Meillassoux Claude - Mujeres Graneros Y Capitales

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Mujeres, graneros y capitales

A partir de un anlisis en profundidad de la produccin y de la reproduccin en las sociedades agrcolas de autosubsistencia, esta obra aporta a la vez una teora del modo de produccin domstica, los elementos de una crtica radical de la antropologa clsica y estructuralista y las bases de una crtica constructiva de la teora del salario de Marx.Las contraindicaciones mayores que provoca la persistencia en el seno del capitalismo de las relaciones domsticas, como lugar de la reproduccin de la fuerza de trabajo y del trabajador libre, son puestas en evidencia por esta demostracin que, apoyndose en los dominios generalmente separados de la etnologa y de la economa, encadena lgicamente las estructuras elementales del parentesco con los mecanismos de la sobreexplotacin del trabajo de las poblaciones dominadas por el imperialismo.Como ensayo terico, al sobrepasar el estadio de la discusin de los conceptos para intentar enlazar con la marcha activa y creadora de Marx y Engels, representa una nueva contribucin al progreso contemporneo del materialismo histrico.

Claude Meillassoux

Mujeres, graneros y capitales

Economa domstica y capitalismo

Ttulo original: Femmes, greniers, capitauxClaude Meillassoux, 1975Traduccin: Oscar del Barco

Introduccin[1]

Si la nocin de parentesco ha invadido la etnologa, es porque recubre un principio de organizacin social muy extendido aun cuando no sea general, incluso entre las sociedades primitivas que tiende a institucionalizar y a regularizar una funcin comn a todas las sociedades comprendida la nuestra, la de reproduccin de los individuos en tanto agentes productores y reproductores, y, especialmente en la economa domstica, la reproduccin social en general.La etnologa clsica slo capt de la reproduccin sus manifestaciones institucionales, sin aplicarse a comprender la funcin esencial. Es como consecuencia de esta falta de comprensin que, al no ser capaz de relacionar el parentesco con los otros datos de la organizacin econmica y social, lo considera como un dato primero y de extensin universal, tratndolo principalmente bajo su aspecto formal y normativo.Segn la concepcin materialista, el factor determinante en ltima instancia, en la historia, es la produccin y la reproduccin de la vida inmediata. Pero esta produccin tiene una doble naturaleza. Por una parte la produccin de los medios de existencia, de objetos que sirven como alimentos, como vestido, como vivienda, y de los tiles que necesitan; por otra parte la produccin de los hombres mismos, la propagacin de la especie. (F. Engels, 1884: 15 [1884:204]).Cometi Engels un error al colocar en el mismo plano la produccin de los medios de existencia y la produccin de los hombres? As lo considera la nota de la redaccin en la edicin publicada por las Ediciones Sociales, segn la cual esta asimilacin sera una inexactitud. Es una solucin fcil de una produccin esencial entre todas, la de energa humana, o, en el sistema capitalista, la de fuerza de trabajo. La reproduccin de los hombres es, en el plano econmico, la reproduccin de la fuerza de trabajo en todas sus formas. Pero el materialismo histrico, del cual se podra esperar que concediera una mayor importancia a este tema, y aun cuando haya sido el nico en plantear el problema, slo integra imperfectamente la reproduccin de la fuerza de trabajo en su anlisis.Las circunstancias histricas y econmicas de la aparicin del capitalismo, no plantearon como primordial el problema de la reproduccin de la fuerza de trabajo. En realidad esta reproduccin, mediante el proceso de acumulacin primitiva del que naci el capitalismo, se encontr resuelta de entrada. Ni Marx ni los economistas se preocuparon por ella como si fuera un problema fundamental.Posteriormente la reproduccin de la vida no dej de pertenecer al dominio de la demografa, a una tcnica estadstica cuyas capacidades de extrapolacin son fciles de confundir con una teora causal. Al rechazar con razn el determinismo demogrfico y la explicacin malthusiana de la miseria por medio de la proliferacin de individuos incapaces de controlar sus instintos, el materialismo histrico rechaz tambin, pero equivocadamente, los problemas de la reproduccin.Marx ciertamente tena razn en pensar que cada modo de produccin posee su ley de poblacin. Esta proposicin, que no estableci explcitamente, significa ante todo que los problemas de poblacin no pueden ser examinados al margen de las relaciones de produccin dominantes. No existen, hablando con propiedad, causas demogrficas. El crecimiento de la poblacin est gobernado por otras determinaciones, por otras fuerzas, distintas a la capacidad de fecundacin de las mujeres. En todas las sociedades las capacidades biolgicas de procreacin siempre fueron un nivel que jams se alcanz; la miseria, la enfermedad, el hambre o, por el contrario, las constricciones materiales ligadas al bienestar de las sociedades industriales, siempre situaron la tasa de reproduccin por debajo de la tasa de fertilidad.En el anlisis del capitalismo del siglo XIX, la ausencia de una teora de la reproduccin de la fuerza de trabajo no false de manera crtica el razonamiento de Marx. En el modelo de Marx todo sucede como si una parte no especificada de la fuerza de trabajo estuviese considerada implcitamente como reproducindose en el exterior del sistema capitalista, hiptesis que, por otra parte, es histrica y coyuntural mente justa para este perodo. La reintegracin a este modelo de los datos de la reproduccin de la fuerza de trabajo, slo exige una adaptacin del razonamiento, sin cuestionarlo fundamentalmente: los mecanismos que descubre Marx en relacin con la nivelacin del valor de los medios de produccin capitalista, encuentran all su aplicacin (cf. segunda parte). Esta reintegracin, sin embargo, otorga al materialismo histrico una nueva dimensin, ligada al problema de su expansin (ya planteado por R. Luxemburgo), y un campo de aplicacin histrica mucho ms vasto.No es posible ignorar la reproduccin si se quieren comprender los mecanismos y el funcionamiento de la sociedad domstica. La comunidad domstica es el nico sistema econmico y social que dirige la reproduccin fsica de los individuos, la reproduccin de los productores y la reproduccin social en todas sus formas, mediante un conjunto de instituciones, y que la domina mediante la movilizacin ordenada de los medios de reproduccin humana, vale decir de las mujeres. Ni el feudalismo, ni la esclavitud, ni el capitalismo contienen los mecanismos institucionales reguladores o correctores (fuera de la ley de los grandes nmeros) de la reproduccin fsica de los seres humanos. En ltima instancia todos los modos de produccin modernos, todas las sociedades de clase, para proveerse de hombres, vale decir de fuerza de trabajo, descansan sobre la comunidad domstica, y, en el caso del capitalismo, a la vez sobre ella y sobre su transformacin moderna, la familia, la cual est despojada de funciones productivas pero conserva siempre sus funciones reproductivas (cf. segunda parte). Desde este punto de vista las relaciones domsticas constituyen la base orgnica del feudalismo, del capitalismo y del socialismo burocrtico. Ninguna de estas formas de organizacin social puede pretender representar un modo de produccin integral, que reposara sobre normas de produccin y de reproduccin homogneas. Por consiguiente no es rigurosamente exacto considerar los modos de produccin que se desarrollaron a partir de la comunidad domstica, que la dominaron y explotaron en sus capacidades productivas y o reproductivas, como superiores en todo a stas. Son superiores en sus funciones productivas, pero son inferiores en sus funciones reproductivas. El razonamiento de Marx (1859:169 [1857-1858: I, 26-27]) segn el cual la clave de las formas inferiores se encuentra en las ms evolucionadas, no se aplica de manera estricta al estudio de la evolucin de las sociedades humanas, y la analoga naturalista, con contenido evolucionista, que nos propone con la anatoma, es, como todas las analogas, errnea y perniciosa.El conocimiento de los procesos de la economa capitalista, en tanto que permanece asociada con otras relaciones de produccin an vivas, an persistentes y esenciales para su funcionamiento, no nos esclarece sobre la naturaleza de los procesos de la economa domstica. Por el contrario, el reconocimiento del problema de la reproduccin humana en estas ltimas, plantea el de la reproduccin en el capitalismo. Si es cierto, para retomar la proposicin de Marx, que en la sociedad capitalista la jerarqua de las instituciones no refleja su orden de aparicin en el tiempo, y que desde este punto de vista la familia slo ocupa en ella, de derecho, un lugar subordinado, sin embargo su funcin permanece esencial como productora del trabajador libre que no existira sin ella.La persistencia de relaciones de produccin especficas, en este caso domsticas, para asegurar la reproduccin en las formas de organizacin social ms evolucionadas, plantea el problema de la caracterizacin de esas formas, de su calificacin en tanto que modos de produccin: la historia no puede ser concebida como una sucesin de modos de produccin distintos, exclusivos unos de otros. Ya no se trata slo de comprobar que en cada perodo de la historia persisten las secuelas de modos de produccin anteriores o aparecen las premisas de los futuros, unos y otros en contradiccin con el modo de produccin dominante. Se trata de reconocer que hasta el presente las relaciones domsticas y la familia han intervenido como relaciones necesarias al funcionamiento de todos los modos de produccin histricos posteriores a la economa domstica. El comunismo, el verdadero, puesto que suprimir la mercanca, y por lo tanto la fuerza de trabajo en tanto que mercanca, es el nico que entraa la promesa de un modo de produccin verdaderamente nuevo, radicalmente desembarazado del arcasmo familiar, pero renovador al mismo tiempo de las relaciones afectivas.

Primera parte. La comunidad domstica

La comunidad domstica agrcola, por sus capacidades ordenadas de produccin y de reproduccin, representa una forma de organizacin social integral que persiste desde el neoltico y sobre la que an descansa una parte importante de la reproduccin de la fuerza de trabajo necesaria para el desarrollo capitalista.El estudio de esta formacin social llam la atencin de los autores que se interesaron en la historia econmica y en la teora de las sociedades precapitalistas.Marx y Engels se dedicaron a descubrir sus caracteres desde muy temprano.En las Formen[2], el pensamiento de Marx sobre este punto parece an marcado por la ideologa burguesa. Considera a la comunidad como constituida espontneamente (1857-1858/1964:68 [1857-1858: I, 434]), a la familia o la comunidad tribal como algo natural, a las relaciones de parentesco como consanguinidad. Mediante esta formulacin elude el examen de las condiciones histricas y materiales que contribuyeron a la aparicin de esta forma especfica de organizacin social: tiende a considerar la familia como un dato de orden extrasocial.Sin embargo en otros textos se encuentran, as como en Engels, los elementos de una aproximacin ms pertinente y que pueden resumirse de esta manera: la comunidad est compuesta de individuos a] que practican una agricultura de autosubsistencia (self-sustaining;) b] producen y consumen en comn sobre una tierra comn cuyo acceso est subordinado a la pertenencia a dicha comunidad; c] ligados por relaciones desiguales de dependencia personal. En la comunidad slo se desarrolla el valor de uso[3].Marx y Engels conceden una gran importancia a la apropiacin comn de la tierra, que oponen a la apropiacin privada de los medios de produccin que caracteriza al capitalismo. En otro lugar critiqu esta concepcin retrospectiva de la historia (1972 a) que contribuye, por cierto, a la demostracin de la evolucin radical de las estructuras sociales, pero que no ofrece los conceptos apropiados para operar en el conjunto de las sociedades.Sealemos que, en esta descripcin, pocos rasgos se atribuyen al nivel de las fuerzas productivas, sino que lo hacen, ms bien, a normas (divisin del trabajo, posesin comn del suelo) o a implicaciones de rasgos no especificados (autosubsistencia y valor de uso, por ejemplo) que son implicados, en este nivel de las fuerzas productivas, por el proceso de produccin agrcola. La proposicin segn la cual la comunidad se basta a s misma slo es cierta en lo que concierne a la produccin; mientras que su reproduccin, por el contrario, depende de su insercin en un conjunto de comunidades semejantes.El problema de la reproduccin en las comunidades es reconocido por Marx en El capital como su fin ltimo, reproduccin no slo fsica de los individuos, sino social: en todas estas formas en las que la propiedad de la tierra[4]. la agricultura constituyen la base del orden econmico [] el objetivo econmico es la produccin de valores de uso, la reproduccin del individuo en aquellas relaciones determinadas con su comunidad en las que l constituye las bases de sta [].As, en oposicin con otras proposiciones tendientes a considerar la comunidad como natural y espontnea. Marx sealaba, al igual que Engels en El origen de la familia, el lugar que ocupan las relaciones de reproduccin en su constitucin.Sin embargo no fue este camino el emprendido por los socilogos alemanes y britnicos de la segunda mitad del siglo XIX para definir la comunidad domstica, sino el abierto por la distincin entre sociedades que comercian y que no comercian.Rodbertus (1864) retoma la nocin de comunidad de autosubsistencia bajo el trmino de oikos, clula productiva autnoma cuya principal caracterstica es la de ignorar el intercambio mercantil en su seno. Vincula esta caracterstica con una forma particular de comercio donde no operan las categoras de la economa poltica: no existe venta ni compra, ni transferencia del dividendo nacional, ni de la propiedad. Las operaciones de la produccin, del consumo, de la inversin, etc., se realizan sin ningn recurso a la circulacin mercantil. Rodbertus, partiendo de las categoras de la economa liberal: produccin, circulacin, consumo, de las que comprueba sin embargo la inadecuacin, permanece encerrado en una visin negativa de la comunidad domstica a la que slo puede caracterizar por lo que ella no es.Esta concepcin, que parte de una percepcin a contrario de los fenmenos econmicos, y, adems, de una negacin de los conceptos de la economa clsica, no slo les quita a estos ltimos su capacidad operatoria cuando tienen alguna sino que se reduce a una demostracin de una perspectiva limitada, a saber: que esas sociedades precapitalistas slo serian diferentes del capitalismo porque son su revs. Tal concepcin no brinda los elementos de una clarificacin positiva de las relaciones de produccin o los medios para distinguir cualitativamente los sistemas sociales entre s.La escuela sociolgica alemana y britnica del siglo XIX percibi la distincin entre valor de uso y valor de cambio en sus implicaciones jurdicas, las que dividan a las sociedades en dos grandes categoras reconocidas sucesivamente bajo nombres diferentes. Henry Maine (1861) estableci una distincin entre las sociedades donde las relaciones sociales se establecen en funcin del estatus de las personas y aquellas donde prevalecen los contratos o acuerdos bilaterales. Lewis Morgan (1877) hace una distincin parecida entre la societas, donde dominan las relaciones entre personas, y la civitas, fundada sobre la pertenencia territorial y la propiedad, distincin cuyos trminos servirn a Marx y Engels en su exploracin de las sociedades primitivas (L. Krader, 1972). Tonnies (1887) denomina Gemeinschafl a las sociedades donde prevalecen las relaciones de parentesco y de vecindad, y Gesellschafl a aquellas donde los individuos se consideran, a travs del intercambio, como extraos unos a otros. Estas distinciones, que sern retomadas por Max Weber, ofrecen elementos positivos de anlisis. Su defecto radica en no ser sino jurdicas, o en proponer la distincin jurdica como determinante. No expresan lo que procede del movimiento social sino slo las normas que las sociedades se dan como medio para conservarse.Para Polanyi (1957/1968) y su escuela tambin el intercambio es el que representa el acontecimiento ms importante, la gran transformacin que separa a la economa antigua de la economa de mercado. En la primera dominan dos formas de circulacin, indisociables del estatus de las partes, la reciprocidad entre iguales y la redistribucin entre el poder central y sus subordinados; en la economa de mercado las mercancas se intercambian entre ellas. Pese al inters que merecen estas distinciones que hacen surgir una diferencia cualitativa entre la economa de mercado y las economas que la precedieron, ellas se sitan an al nivel estructural y descriptivo, sin desembocar sobre los problemas de produccin. Pero es a partir de stos que se anudan las relaciones observadas al nivel de la circulacin.Lo que descubre Polanyi es que, en las sociedades antiguas, la economa est sometida a un proyecto poltico unificado y no a las decisiones individuales y diversas de los empresarios. Descubre que, en una sociedad estatutaria, el movimiento de las riquezas est subordinado a las estructuras jerrquicas y a su renovacin, que stas forman los canales a travs de los cuales los bienes deben deslizarse para que su circulacin no perturbe las relaciones sociales establecidas, sino que, por el contrario, las refuercen. La economa le parece, por este hecho, integrada en el tejido social, y no, como ocurre en la sociedad de mercado, surgir de ste para ocupar un dominio que le sera propio y sometido a sus propias leyes.En realidad la economa est integrada, en la sociedad capitalista, de igual modo que en las otras. Aqu Polanyi confunde la economa como disciplina, producto de una divisin del trabajo intelectual, y su objeto. Marx demostr que aquello que a los economistas liberales se les apareca como puramente econmico y material, por ejemplo la mercanca o el capital, era, de hecho, la cristalizacin de relaciones sociales, en particular del asalariado.Al estudiar a los autores antiguos, Polanyi y sus colaboradores esclarecieron aspectos bastante enigmticos del funcionamiento de las sociedades antiguas. Al mismo tiempo su investigacin se desplaz hacia las sociedades mercantiles, esclavistas, que producan para la venta, o hacia la economa dominial. Polanyi estudia la economa antigua en general y no, como yo me propongo hacer aqu, la economa domstica solamente.Recientemente Marshall Sahlins (1972) se dedic a calificar lo que llama el modo de produccin domstica, apoyndose no tanto sobre el intercambio como sobre las caractersticas de la produccin.Para este autor los principales aspectos del modo de produccin domstica seran los siguientes:divisin sexual del trabajo, fundada sobre la familia mnima: un hombre y una mujer;una relacin entre el hombre y el til procedente de la construccin individual del mismo;una produccin destinada a la satisfaccin de las necesidades de base, de donde resulta una limitacin de las capacidades productivas en virtud de la ley de Chayanov (1925)[5];un derecho sobre las cosas que se ejerce a travs del derecho sobre las personas;una circulacin interna de los productos domsticos y por lo tanto un predominio del valor de uso.Esta economa domstica sera sin embargo tan poco confiable como aparentemente es funcional. La irregularidad de la produccin, los efectos de la ley de Chayanov (es decir, entre otros y segn Sahlins, una productividad del trabajo variando a la inversa de los efectivos de la familia campesina), la subproduccin y la subpoblacin inherentes a este modo de produccin, la ecologa, todos estos factores exigen la reciprocidad entre las comunidades al mismo tiempo que explican el carcter a la vez anrquico y solidario de esta sociedad.Con relacin a Marx, Sahlins precisa el carcter individual de los medios de produccin y reconoce una forma ms sutil de apropiacin mediante el establecimiento de relaciones personales. Se plantea el problema crtico del doble nivel de la organizacin social, el de la comunidad y el constituido por su asociacin, organizacin contradictoria que segn el autor se explicara por el carcter particular de la produccin.Por el contrario, y a la inversa de Marx y Engels, el defecto de Sahlins y de casi todos los autores contemporneos, consiste en no precisar el perodo histrico al cual se vincula este modo de produccin. Aun cuando algunos de los rasgos que propone sean relativos a las fuerzas productivas, no precisa el nivel de los conocimientos adquiridos, ni el de las tcnicas productoras de energa, ni el modo de explotacin de la tierra, etc.Los rasgos que retiene se aplican tanto a la economa de los cazadores-recolectores como a la de los pescadores, pastores o agricultores. El ttulo de su obra deja pensar, en efecto, que el conjunto de estas actividades muestra una misma economa de la edad de piedra[6]. Estos estudios sobre la economa domstica parecen concernir, sin que esto sea bien especificado, nicamente a las comunidades agrcolas. Esta confusin, yo mismo la he cometido (1960), y estas crticas, pueden no ser aplicadas legtimamente. Ellas provienen del hecho de no haber sabido distinguir hasta el presente lo que caracteriza el nivel de las fuerzas productivas y lo que resulta de ello. Pese al esfuerzo por un mayor rigor, el trabajo de Sahlins en gran parte permanece prisionero del empirismo. El modelo de los intercambios y la generalizacin de la nocin de reciprocidad, que nos propone en la misma obra, muestran toda la debilidad de este anlisis. Dicho modelo incorpora datos provenientes de toda suerte de sociedades, sin consideracin por su especificidad histrica, a las que su mtodo de anlisis no permite, por otra parte, conocer. La generalizacin respecto de un conjunto de sociedades de diferente naturaleza slo puede realizarse despus del anlisis y el conocimiento de cada uno de los sistemas en discusin. No puede realizarse sino sobre los elementos que explican el movimiento histrico y no sobre los rasgos dispersos pertenecientes a varios perodos.Nuestra tarea previa consiste, por consiguiente, en descubrir cules son, entre las sociedades que se ofrecen a la observacin, las que pertenecen a sistemas econmicos semejantes y en qu medida stos pueden ser eventualmente reducidos a modos de produccin distintos, cuyo modelo nos servir de seales y de jalones en la investigacin.

1. Situacin de la comunidad domstica

Mi primera intencin fue la de limitar esta investigacin al modo de produccin domstico, al que ms adelante defino por el nivel histrico de las fuerzas productivas al cual corresponde (1, 2, I). Se trataba, en una primera aproximacin, de examinar las sociedades agrcolas llamadas segmentarias, constituidas por clulas sociales de produccin generalmente ligadas a los linajes, aunque en realidad ms asimilables a casas. En un trabajo anterior (1967) trat de establecer de qu manera esas sociedades se fundan sobre una forma de explotacin de la tierra que, por sus implicaciones sociales, polticas e ideolgicas, las distingue radicalmente de aquellas que practican actividades de recoleccin (en particular la caza en sus diversas formas y la recoleccin). Sin embargo, en el curso de la elaboracin me pareci que una definicin pertinente de la comunidad domstica me obligaba a proseguir an ms all este anlisis, a fin de delimitar con ms precisin el objeto de mi investigacin. Para aclarar algunas de las distinciones que quera hacer con otras formas de organizacin social de la produccin y/o de la reproduccin, me vi obligado a rechazar, para estas ltimas, algunas nociones que les eran aplicadas de manera indebida, y analizar, al menos sumariamente, para justificar la especificidad de mi objeto, formas de organizacin social que no se relacionan con ella.Este primer captulo tiene por objeto establecer en qu medida, al menos tres tipos de sociedad, tienen caracteres positivos distintos a los de la comunidad domstica. Pero esta demostracin, que se hace por comparacin algunas veces implcita con un objeto que slo es definido posteriormente, slo se esclarece por referencia a este ltimo. Las remisiones al captulo 2 permiten encontrar el camino que subyace a la elaboracin del presente captulo.Se piensa que para situar correctamente la economa domstica en el conjunto de los sistemas econmicos y sociales, hubiera sido necesario definir la totalidad de los mismos. Mi ambicin es mucho ms limitada. Consiste slo en demostrar, a partir de casos que me son bien conocidos, que la nocin de economa primitiva o tradicional recubre distintas formas de organizacin social, obedeciendo a leyes que le son propias. Consiste en demostrar, igualmente, que es posible extraer criterios, que espero sean pertinentes y cientficos, capaces de caracterizar sistemas sociales a los que se aplican conceptos especficos. La asimilacin de estos sistemas a modos de produccin muestra la apreciacin que cada uno puede hacer de cada caso, apreciacin que tal vez permitir precisar, eventualmente, esta nocin y otorgarle valor operatorio.Todos los autores, y en particular Marx y Engels, se han esforzado en establecer de qu manera la comunidad primitiva difiere del capitalismo, y, de manera menos convincente, de la esclavitud y del feudalismo, vale decir, de las formas de organizacin social que le habran sucedido. Pocos se preocuparon de aquello que la distingue de otras formas de organizacin social que se suponen anteriores o inferiores. Como vimos, la economa primitiva permanece como una categora relativamente vaga en el interior de la cual slo aparecen como distintivas ciertas actividades dominantes. Se habla as de sociedades de caza, de pesca, de ganadera. Esta primera aproximacin no se puede rechazar totalmente. Demuestra que para los investigadores la produccin desempea un papel determinante. Sin embargo no ha sido establecida la relacin lgica entre estas diferentes actividades, que no se excluyen necesariamente, y las formas de organizacin social. Es legtimo, en suma, aceptar a priori esta distincin como susceptible de definir los modos de produccin? Marx nos ensea que lo importante no es lo que producen los hombres sino la manera como lo producen.El mismo Engels se enga al respecto en una carta famosa (Engels a Marx, Londres, 8 de diciembre de 1882 en Engels, 1884: 298): La semejanza [entre los germanos y los pieles rojas, C.M.) es tanto ms sorprendente por cuanto el modo de produccin es esencialmente distinto: aqu pescadores y cazadores sin ganadera ni agricultura, all ganadera nmade que pasa al cultivo de los campos. Esto prueba, precisamente, de qu manera en este estadio el modo de produccin es menos decisivo que el grado de descomposicin de los viejos lazos de consanguinidad y de la antigua comunidad recproca de los sexos en la tribu.Como se sabe, es a partir de esta declaracin de Engels que Claude Lvi-Strauss pudo definirse como marxista. En efecto, si a esta observacin de Engels se la entiende falsamente en el sentido de que el materialismo histrico no tiene validez en las sociedades primitivas, entonces para ser marxista es suficiente con dejarlo de lado y sustituirlo, en el campo de la antropologa, por un mtodo ms adecuado para el estudio de los viejos lazos de consanguinidad; por lo tanto traicionaran al verdadero marxismo quienes se empean en querer someter a l un objeto que le es extrao. En realidad Engels slo comprueba que las relaciones de produccin no son decisivas. Sostiene, sin formularlo explcitamente, que ms all de las estrictas relaciones de produccin la consanguinidad expresa relaciones que unen a los hombres para la reproduccin de la vida. Por consiguiente no rechaza al materialismo histrico como instrumento de anlisis de las sociedades primitivas, y su obra El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado lo prueba abundantemente. La pirueta realizada por Lvi-Strauss no logra suprimir el hecho de que estas sociedades estn obligadas a producir y esto en condiciones determinadas por el nivel de las fuerzas productivas para existir y perpetuarse, y que, en consecuencia, si todas no son comprensibles por las mismas categoras cientficas, todas lo son por medio del materialismo histrico.Ms all de esta deliberada confusin de Lvi-Strauss, existen otras que son de naturaleza ms profunda. La carta de Engels demuestra la debilidad del concepto de modo de produccin, reducido aqu a la simple nocin de actividad productiva, hasta en sus propios creadores.Por otra parte los anlisis tericos relativos a la etnologa eran muy elementales como para hacer una distincin entre las distintas formas de relaciones expresadas por lo que se denominaba consanguinidad. De hecho esta distincin an est por hacerse en lo que concierne al parentesco, y en las pginas que siguen tratar de demostrar de qu manera persiste la confusin en lo referente a la naturaleza de las relaciones sociales agrupadas en esta categora.La pesca, la caza y la agricultura son cada una actividades multiformes a las que no puede otorgarse un determinismo unvoco. Para cada una de estas actividades existen numerosas prcticas (Terray, 1969). Unas son colectivas y otras individuales. Exigen ms o menos inversiones en trabajo. Las relaciones que se establecen entre productores dependen de los medios empleados, de los procesos de trabajo, de la naturaleza y del uso del producto. Es a partir de la relacin que se establece entre el productor y sus medios de produccin (en particular la tierra), y de las relaciones sociales necesarias y de la puesta en accin de estos medios, como debe realizarse el anlisis. I. El incesto intil

Todo el problema de la reproduccin est contenido, en la etnologa clsica, en la teora del parentesco. La hiptesis de una prohibicin universal del incesto est explcitamente admitida, tanto por la escuela funcionalista como por la estructuralista, como causa primera de la exogamia[7], del intercambio de mujeres[8], vale decir como base de la teora del parentesco.Por consiguiente es indispensable, antes de toda discusin, levantar esa presuncin de una causa ideolgica previa a la socializacin de las relaciones matrimoniales observadas en las sociedades agrestes.Lvi-Strauss (1967: 34) supone que esta prohibicin del incesto, cuyo origen est en la naturaleza de qu otra manera se podra explicar su supuesta universalidad?, podra, a pesar de todo, tener una causa sociolgica: la necesidad del intercambio de mujeres. De tal suerte que no queda claro si, en el espritu del autor, esta prohibicin se vincula al derecho y a la moral (producidos por las condiciones generales de la sociedad) en cuyo caso yo estara de acuerdo con l o si es un dato natural sobre el cual los hombres no tienen ningn poder[9]. Godelier (1973 b: 8), aun remitindose de manera obstinada al marxismo, pero en realidad fiel a sus opciones estructuralistas, aparentemente la acepta sin reserva, como un postulado de carcter ideolgico. Robin Fox (1967 : 31) hace de ella uno de los cuatro axiomas sobre los que se funda, segn su criterio, el parentesco: primary kin do not mate with each other (los parientes de primer grado no se acoplan). Los miembros de un grupo pariente no pueden, en razn de esta prohibicin, mantener relaciones sexuales entre ellos, y, para acoplarse, deben buscar pareja fuera del grupo. As se explicara el intercambio de mujeres que se observa incluso cuando los grupos de pertenencia son los suficientemente amplios como para que los miembros puedan acoplarse entre ellos.La universalidad de la prohibicin del incesto est lejos de haber sido probada y es demasiado dudosa como para servir de base a toda la teora del parentesco[10]. Por otra parte es intil para explicar la movilidad matrimonial.Si se entiende por incesto la cpula entre descendientes de los mismos progenitores y entre progenitores y descendientes, incluso sin extender esta nocin a los parientes clasificatorios, se comprueba que se trata de una prctica conocida y a veces institucionalizada en cierto nmero de sociedades. Se ejerce legtimamente entre hermanos y hermanas en Hawaii, en el seno de las dinastas faranicas, entre padre e hija azande, entre madre e hijo mbuti, e incluso entre gente comn en el Egipto romano (Middleton, 1962), etc. Estos casos podran multiplicarse, pero es probable que, como todas las prcticas consideradas como inmorales por el cristianismo, fuera rpidamente suprimida. Todos los etnlogos de campo saben cun difcil es obtener informaciones, cuando han pasado los misioneros y los administradores coloniales, sobre todo lo que reprueba la moral del colonizador: sacrificios humanos, supresin de los ancianos, prcticas sexuales, antropofagia e incluso esclavitud (Meillassoux, 1975), etc. Se sabe tambin que los etnlogos y viajeros, cuando llegan a conocer tales hechos, tienden a autocensurarse por temor a desacreditar poblaciones que han conquistado su simpata. Puede pensarse que, en razn de la extrema repulsin de nuestras sociedades cristianas frente a las prcticas incestuosas, la informacin sobre este punto es aun peor que sobre los otros.Es concebible, no obstante, que en las sociedades donde la regulacin matrimonial y las relaciones de filiacin estn poco desarrolladas, el incesto (en especial el nacimiento incestuoso), al no tener incidencia sobre la organizacin social, poda practicarse en la indiferencia. La dbil frecuencia del incesto en la prctica es debida al hecho de que la edad de las eventuales parejas, en el interior del grupo restringido, es ms dispar que la que existe entre parejas de grupos distintos. La probabilidad es mayor, para los miembros de la familia restringida, de encontrar pareja fuera de sta antes de tener ocasin de relaciones sexuales entre ellos. Pese a este obstculo sabemos que el incesto, por ejemplo en las sociedades dinsticas, puede ser prescripto por razones positivas. El incesto, en efecto, al igual que otras prcticas sexuales declaradas anormales o desviadas, no provoca repulsin natural en la mayora de los individuos; parece, por el contrario, haber ejercido una atraccin tan fuerte que han sido necesarios todos los recursos del terrorismo religioso para combatirlo a medida que las condiciones sociales (ampliacin de los grupos domsticos) facilitaban su prctica[11].Como veremos ms adelante (I, 2, III), lejos de estar inscrita en la naturaleza, la prohibicin del incesto es la transformacin cultural de las prohibiciones endogmicas (es decir, proscripciones de carcter social) en prohibiciones sexuales (vale decir naturales o morales y de proyeccin absoluta) cuando el control matrimonial se convierte en uno de los elementos del poder poltico. En otros trminos, el incesto es una nocin moral producida por una ideologa ligada a la constitucin del poder en las sociedades domsticas como uno de los medios de dominio de los mecanismos de la reproduccin, y no una proscripcin innata que sera, en la ocurrencia, la nica de su especie: lo que es presentado como pecado contra la naturaleza es en realidad un pecado contra la autoridad.El recurso a la nocin de incesto para explicar la movilidad matrimonial procede de una visin estrechamente demogrfica del crecimiento social. As R. Fox escribe: mother-children group could [] be totally self-sufficient for purposes of reproduction (1967: 54 el grupo madre-hijos podra ser totalmente autosuficiente para la reproduccin).De esta proposicin se pueden extraer por lo menos tres presupuestos: uno considera que los grupos sociales constitutivos se identifican necesariamente con los grupos genticos; el segundo considera que su crecimiento slo depende de la capacidad natural de reproduccin; el tercero que no existen otros lmites para su dimensin que su fecundidad. Todos estos presupuestos deben ser rechazados. Volveremos sobre el problema del crecimiento y la reproduccin de los grupos constitutivos, y ahora discutiremos slo el de su dimensin. Es evidente que, en una sociedad organizada para la sobrevivencia, los grupos constitutivos son aquellos capaces de subvenir a sus necesidades materiales y, ms particularmente, nutritivas. Desde este punto de vista el grupo madre-hijo, librado al azar de la fecundidad, no es un grupo constitutivo funcional. No se compone necesariamente de individuos capaces de producir y de satisfacer las necesidades materiales de todo el grupo. Su existencia fsica est subordinada a su insercin en una clula de produccin de distinta dimensin y distinta composicin, econmica y socialmente determinada por las condiciones generales de la produccin. Las condiciones y las capacidades de reproduccin del grupo madre-hijos estarn subordinadas a la naturaleza de la clula de produccin en la que se inserta. Ahora bien, slo pueden ser consideradas como clulas constitutivas funcionales las que se constituyen alrededor de relaciones de produccin formadas como tales. En una economa que nicamente emplea medios individuales de produccin, el efectivo de sus clulas, en la medida en que no est dirigido por las exigencias de la produccin, es siempre inferior al que sera necesario para asegurar su reproduccin endgena. Siendo el nmero de las reproductoras, en relacin al conjunto de la poblacin, siempre menor que el de los productores, son menores las posibilidades de que una clula constituida alrededor de estrictas actividades de produccin disponga en todo momento de suficiente nmero de mujeres pberes como para que su progenitura sea susceptible de remplazar en continuidad los efectivos del grupo en sexo y edad. Ni la horda ni la comunidad agrcola alcanzan semejantes efectivos. La movilidad de los individuos entre un conjunto de clulas de produccin es por lo tanto necesaria para asegurar esta distribucin.Segn Washburn y Lancaster (en Lee y Devore, 1968: 303), es necesario alrededor de un centenar de parejas para producir nios en cantidad suficiente para que la relacin de los sexos se aproxime a 50/50 y a fin de que la vida social funcione sin inconvenientes. Esto exige una poblacin de aproximadamente quinientas personas. stas son las cifras a las que habra llegado el profesor Sutter (segn F. Heritier en una comunicacin verbal). Este clculo sin embargo, presupone la monogamia e incluso remite al problema del acoplamiento. Pero lo que dirige la reproduccin no es una igual distribucin de las mujeres entre los hombres sino la capacidad de fecundacin de las mujeres pberes pertenecientes al grupo en cuestin.Para Leroi-Gourhan el clculo de la dimensin de los grupos se apoya sobre la relacin masa alimentaria, nmero de los individuos que constituyen el grupo y superficie del territorio frecuentado en un cierto estadio de la evolucin tcnico-econmica (Leroi-Gourhan, 1964: 213-214). Este autor deduce que entre los cazadores-recolectores el grupo primitivo est constituido por un nmero restringido de individuos de ambos sexos (ibid.: 216) cuya existencia est ligada a las clulas vecinas por medio de una red de intercambios coherente con sus necesidades de reproduccin[12]. Entre las dos etapas del agrupamiento, los actos de adquisicin alimenticia sealan por su superioridad al grupo primario (pareja o familia domstica), mientras que los actos de adquisicin matrimonial son dominantes en el grupo ampliado (parentesco, etnia)[13].La unin de los grupos constitutivos y sus alianzas no estn dirigidas slo por las exigencias de la produccin o del intercambio, sino por los imperativos de la reproduccin. De manera tal que siempre existen, como lo seala Leroi-Gourhan, al menos dos niveles de organizacin social: el de la clula productiva y el del grupo de reproduccin. Si existe un modo de produccin se lo debe buscar al nivel de este conjunto de clulas productivas organizadas para la reproduccin. II. La horda y las relaciones de adhesin

Si se retoma una sugestin de Marx (1867,1: 181 s. [1867: I, 1, p. 217]) es posible distinguir dos tipos primarios de economa agreste, segn que la tierra sea objeto de trabajo o medio de trabajo. Las implicaciones sociales de la utilizacin de la tierra como medio de trabajo, es decir de su modo de explotacin en la agricultura, son estudiadas ms adelante, en las pginas consagradas a la comunidad domstica. Aqu examinar brevemente la economa de recoleccin basada en la explotacin de la tierra como objeto de trabajo, as como algunos casos intermediarios cuando corren el riesgo de ser confundidos con la comunidad domstica[14].La tierra[15] es objeto de trabajo cuando es explotada directamente, sin recibir una inversin previa de energa humana. La actividad productiva consiste en separar de la tierra el producto formado o alimentado por ella, sin otra modificacin del medio por parte del hombre. Las actividades de caza y de recoleccin son representativas de este modo de explotacin de la tierra[16].A diferencia de la agricultura, que exige una inversin de trabajo en la tierra y cuyo rendimiento es diferido, la economa de recoleccin es de un rendimiento instantneo: el acto de produccin brinda, sin ms demora que el tiempo de ejecucin, un producto; los frutos, las larvas, la miel o la carne estn disponibles a la accin de cada partida de recoleccin o de caza. Si el rendimiento es instantneo no es, necesariamente, inmediato, pues la produccin exige la utilizacin de instrumentos mediatos, de herramientas, en los cuales est invertida una parte de energa. Segn el grado de inversin necesaria para esta tarea (fabricacin de herramientas, de armas, de trampas) y segn la naturaleza individual o colectiva de estas inversiones, la cooperacin entre los productores es ms o menos numerosa o ms o menos durable. Algunas tareas pueden ser realizadas por un solo individuo (caza o entrampamiento de pequeos animales). Estos contribuyen, segn parece, a una parte importante de la produccin. Otras tareas exigen la cooperacin de efectivos ms amplios para asegurar el funcionamiento simultneo de los instrumentos en uso (por ejemplo la caza con red) o para construir y despus manipular obras ms importantes (grandes trampas, despeamiento de animales, etc.), o simplemente para proteger la seguridad mutua de los miembros del equipo, incluso cuando cada uno de sus miembros se dedica a actividades separadas o individuales (recoleccin).Si bien la empresa colectiva slo exige inversiones individuales (si, por ejemplo, es realizada por productores que disponen de sus herramientas o no disponen de ellas) se cierra mediante el reparto del producto entre cada productor. Este reparto desliga a cada uno de toda obligacin hacia los otros. Nada exige, desde el punto de vista de la produccin, que los mismos productores reconstituyan el mismo grupo posteriormente. Es cierto que otros lazos establecidos en la horda, al margen de las actividades productivas, pueden impulsar a la reconstitucin de los mismos equipos, pero esta reconstitucin no es necesaria para las condiciones materiales de la produccin y de la distribucin. Cada equipo se constituye sobre una base voluntaria. Si la empresa comn ha exigido la fabricacin de un medio de produccin colectivo susceptible de ser utilizado repetidas veces, los miembros del equipo son impulsados a permanecer juntos durante todo el tiempo que se lo utilice. Sin embargo los vnculos creados de esta manera no son obligatorios. Pueden slo durar el tiempo que dura la utilizacin del objeto colectivo. El productor, al abandonar el equipo antes de este trmino, no hace sino renunciar a una parte del trabajo invertido, pero no al producto de su trabajo inmediato. Esencialmente no rompe ningn ciclo de produccin.El ciclo de la reproduccin de la fuerza de trabajo, de la energa humana, es corto. Las subsistencias, que no se prestan a la conservacin, son consumidas a medida que se producen. No existe acumulacin del producto. El ciclo de transformacin de los alimentos en energa es cotidiano: cada da, o casi cada da, el productor pone en accin la energa adquirida por medio de las subsistencias que absorbi durante las horas pasadas para producir las subsistencias necesarias durante las horas siguientes. El producto es invertido como medio de produccin de la energa humana slo por una corta duracin. De esta manera la duracin del trabajo cotidiano es, en trmino medio, muy breve, alrededor de cuatro horas segn las observaciones realizadas en varias sociedades (cf. Lee y Devore, 1968). Pero la distribucin de las tareas productivas es casi diaria, perodos productivos e improductivos se suceden con algunas horas de intervalo. No existe ninguna estacin muerta durante la cual cesaran las actividades de produccin alimenticia.Las relaciones sociales engendradas por este modo de produccin a corto trmino son precarias. La debilidad de las inversiones y su duracin pasajera, la mala conservacin del producto, la repeticin cotidiana de tareas disociadas, no favorecen la constitucin de un grupo de produccin susceptible de una cohesin orgnica permanente, ni la emergencia de una autoridad gestionara. Las clulas de produccin, las hordas, son reconocidas, de hecho, como inestables y de composicin cambiante. La movilidad de los individuos, que se desplazan entre las hordas, es actualmente un hecho reconocido, aunque parece haberse concedido a esta institucin, hasta estos ltimos aos, una importancia accidental[17].No existe una regla de virilocalidad o de ginecolocalidad. Hombres y mujeres pberes se desplazan libre y pacficamente desde una horda a la otra, ya sea a causa de un desentendimiento, por mayor atraccin de otro grupo o por tener un o una compaera. La unin entre hombres y mujeres es precaria. Los hijos, despus del destete, y a veces antes, son adoptados por el conjunto de los miembros de la horda y no siguen necesariamente a sus progenitores en sus desplazamientos.La reproduccin social refleja este modo de produccin ligado al presente. La reconstitucin de los efectivos de cada horda, a diferencia de las sociedades agrcolas, se efecta mediante la movilidad de los adultos entre varias de ellas que representan el conjunto de reproduccin, conjunto cuya composicin no es necesariamente constante. El productor es introducido en ellas por sus capacidades de produccin presentes y no futuras. Las instituciones vinculadas a la reproduccin social (acoplamientos, recepcin de extranjeros) apuntan a atraer y a retener a los adultos dentro del grupo, ms que a prever el destino de los hijos de sus miembros. Esta movilidad libre y voluntaria de los adultos de ambos sexos entre hordas es el mecanismo dominante de la reproduccin social. El crecimiento biolgico slo es la materia. La distribucin social de los individuos no es decidida en el momento del nacimiento, en funcin de vnculos de filiacin previamente establecidos por el matrimonio, sino en el curso de la vida activa del individuo. En estas condiciones la procreacin no da lugar a un control social estrecho, sino que es el subproducto de los acoplamientos. La distribucin de las edades y los sexos tiende a realizarse de manera aleatoria. La reproduccin social de la horda, el equilibrio necesario entre productores y no productores, depender as de sus capacidades para retener o atraer adultos de ambos sexos hacia ella.En el caso de los Mbuti (Turnbull, 1965) la nica institucin que parece ligada a la reproduccin de la horda es la breve ceremonia de recepcin en el curso de la cual los recin venidos son aceptados, o, despus de la ceremonia de la miel, cuando los viejos hacen votos para que la horda no se disperse. No existen, por el contrario, ni ceremonias matrimoniales, ni de funerales o de bautismo, salvo aquellas que fueron introducidas por imitacin de sus vecinos y explotadores Bant[18].Como lo sealan J. H. Steward (1968: 333-334) y otros autores, la guerra no parece haber sido una actividad caracterstica de los cazadores-recolectores en sus relaciones entre s. Los Guayaki, presentados por Clastre (1974: 89) como cazadores-recolectores exclusivamente, constituiran la excepcin. Al practicar el infanticidio de las nias, un dficit constante de mujeres los impulsara a la guerra como medio para procurarse esposas. De acuerdo con ciertas caractersticas que se evidencian a travs de esta literatura (culto a los antepasados, sometimiento de las mujeres), pareciera, como piensa Clastre, que se trata de una poblacin de origen protoagrcola. Pero, contrariamente a lo que piensa el mismo autor, habran conservado la prctica de la guerra en un medio ambiente sociohistrico (vecindad de poblaciones belicosas que la favoreca, con el objeto de preservar una situacin adquirida de dominacin masculina.A causa de la inestabilidad de las clulas constitutivas y del modo de reproduccin social, las relaciones sociales, en la horda, se definen ante todo en virtud de la adhesin presente de los individuos a la misma, adhesin que se manifiesta por la participacin en las actividades comunes de produccin y consumo. Los miembros de la horda no se ubican de acuerdo a un ancestro de referencia, no se clasifican segn una genealoga formal. El hecho de que algunos o todos sus miembros estn vinculados biolgicamente es un hecho secundario: esos lazos, en s mismos, no crean obligaciones recprocas permanentes, ni definen el estatus ni, incluso, el rango de los individuos.En estas condiciones es improbable que los trminos genricos empleados por los miembros de un grupo determinado para designarse mutuamente, estn asociados a lazos eficaces de consanguinidad, que ocupan un lugar tan reducido frente a las relaciones de adhesin. Es improbable que se trate a priori de trminos de parentesco, si se entiende por tales los que se establecen mediante la filiacin. Ms verosmilmente se sitan en la interseccin de categoras generales de edad y de sexo, y categoras funcionales, ligadas a la participacin en las actividades de produccin (nios no productores, adultos y viejos) y a los acoplamientos. As pueden ser hermanas todas las mujeres nbiles de la banda, sin referencia a la filiacin; hermanos los hombres de la horda de la misma generacin activa; padres los ancianos que ya no participan en las caceras colectivas. Pero el esquema de linajes es tan fuerte en el espritu de los etnlogos que incluso los ms sagaces consideran las relaciones sociales ante todo a travs de las categoras del parentesco[19]. As sucede, por ejemplo, con Loma Marshall (1957). Incluso Turnbull (1965) menciona un matrimonio mediante el intercambio de hermanas entre los pigmeos mbuti, mientras que en la misma obra relata que los acoplamientos se realizan volteando los muchachos a las muchachas cuando las hordas se encuentran en oportunidad de ciertas fiestas. Obligado a explicarse, a causa de estas dos proposiciones contradictorias, Turnbull reconoci que hermano y hermana no significan otra cosa que hombres y mujeres de la misma generacin y pertenecientes a la misma horda. Es evidente que las nociones de matrimonio preferencial o de intercambio de hermanas no tienen, en este contexto, ninguna pertinencia en trminos de parentesco[20].La comprobacin realizada por Steward (1968: 321 ss.) respecto de que los grupos mnimos que componen las hordas de cazadores-recolectores estn compuestos de consanguneos y de afines, no implica de ninguna manera que las relaciones de parentesco dominen la relacin social. Del mismo modo, en la sociedad capitalista, aun cuando la familia constituya el lugar de la reproduccin social, aun cuando cada individuo est inserto en relaciones familiares, el principio dominante de la organizacin social no es el parentesco sino el sistema contractual que liga a los individuos unos con otros por intermedio de las mercancas y el dinero. Al sostener Wasburn y Lancaster (1968 : 301), siguiendo la misma lnea de pensamiento que Steward, que la organizacin familiar se origina en el modo de vida cinegtico y que se contina en la agricultura por cuanto los problemas son los mismos, cometen, agravndolo, idntico error. Es, tambin, el error de Moscovici (1972).Es flagrante la confusin entre dos relaciones distintas: la de adhesin y la de parentesco. En la horda la condicin de un individuo depende de las relaciones voluntarias, precarias y reversibles, que contraiga en los lmites temporales de su participacin efectiva en las actividades comunes. Las relaciones de parentesco, por el contrario, son impuestas por el nacimiento, son de por vida, estatutarias e intangibles, y es a partir de ellas que se define la posicin del individuo en las relaciones de produccin y de reproduccin en los diferentes momentos de su existencia. En el primer caso la sociedad se reconstruye incesantemente a partir del libre movimiento de los individuos entre las clulas constitutivas de la sociedad; en el segundo los individuos estn sometidos a las normas establecidas de la reproduccin social, en el lmite de su grupo de origen. En uno la pertenencia social permanece individual, mientras que en el otro se comunica de generacin en generacin.La confusin entre relaciones sociales tan distintas todava domina la teora del parentesco hasta un punto tal que, actualmente, la confusin llega al lmite.M. Needham lo comprueba con cierto desencanto: ninguna de las nociones vehiculizadas por la teora del parentesco tiene contenido. The word 'kinship [] does not denote a discriminable class of phenomena or a distinct type of theory, [] it has an immense variety of uses. [] In other words, the term "kinship" is [] an "odd-job" word and we only get in trouble when we assume that it must have some specific function. [] The word has in fact no analytical valu [] There is no such thing as kinship theory. (1971 ; 5). Ms lejos Needham agrega: Very similar considerations apply to the concept of marriage[21]. En su conjunto la obra es una comprobacin del fracaso, para la escuela funcionalista, de la teora funcionalista (y estructuralista) del parentesco.Las conclusiones de F. Barth (en Goody, 1973 : 18) son del mismo orden: The very extensive debate on descent and filiation [] has not produced adequate generalizations or a comparative understanding of descent systems. Attempts to clarify and refine the anthropological concept of descent as a central analytical concept will hardly meet success, since it straddles so many analytical levels and endoses so many feedback effects[22].Needham concluye comprobando que el comparativismo tal como fue utilizado, vale decir no dejando surgir sino la nocin de clase de fenmenos (nocin tomada en prstamo por analoga con las matemticas), no dio resultados; Bart exige la construccin de modelos que capten ms profundamente las relaciones dialcticas entre conceptos y normas y realidad social. Una crtica y un programa ya contenidos en el materialismo histrico, hasta el presente soberbiamente ignorado por el funcionalismo y el estructuralismo.Mediante una aplicacin abusiva del esquema parental a las sociedades de horda, los etnlogos han invertido as el sentido histrico de las transformaciones semnticas atribuyendo a poblaciones que no han desarrollado la nocin de parentesco un vocabulario tomado de otras sociedades avanzadas en este camino[23]. Con ms razn se puede suponer que los trminos que en la horda sealan la adhesin a una misma banda adquirieron, en las sociedades de linaje, el sentido ms restringido de pertenencia a un mismo linaje. Lo que en el primer caso seala una relacin entre grupos de edad funcionales, se convierte en una relacin entre generaciones emparentadas en el segundo. Los etnlogos, tomando su referencia en la sociedad de linaje, han realizado un camino inverso y aplicaron la nocin restrictiva a la concepcin ms amplia[24]. Al hacer esto transformaron la naturaleza de su objeto. Se puede sospechar entonces que la etnologa realiz una interpretacin en sentido contrario a la historia, en lugar de encontrar en ella la progresin real. III. Acoplamiento y filiacin

Esta tendencia a la generalizacin abusiva se vuelve a encontrar en la confusin entre normas de acoplamiento y normas de filiacin. Las primeras designan los matrimonios posibles, las segundas a travs del matrimonio y los nacimientos que se derivan de ellos las relaciones de dependencia de un individuo frente a las generaciones anteriores. En otros trminos, se ha confundido bsqueda de una esposa y bsqueda de una descendencia. El parentesco, como categora, slo se aplica al segundo caso. Es la filiacin la que conduce a la nocin de parentesco entre personas cuyas relaciones se definen por sus lazos vitalicios, permanentes e intangibles, con un padre comn, prximo o lejano, real o putativo (I. 2, II).Una obra como Las estructuras elementales del parentesco est totalmente orientada hacia el problema de la eleccin del cnyuge, vale decir hacia el acoplamiento[25]. Lvi-Strauss (1967) slo discute la filiacin (cap. 8) en relacin con el problema que suscita el matrilinaje o el patrilinaje en la eleccin de las parejas, sin estudiar el problema del parentesco por excelencia, vale decir el destino de la descendencia. En estas condiciones el parentesco parece un fenmeno de aplicacin general, pues slo se refiere al fenmeno general del acoplamiento, sin que las perspectivas de procreacin sean tomadas en consideracin. Se confunden as todas las sociedades, cualquiera sea su organizacin social y su finalidad. Es cierto que el parentesco regla tambin el acoplamiento con referencia a la posicin de los individuos en un cuadro genealgico, pero lo inverso no es verdad. Las normas que slo rigen el acoplamiento, cuando existen, se satisfacen con cuadros referenciales ms simples, los que permiten reconocer de una generacin a otra las posibles parejas, sin intervenir en el destino de la descendencia. Los sistemas llamados de mitades[26] se limitan a estas nicas indicaciones. En tal caso las mitades sustituyen a las genealogas como medios de identificacin. La nocin de filiacin cesa desde que el ciclo de las prohibiciones matrimoniales se cierra despus de una o varias generaciones, segn el nmero de subsecciones, pero siempre slo en la perspectiva de contribuir a la identificacin del cnyuge posible.Las reglas del acoplamiento, a la inversa de las reglas de filiacin, estn ms dirigidas hacia el pasado y el presente que hacia el futuro: es en razn de las relaciones establecidas por las generaciones anteriores que sern definidas las relaciones presentes de ego. Ignoran, contrariamente, las preocupaciones que muestran todas las sociedades de parentesco por su posteridad.Limitar el estudio del parentesco al problema del acoplamiento implica una premisa. La de entender que el matrimonio tiene como fin primordial, si no nico, permitir a individuos de sexos diferentes que vivan juntos. Lvi-Strauss, curiosamente materialista aqu, piensa que existen causas econmicas suficientes slo para el acoplamiento nicamente (1967: 46), en particular la complementariedad del trabajo material masculino y femenino. Pero esta causa econmica no es nica. La distribucin sexual de las tareas, es necesario decirlo?, es un hecho de cultura y no de naturaleza. Si se puede observar que una de las divisiones de las tareas se establece, de manera variable por otra parte, entre hombres y mujeres, o al menos entre aquellos que responden a las definiciones sociales del hombre y de la mujer, y que hacen de la mujer (o del esclavo) la sirvienta del hombre, esta divisin es consecutiva a la sumisin previa de la mujer y no a imaginarias capacidades distintas. Slo de la paricin y del amamantamiento son capaces exclusivamente las mujeres. Ahora bien, esta especializacin natural slo explicara el acoplamiento con miras a la reproduccin, mientras que las mujeres, una vez fecundadas, se bastaran econmica y socialmente a s mismas. Nada en la naturaleza explica la divisin sexual de las tareas, as como tampoco explica instituciones como la conyugalidad, el matrimonio o la filiacin paterna. Todas le son infligidas a las mujeres por imposicin, todas son, por lo tanto, hechos de cultura que deben ser explicados y no servir de explicacin.Las estructuras elementales del parentesco de Lvi-Strauss slo son una generalizacin de las reglas de acoplamiento a todas las sociedades de parentesco. Aqu, sin embargo, la generalizacin acta a la inversa. Mientras que precedentemente hemos visto de qu manera los trminos que expresan la pertenencia por adhesin estn asimilados a los trminos de parentesco por filiacin, y cmo la transposicin de estos ltimos transforma a la horda en protolinaje, las reglas de parentesco de las sociedades de linaje son ahora, por el contrario, reducidas a las normas de acoplamiento que dominan en las hordas, tendiendo a presentar las sociedades de linaje como compuestas de protomitades exogmicas.Pareciera, entonces, que ni el funcionalismo ni el estructuralismo ofrecen los medios tericos para diferenciar dos modos de organizacin social distintos, uno donde domina la adhesin y otro la filiacin; uno donde la posicin social del individuo est en funcin de su participacin presente en las actividades comunes, el otro en funcin de su crecimiento en el seno de una clula productiva y de su lugar en el ciclo de la reproduccin a travs de un referente genealgico. Estos caracteres, asociados a la diferencia radical que los opone en el nivel del modo de explotacin de la tierra, contribuyen sin embargo para distinguir dos sistemas econmicos y sociales primarios cuyos principios de base no son reductibles a las mismas categoras.Aun cuando Serge Moscovici propone una distincin entre relacin de adhesin (que l denomina relacin de afiliacin) y relacin de parentesco, no estamos de acuerdo sobre muchos otros puntos. En primer lugar Serge Moscovici aplica esta distincin a los homnidos en relacin con los cazadores, mientras que para m se sita entre los cazadores-recolectores y los agricultores[27]. Al hacer esto reintroduce, como la mayora de los autores, una confusin abusiva entre esos dos tipos de cultura, atribuyendo sin precaucin los rasgos de una a la otra.Serge Moscovici establece, por el contrario, una diferencia crtica entre la recoleccin y la caza, por el hecho de que las relaciones de produccin seran radicalmente diferentes. Las relaciones de recoleccin serian individuales y no necesitaran conocimientos especiales ni entrenamiento fsico. Las relaciones de caza seran, inversamente, colectivas y exigiran entrenamiento y aprendizaje. En el primer caso la sociedad permanecera individualizada, mientras que en el segundo, apareceran las relaciones organizadas y el parentesco paterno. Pero lo que sabemos de la realidad de las relaciones sociales de produccin (cf. en particular las contribuciones en Lee and Devore, 1968) no confirma esta reconstruccin imaginaria. La recoleccin exige muchas veces el recorrido de largas distancias. Se realiza en grupo para protegerse contra los animales salvajes. Requiere por lo tanto un entrenamiento fsico lo mismo que un conocimiento preciso de las plantas, de los lugares, de los animales peligrosos, de los medias para protegerse de ellos, de las materias primas utilizables para cortar, transportar, cuidar, etc. Por el contrario, la caza y el entrampamiento de los pequeos animales son corrientemente practicados en la proximidad inmediata de los campos por los cazadores, hombres o mujeres, jvenes o viejos, que conservan el producto para ellos, sin compartirlo: este tipo de caza exige poco conocimiento, poco entrenamiento fsico y no produce solidaridad. Es a un cierto tipo de caza colectiva o al ojeo que se refiere Serge Moscovici, pero sin precisar y sin hacer el anlisis de las relaciones de estas actividades con las otras. Es en esta misma perspectiva que Serge Moscovici liga la aparicin del parentesco con la actividad cinegtica, la cual estara en el origen de lazos durables. Sin embargo la verdad es precisamente lo contraro: las sociedades de caza son inestables. Segn Serge Moscovici el parentesco se establecera a partir de la paternidad, ella misma suscitada por el deseo del padre cazador de reproducir al hombre para la transmisin de su saber al hijo. Es un punto de vista muy ingenuo y naturalista pensar que la voz de la sangre se har or sbitamente en esta ocasin. La paternidad no es, en estas sociedades, individual, sino que interesa al conjunto del grupo. Por qu, por otra parte, elegir a un muchacho ms bien que a una muchacha para este aprendizaje? Por otra parte Serge Moscovici demuestra que el aprendizaje, cuando se institucionaliza pero esto sucede en sociedades de otro orden, la mayora de las veces es confiado a parientes y aliados lejanos y no al padre, lo cual le quita mucha fuerza a su demostracin. El aprendizaje de las tcnicas vitales es, por otra parte, relativamente rpido. La mayora de las veces se hace por imitacin y no es susceptible de producir relaciones durables (Meillassoux, 1960). Cuando el poder de los adultos sobre los jvenes se ejerce por el saber, no se basa sobre la transmisin de conocimientos prcticos sino de conocimientos artificiales, esotricos, irracionales, que no estn fundados en ninguna forma de empirismo ni en razonamientos, por lo tanto no pueden ser nunca descubiertos. Pero esta invencin del saber sacerdotal como medio de dominio es muy posterior al paleoltico. IV. Mujeres cuidadas, mujeres robadas

Si la movilidad de los individuos es general y contribuye en todos los casos a la reproduccin social, su forma y su importancia son diferentes en la horda y en las sociedades agrcolas. En las primeras, donde dominan las relaciones de adhesin, una reproduccin aleatoria se realiza mediante el flujo de adultos de ambos sexos, la reproduccin fsica es as el subproducto de los acoplamientos consecutivos a esta movilidad. En las segundas, la movilidad de un sexo o de otro es objeto de una poltica, violenta o pacfica, destinada a poner en relacin, con el fin de la procreacin, a individuos pberes cuya descendencia se insertar desde el nacimiento en relaciones de filiacin. Para el funcionalismo, lo mismo que para el estructuralismo, la movilidad matrimonial est circunscrita, como ya vimos, al problema de la eleccin del cnyuge: puede ser tratada y resuelta formalmente. Para nosotros, debido a que esta movilidad acta a la vez sobre la composicin de los efectivos en sexos y en edades, sobre su crecimiento, sobre la distribucin social de los individuos y sobre los mecanismos del poder, refleja el conjunto de los mecanismos mediante los cuales una sociedad organiza su produccin y la reproduccin de las relaciones de produccin, mecanismos que no son universales sino que se encuentran sometidos a las condiciones histricas de la produccin.Ms adelante demuestro (I, 2, II y III) de qu manera la produccin agrcola mediante la explotacin de la tierra como medio de trabajo favorece, en circunstancias dadas, la constitucin de lazos sociales permanentes e indefinidamente renovados; y de qu manera la circulacin de subsistencias entre generaciones consecutivas y la solidaridad que se establece entre ellas, suscitan las preocupaciones ligadas a la reproduccin fsica y estructural del grupo. Cuando estas preocupaciones, ligadas a la reproduccin de las relaciones orgnicas que asocian en el tiempo a los miembros de la clula productiva, se tornan imperiosas, las mujeres son buscadas como reproductoras tanto como compaeras. Admitiendo que el acoplamiento exige como regla general el encuentro de individuos de sexo opuesto pertenecientes a clulas productivas diferentes, vale decir de pertenencia social diferente (I, 1, I), el problema que se plantea en las sociedades deseosas de su reproduccin a plazo fijo es as el de la pertenencia de la descendencia.Segn la etnologa clsica la filiacin se establece alrededor de dos ejes principales: la matrilinealidad y la patrilinealidad[28]. En el primer caso la descendencia est afiliada a la comunidad de origen de la madre, la filiacin se establece mediante la intermediacin de las hermanas o de las hijas de los hombres de la comunidad. El to materno (el hermano mayor de la madre) tiene autoridad sobre el hijo de su o de sus hermanas. En el segundo caso la descendencia de una mujer est afiliada a la comunidad del esposo reconocido de sta, en general por la intermediacin de este ltimo. Es la relacin padre-hijo la que nos es familiar. Entre la matrilinealidad y la patrilinealidad la etnologa reconoce formas mixtas, llamadas por ejemplo bilineales, en las cuales las familias de los cnyuges se reparten las prerrogativas sobre los hijos de stos o cuando las sucesiones se realizan segn ambas vas.Sin embargo esta terminologa no expresa una simetra. Si la patrilinealidad se establece, de acuerdo con esta clasificacin, entre padre e hijos de la esposa, la matrilinealidad no se establece entre la madre y sus hijos (este sera un sistema matriarcal) sino entre el hermano de la madre y los hijos de sta. (Es slo por el hecho de que no existe ninguna sociedad conocida que practique la filiacin madre/hija, que este lenguaje no se presta al equvoco).Si la terminologa clsica supone siempre una filiacin institucional y genealgica, vale decir que sustenta las estructuras de la sociedad en el tiempo, las reglas de residencia estn dadas en relacin con el pariente con quien reside la pareja, pero sin referencia a la descendencia. As se distingue: patrilocalidad, cuando los esposos residen con el padre del marido; avunculocalidad (cuando residen con el to del esposo); matrilocalidad, muchas veces se prefiere el trmino ms preciso de uxorilocalidad (residencia en la familia de la esposa); viriloccdidad (residencia en casa del esposo), etc. Tambin parece importante enunciar las reglas de residencia de los hijos de la pareja con referencia a las comunidades de origen de los esposos, residencia que prescribe generalmente la comunidad de la madre, porque ella debe permanecer con el nio durante todo el perodo de amamantamiento que prolonga el trabajo de la maternidad. Esta residencia puede variar segn que el matrimonio valga para uno o para varios hijos. En el primer caso, por ejemplo, los hijos pueden ser recibidos en la comunidad del padre despus del destete, mientras que la madre permanecer o- regresar a la suya. El modo de residencia ms comn de la mujer es aquel por el cual permanece en la comunidad donde procrea y donde su descendencia est afiliada[29].Como se habr notado, el vocabulario de la etnologa clsica que concierne a este problema se refiere totalmente a sociedades de parentesco en las cuales las relaciones de filiacin son institucionalizadas y genealgicas. Tienen un contenido ms jurdico que funcional. La generalizacin de su empleo a todas las formas de organizacin social crea la confusin.En las sociedades donde las relaciones de filiacin no estn institucionalizadas, vale decir donde permanecen sometidas a cierto margen de imprevisin, el problema del destino de la descendencia est ligado generalmente al de la movilidad de las mujeres nbiles: se retienen los hijos cuyas madres se retienen. De manera tal que la filiacin inmediata (la que se establece para un individuo sin prejuzgar de su descendencia futura) est decidida por la residencia de la madre (al menos hasta el destete), ya sea en su comunidad o en la del marido.A un nivel estrictamente funcional e independientemente de las reglas de filiacin o de residencia, se establecen dos formas de movilidad de los adultos pberes (que muchas veces son tambin normas, en razn de su relativa incompatibilidad), dos formas de movilidad previas a las relaciones de filiacin y cuyas implicaciones demogrficas, sociales y polticas, me parecen decisivas.En un primer caso las mujeres permanecen en su comunidad de origen y los hombres son invitados a procrear y, eventualmente, a residir en ella. En un sistema que se podra calificar de ginecoesttico: la reproduccin del grupo descansa nicamente sobre las capacidades gensicas de las mujeres nacidas en el grupo.En el segundo caso las mujeres, cambiadas sobre una base de reciprocidad, no procrean en su comunidad sino en una comunidad aliada que recoge a la descendencia. La reproduccin depende de las capacidades polticas de los grupos para negociar en cada momento un nmero adecuado de mujeres. Estos dos modos de circulacin no tienen la misma eficacia pues actan sobre las funciones reproductivas diferentes de los dos sexos: las capacidades de fecundacin del hombre son ilimitadas en la prctica, pero ellas pueden ser ejercidas respecto de la misma mujer por cualquier hombre; las capacidades gensicas de la mujer estn limitadas al cociente del nmero de aos de pubertad por la duracin del perodo de gestacin y de amamantamiento (alargado muchas veces por prohibiciones culturales). Durante este perodo de gestacin la simbiosis de la mujer y de su hijo constituyen un ser nico e irremplazable.Se concibe as que, al ser la descendencia de las mujeres lo que est en juego, cuando una de estas prcticas funciona tiende a excluir a la otra, porque la movilidad simultnea de los dos sexos no permite ninguna distribucin ordenada de las mujeres pberes y, por lo tanto, del beneficio de su capacidad procreadora: o bien se conservan todas las mujeres o bien se las cambia a todas por otras.La movilidad, segn sea masculina o femenina, tiene efectos prcticos y lgicos sobre la residencia y la filiacin observables en todas las sociedades llamadas armnicas, es decir en la gran mayora de los casos. La relacin ms frecuente es entre ginecoestatismo, matrilocalidad y matrilinealidad, por una parte; y por la otra, entre ginecomovilidad, patrilocalidad y patrilinealidad. Los efectos sociales de estas dos soluciones son importantes puesto que, como volveremos a discutir (p. 52), el ginecoestatismo es quien menos permite la correccin de los accidentes que ponen en peligro la reproduccin de las pequeas unidades demogrficas (enfermedades, esterilidad, muertes prematuras, etc.).El criterio de movilidad introduce en el anlisis la posibilidad de ligar el modo de filiacin con las condiciones generales de la produccin en las sociedades agrcolas.Las reglas de residencia y de descendencia propuestas por la etnologa clsica se refieren al plano normativo o jurdico, no estn ligadas a ninguna necesidad aparente y no pueden sino sugerir una eleccin arbitraria de la sociedad en favor de tal o cual conjunto de reglas. Se observa, por el contrario, que la movilidad matrimonial, que tiene efectos inmediatos sobre la residencia y la filiacin, est asociada a prcticas agrcolas distintas en cada caso.La escuela etnogrfica alemana haba sealado desde hace tiempo una correlacin aparente entre la agricultura de cultivo con vstagos y las formas de organizacin social llamadas matrilineales. Es sorprendente, en efecto, comprobar que el ginecoestatismo y la filiacin por las hijas o las hermanas estn ms extendidas en las zonas donde domina ampliamente esta suerte de agricultura (en el frica selvtica o en la foresta amaznica por ejemplo), mientras que las sociedades ginecomviles y patrilineales se encuentran ms comnmente en las zonas de produccin cerealera. Si se examinan brevemente las condiciones de produccin que dominan en la agricultura de plantacin de vstagos, se pueden encontrar elementos que acuerdan una cierta lgica a esta correlacin y que permiten consolidarse, a travs de dos modos diferentes de circulacin matrimonial, las relaciones de produccin y de reproduccin domstica.Aclaremos que esta correlacin procede de una tendencia y no de un determinismo absoluto, pues las relaciones de produccin son por esencia las mismas cualquiera sea la agricultura practicada. Ellas siempre sirven de soporte a relaciones institucionales de reproduccin. Como veremos, lo que decide el modo de filiacin patrilineal es la capacidad poltica de una sociedad para ordenar la circulacin pacfica de las mujeres entre sus clulas constitutivas. Por su parte esta capacidad poltica se desarrolla ms favorablemente en el marco de la agricultura cerealera, por razones que expondr ms adelante, que en el de la agricultura de plantacin, como demostraremos ahora. Sin embargo sta es capaz de conocer formas de patrilinealidad, las que tambin dependen de la superficie social ocupada por la agricultura de plantacin en relacin con las otras actividades y con la reduccin poltica de las contradicciones particulares que implica su prctica.La agricultura de plantacin de vstagos procede plantando una fraccin del tubrculo (ame, mandioca, taro, etc.) o un retoo (pltano). Este modo de reproduccin llamado vegetativo no requiere semillas. Es una agricultura de rendimiento y de productividad relativamente elevada (Rivire, 1974). Los productos, por el contrario, son de corta duracin (inferior al ao), pesados y voluminosos, por lo tanto se los almacena, generalmente, en los campos, donde se conservan mejor. Los productos de este tipo de agricultura exigen, para que sean comestibles, una preparacin de bajo rendimiento, larga, complicada, fastidiosa y extenuante, por consiguiente la movilizacin continua de una parte relativamente importante de la energa social.La breve conservacin del producto vuelve a esta agricultura vulnerable a los accidentes climticos, pues no es posible acumular reservas durante varios aos. Las actividades no agrcolas, como la caza, la pesca, la recoleccin, siguen siendo indispensables para cubrir un dficit siempre amenazante. Sauer (1969: 26-27) y Rivire (1974) agregan que los productos de esta agricultura no brindan un rgimen equilibrado y deben ser complementados, necesariamente, con productos de caza o de recoleccin como fuente de protenas.La asociacin de la agricultura de plantacin y la economa de puncin es as, por lo tanto, ms variable. Puede juzgarse de su importancia relativa menos por el tiempo de trabajo o el volumen de su produccin respectiva, que por la influencia que ejerce sobre las estructuras sociales.En todos los casos las prcticas agrcolas implican la formacin de clulas productivas adaptadas a un proceso de produccin a trmino que exige una inversin de energa en la tierra como medio de trabajo, una continuidad y un encadenamiento de las tareas durante un perodo de varios meses y la espera de que madure el producto. El ritmo lento de la produccin contribuye a mantener juntos a los productores durante toda la duracin del ciclo agrcola y ms all del mismo[30]. Los trabajos de plantacin de vstagos no exigen efectivos considerables y pueden ser realizados por equipos de pocos individuos. Con este tipo de actividad repetitiva y cclica se desarrollan el mantenimiento de la cohesin de la clula productiva, la organizacin de su reproduccin y de su proteccin. De manera tal que, a diferencia de la horda, la familia (padres, cnyuges y descendencia inmediata de los cnyuges), cuyas relaciones internas estn asociadas a las prcticas agrcolas al mismo tiempo que a la reproduccin, adquiere una existencia social y funcional. Representa la clula constitutiva de un conjunto social. Las relaciones de estas familias entre s responden a normas diferentes segn que la caza o la agricultura domine al nivel de esta asociacin ampliada: las familias tienden a aliarse mediante relaciones de adhesin cuando la caza es el elemento estructurante; mediante relaciones matrimoniales cuando domina la agricultura.En el primer caso, que corresponde a lo que ciertos autores llaman la protoagricultura, las familias que se dedican a actividades agrcolas siguen siendo grupos de pocos individuos. Se renen, en nmero variable, mediante la participacin de cazadores de cada familia que colaboran en las actividades de la caza, de la pesca o de la recoleccin (as como en la guerra). Asociacin precaria por iguales razones que las prevalecientes entre los individuos de la horda, pero precariedad que aqu acta entre las familias y no entre los individuos. La organizacin poltica de las sociedades protoagrcolas dominadas por las actividades cinegticas no encuentra en la agricultura ni en sus actividades colectivas las bases para una fuerte cohesin. Ninguna de las actividades de produccin parece capaz de soportar materialmente una autoridad continua y compulsiva susceptible de desbordar o penetrar la familia (I, 2, III). A falta del desenvolvimiento de un poder civil y conciliador, y a partir de esta forma de organizacin social que descansa sobre grupos asociados precariamente y que no soportan sino alianzas sin perspectivas futuras, los problemas matrimoniales tienden a reglarse segn procedimientos poco susceptibles de cuestionamiento. La solucin ms simple y ms compatible con esta situacin consiste en conceder a cada clula la descendencia de sus propias mujeres. La reproduccin se realiza as a partir de las capacidades inmediatas de las que dispone cada uno. El ginecoestatismo representara as una solucin pacfica a la circulacin matrimonial en el seno de un conjunto social cuando el poder poltico en l es demasiado dbil como para soportar las tensiones y los conflictos que implicara el intercambio recproco de mujeres.Las relaciones de adhesin de las familias a una colectividad pueden as acompaarse, en el lmite de las parejas disponibles en su seno, de relaciones matrimoniales de carcter pacfico. Las mujeres, al asegurar la continuidad de las tareas agrcolas y de las clulas productivas, son los polos hacia los cuales se desplazan los hombres. La movilidad masculina domina en el seno de la colectividad. Sin embargo este modo de circulacin masculina, cuya contrapartida es la inmovilizacin de las mujeres en su grupo de origen, limita las capacidades de reproduccin social a la fecundidad de las mujeres pberes presentes, nacidas en cada clula. Si su nmero o su fecundidad se sitan por debajo de un cierto umbral, las posibilidades de reproduccin estn amenazadas. Si la fecundidad diferencial entraa un dficit de nacimientos femeninos (circunstancia frecuente en pequeas unidades que escapan a las leyes estadsticas de los grandes nmeros), por poco que ste sea, la familia, para perpetuarse, debe incorporar mujeres a su seno. Pero la circulacin femenina necesaria para realizar esta correccin no puede sino cuestionar los principios de filiacin establecidos sobre la base de la inmovilizacin de las mujeres en su grupo de origen. Esta correccin slo puede realizarse mediante la introduccin de mujeres tomadas en el exterior de la colectividad, por lo tanto en contravencin con las reglas del matrilinaje, vale decir que si la sociedad en cuestin est rodeada por otras sociedades igualmente deseosas de preservar sus mujeres, necesariamente ha de realizarse mediante la violencia. En ellas es constante la tendencia al rapto y a la guerra.Cuando la caza ocupa un lugar decisivo en la organizacin social, las tcnicas cinegticas, que son las mejor dominadas, tienden a ser empleadas para corregir el reparto aleatorio de las mujeres, con la diferencia de que, al no ser las mujeres animales de caza sino seres humanos incorporados a estructuras sociales complejas que le aseguran la proteccin, es necesario, para apoderarse de ellas, usar otras tcticas: el cazador, al enfrentar a otros seres humanos y ya no a los animales, se vuelve guerrero.En esta situacin la mujer es la presa. Para ser capturada debe estar colocada en una situacin tctica de inferioridad. El rapto contiene y resume en s todos los elementos de la empresa de inferiorizacin de las mujeres y es el preludio de todas las otras. Son los hombres, ligados, armados, concertados de acuerdo a un plan preparado entre ellos, quienes tratan de sorprender a una mujer, preferentemente aislada, desarmada, ni preparada ni advertida[31]. Cualquiera que sea su fuerza fsica o su inteligencia, de hecho est condenada a la derrota. La salvacin no est en la resistencia sino en su sumisin inmediata a los raptores. Su proteccin no puede venir de ella misma sino de otros miembros de su grupo y, entre ellos, de los hombres ms que de las mujeres, no porque los primeros seran naturalmente ms aptos, sino porque son menos vulnerables, al no necesitrselos a causa de su relativa inutilidad como reproductor. Tanto frente a los hombres de su grupo, quienes las protegen, como frente a los del grupo que las rapta para protegerlas a su vez de inmediato, las mujeres se encuentran sometidas a una situacin de dependencia. Inferiorizadas por su vulnerabilidad social[32], las mujeres son puestas a trabajar bajo la proteccin masculina, obligadas a las tareas ms ingratas, ms fastidiosas y menos gratificantes, en especial de la agricultura y de la cocina. Excluidas ante todo de las actividades de caza o de guerra sobre las que se fundan los valores de la sociedad, son subestimadas hasta tal punto que el infanticidio de las nias es a veces ms comn que el de los nios, y esto a despecho de su esencial y prodigioso don de genetriz.Ms all de las funciones de regulacin y de sancin de la circulacin de las mujeres, la guerra se convierte tambin en el medio por el que los hombres adultos afirman su superioridad sobre todas las categoras sociales: las mujeres, los viejos, los jvenes. Por esta causa se la practica ms all de lo estrictamente necesario para cumplir con sus funciones de correccin. La guerra, cuando es casi permanente, produce la clase de los hombres, de los guerreros. Exalta la fuerza y el coraje. Favorece la emergencia de una autoridad vigorosa, brutal, muchas veces cruel, pero personalizada, arbitraria y obtusa. Autoridad precaria sin embargo, pues es cuestionada permanentemente por otros hombres rivales; autoridad raramente transmisible a otro individuo pues est fundada sobre la capacidad personal que es necesario renovar sin cesar y no sobre un mecanismo institucional. Si no existe un poder poltico institucional, un Estado, se manifiesta un poder personal, una autoridad buscada, ambicionada y objeto de rivalidad. Esta autoridad, a pesar de lo que dice Jaulin de ella (1974)[33], se apoya sobre la guerra, es decir sobre la violencia, la fuerza, la astucia, la explotacin y muchas veces el asesinato, como es caracterstico de todos los poderes de esencia guerrera o militar. Los relatos de Helena Valero referidos a su vida entre los Yanoama de la Amazonia son, en este sentido, mucho ms instructivos que muchos de los materiales recogidos por los etnlogos (Biocca, 1968). Es este origen guerrero del poder el que lo vuelve simultneamente arbitrario, brutal y precario.Si bien las clulas conyugales no los individuos abandonan a voluntad la casa colectiva (Pintn, en Jaulin, 1973: 149), los reagrupamientos tienen una cohesin mayor que en la horda a causa de la ampliacin y la estabilidad del ncleo masculino (reforzado por la guerra), de la conservacin y la educacin de los nios en el grupo, de las necesidades de defensa y proteccin. Las relaciones de filiacin se afirman, aunque confusamente, ms all de una generacin. La naturaleza del poder de la categora dominante, la de los guerreros, se opone sin embargo a un ordenamiento pacfico de la circulacin de las mujeres, por una parte debido a que la preminencia adquirida por los hombres adultos descansa en la perpetuacin de la violencia y la guerra, por otra debido a la hostilidad entre las colectividades, la cual no permite que se establezcan las alianzas indispensables para tal regulacin. El sistema tiende a conservarse.Este tipo de sociedad, sociolgicamente, es de una profunda heterogeneidad, en el sentido de que en ellas las relaciones sociales son de naturaleza diferente y no dependen de los mismos principios de organizacin. Entre las familias pertenecientes a un mismo conjunto, vimos que son las relaciones de adhesin las que prevalecen, acompaadas a veces, pero nunca de manera orgnica, de relaciones matrimoniales. En el interior de las familias se establecen relaciones de conyugalidad y de filiacin de dos tipos, segn que los maridos provengan de la colectividad constituida por las familias aliadas o que las esposas, mediante el rapto o la guerra, provengan de colectividades extranjeras. En el primer caso la descendencia de la mujer queda en la familia de origen de sta (el matrimonio es uxorilocal con efecto matrilineal); en el segundo caso la descendencia vuelve a la familia del marido (el matrimonio es virilocal con efecto patrilineal). Se explica s que las categoras formales propuestas por la etnologa encuentren algunas dificultades para aplicarse al conjunto de tales sistemas sociales.Cuando la agricultura es o se vuelve ms importante que la caza para la sobrevivencia del grupo social, y cuando los hombres estn obligados a participar en ella, la guerra, repetida muchas veces, amenaza las condiciones de la produccin por los muertos o las ausencias que provoca. La preservacin de los efectivos de productores exige entonces que las relaciones matrimoniales sean regladas, en lo posible, de una manera distinta a la de la violencia, o, al menos, por una violencia controlada. Para hacer posible una manipulacin de las mujeres en nmero suficiente y para que su intercambio eventual se cumpla sobre una base recproca, es necesario que un poder civil, fundado en la alianza y la conciliacin, substituya al poder guerrero[34].Si bien puede haber, por esta razn, una tendencia a que las relaciones de parentesco se extiendan ms all de las familias para substituir las relaciones de adhesin que las ligan entre ellas[35]. Esta evolucin hacia la constitucin de un poder civil de linaje no es favorecida por la naturaleza de la agricultura de plantacin. La dificultad de conservacin del producto, as como la ausencia de semillas, vuelven poco eficaz la manipulacin y el control de las subsistencias, as como la creacin de un poder gestionario. A esto se agrega el hecho de que la agricultura de plantacin sea propicia a la segmentacin y no favorezca la extensin de una gran parentela. La conservacin de los productos de subsistencia sobre los campos permite a todo individuo o fraccin que se haya separado de su grupo, aprovisionarse de gajos, de plantas y de alimento durante la estacin muerta y recomponer un ciclo de produccin agrcola por sus propios medios. Pero el hombre separado de la colectividad, as como est obligado a apoderarse de los elementos de la reproduccin de las plantas alimenticias y de los que necesita para su reproduccin inmediata, debe tambin apoderarse de los medios p