MICHEL FOUCAULT, ¿QUÉ ES UN AUTOR?

E1 problema que articula todo el trabajo intelectual de Michel Foucault (1926-1984) es, según sus propias palabras, el de la verdad y el decir la verdad. En él no dejó de indagar todos aquellos mecanismos -políticos, literarios, disciplinarios, del sujeto, etcétera-que hacen posible la enunciación de una determinada verdad. De este modo, elaboró una "historia crítica del pen-samiento" en la que trató de pensar los mecanismos que hacen aparecer y perdurar las "verdades" que permiten actuar, ser y pensar. El cometido de su trabajo sería, en última instancia, generar discursos, acciones y formas de ser, capaces de romper con las "verdades" establecidas y permitir el surgimiento de subjetividades más libres.

En¿ Qué es un autor?, Foucault problema tiza las certezas vigentes sobre el autor. Trata el concepto como una función en el texto, como un acto de lenguaje que permite decir que hay obra, como la instancia a la que se puede atribuir lo dicho o escrito. Aborda también la posición del autor en diferentes tipos de discurso.

Este texto, resultado de una conferencia, plantea una serie de preguntas a manera de ideas en elaboración. Entre ellas, las condiciones de funcionamien-to de prácticas discursivas específicas. Frente a la instauración de la categoría crítica de "el hombre-y-la-obra", el pensador francés aborda al sujeto escritor como exterior y anterior al texto y que no deja de desaparecer en la escritura. Hoy, la literatura mantiene una relación con la muerte no sólo al convertirse en un sacrificio voluntario de la propia vida del escritor, sino también al desviar éste, en el texto, toda marca de individuación particular.

Con el fin de plantear las consecuencias de la muerte del autor procla-mada por Roland Barthes, problematiza asimismo las nociones de obra y de escritura. Busca, entonces, localizar el espacio vacío que deja la desaparición del autor y analiza, así, la función del nombre propio. El nombre de autor caracteriza un cierto modo de ser del discurso. Más que designar a un indi-

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viduo real, se refiere al estatuto de ese discurso en una cultura, a la ruptura que tal discurso instaura. En suma, la noción de autor es para Foucault un efecto del discurso. De este modo, no todos los discursos están dotados de la función de autor.

En su análisis, Foucault distingue cuatro rasgos del discurso portador de la función de autor: 1) ser objeto de apropiación, la cual, históricamente, ha pasado por distintas fases y diversas modalidades. Los autores surgen en la m edida en que los discursos se vuelven transgresivos; la literatura, a partir de cierto momento, adoptó como propio el imperativo de la transgresión. 2) La función de autor no es universal y constante en todos los discursos. Hoy existe la necesidad de indagar cualquier dato que indique la procedencia y la ubicación de los textos literarios. En cambio, el comportamiento frente a los textos científicos ha variado a lo largo de la historia y dependiendo de la disciplina. 3) La formación de la función de autor no se da en la sola atribución de un discurso a un individuo. Depende más bien de ｯｰ･ｲ｡｣ｩｾﾭnes ejercidas sobre los textos, tales como el tratamiento y el acercamiento a ellos, la consideración de rasgos pertinentes, las continuidades admitidas y las exclusiones practicadas, reglas que varían según la época y el tipo de discurso (poético, filosófico ... ). 4) La crítica moderna define al autor como el principio que explica ya sean los acontecimientos o las transformaciones, deformaciones, modificaciones en la obra de un individuo. Asimismo, es el principio de una cierta unidad de escritura que permite también la absorción de las posibles contradicciones en la obra. Es, en fin, un cierto centro de ex-presión que se manifiesta con un valor similar en diversos tipos de textos.

En los discursos provistos de la función de autor, los signos gramaticales que remiten al autor de un texto no aluden a su persona, sino a un alter ego, distante y distinto de él. Así, los discursos provistos de esta función implican una pluralidad de ego y tal función da lugar a varias "posiciones sujeto".

Foucault habla también de fundadores de discursividad para referirse a ciertos pensadores que han producido, además de su propia obra, posibi-lidades y modos de formación de otros discursos que generan, a la vez, un cierto número de analogías y diferencias. Es el caso de Marx y Freud, quienes abrieron espacios para algo distinto de su propio discurso, diferencia que, no obstante, pertenece a lo que fundaron. Diversa de la constitución de una cientificidad, la cual puede reintroducirse al interior de las transformaciones que de ella se derivan, la obra de estos instauradores de discursividad, lejos de formar parte de las transformaciones ulteriores, se erige como validación teórica de toda proposición que se define en relación con ella. Este tipo de discurso plantea la exigencia de "regreso al origen", que forma parte del dis-curso mismo e implica un olvido esencial y constitutivo de él: lo que esta-

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ba y no se vio y lo que se pone en juego sin estar. Todo trabajo sobre esos discursos modifica el propio discurso fundacional.

Termina la conferencia, seguida por un debate entre los asistentes, pro-poniendo la posibilidad de desarrollar una tipología del discurso y ponien-do en cuestión el lugar del sujeto en el discurso, su papel de fundamento originario.

María Stoopen y Francisco Barrón