Memorandum de dios pdf
description
Transcript of Memorandum de dios pdf
EL MEMORANDUM DE DIOS OG Mandino Autor de El Vendedor más Grande
del Mundo UN MENSAJE ESPECIAL DEL AUTOR Experimento hacía El
Memorándum de Dios las mismas profundas emociones de amor y de orgullo
que experimenta cualquier padre cuando su hijo sale al mundo y alcanza el
éxito, la fama y es aclamado por los demás Si yo fuese filatelista, ya habría
llenado varios álbumes con los fascinantes diseños filatélicos de todo el mundo,
que vienen en los sobres que me traen cartas procedentes de todas partes de
nuestro globo terrestre, cartas que expresan gráficamente todos los detalles de
los sorprendentes cambios que han tenido lugar en las vidas de todos aquellos
que hicieron uso de El Memorándum de Dios ¿Qué es exactamente lo que
usted desea de la vida? ¿Qué es exactamente lo que le agradaría para su
familia, que hasta ahora no haya podido darle, atropado como se encuentra,
junto con el resto de nosotros, en esta eterna lucha por la simple supervivencia.
SI es capaz de responder a las dos preguntas anteriores con toda honestidad y
de una manera específica, entonces El Memorándum de Dios puede ayudarlo a
llegar a su meta. . . no importa lo imposible y fuera de su alcance que pueda
parecerle en este momento. Permítame advertirle, antes de seguir adelante,
que tendrá que Pagar un precio pero en realidad se trata de un precio muy
pequeño cuando se le compara con los beneficios que va a cosechar. Leer El
Memorándum de Dios uno sola vez y después hacerlo a un lodo hará muy poco
para ayudarlo a avanzar en dirección a su meta. Después de todo sea honesto,
no llegó a la posición que ahora ocupa de la noche a la mañana, de manera
que tampoco puede esperar que dentro de las próximas veinticuatro horas se
encontrará sentado sobre pirámides de oro.
Todo lo que en Vida vale la pena poseer también es digno de que trabajemos
para obtenerlo. . . ya sea que se trate de interminables horas de práctica para
mejorar sus movimientos en el golf, el golpe de la raqueta en el tenis o el
control para lanzar la pelota; o de semanas, meses y años de estudios
centrados y dedicación, a fin de avanzar en su carrera. Afortunadamente paro
todos aquellos de nosotros que tenemos, aun cuando sólo sea una pequeña
chispa de ambición vivimos en un mundo en donde “nada es gratis” y quienes
esperan que así sea se encontrarán perdidos para siempre entre la multitud de
los mediocres. Entonces, ¿qué es lo que espero de usted? ¿Cuál es el “precio”
que tendrá que pagar a fin de convertirse en la persona que usted sabe muy
bien que puede ser? ¡Deseo que me conceda veinte minutos de su tiempo
cada día, durante los próximos cien días! No es un precio muy elevado.
¿Verdad?. Estoy seguro de que usted, como el resto de nosotros, desperdicia
muchos más minutos que esos cada día. Por consiguiente, no le estoy pidiendo
nada que no pueda concederme. ¿Y qué es le que quiero que hago durante
esos veinte minutos? Es muy sencillo. Cada noche, justo antes de retirarse a
dormir lea El Memorándum de Dios, de principio a fin. Si piensa empezar ahora
mismo, entonces rodee con un círculo la fecha de hoy en su calendario. Cuente
cien días a partir de esta fecha y encierre con otro círculo esa echa. Lea todo El
Memorándum cada noche, hasta que llegue al segundo círculo. ¡Eso es todo!
Aborde El Memorándum de Dios con el corazón abierto. Al principio no es
necesario tener fe en que eso le dará resultado; esa fe llegará a medida que
transcurran los días. Por el momento. Sólo dígase a sí mismo que no tiene
nada que perder si lo intenta y mucho que ganar si ese tipo, Mandino, es
realmente sincero con usted. Cada noche, una vez que hoya terminado su
lectura duerma en paz; mientras el mensaje que acaba de leer se filtra
gradualmente hacia lo más profundo de su mente subconsciente, que nunca
duerme. Poco a poco a medida que su nuevo programa para alcanzar el éxito y
la felicidad se graba en el más íntimo de su ser, observará grandes cambios en
su persona, como también lo observaran quiénes están a su alrededor. Para el
centésimo día será una nueva persona. . . un milagro viviente. . un ser que ha
resucitado de una vida que en otros tiempos no parecía llevarlo a ninguna
parte. Entonces deberá dar un paso más, busque a alguien que, lo mismo que
su antiguo yo, parezca estar girando sólo sobre su mis engranaje. Obséquiele a
esa persona un ejemplar de El Memorándum de Dios. Comparta su buena
suerte.
Más adelante, si quiere enterarse de los orígenes de El Memorándum de Dios,
quizá deseará adquirir un ejemplar del libro de donde surgió. El Milagro más
Grande del Mundo. Entonces se dará realmente cuenta de lo mucho que ha
cambiado su vida a través de sus propios esfuerzos, de la forma en que se ha
convertido en un nuevo ser. Y ahora, empiece. . . y no permita que algo le
impida terminar sus cien días. Sí usted me concede veinte minutos cada día, yo
a mi vez le devolveré un ser humano de quien se sentirá orgulloso al
contemplarlo reflejado en el espejo. Es una oferta que simplemente no puede
rechazar.
INSTRUCCIONES DE SIMON PETTER A TRAVES DE OG MANDINO El
Memorándum de Dios está ahora en su poder y es mi deseo que más adelante
lo comparta con el mundo, pero sólo después de que haya aplicado sus
principios a su propia vida, de acuerdo con mis instrucciones. Recuerde que las
tareas más difíciles se consuman, no mediante un solo estallido explosivo de
energía o de esfuerzos, sino mediante la constante dedicación diaria de lo
mejor que hay en uno. El hecho de cambiar la propia vida para bien, de
resucitar al propio cuerpo y la mente de una muerte en vida requiere muchos
posos positivos, uno delante de otro, teniendo siempre la mirada fija en la meta.
El Memorándum de Dios es únicamente su boleto hacia una nueva vida. No
hará nada en beneficio de usted a menos que tenga abiertos el corazón y la
mente para recibirlo; por sí solo no lo ayudará a avanzar un solo centímetro en
ninguna dirección. El medio de transporte y la fuerza para acabar con su inercia
deben estar generados por fuerzas que durante largo tiempo han permanecido
inactivas, pero que aun siguen con vida en su interior. Siga estas reglas y sus
fuerzas se encenderán espontáneamente. 1. En primer lugar, marque este día
en su calendario. Después, cuente cien días y marque esa fecha. Esto
establecerá la duración de su misión, sin necesidad de que cuente cada día a
medida que lo vive. Después, deberá prestarle atención o un pequeño alfiler de
seguridad a cual va prendido un pedacito de tela blanca en forma de cuadrado.
Esta combinación del trapito y el alfiler, dos de los materiales más comunes y
menos impresionantes del mundo, serán su amuleto secreto de trapero. Lleve
ese amuleto sobre su persona en un lugar visible para usted, como un
constante recordatorio durante los próximos cien días de que está tratando de
vivir tal y como se le instruye que viva en El Memorándum de Dios. Su alfiler y
su trapito son símbolos. . .una señal de que se encuentra en el proceso de
cambiar su vida, desde los alfileres y los andrajos del fracaso hasta alcanzar
los tesoros de una mejor vida nueva. Por ningún motivo divulgue el significado
de su amuleto a aquellas personas que puedan interrogarlo durante su misión
de cien días. Lea El Memorándum de Dios cada noche, antes de retirarse a
dormir, durante cien noches. . . y después duerma en paz, mientras el mensaje
que ha leído se filtra gradualmente hacia lo más profundo de su mente que
nunca duerme. No permita que ninguna razón ni excusa lo haga prescindir de
la lectura, ni siquiera una sola noche. 2. 3. 4.
De una manera gradual, a medida que los días se convierten en semanas,
observará grandes cambios en usted. . . como también lo observarán quiénes
están a su alrededor. Para el día número cien. . . será un milagro viviente, una
nueva persona. . . llena de belleza, maravilla, ambición y capacidad. Entonces,
y sólo entonces, encuentre a alguien que, lo mismo que antes usted, necesite
ayuda. Obséquiele dos cosas: su amuleto secreto de trapero. . . El
Memorándum de Dios. Y hay algo más que deberá darle. . . como yo lo he
dado a usted. . .amor. Tengo una visión en la cual puedo ver a miles y miles de
personas usando nuestro amuleto de trapero. Las personas se encontrarán con
otras en el mercado, en la calle, en los lugares de culto, en los transportes
públicos, en las escuelas y en el trabajo y contemplarán en los demás el
insignificante alfiler con el trapito y podrán sonreírles a sus hermanos y
hermanas. . . ya que todos sabrán que la otra persona también se ha
embarcado en la misma misión, en el mismo sueño con un propósito común. . .
cambiar su propia vida para bien y así, todos unidos cambiar su mundo. Con
amor, Simón Peter
EL MEMORANDUM
DE DIOS
Para ti, de DIOS Acepta el consejo.
Escucho tu lamento. Este atraviesa la oscuridad, se filtra a través de las nubes,
se mezcla con la luz de las estrellas y se abre camino hasta mi corazón
siguiendo la trayectoria de un rayo de sol. Me he angustiado al escuchar el
lamento de una liebre asfixiándose en el lazo de una trampa del cazador, por el
gorrión que ha caído del nido de su madre, por un niño que se debate
impotente en un estanque, y por un hijo que vierte su sangre clavado en una
cruz. Sabe que también te escucho a ti. Está en paz, está tranquilo. Te traigo
alivio para tu pena, porque conozco su causa... y también su cura. Lloras por
todos los sueños de tu infancia, que se han desvanecido con el transcurso de
los años. Lloras por toda tu dignidad que se ha visto corrompida por el fracaso.
Lloras por todo eso potencial que tienes y que has trocado por la seguridad.
Lloras por toda tu individualidad que ha sido pisoteada por las multitudes.
Lloras por todo tu talento que se ha desperdiciado por el mal uso que has
hecho de él. Te consideras a ti mismo con vergüenza y te apartas aterrado de
la imagen que ves reflejada en el estanque. ¿Quién es ese remedo de
humanidad que te devuelve la mirada con los insensibles ojos de la
vergüenza?. ¿En dónde ha quedado la gracia de tus modales, la belleza de tu
figura, la agilidad de tus movimientos, lo talentoso de tu conversación? ¿Quién
te despojó de tus bienes? ¿Conoces la identidad del ladrón, como lo conozco
yo? Uno vez colocaste tu cabeza sobre una almohada de césped en el campo
de tu padre y alzaste la mirada hasta una catedral de nubes y entonces supiste
que con el tiempo todo el oro de Babilonia sería tuyo. Alguna vez leíste
incontables libros y escribiste en muchas tablillas, convencido más allá de toda
duda de que llegarías a igualar, e incluso a superar, toda la sabiduría de
Salomón.
Y las estaciones seguirían fluyendo hasta desembocar en años y he aquí que
reinarías como soberano supremo en tu propio jardín del Edén. ¿Acaso no
recuerdas quién implantó en tu ser todos esos planes y sueños y esas semillas
de esperanza? No puedes recordarlo. ¿No tienes el menor recuerdo del
momento en que emergiste del vientre de tu madre y yo coloqué mi mano
sobre tu suave frente, ni del secreto que murmuré en tu pequeño oído cuando
té concedí todas mis bendiciones? ¿Recuerdas nuestro secreto? No puedes
recordarlo. El paso de los años ha destruido tus remembranzas, ya que ha
saturado tu mente de temores, dudas, ansiedades, remordimientos y odio y ya
no queda lugar para los recuerdos agradables en un sitio en donde moran
todas esas bestias. Ya no llores más. Estoy contigo... y este momento marca la
línea divisoria de tu vida. Todo eso que ha sucedido antes no es sino algo muy
semejante a todo ese tiempo en que dormiste en el seno de tu madre. Lo
pasado está muerto. Deja que los muertos sepulten a los muertos. Este día
regresas de entre los que están muertos en Vida. Este día, igual que Elíseo con
el hijo de la viuda, me extiendo tres veces por encima de ti y vuelves a vivir.
Este día, lo mismo que Elías con el hijo de la semanita, uno mis labios a los
tuyos y mis ojos a los tuyos y pongo mis manos sobre las tuyos y tus carnes
vuelven a recobrar el calor. Este día, lo mismo que Jesús frente a la tumba de
Lázaro, te ordeno que te levantes y abandones la sepultura de tu ruina a fin de
que inicies una nueva vida. Este es el día en que naces. Es tu nueva fecha de
nacimiento. La primera parte de tu vida, como sucede en una obra de teatro,
solamente fue un ensayo. Esta vez se ha alzado el telón. En esta ocasión el
mundo observa y espera para aplaudirte. Esta vez no tallarás. Enciende tus
velas. Compone tu pastel. Escancia el vino. Nacer. Has vuelto a Como una
mariposa que rompe su crisálida, podrás volar... vuela tan alto como lo desees
y ni las avispas ni las libélulas, ni las mantis de la humanidad serán un
obstáculo para tu misión o para tu búsqueda en pos de las
verdaderas riquezas de la Vida. Siente mi mano sobre tu cabeza. Atiende a mi
sabiduría. Deja que comparta contigo, una vez más el secreto que escuchaste
en el momento de tu nacimiento y del cual te has olvidado. Tú eres mi milagro
más grande. Tú eres el milagro más grande del mundo Esas fueron las
primeras palabras que escuchaste. Después lloraste. Todos lloran. En ese
momento no me creíste. . . y durante todos estos años pasados no ha sucedido
algo que enmiende tu incredulidad. Pues ¿cómo podrías ser un milagro cuando
te consideras un fracaso en la más humilde de las tareas ¿Cómo puedes ser
un milagro cuando tienes tan poco confianza para enfrentarte a la más trivial de
las responsabilidades? ¿Cómo puedes ser un milagro cuando te sientes
encadenado por las deudas y permaneces despierto, atormentado al pensar de
dónde vendrá el pan del día de mañana? Ya basta. La leche que se derrama es
agria. Sin embargo, ¿cuántos profetas, cuántos hombres sabios, cuántos
poetas, cuántos artistas, cuántos compositores, cuántos científicos, cuántos
filósofos y mensajeros he enviado con la palabra de tu divinidad, de tu potencial
para alcanzar la sanidad y para hablarte de los secretos del logro? ¿Cómo los
trataste? Pero a pesar de todo te sigo amando y en estos momentos estoy
contigo a través de estas palabras, para cumplir con las palabras del profeta
que anunció que el Señor volverá o posar su mano, por segunda vez, para
recuperar los remanentes de su pueblo. He vuelto o pasar mi mano. Esta es la
segunda vez. Tú eres ni remanente. Seria en vano preguntar, ¿acaso no lo has
sabido, no lo has escuchado, no se te dijo desde el principio, no lo has
comprendido desde los fundamentos de la Tierra?. No lo has sabido; no lo has
escuchada; no lo has comprendido. Se te ha dicho que eres una divinidad
disfrazada, un dios haciendo el papel de un tonto.
Se te ha dicho que eres una obra especial, noble en su razón, infinita en sus
facultades, precisa y admirable en su forma y movimiento, como un ángel en
acción, como un dios en cautiverio. Se te ha dicho que eres la sal de la Tierra.
Te fue concedido incluso el secreto de mover las montañas, de realizar lo
imposible. Pero no le creíste a nadie. Quemaste el mapa que te conduciría a la
felicidad, abandonaste tu derecho a la paz mental, apagaste de un soplo las
velas que se habían colocado a lo largo del sendero a la gloria que se te había
destinado y después tropezaste, perdido y atemorizado, en medio de la
oscuridad de la utilidad y la autocompasión, hasta que al fin caíste en un
infierno de tu propia creación. Entonces lloraste y te diste golpes en el pecho,
maldiciendo la suene que te había correspondido. Te rehusaste a aceptar las
consecuencias de tus propios pensamientos mezquinos y de tus acciones
indolentes y buscaste un chivo expiatorio a quien culpar de tu fracaso. Qué
pronto lo encontraste. ¡Me culpaste a mí! Te lamentaste diciendo que tus
impedimentos, tu mediocridad, tu falta de oportunidades, tus fracasos. . . ¡eran
la voluntad de Dios! ¡Estabas equivocado! Hagamos un inventario. En primer
lugar, vamos a hacer una lista de tus desventajas. Porque, ¿cómo puedo
pedirte que construyas una nueva vida sino dispones de las herramientas
necesarias? ¿Estás ciego? ¿Acaso el sol sale y se pone sin que tú seas testigo
de ello?. No puedes ver.. . y los cien millones de receptores que he instalado
en tus ojos te permiten disfrutar de la magia de una hoja, de un copo de nieve,
de un estanque, de un águila, de un niño, de una nube, de una estrella, de una
rosa, de un arco iris. . . y de una mirada de amor. Anota una bendición. ¿Estás
sordo? ¿Puede un bebé llorar o reír sin atraer tu atención? No puedes oír... y
los veinticuatro mil filamentos que he construido en coda uno de tus oídos
vibran con el viento que sopla entre los árboles, con las alas que azotan contra
las rocas, con la majestuosidad de una ópera, con la súplica de un petirrojo,
con las risas de los niños mientras juegan...y con las palabras "Te amo'. Anota
otra bendición. ¿Estás mudo? ¿Acaso tus labios se mueven y sólo producen
saliva?
No puedes hablar . . . como no puede hacerlo ninguna otra de mis criaturas, y
tus palabras pueden calmar al colérico, animar al desesperanzado, estimular al
cobarde, alentar al desdichado, brindarle amistad al solitario, alabar al prócer,
darle animo al vencido, enseñar al ignorante. . . y decir te amo. Anota otra
bendición. ¿Estás paralítico? ¿Tu desvalida forma es un despojo de la tierra?
No puedes moverle. No eres un árbol condenado a permanecer en una
pequeña parcela de tierra, mientras el viento y el mundo abusan de ti. Puedes
estirar tus miembros y corre, bailar, y trabajar, ya que en tu interior he diseñado
quinientos músculos. Doscientos huesos y once kilómetros de fibras nerviosas,
todo ello sincronizado por mí para obedecer tus mandatos. Anota otra
bendición. ¿No amas ni eres amado? ¿Te sientes hundido en la soledad,
noche y día? No. Ya no. Puesto que ahora ya conoces el secreto del amor, que
para recibir amor debes darlo sin la esperanza de que sea retribuido. Amor por
obligación, por satisfacción o por orgullo no es amar. El amor es un don por el
cual no se exige nada a cambio. Ahora ya sabes que el amor sin egoísmo
encuentra en si su propia recompenso. E incluso en el caso de que el amor no
sea correspondido no se pierde, puesto que ese amor que no te ha sido
devuelto volverá a fluir hacia ti, suavizando y purificando tu corazón. Anota otra
bendición. Y anótala como si fuese doble. ¿Está afectado tu corazón? ¿Sientes
que se te escapa y se agota para mantenerte con vida? No. Tu corazón es
fuerte. Lleva tu mano al pecho y siente su ritmo, latiendo una hora tras otra, día
y noche, treinta y seis millones de latidos cada año, un año tras otro, dormido o
despierto, bombeando tu sangre a lo largo de más de noventa y seis mil
kilómetros de venas, arterias y tuberías, bombeando más de dos millones
doscientos setenta mil litros de sangre cada año. El hombre jamás ha creado
una máquina semejante. Anota otra bendición. ¿Padeces alguna enfermedad
de la piel? ¿Acaso las personas se dan vuelta horrorizadas cuando te acercas
a ellas? No. Tu piel está sana y es una maravilla de la creación, que sólo
necesita que cuides de ella con agua y jabón, un cepillo y amor. Con el tiempo,
todos los aceros se deslustran y se enmohecen, pero no tu piel. A la larga, el
más resistente de los metales se desgasta con el uso, pero eso no sucede con
esa capa que he construido a tu alrededor. Constantemente se renueva a sí
misma y nuevas células reemplazan a las viejas, así como tu antiguo yo ahora
se está viendo reemplazado por el nuevo. Anota otra bendición. ¿Están
contaminados tus pulmones? ¿EI aliento de la vida lucha por entrar a tu
cuerpo?
No. Tus portañolas que se abren a la vida te sostienen incluso en el más
repugnante de los ambientes de tu propia creación, y siempre trabajan para
filtrar el oxígeno vivificante a través de seiscientos millones de cavidades
formados por los pliegues de tu carne, al mismo tiempo que liberan a tu
organismo de los desperdicios gaseosos. Anota otra bendición. ¿Está
envenenada tu sangre? ¿Está diluida con agua y pus? No. Dentro de tus cinco
litros de sangre hay veintidós billones de células sanguíneas y dentro de cada
molécula hay un átomo que oscila a más de diez millones de veces cada
segundo. Cada segundo mueren dos millones de tus células sanguíneas para
ser reemplazadas por otros dos millones más en una resurrección que no se ha
visto interrumpida desde el momento de tu nacimiento. Anota otra bendición.
¿Eres débil mental? ¿Ya no puedes pensar por ti mismo? No. Tu cerebro es la
estructura más compleja de todo el universo. Lo sé. En sus mil trescientos
gramos de peso hay quince millones de células, una cifra tres veces mayor que
el número de personas que habitan sobre la faz de tu planeta. Para ayudarte a
archivar cada percepción, cada sonido, cada sabor, cada olor, cada acción que
has experimentado desde el día de tu nacimiento, he implantado en el interior
de tus células más de mil trillones de moléculas proteicas. Cada uno de los
incidentes de tu vida se encuentra almacenado, allí, en espera sólo de tu
recordación. Y para auxiliar a tu cerebro el control de tu cuerpo he dispersado
por todo tu organismo cuatro millones de estructuras sensibles al dolor,
quinientos mil detectores de temperatura. Ninguna nación tiene sus reservas de
oro mejor protegidas de lo que estás tú. Ninguna de sus antiguas maravillas es
más grandiosa que tú. Tú eres mi mejor creación. Dentro de tu ser existe la
suficiente energía atómica para destruir cualquiera de las ciudades más
grandes del mundo... y para reconstruirla. ¿Eres pobre? ¿No tienes oro ni plata
en tus bolsillos? No. ¡Eres rico! Juntos acabamos de hacer un inventario de tus
riquezas. Estudia bien la lista. Vuelve a cortarlas. ¡Cuenta tus bienes! ¿Por qué
te has traicionado? ¿Por qué te has lamentado diciendo que fuiste despojado
de todas las bendiciones de la humanidad? ¿Por qué te engañaste pensando
que eras impotente para cambiar de vida? ¿Acaso careces de talento, sentidos,
habilidades, placeres, instintos, sensaciones y orgullo? ¿Has perdido toda
esperanza?
¿Por qué te arrastras entre las sombras como un gigante derrotado en espera
sólo de un compasivo transporte hacia el bienvenido vacío y la humedad del
infierno?. Tienes tantas cosas. Tus bendiciones se desbordan de tu copa... y tú
te has mostrado negligente con ellos, como un niño mimado en medio de los
lujos, puesto que yo te las he conferido con generosidad y con regularidad.
Respóndeme. Respóndete a ti mismo. ¿Qué hombre opulento, anciano y
enfermo, débil e impotente, no cambiaría todo el oro que hay en sus bóvedas
por todas las bendiciones que tú has tratado tan a la ligera? Aprende entonces
a conocer el primer secreto para alcanzar la felicidad y el éxito que tú posees
incluso en este momento, todas las bendiciones necesarias para obtener una
inmensa gloria, son tu tesoro, tus herramientas con las cuales construir, a partir
del día de hoy, los cimientos para una vida nueva y mejor. Por tanto, haz como
te digo, cuenta tus bendiciones y sabe que ya eres mi máxima creación. Esta
es la primera le y a la cual debes obedecer a fin de realizar el milagro más
grande del mundo el regreso de tu humanidad desde la muerte en vida. Y
muéstrate agradecido por las lecciones que has aprendido en medio de la
pobreza. Ya que no es pobre el que tiene poco; sólo lo es aquel que desea
mucho. . . y la verdadera seguridad radica no en las cosas que un individuo
posee, sino en las casas de los cuáles pueden prescindir. ¿En dónde están las
desventajas que ocasionaron tu fracaso? ¿Sólo existían en tu mente? Cuenta
tus bendiciones. Y la segunda ley es muy semejante a la primera. Proclama tu
naturaleza excepcional, tu individualidad. Te habías condenado a una fosa
común y allí yacías, incapaz de perdonar tu propio fracaso, destruyéndote con
el odio hacia ti mismo, con autoincriminaciones y repugnancia entre los
crímenes que cometiste en contra de ti mismo y de los demás.
¿Acaso no te sientes perplejo?. ¿No te preguntas porque Yo puedo perdonar
tus fracasos, tus transgresiones, tu despreciable conducta. . . cuando tú no
eres capaz de perdonarte a ti mismo? Ahora me dirijo a ti por tres razones. Me
necesitas. No eres un individuo entre una muchedumbre que se encamina
hacia la destrucción en medio de una grisácea masa de mediocridad. Y eres
algo excepcional y maravilloso. Examina una pintura de Rembrandt, un bronce
de Degas, un violín hecho por Stradivarius o una obra de Shakespeare. Tienen
un gran valor por dos razones: sus creadores fueron maestros y su número es
muy reducido. Sin embargo, hay más de uno en cada una de esas romas. Si
nos basamos en este razonamiento, tú eres el tesoro más valioso sobre la faz
de la tierra, puesto que sobes quién fue tu creador y también sabes que sólo
hay un ser como tú. Jamás, entre los setenta mil millones de seres humanos
que han caminado sobre este planeta desde el inicio de los tiempos ha habido
alguien que sea exactamente Igual a ti. Nunca hasta el final de los tiempos
existirá otro ser humano igual a ti. No has demostrado que conoces o aprecias
tu singularidad. Y sin embargo, eres el ser más raro y singular en todo el
mundo. Desde tu padre, en su momento de supremo amor, fluyeron
incontables semillas de amor, cuyo número sumó más de cuatrocientos
millones. Todas ellas, mientras nadaban en el seno de tu madre, entregaron el
alma y murieron, ¡Todas, excepto una! Tú. Solamente tú perseveraste en el
amoroso calor del cuerpo de tu madre, en busca de tu otra mitad, una sola
célula de tu madre tan pequeña que se necesitarían más de dos millones de
ellas para llenar la cáscara de una bellota. No obstante, a pesar de las
imposibles probabilidades, en ese vasto océano de oscuridad y desastre, tú
perseveraste y logrando encontrar esa infinitesimal célula, te uniste a ella para
iniciar una nueva vida. Tu vida. Llegaste trayendo contigo, corno lo hace cada
niño, el mensaje de que aún no me he decepcionado del hombre. Dos células
unidas ahora en un milagro. Dos células, cada una de ellas conteniendo
veintitrés cromosomas y dentro de cada cromosoma cientos de genes, los
cuales controlarían cada una de tus características, desde el color de tus ojos
hasta el encanto de tus modales y el tamaño de tu cerebro.
Teniendo bajo mi mano todas esas combinaciones, empezando con ese único
espermatozoide entre los cuatro millones de tu padre, gracias a los cientos de
genes en cada uno de los cromosomas de tu madre y de tu padre podría haber
creado trescientos mil millones de seres humanos, cada uno de ellos diferentes
de los demás. Pero, ¿Quién fue el ser creado por mí? ¡Tú! Único en su clase.
El más excepcional entre los más excepcionales. Un tesoro inapreciable,
poseedor de cualidades mentales y de lenguaje, de movimiento y de apariencia
y capaz de acciones como ningún otro ser que haya vivido, viva o vivirá. ¿Por
qué te has valorado en centavos cuando eres digno del rescate de un rey'?.
¿Por qué escuchaste a todos aquellos que te menospreciaron. . . y lo que es
aún peor por qué les creíste? Acepta el consejo. Ya no ocultes tu singularidad
en la oscuridad. Haz que te salga a relucir muéstrasela al mundo. No te
esfuerces por caminar como camina tu hermano, ni en hablar como habla tu
líder, ni en trabajar como lo hace al mediocre. Jamás hagas lo que hacen los
demás. Nunca imites. Porque como podrás saber que no estas imitando el mal;
y aquel que imita el mal siempre va más allá del ejemplo que le han dado
mientras que a quien imita el bien, siempre se queda corto. No imites a nadie.
Sé tú mismo. Demuéstrale al mundo tu singularidad y todos te cubran de oro.
Esta es entonces, la segunda ley. Proclama tu singularidad. Y ahora ya has
recibido dos leyes. ¿Cuenta tus bendiciones? ¿Proclama tu singularidad? No
tienes ninguna desventaja. No eses un ser mediocre. Asientes. Luces una
sonrisa forzada. Reconoces que te has engañado a ti mismo. ¿Y qué me dices
de tu siguiente queja? ¡La oportunidad jamás sale a tu encuentro!
Acepta el consejo y te saldrá al paso, ya que ahora te ofrezco la ley del éxito en
toda empresa. Hace muchos siglos se les dio esta ley a tus antepasados,
desde la cima de una montaña. Algunos acataron la ley y he aquí su vida se vio
colmado con el fruto de la felicidad, el logro, el oro y la paz mental. La mayoría
no escuchó, pues buscaba medio mágicos, senderos tortuosos o esperaba que
el dominio llamado suerte les hiciera entrega de toda la riqueza de la vida.
Todos ellos esperaron en vano. . . así como tu esperaste, y después se
lamentaron, lo mismo que tú te lamentaste, culpando de tu falta de suerte a mi
voluntad. La ley es muy sencilla. Jóvenes o ancianos, mendigos o reyes,
blancos o negros, hombres o mujeres. . . todos pueden emplear este secreto
en beneficio propio; ya que de todas las reglas, de todos los discursos y
escritores que versan sobre el éxito y las formas de alcanzarlo, sólo hay un
método que jamás ha fallado. . . a quién quiera que te exija que lo acompañes
un kilómetro. . . acompáñalo dos. Esta es, entonces la tercera ley. . . el secreto
que te producirá riquezas y hará que sea aclamado más allá de todos tus
sueños. ¿Sigue adelante otro kilómetro? El único medio seguro para alcanzar
el éxito es prestar más y mejores servicios de los que se esperan de ti, sin
importar cuales puedan ser las tareas. Es un hábito que han seguido todas las
personas que han tenido éxito desde inicios de los tiempos. Por tanto te digo
que el camino más seguro para condenarte a la mediocridad es desempeñar
aquellas tareas por las cuáles te pagan. No pienses que estafan si rindes más
de las amonedas de plata que recibes. Ya que en la vida hay un péndulo para
todo y el sudor de tu frente, sino se vio recompensado el día de hoy, lo será el
día de mañana multiplicado diez veces. El mediocre nunca camina otro
kilómetro ya que piensa que por qué habría de estafarse así mismo. Pero tú no
eres ese mediocre. Caminar un kilómetro más es un privilegio del cuál debes
apropiarte por iniciativa propia. No puedes, no debes evitarlo. Despreocúpate,
has sólo tan poco como los demás y la responsabilidad de tu fracaso será
únicamente tuya. No puedes prestar un servicio sin recibir la justa recompensa,
como tampoco puedes evitar prestarlos sin sufrir la pérdida de la recompensa.
Causa y efecto, medio y fines, semilla y fruto, son cosas que no se pueden
separar. El efecto ya florece en la causa, el fin preexiste en el medio y el fruto
siempre está en la semilla. Sigue adelante otro kilómetro.
No te preocupes si sirves a un amo ingrato. Sírvelo aún más. Y en ves de él
permite que yo sea tu deudor, ya que entonces sabrás que cada minuto, cada
esfuerzo de un servicio adicional te será pagado con creces. Y no te preocupes
en cada caso de que tu recompensa no llegue pronto. Ya que entre más tiempo
te sea retenido el pago, tanto mejor para ti. . . puesto que el mayor beneficio de
la ley son los intereses compuestos sobre los intereses compuestos. No
puedes exigir el éxito, solo puedes merecerlo. . . y ahora el maravilloso secreto
que es necesario para merecer su singular recompensa. ¡Camina otro
kilómetro! ¿En donde está ese campo desde donde una vez clamaste que no
había la menor oportunidad? ¡Mira! Mira a tu alrededor. Observa en donde
apenas ayer te revolcabas en los desechos de la autocompación, ahora
caminas erguido sobre una alfombra de oro. Nada ha cambiado. . . excepto tú,
pero tú lo eres todo. Tú eres mi milagro más grande. Tú eres el milagro más
grande del mundo. Y ahora las leyes de la felicidad y el éxito son tres. ¡Cuenta
tus bendiciones! ¡Proclama tu singularidad! ¡Camina otro kilómetro!. Muéstrate
paciente con tu progreso. Contar tus bendiciones con gratitud, proclamar con
orgullo tu singularidad, avanzar un kilómetro adicional y después otro, son
actos que nos llevan a cabo en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo todo
aquello que se adquiere con más dificultad es lo que se conserva durante
mayor tiempo; como quienes han ganado una fortuna se muestran más
cuidadosos de ella que aquellos que la han heredado. Y no temas adentrarte
en tu nueva vida. Toda adquisición noble va acompañada de riesgos. El que
teme tropezarse con estos últimos no debe esperar el logro de la primera.
Ahora ya sabes que eres un milagro. Y no puede existir el temor en un milagro.
Siéntete orgulloso. No eres el capricho momentáneo de un despreocupado
creador que experimenta en el laboratorio de la vida. No eres esclavo de
fuerzas que puedes comprender. Eres una libre manifestación de una fuerza
que sólo es mía, de un amor que sólo es mío. Fuiste creado con un propósito.
Siente mi mano. Escucha mis palabras. Tú me necesitas. . . y yo necesito de ti.
Tenemos un mundo que debemos reconstruir. . . y si para ello se necesitase un
milagro, ¿qué significa eso para nosotros? Ambos somos un milagro y ahora
nos tenemos el uno al otro. Jamás he perdido la fe en ti, desde ese día en que
por vez primera te hice girar en una gigantesca ola, arrojándote impotente
sobre la arena. Según tu manera de medir el tiempo, eso sucedió hace más de
quinientos millones de años. Hubo un gran número de modelos, muchas
formas y muchos tamaños antes de llegar a la perfección en ti hace más de
treinta mil años. En todos estos años, no he vuelto a hacer ningún esfuerzo
adicional por mejorar lo que hice en ti. Ya que ¿Qué como es posible mejorar
un milagro? Fuiste algo maravilloso de contemplar y me sentí complacido. Te
entregué este mundo y el dominio sobre él. Después, a fin de permitirte que
alcanzaras tu pleno potencial, coloqué mi mano sobre ti una vez más, y te doté
de poderes desconocidos para cualquier otra criatura en el universo, incluso
hasta este día. Te concedí el poder de pensar. Te concedí el poder de amar.
Te concedí el poder de reír. Te concedí el poder de imaginar. Te concedí el
poder de crear. Te concedí el poder de planear. Te concedí el poder de hablar.
Te concedí el poder de orar. Mi orgullo en ti no conoció límites. Fuiste mi
máxima creación, mi milagro más grande. Un ser viviente completo. Un ser
capaz de adaptarse a cualquier clima, a cualquier penuria, de enfrentarse a
cualquier desafío. Un ser capaz de controlar su propio destino sin ninguna
interferencia de mi parte. Un ser capaz de traducir una sensación o una
percepción, no por instinto, sino otra ves del pensamiento y la liberación, en
cualquier ocasión que sea mejor para sí mismo y para toda la humanidad. Así
hemos llegado a la cuarta ley para alcanzar el éxito y la felicidad. . . ya que te
concedí un poder más, un poder tan grandioso que ni siquiera mis ángeles los
poseen. Te concedí . . . el poder de elegir.
Con este don te situé incluso por encima de mis ángeles. . . ya que los ángeles
no son libres de elegir el pecado. Te concedí un control absoluto sobre tu
destino. Te dije que deberías determinar, por ti mismo, tu propia naturaleza de
acuerdo con tu libre albedrío. Al no ser de naturaleza divina ni terrenal,
estuviste en libertad de modelarte en cualquier forma que prefieras. Tuviste el
poder de elegir si querías degenerar en una de las formas más bajas de la vida,
pero también tuviste el poder, de acuerdo con el juicio de tu espíritu, de renacer
en las formas más elevadas, que son divinas. Jamás te he quitado ese
grandioso poder, el poder de elegir. ¿Qué has hecho con esa tremenda fuerza?
Contémplate a ti mismo. Piensa en las elecciones que has hecho en tu vida y
recuerda, ahora, esos amargos momentos en que habrías estado dispuesto a
caer de rodillas si tan solo hubieses tenido la oportunidad de volver a elegir. Lo
pasado, pasado está. . . y ahora ya conoces la cuarta gran ley de la felicidad y
el éxito. Emplea con sabiduría tu poder de elección. Elige amar. . . en vez de
odiar. Elige reír. . . en vez de llorar. Elige crear. . . en vez de destruir. Elige
perseverar. . . en vez de renunciar. Elige alabar. . . en vez de criticar. Elige
curar. . . en vez de herir. Elige dar. . . en vez de robar. Elige actuar. . . en vez
de aplazar. Elige crecer. . . en vez de corromperte. Elige orar. . . en vez de
maldecir. Elige vivir. . . en vez morir. Ahora ya sabes que tus infortunios no
fueron obra de mi voluntad, ya que se te había conferido todo el poder, y la
acumulación de hechos y pensamientos que te colocaron entre los despojos de
la humanidad fueron obra tuya, no mía. Mis dones de poder resultaron
demasiado grandes para su pequeña naturaleza. Ahora has crecido y has
adquirido sabiduría y tuyos serán los frutos de la tierra.Eres algo más que un
ser humano, eres un ser humano digno.
Eres capaz de lograr grandes maravillas. Tu potencial es ilimitado. ¿Quién
más, entre mis criaturas ha dominado el fuego? ¿Quién más, entre mis
criaturas ha conquistado la ley de la gravedad, ha cruzado los cielos, ha
conquistado a la enfermedad, a la peste y la sequía? ¡Jamás vuelvas a
menospreciarte! ¡Jamás te conformes con las migajas de la vida! ¡A partir de
este día jamás ocultes tus talentos! Recuerda al niño que dice “Cuando sea un
niño grande” pero, ¿qué significa eso? Ya que el niño grande dice: “Cuando
sea adulto”. Y cuando ha llegado a la edad adulta, dice: “Cuando contraiga
matrimonio”. Pero después de todo, ¿Qué significa estar casado? Entonces
ese pensamiento cambia a “Cuando me jubile”. Y después llega la jubilación y
mira hacia atrás el paisaje que ha recorrido; un viento helado lo barrido y de
alguna manera se ha perdido de todo y ahora ha desaparecido. Disfruta de
este día, el día de hoy. . . y mañana, disfruta del mañana. Has realizado el
milagro más grande del mundo. Has regresado de una muerte en vida. Ya no
volverás ha sentir compasión de ti mismo y cada nuevo día será un desafío y
una alegría. Has vuelto a nacer . . . pero lo mismo que antes puedes elegir
entre el fracaso y la desesperación, o el éxito y la felicidad. La elección es sólo
tuya. Yo únicamente puedo observar como antes. . . lleno de orgullo . . . o de
pesadumbre. Recuerda entonces, las cuatro leyes de la felicidad y el éxito.
Cuenta tus bendiciones. Proclama tu singularidad. Camina otro kilómetro.
Emplea con sabiduría tu poder de elegir. Y hay otra más, para cumplir con las
otras cuatro. Haz todas las cosas con amor. . . amor hacia ti mismo, amor hacia
los demás y amor hacia mí.
Enjuga tus lágrimas. Estira tu mano, toma la mía y manténte erguido.
Permíteme cortar la mortaja que te ha mantenido atado. El día de hoy has sido
notificado. TÚ ERES EL MILAGRO MÁS GRANDE DEL MUNDO. Bibliografía:
Copiado de la edición del 13 de abril de 1,995. Editorial Diana Mexico
RECOMMENDED