Mexico Un Pueblo en La Historia 2- Enrique Sermo

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  • Mxico, un pueblo en la historia es una obra auspiciada por la Universidad Autnoma de Puebla. Durante tres aos, esta Casa de Estudios otorg un apoyo sin el cual el libro no podra haber sido conciuido. El rector de esa universidad, ingeniero Luis Rivera Terrazas, el presidente del Comit Organizador de los Festejos del Cuarto Centenario

    de la UAP, licenciado Alfonso Vlez Pliego , y el director del Instituto de Ciencias, doc-tor Jaime Kravsow, pusieron un empeo personal en resolver los mltiples problemas que debieron ser superados. La lista de las personas que ayudaron a su elaboracin con sus comentarios, as como los que se significaron por sus aportaciones tcnicas, es de-masiado larga para que pueda ser reproducicia aqu. A todos ellos nuestro agracieci-miento ms sincero.

    \

    Enrique Semo (coordinador)

    Elsa Gracda y Esperanza Fujigaki , Gilberto Argello, Margarita Carb, Adolfo Gilly

    Mxico

    un pueblo en la historia 2

    UNNERSIDAD AUTONOMA DE PUEBLA

    @Ou~ut.'\[S lf!JQlJ@\y& O[XJ&@~~

  • Primera parte

    La revolucin de Independencia

    ELSA GRACIDA

    ESPERANZA FUJIGAKI

  • I. La crisis de la sociedad colonial

    El notable crecimiento de la econom~a novohispana en el trans-curso del siglo XVIII, particularmente en su segunda mitad, y las reformas aplicadas por la Corona espaola en sus posesiones americanas a partir de 1760, originaron los desajustes econmi-cos y soCiales que iniciaron el derrumbe del sistema colonial do-minante por casi tres siglos.

    La poblacin, fundamentalmente la urbana, crece y el mer-cado interno se dilata. La transformacin de la agricultura y las modificaciones en la estructura interna de la minera originan el auge de la produccin agrcola y minera. Las manufacturas, sobre todo las textiles, se incrementan, y el comercio interior y exterior se intensifica. Las nuevas formas de divisin del trabajo y el auge econmico

    producen tambin el desgaste de las relaciones precapitalistas y depriinen an ms los salarios y el nivel de vida de la poblacin trabajadora. A su vez, propician ei ascenso de los hacendados, el desarrollo de los terratenientes aburguesados y el surgimiento de una incipiente burguesa.

    El pueblo trabajador goza poco del crecimiento econmico . In-dios, negros y castascconforman la heterognea masa de trabajado-res del campo y la ciudad: campesinos, artesanos y proletariado emergente. A su lado, los de.socupados se concentran alrededor de los centros mineros importantes y de las grandes ciudades, para re-alizar trabajos que requieren poca preparacin. Sometidos a un

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  • ciH'OrY\
  • S:t .l)~IlteHClC.IS. "ci~i.- sisterra de ~xplotacin Caracterstico del uu.uv-.~v -. . precapitalista colonial. . .

    .t.e1:m;:se1atpmtes locales de las clases dommantes, es decir, ,,_..,..,_ ... o,. fu:hdonarios .de la capa gubernamental -en la

    _ , ~i-rqmide social- v los comerciantes de la capital - - ;;.;-antigua de la' burguesa- se apropian de una

    S:iallificativa del excedente generado en la Nueva Espa-. Revolucin de Independencia sern la fuerza hegem-

    de la reaccin colonialista, el cual se opondr ~t~~im!tt1c:::a:rneJate atadas las transformaciones que pudieran po-.,~"""'r"'R'fl,. p~ligro la situacin privilegiada de la oligarqua es-

    a sus posesiones americanas la poltica de desamortiza-cin -d~los bienes de la Iglesia, que ya haba emprendido en la> mef:rpeli desde 1798: de este modo, el24 de diciembre de 1804 se ~xpde en la Nueva Espaa Ia "Real Cdula sobre Enajenacin: de Bienes Races y Cobro de Capitales de Capellanas y Obfas.J?aS-"' para la Consolidacin de V al es Reales" . _ - _ :

    Urgido de recursos financieros y empecinado en su lucE-a ' contra las corporaciones, el Estado espaol no se detiene a anali-:. zar el carcter de las riquezas de la Iglesia en la Nueva Espaa, ni la funcin de centro financiero que sta representa para las _ clases propietarias, en partiCular para los terratenientes yla h ur..:. guesa en ascenso. En efecto, el mayor poder econmico de la Iglesia no est en: las propiedades races, que podan ser afecta-das sin provocar graves desequilibrios: es la parte de la cdula que se refiere al cobro de capitales la que tiene implicaciones descapitalizadoras para la economa en su conjunto. .

    Durante muchos aos el capital dinero en manos de la Iglesia, proveniente en lo fundamental del Juzgado de Capellanas, se haba invertido en un alto porcentaje en hipotecas y prstamos refaccionaros, a un inters del 5 o 6 % . El plazo que se fijaba para el pago de la deuda era de cinco a nueve aos; pero por lo general, al vencerse ste, se acordaba uno nuevo. En algunas de las "representaciones" que diferentes grupos econmicos hi-cieron para protestar contra la desamortizacin, se calculaba que el monto del capital invertido en esa forma era de alrededor . de 44 millones y que por lo menos el 90 % de las fincas estaban sujetas a hipotecas.

    En esta ocasin, como ya lo haba hecho anteriormente, la . Iglesia acta dividida. Por un lado, el Cabildo Eclesistico _d Valladolid y el Obispo de Puebla, que advierten el peligro-que este tipo de medidas representa para el futuro del rgimen colo- . nial; y por el otro, los altos prelados del clero catlico que partf: cipan en la} unta Subalterna de Consolidacin, responsable-de aplicar la real cdula en la Nueva Espaa. . '<

    La burguesacompradora, poseedora -despus de la lgle- -sia- del mayor capital lquido, ya ha empezado a invertir en)a minera y en la agricultura, en respuesta a las medidas de libera--lizacin del comercio . En esta coyuntura adquier~ hacienda~_y ranchos que muchos propietarios se ven obligados a.vende~:, ante~ la necesidad de ;redimir a .corto plazo sus hipotec,as;:NO: ~s_n~.r~

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  • . . . . . . os de minas, terratenientes, muchos ranche:os, '"~'\''1' . .U'l.f"' '' ''~ ... ~ y;:comerciaptes m:dia~~s y r,equeos: seriamente atec-.............. ,.,,, bnscan impeau su eJecucion. Sm embru:go, a pesar de to-. -~azones y temores que la aristocracia cri~lla aduce en. sus famos-aS.rept:esentaciones (entre ot~as las del, ~n~unal ~e Mme-

    . ;r]~y~ deL Ayilntamie~to de la. ~iudad de MeXI~o), la cedula de cQ:nSOcladn se aplica a parnr del 6 de sep~~~mbre de .1805. ~- sntre esa fecha v el l4 de enero de 1809, el debt,Itado erano real

    ~. ;eeauda aproxi~adamente. l~ millones de pesos., . !,":;'; .. Candu el ritmo de crec1m1ento de la econom1a novoh1span.a

    ~~~Y ~np'iGZa a descender y las crisis a&ricolas se s~ce?en, esta r:nedi-P

  • ,ac:Onttec~mne.ntc)s que sacuden a Espaa se co~ocen con lJot::,~ .. u .lu;,,t:;, de retraso en la ciudad de Mxico. El 8 de junio

    . no~icias . del levantamiento popular en Aran juez, la .. , d~ Godoy y la abdicacin de Carlos IV en favor de

    f:.as nuevas son recibidas con jbilo por todos los Ociedad novohispana que culpan al favorito de la

    del imperio espaol. Slo el virrey Jos de Iturriga-besu posicin a Godoy, se muestra contrariado y i](~J:M~~tl:J,~;:~u,>deJ;titucin; el 14 dejulio, recibir con alivio la noticia ';W,'V&'f~~t~Jl~'~HJ.dlic;~cim de Fernando VII. t~~ff(i,t'#f.i!;).J.fleAu

  • Fray Melchor de Talamantes, peruano de la orden mercedaria y censor del Daro de Mxico, escribe un largo ensayo titulado "Ideas del Congreso Nacional de la Nueva Espaa" : propone crear una legislatura con poder absoluto e ilimitado y llega a plantear,

    . en forma ms consecuente que el Ayuntamiento, lo que es la in-dependencia de la colonia. Al faltar el rey, expresa, vuelven a la nacin tanto la potestad leaslativa corno todos los derechos y prerrogativas de la Corona.0 El Congreso, seala en sus "Adver-tencias Reservadas", debe llevar en s mismo ". . .las semillas de esa independencia slida, durable y que pueda sostenerse sin di-ficultad y sin efusin de sangre'' .1

    Los miembros del Ayuntamiento y todos los criollos que aspi-ran a una relativa independencia respecto de Espaa, en-cuentran fundamentos para sus pr:etensiones en los escritos de Fray Servando Teresa de Mier. Este ve en la Conquista los orgenes de un pacto social, a travs del cual Amrica se consti-tuy parte integrante de la monarqua, pero como reino inde-pendiente, sin otro vnculo con Espaa que el rey.

    Al conocerse, el 29 de julio, el levantamiento armado del pueblo espaol, las masas novohispanas festejan espontnea-mente la noticia, invocando el nombre de Fernando VII. Para ellas, ei prncipe representa la posibilidad del cambio y el repu-dio al rgimen decadente de Carlos IV. La esperanza de que el heredero modificar el orden de la situacin existente est pre-sente tambin en 1810 cuando el movimiento revolucionario se inicia bajo el grito de "Viva Fernando VII, muera el mal gobier-no!" En este momento concreto del prQceso de destJ,:uccin de la vieja sociedad, el pueblo recurre a las figuras del pasado. "El mito de Fernando VII es una semilla revolucionaria en una en-voltura conservadora. "2

    El pueblo empieza a mostrarse hostil contra los peninsulares, cuando se hace pblico el conflicto del virrey y el Ayuntamie~to con la Audiencia. El5 de agosto lturrigaray convoca a una junta de autoridades, a pesar de las protestas del Real Acuerdo.

    1 Fray Melchor de Talamantes citado en: Luis Villoro, El Proceso ideolgico de la Revolucin de Independencia, Mxico, UNAM, 2a. ed., 1967, p. 45.

    2 Semo, Enrique. "Clases Sociales y Partidos en la Revolucin de Independencia:, en .. Historia Mexicana, Econmica y Lucha de Clases, Mxico, Serie Popular, Era/66, 1978, 2, Ill, p. 222. .

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    LA JUNTA DE AUTORIDADES: LA CONTRADICCIN EN EL BLOQut: DOMitliu.'I!TE

    El 9 de agosto de 1810 se realiza la primera ju."1ta con la presen-cia de la Audiencia y el Ayuntamiento. Estn tambin los re-presentantes -crolios y peninsulares- de la Iglesia, la buro-cracia el eJ'rcito los ;rremios mercantiles y mineros, los terrate-

    ' ' o nientes y la Universidad. Se confirman todos los nombramientos reales, se reconoce a Fernando VII como legtimo rey de Espaa y se acuerda iniciar los preparativos para la defensa d~l reino, en caso de una invasin francesa.

    En esta junta, y en las que siguieron, se hacen cada vez ms evidentes las diferencias entre la Audiencia y el Ayuntamiento, voceros de intereses encontrados. Pero as corno en la oligarqua espaola se descubren posiciones diversas, tambin entre los criollos que sostienen la necesidad de un Congreso existen dos tendencias. Sus perfiles se esdarecen cuando se discute en torno a la composicin del Congreso que sera convocado por el virrey.

    Secundado por el arzobispo Lizana y Beaurnont y muchos nobles novohispanos, el oidor J acobo Villaurrutia representa una de las tendencias del Partido Conservador Independentista. Nacido en Santo Domingo, en el seno de una aristocrtica fami-lia, es el criollo que ostenta el ms alto cargo dentro del gobierno virreinal: Alcalde del Crimen de la Audiencia. Para l, la Junta debera ser "representativa de todas las clases", aunque de hecho en ella slo participaran la oligarqua espaola y la aristocracia criolla. Villaurrutia supone que los sectores populares estn representados por los diputados del Ayuntamiento y propone la incorporacin de slo dos de ellos al Congreso, que constara de veintids miembros.

    El abogado Francisco Primo de Verdad, graduado del Cole-gio de San Ildefonso, miembro del Colegio de Abogados y sndico del Ayuntamiento, representa la otra tendencia. Para l son dos las autoridades legtimas que encarnan al pueblo: ei rey y los Ayuntamientos. Por eso, en el Congreso participaran los djputados de todos los cabildos y la burocracia virreina!. Aun-que tambin se refiere a "las otras clases sociales", al igual que Villaurrutia considera al Avuntarniento como su representante. Para esta segunda tendenci, el control quedara, pues, en manos de los intelectuales que dominan los Ayuntamientos del pas.

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  • Para los miembros del Ayuntamiento, el pueblo son los orga-nismos polticos existentes. As, ellicencado Juan Azcrate con-sidera que la Junta de Sevilla no es legtma, porque est forma-da por Ia "plebe"; el verdadero pueblo -expresa- "no es la gente menuda". El inquisidor Prado y Ovejero anatematiza y proscribe la posicin del licenciado de Verdad, mientras que el oidor Aguirre afirma que las autoridades constituidas no eran pueblo como lo pretenda el sndico. Finalmente, el partido ultramarino se opone a la convocatoria del Congreso y exige el reconocimiento de la Junta de Sevilla, con lo que espera garanti-zar sus privilegios v el statu quo.

    En-la segunda j4nta, el 29 de agosto, se discute s deba re?o-nocerse a la Junta de Sevilla, dos de cuyos representantes hab1an llegado a Mxico . EI-: 1 de septiembre, en la tercera junta, las autoridades analizan qu posicin deben tomar, pues ahora eran los representantes de la Junta de Oviedo quienes llegaban tambin a reclamar su legitimidad. _ _

    As las cosas, en la junta del 1 de septiembre, la Audiencia vota dividida en relacin con el reconocimiento de la Junta de Sevilla, y se aprueba, por mayora de votos, convocar a ,los ayuntamientos de las capitales de provincia para q~e env1en representantes al Congreso que se reunir en la ciudad de Mxi-co . Cuando el 7 de septiembre, durante la quinta junta, Iturri-garay, haciendo caso omiso de las violentas protestas delos espa-oles, intenta definir las bases en las que se convocara al Congreso y quines lo integraran, el rompimiento de la Audien-

    - da con .el virrey y el Ayuntamiento se hace prcticamente defi-nitivo. Mientras tanto, Villaurrutia, comisionado por la Junta de Autoridades, trabaja .en el proyecto del Congreso, al igual -que Fray Melhor de Talamantes.

    .

    LA REACCIN DEL PABTIDO EUROPEO, EL.GOLPE DE ESTADO . Y SCS CONSECUENCIAS

    Los peninsulares saben que si el Congreso se rehliza~~~af~n;,~Ho'., minora frente a la aristocracia criolla apoyada por el' y:UF~X :: Slo les queda un camino: recurrir a la violencia:; evitar :por:la . fuerza !o que no pudieron impedir por la va le~aL _ :- .' _

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    E[ virrey It~l:garay; que tem~ se int~nte despoiarlo .. de su cargo, llama a losregmientos de infantena de Celayay-Agt:Ias-calentes a custodiar la capital. Pero ya es tarde: en la noche del

    15 de septiembre de 1808 antes de que las tropas lleguen a la ciudad de M:eo. -.el acaudalado hacendado y comerciante es-paol, Gabriel de'Yermo, da un golp~ de Estado, apoyado po:ri los comerciantes del Consulado de la cmdad de MeXlco. La des'-titucin violenta del virrey cuenta con la aprobacin del arzobis-po Lzana y Beaumont, de, la Inqui~~ci.? y :Jel Real Acuerdo. Esa misma noche se ordena 1a detenc1on ae Pnmo de Verdad, de Azcrate del abad Guadalupe, de Fray Melchor de Talamantes y

    de otros ~rioilos, siendo ahorcado e1 primero en la misma sala de Cabildos del Ayuntamiento, en Ia que todos ellos se encon-traban .

    Al da siguiente, la Gaceta de Mxco y el Diario de Mx-ico dan la noticia de la destitucin, y afirman que el pueblo se ha apoderado de la persona del virrey y qt:e ha pedido J?pe~iosamente su separacin por razones de utilidad y convemenc1a ge-neral. El comunicado lo suscriben el arzobispo y el Real Acuerdo.

    Los criollos se percatan de que todas las trabas que se oponen a su adelanto derivan de la legislacin colonial y de que la oligarqua espaola, en su .afn por salvagu~rda~,sus pr?J?ios inte~ reses no ha dudado en violentar la orgamzacwn pohhca de la

    colmrla. El nuevo orden ya no se basa en la legalidad tradicional que ellos siempre han acatado, sino en el acto arbitrario, san~ cionado adems podas autoridades coloniales, de un puado de comerciantes peninsulares. -. Con el golpe de Estado, se clausura la posibilidad de obtener la independencia tal y como la conceba la aristocracia criolla: limitada a un cambio en las relaciones existentes entre las clases - . del bloque dominante, sin participacin popular y sin enfrenta-mientos violentos. Su vocero, el Partido Conservador Indepen-dentista, pierde la oportunidad de dirigir la lucha po~ 1~ libera-cin; al estallar la revolucin popular de 1810, se abara con la reaccin colonialista en contra de los sectores populares y de la corriente liberal. .

    A -oartir de este momento la oligarqua espaola, apoyada en el influjo que tiene en la Regencia, toma la direccin absoluta

    del gobierno _ de: la Nueva Espaa. La actuacin. deL nuevo virrey, Pedro Garibay, es tan. evidente en este sentido, que la

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  • propia Regencia, temiendo se agudicen las contradicciones en el seno de las clases dominantes lo stist ituve.

    La oligarqua espaola se percata de que su sucesor, el arzo-bispo Francisco Javier de Lizana y Beaumont, no es el instru-mento dctil que ella desea. As; cuando ste trata con suavidad a los participantes en la conspiracin de Valladolid, los peninsu-lares deciden realizar un nuevo goipe de Estado y solicitar a la Regencia su destitucin. E122 de febrero de 1810 Lizana y Beau-mont es relevado de su cargo. Mientras se nombra un nuevo vi-rrey, el gobierno queda en manos de los oidores de la Audiencia.

    La clausura de la alternativa de independencia sin apoyo po-pular, lleva a los grupos ltberales a transformarse en conspirado-res. En este sentido,. los antecedentes ms importantes del es-tallido revolucionario son las conspiraciones de Valladolid en 1809 y la de Quertaro en 1810.

    En la conspiracin encabezada por el teniente de infantera, Jos Mariano Micheiena, en 1809, participan varios criollos con cierto prestigio en la provincia: el licenciado Nicols Michelena, Fray Vicente de Santa Mara y los militares Jos Mara Obeso y Mariano Quevedo. La Nueva Espaa, ante la desaparicin del rey - expresan los conspiradores- , tiene la facultad de nombrar sus propias autoridades, que resguardarn el pas hasta el retorno de Fernando VII. Planean ganarse el apoyo de los in-dios y mestizos aboliendo los tributos y las cajas de comunida-des, mientras que la adhesin de los soldados se garantizara ofrecindoles buena paga. Suponan que una rebelin bien orga-nizada y con apoyo de las masas, acabara rpidamente con el gobierno ;virreina!, pero la conjura es descubierta y los invo-lucrados aprehendidos .

    La conspiracin de Quertaro, que tiene lugar el ao siguien-te, retoma el proyecto militar de los conjurados de Valladolid y, en el plano ideolgico, la idea - ya expresada en 1808 por la Junta de Autoridades- de establecer un Congreso en el cual los representantes de toda

  • II. La revolucin popular

    Con los acontecimientos que se suceden en ia burocracia virreinal entre 1808 y 1810 - el golpe de Estado y la imposicin de Pedro de Garibay en el virreinato de la Nueva Espaa; la destitucin de su sucesor , Lizana y Beaumont, por su actuacin moderada en el' conflicto entre las clases dominantes-; y el despotismo del gobierno de la Audiencia- , b oEgarqua colonial ha dejado claramente sentado que est dispuesta a utilizar cualquier medio para preser-var su condicin privilegiada. Los sectores ms radicales, que propugnan la tran

  • . .

    alto grado de desarrollo, las contradicciones propias de una so-ciedad en transicin se presentan ah con toda su agudeza. Es Guanajuato la intendencia con mayor densidad de poblacin, habitada por indios que han abandonado sus aldeas para traba-jar y vivir en poblados espaoles, por negros y mulatos libres, por trabajadores de minas y talleres y por una gran cantidad de desocupados.

    Los campesinos reunidos en el atrio del templo de la villa de Dolores, escuchan complacidos a Hidalgo cuando ste les asegura que ya no pagarn ms tributos, dura carga que han sobrelleva-do por casi tres siglos. Despus, invocando el nombre del monar-ca espaol y el de la Virgen de Guadalupe, el cura finaliza la primera. arenga pblica del movimiento declarando: " ... sin patria ni lbertad estaremos siempre a mucha distancia de la verdadera felicidad . .. la causa es santa y Dios la proteger. . . . Viva Fernando VII , viva la Virgen de Guadalupe, muera el mal gobierno y mueran los gachupines".

    Las masas enardecidas empiezan a sumarse espontneamente a la rebelin. A su.paso por San Miguel el Grande, viniendo de Atotonilco, el prroco de Dolores toma el estandarte de la Vir-gen de Guadalupe como bandera de la lucha revolucionaria y asegura que los espaoles pretenden entregar el pas a los invaso-:res franceses. Esta afirmacin no fue formulada deliberadamen-te por los conspiradores para utilizarla como pretexto e iniciar la insurreccin;. sino que -como declarara Hidalgo- habindola escuchado, la " ... dej correr porque no dejaba de contri-buir. . . " al logro de los fines perseguidos . As, la explotacin de casi tres siglos, el fervor religioso del pueblo y el resentimiento ante la deslealtad de los europeos, se conjugan para fundamen-tar la participacin popular en la lucha revolucionaria.

    En San Miguel, que se entrega sin resistencia, se une a la rebe-lin el regimiento de Dragons de la Reina, comandado por Ig~ nacio Allende. El 20 de septiembre, la cada vez ms numerosa columna insurgente toma Cela ya, tambin sin combate. Al da siguiente, mientras las masas incontenibles saquean la ciudad,. los caudillos principales nombran a Hidalgo capitn general, y a Ignacio Allende, teniente general de los ejrcitos rebeldes. ~a . corriente liberal, encabezada por el propio Allendeoy-Aldama;

    ,,,; queda as subordinada al movimien~o popular que}r~ruforma al '-?Ura de Dolores en su vocero y dirigente. . .,:.

    Defendida por el intendente Riao, Guanajuato l ciudad min~ra ms importante, sucumbe al embate insurge~te el 26 de sephen;bre del810. La revolucin ha adquirido, para entonces, un caracter francamente popular. Este proceso se inici en Do-lores cuando un nutrido grupo de campesinos, muchos de los; cuales estaban suietos a relaciones serviles, conform el ncleo' principal del ejr~ito~ A todo lo largo de la lucha este sector, en constante crecimiento, ser siempre el ms numeroso. A su paso por San Miguel y Celaya, rumbo a la ciudad de Mxico, se haban incorporado tambin mineros, trabajadores de los obra-jes, artesanos, pobres de la ciudad y en general masas explotadas urba..'las y del campo. A ellos se unen sectores de la pequea v mediana burguesa urbana y rural, as como integrarlteS de la's capas medas: intelectuales, oficiales del ejrcito, funcionarios de segunda categora y bajo clero, de las que surgirn muchos de los dirigentes del movimiento revolucionario .

    El generalsimo Hidalgo, como lo llama su tropa, nombra autoridades en Guanajuato (ciudad que ha sido tornada despus de cruentos combates), acua moneda y trata de organizar a su ejrcito . Las in asas que lo siguen lo ven como a un santo o a un iluminado. Las formas ideolgicas que adopta la revolucin po.:. pular son muy diferentes de lasque caracterizan a la corriente li-beraL Su sentir se expresa a travs de smbolos, como el estan-darte ~adalupano, o, en uh lenguaje que les es ajeno, por boca de caudillos que provienen de otras clases.

    Los campesinos y trabajadores urbanos, sumidos en la opre-sin, .la miseria y la falta de organizacin, no pueden proyectar por s mismos la posibilidad revolucionaria. Entonces convierten a Hidalgo en la expresin de sus propios intereses, quien deja de . fung~r c~mo criollo ilustrado y se convierte en portavoz de la , concrenc1a popular. Por eso, cuando el prroco de Dolores le-gisla, es el pue~lo quien l.o hace; y si bien el lenguaje que emplea corresponde mas a doctnnas como las de Verdad o Azcrate, en su boca las mismas palabras tienen un significado completamen- te diferentey radiCal. De aqu, el carcter liberador de los decretos de. Hidalgo,. pero tambin sus limitaciones . .

    La toma de V alladoiid por los ejrcitos insurgentes, ell8 de . octubre, no presenta dificultad alguna. Al da siguiente, elcura de Dolores publica un decreto aboliendo la esclavitud y el co~ mercio de esclavos : Rpidamente el levantamiento adquiere el-

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  • f ... .-

    "

    carcter de una lucha de clases. Los Lniciadores del movimien-to, representantes de la aristocracia criolla" plantean como tarea principal la liquidacin del dominio colonial. Sin embar-go, las masas populares, explotadas tanto por la oligarqua espaola como por los propietarios nativos, no se detienen a hacer distingos y se vuelven contra ambos; el antagonismo se manifiesta, desde el primer momento, a travs del saqueo y la destruccin.

    Hasta entonces Hidalgo, comprendiendo el impulso destruc-tor que acompaa al estallido revolucionario, enfrenta los conti-nuos. reproches de Allende y ve con paciencia el pillaje al que sus tropas se dedican en las ciudades capturadas. El carcter violen~ to, anrquico y devastador de la revolucin impulsa a la aris-tocracia criolla, interesada en conseguir ia independencia sin ninguna transformacin en la estructura social novohispana, a unirse a la reaccin colonialista. Es as como la contradiccin entre clases propietariaS y clases populares asciende a primer . plano.

    A finales de octubre, despus del triunfo en el Monte de las Cruces, el ejrcito insurgente llega victorioso a las puertas de ta ciudad de Mxico. Con el camino abierto, Hidalgo, en lugar de entrar a la capital al frente de sus 80 000 hombres,. opta por reti- rarse, tal vez temiendo no poder controlar a sus tropas y buscan-do ampliar el apoyo para el movimiento revolucionario . Como sea, el desencanto no se hace esperar y un ejrcito reducido casi. a la mitad por las deserciones, emprende la marcha a Guadala-jara.

    En Aculco, los insurgentes son derrotados por el jefe realista, Flix Mara Calleja, que con el tiempo se convertira en elms. importante adversario militar de la independencia. En esta ta-rea estar siempre apoyado por las campaas ideolgicas de- la: Inquisicin y de la Iglesia, que anatematizan eL movimiento :y_ . acusan a los rebeldes de herejes y enemigos de la religih.

    Entre los meses de octubre y noviembre la rebelincundep()r distintas regiones del pas: en Tarnaulipas y Texas s qrgap.iza, Gutirrez de Lar a; en Coahuila, N u evo Len y las provinei~s 1!1~-ternas, se levanta en armas Mariano Jimnez; e.n San Luis

    . Potos, pelean los frailes Luis Herrera y Juan Viller.S ;;;,I{afa,e.~,.>'. Iriarte hace lo mismo en Len, AguascalientesyZac;a~~C~ l ',Mo; ~> relos es comisionado por Hidalgo para pelear en:. ~b~l1r;,~ y.:;r~J.fl . .

    . . ... ' .. :., ., : /(~'';_~~;'/~:';,: "{.'""'-'\": .'.~-~ ' . . '

    intendencia de Guadalajara es Jos Antonio Torres auien sos-tiene la insurreccin. - ~ -

    En. Guadalajara, ocupada a finales de noviembre, Hidalgo const~tuye el primer gobierno insurgente, nombrando al aboga-do cnollo Ignacio Lpez Rayn ministro de Estado y de Despa-cho Universal, y a Jos Mara Chico, de importante familia guanajuatense, ministro de Justicia. En esa misma dudad con el fin de propagar los ideales que animan la lucha por la inde-pendencia; se inicia la edicin del peridico insurgente, El Des-pertador Americano .

    Un decreto promulgado en Guadalajara el .29 de noviembre declara abolida la esclavitud en todo ei pas, y establece la li-quidacin de los monopolios estatales en la produccin y venta de tabaco y vino, as como la disminucin de las alcabalas. Desde el principio, Hidalgo y los liberales radicales estn conscientes de la necesidad de terminar con el tributo , la esclavitud y las castas, demandas de las clases populares que sacuden directa-mente los cimientos del despotiSmo virreina!.

    El 3 de diciembre de 1810, dos semanas despus de ocupar Guadalajara, Hidalgo lanza un manifiesto para responder a los carg~s, de hereja que le imputa la Inquisicin, en el que llama a la umon de todos los americanos y propone el establecimiento de un Congreso" ... que se componga de representantes de todas ~as ciud~d~, villas y lugares de este reyno, que teniendo por ob-Jeto prmc1r,a~ mantener nuestra santa religin, dicte leyes suaves, benefiCas y acomodadas a las circunstancias de cada pueblo: el!os entonces gobernarn con la dulzura de los padres, nos trataran como a .sys ~ermanos, desterrarn la pobreza, mo-derando la devastacwn ael reyno y la extraccin de su dinero fomentarn las artes, se avivar la industria ... " . 3 Este edicto' ell: el que retom.a la idea del Congreso expresada por el Ayunt~~

    ~mento ~e la cmdad de Mxico en 1808, ejercera una gran mfluencia sobre Morelos y otros dirigentes tanto de la corrinte liberal como de la popular. ' . . Y a desde la conspiracin de Quertaro, Allende y Al dama, prin-c~pal~ rep~es~ntantes de la corriente liberal en el campo revoiu-ciOnano, s1gmendo las ideas expresadas por ~rimo de Verdad y 3

    . Manifiesto de Hidalgo ctado en Ana Macas, Gnesis del Gobierno Constitucional de Mxico 1808"1820, SEP, SepSetentas, nm. 94, Mxico, D.F., 1973, p. 39 . .

    . 33

  • Azcrate en 1808, proponen la creacin de una junta' presidida por el virrey e integrada por un representa~te de ~ada provin-cia, nombrado por el ayuntamiento respectivo~ Asi, pensaban , se conservara la Nueva Espaa para Ferna~a?_ VII. El ~2 de enero de 1811 en nuevo manifiesto, Allende mena a los cnollos a abandonar ~1 campo realista y pasarse a las filas insurg~ntes .

    Ninguna de las medidas decretadas por Hidalg? e~ la pnmera etapa de la revolucin afecta los elementos. feudal~s ae l~ e~tr~ctura novohspana. En realidad, las resoluciOnes deJaban m~ac ... os la servidumbre, el peonaje por endeudamiento y la propiedad latifundista. Slo en el decreto del 5 de diciembre, en el que se ordena la :restitucin de las cajas de comunidades y de las tie:ras de los indaenas con la prohibicin de volverlas a dar en arnen-do, se hac: refe;encia al problema agrario . Sin embargo, aun es-ta tmida legislacin origina fuertes conflictos en el campo revo-lucionario. .

    Las diferencias entre Hidalgo y Allende no son sino un refleJO de la contradiccin que existe entre los liberales moderados Y la corriente popular y sus voceros, en relacin .~on el papel que de-sempean las clases populares en la revoluc10n . El mismo Allen-de manifestara ms tarde aue si debieron enardecer al pueblo, fue para servirse de l en la

    4

    consecucin de sus fi~espolticos, Y no para obedecer los dictados de las masas. A n;edida. qu~ el ~ovimiento avanza, el liberal moderado buscara restnng1r la m-surreccin a batallones disciplinados que le permita11 frenar la participacin popular, violent~ y d~sordenada . Los desacuerdos con Hidalgo se profundizan aun mas cuando Allende se percata en Guadalajara que al dirigente radi;al ya n~ l~, agrada que se nombre a Fernando VII, quien, segun su opm10n, es la causa principal del levantamiento. . Mientras esto sucede, la revolucin popular enfrenta graves

    reveses en el campo de batalla. Derrotados en Puente de Calde-rn, los insurgentes se retiran a Agua~~aliente~, en tar:to que las tropas realistas, comandadas por Fehx Mana CalleJa, e.ntran vctorosas a la ciudad de Guadalajara (principal centro ~nsurgente en esa etapa). A partir de este momen~o , se inicia la disper-sin de las fuerzas revolucionarias, oportumdad que aprove~han los liberales moderados para, el 26 de enero de 1811., desp_oar a Hidalgo de la comandancia general y asumir la dueccwn del movimiento. 34

    En Aguascalientes, Allende, nuevo jefe del diezmado ejrcito, y con Hidalgo virtualmente preso, decide trasladarse a Estados Unidos para obtener arm amento con que continuar la lucha. Rumbo a la frontera , en Acatita de Bajn, Coahuila, el terrate-niente criollo Ignacio Elizondo traiciona a los caudillos insur-gentes, quienes son capturados el 21 de marzo y sometidos a juicio en Chihuahua, entre el 7 y el 9 de mayo. Jimnez, Allende y Aldama son ejecutados entre mayo y junio, y el cura de Dolo-res es fusilado el 30 de julio de ese mismo ao de 1811 en el patio del hospital de Chihuahua.

    La muerte de Hidalgo y sus compaeros es la derrota de una alternativa independentista con participacin popular, aunque limitada por la corriente liberal a transformaciones anticolo-niales y reivindicaciones de las clases propietarias nativas . La corriente liberal se vio rebasada por las masas y no recibi el apoyo de la burguesa novohispana, cuyos intereses en realidad representaba . En ese momento, como suceder nuevamente en 1815, cuando los voceros de la burguesa emergente, apro-vechando el reflujo del movimiento revolucionario, pretendan asumir su direccin, las clases populares no se dejarn engaar y los abandor:.arn a su suerte.

    LA REACCIN EN EL CAMPO REALISTA

    Por las mismas fechas en que los conspiradores de Quertaro preparan la insurrecCin armada, se efecta en el pas la elec-cin de los diputados que-representarn la Nueva Espaa en las Cortes reunidas en Cdiz.

    A principios de 1810, la Regencia - que a la sazn gobierna Espaa- decide convocar a las Cortes que la monarqua abso-luta haba sumido en el ostracismo por mucho tiempo. Aspecto relevante de esta decisin es el decreto del 14 de febrero de ese ao, que, al ordenar la eleccin de diputados en las provincias americanas , implcitamente reconoce el derecho que stas tienen para participar en las Cortes Generales.

    La disposicin se publica en el peridico oficial ell8 de mayo, dos das despus de haberse conocido en la dudad de Mxico. A finales de mes, la Audiencia convoca a elecciones en las capitales de las provincias de Mxico, Puebla, Veracruz, Yucatn, Oaxa-

    35

  • ca, Michoacn, Guanajuato, San Luis Potos, Guadalajara, Za-catecas, Tabasco, Quertaro, Tlaxcala, Nuevo Len y Nueva Santander.

    En esta primera eleccin, el procedimiento que se sigue es re-lativamente sencillo. El consejo municipal de cada capital selec-cionara, entre los nativos de la provincia, a "tres personajes con talento, educacin e integridad", para que, mediante sorteo, se eligiera a uno de ellos como diputado electo. Aquel que as resul-tare favorecido por la suerte deba salir hacia Europa por la ruta ms corta y esperar la apertura de las Cortes, junto con los dems delegados americanos, en la isla de Mallorca.

    Las provincias del interior . (Coahuila, Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Durango, Nuevo Mxico y Texas) no estaban suje-tas a la autoridad virreinal, sino a la del comandante Nemesio Salcedo, quien recibe directamente de Espaa, la orden de efec-tuar elecciones en las oficinas de la comandancia de cada pro-vincia.

    La Regencia, interesada en garantizar que los dominios ame-ricanos estn representados y previendo que los diputados de las colonias no arribaran a tiempo para el inicio de las sesiones, or-dena el 1 de marzo de 1810 que veintisis americanos, selec-cionados de entre cuarenta residentes en la pennsula, se integren a las Cortes hasta la llegada de los delegados ultramarinos. Siete de estos . suplentes representan a las provincias mexicanas hasta 1814, en vista de que en cuatro de ellas las elecciones no se efec-tuaron o fueron impugnadas, mientras que tres de los dieciocho representantes elegidos en la Nueva Espaa no llegan a tiempo a las Cortes.

    Instaladas el 24 de septiembre de 1810, en las Cortes de Cdiz participan quince diputados electos en la Nueva Espaa y los siete suplentes seleccionados en la metrpoli. Lo ms significati-vo en este proceso es que los intereses americanos estn represen-tados por individuos nacidos en las colonias.

    Los diputados espaoles y americanos se avocan a delinear una Constitucin que, recogiendo los rasgos tradicionales de !a ley espaola, frene los abusos del absolutismo. Los representan-tes de ultramar confan en que la Constitucin termine conlas despticas leyes del sistema olonial y establezca los mismos de-rechos y niveles para las provincias americanas y espaolas,

    .. como se haba prometido en el decreto del 15 de octubre de .1810.

    .. 36

    Los debates sobre la Constitucin dan principio el 25 de agos-to de 1811. Los diputados mexicanos intervienen activamente, en donde. sobresalen las participaciones de Miguel Ramos Arizpe -Coahuila.,_, Mariano Mendiola -Quertaro-, Jos Miguel Guridi y Alcocer - Tlaxcala-, Jos Miguel Gordoa -Zacate-cas- , Jos Beye Cisneros - ciudad de Mxico-, Antonio Joa-qun Prez - Puebla- y Jos Simen de Ura - Guadalajara- .

    La diputacin americana, a la vez que defiende con vigo.das nuevas ideas sobre la soberana nacional, la separacin de pode-res, la igualdad de derechos y privilegios, el gobierno local se-miautnomo y la igualdad de representacin para las provincias ultramarinas, difunde el pensamento del constitucionalismo europeo por toda la Amrica espaola.

    Precipita la controversia el artculo 22, en el cual se propone no otorgar la ciudadana a los espaoles descendientes de africa-nos, excepto en aquellos casos en que probaren haber nacido libres, de padres legalmente residentes en los dominios espaoles y las Cortes decidieran recompensados por servicios importan-tes. Los representantes de las provincias de ultramar perciben en este artculo un inters por negar a las castas, la inmensa mayo-ra de los habitantes de las colonias, los derechos ciudadanos. Con esta medida, los diputados espaftoles pensaban contener las aspiraciones americanas de alcanzar una. mayor representacin en el gobierno de la pennsula y en las posesiones coloniales.

    La mayora de los diputados mexicanos se opone a esta discri-minacin, y asume el papel de voceros de los intereses america-nos. Para Ramos Arizpe, la soberana popular, que incluye a las " castas, da a stas el derecho de participar en la funcin legislati-va y, por tanto, a tener representacin como ciudadanos. En un esfuerzo por conquistar la igualdad de derechos para las castas, propone que se consideren tambin como ciudadanos a los des-cenderltes de padres y abuelos libres que habiten en los domi-nios espaoles, independientemente de su linaje o ascendencia. Sin embargo, su mocin es rechazada.

    Oponindose a los falsos criterios liberales de los diputados es~ paales, el3 de septiembre de 1811 Ramos Arizpe interroga _als Cortes: "Quin ha sostenido para Espaa aquellos vastos domi-nios con su sangre, sino las castas, pues los indios estn .excluidos de la milicia? .. , esas castas; sobre quienes recaen nombresmuy odiosos, son las que reportan en lo general esas terribles cargas y

    37

    -:.:"

  • obligaciones, sufriendo a veces tal opresin, que parece se inten-ta ~xt~~-guir en ellas aun el germen de la genefacn y como im-posibllnarlos para su propagacin". 4 A pesar ae estas objeciones, prevalece el criterio de la representacin peninsular.

    La representacin espaola, en su afn de estrechar an ms el dominio sobre las colonias y conservar su mayora numrica en las Cortes, propone a travs del artculo 91 , que los represen-tantes a las mismas sean mayores de 25 aos y con 7 aos de radi-car en la provincia donde resulten electos, aunque no hubieren nacid? en ella. De esta forma , abren el camino -para que err las colomas puedan ser elegidos peninsulares avecindados y no ex-clusivamente criollos: Aunque los mexicanos insisten en que slo los naturales de cada provincia residentes en ella pueden ser di-putados, su proposicin no es aceptada. , El esfuerzo d~ los representantes espaoles por !imita:r el po-d~r absoluto de1 rey e implantar la divisin de poderes, es fer-VIent.emente apoyado por los mexicanos, quienes buscan, al mis-mo tiempo, mayor autonoma para los gobiernos coloniales . La

    ~epresentacin americana se muestra inconforme, porque Espa-na no torna en cuenta los diversos intereses polticoeconrnicos

    . de las colonias, ni considera que la inmensidad de sus territorios - requiere una compleja administracin, por lo que Guridi y AI-

    c~cer recla:na igual nmero de ministros que los otorgados al go-bierno penmsular. Esta demanda, como tantas otras fue recha-zada en las discusiones parlamentarias. '

    Ramos Arizpe, quizs el ms ardiente defensor de la autono-~a .local, pr.opone una nueva forma de gobierno para las pro-v!ncac; a~encanas: la :'diputacin provincial", que les otorga-na m~yor m~epen~enc1a de la metrpoli. Para Guridi y Alcocer esta diputacwn.reVIste la fon;na .de una legislatura local, repre-sentante de los mtereses proVInciales. Los americanos, dirigidos por ~amos Arizpe, tambin buscan limitar los poderes de virre-yes e mtendentes, para lo cual proponen que no tengan ni voz ni voto en las diputaciones provinciales. Tampoco esta propuesta.

    pro~pera, po~quelos espa~oles comprenden que tal federalismo dar1a demasiada autonorn1a a los territorios de ultramar .

    4 Ramos Arizpe, en Luis Chvez Orozco, Historia de Mxico (1808-1836) Editorial Patria, Mxico D. F., 1948, p. 113. '

    38

    La "Constitucin Poltica de la Monarqua Espaola" es pro-mulgada ell9 de marzo de 1812. En ella se limita el poder real,

    s~ establecen los principios de soberana nacional y de inviolabi-lidad de los diputados, as como una igualdad muy relativa entre los derechos de los peninsulares y los americanos. Avanza en la destruccin del antiguo rgimen, al abolir la jurisdiccin feudal, los derechos seoriaies, el vasallaje y el tribunal de la In-quisicin, y al establecer la sujecin del clero al pago de tributos para la guerra. Instituye tambin la eleccin de los ayuntamien-tos en los municipios, y reimplanta la libertad de prensa.

    El procedimiento electoral que la Constitucin instituye es muy complicado e impide la participacin de representantes po-pulares en los niveles superiores del gobierno. Los diputados se eligen en forma indirecta en tres etapas diferentes: en la parro-quia, en el distrito y en la capital provincial. En la parroquia se escoge un elector por cada 200 habitantes; los electores parro-quiales se renen en los distritos para elegir a los electores ~distritales, y finalmente, en la capital de la provincia, los electores de todos los distritos eligen los diputados a las Cortes, uno por cada 70 mil habitantes .

    Aun9ue ~a Constitucin de Cdiz defrauda la mayor parte de las aspuacwnes de los diputados mexicanos stos desempean una funcin determinante en la transmisin' de las doctrinas li-berales a la Nueva Espaa.

    En este sentido, la representacin legislativa mexicana en las

  • Nueva Espaa al estallar la re~olucn, se reduce ~ tratar de conservar el dominio colonial y a mantener los privilegios de la oligarqua espaola. Al empezar la insurreccin, los penin~ulares tratan de atraerse a los criollos propietarios, enemigos de un cambio profundo en ese momento, buscando identificar sus inte-reses con los de la Corona espaola. Sin embargo, los propieta-rios criollos se muestran cada vez ms reacios a seguir apoyando financieramente al gobierno virreina! de Venegas, quien debe enviar recursos a Espaa para ayudar al sostenimiento de la guerra contra Francia y hacer frente, al mismo tiempo, a las ne-cesidades econmicas derivadas de la lucha contra los insurgentes.

    Tanto [os eircitos realistas como los insurgentes son dirigidos por oficiales riolios e integrados por indios y castas. Atraerlos a su lado es imperioso para ambos bloques, pero en especial para la reaccin colonialista que, prcticamente, no cuenta con la participacin activa de los espaoles en la contienda militar.

    EL MOVJMIE~TO POPULAR SE ORGANIZA

    A P?-Ttir de b. retirada del Mente de las Cruces, cuando Hidalgo decide no tomar la ciudad de Mxico, comienza la atomizacin del movimiento popular. La rebelin cunde a travs del territo-rio de la Nueva Espaa bajo la direccin de caudillos locales. Es-tos son de dos tipos: muchos surgen de las mismas filas del pueblo, como los indios y mulatos que descuellan en las accion~s militares; otros, son antiguos capataces, arrieros, trabajadores e las minas, rancheros, etc ., o provenientes del bajo clero. En ge-neral, las clases populares continan formando el grueso del ejrcito insurgente: indios nmadas, trabajadores del campo y plebe de las ciudades.

    A la muerte de Hidalgo, la participacin en la insurgencia presenta dos variantes fundamentales: por una parte, existe el movimiento espontneo y anrquico de masas que se lanzan a "la bola", sin programas precisos, y por la otra, el movimiento organizado.

    El movimiento popular y espontneo se desgasta paulatina-mente a medida que se debilitan las ideas comunes que lo ani-maban v se frustra la satisfaccin de sus demandas. Por lo ge-.neral, sn miles de personas provenientes de pequeas localida-40

    des que, con armas rudimentarias, se agrupan transitoriamente para apoyar al eircito insurgente organizado o para combatir contra un jefe relista. Poco a poco surge el "bandidismo". Algu-nas de estas partidas se dedican al pillaje y al saqueo: se aduean de los tributos de las villas indgenas, someten a onerosas cargas a los criollos dueos de haciendas, confiscan a los propietarios extranjeros y asaltan camines .

    En todo el perodo de la guerra civil pervivir esta forma de participacin de las masas, especialmente en los momentos de reflujo del movimiento popular. As sucede a la muerte de Hi-dalgo y tambin a la de Morelos. Su importancia disminuye cuando la lucha se presenta ms organizada y conducida por di-rigentes de reputacin nacional .

    Para mediados de 1811, los insurgentes haban perdido la mayora de las plazas importantes conquistadas en la primera etapa de la revolucin, como Guanajuato, Valladoli~ y Guada-lajara. Los pequeos poblados y localidades que aun ocupan quedan en manos de caudillos locales y regionales que defienden celosamente su territorio, no slo de los realistas, sino tambin de la intromisin de cualquier otro jefe insurgente.

    En Sal tillo, antes de que la traicin terminara con sus dirigen-tes originales, Allende y Aldarna haban delegado la jefatura del movimiento en manos de tres insurgentes que se negaron a se-guirlos hacia los Estados Unidos: el abogado Ignacio Lpez Ra-yn, el general Jos Mara Liceaga y el licenciado Arrieta, quien pronto desertara. En el sur, mientras tanto, Morelos se dedica a reunir y disciplinar u~ pequeo ejrcito que rpidamente ob-tiene triunfos importantes, Las tropas comandadas por Lpez Rayn y Morelos representan al movimiento organizado, en_ la segunda etapa de la revolucin.

    Ignacio Lpez Rayn haba sido secretario particular de Hi-dalgo y,- posteriormente, a partir de diciembre de 1810, secreta-rio de Estado y Asuntos Exteriores. A1 asumir la jefatura se apresta a crear un mando central que rena a las fuerzas rebel-des. En un manifiesto lanzado en Zacatecas el 22 de abril de 1811 y en una carta enviada a Calleja en la misma fecha, Lpez Rayn y Liceaga hacen la primera declaracin oficial de los ob-jetivos de la revolucin. En ambos documentos, manifiestan su preocupacin por constituir un Congreso o Junta Nacional que guarde los derechos reales de Fernando VII .

    41

  • La legalidad dei Congreso 1; fundamentan en los mismos ar-gumentos que en 1808 empleara Jacobo Villaurrutia . En la car-ta que envan a Callej a, se refieren a las juntas provinciales es-paolas y a la Junta central de gobierno, como ejemplos que se deben seguir en Amrica para evitar cualquier intento de con-quista por parte de Napolen. Lpez Rayn y sus seguidores representan la continuacin de la corriente liberal en la revolu-cin popular; constituyen el ala conciliadora del movimiento que busca ganarse el respaldo de las clases dominantes para la causa independentista.

    Lpez Rayn se percata de que la constitucin de un poder central es sumamente importante para acabar con la anarqua politicomilitar insurgente . Tambin considera necesario atraer la participacin de los sectores que se encontraban indecisos a causa de ia violencia y el caos. desatados por la lucha espont-nea, as como obtener reconocimiento y apoyo exterior a un po-der legalmente cimentado.

    En el perodo de preparacin de la que finalmente sera la Junta de Zitcuaro , Lpez Rayn entra en contacto con los jefes de las guerrillas insurgentes para lograr su reconocimiento. Al-gunos, como Osorno en Acatln, aceptan que Lpez Rayn asu-ma la jefatura, pero caudillos como los Villagrn - en Jalisco-y Albino Garca -en el Bajo- lo tratan con hostilidad y desprecio. No conocemos "ms junta que la de dos ros, ni ms alteza que la de la punta de un cerro", manifiestan algunos de ellos ante el reclamo de Lpez Rayn por recibir el nombra-miento de "alteza", en su calidad de presidente de la Junta.

    Morelos, en cambio, se adhiere a la idea de formar un congre-so y se compromete a reconocer la autoridad de la Junta en su territorio. Sin embargo, desde el primer momento surgen pro-fundas discrepancias en torno a la figura de Fernando VII, ya que el jefe de los ejrcitos del sur piensa que no se la debe mantener en el programa revolucionario, ni siquiera por razones tcticas .

    Jos Mara Morelos y Pavn, luego de entrevistarse con Hidal-go en Indaparapeo, el 20 de octubre de 1810, se incorpora a la lucha revolucionaria como otro de los tantos insurgentes que surgen del bajo clero . Hijo de un modesto carpintero de Valla-

    . dolid, forma parte de una de las muchas castas existentes en el pas. Con base en un esfuerzo constante logr . ordenarse de

    presbtero, despus de haber sido comerciante y arriero en pe-.,

    queo: haba llegado hasta donde poda aspirar el mestizo en una sociedad como la colonial. Resiente en carne propia la explotacin de los QTandes comerciantes v terratenientes as como las limitacion~ econmicas y sociales' que la estructur~ so-

    , cial novohispana impona a las castas. Dispuesto a comprender la situacin real del pueblo y siguiendo una lnea consecuente de pensamiento y accin, se transforma en el vocero ms autntico de las demandas populares.

    En el momento de la entrevista con Hidalgo, dos son las tareas inmediatas que deben cumplirse en el campo insurgente: propa,. gar el movimient9 por todo el pas y apoderarse de los principales centros econmicos que sostienen financieramente al gobierno virreinal. As es que el generalsimo, en lugar de nombrar a Mo-relos capelln del ejrcito, corno ste lo solicita, decide comisio-nario para que tome Acapulco, uno de los puertos comerciales ms importantes, y extienda la insurreccin en el sur de la Nueva Espaa.

    Morelos inicia en Carcuaro su primera "campaa militar", el25 de octubre de 1810. Aunque fracasa en su ataque a Acapul-co, triunfa en Chilpancingo y derrota a los realistas en Tixtla y Chilapa. Sus victorias aumentan el prestigio de la causa insur-gente y le permiten organizar un ejrcito disciplinado y conve-nientemente armado. Uno de los logros ms importantes de esta campaa es, asimismo, la incorporacin a sus tropas de algunos representantes de la pequea burguesa, como los hermanos Ga-leana, los Bravo y Vicente Guerrero, quienes en el transcurso de . la lucha se transformarn, al igual que Morelos, en dirigentes de la corriente popular. .

    Una vez tomada Chilapa, ell6 de octubre de 1811, el ejrcito insurgente del sur permanece en ella hasta el mes de noviembre de ese ao. Morelos, mientras tanto, realiza los preparativos mi-litares para emprender su segunda campaa, y se ocupa de una" serie de tareas polticas, administrativas y econmicas que refle-jan su programa de transformacin revolucionaria.

    Ya el17 de noviembre de 1810 haba publicado, en Aguaca-tillo, un importante bando, en el cual a nombre de Hidalgo, decretaba que ". . . a excepcin de los europeos, todos los dems habitantes no se nombrarn en calidad de indios, mulatos ni otras castas, sino todos generalmente americanos. Nade pagar tributo, ni habr esclavos en lo sucesivo, y todos los que los ten-

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  • gan sern castigados. No hay Cajas de Comunidades y los indios percibirn los reales de sus tierras como suyas propias". 5 De5de un principio, tambin, se preocupa porque la administracin de las provincias en poder de los insurgentes se rija por nuevos orde-namientos, acordes con lus necesidades del pas. En su bando de Tecpan, del l8 de abril de 1811, declara abolido el estanco del tabaco, J:eglamenta las alcabalas y modifica la divisin poltica de las intendencias coloniales, creando la Provincia de Tecpan.

    Las medidas adoptadas por Morelos hasta este momento, al igual que las aprobadas por Hidalgo, se dirigen fundamental-mente a minar los restos del despotismo tributario enquistados en la estructura colonial y manifiestos. en las formas ms atrasa-das de explotacin, como son: la esclavitud, el tributo, las cajas de comunidades y la discriminacin raciaL Sin embargo, algu-nas de ellas se encaminan ya en contra de los rasgos feudales de la colonia: el sistema estamentario, los estancos y las alcabalas . En forma an muy embrionaria, tambin se refieren al proble-ma de la tenencia de la tierra: " . .. entregarn los justicias las tierras a los pueblos para su cultivo, sin que puedan arrendarse, pues su goce ha de ser ~ de los naturales en los respectivos pueblos" .6

    En el bando dell8 de . abril se vislumbra la inclusin en el programa revolucionario de la idea del sistema parlamentario, bajo la forma de un Congreso Nacional que sustituyera al despo-tismo virreina! imperante. Es por eso que Morelos acoge con en-tusiasmo la proposicin de Lpez Rayn de constituir una Junta Nacional, y eriva como su representante al doctor Jos Sixto Verduzco. El 21 de agosto de 1811, en Zitcuaro, se levanta el acta de instalacin de la Suprema Junta Nacional de Amrica, integrada por Ignacio Lpez Rayn en calidad de presidente, y por Jos Mara Liceaga y Sixto Verduzco como vocales . Queda pendiente la eleccin del tercer vocal, nombramiento que poste-riormente recaera en Morelos. La constitucin de la Junta, no

    5 "Bando de Morelos suprimiendo las castas y aboliendo la esclavitud", en V.E. Le-moine, Morelos, Ensayo interpretativo y coleccin de documentos, UNAM, docu-

    ., . mento 5, pp. 162-163. , : ''', s ~'Borrador de puo v letra de Morelos, sobre control de. impuestos en las comarcas del ;:1 :;~ . ~' ;sur y_entrega de tierras a los pueblos para su cultivo, sin que puedan arrendarse", en ~;~ :':::;~:_emoine, op. cit., pp. 175 -176 . ;. ,.,,~4r.. .

    . obstante considerarse depositaria de Fernando VII, representa el . primer paso en la bsqueda de la formacin de la nacin.

    Lpez Rayn, y en general los liberales que participan al lado de la corriente revolucionaria, ven en la Junta de Zitcuaro la continuacin natural del movimiento iniciado en 1808 y que el golpe de Estado haba truncado violentamente. Este razonamien-to y el hecho cie que en las propias Cortes de Cdiz se cuestionase la legalidad de la Conquista, deciden a algunos intelectuales y miembros de la pequea burguesa, especialmente urbana, que haban permanecido expectantes, a incorporarse al movimiento insurgente. Tal es el caso de Andrs Quintana. Roo, Jos Mara Cos, Fray Vicente de Santa Mara, Carlos Mara de Bustamante, Juan Nepomuceno Rosin y.otros.

    En !.os meses sigufer.tes, L6pez Rayn y los vocales tratan de consolidar la Junta y de contrarrestar la amplia campaa propa-gandstica contrarrevolucionaria desatada por el alto clero y el gobierno virreina!. Con este fin , mientras El ilustrador Ameri-cano publica los boletines militares insurgentes, el Semanaro Patritico Americano presenta algunos lineamientos genera-les delprograma revolucionario. La Junta busca tomar la direc-cin del movimiento, pero nunca llegar a contar ni con el poder ni con el apoyo popular necesarios. A medida que se suce-den las derrotas militares su autoridad sufre serios reveses. El ejrcito insurgente del centro, bajo el mando de Lpez Rayn, huye de Zacatecas a principios de 1811 y de Zitcuaro a finales del mismo ao; y despus de intentar infructuosamente romper el sitio de Toluca, es vencido en Tenancingo. Estos fracasos se _ traducen, al mismo tiempo, en desavenencias entre los miembros de la Junta, quienes se responsabilizan mutuamente de ellos.

    Mientras esto sucede, el prestigio del caudillo del sur va en as-censo. Morelos haba iniciado su segunda campaa triunfando enTlapa, a principios de noviembre de 1811, y dividiendo su ejrcito en tres cuerpos con el fin de ampliar su radio de opera-ciones. Uno de stos, al mando de Miguel Bravo, se dirige a Oaxaca; otro, a Taxco, con Hermenegildo Galeana al frente; el tercero marcha a Chiautla bajo las rdenes directas del propio cura. En Chiautla recibe la adhesin del doctor Jos ,Manuel de Herrera, y en Izcar, poblacin a la que entra el 10 de di-ciembre de ese ao, recibir la de quien llegar a ser el segundo en jefe del ejrcito_independiente: el cura Mariano Matamoros.

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    fii>l:! 'n~ ' l1 :1 ~;...,.,. ,c., . .. Cuatitla _:siguiente objetivo por su carc-;:;.,.nf.t6 nC11itJlCO estratgico~ , las tropas bajo la direccin

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  • Mientras el movimiento organizado alrededor de Morelos va en continuo ascenso. el influjo de la Junta de Zitcuaro- y su di-reccin liberal mod~rada, cada vez ms dividida, estn en fran-co declive. La separacin temporal de los tres miembros de la Junta que se anuncia en El Ilustrador Americano, el18 de junio de 1812; es producto de la agudizacin de los conflictos que se han desatado entre Lpez Rayn y los dos vocales, Liceaga-y Verduzco.

    El25 de noviembre de 1812, Morelos irrumpe en Oaxaca con un ataque preciso y coordinado, aunque sin poder contene~ la violencia y saqueo de su tropa. Con la toma de Oaxaca, capital de la intendencia del mismo nombre y principal centro produc-tor de la grana (segundo producto de exportacin), el territorio de la Nueva Espaa queda virtualmente dividido. Los insurgen-tes controlan y administran las provincias de Oaxaca y Michoa-cn la zona conocida como las Mixtecas, parte de Puebla y de la pro~ncia de Mxico y el centro y sur de Veracruz, as como al-gunas regiones de los valles de Cuernavaca, Cuautla, Toluca y los puertos de Veracruz y Acapulco. Se puede decir que domi-nan la mitad dei territorio nacional. Es en este momento cuando el movimiento y organizacin militar de las masas llegan a su punto ms alto.

    Mientras tanto, el conflicto entre los dirigentes de la Junta de Zitcuaro hace crisis . En una proclama conjunta que lanzan en el mes de marzo de 1813, Liceaga y Verduzco desconocen la autoridad de Ignacio Lpez Rayn, a quien acusan de despotis-mo y de invadir el te~ritorio controlado por el segundo de ellos. El5 de marzo, ambos vocales atacan la vanguardia de las tropas de Lpez Rayn, obligndolo a refugiarse en la regin de Tlal-pujahua, donde casi muere a manos del guerrillero Julin Villagrn, cuando intenta imponer su mando . Ante esas circunS-tancias y aunque la intervenGin del doctor Cos evita mayores enfrentamientos, los intelectuales liberales dirigen sus esperan-zas hacia Morelos, cuyo prestigio contina ascendiendo.

    Los siete meses que comprende la cuarta campaa, que se ini-cia a principios de 1813 con la salida de Oaxaca y culmina el 20 de agosto de ese ao con la capitulacin realista del fuerte de San Diego, son aprovechados por Calleja, virrey de la Nueva Es-paa desde el 4 de marzo de 1813, para reorganizar su ejr~ito y preparar las futuras contiendas militares con notable ventaJa. A

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  • . tir de entonces, la estr~lla militar insurgente ir en franco des-par d f di censo hasta convertirse en un movimiento e ens1vo y sperso a la muerte de Morelos. . . , , .

    con motivo de la ~mplantacin ~e la Conshtucmn ~e .c.adiz la Nueva Espaa, aurante el virremato de Venegas se Irncia en

    el uas el proceso electoral para !a el~in de diputados a las e ft:es de Espaa. Se siguen los lineamientos marcados por la c~nstitucin, que fijaba el princ~~io del siguiente perod.o .;Je tr bajo para marzo de 1813. PreVIendose que las guerras civues

    a se desarrollaban en el nuevo y el viejo continente y que las (~~as distancias haran difcil que los diputados ultramarinos llegaran a ~iempo, !~~sesiones regulares de las Cortes se aplazan hasta octuore ae l81J.

    por decreto del23 de mayo de 1812, las Cortes orde~a~ llevar a cabo reuniones preliminares e~ las capitales de grov~nc1a para

    reparar las elecciones en los remos de la Nueva t;spana, Nueva talicia, Yucatn y en las provincias int~riores de.l este y del~~te; Venegas preside la junta preyarato~~ en la cmdad ?e ~eXIco. Con este fin la Nueva Espana ~e d1v1de en las provmc1as ~e Qa:xaca, Puebla, Tlaxcala, Queretaro, Verac~u~ , V alladohd de Michoacn, San Luis Potos, Guanajuato y MeXIco. Su pobla-

    o'n de acuerdo con el censo efectuado en 1792, durante el Cl . 1 l virreinato de Revillagge~o, es de 2 88? 23~ personas, o que a faculta para enviar 41 diputados_propietanos ~ 14 suplentes.

    En su primera etapa, las elecciOnes parroqmales se celebran la ciudad de Mxico el28 de noviembre de 1812. Como todos ~:S electores elegidos son criollos, V enegas decide suspender las elecciones en la provincia de Mxic~ . El Rroceso ele

  • mento adecuado, y en carta del 31 de julio lo acusa de querer usurpar el pode: con la fuerza de las bayonetas.

    La respuesta de Morelos es enrgica. Han sido las derrotas mi-litares de Lpez Rayn y los conflictos entre ste y los vocales de la Junta -seala- los que le han obligado a convocar a un Congreso. Por lo dems, le recuerda que los triunfos militares son efmeros y que nada garantiza que al cabo de un ao existan con-dici~n~ para efectuar la. reunin de Chilpancingo. Tambin le mamhesta que al convocar al Congreso lo hace pensando en la Nacin y que ah terminar su responsabilidad poltica. Por lti-~o, le puntualiza que la asamblea se realizar con su presencia o sm ella.

    Para el dirigente de la corriente plebeya y popular, el Congre-so n~ representa la perpetuacin de su poder personal, sino el medio para. fundar una nacin independiente, con un gobierno r~prese?ta?vo del puebl~. Sin embargo, para alcanzar este obje-tivo es mdispensable uniiicar la participacin militar de las ma-sas y la~o:riente _liberal. J?e ah. la insistencia de Morelos para que p_arhc1pen Lopez Rayon, LICeaga y V erduzco en la confor-macln de un poder central fuerte. Este, de acuerdo con el reglamento expedido por Morelos el 11 de ~e;Jtiem bre de 1813. recaera en el ejecutivo, nombrado por los oficiales del ejrcit

    ~on el grado de generalsimo. En dicho reglamento se estipulaban tambin las funciones del

    Congreso, su organizacin interna y la forma en que se deban . conducir los d~b.ates y promulgar las leyes. Pero quizs uno de los asp~c~?s mas Importantes del documento, sea el que se refiere a 1~ di~s10n d~ P?~e~es, en los tres ramos tradicionales: ejecutivo, leg~slahvc;> y JUdicial. El mayor poder lo concentra el ejecuti-vo, que tiene el derecho de vetar las leyes que considerase noci-vas para la nacin.

    El. l3 de septiembre de 1813, en la preapertura del Congreso, se ehge al doctor Herrera como diputado por la provincia de Te:pan . Al da s!guie~te, instalado el Congreso, Rosins, secre-tano de don J ose Mana, da lectura al magistral documento de Morelos in~itul.ado "Sentimientos de la Nacin". En l se expre-

    s~n las aspiraciOnes de la clases desposedas, algunas demandas liberales y otros anhelos que sern producto de luchas . poste-riores. Mientra_s q':le. al h~blar por el pueblo Morelos clama por un mundo de JUSticia e Igualdad, recoge tambin los intereses

    52

    represen~ados en la corriente liberal y busca, por lo tanto; salva-guardar la propiedad privada y trazar los principios de una re-pblica democrtica y burguesa .

    En el documento se declara la independencia de Amrica res-pecto de cualquier otra nacin o monarqua, y que la soberana dimana del pueblo, quien la deposita en el Supremo Congreso Nacional Americano. Seala la divisin de poderes en las tres ra-mas tradicionales que caracterizan a un rgimen republicano, y el respeto a las propiedades de los individuos y a sus hogares co-mo asilos inviolabies. Arremete nuevam-ente contra la esclavitud y la distincin de castas, insistiendo en que todos los americanos son iguales, diferenciados nicamente por "el vicio o la virtud,. Propugna la supresin de la infinidad de tributos que agobian al pueblo, como la alcabala y el estanco, estableciendo en su lugar. un impuesto uniforme. Buscando la igualdad, .manifiesta en el inciso 12 que," ... como la buena ley es superior a todo hombre, ~as que dicte nuestro Congreso deben ser tales, que ... moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, alejando la ignorancia, la rapia y el hurto". 9

    Algunas de las aspiraciones expresadas en los "Sentimientos", como la abolicin de la esclavitud y los tributos, haban sido decretadas por Hidalgo en los inicios de la Revolucin de Inde-pendencia. Ahora, el jefe suriano las retoma dndoles otro con-tenido: ya no son nicamente producto del impulso destructivo contra el rgimen existente, sino que corresponden a un progra-ma revolucionario que busca transformar la estructura de la so-ciedad colonial.

    La participacin de las masas en el punto ms alto de la guerra civil plantea ia lucha por la tierra. Lleva a la palestra el carct~r antifeudal del movimiento, es decir, la contradiccin que existe entre el conjunto de los propietarios de la tierra, los g,randes mineros, comerciantes y las clases populares, la burgue-sia y pequea burguesa emergentes. En un famoso documento, atribuido a Morelos, titulado "Proyectos de confiscacin de bienes espaoles y de criollos espaolizados'', su autor se pronun.c cia por el establecimiento de un rgimen de pequea propiedad a

    9 "Versin original de los Sentimientos de la Nacin", e~ ibid, documento 110; pp. 370-373.

    53

  • ". . . porque el b.eneficio positivo ?~ la a\(:~onsSi:e Em que muchos se dediquen con separac10n a

    corto terreno que pueden asistir con su trabaio e ~ ~-- ........ - . al1e un solo particular tenga mucha extensin de iructiter'a..,s; esclavizando millones de gentes para que las

    en la clase de gaanes o esclavos cuando .como pronietarios de un terreno limitado" .lo Se

    nu ,.,.,,.ema propi~ de un desarrollo capitalista por la va .agraria, junto con otras demandas populares y :;;~c~:,.::;J~.til;;r~;t~:as~qtie aparecen por vez primera en el ciclo revoluciona-

    l'if:lnne:se ~...,,,.._u~,. estarn presentes cada vez con mayor claridad sociales de los siglos XIX y XX. El papel de la

    a revolucionaria en la independencia es llevar el Historia lo ms lejos posible, planteando cambios

    ""''"' >'-''""u factibles mucho ms tarde . ,~.. ... ., ........ ,,=,,.,y More! os se unen la vertiente ilustrada y la plebe-v;~.x:u. uu movirni :o.; . ;,.,,..;vJJl. J.l:lL J.~;~,_,,, ... .. feudal. Ser bien entrado el siglo XIX cuando cris-,.. ..... ~ . .., _ .~~"~"n"''"'"' '"~., de la sociedad civil, separada de la Iglesia y : ;r;\:/.i~tn}. J;.tl:l> .t.st;:~.ao laico que preconice la libertad de cultos.

    sesin, el l5 de septiembre, los miembros Gonro:es

  • .. d . a que la Amrica continuara sometida. Concluye sv de.seo erlas Cortes de Cdiz sancionaron la esclavitud en

    n o que continente. . r Q R h

    ....... c.-_ . -. -~-. estos acontecimientos, mamnesta m~tana ~o, . an : . de raz los fundamentos de la sociedad, disueltos

    ... .,.J,~,_ ... .....,~. a~ ia antiguaservidumbre ... ~a?a pudo contener tmoetu. .. los pueblos . . . ". 11 El establecimiento del Congre-

    responde a la voluntad de los ciudadanos de las pro-'"' '"'"'''"'~-, y busca orrranizar el ejecutivo, desterrar los abu-

    desinte~esadamente la justicia y abolir las . Ray~ se opone a que la Declaracin ~e Independenc~a nombre del monarca espaol, por cons1dera~ que es pe: -

    ... tt:L;:tl!~lal a la causa insurgente. Argumenta que er: Sal tillo, despu~s .,.;....,,r .. nt de Puente de Caldern, al correrse la v?z de que Hl-~c- . , . ~.:u'""". deseba la total independencia del trono de iOS Barbones,

    . nmero de soldados rebeldes pas a las filas del ejrcito re-Conservar el nombre de Fernando VU, seala, atrae el ..... . y evita que en ultramar se consid~re a la .n.acin in-

    i' .. fieLtene.toe y sediciosa, y co~ e~lo, que se. ~nVIen awnhcs. u~~ralos realistas. Por ultimo, mamhesta que los mmos,

    . ahora y unidos con los dems mexicanos, porq?e se busca nicamente reformar el poder arbmano, ~mter1tari.~l11 restablecer sus antiguas monarquas si se abandonase *";t.SFtk,J';a;;~:ne;nc~()n d~~:se~e la Declaracin de Independencia, Morelos

    :atan.ctona Chilpancingo dispuesto a reanudar la lucha armada, y -- --..::.'----~""' .... Ja desastrosa quinta campaa. No obstante que el ;J"\fi}J:tmpuje-po.pu. J : :tr .. empieza a decaer a partir de ese momento, se

    u.a_.,._.,," .. __ . lasbases para la constitucin del Estado mexicano. . _,. .

    , . :;,:o _: r.

    GULMlNACINLEGISLATIVA DE LA PARTICIPACIN LIBERAL ,,.,_c :'.'L' " , . .LA:CON$Tl1 UCIN DE APATZING.N Y LA CADA DE MORELOS

    ;salir ~{;relo; d~~hhilpancingo, la revolucin popular est en ,. ........ ,. ,~ .... apogeo de su ~orla y su poder. Ocurre entonces lo imprevi-

    " '""" ''"'". del Cong~o que constituye una admirable exposici:l de motiYos de la . de Indepeildencia", en Lemoine, V.E., op. cit., documento 137, p .

    sible y el ejrcito insuraente es derrotado frente a Valladolid el 24 de diciembre de 18'1.3 . Iturbide, que comandaba las tropas realistas, lo persigue hasta la hacienda de Puruarn, de donde el g eneralsimo se retira, dejando a Mariano Matamoros con algu-nos hombres. Matamoros tambin es vencido, el14 de enero de 1814; cae preso y es ejecutado poco tiempo despus.

    El Congreso, que no admite el papel secundario que se le ha asignado, aprovecha los fracasos de Valladolid y Puruarn para reasumir, ell7 de enero de 1814, todos los poderes del gobierno. Despoja a Moreios del poder ejecutivo, aunque le deja el cargo de generalsimo de las armas y le agrega el de diputado por ~uevo Len. En adelante ser el Congreso, ahora ampliado a diecisis miembros, el que dirigir la guerra .

    Morelos acata la decisin de los diputados y el ejecutivo pasa a ser ejercido por una comisin de cinco congresistas. Explicando los motivos de la reforma, Liceaga, a la sazn presidente del Congreso, dice que: "Enseados por la experiencia, hemos cono-cido que el movimiento de la revolucin para que sea ms feliz no debe ser dirigido ni por el capricho de pocos ni por el impulso tumultuario de muchos". 12

    A partir de este momento, las vicisitudes del generalsimo y del Congreso aumentan. El virrey Calleja, a raz de la afortuna-da campaa realista de Michoacn, arrecia sus ataques y obliga a Morelos y los diputados a transformarse en fugitivos. Obligado por los embates del ejrcito virreina!, el Congreso cambia fre-cuentemente de residencia entre el 14 de marzo y el 22 de oc-tubre de 1814. Al mismo tiempo, la comisin responsable de la elaboracin de la constitucin trabaja arduamente en Tiripito, en el mes de julio, y en Santa Ifigenia, entre agosto y octubre.

    Los desastres se suceden uno tras otro. El 29 de marzo de 1814. los realistas ocupan la ci~dad de Oaxaca, la ms importante qu~ haba capturado el ejrcito del sur . Lpez Rayn, comisionado por el Congreso para defenderla, la abandona sin disparar un so-lo tiro. Para mayo se haba perdido tambin la provincia de Tec-pan, incluyendo Chilpancingo y Acapulco.

    Bajo el mando de los congresistas la lucha militar se transfor-ma en rencillas entre los guerrilleros, las cuales se ahondan a

    12 "Declaracin de los principales hechos que han motivado la reforma y aumento del Supremo Congreso", en ibid , documento 160, p. 464.

    57

  • derrotas se multiplican. Morelos censura acre-. -'--poda prdida de Oaxaca y Tecpan; pero

    ,mu1pv responde que, en Oaxaca, los partidarios del genera-:>an negado a obedecer sus ordenes.

    .p-rsurgentes disputan entre s el territorio que an :i 'Lpez Rayn, apenas abandona Oaxaca, penetra en ~~ola, dondeJuan N. Rosins, ~egundo de M~relos, haba _:;id~ rlP~- ' .. - ~- .- . .:.~:~; _ .:.-,;. -- . _,_ -~ '

    ..:--:-~

    guo editor del Correo Americano del Sur- y Andrs Quintana Roo, quien haba dirigido el Semanario Patritico Mexicano . Sin embargo, no puede precisarse con exactitud cul fue la apor-tacin de cada uno de ellos ni ia de los dems miembros del Congreso.

    Los congresistas reciben la influencia de las corrientes ideol-gicas y polticas vigentes, a principios del siglo XIX, en Europa y los Es~ados Unidos, cuyo origen se encuentra en los movimientos intelectuales, sociales y econmicos del siglo XVIII . Toman como arquetipo las ideas expresadas por Rousseau, Locke, Montes-quieu y otros. Muchos de los escritos polticos que utilizan son introducidos clandestinamente en la Nueva Espaa.

    En la Constitucin de Apatzingn se encuentra el influjo de dos corrientes: una que proviene de las declaraciones de inde-pendencia y de las Bills of Rights de las colonias inglesas en Am-rica, y otra que emana de ia Declaracin de los Derechos del Hombre y el Ciudadano y de las constituciones francesas de 1791, 1793 v 1795. A..rnbas fuentes sancionan como derechos hu-manos la libertad, la igualdad, la propiedad y la seguridad social. De ellas tambin surgen las ideas postuladas por los diputados mexicanos sobre la. forma de ejercitar la soberana, la organiza-cin del Estado y el modelo de representacin nacional .

    Algunos autores consideran que los representantes mexicanos, ms que en la Constitucin de los Estados Unidos de 1787, se b~,.. san en la declaracin de derechos de la Constitucin estatal de Massachusetts de 1780, la Constitucin de Cdiz y la serie de ar-tculos publicados por el espaol Alberto Li$ta, e~ el peridico El Espectador Sevillano , entre octubre de 1809 y enero de 1810. El diario~ vocero semioficial de la Junta Central de Sevilla, sos-tiene puntos de vista que para esos aos se consideraban radica-les, como la existencia de un gobierno representativo, la separa-cin de poderes, la supremacia del lgislativo y la libertad de . prensa . Seis de esos artculos fueron publicados en Mxico, con autorizacin del virrey, antes del 7 de septiembre de 1810.

    El "Decreto Constitucional para la Libertad de la Amrica Me-xicana" consta de 242 artculos distribuidos en 28 captulos. Los 6. primeros corresponden al ttulo denominado "Elementos Consti-tucionales", y los restantes al llama do "Forma de Gobierno".

    El primer ttulo se rP.fiere a la religin, la soberana y los de- -rechos y obligaciones del ciudadano . Al declarar a la catlica

    59

  • ;,,, ,,..nnn oficial, los constituyentes salvaguardan la tradi-eh materia religiosa y rebaten las acusaciones de

    de la Iglesia que les hacan los realistas. En __ ~ ---~ _ a la Constitucin gaditana e implica el qs principios de libertad de cultos y de separacin de

    :'el Estado, tit-...1in de Apatzingn considera la soberana como

    -""''-'-'"'".J de dictar leyes y establecer la forma de gobierno que _convenga a los interesados de la sociedad, ... [siendo] , _ sw naturaleza imprescriptible, inenajenable e indivi-

    - '';13 La soberana reside originariamente en el pueblo o con-f;f\:::Jtinto de:ciudadanos, y su ej~rcicio en representantes nacionales, ~)i''C p;::;ea; :en los diputados elegidos por los ciudadanos. Ninguna na-;!~;::

  • ~
  • a Teb.:a~n, que se inicia_ ~l 29 de s~ptiem-bre de 1815,; salir de Uruapan, se constituye una Junta Subalterna - las provincias occidentales y centrales, en pre-,que los integrantes del Congres? fuer~n aprer:endidos _ e11 los combates con los reahstas. Acampanando a ""._, _, .,,.~.... . sus leales tenientes Nicols Bravo y Jos Maria Lo-

    -- vir:r~ Calleja, informado a tiempo de la expedicin, vuel-t:d~ el cerco alrededor de los insurgentes y a perseguirlos

  • ba golpes espordicos a los realistas en V eracruz, la resistencia insurgente se refugia en las fortificaciones de las montaas. Los fuertes ms importantes entre 1816 y 1818 son los del Cporo y de J aujilla, en Michoacn, al mando de Ramn Rayn y Anto-nio Lpez de Lara, respectivamente. En Guanajuato, los del Sombrero y el de Los Remedios, comandados por Pedro Moreno y el padre Torres. En Tamaulipas, el conocido fuerte de Soto la Marina, lugar de refugio de fray Servando Teresa de Mier, construido por disposicin de Francisco Javier Mina en el ao de 1817.

    Mientras tanto, los esfuerzos por constituir un gobierno provi-sional, centralizador de la lucha insurgente, parecen destinados al fracaso. Juan Pablo Anaya, de regreso de los Estados Unidos, disuelve a principios de 1816, en la Hacienda de Santa Ifigenia, la Junta Subalterna de Taretn y aprehende a sus miembros. Al-gunos comandantes de partidas cercanas, inconformes con la medida, se renen en Uruapan y forman una nueva junta presi-dida por Jos Mara Vargas e integrada por el padre Torres, el cannigo Jos de San Martn y Manuel Amador. Acuerdan trasladarse al fuerte de J aujilla, en la laguna de Zacapu, razn por la que se la conoce como Junta de Jaujilla. Tambin en esta ocasin existe resistencia de algunos grupos para reconocer su autoridad. Ignacio Lpez Rayn, como aos atrs, insiste en en-cabezar el gobierno revolucionario, considerndose el legtimo continuador del pensamiento del cura de Dolores. Su oposicin lo llevaincluso a combatir militarmente a la Junta, por conduc-to de su hermano Ramn Rayn.

    Vicente Guerrero, en cambio, en cuanto se entera de la exis-tencia de la Junta enva una carta a Jaujilla en la que manifiesta su entusiasmo por la existencia de un gobierno establecido, que pueda asumir la direccin del movimiento. En la misma misiva informa acerca de su desafortunada campaa de 1816 y solicita se le reconozca el grado de Jefe de las Tropas del Sur, que en marzo de ese ao le haba conferido su ejrcito. Agrega que, cualquiera que fuese la resolucin a este respecto, l y su desta-camento quedaban a las rdenes de la Junta .

    Tales eran las dificultades en el campo revolucionario cuan-do, el 20 de septiembre de 1816, arriba a la capital el nuevo virrey, Juan Ruiz de Apodaca. Su antecesor Calleja se haba

    . mostrado incapaz no slo de culminar su tarea de aniquilamien- .

    : 66 .

    . y . ,- \ .' ,. __ ,._' :> . ..... :, ~ .... ,

    to del movimiento insurgente, sino tambin de superar la difcil situacin econmica poi la que atravesaba la Nueva Espaa.

    Calleja dicta una serie de medidas que al tratar de resolver el problema financiero de la colonia, provocan un gran malestar. Ante el continuo descenso de los ingresos fijos del gobierno virreinal y de los envos regulare$ de oro y plata a la metrpoli, el rechazo de los comerciantes a las monedas de cobre reciente-mente acuadas y - desde 1814- el aumento de la salida del di-nero de los espaoles que abandonan el pas, el gobierno aumen-ta en un 6% la alcabala al comercio interior, reduce los sueldos y - ell5 de noviembre de 1814- promulga un bando que eleva los impuestos sobre las fincas urbanas en 1 O% . Los altos oficiales del ejrcito reaiista, que especulan con el precio de las mercan-cas bajo su custodia, contribuyen a agravar la problem-tica situacin por la que atraviesa la economa. En el comercio exterior, los espaoles van siendo desplazados por comerciantes extranjeros y tambin por algunos criollos.

    El nuevo virrey, Juan Ruiz de Apodaca, impulsa la ofensiva militar y promueve un programa conciliador; promete en una proclama del 30 de enero de 1817, el indulto a todos los insur-gentes que depongan las armas. Ambas tcticas le dan magnfi-cos resultados, y durante los primeros meses de ese ao se les concede amnista a los principales representantes de la clase me-dia: Rosns, el doctor Cos, Osorno, Quintana Roo, Bustaman-te, Juan Manuel de Herrera y Jos Sotero Castaeda, entre otros. En el mes de enero capitulan y se acogen al perdn las tro-pas del fuerte del Cporo, con Ramn Rayn a la cabeza, y los grupos que operaban en Mezcala.. Mientras tanto, las huestes al mando de Mier y Tern son derrotadas en Tehuacn; el jefe rea-lista Antonio Lpez de Santa Anna se ocupa de perseguir a la partida de Guadalupe Victoria, en Veracruz, y Vicente Guerre-ro, junto con Nicols Bravo y sus hombres, son arrinconados en Zacatula por Lamadrid.

    Tal es la difcil situacin del movimiento revolucionario cuan-do ell5 de abril de 1817 desembarca en Soto la Marina la "Divi-sin Auxiliar de la Repblica Mexicana", encabezada por el jo-ven revolucionario espaol Francisco Javier Mina.

    En 1808 el joven Mina, en aquel entonces estudiante de la Universidad de Zaragoza, se une al movimiento de 1iberacin de su patria contra la invasin francesa. Adquiere un singular

    67

  • prestigio por las victorias militares que alcanzan sus tropas en ia-regin de Navarra y el Alto Aragn. Aprehendido en 1810 y d F ' ' L l

    1 t 1 8' .l envia o a rancia, no regresa a su pa1s naLa smo nas a 1 14, cuando Fernando VII ha retomado al trono y deroga de un plu-mazo las Cortes y la Constitucin de Cdiz, productos de la re-volucin espaola .

    Por ese tiempo, la llama revolucionaria pareca haberse apa-gado definitivamente en la metrpoli . El propio ministro Lendi-zbal ofreci a Mina, cuando ste se encontraba organizando un levantamiento en contra del despotismo de Fernando VII y por la restitucin de la Constitucin gaditana, el mando de las tropas destinadas a sofocar el movimiento popular en territorio novohispano. El intento de rebelin, y el haber rehusado el co-metido, le valen ser desterrado. En Inglaterra entabla estrechas relaciones con Fray Servando Teresa de Mier. Financiado por comerciantes britnicos, sale de Liverpool el5 de mayo de 1816 rumbo a Amrica, acompaado por una treintena de militares espaoles, ingleses e italianos, para continuar su lucha en contra del absolutismo.

    Ms tarde, ya en trritorio americano, dira al referirse a estos sucesos: '" . .. me ~ue necesario refugiarme a pases extranjeros,

    ' con algunos de mis compaeros y, animado siempre del amor a la libertadpen~ defender su causa en donde mis dbiles esfuerzos fueseruostenidos J?Or la opinin y-los esfuerzos de la comunidad: en donde ello~. pudiesen ser ms benficos a mi patria oprimida y fatales 'al ti!lno. De las provincias de este lado del Ocano consegJJa"ei usurpador los m edios de obtener su arbitrariedad; en ellas se combata tambinpor la-libertad, y desde el momen-to, la causa de los am~rcanos fue .ma".15

    Bien alcanza a percibir el demcrata espaol que la revolucin emancipadora de Amrica y la lucha contra el despotismo monrquico en la metrpoli no son fenmenos aislados, sino parte del mismo proceso de aniquilamiento del antiguo rgmen.

    A principios de julio, al llegar Mina a Estados U nidos con lato-lerancia del gobierno de . Washington, se dedica a fortalecer la expedicin con nuevos voluntarios, buques y pertrechos milita-

    15 Mina citado por Jos Mancisicor, Hidalgo, Guerrero e Iturbide, Coleccin Grijal-bo, 2a. ed., Mxico, 1970; p. 284.

    68

    res. Aqu, como ya haba sucedido en Inglaterra, son partic~1brmente los comerciantes quienes se aprestan a brindar su auxilio econmico a la empresa libertaria, esperando obtener de ella nuevo~ rr;e:cados . Nueve meses ms tarde, surcan la costa del Gol-fo de NiexlCo alrededor de 300 soldados y siete embarcaciones una de las cuales lleva ahora el nombre de "Congreso Mexicano":

    Ya en la Nueva Espaa, los expedicionarios, deseando ponerse e? contacto con las fuerzas revolucionarias, se detienen poco herr;po en la villa de Soto la Marina; slo el necesario, para or-

    gamz~rse, construir un fuerte en el que se quedara una pequea ~uardt,a, instalar la imprenta trada de Londres y publicar en el Boletm de la Divisin Amdliar de la Repblica Mexicana" una

    proclama dirigida a "los soldados espaoles del Rev Fernando" en el que se les insta a unirse al moVimiento. Finalizados esto~ trabajos, el 24 de mayo de 1817 se internan en el Bajo.

    Un mes ms tarde llegan al Fuerte del Sombrero-, precedidos d~ gran pre~~igio mil~t~r por sus tri~nfos ep el Valle de .Maz y soore el rea11sta Armian en la hac1enda ae Peotillos. cerca de San Luis Potos. Por intermedio del jefe de la IJ'Uarnicin del So~br.ero, Pedro Moreno, hacendado medio que0 desde 1814 se hab1a mcorporado al movimiento revolucionario Mina entabla rela?i?nes con la Junta de Jaujilla. Bajo la divis'a de "Viva la Amenca y n:meran los antiguos tranosl" incita a la poblacin para que se mcorpore a la Divisin Auxiliar.

    Nuevos hechos de armas culminan en victorias sobre Ord-ez, comandant~ general realista de Guanajuato. El 7 de julio, es tomada la, hacienda del marqus del Jaral, guarnicin fortifi-c.ada. Ademas de numerosos prisioneros, la Divisin Auxiliar ob-tiene 140 000 pesos de plata y cantidad de vveres. Debido al re-nor1!.bre que ~dquie~e M~na, los comisionados de la Junta de Jaulilla lo des1gnan efe de las fuerzas revolucionarias a nte el rl d ' - ' -..escontento el padre Torres . Sacerdote oriundo de Michoacn Jos Antonio Torres se haba puesto al frente de una guerrill~ despus de la. rnuert~ de Morelos. A la fecha, ocupaba el fuerte de los Remedios y ostentaba el grado de teniente general, el ms alto otorgado por la Junta hasta entonces.

    Si desde un principio la burocracia virreina! ve con cierto te-mor la campaa emprendida por la Divisin Auxiliar es alarma lo que manifiesta cuando los triunfos recientes abren a posibili-dad de que nuevamente se subleven las provincias del Bajo. En

    69

  • ,.,,&~.m~&ri6urutancias, el virrey Ruiz de Apodaca ordena la con-~~:iff~ntracin de ls fu~~zas realistas para empren,der una gran

    ;.;,fnsiva orientada a desvanecer el terror que en las tropas y en nueblos haban inspirado Mina y su guerrilla de extranjeros, t" . . . d d ,. " 16 .

    > J:JP3.e ala corteda , e su nume~o . . . :::;:{~ El1.2 de julio cte 1817, el virrey pubhca una proclama en la : qu,~latusa al jefe de las f~erza~ rev~l~cionarias de ~e:nbr~r

    ht:intranqulidad en un pa1s casi paCificado, y lo cal1flca cte . .~sa6rieo:o, malvado, enemigo de la religin, traidor a su patria

    o. ~: ~su r:v" . Arrecia la ofensiva militar realista. El fuerte de Soto y fn.:Mafira ya haba cado, a mediados de junio, en poder del jefe .IS'paol Arredondo. Ell 0 de agosto el mariscal de campo Pas-

    ; cual de Lin, fortalecido con un importante nmero de efec-; tivos, sitia el fuerte del Sombrero . Mina, despus de sufrir en . Len su primera derrota en suelo mexicano, intenta auxiliar a

    los ~itiados, pero sus esfuerzos son intiles y el fuerte cae veinte das: despus. Muere ah la mayor parte de las tropas que haban

    .acompaado al guerrillero espaol desde el inicio de su campaa. E'n. estos momentos, la empresa del demcrata espaol est ya

    muy obstaculizada por la anarqua del movimiento y los conflic-tos entre los jefes insurgentes. Torres, resentido, se haba negado

    a; p~rticipar en la defensa del fuerte del Sombrero. Mina, al deci-ditse a emprender la lucha, cuenta con alcanzar el apoyo popu-

    - lat::y.el de los espaoles radicados en el pas. Sin embargo, nunca < ' erl~ra en contacto con Vicente Guerrero y, fuera de algunos

    ca'dillos como Moreno y Encarnacin Ortiz, slo encuentra el r.espldo de los comerciantes liberales de Veracruz. No poda ser

    de otra forma: a su arribo a la Nueva Espaa la revolucin poP,\llar declinaba. Para imprimirle nuevo dinamismo, era ne-cs~:do ofrecer al pueblo algo ms que el concepto abstracto de libertad invocado por un espaol y el restablecimiento de una

    Co~stitucin cuyo espritu, con mucho, haba sido superado por la carta de Apatzingn de 1814.

    H1cia el 27 de agosto de 1817, el mariscal Lin, con alrede-dor_de 6 000 hom bres e importantes pertrechos militares, sitia el ' fuerte de Los Remedios, ocupado por slo 1 500 defensores. Mi-na;, conforme. al plan elaborado con el padre Torres, deba pro-

    ::.,,.~~

    ..~{'~'Instrucciones dei virrey a. Pascual Lin", en Martn Luis Guzmn, Javier lvlina; , '\7/ ijeroe de Espaa y de Mxico, Jmpaa General de Ediciones, Coleccin Letras y ,s:

  • ~t;l:{uUluu~popula:res estn muertos o en prisin. El movimien-perdido desde 18~5 su carcter :nasi~o, y lo~ representa~. O"obierno central msurgente hab1an s1do asesmados el 24 ae ,;,:,.~\-iebr~ro:. pe 1818por el traidor Jos Mara V~rgas, e~miembro

    ::d~lii.;JWJta~ s.lo quedan algunos grupos guernlleros dispersos y, :~~riel-sm. las .tropas de Guerrero.

    ' d tenacidad revolucionaria, Vicente Guerrero, J\i~6;_ de los serio~ descalabros qu~ lo haban obligado a rer:l~ '~ < [arse"el ao antenor, emprende ex1tosa~ente la tarea de r~v1v1r : ,:cen.la :tegi.n surea el fragor de la lucha msurgente. A parta .del ;y .. nies. de septiembre de 1818 y al frente de un ejrcito de aproxi-,,,., ni

  • monarqua espaola; argumentan que, de hecho, Fernando VII es prisionero de los liberales, y que en tanto esa situacin persis-tiera la Nueva Espaa debera regirse por las Leyes de las In-dias . Sin embargo, el virrey Ruiz de Apodaca se ve compelido a jurar la Constitucin el 31 de mayo, luego que los comerciantes de Veracruz, siguiendo el ejemplo de Campeche y Yucatn, haban exigido al general Dvila hacer lo propio, el 26 del mismo mes, en el puerto veracruzano . De esta suerte queda abolida la Inquisicin, se restablece la libertad de imprenta y el8 de junio se convoca