MEMORIA SÍNTESIS DE TEOLOGÍA: LA VERDAD

8/19/2019 MEMORIA SÍNTESIS DE TEOLOGÍA: LA VERDAD

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UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE COMILLAS

Facultad de teología

La paciente y amable verdad de Dios

Síntesis teológica desde la categoría verdad

Memoria de síntesis para la obtencióndel Bachiller en Teología – Grado en Teología.

Madrid 2015

Director: Pedro Rodríguez Panizo

Alumno: José Manuel Rodríguez Caro


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Cristo ante el sumo sacerdoteGerrit van Honthorst

-«¿Eres tú, tú?-y al no obtener respuesta, se apresura a añadir: -Nocontestes, calla. ¿Qué podrías decir? Sé demasiado bien lo que dirías.

Además que no tienes derecho a añadir nada a lo que antes dijiste. ¿Paraqué has venido a estorbarnos? Pues has venido a estorbar y tú mismo losabes. Pero ¿sabes lo que ocurrirá mañana? Ni sé quién eres ni quiero

saberlo: lo mismo si eres tú o eres simple semejanza suya, mañanamismo te condenaré y te quemaré en la hoguera como al peor de losherejes, y ese mismo pueblo que hoy besaba tus pies, mañana, a unaseñal mía, se lanzará a echar leña a tu hoguera, ¿lo sabías? Sí, acaso losepas -agregó, sumido en sus meditaciones y sin apartar ni por uninstante la mirada de su prisionero»

F. M. DOSTOIEVSKI , Los hermanos karamázov.

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I. EN EL PÓRTICO DE LA VERDAD A ti, Dios, verdad y abundancia del bien

verdadero y pa cast!si"a del al"a Agustín de Hipona , Las Confesiones .

#$ El an%elo de la divinidad Posiblemente el peor de los males, y el verdadero acto irremisible de nuestra vida,

sea dejar de preguntarnos acerca de la verdad. En cuanto dejemos de lado esta tarea,estaremos a punto de caer en ese progresismo ingenuo que disuelve toda cultura y banalizala intrínseca necesidad de verdad que tenemos. Esta verdad de la que hablamos no es una verdad te!rica e indi"erente, sino esa verdad esencial que conviene a todo ser humano en

virtud de alguna a"inidad misteriosa, hasta el punto de que es la #nica capaz de asegurar lasalvaci!n$%. &icha verdad, y aquí se halla la primera a"irmaci!n teol!gicamente relevante, esconsecuencia de la amorosa decisi!n del Eterno por encerrarse en la temporalidad yespacialidad propias de la historia humana. Ha abierto su intimidad de amor pararevelarnos la 'erdad. &esde su inmanencia ha decidido revelar el coraz!n de su ser. Poreso podemos aventurarnos a admitir que conocemos algo de su anhelo m(s pro"undo) quetodos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad$ *% +im ,- . /omodecimos, podemos a"irmarlo solo porque 0l ha tenido la cortesía de auto1revelarse en la

historia llegando a quebrar la unidad de amor que 0l constituye como misterio trinitariopara entregarnos algo de su vida, su amor y su verdad.

Este insobornable a2ioma, el deseo de &ios de hacer que todos los hombreslleguen al conocimiento de la verdad, tan propio de la con"esi!n cristiana, nos sit#a en laproblem(tica misteriosidad de la relaci!n entre verdad y salvaci!n, que aun sin ser lomismo quedan intimísimamente unidas en tanto en cuanto la verdad que se revela muestrasu insospechada potencialidad soteriol!gica$3 es decir, una verdad salví"ica que modi"icanuestra situaci!n de injustos en justos, de solitarios en solidarios, de alienados en amigos de

&ios$4, y precisamente lo realiza por la virtud soteriol!gica de la verdad. Ahora bien, desde el interior de nuestro coraz!n y de nuestra conciencia saltan

r(pidamente preguntas tales como) 56u7 es esta verdad de la que me hablas8 5Podemosconocerla, o por el contrario estamos condenados a prevalecer dentro de los límitesaltamente aprisionadores del relativismo8 56u7 signi"ica y supone ser salvados8... Estaspreguntas ponen de mani"iesto su car(cter irresoluble y muestran, asimismo, que lo verdaderamente doloroso acontece cuando no podemos responder con una valía universal

% 9. HE:;< , Yo soy la verdad. Para una filosofía del cristianismo, =ígueme, =alamanca >>%, ?. P. +I@@I/H, Teología sistemática , I.La razón y la revelación. El ser de Dios, Ariel, arcelona %?B , %? .

4 C. CD+IE;;E , La verdad os ará li!res,Instituto artolom7 de las casas, @ima %??>, %4F.


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a dichos interrogantes. A pesar de ello, el anhelo por la verdad nunca nos resultar( ajeno ala condici!n y a la conciencia humanas3 de hecho, nos ocurre que anhelamos la verdad,por muy oscuramente que sea$- y por muy inaccesible que nos parezca3 es decir, de ning#nmodo ser( anacr!nica la seguridad de buscar y hallar la verdad. Esta seguridad esprecisamente la que mantiene al hombre en su dignidad, la que rompe los particularismos y,sobrepasando las "ronteras culturales, apro2ima a los hombres entre sí, partiendo de aquelladignidad que es com#n a todos ellos$G.

&$ Los ca"inos y vicisitudes de la verdad Este bello trascendental, que a#n no hemos de"inido ni hemos tomado una opci!n

clara con respecto a 7l, ha su"rido la debacle de las luchas terminol!gicas, de los

relativismos, nihilismos, opciones de sentido /iertamente los caminos y vicisitudes de la verdad han sido muchos, demasiados quiz(. Para hacernos una idea, aunque imper"ecta eincreíblemente recortada, vamos a tomar en consideraci!n lo que la historia de la "iloso"ía *y de la sabiduría en general ha dicho al respecto.

El concepto de verdad como tal entra en la historia a trav7s de lo quedenominamos la "rimera navegación de la "iloso"ía. Para dicha perspectiva la verdad residía enla naturaleza , e2presada en el concepto griego de " ysis . @asegunda navegación entendi! quedebíamos dar el paso de dicho concepto al discurso, allógos . :ombremos aquí al genio

"ilos!"ico de Plat!n. Para 7ste, que se enmarca en esta segunda navegaci!n, el juicio comosíntesis de sensibilidad e inteligencia, en pro"unda cone2i!n con ellógos , es un constanteacto moral de nuestra vida cargado de consecuencias, puesto que resulta ser nuestro modode instalarnos en lo verdadero y lo "also. &ando un paso de gigante nos adentramos en latercera navegación , emprendida por &escartes. :uestro "il!so"o se arroj! a una b#squedaapasionante y parti! del mejor$ lugar posible donde asentar la verdad) el de laresponsabilidad absoluta por las propias creencias. +engamos en cuenta que en las doship!tesis previas el sujeto *el yo no era m(s que una cosa entre la cosas del mundo "ísico.Por consiguiente, para conocerlas debía estar determinado por ellas. &esde esta perspectivael conocimiento resulta ser la invasi!n de la realidad en nosotros, dicho de otro modo,nuestra determinaci!n pasiva por parte de la realidad activa. El descubrimiento de&escartes "ue, por tanto, que elcogito es una realidad que consiste en pura luz. Es un sercuya esencia es conciencia. Es precisamente esecogito, que es un sujeto, el que constituye lacondici!n de posibilidad de toda verdadB. Este hito en la historia de la "iloso"ía es

- 9. C A;/JA 1 A;K , #ntroducción a la teoría de la verdad,=íntesis, 9adrid %???, %%%.G L. ; A+ I:CE; , $e, verdad y tolerancia. El cristianismo y las religiones,o. c., % . Estimamos que no es el momento ni el lugar de la 9emoria para entrar a una revisi!n tambi7n teol!gica.B &escripci!n de las tres navegaciones en 9. C A;/JA 1 A;K , #ntroducción a la teoría de la verdad,o. c., >B1 %-.


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conservado y continuado por I. MantF, L. C. Nichte, y en el siglo OO, por E. Husserl. Enapretada síntesis podríamos a"irmar que para esta tradici!n elcogito es evidente y sirvecomo verdad primaria y transparente del pensamiento$?.

En continuidad con la llamadatercera navegación encontramos las corrientes"ilos!"icas *epistemol!gicas del racionalismo y el empirismo. En la primera se llega a unacercamiento e2tremo de l!gica y verdad, es decir, la l!gica misma contiene la verdad y larepresenta. El principio de verdad es el de raz!n su"iciente3 su criterio, la deducci!n l!gicarigurosa3 su "undamento, la unidad del sistema l!gico. Por otra parte, en el empirismo, sellega a un acercamiento e2tremo de empiría y verdad. @a e2periencia es, por tanto, el"undamento absoluto de la verdad y su criterio es la observaci!n%>. +ambi7n ser( muyrelevante en esta etapa la irrupci!n de la historicidad de la verdad. +al concepci!n a"irma,

acerca de la verdad, que 7sta no s!lo eslo %ue es sino tambi7nlo %ue a sido y lo %ue será ./omo consecuencia de ello, la verdad queda, seg#n los casos, a la espera de su percepci!nen el seno de una tradici!n, a su actualizaci!n en el presente o a su validaci!n en el"uturo$%%.

+ras estos tres grandes momentos$ de la tradici!n del pensamiento, merecedestacarse la corriente denominada Idealismo Alem(n. 0sta tiene su inicio en el "inal del s.O'III y su rasgo "undamental, en lo que respecta a la comprensi!n de la verdad, consisteen que el alumbramiento de la verdad es la g7nesis de la aparici!n del Absoluto. =u m(2imo

e2ponente, Hegel, a"irma que la verdad es el todo, el concepto absoluto, la ideaabsoluta$%. tro de los grandes hitos en lo que respecta al intento de clari"icaci!n de lamagna %uaestiode la verdad recae en algunos tolstoianos y nihilistas religiosos que a"irmanque el amor "raterno constituye el contenido de la 'erdad$%43 siendo así, entonces, que esteamor "raterno resolvería el gran interrogante de la verdad. =i seguimos pro"undizando enesta brevísima perspectiva hist!rica, la siguiente parada debe ser la obra genial de EdmundHusserl y la "iloso"ía "enomenol!gica. Es, a nuestro modo de ver, la #ltima gran posibilidadde pensar la verdad sistem(ticamente. &esde este paradigma, la verdad requiere la

di"erencia entre mani"estaci!n y ocultamiento. Ella misma es mani"estaci!n, "en!meno que

F +enemos que puntualizar) la verdad para el de MQningsberg se re"iere a la relaci!n de entendimiento y objeto. Elobjeto es una síntesis del entendimiento seg#n leyesa "riori . En la aprioridad de las leyes de la raz!n pura radica el"undamento de toda verdad */". L. CK9E / ANNA;E:A , Diez lecciones so!re &ant, +rotta , - . ? P. ; I/ ED; , El sí mismo como otro, =iglo OOI, 972ico %?? , %G.%> H. M ;I:C= , 'erdad $, en H. N;IE= *Ed. , Conce"tos fundamentales de la teología , /ristiandad, 9adrid, %? B, I', --4.%% L. 9 A;+J:E C ;& . 'erdad y revelación cristiana. La teología fundamental veritativa en la modernidad , E=E+, 'itoria1Casteiz >%%, .% /". L. 9 R@@E; , 'erdad $, en M. ; AH:E; *ed. ,(acramentum )undi. Enciclo"edia teológica,Herder, arcelona %?B , 'I ,F4 .%4 P. N@ ;E:=M< , El fundamento y la columna de la verdad, =ígueme, =alamanca >%>,%>B.


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a"ecta a la conciencia, y lo es al modo como podría serlo el deseo y la angustia. &e aquíconcluimos que la verdad y su contrario son, en principio, dimensiones de la e2istencia%-.

'$ (eres alcan ados por la Verdad ;ealizado este min#sculo e2cursus sobre la historia de la verdad, llega el momento

de tomar conciencia de los riesgos de abordar esta categoría teol!gica. En primer lugar,puede convertirse en un problema meramente te!rico, en tal caso acabaríamos en unestudio enajenado de la problem(tica real de la vida. tro de los riesgos sería el e2cesivoapego al (mbito gnoseol!gico. ien sabemos que cuando cargamos demasiado las tintas enello podemos acabar realizando, en lugar de una 9emoria de síntesis teol!gica, unaepistemología que se detenga en comprobar la legitimidad del concepto verdad. tra

desviaci!n posible consistiría en la realizaci!n de una "enomenología de la ;eligi!n. Esteinesperado logro$ lo conseguiríamos si no habl(semos de que en el coraz!n de nuestra "e

habita la 'erdad. Lunto a estos riesgos, uno de los grandes problemas de la verdad resultaser que muy raras veces en la vida y en la historia el hombre busca la verdad$%G. &e hecho,en palabras de Pascal, la verdad est( tan oscurecida en estos tiempos que a menos que seame la verdad no es posible conocerla$%. +ristemente hemos de asumir lo que parece unaaut7ntica tragedia, que la raza humana no tenga un instinto inercial para la b#squeda de ellasiendo así que la verdad por la verdad misma es algo "rancamente escaso.

A pesar de estos posibles riesgos y desviaciones, la categoría verdad mirada conpro"undidad, y tras ser iluminada con la luz de la "e, resulta ser un problema e2istencialuniversal y, por ende, de primer orden. Para atisbar este dato bastaría, por ahora, poneratenci!n a la realidad que nos circunda y tomar conciencia de un simple pero potentísimodato. Aquello que se est( poniendo en juego en cada acci!n de nuestra vida mientrasdialogamos, buscamos, preguntamos, rechazamos, no es algo distinto de la verdad. /onello estamos a"irmando que todo ser humano se encuentra en la encrucijada de la verdad. Aquí radica la belleza de esta categoría, en que la verdad es un problema universalmentehumano, y como todo lo humano, "ormulado en primer lugar en un presente concreto$%B.:o es de e2traSar, por tanto, que toda criatura se convierta, sin ni siquiera sospecharlo, eninterlocutor de Pilatos en el p!rtico del /alvario. +odo ser con conciencia recibe lapregunta de las preguntas) *uid est veritas+ *c". Ln %F,4B . A todos se nos dirige, y lo haceagudizando el dolor m(s interno que la vida trae consigo, el dolor de saber que en la

%- /". 9. C A;/JA 1 A;K , #ntroducción a la teoría de la verdad,o. c., 4>1 4%.%G O. D I;I , El om!re y la verdad, Alianza Editorial, 9adrid %???, %4.% . P A=/A@, Pensamientos , Planeta, arcelona %?F , B?4. :otemos que eloyde Pascal no es el nuestro. &istan varios siglos, pero es uno de esas curiosas y maravillosas a"irmaciones en las que convergen el lejano pasado con elpresente actual.%B P. +I@@I/H, El nuevo ser, Ediciones Ariel, arcelona %?B4, F .


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respuesta a dicha pregunta nos jugamos la e2istencia. Precisamente por esa universalidadcada uno de nosotros empieza de nuevo esta apasionante historia de la verdad. < esa y no

otra es la marca genuina de la verdad$%F. =in duda, ahí reside la parad!jica bondad de la verdad, en la e2igencia de empezar de nuevo lo que siempre ha sido. En esta situaci!n, decuestionamiento radical en la que tanto el malogro como el 72ito de la e2istencia acechan"erozmente, no nos queda, por tanto, m(s opci!n que aceptar que el sentido de nuestrosdías descansa enla virtud de la verdad . &ebe darse, entonces, lo que podríamos denominar eldes"ertar de la verdad . Ha de seralgo muy singular lo que consiga destapar el misterioso anhelode esealgo que acabaremos llamando verdad. Ahora bien, el que busca la verdad, el hombresanto, debe ser paciente y estar preparado para lo inesperado pues la verdad es di"ícil deencontrar y desconcertante cuando se da con ella$ *Her(clito%?.

En mi modesta opini!n, uno de los grandes acontecimientos e2istenciales que lograque la verdad pueda despertarnos a su voz es el padecimiento del v7rtigo de un posiblemalogro de nuestra corta vida. Acontece cuando caemos en la cuenta de que vivir es optarentre dos grandes opciones antag!nicas) la mejor de las maneras posibles, la m(2imajusticia3 o la m(s atroz y rastrera de las opciones vitales, que es lo mismo que ser asiduoscolaboradores del mal. @a vida humana aparece así como%ue acer , como realizaci!n de un

para qu7$, es decir, lo que todavía1no1es y puede1llegar1a ser. Así, aquello que estamosllamando verdad hace patente el car(cter teleol!gico de la e2istencia humana, poniendo

ante nosotros la posibilidad de que podemos salvarnos o condenarnos.=olo por hallarnos en ese%uicio inenarrable y angustioso podemos emprender la

b#squeda de la verdad, desvelando entonces indirecta e insospechadamente que en nuestrocoraz!n hay un anhelo in"inito del ien Per"ecto *la 'erdad y que se quiere ese algo s!loporque "alta$> dicho con el cardenal :eTman) el don de la conciencia suscita el deseo delo que ella misma no proporciona completamente, * que es ese =eSor Invisible que hastaahora les habla solamente en secreto, que susurra en sus corazones$%.

Emerge, entonces, entre la desesperaci!n y la nada, la pasi!n por la verdad. :os

veremos deseosos por conquistarla e incorporarla, aunque dolorosamente, a nuestrae2istencia. =er( aquello que nos incumba absolutamente, lo que en palabras de Paul +illiches t e ultimate concern que ordena, evang7licamente, nuestro amplio mundo de deseos./uando comencemos a preguntar por Ella incansablemente ser( justo el instante en que la"igura del /risto pueda alzarse y presentarse como el #nico que tiene la legitimidad de decirsobre sí que -l es la verdadbuscada *c". Luan %-,. Por tanto, en medio de esta b#squeda, el

%F 9. C A;/JA 1 A;K , #ntroducción a la teoría de la verdad,o. c., 4.%? /itado en A. CE=H0, El om!re. Dios "ara "ensar., =ígueme, =alamanca >> , II, - .> 9. C A;/JA 1 A;K , Del Dolor, la verdad y el ien,=ígueme, =alamanca >> , %>F.

% L. H. : EU9A: , Persuadido "or la verdad , Encuentro, 9adrid %??G, B.


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punto clave, lo determinante, aquello que de ninguna de las maneras podremos olvidar, esque la 'erdad es el acontecimiento1/risto. @a verdad, así entendida, se nos ha entregadocomo un don. Así se muestra en el cuarto evangelio) la ley se dio por medio de 9ois7s, lagracia y la verdad se hicieron realidad por medio de Lesucristo$ *Ln %,%B. &e hecho, para elescrito jo(nico el conceptoalet eiareposa en la realidad revelada de Les#s, siendo así que la verdad se convierte en verdad cristol!gica$.

En dicho evento, el del /risto como la 'erdad #nica, acontece un desdoble. Asaber, que la 'erdad tambi7n es el mensaje eterno que 0l porta consigo. Esta es la gran verdad que ha sido entregada y que recorre la historia) el eterno e inabarcablementeamoroso designio salví"ico de &ios para toda la humanidad. &ig(moslo al modo de I. de laPotterie) esta verdad que porta el /risto, tan presente en el evangelio de Luan, es la

revelaci!n de los misterios ocultos y arcanos que pertenecen al proyecto de salvaci!n de&ios sobre la humanidad$4. Este designio salví"ico condensa y sirve como lentehermen7utica de la sabiduría teol!gica, y por consiguiente, de todo saber. /on esto decimosque la verdad, aun conteniendo muchas rami"icaciones, la verdad verdadera, la verdad#ltima, aquella que se escribe con may#sculas, queda identi"icada con la "igura de /risto-.

)$ La %e*e"on!a de lo accidental=er( desde esta comprensi!n que acabamos de presentar bajo la cual habr( que leer

todo acto que intente de"inir la verdad. /on ello dotamos a dicho concepto de uncontenido muy singular, bello y potentísimo. :osotros, los que tratamos de ser discípulosdel 9aestro, no somos neutrales ante esta categoría. Esto nos sit#a en un plano ya muyde"inido y a su vez evita los problemas que el concepto de verdad trae consigo *vinculadosa la lingVística, la subjetividad, la tradici!n .

Hemos planteado, aunque tímidamente, las pretensiones de nuestro trabajo. Ahorabien, hemos dado por hecho demasiadas verdades, puesto que no todo el mundo seencuentra *aunque e2istencialmente est( capacitado para ello en un conte2to vital deb#squeda de la verdad3 pocos son los que en el caso de estarlo lo descubren3 y menos a#nson los que admitirían que la 'erdad que da unidad a toda verdad puede ser per"ectamenteidenti"icable con la "igura del /risto. @a verdad en nuestros días es una de esas cuestiones

L. 9 R@@E; , 'erdad $, en M. ; AH:E; *ed. ,(acramentum )undi. Enciclo"edia teológica,o. c. , F B.4 L. . +DWJ ' A:/E@@=, El don de la verdad /0n 1,123. El evangelio seg4n 0uan como revelación de 0es4s, =al +errae, =antander>% , %-.

- /on respecto a esto aprovechamos para decir que en el discurrir de las p(ginas podremos hablar, siempre dentrode esta bella pero compleja concepci!n teol!gica de la verdad, de distintas dimensiones) la verdad que es /risto y la verdad que 0l porta consigo, precisamente por ser la 'erdad. :otemos que esta aclaraci!n es puramente te!rica,puesto que en la realidad ambas dimensiones de la verdad resultan inseparables, ya que nadie puede decir la verdadsi no es 0l mismo la verdad plena. < para mayor rigurosidad a#n, habría que asumir una cierta asimetría a "avor dela verdad que es el mismo /risto *su "igura .


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que quedan lejanísimas de nuestros (mbitos de preocupaciones m(s inmediatas. &e hecho,nos movemos en un conte2to social y cultural, que con "recuencia relativiza la verdad,bien desentendi7ndose de ella, bien rechaz(ndola$G. En nuestra sociedad contempor(nea,despu7s de 9ar2 y :ietzsche, nos encontramos "rente a una inmensa crisis de la idea de verdad3 asistimos a una aut7ntica eliminaci!n de dicho concepto.

:uestra sociedad occidental, desde la Ilustraci!n, mantiene a ultranza unsubjetivismo y un narcisismo desgarradores. A esto le acompaSa esa a"irmaci!n tancontundente y compleja de que no conocemos la verdad como tal. =obre todo porque unmisterio tan grande, lo divino, no puede quedar "ijado en una sola "orma que e2cluya atodas las dem(s, en un solo camino que sea obligatorio para todos$B. @a verdad, por tanto,ha quedado relegada a esa penosa lista de cuestiones radicalmente importantes y

tristemente olvidadas. El gran artí"ice de ello ha sido el relativismo. Ha cobrado unaespecial importancia en nuestro conte2to mundial, hasta tal punto que ha conseguido vaciarde sentido el concepto de verdad. @a postura relativista consiste justamente en de"enderque la palabra verdad tiene siempre que ser usada indicando para qui7n es verdadera,cu(ndo, d!nde, respecto de qu7$F. &icho de otro modo, acerca de los grandes temas de lae2istencia solo caben opiniones. &ice ;atzinger al respecto que el "undamento esencial deesa inequívoca renuncia a la verdad,con el consiguiente a"oyo al relativismo, consiste en lo quehoy día se denomina el giro lingVístico. 0ste mantiene que no podemos remontarnos m(s

all( del lenguaje y de sus im(genes$?

. Ahora bien, el relativismo no ha sido el #nico agentede este cambio. +ambi7n el pragmatismo ha colaborado portentosamente a "orjar unanueva actitud "undamental ante la realidad. /on este t7rmino hacemos re"erencia al hechode que hoy solo se busca la utilidad, y una utilidad que no se "unda precisamente en lo quela verdad tiene de verdad$4>3 desde dicha actitud resulta absurdo preguntar acerca de lo quees3 sobre lo #nico que podemos preguntar es acerca de lo que somos capaces de hacer conlas cosas. :o se trata de la verdad sino de la pra2is, del dominio de las cosas que nosresultan #tiles$4%. A pesar de esta situaci!n hemos optado por de"ender esta categoría, hacer

uso de ella y poder e2poner la belleza que 7sta esconde insospechadamente.9otivado entonces el estudio, digamos qu7 relaci!n e2iste entre nuestra categoría y

el desarrollo sistem(tico de la teología cat!lica. Anticipemos, por tanto, el recorrido aseguir. 0ste ostenta la pretensi!n de hacer relucir la verdad que habita en las distintasdimensiones de la teología, su esencia, y poner de mani"iesto el hilo que teje y logra

G E:E&I/+ O'I , Caritas in veritate , ?. ;. @ A+ D;E@@E, 'erdad $, en) I&., *ed. ,Diccionario de teología fundamental,Ediciones paulinas, 9adrid %?? , %--4.B L. ; A+ I:CE; , $e, verdad y tolerancia. El cristianismo y las religiones,o. c., %-F.F 9. C A;/JA 1 A;K , Del Dolor, la verdad y el ien,o. c., %% .? L. ; A+ I:CE; , $e, verdad y tolerancia. El cristianismo y las religiones,o. c, %GB *el subrayado es nuestro .4> O. D I;I , El om!re y la verdad,o. c., %???, % .

4% L. ; A+ I:CE; , $e, verdad y tolerancia, o. c ., %G .


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organicidad en el corpus de la sabiduría teol!gica, que no es otro que la 'erdad que es elmismísimo /risto.

+$ Perspectiva del recorrido siste" tico+al y como hemos intentado mostrar, vamos a dedicar nuestra sencilla presentaci!n

de la teología cat!lica sirvi7ndonos de la categoríaverdad . :o ser( pretensi!n de estasp(ginas, valga la e2presi!n, poner en duda la verdad de la 'erdad3 nuestra tarea ser( m(sbien pro"undizar en lo que hemos encontrado y admitido como 'erdad.

:uestro trabajo de síntesis teol!gica se divide en cinco bloques. El primero deellos, en el cual nos encontramos, es una breve introducci!n a la propia categoría de verdad. En segundo lugar, tendremos el tratado de +eología "undamental. Preguntaremos

por los "undamentos de la "e y asistiremos a la sorpresa de ver que es la Auto1donaci!n dela 'erdad la que engendra las condiciones de posibilidad del ser humano para hablar,buscar la verdad y dar raz!n de ella ante cualquier realidad que pida razones de lalegitimidad de dicha "e. /oncluida esta secci!n, pasaremos a un bloque tripartito. Elprimero de losa"artados acoge los tratados de /ristología y +rinidad. En 7ste, nuestro puntoinicial ser( el estudio de Les#s de :azaret como la encarnaci!n de la segunda persona de la=antísima +rinidad, la personi"icaci!n de la 'erdad. Empezamos por aquí puesto que nocabe decir otra cosa que la intervenci!n inaudita de &ios en la historia, en la carne y en el

lenguaje de Lesucristo, es el misterio primero, el acontecimiento primero, la realidadprimera que cimenta todo discurso teol!gico$4 . Esto supone admitir que aquel judío de:azaret contenía en sí la plena divinidad, siendo así la mostraci!n m(s pura y esplendentede la verdad. 6ue Les#s sea el /risto supone admitir un paso m(s, 0l es puraremitencia al&ios +rino *el 9isterio #ltimo e insondable . :uestra categoría, desde su revelaci!nhist!rica, nos catapulta inevitablemente al Padre en su anhelo irrevocable de enviar a suHijo a obrar la redenci!n por medio del Espíritu.

;ealizada entonces lae5"eriencia del 9isterio y la 'erdad, pasaremos a laantropología, la moral y las virtudes. @as preguntas "undamentales se dirigir(n a la criaturahumana, a su identidad y condici!n. A la luz de la 'erdad, deber( responder al interrogantecentral de su e2istencia) c!mo realizar su vida en justicia a esa verdad que le arrebata y lepropone un camino de plenitud en medio de la perversidad, imper"ecci!n y oscuridad desus días. El siguiente capítulo, dentro de este mismo apartado, se introduce en esa realidadmisteriosa que llamamos Iglesia y que pertenece de modo privilegiado a la economía de lasalvaci!n. Ella, por su procedencia y entronque trinitario, se presenta como el cauceprivilegiado para aprehender algo m(s del gran misterio de la 'erdad. Ahora bien, la

4 ;. @ A+ D;E@@E, Teología fundamental $, en I&. *ed. ,Diccionario de teología fundamental,o. c., %--4.


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participaci!n plena en dicha Iglesia se "orja día a día a trav7s de los sacramentos que, ensintonía con el ser de la Iglesia, constituyen una mediaci!n especialísima para el actuar de lagracia, conduciendo a cada creyente al conocimiento*y con"iguraci!n de la 'erdad.

Ponemos "in a la presente 9emoria con el tratado sobre escatología y mariología.En 7l veremos esencialmente que la historia del ser humano no se encuentra abocada a un"uturo carente de sentido3 todo lo contrario, la esperanza cristiana est( sostenida en ladesvelaci!n plena y #ltima de la verdad sobre la creaci!n *5y sobre &ios8 . Por ello,tenemos la promesa de la vida bienaventurada donde la verdad y la e2istencia ser(n unamisma cosa, acto que solo tiene lugar por la comuni!n singularísima con la vida trinitaria. Aunque esta situaci!n quede reservada$ para un "uturo, ciertamente atemporal, yatenemos noticia de este acontecimiento en la parte de la dogm(tica que denominamos

9ariología. @a 9adre, desde su singular puesto en la "e de la Iglesia, aparece como "iguraejemplar de todo creyente y, por encima de todo, prolepsis del acontecimiento de la Craciaen contacto con la carne humana. 9aría, en tanto recept(culo irrepetible de la Cracia, es eltipo por antonomasia de una criatura humana que vivi! entraSando, oyendo y asintiendo ala verdad.

-$ Cierre y apertura Aunque quiz( suene a repetici!n, somos conscientes de que nuestra categoría nos

sumerge en muchos problemas de los cuales quiz( no podamos nunca salir. ;epasemosalgunos de estos. En primer lugar, el problema epistemol!gico) 5ostenta el ser humano laposibilidad *y capacidad real paraacerse con la verdad a trav7s del acto cognitivo8 Ensegundo lugar, la inadecuaci!n lingVística del t7rmino, es decir, la inmensa pluralidad derealidades que el concepto verdad nombra *muchas de ellas altamente dispares . En dichacuesti!n la "ilología y la "iloso"ía del lenguaje pueden aportar mucho pero tambi7ndesviarnos del potencial signi"icativo que tiene dicho t7rmino en el marco m(s propiamenteteol!gico. El tercero de los problemas sería el pluralismo religioso. En 7l los elementoscomunes pueden salvar la "ractura que hay entre las di"erentes con"esiones, pero, encambio, las di"erencias han de mantenerse casi por obligaci!n si no queremos romper laidentidad de cada una de las con"esiones. Adem(s, no olvidemos que el t7rmino verdad nosinterroga sobre la ultimidad y autenticidad de cada una de las religiones puesto que todas ycada una dicen tener la verdad en lo que respecta a la salvaci!n. A dicho problema leacompaSa un peligro *a mi juicio no absoluto ) rozar con demasiada "recuencia lo quedenominamos "undamentalismo.

A "in de cuentas, lo que venimos remarcando son las "uertes limitaciones que estacategoría arrastra y que tienen el peligro de contagiar y tergiversar el trabajo teol!gico que


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estamos comenzando. Aun así, a pesar de todos los problemas, y aunque pudiera sonar arepetici!n, permítasenos volver a un punto radicalmente inolvidable para todas las p(ginasque seguir(n. Habida cuenta del car(cter polis7mico de nuestra categoría, de la enormetradici!n con la que cuenta y delrec azoal cual se la somete en la actualidad, nuestro a2iomaradical y vertebrador ser( la categoría 'erdad. Pero 7sta en la teología cat!lica no est( vacíade contenido ni es mucho menos un horizonte desconocido y asint!tico al que ni con elmayor de los es"uerzos llegaríamos. +iene esencialmente su de"inici!n y contenido en elmisterio que es /risto *su persona y su mensaje . /asi con toda seguridad podemos a"irmarque en el trascurso sistem(tico de nuestra 9emoria no podremos recuperar la potenciasigni"icativa del t7rmino verdad pero sí mostrar la l!gica interna que tiene la propuestacristiana, que tiene su coraz!n en /risto, y que desde ahí se alza como una verdad capaz de

dotar de sentido a toda realidad. Esta es la verdad que late en el coraz!n del mundo y, portanto y a pesar del riesgo presente, la a"irmamos concienzudamente en contra de todainde"inici!n, de todo relativismo, de toda reducci!n cientista. Así es como saldremos deeste conte2to de relativismo y de nihilismo en el que nos vemos sumergidos muchas vecesinesperadamente. 9antenemos esta verdad en virtud de su capacidad soteriol!gica,capacidad que ninguna otra verdad ostenta44. Por eso, como hemos dicho algo m(s arriba,la verdad como categoría no se despliega esencialmente por terrenos te!ricos sino m(s bienen el plano e2istencial que sustenta toda posible bondad en la vida humana en la que

ejercitamos nuestra libertad. &icho de otro modo, la verdad nunca se nos presentar( en"orma de proposiciones que podamos aprender de memoria o establecer por escrito * yes que ninguna idea es la verdad, aunque pueda abrirnos a ella y liberarnos de la sumisi!n aopiniones, prejuicios y convenciones$4-. En este sentido, cabe decir que el cristianismo noes una gnosis, sino una cuesti!n de amor, una vida, una persona a la que amar y por la quedejarse amar$4G. =ostenido en esta perspectiva, no me resigno a creer en una verdad quedeba menguar si quiere ser presentada en la pluralidad de nuestro mundo3 o en una verdadque tenga que desnudarse o incluso quedarse mutilada para poder ser dicha. 9i verdad es la

'erdad que es el /risto. < esta 'erdad no es entonces el "ruto de una larga b#squeda yan(lisis personal, sino el de una pro"undizaci!n en la ;evelaci!n, en el 9isterio. &esde ahí,con toda su pro"undidad y con todas sus complicaciones, yo me atrevo humildemente apresentarla en este recorrido de la bella sabiduría teol!gica, presentando así esta maravillosaciencia de la teología en su radical intento de aprehensi!n del misterio que es &ios como verdad absoluta, la #nica 'erdad.

44 El tras"ondo de estas líneas es el concepto de verdad del cuarto evangelio, el cual ya hemos aclaradoanteriormente *c". nota %> .4- P. +I@@I/H, El nuevo ser,o. c., ? .4G X. / ;& 'I@@A, El )isterio de Dios $ , I&. *ed. ,La lógica de la fe. )anual de Teología dogmática,o. c., 4F.


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II$ LA LE.ITI/IDAD DE CREER 0 A/AR LA VERDAD

Y la verdad, acia mí se a!alanza, me atro"ella $*Lorge Cuill7n, )ás verdad

/ruzado ya el "órtico de la 'erdad , nos disponemos a entrar en este capítulo que dacuenta del tratado de +eología Nundamental *en adelante +N . Partiremos de laautorrevelaci!n obrada por el &ios trinidad, quien se ha autocomunicado en el coraz!n dela creaci!n otorg(ndonos la posibilidad de hablar sobre 0l. :os ha donado su 'erdadgratuita y amorosamente. &icho acto de autorrevelaci!n, y su consiguiente credibilidad,constituyen el centro neur(lgico de las p(ginas que siguen.

#$ LA VERDAD 12E (E REVELA 0 (E E(CONDE #$#$ La revelaci3n y 4undaci3n de la Verdad

/omencemos por la pregunta primera, la m(s radical) 5En qu7 est( sostenida nuestra"e y nuestra teología8 5/u(les son las "uentes y verdades que las sostienen8 Esta doblecuesti!n, que pertenece al (mbito propio de la +N, la "ormulamos bajo la convicci!n de que

toda consideraci!n sobre las verdades cristianas tiene que arrancar de Aquel que es la

'erdad$4

, que ya hemos respondido, o eso hemos intentado al menos, que en su ultimidades Les#s de :azaret. Estamos ante una disciplina teol!gica que se construye sobre el porqu7de la "e. El objeto de 7sta es la automani"estaci!n y la autoentrega de &ios en Lesucristo yla autocredibilidad de esta mani"estaci!n que 7l constituye por su presencia en el mundo.Por tanto, el centro de unidad de la teología "undamental es la intervenci!n inaudita de&ios en la historia, en la carne y el lenguaje de Lesucristo$4B. /omo bien podemos intuir, losproblemas de esta ciencia teol!gica que hemos denominado +N son revelaci!n ycredibilidad4F. +odavía m(s, cabe decir que esta disciplina teol!gica naci! de la apolog7tica

cl(sica y de una re"le2i!n sobre la necesidad de re"ormarse, so pena de desaparecer, pararesponder a una mentalidad nueva, a unas t7cnicas renovadas, a unas e2igencias actuales$4?. 'aya por delante, entonces, el concepto clave del presente tratado)

@a revelaci!n, tal como la describe el 9agisterio, es entendida como la acci!n librey sobrenatural por la que el &ios de amor y de sabiduría, en /risto y por /risto, se da aconocer a sí mismo y su designio salví"ico universal para llevar a los hombres a su "insobrenatural que consiste en la participaci!n en la vida de las personas divinas. Estaacci!n se describe como palabra y di(logo de &ios, como testimonio que pide elobsequio de la "e. Esta palabra nos llega por la +radici!n y la Escritura, y ha sido

4 C. CD+IE;;E , La verdad os ará li!res,Instituto artolom7 de las casas, @ima %??>, % %.4B ; @ A+ D;E@@E, Teología fundamental $, en I&. *ed. ,Diccionario de teología fundamental,Paulinas, 9adrid %?? , %-- .4F /". ;. NI=I/HE@@A, #ntroducción a la Teología fundamental , 'erbo &ivino, Estella %??4, B.4? ;. @ A+ D;E@@E, Teología fundamental $, en a. c., %-4B, de donde las dos #ltimas citas.


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con"iada a la Iglesia, en su doble "orma, como dep!sito que el magisterio ha deconservar, de"ender, e2plicar y proponer. @a respuesta del hombre a la palabra de &ios,es entrega total del hombre y asentimiento del espíritu al mensaje revelado, bajo laacci!n del Espíritu que previene y ayuda$->.

+al y como vemos, estas bellas y sencillas palabras esbozan el concepto de revelaci!n,eje vertebrador de la +N, e incluso la pretensi!n de la +N al completo.

#$ &$ La bella y di4!cil "isi3n del a"ante de la Verdad &e este acontecimiento tan singular que es la autorrevelaci!n de &ios se desprende

una tarea para todo creyente) a"irmar y sostener nuestra "e ante los hombres y mujeres denuestro tiempo. Esto constituye un verdadero reto y una singular responsabilidad porque)

@o que a"irmamos es realmente lo inverosímil, y es normal que la primera actitudcon que tropecemos sea la incredulidad. 6uiero decir con esto que a"irmar lo que

nuestra "e nos hace a"irmar, a saber, que nuestro destino desborda las "ronteras de estae2istencia3 que somos llamados por &ios a un destino eterno3 que el acontecimientoesencial de la historia humana se ha realizado ya3 que jam(s ninguna revoluci!n, ning#nprogreso cientí"ico nos traer( nada tan importante como la ;esurrecci!n de Lesucristo$-%.

El n#cleo de la +N, así de"inido, trae consigo la e2igencia de dar raz!n de la "e, queno es otra cosa que proponer y acreditar la "e ante la inteligencia de los hombres$- . Estaes su bella y gran misi!n. Ahora bien, no se trata s!lode dar razón de la coherencia internadel discurso creyente, sino de su capacidad de convertirse en propuesta digna de "e, en

de"initiva, creíble$-4

. Esta convicci!n tiene su apoyatura en % Pe 4,%G1%--

, carta magna deesta disciplina teol!gica. &amos raz!n de la "e, pero no como mera in"ormaci!n para asícolmar la curiosidad de quienes preguntan, sino que ese acto de de"ensa es mucho m(spro"undo puesto que la apología no es de la esperanza sin m(s, sino dellógos inscrito enella, de modo que el objeto de la de"ensa sea precisamente eselógos $-G. < ahí, en eseLógos que habita en el "ondo, no solo radica su verdad, la verdad de su esperanza, sino queincluso podríamos llegar a identi"icarlo con la 'erdad. Por ello, de lo #nico sobre lo quecabe dar raz!n, hasta incluso el e2tremo de poner nuestra vida en juego, es de la 'erdad.

Este dinamismo no sería posible si Ella no habitara en el coraz!n de nuestra "e. /uando Les#s a"irma sobre sí mismo serel camino, la verdad y la vida /Cf. Ln %-, 3, en de"initiva, est(

-> #!id., 4?F.-% L. & A:I0@ D, Escándalo de la verdad,Cuadarrama, 9adrid %? , %%4.- &iscurso del Papa enedicto O'I en el encuentro con los j!venes pro"esores universitarios. asílica de =an@orenzo de El Escorial, %? de agosto de >%%.-4 =. PI0 : I: + , La Teología $undamental , =ecretariado +rinitario, =alamanca >>%, -4.-- /uando te pregunte tu hijo el día de maSana, diciendo 5qu7 signi"ican las admoniciones, los estatutos y losdecretos que .-G P. ; &;JCDE P A:I , Teología $undamental $, en A. / ;& 'I@@A *ed. ,La lógica de la fe , Dniversidad Ponti"icia/omillas, 9adrid >%4, %F.


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e2presando la pretensi!n "undamental de la "e cristiana, sobre la que se asienta la tendenciamisionera de dar raz!n de esa "e y verdad que conciernen a todo ser humano- .

Ahora bien, no seamos ingenuos, dicha tarea trae consigo su"rimiento3 sin embargo,para aquellos cristianos destinatarios de la % Pe, y tambi7n para nosotros, el sentido delsu"rimiento inocente y sobre todo su tolerabilidad en virtud de la esperanza aparecen"undamentadas o justi"icadas por el recuerdo de la pasi!n su"rida injustamente por /ristoinocente, y de su resurrecci!n$-B. +al y como vemos, el "undamento para la esperanza ypara el anuncio es el propio /risto *como veremos en el tratado de escatología 3 lo que senos pide, en esencia, es estar dispuesto a amar las adversidades para servir a la 'erdad$-F.

:o pasemos por alto que esta es una e2igencia para todo ser humano que crea en la 'erdad. =i la +N, sobre todo en nuestra actualidad, quiere precisamente dar raz!n de la

e2istencia de la revelaci!n de la 'erdad y de la credibilidad de 7sta, no se puede olvidar delconte2to socio1cultural en que se vive, marcado por una pro"unda "orma de indi"erencia$-?.;esulta "rancamente duro, como ya decíamos en elPórtico, descubrir que la indi"erencia noes una m(s entre las muchas e2presiones del mundo contempor(neo3 al contrario, podríaser precisamente la cualidad que caracteriza a estos decenios$G>. &e hecho, la descon"ianzaen la verdad es uno de los síntomas m(s di"undidos en nuestro conte2to actual$G%.

&entro de esta di"ícil y apasionante misi!n queda enmarcada la pretensi!n y la tareade la +N. Pero, 5cu(l es el cometido de esta bella disciplina teol!gica8 ajo la estela de .

=esbou7 la de"inimos de la siguiente manera) 7sta trata de los presupuestos del cristianismo* "ream!ula fidei , sirvi7ndose de las investigaciones "ilos!"icas e hist!ricas para establecer sucredibilidad ante el "oro de la raz!n humana, de las religiones y de las otras con"esionescristianas. Adem(s, se comprende como una disciplina teol!gica que tiene que "undamentarante todo la posibilidad y la necesidad de una justi"icaci!n racional de la "e sobre la esenciamisma de la revelaci!n cristiana$G. En de"initiva, y en cone2i!n con nuestra categoría, la

teología "undamental tiene la tarea de dar raz!n de la pretensi!n de verdad delcristianismo$G4, lo que impide que la entendamos al modo de una teodicea o de una simple

introducci!n a la teología.Hablar de &ios, dar raz!n de la 'erdad, hacer teología, supone que nuestro

lenguaje "inito se tensione al m(2imo para poder decir algo sobre lo In"inito. =e haproducido un choque inesperado entre una realidad "inita, el lenguaje, y una in"inita, el ser

- /". L. ; A+ I:CE; , $e, verdad y tolerancia. El cristianismo y las religiones,=ígueme, =alamanca >%4,%G-.-B :. ; O , La "rimera carta de Pedro,=ígueme, =alamanca %??-, -4.-B L. HE:;< : EU9A: , Persuadido "or la verdad , Encuentro, 9adrid %??G, F4.-F = A: C;EC ;I , 6egla "astoral,/iudad :ueva, 9adrid >>%, >?.-? /". A. / HA;;K: , #ndiferencia religiosa $ , en) ;. @ A+ D;E@@E*ed. ,Diccionario de teología fundamental,o. c., B%>1B >.G> ;. NI=I/HE@@A, #ntroducción a la Teología fundamental , o. c., G-.G% L. P A @ II, $ides et ratio,G3 esta di"ícil y bella misi!n ser( retomada posteriormente en el tratado de eclesiología.G . =E= D0, 7istoria de los dogmas,=ecretariado +rinitario, =alamanca %??B, vol. I', %F%1%F .G4 P. ; &;JCDE PA:I , Teología $undamental $, en a. c., % .


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del &ios trino. Inevitablemente se engendra un problema, puesto que nos encontramos enla necesidad de dar raz!n de esta verdad que nos precede y nos sustenta. @a analogía ser(entonces el instrumentaje lingVístico1teol!gico que trate de salvaguardar el equilibrio entrela "initud del hablante y la in"initud del t7rmino. En toda analogía e2iste un salto de nivel,una desproporci!n. Esto se debe a que en el lenguaje teol!gico subyace una distinci!n ydesproporci!n de dos realidades concretas, el hombre y &iosG-. El hablar de &ios, que en el"ondo es dar raz!n de la 'erdad, lo hacemos usando esterecurso singularísimoGG.

Este concepto es "undamental porque todo el que niegue la analogía, negar(tambi7n la revelaci!n. Porque la revelaci!n supone dos t7rminos *&ios y hombre , que a la vez se encuentran y distinguen. =i la distinci!n entre &ios y el hombre es imposible,estamos en el monismo3 si, por el contrario, es imposible el encuentro entre &ios y el

hombre, estamos en el agnosticismo absoluto o en el trascendentalismo absoluto, quecondena a &ios al silencio$G. ;esulta muy interesante, como vamos intuyendo, poner endi(logo la analogía con la categoría de verdad. @as dos recalan y nos hacen caer en la cuentade algo de suma importancia) nuestro modo de hablar y nuestros conceptos sonimper"ectos "rente a la insondable grandeza del 9isterio al cual siempre estamos re"eridos*c". E" 4,%? 3 aun así, invita a nuestra raz!n, don de &ios otorgado para captar la verdad, aentrar en su luz capacit(ndola así para comprender en cierta medida lo que ha creído y so!relo %ue a a!lado$GB.

#$ '$ La de4ensa de la verdadParece que la verdad contiene en sí, por su propio ser, una dimensi!n apolog7tica

ad e5tra. =e trata de esa dimensi!n, que en ocasiones ha podido rozar cierta beligerancia, dedar raz!n ante quien la pida. Pero no solo la verdad, la +N contiene de igual modo dichodinamismo y e2igencia, que no es otro que el de salir al encuentro delotro para dar unarespuesta de"initiva a su pregunta de sentido$GF. El sentido que o"rece la "e al mundo, y aquíentendemosmundo al modo jo(nico, es la autodonaci!n que realiza la propia 'erdad.

@a teología apolog7tica, "or tanto, es una teología que responde. ;esponde con la"uerza del mensaje eterno$G?, es decir, ante todo cuestionamiento respondemos con la verdad. Esta es precisamente la e2periencia de Pablo cuando atraviesa las calles de Atenas yproclama su discurso en el Are!pago *c". Hch %B,% 14- . Esta es la condici!n normal para

G- /". P. & 9J:CDE , La analogía teológica,Publicaciones =an &(maso, 9adrid >>?, % -.GG Aunque la abordemos con m(s detenimiento en el tratado sobre el 9isterio de &ios, apuntamos) la analogía es el#nico recurso capaz de superar la univocidad *riesgo de la analogía de atribuci!n y la equivocidad *riesgo de laanalogía de proporcionalidad */".+ 9X= &E A6DI: , (uma teológica I q. %4, a. G .G ;. @ A+ D;E@@E, Teología de la revelación,o. c. , - >.GB L. H. : EU9A: , Persuadido "or la verdad , o. c.,89*el subrayado "inal es nuestro .GF ; @ A+ D;E@@E, Teología fundamental $, en a. c., %--F.G? P. +I@@I/H, Teología sistemática , =ígueme, =alamanca %?F-, vol. I, %F.


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la teología "undamental de hoy. =e muestra aquí la pretensi!n de la "e de salir a suencuentro para revelar,a todo a%u:l %ue "ida razón, de la fe y de la "retensión de :sta, que sue2istencia no es completa todavía mientras no se encuentre con /risto$>.

Aquí, en este intento de hallar y e2pandir una teología que se "undamente en la 'erdad, que responda y que cree un terreno com#n para todo interlocutor, nosencontramos en la obligaci!n de citar a Paul +illich y su m7todo de correlaci!n. Estem7todo e2plica los contenidos de la "e cristiana a trav7s de preguntas e2istenciales yrespuestas teol!gicas en mutua interdependencia. @a ;evelaci!n tiene respuestas, pero s!lotienen sentido si est(n en correlaci!n con las preguntas sobre el conjunto de la e2istenciahumana. 6ue el hombre sea capaz de preguntar por su e2istencia, re"leja su unidad esencialcon el In"inito. 6ue tenga que preguntar, por otro lado, pone de mani"iesto su alienaci!n

e2istencial en relaci!n con dicho In"inito. Por tanto, el procedimiento del te!logo esanalizar en primer lugar la situaci!n e2istencial. El segundo paso ser( demostrar que lossímbolos del mensaje cristiano responden realmente a las preguntas, ya que tal mensaje nosproporciona las respuestas a las preguntas que se encuentran implícitas en la e2istenciahumana%. @a clave de esto reside en que las respuestas son dichas a la e2istencia humanadesde m(s all( de ella, desde esa verdad que trasciende la realidad y que a su vez la dota deconsistencia.

Pero la tarea apolog7tica no termina aquí. A nosotros, como testigos que somos de

la bendita 'erdad, se nos pide con urgencia pro"undizar en los "undamentos. Esta es latarea que hemos de realizar para poder dar raz!n de la 'erdad, pro"undizar en Ella parapoder de"enderla "rente a las desviaciones. &e lo que se trata entonces es de la permanenteapropiaci!n del n#cleo esencial del cristianismo, tarea inamisible de todo el pueblo de&ios$. Ese n#cleo es algo muy singular puesto que no es una cosa, sino alguien3 no unobjeto que se posee y se mide en el (mbito de los objetos de este mundo, sino la persona viva de Lesucristo, que llama a su seguimiento y pone a cada uno ante la opci!n de"initiva,no trans"erible a otros. Esto supone que el cristianismo no es una teoría de la verdad. =e es

cristiano cuando se acepta sin condiciones el seSorío del tro sobre la propia vida$4. Aquíest( el esc(ndalo y la belleza de la propuesta cristiana, que el "undamento en el que el sujetodebe construir su casa$ *c". @c , -B1-? no es otro que Les#s en cuanto 'erdad, porque

nadie puede poner otros cimientos adem(s de los ya echados, que son Lesucristo$ *% /or4,%%1% . @a "e, en vistas a esta bella propuesta, consiste en encontrar un t# que me

> ; @ A+ D;E@@E, Teología fundamental $, a. c., %-G4 *el subrayado "inal es nuestro .% /". =. PI0 I : I: + , La Teología $undamental,o. c., %-41%--. P. ; &;JCDE P A:I , Teología $undamental $, en a. c., G.4 . N ;+E , La esencia del cristianismo, =ígueme, =alamanca >> , %B .


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sostiene y que en la imposibilidad de realizar un movimiento humano da la promesa de unamor indestructible que no s!lo solicita la eternidad, sino que la otorga$-.

@o que se ha denominado en la +N con el t7rmino e2trinsecismo *apolog7ticacl(sica debe ser puesto en cuesti!n3 lo hacemos en virtud de lo que acabamos demencionar) el car(cter inherentemente "ersonal que tiene el coraz!n de nuestra "eG. Elsistema de comprensi!n teol!gico e2trinsecista a"irma que la revelaci!n es unaintervenci!n e2trínseca de &ios, que habla a los hombres y por los pro"etas les comunica verdades en proposiciones que de otro modo les son inaccesibles, y les imparteinstrucciones que el hombre debe seguir$. El m7todo e2trinsecista, en su intento depresentar la globalidad de la revelaci!n cristiana, pivotaba sobre una distribuci!n tripartita.Demonstratio religiosa , que buscaba la demostraci!n del valor objetivo de la religi!n. @a

segunda,demonstratio c ristiana , que se re"ería esencialmente al valor salví"ico del cristianismoy a su superioridad respecto de otras religiones. En #ltimo lugar,demonstratio cat olica , tratabade mostrar que la #nica Iglesia querida por /risto era la cat!lica y que la salvaci!n requeríade ellaB.

&$ LA IN(O(PEC5ADA IN5A6ITACIÓN DE LA VERDAD

&$#$ El %o"bre, al*uien %erido por la VerdadEs importante caer en la cuenta de que todo lo dicho hasta ahora supone una

antropología muy rica y especí"ica) la naturaleza humana es en sí misma abierta y buena3 elhombre es naturalmenteca"a5 Dei $;< , es decir, ha sido creado para vivir en comuni!n consu creador y, dicho en los re"erentes propios de nuestra 9emoria, el hombre tendría unaespecie de natural tendencia a la b#squeda de la verdad$?. Por esto vamos a adentrarnos eneste nuevo apartado en esa singular relaci!n entre el ser humano en comuni!n y recepci!ncon ese &ios que se revela.

+omamos como punto de partida la imper"ecta comuni!n del ser humano con&ios1'erdad. &e hecho, la criatura vive en la constante tensi!n de querer aprehender lain"initud pero no alcanzarla con sus propias "uerzas. Es un hombreerido por una inquietudradical incurable. :o busca la 'erdad por un inter7s puramente teor7tico, sino que est(

erido por la autorrevelaci!n de la verdad, por eso la anhela con todas sus potencias vitales

- L. ; A+ I:CE; , #ntroducción al Cristianismo, =ígueme, =alamanca %?B>, GB.G Dn ejemplo m(s de la recuperaci!n de la +N de modo no e2trinsecista) H. D. ' : A@+HA=A; , (olo el amor es digno

de fe. /". M. ; AH:E; , 6evelación $, en I& *dir. ,(acramentum )undi, Herder, arcelona %?B , vol. 'I, ? .B ; @ A+ D;E@@E, Teología fundamental $, a. c., %-G%.F + 9X= &E A6DI: . (umma T eologiae , I. II, %%4, %>3 =an Agustín,De Trinitate, OI', F) PL- , %>--.? O. D I;I , El om!re y la verdad, Alianza Editorial, 9adrid %???, %4.


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*notemos las enormes implicaciones antropol!gicas de lo dicho3 cuestiones que ser(ntratadas en las p(ginas dedicadas a la antropología teol!gica .

A esta bellísima antropología atiende 9. londel con el denominado m7todo deinmanencia recogido en la obraL=action . @a dial7ctica de la desproporci!n de la acci!nhumana le conduce al hallazgo, en el hombre, del indicio originario de su apertura a larevelaci!n. A 7l le debemos la c7lebre contradicci!n entre lo que quiero ser y lo que soy,entre lo que s7, lo que quiero y lo que hago$B>. @o ha "ormulado en la distinci!n entre la redinmensa de los proyectos y decisiones del ser humano, la voluntad querida$ * volont: voulue ,y el ímpetu de trascendencia, la voluntad que quiere$ * volont: voulante . Parece ser que el serhumano, por mucho que se empeSe, nunca consigue la plena identidad entre su quereroriginario y lo que en cada caso lleva a la pr(ctica$B%. Esta aguda di(stasis muestra que lo

#nico que puede satis"acer tal querer es una realidad necesaria y absoluta que se enraíce"uera del alcance de la voluntad, una realidad que al hombre le es imposible alcanzar y a laque s!lo accede si 7sta se le es otorgada$B . Esta realidad buscada y no conseguida es la 'erdad. @a #nica que da descanso e2istencial al coraz!n y la conciencia. +al situaci!nconduce a una nueva tesis) el hombre no puede per"eccionarse en su obrar, sino que laper"ecci!n le es otorgada por una acci!n que no es la suya, que solo puede recibir3 loabsolutamente necesario, por tanto, es algo que el propio hombre no puede llevar at7rmino por sí mismo, sino un don que se le otorga por gracia$B4. Este es el maravilloso

don de la verdad *c". Ln %,%B , que, sin apenas sospecharlo, aparece como imperiosanecesidad cuando el hombre descubre que su "elicidad y plenitud no se agotan en laordinaria y casi autom(tica satis"acci!n de las necesidades b(sicas.

&$&$ La "aravilla de lo 7nico8 la propuesta de la 4e cat3licaHay otroslugares de la humanidad *religiones donde, estaremitencia a lo in"inito

arraigada en las entraSas del ser humano, que hemos denominado indicio originario,tambi7n ha sido tematizada. Atendemos a ello porque la categoría que hemos tomado, ypor tanto nuestro en"oque teol!gico, limita continuamente con las otras religiones. A"irmarque en /risto se encarna la 'erdad, esa que ha sido buscada y anhelada desde los albores dela e2istencia humana, es dotar de absoluta verdad a esto que llamamos cristianismo.+endremos siempre al acecho una cuesti!n) 5=on las otras religiones caminos equivalentesal cristianismo para acceder al misterio de la divinidad y hacer de 7l una e2perienciasalvadora8$B-. El marco de re"erencia de esta pregunta es la a"irmaci!n del l!gos cristiano

B> 9. @ :&E@, La >cción , A/, 9adrid %?? , % .B% H. ' E;UEcción , o. c., 4 G.B4 H. ' E;UE> , 4%.


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que dice sobre sí ser no una "iloso"ía,una cosmología,una teología,al lado de otras, sino la verdad #ltima sobre el destino del hombre$BG. =i somos cat!licos es "undamentalmenteporque se piensa que es la verdad$B . Esta importantísima aseveraci!n nos ubica en unaseria con"rontaci!n con toda otra sabiduría que tenga la misma pretensi!n.

@a Iglesia, los creyentes y la teología se encuentran ante un variopinto mundo dereligiones. +iene que justi"icar ante todos ellos, y ante cualquier realidad, su pretensi!n deser la comunidad salví"ica querida por &ios. =olo puede ser lavera religiosi re#ne en sí ycompleta toda la verdad. 0sta, de la verdad que hablamos * sic , reside en la unidad esencialde Lesucristo$BB.

Al respecto, =. MierYegaard propone una de"inici!n de verdad entendida comoparadoja. ,GG1 >.B? /". ;. NI=I/HE@@A, #ntroducción a la Teología fundamental , o. c., 44.F> /". L. NEI:E; , 6evelación e #glesia. #glesia y revelación $, en I&., )ysterium salutis,9adrid %? ?, IZII, GB?.F% @a re"erencia a la disquisici!n del Aquinate y a su propuesta de religi!n en) P. ; &;JCDE PA:I , Teología$undamental $, a c., -4.


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hombre, para que m(s le ame y le siga$F . Cracias a este modo de comprender la religi!npodemos mantener que solo en la 'erdad, que reside en el &ios +rino, tiene el ser humanoel culmen de su e2istencia. El &ios +rino se presenta, entonces, como el destino #ltimo deeste acto religioso, superando así el subjetivismo y privilegiando una verdadera y realtrascendencia de la vida entera hacia &ios como horizonte de la salvaci!n$F4. &esde estemarco de comprensi!n ha de ser entendida la propuesta de 9a2 =ecYler acerca de lareligi!n) es una relaci!n salvadora con &ios que no hay que buscar en una situaci!n de lae2istencia o en un estado de concienciaF-. Por tanto, solo una correcta relaci!n con la 'erdad permite una aut7ntica religi!n, es decir, una religi!n salví"ica y redentoraFG.

&$'$ El acto de redenci3n obrado por la Verdad de ese Dios

Habida cuenta de lo dicho, permítasenos adelantar una idea que ser(absolutamente clave) el cristianismo es una religi!n revelada, y ahí radica su pretensi!n de verdad y su identidad. @a revelaci!n, a su vez, nos remite a un acto de autocomunicaci!nlibre y amoroso del &ios +rino revelado en Lesucristo y en el don del Espíritu =anto. Este&ios trinidad no es solo una mera con"iguraci!n de lo divino, sino la verdad #ltima yde"initiva. Para los cristianos, lo revelado no es un mensaje cualquiera, sino lo queentendemos como la verdad completa, que no es otra cosa que el amor mani"estado en&ios y su revelaci!n$F , lo que edi"ica la propuesta cristiana desde el coraz!n mismo de la

"e. &icho con las bellísimas palabras de althasar)0l vino al mundo. @leno de sabiduría y conocimiento del Padre, cargado de todos

los tesoros del abismo, la e2presi!n de lo indecible. 0l es en el principio la Palabra. <cuando abri! la boca ante el mundo y empez! a hablar del Padre, empez! al mismotiempo a e2presarse a sí mismo, pues 7l es la Palabra viva, el que habla y el discursomismo. 'ino al mundo para revelarse a sí mismo como la ;evelaci!n del Padre, y ale2poner en esta noticia toda su aspiraci!n y el sentido de su ser, y el no querer ser otracosa sino espejo y ventana del Padre, coincidieron su voluntad y su esencia, y estaunidad "ue el Espíritu =anto. Por consiguiente, la acci!n "ue trina y asimismo trino elcontenido de la ;evelaci!n, y la esencia y el n#cleo de toda verdad estaba incluida en latrinidad, raíz y meta de todas las cosas$FB

/on este te2to ha quedado dicha una idea "undamental para comprender estetratado) la revelaci!n, punto arquim7dico de nuestra "e, no solamente desciende desde laaltura trinitaria sino que es trina, por eso podemos decir que la ;evelaci!n entrega la

F I. &E @< @A, E?ercicios Es"irituales, #ntroducción, te5to, notas y voca!ulario "or Cándido de Dalmases=.I, =al +errae,=antander %?FG, n.%>-.F4 P. ; &;JCDE PA:I , Teología $undamental $, en a. c., 4 .F- /". I&.,La erida esencial , =an Pablo, 9adrid >%4, ? 1?4.FG Ahora bien, esta relaci!n de salvaci!n solo est( en manos del /reador3 0l es el que nos salva de laesclavitud, nos libera de nosotros mismos y nos redime al apartarnos de nuestra "alta de verdad$ *;.@ A;;AWE+A, La interioridad a"asionada. 'erdad y amor en (oren &ierAegaard,o. c., %% .F H. D. ' : A@+HA=A; , Teológica, ### , El Es"íritu de la verdad,Encuentro, 9adrid %???,BF.FB I&.,El corazón del mundo, Encuentro, 9adrid >>?, -.


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verdad$FF. En esta a"irmaci!n se resume lo m(s peculiarmente cristiano,su novum ) su visi!ntrinitaria de &ios. Hemos llegado a decir esto porque es /risto, el Hijo del Padre, quien seconstituye como el mismo hablar de &ios, porque al "in de la revelaci!n &ios mismo se hae2presado y mostrado en /risto$ *&' - . =olo por el Hijo hemos podido conocer lacomuni!n intratrinitaria. /onvirti7ndose así en centro y unidad de esta ciencia teol!gica laintervenci!n inaudita de &ios en la historia en la carne y el lenguaje de Lesucristo$F?. EseHijo, que por ser 0l mismo la ;evelaci!n puede ser llamado la 'erdad, es el punto dere"erencia de nuestra "e y de nuestro quehacer teol!gico. Por 0l sabemos que no son laintuici!n ni el discurso los que otorgan el conocimiento de la verdad. Este conocimientosurge en el alma por la libre revelaci!n de la misma 'erdad +rihipost(tica, por la visita degracia que hace el Espíritu =anto$?>.

&$)$ La %erida de la verdad en otros universos de co"prensi3n9ostrado lo singular y propio de nuestra "e, entremos a ver la posibilidad de

comuni!n en la verdad con otras religiones de la humanidad. El estudio de la"enomenología de la religi!n nos resulta muy ventajoso para tal cometido. @a realidaddeterminante, lo radicalmente importante, es decir, la verdad que sostiene el (mbito de losagrado, es el 9isterio. ;. tto lo describe desde las categorías de lo tremendo y"ascinante$. El 9isterio es lo que tienen en com#n todas las "ormas de divinidad. &esigna

una realidad que en todos los aspectos es superior al hombre hasta tal punto que no admitecomparaci!n alguna, siendo así lo totalmente otro$. En el asombro religioso se hacepresente la superioridad ontol!gica del 9isterio como plenitud absoluta de ser, poniendo ala luz la caducidad y "initud del sujeto. Pero el 9isterio no solo desconcierta y asombra,sino que tambi7n maravilla. @a plenitud de ser del 9isterio se presenta como lo m(ssublime, lo m(s valioso, el sumo ien. Acontece entonces la alegría capaz de entonar laoraci!n de alabanza?%.

Aunque bien es verdad que la +N no puede dejar en manos de la Nenomenología dela religi!n, ni de la /iencia de las religiones el concepto de revelaci!n, ya que necesita unoestrictamente teol!gico, esta apasionante realidad que hemos llamado 9isterio nos brindala oportunidad del di(logo y la comuni!n en la 'erdad. /onvencidos de que la teología, ypor supuesto la +N, constituyen un terreno de encuentro con todos$? , podemos mantener

FF L. 9 A;+J:E C ;& . 'erdad y revelación cristiana. La teología fundamental veritativa en la modernidad , E=E+, 'itoria1Casteiz >%%, .F? ;. @ A+ D;E@@E, B'erdad $, en I&. *ed. ,DT$,o. c., %--4.?> P. N@ ;E:=M< , La columna y el fundamento de la verdad,=ígueme, =alamanca >%>, %%>.?% =íntesis propia sobre el presente tema a partir de L. 9 A;+J: ' E@A=/ , #ntroducción a la fenomenología de la religión, /ristiandad, 9adrid %??4, F 1?-.? ;. NI=I/HE@@A, #ntroducción a la Teología fundamental , 'erbo &ivino, Estella %??4, 44.


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la posibilidad de di(logo y entendimiento con lo distinto. @o hacemos motivados por lacerteza de que en toda alma humana e2iste una apertura a lo sagrado, al misterio, almundo del m(s all( [ \ &esde ahí decimos que todas las religiones tienen su verdad ydebemos hacerles justicia en cuanto que representan lo que yo llamaría la b#squeda de &iospor el hombre$?4. E2clusivamente debido a ello el encuentro de las religiones no debesigni"icar para nadie, y mucho menos para el cristiano, la renuncia a la verdad$?-. Estosupone que la +N, como toda teología, es siempre la "e en busca de inteligencia de unamisma y #nica realidad que aquí lo hemos denominado como el 9isterio.

En el horizonte del di(logo entre el 9isterio, las otras mani"estaciones religiosas ynuestra propuesta cat!lica, pensamos la capacidad racional para la "e y la revelaci!n.Pongamos la mirada en laDei filius,donde la misma Iglesia sostiene y enseSa que &ios,

principio y "in de todas las cosas, puede ser conocido con certeza por la luz natural de laraz!n humana partiendo de las cosas creadas *;om %, >3 =ab %4,%1??G. A"irmamos,entonces, que en el conocimiento propio de la raz!n humana, capaz por su naturaleza dellegar hasta el /reador, e2iste un conocimiento que es peculiar de la "e. Este conocimientoe2presa una verdad que se basa en el hecho mismo de que &ios se revela, y es una verdadmuy cierta porque &ios ni engaSa ni quiere engaSar$? . Esa verdad es la 'erdad. < nuestraraz!n, aunque asint!ticamente, es decir, teniendo presente la analogía, puede aprehenderla.Por eso nuestra raz!n no entra en contradicci!n con el hecho cristol!gico, mostrado

como la 'erdad, no hace super"luo el es"uerzo de 7sta. Es m(s, no responderíamos delmodo debido a la llamada de /risto si quisi7semos devaluar el pensamiento, la b#squedarazona!le de la 'erdad$?B.

&$+$ (u"er*irnos en la Verdad para %acerla relucir en la oscuridad =i nos sumergimos en esta bellísima 'erdad que nos adviene y arrebata desde la

+rinidad es, precisamente, para no renunciar a Ella. :o olvidemos que todo acto humanoque vaya en busca de la verdad es "ruto de la revelaci!n de &ios, "ruto de su iniciativa. 0lha actuado en la historia de los hombres como una providencia activa haciendo posible unnuevo inicio para toda criatura$?F.

@os dogmas son, sin lugar a dudas, unos de nuestros grandes aliados en estapro"undizaci!n en el misterio de la ;evelaci!n. Entendemos por dogma aquel punto

?4 L. & A:I0@ D, Escándalo de la verdad,o. c., %% .?- . N ;+E , La esencia del cristianismo, =ígueme, =alamanca >> , 4%.?G /". &H 4>>-.? L. P A @ II, $ides et ratio,F.?B L. ; A+ I:CE; , El elogio de la conciencia. La verdad interroga al corazón , Ediciones Palabra, 9adrid >%>, F .?F =. PI0 I : I: + , La Teología $undamental,o. c., %%>3 la idea apuntada, a saber, que nuestra b#squeda de la verdadtiene su condici!n de posibilidad en la iniciativa divina, ser( repetida en diversas ocasiones a lo largo de la 9emoria.


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doctrinal de la "e cristiana, que en un determinado momento hist!rico y por motivosespecí"icos, "rente a unos cuestionamientos y e2igencias, la Iglesia "ormula en "orma de voluntad de"initoria claramente reconocible y como a"irmaci!n aut7ntica y vinculante, yque se presenta como contenido de la revelaci!n y, por tanto, como una verdad que sedebe creer$??. @os dogmas "orman parte de los "undamentos de la "e, en tanto en cuantoson una reacci!n a un estado de necesidad, como son disputas, desviaciones, "alsi"icaciones,en el terreno de la "e.

tro puntal donde sostener nuestra "e y su credibilidad es la =agrada Escritura.Huelga decir que es la norma suprema de la "e en la Iglesia podría ser de"inida de lasiguiente manera) el obrar y el hablar de &ios "ijados por escrito en "avor de los hombres yde la Iglesia, como revelaci!n de &ios que se comunica a sí mismo por su palabra$%>>. &ios,

por ende, es el autor de la Palabra =anta. Palabra revelada por 0l y consignada porinspiraci!n del Espíritu =anto$ */I/, %>G . Pero, como acabamos de decir, es palabra querecoge la Autocomunicaci!n del &ios trino. Por tanto, la Escritura enseSa la verdad de&ios para nosotros y para nuestra salvaci!n$ *&' %% , pues &ios cuando se revela lo hacesiempre en el horizonte de la redenci!n *vivir en la 'erdad .

En relaci!n muy directa con la Escritura encontramos al 9agisterio de la Iglesiacat!lica. Nrente a conceptos tergiversados y carentes de verdad, la sabiduría teol!gicaa"irma que todo el pueblo de &ios, especialmente los pastores y te!logos, tienen

encomendada la tarea de auscultar, discernir e interpretar, con la ayuda del Espíritu =anto,los di"erentes lenguajes de nuestro tiempo y juzgarlos a la luz de la palabra divina, para quela 'erdad revelada pueda ser percibida m(s completamente, comprendida mejor ye2presada m(s adecuadamente$ *C= -- . En de"initiva, con el servicio del 9agisterio setrata de ayudar a toda la comunidad de los creyentes a permanecer "iel al Evangelio de/risto, el #nico 9aestro *9t 4,F1%> , interpretando aut7nticamente la palabra revelada de&ios. =e trata de una relaci!n con la verdad y no tanto una posesi!n de ella$%>%. Esto nossit#a en una perspectiva que nunca conviene olvidar) con"esamos nuestra "e en comunidad,

en unaeAAlesía , no la reducimos a la propia subjetividad. Esto es posible porque la verdaden su mostraci!n y autoentrega contiene en sí la capacidad de aglutinar a las naciones.

+ambi7n la +radici!n "orma parte de este conglomerado de "undamentosesenciales. Ahora bien, resulta incomprensible hablar de 7sta si no hacemos menci!n de esapotente y bellísima capacidad humana que llamamos memoria. Psicol!gicamente es lacondici!n de posibilidad de mantener nuestra identidad. Hist!ricamente es la base de toda

?? H. N;IE= , Teología $undamental,Herder, arcelona %?FB, %%?.%>> M. ; AH:E; , 6evelación $, en I&. *&ir. ,(acramentum )undi , o. c., vol. 'I, F>.%>% A. A;+EACA 9 A:IED , Escuchar devotamente, custodiar celosamente y e2plicar "ielmente lo transmitido *&'%> $)Teología y 'ida , O@IO * >>F ?14F.


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cultura. < teol!gicamente es habit(culo de la verdad3 así lo dice el santo de Hipona)porque eres el =eSor &ios del alma, y todas estas cosas se mudan, mientras que t#

permaneces inconmutable sobre todas las cosas, habi7ndote dignado habitar en mimemoria desde que te conocí$%>. :o se nos puede pasar por alto @c ,%? y Ln %-, ,ambos vinculados a la memoria, y ellos, a su vez, vinculados entre sí. /risto pide en elprimero el recordatorio continuo de su vida y su mensaje3 en el segundo, dona el Espíritu=anto para que esa tarea se lleve "ielmente a cabo. &e este modo, la memoria es una víaque nos conduce m(s all( de nosotros, senda privilegiada para encontrar la trascendenciaque da sentido a los pasos y que toma, en el recuerdo, la "orma de un origen Nontal$%>4.

&icho lo cual, adentr7monos en el concepto teol!gico de +radici!n como"undamento de nuestro quehacer teol!gico. 0ste condensa en sí un di(logo abierto entre la

historia de la humanidad y la revelaci!n sin pausa de &ios. En esta historia se realiza laconstante autotransmisi!n de la palabra de &ios en virtud del Espíritu =anto mediante elministerio de la Iglesia para la salvaci!n de todos los hombres$%>-. Esto signi"ica que elpunto de inicio de esto que llamamos +radici!n reside en que &ios se ha revelado enIsrael y en Lesucristo de una vez por todas como salvaci!n de los hombres. &e ahí se siguela necesidad de comunicar y transmitir el conocimiento de este acontecimiento y su "uerzaredentora a todas las generaciones ulteriores$%>G. @a cadena ininterrumpida de trasmisores ytestigos que empalman con el origen es garantía *c". @c %,%1- de la "idelidad al anuncio

recibido. Es el impulso de la 'erdad el que genera esta +radici!n3 es decir, el Espíritu =antocapacita a la Iglesia para transmitir dicha 'erdad y la "uerza y consistencia imposibles dederrumbar de la persona de Les#s el /risto.

@o que de ello debemos remarcar es que solo la verdad tiene "uerza y autoridadpara "undar y continuar la +radici!n. /uando hablamos de +radici!n queremos hacerre"erencia tambi7n a las condiciones de posibilidad para que 7sta e2ista. Dn elementoabsolutamente esencial es la "idelidad *c". Hn -,-?3c". Los -,%-3 4F,%? . =i somos "ieles esporque la #nica "idelidad que es eterna es la del buen &ios. Para entender con un poco m(s

de nitidez qu7 supone esa "idelidad irrompible de &ios es necesario traer aquí la palabra verdad en el Primer +estamento. @a voz hebrea para designar verdad es ]emet . &ichot7rmino hebreo * א contiene en sí los signi"icados de solidez, "irmeza, verdad, estabilidad,durabilidad, realidad, "idelidad. Entre los sin!nimos que acompaSan o sustituyen a ]emet , elprincipal es êmuna / que se traduce con "recuencia como verdad, quedando unidos así losconceptos de "idelidad y verdad%>. El pueblo judío aplica el t7rmino ]emeta ACD=+J: &E HIP :A , Confesiones,O , , 4B * A/, II, 4F- .%>4 L. C;A:A& = , Teología del tiem"o. Ensayo so!re la memoria, la "romesa y la fecundidad,=ígueme, =alamanca >% , %> .%>- H.L. P ++9EG #!id., %G B.%> /". H. C. @I:M , >let eia $, en /. @+HA; , DT T,=ígueme, =alamanca %??>, vol. I' , 44-144 .


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signi"icar que su ser y su Palabra son verdad eterna, y a#n m(s, que son dignos de con"ianzaporque su "idelidad no tiene grietas%>B.

&$-$ Inte*raci3n de los 4unda"entos:o podemos ni debemos dejar este esbozo de los "undamentos tal y como ahora

han sido presentados. @a integraci!n de 7stos es necesaria si queremos ganar en rigorteol!gico. Dn "ragmento importantísimo de laDei 'er!um ejempli"icaría, con relativaclaridad, la relaci!n entre Escritura, +radici!n y 9agisterio)

@a +radici!n y la Escritura est(n estrechamente unidas y compenetradas, manan dela misma "uente, se unen en un mismo caudal, corren hacia el mismo "in. @a sagradaEscritura es la palabra de &ios, en cuanto escrita por inspiraci!n del Espíritu =anto. @atradici!n recibe la palabra de &ios, encomendada por /risto y el Espíritu =anto a losap!stoles y la transmite íntegra a sus sucesores, para que ellos, iluminados por elEspíritu de la verdad, la conserven, la e2pongan y la di"undan "ielmente en supredicaci!n$ *&' ? .

Parece que este te2to, junto con &' B1%>, nos saca del callej!n sin salida en el quepodríamos perdernos si nos adentr(semos ingenuamente en la controversia teol!gica sobrela delimitaci!n entre Escritura y +radici!n. @a +radici!n =agrada y la =agrada Escriturabrotan de la misma "uente divina y constituyen una unidad org(nica. @a nuevadeterminaci!n de la relaci!n entre Escritura y tradici!n es posible gracias a lapro"undizaci!n del concepto de revelaci!n *&' 1 y de Iglesia *@C ) así como se

entiende la revelaci!n no ya en el sentido de mera comunicaci!n de verdades particulares,sino como Autocomunicaci!n vivi"icadora del &ios trino, por medio de la cual habla 7l alos hombres como amigos *&' , de la misma manera la +radici!n no se entiende yatampoco como simple colecci!n de verdades particulares, sino como "resencia viva de lapalabra de &ios$%>F.

Estamos a"irmando, por consiguiente, que el #nico dep!sito de la Escritura y la+radici!n es con"iado al 9agisterio, no a los hombres singulares$%>?. El 9agisterio no est(por encima del dep!sito revelado, sino a su servicio3 y no puede aislarse porque es

inherente a su misi!n buscar y o"recer la verdad que se muestra en el complejo mundoeclesial. El verdadero e inamovible punto de con"luencia de estos "undamentos, +radici!n,Escritura, ;evelaci!n, 9agisterio y +rinidad, solo puede ser hallado en la revelaci!nculminante y de"initiva acontecida en la "igura del 9aestro%%>.

%>B /". ;. NI=I/HE@@A, 'erdad $, en @. P A/ 9I 1'. 9 A:/D= , Diccionario teológico enciclo":dico, 'erbo &ivino, Estella%??G, %>%B1%>%F. :o olvidemos que esta concepci!n seguir( vigente en elcor"usjo(nico, en el que la verdad seidenti"ica con la persona misma de Les#s *Ln %-, .%>F H. L. P++9E? P. ; &;JCDE P A:I , Teología $undamental $, a. c., BF.%%> /". C. @. 9 _@@E; , Dogmática. Teoría y "ráctica de la teología,Herder, arcelona >>?, -G.


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'$ CARA A CARA 9RENTE A LA VERDAD DE DIO(

'$#$ Los "odelos conte"por neos y laDei Verbu" Antes de entrar en el acontecimiento que ha logrado el verdadero giro en el modo

de comprender la revelaci!n y la +N, vamos a enumerar los sistemas contempor(neos quepiensan sobre el c!mo y el d!nde de la revelaci!n. Encontramos cinco grandes grupos quede"inen la revelaci!n de modo distinto) &octrina3 historia3 e2periencia interna de laconciencia3 presencia dial7ctica entre &ios y el sujeto humano3 y, por #ltimo, e2pansi!n dela conciencia%%%.

Habida cuenta de estas perspectivas, en las #ltimas d7cadas asistimos a un cambioen la concepci!n de la revelaci!n. @o que hemos denominado la apolog7tica cl(sica

mani"estaba toda su "uerza demostrativa en la evidencia de los signos de la revelaci!n,

pero 7stos, en todo caso, eran argumentaciones e2ternas para con"irmar el hecho de larevelaci!n$%%. El giro signi"icativo, teol!gicamente hablando, tiene lugar en el /oncilio 'aticano II. @a carta magna de esta recuperaci!n es la Dei 'er!um*&' . 0sta ha sido lacausa motriz de una evoluci!n teol!gica que se e2tiende hasta nuestros días.

En general, el /oncilio ha entendido sobre todo la revelaci!n desde el punto de vista de la Autocomunicaci!n de &ios como verdad y vida. Esto signi"ica que &ios, en subondad y sabiduría, decidi! revelarse a sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad*c". E" %,? , a saber, que por medio de /risto, la palabra hecha carne, los hombres tuvieran

acceso en el Espíritu =anto al Padre y participaran de la divina naturaleza *c". E" ,%F3 Pe%,- $%%4. Dei 'er!um muestra el concepto de revelaci!n en todo su esplendor y pro"undidad.=upera el nivel puramente verbal de la Palabra de &ios, al identi"icarla con la persona de/risto, la palabra hecha carne *&' . /risto en persona, palabra sustancial de &ios, es lacima de esta revelaci!nes a la vez su mediador, su revelador, el mensajero y el contenidodel mensaje. /risto es el Autor, el bjeto, el /entro, la /ima, la Plenitud y el =igno. 0l esla clave de b!veda de esta prodigiosa catedral cuyos arcos son los dos +estamentos$%%-.

'$&$ Insaciable sed de Verdad El ser humano no permanece impasible ante la maravilla de este evento que hemos

denominado la ;evelaci!n. &a una respuesta personal que se realiza desde la "e,entendi7ndola como el acto de entregarse a /risto, poner la vida entera en sus manos$%%G./on"esar a ese &ios1'erdad que se muestra en /risto a trav7s del Espíritu como la "orma

%%% /". A. &D@@E=, )odels of revelation , rbis ooYs, :eT


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de permanecer del hombre en toda la realidad, la orientaci!n que precede al calcular yactuar humanos$%%. @a "e es entonces un movimiento de ordenaci!n de todas nuestraspotencias vitales hacia el 9isterio =anto, con"iando en que 0l sea la 'erdad eternamentebuscada. =olo Ella, nos o"rece un espacio de seguridad inamovible3 solo la 'erdad engendraorientaci!n y patria, y solo Ella nos antecede y nos guía. Pero este acto de donaci!n delsujeto en su totalidad no quiere decir una entrega a lo irracional. Es, por el contrario, unacercarse allógos , a la ratio, a la inteligencia y así a la verdad misma, ya que el "undamentosobre el que se sostiene el hombre no puede ni debe ser a "in de cuentas sino la verdad$%%B.

Este retorno al "undamento se denomina conversi!n. Este proceso no esprecisamente una renuncia, todo lo contrario, es pedirle al ser humano que realice su verdadera naturaleza.Esto es así "or%uela verdad no es para la naturaleza humana una

e2tranjera. Pertenece a su íntimo ser$%%F

. Ahora bien, esa conversi!n solo se obra en lainterioridad del hombre, esa dimensi!n en la que 7l es superior al universo entero3 retornaa esta pro"unda interioridad cuando vuelve a su coraz!n, donde &ios, que escruta loscorazones, le aguarda y donde 7l mismo, bajo los ojos de &ios decide sobre su propiodestino$ *C= %- .

Para dar esta respuesta de "e es necesaria la gracia de &ios, que se adelanta y nosayuda, junto con el au2ilio interior del Espíritu =anto, que mueve el coraz!n, lo dirige a&ios, abre los ojos del espíritu y concede a todos gusto en aceptar y creer la verdad$ *&'

G . +odo comienza en la escucha * fides e5 auditu , la "e depende del mensaje que se oye$*;om %>,%B . Es unoír especial, porque lo que comienza al modo de audici!n, terminacomo obediencia. Esta escucha requiere que dejemos nuestra habitual tendencia centrípeta,autointegradora, que nos constituyen como seres radicalmente autocentrados. E2ige, portanto, dejar de ser nuestro propio centro para volcarnos hacia la e2terioridad. En esteproceso descubrimos que la humildad es la puerta de la "e. Esta humildadnecesita de la verdad, de esa verdad que habla sobre nuestro ser criaturas. &esde dicha virtud se nos e2igeuna desinstalaci!n que supone la respuesta de una persona con todas sus dimensiones a la

llamada de la 'erdad. Precisamente solo a la verdad merece la pena convertirse, puesto quecomo hemos dicho, solo Ella puede salvarnos *c". ;om %>,?1%%%%?.&emos la palabra a la habitual clarividencia de Loseph ;atzinger)

Hay que considerar que la verdad misma siempre va a estar m(s all( de nuestroalcance. Podemos buscarla y acercarnos a ella, pero no podemos poseerla del todo) m(sbien, es ella la que nos posee a nosotros y la que nos motiva. En el ejercicio intelectualla humildad es asimismo una virtud indispensable, que protege de la vanidad que cierra

%% L. ; A+ I:CE; , #ntroducción al Cristianismo, o. c., G%.%%B #!id., G4.%%F L. & A:I0@ D, Escándalo de la verdad,o. c., %%4.%%? &ice la santa de Xvila) Dna vez estaba yo considerando por qu7 raz!n era nuestro =eSor tan amigo de esta virtud de la humildad, y p#some delante 1a mi parecer sin considerarlo, sino de presto1 esto) que es porque &ios essuma 'erdad, y la humildad es andar en 'erdad$ * =A:+A +E;E=A &E LE=`=, Las moradas , =an Pablo, >>B, 9, %>,B .


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el acceso a la verdad. :o debemosencauzar a los creyentes a nosotros mismos, sinoencaminarlos hacia esa verdad que todos buscamos$% >.

Este maravilloso dinamismo vital, tan "undamental de la e2istencia cristiana, es elque mejor nos dice que ninguno de nosotros somos la 'erdad. 6ue la di(stasis entre &ios

y su criatura es casi in"inita. < que por tanto nosotros s!lo podemos y debemos mostrar loque la 'erdad, lo que &ios como creador del hombre nuevo, ha obrado, obra y seguir(obrando$% %. < porque no somos la verdad, que es lo mismo que a"irmar la e2istencia dedicha di(stasis, acontece lo que describe Cregorio de :isa con el t7rminoe":Atasis ) unprogreso y tensi!n in"initos del alma hacia &ios. Pues en esto consiste ver a &ios) en quequien lo ve no se sacia jam(s en su deseo$% . &ice el :iseno sobre el alma que busca la 'erdad y que no la encuentra) y alzado por estas elevaciones, a#n arde en deseo, y no sesacia de tener m(s3 a#n tiene sed de aquello de que ha sido saciado completamente, y pide

obtenerlo como si nunca lo hubiese obtenido$% 4. El t7rminoe":Atasis pone de mani"iesto elcar(cter asint!tico de la verdad y, a su vez, nos dibuja una imagen elegantísima de larevelaci!n y del ser humano ante ella.

'$'$ La oraci3n8 conte"placi3n de la verdad En el coraz!n humano nace una verdadera plegaria cuando, en este proceso de

b#squeda y de relaci!n con la 'erdad, se toma conciencia de que se ha obrado en nosotrosuna verdadera relaci!n salví"ica. Por ello, el verdadero espacio y tiempo de la "e es laoraci!n. /onstituye otro de los lugares "undamentales de nuestra teología, supone no solohablar a &ios, sino haberle dejado hablar primero a 0l en uno mismo$% -. 0sta solo ser(buena cuando se nutra de la verdad. `nicamente la verdad y el dogma comunican a laoraci!n su vigor y su salud, esa "uerza impetuosa, reguladora y viva, sin la cual se debilitaríahasta "enecer l(nguida y e2angVe$% G. Precisamente esa con"ianza equivale a admitir eldescansar en la inteligencia de otro y adherirse a una verdad que no se ha e2traído de símismo$% . Pocas e2periencias, como bien podemos intuir, ponen m(s en actitud

"undamental que la ejercitaci!n de la oraci!n. 6uien est( ante la santidad augusta ybenevolente de &ios no puede menos de percibir la precariedad y la vulnerabilidad de su vida en el mundo, de los otros y del conjunto de su realidad. @a oraci!n acontece porqueaquello que es la 'erdad se convierte en nuestro interlocutor3 en e"ecto, la verdad eslógos

% > &iscurso del Papa enedicto O'I en el encuentro con los j!venes pro"esores universitarios. asílica de =an@orenzo de El Escorial, 'iernes %? de agosto de >%%.% % M. A;+H , Ensayos teológicos. La umanidad de Dios , Herder, arcelona %?BF, --.% C. &E: I=A , (o!re la vida de )ois:s, ##,/iudad :ueva, 9adrid %??4, 44.% 4 #!id ., 4>1 4%3 el t7rminoe":Atasislo recuperaremos en las p(ginas "inales de nuestro trabajo.% - P. ; &;JCDE P A:I , Teología $undamental $, a. c., >%4, B>.% G ;. C DA;&I:I , El Es"íritu de la liturgia , /uadernos Phase, arcelona >> , B>.% L. & A:I0@ D, Escándalo de la verdad,o. c., 4 .


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que creadiá 1logos y, por tanto, comunicaci!n y comuni!n$% B. En este sentido, la oraci!nseríaconversarcon &ios, salir de nosotros para dar cabida a su 'erdad, sobre todo, sabiendoque oramos ante el #nico 9ediador, Les#s el /risto. Por ello)

@a humanidad de &ios y su conocimiento reclaman una determinada actitud y

orientaci!n del pensamiento y lenguaje cristiano1teol!gico. Lam(s podr( ocuparse de suobjeto en el vacío, en la pura teoría. @a teología no puede establecer, pensar ni e2presarunas verdades que descansan en sí mismas ni unas verdades movedizas) ni una verdadabstracta acerca de &ios, ni una verdad abstracta acerca del hombre, ni una verdad deese tipo sobre el intercambio entre &ios y el hombre * por eso la "orma "undamentalde la teología es la oraci!n y la predicaci!n$% F.

)$ EP:LO.O 0 APERT2RAPara concluir nuestro capítulo, nos adentramos, por un momento, en un punto

absolutamente "undamental de nuestro tratado y de nuestro quehacer teol!gico en general.Hacemos re"erencia a las condiciones de posibilidad de la "e. El punto "undante, lodecisivo, con respecto a dicha cuesti!n es recogido en estas líneas)

El punto puro que uni"ica

MEMORIA SÍNTESIS DE TEOLOGÍA: LA VERDAD

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