Metodo de la_nueva_evangelizacion[1][1]

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Cuál es el mètodo de la nueva evangelizaciòn? Texto escrito por Carlos Arboleda Mora para la Arquidiòcesis de Medellín, Colombia

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NUEVA EVANGELIZACION Y NUEVOS METODOS.

1. EL HOMBRE SE PLANTEA UNAS PREGUNTAS EN LOS MAS PROFUNDO

DE SU SER.

El punto de partida de la reflexión se sitúa en una pregunta existencial: «Qué es el hombre,

cuál es el sentido y el fin de nuestra vida, qué está bien y qué es pecado, cuál es el origen y

el fin del sufrimiento... y, finalmente, cuál es el misterio último e inefable que envuelve

nuestra existencia, de dónde procedemos y hacia dónde nos dirigimos».(Nostra Aetate 1 b).

Es la pregunta fundamental y el esfuerzo por dar una respuesta marca toda la historia.

Encontrar lo que es el hombre es el reto del pensamiento. Encontrar la estructura ontológica

original del hombre es el debate fundamental de toda ciencia y sabiduría y es la búsqueda

que hace todo hombre de buena voluntad. Los deseos irrefrenables de conocer, querer y

hacer están manifestando esa búsqueda de lo originario humano y es una constante que no

se puede negar. Religiones, sicologías, ideologías y cosmovisiones tratan de llegar a una

respuesta. ¿Qué es lo que satisface los deseos de conocer, querer y hacer el hombre? Si el

hombre es una continua búsqueda, ¿dónde está la respuesta o el encuentro? Debe haberla

pues, de lo contrario, el hombre será una pregunta sin respuesta, una búsqueda sin hallazgo.

Esta es la pregunta que se hacen los hombres y que corresponde a lo que es su vida. San

Agustín ha ayudado a comprender la situación. La vida es un continuo movimiento, una

movilidad vital según San Agustín, la inquietud, “Inquietum est cor nostrum”: la

“inquietud” como constitución ontológica fundamental de la subjetividad humana. Ser

carencia y deseo, anhelo y fracaso, es la realidad del ser humano. La existencia es

desasosiego, angustia y búsqueda. Para San Agustín es la la búsqueda de la vida feliz, la

vita beata. “Cuando te busco a tí, Dios mío, es la vida bienaventurada lo que busco. Que te

busque yo para que viva mi alma, pues si mi cuerpo vive de mi alma, mi alma vive de tí”.

El hombre es un buscar que es el mismo buscar, no es buscar cosas sino buscar a Dios. El

sentido fundamental de la vida es buscar el sentido que, en términos teológicos, es Dios.

Pero cualquier hombre, aún sin fe, está en búsqueda del sentido. Esta búsqueda o cuidado

es una estructura originaria humana o totalidad estructural originaria. Esta estructura tiene

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tres elementos o modos: la “existenciariedad”, la “facticidad” y la “caída”. Estos elementos

constituyen el andamiaje de todo el ser humano. La existenciariedad es la realidad del

hombre que está acá como posibilidad y como anticipándose a sus posibilidades. Vivir en

función de las posibilidades es, según Agustín, vivir anticipadamente la vida futura.

La facticidad se refiere al hecho de estar en este mundo. Encontrarse con la existencia

recibida, colocados o arrojados en el mundo, situados sin haber pedido el permiso,

despedidos del ser, desnudos ante la posibilidad de no ser. Arrojados con una autosensación

emotiva de que se es creado con la posibilidad de volver a Dios.

La caída es la preocupación por las posibilidades más a la mano del hombre, olvidando la

mayor posibilidad, la conquista de su ser propio. Es lo que Agustín llama la delectatio,

gozar con lo pequeño, con lo trivial, con lo que está al alcance de la mano, derramarse en

las pequeñas cosas y clausurar el horizonte vital.

“No es cierto, pues, que todos quieran ser dichosos, pues los que no quieren gozar de Vos,

que sois la única vida dichosa, cierto es que no quieren la vida dichosa. ¿O es que todos lo

quieren, mas como la carne apetece contra el espíritu y el espíritu contra la carne, de suerte

que no hacen lo que quieren (Gal., 5, 17), caen sobre lo que pueden, y con ello se

contentan, porque lo que no pueden, no lo quieren con tanta eficacia cuanta es menester

para que puedan? Porque pregunto a todos qué prefieren: gozar de la verdad, o de la

falsedad; tan no dudan decir que prefieren gozar de la verdad, como no dudan decir que

quieren ser felices. Porque la vida feliz es gozo de la verdad; pues éste es gozo de Vos, que

sois la Verdad, ¡oh Dios, luz mía, salud de mi rostro, Dios mío! Esta vida bienaventurada

todos la quieren; esta vida, que es la única bienaventurada, todos la apetecen; el gozo de la

verdad todos lo quieren. Muchos he tratado que querían engañar, mas ninguno que quisiera

ser engañado.”

La tentación es la tendencia a la dispersión y absorción en el mundo. Esta tentación se

manifiesta en tres formas: la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la

ambición del siglo. Formas que no deben entenderse en sentido moralizante ascético, sino

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como verdaderas posibilidades de perder el camino: quedarse en las cosas y no ir a lo

esencial, Dios-

Se pierde el hombre en los objetos y pierde la mayor posibilidad de su existenciariedad. El

hombre es absorbido por el mundo circundante de cosas y de hombres. Quiere ser temido,

quiere ser amado, quiere ser servido, es decir, está perdido. El hombre ya no piensa sino

que actúa como se piensa en el mundo, como se piensa en el periódico, como se piensa en

los medios de comunicación.

Pero en medio de la caída resuena la llamada de Dios (Agustín). Es una llamada en la

profundidad de la conciencia. Llamada que puede ser el Evento, instante que deslumbra un

momento y que ilumina al hombre. O llamada que puede ser luz interior, iluminación

súbita, que llama al hombre desde su condición de caído a vivir en una luz más alta.

La Escritura ofrece una respuesta que incluye toda esta estructura y la completa con la

efectiva posibilidad de un encuentro con el sentido que se busca. El hombre es criatura en

el mundo amada por Dios. Este dato incluye toda la esencia del hombre. Es una criatura,

por tanto, finita y mortal, colocada en el medio del mundo (histórica y situada

ecológicamente) y amada por Dios (una persona que la ha llamado a la vida). Lanzada en el

mundo como un ser donde Dios se manifiesta, en el ahí del hombre se revela Dios. El

hombre es el lugar donde Dios se manifiesta.

En el origen del hombre hay una experiencia fundamental de llamado (del creador a la

creatura), pero llamado de amor (del amante al amado), lo que hace que haya una

dependencia ontológica radical, pero que es dependencia de relación amorosa y no de

dominio. Esa creación amorosa está descrita en la Escritura como creación a “imagen y

semejanza”. Aunque el Antiguo Testamento no desarrolla mucho estos conceptos, sí son

guía de su concepción antropológica: el hombre es una deliberación de Dios (Gen 1, 26-

27); el hombre domina la creación (Sal 8,7); la vida del hombre es inviolable (Gen 9,6); el

que derramare sangre del hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a

imagen de Dios es hecho el hombre; el hombre es inmortal (Sab 2,23). Esta concepción

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será recogida más directamente después de los LXX por el Nuevo Testamento y por los

Padres de la iglesia. Por eso se podrá decir que el Hijo, hombre y Dios, es el «reflejo» del

esplendor de Dios y la «imagen» perfecta de él (Heb 1,3; 2 Cor 4,4; Col 1,15). El Nuevo

Testamento recoge claramente esa concepción: «El hombre no debe cubrir la cabeza porque

es imagen y gloria de Dios» (1 Cor 11,7).

«Con la lengua alabamos al Señor y Padre nuestro y maldecimos a los hombres, que están

hechos a semejanza de Dios: Santiago (3,9). Cristo es la imagen de Dios invisible (2 Cor

4,4; Col 1,15) no únicamente por ser Dios, sino por ser la perfecta revelación de lo que es el

hombre. El hombre revestido de Cristo realiza su estructura ontológica originaria: ser

conforme a la imagen de su Hijo. (Rom 8, 29).

Santo Tomás lo expresa en estos términos:

La imagen de Dios en el hombre puede considerarse de tres modos. Primero, en cuanto que

el hombre posee una aptitud natural para conocer y amar a Dios, aptitud que consiste en la

naturaleza de la mente, y es común a todos los hombres. En segundo lugar, en cuanto que el

hombre conoce y ama actual o habitualmente a Dios, pero de un modo imperfecto, y ésta es

la imagen procedente de la conformidad por la gracia. Finalmente, en cuanto que el hombre

conoce actualmente a Dios de un modo perfecto, y es la imagen que resulta de la semejanza

de la gloria.

El primer modo se da en todos los hombres, el segundo solo en los justos y el tercero,

exclusivamente, en los bienaventurados. Está indicando que la imagen es universal,

ontológicamente se da en todo hombre y no solo en los bautizados. Imagen que es pasiva-

activa. Pasiva en cuanto el hombre fue llamado a imagen y semejanza. Activa en cuanto

debe perfeccionar esa imagen con el uso cuidadoso de su libertad.

En la misma cuestión 93, Santo Tomás dice:

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Debemos considerar ahora el fin o término de la producción del hombre, en cuanto que se

dice hecho “a imagen y semejanza de Dios”. Indica que el ser imagen de Dios es un

proceso: la dignidad de ser imagen de Dios no es algo solo dado, sino también algo

conquistado por la acción libre del hombre con el auxilio de la gracia: “Hagamos al hombre

de tal manera que se dé en él la imagen”.

El esfuerzo libre del hombre es hacerse como Cristo, modelo que realiza la plena imagen de

Dios y que conduce a Dios (1 Cor 15 25- 28; Ef 1,10; Col 1,15-20; Apoc 22,13). La

cristificación es la tarea del hombre que quiere ser plenamente hombre, ese es el fin o

término de la perfección.

2. LA REVELACION, MANIFESTAR AL HOMBRE LO QUE REALMENTE ES.

La revelación es la donación del amor de Dios revelando que el hombre es amor. La

respuesta del hombre es la fe: decir sí a la donación del amor, es decir, ser amor y dar amor.

La evangelización es provocar la experiencia del amor de Dios.

Lo que no es la nueva evangelización:

- Hacer que la gente vuelva a una sociedad de cristiandad, a una sociedad ritualista, a

una vida llena de acticos de piedad, a una mentalidad de que todo es pecado

- Hacer aprender el catecismo de memoria.

- Volver a celebrar misa como en tiempos idos, vestir sotana, rezar jaculatorias…

- Plantear una idea de revelación como recepción de unos mandatos directamente de

Dios en forma de decretos de obligatorio cumplimiento.

- Mostrar que la vida cristiana es el cumplimiento legal de los mandamientos.

- Recluirse en comunidades cerradas poseedoras de la verdad universal y única.

- Volver a un subjetivismo espiritualista desligado del mundo o contra el mundo.

3. LOS ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DE LA IGLESIA

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Los elementos constitutivos de la iglesia son la fe, la liturgia y la ética, donde la persona

experimenta a Dios, lo celebra y lo vive. En otras palabras, hay iglesia donde está la

Escritura escuchada y aceptada, la celebración litúrgica del amor de Dios y la vivencia ética

o actuación de la palabra en la vida. Escritura, sacramentos y ética unidos como una sola

realidad vivida.

Solo una experiencia mística pone en relación con Dios, una relación que constituye a los

hombres como sujetos pasivos del llamado y los constituye como amor. Quien ha tenido

esa experiencia de amor la comunica. Es su deber imperioso ser testigo de que ha sido

elegido, ha sido llamado. No por deber, ni por imposición, sino por su carácter difusivo, el

amor impele a la acción testimonial. Esta acción testimonial es recogida en el número 14 de

la Encíclica Deus Caritas Est (DCE) donde, gracias al ímpetu de la experiencia, fe, liturgia

y ética, se convierten en la misma cosa: una simultaneidad de llamada, celebración y

respuesta.

“Fe, culto y ethos se compenetran recíprocamente como una sola realidad, que se configura

en el encuentro con el agapé de Dios. Así, la contraposición usual entre culto y ética

simplemente desaparece. En el «culto» mismo, en la comunión eucarística, está incluido a

la vez el ser amados y el amar a los otros.” (DCE 14).

Ya en el número uno de la DCE se había dicho que el inicio de todo es el acontecimiento

místico del encuentro, la experiencia:

“No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el

encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y,

con ello, una orientación decisiva”. (DCE 1).

De manera especial la creación y el misterio de Cristo muestran el llamamiento del amor.

Amados, llamados, enviados. El hombre es creado por amor a imagen de Dios: es tri-

alteridad, llamado por una Trinidad, creado por el amor trinitario. A semejanza de la

Trinidad: el hombre es proyecto de tri-alteridad para llegar a ser como Dios un amor

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trinitario. Ser abierto para ser trino. El hombre en sí es como una trinidad pues está abierto

hacia el otro mediante el aliento del amor de Dios

4. HUMANIDAD Y DIVINIDAD NO SON ESFERAS DISTINTAS, SINO QUE

DIOS SE REVELA EN LO MAS PROFUNDO DEL HOMBRE

La laicización de la cultura es consecuencia de la separación radical entre razón y fe, en la

que a la razón le corresponde el gobierno de lo natural y la fe es relegada a lo sobrenatural.

Lo sobrenatural aparece como extrínseco al hombre, como algo impuesto desde fuera. Pero

en esta perspectiva el hombre no está hecho en sí para Dios, sino solo llamado

exteriormente a la visión de Dios. La visión de Dios sería algo añadido, no propio de su

condición ontológica natural. Blondel, por ejemplo, parte de la inmanencia donde se afirma

lo trascendente. A partir de él se entiende que la naturaleza humana está históricamente

inclinada a lo sobrenatural. Hay que desestimar la idea de una naturaleza pura o neutral y

aceptar que la destinación a lo sobrenatural es gratuita intrínsecamente. Esto da pie para

decir que naturalmente el hombre está inclinado, por gracia, hacia Dios. La ley natural sería

su condición ontológica de estar abierto a Dios y de ahí se extraen las consecuencias

teológicas y morales.

¿Cuál es la experiencia fundamental que sirve de base a la fe cristiana y que fundamenta

su compromiso caritativo? El Papa responde a esta pregunta volviendo a la experiencia

original del cristianismo como experiencia mística de Dios, experiencia de la cual brotan

los compromisos éticos. Con una visión agustiniana, el Papa insiste de nuevo en la

experiencia de fe como inicio, fuente y fuerza de todo el trabajo testimonial de la Iglesia.

La experiencia original de un don entregado y recibido en libertad, es el fundamento de

toda donación y de toda interdonación. La fe es una experiencia de donación de amor y

quien tiene esa experiencia la comunica. Sin esa experiencia puede haber ética social, pero

no ética social cristiana, es decir, una ética de interdonación y de testimonio.

5. METODO DE LA NUEVA EVANGELIZACION.

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La experiencia de la fe es la condición inicial del anuncio del evangelio y del testimonio de

Jesucristo. De esa experiencia brota la misión como testimonio de vida, testimonio que

exige formación en comunidad de fe. Esto plantea el problema de la identidad propia como

testigos y la forma de presentar el testimonio. Por eso, la lógica del cristiano va en la línea

de experiencia- testimonio- comunidad- formación- misión.

En términos pastorales hay que repensar el método para que el cristiano sea plenamente

cristiano y pueda ser testigo de su ser cristiano. Este método no puede ser hoy un

aprendizaje de memoria de los textos bíblicos o eclesiásticos, ni un cumplimiento

deontológico de preceptos morales, ni una imposición tradicional de ritos y costumbres, ni

una sumisión del espíritu a un dictado de un agente pastoral. El método de la

evangelización, partiendo de la experiencia, lleva una vida nueva, una nueva forma de ver

al hermano, a vivir en “otro mundo” diferente a “este mundo”, constituyéndose en una

propuesta, un estilo de vida, una manera de mirar, que hace de la vida una “vida bella”,

digna de ser contemplada por otros y seguida por convicción. No conduce, por tanto, el

mundo hacia una nueva cristiandad sino a un mundo con sentido plenamente humano

donde los cristianos son la luz que ilumina el sendero.

La línea de experiencia- testimonio- comunidad- formación- misión se puede explicitar así:

- Experiencia de Dios. No hay una sola forma de experimentar a Dios pues él se

manifiesta donde quiere y como quiere. Puede darse la experiencia mística de quien

cambia su vida por la aparición de una presencia innominable como sería el caso de

los grandes místicos. Pero puede ser también un instante revelatorio (un flash

místico) que se da cuando se escucha una palabra, se asiste a una celebración

litúrgica, se lee una narración experiencial, se contempla la naturaleza o una obra

artística. O se puede dar la experiencia cuando se vive una situación difícil como la

muerte, un accidente, un evento extraordinario en la vida ordinaria. Cuando se ve a

Dios a través de la vida de una persona (“el santo es transparente y deja ver a Dios

en él”) se tiene una especial revelación, como también cuando se vive en un

ambiente (material y espiritual) religioso en una comunidad de fe. La reflexión

sobre el hecho de existir y estar en el mundo, la experiencia del puro amor que

incluye eros y ágape, la mirada atrás a la existencia vivida, son “lugares” del

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llamamiento de Dios. Esta experiencia no es una auto-reflexión sobre sí mismo que

lleva a un gnosticismo (autosalvación) sino a escuchar y ver el amor que viene de

afuera, de Dios. De ahí que tampoco pueda reducirse a una relación voluntarista o

idealista con Dios (“Yo decido amar a Dios” sino “Dios me amó y yo amo”). La

experiencia provoca inmediatamente la conversión entendida no como un esfuerzo

de la voluntad por cambiar, sino como volver a aquel que me ha amado y ha

cambiado mi mundo. No es un esfuerzo por evitar las tentaciones, sino un volver

con todo el corazón al amor. Quien siente el amor, cambia de manera de obrar y de

ser, de pensar y de conocer, quiere hacer nuevas relaciones y entrar en comunión

con todos. Convertirse es ser otro, ser aquel que ha sido amado y deja el “viejo

mundo” y recrea “otro mundo”. Como nuevo estilo de vida, requiere otra

comunidad y otro comportamiento.

- Testimonio. Quien ha tenido la experiencia la cuenta, quien ha sido testigo del

acontecimiento narra lo vivido. Automáticamente quien ha sido llamado sale a

contar lo experimentado. Hay en la experiencia una fuerza insoportable que conduce

a la comunicación y a hacer partícipes a otros de esa experiencia de tal manera que

los otros se sientan impelidos a tener la misma experiencia. Se recupera la categoría

de la narración de la experiencia sobre la conceptualización de las creencias.

- Comunidad. El gran peligro de la experiencia es que pueda conducir a un infinito

subjetivismo. Por eso, la comunidad guarda la experiencia del grupo y quien ha

tenido la experiencia forma comunidad de experiencia. Eso es la iglesia para los

creyentes: la comunidad de quienes han tenido la experiencia de Dios en Jesucristo

y miran a la “tradición” como historia de la experiencias de Dios en la vida de la

comunidad. La tradición es así guardiana de la experiencia en la historia, y no

simplemente una norma de acción.

- Formación. La narración de la experiencia se comprende más dentro de la

comunidad que enseña la tradición. Así la experiencia del individuo se entiende y

comprende dentro del gran flujo de una comunidad que vive de la experiencia de

Dios. Los procesos formativos ayudan a la comprensión de lo vivido y a la

formación de una comunidad de testigos, que cuentan lo ocurrido, no que dominan a

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los que no tienen la experiencia. Se autocomprende la experiencia dentro de una

nueva manera de vivir el mundo, un estilo de vida que distingue al grupo y un

camino de vida. La formación no se reduce a aprender de memoria dogmas y

preceptos, sino a instalar a la persona en una tradición de vida como “portador de la

luz” a través del tiempo y el espacio. No se trata de aprender contenidos de

memoria, o meditar intelectualmente una cierta sabiduría. Una auténtica formación

cristiana para el día de hoy es un aprendizaje vital, aprender a vivir plenamente:

descubrir en el día a día las exigencias del evangelio, pues poco serviría una lista de

dogmas y herejías aprendidas de memoria. Lo cultural, lo teológico y lo espiritual se

gozan, se viven, se sienten, se comunican existencialmente, no se dominan

eruditamente

- Misión: la comunidad sabiéndose portadora de la luz, va por el mundo como luz.

Una antorcha que ilumina la oscuridad , no que impide ver la luz, ni impone la luz,

sino que muestra con la luz el camino que se transita. Evangelizar es hacer que otros

acepten la luz que cambia el interior del ser humano y conlleva un nuevo sentido y

un nuevo destino para el mundo. Misión es mostrar la belleza de la fe y provocar en

el otro el deseo de vivir esa belleza. El cristiano bello participa de su belleza al

mundo.

6. Requisitos para la evangelización: Mostración y libertad.

La formación evangelizadora es cuestión de mostración y libertad. Mostración en cuanto el

evangelizador es el que vive una experiencia gratuita que le cambia la vida y tiene una

narración para contar y transmitir a los otros. Esta narración es el evangelio de Jesucristo a

través de la propia vida del evangelizador. Si no hay experiencia para contar, se transmitirá

un texto frío, sin vida, en otras palabras, no habrá nada qué contar. Sólo el que ha tenido

gratuitamente la experiencia y la ha obedecido libremente, podrá mostrar algo: el

testimonio de una fe dada, compartida y vivida. Se muestra gratuitamente lo que

gratuitamente se recibió y se promueve o genera, revolcando la existencia, una respuesta

gratuita y libre en el evangelizado. Una existencia que se dona, provoca la donación de

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otras existencias, en otras palabras, provoca una vida como la de Jesucristo (total

donación). Es algo que se contagia y se expande, no por la fuerza del poder, sino por el

poder del amor que se difunde. Es el amor que llama a la libertad y provoca el seguimiento.

Es esta la experiencia de los primeros cristianos que han experimentado al resucitado y lo

han anunciado con palabras de amor y obras de misericordia.

La llamada a una vida ética se convierte así en llamada a una vida bella, según el hombre

más bello Jesucristo. El pecado es la fealdad de querer permanecer en la vida antigua y no

abrirse a la novedad de una vida bella. Hombres bellos en un mundo bello actuando

bellamente. El hombre bello es como un vitral de una catedral gótica que deja pasar la luz

de Dios a través de él. Los santos son transparentes pues no se muestran ellos sino que

translucen la belleza de Dios. Así, la comunidad y el cristiano son creíbles para el mundo.

Este mundo es el lugar (cielo-tierra) donde se da el testimonio de la nueva creación y el

nuevo hombre. No se abandona el mundo sino que se le transforma en el jardín para el

hombre y se establece el reino de Dios.

¿Dónde ha estado el problema del cristianismo hoy? En el olvido de la experiencia de fe.

Quizá se ha ido en la búsqueda de acomodación al mundo secular, a las técnicas modernas,

a la presentación de un mensaje agradable al mundo, al equiparamiento a agencias de

desarrollo o de ayuda, a un manejo gerencial de los bienes, a una elevación de status de los

agentes pastorales y a una modernización del lenguaje. Pero la experiencia de Dios se ha

olvidado y no se tiene nada que vivir y nada que comunicar. En este caso, se crea el campo

abonado para la búsqueda del éxito individual, de las grandes empresas de desarrollo social

y del mantenimiento de ritualismos sin espíritu. Tarea de la iglesia es pasar por el mundo

como antorcha de luz: “pasar por el mundo haciendo el bien” sin más pretensiones que la

de humanizar profundamente al hombre que está en este mundo con la vivencia del amor de

Cristo. El evangelizador testimonia la experiencia de Cristo en la vida del hombre

(mostración) y provoca por la belleza de la experiencia, la respuesta libre del interpelado.

La actitud profética se da en la misma vivencia de la experiencia. Profeta hoy no es quien

vive criticando sistemas y personas con actitudes, a veces, guerrilleras o terroristas, o quien

vive quejándose amargamente de la pérdida de valores. El profeta no es el resentido del

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momento que condena al mundo. El profeta verdadero es el que vive la belleza de su

experiencia y de por sí es ya un criterio para el mundo. “Mirad cómo se aman” es el espejo

donde el mundo puede hacerse su propio juicio.

La vida nueva en Cristo es exigente, pues ya se trata de vivir de otra forma, en otro mundo,

con otros criterios. Y esto hay que presentarlo. El éxito de muchos nuevos movimientos

eclesiales radica en su capacidad de exigencia; presentar el evangelio con todos sus

requisitos, sin modernizaciones, atenuaciones o comprensiones seculares. “Para vivir bueno

y cómodo, no hay que ser religioso” es la respuesta de muchos jóvenes a las comunidades

cristianas que se han aburguesado. El que ha tenido la experiencia siente que su vida ha

cambiado y cambia de dirección como en el caso de San Pablo. De todos modos, quien

tiene la experiencia es “distinto” a los demás. En esta “distinción” aparece su especificidad

y su legitimidad. Si soy como los otros, seré un buen hombre secular pero tal vez no un

buen cristiano. Este ser distintos implica lógicamente una manera de vivir distinta, un estilo

distinto, unas actitudes distintas, y de aquí se pueden sacar todas las conclusiones que se

quiera. Vivir el evangelio puede significar nadar contra la corriente y tomar decisiones que

no son seductoras para el mundo común y corriente (el seculum).

La liturgia es un momento culmen donde se hace presente la experiencia, se vive la fe, se

anticipa el reino, se hace santos a los creyentes y se envían a mostrar el camino de

Jesucristo. La liturgia requiere su tiempo: ambiente, decoración, duración proporcionada,

homilía breve y vivencial, clima de estar en “otro mundo, otro tiempo y otro espacio”.

Celebraciones eucarísticas de 20 minutos, homilías de media hora, avisos que contradicen

todo lo dicho en la celebración, regaños inoportunos… ocultan el verdadero sentido de la

liturgia y se convierten en tiempo perdido.

8. TECNICAS PARA LA NUEVA EVANGELIZACION

En términos generales, el método de la nueva evangelización es el testimonio de la

experiencia de Dios en Jesucristo.

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Pero ese método requiere técnicas. Algunos creen que la evangelización no requiere

técnicas sino que basta un buen ejemplo de vida y confiar en el Espíritu Santo.

La técnica es buena, nos ayuda a dejar intervenir a Dios. Hay que saber evangelizar. Tener

un método ayuda y hace cobrar conciencia de que se puede. La técnica además forma para

una vida de evangelización. Hay un proceso que es común a todas las técnicas y que está

bien enunciado en el documento de Aparecida (experiencia-conversión, testimonio,

comunidad, formación, misión) .

- Pero siempre la técnica partirá del anuncio del kerigma en formas diversas

respaldadas por el testimonio de toda una vida (comidas, obras de teatro, flashmob,

Cristotecas, discusiones académicas, predicación ambulante, etc). Hay que hablar

directamente de Jesús: Dios te ama personalmente, te perdona y te transforma,

dejando que la libertad del otro decida, no se puede obligar a nadie. Siempre hay

que hablar de Jesús. Si alguien ve que un evangelizador habla de Jesús, se

preguntará y ¿éste por qué cree? Vivir moralmente bien no es suficiente, hay que

hablar de Jesús.

- Pero hay que tener la forma de acoger, recibir y formar a los interesados en el

Kerigma. No se puede simplemente anunciar y dejar a la gente a la expectativa. Se

le debe ofrecer un ambiente cálido para que madure su respuesta y aún su

experiencia. Debe haber una comunidad que acoja, forme, acompañe y dé el

ambiente favorable a la nueva vida, al nuevo mundo que se le abre al que ha

escuchado. Esta comunidad tiene el maestro, catequista, guía, padrino que ayuda a

crecer en un ambiente de amor, amistad, camaradería y libertad. Aquí no hay una

sola forma de acoger, puede ser una pequeña comunidad, una “barca”, un grupo,

una célula, una comunidad familiar, un centro de acogida…. Lo importante es una

comunidad que recibe.

- La vida en la comunidad es formativa. No se trata de un reformatorio, de un

panóptico para vigilar, de una correccional, sino de un lugar donde se vive a

Jesucristo, La sola vida de la comunidad ha de ser formativa per se. Luego se podrá

complementar con actividades según el grado de “conversión” del nuevo miembro:

cursos, paseos, reuniones, celebraciones, etc.

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- La finalidad es que estas personas de la comunidad se conviertan en apóstoles,

misioneros, discípulos que comunican… es decir que vayan a la misión que puede

ser también en forma múltiple según los carismas de cada comunidad.

PELIGROS

- Creer que hay un solo camino para evangelizar, para vivir cristianamente, para

salvarse, para evangelizar. Hay muchas formas de vivir la fe.

- Adoptar un tono apológetico, No se defiende a Cristo y a la iglesia, ellos se

defienden solos. No atacar sino mostrar.

- Creer ciegamente en la eficacia de las técnicas. Sólo sirven si hay testimonio

auténtico.

- Clericalismo. Creer que el si no está el sacerdote presente y mandando, no se puede

evangelizar.

- Volver a posiciones integristas (quedarse en un momento de la historia

cristalizándolo) o fundamentalistas (sólo nosotros nos salvamos).

- Volver a una iglesia de cristiandad donde el cristianismo se considera dominante e

impositivo.

ALGUNAS NUEVAS TECNICAS DE EVANGELIZACION.

- “VOLVER A CREER” ( Barcelona). Xavier Morláns. Ofrecer el primer anuncio

sin presuponer la fe en los asistentes. El centro de su propuesta es el kerygma (el

anuncio de Cristo Salvador), y más aún, presentar a Cristo como respuesta a las

preguntas e inquietudes (para eso antes ha de conseguir que los alejados reconozcan

tener preguntas e inquietudes: trabajo pre-kerygma). Las “Sesiones Abiertas”

ofrecen un camino: promover interrogantes, sembrar dudas, entreabrir una puerta. A

aquellos que les ha picado la curiosidad se les invita a iniciar un proceso. Jesús es la

respuesta, si queréis conocerlo: “Venid y veréis”.

- Células parroquiales de evangelización Don Pigi Perini. (Milán) 1985. Sistema de

células que se reproducen.

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- Sentinelle del matino. Andrea Brugnoli. Formar personas de calidad capaces de

despertar los bautizados a una nueva evangelización. No es una comunidad sino una

universalización del llamado.

- Escuela de evangelización. Braza ardiente. (L´Aquila, 2002). Se aprende a

evangelizar evangelizando. Primera fase: conocer el amor de Dios. Segunda fase:

reconciliarse con Dios y los hermanos. Tercera fase: formación para evangelizar en

parroquias. Medios: Comunidades familiares, células, Cristotecas los sábados,

cursos de evangelización.

- Koinonía San Pablo. Polonia, 1993. P. Marian Krolikowski. Proclamación del

Kerigma y Koinonía. Medios: Puerta a puerta, animación de grupos de oración,

cenas mensuales, lectio divina.

- Koinonía Juan bautista. Ricardo Argañaraz. 1979. Casas de oración, comunidad

de familias, comunidades consagradas.

- Método Alpha. Nicky Gumbel, Anglicano, Londres. 1982. “Alpha: cómo hacer un

cristiano en diez cenas”: el hombre postmoderno sólo entiende lo que puede

experimentar, y sólo es capaz de escuchar si primero ha sido escuchado. El curso

Alpha es un curso de 10 sesiones, es una introducción práctica de la fe cristiana

pensado, sobre todo, para los agnósticos o los que no frecuentan la Iglesia. De

forma desenfadada, en casas, oficinas o iglesias, en pequeños grupos y

compartiendo una cena, se tratan varios temas mientras el Espíritu Santo va

haciendo su trabajo. Destacan los siguientes: El Cristianismo ¿Falso, aburrido,

irrelevante?; ¿Por qué murió Jesús?; ¿Como puedo estar seguro de mi fe?; ¿Por qué

y cómo debo leer la Biblia?; ¿Por qué y cómo rezar (orar)?; ¿Cómo nos guía Dios?;

¿Quién es el Espíritu Santo?; ¿Que hace el Espíritu Santo?; ¿Cómo puedo llenarme

del Espíritu Santo?; ¿Cómo puedo aprovechar al máximo el resto de mi vida?;

¿Cómo puedo resistir la fuerza del mal?; ¿Por qué y cómo debo contar mi fe a

otros?; ¿Es verdad que hoy en día Dios sana a los enfermos?; ¿Cuál es el papel de la

Iglesia?.

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- Opus Dei. La forma de evangelizar es el trato personal, el tú a tú o la amistad

sincera.

- Comunión y Liberación. Fundada en 1954 en Italia por el padre Luigi Giussani.

Escuelas de comunidad

- Focolares. Festivales juveniles, encuentros, grupos pequeños, consagrados en

comunidades.

- Camino Neocatecumenal. El Camino, un itinerario de formación post-bautismal

que crea comunidades cristianas pequeñas, donde la gente se conoce y se apoya.

Fomenta las familias numerosas, genera numerosas canciones de letra bíblica,

anima a la evangelización callejera, suscita familias que se van con los niños como

misioneros al lugar más recóndito

- Nuevos Horizontes. Chiara Amirante. La Comunidad Nuevos Horizontes tiene

como objetivo intervenir en todos los aspectos de las necesidades sociales. Por

eso realiza acciones de apoyo a quien vive situaciones de grave dificultad.

Desarrolla su actividad teniendo en cuenta de todas las realidades de marginación

social comunes entre los más jóvenes. Propone, entonces, unas intervenciones

innovadoras y específicas y un programa de reconstrucción integral de la persona

que une la dimensión psicológica, espiritual y humana. Además propone los valores

de la solidaridad, de la participación, de la cooperación y de la espiritualidad.

Estos son todos elementos imprescindibles para una realización plena de la persona.

Medios: Centros de acogida, centros de escucha, familias de acogida

- Renovaciòn carismática. EEUU 1967. Es la experiencia pastoral contemporànea

de màs éxito. Se insiste en la experiencia personal. Se adapta "a lo que funcione":

grupos profesionales, evangelización callejera, flashmobs, música, cursos Alpha,

Escuelas de Evangelización... si algo no da fruto en un país o en una época, prueban

algo distinto.

- Fellowship of Catholic University Students (FOCUS). Curtis A. Martin, 1998.

EEUU. Evangelizar en las universidades de la forma más eficaz, es decir,

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capacitando estudiantes para que ellos evangelicen a otros, y creando grupos

pequeños de apoyo a los creyentes.

- Comunidades EAS, nacen en París, en el año 1959, fundadas por el sacerdote

redentorista P. Antonio Hortelano. Compartir la vida, la amistad

y la fe, en el seno de pequeñas comunidades

cristianas (católicas) en las que nos comprometemos

a ser amigos para siempre.

- Lazos de amor mariano. 1999. José Rodrigo Jaramillo. Los integrantes del grupo

vivirán una fuerte vida sacramental, sobre todo en lo que respecta al Sacramento de

la Eucaristía, procurando celebrarla diariamente, y la Penitencia cada que se

necesite. Se propondrá llevar a un amor más encendido hacia Jesús y María a toda

aquella persona con quien entre en contacto, como también hacia los Sacramentos y

la Iglesia Católica. El estudio de la Palabra de Dios y de la Tradición apostólica a la

luz del Catecismo y el magisterio de la Iglesia, sentarán las bases doctrinales del

grupo. Medios: retiros espirituales (Inicio y convocatoria), consagración a Jesús por

María, grupo de oración, grupo de formación y oración para matrimonios , vigilias

de adoración al Santísimo.