Menstrual, Naty - 26 Y ½

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26 Y ½ por Naty Menstrual Se llamaba Sissy Lobato. Se había puesto ese nombre cuando decidió travestirse por primera vez, juraba que tenía el glamour palaciego de Sissy emperatriz y el erotismo arrollador de una primera vedette como Nélida Lobato. Había hecho todo lo posible en esos 20 años para parecerse a alguna de las dos, se inyectó cuanta silicona líquida existía, teniendo en cuenta que eran cirugías caseras hechas entre amigas sin seguras medidas de higiene y sin garantías. Primero un poco de TETA, luego un poco de CADERA, más tarde el espejo señalaba la NARIZ, redondeado de FRENTE, rellenado de PÓMULOS, silicona en los LABIOS... y así en 20 años había completado el círculo mucho más de una vez: TETA-CADERA- NARIZ-FRENTE-PÓMULOS-LABIOS y vuelta a empezar: TETA-CADERA- NARIZ-PÓMULOS-LABIOS. Tuvo el honor de parecerse a Zulema Yoma, a Elsa Serrano, a Guido Suller, a Polino, a Michael Jackson, pero nunca nunca nunca ni a Sissy emperatriz ni a Nélida Lobato. Eso la ponía mal, la indignaba, más en esos años que corrían que con 20 de puta el deterioro amenazaba con caerle encima. La calle andaba para el culo, no había guita, y la pobre Sissy Lobato gastaba tacos y petacas contra el frío parada en su esquina del Bajo Flores sin hacer un mango. Terminaba en su habitación pedorra de la pensión tirada y borracha como una cuba, llorando y vomitando en una lucha campal de plataformas contra cucarachas. Se habían muerto las esperanzas de vivir en un palacio como le decía su madre cuando era chico, mientras lo vestía de princesa y jugaban a que era Sissy, una madre que soñó con ser una gran actriz y solo llegó a ser puta en un cabarulo del once, Sissy había comprobado en carne propia que había cosas que se heredaban más allá de la genética. Se despertó reventada como un sapo. Miró el reloj de las superpoderosas que estaba

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26 Y ½

por Naty Menstrual

Se llamaba Sissy Lobato. Se había puesto ese nombre cuando decidió travestirse por

primera vez, juraba que tenía el glamour palaciego de Sissy emperatriz y el erotismo

arrollador de una primera vedette como Nélida Lobato.

Había hecho todo lo posible en esos 20 años para parecerse a alguna de las dos, se

inyectó cuanta silicona líquida existía, teniendo en cuenta que eran cirugías caseras

hechas entre amigas sin seguras medidas de higiene y sin garantías. Primero un poco

de TETA, luego un poco de CADERA, más tarde el espejo señalaba la NARIZ,

redondeado de FRENTE, rellenado de PÓMULOS, silicona en los LABIOS... y así en

20 años había completado el círculo mucho más de una vez: TETA-CADERA-

NARIZ-FRENTE-PÓMULOS-LABIOS y vuelta a empezar: TETA-CADERA-

NARIZ-PÓMULOS-LABIOS.

Tuvo el honor de parecerse a Zulema Yoma, a Elsa Serrano, a Guido Suller, a Polino,

a Michael Jackson, pero nunca nunca nunca ni a Sissy emperatriz ni a Nélida Lobato.

Eso la ponía mal, la indignaba, más en esos años que corrían que con 20 de puta el

deterioro amenazaba con caerle encima.

La calle andaba para el culo, no había guita, y la pobre Sissy Lobato gastaba tacos y

petacas contra el frío parada en su esquina del Bajo Flores sin hacer un mango.

Terminaba en su habitación pedorra de la pensión tirada y borracha como una cuba,

llorando y vomitando en una lucha campal de plataformas contra cucarachas.

Se habían muerto las esperanzas de vivir en un palacio como le decía su madre

cuando era chico, mientras lo vestía de princesa y jugaban a que era Sissy, una madre

que soñó con ser una gran actriz y solo llegó a ser puta en un cabarulo del once, Sissy

había comprobado en carne propia que había cosas que se heredaban más allá de la

genética.

Se despertó reventada como un sapo. Miró el reloj de las superpoderosas que estaba

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al costado de su cama. Se dio cuenta que eran las ocho de la noche. Tenía que ir a

trabajar sí o sí. Se levantó como pudo. Se arrastró hasta el baño compartido. Se relajó

bajo la lluvia tibia. Volvió a su cuarto. Se vistió. Se maquilló y bajó las escaleras de

aquel castillo de miseria taconeando. Apenas asomó en la calle su nariz

maravillosamente diseñada por un cirujano barato idéntica a un quesito Adler, sintió

un frío del carajo pero resistió, sabía que aunque se le escarchara la tanga debía ser

una buena noche sí o sí.

Sissy fumaba como un escuerzo y se comía los pocos pedazos de uñas que le

quedaban haciendo equilibrio en las puntas de los dedos histérica. Hacía casi dos

horas y media que estaba parada y no pasaba ni la parca por esa esquina de mierda.

En eso, pasó un Audi a3 y un tipo buen mozo, de unos cuarenta años le tiró un beso,

Sissy ni lerda ni perezosa peló las dos tetas y se pasó la lengua por los labios, el Audi

paró unos metros más adelante, Sissy se dirigió hacia él, apoyó los pezones

rebozantes de silicona líquida en el borde de la ventanilla y el tipo preguntó sin

vueltas.

-¿Cuánto por hacerte el culo princesa?

Sissy pensó que sí o sí tenía que hacer esa salida y su respuesta fue rastrera, además

le había dicho princesa como era Sissy.

-$20 o $30 si pongo el lugar.

El tipo le guiñó el ojo, le apretó un pezón con los dedos y contestó sonriendo

sarcástico:

-Subí perra... nos vas a poder caminar después que te la meta... ¿es tranqui el lugar?

Ella estaba loca de contenta

-Por supuesto... no hay problema.

El Audi arrancó y Sissy subida a ese auto por un momento fantaseó que era la esposa

de un gran empresario y que iban buscar a sus hijos a lo de su suegra.

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El tipo acercó una mano a su minifalda y Sissy se puso de costado abriendosé las

nalgas, el se escupió la mano y le enterro un dedo en el culo. Sissy gozó.

-Te va a quedar mas roto de lo que lo tenés muñeca cuando te agarre en cuatro.

Y sacó su pija del pantalón de vestir... Sissy miró y no lo podía creer, ¡debía tener 26

cm y ½!. Puta vieja tenía un centímetro en los ojos de haber visto tantas vergas.

Pensó por un momento que de tener plata sería perfectamente capaz de pagarle para

que le metiera ese tremendo pedazo bien adentro.

Llegaron a la pensión, Sissy entró segura por que por suerte el encargado era mas

borracho que ella y dormía como un cerdo en un sillón despatarrado.

-Subamos- dijo Sissy

El hombre la seguía haciendo caso. Entraron a la habitación, ella primero quedando

de espaldas a él, que cerró la puerta. Sissy se quitó el abrigo y se quedó en corpiño,

cuando se dio vuelta, recibió un certero derechazo en la mandíbula, con la vista

nublada y tocándose la sangre que chorreaba de su siliconada boca no entendía nada,

lo único que atinó a hacer fue mirarlo con odio y balbucear:

-¡¡Hijo de puta!! ¡¿Que hacés?!

El la agarró de los pelos, la levantó del suelo, le quitó las llaves y cerró la puerta. Le

escupió la cara y una espesa flema se mezcló con la sangre.

-¿Pensabas que te iba a coger PUTO SUCIO DEGENERADO? ¡No cojo

MONSTRUITOS... no tendrías que haber nacido... no tenés ni Dios vos CERDO.

Y mientras la basureaba la revolcaba por el suelo sin dejar de patearle el cuerpo:

TETAS-CADERA-NARIZ-FRENTE-PÓMULOS-LABIOS... TETAS-CADERA-

NARIZ-FRENTE-PÓMULOS-LABIOS una y otra vez enceguecido.

-¡No te van a dar ganas de emfermar a nadie más PUTO SIDOSO!... ¿Sabés lo que

hubiera hecho con vos HITLER si te hubiera conocido? ¿o SUAREZ MASON

MARICA DE MIERDA?. Sissy semi inconsciente entendía cada vez menos por que a

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ella encima de todo le tocaba sufrir eso.

En un momento el tipo sacado le agarró la cara y le habló muy cerca y Sissy en un

arranque desesperado le mordió la nariz y le arrancó un pedazo. Él, ciego de dolor la

soltó y puteaba y lloraba . Sissy se puso de pie tambaleándose, agarró una sartén

ESSEN que había heredado de su madre y se la partió en la cabeza.

-Cayó el tipo-

-Cayó la sartén-

-Cayó Sissy.

Golpearon la puerta. Era el encargado.

-¿Sissy... todo bien?

Ella como pudo contestó:

-SI SI ... todo bien Alfredo.

Miró al hombre en el suelo todo ensangrentado, empezó a recordar uno a uno cada

golpe y supo que todavía no se había vengado. Se tiró arriba de él, empezó a

preguntarle desenfrenada y llorando:

-¡¡¿¿Por qué por qué por qué por qué??!!

La espalda golpeaba contra el piso... la cabeza también... sin dejar de zamarrearlo con

una mano, con la otra le sacó la PIJA del pantalón, se sentó arriba enceguecida, se la

metió hasta el fondo. ACABÓ. La sacó. Lo empezó a besar, a morder, hasta llegar a

los 26 cm y 1/2 , lo miró llorando, se lo puso en la boca, y con todas las fuerzas que le

quedaban TIRONEÓ y TIRONEÓ hasta arrancarlo entero...

-¡¡Es míooo!!... ¡¡Es míooo!!...¡¡Todo míooo!!...

Pasaron cuatro días y un olor nauseabundo estaba preocupando a los vecinos, que si

bien eran uno más sucio que el otro no se bancaban un olor como esos, olor a

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MUERTO.

El encargado tocó la puerta de Sissy y nadie contestó. Golpeó hasta cansarse y nada,

entonces forzó la cerradura y entró. Alfredo miró sin poder creerlo y al instante

vomitó. Sissy desnuda, morada, babeante y barbuda con la mirada ida, con un enorme

pene en la boca y un muerto en sus brazos con el rostro irreconocible hinchado y

negro como una enorme morcilla, se mecía y canturreaba:

-¡Llego tarde al Maipo!... ¡Llego tarde al Maipo!... ¡Ayudame a maquillarme Alfredo!....