra la Mitología, era la tierra de los gigantes. Un dato, se sabe con certeza, que fue poblada en la época neolítica por diferentes grupos humanos. Fenicios, pelasgos y dóricos. En el año 700 a.C. formaba parte de la confederación dórica, junto con Halicarnaso, Cnide, Lindos, Lalyssos y Camiros. En el siglo IV a.C. se fundó la ciudad de Cos y constituyó el centro administrativo de la isla, hasta su destrucción por un terremoto en el siglo V d.C.

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Durante las guerras médicas, Cos, como otros territorios del Dodecaneso, estuvo alineada en las filas del contingente persa. Ahora bien; después de ser derrotado Jerjes, se integró con la Liga de Délos y se alió con las victoriosas fuerzas de Atenas. Posiblemente pesó en dicha decisión los “convincentes” argumentos expuestos por Temístocles, cuando visitó con su poderosa escuadra los asentamientos griegos, aliados con los persas en la Segunda Guerra Medica. No podían discutirse las sólidas razones expuestas, en dicha oportunidad, por el estratega ateniense – respaldado con el poder de sus trirremes-, no permitían ningún género de dudas. Los territorios visitados aportaron la contribución económica solicitada por Temístocles, como reparación de guerra y se unieron a la Confederación Ateniense ¿Qué otra cosa podrían hacer? Fue una decisión muy sensata y oportuna. La isla de Cos vivió la devastadora guerra del Peloponeso y, debido a su situación geográfica, fue una encrucijada por donde transitaron una serie de pueblos y culturas. Cada una de ellas dejo marcada su impronta. Todavía se perciben porque han perdurado al través del tiempo. El período helénico propiamente dicho, el Imperio Romano, el Bizantino, los turcos y por último los italianos. La isla está saturada de valiosos monumentos arqueológicos. Algunos tienen más de tres mil años y su inventario es por demás amplio y variado. Templos de la antigüedad, dedicados a diversas divinidades de la Mitología Griega. Imponentes castillos edificados por los legendarios Caballeros de San Juan, en el Siglo XIV, para defenderse de los ataques turcos y de los piratas, Un Odeón magníficamente conservado y una casa romana. Hacer una relación detallada de los sitios arqueológicos y de los lugares de interés turístico de la isla de Cos no me resulta factible. Porque es muy extensa. Por lo tanto en este espacio, me limito a relatar lo más importante. Dentro del propio recinto citadino las excavaciones han sacado a la luz un sin número de monumentos y centros comunales. Entre otros, cabe señalar el ágora, la acrópolis y la ciudad medieval construida por los Caballeros de San Juan. Por cierto, cerca del castillo se encuentra el fabuloso plátano que –según la leyenda- plantó el propio Hipócrates. A su sombra dictaba sus cursos. La ciudad de Cos es pequeña y dentro de su recinto guarda importantes sitios arqueológicos y lugares cargados de Historia. Dependiendo de la hora, como más arriba señalo, se dispone de excursiones organizadas por el crucero, para efectuar la visita matutina, o vespertina, de la isla. También hay la posibilidad de hacer turismo peatonal o utilizar un trencito, especialmente preparado para conocer la ciudad. Dado la proximidad de los lugares de interés, es factible realizar la visita en cuestión de pocas horas. La Municipalidad de Cos dispone de un servicio de transporte público muy completo. Lo integran una red de autobuses urbanos y un mini tren turístico. El servicio ofrece dos opciones. El tren verde para efectuar un itinerario exhaustivo de los lugares de interés Histórico en el recinto citadino y el tren azul para trasladarse al Templo de Asklepieion, ubicado fuera del área urbana. Los tours de la ciudad tienen su salida del Palacio Municipal y permiten conocer diversos lugares. El Castillo Medieval de los Caballeros de San Juan, sus importantes ruinas dan una idea clara de su importancia militar. Frente al Castillo, se halla el famoso árbol donde Hipócrates tomaba el juramento a los noveles médicos. La ruta del trencito lleva a sus pasajeros a la Antigua Acrópolis, al Odeón, a la Casa Romana, al Templo

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de Diónysios y a los principales puntos de la villa. El tren azul sale del Edificio “Aktaion”. En Akti Miaouli.

Ruinas de Asklepieion

Pues bien; de todo el patrimonio arqueológico de Cos, cabe destacar el Asklepieion, templo dedicado a Asclepio, por cuanto este monumento significa para la isla. Según la Mitología Griega, Asclepio era el Dios de la Medicina. Sus padres fueron el Dios Apolo y Corómida, una bella muchacha de Tesalia. Conforme señala la leyenda, Apolo mató a Corómida por serle infiel y entregó su hijo al centauro Quirón para criarlo. Asclepio aprendió de su padre adoptivo cuanto él sabia del arte de la Medicina. Pronto fue un médico sobresaliente, pero cometió el imperdonable pecado de darle vida a los muertos. En consecuencia el Dios Zeus –el poderoso e implacable patrón del Olimpo-, lo fulminó con un rayo. Durante muchos siglos los enfermos invocaban a Asclepio para sanarse de sus males. Por toda Grecia erigieron templos en su honor, donde acudían los enfermos a elevar sus suplicas y ofrendar sus sacrificios. Asclepio se les aparecía en sus sueños y les recetaba remedios para curar sus padecimientos. Así, de esta forma radical y directa –por operar en un plano inconsciente- el buen Dios de la Medicina realizaba su labor terapéutica. Veamos ahora el significado para Cos del Asklepieion. Sin duda, constituye el sitio arqueológico de mayor relieve de la isla. Se halla ubicado a unos 4 Kms al S.O. de la ciudad, sobre una colina desde donde se aprecia una maravillosa vista. Ocupa tres niveles distribuidos de la siguiente forma. En el Primero se encuentra emplazado un pequeño templo de Jenofonte. Todavía, en dicha área, se aprecia un grupo de columnas y de ruinas de edificaciones donde funcionaba la escuela de Medicina, de Anatomía y de Patología. En el

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segundo nivel, a la izquierda, estaba un templo de Asclepio de reducidas dimensiones y a la derecha el de Apolo y un altar del Siglo IV a.C. En lo alto del tercer nivel se hallaba un gran templo de mármol consagrado a Asklepius. Sin duda, el templo en cuestión, constituye el monumento arqueológico de mayor significado para Cos. Quizás ha sido el Hospital más famoso de todos los tiempos. Todos estos valiosos vestigios de la Antigüedad fueron descubiertos en 1902 por Hertsog, un arqueólogo alemán.

El Juramento Hipcrático

Desde los más remotos tiempos se ha considerado a Cos, como el lugar de nacimiento de Hipócrates, el “Padre de la Medicina” (460 a.C.). Quien tuvo el enorme mérito de sacar del oscurantismo –donde lo tenían sumido- el noble quehacer de la Medicina (Tras ser entonces manejado torpemente, por espacio de siglos, por magos y sacerdotes) y elevarlo a su nivel científico. En el Templo de Arklepius llevo a cabo Hipócrates su labor de docente. No limitó su actividad a pasar sus conocimientos a sus discípulos, pues fue más allá. Inculcó en ellos una mística del deber y una ética profesional. La tradición del “Juramento Hipocrático” ha perdurado al través del tiempo. Aún se realiza en todas las Escuelas de Medicina del mundo. En el templo de Asklepius hay la posibilidad de escucharlo –recitando en antiguo griego- todos los años en verano. Muchas personas, llegadas de los más apartados lugares del mundo, allí acuden para oírlo con respeto. En torno a Hipócrates, a su doctrina y a su actividad científica me ocupé hace años en mi libro sobre la “Forja de la Cultura de Occidente”. Necesité investigar a fondo, para documentarme en su intenso quehacer. Una de las disciplinas griegas más permanentes en el tiempo y en el espacio ha sido la Medicina. Sin duda, la obra de Hipócrates padeció el natural desgaste, pero eso no quita el reconocerle su formidable éxito. Su importancia es considerable tanto a nivel del espíritu de la Medicina, como del de sus técnicas terapéuticas. En particular por un hecho de singular importancia. El sustituir con la observación objetiva y el raciocinio, la antigua concepción científica. Precisamente esa es la clave de la Medicina moderna. Su famoso “juramento” es aún aprendido de memoria por los estudiantes de Medicina. De ese “juramento” hacen la base deontológico de su profesión.

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Su tipología de los temperamentos, al servicio del conocimiento de los hombres, es utilizada corrientemente, por los grafólogos y en las observaciones morfológicas de hoy. Esta técnica no ha perdido su interés aunque date del siglo anterior a Perícles. Las instituciones de Hipócrates nos sirven todavía hoy. Con este hombre, fuera totalmente de serie (Vivió en el siglo V a.C.), es preciso evocar a toda su época. Y muy especial a los sabios encargados de preparar y de prolongar su obra. Estos hombres dieron muestra de una notable clarividencia. Porque nos dejaron una herencia, todavía con capacidad de iluminarnos. Aunque, al mismo tiempo, sea discutible, pues de los antiguos –con su visión particular del mundo- nos separa un cierto trecho. Considero correcto el mantener por nuestra parte, una actitud dialéctica y cartesiana, de duda. El maestro Sócrates no lo desaprobaría. Escribió un considerable número de tratados, conocidos bajo el nombre de “Colección de Hipócrates”. Según consideran los estudiosos del tema la totalidad del corpus Hipocraticum compuesto por setenta obras, no son de su autoría. Posiblemente, sólo redactó seis. De la Biblioteca Médica de la famosa Escuela de Cos, únicamente llegó a nuestros días este interesante documento. Veamos en qué consistió la base de la doctrina de Hipócrates. Su obra sobre los temperamentos ha llegado hasta nosotros al través de la redacción de sus discípulos. Es Empédocles –de quien tan mal se expresa Aristóteles- quien parece haber concebido, por primera vez en el mundo, un conjunto de cuatro elementos básicos: aire, fuego, tierra y agua. Los citados cuatro elementos eran el principio de todo en el universo. Pues bien; de la armonía o de la perturbación de estos cuatro elementos, Hipócrates deducía en el hombre su estado de salud, de malestar o enfermedad. Aristóteles en su obra “Sobre la Naturaleza del Hombre”, da a conocer la “Doctrina de los cuatro humores”, tal como la concebía Hipócrates. Sangre, pituita o flema, bilis negra o melancolía, bilis amarilla o cólera. Cada una de ellas corresponde a los cuatro temperamentos humanos. Para Hipócrates, la influencia de los citados, cuatro humores se imponían en la forma del cuerpo (Morfología Somática) y también en las conductas individuales. ¿Cómo podría escaparse a la crítica un sistema así? ¡Cuatro elementos, cuatro propiedades, cuatro humores! Sin embargo, el conocimiento de los cuatro tipos fundamentales, nacido en la antigua Grecia, ha sobrevivido a los asaltos del tiempo.

- Frio húmedo: Elemento aire………. Temperamento sanguíneo - Frío seco: Elemento tierra.…….. Temperamento nervioso - Calor seco: Elemento fuego…….. Temperamento bilioso - Calor húmedo: Elemento agua……… Temperamento linfático

Como señalaba Hipócrates a cada uno de los cuatro tipos, antes citados, van a corresponder actitudes muy particulares ante la vida y frente a la enfermedad. Por ello, los procesos de curación difieren en cada uno.

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El contacto con el Asklepieion nos conduce, inexorablemente a la figura de Hipócrates y a su colosal obra. Asimismo a ciertas reflexiones, porque nos resulta imposible escapar a nuestra condición humana. Con toda seguridad los viejos griegos –como siempre- tenían sus poderosas razones cuando evocaban al buen Dios Asclopio, para remediar sus males. Porque la esperanza es el más grande de los sentimientos y debe ser el último en perderse. La fe mueve montañas y las intervenciones durante el sueño –como demuestra la Sofrología- suele dar buenos resultados en aliviar las dolencias. A la gente no le quedaba otro recurso, sino acudir a Asclopio, tal como ahora acontece apelando a otros poderes. Ahí radica el mérito de Hipócrates, aportar una solución científica al tratamiento de las enfermedades. En resumen, una experiencia interesante resultó mi visita a Cos. Disfruté de la belleza del paisaje y del agradable trato de sus gentes. En este último orden de ideas, tuve mucha suerte. Condujo mis pasos por la isla el Sr. Kosta Leondiou, un verdadero profesional del turismo. Porque aparte del amplio conocimiento del tema, posee algo innato algo imposible de adquirir en un curso, como es el sentido de la hospitalidad. Una característica muy helénica, cuya fuerza es capaz de fascinar al público y de ganar su simpatía. Observar el trabajo de nuestro guía constituyó todo un espectáculo. Sus doctas explicaciones, el dominio del idioma (Habló en francés porque el grupo se componía de personas de esa nacionalidad) y su maestría para tratar con la gente, optimizó la comunicación y facilitó el proceso de aprendizaje. Las enseñanzas recibidas del Sr. Kostas, durante la excursión, nos dejaron a todos complacidos y con ganas de regresar.

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X - Navegando en el Mare Nostrum

Posiblemente sea Grecia el destino donde el turista encuentra la más variada gama de cruceros. Su flota especializada cubre las rutas más sugestivas del mercado turístico. En torno a los programas de actividades de los cruceros, largo y tendido podría hablarse. Pero trataré de resumirlo en el menor número de palabras. Son muy sofisticados y del más alto nivel mundial. Sus itinerarios contemplan distintos destinos en el Mediterráneo, en el Bósforo, en el Mar Negro, en el Mar Tirreno y en el Adriático. Por eso, cuando se visita la República Helénica, tomar un Crucero constituye un imperativo.

El “Triton” atravesando el canal de Corinto. En los de tres y cuatro días, pueden visitarse las islas Cicladas y del Dodecaneso, incluyendo los puertos de Kusadaki (Efesso) y Bodrum (Halicarnaso), en Turquía. Cuando se opta por el crucero de siete días, es posible elegir entre varias rutas. Sus programas, además de las islas griegas, incluyen otros puertos. Durante la temporada del 2002, las naves de "Royal Olympic Cruises" navegaron por las costas de Italia, España, Francia, Croacia, Marruecos y Turquía. En la programación de la temporada del 2002 –aparte de sus cruceros de tres y cuatro días, por las islas griegas-, "Royal Olympic Cruises", realizó cuatro cruceros espectaculares de una semana de duración cada uno. El "Gran Mediterráneo", el "Cuerno de Oro", el "Sueños del Mediterráneo" y el "Tesoros del Mediterráneo". Sus destinos cubrían una extensa área geográfica. Concretamente se extendía del Bósforo al Océano Atlántico. Aprovechando la velocidad del "Olympic Explorer" y del "Olympic Voyager" (Son las dos naves de cruceros mas rápidas del mundo), los pasajeros recorrieron en siete días unas distancias sumamente largas. Imposible de cubrir –en ese lapso- por ningún otro buque de cruceros.

Personalmente disfruté de varios cruceros en los barcos de la "Royal Olympic Cruises". En consecuencia, puedo decir que cada uno de ellos supuso una vivencia inolvidable. Como me fue muy bien, en esa actividad felicitaria, la recomiendo sin reservas. Por supuesto, cada año y en función de las circunstancias, la Compañía cambia sus programas. Es decir, surgen otros nuevos, con distintos destinos, donde, fundamentalmente se toman en cuenta la seguridad de los pasajeros y en segundo lugar los atractivos de los lugares a visitar. En la actualidad algunos países y puertos que implican riesgos para los turistas occidentales han sido descartados. Ya no figuran en los destinos de los cruceros. Muy amplio y por demás elástico, se presenta el abanico de oferta de cruceros. Los hay desde tres días de duración, hasta de dos meses.

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El crucero titulado "Gran Mediterráneo", se realizó en el "Olympic Explorer". En sólo una semana, efectuó el siguiente recorrido: Zarpó del puerto del Pireo, rodeó el Peloponeso e hizo escalas en Corfú, Venecia, Dubrovnik, Bari, Katakolon, Estambul, Mykonos y Santorini. En otras palabras, en siete días fue capaz de realizar este recorrido: Ir de Grecia a Venecia, remontando el Mar Adriático. Retornó por las aguas de Grecia y Albania, bordeó la península helénica y se adentró en el Bósforo, hasta llegar a Estambul. De allí zarpó para el punto inicial del crucero, en el Pireo, haciendo escala en las islas griegas.

En la gráfica me acompañan un grupo de “madrileñas bonitas”, durante la escala en

Venecia

Otro de los cruceros de siete días, programado en la temporada del 2002, por "Royal Olympic Cruises", es el titulado "Cuerno de Oro". Se realizó en el "Olympic Voyager" e hizo escalas en ocho puertos. El Pireo, Estambul, Kusadassi (Efesso), Patmos, Mykonos, Rodas, Heraclion (Creta) y Santorini. Es decir, navegó por las islas Cycladas y por las del Dodecaneso, por el Mar de Mármara y el Cuerno de Oro. Uno de los aspectos originales del programa de este crucero y de su diferencia -con otros cruceros similares-, radica en lo siguiente. Permite a los pasajeros conocer a fondo Estambul, por su larga estadía en el puerto: dos días y una noche. Cosa que no hacen otros barcos. Cada día se ofrecen tres programas de excursiones para elegir. Tours diurnos y nocturnos y un crucero por el Bósforo. A bordo del "Tritón", tiene lugar el crucero titulado "Sueños del Mediterráneo", cuya duración es de siete días. Su escenario son los mares de Grecia y de Italia. Hace escala en los puerto de El Pireo, Katakolón (Olympia), Zante, Lipari, Génova, Civitavechia (Roma), Mesina (Taormina) y Corfú. Zarpa del Pireo, atraviesa el Canal de Corinto, pone rumbo Sur y toca en Katakolón y Zante, cambia rumbo al Norte, pasa el Estrecho de Mesina, navega por las islas eolianas y continúa hasta Génova. Emprende su regreso al Sur, hacia su punto de partida. Nueve destinos figuran en el crucero "Sueños del Mediterráneo", por demás atractivos. El pasajero tiene la posibilidad de atravesar dos veces el Canal de Corinto. Una a

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la luz del día otra en la noche. Asimismo, de conocer dos sitios arqueológicos de primera magnitud. Como son: Olympia, en Katakolon y Taormina en la isla de Sicilia. Las visitas a Roma y a Génova también constituyen un plato fuerte, desde el punto de vista turístico. Por supuesto, los otros destinos, como sería el caso de Corfú, Zante y Lipari ofrecen temas para extenderse, en consecuencia, escapan a la posibilidad de este espacio. Sin duda, dedicar una semana a realizar el crucero "Sueños del Mediterráneo", constituye una magnífica inversión. Por su alto contenido cultural y felicitario, asimismo, por la inyección de optimismo que aporta a los participantes. El cuarto crucero de siete días, presentado en la temporada del 2002, por la "Royal Olympic Cruises", fue el titulado "Tesoros del Mediterráneo", lo efectuó el "Odisseus" y cubrió la siguiente ruta: Génova, Marsella, Palma de Mallorca, Motril, Tánger, Gibraltar y Barcelona. Recorrió parte del Mediterráneo Occidental y llegó hasta su límite con el Océano Atlántico. El crucero hace honor a su título, pues permite conocer aspectos interesantísimos de la región, dentro de un programa sumamente dinámico y variado. Hay oportunidad de contactar el mundo gótico y cristiano de Cataluña y Baleares. De visitar Marsella cargada de historia, desde la Antigüedad Clásica, hasta nuestros días. De contemplar la manifestación cultural islámica de la Alhambra de Granada, contrastando con la realidad actual musulmana de Marruecos (Ésta comparación constituye toda una historia sin palabras). Y por último, recorrer la encrucijada internacional de Gibraltar. Mucho es cuanto puede aprender el participante en éste crucero. Porque son siete días de constantes lecciones de historia y de contactos con el pasado. Cualquier detalle puede impresionar a quien lo presencia. A veces, son las cosas grandiosas y sublimes y otras, los sucesos modestos y pequeños. Dentro de este orden de ideas, quiero señalar lo siguiente: En mi caso particular, durante el recorrido por Tánger (Donde presenciamos el conocido espectáculo de bailes y equilibristas moros, pasando por el consabido Bazar), el aspecto mas resaltante y agradable, por su originalidad, me lo proporcionó Ismael. Un sencillo vendedor de hierbas y remedios naturales. Me llamó la atención su sincera humildad y su afán de servir. Su conocimiento profundo del tema y su cálida simpatía. Lamentablemente, no tuve tiempo de entrevistar a tan singular personaje. Si alguna vez regreso a Tánger, le dedicaré mi tiempo. Porque cuanto él puede contar vale la pena relatarlo. Todos los itinerarios –no importa cuál sea la ruta- cubren dos objetivos fundamentales: ilustrar al viajero sobre la historia de la región y proporcionarle una serie de quehaceres agradables. Un personal calificado se ocupa, durante todo el transcurso del crucero, de informar a los pasajeros sobre diversos temas. Arqueología, arte, arquitectura y mitología. En otras palabras, el pasajero retornará a su casa con un bagaje cultural más amplio. Aparte del bronceado de su piel y de los buenos ratos pasados durante la travesía. Cuando se presentan cruceros de catorce y veintiún días, como se dispone de mayor tiempo, se ofrece un programa especial del más alto nivel cultural. Versa sobre historia, arqueología, arquitectura, astronomía y mitología. Está a cargo de conocidos expertos internacionales en dichos temas. Se ocupan de instruir a los pasajeros por medio de conferencias, seminarios, mesas redondas y charlas informales en cubierta. Sin duda, se trata de una actividad muy poco al uso y por demás interesante. Durante los años 2002 y 2003, en el “Olympic Voyager” y en el “Olympic Explorer” dicté mi “Curso de Cultura Helénica”. Tenían una duración de siete días y los expuse en francés y en español. El “Olympic Voyager”cubria la ruta de Niza-Estambul-Niza, como la mayoría de los

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pasajeros eran franceses, dictaba el Curso en su idioma. El “Olympic Explorer” hacia la ruta Venecia-Estambul-Venecia, predominar los pasajeros hispano hablantes, el Curso se dictaba en español. “ En cualquiera de los cruceros, por la tarde el personal de actividades informa, en varios idiomas, sobre los eventos a realizarse al día siguiente. Quien así lo desee puede ocupar su jornada desde el amanecer hasta la noche, en los más diversos quehaceres. En otras palabras, el tiempo a bordo transcurre en forma veloz y no le da al pasajero la oportunidad de aburrirse. Siempre estará dedicado a una actividad grata. El programa las ofrece para todos los gustos y edades. Bien sean culturales, deportivas, recreacionales, sociales y gastronómicas.

La Guardia en el PALACIO PRESIDENCIAL de atenas.

Quien participa en los cruceros puede escuchar conferencias, ver películas, hacer ejercicios físicos, nadar o tomar lecciones de baile. También puede dedicarse a descansar o, simplemente, a no hacer nada en absoluto. Diariamente se presentan espectáculos nocturnos tipo cabaret con diversos artistas. Cada noche superan en calidad la actuación anterior. En el último espectáculo participan miembros de la tripulación. Presentan bailes y canciones de Grecia.

Para los amantes de la buena mesa, el crucero les brinda un poderoso atractivo. A bordo tienen la posibilidad de degustar la más amplia variedad de comida, capaz de satisfacer el paladar más exigente. Los menús traen los platos más conocidos de la cocina internacional, maravillosamente logrados. Cada día, también presentan una especialidad griega.

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XI - El Gran Crucero de los Tres Continentes

De cuantos cruceros se ofrecieron en Grecia, durante el año 2001, el más espectacular fue el “Gran Crucero de los Tres Continentes”. Se efectuó en la nave insignia de la Compañía “Royal Olympic Cruises”, el “Olympic Voyager”. En verdad, el título del crucero responde a una realidad, pues su itinerario se realizó por aguas de Europa, África y Asia.

En las Pirámides de Egipto

El evento constituyó una magnífica vivencia para quienes lo disfrutaron. Porque tuvieron la oportunidad de visitar Alejandría y el Cairo, en Egipto; Estambul y Kusadassi (Efesso), en Turquía y las islas Cycladas y del Dodecaneso, en Grecia. Duró la travesía siete fascinantes días, de intensa actividad. Permitió a los pasajeros entrar en contacto con tres diferentes culturas, con maravillosas manifestaciones de la Antigüedad Clásica. Asimismo, con interesantes aspectos del quehacer histórico de los países visitados. En este espacio sólo me limitaré a narrar mis andanzas en Egipto. Pues bien; al segundo día del crucero -y después de una escala en Santorini-, el “Olympic Voyager” arribó al Puerto de Alejandría. Allí permaneció atracado en el muelle durante dos días. En el primero, participé en una excursión al Cairo, para conocer las pirámides y lo más sobresaliente de la ciudad. El segundo, lo dediqué a visitar Alejandría. Ofrecían otro tour de dos días, donde se cubría una visita a la ciudad de Memphis, el Show del Sonido y la Luz, en el Platean de Giza y un espectáculo a bordo de un barco en el Nilo. En esta oportunidad opté por concentrarme en El Cairo y Alejandría.

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Un convoy de autobuses se encargó de trasladarnos desde el Puerto de Alejandría a la ciudad del Cairo. En recorrer los 220 Km. del trayecto –al través del desierto- invertimos algo menos de tres horas. Pasamos de refilón por el casco urbano y nos dirigimos directamente, para no perder tiempo, a las pirámides. Por cierto, son una de las Siete Maravillas del Mundo, todavía en capacidad de admirarse. Tan pronto los autobuses se estacionaron frente a las pirámides. Un tropel de vendedores nos abordó. Nos ofrecieron a gritos y en todos los idiomas sus mercancías. A los hombres nos proponían los trapos usados por los árabes para cubrirse la cabeza (Se trata de una pieza simple de tela). Había de dos tipos: uno, a cuadritos, parecido al de Yaser Arafat y otro, blanco de más caché, como los utilizados por los jeques de Arabia Saudita. Por sólo un dólar, el turista tenía la posibilidad de lucir el elegante atuendo de Lawrence de Arabia, o de simple beduino del desierto. Oportunidad única -en su vida- de recoger una prueba gráfica de su presencia frente a las pirámides. Adoptando una pose pensativa y recordando (Como diría Bonaparte) que “20 siglos le contemplan”.

En las Ruinas del TEATRO de Efesso (Kusadasi)

Todos bajamos del autobús -y una vez provistos de nuestro atuendo local, protegiéndonos del implacable sol-, nos dirigimos a los camellos. Allí nos esperaban, pacientemente sentados en la arena, con su mirada inexpresiva. Cada cual negoció con los beduinos el precio del transporte. El Director del Crucero nos había advertido, previamente, de no pagar más de seis dólares por el servicio. Subieron los turistas a sus respectivos camellos. Se tomaron -como es de rigor en este caso- cantidades de fotografías, con las pirámides como fondo y con el beduino, muy arrogante sujetando la brida de su montura. Pues bien; como si fuera algo pautado, para efectuar su faena, en un determinado momento, los camellos emprendieron un ligero trote, con el jinete

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sobre su joroba, dando saltos -con más, o menos miedo- y el beduino corriendo detrás. Resultaba un espectáculo sumamente divertido y por demás pintoresco. Si merece resaltar un detalle. El paseo resultó muy breve, pues se limitó a una distancia de dos cuadras de ida y otras dos de vuelta. Al concluir el paseo, por las arenas del desierto, dos cosas se imponen. Volver a tomar más fotos y pelear el costo del pasaje con el beduino. Sus pretensiones eran elevadas, siempre sucede así. Pero, afortunadamente, no llevan alfanje y el asunto no pasó de ahí. Por aquellos pocos minutos pedía, a gritos, evocando a Alá y entre sollozos, cincuenta dólares. Al final se conformo con seis y –según supe después- algunos compañeros de viaje tan sólo pagaron dos, porque hay una tremenda competencia. Cuando concluimos la visita a las pirámides de Giza, nos llevaron a contemplar la famosa esfinge y su templo de alabastro. Nuestra próxima parada fue un lujoso Hotel de El Cairo. Donde nos sirvieron el almuerzo y recuperamos fuerzas para continuar el tour por la ciudad. Iniciando la tarde, visitamos el fabuloso Museo Arqueológico de Egipto, construido en el año 1900. Al través de los valiosos objetos allí atesorados el visitante puede informarse de 50 siglos de Historia Egipcia. Las piezas más preciadas se hallan en la Sala donde se exhiben los tesoros de Tutankhamon. (Son 1700). Sin duda, ver el Museo, a plenitud, requiere de disponer de muchas horas. Dado la apreciable cantidad de objetos allí expuestos. Lamentablemente, no contábamos con mucho tiempo y cuando se hace turismo debemos contentarnos con captar el máximo posible de información y aprovechar los minutos. Así hicimos. Tras la visita al Museo Arqueológico nos llevaron a efectuar en autobús, un amplio recorrido por la ciudad. Su dimensión es enorme. El Cairo es la más grande ciudad de África. Allí no cabe más gente. Unas 500 mil personas viven en las tumbas de los cementerios. Eso nos da idea de la pobreza existente y de la crisis habitacional imperante. La guía nos mostró la Universidad. Por cierto, muy concurrida, pues es la más antigua y prestigiosa del mundo islámico. De lejos vi cantidades de estudiantes. Por su vestimenta, deduje se trataba de fundamentalistas. La mayoría de las muchachas iban vestidas de negro cubiertas desde la cabeza a los pies. Tan sólo muestran los ojos. También tuvimos la posibilidad de apreciar, desde afuera, la majestuosa mezquita de Mohammed Alí. Y, como se imponía en este caso, visitamos una fábrica de papiros, donde se utilizan procedimientos ancestrales. Ahí terminó el tour de ese día. El autobús nos trasladó al Puerto de Alejandría, donde nos esperaba nuestro barco. El segundo día en Egipto lo dedicamos a conocer Alejandría. El autobús nos trasladó a una zona del Puerto, donde se inició la construcción de la ciudad, en el año 332 a.C., por orden de Alejandro de Macedonia. En la Antigüedad Clásica Alejandría, tuvo singular importancia por constituir el polo del saber de más alto nivel del mundo conocido. Su faro, situado en Faros, estaba considerado como una de las Siete Maravillas del Mundo. Su biblioteca en el siglo 3 a.C. llegó a ser la número uno en su género, durante muchos años. Los pensadores de la Escuela de Alejandría, trataron de adecuar la doctrina del cristianismo a las directrices de la filosofía griega. En esa misma Escuela se tradujo al griego el Antiguo Testamento. Lo denominaron Septuagint. Alejandro y los Tolomeos se ocuparon de dotar a la ciudad de cuantiosos recursos. Dado el clima cultural allí imperante, los seguidores de los grandes pensadores atenienses, optaron por trasladarse a Alejandría, para continuar allí su quehacer del espíritu. En sus primeros

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tiempos el núcleo principal de la población lo constituían los griegos. Más tarde, en los inicios de la Roma imperial se agregó un buen número de judíos. Por desgracia, la intolerancia de los invasores musulmanes, destruyó por completo la valiosa biblioteca. Los fundamentalistas islámicos –ya para esa fecha- estaban reñidos con la cultura y hacían actos de fe con los libros. La ciudad actual no tiene el pasado esplendor, pero aún se percibe mayor bienestar que en el resto del país. Alejandría es el Puerto más importante de Egipto y conserva muchos puntos de interés turístico. La guía nos llevó a conocer el Museo Arqueológico donde exhiben piezas de la Antigüedad Clásica. Tanto de Grecia, como de Roma. Visitamos el Palacio de la Princesa Fátima, ahora transformado en Museo. Allí pudimos ver la valiosa colección de joyas de la familia de Mohammed Alí. Concluyó nuestra visita en el Palacio de Montaza, donde el Rey Faruk iba a disfrutar del ocio. Sus jardines son espléndidos y dispone de una playa natural en forma de herradura. Llama la atención porque semeja una enorme piscina. Ahora todas esas fantásticas instalaciones están para servir a los huéspedes del Hotel allí instalado y al público en general. En resumen, vale la pena realizar el “Gran Crucero de los Tres Continentes”, por varias razones, las más importantes son: Permitirnos conocer algunas de la Siete Maravillas del Mundo y vivir una semana de ensueño. En aras de la verdad debo decir lo siguiente. En el Egipto actual y en particular en el Cairo se aprecian altos niveles de pobreza y de desorden urbanístico. Pero, pese a esos aspectos desagradables y como antes señalo, nadie debe perderse el espectáculo de las pirámides –con su parafernalia- y de la maravillosa colección del Museo de El Cairo.

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XII - Estambul Como Posibilidad

En horas muy tempranas, cuando aclaraba el día, el “Olympic Voyager” enfiló en el estrecho de los Dardanelos, para arribar a Estambul. El paisaje es por demás pintoresco y está saturado de historia. Desde lo más profundo de la Antigüedad Clásica, los griegos se ocuparon de comentarlo. Su primer apelativo fue Hellespont evocaba a Helles, quien se ahogó en sus aguas al caer del toro Chrysomallus. Allí también se ahogó Leander al tratar de atravesarlo para reunirse con su amada Hero. La desconsolada Hero también se arrojó a sus aguas para reunirse con su amante. Con mejor suerte corrió Lord Byron, quien lo cruzó a nadó en 1810. Tampoco se ahogaron los emperadores persas –aunque bien lo merecían-, al cruzarlo para invadir a Grecia. Tiene el citado estrecho unas cuarenta millas de largo por una, a cuatro millas de ancho. Conecta el Mar Mediterráneo (Con sus diversos nombres) con el Mar Negro. Separa la Turquía asiática de la europea. En su extremo Sur se encuentra “El Cuerno de Oro” y el Puerto de Estambul, (Uno de los más grandes del mundo). “El Cuerno de Oro” es un estuario, adentrándose tierra adentro. Su longitud llega a los 12 Km. y en su parte más ancha alcanza los 750 Mts. En 1973 el gobierno turco construyó un enorme puente de 3.450 pies de altura, para unir la orilla europea, con la asiática. Estambul fue construida sobre la Ciudad de Constantinopla –capital del Imperio Romano de Oriente-, después de ser invadida por los turcos en el año 1453. En el año 324 el Emperador Constantino ubicó allí, en Bizancio, la sede de su imperio. A la nueva Ciudad le dio su nombre. Al parecer –como la vieja Roma-, Constantinopla, estaba construida sobre siete colinas. En la actualidad es una urbe moderna muy bonita. Sinceramente merece él visitarla. Sus moradores son muy amables y la temperatura imperante resulta por demás agradable. En enero 5º y en julio 23º. Nuestro grupo tuvo la suerte de ser conducido por una dama muy competente y con facilidad para comunicarse. Abordamos los autobuses a la una de la tarde y emprendimos el recorrido por la ciudad hasta las ocho de la noche. En realidad, nos hubiese gustado disfrutar una estadía más prolongada pero otra vez será. Ya conocimos lo principal. Ahora sólo nos resta regresar y profundizar los detalles. Iniciamos el recorrido de Estambul por “Santa Sofía”. Fue edificada como Iglesia en el siglo VI y transformada en mezquita en el siglo XV a la llegada de los turcos. Su interior y contenido está perfectamente conservado. En la actualidad cumple una función de Museo. Miles de personas acuden diariamente para admirar las obras de arte exhibidas en sus paredes. También tuvimos oportunidad de visitar las mezquitas de Bayazid I y Suliman I. Al través del trazado, de ambas mezquitas, se aprecia, fácilmente, como sirvió de pauta para su construcción el estilo bizantino de Santa Sofía. La Mezquita Azul data del Siglo XVII. Entre otros puntos de interés, conocimos el Hipódromo Romano y la Cisterna subterránea. Se trata ésta última de un enorme depósito de aguas para surtir la ciudad. Lo construyeron los bizantinos. Ocupa varios miles de metros cuadrados y está en perfecto estado de conservación. Tal como corresponde a cualquier obra realizada por los romanos.

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Cruzamos al lado asiático de Estambul, para visitar el mítico Palacio Topkapi. Con sus fabulosos jardines. El citado edificio fue la residencia del Sultán desde el siglo XV. En la actualidad alberga un Museo donde se expone una parte del tesoro real. Tan pronto se concluyó el recorrido por monumentos y mezquitas, la guía cambió al escenario. Nos condujo a una empresa dedicada al comercio y producción de alfombras. Quizá sea la más importante de Turquía. Ocupa un edificio muy moderno, de varios pisos, donde se exhiben sus diversos artículos. Nos acomodaron en una espaciosa sala, sentados sobre cojines en el suelo, como en las “Mil y una Noche”, tan sólo faltaron las odaliscas. Nuestros anfitriones procedieron, en forma muy estudiada a escanciar un exquisito té de naranja en nuestras tazas, todo muy teatral. Acto seguido, un señor, con elegante atuendo europeo, tomó con mucha autoridad la palabra. Tres cosas me llamaron en él la atención. 1º) Su perfecto dominio del idioma español. Lo hablaba con un acento indefinido. Fonéticamente una mezcla de Castilla y Cataluña. 2º) El conocimiento profundo del tema de las alfombras. 3º) El hábil manejo de las técnicas de ventas. Entre otras gracias, echó a volar las alfombras de manera impecable. Su equipo de ayudantes de inmediato las recogía. Conversó sobre calidades, procedimientos, de fabricación, precios, como las enviaban a domicilio a cualquier parte del mundo y formas de pago. Este último aspecto era el más fácil. Cualquier moneda, cheques personales, tarjetas de crédito eran aceptados (Al parecer disponen de un magnifico sistema de cobranzas). Desde mi personal óptica los precios de las alfombras me parecieron sumamente buenos. Tanto los altos, como los baratos, pues no se una palabra sobre el tema. El Director del espectáculo (De venta de alfombras) no insistió -en ese momento- en vender. Se limitó a sembrar en el cerebro de su auditorio el deseo por las alfombras y, como enseña la filosofía árabe, optó por esperar. Precisamente, para cazarlos, con facilidad, en otro momento y otro escenario. Y así, sucedió, como ahora verán. El “Olympic Voyager” zarpó de Estambul aquella noche y al día siguiente amaneció en Kusadassi (Efesso). Allí nos aguardaba un guía, muy inteligente. Una persona adiestrada a imagen y semejanza –según deduje después- de su maestro (El vendedor de alfombras). Tras finalizar la visita a las ruinas de Efesso, el autobús nos depositó en la puerta del almacén de alfombras. Como no estaba interesado en comprar nada, nos fuimos al bazar de Kusadassi. –Justo al lado-, pero el resto de nuestros compañeros de viaje quedaron en manos del fabuloso vendedor y de su brillante discípulo. Ambos se habían trasladado en avión desde Estambul al aeropuerto más cercano de Kusadassi, Esmirna, para desde ese punto llegar en taxis a sus respectivos escenarios. No durmieron esa noche. Ignoro los resultados de la venta, pero supongo fue óptima. No podía ser de otra manera. Al finalizar la exhibición de los tapices turcos, en Estambul, fuimos a corretear por el Gran Bazar. Dicha faena constituye un quehacer obligado y por demás pintoresco. En el mencionado centro venden de cuanto a uno se le ocurra. El regateo forma parte del ritual y resulta divertido. Alfombras, tapices, adornos, joyas, especies, relojes y un sin fin de cosas. Los turistas siempre compran algo para cumplir con sus compromisos con sus familiares amigos y relacionados. Con poco dinero adquieren una cantidad apreciable de pequeños artículos y pueden quedar bien con mucha gente.

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XIII - Kusadassi, el Antiguo Efesso

En la segunda escala del crucero "El Cuerno de Oro", el “Olympic Voyager” atracó en el amplio muelle de Kusadassi. Desembarcamos rápidamente y abordamos los autobuses para efectuar las excursiones. Proponían dos opciones, cada una duraba tres horas. Se podía ir a la casa de la Virgen María, o a las ruinas de Efesso. Me decidí por conocer los vestigios de la famosa colonia griega. En los últimos tiempos, de Kusadassi se trató de hacer un centro de vacaciones. La publicidad del Turismo turco le dan mucho bombo a sus playas, aunque no sean gran cosa y no se encuentren, exactamente en Kusadassi. La ciudad está llena de hoteles y pensiones. Ahora bien; la mayor parte las ocupan los turistas interesados en conocer Efesso, porque en la ciudad no hay nada que ver. Afortunadamente, para los participantes de los cruceros, cuanto acabo de señalar no tiene la menor importancia y no deben preocuparse. Por una razón. Porque para ellos, "Royal Olympic Cruises" dispone de programas específicos, donde se aprovecha muy bien el tiempo y los visitantes se llevan una información seria. Sin embargo, el Gran Bazar sí constituye una visita fundamental, cuando el viajero pasa por Kusadassi. Sus tiendas ocupan una apreciable extensión de terreno. Tapan las calles con un toldo para proteger del implacable sol a la multitud de público que allí acude. Unas vías en forma de herradura conforman el Bazar. Se comunican entre sí con unos pasillos laterales. En el Gran Bazar se ofrece, de manera muy expresiva, todo género de mercancías. Siempre en la puerta de cada negocio hay unos individuos gesticulando y ejerciendo su función de "empujadores". Su objetivo es muy simple hacerle entrar -"a como de lugar"- en la tienda a los prospectos. Una vez dentro, vendedores especializados se hacen cargo del visitante y tratan, por todos los medios persuasivos de venderle de todo. Por principio, piden al comienzo muchísimo más del valor de la mercancía. A partir de ese instante comienza el regateo. Si piden diez dólares, deben ofrecérseles dos y nunca subir demasiado la suma a pagar. Si el cliente se va del almacén el vendedor, sale a buscarle y suele terminar dando en dos o tres, por lo que al inicio pidió diez. Como antes señalo, de todo se vende en el Bazar. Ahora bien; los principales renglones lo constituyen las alfombras, artículos de piel y cuero y un amplio surtido de especies, jamás había visto antes tanta variedad. Por supuesto, hay ropa, relojes, joyería y bisutería. Tanto la ropa, como los relojes y quizás muchas cosas más, son meras falsificaciones. Lo cual no quiere decir que sean malas. Por ejemplo, les compré camisas de "marca" y me dieron buen resultado. En resumen, no acepten jamás el primer precio. Regateen, negocien y les dará resultado. A la gente del Bazar también le da resultado su método abusivo, pues muchos clientes -desconocedores del modus operandi- aceptan, sin más, el primer precio. Recuerden el siguiente principio: "contra el vicio de pedir está la virtud de no dar". Pero vayamos al objetivo de nuestra visita a Kusadassi y trasladémonos a Efesso, porque es el verdadero punto de interés en aquellos parajes. Nos tocó, afortunadamente un guía (El discípulo del vendedor de alfombras, mencionado en el capítulo anterior) muy calificado y con un dominio perfecto del idioma castellano. Para llegar a Efesso atravesamos una zona de aspecto muy variado. Terrenos cultivados y otros saturados de diversas construcciones. Conforme el autobús avanzaba, paralelo al mar, podíamos apreciar el enorme desarrollo urbanístico de la zona. La mayor parte de las

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edificaciones las destinaban al turismo. Se trata de una amplia gama de hoteles, ressorts, apartamentos para alquilar, instalaciones para los deportes náuticos y el ocio. Según nos explicó el guía la demanda va en aumento. Los precios son razonables, la infraestructura es muy buena y el clima ideal. Muchos pensionistas han fijado su residencia en el sector. Tal como ocurre en Andalucía. Un núcleo muy grande, de turistas estacionarios, van a la zona de vacaciones. Después de más de 20 minutos en autobús llegamos a las ruinas de Efesso. Merecen ser visitadas porque constituyen el área de mayor interés cultural de la región. Efesso fue una de las 12 colonias griegas –asentadas en el Oeste de Asia Menor- de más relieve. Su puerto tuvo una continua actividad, por ser el punto de partida del flujo comercial de la zona. Los trabajos arqueológicos y de restauración funcionan a plenitud. Las excavaciones se iniciaron en 1863 y han sacado a la luz gran parte de la polis. Templos, edificios públicos, tiendas, calles, casas y el formidable teatro. Entre otras obras de arte, se han recuperado trabajos de Fidias y Policleto. Vale cuanto esfuerzo se realice en este orden de ideas. Pues Efesso tuvo enorme importancia en la Antigüedad Clásica. Fue sede del Templo de Diana –una de las Siete Maravillas del Mundo- y tal como dejan ver sus ruinas, los monumentos y edificaciones eran impresionantes. El Foro, el Odeón, la Biblioteca de Celso, las Termas de Scolastika, el Teatro, fueron edificados en la época griega. Más tarde lo reconstruyeron los romanos y aún sorprenden por su magnífica acústica. Efesso, colonia jónica, tuvo mucha importancia durante la época griega. Mas tarde y dentro del Imperio romano, mantuvo su posición cimera. Efesso era la ciudad más grande del Asia Menor. Todavía el turista puede leer las inscripciones, esculpidas en los muros, cuando cruza por la puerta de Magnesia. Asimismo, puede recrearse con el panorama, al pasar por la Vía Arcadia, para tomar el autobús de regreso. El lugar es evocador e importante porque, por ese mismo escenario hicieron su idílico recorrido Cleopatra y Marco Antonio. Algunos de los participantes del crucero optaron por ir a la excursión a la casa de la Virgen María –donde según se afirma- vivió la madre de Cristo sus últimos años. Se haya ubicada en el Monte Coressos, situado a unos 10 minutos de Efesso. El recorrido en autobús resulta entretenido por la riqueza de la vegetación. En el sitio ocupado por la casa –hace 2000 años- ahora se halla una capilla. La atienden cuatro monjas y dos sacerdotes (Uno católico y otro ortodoxo). Todo el recinto siempre se encuentra lleno de visitantes. A unos les lleva allí su fe y otros acuden por mera curiosidad. Las personas van entrando ordenadamente, en fila. Pude observar a varios devotos rezando sus oraciones. Asimismo, vi a personas incapacitadas, llevadas en sillas de ruedas, para cumplir sus promesas, o para implorar por su sanación. Al parecer la ubicación exacta del lugar fue producto de la visión de una persona que jamás estuvo allí. De mi viaje a Turquía, en el “Olympic Voyager” me lleve una impresión altamente positiva. Se trata de un país moderno, encuadrado dentro de los parámetros de nuestro tiempo. La espectacular labor de Mustafá Kemal Pachá (Ataturk), constituyó una faena de alto bordo. Con su característico valor personal, sin miedo, puso las cosas en su sitio. Solimán El Grande debe estar orgulloso de su obra. Es decir, hizo de su país un Estado Secular, abolió los tribunales religiosos, les quitó el velo a las mujeres, estableció la democracia, el ejercicio del voto y los partidos políticos. Acabó con la intolerancia y el fundamentalismo. Cuantos tomamos en serio nuestros orígenes, nuestra Cultura Occidental, la libertad y el progreso, también respetamos la loable iniciativa del audaz estadista turco. Vaya, pues, hasta el Padre de la Nueva Turquía, Mustafá Kemal Pachá (Ataturk), nuestro sincero aplauso.

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XIV - Creta Como Destino

Navegar por los mares de Grecia constituye un quehacer inacabable. Jamás hastía, nunca resulta monótono, porque siempre el viajero encuentra algo nuevo por descubrir. Siempre ofrece la posibilidad de volver a recrear el espíritu, con un panorama antes visto. Esta experiencia en última instancia, viene siendo algo así como un re-nacer, como un volver a nacer.

En el Palacio de Knossos

Durante el cálido verano del año 2000 me dediqué a navegar, otra vez, por aguas del Mar Egeo. Llegué hasta sus confines del Sur. Es decir, navegué por las islas del Dodecaneso, de las Cicladas y el Mar de Creta. Como acabo de señalar en el párrafo anterior, visitar las islas nunca cansa. Por el contrario, para mí supone una tarea felicitaria del más alto nivel, por traer a mi mente toda una serie de trascendentales sucesos. Para llevar a cabo mi tours exploratorio, de una semana, opté por tomar un crucero en el "Stella Solaris", del Royal Olympic Cruises". Al segundo día de navegación arribamos a la isla de Creta. Por su pasado histórico, su contenido y su dimensión, Creta me impactó hondamente. Allí surgió el primer rasgo civilizado de Occidente; la Civilización Minoica. Este hecho tan singular, ocurrió mucho antes de aparecer en la península helénica los primeros vestigios de una civilización. Aunque no quedó ningún indicio escrito del citado suceso, si dejó muchos rastros al través de la Mitología Griega. Porque allí sitúan sus leyendas, en aquella remota cultura, Héroes y Dioses hacen acto de presencia en Creta.

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Heinrich Schliemann se ocupó en 1870, de darle un viso de realidad a las antiguas leyendas. Después de descubrir los restos de Troya, localizó –entre otros lugares históricos- el fabuloso Palacio de Knossos, punto central de la Civilización Minoica. En aquel lugar se supone estaba ubicado el Laberinto, custodiado por el feroz Minotauro, donde el Rey Minos encerraba a sus víctimas. Dicha situación duró hasta que Teseo acabó con el monstruo. Por cierto, las autoridades cretenses de la época no le permitieron a Schliemann hacer excavaciones, en los terrenos donde, suponía, estaba ubicado el Palacio de Knossos. En consecuencia, la gloria de descubrir el mítico paraje quedó para Lord Evans, quien en 1900 pudo, por fin, llevarlo a cabo. Nuestro primer contacto con la isla fue la ciudad de Retimón. Una urbe agradable, con mucho movimiento comercial y turístico. De ahí parten las rutas para penetrar, tierra adentro, al través de la región. Los autobuses llevan a los visitantes a Spili y Matala, donde tienen la posibilidad de degustar comida local y beber los reputados vinos cretenses. Al mismo tiempo, pueden explorar unas cuevas cavadas en la roca de los acantilados, durante el período prehistórico. Esas cuevas, al través del tiempo se han utilizado para varios fines. Como iglesias y como tumbas. Más al interior de la isla se halla el conjunto arquitectónico de Faistos. Se trata de un palacio minoico construido en el año 1500 a. C., sobre las ruinas de otro palacio. El recorrido turístico continúa por Sórtis y Todele. Ciudad natal del famoso pintor D Theotocópolos, "El Greco". El viajero dispone de otras alternativas. A lo largo de la costa Norte les permiten conocer la "Pequeña Venecia" de Creta: Chamia, considerada como la ciudad más bella de la isla. Ahora bien, la ciudad de mayor importancia de Creta, sin duda alguna, es Heraclion, ubicada al Este de la isla. En un pasado –relativamente reciente- era un bastión de Venecia. Como recuerdo de dicha situación aún conserva edificios y fortificaciones venecianas y un león de San Marcos, protegiendo la ciudad. El mayor tesoro de Heraclion lo constituye su museo Arqueológico. En verdad, vale la pena visitarlo. Porque allí se hallan depositadas una cantidad enorme de piezas de la Civilización Minoica, encontradas en las excavaciones realizadas en la zona. Su valor es incalculable, porque –aparte de su contenido artístico e histórico- están fabricadas en oro y decoradas con piedras preciosas. Tan pronto desembarcamos del "Stella Solaris" en Heraclion, abordamos los autobuses para trasladarnos a la zona de Knossos. Merece resaltar lo siguiente. Del vasto quehacer de la Civilización Minoica, las primeras noticias llegadas hasta nosotros, son al través de las poéticas leyendas de la Iliada y la Odisea. Ahora bien; los recientes descubrimientos arqueológicos, vienen siendo como una demostración palmaria de la realidad donde se sustentan los mitos. Los hallazgos de Creta opacan a los de otros lugares del mundo helénico, por destacar todo el esplendor de una civilización. Desde su Palacio de Knossos el Rey Minos ponía de manifiesto la hegemonía cretense. La Talasocracia Minoica. Imponiendo tributos a las ciudades griegas con el poder de su flota. Creta se anexionó a las cicladas y se expandió por todo el Mediterráneo. Tenía su base naval en el puerto de Amnises, cerca de Knossos. Teucídides escribió lo siguiente al respecto: " La tradición nos enseña, que Minos fue el primer Rey que tuvo una flota con la que conquistó la mayor parte del Mar Egeo”. Muy afortunada resultó mi visita al Palacio de Knossos, pues el grupo donde formaba parte fue manejado por una guía fuera de serie. En mi ya larga experiencia –como turista-, pocas veces tropecé con una profesional de su categoría. Mme. Poppy condujo, simultáneamente,

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dos grupos. Uno, integrado por franceses y otro, por españoles. Además de dominar a fondo el tema, la guía, también dominaba a la perfección ambos idiomas. Comenzó Mme. Poppy informándonos de los descubrimientos y trabajos realizados en 1900 por Lord Arthur Evans. Por cierto, tuvo la amabilidad de enseñarnos la casa del citado arqueólogo. Asimismo, de hablarnos, largo y tendido, sobre sus actividades en dicha área y sobre sus investigaciones. Entre otras cosas, el estudioso inglés, descubrió en Creta una escritura pre-fenicia. Evans excavó varios palacios minoicos. Entre ellos el de Knossos, donde la Mitología ubica el legendario laberinto. El Palacio de Minos fue reconstruido –durante la etapa pre-helénica- tres veces. Lord Evans pudo establecerlo al través de los tres tipos de objetos, encontrados en sus excavaciones. Cada uno mostraba un estilo diferente. Mme. Poppy nos enseñó el segundo edificio donde se ve claramente, su trazado. En verdad, es laberíntico. Lo construyeron con unas piedras enormes, perfectamente talladas. Sus columnas presentan una peculiaridad, van aumentando su diámetro de abajo hacia arriba. El capitel tiene mayor anchura que la base. Las columnas simbolizan una divinidad femenina. También las hachas de doble filo, allí presentes, revisten un profundo significado religioso, lo cual imprime al Palacio un cierto carácter místico.

Una Fuente Milagrosa en Retimón (Creta)

Tal como pudimos apreciar, durante nuestra visita, los trabajos de excavación del Palacio de Knossos se hallan en una etapa muy avanzada. Mme. Poppy nos dio una docta explicación en torno al Salón de la Guardia Real. Decorado con sus frescos y sus escudos. Vimos la sala de las Hachas Dobles, la Cámara del Rey, donde se halla un impresionante trono de alabastro, con unos cuadros de leones y lirios. También pudimos conocer el Aposento de la Reina. Está decorado con unos murales con delfines y espirales inspirados en el laberinto. Llaman la atención los ingeniosos sistemas de hidráulicos instalados, para dar servicio al Palacio. Constituyen, en la más amplia extensión de la palabra, todo un alarde de ingeniería. La visita

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resultó un rotundo éxito, merced a la capacidad profesional y a las altas cargas de emotividad con que Mme. Poppy adornó su mensaje. Sinceramente, tengo la firme intención de repetir ésta instructiva visita, tan pronto pueda.

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XV - Zante, la Perla de Levante

Entre los diversos destinos ofrecidos en el crucero "Sueños del Mediterráneo", de "Royal Olympic Cruises", figura Zante. "La Perla de Oriente", como la definían los venecianos. Y hacia allí nos llevó el "Tritón" en pleno mes de agosto. La nave fondeó frente al muelle. Esa tarde lucía un sol espléndido y podía apreciarse, a plenitud, la belleza de las casas –a pocos metros de nosotros-, frente al mar incitándonos a trasladarnos a tierra. En efecto, eso hicimos. Los botes del "Tritón" se ocuparon, diligentemente, de dicho quehacer. Tan sólo en cuestión de una media hora todos los pasajeros nos encontrábamos en tierra. Siempre resulta emocionante arribar por primera vez a un país desconocido. Plantea dos interrogantes: ¿Qué vamos a hacer allí? y ¿qué vamos a encontrar ? Algunos de inmediato decidieron la forma de ocupar el tiempo y comenzaron a bañarse en una pequeña playa situada junto al muelle. Otros, la mayoría, optamos por entrar en la ciudad. Justo a la salida del muelle, encontramos un trencito invitando a los turistas a conocer la población. Por supuesto, no lo pensamos dos veces y nos subimos al tren. En verdad, valió la pena. El trayecto, como siempre sucede en estos casos, fue breve. Duró sólo media hora, pero resultó por demás instructivo. Durante el recorrido nos dieron amplias explicaciones de cuanto iban viendo nuestros ojos. Partió el tren de su estación, ubicada en la Plaza Salomón y enfiló "a toda máquina", por la Avenida Marítima. Esta vía, la Av. Lomvardou, constituye la arteria principal de la ciudad. El tren la recorrió hasta el final y salió del cerco urbano. Una vez llegados a ese punto dio la vuelta y emprendió el regreso a la estación. Pese a lo reducido del trayecto, resultó suficiente para darnos una idea general de la ciudad y apreciar el interesante panorama, saturado de un recio sabor local. Por un lado –mientras el tren se desplazaba-, veíamos la mar apacible llena de las más diversas embarcaciones. Navíos de alto bordo, dedicados al transporte de turistas, lujosos yates, veleros deportivos y también buques pesqueros. Naves de diferentes tonelajes y procedencias, atracadas o fondeadas en el puerto. Por el otro lado, el espectáculo contemplado era diferente. Casas alineadas unas junto a otras frente al mar, en su mayoría de un impecable color blanco. Algunas lucían sus techos coronados de tejas rojas y otras – muy mediterráneas –, con amplias azoteas. A todo lo largo de la Av. Marítima, se hallan hoteles, restaurantes y tiendas ofreciendo sus artículos y servicios. Tanto las terrazas, como los establecimientos se les veían llenos de clientes. Nuestra visita a Zante transcurrió entre las 2 y las 5 de la tarde. Pues bien; ni el bochorno, ni tampoco la abundancia de turistas resultaron molestos. La temperatura era apacible, porque la brisa marina traía el fresco de la costa del Peloponeso. Los grandes espacios de la ciudad diluían a la multitud de visitantes. El diseño de las plazas y de los edificios constituye todo un espectáculo. Quizás como el ambiente se halla saturado de belleza, imprime un alto nivel de compostura a la gente. Aspecto por demás interesante y que brilla por su ausencia en otras latitudes. Zante forma parte de las Islas Jónicas. Una serie de islotes la circundan. Su superficie territorial es de sólo 410 Km2 y sus costas cubren 125 Km. Se encuentra a unas 8.5 millas marítimas al Sur de Cefalonia. La variedad de su suelo presenta aspectos positivos, pues le

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quita monotonía al paisaje y lo alegra. Está muy diversificado porque lo componen regiones planas, colinas, bahías, ensenadas, acantilados, extensas playas – algunas tienen 9 km. – y amplias zonas verdes. Unas, son boscosas y otras, dedicadas a la agricultura. Esa diversidad hace de Zante un paraíso terrestre moderno. Abundantes corrientes subterráneas de agua dulce proveen el vital líquido a la población y a la agricultura. Por cierto, en la parte Sur de la isla, cerca de Keri, el agua que surge de la tierra contiene elementos bituminosos. Sin embargo, los esfuerzos por prospectar petróleo han sido negativos Los rasgos de la gente del país corresponden a su singular condición de isleños y de pertenecer al mundo helénico. Son alegres, amistosos, conversadores y corteses –como corresponde a un griego– y llenos de calma, como suelen ser los isleños de cualquier parte del mundo. Su lenguaje es melódico y armonioso. Muestran los habitantes de Zante un marcado interés por las Artes y las Letras. Dicho interés trajo como consecuencia su notorio aporte a la literatura neo-helénica. No se trata de un hecho fortuito, como una isla tan pequeña haya podido efectuar una contribución tan importante, tanto en calidad, como en cantidad, a las Letras griegas. Hasta hace poco tiempo la gente de Zante se ocupaba de los quehaceres agro-pecuarios y de la pesca. Vivían cómodamente sin verse obligados a emigrar. Ahora todo ha cambiado, porque del sector primario, la población pasó al sector terciario abruptamente. Por fortuna, tuvieron un rotundo éxito en sus nuevas actividades. No les costó trabajo efectuar tan radical cambio debido a sus componentes caracterológicos y culturales. Veamos el por qué: Primero, sus índices de sintonía son altísimos, los cuales les hace aptos para desenvolverse, exitosamente, en el área de servicios. Segundo, la isla, desde los tiempos más remotos, fue escenario de un intenso tráfico humano. Sus habitantes se acostumbraron a tratar con gente de otros parajes y culturas. Los observaron con actitud ecléctica y asimilaron cuanto consideraron pertinente, sin perder su personalidad. En consecuencia, el turista encuentra en Zante –aparte de sus bellezas naturales– servicios eficientes y un alto nivel profesional en el sector de hostelería y restauración. Su estadía en la isla –sean cual fuesen el cuadro de sus intereses-, constituirá una experiencia vivencial formidable. Con toda seguridad les dejará un recuerdo inolvidable. De la prehistoria de Zante nos han llegado algunas noticias al través de los relatos de Homero y de Tucídides. Según el primero, Zakynthos salió del Peloponeso para conquistar la isla. También nos informa que Zante, junto con Cefalonia y Leucade, en el Mar Jónico y la Arcadia en el Continente, formaban el reino de Ulises. Durante la prolongada pelea entre Atenas y Esparta, Zante tomó parte – según las circunstancias - a favor de uno u otro bando. En las guerras médicas no participó. En el año 217 a.C. la isla fue sometida, por espacio de 26 años, por los macedonios. Seguidamente, pasó a manos de los romanos y al dividirse el Imperio, quedó en el área de Bizancio. En 1185, los cruzados ocuparon Zante y Cefalonia, creando el Condado Palatino de ese nombre. De las diversas dinastías de los príncipes francos, Zante guarda un ingrato recuerdo. Sus gobiernos fueron despóticos e inhumanos y no dejaron ningún rastro positivo. Los francos fueron desalojados, manu militare por los turcos en 1479. Afortunadamente,

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para Zante, la presencia musulmana sólo duró 5 años. Se libraron de esa terrible maldición. Y digo maldición, porque los pobres pueblos cristianos que sufrieron la ocupación de los mahometanos, no les fue muy bien. Para Zante comenzó una nueva era cuando en 1484 se hicieron cargo de la isla los venecianos. Su gobierno duró hasta 1797. En esos tres siglos Zante alcanzó un nivel de prosperidad jamás conocido hasta entonces. Los venecianos llevaron no sólo bienestar económico, sino también el progreso cultural. Otro aporte, no menos importante, consistió en trasladar a la isla un numeroso contingente humano muy calificado, que aumentó la población. La presencia veneciana con su flota y con su poder económico, le dió una seguridad a Zante, como nunca antes había tenido. Fruto de dicha seguridad fue el florecer de las Artes, de las finanzas y del desarrollo urbanístico. La ciudad se embelleció con palacios y casas de estilo italiano y con un nuevo trazado de las calles. El régimen político de Zante, durante la ocupación veneciana era de corte aristocrático. El gobernador manejaba los poderes administrativos, militares y jurídicos. Un Consejo de Nobles le asistía. Había tres clases sociales: los nobles, los burguereses y los popolaris. Sólo el primer estrato gozaba de derechos políticos. Por supuesto los popolaris no disfrutaban de una vida color de rosa. Eran explotados sin piedad por los nobles. Trabajaban en calidad de siervos en las propiedades de la clase dominante. La explotación del hombre por el hombre y la injusticia social provocó una sangrienta protesta. La Sublevación de los Popolaris. (1628-1632), acabó en un baño de sangre. Constituye la primera revuelta social de los tiempos modernos en tierras griegas. En 1797, los venecianos cedieron la isla a los Republicanos franceses. El pueblo acogió con alegría las ideas revolucionarias de los franceses. Quemaron el "Libro de Oro" de los nobles y los escudos heráldicos de sus familias, en la plaza principal de Zante. Instalaron un gobierno democrático sin la participación de los nobles y abolieron los títulos nobiliarios. Consolidar un gobierno democrático –en esa fecha- en Zante constituía, en verdad, una misión imposible. Porque los nobles no se quedaron tranquilos e hicieron todo cuanto pudieron, para recuperar sus privilegios. Por su parte, las grandes potencias, no vieron con buenos ojos al nuevo régimen y comenzaron a actuar para eliminarlo. Tres años después, en 1800, se pusieron de acuerdo con Turquia y crearon el Estado de las Islas Jónicas. El lapso comprendido hasta 1809 –cuando se inicia la dominación inglesa- fue escenario de diversos sucesos. El papel protagónico lo desempeñaron los nobles y las grandes potencias. Otra vez el pueblo es oprimido y pierde la libertad de decidir su destino. Los ingleses, en 1809, controlaban la isla y crearon el Estado Jónico, cuya capital fue Zante. Durante los primeros años de la ocupación inglesa se logró algunos avances y prosperidad. En 1814 se estableció un acuerdo entre Inglaterra y las grandes potencias. Fruto de dicho acuerdo fueron los Estados Unidos de las Islas Jónicas, que quedaron bajo el protectorado inglés. Zante fue su capital. Esa era; la situación imperante cuando, en 1821, estalla la Guerra de la Independencia de Grecia. Suma importancia tuvo la participación de Zante en la campaña de liberación de Grecia. Mucha gente de la isla luchó, junto a sus hermanos del Peloponeso, para sacar del país a los invasores otomanos. Los patriotas de Zante debieron actuar con mucha cautela, porque las autoridades inglesas no querían tener problemas con los turcos. Además, porque al

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encontrarse ellos – como ocupantes-, en condición parecida a la de los otomanos, estaban de su lado. En resumen, el Gobierno inglés no podía simpatizar con los movimientos de liberación. Por ello hizo todo lo posible para impedir cualquier tipo de ayuda a los patriotas griegos, por parte de los habitantes de su protectorado. Pero pese a los controles establecidos, a los ingleses les resultó imposible impedir la ayuda financiera y el envió de alimentos y municiones a la ciudad de Messolonghi, sitiada por el ejército turco. Los barcos de Zante rompieron el bloqueo en diversas oportunidades y participaron en la evacuación de la población civil. (El Éxodo). Una de las consecuencias de la Guerra de la Liberación de Grecia, consistió en el deseo de la población de Zante de seguir el ejemplo de la Madre Patria. A partir de ese momento, se intensificó la actividad para sacudirse del protectorado inglés. No supuso una tarea sencilla, ni corta, llevó tiempo y un sin fin de esfuerzo. Zante celebró sus primeras elecciones libres en 1850. Trece años más tarde, en 1863, las Islas Jónicas se unieron a la Grecia libre. Pues bien; la ocupación extranjera no terminó en el siglo XIX. Zante en el siglo XX padeció, como tantos países, la ocupación alemana e italiana. Ante la presencia nazi en su suelo, la isla reaccionó de inmediato. Con todos los medios a su alcance resistió a las fuerzas de ocupación. La lucha contra los invasores alemanes fue dura y sangrienta. Después de varios años de combate y de perder muchas vidas, la isla quedó liberada. Otra adversidad de enormes proporciones debió vivir Zante, en los últimos tiempos. En 1953 se produjo un devastador terremoto que dejó la isla sumida en ruinas. Nada quedó en pie. Todo se vino al suelo, las calles y carreteras se hundieron. Hubo miles de muertos. Después del sismo la isla presentaba un aspecto dantesco. Las casas y los monumentos habían desaparecido. Parecían los efectos de una bomba atómica. Ahora bien; tal como siempre ocurrió al través de su historia, la población de Zante no se desmoralizó y con extraordinario tesón emprendió la sobrehumana faena de reconstruir su país. En poco tiempo se rehizo la infraestructura y se levantaron nuevos edificios. La apariencia urbana en la actualidad es impecable. La belleza de la ciudad y de la isla impacta y el visitante queda fuertemente impresionado. Zante continua siendo la "Fior de Levante", tal como la bautizaron los venecianos. Cuando se investiga la realidad histórica y social de Zante aparece, en forma resaltante, un hecho de suma importancia. Las islas gobernadas por los venecianos corrieron una suerte muy distinta a la Grecia continental, sometida al yugo de los turcos. Por supuesto, dicha situación no obedeció al azar. Los venecianos –claro exponente de la Cultura Occidental y Cristiana- eran personas cultas y sumamente refinadas. Por dicha razón, en los territorios manejados por ellos se respiraba un ambiente de humanismo y bienestar. No se puede decir lo mismo de los países ocupados por los otomanos. Su fanatismo religioso, su despotismo y su intolerancia, constituían una barrera para el desarrollo de la cultura y para el progreso. Porque el hombre es creativo en la medida en que es libre. Tal como señala Jacob L. Moreno en su "Teoría de la Libertad -Creatividad". El producto de la creatividad propiciada por los venecianos en Zante se traduce en la larga lista de calificados artistas nacidos en la isla: pintores, escultores y literatos. Resulta de todo punto imposible – por su dimensión- transcribir el nombre de todos ellos. Su producción artística es extensa y de la mejor calidad. La muestra de su obra se halla dispersa en iglesias, pinacotecas y museos de Grecia. En el campo de las Bellas Letras, Zante se enorgullece de

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Andreas Calvos (1792-1869) y Dionysios Solomos (1798-1851). Dos de los más grandes poetas del siglo XIX. Las estrofas del Himno a la Libertad, de Dionysios Solomos, son la letra del himno nacional griego, desde 1864.

Solomos efectuó sus estudios de Derecho, Letras y Filosofía en Italia. Escribió muchos poemas en italiano. Ahora bien, cuando regresó a su isla natal comenzó a estudiar la música popular y a escribir en griego. En este sentido, siguió fielmente los consejos de su amigo Spyridon Trikoupisy, quién le convenció de algo sumamente importante, para aquel momento histórico. Italia no necesitaba sus creaciones espirituales. Sin embargo, el pueblo griego - que acababa de sublevarse contra el yugo turco -, si precisaba de un poeta capaz de producir cantos de guerra y de esperanza para potenciar su coraje frente al enemigo. Tal como sucedió con los pean entonados en Maratón y Salamina. Pues bien; Dionysios Solomos compuso su Himno a la Libertad, en cuestión de un mes. Grecia lo entonó con brío en su Guerra de Liberación, hasta sacar del suelo patrio a las fuerzas invasoras.

Buenos momentos puede disfrutar quien visita Zante, pues es un remanso de cultura y de paz. Además de encontrar solaz para su espíritu, gozaran sus sentidos contemplando los hermosos paisajes naturales de la isla. En materia de alojamiento y gastronomía también quedará satisfecho. Quienes gustan de las playas y de los deportes náuticos dispondrán de un amplio abanico de elección.

Personalmente, me agradó Zante y me siento satisfecho de cuanto allí pude aprender sobre su pasado histórico. Sinceramente, fue una magnífica inversión de tiempo. Hacia varios años que sentía enorme curiosidad por visitar la isla. Concretamente mi interés surgió en 1997, cuando escribí en torno a la vida de Lord Byron.

Veamos que ocurrió, en tiempos de Byron, por aquellas latitudes. El poeta inglés se sumó a la lucha por la independencia de Grecia. Llegó a Missolonghi – la zona de mayor peligro – el 4 de enero de 1824. El Gobierno Provisional de Grecia le nombró Jefe Político y Militar del Sector. Le otorgó el rango de Archiestratego (Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de Grecia). Desplegó un esfuerzo sobrehumano para organizar y preparar sus tropas para el combate. Lamentablemente, no pudo conducirlas personalmente al campo de batalla. El 9 de abril de 1824 contrajo unas fiebres y diez días después murió a los 36 años. Los griegos tenían el propósito de enterrarlo en la

Monumento a Lord Byron en Atenas

Acrópolis, o en la Tumba de Teseo, pero los ingleses se opusieron rotundamente. Los griegos debieron de aceptar la decisión, porque los británicos eran influyentes y de ellos dependía la ayuda militar. En consecuencia, trasladaron el cadáver a Zante y de allí lo enviaron a Inglaterra en el bergantín “Florida”.

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Pues bien; cinco años después de escribir sobre la gesta de Lord Byron en Grecia, pude satisfacer mi deseo de conocer el territorio griego de donde salieron, -hacia su eterno descanso-, los restos del poeta. Cuando ya me retiraba en la lancha, para abordar el “Tritón”, mi última acción consistió en contemplar la plácida rada de Zante. Haciendo un esfuerzo mental me trasladé en el tiempo y me imaginé el histórico evento. El cortejo fúnebre desplazándose lentamente por el muelle. Presidido por el conde Pietro Gamba, su inseparable amigo y donde estarían presentes los patriotas griegos como, asimismo, las autoridades del Almirantazgo inglés. Me pareció ver el ataúd de Byron cubierto con la bandera británica, depositado en un armón de artillería, arrastrado por varios troncos de enjaezados caballos, dirigiéndose hacia la escala del Florida. Detrás del armón iba el corcel del héroe, conducido por un ayudante. Me pareció escuchar los graves acordes de una marcha fúnebre, interpretada por una banda de la Marina de Su Majestad, acompasando el paso del solemne cortejo. Y así, mis amigos, me retiré de Zante recordando a Lord Byron y a su bello gesto.

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XVI - Macedonia Vestigio de un Pasado Glorioso

En su tercera escala el “Olympic Voyager”, de la “Royal Olympic Cruises”, me llevó al puerto de Salónica. Figura dicho destino en el programa de su crucero “El Cuerno de Oro”. Se trata de una escala técnica, sólo para tomar pasajeros. Ahora bien, aproveché ésta oportunidad para desembarcar y quedarme en Macedonia durante una semana, pues tenía la intención de conocer tan interesante país. A su regreso en su siguiente crucero, volvería a abordar el “Olympic Voyager” y continuaría el programa del crucero. Salónica le debe su nombre a la hija del rey Filipo II de Macedonia. Casandro –uno de los generales de Alejandro y su sucesor en el trono-, se casó con la princesa Zesaloniki y le dió su nombre a la ciudad. A partir de dicha fecha, en su suelo se desarrollaron muchos acontecimientos. Por su extensión resulta imposible narrarlos aquí. En el año 50 de nuestra era, por primera vez, el apóstol San Pablo predicó en Salónica el cristianismo. El emperador Galerio, en el 300 d.C., hizo de Salónica su sede. Unos años más tarde, en el 303 d.C., el oficial romano Demetrio fue martirizado allí. En el transcurso de los años siguientes y hasta nuestros días, la capital de Macedonia sufrió sangrientas batallas. Pero su formidable vitalidad se impuso y la ha mantenido pujante y llena de dinamismo. Macedonia es la cuna de dos de los hombres más importantes de la Historia: Aristóteles y su discípulo Alejandro El Grande. Pues bien, cuando se transita en Macedonia parece como si los espíritus de ambos personajes se encontraran allí latentes. Ese algo puede percibirse claramente, en su dinámico ambiente y en el comportamiento de su simpática población. Brinda Salónica interesantes atractivos para el turista, por hallarse cargada de historia y por conservar manifestaciones artísticas de todos los tiempos. Ahora bien; tiene la peculiaridad de no ser una ciudad vetusta, sino más bien todo lo contrario. Sus calles, plazas, avenidas y parques son impecables. Hay un continuo transitar y la vitalidad de su gente resulta contagiosa. Se siente y se respira en el lugar, un deseo irrefrenable de vivir y de participación. Por supuesto, el visitante lo capta en sí mismo y también se da cuenta de como sube su tono vital. En otras palabras, Salónica y Macedonia, en general, constituyen un energético y un eficaz antidepresivo. Quienes la visitan quedan plenamente resarcidos en el tiempo invertido en el viaje. No lo olviden. Llego a tan categórica conclusión porque su extensa gama de ofertas cubren todos los gustos. Magníficos museos, vestigio de un pasado glorioso, al lado de manifestaciones del arte plástico del más alto nivel y de sobresalientes representaciones del urbanismo moderno. Todo dentro de un marco de singular amabilidad y de solícita hospitalidad. En una conversación sostenida con uno de los más prominentes hombres de empresas de la región, el Sr. Christos Stathopoulos, escuché lo siguiente, “aquí, en Macedonia – dijo – no vivimos solamente del pasado. Tratamos de mentalizar en nuestros jóvenes una realidad radical. La vida consiste en un perpetuo quehacer, en un continuo ir hacia adelante. En un compromiso con el futuro. El cual es menester hacerlo nosotros mismos. Porque no nos lo dan fabricado” Quedé sorprendido oír en aquellas latitudes la doctrina de Ortega y Gasset.

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En verdad, no esperaba escuchar el planteamiento orteguiano de mi anfitrión. Porque quien podría pensar encontrar en Salónica a un expositor de la tesis de la Escuela de Madrid. Por supuesto, constituyó una sorpresa agradable hallar en aquellas latitudes una forma de pensar como la nuestra. A un expositor de la razón vital. Pero, en verdad, el pensamiento del maestro Ortega, el del Sr. Stathopoulos y el mío propio son, al final de cuentas, el producto de un razonamiento aristotélico. Oriundo, precisamente, de aquellos lares. Entre los destinos turísticos de Macedonia sobresalen dos por su importancia: Vergina y el Monte Atos. Brevemente trataré de describirlos a continuación. Vergina, la antigua capital del reino macedónico, se encuentra situada a pocos kms. de Salónica. Las recientes excavaciones nos permiten contemplar la Acrópolis, trazos de sus murallas, cimientos de casas helenísticas, el palacio y el templo. Lo de mayor interés en el hallazgo lo constituye el grupo de tumbas reales. Se descubrió entre 1977 y 1978 y se halla en el centro del pueblo. Allí, in situ, los calificados guías turísticos reviven para el visitante la realidad de aquel pasado histórico. El otro destino, es el Estado monástico (Monte Atos), el monte sagrado de la ortodoxia, se halla ubicado en la pequeña isla de Amoliani. Se creó hace más de mil años y todavía perduran las reglas establecidas por el emperador Constantino Monomaco (SigloXI d.C.). En otro tiempo contaba con 40 monasterios y 4.000 monjes. Actualmente los monasterios se redujeron a 20, con 1700 monjes. Para acceder al Monte Atos se requiere un permiso –fácil y rápido de obtener- y cumplir con ciertos requisitos. Por ejemplo, se prohíbe la entrada a mujeres y pernoctar a los visitantes. Es recomendable conocerlo, pues constituye un auténtico museo del arte bizantino y post bizantino. Dispone de ricas bibliotecas, valiosas miniaturas, vasos sagrados, frescos, mosaicos y bellas obras arquitectónicas. Asimismo, recomiendo, a quienes viajen a Salónica, visitar el Museo Arqueológico. Su Director, Doctor Dimitrios V. Grammenos, tuvo la amabilidad de recibirme y de orientarme. En las salas expone valioso material histórico recogido en Macedonia. Hay un recinto especialmente preparado para los hallazgos de Vergina. Todos ellos están ordenados tal como se encontraron en las tumbas reales. Recorrer el interesante territorio de Macedonia supone una grata experiencia. Aparte de los aspectos históricos antes citados, el visitante también puede disfrutar de la típica gastronomía local. Abundan los buenos restaurantes y las clásicas tabernas griegas. Una de las especialidades de su cocina es el patsas (callos) y los frutos del mar. Muy en particular los mejillones. Quienes gustan de solearse en la playa y practicar los deportes náuticos, allí pueden hacerlo en las mejores condiciones. También funcionan centros para los amantes de las notas del buzuki y de la buena música. Si el amable lector tiene la posibilidad de viajar a Macedonia ¡hágalo! Allá disfrutará una vivencia formidable, compartiendo con sus habitantes y contemplando los bellos paisajes.

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XVII - Lipari, Como Destino Mediando la mañana del viernes, 9 de agosto, el "Tritón" echó sus anclas frente al pintoresco muelle de Lipari. La isla forma parte del archipiélago eoliano, el cual lo integran siete islas. Las tres más grandes son: Lipari, Vulcano y Salina. Al Oeste se hallan: Filicudi y Alcudi y al Norte, Strómboli. A Lipari la rodean unas "chimeneas" (Columnas de piedra aisladas en la costa) y unos bancos de arena. Lipari era la tercera escala del interesante crucero, del Tritón, titulado: “Sueños del Mediterráneo". Los pasajeros bajamos a tierra en las lanchas de inmediato, porque contábamos con sólo tres horas, para incursionar en la isla. Quedó el "Tritón" delante de la ciudad, casi en su justo medio. Lipari se halla ubicada entre dos atractivas bahías: Marina Lunga y Marina Corta. El núcleo de su población se extiende en torno a un imponente castillo, emplazado entre las dos antes citadas bahías. Se halla empinado sobre una roca espectacular. La formidable fortificación (Construida por los españoles en el Siglo XVII), desafía, con gesto altivo, dos implacables peligros de muy diverso origen. Uno, es producto de la agresión de la naturaleza. El otro, de la furia de los hombres. Es decir, las embestidas de las olas y del viento y de los feroces ataques de los piratas musulmanes. En particular defender Lipari de las incursiones de los turcos, constituyó la misión básica del castillo. Durante la Antigüedad Clásica, en esa misma zona del castillo se erguía la acrópolis griega. Sus murallas comenzaban en Bahía Lunga y Bahía Corta y se adentraban tierra adentro. Su principal bastión defensivo se alzaba donde ahora se encuentra el castillo. Sus murallas arropaban a la población liparense, quienes al soco de los vientos y merced a los lapsos de paz disponible, hacían florecer su cultura. Rica en resultados son las actividades arqueológicas efectuadas en Lipari. Las excavaciones permitieron descubrir las muestras dejadas por el hombre, a su paso por la isla al través del tiempo. Sacaron a la luz los restos de primitivas cabañas del Siglo XVIII a.C. Sobre ellas, mas tarde, en la Edad de Bronce, construyeron otras viviendas y, en niveles superiores, surgen las casas griegas y romanas. En otras palabras, las excavaciones presentan la superposición de los diversos estratos, dejados por las diferentes civilizaciones radicadas en Lipari. En verdad, constituyen un valioso archivo histórico. Cuando el viajero desembarca de la lancha y pone pie en tierra, queda gratamente impresionado del espectáculo brindado por Lipari a sus ojos. El casco urbano de la isla es, relativamente, pequeño y con facilidad se recorre a pie en poco tiempo. Sus calles se hallan saturadas de gente amistosa y plena de vitalidad, concurriendo a las tiendas y en jerga divertida proponen comercio. Vimos otras personas placidamente sentadas en las terrazas de los cafés, en animado coloquio. Todo a nuestro alrededor estaba impregnado de un recio sabor Mediterráneo. Un buen rato estuvimos deambulando por las dos arterias principales de Lipari. Primero, por la vía Garibaldi –que rodea el castillo- y después, por el Corso Vittorio Enmanuele. Como ambas las tienen cerradas al tráfico vehicular, pudimos recorrerlas con tranquilidad y presenciar su acontecer diario. Valió la pena el paseo, porque nos permitió captar, in situ, la

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vida de tan interesante paraje. Algo digno de verse es la Plaza Luigi Salvatore d’Austria, ubicada a un lado del Corso Vittorio Enmanuele. Ahora bien; el aspecto de mayor trascendencia de mi estancia en la isla lo constituye, sin duda alguna, mi visita a la Oficina Local de Turismo ("Azienda Autonoma de Soggiorno e Turismo de la Isole Eolie "). Allí tuve la suerte de conocer al Sr. Mimmo Ziino, sub-director de la citada Oficina, muy oportuno resultó el encuentro. Porque al través suyo se me presentó la posibilidad de enterarme de algunos detalles muy relevantes de la agitada Historia de Lipari. Al conocer, el Sr. Ziino, el propósito de nuestra visita, nos invitó, cordialmente, a pasar a su despacho. Comenzó por entregarnos un libro sobre las islas eolianas. Ahí quedaban contestadas cuantas preguntas pudieran formularse al respecto. Sus páginas recogen una reseña completa de los diversos aspectos del archipiélago. El referido documento lo prepararon, minuciosamente, un equipo de arqueólogos e historiadores. La " Azienda Autonoma de Soggiorno e Turismo de la Isole de Lipari ", se encargó de publicarlo. Lo utiliza como material informativo de la isla. Si algún lector tiene la intención de visitar Lipari –por cierto, sería una buena idea-, le recomiendo lo solicite a la Oficina Local de Turismo. Muy complacido se mostró el Sr. Ziino, con nuestra visita. Algo me sorprendió. Al través de sus palabras –cargadas de sentida emoción-, nos mostró su interés por narrarnos la Historia de su patria. Asimismo, puso mucho énfasis en recalcarnos un hecho por demás interesante. Se trata de lo siguiente. Del buen recuerdo dejado por los españoles en Lipari. Me impresionó, hondamente, escuchar sus palabras cargadas de sinceridad y afecto. Me alegró el saber como aún en la isla perdura un sentimiento de gratitud y simpatía por España. En Lipari se sienten muy orgullosos –nos dijo el Sr.Ziino- de su amistad y de su relación con los españoles. Todavía se encuentran allí descendientes de los pobladores hispanos: López, Martínez, Rodríguez y otros, son los nombres de algunas familias de la isla. España –por espacio de largo tiempo- protegió a Lipari de los ataques musulmanes, con su flota y con sus ejércitos. Cuando los piratas turcos se llevaron a los habitantes de la isla, Carlos V la repobló. Además, hay otro dato interesante. España no le cobró impuestos a Lipari, algo muy inusual en aquellos tiempos y en los actuales. Durante nuestra conversación con el Sr. Ziino, nos comentó dos brutales ataques sufridos por Lipari. El primero sucedió a comienzos de la Edad Media, en el año 839, cuando Lipari sufrió la incursión de los musulmanes. Otro episodio de su Guerra Santa. En esa oportunidad arrasaron la isla, profanaron las iglesias y las reliquias de San Bartolomé, asesinaron una cantidad apreciable de personas y quienes quedaron con vida, los tomaron prisioneros y se los llevaron para someterlos a la esclavitud. Por espacio de varios siglos la isla quedó casi desierta. Dicha situación duró hasta la reconquista de Sicilia por parte de los normandos. En su segundo comentario nos explicó lo siguiente: En 1544 la isla volvió a padecer el ataque de los musulmanes. Lo realizó el conocido pirata turco Khair-ed-Din, alias Barbarroja. En la citada época tenía lugar la guerra entre España y Francia. La contienda se inició años antes, en 1492. Cuando Don Fernando de Aragón envió un contingente militar a Italia, comandado por Don Gonzalo de Córdoba, en ayuda de su tío el Rey de las Dos Sicilias. Su objetivo era enfrentarse al ejército francés. Vale la pena analizar este aspecto: En 1544, en el plano internacional, se daba el siguiente contrasentido. Francisco I, rey de Francia, pese a titularse

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Su Majestad Católica, no tuvo reparo en aliarse con los musulmanes, para combatir a sus hermanos cristianos. Sin escrúpulos de honor y de conciencia, se asoció con el mayor enemigo de la cristiandad, con Solimán el Magnífico, Sultán de Turquía. Gracias a la citada alianza, los turcos utilizaban los puertos franceses como bases navales, para atacar las ciudades cristianas del Mediterráneo. Las saqueaban, asesinaban a su población y a quienes quedaban con vida los encadenaban y se los llevaban para someterlos a la esclavitud. Pues bien; de uno de esos puertos del Sur de Francia, zarpó la flota turco-francesa para efectuar el asalto de Lipari. La componían 100 barcos otomanos y 50 franceses y estaba bajo el mando de Khair-ed-Din, Barbaroja. Los liparenses fueron avisados del posible ataque de la flota turco-francesa y, en consecuencia, comenzaron a organizar la defensa de la isla. Pero no les dió tiempo, pues cuando estaban ultimando los preparativos –el último día de junio de 1544-, se avistó la impresionante armada enemiga. En horas de la mañana del día primero de julio, los turcos situaron sus naves frente a la ciudad formando un semi círculo e iniciaron el bombardeo. Las baterías emplazadas en el castillo de Lipari, respondieron al fuego y tuvieron la suerte de lograr hundir dos galeras. Viendo los riesgos que corrían sus barcos, Barbaroja los retiró, fuera del alcance de los cañones liparenses y los fondeó en San Giorgio. El jefe de la flota turca –siguiendo su costumbre- ordenó traer el libro de las predicciones, para consultar sobre las posibilidades de su empresa. Como los presagios se manifestaban totalmente adversos, cundió en él un desanimo profundo y decidió abandonar el asedio de Lipari. En ese momento de flaqueza de Barbaroja, intervino uno de los jefes divisionarios de la flota, el corsario Dragut quien se opuso enérgicamente a retirarse. Prevaleció su criterio y continuó el combate. Una vez decidido proseguir las operaciones, parte de la flota se desplegó frente a la planicie de San Bartolomé. En la parte Sur de la ciudad, fuera del recinto fortificado. Aprovechando la oscuridad de la noche, Barbaroja desembarcó ocho mil hombres y 17 cañones. De inmediato, los turcos comenzaron a construir unos bastiones defensivos, para repeler las posibles acciones de los sitiados. También cavaron una serie de trincheras, con la finalidad de poder acercarse a las murallas, al través de un camino cubierto. A partir de la mañana del 2 de julio, Lipari sufrió un constante bombardeo de fuego cruzado. Provenía de los barcos enemigos y de las baterías emplazadas en tierra. Según comentan los historiadores, el poder destructivo de los cañones franceses –debido a su alta tecnología- causó enormes estragos. Tanto en la ciudad, como en los sistemas defensivos. Los sitiados se hallaban en la peor de las condiciones. Sin agua, sin víveres, sin municiones y sin posibilidad de recibir ayuda externa. Barbarroja accedió a recibir, en su puesto de mando, a los embajadores liparenses. Les exigió la rendición total de la ciudad y rechazó la oferta de veinte mil escudos, por levantar el sitio y retirarse con sus naves. Al fracasar la negociación, las fuerzas atacantes endurecieron su acción ofensiva. Las murallas recibieron 6500 cañonazos y en algunos lugares abrieron grandes brechas. Por su parte la artillería liparense estaba fuera de combate, por carecer de municiones. Dos embajadores de Lipari fueron, el 9 de julio al campo de Barbaroja, a tratar la rendición bajo estas condiciones: Liberar sesenta familias –las más importantes de la isla-, los monjes y sacerdotes. Asimismo, la posibilidad de rescatar los cautivos liparenses, previo el pago de 20 escudos por cada persona liberada. Barbarroja les convenció de abrir las puertas de la ciudad, pues su único propósito era cumplir su promesa, de haber entrado en Lipari. Simplemente –según él-, se trataba de una

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cuestión de honor. Los sitiados –para su desgracia-, creyeron en la palabra de los musulmanes y abrieron las puertas de la ciudad, el viernes 11 de julio. Barbaroja en vez de entrar con dos de sus oficiales, irrumpió con todos sus hombres. Los turcos saquearon la ciudad, por completo, violaron a las mujeres –como era su aberrante costumbre- y a la totalidad de la población se la llevaron, para someterla a la esclavitud. Este hecho abominable aún lo recuerdan con horror en Lipari. Antes de abandonar la isla, los turcos hicieron una incursión, sistemática, tierra adentro. Dedicados a saquear, asesinar y a tomar prisioneros. Barbaroja dejó la isla de Lipari y siguió atacando las poblaciones de la costa de Calabria. De Mesina le enviaron un mensaje para negociar la liberación de los cautivos. Por fin, el viernes 18 de julio, después de liberar algunos ancianos, emprendió su travesía hacia Oriente, llevándose varios millares de prisioneros cristianos, para venderlos en los mercados de esclavos de Turquia. Unos años después, el 25 de mayo de 1550, Dragut atacó por sorpresa la Villa de Cullera, en el Reino de Valencia. El asalto efectuado al amanecer tomó desprevenidos a los cullerenses y el pirata turco obtuvo un importante botín en bienes y prisioneros. Pronto se enviaron refuerzos, pero los corsarios utilizaron los rehenes obtenidos en el saqueo, para incrementar su botín con el pago de los rescates. En la cueva donde se realizó el intercambio de prisioneros, se puede visitar una singular exposición sobre la piratería mediterránea en el siglo XVI. En resumen, los piratas turcos camparon por sus respetos en el Mediterráneo, hasta la Batalla de Lepanto, donde sus fuerzas navales fueron derrotadas y disminuidas. Desgraciadamente, España no aprovechó esa oportunidad para haber destrozado por completo a los otomanos en su propio terreno. Por otra parte, los franceses siguieron apoyando las prácticas de piratería y continuaron efectuándose durante largo tiempo, en perjuicio de la cristiandad. Atrás quedaron las sangrientas visitas de los musulmanes a Lipari. Ahora arriban pacíficos turistas en busca del cálido y tranquilo ambiente allí imperante. Una cierta cantidad llega en los ferrys. Vienen con sus vehículos y recorren la isla utilizando su carretera panorámica. Pueden – si así lo desean- disfrutar de la playa de Porticello, donde se cuenta con un amplio estacionamiento. Otros, prefieren conocer los bellos parajes ofrecidos por la isla, para descansar y tomar sus fotografías. Quienes llegamos en el crucero del "Tritón", también tuvimos suficiente tiempo para disfrutar nuestro recorrido a pie. Había la posibilidad de tomar una excursión en barco, circundando la isla, pero la dejamos para nuestra próxima escala. El turismo peatonal nos complació plenamente. Llenó todas nuestras expectativas, por permitirnos llevarnos una panorámica general de la ciudad y de sus gentes. Con sinceridad, la breve visita nos supo a poco y nos dejó con ganas de volver.

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XVIII - Corfú, el Jardín del Mar Jónico Temprano en la mañana, el “Olimpyc Explorer” detuvo su navegación, frente a la ciudad albanesa de Saranda. Según se nos explicó a los pasajeros, el buque debía solicitar un permiso para proseguir su travesía por aguas albanesas. Concretamente, por el canal que separa la isla de Corfú del continente. Fue un trámite rápido, continuamos el crucero y en cuestión de muy poco tiempo, la nave atracó en el muelle de Corfú. Durante los tiempos pre-helénicos, la isla se denominó Corcyra, en el griego moderno su nombre es Kérkira. Un estrecho canal de 15 Km., que lleva su nombre, es quien la separa de tierra firme. Posiblemente en la era pre-histórica estuvo unida al continente. Cuando se observa el mapa de la zona, claramente se percibe como coinciden los entrantes y salientes de ambas costas. Corfú es la isla más importante y la más al Norte de las islas jónicas. Su territorio presenta una forma triangular y cubre una superficie de 593 Km2. El terreno es montañoso. Su pico de mayor altitud es el monte Paidokrator, alcanza los 906 m. Junto con las islas de Paxoí y Antipaxos, conforma el Departamento de Corfú. Debido a su ubicación geográfica la vieja Corcyra vivió toda una prolongada serie de vicisitudes históricas. Debe su nombre a la fabulosa Corcyre, la bien amada del Dios Poseidón, con quien procreó un hijo Phéax. De ahí radica la afirmación de Homero, en la “Odisea”, de que la isla fue la tierra de los Pheanciens, Según el relato fabulado, en Corcyra, Phéax acogió a Janson Medea cuando retorno de Colchido. Ahí, también, Ulyses fue arrojado por la tempestad a su regreso de la guerra de Troya y recibió la hospitalidad del rey Alcinoos y de su hija Nausicoa. A finales del siglo VIII a. C. la isla fue colonizada por Corinto. Es decir, quedó alineada en el área espartana. En las guerras pérsicas, Corcyra no participó. Ahora bien, en el 435 tuvo una disputa con Corinto y busco el apoyo de Atenas. Ese hecho, constituyó una causa más para desencadenar la Guerra del Peloponeso. Dicha situación trajo como consecuencia el inicio de su decadencia. A partir del año 229 de nuestra era, la isla estuvo bajo el control de Roma. Calígula devolvió a la isla una serie de privilegios que Augusto le había quitado. Cuando el cristianismo se arraigó en Corfú sufrió las persecuciones de Diocleciano. De nada le valió la colaboración prestada por los nativos, de rechazar la invasión de los godos. Posteriormente, Constantino concedió su protección a la isla cristiana. Al dividirse el Imperio quedó adscrita a Bizancio. En los siglos siguientes paso de mano, en mano. Fue victima del saqueo de los vándalos godos y sarracenos. El 1081 la invadió el normando Robert Giscard, pero en breve lapso la recuperó Bizancio. Del 1267 al 1386 formó parte del Reino de Nápoles. A partir de esa fecha Venecia se hizo cargo de Corfú durante cuatro siglos. Su nombre actual se lo pusieron los venecianos. Sufrió nuevos ataques por parte de los turcos, pero, por fortuna, los musulmanes no lograron apoderarse de su territorio. Tal como sucedió con otras islas de la zona. Fue francesa de 1797 a 1799 y de 1807 a 1815. En esa fecha su estatus cambió al de Protectorado inglés, hasta el año 1864 cuando se incorporó a Grecia. En la Primera Guerra Mundial (1916) el ejército francés ocupó la isla para auxiliar a las fuerzas armadas de Serbia, que se encontraban en pésima situación. Allí se las reorganizó para proseguir combate contra los imperios centrales. En la rada de Corfú la escuadra francesa se enfrentó con la escuadra austro-húngara y le impidió salir al Adriático. En 1917 se firmó la “Declaración de Corfú” donde se llevaba a cabo la unificación de servios, croatas y eslovenos,

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que compondrían Yugoslavia. El año 1923 Benito Mussolini envió el ejército italiano con el propósito de apoderarse de la isla. Sus unidades navales bombardearon la ciudad de Corfú. Pero, de inmediato, las tropas invasoras emprendieron una prudente retirada. Allí volvieron con sus aliados nazis, en la Segunda Guerra Mundial y ocuparon la isla hasta octubre de 1944, cuando las fuerzas griegas y británicas los desalojaron manu militare. Con excepción de la población de Kérkira (La capital), ubicada al este de la isla, Corfú no cuenta con grandes núcleos urbanos. Ahora bien, si dispone de una red muy completa de carreteras para unir todos sus pueblos. Recorrer la red vial permite disfrutar de un magnífico paisaje, con una característica muy particular, la de ser mitad griego y mitad italiano. Contemplarlos nos lleva a evocar toda una serie de leyendas. Justo a la salida del Puerto Turístico se halla la ciudad de Kérkira, la capital de la isla. Tiene unos 35 mil habitantes. Su patrimonio turístico la hace por demás atractiva. Una empinada calle, bordeada de tiendas, bares y restaurantes nos conduce hasta el centro de la pintoresca villa. El espectáculo es alegre, vivificante y pleno de atrayente colorido. Turistas llegados de todas las latitudes llenan las calles y las tiendas. Trepan presurosos, hacia el centro de la villa, ávidos de curiosidad y de comprar los consabidos souvenir autóctonos. Su estival vestimenta multicolor y su desbordante dinamismo, imponen al ambiente un sabor optimizante. Al concluir el acceso por la calle principal, el visitante entra en la ciudad. Está construida sobre un promontorio y dividida en dos secciones: la Vieja Ciudad, entre la Spianada (Explanada) y la Nueva Fortaleza (1577-1578) La construyeron los venecianos y los franceses y los británicos se ocuparon de mejorarla. Hasta 1992 –cuando la abrieron al público- fue una base de Grecia. Ahora los turistas pueden pasear por sus fortificaciones y fosos y por el intrincado laberinto de sus túneles. Desde la ciudadela británica se disfruta de una magnífica vista del mar y del campo. Al Este de la sección Norte, de la Explanada, se encuentra la Vieja Fortaleza, el Palio Frouvio. La finalizaron los venecianos, a fines del siglo XIV, creyendo que sería inexpugnable. La construyeron frente a la mar, separada de la ciudad por una fosa. Después de pasar la Antigua Fortaleza, el visitante llega al corazón de la ciudad, a la Explanada. Se trata de una plaza enorme, donde tienen lugar los desfiles y los actos cívicos. En su lado Oeste la bordean unos edificios altos, denominados el Listón (Significa “fuera de la lista”). Con sus galerías recuerdan a la rue de Rivoli, en París. Basados en ese modelo los construyó Fernando de Lesseps en el Siglo XIX. En otro tiempo, la zona estaba reservada para la nobleza veneciana. A la población local le prohibían pasear por esa calle. En la actualidad el contorno de la plaza, muestra un ambiente muy agradable, con sus cafés y tiendas. En la Explanada se halla ubicada la estatua de Ioannou Capodistria, un ilustre hijo de Corfú, primer presidente de Grecia. La Explanada constituye el punto neurálgico de Corfú, donde el visitante goza de todo un espectáculo. Aparte de las fortificaciones, pueden admirar el Palacio de San Miguel y San Gorge, utilizados como la residencia del Alto Comisionado Inglés. Actualmente allí funciona el Museo de Arte Asiático. En su camino central, hacia el Este, se halla ubicada la estatua del Conde Schulenburg. El citado personaje impidió, en 1716, que los ejércitos turcos tomaran Corfú. Ese fue el último intento del Sultán para apoderarse de la isla. Antes de retirarse de la Explanada, por las sinuosas calles que, desde su sección Oeste, van al sector medieval de la ciudad, se impone una visita. Se trata de la Iglesia Garrinson de San Gorge (1830), con su imponente pórtico dórico.

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En la zona medieval se hallan los edificios venecianos, junto a los construidos por los británicos en el Siglo XIX. Cuenta con cantidades de tiendas, para satisfacer la demanda de los turistas. En la Plaza Theodoki se halla el Ayuntamiento. Lo construyeron como una logia veneciana en el Siglo XVII, después lo convirtieron en teatro. Desde comienzos de 1900, funciona como Sede del Poder Local. Los aspectos turísticos de Corfú no se limitan al recorrido por su ciudad capital. Existen otras dos opciones. Una de ellas –muy solicitada por los románticos-, la constituye el Palacio de Sisi y la otra, un paseo por la isla. Ambas posibilidades se ofrecen en unos programas de 4 horas de duración cada uno. Veamos como se desarrollan. Un autobús recoge a los interesados en el muelle, al lado del barco, para trasladarlos al Palacio de Achilleion. La famosa vivienda de la Emperatriz Elisabeth de Austria. Durante 20 minutos el autobús efectúa un interesante recorrido hacia el Sur. El espectáculo es maravilloso. Un campo repleto de una vegetación muy diversificada. Árboles, arbustos, flores y jardines saturados de perfumes. De todas las islas griegas Corfú es quien posee mayor extensión de zonas verdes, de paisajes impactantes. Llama la atención atravesar los campos donde crecen las naranjas, los limones, los cipreses, los olivares, las viñas y las flores silvestres. Corfú se nos presenta como un Jardín del Edén plantado por los Dioses. Tras ese refrescante recorrido por la campiña de la isla, se llega al pueblo de Sartouri. En el citado paraje, la emperatriz Elizabeth de Austria, construyó en 1891 el Palacio de Achilleion, donde los visitantes tienen libre acceso a sus magnificas instalaciones. La mayoría de sus habitaciones, al igual que sus bellos jardines, recientemente los renovaron, Desde los citados jardines puede disfrutarse de una maravillosa vista del mar Jónico. En los jardines se exhiben cantidad de flores exóticas y las románticas estatuas del héroe, tan apreciado por la emperatriz. Allí se hallan las figuras imponentes de Aquiles victorioso y de Aquiles agonizante. En este sentido tengo una personal curiosidad ¿Qué veía la emperatriz en Aquiles?, ¿Qué significaba el máximo de los héroes griegos para ella?, ¿A dónde la conducían sus sueños románticos? Quizás algún día, no lo sé, me ocupe más a fondo del tema. Posiblemente, en el mítico Aquiles veía algo que la realidad le negó. Cuando asesinaron a la emperatriz Elizabeth, el emperador Guillermo II, de Alemania compró la propiedad. Hasta la primera Guerra Mundial, ahí pasó largas temporadas. Al concluir dicha contienda, el Palacio pasó a propiedad de Grecia, como una compensación de Guerra. Tras la visita al Palacio de Achilleion, conducen a los turistas a la ciudad, pasando por Benitses y Perama. Desde los citados lugares puede verse el convento de Vlachema y una pintoresca isla. Termina el recorrido con un paseo a pie por la capital por sus estrechas calles, por el viejo mercado y por las arcadas construidas por Lessep. La otra gira ofrece los siguientes destinos. Paleokastritsa, Lakones y la Vieja Ciudad. Como la otra, dura 4 horas y muestra un escenario muy campestre. El autobús lleva a los visitantes al través del verde valle de la Ropa, hasta el Monasterio de la Virgen, ubicado en un empinado montículo. Desde allí se aprecia. La bella bahía de Paleokastritsa. Los italianos la calificaban del “Capri” griego. El monasterio alberga en su seno una comunidad de monjes. Cuenta con un museo donde se aprecian valiosas obras de arte. Reliquias bizantinas e iconos religiosos. Al través de las citadas piezas se refleja la historia del recoleto recinto, donde se respira quietud y misticismo.

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Tras la visita al monasterio el autobús traslada a los excursionistas hasta Lakones. Un pueblo de recio sabor local, ubicado en las colinas. Allí se aprecia una impresionante vista desde el “Balcón de Dios”, Ofrece al observador una visión completa del entorno. La bahía de Paleokastritsa, las colinas a su espalda y la isla entera. Completa la gira un recorrido por varios pueblos, situados en la parte montañosa de la isla y un tour panorámico de la ciudad de Corfú. Corfú, como la totalidad del territorio griego, posee un amplio patrimonio histórico, como antes señalaba. Lo componen monumentos, templos helénicos, iglesias bizantinas, palacios, monasterios y otras manifestaciones. A quienes hacen turismo a su aire, interesados en conocerlos, puedo darles las siguientes informaciones. Dentro del perímetro insular se hallan unas 800 iglesias. De ellas cabe destacar Agia Kerkyra (Siglo V), la consagrada a los Santos Iason y Sosipatér (Siglos X ó XII) y la del Santo Patrón de la Isla Agios Spyridon. La construyeron en 1590 y en su recinto se conserva el cuerpo de San Spyridon, en un relicario de plata. En su honor se llevan a cabo cuatro procesiones al año. Entre las muestras históricas más remotas puede mencionarse la tumba de Ménécrates. Se halla en la región de Garritsa en una antigua villa del siglo VIII a. C. Se han exhumado los templos de Artemisa. de Apolo y Hera. Hacia el extremo Norte de la isla, en Kassiopi y Sidani, se han descubierto vestigios del neolítico. En resumen, además del famoso palacio de la emperatriz Sisi, hoy convertido en Museo, el visitante encuentra en Corfú toda una serie de atractivos. El florido paisaje y los jardines de la isla, le proporcionan un profundo solaz para el espíritu, para recrear su vista. Servirán para sacarle de la gris monotonía. La belleza circundante le hará sentir una agradable felicidad.

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XIX - Cruceros al Estilo Griego

en Aguas de América

Durante el invierno del 2001, se efectuaron cruceros espectaculares en aguas americanas. Digo espectaculares, porque cubrieron rutas poco al uso y unos programas muy sui géneris. Se llevaron a cabo en dos naves griegas. El “Olympic Voyager” y el “Stella Solaris”. Las singulares características de los dos barcos los sitúan a la vanguardia de los buques dedicados a este tipo de actividades. Ambos forman parte de la prestigiosa flota helénica “Royal Olympic Cruises”. Los programas realizados por los citados barcos se salen por completo de cuantos concurren en el mercado. Se diferencia de los otros cruceros, tanto por la importancia de su contenido, como por la extensión de sus rutas. Ofrecen, diversas posibilidades, como son: cruceros trasatlánticos y de circunnavegación de Sudamérica. Varía la duración de la travesía, pues hay cruceros de 58, 14 y 12 días, respectivamente.

Un aspecto de la ciudad de Buenos Aires

De todos los programas efectuados por “Royal Olympic Cruises”, el de mayor envergadura es el titulado “Circunnavegación a Sur América”. Dura 58 días. El viaje inicia y concluye en Fort Lauderdale y recorre la costa de 14 países. Constituye una experiencia digna de ser vivida, ¿Por qué -yo me pregunto- cuantas personas han tenido el placer y la suerte de protagonizar una vivencia similar?. Muy pocas, estoy seguro. Por ello considero bien vale la pena pasar esos dos meses a bordo del “Olympic Voyager”. Dejará en quienes la realicen un recuerdo inolvidable. Pero veamos –aunque sólo sea a groso modo- las peculiaridades del “Olympic Voyager”. Se trata de una nave lujosa, podemos comprobarlo cuando la recorremos por dentro. Nos recuerda los días dorados de los cruceros trasatlánticos. De inmediato nos damos cuenta de

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que es un buque planificado para efectuar largas travesías. Sus impresionantes puentes fueron construidos con teca; Una madera preciosa de las Indias Orientales, más fuerte que el roble. Un detalle de buen gusto lo constituyen los biombos de bronce, utilizados para separar los ambientes de los salones. Porque están decorados con pasajes de la Iliada y de la Odisea. Con referencia a los camarotes puede decirse lo siguiente: son muy amplios y confortables. En otras palabras, no tienen las reducidas dimensiones de los otros barcos. Brindan todas las comodidades y el confort deseable para disfrutar de una estadía agradable. Por su parte, la otra nave de la “Royal Olympic Cruises”, el “Stella Solaris”, oferta varios cruceros muy bien diseñados, para diversas rutas. Al “Río Amazonas”, al “Río Orinoco”, al “Canal de Panamá” y a la zona de los Mayas. Se efectúan en 17, 12 y 11 días respectivamente. Salen y regresan a Fort Lauderdale. El “Crucero del Río Amazonas”, hace escala en los siguientes puertos: San Juan de Puerto Rico, Tórtola, Barbados, Entrada al Río Amazonas, Isla del Diablo (Guayana Francesa), Trinidad, Martinica y San Tomás. Los pasajeros tienen la oportunidad de revivir el siglo XIX, asistiendo una noche a la legendaria Opera de Manaus. Como, asimismo, de conocer la famosa Isla del Diablo. Resumiendo, el “Crucero del Río Amazonas” ofrece una excursión de 1000 millas al través de exóticos parajes, dignos de visitarse. En el “Crucero del Río Orinoco” los participantes son transportados al corazón de la Guayana en Venezuela. De ahí pueden trasladarse al Salto Ángel, en Canaima (La catarata más alta del mundo). Supone una experiencia imposible de olvidar. El “Olympic Voyager” –como antes señalo- realiza un curioso programa del más alto contenido cultural: los “Cruceros Maya”. Los participantes tienen la oportunidad de entrar en contacto y de explorar las históricas tierras de esa perdida civilización. En Honduras, Guatemala, Belice y Méjico. Como las excursiones coinciden con el equinoccio de primavera, los pasajeros contemplan un espectáculo natural, en verdad impresionante. Navegar en el “Olympic Voyager” constituye una experiencia formidable. Significa entrar en la nueva era de los cruceros. A bordo encontramos una síntesis de los más sofisticados logros de la tecnología moderna, con las tradiciones del pasado. El buque de 25 Mil toneladas –está considerado como lo más avanzado en su género-, fue construido recientemente y entró en servicio en junio del 2000. Los citados cruceros, en aguas americanas, durante las temporadas del 2001 y 2002 tuvieron mucha aceptación por parte de sus participantes. En consecuencia la “Royal Olympic Cruises” decidió mantener vigentes los programas para la temporada del 2003. Por supuesto, los mejoró notoriamente. Ampliando su abanico de destinos y dedicando sus dos mejores naves, el “Olympic Explorer” y el “Olympic Voyager” para efectuar sus cruceros en aguas americanas. La administración del ocio constituye un aspecto cada vez más complejo, conforme el progreso avanza y los públicos se tornan más sofisticados y exigentes. Así debe ser, porque todo en el universo va de lo más simple a lo más complejo, tal como lo señala la Teoría de la Síntesis. En consecuencia, para llevar a cabo la citada administración, se requieren altas dosis de imaginación, de creatividad y de competencia por parte de los responsables de gestionarla. En principio, deben cubrirse dos factores fundamentales, como son: el servicio básico (Restauración y alojamiento) y las actividades. Este último reviste capital importancia. Hace

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tiempo establecí un principio: “El éxito de las empresas dedicadas a gestionar el ocio será directamente proporcional a la calidad de su programa de actividades”. Pues bien; al diseñar sus programas “Royal Olympic Cruises” ha cuidado los más mínimos detalles. Aspecto delicado a tomarse en cuenta en las relaciones con los públicos. Porque en síntesis estas (Relaciones con los públicos) se resumen en eso: en detalles. Seguidamente voy a mencionar dos. 1) En el “Olympic Explorer”, en el “Olympic Voyager” y en el “Stella Solaris”, los pasajeros reciben la tradicional hospitalidad griega, imposible de igualar. Son atendidos por una tripulación cuyo promedio de servicio en la Compañía es de doce años. El barco es su hogar y los pasajeros son sus distinguidos huéspedes. 2) Aparte de los servicios básicos de a bordo, a los pasajeros de la “Royal Olympic Cruises” se les brinda una asistencia –poco al uso-, del más profundo contenido cultural. Porque no sólo de pan vive el hombre. Así lo entienden los responsables de preparar los programas de los cruceros. Por eso, durante toda la travesía, un grupo de distinguidos invitados, especializados en diversas disciplinas del saber, brindan sus conocimientos al través de conferencias, charlas y seminarios. La Compañía naviera, consciente de su responsabilidad, escoge sus conferenciantes entre personalidades de prestigio internacional. Sus programas de Extensión Cultural –en mi criterio- revisten capital importancia. Son de mucho interés, porque los participantes de los cruceros amplían sus conocimientos en varias materias. Sobre los países visitados, sobre su historia, su fauna, flora y arqueología.

Sintetizando, los cruceros se han vendido siempre. Concurren al mercado un número crecido de naves dedicadas a dicho quehacer, ofertando rutas cortas y largas. Ahora bien; casi todas se limitan a cubrir lo esencial. Es decir, restauración, alojamiento, giras en tierra, fiestas y actividades deportivas a bordo. En otras palabras, son los programas al uso, donde brilla por su ausencia la originalidad y la profundidad de contenido. Ahí radica su diferencia abismal con los programas de la “Royal Olympic Cruises”.

Templo Maya He aquí, esquematizada, la importancia de la extraordinaria oferta brindada por los cruceros de la “Royal Olympic Cruises”. En primer término, la cálida acogida dispensada por sus tripulantes a los pasajeros. Porque desde el capitán, hasta el más humilde de los marineros son expertos en el delicado arte de la hospitalidad. A fin de cuentas éste toque de cortesía impregnado de calor humano es, en última instancia, el detalle que diferencia a los cruceros de “Royal Olympic Cruises” de las otras líneas. En resumen, los pasajeros viajan a diversos destinos, participan en excursiones a exóticos parajes y en programa de Extensión Cultural del más alto nivel. En el crucero de circunnavegación a Sud América tienen la posibilidad de conocer Lima, Santiago de Chile, Buenos Aires y Río de Janeiro, donde el “Olympic Voyager” hace una escala de varios días.

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Ahora bien; a cuanto menciono en los dos párrafos anteriores, debe agregarse otro aspecto determinante, pues nos ayudará a tomar una decisión. Consiste en reflexionar sobre la relación calidad – precio. Ésta reflexión y el análisis de la información sobre el crucero nos llevará, fácilmente, a una clara decisión. Bien vale la pena vivir tan felicitaria experiencia.

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XX - Una Cena Griega en los Cruceros

En el área de la restauración, a bordo de los buques de la “Royal Olympic Cruises”, el aspecto de mayor importancia consiste en una incursión a fondo, en la cocina griega. Todos los días, bien sea en el almuerzo, bien sea en la cena, ofrecen varios platos de las distintas regiones de Grecia. Ahora bien; una noche en especial ofrecen a los pasajeros algo impactante. Un verdadero “Festival de Comida Griega”.

El chef de el “Triton” es el Gran Maesto de Cocina de la flota “Royal Olympic Cruises”.

me explica las delicias de la Gastronomía Helénica. Le acompaña el Sr Kostas, especilista en vinos griegos

Tanto por su diversidad, como por su riqueza en detalles, comer en los cruceros de “Royal Olympic Cruises” recuerda los legendarios Simposios de la Antigüedad Clásica. El festival en cuestión consta de varios servicios. 1) Lo inician unos platos fríos y calientes, a guisa de hors d´oeuvres. 2) Seguidamente, van las sopas, para excitar los reflejos en la flora intestinal. 3) Continúa con las famosas ensaladas de recio sabor vernáculo. 4) Ya a estas alturas, proceden a servir los platos principales, donde figuran las más relevantes especialidades regionales. 5) Culmina el ágape con unos postres de tradición milenaria. A título de curiosidad voy a tratar de comentar algunos detalles del Festival Culinario Griego a bordo de los buques de Royal Olympic Cruises. Entre los platos fríos del primer servicio (Kria Orektika, así se llama), recuerdo la “Taramosalata”, una crema basada en huevas de peces; la inolvidable salsa “Tzatziki”, preparada con yogurt y enriquecida con pepinos y ajos; la “Dolmadakia”, hojas de parra rellenas con arroz e hierbas y las siempre presentes en la cocina griega “Kalamata” (Aceitunas negras).

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Ahora bien; en los platos calientes (Zesta Orektica) del primer servicio había: “Yigandes Plaki” judiones horneados; la “Keftedakia”, unas albóndigas de carne sazonada. Por supuesto, figuraban -como plato imprescindible en un menú griego- las “Bourekakias” (Empanadas rellenas de queso y berenjenas, hechas al horno o fritas) y, asimismo, las “Saganaki” (Calamares). En el reglón de las sopas se ofrece a los comensales el famoso “Avgolemano”. Se trata de un caldo con arroz -puede ser de pollo- lleva una base de huevo y limón. El “Avgolemano”, en última instancia, es una salsa muy utilizada en la cocina griega para elaborar diversos platos. Las ensaladas tienen marcada importancia en todo menú helénico. Nunca faltan. Son variadas y sus recetas provienen de los diversos confines de Grecia. En el “Olympic Voyager” tuve la oportunidad de degustar la “Choriatiki Salata”. Esta preparada con tomate, pimiento verde, lechuga, cebollas y aceitunas, y sazonada con aceite de oliva, vinagre y enriquecida con queso feta. El segmento del menú dedicado a los platos principales es muy completo. Consta de pescado, aves, cordero y carne de bovino. La “Spetsiota”, consiste en una perca del mediterráneo, marinada con ajo y hierbas. La sirven con arroz oriental, aceite de oliva y limón. En materia de aves, se ofrece el “Kotopoulo Arahova”. Un pollo asado al horno al estilo campesino, con salsa de tomate e hierbas y guarnecido con pasta griega. En los menús helénicos siempre se encuentra el cordero. Lo preparan de distintas formas. Por ejemplo: el “Arnaki Psito”, consiste en una pata de cordero asada, con patatas a las hierbas y vegetales. También, -en materia de carnes-, en el “Festival Culinario Griego” de Royal Olympic Cruises, se ofrecían las “Soutzookakia”, unas albóndigas de carne con comino, guisadas en salsa de tomate y servidas con patatas a las hierbas y vegetales. Cerraba el menú con toda una serie de postres. Entre ellos cabe señalar el “Baklava”, la “Galaktoboureko” y el “Samali”. El primero, es un mil hojas relleno con nueces y almíbar. El segundo, una tarta preparada con mantequilla, huevos, leche, vainilla y sémola. Consiste el tercero, en una tarta de sémola también en almíbar. Participar en el “Festival de Comida Griega”, en los buques de “Royal Olympic Cruises”, supone una importante faena felicitaría. Situación poco al uso en nuestro mundo actual. Una era calamitosa donde se ha perdido el buen gusto y las buenas maneras. Donde impera el fast food y los comederos de baja estofa. Por eso, poder vivir el confort, el ambiente y la restauración ofrecida en la citada flota, viene siendo algo así como un re-nacer, como estar presentes en un mundo mejor. En un mundo donde la condición humana tenía una jerarquía, un valor. Vaya, pues, mi sincero aplauso hacia el colectivo que conjunta “Royal Olympic Cruises”, por la estupenda experiencia que nos hicieron vivir.

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XXI - Las Delicias de la Mesa Griega

1.) La Restauración en Tierra Firme

Por cualquier lugar se puede comenzar la aventura gastronómica en Grecia. Da igual iniciar los placeres de la mesa, en tierra firme, o por cualquiera de las múltiples islas del mundo helénico. Porque siempre el visitante experimentará un singular placer, pues cada región ofrece especialidades diferentes y cada una de ellas es por demás interesante. Para explicar mis personales impresiones podría iniciar el relato por Macedonia, en el Norte y concluir en el extremo Sur, en la isla de Creta. Tratándose del maravilloso quehacer de vivir la cocina griega, en verdad, el orden de los factores no altera en absoluto el producto. Grecia tiene unas características que la hacen muy particular. Me refiero a la manera de cómo enfoca la existencia sus gentes y a su sentido innato de la hospitalidad. Ambos aspectos poseen una raíz muy profunda, pues arrancan de los pretéritos tiempos cuando se inició la Civilización Griega. En aquel lejano entonces, el griego practicaba las Nobles Virtudes del Ser Humano. Buscar la Sabiduría, experimentar las Bellas Artes y atener en buen estado su cuerpo. Siempre tuvo un afán intenso de permanente diálogo amistoso, con la gente. De ahí, arranca su vocación de servicio y de practicar el difícil arte de la hospitalidad. Ambos factores son la clave de hacer gratificante el placer de la mesa en Grecia. Porque en última instancia, no se trata de comer, de probar refinados, o exóticos platos, sino de algo más importante. Como sería la forma de servirlos y la manera de degustarlos. Este toque humano reviste capital importancia y en Grecia constituye el aspecto decisivo y diferenciador.

El Chef del Gran Bretaña de Atenas explica las delicias de su menú

Empecemos nuestro breve recorrido gastronómico por Atenas. A la capital de la República Helénica acude un verdadero enjambre humano, al cual es preciso restaurar. La ciudad tiene proporciones reducidas y además, el tropel de gente se concentra en un área pequeña. Los visitantes recorren las calles circundantes –no muy anchas- de los sectores de la Acrópolis, del barrio de Plakas y Monasteraki. En sus calles y plazuelas abundan los centros de restauración. Se encuentran para todos los gustos, desde las típicas tabernas, hasta los

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sofisticados restaurantes de cinco tenedores. Pasando, claro está, por establecimientos de un estándar intermedio, como asimismo por los no recomendables de comida rápida. Aunque los lugares donde poder comer son muchísimos, todos muestran algo en común: todos permanecen llenos. En Atenas la demanda supera a la oferta. Por el barrio de Plakas y sus aledaños, el visitante tropieza con cantidades de tabernas y restaurantes, a cuál más atractivo. Los precios son razonables y la calidad de sus productos y servicios es óptima. Si bajamos de la Plaza de Sintagma por la calle Mitropoleos, hacia Monasteraki, o para adentrarnos en el corazón de Plakas, encontraremos muchos establecimientos típicos. En ellos los turistas saborean el souvlaki-pita, ensaladas con queso feta, o con yogurt y las fritangas de pescado o calamares. Por supuesto, las brochetas de carne tienen especial demanda. Las tabernas y locales populares, en cualquier momento del día y de la noche se hallan saturadas de clientes. Turistas y griegos. Las terrazas dispuestas en la calle, con sus limpios manteles y sus sugestivos menús también se mantienen llenas de público. En Atenas la lista de los restaurantes de gran categoría es muy larga. Por ello me limitaré, solamente, a citar tres. Comenzaré por el “Archaion Yefeis” (Se traduce por antiguos y gusto). La especialidad de la casa –tal como su nombre lo indica-, son los platos de la Antigüedad Clásica. Degustar su carta equivale a trasladarnos al Siglo de Perícles. Posiblemente, el feliz comensal –si la suerte le acompaña- puede participar en un Simposio. Para saber en que consiste el Simposio debemos situarnos en la Atenas del Siglo IV a. C. Se trata de una reunión masculina. Para los griegos Simposio significaba “bebida en común”. Su objeto se centraba en promover la comunicación humana. Estaba dividido en dos fases. La primera consistía en un banquete sufragado por el anfitrión y donde participaban un cierto número de personas. Los comensales tenían algo en común. Podía tratarse de grupos de amigos, religiosos, familiares, o políticos. En la primera fase concurrían las mujeres de la familia. Todos los participantes observaban las siguientes normas: 1.) Antes de entrar al recinto se descalzaban y lavaban sus pies. 2.) Se les coronaba con guirnaldas y ocupaban sus respectivos lechos, donde se recostaban. Al lado les colocaban unas mesas auxiliares, donde ponían las bebidas y manjares. 3.) Antes de iniciar la comida se lavaban las manos. 4.) A renglón seguido se iniciaba el ágape con un brindis y comenzaba el servicio de manjares y bebidas. Al concluir la primera fase (La comida), las damas se retiran de la sala y empezaba el verdadero simposio. Primero, se brinda vino puro y se canta a Dionisio un himno en honor del Dios “que alegra a los hombres”. Por sorteo se determina quien será el simposiarco, encargado de señalar las normas a observar en el evento. Entre ellas, la proporción de agua, para agregarle al vino. La reunión reviste un carácter muy solemne. A veces, cuenta con la animación de artistas profesionales. Suele prolongarse hasta alborear el día. Algunos participantes caen rendidos por la bebida, pero la fiesta continua. Resumiendo, vale la pena señores, ir al “Archaion Yefeis” y tratar de tomar parte en un simposio. Con ello se cubren dos objetivos, ampliar nuestra cultura clásica y “alegrarnos”. Otro restaurante famoso en Atenas es el “Phrourarchio”. Durante el Siglo XIX en ese mismo sitio funcionaba un cuartel de la policía. Ahora –se cambiaron sus propósitos-, sirven a sus visitantes, delicadamente, especialidades de la cocina griega del más alto nivel. Para terminar con mi relación de restaurantes atenienses, mencionaré el fabuloso Hotel Gran Bretaña. El citado hotel mantiene, desde tiempo inmemorial, su bien ganado prestigio. Varios méritos lo adornan: Su ambiente acogedor, su seriedad profesional, su historia, su impecable servicio y su exquisito confort. Constituyen atractivos irresistibles y por si sólos, justifican visitarlo, cuando se está en Atenas. Recorrer sus elegantes salones y dependencias,

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evoca tiempos pasados de esplendor y de belleza. Por allí han transitado relevantes personalidades del Siglo XX. Disfrutar la carta del “Corner”, viene siendo algo así como trasladarse a las épocas doradas de la restauración. Allí el comensal experimenta el más profundo placer de los sentidos. Supone un escapar de la masa pastosa de la cotidianidad y un emerger al más alto nivel de persona. Tanto el servicio de sala, como la cocina se salen, por completo de los parámetros al uso, para situarse en un plano de la más alta excelencia. Cuantas veces fuimos nos alegró el espíritu y nos dejó complacido. El Chef del Gran Bretaña, un francés, me lo presentó, Mlle. Eleni Paraskevopoulou, coordinadora de Relaciones Públicas del Hotel. Tuvieron la amabilidad de informarme sobre las especialidades griegas de la carta. Son muchas y a cuál más exquisita. Van desde la moussaka, a las carnes de cordero en diversas formas. Pasando por las ensaladas griegas, el soulaki-pita y una sofisticada “Moussaka del Mar Egeo” - consiste en una combinación de pescado, tomate, huevo, calabacín, cebollas, ajos y albahaca-, hasta la variada pastelería de Grecia. Comer en el “Corner” del Gran Bretaña, constituye una grata experiencia. No lo olviden. Tal como explico al inicio, en Atenas y en el resto del país, el visitante encuentra cantidades de restaurantes típicos, por doquier. Las limitaciones del espacio sólo me permiten el mencionarles uno. Soy un cliente asiduo desde hace quince años del citado establecimiento. Es uno de los más populares de la capital de Grecia. Me refiero al "Thanasis". Se halla ubicado en la calle Mitropoleus, número 69 y lo regenta la familia de este mismo nombre, desde el comienzo de sus actividades (En1964). El padre se ocupa directamente de la cocina y de la gestión del negocio. Y sus hijos supervisan el servicio de sala. Dispone de un comedor muy amplio y de una terraza en la calle. Allí el comensal puede degustar el clásico plato de la casa: el soulaki –kebap-, acompañado de una magnífica ensalada griega, donde no falta ninguno de sus componentes. La carne asada es un pincho y viene flanqueado con trozos de tomates y cebollas asados. Allí presentes se encuentra la salsa "Tzatziki", las calamatas (Aceitunas negras) y trozos de feta ornados con hierbas y aceite de oliva. El "Thanasis", siempre se halla concurrido. Me llamó la atención un detalle y eso me dió confianza: su numerosa clientela griega. Es un mensaje elocuente y quiere decir una cosa. Las especialidades allí servidas, son en verdad locales. Llegar al "Thanasis" resulta fácil. La calle Metropoleus es larga, comienza en la Plaza Sintagma y concluye justo donde se encuentra el restaurante. Es la última casa, a la izquierda de la calle. Cuando vayan a Plakas o al Ágora, no dejen de visitarlo. Les gustará. Ahora bien; lo encontraran cambiado. Como los negocios le han ido muy bien al Sr. Thanasis, encontrran el restaurante muy cambiado- El edificio se agrandó y ocupa el espacio de esquina a esquina. Espero continúe la óptima calidad de sus especialidades griegas y sus precios solidarios Por supuesto, en Atenas no faltan los lugares de comida rápida. Aparte de las franquicias americanas – que se encuentran en todas partes y no las quiero nombrar, por no ser santo de mi devoción-, está el “Neón” en la plaza de Sintagma y el sector del puerto deportivo. Puede recomendarse, pues allí se sirven muchas especialidades griegas a buen precio. En las islas se encuentran restaurantes dignos de visitarse, por la calidad de sus productos, por su originalidad y su maravilloso ambiente. Tenemos en Mykonos, el “Filippi”, especializado en cocina griega. También está “Chez Catherine”. En la isla de Santorini brinda sus servicios el “Camile Stephanie”, con especialidades griegas. La propietaria fue bailarina en el “Moulin Rouge”, de París. La lista de restaurantes resulta interminable porque los mares de Grecia se hayan repletos de bellas islas, esperando a los visitantes para

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ofrecerles su cálida hospitalidad. Para concluir el tema quiero hacerles las siguientes reflexiones, los expertos de la cocina han establecido un principio universal. La calidad del producto depende únicamente de dos aspectos fundamentales. De la calidad de los géneros utilizados y de la maestría del chef. La proporción de los citados factores va así: Un 70% para el primero y un 30% para el recurso humano. Pues bien; en Grecia los productos utilizados por los Chefs en sus recetas, son los clásicos de la cocina mediterránea: un aceite de oliva superfino, tomates, cebollas, ajos y berenjenas del tiempo. Una variedad exquisita de frutos del mar: langostas, langostinos, almejas, mejillones, calamares, un pulpo espectacular –como no encontré otro igual en ninguna parte del mundo- y un gran surtido de diferentes pescados. Los quesos y el yogurt juegan un buen papel en la cocina griega. En particular el feta para acompañar la ensalada, enriquecida con aceitunas. En materia de carnes, el cordero –preparado de muchas maneras- se mantiene en una posición cimera. Saborear los diferentes platos de la cocina griega constituye una aventura gastronómica de alto bordo. Les recomiendo a mis lectores, sin ningún tipo de reservas, ésta experiencia vivencial. Por ser en extremo gratificante y no entrañar ningún riesgo. La dieta mediterránea es muy sana. Se lo aseguro. 2.) La Restauración en las Naves de "Royal Olympic Cruises" Todo un evento gastronómico constituye el degustar los platos del menú ofrecido en los buques de la “Royal Olympic Cruises”. Resulta en verdad impactante. Así me expreso, en forma tan categórica, por estar plenamente convencido, de cuanto estoy diciendo. Simplemente, por haber tenido la oportunidad de comprobarlo, al través de mis vivencias. Más de cincuenta platos presentan en la carta de cada día. Y nunca la oferta se repite durante la travesía. En otras palabras, si el crucero dura una semana, a los pasajeros se les brindan siete menús distintos. Tanto en el almuerzo como en la cena. Algo similar sucede cuando la travesía se prolonga por mayor número de días. En la carta de todas las naves de "Royal Olympic Cruises", el pasajero encuentra amplias posibilidades. Por ejemplo: El excitante gazpacho andaluz; la sofisticada “Petite Marmite Henri IV”; el exótico “Cerdo Agridulce al Estilo Mandarin”; el exquisito salmón noruego preparado en diversas recetas; el bravío goulash húngaro; el bacalao fresco, tratado de diferentes formas y tantas delicias más, de la cocina internacional. Entre otras, causaba merecida aprobación de los comensales, una serie de sopas frías, a base de yogurt y frutas, inspiradas en la cocina griega. Por supuesto, aparte del fabuloso menú internacional –antes mencionado- los barcos de “Royal Olympic Cruises”, ofrecen a sus pasajeros variadas opciones. Por ejemplo: un menú vegetariano y otro de comida ligera. Además, quienes estén sometidos a una rigurosa dieta, a bordo pueden continuarla. En el "Tritón", donde viaje muchas veces, conozco muy bien al chef ejecutivo. Al Sr. Panagiotis Athanasakos. Mucho podría hablar sobre este artista de la cocina, pero me limitaré a decir que es un magnifico profesional. Porque aparte de las especialidades helénicas, domina todos los aspectos de la cocina internacional. Se inició en su menester hace cuarenta años y desde los niveles más humildes, fue escalando las distintas posiciones, hasta llegar al nivel más alto. Es decir, constituye un perfecto ejemplo de la promoción del hombre. Siempre su vida profesional tuvo como escenario los barcos. Transcurrió en el mar

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navegando por todas las latitudes, en constante contacto con pasajeros de los más distintos confines. Su quehacer consistió en servir a cantidad de clientes, de todas las edades y de diversas procedencias y en dejarlos satisfechos. Por supuesto, no es una faena sencilla, pues requiere una experiencia muy amplia, como asimismo el total dominio de su oficio. Quizás el secreto de su éxito radique en poseer una magia especial, capaz de darle el toque maestro a cualquiera de sus platos. Para el chef Panagiotis Athanasakos todos sus platos merecen atención y, en consecuencia, los mantiene en el más alto de los estándares de calidad. El comensal puede ir tranquilo a la mesa, porque siempre encontrará todo exquisito. A los amantes de la buena mesa les recomiendo degustar el menú del "Tritón". Estoy seguro que no lo olvidaran jamás. Antes comente la presencia del gazpacho andaluz en el menú. Como dicho plato cuenta con toda mi simpatía, traté de promocionarlo entre mis compañeros de mesa. Ninguno conocía su existencia, pues todos ellos procedían de las más lejanas latitudes. No tuve dificultad en hacérselo probar. Ahora bien; como eran unas personas muy bien educadas -con una delicada sonrisa-, me dieron las gracias por la información. Sin más comentarios optaron, filosóficamente por comerse su ración. Espero les haya gustado. Quizás el plato más conocido de la cocina griega es la “Moussaká”. Se trata de una especie de pastel y por su forma nos recuerda el pastichio. Consiste en una capa de papas y berenjenas fritas y otras d salsa hecha de tomate, cebolla, ajo y carne molida. Las citadas capas van intercaladas con queso rallado. Una vez puestas todas las capas, le agregan salsa bechamel y la dejan al horno por espacio de 40 minutos, hasta dorarse. Durante la travesía, en los cruceros de “Royal Olympic Cruises” hay la posibilidad de degustarla varias veces.

Muchos son los excelentes platos griegos servidos a bordo, entre ellos cabe destacar los siguientes: La “Dolmadákia Avgolémono” (Hojas de repollo rellenas); la “Poputsákia” (Berenjenas rellenas al horno); la “Yemista” (Tomates y pimientos asados, rellenos de carne); el “Arni Tavas” (Trozos de cordero horneado con vegetales); El “Saganaki Mykonos (Calamares, vieiras y mejillones horneados con tomates y queso feta); el “Moshari Youvetsi” (Trozos de carne horneados con tomate e hierbas) y tantos otros más, a cual mas delicioso.

Resulta casi imposible resistir a tan apetitosa oferta. Los participantes recordaran con agrado, durante mucho tiempo tan felicitaría vivencia. Recomiendo experimentarla, porque bien lo merece. En resumen, los amantes de la buena mesa disfrutan en los cruceros del “Royal Olympic Cruises”. Porque tal como señalo al comienzo: “constituye todo un evento gastronómico”.

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PERFIL DEL AUTOR

El autor nació en Madrid en 1922. Es un apasionado helenista y en su ya larga vida se desempeñó como profesor y periodista. En el área de la docencia se inició en el nivel más modesto, como maestro de Educación Primaria, en los Campos de Refugiados Españoles en Francia y culminó como profesor de Post-Grado, en la Facultad de Medicina de la

Universidad Central de Venezuela. En el área del periodismo, también comenzó en forma autodidacta. Posteriormente, fue Director de un Semanario; ganó dos veces el Premio Nacional de Periodismo YMCA; se graduó en la especialidad y fue catedrático en la Escuela de Comunicación Social, de la UCAB de Caracas.

Cursó su Educación Media en la Fundación

Caldeiro de Madrid. Realizó sus Estudios Superiores, después de los 35 años, en el College des Sciences Sociales et Economiques de Paris, donde se diplomó en tres disciplinas: Relaciones Públicas e Información, Relaciones en el Trabajo y Economía. Siguió programas formativos de Gestión en la North West University; de

“Enseñar a Enseñar” en la AID; de Sociometría (Fue discípulo directo del Dr. Jacob L. Moreno); de “Investigaciones en Profundidad” (Fue ayudante del Dr. Ernest Dichter) y de “Formación de Instructores de Gerencia por Objetivos”, en la American Management, de Nueva York. En el campo del pensamiento es un seguidor de las doctrinas del Dr. José Ortega y Gasset. A su estudio y difusión –en sus cátedras y en su obra escrita- consagró gran parte de su vida.

Es autor de los siguientes ensayos: “La Colonia Tovar”, “Finlandia como Modelo”, “La Forja de la Cultura de Occidente”, “Contenido y Significado del Ágora de Atenas”, “Meditaciones Sobre Grecia”, “Niza como Posibilidad”, “Meditaciones Sobre la Buena Mesa”, “Andanzas de un Niño de Francia” “Imanol Elorza, un Pintor del País Vasco”y “Unas Instituciones Madrileñas”. Su material didáctico es muy extenso. Entre otras obras, es el autor de: “Dinámica de las Relaciones Públicas”, “Caracterología”, “Oratoria”, “Retórica”, “Relaciones Públicas e Información” y “Enseñar a Enseñar Procesos de la Industria Hotelera”.

Ha sido profesor de varias universidades: Central de Venezuela, “Andrés Bello” de Caracas, y “Experimental Simón Rodríguez” de Venezuela; “APEC” y “O&M”, de República Dominicana. Dictó cursos y conferencias en: Madrid, Washington, Atenas, El Pireo, Caracas, Santo Domingo, San Juan de Puerto Rico y en el Mediterráneo a bordo de las naves de “Royal Olympic Cruises”. Asimismo, fue asesor de importantes empresas multinacionales y centros oficiales.

Fue Director del Semanario Español, publicación al servicio del Gobierno en el Exilio de la República Española. Actuó como editor de “Venezuela & Caribe Internacional”. Es miembro de la Asociación de Corresponsales de Prensa Iberoamericana y actúa como corresponsal internacional de varios periódicos dominicanos y de Corprensa, en Miami Florida.

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